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PRINCIPIO DE LEGALIDAD EN EL PROCESO PENAL:

Un sistema procesal penal propio de un Estado social, democrático y de


derecho, debe asegurar la plena efectividad de un conjunto de garantías o
principios básicos cuya formulación inmediata hallamos en los arts. 24 y
25 de la Constitución Española de 1978 (CE) y que han sido también
reconocidos en los convenios internacionales firmados por España, tanto en
el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) como en
el Convenio Europeo de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales
(CEDH), hecho en Roma el 4 de noviembre de 1950 . Estos convenios son
sistemáticamente invocados por el Tribunal Constitucional (TC) al perfilar los
contornos y el alcance de los principios y garantías constitucionales, con
transposición frecuente de sentencias puntuales dictadas por el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos (TEDH) como sustento de la estructura
arquitectónica del debido proceso. En la descripción del juicio equitativo que se
hace en el art. 6, CEDH al que se debe el referido Tribunal Europeo, se
reconoce a toda persona sometida a proceso, el derecho a que su causa sea
oída, equitativa y públicamente, dentro de un plazo razonable, por
un Tribunal independiente, imparcial y establecido en la Ley, también
tendrá derecho a la presunción de inocencia, a ser informada de la
naturaleza y causa de la acusación, a disponer del tiempo y de las
facilidades necesarias para preparar su defensa, a defenderse por sí
misma o a ser asistida por un defensor de su elección o, en otro caso, a
que se le nombre de oficio, a interrogar o hacer interrogar a los testigos que
declaren contra ella y a obtener la citación y el interrogatorio de los
testigos de descargo, y, finalmente, a ser asistida de un intérprete, si no
comprende o no habla la lengua empleada en la Audiencia. En similares
términos se produce el art. 14, PIDCP , y al desarrollo y análisis de esos
valores dedicaremos esta primera parte de la obra.

A modo introductorio deberá tenerse presente que, dada la relevancia


fundamental de los derechos en juego, cualquier desconocimiento o
vulneración de sus efectos característicos puede ser denunciada, y en su
caso reestablecidos, primeramente en sede jurisdiccional ordinaria,
esgrimiendo, además de los preceptos vulnerados, la vinculación de Jueces y
Tribunales en su tutela y efectividad – art. 7 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial (LOPJ) –, y, como último recurso, acudiendo al amparo
constitucional; aunque para la interposición de esta última demanda habrán
de quedar completados los presupuestos formales que se enuncian en el art.
44.1 c) de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (LOTC) , en la redacción
dada a este precepto con ocasión de la Ley Orgánica 6/2007, de 24 de mayo,
que reformó la Ley Orgánica 2/1979, de 3 de octubre, reguladora del Tribunal
Constitucional , y en el que se establece como requisito procesal para la
admisión del recurso de amparo, que se haya invocado formalmente en el
proceso el derecho constitucional vulnerado, tan pronto como, una vez
conocida la violación, hubiere lugar para ello.

El plazo para interponer el recurso de amparo será de 30 días, que


comenzarán a contar desde la notificación de la resolución recaída en el
proceso judicial. La presentación del recurso de amparo deberá efectuarse en
el Registro General del Tribunal Constitucional, aunque podrán presentarse
también válidamente los recursos ante las oficinas o servicios de registro
central de los Tribunales civiles de cualquier localidad, según la
interpretación que la STC 88/2013 –del Pleno-, de 11 de abril de 2013 [j 1] ha
hecho del art. 85.2, LOTC , rectificando el criterio sentado en la STC 28/2011,
de 14 de marzo [j 2] que limitaba la presentación válida de los recursos en
registro distinto al del TC a aquellos casos en los que, conforme con el art.
135.5, LEC , se presentasen hasta las quince horas del día posterior al del
vencimiento del plazo.

Debe, finalmente, completarse el ámbito potencial de protección de los


derechos que aquí se desarrollarán mediante su invocación ante el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos creado en el seno del Consejo de Europa,
como último garante de su efectividad en aplicación del Convenio Europeo para
la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Públicas, una vez
agotadas todas las vías de tutela procuradas ante los tribunales nacionales,
cuyas decisiones resultan vinculantes para España en los términos y con el
alcance del art. 46 del propio Convenio Europeo . Estos recursos ante el TEDH
deberán acomodarse al Reglamento de Procedimiento del TEDH, que en su
versión de 14 de noviembre de 2016 puede hallarse traducido al español en la
página de internet del Ministerio de Justicia - derechos/reglamento-
procedimiento -, desde donde se podrá acceder también a las versiones en
inglés y francés del mismo reglamento actualizadas a la versión vigente a partir
del 1 de agosto de 2018. De obtener sentencia del TEDH reconociendo la
vulneración de derechos invocada, su reconocimiento en el proceso español
deberá articularse por la vía del recurso de revisión contra la sentencia dictada
por los Tribunales españoles, con invocación del art. 954.3 de la LECrim. ,
según redacción dada por la Ley 41/2015, de 5 de octubre , siempre que, por la
naturaleza y gravedad de la violación de derechos declarada, entrañe efectos
que persistan y solo puedan ser repuestos a través de esta revisión. Esta
solicitud de revisión deberá formularse por el demandante ante el TEDH dentro
del plazo de un año desde que hubiera adquirido firmeza la sentencia del
TEDH.

A fin de conocer los procedimientos posibles para acudir al TEDH y los criterios
de admisibilidad de las demandas presentadas ante éste, el Servicio del
Jurisconsulto del Tribunal ha publicado una guía práctica sobre la admisibilidad
de recursos ante dicho Tribunal que, aun cuando no es vinculante para el
mismo, ofrece informaciones objetivas y completas relativas al procedimiento
de presentación de las demandas y los criterios de admisibilidad extraídos de la
propia jurisprudencia del Tribunal. Si bien, debe advertirse que, al entrar en
vigor el art. 47 del Reglamento del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en
fecha 1 de enero de 2014, se han establecido requisitos de forma más estrictos
para la admisión de la demanda:

Concepto del principio de legalidad en el proceso penal


Es consustancial al ejercicio del ius puniendi su sometimiento a
determinados límites cuya observancia constituirá una exigencia básica para
que la utilización del Derecho Penal, como monopolio del Estado e instrumento
de pacificación social, no pierda legitimidad ante los ciudadanos. Algunos de
esos límites, los que son propios de un Estado de derecho, se engloban dentro
del principio de legalidad, que dispensa al ciudadano la seguridad jurídica de
que no va a ser sancionado ni por infracciones, ni a penas o medidas de
seguridad que no estén previstas en ley anterior a su actuación típica, y
que en todo caso le sean impuestas por un Juez y en el seno de un proceso
establecido legalmente.

Garantías del principio de legalidad en el proceso penal


Este principio de legalidad impone cuatro limitaciones en materia penal
sancionadora; dicho de otro modo, el principio de legalidad se desdobla y
manifiesta a través de cuatro garantías:

 La garantía criminal, cuya formulación nullum crimen sine lege reclama


que el delito se halle descrito y previsto por la ley anterior.

 La garantía penal, cuya formulación nulla poena sine lege exige que la
pena o medida de seguridad se halle igualmente prevista por ley.

 La garantía jurisdiccional, que reclama que la existencia de delito y la


imposición de pena o medida de seguridad sea decidida en sentencia
judicial recaída en el seno de un proceso legalmente establecido.

 La garantía de ejecución, que exige que los efectos y las circunstancias


del cumplimiento de la pena o medida de seguridad se sujeten a la
previsión legal y reglamentaria de desarrollo.

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