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Infección en Cirugía
Etiología
Staphylococcus aureus y son los patógenos más comunes asociados con infecciones
de heridas no sujetas a contaminación endógena. Estos microorganismos no tienen
intrínsecamente mayor patogenicidad que los otros estafilococos, pero son más
difíciles de tratar por su resistencia a los antibióticos. El estafilococo coagulasa-
negativo, habitualmente encontrado en la flora normal de la piel, fue considerado por
muchos años contaminante e incapaz de provocar una enfermedad grave. Son los
microorganismos más comunes recuperados en la bacteriemia nosocomial,
endocarditis, infecciones protésicas, prótesis vasculares y mediastinitis
posquirúrgicas.
Un solo antibiótico puede resultar poco seguro para erradicar infecciones profundas
o bacteriemia, y es más confiable la asociación antibiótica de gentamicina con alguna
ampicilina
Poco frecuente en las muestras de tierra, así como en las heridas. Son
infrecuentemente patógenos primarios en el sitio de infecciones quirúrgicas. El género
Cándida, sin embargo, se observa a menudo como oportunista en pacientes con
severas infecciones quirúrgicas que han recibido tratamiento antibiótico de amplio
espectro, el cual suprime la flora endógena normal. Cándida recuperada de heridas
abiertas usualmente representa contaminación y no verdadera invasión, y la
recuperada de úlceras pépticas perforadas, generalmente no requiere tratamiento.
Las barreras defensivas de los mamíferos son numerosas y variadas, pero todas
sirven para separar tejidos corporales estériles del ambiente externo o de aquellas
partes del cuerpo que poseen flora microbiana residente. Por lo tanto, la piel, las
mucosas y los planos epiteliales de varios órganos constituyen barreras físicas
efectivas contra la invasión microbiana. En determinados sectores, estas barreras
pueden desarrollar adaptaciones que incrementan su efectividad para esa función. La
piel directamente expuesta, como manos y pies, es particularmente gruesa y
resistente.
Más aún, estructuras de la piel como las glándulas sebáceas secretan componentes
químicos que mantienen relativamente bajo el pH, provocando un efectivo freno
bacteriano. La secreción mucosa de glándulas especializadas dentro de los bronquios
e intestino proveen un plano mucoso que representa una barrera a la invasión
bacteriana. En el tracto alimentario, el pH gástrico y el peristaltismo intestinal
previenen la adherencia bacteriana y la invasión. Aunque la disrupción traumática de
alguna de esas barreras inmediatamente puede producir infección, distintas
enfermedades que afectan las barreras en un órgano en particular pueden también
disminuir la función protectora y generar una infección aguda o crónica.
Los términos comensal, residente, indígena y autóctono han sido usados para
describir aquellos microorganismos que residen en nuestro cuerpo y que
continuamente están en contacto con varios aspectos de los mecanismos de
defensas del huésped. Muchos de ellos son simbióticos, promoviendo las defensas
mientras que concomitantemente se benefician del medio ambiente corporal. Bajo
circunstancias normales, su papel es crítico en el desarrollo del sistema inmune
neonatal y actúa juntamente con otros mecanismos de defensa para prevenir la
invasión de patógenos no residentes.