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ESTUDIO BIBLICO

Moisés, El ministerio y la Obra del Espíritu Santo, durante la vida


de Moisés como hijo y siervo de Dios

INTEGRANTES

Oscar Alonso Soto

Aura Mejía Jiménez

Yiseth Dayana Gómez

Adriana González potes

Luz Mirian Londoño Ospina

Liliana Andrea Jiménez

Martha Villada
Puntos fuertes y logros:
M  Educación Egipcia
 El más grande líder judío; puso en movimiento el éxodo
 Profeta legislador; registro los diez mandamientos
O  Autor del pentateuco

I Lecciones de su vida:
 Dios prepara, luego utiliza
S  Dios hace sus más grandes obras en gente débil

E Datos generales:
 Dónde: Egipto, Median, desierto del Sinaí
 Ocupación: Príncipe, pastor, líder de los Israelitas
S  Familiares: Hermana: María. Hermano: Aarón. Esposa: Séfora. Hijos
Gerson y Eliezer

INTRODUCCIÓN

Desde el principio de la vida de Moisés se observa la mano poderosa del Espíritu Santo al llevarlo a
través de las aguas a donde se bañaba la hija de Faraón.

Moisés retrae su pie todo el tiempo. Dios refuta toda objeción que Moisés ofrece, y sin embargo
Moisés persiste en objetar su regreso a Egipto y el enfrentar a Faraón.

Éxodo 4, ¿Cómo se podría alabar su falta de fe o su resistencia a obedecer?


¿Cómo y porque Moisés llega a desconfiar de sí mismo como líder?, es necesario entender la
secuencia de eventos que llevaron a Moisés a su auto-desconfianza, la cual más tarde lo llevó a ser
el gran líder de Dios. La historia comienza con la “salvación” de Moisés de las aguas.

Moisés fue el epítome de las habilidades y los logros humanos debido a la formación que recibió
como el “hijo” de la hija del Faraón. (Ella pudo bien haber estado preparándolo para ser el próximo
Faraón) Es por esto que Esteban puede decir que Moisés era “poderoso en sus palabras y obras”
(Hechos 7:22) Moisés fue un hombre poderoso. Tenía las conexiones familiares adecuadas, la
educación adecuada, y todas las ventajas adecuadas. Así que fue este hombre poderoso, Moisés,
quien trato de ayudar a los israelitas en su propia fuerza:

Moisés realmente fue un hombre poderoso. Él había sido criado en la corte real de la nación más
grande sobre la faz de la tierra en esa época. Fue bien entrenado y calificado en su manera de
hablar. Creo que fue un hombre persuasivo, y aun si no lo fue, con todo y eso era un hombre muy
poderoso y Moisés intento emplear esa “fuerza” para ayudar a sus compatriotas, los israelitas, el
primer intento de Moisés de “mostrar lo que tenía” fue una falla miserable. Termino matando a un
egipcio, y no se ganó el respeto del israelita que trato de rescatar. Al final Moisés tuvo que renunciar
a todo lo que una vez tuvo en cuenta como fuerza y salir al desierto, en donde el pastoreo ovejas
durante 40 años.
No fue sino después de 40 años de vagar en el desierto pastoreando ovejas que Dios le apareció a
Moisés, instruyéndolo a regresas a Egipto y demandar, en Su nombre, la liberación de los israelitas.
El primer esfuerzo de Moisés de liberar a su pueblo fue un desastre. ¿Por qué debería intentarlo de
nuevo? Y desde una perspectiva humana, cualquier ventaja que Moisés tuviera muchos años antes,
ya no las tenía ahora. En esa época él era un hombre de posición y poder, ahora, era un fugitivo,
buscado por asesinato. En cierta manera, entonces, Moisés estaba justo en donde Dios quería
consiente de su debilidad y consiente del hecho de que la tarea era realmente una “misión imposible.”
Esta vez, si los israelitas eran liberados, sería por medio del poder de Dios, y para la gloria de Dios.
Esta vez el no iría porque “se le ocurrió” (Hechos 7:23), y porque “pensó que los israelitas
entenderían su misión” (Hechos 7:25.) Esta vez, sería porque Dios lo había mandado a ir, y porque
el Ángel de Dios lo acompañaría y le daría poder:
Fue después de que Moisés había sido humillado, y después de que él estuvo dolorosamente
consiente de su debilidad, que Dios lo envió delante de Faraón en Egipto y a liberar a los israelitas
de su esclavitud en Egipto. Fue después de que Dios transformó a Moisés que él habla como un
gran hombre:

MINISTERIO DE MOISÉS

Moisés fue un gran líder, pero la tarea que tenía por delante rápidamente lo abrumó. Esto fue notado
por Jetro, cuando visitó a Moisés, su yerno, y le dio un buen consejo.

Moisés no se sentía amenazado al pensar en compartir el ministerio con otros. Moisés era un profeta.
La gente venía a Moisés para “juicio”, ellos venían a él para recibir guía, o sea, para conocer “la
voluntad de Dios” para sus vidas con relación a algún asunto en particular. En este sentido, Moisés
estaba funcionando como profeta cuando juzgaba al pueblo que llegaba a él. Y cuando 70 personas
fueron apartadas para que asistieran a Moisés en el ministerio, fueron asimismo dotados de poder
para profetizar. Todo esto se dio para que asistieran a Moisés en su ministerio profético.

Sabemos por la historia, (tanto secular como bíblica) que algunos reyes fueron tan inseguros en su
gobierno que eliminaban cada posible sucesor al trono, cada potencial competidor. Esta es la razón
por la que Herodes masacra a todos los niños de dos años hacia abajo en Belén. (Mateo 2:16-18.
Hay mucho de esta manera de pensar en el ministerio cristiano. Llevado por un equivocado sentido
de lealtad hacia Moisés, Josué percibió a los 70 como una amenaza al liderazgo de Moisés. Moisés
no lo veía de esa manera. El no busco acumular para sí el don que Dios le había dado. Él deseaba
que todos lo poseyeran, y recibía bien el que otros lo tuvieran.

Moisés recibía con agrado la ayuda de otros, y en el proceso, el ministerio se veía grandemente
enriquecido. Su liderazgo prosperó porque alentó a otros y compartió alegremente su ministerio.

Moisés fue un gran hombre, un hombre que compartió el ministerio de los 70 ancianos a los cuales
Dios les dio poder para ayudarle a él. Moisés también compartió el ministerio con su hermana Miriam.
(Una profetiza) y su hermano Aarón. Y sin embargo fueron estos dos quienes se volvieron en contra
de su hermano y su líder. El asunto no era realmente acerca de “igualdad” o “pluralismo” en el
liderazgo al menos no aquí. No era el asunto acerca de que Moisés buscara usurpar la autoridad
sobre Miriam y Aarón, u otros. El asunto de raíz era racial. Números 12:1, dice que Moisés toma una
mujer cusita (o Etíope) como mujer. El problema de Miriam era el que Moisés había incluido una
mujer gentil, permitiendo de este modo a los gentiles participar en las bendiciones de Dios para la
nación de Israel. El derecho de Moisés a liderar no fue desafiado sino hasta que Moisés escogió
liderar de una manera que a sus hermanos les pareció que era inaceptable. Solo entonces ellos
pegaron de gritos diciendo que Moisés se estaba colocando arriba de ellos por sí mismo, y que la
autoridad de ellos era tan grande como la de él. Y ya que ellos eran iguales a él (al menos en sus
mentes), entonces Moisés estaba fuera de lugar. Ellos estaban convencidos que él ¡nunca debió
haber seguido con ese plan de casarse con esta mujer Gentil!

Moisés pudo tomar ventaja de la situación en el momento, para hacer un ejemplo de su hermano y
hermana. Si Moisés pudiera avergonzar y silenciar a aquellos que estaban más cerca de él, y a
aquellos que estaban en más alta estima después de ellos, entonces Moisés podría lograr un punto
significativo con todos los israelitas.

Moisés pudo haberse defendido fácilmente a sí mismo, y que tentación que esto pudo haber sido.
En lugar de eso, se mantuvo en silencio.

Dios habla, ordenando a Moisés, Miriam y Aarón a aparecer inmediatamente en el tabernáculo de


reunión. Dios entonces los reprendió, dejándoles muy claro que Moisés era el “profeta líder” y que
ellos eran sus subordinados. Dios se comunicó con Moisés de manera íntima. Fue esta intimidad
con Dios que coloco a Moisés aparte de, y arriba de todos, los otros profetas. EL HOMBRE QUE
NORMALMENTE HABLO POR DIOS GUARDO SILENCIO, Y DEJO QUE DIOS HABLARA POR ÉL.

“Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.
Si alguna vez alguien tuvo la habilidad de defenderse a sí mismo, fue Moisés, pero escogió no
hacerlo. Esto es mansedumbre no es debilidad. Esta es la misma clase de mansedumbre que vemos
en nuestro Señor cuando rehusó defenderse a sí mismo delante de los judíos y Pilatos, aun cuando
Él enfrentaba la crucifixión.

Un ministerio creativo
Moisés era un pionero espiritual, no construyó sobre los cimientos de otros, nadie había llevado a
cabo la obra que Dios le había mandado, era completamente nuevo y de una magnitud enorme.

MOISÉS COMO HIJO

Moisés se destaca como uno de los personajes más preeminentes del antiguo testamento. Por
supuesto existieron otros hombres de gran importancia antes y después de él, pero por más de mil
años, las palabras registradas al final de Deuteronomio apuntaban hacia una verdad irrefutable, 'Y
nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara...'
(Deut 34:10). Esto permaneció como tal hasta que se cumplió su propia profecía 'Profeta en medio
de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis' (Deut 18:15).

¿Cuál era el secreto a la grandeza de Moisés? La respuesta es su semejanza a Jesús. Nadie en el


antiguo testamento se semejaba tan a Jesús como Moisés.

El mundo quiere a personas como Moisés y Jesús. No carece de políticos, líderes religiosos o
científicos, que abundan, pero no pueden solucionar los problemas que existen en el mundo. El
mundo quiere hijos de Dios, nada menos. Pablo expresó esta verdad en el libro de Romanos capítulo
8 versículos 18 a 23: 'Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de
parto hasta ahora'. Si esto fue verdad cuando Pablo lo escribió, ¿Cuánto más ahora?

El nacimiento de Moisés
En la Biblia se registran varios nacimientos peculiares. Tanto el nacimiento de Isaac, Sansón y Juan
el Bautista fueron anunciados por ángeles. Moisés era como Jesús en otra manera. Lo que une sus
nacimientos a pesar de los mil quinientos años que les separa, son los eventos trágicos que rodearon
ambos nacimientos. En ambos casos un monarca maligno decretó la destrucción en masa de miles
de niños para proteger su trono. Faraón ordenó que se matasen a todos los niños hebreos. El rey
Herodes dictaminó que se matasen a los niños menores de dos años.

El adversario se opone al nacimiento de estos hijos, pero su sobre vivencia está asegurada, ya que
todo lo que nace de Dios vence al mundo.

La princesa llevó al bebé Moisés al palacio en Egipto y su futuro parecía bueno. Tal como sucedió
en los días de José, hubo otra vez un hebreo en el palacio egipcio. ¿Vendría a ser Moisés un salvador
similar para su pueblo?

Su Nombre
Ahora pasaremos a considerar el significado del nombre de Moisés. La princesa le llamó Moisés
(Moshe), diciendo 'Porque de las aguas le saqué' (Éxodo 2:10). La palabra moshe significa uno que
saca. Esto muestra dos cosas. En primer lugar, que él fue sacado de las aguas de Egipto. Esas
aguas representan las cosas terrenales y carnales. Moisés fue sacado por Dios de lo terrenal para
el reino espiritual. Entonces Moisés vino a ser alguien que podía sacar a otros. Esto se ve claramente
cuando, a pesar de la gran oposición que tuvo que enfrentar, sacó a los israelitas de Egipto.
Moisés, durante ésta época, poseía dos tipos de autoridad: la autoridad debido a su posición, y la
que procedía de su educación. Él era un príncipe, y se educó 'en la sabiduría de los egipcios'. Muchas
personas hoy en día quieren servir a Dios desde una posición de autoridad humana. ¿Qué podría
ser mejor que una posición de influencia en la sociedad y una buena educación y un conocimiento
profundo de las escrituras para proclamar la palabra de Dios? La gente simple escuchará a alguien
que tenga nombre y posición.

Pero la verdadera autoridad de los hijos de Dios es completamente diferente. Jesús no ocupaba una
posición de jerarquía religiosa en su día, pero habló con una autoridad que era reconocido por todos.
Era la autoridad del Espíritu Santo que posaba en él. Su autoridad no era humana, era divina.

Moisés tuvo que ser despojado de la autoridad humana y encaminase como Jesús en el camino
hacia la humillación.

Moisés, más que ningún otro personaje del antiguo testamento, caminó por una trayectoria similar.
Dejó atrás el esplendor del palacio de Egipto para visitar a sus hermanos en su aflicción. Cuando vio
como un egipcio castigaba a un hebreo, le golpeó al suelo y le mató. Muchas personas intentan de
servir a Dios como eso, en el poder de la carne. Los resultados son desastrosos. Moisés tuvo que
exiliarse durante mucho tiempo en la tierra de Madian. El único empleo que pudo encontrar fue el de
pastor, que seguramente había aprendido a despreciar desde su niñez. Génesis 46:34 nos dice que
'Para los egipcios es abominación todo pastor de ovejas'.

En su juventud Moisés no era manso. La naturaleza humana no lo es, y es posible que aquellos que
habían sido criados en palacios lo fueran menos todavía. Dios obró en el para deshacerle de su
orgullo y su confianza en sigo mismo, para producir en él la característica suprema de aquél que
le iba a seguir.

Se caracterizó en su obediencia a la voz de Dios y siguió sus directrices para cumplir con el propósito
para el cual Dios lo escogió, supo ser un verdadero hijo.

MOISÉS COMO SIERVO

Un llamado especial
Moisés fue llamado, mientras pastoreaba las ovejas de su suegro, a ser el salvador de su pueblo.
Habían pasado cuarenta años desde su huida (Éxodo 7.10), y ya tenía ochenta años cuando se le
apareció el Señor en la zarza ardiendo (Éxodo 3 y 6). Como paso inicial debía exigir que el faraón
dejara salir a Israel al desierto por tres días para celebrar allá una fiesta a su Dios. Todos los
argumentos que Moisés presentó para rebatir su llamado, Dios los rechazó, aunque por fin se le
otorgó la ayuda de su hermano Aarón (Éxodo 4).

Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra, tenía un pasado que
le hizo humilde. A la edad de 40 quizá tenía algo de orgullo; pero a los 80 era un hombre diferente.

Moisés conocía a Dios de una manera especial, diferente a Miriam, Arón y los otros profetas. Por
supuesto que Dios les usó, y habló a través de ellos, pero Dios habló directamente a Moisés, 'cara
a cara, como habla cualquiera a su compañero' (Éxodo 33:11).

Moisés conoce el sufrimiento al sentir la oposición constante, no por parte de los que no conocían a
Dios, sino del pueblo de Dios hacia él. Los que son llamados a ser siervos de Dios se encaminarán
por una senda similar.
Aquellos que van a reinar con Jesús serán aquellos a quienes Dios ha elegido. Jesús dijo de forma
muy clara: 'el sentarnos a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes
está preparado'.

Impartiendo unción del Espíritu Santo


Existen dos excepciones notables: Moisés y Elías. El Espíritu cayó en los setenta ancianos cuando
Moisés oró por ellos, imponiendo sus manos. Luego oró de similar manera por Josué, cuyo nombre
en hebreo significa lo mismo que Jesús. Josué luego vino a ser su sucesor, y continuó la obra que
Moisés había iniciado.

Cuando Elías subió al cielo en un carro de fuego ocurrió algo similar, cayó su manto en Eliseo. Todos
sabían que el espíritu de Elías había caído sobre Eliseo, quien siguió haciendo muchos más milagros
que aquellos realizados a través de Elías.

A pesar de esto, las últimas palabras de Moisés no fueron del todo positivas. “Porque yo sé que
después de mi muerte, ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino que os he mandado;
y que os ha de venir mal en los postreros días, por haber hecho mal ante los ojos de Jehová,
enojándole con la obra de vuestras manos” (Deut 31:29).

En cambio, Jesús pudo decir: 'Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no
me fuere, el Consolador no vendría a vosotros...' (Juan 16:7).

El poder de la reproducción está en la semilla, y la semilla está en el Varón. Cuando los hijos de Dios
se manifiesten, no harán otros que dependan de ellos, sino como Jesús que deja El espíritu Santo
para aquellos que vendrán después.

La muerte de Moisés
Tal como Jesús, tanto el nacimiento de Moisés y su muerte fueron especiales, en el último capítulo
de Deuteronomio que Dios le enterró en el valle en la tierra de Moab, enfrente de Beth-Peor; y que
nadie conoce el lugar de su entierro hasta hoy en día. Judas nos relata que el arcángel Miguel disputó
con el diablo acerca del cuerpo de Moisés, y en el mismo libro se le describe a Moisés junto con
Jesús en el monte de la transfiguración.

Aún antes de que muriera Moisés a los 120 años, ni su vista ni su fuerza se había disipado.

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