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LABERINTO MILENIAL1

Contraste de enfoques

Introducción.
Cuando el evangélico promedio en Latino América es cuestionado acerca de su postura con
respecto al Milenio, la respuesta casi universal es la ofrecida por el dispensacionalismo. Aun en la
Iglesia Presbiteriana (al menos en México) la respuesta del miembro común es la misma.
Lamentablemente, el pueblo evangélico desconoce los diferentes enfoques interpretativos
disponibles con respecto a este tema. Por lo tanto, este breve ensayo pretende exponer los cuatro
enfoques interpretativos que históricamente han sido ofrecidos para explicar este intrincado asunto.

II. Postmilenialismo
a) Idea básica.
El postmilenialismo es el punto de vista escatológico que sostiene que el Reino de Dios está
siendo ahora extendido en el mundo a través de la predicación del evangelio y la obra salvífica del
Espíritu Santo en los corazones de los individuos. Eventualmente, la influencia del evangelio será tal
en todo el mundo que tendrá como resultado el inicio del Milenio. Entonces, el Milenio, de acuerdo
con este enfoque, es un largo período (no mil años literales) en la tierra en el cual habrá paz y justicia
universal como resultado de la predicación del Evangelio, la obra salvífica del Espíritu Santo en los
corazones de los individuos y la influencia cristiana en el ámbito mundial. El milenio culminará con
la Segunda venida de Jesucristo (de ahí el nombre, postmilenialismo), la cual será seguida
inmediatamente por la Resurrección y Juicio generales, y los estados eternos.
El postmilenialista sostiene que el milenio ocurrirá en esta misma era (la era de la Iglesia).
La transición entre las dos eras será imperceptible. Es decir, no se podrá determinar el punto preciso
en el cual haya empezado. La vida durante el milenio será similar en muchas maneras al modo
presente de existencia. La gente seguirá casándose y teniendo hijos. La Iglesia seguirá teniendo su
lugar como la expresión visible de la presencia del Espíritu Santo.
Los cambios que ocurrirán en el Milenio serán diferencias en extensión, no en contenido. Es
decir, el Evangelio continuará siendo predicado como ahora, pero su aceptación e influencia a nivel
mundial aumentarán en gran medida. Puesto que la influencia cristiana será general se llevarán a
cabo muchas reformas sociales, económicas, políticas y culturales a nivel mundial.
b) Bases bíblicas
Para el Postmilenialista, los eventos simbolizados en Apocalipsis 20 son la continuación
cronológica del capítulo 19. El jinete del caballo blanco (Apoc. 19:14) es el Señor victorioso sobre
sus enemigos a través de la predicación del Evangelio durante la era de la Iglesia. El hecho de que
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Este es un resumen del libro Grenz, S. The Millennial Maze (Illinois: Intervarsity Press,
1992) preparado por Wilbur Madera.

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de su boca sale una espada (Apoc. 19:15) confirma que se refiere a la proclamación de las buenas
nuevas. Entonces, la visión de jinete del caballo blanco no es la segunda venida de Cristo, sino que
simboliza al Cristo victorioso en los cielos por medio de la propagación del evangelio en la tierra. El
capítulo 20 describe el advenimiento del Milenio, que luego es seguido por la Segunda Venida, la
resurrección, el juicio y los estados eternos.
El postmilenialista también encuentra apoyo bíblico para su postura en las parábolas del
Reino en Mateo 13. Las parábolas de la "semilla de mostaza" y "la levadura" (13:31-33) enseñan
que la influencia del evangelio empieza en pequeña proporción, pero se extiende progresivamente
hasta que llega a estar por toda la tierra. Además, las parábolas del "trigo y la cizaña" y la "red"
(13:24-30, 47-50) indican la naturaleza mixta del crecimiento del Reino. En esta era, el Reino nunca
estará sin la presencia del mal, pero en la medida en la que el Reino avanza, la cizaña y los peces
malos constituyen comparativamente una proporción menor del todo.
Puesto que a Cristo ha sido dada toda autoridad y el envía a la Iglesia a predicar el evangelio
(Mat 28:18), los postmilenialistas argumentan que el poder para conquistar y reinar en la tierra está
disponible para nosotros en el presente. La Iglesia tiene en sus manos el poder para "atar" a Satanás;
por lo tanto es culpable de haber descuidado la predicación del evangelio.
El Postmilenialista encuentra el cumplimiento de las expectativas generales de las profecías
del Antiguo Testamento en la Iglesia, en vez de en un futuro Israel restaurado. Es decir, ellos no
sostienen la interpretación literal de los textos proféticos que predicen la gloria futura de Israel. La
Iglesia es el objeto de esas visiones. Sin embargo, algunos postmilenialistas también mantienen una
esperanza de que los Judíos se convertirán en el futuro.
Finalmente, los Postmilenialistas también se basan en la historia para confirmar su postura.
Sin dejar de reconocer la existencia de los grandes problemas mundiales, los postmilenialistas hacen
hincapié en que las condiciones generales han mejorado a partir del primer siglo. También señalan
la accesibilidad de Biblias y del evangelio mismo que existe ahora en el mundo. Todo esto nos
indica que la era de oro ciertamente llegará algún día a su plenitud.

III. Premilenialismo dispensacionalista


La mayoría de nosotros ha tenido alguna vez en sus manos una Biblia Scofield. Para muchos
aun hoy la interpretación expuesta en dicha Biblia sigue siendo la regla. Pero el dispensacionalismo
ha sido modificado y muchos de sus expositores han abandonado algunos de los puntos principales
sostenidos por el dispensacionalismo clásico. Para fines de nuestro estudio, aquí se expondrán los
puntos de vista del dispensacionalismo clásico ya que en Latino América este es el enfoque que sigue
reinando.

a) Idea básica

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Para entender la perspectiva del Milenio sostenida por los dispensacionalistas es necesario
primero comprender su sistema hermenéutico y teológico. Los dispensacionalistas dividen la
historia de la Salvación en siete épocas, eras o dispensaciones, las cuales son períodos en los que el
hombre es probado en su obediencia a alguna revelación específica de la voluntad de Dios. Las siete
épocas en la Biblia son: inocencia, consciencia, gobierno humano, promesa, ley, gracia y reino. Los
dispensacionalistas clásicos enfatizan marcadamente las diferencias entre cada dispensación. De esta
manera, ellos mantienen que existe una separación y diferencia entre Israel y la Iglesia; es decir,
estos son dos distintos pueblos de Dios. La Iglesia no es el Nuevo Israel, sino que es el pueblo
espiritual de Dios, mientras que Israel es el pueblo nacional de Dios. Para estos dos pueblos Dios
tiene dos planes o programas diferentes. Para el Israel Nacional son las promesas de bendición
material. Para la Iglesia son las bendiciones espirituales.
El programa o plan que Dios inició con Abraham fue detenido cuando los Judíos rechazaron a
Jesús como su Mesías. Inmediatamente, se inició un paréntesis en la historia de Israel con la
inauguración de la Iglesia en el Pentecostés. El advenimiento de la Iglesia no fue el fin del programa
establecido para Israel sino un paréntesis o compás de espera. Consecuentemente, algún día el
paréntesis de la Iglesia será cerrado y se reanudará el plan inicial del Israel nacional. En este tiempo
Israel aceptará a su verdadero Mesías (Rom. 11), evento que marcará la plenitud de la dispensación
del Reino, la cual es conocida como el Milenio (Apoc. 20).
Los dispensacionalistas clásicos sostienen que ni la Tribulación, ni el Milenio competen a la
Iglesia, sino que éstos son parte del programa para Israel. La Iglesia será raptada secretamente antes
de la gran tribulación. Los muertos en Cristo resucitarán y los creyentes vivos serán transformados
igualmente para reunirse con el Señor en el aire. De allí serán llevados al cielo para estar delante del
trono de justicia de Cristo y para celebrar las bodas del Cordero.
Mientras tanto en la tierra la aparición del Anticristo marcará el inició de la tribulación de
siete años. Israel al estar sufriendo bajo el poder del Anticristo es preparado para volver a Dios. La
tribulación llegará a su clímax con la batalla de Armagedón en Palestina. En medio de la batalla
Jesucristo regresará a la tierra (de ahí el nombre, premilenialismo) con los ejércitos celestiales y
eliminará a los enemigos de Israel. Israel reconocerá a Jesús como el Mesías y entonces, el Reino
milenial será establecido en la tierra.
El Milenio para el dispensacionalista es un tiempo en el que Cristo reinará en la Tierra. El
estará físicamente presente en Jerusalén y desde allí regirá a todas las naciones del mundo. Toda la
humanidad vivirá en paz y seguridad porque Satanás estará atado (Apoc. 20:1-2). El milenio es
entonces la ocasión en la que Dios cumplirá las profecías del Antiguo Testamento que hablan de la
bendición y prosperidad de Israel.
Al final del Milenio, Satanás será liberado y reunirá a las naciones incrédulas en una corta
rebelión contra el Gobierno de Cristo, la cual será aniquilada por fuego desde el cielo. (Apoc. 20:7-
10) Seguidamente ocurrirán la resurrección general, el juicio y los estados eternos.

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b) Bases bíblicas
Los dispensacionalistas emplean una hermenéutica literal, especialmente al interpretar pasajes
del Antiguo Testamento y el libro de Apocalipsis. Esto significa que a menos que el contexto
indique que una figura es realmente un símbolo, ésta debe ser interpretada literalmente. Este
literalismo es aplicado especialmente a las profecías del Antiguo Testamento que hablan de Israel, y
les lleva a concluir que éstas serán cumplidas en el futuro básicamente como fueron originalmente
dadas. Por lo tanto, la nación de Israel deberá en el futuro recibir posesión de la tierra de Palestina y
disfrutar las bendiciones y prosperidad materiales. Algunos inclusive esperan que el Templo sea
reconstruido y que el sistema sacrificial del Antiguo Testamento sea reanudado.
Puesto que la Iglesia no es mencionada en el Antiguo Testamento, ni en Apocalipsis 4-18
durante el tiempo de la tribulación, los dispensacionalistas concluyen que la Iglesia debe ser un
paréntesis en el programa o plan de Dios para Israel. El pasaje que ellos citan para probar su postura
primordialmente es Daniel 9:20-27. Tradicionalmente esta profecía se toma por cumplida en su
totalidad durante el primer advenimiento del Señor Jesucristo. Sin embargo, los dispensacionalistas
clásicos declaran que las primeras 60 semanas se terminaron cuando Jesús ofreció el Reino a Israel y
los Judíos lo rechazaron. Como resultado el Reino fue pospuesto y el programa de Dios para Israel
fue detenido. Fue entonces que el paréntesis de la Iglesia fue inaugurado, el cual será concluido con
el rapto antes de la tribulación. Será hasta entonces que la décimo séptima semana de la profecía de
Daniel se llevará a cabo y el programa de Dios para Israel será reanudado.
Una de las doctrinas básicas en el dispensacionalismo clásico es el rapto de la Iglesia previo a
la tribulación. Ellos argumentan que puesto que el propósito de la tribulación es traer a Israel de
nuevo a Dios (Jer. 30:7; Deut. 4:27-30), la Iglesia no estará presente. Además, la Iglesia esperaba
con ansias la inminente "esperanza bienaventurada" (Tit. 2:11-13; 1 Tes. 1:9-10), la cual es el rapto.
El libro de Apocalipsis no menciona a la Iglesia durante la tribulación (Apoc. 4-18) por lo tanto el
rapto previo a la tribulación es necesario para que el programa de Dios para Israel se reanude. En
resumen, los premilenialistas dispensacionalistas interpretan Apocalipsis 20 de una manera literal.
Únicamente que el milenio compete a Israel como Nación y no a la Iglesia, la cual será raptada
previamente a la tribulación.

IV. Premilenialismo histórico


Los premilenialistas históricos rechazan los puntos centrales del dispensacionalismo, sin
embargo, continúan sosteniendo una postura premilenialista. Se llaman históricos porque
supuestamente son los representantes contemporáneos del premilenialismo que ha caracterizado a los
pensadores cristianos a través de la historia de la Iglesia.

a) Idea básica

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Los premilenialistas históricos comparten la perspectiva y cronología básicas que caracterizan
a todas las expresiones actuales de premilenialismo. Como todo premilenialista, ellos creen que la
era presente tendrá su clímax en un periodo de tribulación, seguida por la Segunda venida de Cristo,
la cual marcará el juicio del Anticristo y la resurrección de los justos. También en este evento,
Satanás será atado y el Milenio comenzará en la tierra. Después del Milenio Satanás será liberado y
dirigirá una breve rebelión. Ésta culminará con la resurrección general, el juicio y los estados
eternos. Como podemos observar, la Segunda Venida será antes del Milenio y habrán dos
resurrecciones (los justos, antes del Milenio; la general, después de éste).
Aunque los premilenialistas históricos comparten varios aspectos de la cronología básica con
los dispensacionalistas, debemos notar que existen marcadas diferencias entre los dos enfoques. Una
de las diferencias básicas es que los premilenialistas históricos afirman que la Iglesia es ciertamente
el Nuevo Israel, es decir, que las relaciones del pacto con Israel han sido transferidas a la Iglesia, la
cual no es un paréntesis sino el cumplimiento de la obra de Dios en el Antiguo Testamento.
Otra diferencia básica es su perspectiva de la tribulación y del Milenio. Puesto que no hay
dos Pueblos de Dios, sino uno solo; entonces, también hay un solo plan divino para la historia. Por
lo tanto, los premilenialistas históricos creen que la Iglesia estará presente en la tribulación, la cual
finalizará con la Segunda Venida de Cristo. Ellos hablan también de un rapto. Pero éste, no es el
rapto secreto del dispensacionalismo, sino que es una especie de recibimiento al Señor Jesús cuando
esté descendiendo del cielo en su Segunda Venida. El Milenio, que sigue en secuencia a la Segunda
Venida, es visto en términos de su función como una etapa más del propósito redentivo en Cristo.
Específicamente, será el más alto resultado de las prerrogativas de Cristo como Señor de la historia,
las cuales empezaron con Su entronizamiento al ascender a la diestra del Padre. Será la
manifestación universal, pública y completa de Su Señorío. El Milenio está también relacionado con
la Creación. Por 1000 años la creación gozará las condiciones pacíficas como las que existieron
después del sexto día de Génesis 1. Pero lo más importante, es que el Milenio es el tiempo en el que
la Iglesia reinará con Cristo.

b) Bases bíblicas
Los Premilenialistas históricos afirman que la Iglesia estará en la tribulación porque esta ha
sido la experiencia y expectativa de los Santos en el Antiguo y Nuevo Testamentos (Jn. 16:33; Hech.
14:22; 1 Tes. 3:3; Apoc. 1:9, etc.). Las pruebas de los Santos alcanzarán su clímax en la tribulación
escatológica, la cual la Biblia presenta como un período de gran persecución de los santos en la tierra
y un tiempo de juicio de Dios contra el mundo incrédulo. Pero en medio de la gran tribulación los
creyentes estarán protegidos por la mano de Dios (Apoc. 3:10; 7:14).
La creencia en que el rapto ocurrirá después de la Tribulación surge de las descripciones del
Nuevo Testamento de la Segunda Venida de Cristo. Es la parousia lo que los creyentes están
esperando (1 Tes. 2:19; 3:13; Sant. 5:7-8; 1 Jn. 2:28) y ésta ocurre después de la tribulación (Mt.

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24:3; 27, 37, 39; 2 Tes. 2:8). Además, los tres pasajes principales que describen el rapto (Jn. 14:3; 1
Cor. 15:51-52; 1 Tes. 4:13-18) no dan indicación alguna de que este evento pueda separarse de la
manifestación final de Cristo. Por el contrario, estos textos apoyan la postura que mantiene que el
rapto ocurrirá después de la tribulación y al mismo tiempo de la Segunda Venida.
El rapto del que ellos hablan es una especie de recibimiento o comitiva de recepción que los
creyentes formarán cuando Cristo regrese por segunda vez. La palabra que Pablo utiliza en 1 Tes.
4:17 para referirse a la reunión de los Creyentes con Cristo en el Aire, es utilizada también en otros
pasajes como Mat. 25:6 y Hech. 18:15-16. En todos estos pasajes la idea es que un grupo de
personas que sale a recibir a una persona importante en su llegada a la ciudad. Por lo tanto, el pasaje
de 1 Tesalonisences no se refiere al rapto secreto de los dispensacionalistas.
El apoyo bíblico para la doctrina del Reino milenial de Cristo después de la Segunda Venida
surge de la combinación de las profecías acerca de paz y justicia futuras y de Apocalipsis 20:1-10 en
el que los mil años son mencionados. El pasaje de Apocalipsis provee la estructura cronológica y las
profecías proveen el contenido. El objeto de las profecías a cerca de la era de oro no son para Israel
como nación, sino para el Israel espiritual, la Iglesia. Apocalipsis 19:11-16 describe el regreso de
Cristo como el conquistador viniendo a destruir a sus enemigos. Después de eliminar a su enemigo
político humano, el Señor triunfante torna su atención hacia Satanás. Apocalipsis 20:1-10 describe la
destrucción de Satanás en dos fases separadas cronológicamente por el Milenio. Antes del Milenio
Satanás es encarcelado por 1000 años, y después del Milenio, en la batalla escatológica, el
archienemigo es lanzado al lago de fuego. También habrán dos resurrecciones literales; la primera
ocurrirá antes del Milenio y la otra después de éste.
Finalmente, ellos notan que Pablo tenía claras expectativa para el futuro del Israel Nacional
(Rom. 9-11). En contraste con el amilenialismo clásico, los premilenialistas históricos mantienen
que no debemos descartar totalmente a Israel como nación del programa futuro de Dios.

V. Amilenialismo.
a) Idea básica
Los amilenialistas afirman que no debemos interpretar Apocalipsis 20 como la predicción de
un reinado de Cristo terrenal y literal que tendrá lugar entre la era presente y el juicio escatológico.
En otras palabras, el amilenialismo es la orientación escatológica que no espera un milenio futuro en
la tierra. Esto no implica la negación de la visión de los 1000 años descrita en Apocalipsis, sino que
lo que se niega es que el símbolo se refiera a un reinado terrenal anterior al juicio final.
El Reino de Dios fue inaugurado por Cristo en su primera venida, ahora vivimos en la
continuación de ese Reino, y finalmente en la consumación, el Reino de Dios se manifestará en su
plenitud y forma eterna. El Milenio descrito en Apoc. 20 no es un futuro Reino terrenal sino que es
una descripción simbólica de la era de la Iglesia. Es decir, representa las verdades teológicas

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relacionadas con el presente reinado de Cristo: Satanás en un sentido ya está atado, y los santos
también en un sentido ya están reinando con Cristo.
Aunque todos los amilenialistas concuerdan en que el símbolo de los 1000 años representa
una realidad presente en vez de futura, no todos concuerdan con respecto al significado exacto de la
imagen. Algunos sugieren que se trata de las bendiciones y reinado espirituales gozados por los
santos en el cielo durante el estado intermedio. Otros sugieren que se trata del reinado de los
creyentes en la tierra. Aun otros sugieren que el símbolo del milenio representa que aun en medio de
tribulaciones, el pueblo de Dios experimenta triunfo durante la continuación del Reino (o el "todavía
no").
La cronología amilenialista es la más simple de todas. El tiempo entre la primera y segunda
venida de Cristo estará caracterizado por una mezcla de bien y mal hasta el fin. En los últimos días
el conflicto se intensificará al mismo tiempo que la Iglesia cumpla su gran comisión. Las fuerzas del
mal se intensificarán aún más con la aparición del Anticristo y habrá una gran persecución de la
Iglesia. Cristo entonces aparecerá en la plenitud de su gloria. En la Segunda Venida del Señor
varios eventos ocurrirán, los cuáles culminarán Su obra redentora. Estos eventos incluyen la victoria
de Cristo sobre el Anticristo, la resurrección general y única, el juicio y la transformación de la
creación a su estado eterno.

b) Bases bíblicas
La Hermeneútica amilenialista incluye dos principios importantes: la primacía del Nuevo
Testamento sobre el Antiguo y la primacía de los textos más claros sobre los simbólicos. El primer
principio se refiere a que el Nuevo Testamento es la autoridad final para interpretar el Antiguo
Testamento. La implicación más importante de este principio es la "espiritualización" de muchas
profecías del Antiguo Testamento puesto que así fueron tomadas y usadas en el Nuevo Testamento
también. Este principio también es reconocido por los premilenialistas históricos; de ahí que ambos
grupos reconozcan a la Iglesia como el "Israel espiritual". Con respecto al segundo principio los
amilenialistas argumentan que las profecías deberán interpretarse literalmente a menos de que a) el
pasaje contenga lenguaje figurativo obvio, b) a menos de que el Nuevo Testamento autorice su
interpretación en maneras diferentes a la literal o c) a menos que la interpretación literal produzca
contradicción de verdades, principios o declaraciones contenidas en libros no simbólicos del Nuevo
Testamento. De esta manera, los amilenialistas son muy cuidadosos en las interpretaciones de los
pasajes o libros simbólicos.
Para el amilenialista solamente existe un Pueblo de Dios. El verdadero Israel no son
meramente los descendientes físicos de los patriarcas, sino que son todos aquellos que han sido
regenerados por el Espíritu Santo y son nuevas criaturas en Cristo, sin importar si son judíos o
gentiles (Rom. 2:28-29; 9:6-7; Gal. 3:29; 6:13; Fil. 3:3). Consecuentemente, el verdadero Israel es el
heredero de los privilegios y las bendiciones prometidas en el Antiguo Testamento. Jesús mismo

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indicó que este sería el caso (Mt. 21:41,43, 8:11-12; 22:1-14). Y los escritores del Nuevo
Testamento confirmaron esta verdad (Gal. 3:7, 29; Rom. 4:11, 14; Sant. 2:5). Los amilenialistas
concluyen entonces que las promesas originalmente dadas a Israel son cumplidas en la Iglesia, y por
lo tanto, generalmente, descartan expectativas de una conversión escatológica del Israel Nacional.
También se muestran reacios a encontrar importancia escatológica en la restauración de la nación de
Israel en 1948. Tales expectativas, según ellos, violan la enseñanza del Nuevo Testamento al asumir
que los Judíos siguen siendo el pueblo favorecido por Dios.
Con respecto al controversial pasaje de Romanos 11, los amilenialistas tienden a interpretar la
mención de "todo Israel" como la suma total de los elegidos de todas las naciones, es decir, la
Iglesia. La palabra, "luego" utilizada en el versículo 26 puede traducirse también como "así",
llevando el significado "de esta manera ...". Por lo tanto, esta palabra se refiere al verso anterior en
el que Pablo habla de la inclusión de la plenitud de los gentiles. Consecuentemente, el texto declara
que la conversión de los elegidos de todas las naciones constituye el cumplimiento de la promesa de
salvación originalmente dada a la Nación de Israel pero en realidad refiriéndose a la Iglesia.
Otra interpretación alternativa que ofrecen los amilenialistas con respecto a ese pasaje, es que
la frase "todo Israel" se refiere efectivamente a descendientes físicos de los patriarcas y no a la
Iglesia de todas las edades; pero no se refiere a la nación de Israel escatológica del
dispensacionalismo sino al número total de los elegidos de entre los Judíos, es decir, el remanente.
Por lo tanto, los judíos no serán salvos después del número total de gentiles sino al mismo tiempo
que los gentiles. A través de todos los siglos, el remanente elegido está siendo reunido por medio de
la predicación del evangelio.
Los amilenialistas anticipan que la Iglesia y no Israel es la que experimentará la tribulación
escatológica. Muchos amilenialistas argumentan que la era de tribulación empezó con la primera
venida de Cristo al entrar él a la tierra para pelear contra su enemigo cósmico. Por lo tanto, podemos
anticipar que la persecución a la Iglesia por Satanás se intensificará progresivamente para culminar
con la aparición del Anticristo. Pero aun todo esto está dentro del plan de Dios.
Con respecto a Apocalipsis 20, los amilenialistas forman su interpretación escatológica del
pasaje dando prioridad a la enseñanza del Nuevo Testamento como un todo. Con base en este
principio, ellos entienden la visión del milenio en términos de la cronología simple que encuentran
enseñada claramente en el Nuevo Testamento. La era presente culminará con la Segunda Venida del
Señor en triunfo y juicio, seguida por la inauguración de los estado eternos. Siguiendo este patrón,
sólo habrá una resurrección de entre los muertos (Dan. 12:2; Jn. 5:28-29; Hech. 24:14-15; Mt. 13:30,
39, 49-50), y en ese mismo tiempo la muerte será abolida (1 Cor. 15:26). También en la Segunda
Venida, el juicio ocurrirá según lo atestigua el Nuevo Testamento (Jn. 6:40; Mt. 25:31; 2 Tes. 1:7-
10). La "primera resurrección" mencionada en Apoc. 20:5 debe ser entonces de carácter espiritual en
lugar de ser física. Algunos piensan que se refiere al nuevo nacimiento y vida eterna; otros
argumentan que se trata del estado intermedio y aun otros combinan ambas interpretaciones diciendo

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que la primera resurrección es el nuevo nacimiento del creyente que continua a pesar de la muerte
durante el período de espera de la segunda venida. En resumen, el amilenialista mantiene una sola
resurrección escatológica.
La imagen de Satanás atado (Apoc. 20:1-3) no significa que Satanás está inactivo o
impotente, sino que su poder es restringido. Satanás es atado para que no engañe a las naciones, es
decir, el diablo no puede detener la proclamación del Evangelio por todo el mundo. Satanás fue
atado cuando Cristo inauguró su reino en su primera venida. De esta manera estos versículos son un
comentario simbólico de la Gran Comisión (Mt. 28:19-20). Cristo y no el diablo posee toda
autoridad ahora.
Como es evidente, los amilenialistas interpretan Apoc. 20 como una visión de la era presente
y no futura, es decir, este es el tiempo intermedio entre los dos advenimientos de Cristo. Los
versículos iniciales del capítulo declaran la victoria cósmica que Cristo ganó en su primera venida.
Los versículos 4 al 6 hablan de Su victoria, a pesar de la aparente derrota, ya sea que esta victoria sea
en el plano celestial del estado intermedio o en el plano terrenal de la vida cristiana.
La visión del milenio es entonces la representación simbólica de la gran declaración del
Nuevo Testamento de que el Cristo resucitado está reinando ahora (Apoc. 1:6; 9, 3:21; 5:10; 1 Cor.
15:24-28). Su reino constituye una realidad presente a la que el creyente entra al momento de su
conversión (Col. 1:13; Mc. 1:15, Lc. 17:20-21). A pesar de que Satanás sigue activo en el mundo y
busca intimidar a los creyente a través de engaño y persecución, Cristo Jesús está reinando y
controlando la Historia. El le ha dado el mandato a la Iglesia de predicar el evangelio por todo el
mundo. A su regreso, el Rey vendrá a consumar la historia y a juzgar a los vivos a los muertos e
inaugurará los estados eternos.

VI. Conclusión
Estamos ya viviendo las postrimerías del siglo XX. Es casi seguro que en los siguientes años
las predicciones proféticas aumentarán en varios sectores de la Iglesia Cristiana. En medio de este
laberinto profético debemos mantener el diálogo entre las diferentes posturas mileniales para la
edificación del cuerpo de Cristo y no para su división. Sin embargo, es importante no quedarnos
mirando únicamente al cielo como los discípulos lo hicieron el día de la ascensión; sino que debemos
mantener también la mirada en la misión que tenemos como Iglesia en el mundo. El diálogo entre
los diferentes sectores de la discusión debe seguir, pero nunca esta actividad debe sustituir la misión
primordial de la Iglesia de Jesucristo.
¡¡No quedemos atrapados en el laberinto milenial !!

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