Está en la página 1de 2

1.

3 Libertad de la disonancia

La nueva interpretación de la disonancia consiste en la posibilidad de aplicar la

disonancia anterior sin resolución, como exigía la estética armónica del pasado. La posibilidad

emancipar la disonancia no significa, por supuesto, que la resolución de la disonancia en el

sentido anterior quede abolida por completo. No, en todos los aspectos (no sólo en el de la

disonancia) pueden aplicarse los antiguos métodos compositivos. Lo que es nuevo es que,

junto a ellos, se utilizan ampliamente nuevas técnicas, en particular la libertad de la

disonancia. Por ejemplo, en el tema de la Marcha de la ópera de Prokofiev, El amor de las tres

naranjas (1919), la disonancia de la submediante ( ) se resuelve regularmente en una

tríada tónica consonante (+T, °T). Pero en ambos episodios de este rondó, ya no hay un solo

acorde consonante.

Históricamente, la libertad de la disonancia viene precedida por una serie de

características de la armonía romántica, sobre todo la inversión funcional. En el vals La plus

que lente (más que Lento) de Debussy, el acorde inicial: ges - a - des - f - as se mantiene

por un tiempo, y su resolución al final del octavo compás es tan fugaz, que de hecho oímos un

gran acorde de novena menor, una disonancia que se transforma imperceptiblemente en

consonancia al final. Es el momento de la transición... de la inversión funcional hacia la

independencia de la disonancia.

Estéticamente, la libertad de la disonancia consiste en que el sonido disonante se

valora en sí mismo, no sólo como medio de preparación y gravitación hacia la consonancia. De

ahí el cambio psicológico musical: centrarse en el sonido disonante como lo óptimo, lo

esencial, como portador de la acción armónica.


Técnicamente, la libertad de la disonancia es la liberación de la obligación de su

resolución imperativa e inmediata en consonancia. Esta emancipación y optimizada estética

nos obligan a reexaminar la cuestión de si dicha consonancia es disonancia. Puesto que la

diferencia de sonoridad no se elimina, el carácter de la absoluta subordinación anterior de

disonancias de séptimas, segundas y tritonos ya no existe en la armonía del siglo XX, la

dicotomía consonancia-disonancia se sustituye por una gradación polinómica de la

sonoridad, es decir, la distribución por etapas de la tensión armónica en las consonancias,

desde el cero absoluto del unísono hasta la fuerte disonancia de un cúmulo de semitonos.

Una consecuencia lógica de esta libertad es la formación de una nueva disposición de

los acordes en el siglo XX. La novedad del nuevo acorde es que, dada la libertad de la

disonancia, prácticamente cualquier combinación de sonidos puede utilizarse como

consonancia independiente. En consecuencia, la clasificación de los acordes cambia.

También podría gustarte