Está en la página 1de 6

LA AVENTURA

DEL MENTOREO
Por: Luis Fernando Zabaleta
LA AVENTURA DEL MENTOREO
Introducción:
El término “mentor” proviene del personaje mitológico descrito en la obra de Homero, La Odi-
sea. Refiriéndose a Méntor, amigo de Odiseo, quien fue encomendado al cuidado de Teléma-
co, hijo de Odiseo. Es reconocido Méntor, en la cultura griega, como un pedagogo virtuoso; a
tal punto que se dice que Aristóteles fue “mentor” de Alejandro Magno. Evidenciando ser un
buen consejero para Alejandro que forjó el carácter del mismo.
En este ejemplo está la marca principal de un mentor, ser un buen consejero. Un líder que ins-
pire al mentoreado a seguirle; un líder que inspira a otros a depositar sus vidas a su cuidado.
El mentor no es cualquier persona, es uno que conoce, que tiene pasión por lo que hace y ha
desarrollado habilidades que puede transmitir a otros.

En este curso aprenderemos que Mentorear es una aventura emocionante. Que implica apren-
der y transferir a otros lo aprendido, de tal manera que en ese legado se trascienda en el
tiempo. Un Moisés que trascendió en su obra de 40 años por el desierto, a través de su mentor
Josué. Un Elías que trascendió en el tiempo, a través de confiar su obra y legado a su mento-
reado Eliseo.

La Missio Dei, no fuese posible sin el compromiso del mentoreo. La iglesia sufrirá crisis, el día
que no cumplamos a cabalidad con la tarea de mentorear a otros. Cada líder sentirá que su
vida tiene sentido, cuando entrega a las nuevas generaciones, lo que ha aprendido. El futuro
es esperanzador, cuando aquellos proyectos que duran más que una vida, se hacen realidad
en la consecución generacional.

Analizaremos la experiencia de algunos casos de mentoría. Descubriremos los principios que


lo hacen posible, tanto en el texto sagrado, como en su funcionalidad en otros contextos. El
primer caso de análisis será Moisés y Josué; el principio que descubriremos es: la mentoría
permite cumplir la misión.

El segundo caso será el de Elías y Eliseo. Hablaremos del principio de transferencia de espíritu.
Luego se analizará a Jesús y sus apóstoles, para describir el principio del proceso. La mentoría
es un proceso de mejora continua. Por último, observaremos la funcionalidad en Pablo y Timo-
teo, para ejemplificar el principio de permanencia. Cerraremos con un listado de mentores y
sus mentoreados en la historia.

DEFINICIÓN GENERAL
Antes de analizar algunos casos bíblicos y extrabíblicos, definiremos brevemente el concepto
mentoría:

“… el término mentoría tiene como raíz la indoeuropea men cuyo significado es pensar… perso-
na que aconseja, guía o inspira a otra con respecto a ella” (M. Jesús Comella i Carbó. Genera-
ción Senior y Mentoría. 2017).

La mentoría intergeneracional “es cuando una persona joven se empareja con otra persona
mayor de modo que ambos puedan aprender y crecer” (Ken Blanchard. Mentoría al Minuto.
2017).
En el estudio de Tierney, llevado a cabo en 1995 con menores, descubrió que “era menos
probable que los menores con un mentor empezaran a consumir drogas o alcohol; era me-
nos probable que golpeasen a otros; presentaban una asistencia y un rendimiento escolar
mejorados; tenían mejores actitudes con respecto a la realización de las tareas escolares, y
mostraban unas mejores relaciones con los compañeros y con la familia, en comparación con
un grupo control que no tenía mentores” (Pat Dolan y Bernadine Brady. Mentoría de Menores
y Jóvenes. 2015).

Las nuevas generaciones tarde o temprano encontrarán a un mentor, uno que les aconsejará,
guiará y transferirá su espíritu, empoderándole para continuar con la tarea modelada. Si esos
mentores, son personas calificadas y experimentadas, se garantizarán efectos positivos en
esta acción.

A continuación, nos detendremos a analizar algunos casos bíblicos. Donde iremos descubrien-
do algunos principios indispensables para trabajar la mentoría.

PRIMER CASO: Moisés y Josué.


En este primer caso, analizaremos el principio denominado: Completar la Visión. Aquella visión
que Dios le dio a Moisés cuando habló con él en a través de la zarza ardiendo; no era simple-
mente la liberación de su pueblo, de la cautividad en Egipto. Incluía la conquista de la Tierra
Prometida, el territorio prometido a Abraham varios siglos atrás.

Cuarenta años vivió Moisés como un ciudadano egipcio, formado en el palacio del Faraón.
Cultura, conocimientos científicos, estrategias organizativas, tácticas de guerra, entre otras.
Moisés amplió su aprendizaje en el desierto; durante 40 años conoció el desierto y aprendió a
sobrevivir en sus inclemencias. Moisés era el líder ideal, para liberar al pueblo de Dios y con-
ducirlo a través del desierto hasta llegar a la tierra soñada.

Moisés aprendió a trabajar en equipo, a asociarse con otros que potenciaran su trabajo. Jetro,
su suegro fue su mentor en este asunto. Así, Moisés comprendió la riqueza de formar a otros
y transferirles sus conocimientos tácticos. El principal líder mentoreado por Moisés fue Josué.
Josué fue mentoreado por Moisés por más de 40 años de peregrinaje por el desierto. Josué
estuvo al lado del experimentado Moisés, aprendiendo todo el conocimiento de su mentor.

Como ya se indicó, Moisés era un gran líder y caudillo, formado en la mejor escuela del imperio
egipcio; desarrolló habilidad para sobrevivir al desierto y supo conducir a un rebaño a través
del mismo. Moisés era un experto para la tarea asignada; así que sus conocimientos no debían
irse con él a la tumba; necesitaba trasferir dichos conocimientos a otra persona. La tarea impli-
caba llevarla a cabo más allá de lo que durara la vida de Moisés.

Josué aprendió de primera mano cómo derrotar a Amalec, en Éxodo 17, siendo guiado, acom-
pañado y empoderado por Moisés. Dicho aprendizaje fue afirmado en su experiencia como
espía en la tierra prometida. Sabía que Dios les ayudaría como antes, declarando: “… nosotros
los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no
los temáis” (Números 14:9).

En todo este proceso de mentoría, el Oseas hijo de Nun se convertiría en Josué, un tipo de Je-
sucristo. Una vez Moisés murió, Josué tenía la preparación para introducir al pueblo a la tierra
prometida. La enseñanza aprendida de la mano de Moisés, moldeó su carácter. Al final de sus
días, mantuvo la fe y expresó: “… pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:15).
El primer principio que aprendemos de Moisés y Josué, es que la visión de Dios es tan grande
que a veces trasciende la vida. Por lo que, no podemos dejar a medias la visión que Dios nos
ha dado. Dios levantará a otros con una visión similar, a quienes podremos transmitir lo que
hemos aprendido. Así ellos podrán decir: Misión Cumplida.

SEGUNDO CASO: Elías y Eliseo.


En el segundo caso, abordaremos el principio de Transferencia de Espíritu. Para ilustrarlo anali-
zaremos el caso de mentoría de Elías y Eliseo. Este gran profeta, tipo de Jesucristo, representa
en el Antiguo Testamento, a un liderazgo profético poderoso. La historia la encontramos en los
libros de Reyes (1 Reyes 17- 2 Reyes 13).

En esta historia, nuevamente surge el primer principio de la mentoría, “completar la visión”.


Dios tenía una visión para su pueblo, y no era la que se vivía en el reinado de Acab. Este rey
continuó incitando al pueblo a pecar contra Dios, haciendo lo malo “más que todos los que
reinaron antes de él” (1 Re. 16:30). Este rey en compañía de su reina Jezabel, son símbolo de
un liderazgo inmoral, pecaminoso y corrupto. En ese tiempo Dios levantó a Elías como profeta,
para iniciar la destrucción de la influencia de Acab quien reinó por 22 años al reino de Israel.
La tarea duraría más que la vida de Elías, para quien Dios tenía un plan. Dios lo raptaría una
vez acabara su misión. La tarea quedaría inconclusa, así que Elías debía levantar a un sustituto,
este sería Eliseo. Su sustituto, debía ser mentoreado para continuar la tarea y hacerlo de una
manera más poderosa aún. Aquí aparecerá el símbolo del “manto”. Una representación de la
unción del Espíritu y de la cobertura que respalda al ungido.

Elías es llevado al cielo en un carro de fuego (2 Re. 2:11-12). Según como se le había prometido
a Eliseo, recibió una doble porción del espíritu de Elías. Hubo una transferencia de espíritu,
Eliseo recibió la pasión con que Elías enfrentó a los sacerdotes de Baal.

Ese es el principio de transferencia de espíritu. El mentor debe transferir la pasión, la autoridad


a su mentoreado. Una tarea importante en la mentoría, no es solo transferir conocimientos,
sino delegar autoridad. El empoderamiento incluye ese respaldo con el que el mentoreado
cree que está llevando a cabo la tarea. Jesús siempre les enseñó a sus discípulos hacerlo todo
en Su Nombre de autoridad. Así la mentoría implica empoderamiento, trasferir el espíritu del
mentor.

TERCER CASO: Jesús y sus Apóstoles.


Moisés fue un tipo de Jesús. Jesús también tuvo discípulos a quienes llamó, instruyó, guio,
acompañó, transfirió y empoderó. Jesús nos ha dejado el modelo perfecto de mentoría, el
cual funcionará donde quiera que se aplique. Jesús desarrollo su proceso de mentoría en tres
etapas, conocida como “el modelo de Jesús”. En este tercer ejemplo nos enfocaremos en el
principio del proceso de mejora continua. La mentoría requiere pasos, evaluación, dosificación
de contenidos, empoderamiento, delegación de tareas, etc.

En la primera etapa, Jesús llamó a sus discípulos para cambiar su manera de pensar; los llamó
al arrepentimiento. Los discípulos requerían tener fe en Jesús y aceptarlo a Él como el Camino
para llegar a la vida eterna. Así que, una vez estos hombres escuchan el mensaje del Evangelio
de Jesús, son llamados a dejar todo aquello que les daba un sentido de seguridad: sus barcas
y sus redes (Marcos 1: 16-20).
Estos discípulos fueron expuestos a una serie de eventos que afirmaron más y más su fe en
Jesús. El Maestro liberó delante de ellos a endemoniados, sanó enfermos y enseñó con au-
toridad en la sinagoga. Los discípulos observaban de su Maestro el poder sobre demonios y
enfermedades; así como la autoridad con que predicaba. Jesús evalúa el crecimiento de sus
discípulos, ora al Padre y los llama por segunda vez. Esta vez con un doble propósito: Que
estuvieran con él y capacitarlos en la predicación, sanidad y liberación (Marcos 3:13-15). Estar
con Jesús es la única manera de modificar el carácter cristiano; “dime con quién andas y te diré
quién eres”. Estar con Jesús nos permite aprender de Él todo; hasta que somos conducidos a
la marca suprema del cristiano: El Amor Ágape.

Estos discípulos cada vez se parecían menos a aquellos burdos pescadores y se parecían más
a Jesús. Esto es mentoría, transferir la vida del mentor al mentoreado. Jesús evalúa el creci-
miento de sus discípulos y vuelve a llamarlos por tercera vez. Ahora era un llamado a asumir su
responsabilidad en el plan supremo de salvación. Los envió a cumplir la misión de dos en dos
y les dio autoridad (Marcos 6:7-13). Los discípulos replicaron todo lo aprendido, con el carácter
en que habían sido formados, la Biblia dice que: “Y saliendo predicaban que los hombres se
arrepintiesen. Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y
los sanaban” (Marcos 6:13).

Jesús ascendió al cielo; habiendo mentoreado a sus discípulos con más de año y medio. Al
ascender al cielo no los dejó huérfanos, según su promesa (Juan 16:7). Envió sobre ellos el
Espíritu Santo, para que fuera un Consolador como lo había sido Él (Hechos 1:8; 2:1-4). Mento-
rear a otros, es asumir el compromiso con un proceso de vida; donde vemos el desarrollo de
nuestros mentoreados en varias etapas.

CUARTO CASO: Pablo y Timoteo.


El último ejemplo de los muchos que existen en la Biblia, es el de Pablo y Timoteo. Aprende-
remos el principio de permanencia; cuando se inicia un proceso, este dura hasta que finaliza
la vida.

La relación de Pablo y Timoteo inició en el segundo viaje misionero de Pablo, descrito a partir
de Hechos 16 al 18. Así como Pablo había sido instruido a los pies del gran maestro Gamaliel;
ahora tendría la oportunidad de transferir su conocimiento a uno de sus hijos en la fe, Timoteo.
Pablo fue cuidadoso para elegir a aquel que sería mentoreado por él. Observó que Timoteo
tenía buen testimonio entre los hermanos en Listra (Hechos 16:2). Este es un dato importante; la
transferencia de vida debe darse hacia una persona que atesorará y valorará el conocimiento
legado. En este viaje Timoteo aprendería mucho, formaría su carácter y descubriría de la mano
de Pablo muchos contenidos de la fe que le ayudarían en su juventud a ser un pastor capaz.
Habiendo sido delegado por Pablo para que pastoreara la gran iglesia de Éfeso, Timoteo ex-
perimentaría algunas dudas en cuanto a cómo hacer el ministerio en esa gran ciudad. Así Pablo
a la distancia, le mentorea escribiéndole dos de sus grandes epístolas. En la Primera Epístola
a Timoteo, Pablo le instruye sobre cómo debería ser la Iglesia Ideal; le exhorta a no temer en
trabajar en esa construcción ideal, afirmando su carácter y su vocación.

En la Segunda Epístola a Timoteo, Pablo le orientará sobre cómo debe ser el Pastor Ideal. Esta
carta fue escrita poco antes de Pablo ser sacrificado para Dios. Timoteo recibe una instrucción
final, desde lo más profundo del corazón de su mentor. Pelea la buena batalla, guarda la fe,
acaba la carrera… serían las encomiendas finales para este joven pastor.
El mentoreo es una actividad que tiene un inicio; y, termina hasta que el mentor es llevado a la
presencia del Señor. Moisés, Jesús y Pablo, acompañaron a sus mentoreados hasta el último
día de sus vidas. Sus discípulos hicieron una gran tarea, con el conocimiento que les transfirie-
ron y con el carácter que les ayudaron a moldear.

CONCLUSIONES DEL CONTENIDO


El mentoreo es una actividad donde el mentor da consejo y dirección a la persona mentoreada.
Se entiende que el mentor tiene experiencia, visión y habilidades que debe transferirle a su
mentoreado, para que éste continúe con una encomienda de modo apasionado.

Cuatro principios encontramos en los ejemplos bíblicos analizados. En el caso de Moisés y


Josué, observamos el principio de Cumplir la Misión. En el caso de Elías y Eliseo, el principio
que analizamos es el de Transferencia de Espíritu. El tercer caso, el de Jesús y sus apóstoles,
es evidente el proceso; el principio de la mejora continua. Por último, en el caso de Pablo y
Timoteo, observamos el principio de la permanencia. Cuatro interesantes principios bíblicos
sobre el mentoreo.

Ahora nos toca un elemento práctico. En primer lugar, escribamos nuestra definición de lo
que es “mentoría”. Indiquemos una explicación del término, además expresemos nuestra va-
loración del mismo; y, cómo vemos su factibilidad dentro del campo de servicio en la iglesia.
Además, el curso permite que investiguemos otros casos extrabíblicos, que ejemplifiquen la
dinámica del mentoreo.

Es importante que usted escoja a una persona dentro de la iglesia, para que sea su discípulo
mentoreado. Ore al Señor para que le guía; pues, la tarea puede iniciar ahora y durar toda la
vida. Que Dios le ayude en esta tarea significativa.

También podría gustarte