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El presente informe pretende presentar al lector los pensamientos posthumanistas sobre los
cambios de la identidad humana. Este se dividirá en 2 partes que evaluarán los temas presentados en
la consigna de manera secuencial. La primer parte está constituida por dos párrafos explicando y
evaluando el posthumanismo y el cambio de identidad humana, mientras que la segunda parte
analiza y valora las críticas en relación al posthumanismo presentadas en el escrito de Gabriela
Chavarria Alfaro, “El post humanismo y los cambios de identidad humana”.
El origen del pensamiento posthumanista surge a partir de las décadas 1950 y 1960, debido
al desarrollo de la cibernética que modificó las ideas científicas que explican el mundo y la
identidad humana. Estos pensamientos postulan que a partir de la cibernética los seres humanos
serían vistos básicamente como entidades procesadoras de información quienes son en esencia
similares a máquinas inteligentes. En este sentido, según Céline Lafontaine, el concepto de
información sustituye la idea de la vida dentro de la definición del ser, puesto a que esto se utilizó
para determinar el lugar que ocupaba un organismo en la jerarquía de los seres vivos. Luego de
algunos estudios, varios sociólogos llegaron a la conclusión de que el estatus ontológico del ser
humano se conceptualizó diferente hasta considerarlo como una pieza dentro del engranaje
tecnológico, en donde la sociedad ya no se considera como una sociedad humana, sino como una
sociedad donde las máquinas inteligentes, los robots y toda inteligencia artificial pasan a ser
considerados como parte del entorno social.
Las conclusión de Hans Jonas acerca a las teorías posthumanistas son bastante claras y
razonables. Esto plantea, que el poder de hacer algo no implica que haya que hacerlo, y hoy más
que nunca se requiere una reflexión sobre nuestra responsabilidad con el futuro. Su llamado de
prudencia y su postura son de suma importancia, ya que en la actualidad poseemos mucha
tecnología cibernética que podría experimentarse en humanos, pero esto podría resultar peligroso
por la ignorancia y falta de conocimiento que se tiene sobre lo que pueda pasar, ya que el futuro es
incierto. Por otra parte, estoy sumamente de acuerdo con que el pensamiento posthumanista forme
parte del debate público y académico, ya que toda la población debería tener voz y voto en este tipo
de situaciones donde la bioética y la identidad humana entran en juego.