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COMÚN DE ENRIQUILLO
A partir del año 1873, se produce la primera gran crisis del sistema capitalista de la
historia, esta dificultad marcó el final de la fase inicial del capitalismo,
caracterizado por una burguesía naciente de pequeñas empresas y libre
competencia —etapa del capitalismo de competencia— y la construcción de
mercados nacionales. La superación de este trance estuvo ligada a la expansión del
sistema económico hacia el exterior. Fue la etapa del imperialismo y la
colonización del resto del mundo por parte de las potencias europeas, la aparición
de las grandes empresas y una creciente importancia de las finanzas y la
internacionalización de la economía.
Una de las particularidades de este desequilibrio fue su larga duración, que afectó
tanto los sectores agrícola, industrial y financiero de todo el mundo industrializado
y generaría posteriores cambios en la sociedad. Diversos factores confluyen para
desencadenar tal desastre; por un lado la introducción de las máquinas de vapor,
algo que agilizaría el transporte entre regiones tremendamente distantes (América
y Europa) y que facilitaría el tránsito de población europea hacia zonas americanas
donde poder labrarse un futuro mejor (principalmente en el campo, gracias a las
facilidades para obtener tierras), así como la exportación de materiales y diversos
productos agrícolas desde el continente americano al europeo, con la característica
de que éstos estarían producidos a coste mucho menor que los mismos producidos
en Europa, trayendo la consecuencia fatal de la miseria rural en dicho continente.
Este escollo creo una situación inusitada, ya que las recesiones anteriores eran de
subsistencia, fruto de la escasez y las hambrunas, de modo que el costo de los
alimentos de primera necesidad se disparaba, reduciéndose el poder adquisitivo y
por ende reduciendo también, el gasto destinado a los productos manufacturados.
En cambio, ahora los países europeos se enfrentaban a una situación desconocida,
un problema nuevo y por lo tanto tenían que plantear una solución diferente. La
revolución agrícola permitió́ mitigar las malas cosechas y contar con reservas. Con
el tiempo se erradicaron los dilemas de subsistencia, pero pensemos que desde la
perspectiva smithiana de la ley de la oferta y la demanda, la sobreproducción, un
exceso de oferta genera una bajada de los precios, de los beneficios y salarios,
además del cierre de empresas y el consecuente aumento del paro y la
conflictividad social.
Como consecuencia directa de este riesgo, los valores de los productos cayeron
hasta en un 40% por debajo de su costo regular, lo que provocó que el precio de
producción resultare menor que el valor de venta, esto impactó de manera directa
en la economía de la República Dominicana, muy especialmente en la Común de
Barahona, pues la madera se comercializaba generalmente con los mercados de
países europeos y con los Estados Unidos de Norteamérica, los comerciantes que
controlaban el negocio de la madera emigraron a otros modelos de producción.
La Gran Depresión de1873 a 1896, “que afectó tanto los sectores agrícola, industrial y
financiero de todo el mundo industrializado”, deprimió la tasación de la madera en los
mercados europeos, esto afectó los cortes de madera en el Distrito Marítimo de
Barahona, traduciéndose en bajas operaciones del puerto de Barahona, lo que llevó
al Poder Ejecutivo a decretar el cierre para la importación en el año1893, del
referido puerto; el argumento utilizado para justificar el cierre fue “que las
operaciones de importación que se realizan por el puerto de Barahona no rinden ni siquiera
la utilidad indispensable para atender a los gastos que ocasiona el tren de empleados
designados para el servicio de aquella Aduana” 1. Este decreto fue derogado por la Ley
de Aduanas y Puertos de fecha 26 de Junio de 1896.
La siguiente carta, es una fuente primaria redactada por los actores del momento,
quienes le explican al Presidente de la República Dominicana, los detalles
minuciosos de cómo fue introducido el café en Chene, perteneciente a la Común
de Enriquillo.
CARTA ABIERTA
Señor:
1
Colección de Leyes, Decretos y Resoluciones. decreto Núm. 3310, de fecha 4 de julio de 1893.
2
El Pueblo Dominicano: 1850-1900, apuntes para su sociología histórica, Harry Hoetink, página 28.
Dos documentos oficiales que entrañan el mismo alto propósito en favor de la
industria agrícola en lo que concierne al cultivo de dos ricos frutos: el café y el
cacao, llamados a constituir en lo futuro una parte considerable de la fortuna
pública, han visto la luz recientemente en los periódicos de la ciudad capital de la
República.
Ambos documentos, señor Presidente, que son ya páginas de buena honra para el
gobierno de la nación, han despertado vivo interés y no menos entusiasmo entre
nosotros, los agricultores de esta vasta y feracísima zona agrícola,- núcleo de la
riqueza territorial de la Común de Enriquillo, - porque con ellos se tiende a
impulsar resueltamente el país por la senda privilegiada del trabajo reproductor,
que es senda de vida, de honra y de provecho, esto es: la plantación de los ricos y
útiles granos del café y del cacao, de universal consumo, y por consiguiente de
universal demanda en el orbe civilizado.
El doble ofrecimiento del decreto ejecutivo: Cincuenta pesos de prima por cada dos
mil matas de café en estado de cosecha, y la exención del servicio militar
permanente, son gajes muy apreciables para el pequeño agricultor necesitado
siempre de ayuda y de tiempo para el logro de sus cosechas.
Más el 27 de Febrero de 1891, hace poco más de dos años, dos entusiastas
autoridades de Enriquillo, el Comandante de Armas el uno, Juan de la Rosa
Arache, y el Alcalde el otro, Manuel de Jesús Santana, convocaron al pueblo en la
residencia de la autoridad gubernativa, con el objeto de conmemorar el día de
gloria de la Patria. Invitose al progresista caballero don Carlos A. Mota para que
contribuyese con su presencia a dar realce a la fiesta patriótica, y el amigo y
protector del trabajo en esta rica porción de la República vino dispuesto a
participar de nuestro entusiasmo. ¡Cómo creció la alegría al verle con nosotros!
¡Cuántas enemistades cesaron, y cuántas reconciliaciones hubo por la eficacia de su
voluntad y de sus consejos!
De ahí data, señor Presidente el cultivo en grande y pequeña escala de los cafetales
que actualmente despliegan sus lozanos y cargados ramos al beso del aire fresco y
húmedo de aquella bendita zona agrícola.
Allí están en víspera de ofrecer óptimos frutos, unos con modesto número de
matas de 1500 a 4000, y otros con un número respetable de plantas prontas al
rendir pingües cosechas. A la cabeza figuran los dos (2) cafetales de los señores
Jaime Mota y Carlos A. Mota con cerca de 150,000 matas; los cuatro (4) de José G.
Féliz, Eliardo Sánchez, José María Vilomar y Martín Féliz, con más de 60,000
matas, y los tres (3) de Miguel Sánchez Nicolás, Ramón y Luis del Monte con
más de 20,000 matas. Luego sigue La Legión de los pequeños propietarios con sus
cafetales en cultivo. A ser necesario enviaremos nota detallada de los mismos al
Ministerio de Fomento.
Que a la Zona Agrícola de Chene no le falte la protección oficial que hasta ahora se
le ha dispensado; que las concesiones del último decreto de primas y exenciones de
servicio lleguen a favorecer a los laboriosos cultivadores de café en la floreciente y
rica común de Enriquillo: y la transformación logrará acentuarse y la fortuna
pública será factor de patriotismo y de amor a la integridad del territorio en el Sur
de la República.