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Cuando Dios creó al hombre, no los creó para que estuvieran solos, si no para que
fueran ayuda idónea el uno para el otro. Instituyendo así el matrimonio.
Pero algo pasó, el hombre desobedeció al mandato de Dios, y el pecado
corrompió a los seres humanos, haciendo que la vida en común fuera casi
imposible.
Debido a esto el tema del divorcio se ha puesto en práctica, pero la historia ha
demostrado que siempre fue impuesta principalmente por el hombre, tomando
cualquier causa insignificante.
Y cuando leemos el nuevo testamento, podemos saber lo que Dios nos dice al
respecto. Lo que el Señor dice sobre este asunto que ha dañado al matrimonio e
incluso dentro de la iglesia. Y también lo que algunos de los discípulos dicen con
respecto a esto.
Significado de divorcio:
En su sentido original del griego significa primariamente abandono, estar alejado.
También se define como disolución del lazo matrimonial. Según el Nuevo
Diccionario Bíblico Ilustrado.
EL DIVORCIO JUDIO:
Aunque para el judío el matrimonio era un deber sagrado que debía asumir todo
varón. Entendiéndolo como el propósito y mandato bíblico para ellos era una
obligación, pues correspondía con el propósito divino de la reproducción.
Pero para los judíos, la mujer carecía de valor dentro de la sociedad, situación que
viciaba toda relación matrimonial. La mujer era prácticamente tratada como una
cosa ante los ojos de la ley. La mujer estaba a disposición de su padre o su
marido. La mujer no podía divorciarse por voluntad propia, sino únicamente era el
hombre quien si quería podía extenderle una carta de divorcio, tal y como lo
dispone Deuteronomio 24:1 "Cuando alguien toma a una mujer y se casa con ella,
si no le agrada por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta
de divorcio, se la entregará en la mano y la despedirá de su casa…”
El judío tomando el versículo anterior, para que aceptaran el divorcio de
conformidad con la Ley, sólo bastaba que el varón hubiere hallado alguna cosa
indecente en la mujer. Para interpretar esta razón surgieron dos posiciones dentro
del judaísmo y la primera de ellas decía que la única manera de que la mujer haga
un acto indecente es mediante la falta de castidad o el adulterio. De acuerdo a
esto el varón no podría divorciarse por cualquier otra causa, aún ni siquiera si la
mujer fuese malvada o fuese imposible llevar vida en común. Por otro lado, la
segunda era mucho más flexible para el varón judío, y definía un acto indecente
como algo general, que podría interpretarse ampliamente con cualquier cosa que
desagradara al marido.
Fue la segunda posición la que llegó a tener mayor influencia dentro de la
sociedad judía, el matrimonio se volvió una institución muy insegura, en la cual era
muy difícil la vida en común hasta el punto en que las mujeres de la época
difícilmente querían casarse.
EL DIVORCIO GRIEGO:
El hombre griego se casaba por practicidad mas que por amor, se casaban para
poder tener hijos legítimos que continuasen la familia y le asegurara cuidados en
la vejez, pues en Atenas establecía penas muy duras para los hijos que
desatendían a los padres.
Dentro del mundo griego, estaban más lejos de una vida moralmente correcta. las
relaciones sexuales no tenían prácticamente ninguna limitación, y era
ampliamente aceptado que los varones tuviesen relaciones sexuales fuera del
matrimonio. Además, la cultura griega consideraba que la mujer respetable debía
vivir en un estado de aislamiento, a tal punto que no le era permitido caminar por
la calle sola, ni comer en las mismas habitaciones que los hombres. La finalidad
del matrimonio era entonces que la mujer se hiciera cargo de la seguridad
doméstica mientras ellos buscaban el placer en otra parte.
Parece ser que el adulterio fue bastante común en Grecia a pesar de los riesgos
que conllevaba.
El divorcio en Grecia no requería el más mínimo proceso legal. Él único requisito
exigido al hombre para el divorcio era que despidiera a la mujer en presencia de
dos testigos y devolver la dote íntegra.
También se explica que el divorcio se podía conseguir por mutuo acuerdo o a
petición de alguno de los cónyuges, y lo mejor es que no suponía estigma social
alguno. Simplemente el marido hacía volver a la mujer con sus padres. En cambio,
la mujer debía recurrir a su padre u otro hombre de su familia para que llevase la
petición de divorcio ante un magistrado.
El Divorcio Romano:
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