Desde la perspectiva de la gestión de Empresas Sociales del Estado,
el caso La Crisis del Hospital San José, permite estudiar, analizar y contrastar conceptos y técnicas relativas a los procesos de análisis de involucrados, resolución de conflictos y negociación, dirección estratégica, gestión de la calidad en salud, comunicación organizacional, entre otros.
La Crisis del Hospital San José1
El Hospital San José, es una Empresa Social del Estado de II nivel de
atención, que cuenta con 160 camas hospitalarias, ubicada en el municipio de La María, cabecera de una región con notables problemas de orden público y receptora de población desplazada. Su zona de influencia incluía 10 municipios cercanos, pertenecientes a tres departamentos vecinos, con los cuales había un gran intercambio comercial y cultural.
La E.S.E. presenta una situación crítica, que se manifiesta en su
situación económica y en la calidad de la prestación de los servicios. Los niveles de satisfacción de los servicios eran muy bajos y las relaciones con la comunidad eran bastante conflictivas. Los índices de satisfacción de los servicios eran muy precarios, y en general la gestión de calidad no era una prioridad para la institución.
Para el año 2018, los resultados habían consolidado una crítica
situación que mostraba pérdidas acumuladas del orden de los $26.000´000.000,00; un Ebitda de $1.350´000.000,00; una cartera de $12.600´000.000,00; de la cual el 60% tenía una edad promedio superior a los 180 días. Sus pasivos a corto plazo con proveedores sumaban $7.300´000.000,00. La institución de salud cuenta con activos representados en 2 locales comerciales y 3 lotes ubicados en las zonas central y periférica del municipio, los cuales tienen un valor comercial cercano a los 2 mil millones de pesos.
La planta global cuenta con 370 trabajadores, de los cuales el 70% se
La Convención Colectiva vigente tenía unas inflexibles condiciones y
beneficios que afectaban negativamente los costos de producción de los servicios. A juicio de algunos directivos, estas condiciones, sumadas a otros problemas de gestión, llevaron a la difícil situación financiera por la que atravesaba la institución. En muchas oportunidades la Junta Directiva de la ESE y los diferentes gerentes de la institución hospitalaria invitaron, sin éxito, a las directivas del sindicato a renegociar las condiciones establecidas en la Convención Colectiva; pero las mismas eran consideradas como factor innegociable. Para la mayoría de los trabajadores y funcionarios del hospital, las condiciones establecidas en la convención eran asumidas como conquistas sociales y por lo tanto no estaban en discusión. El decir de algunos dirigentes sindicales era… “podemos negociar todo, menos tocar la convención”
Por espacio de siete meses las directivas de la ESE y los voceros de
los sindicatos llevaron a cabo conversaciones para identificar y establecer alternativas dirigidas a lograr el saneamiento de la ESE. Las mismas fueron infructuosas y conllevaron a una situación de estancamiento. Como tácticas de presión los trabajadores hacían permanentes mítines e interrupciones en la jornada laboral, lo cual paulatinamente tornaba más crítica la situación de la ESE. Así mismo, hicieron cambios en el equipo de Gestión de la Calidad en la ESE, contrataron un asesor por la suma de $120 millones, pero no orientaron suficientes recursos para llevar a cabo las mejoras en materia de infraestructura, avanzando solo un 45% en ese propósito.
Ante las perspectivas oscuras, la Junta directiva y el gobierno
departamental con el apoyo de los ministerios de Salud y de Hacienda, ofrecieron la posibilidad de asumir el costo político y económico de un proceso de reestructuración. El mismo cursó no libre de dificultades y conflictos, determinando finalmente la desvinculación de todos los funcionarios asistenciales y del grupo de trabajadores oficiales, encargados estos últimos de las labores de apoyo, mantenimiento y de servicios generales. De este último grupo, diez mujeres demostraron su condición de cabeza de hogar e hicieron parte del denominado Reten Social, con lo cual su desvinculación se concretó año y medio después. Así mismo, también fue sujeto de la reestructuración parte del personal administrativo. En total, 185 trabajadores fueron desvinculados, de ellos a 22 se les inició el proceso dirigido a la obtención de la pensión.
Dada la alta sensibilidad que generaba el proceso de reestructuración,
la Junta Directiva y la gerencia del hospital, consideraron que la información al respecto debería tener una circulación restringida; lo que llevó a que la misma finalmente no fuera clara y precisa. En algunos momentos el manejo de la información adquirió visos de un proceso administrativo llevado con un alto nivel de sigilo, de esta forma el sindicato y sus trabajadores asociados siempre vieron lejana la posibilidad de una medida tan radical. Entre las partes interesadas las relaciones estuvieron signadas por la desconfianza y durante los ocho meses que duró el proceso, desde la decisión tomada por la Junta Directiva, sucedieron numerosos mítines y paros en el hospital con lo cual los servicios se vieron afectados repetidamente. Estos fenómenos llevaron a algunos clientes institucionales a buscar otros proveedores de servicios de salud, con lo cual se agravaba progresivamente la situación financiera de la institución.
Dada la mínima información que sobre el proceso de reestructuración
desplegó la dirección de la institución, el mismo se vio afectado en la medida en que no se adelantó un adecuado análisis estratégico que comprendiera un nuevo direccionamiento institucional, aún cuando las condiciones del mercado de la salud se han tornado cada día más complejas. De igual forma se vieron afectadas las iniciativas institucionales dirigidas a procurar procesos de reentrenamiento y reorientación laboral en las personas que serían desvinculadas. Sólo hasta cuando se expidieron los actos administrativos relacionados con la reestructuración, tanto de directivos y funcionarios, los cuales fueron conscientes de la importancia de haber asumido con el necesario rigor y exigencia las actividades de reentrenamiento y habilitación laboral.
Los profesionales de la salud no participaron en estos programas de
capacitación y, en general, la dirección de la institución no adelantó acciones encaminadas a motivar la participación de los mismos. Uno de los especialistas de la institución se expresó en los siguientes términos cuando fue invitado a una capacitación. “Lo que a mi gusta es operar… y es lo que yo sé, no tengo interés en otros temas”
Los programas adelantados por los trabajadores iban desde cursos de
inglés, hasta panadería, floristería, mecánica automotriz y secretariado entre otros. En general no fueron invitados a definir sus necesidades y expectativas; por lo tanto para la mayoría la capacitación no tenía un componente significativo. Una vez se concretó la desvinculación de gran parte de los trabajadores, recibieron indemnizaciones que destinaron a algunas actividades productivas, entre ellas la adquisición de vehículos de servicio público urbano tipo taxi. Otros, no tenían claro que iban a hacer hacia el futuro inmediato.
Con el propósito de afectar lo menos posible el funcionamiento del
hospital, la administración del mismo vinculó a través de contratos sindicales y con cooperativas, la totalidad del recurso humano necesario, tanto del nivel asistencial como del personal de apoyo y de servicios generales. Además se concesionaron servicios clinicos especializados y se contrataron los servicios de lavandería y planchado, mantenimiento, alimentación y transporte.
Uno de los beneficios que ofrecieron las cooperativas a la institución
fue el relacionado con la liberación a la misma del pago de la carga prestacional de los trabajadores, es decir, de la porción social del trabajo. No obstante el malestar que generó dicha estrategia, la mayoría de los profesionales de la salud se revinculó a través del citado mecanismo. Algunos trabajadores lo hicieron a través de las empresas encargadas de la lavandería y del mantenimiento.
Si bien, hoy en día el hospital presenta mejores indicadores
financieros, pues logró una significativa disminución de los costos de producción de los servicios, además de una notable recuperación de la cartera; también es cierto que se deterioró aún más el clima organizacional y en especial el laboral. La mayoría de los profesionales consideran que “las condiciones de trabajo se han precarizado”. Antiguos miembros del sindicato, hoy trabajadores desvinculados, han instaurado demandas legales de carácter laboral contra la Junta Directiva y el hospital. Según la apreciación del anterior Jefe de Recursos Humanos del Hospital, “la preocupación de los directivos se centró en los aspectos financieros y legales del proceso de reestructuración, lo que llevó a que el análisis estratégico del negocio estuviera ausente, por ejemplo, el portafolio de servicios del hospital no sufrió modificaciones importantes, a pesar de los notables cambios en el mercado regional de la salud.”
En esta nueva etapa se realizaron 2 encuestas de satisfacción de los
servicios externos e internos entre los usuarios y funcionarios, las cuales alcanzaron índices preocupantes, pues en los usuarios de servicios de salud no supera el 68% de satisfacción, y respecto de los clientes internos la califican entre mala y regular, con un 56%. Una institución universitaria que tiene programas de ciencias de la salud (medicina y enfermería) les ha solicitado la posibilidad de hacer convenios docente-asistenciales, pero al hacer un diagnóstico interno encontraron problemas con las condiciones de habilitación en 3 servicios (Gineco-obstetricia, cirugía y pediatría) y en Consulta externa. No obstante, ya venían adelantado algunas acciones en una primera etapa encaminadas a lograr la Acreditación de Alta Calidad, según el plan estratégico trazado hace 3 años. La cuantificación de las mejoras físicas y de equipamiento necesarias en los servicios señalados para cumplir con los estándares de Habilitación, además de los procesos de asesoría y capacitación que acompañan estas actividades fueron valorados en la suma de $780 millones de pesos, recursos que han sido orientados solo parcialmente, con un avance no superior al 40%.
Con la posesión de un nuevo gerente, se espera que se adelante a
nivel institucional una necesaria reorientación, pues a juicio de algunos de los especialistas nuevamente vinculados “…se trató uno de los síntomas más importantes…pero no se curó el problema de raíz”.
Analice el caso y de respuesta a al cuestionario, teniendo en cuenta la
metodología de negociación propuesta.
Las siguientes preguntas están dirigidas a favorecer el análisis y la
discusión del caso:
1. Identifiquen a los actores involucrados
2. ¿Cuáles son los primarios? 3. ¿Cuáles son sus intereses y necesidades? 4. ¿Se observa que algunos actores asumen posiciones? 5. ¿Cuál es su opinión sobre la ejecución de las políticas de calidad? 6. ¿Cómo califica la estrategia de comunicaciones? 7. ¿Cree que hubo ganadores y perdedores? 8. ¿Qué recomendaría para mejorar la gestión y resultados de un proceso similar hacia el futuro?.