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07/11/2021

El impacto de la descolonización en la
sociedad internacional
Rodrigo Gil Llorente. Grado de Relaciones Internacionales. Historia
de las Relaciones Internacionales.

Índice
1. Introducción 1

2. Base jurídica de la descolonización 2


2.1. Breve cronología de la descolonización 2
2.2. Precedentes jurídicos 3
2.3. Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos
Coloniales, la Resolución 1514 de las Naciones Unidas. 4

3. Consecuencias de la descolonización 5
3.1. Aspectos políticos 5
3.2. Aspectos ideológicos 6
3.3. Aspectos económicos 7
3.4. Aspectos jurídicos 8

4. Impacto en la estructura de la sociedad internacional 9

5. Bibliografía 10

1.Introducción
La descolonización es sin duda un hecho de una enorme complejidad, un proceso
histórico sólo comprensible con una mirada global y atemporal, cuyos efectos y
ramificaciones son difíciles de comprender, incluso más de medio siglo después.
Este trabajo no pretende abarcar un desarrollo histórico detallado de los diferentes
procesos incluidos en la descolonización, sino que se pretende realizar un análisis
de las consecuencias del fenómeno en el marco de la sociedad internacional de la
época. Para esto se comenzará desarrollando la base jurídica de la descolonización,
principalmente lo referente a la resolución 1514 de 1960, sus antecedentes y otras
resoluciones y proyectos derivados de la misma. Habiendo establecido cuál es el
corpus jurídico sobre el cual se asienta este fenómeno internacional, observaremos
las ramificaciones del fenómeno en cuatro facetas fundamentales: el ámbito

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económico, político, jurídico y el ideológico. Habiendo desarrollado estas cuestiones,


nos encontraremos finalmente en condiciones de aplicar lo ya mencionado a un
estudio más amplio del impacto estructural de la descolonización en el esqueleto de
la sociedad internacional.

2.Base jurídica de la descolonización

2.1. Breve cronología de la descolonización


Resulta complejo llevar a cabo una cronología precisa del proceso de
descolonización, puesto que si bien está claro que este se produce en la segunda
década del siglo XX, y que tiene su punto álgido entre 1947, con la independencia
de la India, y la mitad de la década de los sesenta. Hay que recordar, sin embargo,
que la historia de la descolonización y de movimientos contrarios al colonialismo es
tan antigua como el colonialismo mismo, y es una historia que comienza con las
colonias portuguesas y españolas en el siglo XVI, y “termina” también con la
independencia de las colonias portuguesas tras la revolución de los claveles en
1975. El período de gestación de la descolonización moderna, sin embargo, tendrá
lugar en el período de entreguerras, que evidenciará la dependencia de las
metrópolis de sus colonias, mostrando así primeras señas de debilidad. Este
período implicará también el germen del panarabismo, disoluciones de antiguos
imperios como el otomano, y la declaración de esperanza wilsoniana. (Huguet
Santos, M. 2001)

El primer hito de la historia de la descolonización más reciente, sin embargo, ha de


ser la independencia de India en 1947. La independencia de India tuvo un enorme
impacto, no solo por la forma en la que esta se llevó a cabo, sino también por el
largo proceso previo que tiene lugar antes de la formalización de la independencia.
India era sin duda la posesión más preciada de la corona británica, por lo que su
independencia evidenció por un lado la debilidad de la metrópoli en el
mantenimiento de la unidad del imperio, y por otro la capacidad interna que tenían
todos los pueblos coloniales de independizarse de sus respectivas metrópolis. La
segunda guerra mundial aceleró enormemente el proceso de descolonización
empezado entre guerras, puesto que la vasta destrucción y movilización de tropas
no fue sólo europea, sino que verdaderamente afectó a las estructuras políticas y
demográficas de todos los continentes (Huguet Santos, M. 2001). Así pues, las
continuidad de los imperios coloniales británicos y franceses ya no parecían
aseguradas como antiguamente a principios de los años 50, tras lo cual se darían
las sucesivas independencias de Asia y África en oleadas. Quizás los casos más
representativos de este fenómeno fueron la emancipación informal del Egipto de
Nasser hacia 1954, la retirada francesa de Indochina en el mismo año, la
independencia de Argelia en 1962 o la brutal independencia del Congo en 1960.

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2.2. Precedentes jurídicos


Quizás la principal base jurídica para la descolonización fue en un principio el
artículo 1 de la carta de las Naciones Unidas donde el punto dos constata
claramente que uno de los principios esenciales de Naciones Unidas es “Fomentar
entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la
igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos” (Carta de la
ONU, Art 1). Esta declaración de propósitos es de inconmensurable valor en el
ámbito del derecho internacional, y despertará la esperanza de los pueblos
sometidos a la dominación colonial. El valor de este propósito será en un principio
mayoritariamente simbólico, pues, a diferencia de otros aspectos y cuestiones
establecidas en la misma, no se establecen mecanismos específicos que puedan
llevar a una descolonización efectiva de los territorios coloniales. A pesar de esto, es
necesario recordar la revolución que supone este evento, pues dos grandes
imperios coloniales, Francia y Gran Bretaña aprobarán la carta, dando así cierta
legitimidad al incipiente concepto de “descolonización”.

Igual de artificial que el concepto de descolonización, concepto que probablemente


no conocían los líderes de la independencia de las antiguas colonias, resulta el
concepto del “tercer mundo”, concepto que, sin embargo, será relevante en el
estudio de la descolonización. Este término es acuñado por el francés Andrés Sauvy
en la revista Observateur en 1952 al hablar de la explotación hacia aquellos estados
que no pertenecen al bloque occidental, y que no son ni europeos ni satélites
soviéticos, estableciendo un paralelismo con el tercer estado francés que lidera la
revolución francesa de 1789. La consolidación del “tercer mundo” como actor en la
escena internacional tiene lugar en la conferencia de Bandung de 1955, en la que
los nuevos actores afroasiáticos descolonizados se autodenominarán el “movimiento
de los no alineados”. Este nuevo movimiento se asienta como una tercera vía en el
marco bipolar, y estará encabezado por Tito, Nasser y Nehru, dos de los cuales
habrán sido líderes emancipatorios en sus respectivos estados. La conferencia de
Bandung sirve para el nuevo conglomerado de estados nacientes (cuenta con la
participación de 23 estados asiáticos y 6 estados africanos) para entablar relaciones
y vínculos entre sí, pero también para presagiar al mundo los cambios que estaban
por venir. Seis años más tarde tendrá lugar en 1961 la conferencia de Belgrado, en
la que se declarará oficialmente el rechazo al enfrentamiento entre los bloques,
realizando propuestas de desarme y prohibición del armamento atómico, a la vez
que se reafirmaba el principio de autodeterminación de los pueblos.

Todo esto nos lleva a lo que quizás es la principal fuente de derecho en materia de
descolonización, la resolución 1514 de las Naciones Unidas en 1960. Antes de esto,
sin embargo, me gustaría mencionar brevemente un suceso posterior, de relevancia
menor comparativamente, pero importante a la hora de conformar el marco teórico
de la descolonización. En primer lugar mencionaré la última encíclica del Papa Juan
XXIII, Pacem in Terris de 1963. Si bien no es quizás un texto jurídico de suma

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importancia, el papa como figura simbólica y autoridad religiosa es todavía un actor


importante, y nos es posible extraer una serie de conclusiones de esta encíclica. En
primer lugar es necesario contextualizar, pues en 1963 la descolonización ya estaba
operando a pleno motor, pues habían tenido lugar ya toda una serie de movimientos
de liberación nacional, y hace 3 años que se había aprobado la resolución 1514. No
podemos pensar, sin embargo, que el papa no hacía más que “sumarse al carro”, ya
que la iglesia católica como institución no suele caracterizarse por su flexibilidad. Es
por esto que, a pesar de que las menciones son sucintas y parecerían poco
trascendentales, cuando el papa afirma en el apartado “La emancipación de los
pueblos” que “Todos los pueblos, en efecto, han adquirido ya su libertad o están a
punto de adquirirla. Por ello, en breve plazo no habrá pueblos dominadores ni
pueblos dominados” (Juan XXIII, 1963). Estas declaraciones del papa nos sirven
para ilustrar el paso de la descolonización de movimiento revolucionario a
instrumento jurídico no sólo válido, sino de hecho defendido, legitimado y fomentado
desde frentes tan diversos como la política exterior de las superpotencias hasta la
actitud de la santa sede en la cuestión.

2.3. Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los


Países y Pueblos Coloniales, la Resolución 1514 de las
Naciones Unidas.
Como ya se ha mencionado anteriormente, la resolución 1514 de las Naciones
Unidas es una pieza pivotal de la historia de la organización y de la historia de la
descolonización. Conocida como la “Carta Magna de la descolonización”, establece
claramente que “La sujeción de pueblos a una subyugación, dominación y
explotación extranjeras constituye una negación de los derechos humanos
fundamentales, es contraria a la Carta de las Naciones Unidas” (Art 1 Resolución
1514, 1960), por lo tanto: “Todos los pueblos tienen el derecho de libre
determinación; en virtud de este derecho, determinan libremente su condición
política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural.” (Art 2
Resolución 1514, 1960), independientemente de su estatus o nivel educativo,
cultural, desarrollo político, económico, etc. La aprobación de esta resolución tiene
lugar en 1960, y es posterior al ingreso de 16 nuevos estados en la Organización de
las Naciones Unidas, de estos 16 estados, 15 eran africanos y el restante era
Chipre. La resolución es aprobada por por 89 votos a favor, y 9 abstenciones, entre
las cuales se encuentran las abstenciones de España, República Dominicana, Reino
Unido y Francia

Esta resolución es de gran relevancia, puesto que establece una condena explícita y
sancionadora a las conductas que posibiliten, apoyen o conduzcan a un
mantenimiento de estructuras políticas coloniales. Esto es un paso más allá del
propósito de la libre determinación de los pueblos que se constata en el artículo 1 de
la carta de las Naciones Unidas. Ya la cuestión no se limita a una mera declaración

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de intenciones, sino que ha quedado establecido un mecanismo concreto mediante


el cual hacer efectivas las disposiciones de la resolución, y por tanto la
materialización de lo establecido en el principio de la Carta Magna de las Naciones
Unidas. Su aplicación práctica es posible por la aprobación del punto 2, referente al
derecho a la autodeterminación, por parte del Consejo de Seguridad en 1963 (de la
Muela, M. 1971). Así pues, y si bien la descolonización en 1960 ya estaba operando
en la práctica, la resolución 1514 supondrá la principal base jurídica que legitime y
justifique legalmente en el plano del derecho internacional la independencia de las
colonias, y es la que permitirá el desmantelamiento prácticamente completo de las
estructuras coloniales tradicionales en las dos siguientes décadas.

3.Consecuencias de la descolonización

3.1. Aspectos políticos


La primera consecuencia, y quizás la más aparente, de la descolonización en el
ámbito político es la aparición de nuevos actores en el escenario internacional. La
nueva existencia de estos estados les llevará a disponer de capacidad de obrar en
el plano jurídico internacional, lo cual a su vez permitirá la asociación y el
establecimiento de relaciones con otros estados. Este es el caso con el movimiento
de los países no alineados, movimiento que se alzará como una tercera vía en el
marco de la guerra fría. Con este fenómeno, el tercer mundo se convertirá en un
nuevo actor en la sociedad internacional, ya no estarán relegados al control directo
de la metrópoli, y podrán por tanto realizarse y establecerse individualmente en el
plano internacional (Huguet Santos, M. 2001). Este acontecimiento tendrá
ramificaciones importantes en el marco de la guerra fría, puesto que afirmará una
nueva tercera vía que, si bien se encontraba limitada por la influencia y actuación de
las superpotencias en los gobiernos locales de numerosos estados emergentes,
constituirá una emancipación política para estos nuevos estados y el mundo
descolonizado.

Siguiendo por esta línea, nos es posible observar otro fenómeno de gran interés.
Asistimos como consecuencia de la descolonización a una vertiginosa caída de la
influencia y poder de los antiguos estados coloniales, especialmente Francia y Gran
bretaña, en la escena internacional, y, simultáneamente, a una reafirmación del
papel central de la Unión Soviética y Estados Unidos en las relaciones
internacionales, como ya se evidenció durante la crisis de Suez en 1956. Gran
Bretaña y Francia han perdido aquello que legitimaba el establecimiento de un
código geopolítico mundial, y quedarán relegados a la órbita europea, donde todavía
conservaran un papel relevante en la toma de decisiones e influencia a nivel
regional. Este papel de liderazgo y de estructuración de la sociedad internacional
caerá pues en manos de los más poderosos, Estados Unidos y la Unión Soviética,

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quienes siguiendo unas lógicas de contención y expansión darán pie a un nuevo


fenómeno: el neocolonialismo.

El neocolonialismo aparece en el marco de la carrera por influir en territorios


descolonizados entre Estados Unidos y la Unión Soviética, y supone una
prolongación temporal de algunas de las prácticas propias del colonialismo. Si bien
la Unión Soviética y Estados Unidos son claros defensores de la descolonización,
también expresan mediante sus acciones una voluntad de influir en prácticamente
todos los estados del planeta, apoyando golpes de estado, gobiernos autoritarios,
milicias locales y gobiernos de todos los tipos y colores. Esto nos lleva al fenómeno
de los proxy wars, en las que ambas superpotencias apoyaran distintos bandos en
conflictos armados vía suministro de armamento, provisiones, o ayudas económicas
directas.

Así pues, cabe preguntarse si ha habido acaso algún cambio en la distribución


política del poder. La descolonización tuvo como consecuencia clara una
diversificación notable de los actores políticos internacionales, una legitimación y
empoderamiento de los nuevos actores del tercer mundo en la escena internacional,
pero en última instancia lleva también al mantenimiento de unas estructuras de
poder y dominación que pasan de ser coloniales a neocoloniales.

3.2. Aspectos ideológicos


La descolonización implica la creación de un nuevo esquema mental sobre la
estructura del mapa global. La aparición de nuevos estados, nuevas fronteras y
nuevos conflictos da la vuelta completamente a las estructuras de pensamiento
tradicionales, especialmente en occidente. Tenemos como consecuencia una mayor
diversidad de aportaciones literarias, políticas y académicas que ya no proceden
exclusivamente de occidente y oriente, sino también de los territorios
descolonizados. Esto lleva a un período de amplitud de miras y enfoques, pero
también a la reconversión de actitudes discriminatorias que se han de camuflar en
este nuevo contexto, pues ya no están amparadas por el colonialismo.

Surge de esta manera lo que podemos denominar una contracultura, una reacción
del tercer mundo ante la indiferencia del primero de sus intereses, que reclama ser
oído. Si bien occidente podrá seguir haciendo oídos sordos, la realidad ideológica
global está cambiando, está incluyendo nuevas perspectivas críticas que a pesar de
haber quizás recibido una formación europea, propone ahora una multiplicidad de
sistemas de pensamiento y gobierno autóctonos. Estas aportaciones autónomas, sin
embargo, no aparecerán sin influencias externas, pues, como vimos en el apartado
anterior, la Unión Soviética y Estados Unidos harán todo lo posible para expandir
sus doctrinas e ideologías a estos nuevos y libres territorios afroasiáticos.

Otra cuestión de relevancia en el ámbito ideológico es la capacidad de unión que


genera la oposición hacia un enemigo. Recordemos que todos los estados tienen un

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componente artificial, las fronteras políticas no existen de manera física, no son


tangibles, son imaginarias. Esto es dolorosamente evidente en el África
descolonizada, donde las líneas fronterizas estatales no tienen nada que ver con la
composición étnico-religiosa de la población local. Esto compone un fenómeno de
una importancia menor durante la dominación colonial, pues la opresión a la que se
veían sometidos estos pueblos impedía el pensamiento en rivalidades tribales con el
pueblo vecino. Es así como surgen los movimientos de independencia, surgen del
aglutinamiento de poblaciones diversas y desiguales en contra de un enemigo
común, una vez que el enemigo se marcha, sin embargo, y llega el momento de
construir un estado es cuando la violencia entre grupos y clanes se alza. Este es el
caso de innumerables situaciones vividas en Asia, África e incluso América Latina,
en las que la revolución y la independencia son inmediatamente seguidas de
guerras civiles entre facciones que no hacen más que debilitar aún más a estos
nuevos estados.

3.3. Aspectos económicos


En lo que al ámbito económico respecta, este es sin duda uno de los más discutidos
en los planos académicos y mediáticos. Para entender el verdadero impacto de la
descolonización en la estructura económica de los territorios descolonizados, hemos
de comprender sus estructuras económicas durante la colonización. Existen
estudios que afirman que los imperios europeos no eran rentables desde un punto
de vista económico para las metrópolis, sus gastos de gestión, mantenimiento y
demás excedían los beneficios proporcionados por estos (Chamberlain, M. E. 1997)
Cabe preguntarse, pues, ¿Si el mantenimiento de un imperio colonial no era
rentable para la metrópoli, porque se convirtió esta en una práctica tan extendida
entre los estados europeos? La respuesta la detalla Chamberlain en su obra La
descolonización. En ella, tras realizar un estudio de los distintos momentos, fases y
actores de la descolonización, el autor detalla que uno de los principales elementos
de valor de las colonias no eran tanto el beneficio que generaban a la colonia, sino
el hecho de que actuaban a modo de mercado cautivo para la misma, eran socios
comerciales explotados (Chamberlain, M. E. 1997). Así pues, la gran motivación de
la colonización era la búsqueda de mercados favorables, lo cual no es más que un
eufemismo para la explotación y extracción de las materias primas de un territorio
con labor cuasi-esclava para su posterior manufacturación en la metrópoli.

Como consecuencia de este fenómeno, las infraestructuras de comunicaciones,


industriales y económicas de los estados coloniales estaban específicamente
diseñadas para la maximización de la extracción de materias primas. Como
consecuencia de esto nos encontramos con territorios coloniales que han sido
deforestados extensamente para la extracción de madera, como es el caso de Haití,
estados en los que la única línea ferroviaria existente está destinada al transporte de
materias primas, como República Dominicana, o en los que la formación de la

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población es específica a la recolección de un producto, como es el cacao en el


Congo. Como consecuencia de esto, una vez estos territorios se independizan, se
dan cuenta de que no disponen de la infraestructura necesaria para diversificar su
producción, y de que los escasos instrumentos y estructuras de autosustento de las
que se disponían, eran ahora insuficientes o incluso inexistentes. Como
consecuencia, muchos de los estados descolonizados seguirán basando sus
economías en la exportación de materias primas, cumpliendo el mismo papel que
habían cumplido en el pasado, cubiertos por un fino velo de libertad, serán los
socios comerciales en posición desfavorable que permiten a los estados prósperos
seguir generando riqueza.

Es necesario llegados a este punto distinguir en el ámbito económico entre dos


modalidades de desarrollo económico entre los estados descolonizados. Esta
división no es otra que la división entre el llamado tercer mundo y los países en
“vías de desarrollo”. Esto hace referencia a la división entre aquellos estados en los
que la población apenas tiene sustento alimenticio y económico para salir adelante,
y aquellos en los que hay materias primas de gran valor en los mercados, como es
el caso del petróleo, por lo que su importancia en el ámbito económico es mucho
más significativa. Esta distinción nos evidencia como los sistemas económicos
occidentales coloniales son todavía los que perduran pese a la descolonización,
puesto que es evidente que aquellos estados que pueden acomodarse mejor a los
intereses y necesidades de los estados desarrollados son aquellos que podrán
alcanzar una mayor riqueza y dictar sus propios términos. Esto es precisamente lo
que ocurre con la crisis del petróleo en 1973, cuando los estados árabes de la
OPEP deciden unilateralmente elevar los precios del petróleo.

Así pues, es necesario mencionar que, a pesar de que la descolonización implica


una revolución en la estructura económica global, es posible observar cómo ciertos
patrones de conducta y de dominación se reproducen independientemente del
contexto. No obstante, la inclusión de un factor discrecional en todos los
intercambios lleva sin duda a una extensa complejización de los intercambios a una
escala global.

3.4. Aspectos jurídicos


Al igual que la descolonización ha impactado en las facetas económica, política e
ideológica, también es destacable su repercusión en el plano jurídico. Este impacto
vendrá esencialmente de la mano de la Organización de las Naciones Unidas, que
actuará como el gran garante de la descolonización y de la transición pacífica hacia
la soberanía de los pueblos. Las Naciones Unidas adquirirán gran fuerza con
posterioridad a la descolonización, verán un aumento considerable en competencias
y en su labor de gestión de los conflictos internacionales. Es así como en 1971 el
Tribunal internacional de justicia proclamará universalmente aplicable el derecho de
autodeterminación a los territorios no autónomos, evidenciando nuevamente este

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papel de no solo vigilancia, sino también actuación de las distintas instituciones


encargadas de proteger e implementar el derecho internacional.

La descolonización implicará también la creación de numerosas nuevas


organizaciones como El consejo de administración fiduciaria, la Organización para la
Unidad Africana o el Tribunal Internacional de los Pueblos; y también una extensa
variedad de literatura jurídica y resoluciones de la Asamblea General como la
resolución 2625 de 1970, la 1654 de 1960, que crea un Comité Especial de
Descolonización, o la 1541. Así pues, la descolonización implicará un aumento de
los sujetos de derecho internacional, lo cual implica a su vez una ampliación y
democratización del mismo, cuyas fuentes ahora serán mucho más diversas.

4.Impacto en la estructura de la sociedad


internacional
La descolonización supone una revolución absoluta en la estructuración de la
sociedad internacional del momento. Su impacto no puede ser infravalorado, pues
no se trata únicamente de la paulatina incorporación de nuevos estados a la escena
internacional, sino que significa también la decadencia de unos y el auge de otros,
una alteración en los órdenes jurídicos, políticos y económicos; y en las dinámicas
establecidas y por establecer entre el conjunto de estados.

Uno de los elementos claves del impacto de la descolonización en la sociedad


internacional tiene que ver con los derechos humanos, en concreto con la
globalización y ampliación de los mismos. En 1948 los derechos humanos se
redactan por un selecto grupo de países occidentales que, de acuerdo con su propia
idiosincrasia, hacen especial énfasis en la codificación centrada en los derechos
individuales. Esto no quiere decir que no sea importante ni revolucionario este
hecho, pero es necesario recordar que, a pesar de que hablamos de principios
universales aplicables a cualquier ser humano, existe una realidad demográfica
preeminente en su redacción. La descolonización supone, pues, un punto de
inflexión en el hecho de que amplía y democratiza la base de los derechos
individuales, para así dar un paso hacia la codificación de un derecho de pueblos,
cristalizado en el principio de autodeterminación de los pueblos. En el estudio
realizado por Alfredo Guevara Escayola sobre las peculiaridades de la constitución
boliviana de 2009, el autor afirma acertadamente que “se puede lograr una
concepción mestiza de los derechos humanos, que rechaza el relativismo
cultural pero a la vez también cuestiona falsos universalismos, a través de una
hermenéutica diatópica que permita establecer diálogos interculturales. En el plano
jurídico, esta lógica cuestiona la concepción occidental de los Derechos
Humanos y la simetría entre derechos y deberes, se garantizan derechos a quien
puede exigir deberes (...)” (Guevara Escayola, A. 2012). Así pues, nos es posible
afirmar que la descolonización tuvo un impacto decisivo en la ampliación de los

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derechos humanos, lo cual a su vez tiene un impacto decisivo en su legitimación


multilateral.

De cierta manera, la descolonización desordenó la estructura de la sociedad


internacional. Durante la Segunda Guerra Mundial, los países aliados hicieron
especial énfasis en la formulación teórica de un nuevo orden internacional con el fin
de evitar las consecuencias del caos previo a la guerra. De esta manera se crean
compartimentos teóricos en los que se regula la economía, mediante los acuerdos
de Bretton-Woods, el derecho internacional y la solución de controversias, mediante
la ONU, o la justicia internacional con nuevas organizaciones como el Tribunal
Internacional de Justicia. Estas instituciones operan adecuadamente con un número
reducido de países, pero empiezan a encontrarse con algunos problemas tras la
aparición de numerosos estados con serios problemas de carácter estructural en
materia de derechos, política, economía y relaciones internacionales. Esto lleva a la
generación de cierta entropía dentro del nuevo orden establecido, que tendrá que
acomodarse lentamente a la presencia de estos nuevos actores. Esto derivó en un
fracaso de la cooperación internacional entre los estados del tercer mundo en los
primeros momentos de la descolonización (S/A, s/f. H3 C4). La propia diversidad y
el caos interno de muchos de los nuevos estados lleva al fracaso del movimiento de
los no alineados, que no conseguirán mantener la unidad suficiente como para
alzarse de manera independiente y prolongada como una tercera vía entre el
comunismo soviético y el capitalismo estadounidense. Como consecuencia, y como
se ha mencionado antes, el tercer mundo se convertirá en el escenario de batalla de
las superpotencias, y en el objeto de caridad del primer mundo.

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5.Bibliografía
Carta de las Naciones Unidas (1948).
https://www.un.org/es/about-us/un-charter/chapter-1

Chamberlain, M. E. (1997). La descolonización. La caída de los imperios europeos.


Ariel Historia, Barcelona.

Guevara Escayola, A. (2012). Hacia la descolonización jurídica. El caso de la


Constitución Boliviana. Algarrobo-MEL, 1(1). Recuperado a partir de
https://revistas.uncu.edu.ar/ojs3/index.php/mel/article/view/

Huguet Santos, M. (2001). El proceso de descolonización y los nuevos


protagonistas en El mundo contemporáneo: historia y problemas. (pp.697-746)

Juan XXIII (1963). Pacem in terris. AAS, 42-45

Miaja de la Muela, A. (1971). La descolonización y el derecho de la descolonización


en la Organización de las Naciones Unidas. Revista Española de Derecho
Internacional, 24(1/2), 207–240. http://www.jstor.org/stable/44294547

Resolución 1514 de la ONU (14 de diciembre de 1960) sobre la concesión de la


independencia a los países y pueblos coloniales, de

Sin Autor (s/f). La descolonización y sus consecuencias. H3 C4.

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