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Introducción a la Arquitectura

UNIDAD 1
1.1. El perfil del arquitecto
1.2. Las necesidades arquitectónicas del espacio
1.3. Premio Pritzker
1.4. Arquitectos nicaragüenses representativos. SESSION #1

Arq. /Ing. Milton Hernandez Jarquín


2023
Contenido
Unidad 1. 1.1. El Perfil del Arquitecto. ............................................................................................................... 7
PERFIL PROFESIONAL ................................................................................................................................ 7
1.2. Las Necesidades Arquitectónicas del Espacio............................................................................................... 15
ESPACIO EXTERIOR ARQUITECTÓNICO .................................................................................................... 17
Conformación del espacio exterior ....................................................................................................................... 21
El Grado de Conformación del Espacio Exterior.................................................................................................. 25
La Forma del Espacio Exterior según la disposición de los Elementos Conformadores ...................................... 27
La Escala y la proporción en el espacio Exterior .................................................................................................. 28
1.3. Premio Pritzker .............................................................................................................................................. 33
Premios otorgados .......................................................................................................................................... 34
1.4. Arquitectos nicaragüenses representativos. ................................................................................................... 38

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Introducción

Introducción a la teoría de la arquitectura es la materia que brinda las bases sobre las cuales se
desarrolla el conocimiento teórico del arquitecto.

La teoría de la arquitectura engloba una gran cantidad de conceptos que el arquitecto utiliza
diariamente en su vida cotidiana. En cierto modo, la teoría de la arquitectura proporciona las
directrices que regirán un proyecto y, por lo tanto, sin ella será muy difícil, si no imposible,
obtener un buen proyecto.

El proyecto carecerá de un sostén por lo que, necesariamente, estará incompleto. Por ejemplo, la
relación que hay entre los espacios de una edificación, las leyes de la estética, la integración de
la obra en el contexto y la satisfacción de necesidades, por mencionar sólo algunos, son elementos
que pertenecen al campo de estudio de la teoría de la arquitectura. Dicho de otro modo, la teoría
de la arquitectura engloba todos los aspectos que un arquitecto ha de conocer para que su proyecto
funcione adecuadamente.

La indiferencia con que actualmente se mira a la teoría de la arquitectura proviene,


paradójicamente, de la labor de la mayoría de los arquitectos de hoy en día. Dolorosamente vemos
cómo, día con día, es más común ver proyectos que carecen de concepto, que no cumplen con
ningún valor social y que estéticamente son insatisfactorios. Y lo que es peor, vemos cómo estas
obras son consideradas, erróneamente, como arquitectura y cómo en ciertos círculos no sólo se
tolera, si no que aún se favorece, este tipo de obras. De ahí nace la creencia general de que la
teoría de la arquitectura es poco menos que inútil. Por otro lado, el ritmo frenético con el que
muchos arquitectos trabajan no ayuda a cambiar esta postura; es mejor, para muchos arquitectos,
enfocarse a aspectos “prácticos” del proyecto que “perder el tiempo” con cuestiones teóricas.
Curiosamente, la gran mayoría de los arquitectos proyectistas quieren hacer proyectos
“novedosos”, y buscan afanosamente la forma de lograrlo mediante el uso de formas cada vez
más complejas. Dejando a un lado la cuestión de si es novedoso o no, debemos hacernos otra
pregunta: el proyecto conseguido, ¿es un buen proyecto? Novedad no significa, necesariamente,
utilidad o buen gusto, ni aún estética. Probablemente nos encontremos frente a un mal proyecto,
por más que éste resulte novedoso. La novedad, a los ojos de mucha gente, dará a la nueva obra
una notoriedad suficiente para pasar por alto las otras faltas de las cuales adolezca el proyecto.

Aún cuando los argumentos mostrados hasta ahora parecen dar validez a la despreocupación que
existe contra la teoría de la arquitectura, en realidad confirman la importancia de este campo del
conocimiento. En efecto, estas obras carentes de consideraciones teóricas adolecen también de
falta de carácter arquitectónico, y su diseño se basa en la moda más que en cualquier otra
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consideración. Es por ello que vemos, actualmente, muchos proyectos que copian diferentes
aspectos del trabajo de otros artistas, convirtiéndose, la mayoría de las veces, en parodias de éstos.
Los proyectos así realizados son edificaciones, mas no por ello alcanzan el estatus de arquitectura.
Como analizaremos a lo largo del presente texto, se debe cumplir con diversos requisitos y
funciones. Por otro lado, si analizamos con detalle el trabajo de los grandes arquitectos
contemporáneos, encontraremos que todos ellos no sólo reconocen la importancia de la teoría de
la arquitectura, si no que aún le otorgan un papel destacado en sus proyectos. Arquitectos como
Santiago Calatrava, Renzo Piano, Teodoro González de León y muchos otros no dejan de tener
la mira puesta en la teoría de la arquitectura, y aún ahora continúan haciendo valiosas
aportaciones en este campo de estudio.

En otras palabras, la teoría de la arquitectura es al proyecto lo que los cimientos son a la


edificación: ciertamente se puede trabajar, aunque éstos sean frágiles o defectuosos, pero es un
error hacerlo, y el producto final no tendrá un sostén adecuado, como el que tendría si se hubieran
colocado buenos sostenes.

Otro aspecto que no deja de llamar la atención de la teoría de la arquitectura es su carácter


atemporal. Aunque han pasado muchos años desde que se escribieron los primeros libros sobre
teoría de la arquitectura, se han creado muchos estilos y tendencias e incluso se ha modificado el
valor de la obra arquitectónica, los principios básicos que rigen la teoría de la arquitectura se han
conservado. Marco Vitruvio Polión, teórico romano de la arquitectura de los tiempos de César
Augusto, definió que una edificación, para considerarse como obra de verdadera arquitectura, ha
de ser “firmitas, utilitas, venustas”, lo cual significa que ha de ser firme, útil y bella. Vitruvio
definió, hace más de dos mil años, las tres características de la arquitectura que hasta ahora se
mantienen si más cambio que el de haber sustituido la palabra “bella” por “estética”. Sin embargo,
aún con esta modificación, el concepto sigue siendo el mismo: la arquitectura ha de resultar
agradable a la vista.

Estas y otras consideraciones serán analizadas a detalle en el presente texto. No se pretende que
en él se encuentre concentrada toda la información concerniente a la teoría de la arquitectura,
pero sí, cuando menos, dotar al lector de los conocimientos básicos para aprender a apreciar y
analizar el valor de la obra arquitectónica.

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Objeticos

El alumno comprenderá el significado del término “arquitectura” y los conceptos relacionados


con ella. Se explicará qué es la arquitectura, por qué se le considera arte, ciencia y técnica a la
vez.

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Unidad 1. 1.1. El Perfil del Arquitecto.

PERFIL PROFESIONAL
Perfil del egresado de la Carrera de Arquitectura

El arquitecto es un profesional de la construcción que se rige por los criterios de la cultura de la


calidad. Con las competencias adquiridas y la formación en base a principios éticos, proporciona
soluciones con creatividad, responsabilidad social y genera en el entorno un impacto positivo.

Es capaz de diseñar, dirigir, implementar y gestionar soluciones arquitectónicas, y responder


adecuadamente a los problemas del hábitat en todos sus aspectos y dimensiones. Los campos de
desarrollo de nuestros arquitectos están enfocados en el diseño, construcción, urbanismo y
conservación del patrimonio edificado, así como en la gestión y desarrollo de proyectos.

¿Qué hace un profesional en arquitectura?


El Arquitecto posee las habilidades para:
• Diseñar proyectos con soluciones creativas.
• Dirigir, implementar y gestionar soluciones arquitectónicas.
• Implementar proyectos arquitectónicos con responsabilidad social.
• Realizar proyectos comprometidos con el desarrollo sostenible.
• Gerenciar empresas vinculadas a la Arquitectura, Construcción y Urbanismo.
• Identificar oportunidades de negocio inmobiliario.
Asimismo, nuestros Arquitectos pueden desempeñarse profesionalmente en:
• Empresas públicas y privadas.
• Empresas constructoras.
• Estudios de arquitectura.
• Empresas de consultoría.
• Ministerios y organismos públicos de desarrollo.
• Organismos académicos.

• Organismos y Cooperación Internacional.


• Municipios y Gobiernos Regionales.

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Objetivos y Propósitos de la Carrera:
• Desarrollar competencias para desempeñarse en la especialidad.
• Formar profesionales que liderarán grupos de trabajo multidisciplinarios, tanto en la
concepción de proyectos arquitectónicos como en su materialización.
• Promover y desarrollar la investigación científica y tecnológica entre los miembros de la
comunidad.
• Contribuir en forma dinámica con las actividades de proyección social y extensión
universitaria.
• Sensibilizar a sus miembros para la participación en actividades de responsabilidad
social, contribuyendo con el desarrollo regional y nacional.
• Promover la cultura del emprendimiento entre los estudiantes y egresados de la carrera.
• Desarrollar la creatividad del personal.
• Promover el compromiso y disciplina en el logro de los objetivos.
• Formar a un profesional con criterios de sostenibilidad y respeto por el medio ambiente.
• Desarrollar en nuestros profesionales una cultura de ciudad que genere un impacto
positivo en la ciudad.

Cuando hacemos referencia a un profesional en nuestro medio, hablamos de “una persona que
ejerce una profesión con capacidad y aplicación relevantes...” (Diccionario de la Real Academia
Española, 2017) entendiéndose como profesión al conjunto de habilidades inherentes a la
disciplina que le permite a quienes la ejercen realizar las tareas propias de la misma con un
adecuado nivel de rigor y calidad.

Esta definición nos remite a un problema superior en el caso puntual de la arquitectura: ¿cuáles
serían esas capacidades relevantes que el profesional arquitecto debe poseer y de qué manera se
administran las mismas?

¿Qué profesional arquitecto queremos formar? La construcción de diseños curriculares


integrales y flexibles surge hoy como un compromiso ineludible; el currículo académico
entonces, deberá promover la formación universitaria integral, articulando lo científico
con lo humanístico, lo local con lo global, la enseñanza en valores, la reflexión y la crítica.

Lo anterior nos remite a un tipo de saberes o habilidades mayores de las obtenidas directamente
por el conocimiento científico propio de una profesión, nos remiten a un conocimiento

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transdisciplinar y además socio-cultural, que viene a complementar o potenciar el conocimiento
técnico-científico de cada disciplina.

Es también necesario considerar otros aspectos importantes (Goycoolea, 1998), si la universidad


debe vincular la enseñanza con la vida social cotidiana, es decir, con la práctica profesional o
considerar que la función de la misma no es proporcionar la mano de obra cualificada que requiere
el mercado de trabajo sino impartir los conocimientos teóricos inherentes a la disciplina, es decir,
un escenario académico profesional o uno disciplinar. Reafirmando el sentido de esta dualidad el
hecho que cada vez son menos los egresados que ejercen en su vida laboral el rol tradicional de
la profesión (proyecto y dirección técnica), lo que alimentaría una enseñanza más volcada a los
aspectos artísticos y culturales de la disciplina (sumando a la vieja polémica entre los ingenieros
politécnicos y los arquitectos académicos). Es también indudable que mientras nuestras
universidades sigan otorgando acreditaciones para el ejercicio profesional de uno u otro modo
los programas deben incluir temáticas orientadas a la capacitación directa para un correcto
desempeño en el mismo.

Así planteada la cuestión, se intentará discernir mediante tres miradas diferentes: desde lo
institucional (normativas legales), desde lo académico (centros de formación) y desde sus actores
(estudiantes y egresados), los aspectos más relevantes a dominar por un profesional de la
arquitectura. De este modo, iniciar un debate conducente a generar un más acertado perfil del
arquitecto egresado de nuestra universidad, que sea útil a la sociedad y jerarquice a su vez la
disciplina.

Similares relaciones ya fueron consideradas (individuo, institución y profesión) por otros


estudios al analizar el proceso de enseñanza-aprendizaje en la disciplina proyecto arquitectónico
de la carrera, pero solo evaluando al individuo como estudiante, no en su rol profesional:

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Figura 1.
Relación entre profesión, formación e individuo.
Fuente: Guevara Álvarez Oscar, 2013.

MIRADA DESDE LO INSTITUCIONAL

Considerando el aspecto legal-institucional de nuestra profesión encontramos como campo de


acción del arquitecto las incumbencias (o alcances del título), citadas por el Ministerio de
Educación Ciencia y Tecnología, siendo las únicas aprobadas para nuestro ejercicio profesional,
las cuales van a definir el perfil de aptitudes, requerido por determinado Estado, entendiéndose
por ello como se mencionó: “al conjunto de capacidades y competencias que debe poseer un
individuo para desempeñarse óptimamente en su actividad cuando realiza las funciones y tareas
inherentes a su profesión”. De esas capacidades y competencias (veinte según la ley vigente en
Argentina, aunque recientemente se consideró a cuatro de ellas como actividades profesionales
reservadas exclusivamente al título) solo cinco impactan directamente en el campo de la actividad
proyectual (definidora de nuestra disciplina), a saber:

o Diseñar, proyectar, dirigir y ejecutar la concreción de los espacios destinados al hábitat


humano.
o Proyectar, dirigir y ejecutar obras de recuperación, renovación, rehabilitación y re-
funcionalización de edificios, conjunto de edificios, y de otros espacios, destinados
al hábitat humano.
o Realizar estudios, proyectar y dirigir la ejecución de obras destinadas a la concreción
del paisaje.

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o Efectuar la planificación arquitectónica y urbanística de los espacios destinados a
los asentamientos humanos.
o Realizar estudios e investigaciones referidos al ordenamiento y planificación de los
espacios que conforman el hábitat y a los problemas relativos al diseño, proyecto y
ejecución de obras de arquitectura.

Además de lo estrictamente legal existen otras funciones para nuestra profesión, que fueron
citadas y enumeradas en su momento por la Unión Internacional de Arquitectos (1985), las que
otorgan un campo de acción más amplio y van a complementar (extendiendo de manera casi
enciclopédica) los saberes y por lo tanto los posibles perfiles del egresado, las cuales son:

Conocimiento adecuado de:

• · La historia, las teorías

· Las bellas artes y ciencias conexas

· Las relaciones entre las personas, los edificios y sus entornos

· Los medios para lograr diseños sustentables

· La profesión y su papel en la sociedad

· Los métodos de investigación y los costos

· Las industrias y las finanzas

Además pericia práctica en:

• · Aspectos jurídicos de la profesión

· Administración y sistemas de oficina

· Responsabilidades y seguros

· Evaluación de códigos y leyes

· Resolución de disputas

· Manejo de subcontratistas

· Análisis y registro de aspectos del sitio


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· Documentación de construcción

· Administración de contratos

Acudiendo nuevamente a los esquemas presentados por Guevara Álvarez que resumen lo
pretendido por la uia se pueden apreciar en su totalidad:

Figura 2
Funciones para nuestra profesión según la UIA.
Fuente: Guevara Álvarez Oscar, 2013.

Todas estas habilidades, que cualifican un cierto tipo de profesional, son tomadas en cuenta para
definir el perfil de los egresados de varias carreras de Arquitectura, nuestras y de la región
iberoamericana (trece en total para este muestreo), como lo expresa otro gráfico extraído del
mencionado estudio:

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Figura 3.
Actividad: proyectar espacios para el hábitat en relación con las demás.
Fuente: Guevara Álvarez Oscar, 2013.

Sin embargo, todo este conocimiento enciclopédico y de múltiples capacidades enunciado por las
unidades académicas y ratificado por los organismos profesionales deja de lado cuestiones
básicas de índole personal y social que deberían ser tomadas en cuenta: “¿Cómo estudiar la
actuación personal concreta, si no se valora la regulación cognitiva e instrumental –habilidades–
de la personalidad? ¿Cómo hablar de ejecuciones personales, si no se aborda el problema de sus
acciones y operaciones en el plano metodológico-instrumental concreto?” (Rodríguez Rebustillo,
2004).

Entonces, retornando a la pregunta del inicio. ¿Qué tipo de saberes debemos inculcar en los
estudiantes de arquitectura para su correcto desempeño en la profesión?

1. Saber proyectar (diseño)

Saber construir (construcción)

Saber representar (dibujo)

Saber pensar (teoría e historia)

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Estos se agrupan alrededor del que resulta fundamental: saber pensar, que determina la
necesidad de reflexionar sobre la arquitectura y crear una conciencia crítica que permita y
fundamente las soluciones propuestas en los demás saberes.

Procurando dar contenido a este saber cómo un espacio de reflexión y generación de espíritu
crítico, desde el lugar de formación donde nos desempeñamos (Cátedra de Teoría de la
Arquitectura-FAU-UNT-Argentina) se profundizó su estudio alrededor de tres ejes principales:

• · Teoría y concepciones de la arquitectura

· Actividad proyectual en arquitectura

· Dimensiones de la arquitectura

La consideración profunda de estos temas pretende generar una base conceptual más sólida en
el momento de la producción arquitectónica: sólida en el conocimiento del tiempo histórico y
lugar como contexto, donde se realiza la implementación de un objeto arquitectónico (Teoría y
Concepciones a través de la historia), sólida en el proceso no lineal y retro-alimentable de la
producción arquitectónica (Actividad Proyectual y sus etapas), y a la vez sólida en la
consideración y ponderación de los distintos aspectos: pragmáticos, sintácticos y semánticos que
intervienen en un producto arquitectónico (Dimensiones de la Arquitectura).

De esta manera se pretende arribar a una obra de arquitectura que contemple los distintos
campos de la misma: contexto, objeto y uso.

Figura 4.

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Teoría de la Arquitectura

Estas dimensiones no se contradicen, se complementan con algunas otras, como las enunciadas
en el Plan de estudios para el Taller Total (FAU-UBA), entendidas como producto de la cultura:

• · Dimensión ética: el ser humano y sus aspiraciones determinadas por el ambiente.

· Dimensión técnica: producto que satisface las necesidades de confort, resistencia y


seguridad.

· Dimensión estética: valor simbólico en sí y el significado transmitido por la obra.

Teniendo en cuenta lo enunciado sobre los saberes necesarios para un adecuado desempeño de
los futuros arquitectos, y la importancia fundamental del saber pensar como articulador e
integrador de los demás saberes, consideramos muy limitada y escasa la carga horaria prevista
por nuestro currículo para materias como la mencionada. Estas son las que tienden a reforzar ese
aspecto, que en definitiva es el que con más fuerza define nuestra profesión: Pensar, Ponderar,
Proyectar.

Así también lo expresan otros autores (Baixas, 2005): “…una escuela de arquitectura no enseña
a hacer arquitectura, enseña a pensarla…”

1.2. Las Necesidades Arquitectónicas del Espacio.

Para precisar algunas ideas y conceptos sobre el espacio arquitectónico exterior, es conveniente
previamente aclarar lo que entendemos por el espacio arquitectónico. En el libro "La
Configuración Espacial" de Eduardo Meissner, se expresan las siguientes ideas sobre el espacio:

- Es el ámbito tridimensional en el cual se definen y expresan las formas volumétricas.


- El espacio es un medio de expresión propio de la arquitectura y no es resultante
accidental de la orientación tridimensional de planos y volúmenes.
- Los demás medios de expresión, válidos en sí mismos para las artes plásticas, por
ejemplo, tales como la línea, el color, la superficie, la textura, no son sino soportes
configuradores del espacio de la arquitectura.

El espacio arquitectónico es fenoménico y pragmático, pues se manifiesta mediante operaciones


humanas y tiene condición cualitativa. No se delata en el porcionamiento de cifra y medida; por
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el contrario, su carácter se evidencia en el topos o lugar, apreciable por sus modalidades y
accidentes. Es un espacio "tópico", "lugareño", en el despliegue de todas sus posibilidades desde
el "lugar común" o público hasta el que nos es privativo en la intimidad de nuestros hábitos y
habitaciones. Este espacio es vivido, modal, situable mediante sus infinitas diferencias de aspecto.
Y para entenderlo hemos de retrotraernos a su consideración antigua como "sitio", en el que el
hombre especifico de cada tiempo, tiene su inconfundible y pertinente "sedo".

Además de lo concreto, artificial y situable, de sus cualidades, en el espacio está implícito el uso,
o su condición usual, como también su tematización y su legibilidad en tanto "tema".

"Así que cuando pensemos que la arquitectura ocupa espacio; hemos de entender que ocupa un
“espacio” localizado y localizable porque le da determinada ocupación, distinguiéndolo
cualitativamente de los demás lugares mediante operaciones propias del arte arquitectónico. Las
obras que de ello resultan, permiten ciertas y específicas acciones humanas. A estas operaciones,
ocupaciones y acciones habremos de referirnos para entender en rigor la índole del espacio
arquitectónico.

La arquitectura no es espacial porque "está" en el espacio general, ni porque lo "contiene" o


"configura", sino porque hace surgir frente al espacio inerte, o "sin arte", un espacio con
cualidades intrínsecas, antes inexistentes y que no puede estimarse como parte "o recorte"
puramente extensivo de espacio alguno. Una arquitectura puramente espacial es impensable y
por ello debe estimársela utópica o carente de lugares.

En vez de referirnos con vaguedad a las localizaciones, áreas o ámbitos surgidos, según el uso y
finalidad, en zonas, caminos, ciudades, calles, plazas, viviendas, habitaciones y muebles.
Consideraremos al espacio general o abstracto, como quehaceres humanos que originan el
espacio arquitectónico en su condición usual. De tales acciones nace un espacio tematizado, en
el que la acotación no es puramente espacial, pues tiene por límites aquellas que le son propias
de su empleo. El espacio que así surge es un espacio desnaturalizado mediante las operaciones y
finalidades aludidas.

Espacio tematizado significa espacio legible; comprensible y comunicable; revelado de cierta


manera y con determinado propósito. Este espacio artificial, tematizado, legible y nombrado en
la singularidad de nuestros empleos y operaciones es el espacio arquitectónico. La vida concreta
lo origina y la palabra especificadora lo designa. Por ello, el espacio arquitectónico es nuestro
espacio inherente y se caracteriza porque posee determinada condición biográfica. Vida concreta
y vivienda o lugar en que nuestra vida se localiza y establece, aparecen directamente asociados y
requieren una consideración rigurosa.

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El espacio arquitectónico, sea que nos refiramos al espacio, interior o exterior, surge por el
hombre y con el hombre, en un lugar o sede y con toda la actividad, costumbre, hábito o uso que
el hombre conlleva, en tanto es singularidad tematizada, es significante y legible; nombrado.

ESPACIO EXTERIOR ARQUITECTÓNICO

Por lo general, en los ensayos sobre el espacio arquitectónico se incide tácita y expresamente en
el espacio interior como cosa principal. Y es porque éste es primigenio, lo que está primero. Es
lo que necesitamos, antes que nada, lo que primero hacemos por la necesidad natural que tenemos
de protección, de techo, de interioridad, de privacidad.

En cuanto construimos lo anterior, comenzamos a generar un exterior arquitecturizado, aún


cuando sea sin un propósito esclarecedor. En este sentido, lo exterior es casi, accidental, pero
sólo en un contexto muy teórico, por cuanto en la acción de habitar es ineludible el uso de lo de
adentro y lo de afuera, que sumado a la condición gregaria del hombre nos lleva a las modalidades
arquitectónicas del exterior.

"El hecho de construir lleva inalienablemente consigo el carácter expansivo de "poblar", que
corresponde al habitar y ocupar con los demás. El haz y el envés de la arquitectura estriban en
que la construcción siempre tiene el doble sentido señalado. En cuanto a "la población" caben
destacar dos aspectos que estimamos primordiales: uno, que poblar indica la acción cuantitativa
del hombre con los demás, significada en "lo populoso" como lo abundante, y otro: que la noción
correspondiente al hecho de "poblar" se halla en el término "público" (contrapuesto a lo privado,
antes referido respecto a la casa), en el que se denota la acción arquitectónica del hombre como
apertura, salida o expansión hacia el contorno".

En cuanto salimos hacia el contorno con acciones arquitectónicas, constituimos el exterior


arquitectural. Este exterior arquitectural ha de ser espacio arquitectónico en cuanto se conforme
tridimensionalmente como espacio circunscrito, delimitado y estructurado en su propia
dimensionalidad. Sólo entonces podemos hablar de espacio exterior.

Más el adjetivo "exterior" implica desde ya lo que está fuera, "por la parte de afuera", y el interior
es lo perfectamente delimitado, lo plenamente conformado, pero, ante todo, lo que está techado,
cubierto, protegido y delimitado respecto al infinito celeste. Lo que está afuera, entonces, es
primordialmente lo que no tiene techo, lo abierto al cielo.

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Entonces el espacio arquitectónico exterior o aquel espacio conformado artificiosamente, legible
y nombrado en la singularidad de nuestros empleos y operaciones es fundamentalmente abierto,
libre hacia el cielo: patio, calle, plaza o ciudad.

"Los espacios abiertos suelen ser por excelencia, los del desplazamiento. En ellos el estar
corresponde a "estar de paso" o en tránsito. Son normalmente, áreas para el hombre transeúnte
que las recorre movido por sus vehículos o a pie y entonces, el "trato" que en ellas tiene
corresponde al "trecho", al "trazo" que une dos puntos: aquel de donde venimos y al "extremo
hacia el que vamos”. Por ello, el "entre" que producen tales pinitos no originan intimidad alguna,
considerándose que la intensificación de semejante espacio se debe a la frecuencia con que "los
muchos" pasan sobre lugares diversos"

El dar lugar al desplazamiento es una razón de ser principal o fundamental de los espacios abiertos
o exteriores arquitecturizados, lo que se enlaza con la idea de espacio público; el espacio urbano.
Pero no es la única razón: también existe el espacio exterior privado o el exterior restringido a lo
público y que tienen funciones propias de expansión, recreación, permanencia, que sirven de
relación o enlace entre las arquitecturas del interior.

Lo que el espacio exterior no podría dejar de ser, si es, en rigor, arquitectónico, es un "entre” la
arquitectura del interior y la naturaleza, en cuanto sea ésta última conformadora del espacio
abierto. Y en este sentido, el exterior es un espacio relacionador.

Podemos distinguir claramente tres categorías de espacios exteriores en cuanto a su razón de ser
como función:

a) El espacio del aire, de la luz y de la naturaleza que es propuesto entonces con fines precisos
de aireación o ventilación natural de iluminación y de recreación visual a través de la
incorporación de naturaleza.
b) El espacio para el desplazamiento como función principal o de la relación entre los artificios
arquitectónicos.
c) El espacio de la permanencia para el descanso, la recreación, la relación entre las personas; la
comunicación humana.

Si observamos situaciones reales en que se dan estos tipos de espacios, veremos que la
naturaleza, en lo vegetal, asume una singular importancia, por la necesidad inherente del
hombre de ligarse a lo natural, pues no estamos hechos para vivir en la artificialidad total.

En relación con el uso modal de los espacios del mundo exterior arquitecturizado, podríamos
también categorizar y distinguir ciertos niveles, especialmente dentro del denominado espacio
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público. Y es la ciudad la que mejor ejemplariza la vivencia del espacio exterior en cuanto
concentra la acción vital del hombre.

"la ciudad patentiza la dualidad que corresponde a las viviendas y centros de trabajo,
como lugares de retracción o "privados", y a los lugares públicos en los que el hombre se
muestra. Semejante dualidad de lo privado y lo público tienen su equivalencia puramente
espacial en el dentro y fuera. Sin embargo, el "fuera" correspondiente a la ciudad en sus calles
y plazas es siempre un dentro de ella y, por lo tanto, un "dentro de lo hecho".

"El espacio abierto urbano es el de nuestro vivir como convivencia, frente a lo hermético
del ámbito de cada cual en sus habitaciones. Ese vivir en convivencia puede manifestarse,
además, por la contigüidad de las viviendas, que origina "unidades" en las que se tiene en cuenta
al vecino: como aquel que habita cerca o al lado. Así se forman sentimientos de comunidad,
correspondientes al hecho de poblar con los demás, en el conjunto próximo de habitantes que
constituyen el vecindario, una de las formas principales de la convivencia humana en la que no
se ha reparado suficientemente".

"Si en la vivienda hemos considerado las posibilidades del dentro y fuera, y del alzado,
en la ciudad se manifiestan, unidas a la actividad fundente del hombre, las modalidades
correspondientes a la longitud y la anchura en disposiciones arquitectónicas abiertas. Lo plano
se indica en la "estrada", derivada de strata vía, "camino empedrado", que proviene del italiano
"strada" y del alemán "strasse", y también en "la plaza", perteneciente al griego plateia, que
indica "lo ancho". Las calles, por su condición longitudinal "corren o atraviesan" la ciudad,
demostrándose, en el dinamismo que se les atribuye, la actividad que en ellas tiene lugar. Son
a manera de caminos que "pasan" entre los bloques construidos".

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En la ciudad, estos espacios correspondientes a las modalidades del ancho y del largo
conectan, articulan los diversos sectores donde se localizan y concentran las actividades
humanas de orden interior; constituyen una especie de malla espacial, de canales o estanques
de regulación por los que el hombre va y viene, y en los que también permanece.

En los espacios abiertos de comunicación, imprescindibles para la actividad humana


"publica" se pueden distinguir tres categorías espaciales: la del espacio privado colectivo, la
del espacio cotidiano y la del espacio urbano; categorías que englobadas en el conjunto de lo
interior y de lo exterior de la actividad humana.
Se jerarquizan en tres niveles: el nivel privado, el nivel cotidiano y el nivel urbano.

Estos tres niveles son distinguidos por muchos tratadistas del fenómeno urbano y aquí
nos referiremos a la distinción que para efectos metodológicos de la estructuración del espacio
urbano hace el grupo francés encabezado por P. Panerai y J. Castex.

El nivel privado es lo privado-colectivo que constituye el nivel elemental en una ciudad


y se define como una esfera de proximidad inmediata en relación con el individuo. Este nivel
implica la identificación con un espacio interior -vivienda o edificio- o con el agrupamiento de
una serie de espacios interiores, pero en todos los casos define una organización espacial que
concierne a muchas células en que se vive (habitar, trabajar).
El análisis de la ciudad tradicional muestra la existencia de una organización precisa de
este nivel privado, que escapa al control riguroso del espacio público en su sentido absoluto.
La presencia de un cierto número de espacios de relación, graduados sobre un eje público-
privado, favorece la apropiación de la ciudad por sus habitantes.

Más allá de lo privado, aparece el nivel cotidiano, siendo éste el territorio en el cual el
individuo ha fijado sus hábitos, seleccionando lugares y estableciendo relaciones. Este nivel
nos remite a la noción de barrio, a la de vecindario.

El nivel urbano implica a la ciudad en el amplio sentido del espacio urbano,


entendiéndolo como un conjunto de barrios, centros, hitos, avenidas, plazas, parques, con una
estructura coherente. Es el conjunto del espacio - ciudad, con los elementos que interesan a la

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colectividad entera: órganos administrativos, funcionales, monumentos, etc., lugares cargados
de símbolos que identifican a la ciudad. Con un cierto grado de abstracción, podemos decir que
este nivel urbano es el gran espacio exterior del hombre gregario.

No siempre estos niveles correspondientes a las categorías de espacios exteriores son


fácilmente legibles en la ciudad y en muchos casos ofrecen referencias simultáneas a dos
niveles, presentando entonces una ambigüedad en su lectura visual.

Por otra parte, es de interés visualizar como se integran o relacionan entre sí estos niveles,
como se articulan, y es aquí donde los espacios usuales exteriores intervienen con propiedad.
Es la calle tradicional la que articula las relaciones entre el nivel privado y el nivel cotidiano.
La gran calle principal, la avenida o el boulevard, como también las plazas principales o incluso
el monumento, articulan las relaciones entre el nivel cotidiano y el nivel urbano. Estos espacios
arquitectónicos, exteriores y urbanos, conectan los distintos niveles de espacios vivénciales en
que el hombre urbano desarrolla su vida.

"La Vivienda debe permitir la intimidad, el contacto de la familia, la aislación, la


tranquilidad. El espacio urbano debe permitir la vida ciudadana en áreas verdes, plazas y calles.
En suma, debe considerar un orden de la comunidad que se inicia en la vivienda, se expresa en
el vecindario y se integra en la vida urbana".

Conformación del espacio exterior

Cuando hablamos de espacio arquitectónico, hablamos de la forma espacial y dentro de


esta forma, el ser humano como ser emocional, pensante y actuante, situado en el espacio
exterior, recibe la información perceptual que procesa con sus mecanismos psicológicos
sensoriales, mensurando la realidad física y puede sentirla como un complejo estructural y
valorarla estéticamente.

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21
Eduardo Meissner dice del espacio:

■ Físicamente: el espacio es mensurable, las proyecciones direccionales de su dimensión se


determinan y cuantifican con exactitud física (distancias, ángulos, áreas).
■ Perceptualmente: el espacio entrega una información diferenciada de su dimensión,
impresiona nuestros sentidos a través de sus características óptico-visuales, a menudo
diferentes de la dimensión física real.
■ Estructuralmente: el espacio está constituido en función de ciertas dominantes
constitutivas estructurales. Se encuentra a menudo subdividido, articulado, organizado en
partes interrelacionadas entre sí. Una secuencia espacial es, sin duda, una estructura espacial.
■ Estéticamente: el espacio configurado, determinado por limitantes físicas y/o perceptuales,
es interpretado y progresivamente en el tiempo, como totalidad coherente y armónica, como
espacio estético.

Forma espacial es la unidad expresiva dimensionada físicamente, percibida de manera


diferenciada por la presencia dinámica de sus características óptico-visuales limitantes,
estructurada en grados mayores o menores de complejidad e interpretada como entidad
totalizadora de una experiencia que puede llegar a ser valorada estéticamente.

Los elementos con los que podemos conformar y determinar el espacio exterior
arquitectónico; son la base de la existencia del hombre y de todo lo que éste conlleva, incluida
la arquitectura: el cielo y el suelo.

El Cielo: la bóveda celeste, el techo del mundo del gran espacio geográfico. El espacio
sideral lo percibimos como lo indeterminado, infinito en la vertical y en el horizonte.

El suelo: la base esencial de toda la arquitectura y toda la existencia del hombre, es lo


que sentimos como base primigenia de todo espacio que hemos de conformar; lo percibimos
como horizontalidad por excelencia en nuestra posición de pie, en cuanto "ser alzado”.

A partir de estos dos grandes elementos de referencia básica, para la conformación del
espacio podemos distinguir en primera instancia dos grandes grupos de elementos:

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22
a) Elementos Artificiales
b) Elementos Naturales

Entre los elementos artificiales se destacan, en primer lugar los volúmenes


arquitectónicos que contienen el espacio interior.

Luego, los elementos artificiales para-arquitectónicos que no constituyen en sí


arquitectura, como los monumentos, fuentes, muros pérgolas y lo que se ha dado en denominar
mobiliario urbano: postes de iluminación, bancos, cercos, mástiles, etc.

También la superficie de tratamiento del suelo o pavimentos.

Entre los elementos naturales, podríamos distinguir dos subgrupos: elementos bióticos
o vivos y elementos abióticos, sin vida. Entre los primeros están los árboles, plantas, vegetales
en general, entre los segundos, el suelo natural propiamente tal en sus diversas conformaciones
pendientes, cerros, terraplenes, quebradas, las rocas y el agua.
Elementos artificiales y naturales se combinan generalmente para conformar el espacio
exterior y abierto que nos interesa, y es lo que solemos encontrar en los espacios urbanos, sea
en los niveles privados, cotidiano o urbano.

Pero los elementos naturales combinados entre ellos únicamente no constituirán espacio
exterior arquitectónico, sino espacio natural y el espacio natural no está dentro del orden de la
arquitectura en cuanto ésta es artificio por excelencia.

Estos elementos artificiales y naturales pueden agruparse en tres categorías que los
comprenden a todos, categorías que se desprenden de la forma de los elemento, sea como
objetos aislados o como agrupación. Citaremos aquí parte de la investigación desarrollada en
el Massuachussets Institute of Technology por Philips Thiel, y en relación con la denotación
del espacio, del movimiento y de la orientación.

Thiel distingue tres categorías de elementos conformadores del espacio: superficies,


pantallas y objetos.

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Los objetos son forma tridimensionales que existen aisladamente como una entidad
visual independiente y que se sitúan en la vastedad o en lo espacial o en un espacio no
arquitectónico mayor que el que contribuye a definir; incluso en el contexto de la vastedad o lo
espacial o en un espacio no arquitectónico mayor que el que contribuye a definir; incluso en el
contexto de la vastedad o lo espacial cuasi indeterminado, el objeto puede no jugar un papel de
conformador de espacio alguno y en consecuencia viene a ser un artefacto. Es el caso del
monolito o del árbol.

Las superficies son formas planas bidimensionales cuyo rol espacial se limita al espacio
exterior y contribuyen a determinar lo interior, lo que no significa que también puedan
constituirse en un mero abierto cuando están en un contexto de mayor envergadura.

Las pantallas pueden ser superficies u objetos colocados muy cerca uno del otro,
constituyendo así un estado intermedio entre los dos casos extremos del objeto y la superficie.
Es el caso de una hilera de árboles y mástiles (ver figuras 1 y 3).

En un caso operativo, de análisis o diseño, en que interesa verificar si una superficie, una
pantalla o un objeto determinado es o no elemento conformador del espacio dado, bastaría
borrarlo mentalmente del conjunto espacial: si el espacio, en tanto volumen conformado y
finito, no es afectado por la desaparición del elemento, se concluiría que éste no es un elemento
determinante del espacio.

Estas categorías reseñadas, superficies, pantallas y objetos, elementos conformadores y


determinantes del espacio exterior, pueden ser las formas naturales o las formas artificiales
creadas por el hombre. En tanto formas visuales, se pueden describir por su nombre, su
posición, su forma, su dirección, su dimensión, su color y su textura.

Esto interesa para los análisis de valoración formal del espacio. A modo de complemento
y de clarificación, se transcribe Io estudiado por Philips Thiel en su investigación en relación
con el hombre observador del espacio determinado por estos elementos conformadores del
espacio, y que señalaremos por la abreviación ECE.

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La posición de los ECE se precisa con referencia al lugar ocupado por el observador en
el espacio que éstos determinan. En general, se dice que los ECE que se encuentran en un plano
horizontal situado en lo alto del espacio tienen la posición "arriba", del mismo modo, los que
están situados en la parte baja del espacio, tienen la posición "abajo", los ECE que se encuentran
principalmente en un plano vertical, tienen la posición "al lado". La posición de éstos últimos
ECE se precisa por las nociones de izquierda, derecha, frontal. Estas indicaciones
correspondientes a la posición de los ECE se completan por la mención de "arriba o abajo de
la altura de los ojos del observador", cuando se trata de la posición de lado, "al lado izquierdo
o derecho del observador".

La figura 1 muestra toda una gama de elementos conformadores del espacio ocupando
estas diversas posiciones.

La posición de un ECE se refiere a la dirección de su dimensión mayor, sea vertical,


horizontal, transversal u otra variación, así como a su posición angular respecto a los tres ejes
horizontales y verticales del espacio mismo.

La forma de un ECE se refiere al perfil o al contorno general y a la configuración de su


superficie.

La textura de un ECE concierne a las dos o tres tramas dimensionales de una superficie
o de una pantalla o de un objeto.

El Grado de Conformación del Espacio Exterior

Dentro de las características del espacio exterior conformado según los tipos o categorías
de elementos, una muy principal es el Grado de determinación del espacio conformado y
establecido.
Desde el menor grado de determinación a la determinación total, podemos distinguir
tres grados: el espacio sugerido, el espacio esbozado y el espacio volumen. En la figura 3 se
puede ver que el espacio varía desde la forma imprecisa, nebulosa y ambigua del espacio
sugerido por algunos objetos sin ligazón, hasta el volumen que es un espacio totalmente

Introducción a la Arquitectura - Arq./Ing. Milton Hernandez Jarquín


25
delimitado por superficies concatenadas que siguen diversas disposiciones. Entre ambos,
aparece el espacio esbozado, el que resulta de una variedad de superficies, pantallas y objetos
que ocupan posiciones variadas.

Los espacios interiores son evidentemente espacios - volúmenes o espacios


vigorosamente esbozados; hay también espacios exteriores que están en el grado de volumen,
como las plazas de las ciudades medievales. También el patios de la casonas chilenas y los
actuales patios de luz y del verde en los edificios modernos.
Los espacios exteriores de las ciudades nuevas pertenecen a la categoría de espacios
esbozados, particularmente las proyectadas según los postulados de la Carta de Atenas.
Los espacios sugeridos, que se encuentran esencialmente en el paisaje natural, también
los encontramos en las ciudades modernas.

La figura 4, que corresponde a una elaboración de la investigación de Thiel, ilustra la


asociación o yuxtaposición de superficies que se cortan siguiendo los planos ortogonales (el de
arriba, el de abajo, el frontal y los de los lados) tal como se las ve en una proyección
hemisférica. El ejemplo, por razones de demostración y de la pregnancia, está desarrollado en
base a superficies ortogonales, regulares y equivalentes.

La ausencia de determinación (por lo tanto de conformación del espacio) está indicada


por la inexistencia de elementos conformadores del espacio (ECE), cualquiera que estos
sean, en proyección, esta situación está representada por un campo visual constituido por mitad
de cielo y mitad de tierra vacía (la vastedad o lo espacial, lo indeterminado). No hay espacio
arquitectónico, en ningún grado, ejemplo de esto sería el océano o un desierto plano y uniforme.
Por el otro extremo, la determinación máxima esta señalada por la presencia de ECE
ocupando las cinco posiciones descritas: la conformación total del espacio.

Entre estas dos condiciones extremas, las otras posibilidades están agrupadas en un
modelo propuesto como "referencia de base". Un índice numérico y una notación gráfica se
reportan en intervalos de 10%. La simbología de referencia básica es modificada para mostrar
el grado en que se reduce la determinación cuando hay ECE que representa vacíos importantes,
o cuando un ECE es independiente (separado de los otros), o para ECE tipo pantalla, o ECE

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26
objetos.
En la escala numérica de la figura 4, los espacios situados bajo el índice 30 se clasifican
como espacios sugeridos; los que están sobre el índice 70, como espacio volumen y los espacios
situados entre estos dos índices son espacios esbozados.

La Forma del Espacio Exterior según la disposición de los Elementos Conformadores

La disposición sobre el terreno de los elementos conformadores del espacio exterior


determinará la forma interna del espacio, en relación directa con el trazado en que se basan;
podemos considerar en este sentido dos prototipos de espacios:

a) los espacios geométricos, puros, ordenados, a los que podemos asignarle


genéricamente la cualidad de regulares (en este tipo de espacios ha de demostrar su pregnancia
el ángulo recto, por ejemplo).
b) los espacios libres, no ordenados, a los que podemos asignarlas no rigurosamente, la
cualidad de irregulares. (ver figuras 2 y 3).

En relación con estos dos tipos de disposición y forma del espacio exterior, es
relativamente simple operar en un análisis de cualidad formal, como lo ha intentado la
investigación de Thiel. Al respecto, sostiene que la cualidad formal de un espacio esbozado o
de un espacio volumen es independiente de su determinación o de su grado de "cerramiento".
El espacio sugerido, siendo por definición una suerte de nebulosa, se excluye de estas
consideraciones. A partir de dos prototipos formales polares (el huevo, codificado O y un árbol,
codificado X) un espacio esbozado o un volumen pueden ser caracterizados por su cualidad
formal siguiendo una escala que va de O a X.
El espacio tipo O se caracterizaría por la regularidad, el carácter "cerrado", el reposo, lo
completo, la cohesión, el equilibrio o la simetría.
El espacio X se caracterizaría por la irregularidad, el azar, la dispersión, el desequilibrio,
lo incompleto, la movilidad, la amplitud. (Esta caracterización pertenece al prof. Gyorgy
Kepes).

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La Escala y la proporción en el espacio Exterior

Ahora quisiéramos agregar algo sobre la proporción y la escala en los espacios exteriores,
escala y proporción que sólo las atendemos desde el punto de vista del hombre en tanto ser
físico y en tanto ser psicológico, perceptual, pensante. Como dice José Ricardo Morales, el
hombre que es ante todo un ser midiente13 de cuanto haya, según los variables proyectos de
conocimiento que lleve consigo.

Antes que la proporción de las distintas partes conformadoras, limitantes y


determinantes del espacio, sea en sí mismas, entre ellas o en el total, lo que creemos que interesa
es la proporción del espacio en tanto envolvente y cobijante del hombre, de un modo tal que
este "sienta" el espacio-arquitectónico, que se sienta "dentro" del espacio y no sólo "en el
espacio”, que sienta lo determinado y conformado, con forma y cualidad, pensamos que en
este sentido importa la proporción, lo que nos conduce a la idea de la escala humana entendida
como la razón entre la proporción del espacio y la dimensión de las imágenes mentales del
hombre, configuración que ha de conducir a un sentimiento de propiedad de ese espacio,
apropiación que conduce al usufructo de tal espacio.

En cuanto esta serie de fenómenos tenga lugar, estaríamos frente al espacio


arquitectónico, exterior o interior, que tiene proporción y escala humana; y que es tal vez pleno.

Por otra parte, el avance tan significativo en conocimiento de los fenómenos de la


percepción en el ser humano, así como de los fenómenos de la comunicación, permite disponer
de nuevos y poderosos instrumentos científicos para la creación de ámbito arquitectónico; el
diseño del entorno. 14
Los espacios arquitectónicos existentes en el mundo son innumerables y nadie podrá
apreciarlos y sentirlos todos, pero las posibilidades de creación de espacios son infinitas; está
es nuestra capacidad el hacer espacios plenos, humanos, trascendentes y por tanto, nombrados.

Finalmente, si intentamos un paralelo entre nuestro sentimiento del hombre frente a un

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espacio arquitectónico pleno y nuestro sentir como arquitectos frente al espacio en el proceso
creativo, pudríamos establecer las siguientes secuencias en cada caso. El hombre inmerso en el
espacio arquitectónico toma posición y luego toma posesión del mismo, en tanto este espacio
sea pleno. Se compenetra, lo siente, lo hace suyo en su interior, "se ambienta". Después en un
proceso más racional, el hombre percibe, luego analiza y entonces valoriza el espacio.
Finalmente, nombra, en cuanto ya es "dominio".

En nuestro proceso de creación del espacio, como arquitectos, imaginamos la posición


del hombre y es nuestro propósito que éste tome posesión del espacio que estamos imaginando.
Somos nosotros quienes, en un nivel de modelo, percibimos, analizamos y valorizamos el
espacio, y lo modificamos hasta que nos satisface. La gran duda que nos queda es: ese espacio
que hemos creado ¿será nombrado? Es la eterna y angustiante duda del proceso creador del
arquitecto.
Figura 1: ELEMENTOS CORRIENTES QUE CONFORMAN Y DETERMINAN EL
ESPACIO

Figura 2: LIGAZONES; TIPOS DE ELEMENTOS CONFORMADORES DEL


ESPACIO

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30
Figura 3: GRÁFICOS REPRODUCIDOS DE LA INVESTIGACIÓN DE P. THIEL.

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31
Figura 4: DETERMINACIÓN DEL ESPACIO CONFORMADO

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1.3. Premio Pritzker

El Premio Pritzker de arquitectura es un reconocimiento anual otorgado por la


Fundación Hyatt con el objetivo de “honrar a un arquitecto o arquitectos vivos cuyo trabajo
demuestra una combinación de esas cualidades de talento, visión y compromiso, que ha
producido contribuciones consistentes y significativas para la humanidad y el entorno
construido a través del arte de la arquitectura

Creado en 1979 por Jay A. Pritzker, nacido en Chicago, e impulsado por su familia, se
entrega anualmente a un arquitecto en vida de cualquier país, que haya mostrado a través de
sus proyectos y obras construidas las diferentes facetas de su talento como arquitecto,
contribuyendo con ellas al enriquecimiento de la humanidad. Una de las cualidades que
constituye el requisito principal para obtenerlo es la demostración de un alto nivel de
creatividad en el diseño de las obras que, además, deben ser funcionales y de buena calidad
en la construcción. Desde hace unos años, la relevancia del aspecto social para obtener el
premio ha sido un fuerte contrapeso en la elección de los laureados. Este es el caso
de Shigeru Ban o Alejandro Aravena.
El primer arquitecto latinoamericano en ganarlo fue Luis Barragán, de Guadalajara, México.
Años más tarde, en 1988, fue galardonado el brasileño Oscar Niemeyer.
La primera mujer que obtuvo el premio Pritzker fue Zaha Hadid, en 2004. Solo se ha
distinguido con este premio a seis mujeres desde 1979: Zaha Hadid en 2004, Kazuyo
Sejima (junto a Ryūe Nishizawa) en 2010, Carme Pigem (junto a Rafael Aranda y Ramón
Villalta) en 2017, Yvonne Farrell y Shelley McNamara de Grafton Architects en 2020
y Anne Lacaton en 2021. En 2013 se inició una petición de firmas en internet promovida por

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Introducción a la Arquitectura – Arq./Ing. Milton Hernandez Jarquín
estudiantes graduadas de la Universidad de Harvard en la que se solicita la concesión
del Pritzker de manera retroactiva para Denise Scott Brown, coautora de los trabajos por los
que en 1991 se premió en solitario al arquitecto Robert Venturi, su esposo, a pesar de que
desde hacía 26 años firmaban conjuntamente sus obras.2 Igualmente en 1986 se premió
a Gottfried Böhm y no a su socia y esposa Elisabeth Haggenmüller, y en 2012 a Wang Shu y
no a Lu Wenyu socia de Amateur Architecture Studio.
El premio anual es de cien mil dólares. La ceremonia de entrega no se celebra siempre en el
mismo lugar, sino en diferentes ciudades del mundo.

El Premio Pritzker de arquitectura se entrega anualmente a un arquitecto en vida de


cualquier país, que haya mostrado a través de sus proyectos y obras construidas las
diferentes facetas de su talento como arquitecto, contribuyendo con ellas al
enriquecimiento de la humanidad.
Una de las cualidades que constituye el requisito principal para obtenerlo es la
demostración de un alto nivel de creatividad en el diseño de sus obras que, además, deben
ser funcionales e innovadoras.

Premios otorgados

Año Ganador Lugar de la ceremonia Ref.

4
1979 Philip Johnson Dumbarton Oaks

5
1980 Luis Barragán Dumbarton Oaks

6
1981 James Stirling National Building Museum

1982 Kevin Roche Instituto de Arte de Chicago

1983 , Ieoh Ming Pei (I. M. Pei) Museo Metropolitano de Arte

7
1984 Richard Meier Galería Nacional de Arte

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7
1985 Hans Hollein Biblioteca Huntington

7
1986 Gottfried Böhm Gremio de Orfebres de Londres

8
1987 Kenzo Tange Museo de Arte Kimbell

Gordon Bunshaft
7
1988 Instituto de Arte de Chicago

Oscar Niemeyer

1989 , Frank Gehry Tōdai-ji

9
1990 Aldo Rossi Palacio Grassi

10
1991 Robert Venturi Palacio de Iturbide

1992 Biblioteca Harold Washington 11


Álvaro Siza Vieira

8
1993 Fumihiko Maki Castillo de Praga

12
1994 Christian de Portzamparc The Commons, Columbus (Indiana)

13
1995 Tadao Ando Palacio de Versalles

14
1996 Rafael Moneo The Getty Center

15
1997 Sverre Fehn Museo Guggenheim Bilbao

16
1998 Renzo Piano Casa Blanca

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1999 Norman Foster Altes Museum 14

2000 Parque Arqueológico de Jerusalén 17


Rem Koolhaas

2001 Herzog & de Meuron (Jacques Monticello 18


Herzog y Pierre de Meuron)

2002 Glenn Murcutt Colina Capitolina de Miguel Ángel 19

Real Academia de Bellas Artes de San 20


2003 Jørn Utzon Fernando

2004 , Zaha Hadid Museo del Hermitage

2005 Thom Mayne Pabellón Jay Pritzker 21

2006 Palacio de Dolmabahçe 22


Paulo Mendes da Rocha

23
2007 Richard Rogers Banqueting House

Biblioteca del Congreso de Estados 14


2008 Jean Nouvel
Unidos

Palacio de la Legislatura de la Ciudad de 14


2009 Peter Zumthor Buenos Aires

14
2010 SANAA (Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa) Isla Ellis

24
2011 Eduardo Souto de Moura Auditorio Andrew W. Mellon

2012 Wang Shu Gran Salón del Pueblo

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Introducción a la Arquitectura – Arq./Ing. Milton Hernandez Jarquín
Biblioteca y Museo Presidencial John F.
2013 Toyō Itō 2526
Kennedy

27
2014 Shigeru Ban Rijksmuseum

28
2015 Frei Otto New World Center, Miami

Sede de las Naciones Unidas, Nueva 29


2016 Alejandro Aravena
York

RCR Arquitectes (Rafael Aranda, Carme 31


2017 Palacio de Akasaka, Tokio
Pigem y Ramón Vilalta)30

2018 Museo Aga Khan, Toronto 32


Balkrishna Doshi

3334
2019 Arata Isozaki Palacio de Versalles

Grafton Architects (Shelley 35


2020 Online
McNamara y Yvonne Farrell)

36
2021 Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal Online

37D
2022 , Diébédo Francis Kéré LSE Marshall Building, Londres

38
2023 David Chipperfield LSE Marshall Building, Londres

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1.4. Arquitectos nicaragüenses representativos.

En la Managua de finales del Siglo XIX el Arquitecto Monsieur Louis Leirac diseñó y
construyó el primer Parque Central de Managua en el estilo Clásico francés con muro
perimetral de columnas y verjas de hierro. Hacía buen conjunto y armonía con el majestuoso
Palacio de Gobierno diseñado por el Ingeniero Teodoro Hueck en un estilo ecléctico
afrancesado que también había diseñado la antigua Estación del Ferrocarril como un edificio
clásico europeo en hierro forjado.

Parque Central del arquitecto francés Louis Leirac, al fondo Palacio de Gobierno diseñado por el
ingeniero alemán Teodoro Emilio Hueck

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Otro de los grandes constructores de Managua de inicios del Siglo XX fue el ingeniero Pablo
Dambach, de origen suizo, que con su empresa Dambach & Gautier construyó la antigua
Catedral de Santiago de Managua, copiándose de la Catedral de San Suplicio en París.
Dambach diseñó y construyó el antiguo Gran Hotel de estilo Art Deco americano, la antigua
Casa Pellas, también Art Deco y la Colonia Dambach en estilo de Villa italiana mediterránea.

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Arquitecto importante también fue Víctor Sabater de origen español que diseñó y construyó
el nuevo Parque Central de Managua después del Terremoto de 1931. En 1945 fue
inaugurado en estilo Art Deco el Templo de la Música con frisos escultóricos diseñados y
realizados por Ernesto Brown, que recientemente fue restaurado por la Alcaldía de Managua.

Un renombrado constructor fue el Maestro Francisco Aranda que diseñó el Club Social de
estilo neo clásico español y el Palacio del Ayuntamiento neoclásico griego. Pero el primer
arquitecto nicaragüense fue Julio Cardenal, cuyos primeros trabajos fueron la Casa de la
familia Mántica en la vieja Managua, hoy sede del Museo Julio Cortázar en estilo que él
definió como Mediterráneo europeo, y la remodelación y nueva fachada de la Alcaldía de
Granada inspirado en el portal Colonial de La Casa de los Leones y enriqueciéndola con
motivos moriscos y de la arquitectura árabe. Don Julio Cardenal fue el gran constructor de
la Managua moderna, el magno edificio del Palacio de Comunicaciones es su obra cumbre
en exquisito estilo Art Deco. El antiguo Estadio Nacional hoy “Stanley Cayasso” fue también
diseñado por Julio Cardenal y Roberto Lacayo Fiallos.

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Carlafisa fue una de las grandes empresas de diseño y construcción de nuestra capital:
Cardenal Lacayo Fiallos sociedad anónima. Destacados arquitectos han sido Alfredo Osorio
diseñador de la Pirámide del Hotel Intercontinental Managua, los diseñadores y
constructores del Teatro Nacional Rubén Darío José Francisco Terán, Iván Osorio y los
hermanos Eduardo y Filadelfo Chamorro Coronel.

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El emblemático edificio del Banco Central de Nicaragua con 15 pisos fue inaugurado en
1964 diseñado y construido por la firma AISA Arquitectos e Ingenieros Sociedad Anónima;
después del terremoto rebajados 11 pisos, y en la actualidad con 4 pisos alberga la Casa de
Gobierno Secretaría de la Presidencia.

Otro edificio emblemático es el actual Ministerio de Gobernación (antiguo ENALUF)


diseñado por Carlafisa y proyectado por el Arquitecto José Francisco Terán. La torre del
antiguo Banco de América hoy Edificio Benjamín Zeledón de la Asamblea Nacional de
Nicaragua cuenta con 17 pisos, fue diseñado por el arquitecto norteamericano Edward Durell
Stone y construido por las firmas SOVIPE Solórzano Villa Pereira, y CARLAFISA Cardenal
Lacayo Fiallos, fue inaugurado en 1970. El antiguo Banco Nacional hoy sede del plenario
de la Asamblea Nacional ocupa el mismo sitio del antiguo edificio bancario antes del
Terremoto de 1931 que había sido diseñado en 1918 por Teodoro Hueck de estilo neoclásico
y después del terremoto de 1931 diseñó en estilo Art Deco el arquitecto Julio Cardenal.

Estos pocos edificios forman el actual Patrimonio construido de nuestra heroíca Managua,
nombrada recientemente Ciudad Creativa, debido a su valioso valor cultural e histórico.

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