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Están rechazando la comida de Dios tal como habían rechazado a Dios en Parshat
Beshalach, una acción que atrajo a Amalek. Ahora, después de conocer a Amalec,
rechazan el maná. El resultado es serpientes deslizándose en el merodear.
Tanto las manos de Moisés en la batalla contra Amalec como la derrota de las
serpientes que causaron la muerte se derrotan de la misma manera: levantando los
ojos hacia nuestro Padre en el cielo.
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LA COMIDA DE EDEN
La comida en el Edén era pura; vino de un lugar y tiempo antes de que el bien y el
mal se confundieran y se fusionaran. Comer del árbol del conocimiento del bien y
del mal cambió el mundo. Ahora el hombre tendría que trabajar el terreno.
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OTRO NIVEL
Cuando Dios ordena a los judíos que estén atentos en la batalla épica con Amalek,
la Torá escribe:
Porque dijo, porque el Señor ha jurado que el Señor tendrá guerra con Amalek de
generación en generación. (Éxodo 17:16)
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SERPIENTE DE COBRE
Pero lo que permanece oscuro es esta serpiente de cobre. El término hebreo es aún
más curioso, nachash ha nichoshet, que suena como "serpiente de serpientes". Para
entender esto, debemos revisar la primera vez que se usa el término cobre en la
Torá.
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LA ELECCIÓN
La lección clave en esto es que la elección correcta acerca al hombre a Dios. Los
judíos tenían que aceptar este hecho para poder continuar su marcha hacia la Tierra
Prometida. Allí estarían enfrentando situaciones difíciles, donde las armas tendrían
que ser blandidas.
Sin embargo, este no es el objetivo final. Llegará un momento en que las armas no
serán necesarias:
Y él juzgará entre las naciones, y decidirá por muchas personas; y pondrán sus
espadas en arados, y sus lanzas en ganchos de poda; La nación no levantará espada
contra nación, ni aprenderán más la guerra. (Isaías 2: 4)
Esta fue la habilidad "mágica" de la serpiente de cobre, un conducto que puso a los
judíos en contacto con la elección y, por lo tanto, con Dios. Pero la necesidad de
tales herramientas solo era apropiada, en un mundo posterior al Edén.
Esta es la tragedia más profunda de Parshat Chukat. Con la muerte de la
generación del desierto, todos los detractores deberían haber muerto. Moisés y
Aarón deberían haber guiado a esta generación a la Tierra Prometida sin guerra,
más bien con el espíritu puro y la Divinidad que poseían.
Pero esto no debía ser. Incluso Moisés y Aarón recibieron la sentencia de muerte.
Los años en el desierto fueron largos y tortuosos. En Parshat Chukat están llegando
a su fin, aunque no de la manera que los judíos hubieran querido. El camino de
regreso a Edén seguirá siendo aún más largo, más tortuoso y doloroso, con más
serpientes y otros obstáculos, tanto espirituales como físicos, en el camino.
NOTAS
La idea de las nubes introduce otra conexión, las Nubes de Gloria comienzan en
Parshat Beshalach y cesan en Parshat Chukat. Según el Midrash: "Encuentras que
cuando Aarón murió, las nubes de la gloria se fueron ... Amalek habitó en la
brecha en la frontera,y cuando escuchó que Aarón estaba muerto y que las nubes
de gloria se habían marchado, los atacó de inmediato (Midrash Rabá 19:20)
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Vea Sfat Emet Kitavo 5655, que explica la Mitzvá de Bikurim, los primeros frutos
que compensaron a Amalek, que se describe como el primero entre las naciones.
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Según las glosas arameas de Onkelos la queja en contra de Hashem y de Moshé, se
distingue en su enunciado, de tal modo él traduce: "y se quejó el pueblo contra la
voluntad de Hashem y contra Moshé contendieron diciendo..." Por un lado hay una
rebeldía en contra de la palabra de Hashem y además un reclamo ya escuchado
antes sobre el hecho de haber salido de Egipto y por este motivo encontramos que
nuestros maestros nos enseñan en el Midrash: "los que hablaron fueron los
miembros del pueblo que quedaban del decreto que debían todos morir en el
desierto, estos no tenían tranquilidad y no soportaban sus propias vidas" (Bemidvar
Raba 19.21); y aunque el decreto de muerte fue sobre todo el pueblo mayor de
veinte años, en el último año y como anticipo a la gran alegría de ingresar a la
tierra de Israel, Hashem le perdonó la vida a quince mil personas (Tosafot Baba
Batra 121ª).
"Y envío Hashem contra el pueblo a las serpientes y víboras... entonces vino el
pueblo delante de Moshé y dijeron: pecamos cuando hablamos en contra de
Hashem y en contra tuya, reza delante de Hashem para que nos quite a las
serpientes y rezó Moshé por el pueblo" (Ibíd. 6-7)
Desde el texto podemos distinguir el castigo doble que recayó sobre ellos, así
declara Or Hajayim: "Desde el punto de vista que Israel hablaron en contra de
Moshé, enraizaron su pecado hablando también contra Hashem, por este motivo
les mandó aquello que se originó de su pecado, así escribimos en otros lugares que
de una trasgresión se deriva un dañador". El factor que determina el castigo en este
caso específico, gira en torno a la naturaleza del error en el que incurrieron, por
este motivo el dañador que resultó de esta maledicencia fue la serpiente, que
simboliza dentro de los conceptos de la Torá la primera demostración de un hablar
negativo, crítico y mordaz, así como lo relata la Torá en el libro Bereshit.
Bajo esta perspectiva se explica el hecho de las serpientes en el desierto como una
consecuencia de la expresión mal intencionada del pueblo, de tal forma se
distinguen dos aspectos derivados del pecado, por un lado una entidad llamada
"serpiente" (najash) y por otro una segunda entidad llamada "víbora" (seraf); es
decir este pecado conlleva sobre si la idea de la superficialidad, característica
básica de la adivinación (en hebreo serpiente y adivino provienen de la misma raíz
y por lo tanto están íntimamente conectados), el juzgar livianamente a los demás,
sin profundizar en los temas para buscar el motor regulador la acción humana, es el
dañador manifiesto que se desprende de una serpiente espiritual, cuyo paralelo en
la realidad tuvo lugar en el desierto. Mientras que el segundo concepto indica
destrucción, consumir, es decir se relaciona con las consecuencias de un discurso
mal intencionado, o sea es un dañador que "quema" el alma (el término "seraf"
indica tanto quemar, como una especie de víbora). Agrega además el comentarista
que ambos aspectos en el castigo corresponden al paralelismo presente; cuando se
expresa con el nombre de "serpiente" se refiere al castigo por haber hablado mal de
Moshé; mientras que con el nombre de "víbora" se expresa la gravedad del hecho
de haberse revelado contra el Creador.