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UNIDAD NO.

HISTORIA DE LA TRIBUTACIÓN EN EL MUNDO

Los tributos nacen como un mecanismo de búsqueda de nuevos ingresos. Fueron implementados por los Estados
para financiar la satisfacción de las necesidades públicas (Gobierno). En este sentido, se puede afirmar que los
primeros recursos tributarios fueron aquellos que el Estado obtuvo mediante el ejercicio de su poder imperio o a
través de costumbres que luego se convirtieron en leyes, en la Roma antigua.

EDAD PRIMITIVA

El origen de los tributos se remonta a la era primitiva, cuando los hombres entregaban ofrendas a los dioses a
cambio de algunos beneficios.

CIVILIZACIÓN EGIPCIA, CHINA Y MESOPONAMIA

Las primeras leyes tributarias aparecen en Egipto, China y Mesopotamia. Textos muy antiguos en escritura
cuneiforme de hace aproximadamente cinco mil años, señalaban que “se puede amar a un príncipe, se puede amar
a un rey, pero ante un recaudador de impuestos, hay que temblar”. En el nuevo testamento, aparece la figura de
recaudador de impuestos en la persona de mateo, siendo este puesto algo detestable y poco santo como lo
manifestaban los primeros discípulos de Jesús cuando iba a comer en casa de éste.

En Egipto, una forma común de tributar era por medio del trabajo físico (prestación personal), para lo cual tenemos
como ejemplo la construcción de la pirámide del rey Keops en el año 2,500 A. C. misma que duro veinte años,
participando aproximadamente unas 100,000 personas que acarreaban materiales desde Etiopia. También se
encuentra en una inscripción de una tumba de Sakkara con una antigüedad de aproximadamente 2,300 años A. C. la
que trata de una declaración de impuestos sobre animales, frutos del campo y semejantes. Por otra parte, en este
mismo reino el pueblo tenía que arrodillarse ante los cobradores de impuestos del faraón, quienes además de
presentar su declaración, tenían que pedir gracias. Las piezas de cerámica en ese entonces se usaban como recibos
de impuestos. En la isla mediterránea de Creta, en el segundo milenio A. C. el rey Minos recibía hasta seres
humanos como tributo.

En China, Confucio fue inspector de hacienda del príncipe Dschau en el estado de Lu en el año 532 A. C. Lao Tse
decía que al pueblo no se le podía dirigir bien por las excesivas cargas de impuestos.

CIVILIZACION GRIEGA

Posteriormente, desde la civilización griega, se manejaba el término de la progresividad en el pago de los tributos
por medio de los impuestos el cual se ajustaban de acuerdo a las capacidades de pago de las personas. También se
controló su administración y clasificación.

CIVILIZACIÓN ROMANA

En la época del Imperio Romano, el Emperador Constantino extiende los impuestos a todas las ciudades
incorporadas “para hacer grande a Roma”, según sus propias palabras, obligaba a pagar los tributos

Igualmente en América, culturas indígenas como la Inca, Azteca y Chibcha, pagaban los tributos de manera justa por
medio de un sistema de aportes bien organizado.
Augusto en Roma, decretó un impuesto del uno por ciento sobre los negocios globales llamado Centésima.

EDAD MEDIA (FEUDALISMO)

En Europa, durante la Edad Media, los tributos los cancelaban los pobladores en especies a los señores feudales, con
los vegetales o animales que crecían en las pequeñas parcelas que les eran asignadas, y a la Iglesia Católica en la
forma conocida como “diezmos y primicias”, de carácter obligatorio y relacionados con la eliminación de posibles
cadenas después de la muerte. Vale resaltar que al conocerse ambos mundos, el impuesto entre comerciantes era
de un buque por flota perdida en los mares.

En la edad media los vasallos y siervos tenían que cumplir con dos tipos de contribuciones: las primeras eran
prestaciones de servicios personales y otras de tipo económico, liquidables en dinero o en especie. Las primeras, de
servicios personales radicaban en prestar el servicio militar, que consistía en acompañar a la guerra al señor feudal,
obligación que se fue reduciendo con el paso del tiempo hasta que en el siglo XIII, sólo era necesario acompañarlo
hasta los límites de determinada región, no muy lejana y por cuarenta días únicamente.

Los vasallos tenían la obligación de prestar guardia en el castillo del señor feudal y de alojar en su casa a los
visitantes del mismo. Este tipo de contribución disminuyo y devino en la obligación de recibir sólo cierto número de
visitantes durante un determinado tiempo u ocasiones al año. Otro tipo de contribución de los vasallos era la de
asesorar al señor en sus negocios, de tal manera que tenían que asistir a las audiencias, las que con el tiempo se
redujeron a tres en el año durante la pascua, el pentecostés y la noche-buena.

Los siervos como parte del tributo en servicios personales, cultivaban las tierras de su señor ciertos días a la semana,
para lo cual, participaba con sus manos o con la fuerza de trabajo de sus animales de carga o con ambos. En esta
época, los obligados a pagar tributo pagaban tasas de rescate, que consistían en el pago de determinadas
cantidades con el propósito de suprimir servicios personales o en especie, así con el tiempo se fueron sustituyendo
los servicios personales por prestaciones en dinero, con lo que nacieron los diferentes tipos de impuestos.

Los impuestos en especie consistían en la participación de los productos de la tierra como gallinas, cera. También se
recibían derechos en metálico o en granos por cada cabeza de ganado, buey, carnero, puerco o cabra. Otro derecho
en especie consistía en que los labriegos estaban obligados a cocer pan en el horno del señor, a moler su trigo en el
molino señorial, y a pisar las uvas en su lagar, lo que generaba ganancias al patrón en derechos por el uso de sus
instalaciones. A estas contribuciones se le denominó Banalidades, porque se instituyeron por medio de Bando,
Pregón o Edicto. El clero recibía un impuesto en especie en forma de vino.

Un impuesto muy común fue el de la talla o pecho, que era pagado por cada familia de campesinos en forma de
dinero o especie; se le llamaba de tal forma porque al pagarlo se hacía una talla con cuchillo en un pedazo de
madera. Al principio el impuesto se estableció en forma arbitraría y posteriormente se logro fijar con cierta
regularidad. Lo recaudado era destinado a diversos fines, como el casamiento de la hija del señor feudal, armar
caballero al hijo, pagar el rescate del señor, adquirir equipo para las cruzadas, etc.

Además existía un impuesto que gravaba la propiedad territorial que también consistía en una talla en madera. Se
dice que en Languedoc, el tributo gravaba solamente el inmueble sin importar la situación económica del
propietario. Para tal fin, sólo se contaba como base un catastro que se iba renovando cada treinta años, el cual
tomaba tres tipos de tierra según su fertilidad. Todo contribuyente sabía de antemano lo que tenía que pagar, pero
si no estaba de acuerdo en el reparto, tenía derecho a que se le comparara su cuota con la del otro vecino de la
parroquia, elegido por el mismo, lo que se llama ahora derecho de igualdad proporcional.

Otro impuesto era el de la mano muerta, que consistía en el derecho que tenía el señor feudal de adjudicarse de los
bienes de los difuntos cuando estos morían sin dejar hijos o intestados. Los colaterales podían pedir la herencia con
el permiso del señor feudal, pero siempre y cuando pagaran un rescate muy elevado que se le llamaba derecho de
relieve. El señor también se adjudicaba de los bienes de los extranjeros que morían dentro de su territorio.

El diezmo formaba parte de los impuestos de la iglesia, mismo que consistía en pagar el contribuyente la décima
parte de todos sus productos.

El impuesto de la barba era común en la Rusia de Pedro El Grande. En tiempos de Felipe III de España, existían los
impuestos de nobleza, que fueron extendidos a títulos y órdenes.

Había un pago por el derecho del servicio de impartición de justicia, que pagaban los siervos y los villanos cuando
comparecían ante los tribunales para solicitar justicia. Como paréntesis, es importante recalcar que nuestra
Constitución en su artículo 17, nos da como garantía individual la gratuidad del servicio de justicia, que a la letra
señala: “Los tribunales estarán expeditos para administrar justicia en los plazos y términos que fija la Ley; su servicio
será gratuito quedando en consecuencia, prohibidas las Costas Judiciales”.

El impuesto de peaje, se cobraba al transitar por determinados caminos o por cruzar algún puente. El derecho por
pasar los puentes se llamaba pontazgo.

Algunos autores nos mencionan que los señores feudales, cobraban derechos por el tránsito de mercancías, por
pasar muelles, por pasar las puertas de las poblaciones. Las mercancías tenían una tarifa dependiendo de la calidad
de las personas y se cobraban los derechos en dinero o en especie. Un ejemplo es que en el año de 1218 todo
mercader foráneo que cruzará por San Owen o sus alrededores para vender especias en Inglaterra tenía que pagar
al castellano una libra de pimienta; el juglar que ingresaba a Paris por la entrada de Petit Chatellet, tenía que cantar
una canción y los que traían monos sabio

EDAD DEL RENACIMIENTO

A partir del siglo XV con el surgimiento de un fenómeno cultural llamado "El Renacimiento" se produce un cambio
esencial en las pautas de comportamiento sociales. Surge el estado moderno y con al también surge una actividad
financiera que deja de ser esporádica e intermitente para ser continuista debido a la aparición de las instituciones: el
ejército y la burocracia, lógicamente la financiación de estas dos instituciones debía hacerse con unos ingresos, que
de manera permanente de recaudar se ciertas categorías impositivas (tributos), pero es a partir de la primera guerra
mundial y sobre todo tras la crisis de 1929 cuando el estado abandona la concepción de estado policía, y adquiere
un protagonismo creciente en la actividad económica de cualquier parte. Es ahí cuando la actividad financiera
adquiere la filosofía de estado intervencionista e inicia una nueva era en el tributo.

EDAD MODERNA

Los impuestos modernos, como los conocemos hoy, se instauraron a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Dentro de los tributos que se crearon en este período, destacaron: el impuesto sobre la renta al exportador, al
importador, al vendedor y los impuestos a la producción, entre otros (la cadena productiva).

Su ordenamiento jurídico a través de la codificación tuvo un antecedente histórico en Alemania en 1919. El primer
intento ser verificó sobre la base del Proyecto de Enno Becker con el título de Ordenamiento Tributario del Reich.

HISTORIA DEL TRIBUTO EN GUATEMALA

La primera época de la conquista en Guatemala fue sumamente violenta. Al despojo abierto y al terror se agregó un
tributo tasado arbitrariamente, es decir, que se impuso una tributación conforme al interés inmediato de los
conquistadores en enriquecerse rápidamente y no de los indígenas dominados. Tan insoportable fue ese impuesto
que originó diversas rebeliones, entre ellas la de los cakchiqueles, relatada en sus textos y a la que ya se ha hecho
referencia (Móbil y Déleon, 1995).
Además, en lo que sería el Reino de Guatemala, durante varios años el tributo exagerado fue apropiado por los
conquistadores, mientras que muy poco del mismo llegaba a las arcas reales, que solo recibían los ingresos del
denominado quinto real.
Época -de 1524 a 1555-
el tributo es exigido a los conquistadores ya sea en especie –oro, plumas, piedras, jade, mantas, productos agrícolas,
etcétera- puesto que no existe aún moneda, problema que ha de perdurar durante toda la colonia. En esta primera
fase se produce una combinación o coexistencia de diversas formas de explotación del trabajo indígena. Se hace
esclavos y se les marca con hierro para identificarlos como propiedad, se exige a otros un tributo excesivo en
especie o se obliga a trabajo forzado gratuito (Móbil y Déleon, 1995).
Con las Leyes Nuevas, se reorganizó la tributación indígena. En Guatemala el sistema de tributación de los indios a la
Corona -que perduró con ciertas características fundamentales hasta la Independencia-, fue organizado entre 1549 y
1554 por Alonso López de Cerrato, segundo Presidente de la Real Audiencia de Guatemala. El tributo fue pues,
desde el comienzo, una carga específica para los indios, por ser vasallos del rey, consistente en un valor que cada
contribuyente debía entregar en un monto independiente de cuales fueran sus ingresos. Como todo, existieron
excepciones legales o de hecho (Móbil y Déleon, 1995).
Época de -1787
En lo que fue el Reino de Guatemala, antes o después de que se estableciera el régimen de intendencias en 1787,
todo indio que habitara en las 23 provincias estaba obligado al pago de tributo. De manera general, puede decirse
que nunca llegó a establecerse dicha carga para los otros estratos como los negros libres, mulatos, los mestizos y
otros grupos como los tlaxcaltecas, caciques o primogéntitos de estos (Móbil y Déleon, 1995).
La tributación era fijada o tasada específica y globalmente para cada pueblo por la Junta Superior de la Real
Hacienda, y era revisada cada cierto tiempo. Se atendía para esa tasación a la mayor o menor riqueza de cada
pueblo de indios y al número de indios inscritos en a matrícula, padrón o censo. La tasación era para que la cantidad
se pagara anualmente, pero en realidad se cobraba en dos partes, es decir dos veces al año: en junio y en diciembre
(Móbil y Déleon, 1995).
En los dos siglos iniciales del período colonial, los indios pagaron el tributo en especie –en frutos de la tierra, según
expresión de la época-. En 1747 la junta superior ordenó que el tributo se pagara solo en moneda, disposición que
tardó muchos años en cumplirse por las dificultades que planteaba la ausencia o escasez del circulante metálico
(Móbil y Déleon, 1995).
Sobre el monto del tributo individual anual no hay manera de establecerlo específicamente, ya que variaba según el
pueblo o pueblos, según la cantidad fijada o tasada para ese pueblo y según el número de tributadores afectos en
cada pueblo (Móbil y Déleon, 1995).
Lo trascendental del tributo es que constituyó una carga pesada y fue una forma clave de explotación, que aunque
debía pagarla solo el indio señalado como tributario, la forma en que se tasaba y cobraba -con abusos, fraudes y
trampa- hacía que recayera sobre la masa total de la población castigándola en muchas formas (Móbil y Déleon,
1995).
Epoca de -1821
Cuando se produjo la Independencia de Guatemala en septiembre de 1821, el excapitán general y luego jefe del
Estado, Gabino Gainza, decretó una rebaja en el tributo, no obstante el generalizado clamor de los pueblos por la
supresión total. Gainza hizo rebaja en tanto se instalaba el Congreso, que debía sancionar la cantidad que como
contribución debe ser general y de todas las clases, restándole además la denominación de tributo. En
consecuencia, el tributo como carga impositiva y forma de explotación en favor directo de la monarquía española
dejó de existir con la independencia. Perduraron, sin embargo, otras formas de explotación, entre ellas
el repartimiento y el trabajo forzado (Móbil y Déleon, 1995).

La historia tributaria de Guatemala en los últimos 60 años


Ha sido también la historia del enfrentamiento y negociación entre el Estado y los sectores empresariales, que
sistemáticamente se han opuesto a cualquier intento de instaurar un régimen de tributación directa.
La debilidad del Estado frente a estos sectores y sus representaciones gremiales ha sido un valladar para lograr una
reforma tributaria integral. Proponer impuestos transitorios, contrarios a la sostenibilidad fiscal del Estado, ha sido
una de las formas más persistentes de oposición del sector privado organizado ante propuestas de reformas
tributarias. Acudir a recursos de inconstitucionalidad, después de 1986, también ha sido parte de esta estrategia
de oposición. La combinación de ambas prácticas le ha dado un gran poder de negociación al sector privado
organizado frente al Estado, obligando a que cada gobierno tenga que negociar con el sector privado para evitar
que caiga la carga tributaria. De ahí la existencia de políticas impositivas de corto plazo, cuya intención ha sido
paliar crisis inmediatas que no han contribuido a organizar el Estado con perspectiva de largo plazo.

Una clase dominante sin visión de futuro difícilmente puede orientar al resto del país en un proyecto común
moderno y democrático. La elite, no obstante, se ha beneficiado de exenciones y exoneraciones fiscales que
sucesivos gobiernos pusieron en marcha como parte de los incentivos a la industrialización y a la diversificación
productiva. A su vez, los gobiernos militares no tuvieron éxito en aumentar la carga tributaria. En todo caso, como
parte del ajuste fiscal que tuvo lugar en la década de los ochenta, hubo una variación en la política tributaria. Los
ingresos aplicados al comercio exterior (aranceles de importación y exportación) que por décadas habían sido la
base del sistema tributario, cedieron paulatinamente su lugar a los impuestos que recaen sobre el consumo, y
especialmente del IVA. Los impuestos a las exportaciones prácticamente desaparecieron y hubo una pequeña
recuperación de los impuestos selectivos y de la reducida tributación directa.

Entre 1996 y el 2006 hubo un aumento gradual de la carga tributaria, aunque sin alcanzar la meta de recaudación
establecida en los Acuerdos de Paz (12% en el texto, 13.2% si se considera el nuevo cálculo de las cuentas
nacionales). De 1996 a 2003 la carga tributaria se incrementó, mientras que en el 2004 y 2005 se redujo levemente.
En el año 2006 se recuperó la carga tributaria, alcanzando el 11.8%. En ese período continuó consolidándose el IVA
como la fuente de ingresos más importante. A ello también contribuyó el fortalecimiento de la administración
tributaria, primero con la constitución de la Superintendencia de Administración Tributaria y luego con la
aprobación de la ley “anti-evasión” del 2006 que, por medio del sistema de retenciones, fortaleció la recaudación
del IVA e, indirectamente, del impuesto sobre la renta. 229 Sin embargo, persisten dos debilidades que no han
permitido que la carga tributaria aumente significativamente.
Primero, aumentaron las exenciones y exoneraciones otorgadas como incentivos fiscales a los sectores más
dinámicos de la economía como la maquila y las exportaciones no tradicionales. Ello significa que el crecimiento
económico, especialmente de la producción y de las exportaciones (no del consumo) no se refleja en mayor
tributación.
Segundo, si bien aparentemente se ha fortalecido la recaudación de la tributación directa, esta todavía no es
sostenible puesto que ha dependido de ingresos temporales sobre los activos o ingresos. A su vez, la posibilidad de
deducir una gran cantidad de gastos de la renta ha reducido la base imponible tanto del impuesto sobre la renta
aplicable a empresas como a personas. A las debilidades anteriores se suma la inevitable reducción en la
recaudación de aranceles aplicados a importaciones, ahora por la vía de tratados de libre comercio. Lo anterior
significa que conformar un sistema de finanzas públicas sostenible y con suficientes recursos para favorecer el
desarrollo del país, continúa siendo una asignatura pendiente, de inclusión obligatoria entre los temas de la agenda
del desarrollo guatemalteco.

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