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Marys de Oleo
Darci Sánchez
17-mpss-1-194
Sección:795
7/2/2024
Evaluación directa e indirecta; La evaluación indirecta implica el uso de entrevistas,
cuestionarios y escalas de valoración para obtener información sobre el objetivo conductual,
bien a través de la persona que presenta el comportamiento o bien a través de otros (por
ejemplo, padres, profesores o empleados). Con la evaluación directa, una persona observa y
registra la conducta objetivo al tiempo que ésta tiene lugar. Para observar el objetivo
conductual, el observador (o una cámara de vídeo en algunos casos) debe situarse cerca de la
persona que presenta el comportamiento, de manera que pueda ser vista (u oída). La
evaluación directa, por lo general, es más precisa que la evaluación indirecta. Esto se debe a
que en la evaluación directa el observador está entrenado específicamente para observar la
conducta objetivo y registrar su ocurrencia inmediatamente.
La organización de registro:
El observador; En un programa de modificación de conducta, la conducta objetivo es habitualmente
observada y registrada por una persona diferente de aquella que presenta el comportamiento. El
observador puede ser un profesional, como un psicólogo, o una persona que se relacione habitualmente
con el cliente en su ambiente natural, como un profesor, un padre, un empleado o un supervisor. El
observador debe estar cerca del cliente para observar la conducta objetivo cuando ésta se produzca. Se
haría una excepción cuando el comportamiento se observara a través de vídeo. El observador debe estar
entrenado para identificar la ocurrencia de la conducta objetivo y para registrar el comportamiento
inmediatamente. También debe disponer de tiempo para observar y registrar el comportamiento y debe
estar dispuesto a ejercer de observador. Por ejemplo, podemos pedir a un profesor que observe y
registre una conducta objetivo en uno de sus alumnos, pero puede no querer hacerlo porque sus tareas
como profesor no le permiten tener el tiempo suficiente para ejercer de observador. En la mayoría de los
casos es posible desarrollar un plan de registro conductual tal que una persona pueda observar y
registrar el comportamiento del cliente sin demasiadas interrupciones en su rutina habitual. En algunos
casos, el observador es la propia persona que presenta el comportamiento. Cuando es el cliente quien
observa y registra su propio comportamiento, se habla de autobservación. La autobservación es útil
cuando no es posible que otro observador registre la conducta de interés, así como cuando este
comportamiento ocurre con poca frecuencia o cuando tiene lugar solamente cuando no hay nadie más
presente (Stickney y Miltenberger, 1999; Stickney, Miltenberger y Wolff, 1999
La frecuencia de una conducta se define como el número de veces que ésta se produce en un período de
observación. La frecuencia se mide, simplemente, contando cada vez que la conducta se produce. Una
ocurrencia se define como una aparición y desaparición de la conducta. Por ejemplo, se puede contar el
número de cigarros que una persona fuma. En el caso de esta conducta objetivo, la aparición se puede
definir como encender el cigarro y la desaparición como apagarlo. Se usará una medida de frecuencia
cuando el número de veces que el comportamiento se produce es la información más importante que se
tiene acerca del comportamiento. Se puede informar de la frecuencia en forma de tasa, que es la
frecuencia dividida entre el tiempo que dura el período de observación.
La duración de una conducta es la cantidad total de tiempo que ocupa el comportamiento de principio a
fin. La duración se mide calculando el tiempo que transcurre desde la aparición de la conducta hasta su
desaparición. La intensidad de una conducta es la cantidad de fuerza, la energía o el esfuerzo implicados
en ella.
La intensidad, también denominada magnitud, es más difícil de medir que la frecuencia o la duración,
ya que no consiste simplemente en contar el número de veces que la conducta ocurre o registrar la
cantidad de tiempo durante la cual tiene lugar. La intensidad a menudo se registra con un instrumento
de medición o usando una escala de valoración. Por ejemplo, se podría usar un medidor de decibelios
para medir el volumen del discurso de alguien. Un fisioterapeuta puede medir la fuerza de agarre de una
persona para valorar la recuperación de una lesión.
La latencia de la conducta es el tiempo que transcurre desde la aparición de un estímulo hasta el inicio
del comportamiento. La latencia se mide mediante el registro del tiempo que le lleva a la persona iniciar
el comportamiento después de que ocurra un evento específico.
Porcentaje; un último método que se puede utilizar para llevar a cabo el registro de eventos es el
porcentaje de ensayos o el porcentaje correcto. Con este método el observador registra la ocurrencia de
una conducta en relación con algún otro evento, como un ensayo de aprendizaje o una oportunidad de
respuesta, e informa del resultado como el porcentaje de ocasiones en las que la conducta tuvo lugar.
Decir que un estudiante cumplió con las peticiones de un profesor 11 veces durante el período de
observación o que acertó 13 palabras en una prueba de ortografía supone una información insuficiente
porque no se hace ninguna mención a las ocasiones de respuesta. Informar de los resultados como el
número de veces que el comportamiento se produjo dividido entre el número de ocasiones de respuesta
ofrece una información más útil. Si el maestro hizo 12 peticiones y el estudiante cumplió 11 de ellas, el
porcentaje de cumplimiento es 11/12 ó 92 por 100. Sin embargo, si los profesores hicieron 25 peticiones
y el estudiante cumplió 11 de ellas, el porcentaje es sólo del 44 por 100, un nivel de conducta mucho
menos aceptable
Registro de productos; otro aspecto de una conducta que se puede registrar es su producto. El
registro de productos, también llamado registro de productos permanentes (Marholin y
Steinman, 1977), es un método de evaluación indirecta que se puede utilizar cuando una
conducta da lugar a un cierto resultado tangible en el que se tiene interés. Uno de los
beneficios del registro de productos es que el observador no necesita estar presente cuando se
produce la conducta un inconveniente del registro de productos es que no siempre se puede
determinar quién participó en la conducta que derivó en el producto que se registra.
Registro de intervalos; otro aspecto de una conducta que se puede registrar es si ésta ocurre
durante períodos de tiempo consecutivos. Esto se conoce como registro de intervalos. Cuando
se utiliza el registro de intervalos, el observador divide el período de observación en un
determinado número de períodos de tiempo o intervalos más pequeños, observa al cliente a lo
largo de cada intervalo consecutivo y luego registra si la conducta se produjo en ese intervalo.
Hay dos tipos de registro de intervalos: el registro de intervalos parcial y el registro de
intervalos completo. Con el registro de intervalos parcial, el interés no se encuentra en el
número de veces que el comportamiento se produce (frecuencia) o en cuánto dura (duración).
No se tiene que identificar el inicio y el final de la conducta, sino simplemente registrar si la
conducta ocurrió durante cada intervalo de tiempo.