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EVALUACIÓN EDUCATIVA:

HACÍA LA CONSTRUCCIÓN DE UN ESPACIO DE APRENDIZAJE.

La evaluación tiene significado en el espacio, los dispositivos que la permiten son los exámenes y las
pruebas de las más conocidas. Estas suelen presentar iniciativas evaluativas, investigando y
produciendo con bibliografía específica.

El desarrollo de nuevas iniciativas desarrollaron un efecto en América Latina.

Promover la instalación de un discurso para reconocer la evaluación como asociación a la mejora de


la calidad de educación.

Generar una importante brecha entre el discurso pedagógico renovado y la práctica evaluativa
concreta.

Abrir interrogantes conexos sobre la calidad de educación y acotar la polisemia del concepto.

Las discusiones respecto a la evaluación se basan en sentidos atribuidos que generan disparidad de
criterios.

Estás ideas modificaron y contribuyeron a estereotipos para la modificación de la práctica


evaluativa, denominándose normativo, un modelo ideal.

Volviéndose una posibilidad de modificación en los procesos de aprendizaje y enseñanza, a pesar de


esto la escuela está caracterizada por una débil cultura de evaluación. Presentándose como
requisito formal con escaso o nulo valor pedagógico y como una instancia escindida del resto de las
actividades de enseñanza.

Siendo el desafío promover el concepto sosteniendo que la evaluación es el proceso de obtener


información y usarla para formar juicio que a su vez se utilizará en la toma de decisiones. Está
produce información y esta información produce un proceso sistemático e intencionado de
aproximación al objeto evaluado. Está evaluación tiene efectos retroalimentados, iluminando los
objetos evaluados.

Tendrik identifica tres elementos fundamentales que están en todo proceso de evaluación:
Recolección de información. Producción de juicios de valor. Orientación de la toma de decisiones.

¿Qué evaluar? y para qué?, qué evaluar es la pregunta por el objeto de la evaluación, que si bien
parece simple en la práctica no lo es.

En el ámbito educativo se tiende a pensar en múltiples objetos de evaluación como los alumnos, los
docentes, los aprendizajes, las estrategias de enseñanza, la gestión pedagógica entre otros. Sin
embargo cuando no se definen claramente el objeto y los sujetos de la evaluación se suele reducir la
reflexión sobre la evaluación a cuestiones técnicas, es decir se enfoca únicamente en los aspectos
prácticos y operativos de la evaluación sin profundizar en su significado y propósito más amplio. Esto
implica que se pierda de vista y se empobrezca la importancia de la evaluación como una
herramienta para la construcción colectiva de conocimiento.

Es importante diferenciar aquello que se construye como fuente y unidad de información en el


marco de un proceso de evaluación y lo que realmente es el objeto de la evaluación, ya que en
ocasiones se tiende a evaluar los aprendizajes de los alumnos para inferir sobre el desempeño de los
docentes, el funcionamiento institucional, las prácticas educativas o el diseño curricular, lo que
puede llevar a una falta de precisión sobre lo que se quiere evaluar. Es necesario definir claramente
el objeto de evaluación para evitar confusiones y seleccionar las herramientas e instrumentos
adecuados.

Noción de ámbito en la educación como un elemento complementario en la definición de


evaluación: ámbito se refiere al espacio en el que ocurre el proceso de evaluación y establece los
límites dentro de los cuales los resultados de la evaluación tiene efecto, la identificación clara del
ámbito en el que se desarrolla la evaluación es importante para definir su alcance y a su vez
seleccionar las herramientas e instrumentos adecuados.

Propósito y finalidad de la evaluación: se refiere a las consecuencias esperadas de los resultados de


evaluación y las decisiones que se espera tomar a partir de ellos. El propósito y la finalidad de la
evaluación pueden variar dependiendo el contexto y los actores involucrados.

La evaluación formativa se centra en el proceso de aprendizaje y tiene como objetivo proporcionar


retroalimentación continua y oportuna a los estudiantes y a los docentes para mejorar el proceso de
enseñanza y aprendizaje y se utiliza para identificar fortalezas y debilidades brindar orientación y
apoyo y ajustar las estrategias de enseñanza.

La evaluación formativa se centra en el desarrollo de competencias y habilidades y busca promover


el aprendizaje continuo y la mejora del rendimiento de los estudiantes evaluación sumativa se
realiza al final de un periodo de aprendizaje y tiene como objetivo medir el nivel de logro de los
estudiantes en relación a los objetivos establecidos se utiliza para tomar decisiones de promoción
certificación y para rendir cuentas sobre los resultados obtenidos se enfoca en la asignación de
calificaciones y busca proporcionar una visión general del rendimiento de los estudiantes en un
momento determinado.

El desafío de construir criterios de evaluación.

El componente vinculado con la formación de juicios de valor se destaca como un elemento que
diferencia las tareas de evaluación de otras actividades de indagación y producción de conocimiento
como es la investigación. Es un rasgo distintivo que no está exento de dificultades y que se supone
que el resultado comparativo entre la información que sea recolectado y un conjunto de parámetros
permiten concluir y valorar una porción de realidad que concentra nuestra atención. La construcción
y definición de Los criterios de los cuales se elaboran juicios forman parte de una de las tareas más
arduas dentro del proceso de evaluación en el ámbito educativo.

Las características del sistema educativo argentino sumado a cierta tradición en la producción de
conocimiento específico e incluso de aspectos vinculados con nuestra cultura institucional convierte
en muy dificultoso pensar en este tipo de definición consensuada a gran escala del tipo estándar.

Los criterios se plantean como un aspecto ineludible en todo proceso de evaluación y se transforma
en un desafío importante que permite abrir un espacio de aprendizaje y de reflexión sobre aquello
que se quiere evaluar.

Los procesos de evaluación constituyen un interesante desafío en tanto como espacio productor de
conocimiento reflexivo sobre las acciones desarrolladas. La evaluación bien fundada es aquella que
presenta atributos básicos como: utilidad (respuesta a algún tipo de necesidad) viabilidad (proceso
de trabajo realista que observa criterios de prudencia y moderación en las acciones), apropiado
(desarrollo en un Marco legal y ético respetando los actores involucrados y a quienes se vean
afectados), preciso (la evaluación debe ser valiosa en tanto produzca información técnicamente
adecuada sobre lo que se propone valorar.

Evaluación de los aprendizajes: las pruebas estandarizadas y la evaluación en el aula.


Los dispositivos nacionales de evaluación que son heredados de experiencias del 60' en Estados
Unidos y su fin es la producción de criterios homogéneos para la acreditación del pasaje de los
alumnos de un estado a otro.

Estos dispositivos permiten identificar cuatro perfiles de casos diferentes:

1. Acciones de evaluación orientadas a las tareas de acreditación de niveles educativos.


2. Sistemas de evaluación se orienta a la producción de información sobre logros de
aprendizaje y acerca de los contextos que los producen.
3. Experiencias aisladas de evaluación de aprendizajes.
4. Experiencias de medición de resultados.

En todos estos casos se ha recorrido un camino similar para:

 Desarrollar competencias técnico científicas en los espacios encargados de la evaluación.


 Promover la utilización de la información de los resultados para la formulación y
reorientación de políticas, programas, proyectos y también para la reflexión.

El "¿Para qué se evalúa?", De esta manera, caracteriza sus objetivos por el intento de decidir y
desarrollar políticas de mejora para el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Estos diversos estudios internacionales de evaluación en el espacio de América latina generaron


diferentes debates con tensas reflexiones que se expresan en dos conjuntos de argumentos:

 El cuestionamiento a los aspectos técnicos de un determinado proceso de evaluación.


 La discusión sobre la legitimidad de origen del propio proceso de evaluación.
Prácticas de evaluación en el aula: las estrategias de evaluación en el aula debería brindar
información más detallada de las trayectorias de cada uno de los alumnos, que parta de una
comprensión holística del proceso de enseñanza, sus perspectivas y formas de abordaje. Esto
implica:

 El punto de vista del alumno, donde la evaluación debe fusionarse con el aprendizaje,
permitiendo convalidarlo y retroalimentarlo.
 El punto de vista del docente donde la evaluación del proceso de aprendizaje debe ser
reguladora el proceso de enseñanza.

Es importante, finalmente, entender que sólo una mirada más articulada de esta experiencia
permite consolidar una práctica de evaluación más constructiva.

A modo de cierre.

Estos aspectos conceptuales y metodológicos proponen una mirada constructiva de los procesos de
evaluación educativa. Se debe entender a la evaluación como una fuente significativa de insumos
para mejorar la gestión pedagógica de la escuela e integrarse en los procesos de planificación
institucional.

Los procesos de evaluación permiten generar una instancia de aprendizaje compartido que brinda
racionalidad y genera procesos altamente democratizadores. Estos procesos deben tener un
carácter integral que abarque la realidad educativa en su conjunto. La evaluación debe ser un
componente activo dentro del proceso de gestión y no como una actividad segmentada y como una
dimensión activa y dinámica.

Finalmente, en la última década se produjo un desplazamiento de la evaluación formativa hacia el


de evaluación para el aprendizaje donde se orienta a la evaluación como un proceso continuo y que
destaca el efecto retroalimentador de la información para los docentes y estudiantes.

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