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Guía de estudios.

Historia de la
sociología y sus representantes
Profesora Fabiola Flores Castro

Bloque II. Historia de la sociología y sus representantes 2


Emile Durkheim 2
Los hechos sociales 3
Relaciones sociales y voluntad humana 4
George Simmel 6
Formalismo sociológico 6
Leopoldo Von Wiese 8
Los procesos sociales 8
Max Scheler 9
La sociología del saber 9
Carlos Marx 10
El trabajo 11
Federico Engels 13
El trabajo como fuente de riqueza 14
Fuentes de consulta 16

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Bloque II. Historia de la sociología y sus
representantes
Emile Durkheim

Nacido en Épinal (Francia), Émile Durkheim rompió con la tradición familiar y


abandonó la escuela rabínica para seguir una carrera laica. Estudió en la École
Normale Supérieure de París y se licenció en filosofía en 1882. Se interesó por las
ciencias sociales después de leer a Auguste Comte y Herbert Spencer, y se trasladó
a Alemania para estudiar sociología. En 1887 volvió a Francia, donde impartió los
primeros cursos de sociología del país en la Universidad de Burdeos. Luego fundó la
primera revista francesa de ciencias sociales. En 1902 se trasladó a la Sorbona, en
París, donde ocupó la cátedra de pedagogía en 1906 y permaneció el resto de su
vida. Marginado por el ascenso del nacionalismo de derechas durante la Primera
Guerra Mundial y abrumado por la muerte de su hijo en el frente en 1916, murió de
un derrame cerebral en 1917.

Seguidor de Comte, profesor de la Sorbona. Durkheim afirmaba que la sociología


debía estudiar la sociedad como realidad espiritual singular, cuyas leyes son distintas
de las leyes de la psique del individuo. Toda sociedad, según él, se basa en
representaciones colectivas de valor general; el hombre de ciencia se ocupa de
hechos sociales y representaciones colectivas (derecho, moral, religión, sentimientos,
costumbres, &c.) impuestas con carácter forzoso a la conciencia humana por el medio
social. Durkheim explicaba el desarrollo de la sociedad por tres factores: densidad de
población, desarrollo de las vías de comunicación y conciencia colectiva. Toda
sociedad se caracteriza por la solidaridad social.

En la sociedad primitiva, la solidaridad era “mecánica” y se basaba en el parentesco


de sangre. En el mundo moderno, la solidaridad es “orgánica” y se basa en la división
del trabajo, es decir, en la colaboración de clases en pro de la obtención de los medios
de existencia. Durkheim consideraba que uno de los aspectos importantes de la vida
social es la religión. Cambiando sus formas en función del desarrollo de la sociedad,
la religión existirá mientras exista el hombre, pues en ella la sociedad se diviniza a sí

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misma. Obras principales: La división del trabajo social (1893), Las reglas del método
sociológico (1895), Las formas elementales de la vida religiosa (1912).

Los hechos sociales

Durkheim definió el hecho social en los siguientes términos: “Es hecho social todo
modo de hacer, fijo o no, que puede ejercer una coerción exterior sobre el individuo;
que es general en todo el ámbito de una sociedad dada y que, al mismo tiempo, tiene
una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales.”

El hecho social es, además, exterior al indiviudo (existe antes de su nacimiento) y


producto de una colectividad. Las "representaciones colectivas" y las estructuras de
la sociedad imponen al individuo las normas de pensamiento, las reglas de conducta,
el canon de una existencia normal, y también sus aspiraciones más elevadas, sin que
todo ello excluya cierto margen de autonomía del individuo en el ámbito de la
colectividad

En tanto que objeto de la sociología, el hecho social no debe ser juzgado (por ejemplo,
está fuera de su campo establecer si los ritos religiosos poseen o carecen de
fundamento), sino analizado y estudiado a partir de la observación y de los datos y
evidencias empíricas, aplicando métodos científicos y atendiendo a su función y a sus
causas inmediatas. El resultado de ello ha de ser la explicación de la conciencia
colectiva (término acuñado por Durkheim), formada por un conjunto de valores
compartidos que es completamente distinta de la suma de las conciencias
individuales. La conservación, cambio o pérdida de tales valores (morales, religiosos,
etc.) determina la estabilidad o evolución de una sociedad.

Aplicando su propia metodología, Émile Durkheim partió de datos estadísticos


oficiales para preparar su siguiente estudio: El suicidio (1897). La tesis de la obra se
resume en la siguiente frase: "El suicidio varía en proporción inversa al grado de
integración del individuo en la comunidad religiosa, familiar y política". Siguiendo la
concepción sociológica expuesta en su trabajo anterior, Durkheim parte del
presupuesto de que el individuo está guiado por una realidad moral colectiva. De la
observación de que cada pueblo tiene cierto porcentaje de suicidios, más constante

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que la mortalidad y regulado por reglas fijas, se desprende que los países y sus
instituciones son una fuerza motriz independiente del individuo.

Ferdinand Tönnies

Filósofo y sociólogo alemán, nacido en Oldenswort, y muerto en Berlín. En su principal


obra, Comunidad y sociedad (1887), estudia la dinámica histórico-social con criterios
adversos tanto hacia el positivismo como hacia la dialéctica marxista. El proceso
social se caracteriza por dos modelos opuestos: comunidad y sociedad. El primero se
debe a la voluntad originaria y espontánea, y es expresión de la misma naturaleza.
Las relaciones son independientes de todo vínculo e institución y están aseguradas
por lazos profundos inconscientes y afectivos, como la autoridad, la piedad, la lealtad.
La sociedad, por el contrario, se debe al querer que proviene de la reflexión , de la
libertad intelectual y esencialmente egocéntrica de los grupos y de los intereses
particulares. Las relaciones entre los grupos se regulan por leyes y contratos, es decir,
tienden a institucionalizarse. Esta doctrina de Tönnies refleja de algún modo la
sociología alemana de principios de siglo, en la cual aparecen con frecuencia las
denuncias de la moderna civilización y las exhortaciones a un retorno a la tradición,
idealizada en la comunidad.

Es uno de los padres de la sociología pese a ser desconocido más allá de las fronteras
de nuestra disciplina. Sus definiciones de comunidad, asociación o voluntad, sus
trabajos empíricos o su influencia en el posterior comunitarismo reflejan la
contribución de Tönnies a la teoría social del siglo XX.

Relaciones sociales y voluntad humana

Cuando los seres humanos interactúan en el marco de una sociedad o de


una comunidad, entablan relaciones humanas. Estos vínculos suelen basarse en
la jerarquía y se desarrollan mediante la comunicación.

Ferdinand Tönnies que lleva como título Comunidad y sociedad, el cual entretanto se
considera ya como un clásico. Apareció por primera vez en el año de 1887 y para el

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entonces todavía joven autor no fue un éxito al principio. Su decepción al respecto
tuvo un profundo alcance y la recepción de su obra, que solamente se dio de forma
vacilante, se adaptaba a una trayectoria que por mucho tiempo no llegó a alcanzar el
éxito académico. Sin embargo, se le concedió a él, que sólo más tarde recibió un
llamado para la universidad, poder ver todavía ocho ediciones de su obra: un signo
externo de que ésta llegaba cada vez más fuerte al centro de la discusión filosófica y,
sobre todo, sociológica. El punto de quiebre en la historia de su recepción se dio con
la segunda edición, del año de 1912, a la cual siguieron otras ediciones en periodos
cada vez más cortos.

A cada una de las ediciones el autor le agregó complementos. De entre la gran


abundancia de ellos, deben destacarse dos. A partir de la segunda edición, Tönnies
modificó el subtítulo: en lugar de "Tratado sobre el comunismo y el socialismo como
formas empíricas de cultura", ahora decía: "Conceptos fundamentales de la sociología
pura". Y a partir de la tercera edición, convirtió el concepto arbitrio (Willkür)
en albedrío (Kürwillen), un concepto artificial con el cual subrayaba el
carácter constructivo de su generación de conceptos, pues quería distinguir los
conceptos de una sociología pura de los de una sociología empírica. Por supuesto,
estos conceptos puros debían dirigir al conocimiento empírico. Regresare más
adelante a esto.

Si se observa en general la historia de la recepción de Comunidad y


sociedad bosquejada a grandes rasgos, se plantea la pregunta: ¿por qué esta obra
llegó a desarrollar en el transcurso del tiempo un efecto a largo plazo, a pesar de sus
modestos inicios? Elegí tres pasos para responder esta cuestión: inicio, preguntando
qué pretendía Tönnies con la distinción entre comunidad y sociedad como dos formas
de cultura y cómo las concebía Después, pregunto qué problemas sistemáticos están
vinculados con esto . Por último, interrogo qué reformulaciones científicas fueron
estimuladas por ellos y, por tanto, brevemente trato a Émile Durkheim, Max Weber y
Talcott Parsons. Para terminar, proporciono una perspectiva: ¿es anticuado el debate
bosquejado o es todavía actual, por lo menos en parte?

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Tönnies quiere superar, con la oposición entre comunidad y sociedad, la de Estado y
sociedad. Con ayuda de esta dualidad se había formulado en la tradición hegeliano-
marxista un diagnóstico crítico de la Modernidad. Lorenz von Stein, que describió de
forma impresionante la historia de los movimientos sociales en Francia desde la gran
Revolución, consideraba al Estado y la sociedad incluso como las fuerzas
impulsoras verdaderas de toda la historia. Así, escribe:

Estado y sociedad constituyen según su más profunda esencia, no solamente dos


diferentes formaciones de la existencia humana, sino que son realmente los dos
elementos vitales de toda comunidad humana. [Y agrega] que el contenido de la vida
de la comunidad humana es una lucha constante del Estado con la sociedad, de la
sociedad con el Estado.

George Simmel

Filósofo y sociólogo alemán. Representante del neokantismo relativista, enseñó


filosofía en las universidades de Berlín (1885-1914) y Estrasburgo (1914-1918). Quiso
resolver las contradicciones a las que conducía el formalismo del «a priori» kantiano
y se esforzó también en deducir tipos morales (Introducción a la ciencia de la moral,
1892) y clasificar los sentimientos y las ideas que determinan la reconstrucción
histórica (Problemas de la filosofía de la historia, 1892). Por otra parte, contribuyó
decisivamente a la consolidación de la sociología como ciencia en Alemania
(Sociología, 1908) y trazó las líneas maestras de una metodología sociológica,
aislando las formas generales y recurrentes de la interacción social a escala política,
económica y estética. Prestó especial atención al problema de la autoridad y la
obediencia en su Filosofía del dinero (1900) y diagnosticó la especialización y
despersonalización de las relaciones sociales en el contexto de una economía
monetarista.

Formalismo sociológico

El tipo de razonamiento sociológico que subyace a la obra de Simmel es una


perspectiva relacional. Para Simmel, el ser es un ser para otros, contra otros, frente a
otros o con otros.

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En los escritos señalados es posible distinguir dos dimensiones analíticas para el
estudio sociológico de la percepción desde una óptica relacional. La primera plantea
cómo es que ciertas condiciones materiales e históricas posibilitan cierto tipo de
percepción a través de los sentidos. Si bien son los individuos los que perciben, lo
hacen desde ciertas condiciones sociales de posibilidad.

La segunda dimensión visibiliza qué efectos plantea no la percepción individual, sino


la mutua percepción de las personas o “percepción recíproca”. Podemos decir que
desde la óptica relacional simmeliana el estudio sociológico de los sentidos corporales
no se limita a lo que las personas sienten, sino a cómo ese sentir da lugar a “formas
sociales”, o formas de relación.

Respecto a la primera dimensión, relacionada con las condicionantes sociohistóricas


de la percepción, es posible apreciar cómo para Simmel todo aquello que atañe a las
personas es social justo por el hecho de que al “servir al individuo no puede tener una
naturaleza individual”. Lo anterior también aplica hasta para el mismísimo cuerpo, sus
capacidades perceptivas e incluso sus enfermedades. En la reseña que realizó al libro
sobre medicina social “A review of Social Medicine” Simmel plantea que “si uno quiere
influir en el curso natural de los acontecimientos, tal influencia debe ser de tipo social,
no puede estar dirigida a las personas”. Como señalan John Casparis y A. C. Higgings
(1969: 331), en esta pequeña pieza puede verse el enfoque sociológico de Simmel, a
saber: “que problemas sociales requieren soluciones sociales y no individuales”.

Ahora bien, en la medida en que Simmel se preocupa por la transformación de la


experiencia en la modernidad, no es casual que reflexione en torno a los cambios
sociales que reorientan las posibilidades de percepción y la experiencia corporal.
Simmel dilucida que el problema de la percepción no es algo que sólo compete a las
personas de manera individual, sino que también está relacionado con ciertas
coordenadas epocales. Un texto clave al respecto es “Las grandes urbes y la vida del
espíritu”, donde establece que las condiciones sociales de la ciudad moderna tienen
un impacto a nivel sensorial y afectivo en la vida del urbanita. El movimiento de
mercancías, cuerpos y objetos en las ciudades tiene efectos en la percepción del
tiempo acelerado. También en Pedagogía escolar, recupera esta observación y

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señala que tales condiciones sensoriales influyen en la adquisición del conocimiento.
Los tipos de percepción que tienen un alumno de campo y uno de la ciudad son
distintos, puesto que “en la ciudad los objetos son más movidos, esto es, no son
observables tan precisa y extensamente como los del campo”.

El movimiento de los cuerpos está acompañado del movimiento de los objetos e


incluso del espacio, como las estructuras desmontables de las exposiciones
mundiales, o los muebles de las casas, tal y como lo deja ver en Filosofía del dinero).
Ante esta falta de arraigo y el consecuente “acrecentamiento de la vida nerviosa”, el
autor plantea el desarrollo de un tipo específico de percepción: la “actitud blasé”. Esta
actitud puede definirse como un tipo de “percepción indiferente”, es decir, no es que
las cosas no sean percibidas, sino que se perciben de una manera “opaca y grisácea”.

Leopoldo Von Wiese

Leopoldo Max Walther von Wiese und Kaiserswaldau (Kłodzko, 2 de


diciembre de alemán. Wiese fue profesor 1876- Colonia (Alemania), 11 de
enero de 1969) fue un sociólogo y economista de sociología en la Universidad de
Colonia a partir de 1919, y fue presidente de la Sociedad alemana de
sociología (Deutsche Gesellschaft fur Soziologie) hasta 1933, año de toma de poder
de Adolf Hitler. Publicó obras importantes sobre la ética. En 1954 fue vicepresidente
de la Asociación Internacional de Sociología.

Sobre la obra de Wiese, Luis Recaséns Siches publicó en 1943 “una exposición
sistemática del problema filosófico sobre el Derecho”; para Siches, Wiese es un gran
ensayista de la sociología formalista.

Los procesos sociales

Un elemento decisivo en el mundo objetivo de la sociología. Se impone de este modo


la necesidad de elaborar y expone'r un sistema formal de los procesos y relaciones
sociales. Esta sistemática es el objeto básico de la histología social considerada como
una teoría general de los procesos y relaciones sociales.

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El proceso social es sólo un aspecto dinámico de la relación social, pues, de acue'rdo
con von Wiese, todas las relaciones sociales pueden ser entendidas dinámicamente.
Kimball Young, en su Introducci6n a la Sociología, lo define como un "modo de actuar,
operación o movimiento entre individuos o grupos que entran en contacto".

Max Scheler

Filósofo alemán. Profesor en Colonia (1919) y en Frankfurt (1928), se adscribió a la


corriente fenomenológica de Husserl. En una primera etapa criticó la ética formalista
de Kant desde la tesis de que todo juicio moral se basa en una asunción intuitiva de
valores materiales que no se puede traducir a una regla racional. Su obra más
representativa de este período es El formalismo en la ética y la ética de los valores
materiales (1916). Justificó su posterior conversión al catolicismo en De lo eterno en
el hombre (1921). Más adelante, sin embargo, derivó hacia planteamientos de mayor
alcance ontológico, desde una perspectiva romántica cercana al panteísmo y bajo la
influencia, también, del pragmatismo estadounidense. Así, en El puesto del hombre
en el cosmos (1928), concibió el universo como resultado del enfrentamiento de dos
principios, el espíritu (Geist) y el impulso vital (Drang).

La sociología del saber

Sociología del saber como una parte de la sociología cultural y ante todo desplegar
sistemáticamente los problemas de tal ciencia. No pretenden resolver definitivamente
ninguno de estos problemas; pero sí quieren discutir a fondo las direcciones y los
caminos por donde le parece al autor que se encuentran sus soluciones. Tratan de
introducir una unidad sistemática en una rapsodia, en un conjunto desordenado de
problemas efectivos, en parte ya plenamente atacados por la ciencia, pero en parte
sólo abordados a medias o sólo sospechados, como son los problemas que plantea
el fundamental hecho de la naturaleza social de todo saber, de toda conservación y
transmisión de un saber, de toda ampliación y promoción metódica del saber.

Necesariamente habrá que tocar las relaciones de la sociología del saber con la
ciencia del origen y de la validez del saber (teoría del conocimiento y lógica), con el

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estudio genéticoevolutivo y psicológico-evolutivo del saber, desde el animal hasta el
hombre, desde el niño hasta el adulto, desde el primitivo hasta el civilizado, desde un
estadio hasta otro estadio dentro de las culturas en madurez, esto es, las relaciones
con la psicología evolutiva, con la historia positiva de todas las formas del saber, con
la metafísica del saber, con las restantes partes de la sociología cultural (sociología
de la religión, del arte, del derecho) y con la sociología real (sociología de los grupos
étnicos, políticos y económicos y de sus cambiantes "instituciones"). Para fijar el
concepto genérico de "sociología" nos servirán sólo dos notas. Primera, que esta
ciencia no trata de hechos ni sucesos individuales, sino de reglas, tipos (tipos medios
y tipos ideales lógicos) y, donde es posible, de leyes. Y segunda, que analiza todo el
inmenso contenido, subjetivo y objetivo, de la vida humana (preferentemente), como
quiera que se llame este contenido, y lo estudia tanto descriptiva cuanto causal

mente, pero exclusivamente desde el punto de vista de su determinación efectiva, no


de su determinación "normativa" o por un deber ser ideal, o sea, de su determinación
por las formas de unión y de relación sucesivas y simultáneas que existen entre los
hombres, tanto en lo que viven, quieren, hacen, comprenden, en su acción y reacción,
cuanto en forma objetivamente real y causal, esto es, en una forma tal que en modo
alguno cae ni necesita caer dentro de la "conciencia de algo" propia de los hombres
afectados por la unión o relación.

Carlos Marx

Pensador de origen alemán (Tréveris, Prusia occidental, 1818 – Londres, 1883)


considerado como el padre del socialismo científico. Su obra más importante es ‘El
Capital’ publicado junto a Engels en 1867.

Karl Marx ingresó en las Universidades de Bonn, Berlín y Jena para finalizar sus
estudios —Derecho, Historia y Filosofía— en 1841. Aunque formalmente no
estudió Economía, muchos historiadores lo consideran como un economista muy
importante debido a su principal obra: El Capital. Una de las obras sobre economía
más leídas y estudiadas de todos los tiempo. Karl Marx y Friedrich Engels —con quien
compartiría una estrecha colaboración intelectual y política— se centraron en lo que

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denominaron “socialismo científico”. Basado en la crítica sistemática del orden
establecido y el descubrimiento de las teorías que conducirían a su superación. De
hecho, sería la fuerza de la revolución, la forma de acabar con la civilización burguesa.

El trabajo

Marx era más que un mero economista, era un científico social en el sentido completo
de la expresión. El núcleo de su sistema se basaba en la idea de la producción
humana. La humanidad, afirmaba Marx, es una especie totalmente autónoma y, como
tal, el hombre es el único creador del mundo en el que se encuentra. Un hombre no
puede definirse sin su trabajo: “Como expresen las personas su vida, así son. Por
tanto, lo que son coincide con su producción, tanto con qué producen como con cómo
lo producen”.

El mismo hecho de que el hombre organice racionalmente la producción es lo que de


distingue del reino animal, según Marx. El concepto de producción era una especie
de “punto de apoyo de Arquímedes” para Marx. Todas las esferas de la vida humana
deben interpretarse en términos de esta única idea: “Religión, familia, estado,
derecho, ciencia, arte, etc., son solo modos particulares de producción y caen bajo su
ley general”.

Dada su total confianza en el concepto del trabajo humano, es bastante comprensible


entender por qué la división del trabajo desempeñaba un papel tan importante en el
marco marxista general.

Marx tenía una visión de una sociedad humana perfecta. En este sentido, Martin
Buber tenía toda la razón al incluir un capítulo sobre Marx en su Caminos de utopía.
Marx creía en la existencia en una sociedad que precedía a la historia humana
registrada. En este mundo, los hombres no experimentaban ninguna sensación de
alienación porque no había producción alienada. De alguna manera (y aquí Marx
nunca fue muy claro) los hombres cayeron en patrones de producción alienada y, a
partir de esto, apareció la propiedad privada.

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Los hombres empezaron a apropiarse de los productos del trabajo de otros hombres
para sus propios fines. De esta manera, los mismos productos de las manos de un
hombre iban a ser usados como medios para esclavizar a otro. Este tema, que Marx
enunciaba ya en 1844, es básico para todos sus posteriores escritos económicos.

Bajo este sistema de trabajo alienado, argumentaba Marx, se le roban al hombre sus
propias fuerzas vitales. El origen de la dificultad inmediata del hombre es, desde este
punto de vista, la división del trabajo. La división del trabajo era para Marx la misma
esencia de lo que está mal en el mundo. Es contraria a la esencia real del hombre. La
división del trabajo enfrenta al hombre con su congénere; crea diferencias de clase;
destruye la unidad de la raza humana. Marx tenía una preocupación casi teológica
por la unidad de la humanidad y su hostilidad a la división del trabajo era por tanto
total (incluso totalitaria). El análisis de Marx de la división del trabajo es notablemente
similar al de Rousseau.

Ambos argumentaban que el deseo de propiedad privada llevaba la división del


trabajo y esto a su vez daba lugar a la existencia de clases sociales distintas, basadas
en diferencias económicas. El análisis marxista de la política se basa en su totalidad
en la validez de este supuesto. Sin clases económicas, no habría necesidad de un
Estado, ya que un Estado es, por definición, nada más que un instrumento de control
social utilizado por los miembros una clase para reprimir a los miembros de otra.5 Así
que, cuando llega la revolución del proletariado, la clase proletaria debe usar el
Estado para destruir los restos del capitalismo burgués y la ideología del capitalismo.
La oposición debe ser eliminada: este es el significado de los famosos “diez pasos”
indicados en el Manifiesto comunista. Una vez la oposición sea totalmente erradicada,
no habrá más necesidad de un estado, ya que solo existirá una clase, el proletariado.

Lucha de clases

La lucha de clases es la lucha entre los explotadores y los explotados, la


manifestación del carácter irreconciliable de los intereses de estas clases. La historia
de todas las sociedades, con excepción de la del comunismo primitivo, es la historia
de la lucha de clases. La lucha de clases es la fuerza motriz de la evolución histórica

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en la sociedad de clases. La revolución burguesa destruyó el régimen feudal: la
revolución proletaria destruirá el régimen capitalista en el mundo entero. Hasta la
fecha, el régimen capitalista ya ha sido destruido por la revolución proletaria en una
sexta parte del mundo, en la Unión Soviética. La lucha de clases impregna la
economía, la política y la ideología de la sociedad de clases. Las formas de la lucha
de clases son diversas.

Las formas fundamentales de la lucha de clases del proletariado son las luchas
económicas, políticas y teóricas. De entre ellas tiene una importancia de primer orden
la lucha política del proletariado, o sea, la lucha por el Poder político y por la
instauración de la dictadura del proletariado. La lucha política y la implantación de la
dictadura del proletariado, son las condiciones decisivas para emancipar de la
explotación a la clase obrera y a toda la sociedad. Las formas económica y teórica de
la lucha están subordinadas al objetivo de la lucha política. Con la instauración de la
dictadura del proletariado, la lucha de clases aún no cesa, sino que adopta nuevas
formas. Las clases explotadoras son eliminadas en una Enconada lucha de clases
que libra el proletariado.

En la U.R.S.S., fueron suprimidas las clases explotadoras, pero aún no están


ultimados sus restos. Existe el cerco capitalista. Por eso, “los restos de las clases
derrotadas en la U.R.S.S., no están solos. Cuentan con el apoyo directo de los
enemigos de clase fuera de las fronteras de la U.R.S.S. Por esto es erróneo pensar
que la esfera de la lucha de clases se limita solamente dentro de las fronteras de la
U.R.S.S. Si una punta de la lucha de clases se encuentra dentro de las fronteras de
la U.R.S.S., su otra punta está plantada en las fronteras de los Estados burgueses
que rodean a la U.R.S.S.” Ello plantea la tarea de consolidar por todos los medios el
Estado socialista de los obreros y campesinos, su poder económico, político y militar.

Federico Engels

Pensador y dirigente socialista alemán. Nació en una familia acomodada,


conservadora y religiosa, propietaria de fábricas textiles. Sin embargo, desde su paso
por la Universidad de Berlín (1841-42) se interesó por los movimientos revolucionarios

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de la época: se relacionó con los hegelianos de izquierda y con el movimiento de la
Joven Alemania.

En 1844 se adhirió definitivamente al socialismo y entabló una duradera amistad


con Karl Marx. En lo sucesivo, ambos pensadores colaborarían estrechamente,
publicando juntos obras como La Sagrada Familia (1844), La ideología
alemana (1844-46) y el Manifiesto Comunista (1848).

Aunque corresponde a Marx la primacía en el liderazgo socialista, Engels ejerció una


gran influencia sobre él: le acercó al conocimiento del movimiento obrero inglés y
atrajo su atención hacia la crítica de la teoría económica clásica. Fue también Engels
quien, gracias a la desahogada situación económica de la que disfrutaba como
empresario, aportó a Marx la ayuda económica necesaria para mantenerse y
escribir El Capital; e incluso publicó los dos últimos tomos de la obra después de la
muerte de su amigo.

Pero Engels tuvo también un protagonismo propio como teórico y activista del
socialismo, a pesar de lo contradictoria que resultaba su doble condición de
empresario y revolucionario: participó personalmente en la revolución alemana de
1848-50; fue secretario de la primera Internacional obrera (la AIT) desde 1870; y
publicó escritos tan relevantes como Socialismo utópico y socialismo
científico (1882), El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884)
o Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana (1888).

El trabajo como fuente de riqueza

El trabajo es la fuente de toda riqueza, según los economistas políticos. Esto


parece ser cierto ya que la naturaleza es la que proporciona lamateria primaque se
transforma enriqueza.El trabajo es la condición básica de la vida humana, de tal
manera que es posible afirmar que el trabajo hace al hombre.Hace muchos años vivía
en algún lugar tropical una raza de monos antropomorfos, es decir que tenían
apariencia humana, estos monos estaban extraordinariamente
desarrollados.SegúnDarwin, estos monos estaban totalmente cubiertos de pelo, ern
barabdos y sus orejas puntiagudas, habitaban en los árboles y vivían en manadas.

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Debido a la necesidad de trepar, sus manos desempeñabanfuncionesdistintas a las
de los pies. Los monos se acostumbraron a prescindir de ellas al caminar y
empezaron a adoptar una posición erecta.Fue el paso decisivo para el tránsito del
mono al hombre.Los monos antropomorfos que existen en la actualidad pueden
permanecer en posiciónerecta y caminar apoyándose en sus pies; lo hacen solo en
caso de extrema necesidad y consuma torpeza. Su habilidad al caminar es cuando lo
hacen en forma smierecta. Su caminar incluye el uso de las manos: la mayoría
apoyan en elsuelolos nudillos y encogen las piernas al caminar avanzando el cuerpo
por entre los brazos.Puede observarse entre los monos todas las formas de transición
entre la marcha a cuatro patas y la marcha en posición erecta.Según Engels, las
manos ejecutaban variadas tareas: servían para recoger y sostener alimentos,
algunos monos se ayudaban de ellas para construir en losárbolessus viviendas
yalgunos, como el chimpancé, construyen tejadillos entre las ramas de los árboles,
paradefenderse delclima.Sus manos les servían para agarrar un garrote y defenderse
de sus enemigos, tanto como para bajar frutas de los árboles.

El mono, ante su necesidad decomunicación, desarrolló la laringe, que inicialmente


teníaundesarrollomediocre. El desarrollo de la laringe le dio a ésta modulaciones más
perfectas.

La necesidad del lenguaje surge de la necesidad de comunicarse con otros que no


tienenconocimientode lo que hay en el pensamiento particular de cada uno. Por
ejemplo, cuandolosanimalesestán en estado salvaje no necesitan conocer el lenguaje
del hombre; pero cuando este los domestica, surge la necesidad de entender las
expresiones del amo.

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Fuentes de consulta

Blanco, Ana Belén (2013). La oposición en los textos de Gabriel Tarde. VII Jornadas
de Jóvenes Investigadores. Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de
Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

Ferdinand Tönnies: comunidad y sociedad. Sig. Fil . 2011, vol.13, n.26, pp.43-62.
ISSN 1665-1324.

Vitoria, María Ángeles, Auguste Comte, en Fernández Labastida, Francisco


– Mercado, Juan Andrés (editores), Philosophica: Enciclopedia filosófica on line,
URL: http://www.philosophica.info/archivo/2009/voces/comte/Comte.html

Revista Mexicana de Sociología 79, núm. 2 (abril - junio, 2017) ISSN: 0188-2503
(versión impresa)

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