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NIVERSIDAD DEL GOLFO

MAESTRIA EN EDUCACION CON ESPECIALIDAD EN METODOLOGIA DE LA


DOCENCIA

ASIGNATURA:

ECONOMIA POLITICA DE LA EDUCACION

CATEDRATICO:

DRA. CONSUELO CHAVEZ BUSTOS

ACTIVIDAD:

5. SINTESIS: “GESTIÓN DE RECURSOS EN LOS SISTEMAS EDUCACIONALES


DE CUBA Y CHILE. PROBLEMAS Y ALTERNATIVAS Y EL FINANCIAMIENTO DE
LA EDUCACIÓN EN MÉXICO”

ALUMNA:

LIC. ELDA BERENICE AZUARA AZUARA


Inicio

La educación es un proceso social que no es posible entender con toda


claridad, si no se procura observar la multiplicidad y diversidad de las fuerzas
e instituciones que concurren en el desenvolvimiento de las sociedades
(Azevedo, 1981). Es así que la educación tiene beneficios personales y
beneficios sociales (Bello, en Squella, 1982; Cohen, Schiefelbein, Wolf, y
Schiefelbein, 2000). La educación tiene beneficios privados, que se expresan
en términos de ganancia para la persona dueña de los recursos, y además
genera beneficios sociales, que se refieren al impacto de la inversión sobre la
sociedad en general (Cohen, Schiefelbein, Wolf, y Schiefelbein, 2000), como
la generación de ciudadanía, desarrollo económico y tecnológico, la
democracia, etc. Pero estos beneficios dependen de la estructura y forma de
los sistemas educativos que le dan sustento material a los mismos.

La presente síntesis abordara una comparativa de como son los sistemas


educativos de Cuba y de Chile, veremos cómo su orgánica y funcionamiento
condiciona el desarrollo de la educación en cada país. Así mismo haciendo
una comparativa con el financiamiento de la educación en México.
Desarrollo

La razón de que se hayan elegido estos países para hacer la comparativa se


considera en primer lugar a que ambos son naciones latinoamericanas, por lo
cual, al menos en el aspecto cultural, existen elementos sedimentarios
comunes que facilitan el trabajo comparativo. En segunda instancia se elige
Cuba, ya que tiene una organización sociopolítica diferente a la de Chile.
Mientras que Chile es una democracia presidencialista, con una fuerte
economía de mercado presente en la provisión de todos los bienes y servicios
sociales, Cuba es una nación con un estado socialista, no democrático, donde
la economía y la provisión de bienes y servicios sociales se rigen por la
planificación estatal.

En tercera instancia y final, se eligió a Cuba como país para comparar con
Chile, pues Cuba presenta los mejores indicadores educativos de todos los
países latinoamericanos y del Caribe. De hecho, según la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO (2015a),
uno de cada tres países del mundo alcanzó la totalidad de los objetivos
mensurables de la Educación para Todos establecidos en el año 2000, siendo
Cuba la única nación de América Latina y el Caribe que consiguió cubrir esos
objetivos. En efecto, según el último informe de he Education for All (UNESCO,
2015b), Cuba se encuentra en el lugar N° 28 según el Índice de Desarrollo de
la Educación para Todos, índice que cubre aspectos relacionados a la tasa de
matrícula neta ajustada de primaria, la tasa de alfabetización de adultos, y la
tasa de supervivencia al 5° grado. Mientras tanto Chile se ubicó en el lugar N°
48 de dicho índice (de un total de 113 países analizados).

Según el Ministerio de Educación de la República de Cuba (MINED, 2015), el


sistema educativo de dicho país se organiza de la siguiente manera:
a) Grado preescolar: que atiende a los niños y niñas entre 5-6 años, a cargo
de maestros que se forman de manera similar a los de educación primaria.
Antes de este ciclo etario, existe un sistema de atención a niños y niñas entre
los cero meses de vida hasta el ingreso al preescolar, coordinado entre el
Ministerio de Educación y el Ministerio de Salud, y otras entidades de servicio
social.

b) Nivel primario: que es de carácter obligatorio y universal, que atiende a


todos los niños y las niñas comprendidos en el grupo de edades de 6 y 11
años. Según el mismo ministerio, existen 6.866 escuelas primarias en Cuba,
en las que se desempeñan 106.429 docentes, que atienden a 687.727
alumnos y alumnas.

c) Nivel secundario básico: que atiende a alumnos y alumnas entre los 12 y


13 años de edad, quienes son guiados por un Profesor General Integral, que
atiende a 15 alumnos/as en todas las asignaturas, excepto inglés y educación
física.

d) Nivel secundario preuniversitario: que atiende a alumnas y alumnos entre


14 y 18 años de edad, que tiene como objetivo formar bachilleres en cultura
general y capacitarlos para una elección consciente de estudios en educación
superior o para el mundo del trabajo.

Consecuentemente, luego de la educación preuniversitaria se accede a la


formación técnica y profesional (educación superior), continuidad que según
el Ministerio de Educación de Cuba está garantizada para los egresados de
los diferentes centros preuniversitarios, quienes pueden acceder a cualquiera
de las carreras que se estudian en las universidades del país e institutos
superiores politécnicos, de manera gratuita.
De lo relatado, el rasgo característico del sistema educativo cubano es su
estatalidad y gratuidad. Este sistema es heredero y relejo de la revolución
Cubana de 1959 que derrocó a la dictadura de Fulgencio Batista, cuyo
principal eje en temas educativos fue la abolición del analfabetismo, situación
que se destaca hoy en día de Cuba (González y Reyes, 2010).

El principal órgano rector del sistema es el Ministerio de Educación, que dirige


todo el sistema educativo, con excepción del sistema de educación superior,
que está bajo el ordenamiento del Ministerio de Educación Superior
(UNESCO, 2010). El Ministerio de Educación se descompone a nivel local en
direcciones provinciales de educación, y luego en direcciones municipales de
educación, que estando sujetas administrativamente al órgano de
administración local, en norma y metodología, se adhieren a los lineamientos
establecidos por el Ministerio de Educación (UNESCO, 2010).

La estructura del sistema educativo chileno se encuentra contendida en la Ley


General de Educación N° 20.370 (LEGE)2, que modificó la Ley N° 18.962,
Orgánica Constitucional de Enseñanza de 1990 (LOCE). En la misma ley, el
sistema de educación escolar en Chile se define como mixto, donde existe
una alta presencia de privados en la provisión de educación y un rol subsidiario
del Estado respecto de este servicio. No obstante, el máximo organismo
fiscalizador y administrador de este sistema es el Ministerio de Educación de
Chile.

El sistema educativo se organiza en: a) un nivel preescolar, que atiende niñas


y niños menores de 6 años, mediante una diversidad de instituciones y redes
públicas y privadas; b) un nivel básico obligatorio, de ocho grados, entregado
en escuelas municipales o privadas; c) un nivel medio, de cuatro grados, que
se ofrece con dos modalidades (la científico-humanista, de tipo general, y la
técnico-profesional y artística, que combina estudios generales y formación
para el trabajo); c) y un nivel superior, impartido en Universidades, Institutos
Profesionales y Centros de Formación Técnica. Dentro de esta estructura y
desde el año 2003, el Estado es garante del cumplimiento de doce años de
educación obligatoria, lo que corresponden a la conclusión de los ciclos
básicos y medios en su totalidad.

El sistema de financiamiento en Chile se fundamenta en el subsidio de la


demanda desde 1980, en base a los denominados vouchers, congruente con
la lógica mercantil desarrollada en la época (Cornejo, 2006). El valor del
voucher, o de la subvención por alumno que asiste a clases, se define en
Unidades de Subvención Educativa (USE), la cual es reajustada de acuerdo
al Índice de Precios del Consumidor (IPC) y según nivel educativo. Según
Espínola (2005), la subvención por alumno tiene la ventaja de otorgar
autonomía financiera a las escuelas, en la medida en que ésta sea una
transferencia directa a las escuelas, lo que sólo ocurre en las escuelas
subvencionadas, ya que para el caso de las escuelas municipales es
transferida directamente al municipio.

Por otra parte, en México la economía y la provisión de bienes y servicios


sociales se rigen por el Estado, donde las leyes y normas mexicanas
establecen con claridad la responsabilidad del Estado para asegurar el
derecho que tienen todos los mexicanos de acceder a la educación, a lo que
habría que añadir que ésta debe ser de calidad, de acuerdo con nuestra
constitución en su artículo 3ro. Donde todas las personas tienen derechos a
la educación y el Estado tiene la obligación de impartirla y garantizarla,
además también nos dice que debe de ser obligatoria, universal, inclusiva,
pública, gratuita y laica.
La Secretaria de Educación Pública (SEP) es la institución de gobierno
que lleva todo aquello que tiene que ver con la educación en México, los
planes de estudio, la emisión de los certificados de estudios, la plantilla
docente, entre otros, además tiene el propósito de crear las condiciones que
permitan el acceso a una educación de excelencia.

A pesar de que la educación es un derecho humano, que debe ser de calidad


y debe de ser para todos y todas, también es importante señalar que, para
acceder a ella, con la posibilidad de obtener un documento que certifique que
se cumplió con algún nivel educativo, es necesario contar con ciertos
documentos como acta de nacimiento, Clave Única de Registro de Población
(CURP), identificación, etc.

Además, se debe tener en cuenta que el sistema educativo mexicano tiene


sus limitaciones y aspectos a mejorar, como el número de lugares en
instituciones educativas públicas, la calidad de los contenidos, las
instalaciones y materiales en las escuelas, el número de alumnos en cada
grupo, entre otros.

Para realizar una buena planeación y administración de los recursos que se


destinan al sector educativo se requiere tener una visión integral y precisa
sobre la forma en que participan los gobiernos federal, estatal y municipal en
el gasto educativo, así como sobre la manera en que se distribuyen los
recursos entre los diferentes niveles, modalidades y programas educativos,
hasta llegar al plano de dependencias e instituciones concretas. Sin embargo,
este tipo de información no existe en nuestro país.

A pesar de que diversas fuentes brindan información sobe el gasto educativo


en México, éstas presentan información parcial, bajo distintos tipos de
clasificación y agregación, lo cual impide conocer con precisión cuánto se
gasta en educación en nuestro país, cuál es la estructura de participación de
las entidades de gobierno y cómo se distribuyen entre los distintos niveles y
modalidades educativas (Mendoza, 2011).

En el contexto internacional, algunos organismos han señalado que la baja


recaudación fiscal que presentan los países de América Latina (México
incluido) representa un serio problema, dado que limita la capacidad de invertir
en áreas como educación, infraestructura y desarrollo productivo que, como
la salud y la protección social, son claves para aumentar la productividad, la
competitividad y la inclusión social (OCDE/CEPAL, 2011: 16).

Al respecto nuestro país se ha distinguido por tener una baja capacidad de


recaudación fiscal (17.4 por ciento del PIB), quedando por debajo del
promedio de los países de América Latina (19.2 por ciento) y mucho más
distante del promedio (33.8 por ciento) de los países de la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE/CEPAL/CIAT, 2011).
Estas cifras resultan aún más alarmantes cuando se reconoce que sólo poco
más de la mitad de estos recursos no están vinculados a la producción de
hidrocarburos (CEPAL, 2012).

En los últimos años, los resultados de la asignación presupuestal han sido


fruto del cabildeo y de las coyunturas políticas; este proceso ha dejado
ganadores y perdedores según la correlación de las fuerzas políticas que
participan en este proceso (Mendoza, 2007). Lo anterior redunda en que no
exista claridad y certidumbre sobre los recursos con que contarán las
instancias, dependencias e instituciones para cubrir sus funciones educativas.
Esta incertidumbre ha multiplicado las voces de quienes solicitan la asignación
de presupuestos multianuales al sector educativo, a fin de que las instituciones
educativas puedan planear sus actividades a mediano y largo plazo bajo un
panorama de certeza financiera.

En cuanto a la participación que deben tener los gobiernos federal, estatal y


municipal en el gasto educativo, tampoco hay nada definido. Si bien algunas
leyes establecen montos específicos que deben destinarse al sector
educativo, son tan generales que no especifican a los responsables de
otorgarlos, ni la estructura de su participación, como tampoco a los
destinatarios precisos de los recursos. En consecuencia, no existen
compromisos específicamente establecidos que permitan hacer justiciable el
derecho a la educación. Se promete y no se cumple, y no pasa nada.
Cierre

Para concluir esta síntesis puedo decir que la gestión educativa busca
fortalecer el desempeño de las escuelas a través de diversas técnicas,
instrumentos y conocimientos para consolidar un buen desarrollo académico
al estudiantado y que los países que se esfuerzan en ello, son los más
sobresalientes a nivel mundial. Los sistemas educativos analizados
anteriormente nos dejan ver la gestión financiera en ambos países, tanto en
México, Cuba y Chile, circunscribe a directores y directoras a actuar como
certificadores de gastos y egresos, más que como planificadores financieros.

La gestión de materiales pedagógicos y de infraestructura en estos países se


ve como un factor condicionado a la realidad de la gestión financiera. A pesar
de ello, parece existir una mayor autonomía en el ámbito del uso de recursos
materiales-pedagógicos, más que en el tema de infraestructura. Estos
recursos son utilizados en el marco de un proyecto pedagógico en particular.
Los procesos de reclutamiento de personal son distintos en México, Cuba y
en Chile, ya que en un país se desarrolla como proceso centralizado en
función de los objetivos del sistema educacional, mientras que en el otro país
se desarrolla en función del mercado laboral, respectivamente.

La gran diferencia entre los sistemas educativos radica en el hecho de que


uno se organiza estatalmente, de manera centralizada y con una concepción
de estado docente, en función del derecho a la educación de todos y todas
mientras que otro se organiza en función de leyes de oferta y demanda
académicas y laborales, atomizada en municipios, bajo un rol subsidiario del
Estado.
Por último, quiero mencionar que los profundos rezagos y desigualdades que
existen en el sistema educativo mexicano requieren que el Estado asuma un
renovado compromiso con el financiamiento de la educación para asegurar el
derecho que tienen todos los ciudadanos a recibir una educación de calidad,
independientemente de sus contextos de procedencia, así como para preparar
a la población a fin de participar bajo mejores condiciones en la altamente
competitiva sociedad del conocimiento.
Bibliografía

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