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DESCRIBE DETALLADAMENTE EL CONFLICTO ARMADO

INTERNACIONAL

Todos los años los conflictos armados y las guerras destrozan la vida de millones
de personas. En muchos de esos conflictos y, en concreto, en la invasión rusa
de Ucrania intervienen distintos Estados, pero son muchos más los que ocurren
dentro de las fronteras de un mismo Estado. En Siria, las fuerzas del gobierno,
apoyadas desde hace tiempo por Rusia, continúan luchando con grupos
armados apoyados por fuerzas extranjeras para hacerse con el control del
territorio. En Somalia, los combatientes del grupo armado Al Shabaabr continúan
oponiendo resistencia a los intentos del gobierno de ampliar su control.
Sean cuales sean las causas de las guerras o las fuerzas en ellas implicadas,
los resultados suelen ser los mismos. Los conflictos armados llevan consigo
pérdidas atroces de vidas civiles, desplazamientos masivos y violaciones del
derecho internacional humanitario y de los derechos humanos.
De Afganistán Yemen, Amnistía Internacional documenta y hace campaña
contra las violaciones del derecho internacional ocurridas en los conflictos
armados, con independencia de quiénes las cometan o dónde se cometan.
Amnistía Internacional pone en evidencia el especial peligro que corren ciertos
grupos en situación de riesgo, como las personas de edad avanzada, los niños
y niñas y las personas con discapacidad. Además, Amnistía apoya a los y las
sobrevivientes en sus demandas de justicia y rendición de cuentas ante
autoridades nacionales e instituciones internacionales, como las Naciones
Unidas y la Corte Penal Internacional.

El derecho internacional humanitario también conocido como leyes de la guerra


establece lo que pueden y no pueden hacer las partes intervinientes en un
conflicto armado. Esas leyes tratan de minimizar el sufrimiento humano y
proteger a la población civil y a los combatientes que han dejado de participar en
las hostilidades (por ejemplo, los prisioneros de guerra). Los principales tratados
de derecho internacional humanitario son los Convenios de Ginebra de 1949
adoptados tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial y sus protocolos
adicionales.
Aun así, muchas de las más graves violaciones de derechos humanos se
cometen en guerras. Entre ellas figuran el empleo de la violación como arma de
guerra, el reclutamiento de niños y niñas para servir en primera línea, los ataques
directos contra la población y las infraestructuras civiles y los ataques
indiscriminados o desproporcionados. Además, las partes beligerantes pueden
intentar debilitar a comunidades a modo de represalia, poniendo obstáculos a la
ayuda humanitaria, por ejemplo, alimentos y medicinas o incluso utilizando el
hambre como arma de guerra.

Algunos de los más graves delitos de derecho internacional se cometen durante


conflictos armados. Entre ellos figuran los siguientes:
Crímenes de Guerra: violaciones graves del derecho internacional humanitario,
incluidos homicidios ilegítimos, ataques directos contra la población civil,
torturas, empleo de armas prohibidas, asesinatos de o empleo de malos tratos
contra prisioneros de guerra u otras personas capturadas, que se hayan
entregado o que hayan resultado heridas y delitos de violencia sexual.

Crímenes de lesa humanidad: crímenes cometidos en el marco de un ataque


generalizado o sistemático contra la población civil perpetrado por un Estado o
una organización, o en su nombre, ya sea en tiempos de paz o de guerra. Los
actos considerados crímenes de lesa humanidad son 11, entre ellos asesinato,
exterminio, esclavitud, deportación o traslado forzoso de una población, tortura,
violación y otras formas de violencia sexual, desaparición forzada y apartheid.
Pueden cometerse crímenes de lesa humanidad tanto en conflictos armados
como en tiempos de paz.

Genocidio: ciertos actos cometidos con la intención de destruir, total o


parcialmente, un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Puede cometerse
genocidio tanto en conflictos armados como en tiempos de paz.
A lo largo del tiempo, la comunidad internacional ha ido estableciendo tribunales
especializados para pedir cuentas a quienes cometen delitos de derecho
internacional, tales como los tribunales especiales para la ex Yugoslavia,
Ruanda y Sierra Leona. internacional la Corte Penal Internacional, cuya primera
sentencia condenatoria contra Thomas Lubanga, líder de un grupo armado de
República Democrática del Congo quedó registrada en marzo de 2012.
Además, los Estados pueden invocar el principio de jurisdicción universal para
procesar por su cuenta a responsables de crímenes de guerra o de otros delitos
de derecho internacional.

Tanto la guerra como las armas empleadas en los conflictos están en continua
transformación. El derecho internacional humanitario prohíbe expresamente el
uso de armas que sean por naturaleza de efecto indiscriminado. El empleo de
esas armas no permite distinguir entre civiles y combatientes, ni entre bienes
civiles y objetivos militares. Con frecuencia, son poco precisas y los daños que
provocan son desproporcionados. De igual forma, el derecho internacional
humanitario prohíbe el empleo de armas que provoquen daños superfluos y
sufrimiento innecesario.
Las armas prohibidas por los tratados internacionales son, entre otras, las
siguientes:

• armas nucleares
• armas químicas
• minas terrestres antipersonal
• municiones de racimo
• armas láser cegadoras

Otras armas, como las bombas aéreas de gran tamaño o las descargas de
cohetes no guiados pueden no estar prohibidas, pero el daño que provocan
cuando se emplean entre grupos amplios de civiles es considerable. Amnistía
Internacional apoya firmemente la declaración política sobre armas explosivas
en zonas pobladas, que trata de limitar los efectos nocivos de esas armas sobre
grupos vulnerables.
Además, Amnistía Internacional lideró la lucha por el Tratado sobre el Comercio
de Armas, de carácter vinculante, que ha sido ratificado ya por 111 Estados y
entró en vigor en diciembre de 2014. En la actualidad, antes de vender armas a
otros Estados, los Estados deben considerar las consecuencias de esa venta en
materia de derechos humanos, y con sus sólidas investigaciones y actividades
de supervisión de los mecanismos de aplicación, Amnistía Internacional ha
contribuido a evitar nocivas transferencias de armas en todo el mundo.

Algunos grupos civiles corren especial peligro de sufrir daños durante las
guerras. Entre ellos figuran las mujeres, las personas de edad avanzada, las
personas con discapacidad y los niños y niñas.
En 2021, más de 19.000 niños y niñas fueron reclutados como soldados, o
víctimas de homicidio o mutilación, o sometidos a violencia sexual o
secuestrados en conflictos armados. El mayor número de estas violaciones
verificadas por la ONU tuvo lugar en Afganistán, República Democrática del
Congo, Israel y los Territorios Ocupados, Myanmar, Somalia, Siria y Yemen. Los
ex niños y niñas soldados y otras personas de quienes se piensa que están
vinculadas a grupos armados son con frecuencia detenidos ilegítimamente y
sometidos a torturas, tal como Amnistía ha documentado en el noreste de
Nigeria, o bien reciben escasa o nula ayuda para acceder a educación o
satisfacer sus necesidades físicas y mentales, como la organización ha
documentado en el norte de Irak.
En numerosos conflictos, las fuerzas combatientes continúan utilizando la
violencia sexual contra las mujeres y las niñas para infligir de manera deliberada
un daño físico y psicológico duradero. Amnistía Internacional ha documentado
cómo tropas y milicias etíopes, soldados eritreos y combatientes del Frente
Popular de Liberación de Tigré han sometido a mujeres y niñas a
violaciones, violaciones en grupo, esclavitud sexual, mutilaciones sexuales y
otras formas de tortura.
Además, Amnistía Internacional ha llevado a cabo amplias investigaciones sobre
el impacto de los conflictos en la población de edad avanzada. La organización
ha concluido que las personas de edad avanzada del noreste de Nigeria han
sufrido de manera especial a causa del conflicto entre el ejército y Boko Haram
que estalló hace ya casi 10 años. Amnistía reveló que muchas personas mayores
habían muerto de hambre o asesinadas en sus hogares, o bien había muerto
abandonadas en miserables centros de detención militar.
Durante sus investigaciones sobre el impacto de la guerra en las personas con
discapacidades, Amnistía Internacional concluyó que millones de yemeníes con
discapacidades penaban por acceder incluso a la más básica ayuda humanitaria.
Muchas de esas personas fueron abandonadas cuando sus familias huyeron de
los combates debido, con frecuencia, a la dificultad de escapar con sillas de
ruedas, muletas u otros aparatos. Y, como en muchas situaciones de conflicto,
era muy difícil acceder a ayuda psicológica.

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