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Salud Pública II. Selección de apartados. Postgrado en Salud Social y Comunitaria.

Programa Médicos
Comunitarios. Ministerio de Salud.
2016

TRABAJO EN EQUIPO, REDES, PARTICIPACION e INTERCULTURALIDAD.

1- Los equipos de trabajo en las organizaciones de salud


1.1 ¿Qué es un equipo de trabajo?

(...) Se considera equipo de salud a todos los grupos formados con ese objetivo, ya sea para
actividad comunitaria -generalmente grupos de acción preventiva-, o para acciones más internas en
los servicios de salud (como en ministerios, hospitales, centros y puestos) incluso equipos de apoyo
logístico y de dirección.
Frecuentemente, la designación de tareas a un determinado equipo de salud, antecede al
conocimiento sobre las características de las personas (...). La práctica de un equipo es un
redescubrimiento cotidiano de las posibilidades del trabajo; reelabora sucesivamente las tareas y
las interrelaciones personales (...)
Se consideran las habilidades, los talentos y los intereses individuales en la misma distribución del
trabajo. (...) La conquista de la visión de objetivos comunes y el reconocimiento de las habilidades
mutuas, ayudan en la solución de problemas y de conflictos en el propio grupo.
El liderazgo se hace más compartido, plural y alternante. El sentido de la autoridad y de la
responsabilidad compartida elimina, en gran parte, el sentido de unicidad del liderazgo el cual pasa
a ser también emergente y eventual, conforme la naturaleza del trabajo. Por lo tanto, el liderazgo
puede ser alternado y variable y, en algunos casos, basado hasta en la voluntad de los miembros.
El hecho de ser pluralista no significa que no surjan líderes con reconocimiento amplio y
permanente. Este autor destaca que:
De los equipos de salud se esperan desempeños que no son posibles para sus miembros
aisladamente.
Los objetivos o intenciones de los equipos, son diferentes a las de sus miembros, incluso, son
diferentes a la suma de los de sus miembros. Los fenómenos que ocurren en los equipos de salud
son los mismos que les acontecen a todos los equipos y grupos con tareas definidas dentro de una
organización (conflictos, luchas de poder, dificultades de comunicación, contraposición de intereses
de la organización, el equipo y los miembros).
Cuanto más unido el grupo, mejores los resultados que produce y la calidad de la información que
manejan sus miembros.
El punto de partida para definir y diferenciar los equipos es la noción de personas articuladas con
conjunto (...). Sin personas no hay noción de equipo.
Estas personas no están desarticuladas. Se articulan en una compleja trama de interrelaciones que
incluyen los vínculos interpersonales, la cadena de mandos organizacional, el contexto, la historia
individual, etc.

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Esta trama organizacional está hilvanada por la función y el rol de cada integrante (...)1. En el
concepto de equipos se entrelaza la concepción de tarea (tomada desde la perspectiva que
desarrolla E. Pichón Riviére). Tarea que constituye al grupo, organiza su proceso, es una tarea
explícita, la tarea que convoca, que integra, y a la vez, es una tarea implícita, de elaboración de
aquellos obstáculos que impiden realizar la tarea explícita (si los hubiera).
La tarea no es un hecho aislado en tiempo y espacio. Contextuada en ambos límites, está
íntimamente ligada con la noción de resultados. En el equipo está fuertemente enraizada la noción
de resultados.
El resultado es una función de los objetivos determinados previamente. Es el propósito realizado.
En la esencia del equipo está la búsqueda de resultados.
Las personas se juntan, participan, compiten, etc. para obtener resultados. Y estos deben ser
mensurables. Este autor destaca que:
Lo que define al equipo es un conjunto de personas articuladas, con roles definidos para resolver
una tarea. La esencia del equipo es la búsqueda de resultados. Estos resultados son el producto de
la tarea, pero la tarea no es lineal, sino un camino sinuoso donde las personas ponen en jugo
aspectos que la movilizan y aspectos que la obstaculizan.
Según C. Luppi2 :
Equipo es un número reducido de personas con conocimientos y/o habilidades complementarias
que se comprometen con un propósito común, fijan sus objetivos de desempeño y acuerdan el
enfoque para su consecución, por todo lo cual se reconocen a sí mismos como mutuamente
responsables.
Equipo y resultados son conceptos íntimamente vinculados (…) existe una disciplina básica que
hace que los equipos funcionen, esto es, que produzcan resultados, no debe confundirse "trabajo
en equipo", que refiere esencialmente a un desempeño específico, con "espíritu de equipo"
(teamwork), que refiere a valores tales como apertura, tolerancia al punto de vista del otro, interés
por los logros ajenos, contención y apoyo mutuos.
Este autor destaca que:
Los equipos se conforman con un conjunto de personas con conocimientos y habilidades
complementarias que se comprometen con un propósito común, fijan sus resultados esperados y
acuerdan una estrategia para alcanzarlos, asumiendo la responsabilidad de su logro en forma
conjunta.
Los valores referidos a la cohesión y sentimientos de acuerdo en el equipo no garantizan el arribo a
los resultados planteados.

1 H. n. FAInStEIn: El trabajo en equipo en las organizaciones. El modo o la moda de trabajar en equipo. Revista Alta

Gerencia. Buenos Aires, 1994


2 LUPPI, C.: Prepararse para el trabajo en equipo. Material elaborado sobre la base del enfoque adoptado por Jon R.

Katzenbach y otros autores. Publicado en: http://www.hfainstein.com.ar/ articu_frm.html.

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En síntesis, si tomamos los diferentes elementos que estos autores mencionan, tenemos que lo
que caracteriza y define a los equipos es la presencia de: un conjunto de personas, con
conocimientos y habilidades complementarias, el establecimiento de objetivos, con definición de
niveles de logro esperados, el desarrollo de estrategias para alcanzarlos, la presencia de una tarea
en la que esta estrategia se desarrolla, que no es lineal y que debe atravesar diferentes obstáculos,
el desarrollo concomitante de sentimientos y valores que vinculan el conjunto de personas que
conforman el equipo.

1.2 ¿Por qué es importante el trabajo en equipo?


Gran parte de las demandas y consultas que llegan a un equipo de salud en el primer nivel de
atención muestran solo un aspecto de la compleja realidad de un barrio o comunidad determinada
donde las personas van desarrollando diferentes procesos salud-enfermedad.
Los problemas de la gente del barrio muchas veces son difíciles y no parecen por su complejidad
ser temas estrictamente de salud y para consultar en la sala. En muchas ocasiones nos
preguntamos qué especialista o disciplina podrá resolver tal o cual situación, e intentamos buscar
quien tiene todo el saber para solucionar el problema.
Desde el PMC creemos que el trabajo en equipo es una herramienta imprescindible para
comprender la situación de salud de un barrio, para pensar acciones conjuntas y novedosas para la
atención, para completar el aporte individual y resolver grupalmente problemas complejos de salud.
La conformación de un equipo es entonces una tarea a realizar; una construcción que muchas
veces debe sobreponerse a las condiciones del trabajo, a la restricción de los tiempos de cada
integrante y a ciertos criterios de autoridad y poder diferencial que tienen los distintos roles y
funciones.
Trabajar en equipo es un dispositivo de atención, una estrategia que debe plantearse e
implementar el grupo de personas que se desempeña en el centro de salud y que implica que sus
integrantes coordinen sus esfuerzos, aporten ideas y conocimientos, transfieran habilidades y
tomen decisiones de pleno consenso.
El trabajo en equipo como propuesta de acción coordinada, llevada a cabo por dos o más personas,
concurrentemente o de forma secuencial, implica objetivos comunes, respeto y consideración hacia
las funciones de los demás miembros del equipo. También, requiere de un registro de actividades
organizado y sistemático con propuestas surgidas de la reflexión y trabajo grupal, en el que deberán
constar también los logros y las dificultades. Un verdadero banco de datos que alimentará los
procesos de trabajo.

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Parafraseando a E. Gavilán3, en un Centro de Salud, el trabajo en equipo se basa en:


Complementariedad
Trabajar en forma complementaria significa reconocer que cada integrante es experto en
determinados saberes y prácticas Y que todos son necesarios para poder atender integralmente la
salud de la población.
Coordinación
Trabajar de manera coordinada requiere realizar acuerdos que permitan sumar conocimiento e
intervenir a cada integrante oportunamente
Comunicación
La circulación de la información, la comunicación abierta entre todos los integrantes del equipo y el
resguardo de los espacios de encuentro para garantizarla, es esencial para poder coordinar las
distintas actuaciones individuales.
Confianza
La confianza entre los integrantes y en sus habilidades, basada en los acuerdos compartidos y
sostenida en la mirada conjunta de la tarea a realizar, es esencial para alcanzar los objetivos y es
fácil observarla en la centralidad que la tarea tiene para sus integrantes por oposición al
protagonismo de las individualidades.
Compromiso

El compromiso de los integrantes de un equipo de salud para con la tarea, es un indicador de su


participación en la definición de la tarea común, de la valorización mutua de los saberes y la
confianza en las prácticas que realiza cada uno para lograr el objetivo de atender integralmente la
salud de la población.

1.3- Misión de un equipo.


Uno de los pilares de la construcción de los equipos en las organizaciones es la identificación de
una misión u objetivo común a partir de las diversas miradas de los integrantes.
La función de la explicitación de la misión de un equipo, sector u organización es dar un sentido de
dirección y acción nítido a la tarea. Se espera que todos los integrantes del equipo la representen y
que la comunidad con la que trabajan, la reconozca como tal.
La misión debe ser formulada de tal modo que indique claramente un propósito de acción, debe
incluir:
la actividad que debe ser desempeñada,
sus destinatarios,
si hay tecnología involucrada en la acción cuál es y cómo se utilizará,

3
E. Gavilán (2009) Tu equipo, el Equipo de Atención Primaria Curso de Introducción a la Medicina Familiar y
Comunitaria.http://www.slideboom.com/presentations/106841/Tu-equipo,-el-Equipo-de- Atención-Primaria,-UDPlasencia.
Accedido 19 abril 2011
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los espacios donde se desarrollarán las acciones,


los valores que sostienen el/los equipos y
las imágenes que el/los equipos quieren suscitar en los destinatarios.
Desde el punto de vista instrumental, la construcción de la misión es una oportunidad para que los
integrantes del equipo reflexionen acerca de los muchos modos de alcanzarla, analicen las
posibilidades del equipo y las necesidades y expectativas de la comunidad.
En este sentido, la misión es un conjunto de objetivos a alcanzar que el equipo se plantea e incluye,
los modos, los escenarios y los valores que ellos involucran. A partir de ella, el equipo podrá definir
estrategias de acción.
En el proceso de explicitar la misión es habitual descubrir que no todos los integrantes piensan del
mismo modo al Centro de Salud y trabajan para un mismo objetivo. La instancia de compartir este
propósito da oportunidad para intercambiar, aclarar, acordar y finalmente, evitar malentendidos en
la tarea.
Como equipo de salud nuestra misión siempre estará relacionada con la resolución de los
problemas de salud de la comunidad.

1.4- El equipo interdisciplinario


Cuando un equipo de profesionales de diferentes disciplinas se plantea una tarea compartida, es
necesario producir una modificación en el enfoque teórico.
Citando a R. García (1990)4: "... Se habla de interdisciplina con mucha ligereza, se habla de
interdisciplina allí donde no se ve el `inter` para nada". La integración debe realizarse no sólo a
nivel de las disciplinas sino de los miembros del equipo, porque el saber no basta para poder
hacer”. Según el autor "la interdisciplina tiene que ver con aperturas conceptuales y perceptuales
relacionadas con vínculos y emociones más que con voluntades. Se juegan no sólo identidades
profesionales sino también personales".
De este modo, el equipo interdisciplinario queda expuesto a las situaciones de conflicto como
rivalidades, competencias y alianzas entre sus integrantes.
Dice Elichiry,5 en el artículo que citamos antes:
(…) la integración no se realiza exclusivamente a nivel de las disciplinas, sino a través de los
miembros del equipo de trabajo, que en grupos heterogéneos portan prácticas convergentes. Es por
ello que la cooperación orgánica entre los miembros del equipo es básica.
Existen además otros prerrequisitos complementarios para que la interdisciplina sea tal. Estos en
líneas generales son:

4
GARCíA, R.: Dialéctica de la integración en la investigación interdisciplinaria. Ponencia presentada en las Cuartas Jornadas de
Atención Primaria de la Salud y Primeras de Medicina Social. Bs. As. 1990.
5
GARCíA, R.: Conceptos básicos para el estudio de sistemas complejos, en Los problemas del conocimiento y la perspectiva
ambiental de desarrollo. Ed. SigloXXI, México, 1986.
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1. Trabajo en equipo: formación de actitudes cooperativas en el grupo.


2. Intencionalidad: que la relación entre las disciplinas sea provocada. El encuentro fortuito entre
disciplinas no es interdisciplina.
3. Flexibilidad: que exista apertura en cuanto a búsqueda de modelos, métodos de trabajo,
técnicas, etc. Sin actitudes dogmáticas, con reconocimiento de divergencias y disponibilidad para el
diálogo.
4. Cooperación recurrente: que haya continuidad en la cooperación entre las disciplinas para lograr
cohesión del equipo. Una cooperación ocasional no es interdisciplina (...).
5. Reciprocidad: está dada por la interacción entre las disciplinas. La reciprocidad lleva al
intercambio de métodos, conceptualizaciones, códigos lingüísticos, técnicas, resultados, etc.
Por todo ello, para practicar la interdisciplinariedad, deben darse ciertas condiciones: los miembros
de los equipos de trabajo deben tener frecuentemente oportunidades para: revisar y tomar
conciencia de los propios prejuicios, ideologías y creencias, desarrollar una autocrítica de los
lugares de poder y de los lugares de saber absoluto, analizar las variables personales, grupales e
institucionales y las identificaciones con los modelos formativos propios, admitir que el
conocimiento también se encuentra en permanente proceso de cambio, reconociendo la
parcialidad y provisoriedad del mismo, proponerse y lograr flexibilizar los límites entre las disciplinas
y sostener la cooperación a pesar de las disidencias, desarrollar actitudes y miradas descentradas,
tolerando la incertidumbre, la indefinición, plantearse analizar problemas y no encontrar
diagnósticos.
En ese sentido el trabajo en equipo implica repensar la territorialidad de nuestra práctica,
sosteniendo el trabajo en red y construyendo un saber compartido.

2- Salud y Participación

Entender a la salud como derecho natural (inherente al hombre, que el Estado y la sociedad deben
garantizar) y social, es trascender el concepto de cuidado del funcionamiento biológico-individual,
para introducirnos en la relación de los individuos entre sí y con el Estado, en su condición de
integrantes/residentes de un lugar determinado. De esta concepción se deriva que las condiciones
básicas para la salud son: trabajo, educación, vivienda, alimentación adecuada, saneamiento
ambiental básico (agua segura, destino final de excretas y basura), una vida en condiciones dignas
y tiempo para el ocio y la recreación. Además, se requiere poder actuar con autonomía, tomar
decisiones, acceder a servicios de salud de buena calidad y ejercer el derecho a participar.
Desde esta perspectiva, se abordará la participación comunitaria como proceso que incorpora
todos los valores y costumbres de un pueblo o comunidad y que promueve la formación de
ciudadanos y de sujetos activos, solidarios y responsables y con verdadero protagonismo
ciudadano, necesario para lograr transformación social.

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Si se quiere construir salud desde un modelo que respete los valores culturales y sociales, se debe
contemplar y aceptar decidir con la gente. Si se trabaja con la estrategia de Atención Primaria de la
Salud, es imprescindible promover y desarrollar la participación. Cada profesional comunitario
tendrá que asumir a la participación como inherente a la opción que ha realizado.
En el proceso de alcanzar y cuidar la salud, participar es una premisa fundamental.
Cuando los integrantes de la comunidad pueden ejercer el derecho a participar libre y
conscientemente en la promoción, prevención, curación y recuperación de la salud individual,
familiar y comunitaria, ésta se ha garantizado en gran medida.
Cada hombre y mujer que se compromete libremente en los procesos participativos de salud,
conforman espacios de crecimiento social y de búsqueda de mejores condiciones de vida, tanto en
el aspecto individual como en el comunitario.
En el proceso de participación, las personas son reconocidas como verdaderos protagonistas, por lo
tanto, es necesario pensar estrategias que favorezcan su inclusión en todos los momentos de la
elaboración de planes y proyectos comunitarios.
Referirse al concepto de participación comunitaria requiere analizar los dos aspectos contenidos en
él: aquel que se refiere a la participación y aquel que se refiere al carácter comunitario de la misma.
El concepto de participación está impregnado de la historia propia de los grupos sociales. Su
etimología indica que participar significa tener parte o tomar parte de algo. Como la participación
que aquí nos ocupa es la participación social, que involucra sujetos sociales, interesa definir en
cada caso, a través de qué mecanismos o formas las personas pueden participar en algo en o
desde su comunidad.
En cuanto al concepto de comunidad, su etimología refiere a su calidad de común, a aquello que no
siendo privativo de uno solo, pertenece o se extiende a varios. Así pues, dependiendo de lo que se
considere común o compartido, podrán identificarse diversos tipos de comunidades.
Además, también es posible pensar la participación como el derecho que permite la construcción
de un espacio público, que facilita el ejercicio de la ciudadanía.
Para poder desempeñar una tarea profesional responsable y autónoma, es necesario desarrollar la
capacidad de análisis crítico sobre estos procesos atravesados por determinantes políticos,
sociales, económicos, organizacionales, grupales e interpersonales.

2.1 ¿Qué se entiende por participación comunitaria en Salud?


“El pueblo tiene el derecho y el deber de participar, individual, colectivamente, en la planificación
de la protección de la salud y en la aplicación de sus atenciones en salud”. OMS, Alma Ata, 1978.

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Según M. J. Idañez6 generar procesos de participación implica promover que las personas nos
involucremos en todo aquello que nos afecta directa o indirectamente, cambiando la actitud pasiva
y dependiente, por otra proactiva e interesada. De allí que promover una cultura de participación
contribuye a que las personas y los equipos seamos solidarios, activos, comprometidos y
responsables, no sólo en la satisfacción de las necesidades comunitarias locales, sino en la
asunción de un protagonismo importante como ciudadanos en la vida democrática del país.
El pensamiento de Idáñez nos involucra y modifica también como integrantes del equipo de salud
ya que ser parte de una construcción colectiva permite deconstruir lo aprendido para sumar nuevos
saberes, reflexionar críticamente sobre el quehacer cotidiano y ampliar la mirada sobre la
complejidad de los problemas de salud.
Ahora bien, esta participación supone la aceptación de un diálogo permanente con la comunidad: la
existencia de una dinámica de conflicto, negociación e intercambio de información para la toma de
decisiones compartidas; el conocimiento y la escucha de las necesidades, particularidades y
diferencias locales; el respeto por la diversidad y la pluralidad de ideas que se da en el interior de
las comunidades por su misma heterogeneidad, en razón de los diversos modos de actuar e
intereses contrapuestos de las personas y organizaciones.
Sería ideal que la mayor parte de la comunidad participe, aunque es difícil de lograr.
Lo que usualmente se observa, es que grupos afectados por problemas o necesidades
determinadas, que toman actitudes participativas, van incorporando de manera paulatina en este
proceso a otros actores a través de redes sociales. Siempre debe respetarse la libertad personal
aceptando como parte de la dinámica comunitaria a aquellos/as que no participan.
La participación comunitaria es fundamental para promover cambios en el modelo de atención,
centrados en la persona, la familia y la comunidad. Hacerla realidad representa la aceptación de
que las personas y las comunidades pueden involucrarse activamente en el proceso salud -
enfermedad – atención- cuidado, desde la detección de necesidades y elaboración de propuestas,
hasta la ejecución y evaluación. Ahora bien, esta participación puede tener diferentes alcances e
intensidades.
Rifkin (1990) propone una significación funcional, a partir de preguntas sobre sus componentes
concretos y define las formas posibles de participación comunitaria en procesos de salud, a saber:
1. Participación en los beneficios del programa que puede considerarse como participación pasiva,
donde la gente es mera receptora de acciones de salud.
2. Participación de la gente en las actividades de los programas, es decir colaboran en la
realización de ciertas tareas, pudiendo llegar a ser agentes de salud de la comunidad. Puede

6
Idañez M. J. La participación comunitaria en salud. ¿Mito o realidad?. Aspectos claves de la participación comunitaria en
salud. Cap. 2. Ediciones Díaz de Santos, S.A. 2001, España.

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considerarse un tipo de participación activa, pero donde la comunidad no participa en la elección


toma de decisiones que siguen siendo prerrogativa de los planificadores.
3. Participación en la ejecución de programas de salud, teniendo algunas pequeñas
responsabilidades en materia de gestión pero sin intervenir en la determinación de prioridades ni la
formulación de objetivos.
4. Participación en la vigilancia y evaluación de los programas ayudando a los planificadores a
enjuiciar el grado en que se han conseguido los objetivos del programa, aunque sin decidir en la
elección de objetivos.
5. Participación de la población en la planificación de los programas, esto es, en la determinación
de prioridades, formulación de objetivos, selección de programas, etc. Se trata del nivel en que la
participación comunitaria es mayor, tanto en amplitud como en profundidad.
Por último, el Grupo de Estudios de la OMS (1991), sugiere que la participación se interpreta en
tres vías diferentes:
Participación como contribución: donde la comunidad participa en determinados programas
y proyectos mediante contribuciones de trabajo, dinero o materiales.
Participación como organización, que implica la creación de estructuras apropiadas para
facilitar la participación.
Participación como dotación de poder, fortalecimiento o potenciación
(empowerment) de grupos y comunidades, particularmente de aquellas que son pobres y
marginalizadas, desarrollando el poder de toma de decisiones efectivas concernientes a los
servicios de atención a la salud, ya sea teniendo voz y voto efectivos o teniendo el control sobre
esos programas.
Detrás de cada una de estas formas posibles de analizar los alcances y modalidades de la
participación comunitaria en los programas de salud, subyacen diferentes modos de entender a la
participación, que marcarán tanto las actitudes del equipo de salud como el rol que tendrá la
población en la gestión de los servicios.
Vinculada a la idea de diferentes alcances de la participación comunitaria está la idea de niveles o
intensidades en las que puede instrumentarse esa participación. Al respecto y retomando a M. J.
Aguilar Idañes:
(…) podrían establecerse seis niveles posibles de participación, a modo de escala, de menor o
mayor intensidad:
1. La participación como oferta/invitación. Es el grado o nivel más bajo, aunque en sentido estricto
podría hablarse de una forma de pseudoparticipación, ya que lo que se pretende es que las
personas tomen parte en decisiones ya tomadas "desde arriba" que se ofrecen a los que están
"abajo".
Este tipo de participación impide la decisión sobre cuestiones sustanciales y mantiene intactas las
relaciones de dependencia de unos con respecto a otros.
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2. La participación como consulta. En este caso, los responsables de diseñar y ejecutar un


programa consultan (cuando quieren) solicitando sugerencias o alentando a la gente a que exprese
sus puntos de vista sobre lo que se va hacer o se está haciendo. En este grado o nivel de
participación podemos distinguir la consulta facultativa (solo se participa si así les parece a los
responsables de la toma de decisiones), y la consulta obligatoria (cuando dentro del sistema u
organización existen disposiciones que obligan a la consulta).
3. Una forma más participativa es la llamada participación por delegación, que puede darse en el
interior de una organización (se delegan facultades de decisión), o bien delegando
responsabilidades a las personas involucradas dentro de un programa que, en ciertos ámbitos o
actividades, pueden tomar decisiones autónomamente. También esta modalidad se instrumenta
cuando se tiene la posibilidad de integrar un órgano de decisión mediante la elección o el
nombramiento de representantes.
4. Existe también la participación como influencia recomendación que se expresa a través de la
posibilidad y capacidad de influir mediante propuestas acerca de lo que conviene hacer o
presionando sobre los que en última instancia, tienen el poder de decisión.
5. Un mayor grado de participación es la cogestión en donde se establecen mecanismos de
codecisión y de colegialidad por los cuales la participación se transforma en algo institucionalizado
y compartido.
6. por último, el grado más alto de participación sería la autogestión. En este nivel cada uno
interviene indirectamente en la toma de decisiones conforme a las líneas generales establecidas
conjuntamente por todas las personas involucradas (ya sea en un programa o en una organización).
Este nivel de participación implica también el control operacional de todo cuanto se realiza. Se trata
de "gestionar por uno mismo" (los miembros de la organización o los participantes de un programa),
y "gestionar según las propias normas", siempre que ello no afecte los legítimos intereses del
conjunto de la sociedad.

2.2- ¿Quiénes son los protagonistas de la participación comunitaria?


Todos y todas podemos ser protagonistas. Más aún las personas que tienen responsabilidades
políticas, de planificación o de gestión, las que trabajan en el centro de salud.
En la construcción de nuevas maneras de relacionarnos interviene el personal de salud, con sus
propias creencias, valores y contradicciones internas. Los integrantes del equipo de salud, son
quienes tienen la responsabilidad facilitar la integración de personas, grupos y organizaciones
sociales, para el abordaje de situaciones o problemáticas desde la programación, ejecución y
evaluación de las mismas. Para ello, muchas veces, es necesario revisar las propias prácticas.
Una verdadera transformación seguramente se logrará con un activo trabajo intersectorial que el
equipo de salud desarrolle y con la participación activa de toda la comunidad.

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También conviene recordar los principios que Rifkin (1989)7 plantea como guía para la creación y
funcionamiento de los mecanismos de participación:
1. La participación comunitaria en salud entraña la colaboración entre los servicios sanitarios y sus
equipos y la población local.
2. La participación comunitaria y su intervención en acciones y programas de salud duraderos,
implica buscar mecanismos sostenibles.
3. Las estructuras deben ser nuevas, innovadoras y dinámicas.
Si reflexionamos sobre las acciones que realizamos como equipo de salud para promover la
participación social, seguramente pudimos conocer algunas de las barreras que el modelo de
atención opone a la misma y preguntarnos sobre que otras estrategias nos permitirían facilitar el
acceso a la participación social. Esto es un avance sobre las antiguas prácticas, de hecho muchos
equipos del primer nivel trabajan participativamente los problemas de salud.
En este sentido, podría avanzarse hacia la identificación de las modalidades de participación de la
comunidad y al reconocimiento de los obstáculos que se encuentran dentro de nuestro equipo y
dentro de la misma comunidad para trabajar colectivamente.
Es por esto que se requiere un cambio para pensar y posicionarnos de otra manera, vernos a
nosotros mismos y desarrollar la capacidad de escuchar al otro.
Aún cuando es obvio que las personas quieran participar de las decisiones que afectan su propia
vida y tener más control sobre ellas, siempre debe estar claramente definido qué es posible lograr y
que beneficios reporta el acto de participar. Desde nosotros como equipo de salud siempre es
necesario pensar algún objetivo y un logro buscado. Por ejemplo “nos juntamos en el club toda la
gente que hace teatro en el barrio y el equipo de salud para pensar juntos como podríamos trabajar
en promoción de la salud a través del arte”.

2.3- La participación y el concepto de diversidad vinculado a la salud


Cuando proponemos trabajar participativamente los problemas de salud e insistimos sobre la
necesidad de ver y entender que cada uno de nosotros tiene derecho a conocer primero y luego a
elegir cómo cuidar su salud, partimos de saber que no todos y ni todas podemos hacerlo
fácilmente. Históricamente el sistema de salud no favoreció la participación de la gente, porque
quizás nos falta información para poder elegir, porque aun no conocemos completamente nuestros
derechos o porque aún se mantiene en muchos lugares un modelo desigual que supone que unos
saben y otros no.

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Rifkin, S. “Primary health care in Southeast Asia: attitudes about community participation in community health
programmes”, en Social Science and Medicine, 17 (19): 1489-1496 China.
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En ese sentido proponemos juntarnos apoyados en el derecho a la salud y a la vida, que es de


todos y todas, más allá de las diferencias, el género, las culturas y así fortalecer nuestro rol de
ciudadanas y ciudadanos.
Como promotores de salud, como agentes sanitarios, como equipo de salud lo hacemos desde el
cuidado de la misma, otros espacios sociales lo harán desde otras consignas, todas válidas si son
necesidades sentidas por la población.
Aparecen entonces los conceptos, ciudadanía, derechos humanos , diversidad.
Ciudadanía es un status, es decir, un reconocimiento social y jurídico por el cual una persona tiene
derechos y deberes por su pertenencia a una comunidad en general, de base territorial y cultural.
Los ciudadanos y ciudadanas son iguales entre ellos. En el mismo territorio, sometidos a las
mismas leyes, todos deben ser iguales. La ciudadanía debiera aceptar la diferencia, no la
desigualdad.
Aquí se presenta una mirada integradora sobre la ciudadanía, una visión a analizar para ir
concibiendo un acuerdo sobre ciudadanía y vincularlo con la participación y la salud.
En el plano político, la idea de ciudadanía se refiere a la participación en la vida pública, como
conjunto de responsabilidades derivadas de la pertenencia a la comunidad.
Aunque se supone que todas las mujeres y hombres que habitan nuestro territorio tienen los
mismos derechos y obligaciones como ciudadanos, hay personas y grupos sociales que no pueden
ejercer su ciudadanía integralmente.
En esta situación están involucradas todas aquellas personas que por alguna condición personal o
grupal no son aceptados totalmente por el grupo mayoritario.
Así, se producen los procesos de intolerancia y de exclusión. Desde esta mirada nos encontramos
con la no aceptación de la diversidad, que es la característica más distintiva de la discriminación.
La diversidad es una noción que hace referencia a la diferencia, la variedad, la abundancia de
cosas distintas.
Reconocemos a la diversidad cultural, la diversidad sexual, la diversidad biológica o biodiversidad
que señala la inmensa variedad de seres vivos que habitan el planeta, la diversidad ecológica.
Algunos grupos que podemos citar son los conformados por las personas con trastornos mentales y
afectivos, dependencia al alcohol y a las drogas y también podemos incluir a aquellas personas que
son portadoras de algunas enfermedades
estigmatizantes.
También se debería pensar en los sufrimientos psicosociales; la privación del medio afectivo y
educativo de los niños, la violencia doméstica o social, la pobreza extrema, el desarraigo de los
migrantes, los desplazados y refugiados, el aislamiento de los pueblos indígenas; condiciones todas
que condicionan los procesos de salud-enfermedad de las personas.
Entre todos los grupos citados hay elementos en común:
€ están expuestos a violaciones de sus derechos humanos y ciudadanos;
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€ se encuentran en instituciones de alta densidad poblacional (hospitales, cárceles,


campamentos de refugiados, etc.) o de alta dispersión o aislamiento (como el caso de los barrios
marginales o las estaciones de ómnibus, trenes, personas en situación de calle, etc.);
€ necesitan adquirir mayor capacidad para formular demandas acordes con sus necesidades
reales;
€ necesitan ser escuchados y obtener respuestas concretas que se articulen en un marco
comunitario y de desarrollo integral.
Analizar esta realidad se presenta como un desafío para asegurar el ejercicio pleno de la
ciudadanía. De lo que se trata es de conocer cómo y en qué condiciones lograr esto. Lo esencial es
rescatar la tolerancia y la aceptación de las diferencias.
Por todo lo anterior, es imprescindible desarrollar estrategias de inclusión social, para construir
oportunidades de participación para el crecimiento individual y comunitario.
La construcción de ciudadanía en materia de salud implica la consideración de políticas públicas
que puedan asumir la complejidad de la comunidad política y del sujeto político tanto en la
implementación como en la formulación de estrategias de construcción de condiciones que
garanticen el Derecho a la Salud, como un derecho humano básico.
Entendemos como derechos humanos o DD.HH. a las facultades, libertades y reivindicaciones
inherentes a cada persona por el solo hecho de su condición humana. Esto quiere decir que se
trata de derechos inalienables (nadie, bajo ningún concepto, puede privar de estos derechos a otro
sujeto más allá del orden jurídico existente) e independientes de cualquier factor particular (raza,
nacionalidad, religión, sexo, etc.). La Declaración Universal de Derechos Humanos señala que todos
los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y prohíbe la esclavitud, la
servidumbre, las torturas y los tratos crueles, inhumanos o degradantes.
No se debe desconocer, que en el trabajo comunitario también entran en juego las creencias,
valores y prejuicios del equipo de trabajo que pueden o no coincidir con los de la comunidad.
La idea que nos mueve es acercar las diferentes visiones, buscar acuerdos, y garantizar la
continuidad de la participación comunitaria, como eje de interacción permanente para la propuesta
y el logro de soluciones frente a los múltiples y complejos problemas de salud de la población
donde el equipo trabaja.
Participar es un derecho y es una forma activa de organizarse formando redes entre personas o
entre instituciones las que de esta forma se potencian entre sí para alcanzar un objetivo común.

3- ¿Qué son las redes?

El trabajo en red es una estrategia de vinculación, de articulación e intercambio entre instituciones


y/o personas que deciden asociar voluntaria o concienzudamente sus esfuerzos, experiencias y
conocimientos para el logro de fines comunes.

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La esencia del trabajo en red es la decisión de una o más personas, instituciones o áreas
institucionales, de desarrollar una tarea en común, en busca de objetivos compartidos explícitos,
manteniendo la identidad de los participantes.
La intención del trabajo en red es aunar esfuerzos, evitar duplicaciones, alcanzar
-por complementariedad- una mayor capacidad resolutiva, ser más eficaces y eficientes en lo que
se hace como producto del intercambio y la colaboración. Casi todas las redes tienen entre sus
fines la educación continua y la actualización en la formación de sus miembros.
Podemos definir, entonces, las redes sociales, como:
“Conjunto de estructuras, personas o grupos, que interactúan y establecen vínculos de ayuda
recíproca, con objetivos compartidos”.
Las redes son un “… grupo de personas, miembros de una familia, vecinos, amigos y otras
personas capaces de aportar una ayuda o apoyo a un individuo o a una familia”. (Chadi, M.:2000).
La perspectiva de red propone la concepción de un mundo construido por todos y todas, nos coloca
en situaciones de responsabilidades compartidas. El mundo no es tan solo como nos es dado,
tenemos la posibilidad de reconstruirlo colectivamente.

3.1- Finalidad y características del trabajo en red

Las redes están en íntimo contacto con las necesidades de salud de las personas y son una forma
de dar mejor respuesta a los problemas de la gente y muchas veces se conforman en el esfuerzo
por encontrar respuestas comunes a los problemas.
Pero complementariamente la red trata los problemas y necesidades de sus integrantes,
constituyéndose en un medio para el desarrollo de las capacidades de las personas, al tiempo que
se desarrollan las capacidades internas en la red.
Existe una relación evidente entre ambos propósitos, pero la razón de ser de la red social se
concreta y explicita en la atención a los problemas del contexto social, para lo cual se articulan
esfuerzos, conocimientos y capacidades que se movilizan para dar respuestas a la población.
El trabajo en red se orienta a mediano y largo plazo. La propia consolidación de la red requiere
tiempos prolongados más allá de las urgencias. Sin embargo, las redes son capaces de actuar con
prontitud ante hechos que provocan o demandan su respuesta (Dabas, E. y Perrone, N., 1999).
Las redes, en tanto preexistentes a toda intervención, se activan y se reorganizan a partir de un
problema sentido por todos, una necesidad aún no resuelta o tratada insatisfactoriamente.

3.2- Consideraciones previas al trabajo en red


El reconocimiento de problemas o diagnóstico de situación de salud requiere transitar el territorio
extramuros, la comunidad, visitar a sus integrantes y establecer con ellos fuertes vínculos de
trabajo basados en la confianza.
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Para proponer y desarrollar acciones cooperativas y asociadas del tipo que tratan las redes, es
imprescindible partir del conocimiento mutuo que permite la generación o fortalecimiento de
vínculos de confianza entre el equipo de salud, los pobladores y las diversas organizaciones de la
comunidad.
El establecimiento de vínculos de confianza es sumamente importante ya que posibilita, a través de
los relatos y conversaciones, reflexionar sobre las acciones de todos los días y compartir puntos de
vista diferentes.
Algunas de las herramientas con las que es posible llevar a cabo la tarea de conocer la situación de
salud y las dolencias percibidas por los pobladores del área, así como su mirada sobre las
situaciones de mayor vulnerabilidad social, pueden ser entre otras: recorridas por la localidad,
observación de actividades, conversaciones informales con vecinos, entrevistas programadas,
visitas domiciliarias, encuentros con otras instituciones o grupos de personas.
Es la red la que nos permite potenciar lo que trae cada una de sus partes, respetándolas. Donde
ninguna es mejor que la otra, todas son importantes. La red a su vez es dinámica y por lo tanto
cambiante y estos cambios están sujetos a las necesidades que convocan a sus partes.
Modalidades de Red.
Se pueden reconocer diversas modalidades de redes:
Redes personales y familiares
Redes comunitarias
Redes institucionales
Redes de servicios
Redes intersectoriales
Redes de Servicios de Salud

3.3- Redes Personales y Familiares


Estos grupos pequeños de familiares, amigos, convivientes conforman verdaderas redes pequeñas,
de afectos cercanos , que -si son estables- representan vínculos de verdadera contención que
pueden proteger a los integrantes de la aparición de enfermedades, ayudar a cuidar llegado el caso
y también a viabilizar salud y facilitar el acceso a la atención. Todas estas cuestiones
indudablemente aceleran los procesos de curación y pueden aumentar la sobrevida frente a
cualquier problema de salud.
La red familiar, vínculos sociales y de amistad, relaciones laborales y escolares y relaciones
comunitarias, de servicio o de credo pueden constituirse en apoyos importantes para la persona, y
pueden conformar un mundo significativo de pertenencia, posible de ser activado en caso de
necesidad.

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3.4- Redes Comunitarias


La estrategia de Atención Primaria de la Salud planteada a principios de los años 70 reconoce
como componentes que inciden en la salud de la población a los actores sociales y los gestores
sanitarios y les otorga un lugar privilegiado de acción desde las redes comunitarias.
Desde la perspectiva del trabajo en redes es imprescindible que la población participe activamente
en todo el proceso de conformaciòn de las mismas, de gestión de la información, de
sistematización y sea beneficiaria del conocimiento que de ella se derive.
El funcionamiento de las redes comunitarias posibilita no sólo la identificación de problemas de
salud, sino también la formulación de acciones consensuadas para la resolución de los mismos
mediante una modalidad más eficaz de acercamiento, convocatoria y permanencia.
Estas acciones realizadas en conjunto con los integrantes de la comunidad generan la confianza
necesaria para sostener la participación, y ello redunda, en el incremento de la eficiencia del
sistema de salud en el desarrollo sistemático de un proceso de fortalecimiento de la participación
ciudadana a través del área de salud.
Esa es la intención en el caso de la promoción de las Mesas de Gestión que funcionan en los CICs
(Centros Integradores Comunitarios)
Las Mesas de Gestión son espacios integrados por diversos miembros de la comunidad: la escuela,
el centro de salud, el club, el comedor barrial, el centro de fomento, las agrupaciones comunitarias,
organizaciones sociales, gente del barrio, la comunidad indígena, iglesias de diversas confesiones,
etc., desde donde se impulsan y desarrollan acciones destinadas al desarrollo local.
Las Redes Solidarias son otro ejemplo de red que nacieron para dar respuesta a situaciones y
necesidades sociales, mediante la acción de personas que trabajan voluntaria y solidariamente en
pos de aquellos que más lo necesitan.

3.5- Redes Institucionales


La propuesta de una política de salud comunitaria debe replantear el funcionamiento de las
instituciones y proponer para su formulación la participación activa de los distintos sectores que
componen la organización: profesionales, técnicos, administrativos, etc.
Las instituciones de salud que se organizan en forma piramidal, dividida en direcciones,
departamentos y servicios sin tomar en cuenta las diferencias de cada una de ellas, deberían
trabajar de forma tal que se puedan formular proyectos institucionales, teniendo en cuenta la
dimensión de las personas que las integran, los destinatarios de los servicios y su opinión sobre los
mismos, lo que permitiría ajustar la oferta de atención de salud más adecuada. Si esto se lograra,
se podrían promover mejores relaciones entre los diversos integrantes de una institución, tanto las
informales, conversaciones, festejos grupales, como los proyectos institucionales, que se podrían
ver como un logro del conjunto.

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En un centro de salud cada integrante puede ir a trabajar, realizar sus tareas sin tomar contacto
con sus compañeros/ras. Los hospitales también son ejemplos de la típica institución de salud que
gestiona o conduce haciendo poco lugar a la participación de los trabajadores (profesionales o no
profesionales) y donde la población no participa generalmente en la toma de decisiones.
En los dos casos el trabajo en equipo implica, como ya vimos, cambiar las relaciones
interinstitucionales y pensar y trabajar en pos de una misión pensada entre todos y todas.

3.6- Redes de establecimientos y servicios


Las redes de servicios en salud son las que posiblemente, se hallan más claramente instituidas.
Por ejemplo: Red de Pediatría, Red de Servicios de Gerontología, Red de Salud Mental, dentro de un
municipio.
La decisión de establecer un funcionamiento en red en este nivel debe estar acompañada por una
serie de acciones tendientes a fortalecer las vinculaciones.
Cuando hablamos de redes de establecimientos y servicios, tenemos que reconocer que es
imprescindible una articulación tanto entre los sectores públicos, de la seguridad social y privado
como a nivel local, provincial, regional y nacional. Esta articulación es una de las más difíciles de
lograr, ya que implica cuestiones de políticas sanitarias que aun están en desarrollo.
Como ejemplo es conocida la preocupación por los pacientes que “cruzan la calle” para recibir
atención de salud. Hay aquí una contradicción interesante a considerar: entre la decisión y/o
posibilidades de la persona que consulta y los límites geográficos de las administraciones
provinciales y/o municipales. Vale preguntarnos, ¿por qué tantas personas de nuestro barrio
consultan en la salita del otro barrio?, o ¿por qué eligen atenderse en nuestro centro de salud que
corresponde a otro municipio o departamento?

3.7- Redes Intersectoriales


La comunidad puede considerarse en dos dimensiones:
€Como un lugar: donde se toma en cuenta un conjunto de personas, una población. Así
entendidas las comunidades se diferencian en el tamaño de la población y en las características
sociales de sus habitantes
€ Como un sistema social: donde puede ser considerada como la totalidad de la interacción entre
subsistemas (sanitario, educativo, religioso, económico, familiar y de comunicaciones). La
comunidad está constituida por personas que viven solas o en familias de características diversas y
por organizaciones que prestan diferentes servicios de acuerdo a las necesidades e intereses de la
población. Poner en funcionamiento redes intersectoriales aparece como uno de los niveles más
complejos de alcanzar pero también como uno de los de mayor proyección en el momento de
considerar su impacto en la comunidad.

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Como red intersectorial el PMC está participando del proyecto intersectorial


“Mujeres y jóvenes migrantes bolivianos: acceso a servicios de Salud Sexual y Reproductiva y
prevención de VIH .”8
Como parte de una iniciativa conjunta, consensuada entre los gobiernos de Argentina y Bolivia, este
proyecto apunta tanto a promover el acceso de las mujeres y los jóvenes migrantes a los servicios
de salud sexual y reproductiva, como así también a difundir las normativas que garantizan estos
derechos.
Esta iniciativa forma parte de un proyecto de alcance regional, financiado por la
Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) en diez países de
América Latina y el Caribe.

3.8- Redes de servicios de salud


Bajo el enfoque básico de articular una continuidad en los procesos asistenciales,
independientemente del lugar donde se presten y concentrando los recursos necesarias para su
mejor disponibilidad a los pacientes, es necesario establecer un sistema que permita organizar la
gestión de dichos recursos con las mayores cotas de eficiencia posible. Esa necesidad ha llevado a
la aparición de redes sanitarias como acuerdo de colaboración entre los componentes de las
organizaciones sanitarias- hospitales, centros de atención primaria, emergencias, centros de
diagnóstico, laboratorios, farmacias, atención domiciliaria, etc-, todas bajo una misma estructura
ejecutiva para la promoción y aseguramiento de los cuidados sanitarios en un adecuado marco de
calidad.
Una organización sanitaria en red se distingue de una organización clásica por la intensidad,
densidad, complejidad y reciprocidad de sus enlaces organizativos internos y externos, y por un
sistema de valores compartidos que define los roles de las autoridades, responsabilidades y
relaciones.
Sus compromisos son no jerarquizados, aunque coordinados, y a largo plazo, mientras que las
responsabilidades están distribuidas entre sus múltiples componentes siendo la toma de
decisiones independientes pero interdependientes.
Por la característica del sistema de salud, los canales de comunicación deben contemplar la
inclusión de datos administrativos, socio-económicos y sanitarios, los cuales pueden incluirse de
manera conjunta o secuencial, según las prioridades y objetivos fijados. Cuando todos ellos se
hallan presentes, la conectividad dentro de la red permite reducir los tiempos y los costos
administrativos, el acceso a los servicios de salud y a la información clínica a los largo de todo el
proceso asistencial mejorando la calidad de los cuidados, la elaboración de estudios preventivos y
planes integrados de salud, de manera que puedan dirigirse los recursos donde más se necesitan.

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MESA NACIONAL INTERSECTORIAL para la ATENCION de la Salud de Mujeres Migrantes

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Como se comprenderá éstas redes requieren una visión global y de un potente sistema de
comunicaciones que conecte a todos y cada uno de los elementos que componen la red,
permitiendo a los usuarios acceder mediante las autopistas electrónicas de la información a datos,
voz e imagen. La organización en red de los servicios de atención médica ha mostrado hasta el
momento ser el recurso más adecuado para lograr la articulación de los recursos sanitarios
disponibles en su conjunto, con adecuados sistemas de comunicación y transporte se superan los
límites geográficos y las organizaciones administrativas clásicas, permitiendo poner todos los
recursos sanitarios disponibles en el territorio nacional a disposición del ciudadano que demanda
atención.
Los sistemas de emergencia fueron los primeros en adoptar de manera formal, este sistema
organizativo. Para un país extenso como el nuestro, esta estrategia permite eficientizar recursos y
restringir las inversiones a proyectos destinados a resolver problemas estratégicos sectoriales. Las
situaciones de emergencia y desastre que ponen en evidencia la necesidad de contar con este tipo
de organización y a su vez las que someten a prueba su eficiencia organizativa.

3.9- Red de atención médica


Se entiende por red de atención médica al conjunto de prestadores de primer, segundo y/o tercer
nivel Asistencial distribuidos geográficamente con criterios y vínculos jurídicos de
complementariedad y de referencia y contrarreferencia, destinadas a brindar cobertura a una
determinada población residente en su área de influencia, bajo normas, procedimientos y criterios
programáticos, comunes, controlados y conducidos, en su objetivo específico- el de la red por una
gerencia operativa única. Una red se convierte en una estructura u organismo único que tiene
diversas responsabilidades, funciones y competencias ubicadas en distintas instancias pero que
responden coordinadamente a un ente superior de dirección y control en última instancia la red es
una modalidad de organización de la oferta de servicios y su criterio central de calidad está dado
por la capacidad de conectar y/o planificar con el fin de ordenar o racionalizar la estructura
prestacional disponible.

3.10- Características de las Redes de Atención Médica


Las redes presentan una serie de características que a continuación citamos:
a) Organización: los prestadores integrantes de la red aceptan un mínimo de normas comunes,
incluyendo procedimientos administrativos, económico-financieros, de accesibilidad de la demanda,
y de complementariedad (no solo de referencia y contrarreferencia corno es habitualmente, sino
también de desarrollo armónico de acuerdo con las necesidades de la población a la que la red
asiste).

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b) Prestadores: Son los integrantes de la red que actúan como efectores de prestaciones de
atención médica, incluyendo en este concepto desde los médicos trabajando individualmente hasta
los hospitales más complejos. Puede tratarse de servicios públicos, privados y/o de la seguridad
social, con o sin fines de lucro, sin que esto afecte obligatoriamente el financiamiento de la red.
c) Servicios de atención médica: comprenden servicios integrales y/o personales generales y/o
especializados, ambulatorios y/o de internación, de ayuda y/o de crónicos.
d) Población definida: los servicios que brindan están destinados a una población claramente
delimitada ya sea por pertenecer a un área geográfica determinada por medio de uno o múltiples
programas de cobertura médica (para atención ciertos grupos de riesgo, como materno infantiles,
riesgos de trabajo, etc.) o por compromiso contractual de prestar servicios población cubierta por
un financiador en particular.
e) Programas y Objetivos comunes: Deben tener criterios comunes de complementariedad, de
regularización sanitaria y/o de evaluación de la atención médica, basados en la modalidad
adoptada por la red para distribuir internamente la atención a la demanda; estas pueden ser
cualitativos (por especialización y/o complejidad: se define en cada región o para cada población
que establecimientos desarrollarán preferentemente ciertos programas por estar mejor equipados
para ello); cuantitativos (por capacidad de producción de servicios y/o distribución geográfica de la
demanda, ídem, pero basándose en la carga de trabajo que son capaces de satisfacer)
f) Unidad funcional: Debe existir un vínculo jurídico común, formal aceptado por todos los
prestadores integrantes. Es el conjunto de normas que una vez consensuado y aceptado por todos
los integrantes de la Red, transforma en un sistema complejo altamente coordenado.
g) Sistema unificado de información: todos los integrantes deben proveer información, la cual debe
estar normatizada. La misma debe ser accesible para todos.
h) Énfasis en la promoción y prevención. Participación de los usuarios en el
autocuidado.
i) Gestión de los recursos humanos: motivación, incentivos, movilidad y capacitación de todos los
recursos humanos.

4- Una Visión Intercultural de la Salud.


A lo largo de nuestra vida construimos creencias, saberes y teorías que guían nuestras prácticas de
salud cotidiana. Estos saberes, son compartidos con la comunidad en que vivimos y trabajamos.
Aquello que aceptamos como habitual para cuidar la salud, no es necesariamente lo que para otras
culturas y comunidades es habitual o natural. Por eso, es importante que como trabajador de la
salud puedas escuchar atentamente aquello que las personas cuentan acerca de sus creencias y
comportamientos respecto de los problemas de salud, como así también observar las prácticas que
realizan para conservarla. Comprender la mirada que los otros tienen sobre su propia salud y
enfermedad es el primer paso para establecer un vínculo sólido de respeto mutuo.
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4.1- Cultura y representaciones sociales.


La cultura comprende valores, actitudes, normas, ideas, hábitos y percepciones que, son
compartidas entre un grupo de personas.
Existen comunidades en las que confluyen una gran variedad de subgrupos, producto de
migraciones (internas o de otros países) y de distintos grupos étnicos locales. Cada uno de estos
grupos aporta un conjunto de conocimientos, saberes, mitos, prejuicios y creencias elaboradas en
torno a la idea de salud y las causas de la enfermedad que se entraman y se comparten en un
proceso de encuentro y articulación construido a lo largo de la historia de una comunidad o grupo
étnico.
Para Jodelet las representaciones sociales son:
“...una manera de interpretar y de pensar nuestra realidad cotidiana, una forma de conocimiento
social”; configuran lo que conocemos como ‘conocimiento cotidiano’, o de ‘sentido común’ o
‘conocimiento ingenuo…”
Estas ideas, conocimientos y creencias, muchas veces fundados en la experiencia de los grupos,
coordinan toda una gama de prácticas sociales que van desde las formas de nacer, crecer,
aparearse o estar en pareja, producir en la economía familiar, envejecer y morir, presentándose a
través de diversos comportamientos humanos. Por su capacidad para organizar la vida de las
personas, estas creencias se transmiten de generación en generación.
Cuando planteamos trabajos con grupos y comunidades, necesitamos tener en cuenta cómo juega
la cultura y las representaciones sociales de la salud y la enfermedad en esas comunidades y
grupos, y también cómo juega el contexto social y económico, cómo juegan las instituciones de
salud y los profesionales frente a esos mismos problemas.
Los saberes colectivos, las prácticas locales, los sanadores y los recursos de la comunidad, si bien
son de gran valor en el contexto del mantenimiento general de la vida y la cultura de la gente, no
siempre son suficientes a medida que se complejiza el perfil epidemiológico.
Aceptamos la noción de cultura como forma de ser, de pensar, de sentir y de actuar de cada
pueblo, construida a lo largo de su historia, entonces habría culturas y no una sola cultura porque
cada pueblo tiene historias diferentes.
La interculturalidad es un tema esencial en el diseño de políticas públicas, particularmente sensible
cuando se trata de políticas sanitarias. Los organismos rectores en salud (Ministerio de Salud de la
Nación, Ministerios Provinciales, OPS, OMS y otros) se encuentran desde hace años frente al
desafío, no sólo operativo, sino también conceptual e ideológico, a la hora de pensar, legislar y
actuar frente a esta realidad.
Por eso, y para garantizar los propósitos de lograr equidad en salud y una mejor calidad de la
atención hacia los destinatarios, la formación del personal de salud debe considerar entre las
competencias técnicas y humanas a desarrollar la habilidad para tomar respetuoso contacto y
armar vínculos de trabajo sólidos con las diversas comunidades, sean estas indígenas o no.
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La interculturalidad puede ser entendida como la habilidad para reconocer, armonizar y negociar
las innumerables diferencias que existen al interior de cada sociedad entre diferentes culturas.
Si se comprende de esta forma, puede transformarse en un medio fundamental para validar
derechos y fortalecer valores. La interculturalidad se refiere también a la interacción comunicativa
que se produce entre dos o más grupos humanos de diferente cultura, que pueden ser llamados
etnias, sociedades, culturas o comunidades.9
Entonces, trabajar en salud desde una perspectiva intercultural supone:
establecer una relación entre iguales, donde se reconozca a la persona,
desarrollar formas de interacción basadas en el vínculo y la expresión de afectos,
generar canales de comunicación que permitan tomar contacto con las concepciones
del/de los otros,
promover confianza a través del respeto de las concepciones culturales propias del/de los
otros.
proponer articulaciones entre culturas en aquellas circunstancias donde la
complementariedad de ambas puedan resultar en soluciones para los problemas de salud
de la población/comunidad en cuestión.

4.2- La interculturalidad como proceso


La interculturalidad debe ser entendida como un proceso, dado que involucra las interrelaciones
equitativas y respetuosas entre los trabajadores de la salud y las comunidades donde la salud y la
enfermedad, la muerte y las lesiones ocupan un lugar preponderante.
En este sentido, las concepciones indígenas en torno a la salud y la enfermedad, así como las
prácticas populares de atención y su relación conflictiva, contradictoria y a veces de síntesis- con la
medicina occidental, son objeto de trabajo, para nuestra orientación intercultural en materia de
salud.
Ubicar la interculturalidad en salud como un proceso que acontece entre equipos de trabajadores
de la salud e integrantes de la comunidad en zonas indígenas, nos obliga a plantear las relaciones
entre institución y personas, entre saberes y prácticas institucionales y populares de atención. Y,
sobre todo, nos obliga a aceptar el desafío de recorrer un camino de reflexión y trabajo compartido
entre trabajadores de la salud y también con la comunidad, donde apenas se han dado los
primeros y vacilantes pasos y mucho todavía está por hacerse.
Para esta tarea es fundamental que los trabajadores de la salud de los equipos comunitarios del
primer nivel de atención puedan identificar las características del contexto sociocultural en donde
se desenvuelve su tarea, que sumado al conocimiento que tiene de la comunidad permitirá
establecer diálogo en el que todos participen con respeto.

4. Tomás R. Austin Millán. Comunicación Intercultural: conceptos y consecuencias. Diálogos en la acción. Primera etapa, 2004.
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La capacitación en servicio desde un enfoque intercultural es una estrategia para el mejoramiento


técnico y humano del personal de salud al que apostamos. Implica un ejercicio de
profesionalización que reconoce y califica el trabajo, a las personas, a los grupos y a las acciones
que todos estos desarrollan.

5.3- Atención Primaria de la Salud e Interculturalidad


Como sostiene Rufino Chuquimamani:
“Interculturalidad habrá cuando en realidad valoren nuestros símbolos y no sólo trafiquen con ellos.
Cuando en realidad aprendan el quechua, hagan uso de él, y que en los conocimientos que se
imparten en las diferentes instituciones educativas y los servicios de salud sobre diferentes temas
estén presentes los enfoques de los pueblos indígenas al lado de los enfoques no andinos; pero
que también respeten a sus usuarios quechuas y a los pueblos indígenas. Somos como todos los
seres humanos, somos como los blancos, como los ingleses, como los chinos, lo único que nos
diferencia son nuestras costumbres y nuestra manera de pensar…”10
Teniendo en cuenta los enunciados de la estrategia de Atención Primaria de la Salud, una mejor
comprensión de las barreras que impiden el acceso a una atención de salud de calidad permitiría
conocer los problemas prioritarios, los contextos específicos de estos pueblos y, mejorar la calidad
de la atención de la salud.
Las acciones deben tomar en cuenta el ámbito geográfico de los pueblos indígenas, urbano, rural,
fronterizo, el perfil epidemiológico, las condiciones de vida y los determinantes sociales presentes
para el desarrollo de estrategias curativas, y acciones de prevención de las enfermedades, de
rehabilitación y promoción de la salud.
En esta perspectiva, la interculturalidad es entendida y practicada como un proceso social
interactivo de reconocimiento y respeto de las diferencias existentes en una o varias culturas,
indispensable para construir una sociedad justa en el ámbito político, social, cultural, lingüístico y
de género.
Para mejorar la salud de la población indígena se hace imprescindible la incorporación de la
dimensión intercultural en el cuidado de la misma, la detección de problemas y el diseño de las
intervenciones con la participación de la comunidad.
La formación de recursos humanos en salud con orientación intercultural supone mejorar la
competencia técnica y humana de los equipos de primer nivel de atención, incidir en el respeto, en
los vínculos y en el trato entre personas, en el reconocimiento de las tradiciones culturales, en la
atención de la salud con equidad a los distintos grupos étnicos, generando mayor inclusión.

5. Menéndez, E. L. (1990). Antropología Médica. Orientaciones, desigualdades y transacciones. CIESAS, México.


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Una figura que importa considerar es la de enlace intercultural. Es decir, la preparación de personal
comunitario hablante de lengua indígena que recibe capacitación intercultural en salud, para
acompañar el proceso de salud - enfermedad - atención - cuidado de la persona y la comunidad.
La interculturalidad puede ser entendida como un espacio de consenso, respeto y búsqueda de
puntos de encuentro entre la medicina oficial y la medicina tradicional.
El contacto entre dichos sistemas de salud permitirá el enriquecimiento de ambos y la construcción
de nuevos canales de comunicación mediante la valoración y rescate de las prácticas tradicionales
en el cuidado de la salud. Se trata de construir un espacio de interculturalidad basado en el
reconocimiento y respeto por la diversidad cultural.

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