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Facultad de Derecho

2020-2C Sociología Jurídica – Actividad


Grupo 1: Dayana Mora / Silvana Casadei / Marcelo Cortinez / Joaquín Laiño

1. Situación de evasión institucionalizada de una norma.

La tecnología permite hoy la copia integra de un libro, película, tema musical a


un costo inferior al precio comercial. La conducta descrita se ha generalizado, y no
sería posible criminalizar a todos los que copian libros en su totalidad, o parcialmente.
Es por ello que, al haberse vuelto una práctica socialmente aceptada, no hay motivo
hoy para encuadrarla en una acción típica careciendo de relevancia jurídico penal. Sin
embargo, lo anterior, no aplicaría en aquellos que reprodujeran obras de autor a gran
escala, para quienes la ley continuaría vigente, indicando infracción a la misma en
dichos casos. Es decir, la ley sigue vigente, pero el juez debe interpretarla en
consonancia con la actual configuración social. A continuación, comentamos sustento
jurídico y fundamentos básicos que dan cuenta de la necesidad de modificar la
normativa vigente en el anteproyecto de reforma de la ley penal.

Ley de Propiedad Intelectual

Normativa aplicable: Art. 17 CN, Arts. 9 y 71 Ley 11.723, Art. 172 del CPN
Art. 9°. “Nadie tiene derecho a publicar, sin permiso de los autores o de sus
derechos-habientes, una producción científica, literaria, artística o musical que se haya
anotado o copiado durante su lectura, ejecución o exposición públicas o privadas.”
Quien haya recibido de los autores o de sus derecho-habientes de un programa
de computación una licencia para usarlo, podrá reproducir una única copia de
salvaguardia de los ejemplares originales del mismo. (Párrafo inc. por art. 3° de la Ley
N° 25.036 B.O. 11/11/1998).
Dicha copia deberá estar debidamente identificada, con indicación del licenciado
que realizó la copia y la fecha de la misma. La copia de salvaguardia no podrá ser
utilizada para otra finalidad que la de reemplazar el ejemplar original del programa de
computación licenciado si ese original se pierde o deviene inútil para su utilización.
(Párrafo inc. por art. 3° de la Ley N° 25.036 B.O. 11/11/1998).

Anteproyecto: Los derechos intelectuales en el anteproyecto del código penal (Federico


Pinedo). Entre los argumentos, los juristas reconocen que “los avances tecnológicos
han facilitado el acceso a obras protegidas por el derecho de autor, exponiéndolas a
utilizaciones abusivas. Esto es evidente, por ejemplo, en el caso de los fonogramas,
como lo señala el Tratado de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual
(OMPI). Sin embargo, esta mayor vulnerabilidad, que amerita la inclusión en el
presente proyecto del delito de violación de derechos intelectuales, debe ser abordada
teniendo en cuenta que los avances tecnológicos también han producido cambios
profundos en el modo en que los usuarios y consumidores de estos bienes acceden a
ellos, máxime cuando entran en juego derechos culturales, de acceso a la información,
a la educación, etc. Por otra parte, en el ámbito del ciberespacio, las categorías clásicas
de autor, usuario, intérprete, obra, entre otras, se han desdibujado por completo.

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2. La sanción de alguna norma jurídica que haya sido el resultado de avances paulatinos
a nivel social y un cambio en la forma en que la sociedad ve determinados fenómenos.
Ley de Identidad de Género: Ley N°26.743. La Ley de Identidad de Género fue
sancionada en Argentina, el 09 de mayo del año 2012 y promulgada el 23 de mayo del
mismo año. La norma es un gran avance en materia de Igualdad de Derechos, siendo
una lucha histórica de varios años, la cual da cuenta de los cambios en las
construcciones sociales y los discursos dominantes imperantes en la sociedad. La
historia, nos da cuenta de que, durante la primera mitad del siglo XIX, la medicina
moderna se preocupaba por el campo de la sexualidad normal, lo cual era interpretado
desde la heterosexualidad conyugal, enfocada en la reproducción. Otras prácticas
sexuales, alejadas de la “normalidad”, eran etiquetadas como psicopatías sexuales,
planteando tratamientos para ellas al ser consideradas como enfermedades mentales.
Hacia mediados del siglo XX, en Estados Unidos, se comienza a visibilizar que ciertas
prácticas sexuales, como por ejemplo la homosexualidad, eran muchos más comunes
de lo esperado. Dada la relevancia que comienza a tener la sexualidad en el contexto
social, algunos pensadores, en especial aquellos con una línea marxista, como Reich,
Fromm y Marcuse, plantean que lo que hasta el momento era considerado una
enfermedad y una aberración, es más bien, una opresión de la sociedad dirigida hacia
la sexualidad, y por tanto, la forma de enfrentar dicha opresión era una revolución
sexual (Cáceres, 2013). Esta nueva forma de observar la sexualidad es la que
comienza a levantar las voces de movimientos feministas y gays, avanzando hacia
grandes cambios sociales en el paradigma de la sexualidad de aquellos años.
En materia de salud, los discursos científicos han variado, en 1952 la Asociación
Psiquiátrica Americana, incluyó en su primer “Manual de Diagnostico” (DSM) a la
homosexualidad como un trastorno mental. En 1973, esto fue retirado del DSM,
señalando que “la homosexualidad per se no conlleva impedimento en juicio,
estabilidad, confiabilidad o capacidades sociales y vocacionales” (Cáceres, 2013). A
partir del año 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS), comienza a excluir a
la homosexualidad de la Clasificación Internacional de Enfermedades y otros
Problemas de Salud, eliminándose definitivamente de sus manuales.
En Argentina, la Ley de Identidad de Género, al igual que en otros países,
responde a los cambios sociales y culturales, lo que conlleva la deconstrucción de
discursos dominantes e imperantes hasta muy pocos años, donde las diferencias en la
esfera de la sexualidad humana no eran aceptables, y todo lo que se escaba de la
heterónorma, era considerado una enfermedad. La Republica de la Argentina ha
suscrito y ratificado diversos tratados internacionales (Art. 75 inc. 22 de CN), los cuales,
a su vez, sustentan la “Ley de Identidad de Género”, garantizando que todas las
personas tengan el derecho a que su identidad de género sea reconocida según su
propia vivencia.

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