Comentario sobre la sentencia del 19 de diciembre de 2019 del
Tribunal de Justicia de la Unión Europea Esta sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) viene a dar respuesta al interrogante sobre la condición de inmunidad y demás condiciones del eurodiputado Oriol Junqueras que, tiempo después de su elección como miembro del Parlamento Europeo el 26 de mayo de ese año, fue condenado por el Tribunal Supremo español con los cargos de sedición y malversación el 14 de octubre. Se citan a continuación, los dos marcos jurídicos en los que se ubica el interrogante: Dentro del derecho de la Unión Europea encontramos el protocolo sobre los privilegios y las inmunidades de la Unión, en especial el artículo 9 del capítulo III, que indica que los miembros del Parlamento Europea poseen inmunidad en territorio propio, ajeno y en trayecto al lugar de reunión y que esta inmunidad es irrevocable; por otro lado, se menciona el acta electoral, que establece las condiciones por las cuales se elige a los eurodiputados y su artículo 6 es relativo al anteriormente mencionado protocolo. Dentro del derecho español, las fuentes a las que se acude son la Constitución Española, con su artículo 71 que indica las condiciones de inviolabilidad de los diputados electos; la Ley Electoral, que establece los tiempos para la asignación de escaño -junto a sus derechos y obligaciones-, mencionando el artículo 224; el Reglamento del Congreso de los Diputados, cuyo artículo 20 indica las obligaciones referentes a la obtención de sus derechos como la inviolabilidad; y la Ley de Enjuiciamiento criminal, de la que se nombran los artículos 384, 503 y del 750 a 754 que indican las condiciones bajo las que se debe arrestar y juzgar a un cargo público. En primer lugar, se relatan los antecedentes que han conducido a esta situación y que se centran en la trayectoria del diputado Junqueras desde el año 2017 al 2019. El Tribunal Supremo planteó una cuestión prejudicial relacionada con la inmunidad parlamentaria de Oriol Junqueras el 1 de julio de 2019, como consecuencia de haber sido elegido eurodiputado en las elecciones del 26 de mayo de ese año. Tras ser rechazado por el tribunal el permiso para comparecer ante la Junta Electoral Central con el fin de prestar la promesa o el juramento de acatar la Constitución que exige el mencionado artículo 224 de la Ley Electoral, el eurodiputado interpuso un recurso de súplica ante el TS, cuando se planteó la cuestión prejudicial para obtener una interpretación del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) respecto al momento en que se adquiere la condición de miembro del Parlamento Europeo y cuándo empieza a producir efectos los derechos y obligaciones -entre ellos la inmunidad- asociados a este cargo. Es importante considerar que, en el momento de presentarse como candidato al Parlamento Europeo, Oriol Junqueras se encontraba en prisión provisional decretada por el TS desde el día 2 de noviembre de 2017 debido al intento de secesión en Cataluña. Sin embargo, esta situación no impidió la presentación de la candidatura de acuerdo con la normativa electoral aplicable a las elecciones al Parlamento Europeo. Además, una vez proclamado electo, el diputado solicitó al Tribunal Supremo un permiso extraordinario de salida de prisión para poder comparecer, bajo vigilancia policial, ante la JEC con el fin de cumplir con el requisito de acatamiento de la Constitución. Sin embargo, el permiso fue denegado y el diputado electo no pudo dar cumplimiento, contra su voluntad, al requisito establecido por la ley española. Esta circunstancia determinó que la JEC excluyera al diputado electo de la comunicación oficial al Parlamento Europeo, declarando vacante el escaño correspondiente con suspensión de sus prerrogativas, de acuerdo con el artículo 224 de la LEG. Es en este momento cuando el TS decide plantear la cuestión al TJUE. La respuesta del TJUE es que debe primar la inmunidad del diputado que ha sido proclamado electo para el ejercicio su función en el Parlamento Europeo, aunque esta haya sido puesta en prisión provisional, añadiendo que debido al derecho interno se le ha denegado el cumplimiento de los requisitos previos y su desplazamiento a la primera reunión. Por lo tanto, se levanta la prisión provisional que le impedía acudir a Bruselas para su proclamación, aunque, si el TS considerara que, tras ese acto, debía regresar a prisión, debería solicitarlo lo más brevemente posible en virtud del Protocolo sobre los miembros y las inmunidades de la Unión. Mi opinión final sobre el proceso es que el TS no debía de haber abierto la cuestión prejudicial, puesto que el debate sobre la inmunidad de los eurodiputados está bien plasmado en el protocolo: Los eurodiputados gozaran de inmunidad desde antes de su ejercicio y en su traslado a su primera reunión y que adquieren la calidad de eurodiputados en el momento de su elección. Aún así, puede sentar de precedente para futuros procesos en los que se valore a la vez la comisión de un delito o una prisión provisional con la inmunidad de un cargo público, como se ha visto recientemente en el proceso comprendido contra el rey emérito Juan Carlos I.