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PATRIARCADO
Este término comienza a usarse en sentido crítico en el siglo XIX y queda establecido en
la teoría feminista a partir de los años 70 del siglo XX.
Gerda Lerner ha definido el patriarcado como “la manifestación e institucionalización del
dominio masculino sobre las mujeres y niños (as) en la familia y la extensión del dominio
masculino sobre las mujeres a la sociedad en general. Implica que los hombres ostenten
el poder en todas las instituciones importantes de la sociedad y que las mujeres son
privadas de acceso a ese poder.”1
Según Adrianne Rich “el patriarcado es un sistema familiar y social, ideológico y político
con el que los hombres, a través de la fuerza, la presión directa, los rituales, la tradición,
la ley o el lenguaje, las costumbres, la etiqueta, la educación y la división del trabajo,
determinan cuál es o no es el papel que las mujeres deben interpretar con el fin de estar
en toda circunstancia sometidas al varón”.
ANDROCENTRISMO
1
En Gerda Lerner (1986): The creation of patriarchy. Nueva York y Oxford. Oxford Univesity Press.
Citado por María – Milagros Rivera Garretas en (1994): Nombrar el mundo en femenino. Pensamiento de
las mujeres y teoría feminista. Icaria – Antrazyt, Barcelona, página 72.
2
VVAA-CPR de Gijón, Materiales para la observación y el análisis del sexismo en el ámbito escolar, 2002
GÉNERO
El reparto de tareas, la supuesta división sexual del trabajo, es en realidad una prohibición
para las mujeres de realizar ciertas tareas valoradas socialmente, en una lógica del
desprestigio que nos va haciendo sentir menos valiosas. En el sistema capitalista se
sostiene la vida para que detrás haya una acumulación de capital, por lo que se esta
produciendo una mercantilización de los cuidados, de los bienes naturales y de los
valores que ha derivado en una transferencia global desigual de los cuidados en función
de los ejes de poder, provocando lo que se ha denominado crisis global de los cuidados
que se acerca más a la destrucción de la vida que a su sostenibilidad.
PODER
Según Luis Bonino el "poder" tiene dos acepciones popularmente utilizadas: una es la
capacidad de hacer, el poder personal de existir, decidir y autoafirmarse. Es el poder
autoafirmativo. Este poder requiere para su ejercicio una legitimidad social que lo autorice
(y esta legitimidad sólo la han obtenido hasta hace muy poco los varones). La otra
acepción: la capacidad y la posibilidad de control y dominio sobre la vida o los hechos de
los otros, básicamente para lograr obediencia y lo de ella derivada. Es el poder de
dominio. Requiere la tenencia de recursos (bienes, poderes o afectos) que aquella
persona que quiera controlarse no tenga y valore, y de medios para sancionarla y
premiarla. En este segundo tipo de poder, que es el de quien ejerce la autoridad, se usa la
tenencia de los recursos para obligar a interacciones no recíprocas, y el control puede
ejercerse sobre cualquier aspecto de la autonomía de la persona a la que se busca
subordinar (pensamiento, sexualidad, economía, capacidad decisoria, etcétera).
PRIVILEGIOS
El privilegio oscurece la mirada de quién lo posee impidiéndole ver toda la realidad. Según
Luis Bonino estar en el centro del mundo impide ver a los hombres, pero no ver y aceptar
los privilegios es otra forma de violencia, según el autor, es necesario que los hombres
hagan un desplazamiento de su posición de privilegio.
DESIGUALDAD
VIOLENCIA
Cuando hablamos de la violencia nos referimos a las conductas aprendidas que tienen la
intención, consciente o inconsciente, de someter, dominar o dañar a otras personas a
través del miedo y que se inscribe en la lógica del poder y la desigualdad. Es por esto,
por ser una práctica de poder, que la violencia trasgrede el orden y la armonía que se
supone debe existir en los vínculos humanos. Quienes violentan pretenden hacerse valer
a costa de la otra.
“Un gesto, un golpe, un insulto, hacer oídos sordos, menospreciar, amenazar, ridiculizar,
marginar, ... en una palabra: excluir; todo esto son manifestaciones de violencia que
afectan a cada niña y a cada niño: a su cuerpo, a su forma de entender el mundo, a su
sexualidad, a la visión que tienen de sí, a su dignidad ...” 3
"Ejercer violencia es imponer pensamientos o valores con la fuerza, es hacerse valer con
el miedo, es no entrar a dialogar, es excluir e infravalorar todo lo que pone en cuestión el
poder de quien la pone en marcha y la utiliza"4.
Todas vivimos violencia, aunque esto no implica que todas al mismo nivel ni que quienes
la ejerzan lo hagan al mismo nivel. Todas las mujeres vivimos violencia aunque
habitualmente se suela relacionar exclusivamente con la falta de recursos o de
conocimientos, la baja autoestima o la sumisión personal.
La violencia que ejercen los hombres es selectiva, no significa que esos hombres sean
violentos con todas las personas o no sepan controlar su ira por ejemplo con su jefe o con
un amigo que les incomoda, sino que la cultura les legitima para ejercerla contra las
mujeres de forma selectiva.
Las mujeres vivimos en un mundo donde nuestros cuerpos son leídos como violables y
violentables, los hombres viven en un mundo donde sus cuerpos son leídos como
violentos. Pero ante esto ¿qué significados libres y no violentos podemos dar a nuestros
cuerpos con los mimbres que nos da la cultura y sabiendo que nuestra forma de ser,
sentir y actuar también hace mundo?.
La violencia hacia las mujeres tiene una cara visible y otra invisible, ya que algunos de
sus mecanismos son sutiles, como es el lenguaje, la historia que se cuenta, algunas
tradiciones o determinadas normas sociales. Pero la violencia invisible es la que sustenta
y perpetua la violencia más evidente o visible. La violencia se ha normalizado.
Las relaciones románticas se construyen más cerca de la violencia que del amor, esto es,
se basan en ideas de control, posesión o dominación, así como en estereotipos de
género, donde las mujeres tienen que ser empáticas y comprensivas y los hombres
agresivos y protectores. Esto supone que muchas de las situaciones de violencia que
viven las mujeres se inscriban en el contexto de pareja o familiar.
El hogar, las instituciones públicas y privadas, los medios de comunicación, las escuelas y
la comunidad en general.
Violencia física: Cualquier acto intencional que inflige daño a las mujeres, usando la
fuerza física o algún tipo de sustancia, arma u objeto que pueda provocar o no lesiones,
ya sean internas, externas o ambas.
Es interesante el análisis que hace Luis Bonino sobre los micromachismos como prácticas
de dominación masculina, diferenciando entre los coercitivos o directos (intimidación,
insistencia abusiva, uso expansivo del espacio, etc.), los encubiertos o indirectos
(explotación emocional, maternalización de la mujer, etc.), maniobras de desautorización,
paternalismo, engaños, desconexión, falta de intimidad, dar lastima, etc.
6
Al decir fronteras externas me refiero a las fronteras de los países y las diferentes regiones del mundo. Con
fronteras internas me refiero a las del propio cuerpo, a los estereotipos y mandatos que atraviesan nuestra vida.
Violencia sexual: Es cualquier acto que degrade o dañe el cuerpo o la sexualidad de la
víctima y que por tanto atente contra su libertad, dignidad e integridad física o psicológica:
tocamientos, acoso, abusos, obligar a ver pornografía, alusiones sobre el cuerpo,
violaciones, trata de mujeres, explotación sexual etc. Es una expresión de abuso de poder
que implica el sometimiento femenino al agresor, al denigrar a las mujeres y concebirla
como objeto.
Violencia económica: Es toda acción u omisión del agresor que afecte la supervivencia
económica. Se manifiesta a través de limitaciones encaminadas a controlar
sus ingresos económicos, así como la percepción de un salario menor por igual trabajo
dentro de un mismo centro laboral. Pobreza, control, precariedad, falta de empleo,
prohibición del manejo de su propio capital, imposibilidad de ser propietarias, exclusión de
empresas comunales, percepción de salarios menores por igual trabajo, menor acceso a
la educación y al capital cultural.
Violencia feminicida: Es “la forma extrema de violencia de género contra las mujeres,
producto de la violación de sus derechos humanos en los ámbitos público y privado,
conformada por el conjunto de conductas misóginas – maltrato y violencia física,
psicológica, sexual, educativa, laboral, económica, patrimonial, familiar, comunitaria,
institucional – que conllevan impunidad social y del Estado pueden culminar en el
homicidio o su tentativa, y en otras formas de muerte violenta de las niñas y las mujeres:
accidentes, suicidios y muertes evitables derivadas de la inseguridad, la desatención y la
exclusión del desarrollo y la democracia” 7 Hasta hace poco se consideraba “homicidio por
honor”.
Apropiaciones individuales: apropiación del tiempo; el cuerpo y los productos del cuerpo
(hijas e hijos); obligación sexual; carga física de las mujeres (cuidado), carga mental (a
veces estas tan abrumada que no puedes tomar conciencia).
7
Marcela Lagarde, 2006
LAS RELACIONES Y EL AMOR EN EL CONTEXTO PATRIARCAL
Es fundamental visibilizar que las ideas y creencias que están circulando en torno al amor
y las relaciones que circulan en el contexto patriarcal están más cerca de la violencia, esto
es, del dominio, la posesión, el control, el sometimiento, la humillación, etc., que de la
generosidad, cuidado y apertura que hacen falta para amar y ser amada, legitimando la
violencia contra las mujeres y consolidando el patriarcado como sistema social de
dominación, también en el ámbito de nuestras relaciones.
– Existe alguien perfecto para cada quién, alguien que lo tendrá todo, su media
naranja, a cada mujer le corresponde un hombre.
– La pareja es el estado natural de la familia y de la vida.
– Una persona sin pareja esta incompleta.
– La maternidad es el estado natural de la mujer.
– El amor nunca muere. El amor es para siempre. El amor es ciego. Contigo al fin del
mundo.
– Mi vida se acaba sin una pareja. Sin ti no soy nada. Por mi pareja lo daría todo.
Es fundamental entender que la fusión en una relación nos lleva a confundirnos y no nos
permite tomar distancia para vernos. Sin diálogo no hay entendimiento, y el entendimiento
es fundamental en cualquier tipo de relación.
Ideas del amor que nos llevan a vivirlo como algo místico, del destino, sobrenatural y ante
lo que no podemos hacer nada. Nos puede. Y donde el enganche o la obsesión suelen
confundirse con enamorarse.
– El impulso sexual masculino no tiene limites. El hombre llega hasta donde la mujer
quiere.
Todas estas ideas nos llevan a ciertos entendimientos culturales en torno al amor
romántico, como son:
• Una visión etérea del amor. Idealización. Lo ideal. Que nos impide ver cual es la
relación real y posible con cada persona.
• Un idea del amor como algo totalizador, que se da una vez y para siempre, “felices
para siempre”, que nos lleva a querer fijar la experiencia amorosa.
• El amor entendido como sufrimiento y sometimiento.
• Una idea del amor condicionado a lo que hago, ser dignos o dignas de amor
depende de que nos portemos bien.
• El amor entendido como éxito social, es un logro.
• El amor vivido como amenaza, perdida de libertad, trampa, conquista, lucha.
• El amor relacionado con un modelo de belleza que de manera invisible opera como
eje de poder y que plantea el deseo y la atracción como algo natural.
• El amor es heterosexual.
Sin embargo, estas ideas limitan y caricaturizan la complejidad de las vidas y las
relaciones, pretendiendo encasillar el amor en un modelo de relaciones pre-establecido.
En este sentido, es fundamental poner palabras a otras formas de entender el amor y las
relaciones lejos de la violencia y del desorden patriarcal, partiendo de nuestras propias
vivencias y experiencias, honrando lo que es importante para cada una y cada uno, y
reflexionando sobre que acciones concretas podemos tomar en nuestras relaciones, para
que la violencia sea algo impensable.