La vigorexia, cuya denominación correcta es dismorfia
muscular, es un trastorno mental que se caracteriza por la obsesión por ganar masa muscular. Quienes lo padecen, según explica Robin Rica, director de la Unidad de Trastornos Alimentarios de Instituto Centta, experimentan "una distorsión de la imagen corporal que tiene que ver con que no se ven lo suficientemente musculados o fuertes". Se asocia "al ejercicio compulsivo de levantamiento de pesas y a alteraciones alimentarias también orientadas a conseguir el objetivo de un mayor volumen muscular".
Por lo tanto, no es un trastorno estrictamente alimentario,
pero comparte con enfermedades como la anorexia la preocupación obsesiva por la figura y una distorsión del esquema corporal. A diferencia de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), es considerablemente más frecuente en los hombres y su pico de inicio es algo más tardío, en torno a los 18 años de edad.
La vigorexia repercute negativamente en las relaciones
personales de los afectados, así como en su salud mental y física. Síntomas
Los síntomas más habituales son:
- Tener una preocupación desmesurada por su propio
cuerpo, lo que lleva, por ejemplo, a estar diariamente analizando el peso, el estado de los músculos y la cantidad de grasa.
- Tener excesiva dependencia del ejercicio físico.
- Tener una imagen totalmente distorsionada del propio
cuerpo.
- Estar obsesionado con la dieta. Llega a afectar a las
relaciones sociales puesto que se llega a evitar comer fuera de casa.
- Estar dispuesto a cualquier sacrificio para potenciar
físicamente el cuerpo.
- Autoestima baja.
- Tendencia a mirarse en el espejo frecuentemente.