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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

El Dolor
de la
Ausencia

Compilación de testimonios familiares sobre los


asesinatos de niños, niñas y jóvenes en Honduras

Tegucigalpa, 2008

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Contenidos
Introducción…………………………………….……………………………………….……………10

Testimoniar………………………………………………………………………….………………..13

Hacia una tragedia colectiva…………………….………………………….……………….15

1. “… Que soy un ser humano y que siento lo que me hacen.”………..20

2. “Ya nadie lo va a resucitar, pero sí, qué bueno sería que se .…….38
castiguen pues, para que eso merme…”

3. “La pobreza nunca a mí me agobiaba como las maldades, ………..51


la maldad, eso sí, eso sí me preocupa.”

4. “Él sabía que nosotros éramos su verdadera familia y nunca……..67


lo dudó.”

5. “Él era sastre, él costuraba en el taller (…) Hubo un policía…….…77


al que yo le estaba llorando y entonces él me dijo: „mire,
señora, en vez de que esté llorando aquí, vaya búsquelo a
las cañeras‟”

6. “Él era el que exprimía las naranjas para hacer jugo y le …………..87
ayudaba a mi mamá a pelar guineos, hacer los mandados,
casi todo lo que se necesitaba en mandados él lo hacía.”

7. “lo que deberían de hacer es hablar, porque entre más el………….95


grupo hay más apoyo, pero ellas no quieren hablar,
yo las invito…”
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

8. “„Hermana, fijáte que tengo tres días de no poder dormir,………109


y sólo puedo dormir acá porque la muerte me anda
siguiendo‟. Él me dijo que tenía pesadillas, que cada vez
que cerraba los ojos miraba a la muerte que lo seguía”.

9. “Yo pienso que sí va a mejorar, y si no, pues Dios sabrá……….….120


porqué”.

10. “Firmamos, como nada, como que a usted le entreguen……………128


un cuaderno, un papel sin valor, como que para ellos es
normal eso.”

11. “Sí… yo voy a seguir luchando. A Ligia me la pagan porque……….141


me la pagan. En todo día me pagan esa hija. Es que estas
lloretas que yo he tenido, estas lágrimas que he botado…
así las van a botar ellos…”

12. “Si no ha hecho nada ya va a volver”……………………….………………..160

13. A manera de Cierre “Lo que hemos descubierto…,”……………………170

14. Cuatro Puntos Cardinales: “Una sentencia aun incumplida..,” ..174

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

¿Porqué este libro?


Casa Alianza Honduras desde siempre ha defendido la vida de los niños
frente a cualquier situación de injusticia que los ofenda, porque
cuando hablamos de sus derechos, defender su vida es el más
fundamental. Hemos visto todos estos años como eran asesinados
niños y jóvenes, de formas muy particulares, y hemos deducido que
hay manos criminales, bandas o grupos organizados para matarlos. Por
eso, mes con mes lo documentamos; pero eso no ha cambiado y la
gente pareciera que no se interesa o se ha acostumbrado a la cultura
de la muerte.

No hay investigaciones adecuadas y no son lo suficientemente


efectivas y pareciera que no se ha metido mano en el asunto. Hemos
pensado que a partir de las voces de los familiares, la gente puede oír
el clamor, la angustia, la crítica de familiares que se sienten
ofendidos porque no ha habido una respuesta. Porque este tema ya no
se quiere tocar y no queremos que se quede en el olvido o en el
silencio; por eso este libro.

Casa Alianza Honduras es una voz que muchas veces ha clamado en el


desierto; cuando se trata de las denuncias con respecto a las
ejecuciones de jóvenes. La crítica no solamente es por las muertes, se
puede exigir justicia, investigaciones, condenas, que se luche contra
la impunidad. Queremos que cesen las muertes, pero lo que está en
nuestras manos es exigir justicia, que las autoridades cumplan con su
obligación.

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Tenemos que ponerle un rostro a las cifras; una voz a las familias que
lloran y no pueden hablar con nadie; una alerta a la sociedad,
también esto es parte del por qué del libro.

A veces creemos que si no estamos encima de esta situación,


nadie lo querrá oír. Porque a la gente, sobre todo a las autoridades, ya
no le interesa demasiado. La gran tentación muchas veces es no hablar
de esto porque nos amenazan y nos ofenden. Y sin embargo, nosotros
somos los menos ofendidos, si hablamos con relación al grado de
amenaza que resiente a la gente en este país… las voces de los
familiares deben tener más fuerza.

Nosotros sabemos que las ejecuciones son un fenómeno muy difícil de


solucionar porque está asociado a enfoques estructurales que ya están
sentados en este país. Pero lo que pedimos es que se investigue, que se
lleve a los tribunales a los responsables y se les condene. Que no quede
impune. El problema es que no se está investigando lo suficiente y de
manera efectiva para obtener las cargas probatorias necesarias para
someter a la justicia a los responsables, y lo terrible es que el
irrespeto por la vida se está institucionalizando. Pedimos un cese a la
muerte, pero básicamente, que se dinamicen y se hagan eficientes las
investigaciones para que también cese la impunidad.

Este libro es importante para que nunca se olvide esta tragedia, para
que la gente al leerlo diga que no puede ser, y para que las familias que
no han tenido la oportunidad de ser escuchadas, hablen de su verdad.
Para el colectivo social, un muerto no es nada, pero para la madre o
hermana, no se trata solamente de uno, y es importante el hecho de
que pueda hacer saber lo que siente. Si hubiéramos podido, habríamos
hecho el testimonio de 4,084 casos. (Ocurridos al 31 de Marzo del 2008)

El impacto humano de las ejecuciones es traumático, uno incluso vive el


trauma de una enfermedad, y si la vida de uno queda afectada, hay que
imaginar la angustia que provoca el hecho de ser relativo a alguien que
ha sido asesinado violentamente. Casa Alianza Honduras lo ha vivido y
es terrible. Impacta a todos y el costo emocional es tremendo;
institucionalmente nos cuesta mucho dar seguridad interior, síquica y
emocional, es muy difícil. Los niños y las niñas están prácticamente
acostumbrados a ver esto, pero esto no quiere decir que se les hace
fácil superarlo, al contrario.

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Nosotros hemos conocido a muchos de estos jóvenes que han muerto y


los hemos conocido de una manera diferente: hemos hablado con ellos,
comido con ellos. Estas muertes tienen un impacto terrible en la
institución. Y por eso nos parece inhumano que la sociedad no se de
cuenta de esto, o ignore esta realidad. Ninguno de estos niños es ajeno:
son de nuestros barrios, de nuestras casas, de nuestras calles, de
nuestra ciudad. No son personas que vienen de otro planeta.

Seguiremos documentando y tratando de que se dé a conocer.


No queremos que ningún crimen pase inadvertido, porque en el
momento en que nosotros nos hagamos los indiferentes, y no nos
preocupemos por estos sucesos, como sociedad habremos permitido que
la muerte se apropie de nosotros.

Nosotros queremos estar insistentemente diciendo que no es


justo y que no podemos dejar de verlo como sociedad, y como sociedad
debemos buscar las soluciones: es una responsabilidad de todos
nosotros; es absolutamente loco pensar que cada mes hay 40 ó 50 niños
o jóvenes que son asesinados, eso no puede ser.

En este libro hemos incorporado el texto completo de la


sentencia Servellón-García y otros vrs el Estado de Honduras, conocida
como el caso de Cuatro Puntos Cardinales, la cual fue dictada en el 21
de Septiembre 2006 por la Corte Interamericana de de Derechos
Humanos, condenando al Estado de Honduras por la ejecución de
cuatro jóvenes adolescentes que habían sido detenidos por fuerzas de
seguridad del gobierno en un 15 de Septiembre de 1995 como parte de
los operativos montados por la policía para resguardar los desfiles de
celebración de la independencia de la República de Honduras. Los
cuerpos de los infortunados jóvenes aparecieron posteriormente en
cuatro puntos diferentes de la ciudad, con signos inequívocos de una
ejecución, señales de tratos crueles y torturas y asegurando su muerte
certeros disparos en la cabeza, utilizando la misma arma en todos los
crímenes.

Esta sentencia significa la respuesta al clamor y reclamo de


justicia de los familiares de las víctimas, apoyados como co-
peticionarios por Casa Alianza ante tribunales internacionales, justicia…

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que reclamaron y no encontraron ante el Sistema de Justicia de su país.


Aunque las autoridades del Estado de Honduras hacen los esfuerzos
pertinentes para el cumplimiento de la sentencia, la misma esta sin
cumplir en lo mas significativo, que es capturar y enjuiciar a los autores
intelectuales y materiales de los crímenes de los jóvenes.

Lo que se pretende es que los y las lectores ilustren sus


conocimientos sobre el contenido de la sentencia y las obligaciones de
las autoridades del Estado de Honduras , pero al mismo tiempo para
que reflexionemos y actuemos como sociedad, porque no podemos
permitir que se continué acrecentando el manto de impunidad en el
cual se mantienen cientos de estos asesinatos y que mientras no se
deduzca responsabilidad a los verdugos de nuestros niños/as y jóvenes
no habrá paz y sosiego en las familias de los hijos e hijas que nunca
regresaran.
Es por todo esto… Por qué este libro.

José Manuel Capellín


Director de Casa Alianza Honduras

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Introducción

La preparación de este libro tomó cinco meses de trabajo. Se


recogieron trece testimonios que se asumían como representativos del
mapa de las “muertes extrajudiciales, arbitrarias y sumarias” contra los
jóvenes que residían en barrios marginados del país (que suman más de
cuatro mil desde 1995, cuando Casa Alianza comenzó un registro
sistemático).

Una vez finalizada la investigación, se concluyó que no todos los


testimonios corresponden a homicidios extrajudiciales, arbitrarios y
sumarios en el sentido estricto de la palabra, pero que cada caso es un
ejemplo de que la justicia es selecta y arbitraria y que las víctimas
invariablemente forman parte de una población marginada del país.

Resulta contraproducente no contar con una categoría para este tipo de


casos, que genere una asociación inmediata entre el horizonte de los
derechos humanos y la conciencia colectiva; no se puede hablar bajo
estas circunstancias, dentro del mismo parámetro que se hiciera con las
“desapariciones forzadas” en décadas anteriores – la temática está
muchísimo más encubierta-, y pese a que son miles los muertos,
tampoco se puede decir que ha habido un genocidio, o un etnocidio.,
pues aquél atenta contra grupos sociales por motivos de raza, religión o
políticos; en tanto que el etnocidio lo hace contra pueblos y grupos
raciales específicos.

Al momento de escribir e investigar, se ha resentido el rastro de la


impunidad, que desarticula incluso la posibilidad de llamar por un
nombre propio a este fenómeno, restándole identidad al problema y

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complicando la posibilidad de reivindicar los derechos humanos de los y


las jóvenes agraviados.

En un inicio se pretendió que los casos fueran de jóvenes no


pertenecientes o asociados a pandillas juveniles, asesinados de manera
violenta (muchas veces sin explicación), cuyas vidas estuvieran
acorraladas y confrontadas a situaciones sociales, familiares, personales
y de violencia, que los hubiera cercado en un laberinto trágico. No
siempre se consiguió este propósito, porque la vida no siempre parece
responder a las leyes que plantea la sociología. Pero la variación
descubrió la cara multiforme de la violencia, y mostró que muchas
veces no es necesaria una causa directa para que exista una
consecuencia. En palabras simples, se ha pretendido escribir un libro
donde se les pregunte a las familias de los jóvenes asesinados, esos que
llenan diariamente las páginas rojas de los periódicos, qué pasó, qué
sienten, qué han hecho, cómo eran sus hijos, cómo entienden la
situación; para buscar aproximarnos a responder quiénes eran estos
muchachos y quiénes son sus familias. En ese sentido, este libro es una
memoria histórica.

Si se analiza el contexto y se profundiza en los logaritmos de la


violencia, la marginación y la impunidad, todos los muertos que
presenta esta muestra son víctimas que dejaron huérfanos a sus
parientes.

Es evidente el dolor de los familiares, que deslavan con sus testimonios


muchos de los prejuicios que se tiene sobre la “familia hondureña”,
pero que a su vez, confirman viejos y peligrosos asertos: hay un vacío
de poder y una repartición arbitraria de la justicia en Honduras. Las
autoridades se deshumanizan precipitadamente, la burocracia es
enorme y la justicia lenta, la proliferación de sectas religiosas borran la
identidad y la lucidez del pueblo, hay toda una serie de artificios y
condiciones, mediáticas y sociales, que imponen, como un bozal, el
silencio… La ciudadanía tiende a perder la conciencia de sí misma.

El amor de una madre, de una hermana, de un padre responsable, de


una abuela, de un hermano, se queda impotente ante el contexto de las
muertes, y en países como Honduras -donde todavía se libran “guerras
de baja intensidad”- la desesperación y el absurdo erigen sus reinados;

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la confusión y el acorralamiento termina imponiéndose por sobre todo


lo demás.

Ante esta situación, ha sido necesario confiar en la lucidez de una


organización como Casa Alianza, que ha mediado para la consecución
de las entrevistas, y como periodista e investigador, se ha requerido
luchar contra las trampas de la interpretación, estimulados por la
consecución de testimonios que reflejen la voz y el sentir más fiel de
los entrevistados.

Se espera que este trabajo invoque a la reflexión y al análisis, y que su


particularidad induzca a la formación de ideas concretas sobre la
situación. Apenas se le pide al lector que imagine lo que han tenido que
pasar estas familias, lo que ha ocurrido con estos jóvenes, y que esté
conciente, que en este momento, en algún lugar, la muerte está
pisándole los talones a un joven, y que la impunidad está a la espera,
nada más, de esparcir la tierra sobre su memoria.

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Testimoniar

El lenguaje designa realidades, también las crea. Un testimonio es una


oportunidad que tiene el entrevistado (a) de relatar su historia, de
explorar sus ideas, al mismo tiempo que hace testimonio. Éste pretende
ser un documento histórico, aunque por las familias ha sido tomado,
básicamente, como un desahogo; muestra la vida oscura de las ciudades
y algunos pormenores de las entidades responsables de impartir justicia
en el país.

Las familias entrevistadas creen que con hablar no lograrán justicia,


pero en cierta forma, consideran que éste es un inicio para ganar la
batalla ética, cuando durante años, han venido perdiendo la batalla
judicial.

Para las familias fue también una oportunidad de narrar y describir sus
propias vidas, de relatar los riesgos que corren en los barrios donde
viven, contar cuáles son sus expectativas, sus ideales y aspiraciones. No
es solamente un libro sobre las víctimas inmediatas, es también un
intento por relatar la historia de sus parientes.

Sin duda alguna los testimonios hacen denuncia y contrastan con la


verdad apócrifa de muchas noticias, sin habérselo propuesto evidencian
el poco rigor de muchos medios de comunicación del país por
desentrañar las causas de la violencia, y rescatan el testimonio como
una herramienta importante que debiera ser tomada en cuenta por los
periodistas, para refutar la banalidad en la que muchas veces cae la
efímera nota de periódico.

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Llama la atención que los testimoniados son también relatores de otros


testimonios; se ha tratado de respetar, mediante cursivas y comillas, la
recreación que ellos mismos hacen de lo que otros han dicho,
comentado, afirmado. En este sentido, los testimonios también son
testimonios de testimonios.

Muchas más familias fueron consultadas para las entrevistas, pero son
las expuestas en este libro quienes tuvieron la disposición de hacerlo.
No obstante, para cuidar su propia identidad – salvo en algunos casos-
se omitió revelar sus nombres verdaderos.

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Hacia una tragedia colectiva


“Si la conciencia colectiva no logra exorcizar a los demonios, el
futuro será un tembladeral. No es posible ni decente que una sociedad
tape la propia porquería como los gatos.”
Miguel Bonasso, ministro de Cultura de Argentina.

Honduras es un país hermético, probablemente hasta


excesivamente tímido, y en ocasiones, la impresión es que la tragedia
en este país, está estrechamente emparentada con la soledad y el
abandono, con el silencio y la derrota. Esto suele explicar el hecho de
que las tragedias en Honduras sean acogidas en el ámbito de lo privado,
aunque tengan un fundamento colectivo. Sin embargo, ni el
hermetismo, ni las características que históricamente han definido al
ser hondureño, son las causas que explican el porqué de las tragedias;
estas características son parte de un contexto que describe cómo
somos, pero que en el fondo son fruto del vacío de ciudadanía que
encubre y ennegrece la sociedad.

Salvo en contadas ocasiones, a lo largo de la historia en


Honduras la tragedia ha alcanzado una categoría colectiva; ha sido en
esos momentos – y los recordará mejor la gente mayor- cuando el
sentido nacional ha sido un sentir colectivo, cuando la soledad ha sido
refutada por la solidaridad, cuando la derrota no fue una resignación,
cuando alguna vez, se cerró un ciclo histórico con dignidad. Para el
caso, la clase obrera que luchó por sus derechos en 1954 no pertenece
al país en el que actualmente vivimos.

Paradójicamente, la sociedad actual, donde circula “más


información”, separa a la ciudadanía y define sus intereses bajo las
categorías de información que imponen los medios de comunicación,

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

que son los que definen la agenda de lo que “importa” y lo que “no
importa” en el país.

Bajo esta imposición, el nivel de involucramiento ciudadano


suele supeditarse a los intereses personales, y los intereses colectivos
dependen directamente de intereses sectoriales, gremiales, partidistas,
económicos – y, en escasísimas ocasiones, sociales. Y bajo estas
coordenadas, el sentido de una tragedia, como la de los homicidios
contra los jóvenes, no ha sido asumido como algo de interés social.

En la actualidad, Honduras vive -en muchos sentidos- un cambio


de piel. El país se transforma a una velocidad vertiginosa. Sin embargo,
los discursos colectivos –los que no están inducidos por los medios de
comunicación- parecen no descifrar el misterio de los hechos; se habla
de lo que ya no es, y lo que es; cuesta decirse, plantearse. Que falta
información, interés, que faltan palabras, se podría decir; o, en otras
palabras, que la gente es demasiado propensa a callar.

Justamente ése ha sido el motivo de los testimonios: romper


silencios, descubrir si los homicidios de jóvenes, siendo lo que es -una
catástrofe social de dimensiones nacionales que involucra a miles de
familias-, tiene perspectivas de asumirse como tragedia colectiva;
¿saben los que sufren que otros viven su misma situación? ¿Se
solidarizan los que no son víctimas directas?

Los hallazgos son muy interesantes y en cierta forma,


esperanzadores – se omite nombrar algunos, a fin de no entrometerse
con el pensamiento del lector. Pero quizá haya que aceptar que las
muertes de jóvenes todavía no se asimilan en el pueblo hondureño
como tragedia colectiva; no obstante, las señales, en muchos de los
entrevistados, son de querer progresar en su cultura política, de abrir
las puertas de su sentir, de hablar, de unirse, de encarar sus propios
miedos. La verdad es dura y la mayor parte de los entrevistados está
conciente de que si no busca darle otra dimensión a su tragedia, ésta
terminará por olvidarse.

No obstante, no se puede negar que la mayor parte de los


testimoniados sufren una profunda decepción existencial y que casi
todos se sienten rotundamente derrotados, solos, aislados.

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Es común y hasta terrorífico escucharles decir que ya no tienen


esperanzas, y que lo único que les interesa, es que Dios “haga justicia”.
En su discurso, Dios es una constante permanente, que tiende a
desplazar la idea de demanda de justicia jurídica y penal, y que sirve
como un pañuelo que arrincona el dolor del fracaso y la impotencia en
busca de un consuelo espiritual y metafísico.

La esperanza de justicia parece debatirse entre dos campos


bien definidos: la “justicia divina” y la “justicia por mano propia”.

A través de los entrevistados es posible observar el crecimiento


de las sectas religiosas e iglesias en los barrios populares, el poder de
un discurso que desarticula toda razón terrenal y tangible, a cambio de
cierto “remanso” interior, y que se resiste a reconocer a las víctimas
como sujetos de derecho y a desarrollar una conciencia ciudadana.
Varios de los testimoniados afirmaron haber dejado de creer en la ley
humana y en la Constitución del país…“Sólo a Dios no se le pasa la
injusticia”, “La única justicia que existe es la justicia de Dios”, “Yo a
Dios se lo dejo todo, él es el único que debe interceder.”

Es comprensible que los testimoniados se muestren incrédulos


con el Estado, en un Estado que no ha penalizado a los responsables de
los crímenes, el que una y otra vez, de múltiples formas, los ha
discriminado, excluido y hasta crucificado en las paredes del sistema de
justicia. Sin embargo, debe atenderse con cuidado el avance de las
exaltaciones y dependencias religiosas de la población; es común que
el miedo derrote a los pueblos y pierdan sus batallas, que la pobreza los
agobie, que las enfermedades los disminuyan; sin embargo, de todas las
epidemias, la falta de lucidez es la peor. Un pueblo sin lucidez es un
pueblo sin nombre, sin horizonte, débil, hasta ridículo… deja de ser
pueblo.

Los pueblos han demostrado que en tiempos de crisis es posible


salir adelante, el mejor brebaje es el que brota de las aguas de la
propia historia. Otras épocas han enseñado que el mejor refugio de un
pueblo oprimido es la misma realidad. También es la falta de realidad
lo que ha distanciado la “tragedia personal” de la “tragedia colectiva”.
Y en este sentido, todo el conjunto social, el Estado, los medios de
comunicación, las organizaciones sociales de desarrollo, tienen una

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cuota de responsabilidad, evidentemente proporcional, pero una cuota


al fin y al cabo.

Los asesinatos y la impunidad que rodea la violencia contra los


jóvenes en Honduras es un fenómeno de muchos rostros, donde una
colectividad siente, resiente, odia y pena, pero ¿por qué las
manifestaciones de inconformidad se han limitado al circuito privado de
las familias, de los hogares? ¿Qué ha impedido que muchas tragedias
personales, con características similares, se conviertan en una tragedia
colectiva que fortalezca a las familias? Obviamente hay una indiferencia
Estatal que en muchas ocasiones no se advierte, existe una abulia
ciudadana, suele haber una focalización segmentada con relación a los
temas de pobreza, democracia y violencia, por parte de la sociedad
civil y los medios de comunicación, es necesaria una cultura política,
los miedos personales se transforman en miedos populares –aunados por
la falta de protección y seguridad a los pobres- , la lucidez tiende a
oscurecerse en las cavernas del fanatismo religioso, la crisis económica
hace olvidar la justicia, el prejuicio de que los jóvenes son malos y
delincuentes no se ha podido rebatir, pese a contados intentos…

Aún bajo ese escenario tan confuso como el nacional, no es


extraño que la sociedad, se apropie de ciertas formas de percibir el
conjunto social con un Estado y un sistema de justicia cada vez más
ausentes, donde los pequeños feudos de poder en los barrios
marginados (narcotráfico, maras, sectas religiosas) ganan más terreno e
imponen más sus intereses. La reflexión social, la concepción de la
memoria y la demanda de justicia no ocupan un espacio importante en
las prioridades de la gente y el luto no pasa de ser algo demasiado
propio. Los medios de comunicación por ejemplo, no escarban el
sentido de la tragedia, pero si la abren para explotar con morbo el
dolor de la gente.

Los testimonios también muestran que los familiares de los


jóvenes han construido su propia concepción de los derechos humanos a
partir de la negación. Se han negado sus derechos, se les ha negado la
acción política, no han conocido la sinergia ciudadana para enfrentar
solidariamente una situación que golpea a miles de familias. Y, pese a
ello, esperan porque no quieren que la historia de sus hijos o hermanos,
se eche al olvido. Aunque intuyen que el país puede transformarse,
piensan que por ahora es muy difícil ver un cambio y obtener justicia.

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Al final de cada testimonio, se les preguntaba a las familias: ¿si usted


pudiera cambiar la justicia divina por la justicia de los hombres, si
pudiera lograr que los culpables pagaran sus delitos aquí en la tierra, en
esta ciudad, qué preferiría, que fuera Dios o que fueran los hombres los
que hicieran justicia? Todos, sin dudar, contestaban: aquí, en la tierra.

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1. “… Que soy un ser humano y que


siento lo que me hacen.”
PSEUDÓNIMO: HILDA
AÑO DE NACIMIENTO: 1986
AÑO EN QUE OCURRIÓ EL HOMICIDIO: 2003
EDAD DE LA VÍCTIMA EN EL MOMENTO DEL CRIMEN: 17 AÑOS

Justamente es ella, la hermana. Aunque el semblante dista


mucho del de la foto, su rostro resulta inconfundible. Ha ganado unas
libras; seguramente, en esos tres años y medio, la vida y el peso del
homicidio contra su hermana menor le han moldeado sus hábitos
alimenticios. Sin embargo, mantiene intacto el mismo gesto corajudo
sobre su frente.

La foto - publicada en La Tribuna- por la que ha sido posible


reconocerla, dice más de lo que el fotógrafo y el reportero pudieron
haber descifrado.

Año 2003. La curva de las muertes violentas contra los jóvenes


estaba en la cresta de la ola, y por esos días, comenzaban a ser
frecuentes los asesinatos contra mujeres jóvenes.

Honduras no es un país que haga emblemas de sus imágenes,


además, sería un juego peligroso, demasiada subjetividad sobre el
tablón para sugerirlo. De todas formas, la imagen de esa hermana
desconsolada, es una pintura que retrata el dolor de centenares de

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

familias hondureñas enlutadas por la muerte violenta de un ser querido,


y desgastadas por el aplacable hastío de la impunidad. Y ahí está
justamente ella, a un punto de sentarse y conversar.

La foto: ella sobresale entre un tumulto de vecinos, profiere un


grito que queda congelado en los segundos. La sujetan para que se
contenga, pero su rostro, reinventado por la ira, es incapaz de
dominarse a sí mismo.

Según relata, miembros de fuerzas de seguridad del país han


llegado a hacer mofa de la muerte de su hermana. El recuerdo es
profanado en plena vela. ¿Qué gritaba en ese instante?...

Periodista de Casa Alianza (P): - Usted sale en una de las fotos. La


acabo de reconocer.

La hermana de la víctima (Hermana): - ¿Sí?- pregunta, tímidamente, se


ruboriza casi de manera imperceptible.

P: - Tomen asiento por favor. Estamos aquí para conocer su historia.


Nos hemos estado informando sobre la situación, con los documentos
que tenemos a la mano. Pero no es suficiente. Nuestra voluntad es
saber más. A la institución le interesa que estos casos no se echen al
olvido y que podamos conocer mejor la forma en la que ocurren este
tipo de casos en la sociedad hondureña. Las dos mujeres asienten.
Como todos los entrevistados, ya han sido avisadas de la intención de
los testimonios.

Hermana: - Es una oportunidad para desahogarnos, ¿verdad?

P: - Así es.

La madre (Madre): - Yo quiero saber si en realidad se podrá hacer


justicia.

Abogado de Casa Alianza (CAH): - Es justamente lo que tratamos de


que se logre. Son casos difíciles, la idea, es que no se olviden, eso es lo
primero que debe hacerse, insistir.

La madre asiente humildemente.

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

La Tribuna/2003:
“Un desconocido le dio muerte a la hermana del pandillero
(…), conocido en el bajo mundo como (…), en el mercado
(…) de Comayagüela. Según versiones de la policía, la
ahora occisa junto con otro individuo desconocido
pretendía asaltar a una persona quien se defendió con un
arma de fuego.

(…) hermana del pandillero recluido en la Penitenciaria


Nacional de Támara, murió a causa de tres impactos de
bala, uno de ellos en la cabeza.
La mujer presentaba un disparo en cada uno de sus brazos
y otro a la altura de la cabeza, que fue el que le provocó la
muerte…

P: - ¿Por qué razón creen que mataron a su hermana? ¿Concuerda con lo


que dijeron los periódicos?

Hermana: (la madre recurre a la hija para que responda) - A mi manera


de pensar, a mi manera, que fueron enemigos de mi hermano, como mi
hermano anduvo en las pandillas; usted sabe que en las pandillas… si
ellos no obedecen lo que la pandilla les dice, ellos, si no logran el
propósito de matarlos a ellos… lo agarran con la familia, ¿verdad?,
entonces, como, en esos tiempos él cayó preso (su hermano), y a él le
han hecho varios atentados, le hicieron, ¿verdad?, entonces no pudieron
con él, entonces le dijeron que le iban a tocar algo que él más quería,
que era mi madre y era mi hermana, ¿verdad?, porque, como le digo…
yo siempre he vivido aparte de ellos, entonces, nosotros decimos,
bueno, a mi manera de pensar, que fueron los enemigos de él… que la
mataron a ella.

P: - ¿Hilda tenía mal comportamiento? (La madre respira agitadamente.


La entrevista le provoca cierto nerviosismo. Una pregunta mal
formulada podría terminar con la entrevista).

Madre: (Se decide a contestar)- El problema es, usted sabe que en esos
mercados, como son privados, no permiten vendedores ambulantes,

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

entonces ellos, como no permiten vendedores, y como uno, por


quererse ganar la vida… uno se mete a vender, no le importa, pues,
aunque lo saquen a empujones, uno lo que quiere es trabajar. Pero
ella, no era como cualquier muchacha de su edad. Y no robaba.
Enemistades no tenía, porque ella era muy alegre, muy amistosa, ella
era muy amistosa, si más bien por medio de ella es que yo vine a tener
amistades, es más, a ella me la querían bastante, cuando caminábamos
vendiendo en la (colonia) Centroamérica, porque nosotros vendíamos en
la Centroamérica, bueno, y ahora uno que está grande… de qué… ella
me ayudaba a vender y todo, ella era mi brazo derecho para mí pues,
porque era la única que vivía conmigo en la casa y dos nietos que estoy
criando, que con ellos es con quienes estoy viviendo ahora.

P: - Lo dicen testigos, que ella había sido golpeada anteriormente.

(Asienten).
Hermana: - Había sido por vender en el mercado. Tres días antes de
que la mataran, ella estaba vendiendo chicles. A ella la habían
golpeado dentro del mercado. Los vigilantes. Ese día ella llegó bien
golpeada al puesto de una tía mía, llegó sangrando, y nosotros le
decíamos le preguntábamos quién había sido… y nunca nos quiso llevar
a verlo. Entonces, por cuentas ese día a ella la sacaron y ella se volvió a
meter, y entonces como ella les decía que no, que ella quería vender
allá adentro, entonces vino él y la agarró como…, la castigó pues. Con
un palo que caminan ellos, si a mi me dicen, a vos nunca te dijeron de
que todavía llevaba ese golpe fresquito en la cabeza… Tres días antes
que la mataran.

Madre: - Pero no fue ese guardia el que la mató a ella.

P: - ¿Pero tenía algo qué ver?

Madre: - Ese hombre fue el que la señaló al que la mató, el que le pegó
la señaló… al que la mató.

Testigo A afirmó que: el 26 de julio de 2003 un vigilante de


contextura media, 30-35 años, tez blanca, había golpeado a su

23
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

prima (…), el cual se lleva en la terraza del mercado (…); dice


que luego pasaron varios días y el 16 de agosto de 2003, “ella
y yo nos encontrábamos vendiendo confites a inmediaciones
de (…); nos detuvimos a vender, luego (…) se acercó a
acariciar a un niño de dicho comercio, y se acercaron dos
vigilantes, uno de ellos el causante de golpear a (…) y el otro
de tez media, bigote, de 38-40 años; le dijeron a un hombre
que ahí se encontraba la „chela‟, la señalaron, y el hombre
salió detrás de ella, de (…), la agarró de espaldas y le puso
una pistola negra, grande, y (…) le dijo a (…): mirá y ella le
contestó: ¿y ahora qué pasa?, el hombre sin mencionar nada
empezó a disparar contra la humanidad de (…) y yo salí
corriendo, miré que los vigilantes disparaban hacía mi
persona; logré llegar hasta donde mi tía; no logramos
regresar por miedo a que me hicieran algo. Logré ver al que
disparó contra (…); vestía camisa manga larga amarilla,
pantalón negro de tela, botas negras, anteojos oscuros, un
sombrero, raza trigueña clara, aproximado de altura un
metro y setenta centímetros, edad entre 30-35 años, cerca se
encontraba el señor (…) de la pescadería.”

Testigo B: “El negocio denominado (…) no era de mi


propiedad, era de mi esposo (…), yo lo trabajaba desde el
2000, hasta el 2004, en ese tiempo yo no estaba directamente
con él, el 29 de septiembre dejamos de administrar el
negocio. No recuerdo la fecha, sólo sé que era un sábado
porque había bastante negocio, aproximadamente entre 11 y
12 del mediodía, yo estaba afuera del puesto, enhielando el
pescado; había una niña que se llevaba vendiendo en el
mercado, ella, yo la miraba de casualidad; escuché decir algo,
no sé si ella o de otra persona (como altercados, discusiones)
luego escuché los disparos, luego yo inmediatamente entré al
negocio y mi marido cerró las cortinas, desde adentro yo
escuché que decían: ¡está muerta!, cuando yo salí miré que
estaban pesquisando y luego vino la mamá y se la llevó. Al
menos decían que era su mamá. Yo escuché aproximadamente

24
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

como tres disparos. La niña cayó entre los dos negocios, el de


(…) y el otro; en ese negocio pasa (…) que es el dueño.

En (…) sólo nosotros dos con mi esposo estábamos. Luego que


se llevaron a la niña yo escuché que los disparos se
produjeron porque la niña le había robado una fuerte
cantidad de dinero, que ella era de la vida alegre y que en el
cuarto le había dado algo para adormecerlo.
Yo miré de reojo que la niña estaba apoyada en la mesita del
puesto (…) ofreciendo confites. Días antes una compañera de
nombre (…) me comentó que la niña le había querido robar en
los baños.”

P: - Dice la nota del periódico que después del tiroteo usted llegó al
lugar donde estaba su hija. Que se la llevó.

Continuación de nota: “Después del tiroteo llegó a la escena


la madre de la víctima (…), quien tiene un negocio en ese
mercado y en lugar de trasladar a su hija hasta un centro
asistencial, la llevó a su casa de habitación, en la colonia (…),
donde perdió la vida horas después.”

Madre: - Así es.

P: - ¿Por qué no esperó a que llegaran las autoridades?

La pregunta ha detenido momentáneamente la entrevista. La señora


comienza a llorar. Esperamos algunos minutos hasta retomar la calma.

Madre: - Yo me la llevé porque…, cuando… a mí me fueron a avisar de


que, mire… ya acababa…, no tenía ni cinco minutos de haberse
despegado de mí cuando me fueron a decir, entonces yo me vine y le…,
le pasé avisando a mi otra hermana y me dice: “y no se acaba de ir
Hilda de aquí”. “Sí, pero es que la mataron”, le digo yo, entonces nos
fuimos y yo le dije: “llevémosla, llevémosla”, le dije. A mí me decían:
“déjela que tiene que…”. “No, porque aquí toda la gente se va

25
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

amontonar a estarla mirando y mejor llevémosla, llevémosla para la


casa porque…”. Mire, principalmente… tenía…, iba a estar mi hija
tirada dos, tres horas, para que viniera la Medicina Forense a recogerla,
entonces, para permitir eso…, yo no iba a soportar que estuviera aquel
montón de gente ahí y yo ahí presente, no, yo me la llevé para mi casa,
y no quería que me la llevara Medicina Forense también para que no me
la abrieran, porque yo ya sabía de qué era que me la habían matado y
más esa abertura que les hacen y para nada porque ya cuando uno sabe
que se lo han matado de tiros, entonces, que, pues no es necesario que
le abran…, les hagan esa gran abertura que les hacen a los muertos,
¿verdad?

Yo me la llevé y ni aún así la policía se detuvo… Cuando sacamos a mi


hija de ahí de dentro del mercado iba una patrulla…, y entonces yo…
alguien le dijo que la traíamos muerta, no que la lleváramos, entonces
dijeron los de la patrulla: “ah, si ya va muerta esa perra, que la
lleven”, dijo, un soldado, imagínese… Y entonces, pero como ella
estaba cayéndose también…, yo lo que hice fue…, cuando me dijo…:
“oíste lo que dijo…”. “Sí, dejalo…”, le dije yo, “…perro es él…”, le dije
yo.

Y caminamos, y yo me la llevé para la casa. Encontramos a otra patrulla


que dijo: “si ya va muerta, deje que se la lleve, que se la coma esa
vieja”. Luego mi hermana tomó el taxi y la montamos; y la montaron y
yo me fui en otro taxi, me montaron en otro taxi, porque lo que pasa es
que a mí siempre me han visto mal los policías, la DIC, a mí siempre me
han ofendido y usted bien sabe que uno no quiere tener hijos
imperfectos, ¿verdad?, sólo porque mi hijo andaba en esa pandilla es
que a mi siempre me han visto mal. A Hilda a cada rato me la llevaban
presa también, tal vez porque la cipota andaba vendiendo: “y usted es
hermana del (…)”, le decían, y ya me la llevaban. Tal vez las demás
gentes se las quitaban a fuerza también, porque… a veces la gente
puede ser solidaria: “ve, si la cipota no te está haciendo nada para que
te la llevés”.

26
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

(Informes policiales: 1. Detenida por agentes de la PNP, en


2002, en la cuarta avenida de Comayagüela. No se específica
el delito ni ofendido. 2. Detenida por agentes de la PNP, en
2002, en el sector 6 de Francisco Morazán. No se específica el
delito ni ofendido. 3. Detenida por agentes de la DGIC, en
2003, en el Hotel (…) en Comayagüela, por suponerla
responsable del delito de asalto en perjuicio de (…))

“Es hermana de (…), esta basura, perra”, y me la llevaban, y


la gente se la quitaba a ellos. Yo nunca he tenido apoyo de la
autoridad, ni de nadie, digamos así… Nunca, nunca me han
visto como madre, nunca me han respetado mi dolor, ni nunca
me han… nunca me han tomado en cuenta pues de que… que
soy un ser humano y que siento lo que me hacen. He perdido a
mis dos hijos y la policía…, mire, el mayor ya tiene diez años
que me lo mataron, así que… y no es porque ella y mis
hermanas no han ido a la DIC, ellas fueron, yo no, como sé
que a mí no me hacen caso yo no me muevo mejor, ellas sí. Y
entonces, imagínese que Hilda…

P: - No termino de entender. Usted está diciendo que la misma policía


la insultaba, que oficiales de diferentes patrullas al ver que usted
llevaba a su hija muerta la insultaban.

Hermana: - Vaya, por ejemplo, ahorita a mi hermano le hicieron otro


atentado, imagínese…, de la misma autoridad…, le dieron veneno en un
café, que siempre uno… mi familia está atenta porque a mi tía le
avisaron inmediatamente, ella estuvo atenta a eso, entonces, no,
¿verdad?, nosotros, mire, la verdad que apoyo a la autoridad, para decir
que tenemos, no. La única confianza que tenemos es en Dios, Dios está
con nosotros y Dios escucha las suplicas de esta madre, las plegarias de
ella… y las oraciones de sus familiares…

P: - Usted sale en la foto de la nota de la muerte de Hilda, sale


gritando, en medio de mucha gente, todo mundo trata de detenerla.
Usted se quiere soltar, está enfurecida. Dice la nota (lectura de esos

27
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

párrafos) que: “Una de las hermanas de la fallecida gritaba


enloquecida que no sacaran el cuerpo de su hermana de su vivienda, ya
que consideraba que la policía llegó hasta el sector a burlarse de su
desgracia.
„Váyanse, yo respeto a las autoridades pero sólo vienen a reírse de mi
mamá y de mi hermana, no la toquen‟, gritaba la desconsolada
hermana de la víctima.” ¿Es cierto eso?

Hermana: - Cuando ellos llegaron a reírse a la casa yo grité (en la vela).


La niña la tenía mi mamá en el mueble, es que a mí no me dejaban
entrar porque a mí me decían que ella estaba viva, entonces, cuando a
mí me decían que ella estaba viva yo decía que por qué no me dejaban
entrar, por mi familia, entonces: “no, ella está viva, ahí quedate
tranquila”. En eso estábamos cuando llegó la patrulla. Ya vine yo y los
quedé mirando, entonces ellos me quisieron empujar: “¿qué vienen a
hacer?”, les dije yo, yo les grité, entonces se tiraron la carcajada ellos,
entonces… cuando les dije: “sólo a burlarse del mal de uno vienen…”,
les dije yo, “…qué valor…”, les dije yo, “…no hagan eso, por favor que
es mi hermana y algún día ustedes van a sentir este dolor que yo
siento, Dios mío”, dije yo, y me puse a gritar pues y a querer tirarme
sobre ellos, pero los vecinos me agarraron. Hasta que se fueron: se iban
riendo (pausa).

Yo digo que eso es una falta de respeto, ¿verdad? (dice entre sollozos),
porque… tener un ser querido todavía ahí y que se vayan a reír de uno
(pausa). Mire, yo fui al juzgado de la niñez también, a lo mismo,
¿verdad?, a que ayudaran esclarecer el hecho de mi hermana… y nada,
yo siempre salí sin respuesta. Sólo me decían que fuera tal día y tal
día…, venga tal día… y le vamos a tener la información.

P: - A pesar de la desconfianza, naturalmente, que ustedes pueden


tener hacia la autoridad, todo tipo de autoridad, ¿han buscado por
algún medio, más allá del acercamiento con Casa Alianza, llevar su caso
a los tribunales competentes?

28
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Hermana: - Mire, cuando yo fui a la DIC me atendieron, pero cuando yo


ya menté a mi hermana, el nombre de ella y todo, y me preguntaron
por mi hermana, ya no, no, no les interesó el caso, porque cuando yo
fui a decirles a ellos, porque yo me les puse histérica, que por qué eran
así, que ella era un ser humano también, igual que ellos y que por qué
no nos ayudaban ellos a nosotros, pues, que estábamos con el dolor,
que nosotros queríamos saber quién la había matado, y entonces ellos
me dijeron a mi que ellos no podían hacer nada, porque ellos no eran
quien para ir sólo a traer al que la había matado. Y “recuerde…”, me
dijeron, “…que de todas maneras es la hermana de (…)”.

P: - ¿Buscaron otro recurso?

Hermana: - Cuando yo llegué a lo de la niñez… yo me sentaba, y yo le


dije a las muchachas que me atendieran, y entonces ellas me dijeron
que no sólo el caso de mi hermana estaba, que había bastantes, que
eran…: “usted cree…”, me dice, “…que sólo está el caso de su
hermana, hay más que hay que atenderlos también”. Yo les decía:
“pero mi mamá ya ha venido…”, porque yo hasta llevaba el número del
agente, del que la miraba en la DIC, todo eso.

Bueno, yo siempre, toda la vida, salí sin respuesta, todo el tiempo,


porque yo hasta a pie me iba, mire, para querer saber algo de eso y a
mí nunca me dieron respuesta ahí, de mi hermana. El hecho de que ella
haya sido hermana de…, de…., de mi hermano no le quitaba…, no les
daban el derecho de que lo discriminaran a uno, porque es cierto, a mi
mamá la autoridad la ha golpeado, a mi mamá la empujaban y la
trataban feo, sólo de vieja y de fea… no… y a mí me daba dolor cuando
la miraba a mi mamá que la empujaban delante de nosotros, los
familiares, de mis tías. Nosotros nos hemos agarrado con la autoridad,
de ver como la tratan a ella, la empujan… Imagínese que hasta la
patrulla…, ellos le tiran casi la patrulla encima a ella. Han sido bien
groseros, bien agresivos. Ya ve cuando mi hermano tuvo la emboscada
también, en la casa, nadie…, no se movió… y ahí está la posta, y nadie
se movió…

29
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Madre: - A una cuadra de mi casa está la posta, y a mi hijo lo fueron a


balear… ah… cuando yo subí a decirles a los policías me dijeron: “ah, es
(…), vos, no, como es (…)…”, y no se movieron. Nada, como si era a un
perro al que habían ido a balear, no se movieron a ir a ver que… ni
como fue ni nada pues, no se movieron, hasta que… mi otro hijo buscó
carro para llevar…, porque fueron tres baleados en la casa los que
hubo; mi hijo y dos muchachos más. Ellos sólo quedaron baleados.

Hermana: - Mi hermano fue que se hizo el muerto… para los que fueron
a hacer la emboscada donde mi mamá… si ustedes podrían ir donde mi
mamá, ustedes mirarían los hoyos… como está la lámina de las
piedrotas y de los tiros, cholladitos en las paredes… y la autoridad no se
movió, no, “no tenían que ir”, más bien decían que una bomba le iban a
ir a poner a mi mamá… El que la agarraba más con mi hermano era un
tal Jonson (César Augusto Jonson Mejía…, oficial, era de la posta de ahí.
Ya cuando mi hijo cayó preso, ya los cambiaron). Y él decía que él…
personal lo mataba, y si no… que él pagaba para que lo mataran. Y de
mi hermana con quien más yo discutí bastante, me agarré con él, fue
con un policía de apellido Ponce, con ése sí yo me agarré la última vez
que le pegó a mi hermana, a ella, delante de mí, porque vino él y la
agarró y entonces, como en eso yo venía de comprar y yo miré,
entonces yo me le tiré y le dije que por qué le pegaba y me pegó él a
mí, entonces nos agarramos los dos, pero porque le pegó a mi hermana,
y entonces… discutíamos con él, y yo le decía que iba a ir a Casamata, y
me decía que a nada yo iba a ir porque no me iban a escuchar, entonces
nunca me moví, porque como él sólo me decía así, allá no me van a
escuchar ¿y yo qué voy a ir a hacer?, pero la autoridad nunca ha
apoyado a mi madre, ni aún los periodistas, porque imagínese que
cuando mi hermano también tuvo… que… un gran tirón que hubo en
Támara, tal vez se dio cuenta usted, que iban a matar a mi hermano y
se metió el otro muchacho, bueno, en ese tiempo mi mamá salió,
porque como siempre que…, ella…, pasan esas cosas… ella se fue, sin
que uno se dé cuenta, entonces ella se fue y a mí me vinieron a decir a
mi puesto que un periodista le regalaba cincuenta pesos a ella,
cincuenta pesos… para que saliera… ella… no sé qué… ¿Qué le decían
que hiciera?

30
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Madre: - No es que ese día fue que, cuando él estaba, estaba


enseñándole todas las fotos que le había enseñado, todas las fotos que
le había tomado a (…), él se las estaba enseñando a los demás presos y
decía: “miren, miren, mañana sale”, les decía así, y yo ahí mirando, el
periodista, pero el que anda la cámara, entonces le dije yo así: “usted
es igual o peor que ellos”, le dije yo así a él, ¿verdad?, “…imagínese…”,
le digo yo, “…que tiene que estar enseñando las fotos que le tomó,
sabiendo la enemistad que tiene…”. “¿Y usted qué es de él?”, me dice.
“Yo soy la mamá…”, le digo. “Ay, disculpe, disculpe, doña, disculpe,
doña…”, me dice, “…la miro muy nerviosa, la miro…, anda dinero para,
para irse para su casa…”, me dice, se sacó cincuenta lempiras, “…tome,
tome un taxi y se va…”. “Gracias, yo ando…”, le digo, “…sólo miro…”,
le digo, “…el trabajo que usted hace…”, le digo. “…usted es peor que
todos esos que están ahí…”, le digo. Y entonces me insistía que
agarrara los cincuenta lempiras para venirme, porque me miraba, me
decía, muy nerviosa, muy histérica. Entonces… le digo yo: “como no voy
a estar histérica… mirando lo que me le está pasando a mi hijo…”, o
sea de que es que hasta los periodistas se han prestado.

Hermana: - Un periodista de…, no sé de qué radio es… sacó un libro de


mi hermano, usted cree que es bonito que le cuenten la vida de un
familiar, si la vida de un familiar sólo de uno de familia la conoce…,
porque uno desde bebé lo conoce hasta las arrugas, hasta que está
grande, y él le sacó un libro a mi hermano también, y lo publicó ese
libro él, y nosotros nos molestamos, …pero la misma autoridad…,
porque nosotros hablamos, yo hablé con…, con uno de otro medio y le
pregunté que si se podía sacar ese libro y él me dijo que “sí lo podía
hacer” y yo le dije que “no”, porque nosotros los familiares le sabíamos
la vida de él desde niño, no él, porque imagínese… sacarle un libro de
la vida de él, desde la niñez, eso es una falta de respeto.

P: - Ustedes han vivido lo que ha sido la desgracia de tener un hijo o un


hermano dentro de pandillas, han vivido la violencia de parte de las
autoridades, que no les respondan, que no puedan tener confianza en
ellas, ¿ustedes después de todo esto que ha venido sucediendo, tienen

31
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

esperanzas en que toda esta etapa oscura en sus vidas algún día se
detenga?

Hermana: - Bueno la verdad que sólo Dios sabe, ¿verdad?, porque usted
sabe que a ella la han mandado a amenazar, que le van a hacer cosas,
usted mire el atentado que le han hecho a mi hermano también,
¿verdad? Entonces, nosotros tememos, a lo menos yo vivo con el temor
de que le vayan a hacer algo. Yo primero la pongo en las manos de Dios,
¿verdad?, que no le vayan a hacer nada a ella, ¿verdad? Y a mi hermano
que está preso, porque mi hermano, pues, ya se fue, yo como no soy
muy conocida con ellos, por esa parte yo paso tranquila. A veces ella
me dice: “fijate que me fueron a vigilar la casa, estuvieron hombres
vigilándome la casa”. Cuando ella me dice así… a mí no me gusta
llevarme así pues, a irla a ver frecuentemente, y a veces me dice ella:
“fijate que ya no, ya no quiero que me miren con vos…”, me dice,
“…porque me da miedo que digan que sos mi hija y te vaya a hacer
algo”. Entonces, quedo yo: “no, a mí no me tiene que hacer nada,
porque yo no he hecho nada”, quedo yo…, “ah pero vos sabes, los
enemigos de él…”, me dice. Entonces, a veces yo…, me da hasta temor
así, pero, al mismo tiempo digo yo: “no señor, tú estás conmigo y tú sos
el gobernador ahora de los que nos quedamos y tú nos vas a proteger”.

P: - Yo sé que ustedes han pasado penas, que su situación económica no


ha sido fácil, que han tenido que luchar mucho, ambas, para sacar
adelante sus familias, pero tengo la impresión que antes de que
ocurriera todo esto, no sé, no me atrevo a afirmarlo porque no las
conozco, pero, tengo la impresión que su vida se ha alterado mucho y
que en otros momentos, probablemente, conocieron días felices. La
pregunta puede sonarles un poco ingenua, pero, cuenten un poco cómo
ha cambiado su vida desde entonces. Seguramente lo que ustedes digan
coincidirá mucho con lo que otras familias hondureñas viven en este
momento, o se preparan para vivir. Es terrible aceptarlo, pero parece
que es así.

Hermana: - ¡Uy, ni quiera Dios! Este es un trauma que no se olvida


nunca. Mire que yo a ella, le voy a hablar de años atrás, estaba tierna

32
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Hilda; yo le celebré el cumpleaños a ella, un cumpleaños, estábamos


todos los hijos, en reunión todos, y como yo era la mayor, yo le celebré
el cumpleaños a ella, y estábamos todos en familia. La familia, usted
sabe que la familia de uno es su madre y sus hermanos. Entonces, ella
se sentía feliz, pues… cuando ya perdió…, perdió ella a mi primer
hermano, que… lo mataron… desde ahí ya no se miró la alegría en
nosotros, saber que faltaba un hermano, de ahí que faltaba el otro, de
ahí se fue…, el hogar se pone triste, ya no… no está la sonrisa que uno
tiene, porque sólo se le vienen los recuerdos de sus seres queridos, que
ya no están a su lado. Las navidades no son alegres, sólo son de
tristeza, sólo de llorar, de recordar y recordar y llorar, de decir…: “aquí
estaba mi hermana, estaba mi hermano, a tal hora venía ella y a tal
hora me fue a traer”. El Día de la Madre es duro…, vaya, a lo menos a
mí, Hilda, y eso que soy su hermana, todos los años ella me llevaba un
pastel a mi puesto o mi casa, ella me abrazaba, y entonces… eso era
una alegría para mí, para mis hijos, yo tengo cuatro niños, ellos la
lloran, ellos dicen: “si estuviera mi tía Hilda, ¿verdad mami?”. Ella… les
trajera regalos, “…si estuviera mi tío”, todos así. Ya no están, les digo.
Imagínese que ahora…, más tristeza, porque mi hermano, el otro, que
también lo quieren matar, él se fue, está en México él, huyéndole a la
muerte de sus amigos. En la casa sólo… sólo vive ella… y dos niñitas…

P: -¿Hay solidaridad con la gente del barrio, protegen a su madre?

Hermana: - Ellos, la gente del barrio, pasan pendientes de ella, porque,


o sea, cuando yo la voy a ver a la casa, porque, yo no voy a la casa
tampoco, yo tengo mi hogar aparte pues, entonces yo voy donde ella,
cuando yo miro que se me ausenta, entonces yo voy donde ella,
entonces ya los vecinos: “no ahí están”, me dicen. Entonces, yo les digo
a ellos, cualquier cosa avísenme, o hagan por ella algo, porque ella vive
sola, se ha aferrado sólo a la tristeza, en las cuatro paredes a llorar, a
someterse a la depresión, a veces nosotros le decimos a ella que ella se
tiene que salir de eso, que la vida sigue, que Dios le ha dado fuerzas y
que se las sigue dando, sí… pero, no, ya no, no es la alegría… Vaya, a lo
menos yo, como hermana de Hilda, era mi única hermana…

33
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Cómo ha sido para su madre (ella no tiene el ánimo de responder)


sobrellevar la vida con una familia grande, y hacerlo sola?

Hermana: - Trabajar… ella sola. Trabajar, porque mire, la niñez de


nosotros… no fue buena, la infancia de nosotros no fue buena. Todo el
tiempo nosotros tuvimos que trabajar a la par de ella, ayudarle, porque
como nosotros la mirábamos sola, porque… nuestro papá… nos
abandonó desde que se separó de ella, entonces nosotros quedamos…
sólo con ella (Hilda era la pequeña, fue la tierna, ella era la tierna)… Y
entonces… ella le ayudaba a mi mamá a vender, ella trabajaba
bastante, le ayudaba a ella, entonces, pero ella…, desde que perdió a
Hilda, ella ha quedado así con esas depresiones, pero por lo mismo,
porque…, como ella no sabe quién se la mató, porque la justicia no ha
hecho nada por…, no se han preocupado, pues, por ayudarle a
esclarecer los hechos. Uno siempre le da valor a ella, que siga adelante,
que Dios es el único que puede ayudarle a ella.

P: - ¿Y usted, que es madre también, de qué forma piensa el futuro de


su propia familia, de sus propios hijos, de qué forma trata usted de
evitar que el tiempo le vaya a jugar una mala pasada y le suceda lo que
ya le ha sucedido, pero con sus propios hijos?

Hermana: - Pues mire, yo soy madre soltera, yo con mis niños, tengo
una de dieciocho años, tengo otra de quince, tengo otro de trece y mi
bebé que tiene diez años. Pues como yo vivo sola, en mi hogar…, la que
gobierna el hogar soy yo…, yo me siento con mis hijos, yo les platico
toda la vida de mi hermana, de mi hermano, de mi otro hermano. Yo
les platico: “hijos míos, yo no quiero que ustedes vayan a correr la
misma suerte de mis hermanos…, quiero ser una madre…, no una
madre perfecta…”, les digo yo, “…pero quiero ser lo mejor y quiero
que ustedes sean unos buenos hijos conmigo. No quiero pasar el
sufrimiento de mi madre, ni quiero verlos a ustedes así, no, yo quiero
lo mejor…”, yo trato de darles lo mejor a mis hijos, pues, vaya, como
en el caso de mi madre, yo les pongo a ellos, yo no los mando a
trabajar, yo…, mis niños están conmigo en mi casa, los meto a estudiar,
les pongo, ¿verdad?, no porque ella no podía, … como usted sabe… a

34
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

uno lo tiran a vender, entonces uno quiere vender pues, ya no le gusta


el estudio, yo les digo a ellos, yo mejor los pongo a estudiar, a que se
entretengan y yo me pongo con ellos, yo siempre… he tenido ese temor,
porque… no crea… no es fácil ser madre sola, es dura la vida, pero
como yo les digo a ellos: “Dios me dio la autoridad de ser madre
soltera y me siento orgullosa de serlo, pero también, si yo les falto allá
me va a reclamar él: ¿qué hiciste de la cosecha que te di?, ¿fuiste
buena madre, los cuidaste?, no sé”, yo les digo a ellos: “siempre tienen
que tener el temor de Dios, porque esta cuenta se le voy a dar yo a él”,
entonces…, yo quiero…, bueno, gracias a Dios, ¿verdad?, hasta este día
mis niñas están conmigo, no me han dado… esa clase de problemas que
ha tenido mi madre no los he tenido yo y gracias a Dios, ¿verdad?, y ahí
voy, pues yo le pido a mi Dios que mande Ángeles a descansar a mi
hogar, porque yo le digo a ella: “agarre fuerzas, siga adelante,
apóyeme, yo la necesito como madre a mi lado, necesito el apoyo suyo,
mis hijos la necesitan, necesitan de verla a usted, que les diga: hijos,
busquen de Dios, cuiden a su mami, sean unos buenos hijos”. Yo le digo
a ella: “ayúdeme, porque yo vivo con el temor de mis hermanos”, y…,
no crea, yo me pongo triste, yo lloro, porque yo digo: “no tengo un
hermano que me le va dar un consejo a uno de mis hijos y decir:
sobrino, venga, vamos a jugar pelota o venga, le voy ayudar”, no lo
tengo, ni hermanas, sólo yo con ellos. Entonces yo le digo a ella:
“ayúdeme con mis niños, con mis hijos, apóyeme, no ser madre modelo
pero…”, se puede hacer lo mejor, para no pasar el dolor de ella, pero
no… yo, mire, yo paso tranquila en mi casa porque yo digo:
“enemigos…, no tengo”, gracias a Dios, ¿verdad?, pero… tal vez por
parte de mi hermano…, ese es el temor que yo vivo a veces. Pero no,
siempre le digo a mi Dios cuando salgo de mi casa: “Señor, guarda mi
salida y mi entrada y en tu manos dejo mis niños y mi hogar… Eso es
todo.”

P: - El hombre que mató a su hermana no ha sido capturado, ustedes,


¿saben algo de él? ¿Saben algo de los cómplices? ¿Siguen trabajando en
el mismo lugar?

35
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Hermana: - Él ahí está…, el trabaja ahí… Porque incluso, anteayer que


yo me la llevé a ella, que le celebré el cumpleaños a mi sobrinito, yo la
llevé, entonces vino ella y me dijo: “ahí está, ahí está…” ¿Quién?, le
digo yo. “El que entregó a tu hermana”, me dice mi mamá, “el que la
señaló”, entonces yo le dije “véngase” … “No es que ahí está, ¿no lo
ves?”, me dijo ella. Entonces, vengase, mamá, le digo yo, ahí déjelo,
porque, vaya, como le voy a ir a reclamar yo, yo no puedo hacer nada,
yo no soy justicia tampoco…

P: - Podrían contarme cómo era Hilda en la infancia. Vale la pena


cerrar esta entrevista con un recuerdo de su infancia, algo que fue
solamente de ella y de ustedes, algo que no va a cambiar ni cambiaría
por más cosas que se dijeran de ella.

Hermana: - La infancia de ella… Ella era bien juguetona con uno, pues,
bien especial. Ella cuando me miraba, pues, yo no he convivido con
ellos, yo siempre he vivido aparte de ellos, pero cuando ella llegaba a
mí, me abrazaba, me daba picos, me decía: “mi hermana querida… yo
la quiero, yo la amo”. Entonces, yo me sonreía. Cuando ella llegaba
triste, así… que me miraba, que yo miraba y le decía: ¿Qué te pasa?
“No…, que me regañaron.” ¿Quién?, decime, decime algo. Entonces,
ella no me decía, sino que me abrazaba y se ponía a llorar, y yo le
decía: decime, ¿quién te hizo algo?, ¿qué te dijeron? “No…, nada,
negra”, me decía, porque ella era bien cariñosa. De repente, así, que
me llagaba llorando: ¿qué te hicieron? “Me pegaron”. ¿Quién te pegó?
“Por allá”. ¿Y por qué te pegó? “Por razones”. Y le decía: lleváme.
Pero a ella nunca le gustó que uno se involucrara en problemas, ni que
lo conocieran a uno. Ella siempre tuvo sus problemas pero no lo
involucraba a uno, nunca. Le gustaba bastante jugar… Jugaba la gallina
ciega, lazo, landa. Ella iba a la escuela. Ella me enseñaba las tareas
que le enseñaban, y le gustaba llevarse bastante con sus compañeras.
Sus maestras la querían, porque hablaban bien de ella, que era
excelente alumna. Bueno, la verdad es que a ella hasta ahora grande
que le gustó la escuela. Llegó hasta cuarto grado. Pero se miraba bien
hermosa… Y le gustaba jugar con sus compañeros, hacer tareas, le

36
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

gustaba eso, le atraía. Ella tenía bastantes amistades. Y bueno, yo,


cuando a mí me contaron la tragedia de ella, bueno… como
comprenderá, verdad, que todo hermano se siente mal, yo no lo podía
creer, no lo podía aceptar y… yo decía que ¿por qué…? ¿Por qué a ella?,
porque de nueve, ella tuvo nueve hijos… y de los nueve hijos a ella le
han matado dos, a mi hermano mayor, que también se lo mataron, y
también esa muerte quedó impune, no hicieron nada, sólo nos
quedamos con el dolor y con la esperanza de que algún día se iba a
descubrir quién fue… Y así nos quedamos, porque también de él no se
sabe nada…, y lo mismo de ella, no sabemos nada hoy en día, sólo nos
queda decir: “algún día… se va a saber la verdad, algún día Dios va a
hacer justicia, pero no sabemos quién fue, ni nada. Entonces, cuando a
ella le comentan”, “fíjese que fulano fue, que fulano lo vio”, entonces
nosotros tratamos de controlarla a ella, a mi mamá, ¿verdad?, entonces
nosotros le decimos: “no se deje llevar por lo que le dicen. Si fulana le
dice que fulano fue o que mengano fue, que pequen ellas”. Uno hay
que dejarle las cosas a Dios, porque siempre que ella busca la
autoridad, es cierto que a ella la rechazan, nunca le ponen atención a
mi madre cada vez que ella busca auxilio para sus hijos.

37
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

2. “Ya nadie lo va a resucitar, pero sí, que


bueno sería que se castiguen pues, para
que eso merme…”

PSEUDÓNIMO: PAJARITO
AÑO DE NACIMIENTO: 1989
AÑO EN QUE OCURRIÓ EL HOMICIDIO: 2005
EDAD DE LA VÍCTIMA EN EL MOMENTO DEL CRIMEN: 15 AÑOS

El papá de “Pajarito” parece haberse escapado de uno de esos


retratos que cuelgan de las paredes en las casas del interior del país.
Menudo, limpio, mirada cristalina, vestido como se viste la gente en los
pueblos. Tiende la mano, toma asiento, y se disculpa por haber
retrasado un día la entrevista. Explica que en su trabajo,
frecuentemente, los requieren más horas de las que están programadas.
Hoy ha podido salir a tiempo. Trabaja en el club del Banco Central de
Honduras, “sobre todo le presto seguridad a las instalaciones, controlar
pues el personal que no vaya a destruir los bienes, que sean utilizados
de manera adecuada, ¿verdad?; las áreas deportivas, restaurantes, bar
y salones de evento.”

Sin darse cuenta, José – es su nombre real, tanto como “Pajarito” era el
mote real de su hijo: no ha puesto reparo en que aparezcan sus
nombres verdaderos- sorprende con su presencia, sus buenas maneras.

38
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

En un principio, resulta extraño que la figura paterna se haga presente


en este tipo de casos.

P: - Tome asiento. Le voy a ser sincero. Llama la atención que un padre


sea quien responda por su hijo. Lo digo porque son las madres o las
hermanas las que suelen interesarse, el común, usted lo sabrá, es que
los padres se desobliguen. (Por una parte sé que estoy corriendo el
riesgo de idealizar a mi interlocutor, pero a su vez, pesa más que las
típicas características de abandono paterno, en este caso, no
concuerden. Finalmente, en ciertas ocasiones, hay que dejar que la
intuición sea la que dé el primer paso.)

José: - Lo más grande que existe es el amor por los hijos, ¿verdad?, ya
eso todo el mundo lo sabe, que aunque los hijos no crezcan con uno,
pues el amor que se siente por ellos, estar cerca de ellos, querer
siempre tenerlos, a uno como padre, lo motiva. No fallarles, aunque
como es mi caso, ya no estén conmigo.

P: - Nos puede contar cómo nació “Pajarito”, quién es su mamá.

José: - A ella la conocí en una iglesia evangélica, porque el papá de ella


es pastor de una iglesia, vivía en ese entonces allá en Choluteca. Ellos
pertenecían a una iglesia. En ese tiempo mi mamá me llevaba a la
iglesia, todavía vivía con ella, yo era menor de edad todavía. Nos
gustábamos y también íbamos a la misma escuela. Como a esa edad uno
no maneja bien la situación, esas cosas es bien difícil de manejarlas,
incluso no había en ese tiempo instrucciones, como asesorar a los
jóvenes en esos casos, en las escuelas, quizás hoy ya exista. Pues, la
relación se dio a fondo y al final lo que sucedió fue que nos metimos de
lleno, nos gustamos y en un descuido nos escapamos los dos y caímos en
relaciones ya íntimas. Mi hijo nació de esa relación.

P: - Tengo entendido que usted no vive con ella, ¿es verdad?

José: - Así es.

39
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Se separan a raíz del nacimiento de “Pajarito”?

José: - No, nosotros nunca estuvimos juntos, cada quien por su lado
hizo su vida, yo en el Sur y la muchacha aquí en Tegucigalpa. Por
razones de trabajo y otras como el Servicio Militar Obligatorio… en ese
tiempo, yo vine a dar acá también a vivir y a prestar mi servicio.
Entonces, ya cuando logramos otra vez vernos, el niño ya estaba
grande, viviendo sólo con su mamá. Quise yo intervenir y buscar ayuda
para que el niño también la tuviera de mi parte… no se podía muy bien
por el hecho de que los hogares pues… cuando hay otro hombre
manejándolos no es fácil visitarlo y entonces sucedía el caso de que no
era fácil verse con él ni con la muchacha, por evitar problemas de
pareja.

P: - “Pajarito” era un niño que vivía en la calle, y estaba en la calle


cuando lo asesinaron.

José: - De diez años en adelante, empezó a tener problemas y ya no


quería estar con la muchacha, su mamá. Quise yo tenerlo conmigo y…
no pues tampoco, no quiso él, por el hecho de que decía que lo que él
quería era estar bajo el mando, bajo el hogar de papá y mamá, pero el
caso era difícil porque ya cada quien tenía su familia, su pareja, yo
tengo dos hijos más con la familia que formé después. El niño tuvo que
hacer amistades en la calle y de vez en cuando se iba a vender chicles
por ahí… Y… pues, a veces pedía dinero, porque él lo confesaba,
cuando yo hablaba con él. A veces la policía lo encontraba y lo
despachaba para su casa a dormir, pero al final siempre se volvía a ir.
Casa Alianza lo tuvo unos días pero tampoco funcionó.

P: - ¿Por qué le decían “Pajarito”?

José: - Ese sobrenombre se lo pusieron los amigos de él, con los que él
compartía cuando andaba en la calle, yo creo no sólo…, tal vez quizás
le hayan puesto algún otro, ¿verdad?, depende del grupito con quien se
llevaba, porque había varios grupos, tengo entendido yo que había un
grupo en Comayagüela y otro en el centro de la ciudad, y a veces

40
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

estaba allá o a veces acá y entonces depende de donde andaba ahí le


nombraban por su apodo, de sobre nombre.

P: - ¿Qué sentía usted al ver a su hijo en la calle? ¿Trató de hacer algo


para sacarlo? ¿No había solución?

José: - Era bastante difícil, en un momento quise actuar legalmente, la


Policía pues quiso ayudarme, pero al final no hizo nada, porque al final
se dieron cuenta de que… de que era mejor pues de que le diéramos
toda la autoridad a la mamá, pero la mamá no tenía capacidad porque
tiene muchos niños, más pequeños que los que ella tuvo conmigo, y yo
lo pedía por el hecho de que… ya conmigo yo sólo tenía… uno, porque el
otro nació después, estaba bien pequeño, entonces, decía yo, con uno
que tengo siento que es más fácil manejarlo, pero como el niño ya
estaba crecido era bien difícil llevarlo a vivir a un hogar, porque en las
conversaciones que hacía yo con él… él me confesaba que podíamos
pues compartir como amigos y de papá hijo, y podíamos ir a la casa, él
llegaba, pues podía visitarme… pero a vivir no… si ya él le hacía falta,
le hacía falta andar en la calle. Yo me sentía mal pues, porque no podía
hacer nada. Una vez yo pedí apoyo a para ver qué asesoría me podían
dar en la policía femenina, que era donde más me atendían, ¿verdad? Sí
ellos parece que… las mujeres tienen más, atienden más ese tipo de
problemas… me ayudaban a investigar por qué lugares andaba él, dónde
lo miraban y todo eso…, qué estaba haciendo, yo tenía comunicación
con ellas, pero al final me dijeron: “mire, va a ser muy difícil, porque
el niño no quiere vivir donde usted, quiere estar con su mamá, eh…
tampoco quiere estudiar, no quiere ir a la escuela.” La mamá también
buscó ayuda, dice ella, ¿verdad?, lo quiso internar y no pudo, se le
escapó, él quería andar libremente en la calle.

P: - ¿Usted no estuvo muy presente en los primeros años de crecimiento


de su hijo?

José: - Al papá de mi esposa lo sacaron de la iglesia en Choluteca


cuando mi hijo había nacido. Se vinieron para Tegucigalpa, todos, la
mamá y el niño, y después agarraron con destino a Olancho. Ella se fue

41
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

a vivir a Olancho y en esa rutina pues el niño fue creciendo y fue


creciendo, y en eso yo caigo, ¿verdad?, a prestar el Servicio Militar.
Sería un poco impreciso si le contara ese tiempo en el que era más
pequeño; yo estaba en el servicio y a ella casi no la veía. Lo que sí
puedo narrar fue el tiempo en que yo me empecé a identificar y nos
empezamos a relacionar, ahí sí lo relato bien, casi todo, pero el tiempo
atrás no, porque quizás sólo la mamá pueda contármelo y es bien difícil
porque casi no se puede hablar con ella, ella no sale pues, pasa
atendiendo sus otros niños. Ya tenía más niños ella cuando yo quise
buscarla, ¿verdad?, ya tenía su otra… familia formada, ya tampoco yo
podía estar muy cerca de ella por el hecho de evitar el problema…
¿verdad?, entre hombres, no se puede dar eso, era bien difícil. El señor,
el papá de ella, al final se fue a dirigir una iglesia, allá por el Lago de
Yojoa, que por allá está todavía, él también me conoce, cuando ha
venido a Tegucigalpa pregunta por mí, incluso en la vela ahí estaba, el
señor andaba de paseo por aquí y en eso le cae, ahí estuvo toda la
noche con nosotros. Pues… uno de los hijos del señor estuvo ahí
también, lo querían bastante al niño, ellos bien apesarados, porque
ellos también quisieron que el niño se creciera con ellos y no se pudo.
Hay varias… causas… que pues la mera principal no podría decirla yo
tampoco, no sé pues, pues a la fecha quizás haya algunos otros niños
más pasando la misma experiencia y no se puede hacer nada todavía
con ellos, ¿verdad?, pues… yo lo que recomiendo a las familias: primero
no tener los hijos sólo por tenerlos sino porque en realidad pues… por
amor y en una pareja ya pues bien formada, fija. Sino es así, sin duda
que la familia se va a desintegrar. También recomiendo a los padres
que tienen hijos, en edad muy prematura, platicar con ellos, revisar sus
tareas de escuela, preguntar su relación en la escuela, llevarlos a la
iglesia, en tiempo libre, hablarles de Dios.

El Heraldo/ 2005

“Tegucigalpa. Que se haga una investigación y se capture al


responsable de la muerte de un niño, hecho ocurrido la noche
del domingo a inmediaciones del Estadio Nacional, solicitó un
familiar del infortunado que reclamó su cadáver en la morgue
de la Dirección de Medicina Forense.

42
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

El adolescente (…), de 15 años, alias “el Pajarito”, quien


residía en el barrio (…) falleció al instante a consecuencia de
una puñalada que le infirió un hombre no identificado,
molesto porque le pidió un lempira, según lo revelado por
algunos testigos.

El cadáver del menor fue ingresado a la morgue capitalina, de


donde fue retirado por una tía. Una fuente de la DGIC reveló
que el móvil de la muerte de (…) habría sido porque él intento
asaltar al transeúnte que le quitó la vida, aunque el caso está
en proceso de investigación.

La versión fue rechazada por una tía de la víctima que prefirió


no dar a conocer su identidad, quien negó que (…) fuera un
niño „resistolero‟ como se les llama a los inhaladores de
pegamento.

La doliente lamentó lo sucedido a su sobrino y pidió a la


policía que investigue el caso para que el crimen no quede en
la impunidad.

„Es lamentable quitarle la vida a un niño por un lempira‟,


expresó la adolorida pariente del adolescente.

RECHAZADO
Una fuente reveló que (…) fue rechazado por sus progenitores
desde la edad de ocho años y no quisieron hacerse cargo de él,
por lo que constantemente se quejaba de que no lo querían.
Estuvo en Casa Alianza y en Jalteva, Cedros, Francisco
Morazán y en otro albergue de menores.”

P: (Me pregunto si es necesario mostrarle lo que aparece en la nota de


prensa sobre la muerte de “Pajarito”, justamente, el último párrafo
donde dice que el niño había sido rechazado. Reviso las anotaciones.
Platicamos de otras cosas, del servicio militar obligatorio. Habla con
mucho cariño de su actual pareja y con el mismo cariño con el que se

43
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

dirige a “Pajarito” habla de sus hijos con su compañera actual. Me sigue


sorprendiendo la manera en la que entona las palabras, en la prudencia
que lleva de la mano sus juicios, en el respeto con el que habla de la
mamá de “Pajarito”. Sigue siendo un hombre todavía joven pero por
momentos figura más como un abuelo que un padre. Sigo pensando en
él como esa persona en el retrato de una casa del interior. Me decido,
no hay necesidad de comentar nada al respecto.) - ¿Y le gustaba a
“Pajarito” estar con usted?

José: - Sí… tenemos fotografías de él, tenemos…, recuerdo cuando


muchas veces salimos a comer juntos y fuimos a las canchitas de fútbol
a jugar, fuimos a pasear donde mi mamá los días de vacaciones, al Sur.
Yo fui traído de la zona Sur para acá y aquí fue donde me reencontré
con él ya… el niño ya crecido ya. Sí, entonces, ya tenía ese problema él
en su mente, ya no, quizá eso le formó un problema en su… un
problema psicológico donde ya él no pudo tener una… estabilidad.
Donde nos encontrábamos nos hablábamos y nos quedábamos un rato, a
veces comíamos juntos y… pues de vez en cuando él iba donde mí, el
conocía donde yo vivía, incluso se quedaba durmiendo ahí, varias veces,
pero al final siempre decía: “papi, yo me voy. ¿Para dónde vas?”, le
decía yo. “Para donde mi mami”. Se estaba otros días donde la mamá
pero siempre salía, él decía que salía a trabajar y… es cierto, a veces
vendía chicles o pedía dinero, a veces.
Él era bien divertido, le gustaba bromear bastante. Ya con los otros
hermanos que él tenía mantenía ya… relación… ya amistosa… El niño
pequeño todavía no le podía mencionar el nombre, y que él sabía que él
falleció pues… Él me preguntaba y nosotros le decíamos que…no se le
pueden explicar fácilmente esas cosas a un niño tan pequeño. Lo
llevamos al velorio pues, para que él lo mirara, incluso, estaba en el
cajón él, en el velatorio, y el niño pensaba que estaba dormido… este…
él… tenía bastantes amigos, la familia de mi esposa lo quería bastante,
mis cuñados pues, lo… lo tuvieron en… todavía lo tienen en video,
grabado, ahí una vez, en una piñata que hubo… lo invitaron y él anduvo
en la piñata, conmigo él bromeaba, jugábamos a veces cuando salíamos
juntos, salíamos a comer, íbamos donde mi mamá a pasear, nos
estábamos una semana y nos veníamos. Era un niño… bastante
inteligente sí, desgraciadamente, ¿verdad?, la forma en que fue su final

44
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

pues, eso… pues… se lamenta mucho. Era un niño bien inteligente…


Cuando él quería algo pues… lo hacía fácil para él, a veces le decíamos:
“hey, ¿por qué no dejás de ir a la calle?, ubicate en un solo lugar. Sí lo
voy a hacer.”
Antes de fallecer él estuvo un mes viviendo donde mí, después arregló
su maleta y dijo: “me voy a ir mejor”. Se fue. Bien repuesto estaba
porque en la calle aguantaba hambre él, y ese mes que estuvo pues…
bien bonito se puso él… bien blanco se miraba, incluso se miraba más
grande, ahí están las fotografías que tomamos en ese mes que
estuvimos, que salimos varias veces a comer, ahí tenemos las
fotografías de él. Creo que la mamá tiene unas fotografías guardadas y
la hermanita de él me pidió otra para guardarla ella, de recuerdo ahí,
tenemos varias fotografías de él, hay bastantes recuerdos, pues muchos
lo querían, donde mi mamá, mi mamá lo quería bastante, incluso ella le
pedía que se fuera a vivir donde ella, porque ella vive afuera, en un
pueblo, pero él nunca quiso.

P: - Cuéntenos un poco cómo es su vida, ¿cómo le va en el trabajo?

José: - Ya tengo cinco años de estar ahí, en el Banco. En mi tiempo


libre me gusta tocar guitarra en la casa, me gusta comprar cosas para
revender, para poder tener un poquito de ocupación y tener un poquito
más de ingresos. Mi esposa también lo hace, trabajamos juntos con
dinero de los dos, ella no trabaja, ella se dedica a cuidar los niños y
pues… con los vecinos ella vende sus cositas; zapatos, ropa, y yo
también. Cuando ella se queda sin dinero yo le aporto y cuando yo me
quedo entonces ella me aporta, ¿verdad? En vacaciones me voy a visitar
a mi familia, como mi mamá, mis hermanas, mi papá, y como son varios
hogares pues se me va el tiempo rápido, ¿verdad? En el trabajo tengo
buena relación con mis compañeros. Siempre, con el administrador
también nos llevamos bien, desgraciadamente no pudimos ayer
ponernos de acuerdo por la reunión de urgencia que él hizo, ¿verdad?, y
yo ya tenía el tiempo ya, pues ya lo había analizado que a las cuatro yo
había entregado y ya tenía que venir volando para acá, entonces… no se
pudo porque la reunión duró hasta las cinco.

45
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Cómo conoció a su actual esposa? ¿Qué tal se lleva con sus otros
hijos?, ¿cómo les va a ellos?

José: - Nos conocimos cuando yo pues vine a conocer esta ciudad. Soy
de la zona sur, soy de Choluteca. Ya cuando salía yo en servicio militar,
el tiempo libre, me iba para donde unos tíos que tengo, tengo una
hermana también en la Villa Nueva, y una vez la vi ahí, eran amigas
ellas, se habían conocido, y ahí empezamos a conocernos, después ella
agarró de estarme yendo a visitar el tiempo que yo estaba allá sin
salida, y eso transcurrió cuatro años, en cuatro años yo la conocí pues y
me gusto para hacer mi hogar porque me di cuenta que era la mujer
que más me quería y no me equivoqué porque hasta la fecha no me ha
decepcionado, nunca, desgraciadamente no la pude conocer antes… y
fue hasta después.
Tengo dos, en mi poder. Y… este niño dejó una hermana que también es
hija mía. Esta muchacha está creciendo en manos de una tía. Ahorita
ella tiene la edad de quince años. Hemos tenido pequeños problemas
por lo mismo, pero ya es más fácil por el hecho de que ya no está con la
mamá, está viviendo en un hogar, donde una tía y me es fácil estar ahí,
ya ella, también, llega a mi casa y platicamos, salimos juntos, ayer
estuvimos en el colegio donde va empezar sus clases y ya con ella es
diferente, no es igual, porque ella no va a la calle pues, no pide dinero
tampoco.
Está en el colegio, está en tercero de ciclo común; el varón que está
bajo mi poder, con mi esposa, tiene trece, acaba de cumplir; y ya… el
último sería el que va a kinder, que tiene cinco añitos.

Testigo A:

“El joven (…) le pidió un lempira a un señor de apariencia


buena, sin alcohol, entonces el señor le pegó una puñalada en
el corazón y se lo sacó el puñal y lo limpió con un pañuelo,
entonces nosotros lo agarramos a pedradas - (…) y (…), ellos son
hermanos, (…) y yo. Le rajamos la parte del párpado
izquierdo, entonces el señor se fue con rumbo para el mercado.
El señor era alto, andaba el candado, pelo negro, andaba una
camiseta cuadriculada café con un pantalón negro. Entonces yo

46
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

le fui a llamar a la mamá de (…) y se lo llevaron los de la


morgue a eso de las ocho P.M.”

Testigo B:

“A las ocho de la noche yo ya estaba dormido porque había


trabajado la noche anterior y llegaron las tías de el joven a
avisarme que había muerto (…) y que se encontraba en la
morgue; en ese momento nos dedicamos a hacer todos los
trámites para retirarlo de la morgue. Fue herido por arma
blanca por un individuo desconocido con rumbo desconocido, el
hecho fue por la cercanía del Estadio Nacional, fue en frente de
un portón.”

Testigo C:

“El hecho ocurrió en frente del Estadio dice el joven (…),


testigo que el joven (…) le pidió un lempira a un señor pero el
señor le proporcionó una puñalada y fue a eso de las siete de la
noche, el día domingo. Supuestamente hay dos testigos: uno de
nombre (…) y el otro desconocido.”

Datos periciales/Certificación de Patología Forense

“El suscrito Jefe de Patología Forense del Ministerio Público,


por la presente CERTIFICA las conclusiones del Protocolo de
Autopsia (…) que en su parte conducente dice: Nombre: (…).
Fecha de muerte 05 de junio de dos mil cinco. Fecha de
Autopsia: 06 de junio de dos mil cinco. CAUSA DE MUERTE: a)
Hemotórax b) Laceración Cardiaca c) Herida por Arma Blanca.
MANERA DE MUERTE: HOMICIDA, desde el punto de vista
Médico Legal. Firma y sello…

Y, para los fines que al interesado convengan, se le extiende la


presente CERTIFICACIÓN, en la ciudad de Tegucigalpa, Distrito
Central, a los diez días…”

47
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Cómo fue la noticia?

José: - La noticia me llegó a las ocho de la noche, yo había trabajado


una noche anterior entera y en el día estuve ocupado, no pude
descansar, me acosté temprano y en una llamada telefónica, pues, me
comunicaron, entonces a esa hora lo más importante pues era atender
el problema y buscar los medios para… el velatorio, incluso pues ahí
nos cooperó Casa Alianza bastante en los gastos fúnebres, eso lo más
importante en ese momento, ¿verdad?, poder retirar el cadáver de la
morgue y después de que pasó todo el fúnebre ya pusimos la denuncia a
la policía y… y tratar de presionar a la policía de investigación para que
se hiciera una investigación minuciosa, para ver qué se podía lograr.
Estuvimos casi un año en eso pero al final nos dimos cuenta que nos
cambian el personaje que nos habían asignado para el trabajo de
investigación, entonces cada vez que llegaba un agente nuevo… como
que el expediente había que hacerlo de nuevo, quizás él hacía una
nueva investigación y nunca… a la fecha nunca se ha podido hacer nada,
entonces qué sucede… ya el tiempo se va consumiendo y va ubicando
las cosas en su lugar. Al final lo que los familiares dicen es: “bueno,
después del dolor y todo: pues dejémoselo a Dios, que Dios mire que
hace, ¿verdad?, que justicia divina, a veces, es la que nunca falla, eso
dicen cuando no se ha podido lograr nada…”

P: - ¿Usted espera que sea Dios el que ponga las cosas en orden?

José: - Uno lo primero que hace es buscar a los expertos a ver qué se
puede hacer… bueno… quizás no es una solución tampoco investigar,
agarrar a los culpables, meterlos presos pues, porque ya con el muerto
pues… ya nadie lo va a resucitar, pero sí, que bueno sería que se
castiguen pues, para que eso merme…, pero al final uno lo que hace
cuando ya pierde todas las esperanzas de poder hacer algo es
encomendarse a Dios pues. Poderles dar una mejor vida a los niños que
nacieron después de él y tratar de evitar de la mejor manera los
problemas que se dieron con él.

P: - ¿Cuáles son los pasos que ustedes han dado para que se logre dar
con el culpable?

48
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

José: - La denuncia sí la pusimos juntos con la mamá, ya las presiones,


¿verdad?, las visitas a la policía de investigación la hice yo sólo
juntamente con un empleado de Casa Alianza, que ellos me
acompañaban siempre, y a veces iban ellos solos.
Se ha querido pues, y se ha luchado pero es tan difícil como la mayoría
de los casos, no se puede dar ¿verdad?, con las personas causantes de
estos crímenes, tal vez es porque… poca importancia de las
autoridades, porque piensan que tal vez estos niños vienen de lugares
pobres. Además el dinero casi siempre está de por medio. Porque
sucede el caso de que cuando suceden casos de personas que tienen
dinero ahí sí les ponen importancia a ellos, ¿verdad? Cabe mencionar
que en nuestro medio pues… las autoridades parecen ser de que… casi
siempre le dan más importancia a donde hay bienes de por medio. A
este tipo de… a este tipo de crímenes pues los van dejando y les van
dando un trámite cuando son recientes pero ahí los van guardando
según el tiempo y los van archivando hasta al final que ya por último se
hace poco o nada. A la fecha pues… ya… es difícil pues porque como
cada año suceden casos y… estos se van multiplicando y no se puede
hacer nada, la verdad que ahí solamente las instituciones que tienen el
poder en sus manos quizás pueden hacer algo porque se necesita algo
qué analizar, estudiar y buscar una solución, ¿verdad?, para poder
evitar este tipo de vida en estos niños y jóvenes.

P: - Particularmente usted, como ciudadano hondureño, ¿de qué forma


siente que le ha fallado el sistema?

José: - La policía pues… de cualquier manera ella atiende los casos, les
da prioridad al instante y poco a poco los va disimulando, no se sabe la
causa, o es el sistema o es como que dicen ellos, la falta de personal y
la falta de apoyo de parte del Estado, ¿verdad?, que no cuentan con los
medos suficientes para realizar las investigaciones a fondo aunque
hablan de que sí tienen la capacidad para hacerlo, pero no cuentan con
los medios suficientes y… en muchos casos me resentí con ellos; por
dejar pasar mucho el tiempo; por no permitir también que
investigadores de otras instituciones lo hagan, porque sí… una vez le
dije a uno de ellos: si ustedes no lo hacen entonces dejen que uno lo

49
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

haga, porque uno también puede investigar, no sólo ustedes pueden. No


porque… la respuesta de ellos pues…: esa tarea sólo le compete a la
policía de investigación, no puede una persona de otra institución o
persona particular realizar ese tipo de tarea, ¿verdad? Entonces me
molesté con ellos por eso, porque a mí … en otras palabras, me
prohibieron investigar de mi parte, yo podía buscar ayuda, a otras
personas que me ayudaran a investigar, pero la policía no me dejó, me
prohibió…

P: - ¿Tiene usted esperanzas que el caso de su hijo un día se pueda


resolver?

José: - Mire, casi ya en esta fecha, mejor dicho, he perdido la


esperanza, porque, como le digo, la policía, según pasa el tiempo, va
archivando los expedientes y le va dando prioridad sólo a los más
recientes, los casos pasados los va guardando… eso lo quise yo reclamar
un día, y justifican que no ajusta el personal y que es bien difícil poder
manejar tanto caso sólo por una persona, y que uno tiene que tener
paciencia, tiene que dejar que el tiempo también haga lo suyo, pero el
tiempo va dando lugar a que esto siga pasando en otras familias,
entonces…: el tiempo es nuestro peor enemigo. No debe dejarse pasar
el tiempo, es tarea también de nuestros gobiernos ver que se puede
hacer por mejorar estos medios de investigación.

P: - ¿Integraría usted un comité de familiares que lucharan porque se


esclarezcan estos casos?

José: - Sí… perfectamente.

50
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

3. “La pobreza nunca a mí me agobiaba


como las maldades, la maldad, eso sí,
eso sí me preocupa.”
PSEUDÓNIMO: HERNÁN
FECHA DE NACIMIENTO: 1985
AÑO EN QUE OCURRIÓ EL HOMICIDIO: 2003
EDAD DE LA VÍCTIMA EN EL MOMENTO DEL CRIMEN: 18 AÑOS

Cuestas, caminos de tierra, uno de tantos cerros de barrios


marginados de la capital, Comayagüela. Un afiche descolorido pegado
en el frontón de la casa: es el Doctor Juan Almendares… el único
recuerdo que ha quedado del último proceso electoral. “Aquí es”, dice
el muchacho.

Toca la puerta. Abre una señora. El compañero de Apoyo Legal1 le


explica nuevamente las razones de la visita. La señora, de unos sesenta
y seis años, se seca las manos en el delantal. “Pasen”. “Siéntense”.

Ofrece agua y refresco. Un niño simpático se divierte con las


tiras cómicas de la televisión. La señora se pierde un momento, detrás
de la cocina.

1
Programa de Apoyo Legal de Casa Alianza

51
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

“¿Tienen cable?”, pregunta el compañero de Apoyo Legal. El niño


responde que no, pero que “agarran” algunos canales.

El niño se recoge para abrirle espacio a la señora, ella suspira.

P: - Buenos días señora, como le había comentado el compañero, yo soy


periodista y estoy trabajando para Casa Alianza en un libro de
testimonios sobre las familias de jóvenes que han sido asesinados por
alguna u otra razón y que sus casos no han sido resueltos por la justicia
en el país. Pero me gustaría comenzar esta entrevista hablando de
Hernán, de su infancia, de cómo era él cuando era niño. ¿Usted es la
abuela verdad?

Abuela: - Bueno, de diez años en adelante ya era bien oculto él.


Cuando nos iban a poner queja de él no creíamos, ni yo ni Blanca (la
madre). Cuando ya vinieron de allá, de la escuela Trinidad Cabañas sí
ya creí lo que hacía él. Era ya saliendo de clases… ya… bajaba él y se
juntaba con sus colegas, como decía él, con los compañeros de trabajo,
de escuela, y ya les decía: “vaya, ¿quién quiere comer, quién quiere
comer de gratis? Yo, yo”, dice que le decían los demás compañeritos.
Pequeños los cipotes, los que lo seguían a él. Él ya tenía diez años.
Y entonces vaya, al que venía bajando, a otros cipotes, vaya, “pásenme
un lempira, pásenme un lempira”, les decía, y el que no me dé es
castigado allá abajo. Y el castigo era que los ponía en el sol, y donde
los asoleaba… vaya, veinte minutos y sálganse de ahí… y los maestros
tal vez platicando arriba y ellos en la planta baja… era un juego para
él.

P: - Bueno, hay que aceptar que tenía autoridad sobre los demás.

Abuela: - Aunque estaba actuando, no estaba actuando correctamente.


Allá cuando salía la profesora Celia le decía: Hernán, “¿qué estás
haciendo? No, nada, nada. Aquí disciplinado a estos niños que usted no
los disciplina”, así le decía a ella. Y entonces le decía cuando ella lo
regañaba: “no profesora mire que nosotros tenemos hambre aquí. Pues
sí yo también tengo, por eso agarré, por eso les quité.” “Pero compartí
lo que nos quitaste”- le decían los demás cipotes. “Vaya pues, vénganse

52
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

para acá” -Se los llevaba a la caseta, a los demás cipotes, “pero
cuidadito, no vayan a decir nada”. Era como, cómo le dijera… él
actuaba así pero no sabía que era un robo lo que les estaba haciendo a
los niños. Era en la planta de arriba, donde salían ellos de arriba a jugar
abajo, a hacer sus fechorías, en primer lugar Hernán, pues eran como
diez o doce, los que lo seguían. Ya después se habían acostumbrado,
con él: decía él: “pero no le vas a contar a mi abuelita, no le vas a
contar a mi mamá, no le vas a contar a la profesora Celia”. “Sí, sí,
estamos con vos.” A que alegres, y se reunían abajo. “Vaya, jugamos
pelota, pues”. A jugar pelota, a pelotear. “Vaya, ya es hora…”. Ah, él…
que ya… ¿Cómo le dicen, cuando ya van a entrar a clase…? Sonaban la…,
la campana. “Vaya, ligero, caminen”, cuando bajaban los maestros.
“Ajá, Hernán, ¿qué estás haciendo?” “No nada, aquí disciplinando los
niños”. “¿Y en qué los disciplinás, vos corrupto?”, dicen que le dijo el
profesor Marcio, una vez, porque ellos conocían lo que era. “Pues no,
nada malo, que les digo que formen y que ya van a entrar”. “Ajá, ¿y,
vos, dónde te quedás?”

P: - ¿Lo castigaban mucho en la escuela?

Abuela: - Quien lo castigaba era la profesora Celia y la Directora, la


mamá del profesor Marcio, no lo quería porque es que era tremendo.
Pues bueno, cuando iban y me llamaban a la escuela yo no creía,
porque él bien comportado, bien comportadito él, como que tal: “No
mami, pero si algún error cometí, dice, yo no me acuerdo.”
Era bien tremendo. Pues ya cuando iba a segundo grado, yo fui y lo
llevaba porque ya no me lo querían tener pues, porque como yo no
creía lo que hacía, ni tampoco la mamá, hasta que lo hallamos en el
hecho, entonces creímos.
Lo hallamos peleando, amenazando a los demás compañeros, que
tenían que darle la mitad del dinero, y que esa mitad del dinero la
llevaba pero que no se la iba a comer solo, él, y sino que iba a comprar
y los iba a compartir. Yo no le entendía casi.

P: - Era un niño hiperactivo, con demasiada energía.

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Abuela: - Ah, ni quiera Dios, ahí hay testigos en la puerta, cuando se


enojaba no respetaba, de diez años en delante él no respetaba, y él
pedía perdón y perdón, que no era él y que no era él, hasta que lo
encontramos esa vez, y ahí sí, hasta que lo encontramos, que le gritaba
la profesora Celia.

P: - ¿Y de qué forma trataron de resolver la situación?

Abuela: - Seguimos con él. Teníamos que irlo a dejar, irlo a traer,
platicar con él: “ay, no me platiquen tanto…” Decía. “Búsquenme un
pedazo de palo. Vaya, vos… Nando, buscame un pedazo de palo. ¿Y para
qué era?, para taparme los oídos.” “Mirá cipote, por favor, escuchá…
No, ya me los voy a tapar. Blanca, ya no me hablés nada”, que era la
mamá. “Mire, mami, ya no, ya no, ya no más, ya no más, yo… estoy
tranquilo, estoy tranquilo, no tengo oídos, pues, ya”.

P: - ¿Por qué a los diez años comenzó a tener esas actitudes?

Abuela: - Porque nos engañaba a nosotros, no creíamos en lo que nos


contaban, en lo que andaba, siempre decíamos nosotros que era que no
lo querían… Si él decía voy a tal parte y nosotros le creíamos, no
desconfiábamos de él, pero siempre yo estaba en eso, por lo que hacía
en la escuela, no me gustaba que me vinieran a decir que tantas cosas
está haciendo; que está con el Resistol, que anda robando, que anda
con la mara, ya no lo creía, porque él aquí era una persona, afuera era
otra.

P: - ¿Quién era su papá?

Abuela: - Ahí está, lo que pasa es que es una gran historia. A mi hija le
contaron que andaba con otra persona y entonces ella era bien delicada
y lo despidió de la casa, él luchó y luchó por regresar, no, no lo
admitió, mi hija era bien delicada, sí, cuando el murió sí, aquí estuvo.
Cuando él murió… él sí aquí estuvo con su hijo. Y cuando lo iba a
buscar, que él se hallaba atribulado por la droga, que ya estaba
grandecito, como de doce años o trece, lo iba a buscar a los puntos de
los taxis, lo lograba encontrar, lo amenazaba, él, Hernán: “no, quiero

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

cincuenta pesos, quiero cien pesos, quiero doscientos, tenés tantos,


tengo tantos años y vos no me has dado nada… Tenía trece años”, y él
quedó de tres añitos cuando se fue, cuando lo corrió la mamá… al
esposo.

P: - ¿A qué edad comenzó a consumir drogas?

Abuela: - Él empezó, creo que empezó como de diez años, porque


nosotros no nos dábamos cuenta, hasta que nos contaron y todavía no
creíamos. Cuando ya… se… vinieron a Casa Alianza ya estaban bien
metidos en la droga.
Estuvo que estaba y salía y cuando él quería entraba y cuando él quería
salía, era bien…, bien rebelde…, no sé, no me explico…

P: - ¿Quién estuvo más cerca de él, usted o su hija?

Abuela: - Yo los tuve a todos, desde chiquitillos, porque ella trabajaba,


desde chiquitillos, trabajaban ellos, los dos.
No, mi hija ya murió, ya murió, cinco años tiene, y creo que de
depresión murió, porque ella se preocupaba tanto por ellos que salía a
las nueve de la clínica, de la noche, y se tiraba para ese parque a
buscarlos. Esa vez, ahí por la DIC casi la mata un hombre, que ya Dios…
corrió, sino ella hubiera sido finada, por andar detrás de ellos. Es que
quizás ese hombre pensaba que iba siguiendo a los tres cipotes y no
creía que era la mamá, digo yo.

P: - ¿Él y sus hermanos ya estaban en situación de calle?

Abuela: - Son cuatro. El mayor anda en la calle, pero Hernán, eso era lo
que digo, eso era lo que…, ah, otra cosa, ya venía y salía, ya cuando
estaba aquí, ya había salido de la escuela, ya, ya, ya se comportaba de
otro modo, ya después que platicábamos con él, pero en cambio…, a
escondidas de nosotros ya se engavillaba…

P: - ¿Y en qué trabajaba la mamá?

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Abuela: - Mi hija trabajaba con el Doctor Almendares, en la clínica del


Doctor Almendárez, ahí trabajaba. Y cuando ella salía de noche, que ya
se le había tirado, se le habían tirado a la calle los dos, los tres, ella
salía a buscarlos. Una vez casi la mataron allí por el… la DIC, por
andarlos… por andar detrás ella de ellos, eran como las diez, las once
de la noche.

Antecedentes:

“El día viernes (…) de 2003 fue herido el joven (…) en un


negocio de venta de pollos que está ubicado frente al
estacionamiento de (…), antiguo local del cine (…), según
información de la administradora de la venta de pollo, quien no
quiso dar su nombre por razones de seguridad, (…) fue herido
por un agente de policía de nombre (…) de apellido
desconocido; el agente andaba de civil y en estado de ebriedad,
quien al salir de dicho negocio se encontró con el joven (…) y
sin mediar palabra alguna, le colocó su pistola en la boca, estos
forcejearon y el disparo le entró debajo del ojo derecho, siendo
llevado al Hospital Escuela, de ahí lo remitieron el día (…) a la
sala de oftalmología del Hospital San Felipe, ver expediente
clínico (…), este joven perdió su ojo derecho y le tocó un nervio
del ojo izquierdo quedando ciego según la versión de la
enfermera de turno. Me movilicé al cuartel San Francisco que
está frente al parque Valle, y me entrevisté con un soldado de
nombre (…), y manifestó que como a las ocho P.M., trajeron un
policía que había herido a un muchacho en el centro, pero que
dicho agente fue trasladado a la posta del (…). Me trasladé a
dicha posta y solicité el libro de novedades del día (…), leí todas
las novedades desde las siete P.M. hasta las doce de la noche no
encontrando resignado la detención de policía alguno, ni con el
nombre de (…) ni con otro nombre. En horas de la tarde me
avoqué a la Metropolitana (…), aquí no encontré ninguna
información, por ello me avoqué a la fiscalía de turno del (…),
buscamos información en los autos de requerimiento y en el

56
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

libro de novedades que llevan registrado los fiscales, y nos fue


difícil encontrar información relacionada con dicha agresión.
El día martes (…) del mes en curso, se presentó la denuncia
respectiva en la fiscalía de turno (…), la que será remitida con
el carácter de urgente a la Fiscalía del menor y también le
solicitaron dictaminar lo siguiente: Tipo de lesión, tiempo de
curación, si quedaron secuelas, si hubo peligro de muerte, qué
tipo de objeto se usó y otros que el caso amerite.”

La Tribuna/ 2003

“Sujetos no identificados se ensañaron contra una persona


invidente, identificada como (…), a quien ultimaron de un
balazo en la cabeza, cuando se encontraba en las cercanías de
unos billares en la colonia (…), entre los sectores de (…) y (…)
en Comayagüela.”

Tiempo/2003

“El joven (…) murió de un disparo que le infirieron en la colonia


Fátima de Comayagüela a eso de las ocho de la noche del
viernes, cuando se encontraba ingiriendo bebidas alcohólicas en
un negocio. El joven, quien era ciego, recibió el disparo que le
causó la muerte inmediatamente, informó la DGIC.”

El Homicidio:

“El occiso se encontraba en los billares (…) donde estaba


ingiriendo bebidas alcohólicas, cuando llegaron dos sujetos los
cuales por la espalda le dispararon a la cabeza, provocándole la
muerte.”

“El viernes (…) del año en curso, siendo las ocho de la noche (…) se
encontraba ingiriendo bebidas alcohólicas en un negocio que está
ubicado frente a su casa de habitación de la colonia (…) de

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Comayagüela, cuando de pronto aparecieron varios desconocidos a


bordo de un vehículo tipo pick up, quienes le dispararon en la cabeza,
causándole la muerte de forma inmediata.”

P: - ¿Su nieto tenía alguna relación con pandillas?

Abuela: - No se sabe si andaba en pandillas, pero él salía con un


montón. Él andaba engavillado, aquí pasó un señor vendiendo pescado y
lo estaban amenazando ahí por donde (…) y voy donde B. que estaba
allá arriba bañando: “B salite luego de ese baño que Hernán y otros dos
están asaltando al pescadero.” Cuando B ya venía, ya venía Hernán con
dos pescados, los otros llevaban otros dos, y sale B y se va, y se lo lleva
él, lo agarra del brazo y se lo lleva… Y le dice al pescadero: “¿le
compraron estos pescados?”, le dice. “No”, le dice, “es que yo se los
quería dar, yo se los di, dice, porque…” Claro, lo amenazaron, si es que
yo vi cuando lo rodearon. Vino B, le pagó los pescados al señor y se lo
trajo y lo sentenció aquí: “mirá, vos no tenés ojitos, ¿cómo te vas a
salvar? ¿Ah? Que tal si ese señor hubiera andado con pistola… te mata,
pero como no anda armado el señor…, anda haciéndose la vida, ¿por
qué sos así?,” le dice. “No, no, ya no lo vuelvo a hacer”, le dijo: “es
que yo quería comer pescado”. “¿Por qué no me dijo a mí?”, le dice,
“yo se los hubiera comprado…” Bueno, y ahí quedó él. Se fue B para
arriba, y me dice: “Alíñele los pescados a Hernán, hágaselos”. Ya vine y
se los hice: “Hernán”, le digo, “¿no vas a salir?”, le digo, “te voy a
hacer los pescados.” “No, ya no”, me dice, “B me regañó”, dice.
“Tiene razón”, le digo, “él no quiere verte muerto por ahí, porque
hubiera andado con arma ese señor los mata a los tres”, le digo. “No
andaba con arma el Don. Es cierto que lo amenazamos”, dice, “es
cierto, yo no niego”, B, le dice: “pero yo pisto era el que quería”, dice,
“para la droga”. “¡Qué bonito!”, le dice B: “vos te acordás que yo
todavía de catorce años me tiraba a venderle a mi mamá nacatamales,
por todo ese mercado me conoce la gente”, le dice, “ahí me invitaban
a robar y ¿a ver cuándo fui?”, dice, “ahí me invitaban a mí a hacer
fechoría, y ¿a ver a quién acepté?, no”, le dice: “a ustedes es que les
gusta robar”, le dice, “a ustedes no les gusta trabajar”, le dice. Él
estaba llorando, y al rato, que se va B, dice: “es cierto lo que me
dice”, dice, “es cierto lo que me dice B”, dice, “a veces yo no le acepto

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

eso, pero es cierto”, dice, “pero ya no lo vuelvo a hacer, mami”, me


dice, “de aquí para allá, dice, ya no lo vuelvo a hacer yo”.

P: - ¿Y cómo se siguió portando a partir de ese momento?

Abuela: - Tranquilo, un mes tenía de estar yendo a la iglesia, y


buenecito, si no había bebido, nada más que en ese momento fue a
donde don J a beber y sintió el olor. “Tiráme un trago, viejo ruco”, le
dice. “Ay…”, y lo agarra abrazado, sentado ahí en la acera, “…no
tomés, no tomés”. “No, ya tengo mes de que no tomo, hoy quiero un
trago”. “Ya, pues”, tuvo que darle, pues le dio el primer trago… y ahí
sí… platicando, él era muy callado por ratos. Y va de platicar con él, y
de ahí se le fueron a acercar otros cuatro, y va de platicar… Se llegaron
las diez cuando venía don T en el carro, él iba por mitad de la calle,
pero no lo tocábamos porque le tenía miedo, porque ya bolo era… era
tremendo, cieguito, pero no se dejaba de nadie - era ciego de los dos
ojos. Bueno, pues se puso a chupar y a chupar, de último que lo dejaron
solo. Cuando eran las nueve y media de la noche ya estaba solito,
sentado, cantando, y con un octavo a un lado, que lo dejaron ellos. De
ahí en eso pasa para allá… y nosotros vigilando, y tenía a los cipotes
vigilando, y B ya estaba en la iglesia, y yo luego…: “Le deberías de
hablar a B que venga, que Hernán anda bien bolito y sólo B es el que
puede, el que puede con él, para que lo dentre…, pero… no mamá hay
que cuidarlo, dice, está solito, ya no hay gente”, dice. Sólo estaba
abierta la pulpería. Pues vino y pasó y… Eso sí, cuando ya iba a pasar la
cuneta ahí donde C ya tocó, tocó, se agachó y ya pasó, y llega allá,
acababa de venir C: “Hernán, vaya acuéstese. ¿Y cuál es la mierda?”, le
dice a C: “deme un cigarro”, le dice. “Vaya T”, le dice, “alcanzale un
cigarro”. “Y pues que lo pague”, le dice T entonces. “Pues yo creo que
me lo gané con tiempo, cuando les ayudaba a trabajar, muchos días no
me los pagaron, hoy demen un cigarro”. Era bien fuertón él, ya bolo.
Viene C y se mete y ya: “No, no te voy a dar cigarro”, le dijo C: “tomá
este jugo”. Entonces vino y lo agarró. “No, deme el cigarro”, C, le dice:
“no sea así”, “y no me pare bola”, le contesta, “por lo que le dije”.
Viene C y saca el cigarro: “Va pues. Ya… ¿te lo prendo?”, y se lo
prendió, y ya… venía para acá cuando venía el carro, entonces se desvió
y se fue tocando por esa cuneta, por esa cuneta, pasó, como él ya

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

conocía cuando el tenía sus ojitos, y pasó… hasta donde, de la cuadra


ahí, de esta cuadra a la otra, ahí se fue a sentar. Diez en punto y yo
estaba bien preocupada, este niño chiquito que estaba aquí se quería ir
siguiéndolo: “no, te va golpear, te va a golpear, andá vigilalo”. “Ay,
mami, es tardísimo, no hay nadie”, me dice, “y se fue Hernán para
allá”, me dice. Le digo yo: “vayan a hablarle a B”. ¡Qué…! Ya cuando
B… llegaron a hablarle sólo se oyó como un cohete, sólo le hizo ¡puurff!,
cuando al rato vino un muchacho. ¡Qué…! Al rato viene B: “¿qué pasa
mami?”, me dice. “Mirá que anda bolo Hernán”, le digo, “y se fue para
allá”. “¿Y anda con alguien?” “No, estuvo”, le digo, “pero ahorita está
solito, ahí se fue solito”. Viene B, pasa para arriba a dejar unas
cosas que traía y bajando cuando viene un muchacho y le avisa que
estaba muerto Hernán dentro de la cuneta (le habían disparado).

P: - Da la impresión que él de alguna forma sentía su muerte, porque


precisamente sale a beber ese día después de haber estado sobrio
durante un mes.

Abuela: - Hernán ya estaba mejor, tenía un mes que no bebía, estaba


yendo a la iglesia. Ya le habían pegado tres balazos, ya le habían puesto
doce puñaladas. Dios… y en el Hospital Escuela, esos médicos, lo
reestablecieron otra vez. A los cuatro balazos fue cuando ya… lo
mataron aquí. Pero Hernán ese día, en ese mes, él ya tenía un mes que
ya iba a la iglesia, lo llevaban unas amigas, unas jóvenes, unas señoras,
unos jóvenes, unos dones, bueno… Andaba tranquilo, ya él venía aquí y
ya no, ya no me insultaba, no insultaba a B, no sentenciaba a nadie, no
venía a hacer relajo, nada más, sólo a llorar. “Vaya papa…”, le decía
yo, “…aquí está su cena…”, porque ya venía tarde, “…papa, no ande
tan tarde en la noche, hijo…”. “No, me andan cuidando mis amigos”.
Que eran los amigos de lo ajeno. “Me andan cuidando, mami”, me
decía, “no, no se preocupe”. “Ay, Hernán, son las once de la noche y
que horas, dentra”. “No, ya me vinieron a dejar mis amigos, ellos me
cuidan”. “Hernán, ¿por dónde andaba?”. “Anduvimos por Mateo,
bañando”. “Hernán, así como es usted no puede andarse metiendo a
los…”. “No, ellos me cuidan, ellos me cuidaron este día, y yo fui a
bañar porque ellos me llevaron y ellos me han prometido cuidarme,
hasta el último día. Viera que son mis hermanos”. Así me decía él.

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Otras veces me iba a aporrear las puertas para que me levantara a darle
de comer, y si no le daba… decía con mi hijo y se armaba, una vez lo
sacó que ya iba con un puñal sobre de él. Pero ya mi hijo ya no le hacía
caso porque él estaba cieguito, él lo dominó durante estuvo con sus
ojitos buenos. Lo amarrábamos porque ya no lo aguantábamos, pero ya
cuando él estaba sin sus ojitos mi hijo tenía que irse a dormir ahí donde
mi… Todos nos íbamos, lo dejábamos con las puertas abiertas. (Lo del
disparo no fue en esos días) Cuando ya él cambió, fue cuando lo
mataron, cuando él ya iba a la iglesia, que ya tenía un mes, cumpliendo
un mes, completito, ese día me dijo: “déjeme ese jean, yo se lo voy a
lavar”, “no, mami, pucha, usted lava mucho, tiene mucho trabajo,
mami…”, ya él ya había cambiado con nosotros. “Yo voy a lavar ese
jean…”, dice, “…porque hoy voy a pasear…”, me dijo, que era un
viernes. Y le digo yo: “no, papa, deje, yo se lo voy a lavar”. “No,
mami, póngame el cepillo allí, póngame el jabón y agárreme la mano y
enséñeme así…”. “¿Lo va a lavar usted?, si usted lavaba antes.” “No, sí
puedo lavar, porque voy a pasear mañana…”, que era un sábado. Ya
vengo yo, como estaba haciendo tortillas, vengo yo y le pongo el jabón,
le pongo allí la pailita para que sacara agua de la pila, ya le llevé la
mano a la pila y…: “no, mami, si aquí no me pierdo, ponga el cepillo
allí…”. Ya le puse el cepillo y ya vino y ligerito…: “mami, venga a
verme el pantalón”, me dice, bien alegre, ya él ya había cambiado con
nosotros. “Ah, sí”, le digo, “…está bien bonito. Déjelo, se lo voy a
terminar de… de lavar yo…” “No, mami. ¿Le tiro agua bastante?”. “Sí,
tírele agua, bastante.” “Le voy a dar vuelta al revés”, me dice. “Va
pues…bueno, hoy sí tiéndamelo, porque no hallo los mecates, vaya
pues…”, le digo yo, “y no lo tuerza, así démelo”. Ya vine y se lo tiré al
rincón, así, de la pared y… “ay, mami, ahí se oye que escurre agua, ahí
se va a resbalar usted…”, ¿cuando era que me iba a cuidar? Me había
dicho todo eso, que me iba a caer, él más bien me ponía bancos o
piedras, es que era tremendo. “Ay, que vieja de mierda, esta vieja ruca
nunca se va a quebrar…”. “Ah sí miro todavía, papa”, le decía yo, “yo
miro todavía”. “Hum .Pero al que yo quiero que se muera aquí es ese
sapo…”, que era el tío, B. Y B riéndose...: “Ah, te estoy escuchando, le
decía, te estás riendo de mí…” “Bueno…”, dice, “…pues ahora estoy
bien, mami…”, dice, “…ahora ya lavé mi jean…”, dice, “…y en la tarde
me voy a pijiniar. Mañana voy a pijiniar…”, es que decía él, bien

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EL DOLOR DE LA AUSENCIA

alegre. Ya vino, se acostó un rato. Al ratito vienen… los tales amigos:


“¿y Hernán Doña?...”. ¿Y como se los negaba yo? Una que por miedo, otra
que… “Dígale que venga”. “Hernán, ahí te buscan”, le digo yo, “ah, mis
amigos, ¿verdad?”. Y los más peligrosos… Ya lo bajaban… de arriba y ya
venían ellos… “Mirá, aquí te traemos…”, decían. Traían comida. “¿No
me irán a dar veneno ustedes? Antes, tal vez, me ocupaban, ya ahora
ya no me ocupan, porque ahora hombres es que ocupan, ya no ocupan
maricones…”, les decía. “Ah, no fregués, Hernán, dejáte de esa
onda…”, le decían ellos, “…si te queremos, si no te quisiéramos no te
anduviéramos jalando…”. Sí, y esa vez me dio ganas de llorar a mí. Y
me dice: “Mami, ¿está llorando?”. “No…”, le digo yo, “no, no estoy
llorando…” Y ese día, vienen esos delincuentes y se lo llevan. Pues que
se fueron para arriba, y no es que eran como las tres de la tarde cuando
se lo llevaron, como a las cuatro y media lo trían de vuelta, ya no
venían los que se lo llevaron, sino que venía una señora y venían otros
dos más…, pero ella no me conocía, ni yo la conocía. “Hernán…”, le
dice, “…ya no vayas arriba, mirá que allá anda la policía y yo no quiero
que te lleven, y vos no mirás que te van a llevar”. “Ah, yo no le tengo
miedo a esos pokemones”, dice. Así les decía él. Y yo escuchando por la
ventana. Al rato pues que en eso baja don J, un señor que es bien
bolito, me lo quería mucho don J Vaya, “viejo ruco”, le dice, “tiráme
un trago, yo ya estoy decepcionado, hoy va ser el último fin mío”, dice,
y yo en la ventana escuchando.

P: - ¿Supieron quién fue?

Abuela: - No. la gente como habla tanto, pero uno no puede… no puede
decir nada porque… La bulla era de uno pero no se puede saber. Otros
decían que unos que se habían desertado de la PC y que andaban
matando, bueno, eso lo creo yo, porque mataron uno a las siete de la
noche en la (colonia) Israel, un taxista, amigo del papá de él. Ajá,
vinieron a matar a Don Martín, un señor de sesenta años, de ahí pasaron
a matarlo a él a las diez de la noche… De ahí fueron a balear otro, de
allá, de un mercadito que tienen a la salida.

P: - ¿Hicieron la denuncia?

62
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Abuela: - Claro, sí los de la DIC aquí estuvieron. Y se han acercado ya


varias veces a ayudar.

P: - ¿La policía ha dicho qué paso?

Abuela: - No, no, nada, nada, porque B, el viernes de la semana


pasada, fue, allá a las Lomas, porque vinieron ellos y dijeron que
querían que fuera yo, “yo ya no”, le dije, “yo tengo que caminar y yo
ya no puedo caminar, estoy sufriendo de un dolor de canillas y el día
que yo camino, al día siguiente amanezco grave”, le digo yo. “No,
pues, tal vez puede ir B. Sí”, le digo yo, “él que vaya”. Pues a B le
dijeron que volviera a ir, que iban a venir ellos otra vez… a decirle que
día… Eso fue el viernes de la semana antepasada.
Nada más por lo que me vinieron a decir ahí a esa ventana, entonces
cuando vino la DIC yo les dije: “esto y esto me han dicho”, le dije.
Entonces me dijeron: “(…) ya debe muchas”, dice, “pues, tiene que ir
preso; (…) debe muchas”, dice, “ya lo sabemos”, pues lograron
agarrarlo; el (…) lo mismo, grandes delincuentes… “Entonces, se los
llevaron y no han salido.”

P: - ¿Usted cree que habrá justicia o que hay justicia?

Abuela: - No, no, no, ellos no. ellos sólo… muchos policías que yo
conozco, que son amigos de mi hijo dicen: “déjenle a Dios todo, que
Dios es quien reparte justicia a quien lo merece, Dios castiga a la
persona que…” Algunos amigos de él, que son cristianos. “Hay que
dejarle todo a Dios, que de Dios nadie se esconde. Pues sí”, le digo yo,
les dice B: “¿qué vamos a hacer?, pues si no vimos”.

P: - ¿Usted que preferiría, que se hiciera justicia aquí en la tierra o que


fuera Dios el que tuviera que resolver los asuntos que los hombres no
podemos resolver?

Abuela: - No, sólo espero que todas estas madres que han perdido a sus
hijos… que luchen a buscar esos delincuentes, que algún día van a pagar
todo esto, porque no crea… es duro que mueran estas criaturas, es
cierto que… tal vez no andan en lo bueno y que por eso mueren, pero

63
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

no es justo, para eso está la PC, que el que debe gran delito que lo
lleven… que pague su condena, porque todos, bueno y malos, tiene
derecho a vivir, no tiene derecho a quitarnos otras personas, eso es lo
que yo digo.

P: - ¿Conoce a otras familias que están viviendo lo mismo?

Abuela: - No, aquí…, sí, muchas madres no las conozco, conozco poco,
pero he visto a muchas madres que salen por televisión hasta llorando,
allí… por sus hijos, pidiendo justicia. Conocidas mías no, gracias a Dios,
pues.

P: - A usted se le ve el dolor por haber perdido a su nieto, pero de


alguna manera parece que esto no es del todo nuevo, que la muerte
siempre ha estado cerca de su vida; su hija por ejemplo, que murió
hace poco, usted misma enviudó, cuando era joven.

Abuela: - A cinco enterré ya. Adelante los tengo ya. Ya sólo he quedado
con tres. Y ya hombres, que ya trabajaban… el último que me mataron
me lo mataron en Calpules, esos de lo ajeno, sólo porque no les dio la
renta, él trabajaba con S, le mataron el hijo también, esos groseros. En
diez meses murieron tres. Uno, que vendía en Siguatepeque, lo
atropelló un carro. Mi hijo en Calpules, acababa de parquear los buses,
él les negó, todos los días les daba cincuenta pesos y ese día no les dio,
porque no habían vendido pero… ni para la tarifa…, entonces les dijo
que no tenía, lo vinieron a vigiar, parqueando los buses… sólo le
hablaron, ahí lo asesinaron.

P: - ¿Y lograron apresar a los responsables?

Abuela: - No. A mí me dijeron quién había participado cuando me


mataron a mi hijo, ahí en Calpules, yo lo mandé a capturar, pero en eso
tenían sentenciado al patrón de él… y tuve una llamada, tuvo otra
llamada S, el dueño de los buses, que si no lo sacaban que iban a salir a
matarnos, entonces yo pedí que le levantaran la demanda, y lo sacaron,

64
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

a saber, pero como después de eso, hace diez años, cuando me mataron
a ese hijo, ahí, diez años va a cumplir, el 27 de marzo cumple los diez
años. Me dijeron que habían caído cuarenta de ahí de todo ese sector
de Calpules, del Pedregal, de Las Vegas, y que seguramente ahí iba, ahí
iba otra vez el que había mandado yo a meter preso. Ahí dejamos ese
caso, no seguimos porque eran cuarenta, cincuenta los delincuentes
que habían por ese lado y ya teníamos temor, se quedó así, pero yo
tengo la fe que los agarraron, porque agarraron cuarenta en esos diítas
que habían matado a mi hijo, porque mataron a otros dos por Las
Vegas.

P: - ¿Usted, después de haber visto en la vida todo lo que ha visto,


cómo puede explicarse toda esta violencia que ocurre en Honduras?

Abuela: - Que dicen que sólo los que no tienen dinero son los que
mueren, no, eso es mentira, los que andan en lo malo es los que
mueren más. Yo me acuerdo con Hernán, cuanto platicábamos con él:
“ah, no, ya me voy, esta vieja ruca…” Así era él, ¿cómo podíamos
hacer?, no podíamos nada ya, teníamos que aguantarnos lo que él nos
contestara, lo que él nos dijera, porque qué íbamos a hacer, no
podíamos ya con él, ya él nació para ser así, no fue por falta de mamá,
por falta de papá, eso es mentira, yo crié a todos mis hijos solitos y
ninguno fue delincuente, ¿ah?, pobres, hijos de madre pobre, pero
trabajadores, yo por eso me pregunto que por qué los de mi hija, si
todo lo tenían, que hasta su techo de casa, que es lo más importante,
su alimentación, ¿ah?, ¿por qué?, eso me pregunto yo nada más, ahí… ya
no tengo respuesta, sólo me pregunto yo que: ¿por qué?, porque yo crié
nueve hijos y un adoptado, fíjese, cuando mi esposo murió… y yo
quedé… de treinta y nueve años… ¿ah?, y ¿por qué mis hijos no
agarraron… andar en lo ajeno?, y que yo no podía con tantos, porque…
les daba de comer y me iba a trabajar a un kinder, de Pineda Ponce,
trabajaba hasta las doce y de ahí salía y pasaba con la profesora Celia,
que trabajaba en ese kinder de Pineda Ponce, a trabajar, de ese otro
medio día, hasta las siete de la noche y andaba sólo con él, que estaba
chiquito, este niño, B, de nueve meses, y los otros los dejaba
encerraditos en casa, alquilábamos, ¿ah?, y yo pude, y mis niños no
aprendieron, no se aprendieron mal vicio, y yo, los más grandecitos, a

65
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

unos sí podía darles para que fueran a la escuela, y si no, o los otros
para que fueran a vender. A la escuela ponía tres un año, otros tres el
siguiente año, esos tres que no los podía poner a la escuela los mandaba
aunque sea a vender periódicos, aunque sea a vender tortillas, ¿ah?,
nunca me salieron ellos con ese vicio, y me pregunto que ¿por qué mis
nietos?, bueno, mucha gente dice que es nueva generación, no…, eso no
lo creo, eso son las gavillas, porque se engavillan a escondidas, ellos
iban a escondidas de nosotros, los mandábamos a la escuela y no iban, y
nosotros creyéndolo, bueno, yo… como crié a mis hijos confiaba en mis
nietos también, así como eran mis niños, mis hijos, que nunca me
mintieron, ellos iban a su jornada en la escuela, y que bueno que
hubieran ido allí cerquita, venían desde San Jerónimo, Intibucá, a
Otoro, ¿ah?, y regresaban en la tarde, un sacrificio cruel para mis hijos,
¿ah?, y ¿por qué no se desviaron ellos a lo malo?, bueno en ese tiempo
no había maldad, pobres, pero toda la gente sana. Entonces digo yo, a
veces acepto eso que dice mucha gente: “que es la nueva generación”.
Hoy, los cipotes de ahora, hay que andar encima de ellos, andar viendo,
vigilándonos, como yo mando a vigilar a este niño, mi hijo ahí anda, ve,
cuando sale a jugar, porque a veces se hayan personas… que no les
dicen para que los mandan, tal vez les dicen vayan a dejarme este
paquete de confites, tal vez les dicen vayan a dejarme esta bolsita a tal
parte, y tal vez ellos no saben en lo que andan, cuando ya vienen a
despertar ya están metidos y después no salen, y cuando quieren salir
ahí es donde los asesinan, y antes no, antes era bien sano, antes era
linda la vida, pobres, pobres todos, pobres, pero la pobreza nunca a mí
me agobiaba como las maldades, eso sí, eso sí me preocupa. Tengo
éste, ya D pues yo tengo la fe que ya está ahí y le pido a Dios que así va
a seguir, H, ya sólo con él, no, H… que anda vendiendo en la calle, pero
es un cipote muy… tranquilos, no tiene vicios, H anda en diecisiete
años, ese cipote no usa pero ni cigarro, no es engavillado ni ir a los
“ataris”, éste sí hay veces que se me quiere ir, pero… aquí lo
agarramos, y él tiene que aprender a vivir, el hecho que no sea de mi
sangre no es el hecho que no voy a ver por él, desde luego que me lo
llevaron a la casa, chiquitillo, tenía que aceptarlo aunque no quisiera, y
le pido a Dios que me va a dar unos diítas más para que el quede grande
y que mire todo, ya él ya mira todo lo que pasa, por medio de eso él
tiene que aprender a vivir.

66
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

4. “Él sabía que nosotros éramos su


verdadera familia y nunca lo dudó.”

PSEUDÓNIMO: JAVIER
AÑO DE NACIMIENTO: 1984
AÑO EN QUE OCURRIÓ EL HOMICIDIO: 2000
EDAD DE LA VÍCTIMA EN EL MOMENTO DEL CRIMEN: 15 AÑOS

Para muchos, ya se llama “Cholombia”. Y como en esas


comunidades donde ha pasado la guerra, se ven mancos, tuertos, cojos;
no solamente adultos, niños también. Hay proverbios de la Biblia por
doquier y son comunes los murales que reproducen escenas de violencia
y arrepentimiento.

La gente finge que no mira pero nadie ni nada pasa inadvertido: cuatro
hombres, un carro azul, mediana estatura, tres trigueños, uno blanco,
Toyota azul, pick up, que se estaciona justamente en la calle del
“finadito Javier”.

Nos aparcamos justamente en mitad del triángulo dónde quedó cercada


gran parte de la vida y la muerte de Javier. La iglesia, la pulpería y la
acera sombreada por un árbol donde se sentaba el niño a descansar y a
tomarse un refresco.

Un radio menor de 50 metros con olor a agua empozada donde el niño


creció, se hizo cercano a la iglesia y murió ametrallado porque tenía el

67
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

mismo nombre de otro muchacho de Choloma al que andaban buscando


para matar.
La joven llama a su madre o a su abuela, no se sabe. “Dicen que te
buscan”. La mirada detrás de los barrotes se suaviza cuando la señora,
de unos 70 años, reconoce al representante de Casa Alianza. Nos sonríe
e invita a pasar. Ella misma abre la puerta. Nos ubica en una pequeña
salita, donde hay una cuna, un televisor y una niña rubia, con
sobrepeso, de unos tres años, que de inmediato se pone a jugar con uno
de los compañeros de trabajo.

Abogado de Casa Alianza: - ¿Y cómo está el padre Canales? (pregunta,


para romper el hielo).

Madre adoptiva: - Bien, bien.

Abogado de Casa Alianza: - Javier era un muchacho muy comprometido


con la iglesia. (La señora cierra los ojos y asiente).

P: - ¿Javier era muy cercano a la Iglesia verdad?

Madre adoptiva: - Con el cura andaba para todos lados, iban a


Monterrey a repartir comida, mire que esa vez se fue hasta aquí de
agua y de ahí se fueron repartiendo provisiones, repartiendo provisiones
con el padre Canales, con él andaba para todos lados, el padre Canales
le puede dar un pormenor de él, ahí está en la catedral el padre
Canales.

P: - ¿Javier era un muchacho adoptado verdad?

Madre adoptiva: - No, es que la adopción de él fue así, yo vendía en el


mercado, en San Pedro, en eso vino una muchacha que era amiga de
una de mis hijas, entonces le dijo, como a eso de las cuatro: “mire”, le
dice, “cuídeme este niño”, le dice, “ya vengo, ya vengo”, le dice. Y le
dice: “y si no viene luego y viene mi mami y me regaña”. “No”, y le
contesto que ya iba a venir. Se lo dejó con sólo un pañalito, entonces,
cuando ella miró que ya eran las cinco y no venía, eran las cinco y

68
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

media y no venía, a las seis venía llegando yo, cuando me dice: “mami,
mami”, me dice. “¿Qué pasa?”, le digo. “No te vayas a enojar. ¿Por
qué?, ¿qué hiciste?, le digo. “No, qué, fijate”, me dice, “que vinieron a
dejar este niño aquí”, me dice, “y la mamá no aparece. ¿Cómo que no
apareció?”, le digo, “pues ya te hiciste de ese clavo”, le dije yo así.
“Bueno”, le digo, “la criatura no tiene culpa”. Pues así fue que
nosotros dejamos esa noche ese niño y estaba con una gran calentura,
una gran diarrea y una gran basca, pues entonces estaba la posta aquí,
entonces al siguiente día le digo al viejo (su esposo): “mirá que vamos a
la posta a reportar este niño porque en una de esas nos pueden acusar
a nosotros de secuestradores”, le digo. “Pues vamos pues”. Hablamos
con el Teniente ahí: “no”, me dice, “no hay problema”, me dice, “ahí
ténganlo ustedes”, me dice. Pues así se quedó el niño, él aquí; ese
mismo día le digo yo al teniente: “mire que voy a llevar a este niño
donde el doctor porque se me va a morir aquí y yo no quiero enterrar a
nadie”, le digo yo. “Sí”, me dice. Ahí no más arranqué con él para
donde el doctor. Entonces estaba el doctor Pineda. Entonces yo le dije
al doctor Pineda: “mire doctor que me han ido a dejar este niño allá”,
le digo, “y está grave, porque así…, mire, grave”. Me dice él… “pues:
dentrelo”, me dice, entonces yo lo dentré a él. Me dio, me regaló todas
las medicinas. De ahí él ya él ya se compuso, y ya se fue poniendo
gordito y gordito y bien gordo, tanto, que se le hacían las rosquitas en
los brazos, bien gordo, y después ya apareció la abuela de él, y
entonces me dice: “¡qué bonito está el niño! Esos son los cuidos” le
digo, “a pesar que nos mío, pero yo lo quiero como mío”, le digo, ya él
ya tenía seis meses. De ahí llegó hasta la edad de cuatro años, a cuatro
años se me escapó de morir de un pepe, que el se…, no fue pepe, sino
que él agarró una leche y se la tomó, a media noche estaba arrojando
la leche y de ahí… a esas horas, a la una de la mañana agarramos para
donde una enfermera, ella dijo que no podía. De ahí… nos fuimos para
el hospital. Mire, lo acuestan en una camilla, el niño… así: “ay, que
bonito este niño, ay que lindo”. Todos y no le hacían medicina y no le
hacían nada, todas enamoradas del niño, entonces le digo al viejo yo:
“no, levantemos a este niño y vamos para donde Pineda”, le digo. Así
fue, a esas horas, a las seis, nos fuimos para donde Pineda, de ahí vino
Pineda y me le puso una inyección, me le dio medicinas: “no, a este
niño yo no le cobro nada”, me dice. “Vaya pues, está bueno”, le digo,

69
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

entonces nos venimos, y a todo esto él no se movía, vino él a reaccionar


a las seis de la tarde, después no se volvió a enfermar, y se hizo bien
pollón, él era bien fornido, él trabajaba, él era anuente a la casa, él no
tenía gavillas, él no era engavillado, no.

P: - ¿Y cómo era su forma de ser?

Madre adoptiva: - Ah, Javier, cuando era niño, era bien gordo, bien
hacendoso, bien estudioso, era bien llevado con uno. Él nos ayudaba en
todo, si el cuando le sucedió eso él estaba trabajando pues, él venía de
trabajar, así era de gordito, bien empacadito, bien gordo era tierno.
Quince años iba a cumplir, no los tenía cumplidos.

P: - ¿Él sabía que era adoptado?

Madre adoptiva: - Sí, sí yo le dije. Como a los diez años yo le dije.


“Mirá”, le digo, “tu abuela es fulana, tu abuelo es sutano, tu mamá es
aquí”. Pero no se lo tomó mal, él sabía que nosotros éramos su
verdadera familia y nunca lo dudó. Porque ese niño anduvo no sé si en
dos o tres lugares que ella lo iba a dejar y luego se los daban a los
abuelos y ya aquí fue donde topó, que yo no se los volví a dar, porque
como yo hablé con el sargento de la posta, entonces él me dijo: “no”,
me dice, “no hay problema, cualquier cosa avíseme”, me dice. Pues así
fue. Pues ya cuando lo miraron bonito… él visitaba a los abuelos porque
como yo ya le había dicho: “mire, el día”, le digo, “que yo muera y
usted quede… no va a quedar ambulante, fulano de tal es su abuelo,
fulana de tal es su abuela”. Él iba donde ellos, él iba, pero era bien
grandote…

P: - Al parecer, no fue algo que le traumara demasiado.

Madre adoptiva: - No, él sabía que lo queríamos y nos quería; para él


estaba claro quién era su familia.

P: - ¿Y conoció a sus hermanos biológicos?

70
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Madre adoptiva: - No, los hermanos vivían a parte, si él sólo visitaba a


los abuelos. No lo conoció al papá. A la mamá (la conoció) así de
pasada, porque como ella sólo decía “adiós Javier” y se iba. Nunca,
ella, se puso a platicar con él.

El cura afirma que:

“Era cercano a la parroquia, bromeaba, simpático, no


pertenecía a ninguna mara. Yo conozco este caso porque me
contaron de su muerte, yo me he preguntado por qué lo
mataron y estoy dispuesto a ir a cualquier lado donde me
llamen. Los asesinos, sus características es que eran fornidos,
andaban en un carro rojo. Lo estacionaron frente al portón
grande de la parroquia.”

P: - ¿Y se aparecieron para el funeral los abuelos?

Madre adoptiva: - Esos no se movieron para nada, sólo un ratito


vinieron al velorio y de ahí no se volvieron a ver…

P: - ¿Y cómo fue la reacción del Padre?

Madre adoptiva: - El padre Canales se puso mal también, al saber la


noticia, porque él no estaba aquí, él andaba en España, cuando ya vino
yo le conté: “ay, no, me dice. ¡Qué barbaridad!” Ese padre lloró por él.
Él ayudó (en la investigación) y no supo nada, no, no supo nada. Él nos
ayudó bastante en investigaciones, pero no.

P: - ¿Y él conocía gente rara? ¿O era totalmente un muchacho ajeno a


problemas? ¿Lo confundieron?

Madre adoptiva: - No, él no andaba, él no se engavillaba con nadie, él


no salía y me decía: “tal vez voy mami”. Pero salía con la hija mía.
“Mirá mami, hay fiesta en el colegio, vamos a ir con mi hermana.
Andate pues”, le digo. Se iban. A las once ahí estaban los dos. Él no,

71
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

no, no andaba en malos pasos. Ellos no andaban en malos pasos. Que en


ese tiempo había mareros en barbaridad aquí, pero él no, nunca…

Él trabajaba, trabajaba, en La Ideal, con un hermano. A cuidarlo


porque él es inválido, él le cuidaba ahí, él lo cuidaba, él le pagaba para
que lo cuidara. La Ideal quedaba por San Pedro, allá, adelante. Él se
estaba todas las semanas allá, sólo venía sábados y domingos aquí. Ya el
lunes, ya en la mañanita, se iba.

Acababa de cumplir… en mayo, no, en junio, no, no los había cumplido


los quince años, él los cumplía el diez de junio y él murió el diez de
mayo… el día de la madre pues, el día de la madre, al siguiente día, el
día de la madre fue un domingo… el lunes ya…

Mire, en esta zona es peligrosísimo, esta zona es peligrosísima. Mire, no


más ayer, anteayer, ahí asaltaron uno. A mi viejo allá lo saltaron por la
casa comunal, le quitaron un celular. Ahí, donde quiera lo asaltan a
uno, que uno… ya ven que sea conocido… ahí se lo echan. Aquí es
peligrosísimo.

Ahorita no es tanto como antes. Antes desde allá eran los tiroteos para
acá, se oían aquí los techos pura arena, de los chimbazos que echaban,
ahora medio están sostenidas las maras.

Testigo B:

“Como a las ocho o nueve de la noche, el día 15 de mayo, lo vi que


estaba sentado frente a su casa, escuchando música, creo que ni
escuchó porque le hablaron los del carro rojo. Es que él cayó con los
audífonos puestos. Yo escuché los disparos como de una ametralladora,
yo salí de inmediato porque había mandado a mi hijo a comprar a la
pulpería, una leche, yo recuerdo que gritaba el nombre suyo, al ratito
salieron los familiares.”

72
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Y cómo fue el entierro de Javier?

Madre adoptiva: -Mire, así se llenó aquí… todo esto. Y si era en el


entierro fue gran montón de gente, barbaridad de gente, pues si es que
yo no sé como fue esa muerte, pero dicen que fue una equivocación…,
porque aquí había dos Javier, éste y otro allá por el champerío, y a
quien dicen que buscaban era al otro Javier y vinieron a matar a éste
acá…

P: - ¿Ustedes que supieron?

Madre adoptiva: - No se oye nada de rumores de quién fue, porque


como los que estaban ahí se perdieron todos en el momentito y como
yo… a veces uno sale y fulano y sutano están ahí y se dentra, y ese día,
mire, yo no, no, no me dio lugar de salir afuera y si hubiera estado
afuera me matan a mí también, porque era refuego, era, era, era Aka.
Lo único que yo alcancé a ver fue un carro, allá, y un hombre con una
camiseta blanca y una camisa, así, que le flotaba cuando venía, y lo
único que le alcancé a oír yo, era pelón, y lo único que le alcancé a oír
fue: no, le dice, “vámonos, ya está cabal”, le dice. Se montaron en el
carro y se fueron, eso sí le oí: “vámonos, le dice, ya está cabal.”

P: - ¿Cómo fue el impacto en la familia?

Madre adoptiva: - Cállese, si uno se escapó de morir, si yo ni supe,


usted, si a mí me llevaron donde el doctor, a mi me tuvieron un año en
tratamiento. Ni quiera Dios. Es triste.

P: - Nos puede contar cómo fue ese momento en el que lo asesinaron.

Madre adoptiva: - Mire, la muerte de Javier fue una muerte que a


saber, ni se entiende. Mire, Yo estoy viendo la novela, en ese tiempo La
Usurpadora, que la daban a las ocho y media, la puerta era ahí donde
está esa ventana, yo estoy sentada en esas cajas, entonces él se

73
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

cambia: “mami, me dice”, ya habíamos cenado todos, “mami”, me


dice, porque él sólo así me decía, “mami”, me decía, “voy a ir un
ratito ahí, al palo”, me dice, porque la hija que él se llevaba más con
él… ella trabajaba: “mirá hijo”, le digo, “no salgás”. Como que yo ya
presentía algo, fíjese. Le digo: “no salgas, venite, vamos a ver la
novela”, faltaban como quince para las nueve, le digo “no te vayas para
afuera, hijo, venite, vamos a ver La Usurpadora, y lo agarro yo de aquí,
para echarlo para atrás. No, mami, vos que sólo encerrado lo querés
tener a uno, si un ratito, mientras viene Fanny,” me dijo, un ratito, ya
voy a venir, me dijo. “Vaya pues, andate, no querés estar aquí, le digo,
andate”. Pues se fue, a los quince minutos oigo yo “pen, pen, pen”,
“yhhj”, ¡gran poder Dios!, digo y me tiro, y entonces me quedé parada,
cuando en eso vienen a gritarme: “le mataron a Javier. ¡Gran poder
Dios!” De ahí… no supe… yo, lo único que sí… yo invoqué a él y le dije:
“Javier, qué barbaridad, le dije, que no me hiciste caso. Sí, mami, me
dijo, y me hizo con la cabecita así.” Eso fue todo. Y dicen que cuando
lo llevaron a la… lo llevaban al hospital él todavía sólo medio respiraba,
y cuando iba ahí por el molino: “ay, mami, mami…” Y se quedó. Mire,
esa muerte fue pero instantánea.

P: - ¿Pusieron la denuncia?

Madre adoptiva: - Mire, nosotros anduvimos porque ahí en la DIC, él


tenía un familiar también, el se movilizó y no dio con el paradero de los
que lo mataron a él, no dio.

P: - ¿Tiene esperanzas de que la justicia haga algo?

Madre adoptiva: - Pues sí a saber, si como uno sabe, ¿verdad?, como


pueden suceder las cosas. Que hubiera alguien que nos ayudara…,
posiblemente… pueda que sí, porque como, sabe qué es lo que pasa
también, que como aquí ha muerto bastante gente, bastante gente ha
muerto aquí, eso es lo que pasa. Mire, había una aquí, en el pasaje
Gracias a Dios, que por apodo le dicen la “Cumbia”, a esa le mataron
un hijo ahí por la… ahí en el parquecito. De ahí de la Casa Alianza a ella
la iban a visitar también, porque lo mismito fue, lo mismito fue.

74
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Nosotros no tenemos ninguna clase de relación con ella (con esa otra
madre), porque vive largo y yo como no salgo a ningún lado.

P: - ¿Qué son los recuerdos que perduran de Javier?

Madre adoptiva: - Ay, mire, usted sabe que una madre, aunque sea
adoptiva, su hijo no lo olvida, jamás…, ese vacío queda para la
eternidad. Es que él era muy amoroso con nosotros. No, esos son
recuerdos que jamás se olvidan.

Comunicado de la Iglesia/ José Antonio Canales:

¡BASTA YA A LA VIOLENCIA!

“Javier tenía dieciséis años, era el hijo adoptivo del matrimonio dueño
de la pulpería que está frente a nuestra parroquia, era muy alegre y
cada vez que yo llegaba al portón del garaje de la casa cural me hacía
la broma de que le prestara el carro para ir a dar una vuelta. Cuando
ocurrió el huracán Mitch, Javier fue uno de nuestros más fieles
colaboradores, haciendo provisiones para llevar a las familias
damnificadas de los campos bananeros, nunca vino a Misa pero siempre
estuvo dispuesto a ayudarnos en esos quehaceres diarios de la
parroquia, era muy inquieto como casi todos los jóvenes…

Una noche en mayo de 2000, un carro se estacionó frente al portón


donde tantas veces Javier me pidió el carro, se bajaron dos hombres y
le dieron dos disparos uno de ellos mortal en la cabeza, Javier murió
camino del hospital. Hasta el día de hoy no sabemos por qué y quién
mató a Javier…

En nombre de Dios de la Vida y del pueblo que sufre, decimos: ¡Basta ya


a la violencia que está ensangrentando y llenando de luto la vida de
tantas familias de nuestra diócesis de San Pedro Sula! Basta ya a tanta
sangre derramada en un pueblo, que agobiado por una inmensa
pobreza, tiene ahora que sufrir el azote del crimen, muchas veces
impune, que clama el cielo. El Dios de la Vida, que ama todo lo creado

75
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

y lo conserva y ve en el ser humano su más elocuente obra, a quien hizo


a su imagen y semejanza, le duele la deshumización tan evidente que
se está dando en nuestra sociedad, ante la ola de asesinatos, secuestros
y maltratos a la dignidad humana”

5. “Él era sastre, él costuraba en el taller


(…) Hubo un policía al que yo le estaba
llorando y entonces él me dijo: „mire,
señora‟, me dijo: „en vez de que esté
llorando aquí‟, me dijo, „vaya búsquelo
a las cañeras‟”

PSEUDÓNIMO: JOSUÉ

FECHA DE NACIMIENTO: 1982

AÑO EN QUE OCURRIÓ EL HOMICIDIO: 1998

EDAD DE LA VÍCTIMA EN EL MOMENTO DEL CRIMEN: 16 AÑOS

Un pariente de uno de los jóvenes que fueron asesinados y que


dio testimonio para este libro afirmó, en un momento en el que se
apagó la grabadora, que definitivamente estaba cansada de remover sus
sentimientos una y otra vez. Tuvo la cortesía de decirlo al final de la
entrevista. No recriminaba nada, es más, parecía estar pensando en voz
alta.

Y sin embargo, añadió después, que lo iba a seguir haciendo siempre


que fuera necesario, lo hacía, dijo, para procurar la justicia, algo, que

76
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

además, no terminaba de comprender, y que, “sin duda, no existe en


mi país”.

Al contemplar el rostro de la madre de Josué, sentada en un rincón del


salón, con una bolsa en su mano y un vaso de agua sobre el pupitre,
pensé que seguramente, al igual que aquella otra madre, ella también
temía que todos sus recuerdos se volvieran a remover. Estaba ahí,
esperando, una entrevista más, otra persona más a quien contarle lo
que sucedió con su hijo, rodeada de sus pequeños símbolos de
cotidianeidad.

¿Podría el más sagaz y sensible de los observadores, al nada más verla,


adivinar su tragedia personal? Lo más seguro es que no.
Nos movimos hasta las últimas sillas del salón. La otra señora, la
hermana de Francisco, el otro muchacho que vivió la misma desgracia
de Josué, estaba a unas sillas. Nos sonrío.

P: - ¿Ustedes son amigas?

Las dos contestan que sí. La tensión inicial se destempla con otro
intercambio de palabras amables.

P: - Cuéntenos la historia de su hijo, ¿cómo era él?

Madre: - ¿Cómo era…?... Mire, él era un hijo cariñoso, cómo le digo…


para él yo era su apoyo, era importante para él, yo era su mamá, era su
amiga, era todo lo… y pues él era cariñoso conmigo, vivía pendiente de
mí. Yo les digo a ellos que él era de los que se no se comía nada él solo
si no llegaba compartirlo conmigo.

P: - ¿Vivían solos los dos?

Madre: - No, ellos eran cuatro hermanos, entonces vivíamos todos ahí
juntos, mi esposo y ellos los cuatro, él era el mayor de ellos, entonces
el niño pequeño… era otro que él se encargaba de cuidarlo, que no le
pasara nada a él, era el niño más pequeño que en ese tiempo tenía seis
años.

77
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿A qué se dedicaba Josué?

Madre: - Él era sastre, él costuraba en el taller… ahí… con mi hermano,


ahí… hacía pantalones. Estuvo estudiando pero después había
abandonado el estudio y ese año iba a volver a entrar, ya estaba en los
planes que ese año iba a volver a entrar al colegio.

P: - ¿A qué se dedica su familia?

Madre: - Mire, pues mi esposo tiene una carreta de caballos con la que
trabaja y pues mis hijos…, ahora, ellos ya están grandes, ¿verdad?, no
sé si me pregunta de ahorita o en ese tiempo. Pero, en ese tiempo…
ellos… pues él era el mayor, los otros… ellos estudiaban estaban…, el
más grande pues estaba estudiando… iba a empezar a estudiar ese año,
aquí en el Loyola. El otro pues estaba en sexto grado y el niño pequeño
que era el que iba a segundo grado.

Testigo A que tiene conocimiento de los presuntos


culpables pero que desconoce a las víctimas afirma que:
“El día domingo a las siete y media de la mañana llegó un
carro Datsun azul sin placas, llegó al frente de la casa mía y
según ellos iban buscando a unos cipotes que llevaban un
maletín robado y entonces se metieron en la casa de E.
estando un señor A., cuando le pusieron la pistola en los
sentidos y los de la DIC le preguntaron por un hombre y
entonces vinieron y lo agarraron y le pusieron la pistola en los
sentidos y lo metieron para adentro y lo llevaron para el solar
cuando venía la señora E. y llegó a la casa mía y me dijo que
le querían matar a A. los de la DIC. Yo fui a la casa de E. y les
pregunté qué pasaba y ellos, los de la DIC me dijeron que me
callara sino me iba a matar a mí y entonces les dije como
dicen que los de la DIC son estudiados y ellos me dijeron a mi,
usted vieja H… se calla porque sino la vamos a palmar y luego
a A. Lo dejaron adentro de la casa…Sobre los muchachos
asesinados yo no les puedo decir nada (solamente conoce a los

78
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

presuntos implicados2), pero suponemos que ellos (los


implicados) fueron porque ellos eran los únicos que andaban
en ese carro azul, no tenía ningún tipo de relación con los
menores y nunca había visto a los menores ni con los papás de
ellos tampoco.

P: - ¿Cuál es el origen de su familia?

Madre: - Ellos son nacidos todos aquí en Progreso, yo no, yo vengo de


allá del departamento de Lempira, me trajeron cipota, pequeña para
acá pero aquí me crié en Progreso.
Mi papá se dedicaba a una finca de plátano que tenía.

P: - ¿Era amigo de Francisco, el otro muchacho?

Madre: - Sí, ellos eran amigos. Iban más bien para la casa. Ya iban
saliendo de la placita del Niño, porque en la placita… donde juegan
fútbol jugaban básquet y todo eso, más bien ellos ya iban a entrar al
barrio, ahí a la casa.
Testigo B:

“El domingo como a eso de las siete y media de la mañana han


entrado a la casa y yo me encontraba barriendo y ellos me
preguntaron por un hombre y luego de eso me quitaron la
escoba a mí y me han puesto las pistolas diciéndome a que a
dónde estaba el hombre que buscaban ellos y yo les dije que
al hombre yo no lo conocía y me han llevado al otro lado de la
casa por toda la cocina diciéndome que yo conocía a ese
hombre y en eso bajó la hermana mía porque ella estaba
durmiendo todavía cuando ellos llegaron, y luego han salido
los dueños de las otras casas diciéndome que no me fueran a
matar y que respetaran la propiedad ajena, y le gritaron a la
señora y ellas les preguntó si eran estudiados. Llegaron en un
carro Datsun azul, sin placas, cabina sencilla de paila, eran

2
Lo que está entre paréntesis es del editor

79
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

cinco personas quedando dos afuera y entrando tres a la casa,


no sé los nombres de estas personas, no los había visto antes.
De los menores no les puedo decir nada y se presume que
fueron los agentes de la DIC porque ese mismo día aparecieron
muertos (Josué y Francisco).

P: - ¿Era extraño que se perdiera?

Madre: - Pues claro, porque… desde el momento que a ellos los


agarraron a nosotros nos fueron a decir que los habían agarrado, y
nosotros pues… nunca nos imaginamos, incluso, cuando yo estoy en la
policía… hubo un policía que yo le estaba llorando y entonces él me
dijo: “mire, señora”, me dijo: “en vez de que esté llorando aquí, me
dijo, vaya búsquelo a las cañeras”, me dijo, “tal vez no se lo han
matado todavía”. Entonces yo andaba con una vecina y me vecina le
dice: “no diga eso”, le dice, “mire que ella es la mamá”. “Es que es la
realidad”, dijo el policía. Y nosotros no, no lo fuimos a buscar a las
cañeras, porque nosotros nunca creíamos que los íbamos a encontrar
muertos…

P: - ¿A los cuántos días los encontraron?

Madre: - Los encontramos al siguiente día. El siguiente día… yo me fui


para la iglesia, ¿verdad?, porque… ahí tenía a mi amigo, entonces yo le
avisé y él me dijo que me fuera… Pues allá estaba yo, andaba donde él
cuando…, dicen que de la misma policía hablaron, diciendo que
fuéramos al desvío de Mantecales, porque ahí habían dos cuerpos, que
los fuéramos a recoger antes que el Ministerio Público llegara. Pues…
usted que uno como familiares eso es lo que quiere. Mi esposo consiguió
un carro y los fue a recoger y se los trajo para la casa, y era verdad,
ellos eran.

P: - ¿Y qué les explicaron? ¿Qué les dijeron?

Madre: - No, nada, ellos no dijeron nada. Ellos solamente… después es


que querían…, se los llevaban para hacer la autopsia, porque decían
que tenían que llevárselos.

80
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Testigo C:

“El día domingo yo estaba en la esquina de la pulpería de la


Colonia Policarpo García de El Progreso cuando se paró un
carro de paila color azul, no le vi la marca, era de paila,
cabina para tres personas, vidrios polarizados, como a eso de
las siete y media de la noche venían ellos (Francisco y otro
muchacho que no es Josué) en una BMX; y en eso, se bajó uno
de ellos (los presuntos agentes) del carro, de la paila, y agarró
a Francisco y el otro muchacho salió corriendo. Lo tiró la
paila y también la bicicleta, al otro muchacho (Josué) ya lo
llevaban en la paila. Yo a Francisco lo conocía porque mi
mamá vende carne asada y lo mismo que la mamá de
Francisco.

P: - ¿Y se supo cómo los habían capturado?

Madre: - Pues… él siempre acostumbraba a venir a jugar básquet ahí…,


aquí hay una placita del Niño donde los jóvenes siempre venían a jugar
ahí básquet y él siempre acostumbraba a venir a jugar básquet ahí a la
placita, pero él temprano se iba para la casa, ese día ya iba de
regreso, porque eran como las seis y media de la tarde cuando lo
agarraron de ahí, de ahí…, ya saliendo de la placita fue que se los
llevaron.

P: - ¿Supieron quiénes?

Madre: - Bueno, a nosotros en ese instante… nosotros pues…, siempre


nosotros… dijimos pues que era la policía, nosotros lo buscamos pero no
lo encontramos en ninguna parte de la policía… Ya hoy después… fue
cuando ya… de tanto que se dijo pues yo creo que sí hubo policías
involucrados en la muerte de ellos.

P: - ¿Cómo iniciaron el proceso de denuncia?

81
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Madre: - Mire, nosotros, inmediatamente, nosotros fuimos a la policía,


ahí a… y pues nos dijeron que no podían hacer nada, que solamente
podían levantar un acta para… sí… por desaparición. Después fuimos a
la DIC y nos dijeron igual, que no podían hacer nada tampoco.
Ya después a media noche, porque nosotros toda esa noche no
dormimos, y entonces ya después fue que alguien llamó al teléfono de
mi vecina y… dijeron de que por un desvío de San Manuel, un lugar por
allá, habían visto un carro con las mismas características que nosotros
habíamos dicho, porque como nosotros anduvimos en San Pedro
buscándolo, nosotros anduvimos poniendo los avisos en todos esos
lados, entonces ya cuando nosotros regresamos a la policía que ya eran
como la una o dos de la ,madrugada, ellos… ahí sí ya nos prestaron una
patrulla para irlo a buscar pero… no los encontramos.

P: - ¿Y después de eso?

Madre: - Bueno, nosotros, después de esto, ahí… mi, mi amigo Juan… él


tenía un… ¿cómo le digo?, un socorro jurídico, algo ahí de que él tenía
licenciados ahí, a su disposición, entonces con ellos nosotros hicimos lo
que pudimos y después, cuando se estaba… entonces una licenciada fue
la que llevó el caso a Casa Alianza, ella les contó y los de Casa Alianza
fueron los que ahí… ellos se interesaron en el caso.

P: - ¿Qué sintieron en ese momento?

Madre: - ¿La muerte de ellos?, pues fue… algo…, bueno…, inesperado,


algo, usted sabe que uno de familiar nunca se imagina eso. Mis
hermanos… ellos estaban destrozados, incluso mi hermano que
estudiaba ese año perdió un semestre en la Universidad, bueno… todos
estábamos destrozados.

P: - ¿Qué creen del sistema de justicia en este momento?

Madre: - Mire, yo digo… pues aquí la justicia… no se aplica, ¿verdad?,


porque nosotros juntamos todo lo que nos dimos cuenta y nunca
quisieron hacer nada, incluso, hace poco, yo no sé, había dos policías

82
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

detenidos, yo no sé al fin que pasó con ellos, si ellos siguen detenidos o


no siguen, porque la cosa es que…
Los testigos tienen miedo, porque había un testigo que a ella, pues a
ella le contaron, dice, de que unos de los policías él le contó a la mujer
de él de… lo que habían hecho esa noche, que habían matado a dos
cipotes y cómo los habían matado… pero ya ella, después ella tuvo
miedo y no quiso ir a testificar.

Testigo D:

“Estos niños venían en bicicleta y los encañonaron dos


hombres, y el hijo de N. Es el que huyó de estos muchachos
que mataron y un hombre de ellos salió con una escopeta y los
encañonaron a ellos y montaron las bicicletas a la paila. Sólo
eran dos hombres los que andaban en el carro, que era color
azul de paila, cabina sencilla y montaron en el carro a los dos
niños, yo no podría reconocer a los hombres, eso pasó a las
seis y media del día domingo y pasó más delante de la placita
del Niño, en una trucha de la señora que se llama O.”

P: - ¿Qué es lo que desean saber, qué es lo que desean que se haga?

Madre: - Pues uno, lo que uno quisiera saber, ¿verdad?, es que se


supiera la verdad, primeramente quiénes fueron, por qué lo hicieron
porque como le digo se dicen tantas cosas, dicen que hubo, que a los
que iban a matar no era a ellos sino que eran a otros pero que alguien
pagó por la muerte porque… en ese tiempo, en el barrio, se empezaban
a formar los grupitos de muchachos y no sé qué se había hecho ahí y
alguien había recomendado que mataran a unos que habían violado a
una muchacha según dicen, eso es lo que la gente dice, pero… nuestro
cipotes pagaron por lo que otros hicieron.

83
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Qué relación mantienen con la madre y familia de Francisco? Todo


esto: ¿lo están llevando juntas?

Madre: - Pues somos amigas. Sí, trabajamos, luchamos juntas para que
se nos hiciera justicia, pues para que no quedara, ¿cómo le digo?,
impune, porque cuando ellos hicieron eso ellos dijeron que eran unos
delincuentes, que merecían morir así, pues nosotros demostramos que
no, porque nosotros… desde ese momento que ellos murieron…
nosotros… incluso los enterramos con una marcha, después… a los nueve
días volvimos a hacer otra marcha, después a los seis meses otra
marcha y así nos estuvimos…

P: - ¿Cuál ha sido el resultado de protestar, de marchar?

Madre: - Mire, con la justicia pues yo creo que nada, porque usted sabe
que pues aquí la justicia se va a donde hay más dinero y uno que es
pobre pues… nosotros si no tuviéramos el apoyo pues esto estuviera
como quedan todos los casos aquí en Honduras, los expedientes
olvidados, porque aquí no hay justicia para el pobre.

P: - ¿Qué se gana al protestar, qué se gana con exigir justicia? ¿Le


gustaría que hubiera más madres juntas exigiendo justicia, más
familiares involucrados?

Madre: - Eso sí sería bueno, que todas las mamás nos uniéramos, vaya,
porque es el mismo dolor que sentimos todas las mamás que nos matan
un hijo, yo digo que sí fuera bueno pues para que se de cuenta la
sociedad o que sé yo quién de que nosotros no nos conformamos, que
no nos callamos, porque… porque la mayoría de veces nos callamos
porque tenemos miedo, porque decimos: después me viene a hacer a mí
aquí o me lo pueden hacer a mi otro hijo, pero la verdad yo siempre yo
dije que yo iba a luchar por mi hijo, porque él era un muchacho que no
merecía haber muerto así.
Y uno tiene miedo aquí, ¿verdad?, porque aquí no hay seguridad, aquí…
si matan a los meros policías no digamos a uno, entonces… yo creo que
es bueno… perder el miedo y hablar y pedir justicia… es lo que nos
queda…

84
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Qué hace en la actualidad su familia? ¿A qué se dedican en estos


momentos?

Madre: - ¿Mi familia? Bueno…, mis hijos, el más pequeño todavía está
estudiando, el otro también estudia en la Universidad, el otro trabaja
en una maquila y mi esposo, pues sigue trabajando con una carreta y yo
pues… trabajo todos los días, no tengo día libre, trabajo de lunes a
domingo porque tengo dos trabajos, trabajo con una cooperativa de
ahorro y crédito, de lunes a sábado y sábado en la tarde y domingo
trabajo con una universidad a distancia.

Testigo E:

“Llegó un Datsun, king kab, color azul, en el cual andaban


cinco personas en dicho vehículo, del cuál se bajaron tres
hombres, el vehículo llegó a la colonia San Miguel de El
Progreso (…) (Relata que se dirigieron hacia A. que estaba
barriendo, le preguntaron por un presunto implicado en un
robo y después lo golpearon en el estómago y le apuntaban
constantemente con una pistola). No sé que tipo de relación
(tienen los supuestos agentes que interrogaron e intimidaron
violentamente a A. con el asesinato de Josué y Francisco)
pudieron haber tenido. Todo lo que dije anteriormente lo
declaro porque lo he visto y oído.”

85
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

6. “Él era el que exprimía las naranjas


para hacer jugo y le ayudaba a mi mamá
pues a pelar guineos, hacer los
mandados, casi todo lo que se
necesitaba en mandados él lo hacía.”
PSEUDÓNIMO: FRANCISCO
AÑO DE NACIMIENTO: 1984
AÑO EN QUE OCURRIÓ EL HOMICIDIO: 1998
EDAD DE LA VÍCTIMA EN EL MOMENTO DEL CRIMEN: 14 AÑOS

El escenario de la entrevista se rehace; la madre de Josué toma


el asiento de la hermana de Francisco, y la hermana está justamente en
frente de la grabadora. La entrevista anterior le ha dado una idea de
las preguntas, aún así se ve un poco nerviosa. Hace mucho contacto
visual, buscando confianza, con la madre de Josué, quien le sonríe
tranquilamente.

Habla de su trabajo y de sus expectativas laborales, de los


deseos de irse hacia Estados Unidos pero teme hacerlo vía “coyotes”,
prefiere, agrega, el avión, y en ese caso, dice, la mejor opción puede
ser España. La madre de Josué sigue sonriendo. Que también le
gustaría irse, afirma, pero no entra en sus planes en la actualidad.

P: - ¿Qué edad tiene usted?

86
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Hermana: - Treinta y dos años.

P: - ¿Qué edad tenía cuando comenzaron a demandar justicia?

Hermana: - Pues… hace ocho años ya. Tenía, sí, veinticuatro años.

P: - ¿Cuáles son los cambios que usted ha tenido en su vida a partir de


la muerte de Francisco?

Hermana: - No, pues nosotros hemos andado dando vueltas para ver
pues sí… ¿cómo le pudiera decir…, que se haga justicia más que todo
pues, no queremos que esto se quede pues en vano, como dicen…

P: - ¿Cómo era su hermano?

Hermana: - Él… era, bueno pues él desde pequeño era bien trabajador,
le gustaba bastante el trabajo, él pues… nosotros vendíamos ahí en el
centro de salud y ahí nos íbamos a vender nosotros, vendimos veinte
años en el centro de salud y… ahí lo llevábamos a vender a él desde
pequeño… y… esa… ¿qué más le podría decir?

P: - ¿Qué tal se llevaban los dos muchachos?

Hermana: - Pues bien, para nosotros era bien ellos… Francisco era bien
portado y… pues Josué era bien portado también con su mamá. Eran
amigos ellos dos.

P: - ¿Qué le gustaba hacer?


Hermana: - A él púes; jugar pelota. Andar en bicicleta. Trabajar le
gustaba también desde pequeño. A él le gustaba pues trabajar para
vestirse bien. Estaba en la escuela también, era bien estudioso en la
escuela. Estuvo en la escuela.

Testigo F:
“Ese día veníamos del centro de la iglesia y cuando íbamos por
la casa, por la trucha de O. y estaba un carro ahí parado, el

87
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

carro era azul, cabina sencilla, de color azul claro, dos eran
las personas que andaban en el carro; uno era alto, trigueño
oscuro, pelo rizado corto, con bigote, no tenía ninguna
cicatriz, con blue jeans, con camisa y el otro quedó en el
carro y era el que manejaba y no se bajó, íbamos nosotros
cerquita del carro y cuando nos acercamos salió uno con una
escopeta, el hombre era alto y nos dijo que nos paráramos,
nosotros íbamos en bicicleta y cuando nos paramos yo salí a la
carrera y no me siguieron ni intentaron seguirme y a Francisco
montaron primero y después a Josué, y después se los llevaron
y yo sólo vi que agarraron la calle recta, el hombre no andaba
ni chaleco ni ninguna insignia, los menores no pertenecía a
ninguna mara, y Josué pertenecía a la Iglesia Católica, Josué
era sastre, y Francisco le ayudaba a la mamá a vender jugos y
pasaba en el centro de salud, no iban a la escuela, no
fumaban ni tomaban, no tenían tatuajes, solo Josué, tenía un
tatuaje en el brazo derecho: era un corazón con una flecha.
No me he dado cuenta por qué fue que los mataron y lo que
dicen es que los mataron porque los confundieron con otros
muchachos que pertenecen a maras, no conozco el lugar
donde los mataron y el día del velorio estaba el carro en la
placita del Niño y era la primera vez que miré el carro otra
vez; no lo he vuelto a ver, el polarizado del carro era oscuro,
los menores los introdujeron en la cabina y no los golpearon
cuando los metieron.”

P: - ¿Practicaba algún oficio?


Hermana: - No, mi mamá, como nosotros vendíamos… nomás mi mamá
lo ponía a hacer jugo de naranja, él era el que exprimía las naranjas
para hacer jugo y le ayudaba a mi mamá pues a pelar guineos, hacer los
mandados, casi todo lo que se necesitaba en mandados él lo hacía.

P: - ¿Cómo se dieron cuenta que Francisco no estaba?

Hermana: - Bueno a nosotros nos… llegaron a avisar un muchacho, él


nos avisó, a mi mamá le fue a avisar: Chavela, le dijo, “allá le llevaron
su hijo. ¿Cómo…?”, le dijo mi mamá, “ah, allá se lo llevo un par”, le

88
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

dice. Y después mi mamá viene y le dice: “¿y con quién andaba?”, le


dice. “Con el niño de R. andaba”. Ya vino mi mami y se fue a buscar a
R, mi mami le comunicó a ella y la gente ya… todo el mundo sabía que
los habían llevado. Mi mami ese día le había comprado una bicicleta a
él y él andaba arreglando la bicicleta donde Josué, que le pusiera
unos… de esas cosas que les ponen a las bicicletas… adornos y de ahí
que le pusieron los adornos pues ellos se vinieron a probar la bicicleta
aquí al centro, para ver si había quedado bien la bici y fue cuando
sucedió eso. Ya al regreso ya fue cuando un carro los agarró ahí por la
Placita… y nadie pues… sí hubo un testigo… que miró ella pero… ella le
dio miedo… le da miedo pues hablar a ella, hasta el sol de hoy le da
miedo hablar a ella, a ella ya la han ido a amenazar, han ido a ponerse
carros en las esquinas de la casa de ella y ella no sabe quiénes son, por
eso a ella les da miedo hablar, dice que no, que mejor no sigue más
hablando de ese tema, dice ella.

P: - Usted dice que vieron que se los llevaban, ¿nadie hizo nada en ese
momento?

Hermana: - Pues no, nadie, no había nadie. Mi mami cuando a


nosotros… cuando a nosotros nos avisaron pues lo anduvimos buscando,
y… fuimos a la policía en la mañana y… porque nos propusimos mejor
nosotros fuimos mejor a la policía, ¿verdad?, porque ahí… nosotros
pensábamos que ellos habían sido detenidos en la policía. Cuando ya
llegamos a la policía pues no, lo que salió fue uno de ahí de la DIC, le
dijo a mi mamá que qué andaba haciendo, mami le dijo que es que le
habían traído dos muchachos y que ella venía a ver si estaban
detenidos. Entonces el policía le dijo que: “no, no”, le dijo el policía,
“aquí no hay nadie”, le dice, “vayan a dormir mejor”, dice, “lo que
debieran de hacer es irlos a buscar a las cañeras a los niños, ahí han de
estar”, le dijo el policía. Pues nosotros venimos y nos venimos para la
casa. Mi mami: “¿y usted cómo saben que allá están?”, le dice mi mami.
“No”, le dijo, “pues yo no sé”, le dijo, “ahí búsquelos allá”. “Como
usted sabe”, le dice, “es que a veces”, le dice, “esas personas aparecen
en las cañeras”, le dice. “¿Pero cómo?”, le dice mi mami, “si no son
unos vagos, no son ladrones”, le dijo mi mami. “Ah, pues yo no sé”, le
dijo. Pues nosotros nos venimos para la casa, pues… cuando ya venimos

89
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

a la casa anduvimos buscando un carro para darle vuelta a todo


Progreso, anduvimos buscándolo hasta Villanueva… Venimos buscándolo
por… por todas esas cañeras yendo para la Lima y nada. De ahí
regresamos nosotros de regreso, llegamos a la casa como a las tres de la
mañana y ya… nada, ni razones de nada aquí en la colonia, ni rumores
de nada, pues, rumores de nada. Y ya… cuando ya… aclareció ya, como
a las seis de la mañana, sí, como a las seis de la mañana mi mamá se
fue, mi mamá ya iba para canal seis a poner la noticia, pero ese medio
día se fue con doña R. y entonces… pues yo me quedé ahí en la casa,
pues cuando ya llegaron… las ocho, ya fue cuando nos avisaron que
habían dos cuerpos allá en… Mantecales, yendo para la Lima, una
cañera de ahí.
Los vecinos de ahí avisaron que ahí había dos cuerpos y… venía un
muchacho y… le avisó aquí, avisó ahí en el barrio, vino a dar bulla ahí al
barrio, que de seguro pues supuestamente tal vez eran los muchachos
esos que nosotros buscábamos, y entonces ya… y ellos eran.

P: - ¿Qué piensa de la justicia en este momento?

Hermana: - Nosotros pensamos que, bueno, nosotros decimos que eso


se va a llevar a esclarecer pues, nosotros lo que queremos es que se
haga justicia, que… la mera verdad de las cosas que… ellos no eran de
esas personas vagas, que se dice que el que anda en malas cosas,
¿verdad?, pues… le sucede esto porque lo andan buscando ellos,
¿verdad?, pero esos muchachos no salían de la casa, sólo trabajando y
trabajando… Para mi mamá fue algo bien duro, pues porque por eso ella
no lo dejaba andar en la calle para que al cipote no le sucediera algo
malo, y en total le sucedió… porque… imagínese que ese día sólo a eso
salió él.

P: - ¿Cuál es la diferencia entre demandar justicia y no exigirla?

Hermana: - Pues demandar justicia para mí, ¿verdad?

P: - ¿Qué ganan como familia?

Hermana: - Pues… ¿cómo le podría decir?

90
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Qué se obtiene al perder el miedo?

Hermana: - ¿Perder el miedo? No, nosotros no, nosotros no tenemos


miedo de denunciarlo pues sí… esos que cometieron ese crimen pues…
tienen el deber de pagarlo.

P: - ¿Desde el primer momento pensaban así?

Hermana: - Sí.

P: - ¿Y los riesgos los asustan?

Hermana: - Pues sí, no estamos así, nos asusta bastante porque,


nosotros nos preocupamos porque qué tal esos hombres salen libres y
después. Nosotros tenemos miedo pues…, más que todo mi mamá, por
eso se fue para los Estados, porque a mi mamá le daba miedo, dijo ella,
porque ella era la que… la que había andado dando más vueltas por este
caso, y ella me dijo a mí: “hija, a mí me”, porque ella salía la foto de
ella y todo; la madre de Francisco, decía. Y entonces ella dijo: “no, yo
mejor me voy, hija”, me dice, “porque a mí me da miedo acá”, me
dice, “que nos vayan a hacer algo a nosotros”, me dice, “pues a vos
directamente no”, me dice, “porque a vos”, me dice, “no te han visto
la cara ni nada”, me dice, “pero a mí sí ya me conocen”, me dice, “yo
mejor me voy”, me dice. Pues mi mamá se fue el… como a los dos años
de haber sucedido este problema y ya se fue…

P: - ¿Y no ha regresado?

Hermana: - No, mi mamá se fue en el dos mil uno… se fue mami.

P: -¿Usted ha tomado el puesto de su mamá?

Hermana: - Sí, sí… yo quedé ahí en la casa.

P: - ¿Cuántos hermanos son?

91
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Hermana: - Somos siete somos. Éramos ocho. Dos varones eran y somos
seis hembras. El otro varón que mi mami tiene pues ella se lo llevó por
miedo a que sucediera eso pues se lo llevó, porque como el varón es el
que más corre riesgos, ¿verdad?, que le gusta andar ahí… en la calle…
tal vez, ¿verdad?, entonces… mi mami por eso dijo: “mejor yo me llevo
a mi hijo”, dijo, “porque yo no quiero que me le vaya a suceder lo
mismo a él”, pues el niño allá está, él tiene diecisiete años tiene él ya,
allá está, allá lo tiene mi mamá.

P: - ¿Se apoyan entre hermanos?

Hermana: - Sí, bueno pues, por ahorita sólo estamos… aquí sólo
habemos tres, sí, las demás están en Estados unidos. Yo pues, sí ya me
he querido ir yo ay, pero como no hay dinero ahorita, yo me quisiera ir
yo y mis hijos, realmente porque me da miedo el lugar en donde uno
vive y todo, porque estas cosas no se terminan, maras y todas esas
cosas, sí.
Yo en verdad yo le paso diciendo a mi mamá: “mamá, cuándo me va
ayudar a llevarme”. Y mi mamá: “y sin dinero, hija, yo no te puedo
ayudar, yo me los quisiera traer a todas ustedes, y yo sé que corren
peligro ustedes ahí, me dice, pero… no puedo” me dice ella, “porque
yo no tengo dinero, ni papeles tengo yo tampoco”, me dice. Ella está,
en los Ángeles está ella…

P: - ¿Cuál ha sido la actitud del Estado?

Hermana: - No, pues lo han dejado así, no los han tomado mucho en
cuenta a ellos, porque al tiempo que tienen estos muchachos,
imagínese, de haberles pasado eso y… yo no miro nada, para qué…
Los que toda la vida nos han apoyado a nosotros son los de Casa
Alianza, ellos sí están interesados bastante en este problema, sí… ellos
han estado siempre con nosotros, ahí.

Testigo G:

“Cuando llegamos a la casa me di cuenta que mi hijo estaba


muerto, entonces llegué a la casa y pregunté que dónde es

92
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

que lo habían encontrado, que cómo se habían dado cuenta, y


me dijeron que le habían hablado a mi vecina (…) los
torturaron como con un punzón. Les cortaron el pene…”

Testigo H afirma que:

“Habían dicho que los fuéramos a traer que ahí estaban


muertos en el desvío a la Guadalupe y cuando nosotros
llegamos toda la gente estaba con los cipotes ahí, ya los
estaban arreglando y entonces cuando ya los teníamos
arreglados llegaron los que hacen las autopsias y dispusieron
traérselos para acá para hacerles la autopsia y después los
llevamos para la casa a velarlos y el día del entierro hicieron
un montón de cartelones porque la gente estaba indignada por
eso. Y ahora después salen un montón de versiones, que los
cipotes los habían matado equivocados, que supuestamente
los habían equivocado con unos muchachos que habían violado
a una cipota y que como el cipote mío se parecía con uno de
ellos, el papá de la cipota los había mandado a matar por
eso.”

93
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

7. “lo que deberían de hacer es hablar,


porque entre más el grupo… hay más
apoyo, pero ellas no quieren hablar, yo
las invito…”

NOMBRE: ALEX
AÑO DE NACIMIENTO: 1984
AÑO EN QUE OCURRIÓ EL HOMICIDIO: 2002
EDAD DE LA VÍCTIMA EN EL MOMENTO DEL CRIMEN: 18 AÑOS

Se detuvieron en la puerta de la familia Peralta. “El vecino se


levantó y prendió las luces. Se oía que iba en carrera, varios. Alex deja
ir la puerta de un solo y se sube a un bordillo, a reconocer al hombre.
Eran seis. Se oían los pasos cuando habían venido.
Todos de negro, pasamontañas, todos de negro. A la una de la mañana
nos botaban la puerta. La puerta sólo estaba prensada de la aldaba de
en medio, esa noche, quedó colgada de los goznes. Solamente era para
asustar, como para anunciar que iba a haber un muerto…”
Los hombres bajaron. Los vecinos cerraron las puertas y apagaron las
luces de sus casas. Primer relato de Felícita Peralta, extraído de “El
Libro Azul de Casa Alianza”, año 2006.

Como si no hubiera pasado el tiempo. Nos sentamos en la misma


silla. “Doña Felícita, no es la primera vez que nos entrevistamos”. No
me recordaba. “Hace más o menos un año y medio”. Parece recordarlo.

94
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

“Su testimonio está en este libro”. Se lo entrego. Le señalo el capítulo.


Me agradece. – ¿Y qué tal ha estado? ¿Sigue trabajando en el
restaurante? Sí.

El calor ha estado terrible. Nos ventilamos con unos cartapacios.

P: - El motivo de la entrevista es un nuevo libro. Volver a escuchar su


testimonio.
(Resulta, de cierta forma, embarazoso, volver a remover sus recuerdos.
En este contexto, de periodismo, de reconstrucción de memoria, el
entrevistado, mejor que nadie, comprende que su relato no persigue en
primera instancia, lograr una verdad jurídica – cuestio juris- , y que sus
declaraciones, la recreación de los hechos, la narración, es un esfuerzo
intelectual y emocional en el que se vuelven a abrir las heridas del
recuerdo, de lo que ha quedado inconcluso).

P: - Tenemos ya un testimonio suyo, en esta ocasión, quisiéramos


menos del crimen y más de Alex. Saber quién era él.

Felícita: - Él era un niño bien tranquilo, cooperaba en casa, porque


como siempre estuvimos solos, él cuidaba también a Saraí y… pues…
comprábamos el agua… y él la compraba y la halaba… hacía el almuerzo
para ellos, porque en hora del almuerzo yo no estaba, yo llegaba
hasta… las tres y media de la tarde porque trabajaba de seis a dos, …
ahí en el Seguro Social, trabajaba de limpieza, y… ellos iban a la
escuela en el horario de la mañana porque siempre los ponía a los dos
para que anduvieran acompañados y… ellos llegaban como a las doce y
media, a esa hora ellos…, de doce y media a tres y media o cuatro, si
me tardaba yo por el transporte, era el tiempo en que en la casa
estaban ellos solos, porque en la escuela estaban acompañados por los
niños y… pues… era… un ejemplo de hijo, yo pues… todavía lo recuerdo.

P: - ¿Quién era su papá?

Felícita: - Mire, cuando yo vivía en Choluteca yo lo tuve a él pero


cuando salí embarazada el muchacho este se fue, como a los dos meses

95
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

de mi embarazo; él ya desapareció, hasta la fecha yo no lo he visto a


él.

P: - ¿Y qué decía Alex al respecto?

Felícita: - Cuando estaba pequeño yo siempre le decía que su papá


existía y le contaba como se llamaba, todo lo que se refería a la familia
de él, todo, yo se lo contaba. Cuando él tenía como diez y seis años,
fue a donde mis papá; allá se encontró con un sobrino de él, del papá
de él, ¿verdad? Cuando regresó, Alex me dijo: “fíjese que Nelson, el
sobrino del que dice usted que es mi papá dice que lo puedo encontrar
allí en la estación de taxis”, me dijo él, “de la Travesía o la San
Miguel”, parece que me dijo, entonces, “me dijo que si lo quería
conocer que fuera por ahí”, me dijo. Entonces le digo yo: “¿y por qué
no?” “No”, me dice, “¿y ahora para qué?, si yo ya no necesito de él”,
me dice, “yo cuando lo necesitaba es que me pudiera haber interesado,
me hubiera podido interesar conocerlo”, me dijo, “ahora ya no”, me
dice, “ni necesito conocerlo”. No quiso ir. Yo le decía: “andá,
conócelo”. Porque él me decía: “¿y yo con quién me parezco?” “Pues te
pareces con él”, le decía yo. Pero más con un tío suyo, un hermano del
papá. Se parecía más con él, con el tío. “Tenés más de tu tío”, le decía
yo, “que de él”. Pero si tiene… ciertos rasgos de él, pero no quiso
conocerlo…, me dijo que no, que ya era demasiado tarde.

P: - ¿Y tuvo padrastro?

Felícita: - El papá de Saraí, de los dos que tengo, de los dos


pequeñitos, era el padrastro de él, él lo quería mucho (se llevaban
como padre e hijo) y cuando él, él también se fue, cuando el último
pequeñito que tengo, que tiene nueve años ahora, está en cuarto
grado, él se fue cuando tenía doce días de nacido el niño. Se casó con
otra señora, él nunca se volvió a ocupar de ellos aunque yo se lo pedí,
le pedí que se olvidara de mí pero que… por lo menos se ocupara de los
niños un poco, pero él no lo hizo, y de este… de ese momento para
acá… a… quedamos solos, ¿verdad?, sólo con Alex, después cuando el
bebé tenía como dos años, que yo podía dejarlo y me fui a trabajar,
quedaban con Alex, hasta el día que murió, hasta ese día estuvo.

96
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Qué hacía Alex, iba al colegio?

Felícita: - Sí, mire, como ya no podíamos tenerlo en el día, ¿verdad?,


cuando estaba en primer curso sí yo lo tuve en el día, en el Milla Selva,
pero después hablamos y le digo yo: “deberías de estudiar en la noche y
cuidar los niños en el día.” Entonces el aceptó y dijo que sí, después,
cuando cuidaba a los niños y alguien regresaba, porque después ya en
ese tiempo en que él murió había una señora que alquilaba una de la
casa de nosotros, pues cuando ella regresaba entonces se los dejaba a
ella encargados y se iba, y después regresaba ya a dormir. Se llevaba
pintando con un señor, Don Jorge, que tiene taller de pintura de carros,
entonces él le ayudaba a él y él le pagaba… no le pagaba muy bien
pero… como eran tiempos, ratos, porque también tenía que ocuparse de
un niño, esa era la actividad de él.

P: - ¿Tenía relación con pandillas?

Felícita: - Había una pandilla en la colonia, a veces uno les habla, no


porque los quiere sino porque les tiene temor tal vez, y él siempre
decía que era mejor hablarles que andar con ellos. Porque al principio,
cuando tenía como trece años, no… catorce, una vez le pegó un
empujón uno de ellos… y a él le dio mucho miedo, todavía estaba el
papá de los niños aquí y le reclamó… al muchacho este.

P: - ¿Y él en sus actividades era un muchacho responsable?

Felícita: - Sí, incluso, esas piezas que le digo que, que se le alquilaban
a la señora él las levantó, él las hizo.

P: - ¿Cómo era la situación económica de la familia?

Felícita: - Pues se trabajaba, digamos, bueno, como teníamos la


vivienda, no muy buena, ¿verdad?, pero para vivir, pero para la comida
sí.

P: - ¿Cómo era la colonia en esos tiempos en los que agarraron a Alex?

97
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Felícita: - Mire, el problema era, bueno, que ahora lo hemos


descubierto, que antes… se encontraban varias personas muertas, cada
semana, y decían: la colonia Los Pinos… La información, pero… la
verdad de las cosas, que ahora nos damos cuenta, que era que iban a
votar la gente que ya iba muerta, claro la hallaban ahí entonces decían
que ahí, por eso, pero ahora no, fíjese, gracias a Dios ya no tenemos
ese miedo de vivir así… Vivimos tranquilos.

Libro Azul Casa Alianza:


Una madrugada de 2002.
Cuentan los vecinos que escucharon una marcha como de una
veintena de hombres, corriendo cuesta abajo, corriendo
cuesta arriba: un grupo armado. Dicen que ellos, por temor,
durante el tiempo que duró la marcha, cerraron puertas y
ventanas. Eran seis, no veinte, los que entraban a la Colonia
los Pinos. Lo afirma un testigo que no se tapó los ojos. Una
amistad de la familia.
Vestidos de negro, con pasamontañas y armados.
“Mire con los dueños del restaurante casi no hablamos. Ellos
no saben bien qué es lo que pasa con mi vida, es que no
hablamos tanto. Pero ellos sí miran a sus empleados. La
esposa de él, por ejemplo, es muy buena, una vez me dijo: “el
otro día la vi”, “¿a dónde?”, le dije yo, “en el noticiero CNN,
la miré…”, me dijo, “sobre el caso de su hijo…”.
Pero casi no hablamos de eso. Felícita Peralta.
Los vecinos cerraban las ventanas. “Aquel – Orlando- había
jurado venganza. Puede ser que éste – Diente de Oro- la haya
consumado en nombre del otro.
“No importaron las pruebas, no hubo condena cuando Orlando
violó a mi hija, como era policía.
“Hicimos averiguaciones y descubrimos que “Diente de Oro”
también estaba asignado a la Colonia Kennedy, a una de las
postas policiales. Cuando lo supimos pensé que todo tenía que
ver con Orlando, con Junior, “Diente de Oro” algo tenía que
ver con Orlando.

98
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

“Alex no se quiso ir con sus abuelos a Choluteca.


“Un día se salvó de puro milagro, solamente lo torturaron.
“Otra vez otro oficial lo salvó. En la Kennedy, sino es por el
otro oficial. Esa vez es cuando más lo hostigaba. Tenía una
seña de una cabuya. “Diente de Oro” se quedó con los panes
que había comprado para el desayuno. “Ese hombre me dijo
que la próxima vez que me agarre me va a matar”, me dijo
Alex. Esa vez una vecina llegó a la posta policial porque el
otro oficial le avisó que ahí estaba Alex. “Ahí lo tenés a él, lo
acabás de traer”, le dijo el otro oficia. “Diente de Oro” tuvo
que soltarlo.
El calor de las estufas industriales, las desveladas, el
transportarse en buses durante más de una hora todos los
días, los traumas psicológicos que presenta la niña, un curso
de enfermería, la desconfianza, el miedo, Alex, los abusos…
Un grupo de hombres armados subía las cuestas del barrio…
¿Para qué? ¿Alguna misión oficial?
“Los ejecutores de “presuntos delincuentes gozan de la misma
impunidad que tuvieron escuadrones de la muerte integrados
por militares y policías, que en la década de 1980 causaron la
desaparición de 184 miembros de grupos de izquierda y
asesinaron a decenas más. Existe un sistema de impunidad que
beneficia a los autores de los crímenes políticos de la década
pasada y ahora a los criminales de la actualidad.” 3
Iban marchando y la gente cerraba las puertas y ventanas.
(“El „Diente de Oro‟ me quitó el dinero, mami…
“El mismo llegó a la casa, a hostigar, con elementos
moteados…
“La otra testigo dice que lo reconoce aún con el uniforme y el
pasamontañas puestos…
“Conoce la casa de nosotros como la de él…
“Alex dormía en la casa de una vecina esos días. Dormía ahí
para protegerse…

3
Declaraciones en el año 2000 de Berta Oliva, presidenta del Comité de Madres de los Desaparecidos en Honduras
– COFADEH- a la cadena periodística CNN en Español. Fuente: http://cnnespanol.com/latin/HND/03/28/jovenes.

99
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

“Cinco años le estuvieron martirizando la vida…) Felícita


Peralta
Se detuvieron en la puerta de la familia Peralta. “El vecino se
levantó y prendió las luces. Se oía que iban en carrera. Alex
deja ir la puerta de un solo y se sube a un bordillo, a
reconocer al hombre. Eran seis. Se oían los pasos cuando
habían venido”.

P: - ¿Ha cambiado algo en la colonia desde entonces?

Felícita: - Cómo dijera, en ese tiempo que nos decían: “allá en la pila
hallaron una muchacha así…, ya muerta; después, a la falda del cerro
encontraron otra; después, allá en el Tablón encontraron dos o tres,
parece, dos niñas, dos muchachas y un hombre.” Y así sucesivamente.
Pero ahora no, fíjese, pues porque… para decirle lo más… o lo último
será… que… yo salgo a trabajar en la noche, y mis niños están
pequeños… ellos quedan en la casa y en la casa ya no se oye ningún
ruido ni los vecinos dicen: “no, ya no escuchamos nada”. Porque ellos
dicen: “nosotros… no crea que nos acosamos a dormir”, me dicen,
“siempre estamos pendientes de ellos, de cualquier ruido”. Pero no,
fíjese, gracias a Dios, gracias a Dios ya no, ya no vivimos esa angustia.

P: - ¿Hay más seguridad en la colonia?

Felícita: - Pues no, seguridad no, fíjese, no. Por eso es que nosotros
siempre pensamos que los de la maldad son los mismos policías, porque
mire ahora no… no, no, policías no, ni tampoco gente mala. Los mismos
vecinos nos levantamos… cuando hay un ruidito ahí estamos todos,
viendo a ver qué es, pero ya no vivimos esa angustia de ese tiempo.
Porque en ese tiempo sí, porque… como le digo… hasta las puertas de
las casa nos botaban. Yo, yo… muchas veces, como le expliqué en la
anterior, la vez anterior, que me botaban la puerta, yo no estaba
segura ni en mi casa, botaban la puerta los policías esos y me le daban
vuelta a todo, todo, todo me lo vaciaban, y no importaba nada, porque
yo… no tengo nada en la casa… sólo la ropita y las cosas que se utilizan.

100
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

En el testimonio ofrecido por primera vez, Felícita afirmó que su hijo


fue asesinado como saldo de una venganza contra la familia. Asegura – y
las investigaciones que se han hecho coinciden con esta versión- que
fueron elementos policiales los responsables.

El objetivo del primer testimonio fue hacer una reconstrucción del


hecho del homicidio, específicamente abordar los antecedentes; se
centró también en las investigaciones. En la intrincada geografía de los
recuerdos de los que testimonian existe una característica común: las
historias tiene muchos pliegues, se manejan hipótesis y versiones
diferentes. “Oficialmente”, Alex fue secuestrado de su casa por un
grupo armado, torturado, maniatado, asesinado violentamente, y luego
abandonado lejos de su casa. En los antecedentes, la madre del joven y
los investigadores que estuvieron a cargo del caso, especifican que
Alex fue perseguido y que las persecuciones se remontan desde que el
muchacho tenía trece años.

Antes de su muerte fue retenido sin que la policía informara las razones
y -gracias a la intervención de otro oficial- no fue torturado en esa
ocasión. También se presume que Alex conoció a jóvenes integrantes de
pandillas; esa pudo haber sido una razón en su contra, no obstante, los
antecedentes demostraron que Alex había sido perseguido desde muy
niño, y esto quita fuerza a tal hipótesis. Como se afirmó en el primer
testimonio, Alex fue testigo de la violación que un oficial en servicio
(en ese entonces, cuando el muchacho no era todavía un adolescente)
hizo contra su hermana; en ese tiempo Alex (1995) contaba con 11
años.

La familia Peralta procedió judicialmente contra el agresor, quien


guardó prisión menos de dos meses, y que al salir libre, juró vengarse
de la familia.

P: - ¿Doña Felícita, sigue sosteniendo la versión de venganza que afirmó


usted la primera vez que se le hizo entrevista?

101
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Felícita: - Sí, yo pienso lo mismo, no voy a cambiar de opinión. Por una


venganza. Pero también ahora pienso que tal vez era porque querían
saber algo de esos muchachos (pandilleros) que le digo, pensaron que él
sabía, tal vez por eso porque… quizás querían saber algo, porque
incluso hay uno todavía de ellos y yo le pregunto por qué tuvieron que
matar a Alex: “¿Alex debía algo? No”, me dice, Alex, y él con los ojos
llorosos, me dice, “Alex era un buen… un buen muchacho”, me dice, “y
tenía un corazón bien lindo, no sé por qué”, me dice, “lo mataron”. Él
es el que me dice ahora: “a veces pienso”, dice, “que era porque
creían que él sabía algo de nosotros”, me dice, entonces… tal vez por
eso, me dice, pero, “Alex no”, me dice, “no formaba parte de nada”.

P: - ¿Cree que habrá justicia?

Felícita: - Mire, yo casi ya no venía aquí porque, yo digo, vaya, justicia


tal vez de los hombres, como dicen, tal vez ya no haya, pero lo único
que sí, justicia del cielo sí va haber.

P: - ¿Qué pasos ha dado usted, personalmente, para asimilar esta


situación?

Felícita: - Mire, yo creo que el primer paso, como dicen es que… yo lo


he perdonado… eso, yo lo he perdonado, es más creo que si lo veo yo le
diría que… que lo perdono.

P: - Siempre se pensó que eran policías los que habían matado a su hijo;
¿usted fue a la policía a interponer la denuncia? ¿Cómo hizo?

Felícita: - Mire, yo nunca fui donde ellos, porque… no podía buscar


refugio en ellos si fueron ellos, pero… cuando yo vine acá, a Casa
Alianza, un día por tele yo miré el anuncio de esta institución, que
estaban ayudando a casos así, ¿verdad?, entonces yo vine y les pedí
ayuda, entonces el Licenciado me dijo que fuera a averiguar un papel
que él necesitaba aquí, allá a la DIC, entonces yo fui. Yo entré y le dije
lo que andaba haciendo, entonces unos con otros se tiraban así…: “no
vos que… mirá que… atendela vos, no que yo aquí que… Bueno,

102
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

entonces…” dice…: “sí, sólo tenemos un caso”, dice, “pero está como
desconocido. No”, le digo yo, “pero yo quiero verlo. Sí, pero es que no
es el suyo”, me dice. “Pero yo le estoy pidiendo que me enseñe el
mío”, le digo yo. Entonces, otro muchacho así al fondo le dijo: “si vos”,
le dice… Yo lo único que llevaba era la fecha, seis de abril, seis de abril
del año, entonces… le di la fecha, entonces…: “sí, dice, ese año fue”.
Entonces, ya buscaron en un libro pero… así… que no me lo querían
enseñar: “enseñe”, le digo yo. Porque yo ya no andaba, ya miraba tanto
que no me querían enseñar nada: enséñemelo, le digo. Entonces ya
estaba así, como desconocido. Entonces: “este es, mire”, le digo yo.
Entonces yo le miré el número acá…, que tienen una numeración.
“Enséñeme ese expediente. No, pero es que no es ese, ese está como
desconocido”, me dice el hombre, bien serio. “Enséñemelo, por favor”,
le digo, “yo tengo derecho a saber”. Entonces, le enseñé la foto, “este
es, entonces, sí”, cuando ya me miraron así sí ya me enseñaron el
expediente, un coso negro, grande, así. Y entonces: “aquí está, mire”,
le digo yo, “este es, mire…” Y le enseño la foto. Era como un
expediente eso, yo miré todo las fotos de tortura y todo, por ambos
lados. Entonces yo le dije: “este es, mire, necesito ese papel que me lo
dé”. Entonces me dice: “no, me dice, y ¿para qué se lo…? ¿Para qué le
vamos a dar eso?, si por oficio”, me dice, “nosotros tenemos la
denuncia. Yo no sé”, le digo yo, “pero yo se lo solicito que me lo dé,
porque yo lo necesito”, entonces… entonces me lo dio.

P: - ¿Y procedió la denuncia?

Felícita: - Mire, yo, cuando ya el licenciado me mandó a la… a la


Unidad de Menores, una vez sí tuve una cita ahí, que el licenciado me
dijo que sí, que fuera, porque yo no voy sin que él me diga, si no me lo
autoriza él, y yo no puedo hablar si él no me autoriza que hable, y
entonces… yo fui… y entonces… con el muchacho que llevaba el caso, y
entonces me dijo; esa cita no fue tan agradable, porque él me dijo…, el
me dijo que… dice: “voy a ver que puedo hacer por este caso”, me
dice, y lo sacó de la gaveta…, “aunque no creo que se haga mucho”.
Eso fue todo. Después me visitó en la casa, y no me visitó por mi caso,
sino que me presentó otro expediente de una muerte de lo del Tablón:
“¿usted sabe?, me dice, ¿dónde es aquí?” Era para otra cosa, no era

103
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

para mi caso, sino que…, yo lo entendí así pues que él lo que quería era
sacar más bien averiguaciones. Le digo yo: “yo no sé nada de eso”. “Y
usted sabe si Alex le contó algo. Es que no sé…, de eso a mí nunca me
dijo nada él, yo no sé nada de eso”, le digo, “cómo le puedo decir lo
que no sé”, y… no me visitó por mi caso, esa vez, sino… por ese caso.
Entonces yo le dije al Licenciado.
(Sólo fueron…) Dos veces, digamos, y otra vez que…, la última vez que
ya lo tenía… uno de la Unidad… y me llevó una foto para conocer al
hombre, ¿verdad? Pero le digo yo: “es que yo no lo conozco, quien lo
conoce es otra persona”.

P: - ¿Puede relatar cómo ha sido el impacto para su familia?

Felícita: - Eso ha sido, mire, eso ha sido muy grave para nosotros,
porque incluso este año que pasó… mi hija, la que estaba en quinto,
que ahora está en sexto… tuvo una… bajó en materias y… y es fácil de
averiguar, no soy yo quien lo ha averiguado, sino que…, dice la maestra
que le dijo, así ella en el asiento: “¿qué te pasa?” Entonces dice que se
le salieron las lágrimas y dice que le dice: “ay no”, dice que le dijo, “es
que mataron a mi hermano”. Yo lo veo así, ¿verdad?, digo que ella ha
de decir para qué voy a estudiar sí mataron a mi hermano. Entonces… la
maestra me llamó… pero después de eso no había ido un mes a la
escuela, ya era un bimestre, ya el último, el quinto, que ya iban a
examen, me llama la profesora un viernes y un lunes e iban a examen
final. Y le digo yo: “aquí estoy, profesora, ¿qué quiere? Ah, me dice, es
que su hija tiene un mes de no venir a la escuela”, me dice, “y no tiene
nada del tema de, de, del quinto bimestre, no sé de qué va a hacer
examen”. Bueno, pero… como siempre, ¿verdad?, ellos miran el
sacrificio mío, entonces dice el Director: “no, pero, pobrecita ella”,
dice, “porque ella se sacrifica para ellos y no es justo”, dice, “y vos”,
le dice a la niña, “¿qué es lo que te sucede?”, no contestó nada, pero…
dice la maestra que así le dijo: “ah”, dice que le dijo, “es que mataron
a mi hermano. Y la maestra me dijo, ¿verdad?”, que la llevara a una
cita de psicólogo, o algo así.

P: - ¿Por qué cree que este país es tan violento?

104
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Felícita: - Ay, la verdad, yo no sé, yo no sé… porque se da tanto eso,


para que lleguen hasta matar la gente, creo que no tengo palabras
para…, porque yo en mis manos no estaría eso, porque… imagínese…
sólo Dios nos puede quitar la vida; no tenemos derecho a quitarla, yo
por eso digo así que todo lo que hacemos aquí se paga y ese señor pues
algún día… va a tener una justicia, tal vez no sea aquí en la tierra, en el
cielo tal vez.

P: - ¿Qué sabe usted del criminal?

Felícita: - Está activo, él está activo. Ya van dos ocasiones que me


dicen así, otra amiga me dice un día: “fíjese que ese hombre está
trabajando”, me dijo, “yo no sé si en la embajada, y toma bus ahí
donde toma usted todos los días”, me dice. “De veras”, le digo, “¿y a
qué horas lo agarra? A las siete en punto, ahí está”. Yo siempre me iba
para estar a las siete y yo nunca lo vi. Yo le digo: “a saber… como yo ni
lo conozco”, le digo, “a lo mejor hasta sentada con él me voy”, le digo
yo a ella, “yo no lo conozco”. Lo bueno…, yo quisiera conocerlo,
¿verdad?, porque así uno ya sabe. Él me conoce a mí, él muy bien me
conoce porque desde luego entraba a mi casa, botaba las puertas y
miraba las fotos ahí, los cuadros donde estamos nosotros en familia, él
me conoce. Porque la noche de la vela él llegó. Esa muchacha que le
digo que lo conoce porque ella dice: “yo lo conozco así metido en un
saco a ese hombre yo lo conozco y no hablo mucho porque yo le iba a
ver el diente de oro”, dice ella, ¿verdad?, “pero… esa noche”, le digo
yo, yo como estaba con tanto dolor, ¿verdad?, y ver que iban todavía a
molestar y que toda la gente decía que habían sido ellos, los policías,
los que lo habían matado, yo le dije que qué buscaban más en la casa,
si ya lo habían matado, “¿para qué más buscan?”, le digo, entonces… la
otra muchacha le decía: “¿y es que querés que te lo pongamos en una
bandeja para que te lo comás?”, entonces yo… yo sí me recuerdo que
dio orgullo y le aventé un tubo, había un tubo así, así como ese de
grueso, entonces yo se lo aventé, le pedí que se fuera de la casa, y se
fueron. Ellos querían entrar para ver si era… Entonces yo por eso a
veces pienso que… o recibieron un buen dinero… o algo, algo tuvo que
haber habido…

105
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Qué ha pensado después de que se la entrevista para esto, de


tener que contar en tantas ocasiones lo que sucedió?

Felícita: - Sí, mire, yo siempre lo he dicho cuando me han entrevistado,


¿verdad?, que yo quisiera que se hiciera justicia porque…, no crea, a la
fecha lo andan haciendo, paso a paso, usted puede ver las noticias y…
día a día ahí están muchachos atados a las manos así, porque es la
manera de ellos de amarrarlos así, amarrarlos acá y… que se hiciera
justicia; Alex ya no va a volver pero… por lo menos otros… otros jóvenes
ya no van a morir y otras madres no van a sufrir, ¿verdad?, eso es lo
único que yo quisiera, que se hiciera justicia, en mi país, ¿verdad?,
porque no existe… Aquí no existe la justicia, si ellos mismos lo matan a
uno… Entonces no… En la otra noche pues, la otra noche me dijo la niña
que… que ahí por el patio habían andado unos… de esos así, moteados,
que le tocaban la puerta y le decían… que le regalaran agua, hará
unos… por decirlo así… unos tres meses. Le digo yo: “usted no tiene que
abrirle la puerta a nadie. Si yo así le dije”, dice. “Yo abrí” dice, “yo
por el lado abajo fue que miré, les miré las botas. A saber que andaban
buscando”.

P: - ¿Se siente amenazada?

Felícita: - Hoy estamos más tranquilos, sí, hoy se puede decir que
podemos estar más tranquilos, porque… muchas veces a mí, debido a mi
trabajo de cocinera, me van a dejar a las dos de la mañana y nunca se
ve nada, y en las noches, cuando tengo un día libre, se duerme
tranquilo, lo mismo dicen los vecinos. Estamos bien, por el momento,
sí.

P: - ¿Algún mensaje que quisiera darles a otras familias que están en su


misma situación?

Felícita: - En la colonia, para ese tiempo que vivimos eso, hay


bastantes mujeres que vivieron lo mismo, pero ellas, por miedo, ellas
no hablan, ellas se quedan en el silencio, y ellas me dicen a mí si a mi
no me da miedo. No, yo por qué voy a tener miedo, no, yo no tengo
miedo, y no me pregunten cómo lo hice, pero yo tenía que hablar. Pero

106
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

ellas sí, ellas lo único que hacen es llorar en frente de mí y recordar la


tragedia que también vivieron…, sí, pero yo les digo: “lo que deberían
de hacer es hablar, porque entre más el grupo… hay más apoyo”, pero
ellas no quieren hablar, yo las invito… yo cuando miré ese anuncio, que
aquí nos ayudaban (en Casa Alianza), yo les decía: “vamos. No, que no
tengo día libre”. Y algunas me dijeron que sí, que tenían temor, por
eso no hablan, por eso se quedó así. Ellas están en el silencio.

107
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

8. “„Hermana, fijate que tengo tres días


de no poder dormir, y sólo puedo
dormir acá, porque fijate que la
muerte me anda siguiendo‟. Él me dijo
que tenía pesadillas, que cada vez que
cerraba los ojos miraba a la muerte que
lo seguía”.
PSEUDÓNIMO: RICARDO
AÑO NACIMIENTO: 1983
AÑO EN QUE OCURRIÓ EL HOMICIDIO: 2001
EDAD DE LA VÍCTIMA EN EL MOMENTO DEL CRIMEN: 18 AÑOS

Ricardo dormía en la salita. Ricardo en las fotografías. Atendía


la pulpería. Llegó a la colonia porque en la casa de su padre ya no lo
querían, porque también, andaba huyendo. Ricardo era un muchacho
muy educado, muy respetuoso. Ricardo nunca se robó un centavo del
negocio. A Ricardo lo quisieron en su nuevo hogar.

Ricardo cruzaba las calles de tierra, subía la cuesta, abría la puerta,


subía las gradas, entraba al pasillo y dejaba sus cosas sobre la mesa.

Ahora su hermana, estudiante de derecho, secretaria bilingüe, relata


que no encuentran su tumba; carece de placa y no le pueden ir a dejar
flores.

108
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Hermana: - …El problema es de que no tiene el nombre de él, no


sabemos donde está enterrado él, no sabemos cual es el lugar que
está… el nicho que él está, y supuestamente el lugar que él está,
¿verdad?, está otra placa de otra persona, no se encuentra él ahí.

P: - ¿Y por qué la confusión?

Hermana: - Pues no sé. Nosotros desde el inicio le reclamamos a


Iracema (Casa Alianza) por eso. Estábamos enojados porque cada vez
que lo íbamos a buscar para ponerle flores nunca encontrábamos una
placa que dijera que ahí estaba él, y después luego le pusieron placa
pero no aparece (la institución lo enterró).

P: - ¿Cuándo murió?

Hermana: - Murió un veinticuatro de noviembre… matado, lo mataron,


le dieron ocho disparos. Él tenía dieciocho años.

P: - Cuéntenos cómo fue su vida.

Hermana: - Mire, la verdad, bueno, yo tengo entendido, ¿verdad?, yo ya


lo conocí ya más mayor, ya un joven, por el motivo de que el papá de él
se lo quitó a mi mamá por medio de la justicia. Se lo quitó y entonces
lo crió él pero como él fue criado por su madrastra, parece ser que le
daba malos tratos: lo enviaba a quebrar maíz de madrugada, a vender
las tortillas. Fue cuando él agarró la calle: se hizo drogadicto,
resistolero. Él probó todas las drogas. Luego, cuando él nos encontró…
pues… muy felices, yo le abrí las puertas de mi casa, el venía, incluso
estuvo durmiendo un tiempo acá, en este mueble dormía él, luego Casa
Alianza le ayudó con un cuartito…, le estuvo ayudando Casa Alianza en
el pago del cuarto y… le dieron cositas, así: una estufita, una camita.
Incluso parece ser que le iban a conseguir un empleo, ahí, le iban a dar
el estudio pero no se dio porque luego… no sé, amistades de él lo… lo
engañaron y se metió a una mara; se convirtió en jefe y luego fue
matado.

109
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Cómo los buscó a ustedes?

Hermana: - Pues, él vino de quince años y se dio cuenta. Por medio de


mi hermana mayor. Yo no lo conocía. Desde que nació, que lo conocí
pequeño, no lo volví a conocer, fue hasta grande que lo volví a ver,
hasta los quince años. Lo atendimos muy bien, se sentía muy querido y
todo, pero no sé, la mara lo engañó. Él, yo le decía que se saliera. Él
quiso huir, se fue para Olancho huyendo de la mara, porque lo habían
amenazado, de la misma mara de él lo habían amenazado, que lo iban a
matar, que lo iban a matar por no haber cumplido con una droga, una
entrega de droga, entonces vino él y se fue huyendo para Olancho, pero
como iba tatuado, de la posta de aquí, que queda cerca, de la primera
que queda, yendo para Olancho, lo detuvieron porque llevaba una de
esas que hacía él, de esas armas, una “chimba”.

P: - ¿De qué hablaban con él, cómo era su relación?

Hermana: - Mire, a pesar de que él había andado por las calles era un
hermano bien educado, pues nunca nos faltó el respeto; era muy
cariñoso, con mis hijos era bien cariñoso; era bien servicial; tenía
bastantes talentos, dibujaba muy bien; a parte de eso reconstruía
cosas, arreglaba, hmm, no sé, tenía bastantes, tenía bastantes dones
él, él sabía reparar muchas cosas.
Era muy…, sabía hacer muchas cosas. Incluso ahí… en la mara…
aprendió a hacer de esas “chimbas”; hacía agujitas para hacer tatuajes.
Tenía bastantes talentos para hacer muchas cosas. Aunque en eso no
estamos de acuerdo, ¿verdad?, que es algo malo que se haya aprendido
(la mara). Pero sí, él era bien cariñoso; siempre visitaba al papá de él,
pero parece ser que no lo atendían bien, entonces optó por buscarnos a
nosotros; él ya había pertenecido a Casa Alianza antes de integrarse a
la Mara, ya estaba él en… ¿cómo se llama?... en Reintegración
(programa de Casa Alianza), ya él cuando vino donde nosotros ya no se
drogaba, él ya no se drogaba. Después le sucedió un problema de que se
cayó de una bicicleta, se desfiguró la cara y parece ser que Casa
Alianza le iba ayudar para arreglarle el rostro, la reconstrucción de un
ojo que le había quedado bien feo.

110
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

La madre parece una hermana mayor de la joven. Entra, saluda, le da


un beso a su hija, se acomoda en el sillón. Sin demora, deja ver que es
una mujer comunicativa, buena platicadora. – Qué bueno que ya llegó;
la estábamos esperando- dice Iracema. – ¿Sí?, y por poco y no vengo. –
No ha cambiado nada doñita. – Muchas gracias. – Aquí estamos,
hablando de su hijo. Pero si quiere, dejemos al periodista para que le
explique de qué se trata todo esto. – Muy bien, los escucho.

Unos minutos más tarde.

P: - ¿Cuéntenos acerca de sus hijos, de su experiencia como madre?

Madre: - Soy una madre soltera. He luchado por ellos para sacarlos
adelante, y también ellos han puesto de su parte bastante, iniciativa de
su propia voluntad. En este momento, ahorita, no tengo trabajo, no
estoy trabajando; tengo diez años de estar conviviendo con el virus del
VIH - SIDA, y también ¿cómo se llama? A pesar de todo (comienza a
sollozar) ¿verdad?, yo sigo una vida normal y ellos pues, están saliendo,
están luchando, porque ella es madre de tres hijos (señala a su hija,
recarga su brazo en su hombro) pero sin embargo ella, a pesar de la
edad que ella tiene, que tiene treinta y siete años, ella, ya sacó dos
carreras, ya sacó, ya es Secretaria Bilingüe, ya es Bachiller en Ciencias
y Letras y está estudiando Derecho en la UTH, ya sacó sus cinco
materias que metió, ayer le fui a reclamar un título (ha recobrado el
temple). Y el que tengo ahorita, que ya lo envié al colegio, el que tiene
diez y seis años, está estudiando, primero de Bachillerato en Salud, y la
otra, ya se me graduó también, está estudiando Derecho, ya se graduó
en Promotora Social, sacó Bachiller en Promoción Social y tiene veinte y
dos años, y está estudiando Derecho también en la universidad.

P: - A decir por el camino que llevan sus hijos, es lógico pensar que si
Ricardo se hubiera criado con usted, su destino habría sido diferente.

Madre: - No, es que el problema de Ricardo, ustedes están… ¿cómo


decirlo?... Ustedes mejor que nadie saben que hay tanta
irresponsabilidad paternal ahora en la actualidad y debido a los hogares
desintegrados por parte de la madre o del padre, a veces los hijos optan

111
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

por tomar esa… esa salida pues que le llaman ellos de buscar las maras
y de andar así en cosas con otros muchachos de su edad que también
son descarriados, que tal vez sus padres no los atienden, y él buscó ese
camino pero fue obligado por las circunstancias, porque la madrastra de
él…, porque el papá de él me lo quitó cuando él tenía un año de vida,
yo no lo crié, no se crió conmigo, si se hubiese criado conmigo creo y
estoy completamente segura que no hubiese sucedido eso, fue por la
falta de cariño, de comprensión y de amor, porque, en el caso mío, yo
soy madre, soy amiga y también soy consejera de mis hijos, y en el caso
suyo, él no tuvo esa oportunidad de criarse conmigo, debido a eso es
que él optó por meterse a las maras.

P: - ¿Cómo tomó usted la noticia de que su hijo, al que no conocía,


quería vivir con usted y su familia?

Madre: - No hubo ningún rechazo de parte mía, cuando él volvió tenía,


para serle exacta, tenía como cosa de doce años de no verlo… o quince
años, y… no lo había vuelto a ver… el destino, ¿verdad?, fue el que hizo
que viniera acá, pero él ya estaba metido es esas cosas…, sí… pero… yo
lo aconsejé, yo lo aconsejé a él, e incluso lo llevé a la iglesia, fue a la
iglesia él, fue ministrado por una pastora y… como él ya estaba metido
en esas cosas, era difícil que se saliera, pero yo soy su madre y eso no
me asustaba demasiado.

P: - ¿Cómo era él en la casa?

Madre: - Normal. Tranquilo. Nunca dio problemas. A mí nunca me faltó


al respeto.
Sí, porque de Casa Alianza le prestaron ayuda, le pagaban el cuarto y él
venía aquí cuando estaba en Casa Alianza y me decía: “fíjese que me
dieron una camita, me dieron una mesa, me están ayudando”, decía
él…, y él venía.
Se iba a matricular en un colegio en la noche, porque Iracema… como
que le iban a ayudar y las otras ahí también, lo iban a apoyar, hasta
unas fotos se fue a tomar.

112
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

No estaba plaqueado. Es que eso es difícil, ya después no podía ni salir


a la calle, porque todos los dedos, de aquí, todo hasta acá, las piernas,
los dedos de los pies, ya todo su cuerpo estaba plaqueado.

P: - ¿Cómo, dónde ingresó a las maras?

Madre: - Aquí pueden ver y tomar datos, información, en relación a


otras personas, en relación a la autoridad, para no ir tan lejos, este
barrio es bien sano, es barrio. Aquí usted no va a ver una sola casa
plaqueada, usted no va a ver ningún marero, ningún grupo de maras,
aquí no hay maras en este barrio, no hay, es un barrio bien sano. Ahora
bien, donde él convivía con la madrastra, que todavía continua siendo
la señora de el papá de él, ahí sí es bien peligroso, todos los días se
escucha por la radio, por la televisión, que hay asaltos, que hay
muertes, que le dan muerte a los mareros, que los mareros le dan
muerte a las personas ahí, por asaltarlas, por robarles, que es en la
colonia La Fuente, 21 de Febrero, que es adelantito de la colonia La
Fuente. En toda esa zona de ahí hay maras, ahí fue donde él se
involucró. Y debido también que como no se le prestaba atención; mire
él no tenía ni el cariño ni la protección de parte mía, que fui su madre,
¿verdad?, y también la madrastra no lo apoyó, más bien lo rechazaban,
no le dieron una buena educación, y el papá tampoco. Fue un padre
muy irresponsable, entonces, debido a eso, me imagino que ese fue el
origen que en el que él se vio involucrado para meterse en esas cosas,
porque fue rechazado por su familia, por su propio padre, la madrastra
no lo atendía bien.

P: - ¿Cómo fue el hecho de su muerte?

Madre: - Ocurrió un veinticuatro de octubre, hace cinco años de ello,


que lo mataron, aproximadamente faltaba un cuarto de hora para las
cuatro de la tarde, un día miércoles, estaba cumpliendo ocho años mi
niña que cumplió trece, tiene cinco años de haber fallecido, seis va a
cumplir ahora este año. Lo mataron acá cerca; la mara contraria, lo
mató. Fue una cosa tremenda porque él yacía tirado. Aquí venía él con
hambre y nunca se le rechazó, y él aquí nunca faltó el respeto a nadie,
nos dolió mucho, hasta el día de hoy nos sigue doliendo.

113
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Hicieron denuncia?

Madre: - ¿Quién? No, no, no. No, porque para serle sincera… yo soy
cristiana, yo asisto a un ministerio, que quiere decir “Presencia de
Dios”, hace muchos años, y no me he retirado, siempre continúo firme,
buscando las cosas de Dios, ¿verdad?, y mi hija también, y para serle
sincera yo estoy bien conciente de…, no ofendiendo los presentes,
¿verdad?, no todos los periodistas… son mentirosos, pero usted sabe
muy bien que las noticias no hay que creerlas, no hay que darles mucho
el crédito, porque…, lo digo por mi misma y estoy bien conciente de
ello y con toda la plenitud de la veracidad… es mentira lo que dijeron
ahí, que él venía en una bicicleta, todo lo contrario, los que lo mataron
a él de la… y sé quienes lo mataron y sé como se llaman y están presos;
me di cuenta después de ello, pero la justicia no hay que tomarla uno
sino que… Dios se encarga de ello. Yo estoy bien resignada. La
justicia…, dice Dios: “dejad… que mía es la venganza, yo pelearé por ti
y por tus hijos”. Y así es. Uno con sus manos no puede hacer nada ni
con su boca tampoco, todo hay que dejárselo a Dios, porque él sí es
justo y a él nadie le engaña, y los medios de comunicación no todos son
veraces, hay ciertas noticias que son realidad pero la mayoría no,
porque ahí dijeron, cambiaron todo. Ella tiene guardado el papelito del
diario donde salió, que por ladrón le dieron muerte, porque lo venían
siguiendo, porque se traía robada una bicicleta. Eso es mentira, él no
andaba en bicicleta. Los que le dieron muerte eran los que venían en
una bicicleta e incluso la dejaron ahí. Y otra cosa también que dijeron
es que lo venían siguiendo porque se había robado esa bicicleta y que
era ladrón. Es mentira…

P: - ¿Y ustedes cómo han investigado que no fue así?

Madre: - Ah, por nosotras mismas. Datos verdaderos, oculares, testigos


oculares.
Y algo más importante también, que hacía aproximadamente…, antes
de que le diesen muerte a él…, él había mandado a otro compañero de
él a solicitarle el arma blanca, ¿verdad?, y hacía como media hora, él
no andaba en bicicleta. Un día anterior de la muerte de él vino, acá

114
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

estuvo durmiendo. De alguna manera, ya sabía que se acercaba su


muerte.

P: - ¿Y cómo reaccionó el papá de Ricardo al saber de su muerte?

Madre: - Sereno, tranquilo, como que si nada, porque como él es un


hombre promiscuo, él no vive con una sola mujer sino que él anda de
allá para acá, él fue el culpable de todo eso, yo a él lo culpo, porque él
fue culpable por habérmelo quitado, porque estoy segura que ni so me
lo hubiese quitado, mire…, porque todas mis hijas han salido adelante,
porque la mayor, aunque no se hizo profesional, porque en eso se casó
(es otra hija) y se dedicó al hogar y todo pero sí me sacó el plan básico,
tiene treinta y nueve años de edad.

P: - Una pregunta final; ¿cuáles son las perspectivas de futuro que ve


para usted y su familia?

Madre: - Pues gracias al Señor pues todo va bien, porque estamos


llevando una vida normal, debido a lo que pasó pues ya pasó, eso queda
en el pasado, ¿verdad?, sólo nos interesa vivir el presente y el futuro, lo
principal es el futuro, ¿verdad? Estamos bien gracias al Señor porque…
todos están estudiando, están dependiendo, por ejemplo… este cipote
pequeño mío, debido al problema de mi salud y al problema que tuvo
Ricardo, ellos están en un Hogar, que es un Hogar excelente, con un
trato muy especial. Ahí, usted va a ver…, este cipote mío… del colegio a
la casa y de la casa al colegio. Tiene diez y seis años, pero ya está en
primero de carrera, ya está estudiando en salud, y me le están dando
todo el apoyo de parte de ahí… del rancho.

P: - ¿No vive con usted?

Madre: - No, está viviendo conmigo, porque él está…, me lo dieron a mí


para que yo esté al cuidado de él, para que él también me apoye a mí y
me cuide, ¿me entiende?, porque ellos tienen casas. El tiene diez y seis
años cumplidos pero a él me le dan beca, a él me le dan todo, a él me
le dan higiene, vestuario, calzado y la educación, dos mil lempiras
mensuales para pagar transporte, merienda, me envían una provisión

115
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

desde el rancho para acá, para que yo esté atenta. Es un apoyo


bastante grande que estoy recibiendo de parte de ellos. Son
apadrinados, los padrinos de ellos son de origen europeo. Ellos tienen
sus padrinos, que son los que se encargan de enviar todo lo que ellos
necesitan. Tengo una niña también que tiene trece años cumplidos,
que, precisamente ese día, a mi no se me olvida nunca la muerte de
Ricardo, porque ese día que mi niña estaba cumpliendo ocho años de
edad… ese día fue que me lo mataron, ella nació el veinticuatro de
octubre del noventa y tres, y esa si está en el rancho porque está
pequeñita, pero me le están dando todo también a ella. La voy a ver
seguido. Tengo las puertas abiertas ahí por mi manera de conducirme,
con los encargados, con los tutores, con ahí los directores, yo puedo ir
cualquier día, con tal yo tenga dinero y esté bien de salud yo puedo ir a
verla.
Tengo la que se me graduó de bachiller en promoción social, que hace
tres años se me graduó, que está estudiando ahorita en la UTH, ella es
hermana de Ricardo, de parte de madre y de parte de padre, y ella
jamás nunca recibió el apellido de parte del papá. Lo conoció hasta
cuando mataron a Ricardo. Conoció ella al papá y a otros hermanos,
porque tiene treinta y cinco hermanos de diferente madre: treinta y
cinco hermanos tiene Ricardo. Fíjese que descubrimos, mire que cosa,
es que esto es tremendo, a mi me gusta dar testimonio y ayudo así a los
muchachos que están en las drogas y en las maras, yo salgo a predicar y
ayudo bastante, ahorita tengo mucha relación con ellos, máxime con
dos que andan en la calle… porque estoy capacitándome, estoy yendo a
Cruz Roja a recibir capacitaciones, a Asociación Calidad de Vida; paso
una vida así ve…, no permanezco acá, si más bien ahorita ya me iba,
tengo que estar en un aniversario de un colegio y tengo que llevar unos
pasteles, tengo que ir al centro a comprarlos y después tengo que llevar
la contabilidad, porque soy la administradora, soy la encargada de
llevar la contabilidad de aquí, que uno de los dueños es el esposo de mi
hija.

Recuerdos del naufragio…


La madre calla y dice la hermana al momento de saber la
noticia de la muerte de Ricardo: “yo salí corriendo, dejé mi

116
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

bebe, que tenía quince días de nacida, acá en este mueble,


dejé abierto y me fui, salí corriendo en bata, ¡y recién
criando!... Cuando lo vi, yo lo miraba que se movía y creía
que estaba vivo todavía…”.

Comenta la hermana: “hacía una hora él me había mandado a


pedir un cuchillo prestado y yo le mandé a decir con el
marero, con el otro marero, que jamás le iba a mandar una
arma, que se viniera y que comida si que nunca se la iba
anegar en la vida…”

La versión de un chiclero con quien platicó la hermana: “dice


el chiclero que hacía media hora, Ricardo estaba con él, ahí,
comprándole cigarritos y comprándole frutas, porque también
vende frutas. Dice que Ricardo estaba fumándose un cigarro
cuando de repente aparecieron dos jóvenes, mareros, y lo
llamaron a la esquina de allá, pero de la misma mara.
Entonces vino él, se cruzó la calle y se fue a platicar con ellos
a la esquina; cuando de repente apareció un joven en una
bicicleta de la parte de abajo, viniendo de un semáforo que
queda allá abajo, y otro en otra bicicleta, de la parte de
aquí, viniendo de la colonia San Francisco… algo así. Entonces,
cuando los otros dos amigos de Ricardo miraron que venían
con la bicicleta y con una pistola salieron corriendo para la
San Juan de Dios, en la calle de tierra y Ricardo no miró el
que venía de abajo, salió corriendo aquí por “Loco Luís”,
pero… por eso Ricardo tenía ocho disparos, cuatro de veinte y
dos y cuatro de treinta y ocho, porque lo atraparon entre dos.
Entonces dice el chiclero que el que venía de la parte de
abajo, después de que le dio los cuatro disparos a Ricardo;
cuando Ricardo cae al suelo agarró la bicicleta y salió
corriendo, se cayó por donde venden ropa usada, de los
nervios, se volvió a levantar, levantó la bicicleta y siguió
nuevamente en la bicicleta, pero ahí por el semáforo, al que
lo había matado le atacaron los nervios y dejó la bicicleta
botada. Un policía de la cuarta (estación), apellido Flores,
que andaba ahí fue a recoger la bicicleta desde allá del

117
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

semáforo, se la puso a la par de mi hermano Ricardo y le dijo


a el Heraldo que lo habían matado por haberse robado esa
bicicleta, cosa que es mentira, porque mi hermano no usaba
bicicletas desde que había tenido un accidente meses
anteriores, donde se había desfigurado su cara, nunca más
había vuelto a usar bicicleta, tenía miedo”.

Ricardo tenía conocimiento de los planes que se urdían para


matarlo, relata la hermana: “hermana, fijate que tengo tres
días de no poder dormir, y sólo puedo dormir acá, porque
fijate que la muerte me anda siguiendo. Él me dijo que tenía
pesadillas, que cada vez que cerraba los ojos miraba a la
muerte que lo seguía. Entonces, como él bromeaba conmigo,
yo le dije: sólo tonteras hablas vos, dejá de andar hablando
tonteras, le dije, dejá, anulá eso, eso es mentira, le dije yo.
Entonces vino él, ¿verdad?, y… bueno… se sonrió. A él le
gustaba que le hiciera café con pan, entonces me dijo: ¿ya
hiciste café? Entonces le di café con pan, fue lo último que
comió… creo”.

118
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

9. “Yo pienso que sí, pienso que sí va a


mejorar, y si no pues Dios sabrá
porque”.

PSEUDÓNIMO: WILSON
AÑO NACIMIENTO:
AÑO EN QUE OCURRIÓ EL HOMICIDIO:
EDAD DE LA VÍCTIMA EN EL MOMENTO DEL CRIMEN: 18 AÑOS

Miguel Ángel se desabotona la camisa y nos muestra su tatuaje. A lo


ancho de todo su pecho están escritas unas palabras difíciles de leer.
“Este tatuaje, me lo hice en nombre de una novia que amé mucho: el
tatuaje es de su nombre.” También, en otra parte de su cuerpo, tiene
tatuado el nombre de la mamá.

Llegamos a la colonia en la mañana, porque se sabe, en la tarde o en la


noche no es nada recomendable visitar ese sector de Comayagüela. Al
llegar, venían bajando dos patrullas de policías. Sin embargo, nos
contaba el tío de Miguel, no es que había sucedido algo, ninguna
captura, visita, de rutina, probablemente.

Desde una ventana, en un segundo piso, de una casa construida sobre


una enorme piedra, nos observaba un muchacho de cabello largo, piel

119
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

blanca. Se fumaba un cigarrillo, andaba sin camisa y se alcanzaba a


observar que tenía el pecho tatuado y también uno de los brazos.

Luego el autobús paró justo en frente de la casa. El tío de Miguel se


aproximó y le pidió que se bajara. “Te quieren hacer una entrevista”.
Miguel trabaja como cobrador.

Saludó a los dos compañeros de Casa Alianza. Parece contento de


verlos.

Casa Alianza: - Hola viejo, fijate que te queremos hacer una


entrevista; ¿tenés tiempo?

Miguel: - Sí, tengo tiempo.

Casa Alianza: - él es el periodista, será mejor que él te explique de qué


se trata.

P: (Nos presentamos. Aproximé mi silla a la suya). – Es una entrevista


sobre tu hermano, sobre Wilson. Estamos haciendo un libro de
testimonios sobre los jóvenes que han sido asesinados por diversas
razones pero que tienen sus casos sin resolver, que no se ha hecho nada
por ellos, que han quedado en la impunidad. La intención, es
entrevistar a familiares de estos jóvenes, familiares que buscan que
estos casos no se echen al olvido.

Miguel: - Entiendo. Estoy dispuesto.

P: - Primeramente, quisiéramos saber cómo era Wilson; ¿quién era él?

Miguel: Suspira, Wilson, exclama, llevándose las manos a la nuca. Mi


hermano. - ¿Por dónde comienzo?

P: - Puede comenzar por el principio o por el final.

Miguel: - El día que él murió estaba cumpliendo quince años, el


veintisiete de diciembre. Yo me di cuenta a eso de las diez de la

120
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

mañana, venía de donde una tía acá fuera, en la Cañada, pues me di


cuanta por la cuñada de mi mamá. Cuando yo me di cuenta me puse
como loco, no hallaba que hacer, cuando yo llegué aquí a la casa miré a
mi mamá descontrolada y pues me entraron nervios, así como mi mamá
los tenía y pues me sentía sofocado, y yo sólo decía: “¿por qué él y no
yo?” Porque la verdad yo quería bastante a mi hermano… Y pues… yo
digo, ¿verdad?, que las cosas se le dejan a Dios, Dios sabe porque hacen
las cosas también y si Dios se lo quiso llevar… pues Dios sabe por qué,
ya que fue a él pues él ya deja de andar sufriendo… en la calle como él
sufrió, porque si sé que sufrió bastante.

P: - ¿Se sabe por qué lo mataron?

Miguel: - Bueno, lo que a mí me habían dicho, fue que le habían pegado


un tiro en el sentido y que supuestamente dos maras estaban peleando
y ellos iban pasando, lo que a mí me dijeron, pero no estoy seguro si
fue así o… Le dio una bala cruzada y al amiguito que andaba con él
también, fue por lo mismo, dicen. No se sabe quién fue.

P: - ¿Qué edad tenía usted cuando murió su hermano?

Miguel: - Cuando él murió yo tenía catorce, fue cuando emigré para


EUA y… pues hasta el día de hoy siempre me acuerdo de él, tengo la fe
de que algún día se va hacer justicia por lo que hicieron con él.
(Habla bajo, por momentos, es difícil escucharle).

P: - ¿Por qué andaba en las calles?

Miguel: - Bueno, una parte porque a él le gustaba la calle, a él le


gustaba y yo agarré la calle con él y en eso me metí a Casa Alianza,
entré al grupo de Reintegración Familiar, de ahí regresé aquí a la casa y
no volví más a la calle, fue porque no me gustó, porque si a mí me
hubiera gustado me imagino que estuviera en el cementerio yo
también… pero gracias Dios seguí con mi mamá y después me fui para
allá.

P: - ¿Cuántos hermanos son en total?

121
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Miguel: - En total somos diez hermanos… Hay dos muertos: el finado


Wilson y la finada Nuria. Nuria (murió) por una enfermedad que ella
tenía… murió tierna.

P: - ¿A qué se dedica la familia?

Miguel: - Ya casi todos están casados, cada quien hace su trabajo; uno
albañil, otro de carpintero, yo… cobrador, tenemos diferentes trabajos.

P: - ¿Por qué él siguió en la calle y usted no?

Miguel: - Eh, bueno, lo que a él le atraía era andar con sus amigos y sé
que olía a resistol también, pero, no sé, ¿verdad? lo que él pensaba… de
hacer con el futuro de él, porque ahora mis pensamientos ya no son los
mismos de antes, ahora en mi mente está superarme, tener mi esposa,
mi casa.

(El muchacho de la ventana nos sigue observando).

Adentro de la casa – estamos en un pequeño patio- nos escucha la novia


de Miguel. No llega a los veinte años. Está embarazada.

Miguel: - Y, pues, ya estoy esperando un niño, ya también, y pues,


espero que todo me salga bien y, Dios quiera me ayude también con lo
que yo tengo planeado.

P: - ¿Qué provocó que usted quisiera superarse?

Miguel: - Una parte… bueno… no me gustaría fracasar así como él


fracasó, ¿verdad?, porque va a ser doloroso para mi mamá también y no
quiero darle disgustos a ella y pues el día de mañana a mí me gustaría
salirle con algo bueno a mi mamá no con algo malo.

P: - ¿Y qué lugar ocupó el papá de Wilson en su vida?

122
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Miguel: - No le digo verdad… que él nos ayudó y nada, porque durante


el tiempo que Wilson estuvo en la calle, él no dijo, voy a buscar a mi
hijo para meterlo a algún internado, ¿qué sé yo?, sólo mi mamá andaba
detrás. Cuando mi hermano estaba en Casa Alianza, mi mamá estuvo
ahí dejando tortillas… pues de ahí no más de paso lo miraba, le hacía
preguntas y él no le contestaba, nada, sólo agachaba su cabeza y mi
mamá cuando se acuerda bastante de él ahí nomás le entra a llorar. Mi
abuelita adoraba a ese cipote, pero… si Dios se lo llevó… Dios sabe por
qué.

P: - ¿Y qué recuerdos tiene ahora de cuándo eran niños?

Miguel: - Pues no sabría decirle muy bien porque poco me acuerdo.


Entré a la escuela, no más estudié tres años y luego me salí y fue
cuando agarré para allá. (En la calle) yo sólo anduve cuatro meses. Él sí
consumió drogas, resistol, no sé si marihuana, resistol sí, porque no sólo
una vez lo miré, fueron varias veces.

P: - ¿Recuerda conversaciones con él, lo que le gustaba hacer?

Miguel: - Sí, le gustaba jugar pelota, a veces, en las tardes, cuando


estaba con él nos poníamos a relajear, nos tirábamos pedradas,
salíamos huyendo, nos agarrábamos del pelo y… muchas cosas hacíamos
con él… Y yo… cuando me acuerdo de eso me entra una cosa bien fea,
no quisiera acordarme.

P: - ¿Pusieron denuncia?

Miguel: - Mi mamá no puso nada, porque supuestamente había caído el


que lo había asesinado a él, ¿verdad?, y que eso lo iba a dejar en manos
de mi papá pero… no sé que habrá hecho él, no sé.

P: ¿Cómo ha afectado a la familia la muerte de Wilson?

Miguel: - No podría decirle muy bien porque no estoy ubicado,


¿verdad?, pero… la verdad no quisiera…

123
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

En ese momento se detiene la conversación. Miguel respira


hondamente. Le consultamos si quiere seguir con la entrevista. Afirma
que sí. Nos damos unos minutos.
Cambiamos el tema, hablamos de sus años en Estados Unidos. Del
trabajo allá, de los intentos anteriores por emigrar. De los planes a
futuro, de su hijo que va a nacer. Poco a poco recobra cierto ánimo.

P: - ¿Y piensa regresar a Estados Unidos?

Miguel: - Sí, pienso regresar cuando de a luz mi esposa, me voy a ir, mi


pensada es estar tres años allá, luego regresar acá. (Residió por tres
años la vez que estuvo en Estados Unidos).
Aprendí muchas cosas allá, en parte, que la calle no deja nada, más
que dolor tristeza, problemas, y pues allá estuve dedicado, trabajando,
el dinero que hacía se lo mandaba a mi mamá, muchas cosas. Allá
trabajé y trabajé en decoración de casas, puertas y ventanas. La
primera vez que me fui fue a los catorce años, luego me volví a ir a los
quince. Entré a la escuela, aprendí el idioma ingles.

P: - ¿Qué edad tiene en la actualidad?

Miguel: - Dieciocho.

P: - ¿Y aprendió inglés?

Miguel: - Tengo dos lenguas, al entrar allá tengo como hablar con otra
gente, como defenderme; cualquier trabajo. No le digo que tengo un
cien por ciento pero sí como noventa por ciento. A ver, ¿verdad?, que
me dice la vida después.

P: - ¿Y cómo está la colonia en la actualidad?

Miguel: - Todo está tranquilo, no hay problema con nadie, todo está
bien.

P: - ¿Y su plan es volver de Estados Unidos?

124
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Miguel: - Mi pensada es esa, irme para allá y comprar un terreno, hacer


mi casa en otro lado.

P: - ¿Y qué piensa de la juventud en la actualidad?

Miguel: - Yo lo único que pienso es en el sufrimiento de las madres, de


los padres, los que son responsables, porque si un padre le sabe dar
educación a sus hijos desde que está pequeño no le va a agarrar un mal
camino… Si uno trata a sus hijos con bien, les enseña un buen camino,
tenga fe de que a él no le va a pasar nada nunca, a menos de que sea
ya por voluntad de Dios, pero ahí queda… Son muchas cosas que han
pasado aquí, en esta colonia han pasado muchas cosas durante estuve
en Estados Unidos, hubo varias muertes, y yo me daba cuenta por medio
de mi mamá, cuando yo le hablaba ella me decía lo que pasaba aquí.

P: - ¿Y usted como joven, cómo ve la situación?

Miguel: - Yo pienso que sí, pienso que sí va a mejorar, y si no pues Dios


sabrá porqué.

P: - ¿Y visita la tumba de su hermano?

Miguel: - Él está enterrado en el Divino Paraíso. Cada vez que él cumple


años nosotros vamos, si no voy yo va mi mamá y si no mi hermanos,
veintisiete de diciembre.

Al terminar la entrevista subimos una cuesta para darle vuelta al auto.


El muchacho de la ventana nos sigue con la vista. En una esquina, otro
joven, sentado al pie de un poste de luz, con una rama de árbol, dibuja
círculos sobre la calle de tierra. Anda desabotonado, está tatuado, es
muy delgado, y se nota que está cansado. Al final de la cuesta,
llegamos a la frontera con otra colonia marginada. De una de las casas
sale una joven, semidesnuda, de apariencia muy pobre. Toca la puerta
de otra casa.

Al dar la vuelta, volvemos a ver a la muchacha, que regresa para su


casa: lleva en la mano una botella de aceite y unos huevos. Se acerca la

125
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

hora del almuerzo. Pasamos por la casa de Miguel, quien desde el


portón, nos dice adiós. El muchacho de la ventana ha desaparecido.

126
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

10. “Firmamos, como nada, como que a


usted le entreguen un cuaderno, un
papel sin… sin valor, como que no tenía
valor, como que para ellos es normal
eso.”

NOMBRE: MARCO ANTONIO SERVELLÓN GARCÍA


AÑO NACIMIENTO: 1979
AÑO EN QUE OCURRIÓ EL HOMICIDIO: 1995
EDAD DE LA VÍCTIMA EN EL MOMENTO DEL CRIMEN: 16 años

Ha pasado una vida: y Marco Antonio, seguramente, a estas alturas,


tendría una compañera de vida, hijos, viviría de sus ingresos
económicos, sus hijos, lo más probable, estarían por entrar a la
escuela, o ya estarían cursando el tercer o cuarto grado.

Tendría un pasado reciente al que avocarse cada vez que el presente lo


interpelara con sus dudas, un futuro, difícil o despejado, por delante.
Necesidades. Amistades. Un auto. Una profesión o un oficio. Gustos
musicales definidos. Rutinas. Cotidianeidad. Defectos. Metas.
Cicatrices. Vacaciones.

127
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Pero no pasó.
Lo mataron, se sabe, fuerzas de seguridad del país, y lo fueron a tirar a
un punto definido de la ciudad.
Ese mismo día de septiembre, tres muchachos más, fueron asesinados y
sus cuerpos aparecieron con muestras de tortura, en los cuatro puntos
cardinales de la ciudad.

Hace poco más de un año, en el Hotel Plaza San Martín, un


representante del gobierno hondureño, bajó la mirada ante los
familiares de las cuatro familias. No se atrevió a pedir un perdón
convincente. Leyó un discurso baladí, y repitió lo que decía la sentencia
emitida por la Corte Interamericana de Justicia.

Había poca gente. Estaba la gente de Casa Alianza, y los periodistas se


habían limitado a recoger los comunicados.

La plaza todavía no existe, ni la calle. Dice la sentencia que el Gobierno


hondureño está obligado a nombrar una calle o una plaza con los
nombres de los jóvenes. Los acuerdos no se han terminado de cumplir,
salvo los que no tienen ningún peso ético ni moral; el gobierno ya les
pagó la indemnización. “Pero no queremos, hasta el momento, no es
algo que queramos, tocar el dinero que nos dieron. Es que sentimos
que es como usar a mi hermano. No sé, es una sensación bien fea.”

Sin otro preámbulo, se habla de Marco Antonio Servellón, una de las


víctimas de “Los cuatro puntos cardinales” (1995), por los que el Estado
de Honduras fue juzgado en la Corte Interamericana de los Derechos
Humanos.

P: - ¿Nos puede contar algo sobre Marco que no se lo haya dicho nunca
en una entrevista?

Hermana: - Yo creo que todo lo de él ya lo he contado.


No para qué, para nosotros era un excelente hermano. Nosotros
dependíamos prácticamente de él, a pesar que era el menor, era el
tercero, de mi mami. Él vendía lotería mayor. De eso… nosotros
vivíamos, pasábamos pues, y… para qué… no tenemos quejas de él,

128
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

como hermano no tengo quejas de mi hermano, mi hermano era


excelente hermano.

P: - ¿Cuántos años tenía cuando ocurrió?

Hermana: - diez y seis años acababa de cumplir. En el noventa y cinco.


Cumpliría, va a cumplir, ahorita, el tres de de mayo.

P: - ¿Qué le gustaba a hacer a Marco?

Hermana: - Sí, estaba estudiando, lo único que él, como era demasiado
grande, le daba pena ir en la mañana; estaba él en la escuela y sólo
pasó quinto, ya en sexto dijo que él iba mejor estudiar en la noche
porque le daba pena, todos le hacían burla, los otros, como eran
pequeños los otros. Él se metió en la Centroamérica en una nocturna, él
estudiaba de noche. Sacaba sexto grado. Los maestros trataron de
retenerlo, pero él les dijo que no porque los otros niños le hacían burla
porque como era demasiado grande, a él le daba pena, entonces dijo
que no, que mejor se iba a matricular en una nocturna.
El problema de él es que era corto de aprendizaje, le costaba aprender
las cosas y repitió dos veces primero y dos veces segundo, hasta que lo
metimos con un psicólogo él ya aprendió, ya retenía, lo que pasa que es
que él; tal vez usted le decía una cosa ahorita pero ya a la media hora
que usted le preguntaba ya no se acordaba. Era corto de aprendizaje;
el psicólogo nos decía que él no… no le gustaba mucho el estudio, no le
ponía interés al estudio.

P: - ¿Alguna razón en especial?

Hermana: - No. Pura, pura picardía de él, pero no, de lo demás él…
para qué, cuando él pasó segundo, pasó todo de un solo la carrera,
cuando ya lo mataron estaba sacando sexto.

P: - ¿Cómo iba?

Hermana: - Excelente. Sólo de noventa, noventa y cinco tenía.

129
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Cuántos hermanos son?

Hermana: - Nosotros éramos cinco. El último de mi mami eran gemelos,


el último parto que tuvo eran gemelos, se le murió la niña y quedamos
cuatro, y ahorita sólo hemos quedado tres.
Mi hermanita, ella tenía gripe y a ella la llegaron a vacunar a la casa,
tenía once meses, y la vacunaron, mi mami no la quería vacunar, pero
la enfermera le dijo que no era mala la vacuna; ya al día siguiente ya
amaneció ahogadita del pecho y ese mismo día ya murió. Nosotros la
llevamos al hospital cuando la sentimos ahogadita y nos dijeron que la
vacuna le había caído al pecho.

P: - ¿Cómo sintió Marco esa muerte?

Hermana: - No creo que haya sentido la mayor cosa porque estaba


pequeño, estaba pequeño, hace aproximadamente, como a este
tiempo, tendría ella veintidós años, la edad que tiene mi otro hermano,
el que quedó vivo.

P: - ¿A qué se dedicaban ustedes cuándo ocurrió lo de Marco?

Hermana: - Todos estábamos estudiando. Yo ya había sacado sexto y


estaba sacando corte y confección cuando él estaba sacando sexto.

P: - ¿Quién es el papá de Marco?

Hermana: - Mire, el papá mío no era el mismo papá de Antonio, Marco


Antonio de era de otro señor y él era invalido. Cuando se ajuntó con mi
mami él era bueno pero a él le pegó la polio, quedó… ya estaba gran…
ya tenía… ya esta nacido Antonio y quedó invalido él.

P: - ¿Y ustedes son de acá de Tegucigalpa?

Hermana: - Nosotros aquí nacimos pero mi mami es de Olancho, de


Salamá. Desde que mami se vino sólo volvió a ir como dos veces.

P: - ¿Y su papá?

130
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Hermana: - Se dejaron y no se volvieron a juntar con mi mamá, y no,


no, prácticamente mi mami nos ha criado a nosotros, desde pequeños.

P: - ¿Y cómo fue la captura?

Hermana: - Mire, nosotros, él, nosotros, con mi mami y mis dos otros
hermanos fuimos al estadio, pero él se quedó en la casa porque ese día,
un día anteriormente, él había quedado… terminó de vender la lotería,
había llegado bien tarde a la casa, nos dijo que después se iba a ir,
entonces nosotros nos fuimos adelante; mi mami, mis otros dos
hermanos y yo. Y nosotros nos metimos al estadio y él nunca vino…
nunca llegó pues, y un… tío de nosotros…
Dice mi tío que llegaron unos amigos de él, de la escuela, a sacarlo para
que fueran al estadio; él no quería ir, él prácticamente nos había dicho
que no quería ir, pero ya después lo convencieron y se fueron, se
cambió y se fue dice mi tía, y ya él, cuando nosotros, nosotros no
lo miramos en el estadio a él. Cuando nosotros veníamos del estadio,
para la casa, ya llegando a la casa nos dijeron unos… los mismos amigos
de él, que lo habían agarrado los chafas ahí en el estadio, haciendo fila
estábamos, dice, cuando nos sacaron de la fila, dice, y a él se lo
llevaron y a nosotros nos llevaron, dice.
Cuando nosotros fuimos, yo me fui con mi mami, para la casa, y
dejamos a mis otros hermanos, y yo me fui con ella, siempre yo
caminaba con mi mami, y ya cuando llegamos allá al Core 7; nos dijeron
que sí, que él estaba preso ahí, pero que no lo iban a dar ese día, que
era un viernes.

P: -¿Lo pudieron ver?

Hermana: - No, no lo miramos ese día, sólo le pasamos comida…


Pasamos por unas porciones de pollo, y unos frescos y unos jugos. Le
pasamos comida y de ahí nos dijeron que lo iban a entregar hasta el día
siguiente, que era día sábado. Nos fuimos allí al Core 7, en la mañana,
porque supuestamente iban a cobrar fianza ya nos dijo la jueza que no,
que no lo podían entregar porque a él lo iban a investigar, porque tenía

131
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

delitos, mi hermano era primera vez que caía preso. Tenía dieciséis
años, los acababa de cumplir.

P: - ¿En ese entonces había reclusorios para menores?

Hermana: - Supuestamente él estaba revuelto con los viejos, ahí en el


Core 7 él estaba revuelto con los demás, incluso, con el otro muchacho
con el que a él lo agarraron, Enrique, él era vecino de nosotros, a él lo
soltaron, él, o sea, él salió con otro nombre, porque él, cuando él ya
llegó a la casa él nos dijo: “doña…, le dice a mi mami,
“¿y Marcos…?
“No, si no me lo quisieron dar”, le dice,
“porque lo iban a investigar...
“No, doña”, le dice,
“a Toño lo están golpeando, viera como lo tienen de golpeado”, dice.
Ese día, el sábado, que nosotros fuimos a pagar la fianza, nosotros los
vimos salir, iba Marco Antonio y los otros tres muchachos que
ejecutaron, los subieron para arriba e iban otros hombres, pero ya
cuando vinieron de regreso ya no bajó mi hermano.

P: - ¿Y mantienen relación con las otras familias?

Hermana: - Sí, desde ahora que venimos a Casa Alianza sí tenemos…


platicamos… cuando tenemos reuniones, pero ya por teléfono, fuera de
aquí, casi, prácticamente no, sólo cuando venimos aquí.

P: - ¿Cómo fue el día de la muerte?

Hermana: - Yo fui el domingo a la DIC, mami se fue para la cuarta y yo


me fui para la DIC a poner una denuncia, y fui… yo soy la mayor, fui con
Enrique, porque él me acompañó y él dio la declaración que lo estaban
golpeando bastante con una cadena de bicicleta, y ya en la tarde, una
muchacha que llevaba el caso de la denuncia que yo puse, ya como a
las tres, ella llegó a la casa y me dice:
“fíjese que quiero que me acompañe”.
“A dónde”, le digo.
“Pero no”, me dijo que…

132
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

“para donde me llevaba”.


Y entonces ya fui con ella, me acompañó Enrique, el otro muchacho que
lo detuvieron con él, y le digo:
“¿qué venimos a hacer aquí?”
“Es que mire”, me dice, “hemos hallado unos… hallaron unos
muchachos”, me dijo, “y por las descripciones que usted dio”, me dice,
“en la mañana, uno de ellos es su hermano.”
“Y entonces”, le digo yo: “¿mi hermano?”, le digo. “Sí”, me dice,
“necesitamos que usted lo reconozca”, me dijo. Entonces ya me
llevaron y yo no aguanté la impresión de verlo como lo tenían.

P: - ¿Estaba golpeado?

Hermana: - Sí…, demasiado, él tenía una costilla rota, tenía un ojo


morado, y entonces yo me desmayé y me sacaron para afuera… Pero sí
lo golpearon bastante. Estaba demasiado golpeado… Inmediatamente,
después de eso… Me llevaron a la casa y… nos dijeron que arregláramos
las cosas y ese mismo día lo sacamos de la morgue nosotros. Al día
siguiente lo enterramos en el Divino. Lo velamos ese día que lo
sacamos, el día siguiente y al tercer día lo enterramos.
Un impacto que no quisiera recordar… Para qué…, fue duro,
principalmente para mi mamá, y hasta la vez, no nos hemos recuperado
demasiado, y a pesar que ya han pasado casi… once años, y no…, no nos
podemos recuperar de esa pérdida.

P: - ¿Qué dificultades tuvieron cuando estaban en las indagaciones?

Hermana: - Nunca nos dijeron quién había sido, nosotros hasta después
nos dimos cuenta, de quienes habían sido, por Enrique, él nos dio los
nombres de los chafas que golpeaban a mi hermano. Con él lo
detuvieron y cuando los llevaron para arriba, supuestamente a tomarle
las huellas, cuando lo vio mi mami, y que él no bajó, bajaron todos
menos mi hermano, ya a él ya lo dejaron arriba, y cuando Enrique salió
nos dijo:
“doña, póngase chiva”, dice, “que a Toño lo quieren matar”, le dijo,
“yo me salí con otro nombre”. O sea, Enrique no salió con el nombre de
él, salió con otro nombre.

133
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Cómo sabía Enrique que los querían matar?

Hermana: - Porque a ellos les decían que a los dos los iban matar. Así…
porque… les dio la gana de matarlos. Porque mi hermano, qué delitos
podía tener mi hermano… si mi hermano era un cipote y nunca había…
el delito de él fue hacerse tatuajes… Pero mi hermano en pandillas no
anduvo.

P: - ¿Cómo agotaron las instancias?

Hermana: - Nos cansamos de estar yendo al Core 7, a la fiscalía,


entonces yo le dije a mi mami que ya no.

P: - ¿Alguien los tomó en cuenta, algún funcionario público?

Hermana: - Nunca nos tomaron en cuenta, nadie, incluso, incluso a mi


hermano, el que me sigue a mí una vez lo secuestraron los mismos
hombres que mataron a mi hermano, lo golpearon y lo fueron a dejar
allá por la Cerro Grande y le dijeron a mi hermano que le dijera a mi
mami que dejara de andar investigando, que podía perder otro hijo,
entonces nosotros hasta ahí no más llegamos, nos dio miedo, hasta que
Casa Alianza nos contactó y nos buscó a nosotros.

P: - ¿Qué les hizo seguir?

Hermana: - Porque miramos el apoyo, que nos tomaban cuenta. Fue la


única institución que a nosotros nos hizo caso que nos ayudó y que hasta
la vez nos ayuda.

P: - Ahora que han llegado a otras instancias de justicia, ¿cómo ve a la


justicia en Honduras?

Hermana: - Como que no le interesa, porque nosotros íbamos a…,


incluso, nosotros fuimos a la fiscalía, fuimos varia veces a la fiscalía… ni
caso nos hacían, no nos tomaban en cuenta, como que no había gente
ahí, nosotros no existíamos, nunca nos tomaron en cuenta, e incluso,

134
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

hasta que nos secuestraron a mi hermano, el que me sigue a mí, hasta


ahí no más llegamos, ya no volvimos a ir, e incluso, a mi hermano
nosotros lo llevamos a… a aquí por los dolores a… Custodio… y nos dijo
que… que no, que eso no venía por la muerte de mi hermano, y claro
que sí, porque claramente le dijeron a mi hermano que le dijera…:
“decile a tu mamá que ya no siga el caso porque va perder a otro hijo”,
entonces nos… como no nos hicieron caso ahí, entonces ya nosotros ya
no volvimos a seguir.
Nunca nos creyeron nada, nunca hicieron nada hasta…, nunca hicieron
nada pues, no le pusieron interés de… para las pruebas que habían… me
imagino que si otro Estado hubiera hecho algo, pero aquí en Honduras
no hacen nada, aquí en Honduras no existe la justicia… Aquí no.
Sólo imaginé que puede sentir uno; desolación, tristeza, más de la que
teníamos, porque sabiendo quienes habían sido no hicieron nada.

P: - ¿Cómo les afectó su vida económica?

Hermana: - Empeoramos, prácticamente empeoramos, tuvimos,


pasamos varias años críticos pero gracias a Dios salimos adelante, y
desde ahí mi mami enfermó de la presión y hasta la vez… la tengo
enferma de la presión… No fue igual desde la muerte de mi hermano,
nunca volvimos a ser los mismos, jamás, y yo creo que… para el tiempo
que vamos… nunca vamos a volver a ser los mismos.

P: - ¿Cómo era el carácter de Marco?

Hermana: - No. para él no existía la tristeza, todo la vida él pasaba


alegre tuviera, lo que tuviéramos en la casa, si tuviéramos que comer o
no que comer, para él siempre era lo mismo. Para él parece que no
existía la tristeza ni la necesidad, para él todo era alegría, y es que era
un cipote… para qué… Hasta los vecinos… los vecinos que nosotros
tenemos, que decimos que son vecinos… a él lo querían.

P: - ¿Qué demanda el día de hoy?

Hermana: - Que capturen a los que mataron a mi hermano. Siguen sin


ser capturados.

135
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Cuál ha sido el acercamiento del Estado?

Hermana: - Hasta la vez, hasta ahorita no ha habido, sólo en la


indemnización que nos han dado, pero prácticamente no.

P: - ¿Ha habido algún perdón?

Hermana: - Supuestamente en la sentencia viene un perdón


públicamente, pero hasta ahorita no lo han hecho, supuestamente para
este año tienen que hacerlo… no lo han hecho. Como pueda ser que lo
hagan como que no… tal vez lo puedan hacer que lo hagan porque Casa
Alianza está insistiendo, está guiándolos a ellos que tienen que cumplir
la sentencia.

P: - ¿Cómo están sus hermanos en la actualidad?

Hermana: - Sí, siempre se tiene ese miedo, principalmente mi mami…


ella dice que, ella dice… les prohibimos que salgan, que, les prohibimos
que salgan, están casados, pero, nos da miedito.
El último cumplió veintidós años ahorita en enero.

P: - ¿Y a qué se dedican en la actualidad?

Hermana: - Ahorita, hemos puesto un negocio. Antes seguíamos


vendiendo lotería pero… por la misma enfermedad de mi mami yo dejé
de venderla, perdí el derecho a vender lotería y ya… estuve trabajando
así, en varios lugares, para mantener la casa, porque mi mami, después
que mi hermano murió ya no tenía voluntad para nada.

P: - ¿Quiénes viven en la casa en la actualidad?

Hermana: - Sólo mi mami, mis niños que tengo ahorita y mis hermanos.

P: - ¿Cómo asimiló la muerte el papá de Marco?

136
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Hermana: - Murió. Al año de haber muerto mi hermano murió él del


corazón.
Ese señor como que lo habían matado a él mismo también, ese señor no
tuvo paz, hasta que murió, no tuvo tranquilidad. Si mami, con cuarenta
y ocho años, hasta la vez quiere morirse, dice, quiere irse con su hijo. Y
a nosotros nos duele. Pero qué se le va a hacer, el dolor de una madre
no se compara con el dolor de un hermano, el dolor de ella es más
fuerte que el de uno.

P: - ¿Fueron a Costa Rica ustedes?

Hermana: - No, no tuvimos que ir. Se había pensado que se iba a ir,
pero al punto no… no fue necesario ir hasta allá.

P: - De alguna manera, la muerte de jóvenes, se inició con el caso de


“Los cuatro puntos cardinales”; ¿qué siente, ahora que la situación se
ha empeorado desde entonces?

Hermana: - Digo yo que se ha de sentir feo, porque digo, todavía siguen


apareciendo muchachos muertos así… por balas… prácticamente
siempre son los policías, por las armas que se usan, pero son más…,
ahora dicen que… prácticamente… la vez pasada salió en los periódicos
que ahora pasa un carro y ya los matan, porque la vez pasada, cerquita
de donde nosotros vivimos, fueron a matar a un muchacho… un carro
blindado sólo sacó la pistola y le disparó… y ya se fue.

P: - ¿Y ustedes se han acercado a otras personas que viven la misma


situación, otras personas se han acercado a ustedes para saber de qué
manera ustedes han procedido?

Hermana: - No.

P: - ¿Por qué la soledad y no buscar gente en situaciones similares?

Hermana: - No, ahí si no le sabría decir. Tal vez porque uno es aparte,
los problemas los mantiene como privados, algo así, no nunca… vaya,
desde que murió mi hermano nosotros no… sólo… prácticamente… desde

137
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

que murió él estuvimos dando vueltas y ya después nos paramos hasta


que Casa Alianza nos contactó, realmente casi sólo con Casa Alianza
hemos tenido trato, hemos platicado. El director y los de Costa Rica,
son los únicos que nos han apoyado, de ahí… nadie.

P: - ¿Qué trámites faltan?

Hermana: - El perdón, la noticia que van a poner en la Gaceta y la calle


para los monumentos.

P: - ¿Qué futuro le miraba usted a su hermano?

Hermana: - Bastante, para qué. Un futuro excelente y tal vez lo


hubiera conseguido él si no le hubiera quitado su vida, porque era una
persona buena, era bien tranquilo, no, no se metía con nadie, no tenía
vicios ni nada, el vicio de él es que le gustaba andar… bailar, pero digo
que eso no es un delito, porque todo joven tiene derecho a disfrutar su
vida pero… no quisieron que él siguiera con su vida.

P: - ¿Qué es de Enrique ahora?

Hermana: - Enrique, no sólo, un vecino que vivió ahí cerca de donde


nosotros, siempre nos hemos llevado bien con ellos. Él trabaja, hasta la
vez trabaja.

P: - ¿Qué piensa de la indemnización?

Hermana: - Como que a uno le estén pagando la vida de su hermano.


Yo me sentí mal porque como que me estuvieran pagando por haber
matado a mi hermano. Mi mami así dice también, que es algo feo, como
un hoyo que se siente que le den dinero, peor dinero por una familia, a
alguien que le han quitado la vida. Yo me siento mal hasta la vez. El
dinero ahí lo tengo, no lo he tocado. Tal vez he agarrado unos seis,
siete mil lempiras para comer, pero lo demás ahí está. Es que me siento
mal agarrar un dinero, gastarlo… que me he ganado por la vida de mi
hermano.

138
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Qué pediría si la justicia fuera efectiva?

Hermana: - Que estén presos los que mataron a mi hermano. Quiero


verlos, tal vez Dios me da vida, de verlos presos.

P: - ¿Qué se sabe de esa gente?

Hermana: - Prácticamente no. Han de andar, son fugitivos, andan


fugados de la ley porque, me imagino yo, que tiene que declarar; una
declaración que los arresten y ojalá Dios me dé vida para verlos presos,
porque no tenían porque quitarle la vida a mi hermano, mi hermano no
les debía nada.

P: - El trato, ahora con la indemnización, ¿cómo es?

Hermana: - A nosotros nos entregaron el dinero y no hemos vuelto a


saber nada de ellos. Nos lo entregaron aquí por… aquí en un juzgado, yo
no sé como es que se llama aquí, que está aquí, en el centro, nos
entregó una señora. Yo creo que era secretaria.

Firmamos, como nada, como que a usted le entreguen un cuaderno, un


papel sin… sin valor, como que no tenía valor, como que para ellos es
normal eso.

139
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

11. “Sí… yo voy a seguir luchando. A Ligia


me la pagan porque me la pagan. En
todo día me pagan esa hija. Es que estas
lloretas que yo he tenido, estas lágrimas
que he botado… así las van a botar
ellos…”
PSEUDÓNIMO: LIGIA
AÑO DE NACIMIENTO: 1982
AÑO EN QUE OCURRIÓ EL HOMICIDIO: 2006
EDAD DE LA VÍCTIMA EN EL MOMENTO DEL CRIMEN: 24 AÑOS

Desde el inicio de esta investigación se estuvo hablando de Ligia. De su


pasado en Casa Alianza, de su noviazgo con Aníbal. De que ellos habían
sido una pareja de “la calle”. De las travesuras típicas de los niños. Por
supuesto, también de su muerte, de su cuerpo abandonado en la
Represa los Laureles.

En algún momento se pensó que la entrevista con algún familiar suyo no


sería posible, porque se les había buscado sin buenos resultados. Pero al
final del mes de abril ésta se consiguió.

Nos trasladamos en la mañana con una compañera de Casa Alianza. No


costó dar con su casa. Pasamos.

140
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

La compañera de Casa Alianza hizo la presentación. La señora estaba


ávida de conversar, sin mayor preámbulo comenzó a relatar la muerte
de su hija, aún cuando todavía no corría la cinta de la grabadora.

Madre: - Pues la muerte de Ligia... mire, yo ya cuando me di cuenta, ya


sólo fue cuando fui a... ya verla allá en... en la morgue, y ya la miré
toda moreteada, que la tenían ahorcada, la ahorcaron de aquí del
cuello... y ella así solo eso tenía y dice la muchacha de la ahí de la...
de la DIC., que no tenía... que ella no tenía... golpes en el cuerpo, sino
que solo de aquí la estrangularon. Entonces ella, yo me da, me dio
bueno no sé qué fíjese de cada vez que voy allá a llorar voy a donde la
DIC, porque no pueden investigar quién fue, y a ese muchacho lo ha
agarrado, y el que está preso, y ese muchacho no... No quiere decir
quién fue. Pero sí, ahí hay una persona ahí que creo que esa persona
fue, porque ella le sabía las palabras a... las palabras que él decía de
que había estrangulado a alguien, que había hecho tal cosa él; entonces
ella seguro como ella era sabedora, a mí me lo había platicado el
muchacho verdad, porque él es conocido de nosotros, que él había
hecho, que él había matado al hermano, que él había matado a la
mujer... entonces yo dije que él, entre él está la muerte de Ligia: entre
ese muchacho y mi yerno: entre los dos está la muerte.

P: - ¿Nos puede relatar cómo fue la búsqueda?

Madre: - Antes de su muerte yo iba seguido donde ella. Y le decía:


"hija, vámonos para la casa" le digo yo, "que ahí aunque yo viva
humildemente donde yo vivo pero es honesto" le digo yo, "no hay
gentes enfermos mentales. Mirá, vámonos para la casa, ese hombre ya
no me gusta y ahora que se venía a meter a ese chavalo (un miembro
de pandillas, vecino de su hija y de su yerno) aquí, porque ese
chavalo...", le digo yo, "es mala persona; yo sé quién es él porque yo sé
de que familia... viene él, ¿verdad?". Entonces... me dice: "no mami, yo
no le tengo miedo", me dijo. “Ah, pero fijate que vos”, le digo, “te das
cuenta lo que él hizo, y lo que él iba a mandar a hacer a la colonia
donde nosotros”, le digo. Entonces él hizo un caso aquí en la colonia
ese chavalo, ¿verdad? Él mandó a matar a un muchacho de aquí, porque

141
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

él me lo dijo a mí. Si a mí no me ha matado porque no ha hallado lugar.


Si a mí me fue a buscar a Villa Adela donde mi hermana. Sí, anduvo
buscándome. Y ahí vive ese chavalo en los cuartos. Y a los de la DIC yo
se los fui a enseñar: "mire, yo les enseño a este chavalo", le digo yo,
"porque si yo aparezco muerta, este chavalo me mata. Porque yo sé..."
le digo, "porque él me contó sus problemas". Él me dijo: "fíjese doña ",
(está recordando un episodio anterior, durante una visita que hizo ella a
su hija) me dijo, "paisana", me dijo él, porque él es paisano, ¿verdad?,
"yo mandé a matar", "yo maté a mi hermano", dijo, "porque me cortó el
dedo. Y maté a la mujer...", me dijo, "a la madre de mi hija". "¿Por
qué?", le digo yo, delante de mi hija. Entonces me dice Ligia: "ay mami
deje de escuchar usted ese loco", me dice, "que ese es loco enfermo
mental", me dijo, "mire que dice que va a mandar a matar a C", me dijo
(un muchacho de la colonia que era marero). Entonces... como Ligia
aquí se crió, Ligia era de aquí de la colonia; entonces dice que le decían
a ella: "mirá Ligia, si no te mandás... a deshacer esa pintura que andás
en el pelo, que andás con la pintura como si fueras marera, vas a ver lo
que te va a pasar", le dijo. "Te vamos a... te van a matar", le dijo. Le
dijo que la iban a matar y él mismo fue el que se la hartó. Entonces le
digo yo... a Ligia: "Pues mandate... pintátelo en negro", le digo yo, "y
quitate eso no te vayan a matar. No, nos vamos para la casa". Entonces
me dice: "No, yo no", dice, "no me voy por ese hombre", dice, "porque
ese hombre viejo siempre va a andar molestando por la niña allá" me
dijo. "No yo se la voy a quitar con la fiscalía", le digo yo, "y te acordaré
si no se la quito porque él está en malas partes aquí donde vive él", (se
refiere a su nieta, está relatando cuando empezó la pelea por la
custodia de la niña que dejó Ligia) le digo. Entonces me dice él: "mire,
doña, usted no va a poder conmigo", dice, "con quitarme la niña";
"cuando fuimos a la fiscalía", le digo yo, delante del…, delante del
fiscal: "Ajá, ¿no era que no te iba a poder quitar la niña?", le digo yo, "y
en el... en la marranada donde vos vivís, en la parte donde vos vivís,
que vivís en la orilla del río donde viven todos los enfermos mentales",
le digo yo, "¿Cómo vas a poder vos con un enfermo mental?... ¿ah?... si
te dio la violás la niña o vos te la mata". Entonces: "No pero que no",
"que… que no pues no", le digo, "¿vamos a discutir aquí?...” y mire que
se la quité. Me la dieron a mí. No se la dieron a él sino que a mí.

142
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Pues ese domingo cojo yo loquita en la tarde a buscar la cipota esa.


Pues me dice: "Mami", me dijo, (su hijo) "le manda a decir el hombre de
Ligia", me dijo, "que Ligia está desaparecida". "¿Desde cuándo?", le digo
yo, "¿Y por qué no me había avisado ese hombre?", le digo, (en alusión a
su yerno) "No", me dijo, "como si le di la oportunidad de que me la
fuera a botar.” Entonces mire, él la tenía en la cama acostada el día
domingo, cuando... mi hijo fue, y mi sobrino... fueron un pequeñito así
igual que él, mire, y le dice: "Tía, yo no le quise ir a decir a usted", me
dijo, "que Ligia estaba muerta en la cama", (afirma que antes, un
sobrino de ella vio el cuerpo de una muchacha muerta, en la casa de su
yerno; ella supone que era el de Ligia) me dijo, "para que se pusiera las
pilas usted", me dice, "a... a irse rápido", y yo vengo y en cuanto mi
hijo viene aquí a la casa a mediodía, me dice: "Mami, está desaparecida
Ligia".

"¡Ay no, ya me la mataron!", le digo, porque me ha dado el corazón que


está muerta mi hija. “¡Ah!, sí!”, dice mi hijo.

P: - ¿Qué edad tenía Ligia al momento de su muerte?

Madre: - Tenía... iba a cumplir el dieciocho de... el veintiocho de


enero, iba a cumplir... veinticuatro años. Entonces mire, no la dejaron
que cumpliera, en el mismo mes la mataron, ¿verdad? Entonces dice el
cipote que él miró el bulto en la cama, pero dice que él no se lo
imaginó, dice, sino que le dio…: "me dio una gran lloreta", dice que le
dijeron los vecinos de ahí: "¡Hey váyase!", le dijo, "vaya avísele a su
mamá que Ligia está desaparecida". "Ahí la que está es una muchacha",
le dijo, "una muchacha amiga de tu mamá, de tu hermana..., ella es la
que está acostada ahí...", le dijo, "que se vino a dormir ahí a la cama
de ella". Y era ella la que me tenían muerta ahí. Ay…, si cuando el
cipote dio la vuelta a avisarme aquí a la casa, ellos lograron buscar el
carro e irla a botar. Andaba el... bandido ese buscando el carro, porque
le dijo él: "¿ajá, y la niña?"... la niña la tenía escondida.

143
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - Es decir, que si usted hubiera ido ese día a visitar a su hija ¿pudo
haberla visto, suponiendo que la persona que estaba tendida en esa
casa, era su hija?

Madre: - Yo la... sí, no, sí, yo la hubiera podido ver ¿verdad?, si… si yo
inmediatamente... si yo voy, yo me meto aunque me maten, ¿verdad?
Me hubiera metido a ver quién era la que estaba en la cama arropada.
Ella la tenían arropada en la madrugada, la mató el día sábado en la
noche, es que ella le gustaba irse a bailar (esto es una suposición; son
hipótesis de la madre), ¿verdad?, con las otras gentes de ahí, ¿verdad?
Había dos chavalas ahí. "¿Ustedes saben de Ligia, verdad?", le digo yo,
"¿ustedes saben?", "mire, se lo juramos que no", dijo, "que ella se vino
para su casa" (eso fue como parte de sus propias indagaciones). Mire, se
vinieron... ellas se fueron a bailar, ¿verdad?, ¿se imagina?, con mis
sobrinas fue a bailar; y dice que... que ella dice que ese día ella no fue
ella con ella, fueron las demás con ella. Y a la madrugada... lo mínimo
que a la madrugada del... del sábado en la noche, amanecer el
domingo, ella amaneció muerta en la casa, él la mató a la madrugada,
él la estaba esperando de seguro para matarla; porque él ya estaba
malo, dijo: "Fíjese doña Ligia que su hija... que su hija es aquí, que su
hija es allá, que ella se va bailar", mirá, le digo: "Si no sirve, si ella es
bailarina y le gusta andar bailando teniendo su marido y sus hijos,
entonces mandámela para la casa, porque de allá puede salir a la hora
que a ella le dé la gana porque ella...", (describe una conversación que
tuviera alguna vez con su yerno, que ahora recuerda y que desde la
muerte de su hija, relaciona como una posible causa de su asesinato) le
digo yo... "ella...", le digo, "es una mujer joven. No puede estar como
yo de vieja sólo metida en la casa". Entonces, mire, ya me dijo él: "Pues
no", me dijo.

P: - ¿En qué año fue?

Madre: - En el dos mil seis. Esta… la mataron el... ella, ellos dijeron
que el ocho, ¿verdad?, pero es mentira, porque a mí fíjese que en el
sueño (mete un sueño como parte de su argumento) ella me dice: "No
mami...", me dijo, "así como usted dice...", me dijo, "así es." me dijo.

144
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Que así la mató él. La mató en la casa. Y ahí estaba, mire "y si es mi
hijo", dice, la verdad en el momento el cipote se llenó de nervios (no se
sabe exactamente de qué está hablando), y le dijeron ellos que no
fuera a decir nada.... Si..., ya va a cumplir dos años más bien en Enero.

P: (Se está batallando porque el diálogo sea concreto, procurando que


la señora no caiga en suposiciones y pueda relatar un testimonio menos
enrevesado) - ¿Y la DGIC qué ha hecho?

Madre: - Pues no han hecho nada. (Este tipo de preguntas las contesta
con cierta parquedad).

P: - ¿Usted ha ido allí?

Madre: - Sí. Sí, yo cuando voy allí donde ella le digo: “mire, mire”, le
digo… “Seño, eh... la muchacha... el muchacho está preso?,¿Cómo
pudiéramos hacer lo qué quiere usted?", le digo yo, "¿Que lo mande a
investigar yo?.... ¿que lo mande a ahorcar yo para que me diga la
verdad... o a usted?, ¿le ha dicho a ella?, ¿qué quiere usted?", le digo
yo, (está recordando episodios frente a agentes de la DGIC) "¿que lo
mande yo a que me lo topen en la PC?... ¿o qué quiere? Usted lo
investiga con él...", le digo, "le dice a él que si él fue que lo mató...",
le digo yo, "¿o qué?". Entonces, "porqué no puedo estar viniendo a
perder mi tiempo de balde aquí donde usted"... a la DIC, ¿verdad?
Entonces no me dan respuesta y entonces yo le dije: "Mire...", le digo,
"no se... ¿verdad que usted detrás de mí se va a ir a la treinta...", le
digo yo, "si yo lo mando yo a matar o lo mato yo de mi mano?... ¿hmm?,
¿qué dice?", le digo yo. "¿Usted cree que porque estoy vieja no tengo
valor?", le digo yo. "Entonces mire, eso que me le hizo a Ligia...", le
digo, "eso le va costar caro..., se acordará de mí...", le digo yo, "se va a
acordar de mí. Y usted...", le digo, "no quiere hacer nada. Pero detrás
de mí cuando yo lo mate si usted lo va a hacer...", le digo yo. "de ahí sí
va a ir detrás de mí a la DIC.... allá a la… a la colonia a traerme. Y yo
no voy a ocupar que ustedes me vayan a traer...", le digo, "si no que yo
me voy a presentar. Porque yo no tengo miedo, yo no mato a
escondidas, los olanchanos no matamos así...", le digo, "nosotros

145
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

matamos galantemente y nos presentamos". Entonces..., me dice: "No,


que aquí que haya, que mire que yo tengo que investigarla". "¿Y qué es
lo que va a investigar si ya va sobre dos años...", le digo yo, "¿hmm?...
Va sobre dos años y lo agarra usted a él...", le digo yo, " y no le dice
nada ni le saca la verdad ni nada sino que lo vuelve a soltar otra vez.
¿Qué lo está investigando, dice usted? ¿Qué es lo que le va a investigar
usted a ese hombre, si ese hombre no es ni resistolero? Si él fuera
enfermo mental todavía, pero ese niño no es resistolero; ese niño no
es; ese niño lo que le gustaba sólo era beber". Tomar si le gustaba a él
pero ya de...

P: - ¿Por qué está en la PC? (el yerno, ella presume que él mandó a
matar a su hija)

Madre: - Dicen que está en la PC por un celular, dicen. Que andaba con
otros compañeros, bueno, a mí eso es lo que ellos me han dicho,
¿verdad?, ellas allí. Que ella preguntó allá, y le dijeron que por un
celular estaba. "Y no por otra cosa grande", le digo, sino que por un
celular. Andaba con otro, y el otro se escapó y él se quedó. A él lo
agarraron. Entonces... yo sé que él sí me mató a mi hija, lo que pasa
que yo no quiero... yo no he querido hacer nada porque él está preso y
ahí no puedo hacer nada.

P: - ¿El era su yerno?

Madre: - Sí. El era mi yerno y era el papá de la niña.

P: - ¿Por qué supone usted que la mató?

Madre: - Celos, se me imagina a mí porque él ya me había dicho a mí.


Me dijo: "Mire doña...", me dijo, "yo es que no he querido... darle un
mal golpe a Ligia", "Porque si le das un mal golpe a… un mal golpe a
Ligia...", le digo, " yo te voy a mandar preso. No vayas a creer que vos
vas a... si vos no la querés porque ella va a bailar...", le digo yo,

146
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

"asunto tuyo, mandámela para la casa... ¿hmm?... que yo no le voy a


decir que no", le digo. "Yo la agarro a mi hija porque no quiero ni que
viva con vos porque vos no sos un buen hombre...", le digo, "vos no
servís".

P: - ¿Pero verdad que a Ligia la encontraron maniatada?

Madre: - Sí... sí... la tenía vendada aquí, mire. La tenían vendada y


¿sabe qué le voy a decir?; que... todo el mundo la vio cuando llevaban a
botarla. Porque las del puente del mercado… el mercado nuevo, habían
cuatro personas ahí, ¿verdad?, yo fui a buscar a Ligia al puente porque
me dijeron ellos mismos allá, que se la habían hartado a ellos en las
casitas, me dijeron: "Mire...", me dijo, "su hija estaba en el puente del
mercado, tal vez ahí está viva", (un supuesto testigo) ¿y qué?... ¡qué iba
estar viva si ya la habían matado el día domingo! Entonces llego yo con
mi hijo, yo no le miento mire, mi muchacho grande que ya tiene, anda
en diecisiete años, él le puede contar todo a usted mire, él andaba
conmigo, y dice: "Mami", me dijo, "esos hombres la pueden matar
porque a saber si matarían a Ligia ellos; si le habrán hecho algo ellos a
Ligia", me dijo. Entonces, mire, me dicen los cuatro, eran cuatro; eran
dos muchachas que vienen a Casa Alianza las dos chavalas esas vienen
donde ustedes ahí a Casa Alianza. Dos chavalas: una que anda con un
delantalcito vendiendo chicles, que es resistolera. Y otra trigueñita. Y
me dice: “¿A quién anda buscando?", me dijo, ahí en el puente,
¿verdad? "¿Por casualidad ustedes no me han visto a Ligia?", le digo,
"porque como a veces se ha juntado con ustedes...", le digo yo, "y a mí
me dijeron allá en las casitas donde ella vivía, que aquí la habían visto
con ustedes", habían dos chavalos ¿verdad?: un diente de oro, alto,
trigueño; y el otro muchacho que creo que andaba vendiendo drogas
ese chavalo. Entonces me dicen, con un maletín en el lomo el chavalo);
entonces me dicen: "Hmm... mire, doña, nosotros no le hemos visto",
me dijo. Entonces me dice una de ellas, como ella andaba enfermita
con resistol, ¿verdad?: "Mire...", me dijo, "nosotros miramos a Ligia...",
me dijo, "que la llevaban en un carro...", me dijo, "llevaba la cara así,
mire". "¿Pero vos te fijaste...", le digo, "mija...", a la otra, "vos te
fijaste mija...", le digo, "en el número del carro..., en la placa del
carro?". Entonces me dice: "Yo me puse nerviosa y dije a llorar,

147
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

¿verdad?". Entonces me dice: "No", me dijo, "no llore...",


dice, "porque... Ligia no era que iba muerta sino que una mujer la
golpeó", me dijo, una mujer la golpeó, porque allá las tienen
amenazadas que no dijeran, ¿verdad? Entonces dice el chavalo ese:
"Hmm... Hey, vos loca...", le dice, "¿si Ligia aparece muerta quién la va
a pagar?", le dijo, "¿serás vos?..., porque yo no la voy a pagar", le dijo a
él. "Pues vos sos el que la vas a pagar...", le dijo, "porque la doña te va
a meter el clavo a vos", le dijo, "Y se va a ir para la DIC y te va a
denunciar", le dijo. Entonces me dijo mi hijo: "¡Mamá, véngase!", me
dijo, "Ya no hable más", me dijo, "Vamonos...", me dice, "que a la
mínimo que seguro ellas sabían...", me dijo, "que ellos la mataron.
Vamonos", porque esas mujeres van a Las Casitas allá donde vivía mi
hija, y van a comprar resistol allá a un chavalo que les vende el resistol.
Entonces... se imagina que cuando la iban a botar en el carro, ellos la
encontraron. Ellos la encontraban en el carro. Entonces ellas no han
querido decir nada; y mire, yo le dije a la señora de la DIC: "Vamos...",
le digo, "Cristina". Vamos al puente a buscar los chavalos que dijeron...
esa muchacha que me dio la noticia de Ligia. Que iba en un
carro. “Vamos que yo le digo a usted...”, le digo yo, "¿quiénes son las
personas?; porque yo de cara yo los conozco...", le digo yo, "pero el
nombre no se los sé. Entonces vamos..., ¡vamos!", y no quisieron ir
fíjese. Fuimos mejor a la canchas, allá donde vivía Ligia, sólo a ver al
mentado Tapas, ese que me dijo que... que a Ligia la había llevado uno
de la DIC, que uno de la DIC, dice, había llevado a Ligia y "¿Por qué?", le
digo yo, "si Ligia no tiene nada pendiente en la DIC. Ya fui yo...", le
digo yo, "a investigar; y ahí no hay nada de Ligia...", le digo, "ahí no
hay nada de que ella sea ladrona, de que ella sea alguna otra cosa,
porque uno…", le digo, "si uno es prostituto", le digo yo, "lo que uno da
es lo de uno", le digo yo, perdonando la palabra. "Si ella era
prostituta...", le digo yo, "sólo por eso no la podían matar. Si ella era
ladrona sí...", le digo yo, "no podía decir nada si por ladrona hubieran
matado". Así les dije. Mire... se quedaron queditos, no hacen nada con
el chavalo.

P: - ¿Cómo fue Ligia? ¿La crió usted toda la vida?

148
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Madre: - Mire, yo la crié a Ligia y cuando se me metió con Aníbal, esto


es lo que le voy a contar. Ella conocía a Aníbal, ¿verdad?, el papá de la
niña grande, ¿verdad? Cuando... Aníbal... se metió con ella, como ese
chavalo yo no sabía que él era resistolero; si yo hubiera sabido que
Aníbal era resistolero, yo no hubiera dejado a mi hija que se metiera…
viviera con ese hombre... Ay... sí. Si a los días bastantes me voy yo para
el centro. Ya lo halló... ya lo halló, yo lo hallo a él bien resistoleado
(Aníbal). "¡Es que sos resistolero!", le digo yo. Y lo pesco de aquí y lo
suspendo, ¿verdad? "Yo no pensé que vos eras resistolero, imbécil,
porque mi hija no puede vivir con un hombre como vos", le digo. "Mirá,
yo te puedo hasta matar a vos, imbécil"…, con una sombrilla lo
amenazo, ¿verdad? Entonces me dicen todos ahí: "No doña...", me dijo,
"no vaya a cometer un error"; entonces: "mire que no puedo ver a esta
mujer...", le digo, "con este hombre tan basura". Yo tenía a Ligia
aquí, me fui a buscarlo a él a ver en qué lo hallaba. Ligia ya estaba
conmigo acá. Entonces me dice Ligia: "No, mami, no vaya a hacer nada,
mejor me voy a dejar con ese hombre", dice. Pues se ha dejado con el
mentado Aníbal, que con ese no la hubieran matada fíjese. ¡No la
hubieran matado! Se ha dejado con Aníbal y se ha metido con la
babosada esa con que vivía ahorita, el papá de la niña. "¡Ay dios mío!...
¡otro peor!", le digo, "Pero él no es resistolero", me dijo. "No es
resistolero pero será ladrón o a saber qué será", le digo yo. Y me pongo
a investigarlo bien a él, ¿verdad? Sí, él no, no, él no tenía esos vicios.
No. El vicio del resistol no lo tenía. Sólo era que le gustaba comprar un
bote de alcohol y bebérselo; pero menos eso.

P: - ¿Cuál es su origen?

Madre: - Yo me vine de Olancho pero ella es nacida aquí. Ella en esta


colonia, ella nació porque fíjese que yo no pude ir a tener al Materno
porque ligerito la tuve, ¿verdad? Como yo no me siento haciendo oficio,
entonces yo tuve ligerito a mi hija ¿verdad? Entonces no me dio lugar de
llevarla, sino que una partera me la me miró aquí con ella, ¿verdad? En
esta colonia nació con ella. Por eso era que a ella la amenazaban ellos
allá que si se tintaba el pelo amarillo, es que era... era de mara de aquí
de la colonia. Entonces por eso le dijeron que la iban a matar.

149
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Y ella iba a la escuela?

Madre: - Sí. Ella hizo su sexto grado, ahí está el diploma, ¿ve? Arriba.
Mírelo... ahí está el diploma y ella hizo el sexto grado y la mandaba al
colegio y lo que hizo fue meterse con ese hombre, con ese... Aníbal. Yo
le decía: “Vaya a este colegio de aquí, se lo voy a pagar...", le digo yo,
"pagado el colegio, si no querés ir a otro colegio. Te voy a mandar a
uno pagado", le digo yo. Entonces mire, no quiso. Hasta fui a investigar
al colegio yo, porque era…, he sido pobre pero mis hijos todos los
mando a... a hacer algo. Entonces estos que tengo, mire, éste está en
la escuela, el otro hizo sexto grado, ahí está su diploma..., y el otro
que está trabajando… Dijo: "Mamá, yo este año no voy a estudiar en el
colegio, voy a trabajar para ayudarte". Entonces se fue a trabajar de
ayudante de albañilería, y ya anda con mi hijo que es albañil… el
mayor. Ella no quiso. No me quiso aceptar. Le digo yo: "mija, dejáte de
ese hombre que eso sirve..., mirá, yo te voy a poner a que sigás
estudiando pues...", le digo yo, "te voy a ayudar a que estudiés". Ni así
quiso, mire. Era una gran hija, oiga. Eso es lo más que me duele, oiga.
Cada vez que miro el diploma me pongo a llorar. Mire, ella cuando
venía aquí me decía: "Mami, fíjese que yo ya días no venía...", me dice,
"porque yo sin traerle nada a usted no me gusta venir". Entonces, le
digo: "No hija, a mí no me traiga absolutamente nada, que yo no tengo
necesidad de dinero ni de nada, porque yo voy al trabajo para
ayudarme...", le digo, "y no tengo necesidad. A mí no me traiga nada.
Venga...", le digo, "sin traer nada. Lo que quiero es verla...", le digo.
Esa fue hija linda conmigo. Es que ella de todo y bien educada conmigo.
Para qué, yo la pescaba del pelo, allá abajo cuando la miraba
con Aníbal y era una muy linda hija la que yo tenía. Eso es lo que me ha
dolido la muerte de mi hija. Y que nadie haga nada por ella, eso es lo
que más me ha dolido.

P: - ¿Cuándo ella estuvo con Aníbal ella agarró vicios?

Madre: - Sí... andaba, le gustaba andar con vicios ese mismo vicio de
él, pero ya por casualidad, mire, ya se retiró. Eso es lo que más me
dolió, mire, porque yo la mandé a hacer sexto grado para que fuera al

150
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

colegio y todo, pero no. Quería andar con ese hombre pero ya con ese
hombre no la hubieran matado... innegablemente (con Aníbal). Pero
con ese otro que se metió sí, con el papá de la bebe (el yerno). Que allá
está ese arruinado en la PC, preso.

Que algún día debo de saber que él fue quien me mató a mi hija
porque... me imagino que él fue; él fue el que me mató a mi hija. Y
ellos no hacen nada ellos los de la DIC. Dice que, que aquí que allá, que
no, que no lo pueden llevar sin saber que él fue. Cómo estando con
ella, ¿por qué no iba a dar declaración de ella si había sido otra
persona, o había sido? Porque a mí aunque me maten, si yo miro que
alguien la mata a usted y yo la quiero mucho a usted, yo tengo que
decir. Digo: "Aunque me maten" pero digo quién mató a la fulana,
porque no se puede ir de gobierno, ¿ah?, y ella está se va a ir de
gobierno porque ellos no quieren decir ninguno. Él aquí no me quiso
decir. Aquí lo agarró mi marido que le dijo (al yerno, en un episodio
que éste llegó a su casa): "Usted tiene que decir...", le dijo, "¿quién fue
el que mató a Ligia? Si usted no la mató, usted tiene que decir...", Lo
iba a matar él porque lo agarró de aquí mire y ni así. "Mirá, es que vos
tenés que decirme que mi hija está tendida allí en el centro
comunal...", le digo, "vos tenés que decirme quién fue el que me mató
a mi hija. Por qué tenías escondida vos la bebé...", le digo, "vos tenías
escondida la bebé porque vos eras el que había hecho el daño... ¿ah?".
Y aquí vino de un sólo temblor así. Y mire que ellos no pueden hacer
nada, ellos dicen que no, los de la DIC dicen que no. Que hasta que lo
investiguen bien... a saber cuándo irá a ser eso. Eso es lo más que estoy
más herida porque ellos dicen que ahora no hay ley.

P: - ¿La velaron en el Centro Comunal?

Madre: - Sí.

P: - ¿Cómo fue eso?

Madre: - La trajimos de allá de... la trajimos de la morgue cuando la


dieron en la morgue, la trajimos aquí pero sólo el mismo día la

151
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

enterramos porque ya estaba descompuesta ella; ya la habían arreglado


ahí ni así, porque ya estaba descompuesta. La habían tirado al agua...
Sí, yo sí. Yo sí estuve allá en la morgue, y allá la reconocí yo y no la
podía reconocer, fíjese, porque estaba tan inflamada, que ni quiera
Dios, es lo que más a mí me duele. Mire, yo no la podía reconocer.
Entonces llegó mi hermana, la más pequeña de mi mamá y ya me dijo:
"ella es", me dice. Y se fue ella como quien dice: "mamá, yo quiero que
vos te des cuenta que yo soy". Tenía la boca bien remachada y de ahí
vino y la abrió mire, y como a ella le faltaba un... diente que se le
había quebrado, le faltaba un diente a ella. Entonces, le digo: "¡Ay,
sí!..." le digo yo a mi hermana, "si ella es mi muchachita", ella mire
estaba toda bueno... es que la fueron a tirar groseramente. Es que...

P: - ¿Y a dónde la dejaron?

Madre: - A la represa de Los Laureles. Allá la fueron a botar... y no de


día para que la fueran a tirar a la represa de Los Laureles, porque,
innegablemente si por ladrona me la hubieran matado, ahí la hubieran
dejado tirada en cualquier parte porque la hubiéramos hallado
inmediatamente, no irla a botar a la represa de Los Laureles. Quiere
decir que él no quería que yo la hallara....

P: - ¿Cómo se dieron cuenta que estaba allí?

Madre: - Porque la hallaron los de la policía. Ellos fueron los que sí


avisaron y todo por radio. Yo lo miré por… por Abriendo Brecha. Pero yo
no sabía que era mi hija la que estaba muerta, porque todavía ese
hombre no me había avisado que mi hija estaba desaparecida. Hasta el
día domingo que ya estaba muerta fue que lo avisó que estaba muerta
la cipota. Y ya la miro yo..., que daba vuelta en la represa. "¡Ay!", me
dicen los cipotes, "Mamá fíjese que ahí anda...". Pero no la reconocí a
Ligia porque ella estaba envuelta con una chumpa; le envolvieron la
cabeza con la chumpa que ella tenía en su cuarto, porque yo se la
conocía la chumpa ahí. Pero dije yo: "no puede ser", porque yo no tenía
ideas de que mi hija era. Entonces hasta como a los dos días de haber
salido por Abriendo Brecha, ya me llaman que dicen que había una

152
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

muchacha muerta desconocida, que no sé... que no saben, o sea que los
papeles él los desapareció. ¿Sabe a dónde me dejó los papeles ese
hombre?, ¿quiere que yo le diga a usted para que no digan que es
mentira mía que yo estoy levantando en falsos al marido de mi hija?
Mire... los tenía los papeles la muchacha, la hermana de él. La hermana
de él. Yo le digo (a la hermana de su yerno): "fíjese que yo necesito un
papel de Ligia...", le digo, "¿usted sabe...", le digo yo, "que Ligia está
en la morgue...", le digo yo, "y me piden un papel para investigar por
ella?", le digo yo. "¿Usted por casualidad no sabe ahí en el cuartito de
ella si dejarían algún maletincito en donde mantenía todos los papeles
ella?", le digo yo. Entonces me dice: "aquí está", me dijo. "Aquí está la
partida de nacimiento", me dijo, "¿Y cómo tiene usted esta partida de
nacimiento?", le digo yo... "¿Ella se la dio a usted?". Entonces me dijo:
"no, la identidad no la tenía una partida de nacimiento y la contraseña
andaba porque se le había perdido la identidad, ¿verdad?". Entonces, le
digo yo: "pero yo quiero hablar con usted", le digo a la muchacha. Vino
la muchacha acá donde mí. "Yo quiero hablar con usted mamá", le
digo... "Yo quiero hablar con usted niña", le digo yo. "Mire, si usted…
¿por qué apareció usted con los papeles de mi hija? Si usted apareció
con los papeles de mi hija es porque algo importante hay ahí", le digo
yo. Entonces: "porque ella ya está muerta", le digo yo. "Entonces algo
importante...", le digo, "que usted...", le digo, "tiene los papeles de mi
hija. Eso es lo que yo quiero saber". Y todavía se los dije a los de la
DIC. Y mire, la llevaron a ella a la DIC... a nada la llevaron, porque...
les dijo ella que no sabía. "Ajá, ¿y por qué no me llamaron a mí?", le
digo yo. "Para haber venido yo y decirles a ustedes que la partida de
nacimiento…, que los papeles me los tenía ella. Y que por qué tenía los
papeles ella, ¿ah?, ¿si no fueron ellos los que me mataron la cipota?
¿Hmm? Ahora dígame", les digo a los señores de la DIC. Entonces se fue
ella "y la fue a traer", dijo.

P: - ¿Y en los periódicos que noticia salió?

Madre: - Ahí... salió sólo cuando la vieron allá en la represa.

P: - ¿Pero no decían por qué?, ¿Ninguna otra información?

153
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Madre: - No decían por qué. Entonces mire, yo me fui para la DIC,


entonces yo fui... la fui a investigar bien a ella, porque usted sabe bien
que uno de madre es la última que viene a saber las cosas, ¿verdad?
Entonces yo dije…, mi hijo andaba bien necio el mayor, ¿verdad? Me
dice: "Voy a ver...", me dijo, "sí, ese pícaro se la enseñó a robar...", me
dice, "y por eso es que se la mataron, porque seguro se fue a robar con
él", me dijo... él, ¿verdad? Entonces nos hemos ido para la DIC.
Entonces me dijo... mi hijo: "No mamá, no hay nada de Ligia...", me
dijo, "la mataron de gusto a Ligia. Eso es lo que a mí me duele", dice,
"que la mataron de gusto porque por ladrona no era...", me dijo,
"porque ahí no había ningún caso pendiente en la DIC". Es que le dieron
revuelta y revuelta, más bien el que apareció ahí porque... el que
apareció como... como más antes de vivir con ella, como ladrón, fue el
chavalo. "Y el muchacho éste...", le digo yo, "¿tiene antecedentes
aquí?".No", (hablan sobre el yerno) me dijo, "Sólo hay una. Y ahorita
dos con lo que lo tienen nada preso, ¿verdad?". Entonces: "De su hija no
hay nada, señora, su hija se la mataron de gusto", dijo, "e
innegablemente que usted dice la verdad...", dice, "que lo mínimo que
fue ese muchacho que se la mató por celos". Él la mató porque ella
salía..., ella salía a bailar con las sobrinas mías. Una que vivía ahí en
Villa Adela, siempre iba y dice que ellas se venían dejándola por ahí.
"Cuando ya veníamos de la madrugada de la fiesta de acompañarlas
yo...", me dice mi sobrina, "nosotros nos veníamos por ahí dejándola",
dice. "¿Y qué es lo que fue lo que pasó?", "que ése hombre la mató",
dijo. Pero no quieren decir nada.

P: - ¿Y cuánto tiempo estuvo Ligia en Casa Alianza? ¿Vivió allá?

Madre: - Estuvo ahí. Un tiempo nada más.

P: - ¿Dejó dos hijas?

Madre: - Dejó dos niñas. La que está en la escuela que tiene siete
años...

154
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Una era de Aníbal y la otra de su yerno, de quien usted sospecha


verdad?

Madre: - Ella era de Aníbal... sí. La cipotía mayor. La que está en la


escuela... en la escuela, hasta ahorita va a venir. Ah…, pues, ya se lo
digo, así fue todo el caso.

P: - ¿Cuánto tiempo estuvo ella con él (el yerno)?

Madre: - No, con él estuvo poquito, como digamos un año... un año.


Para matarla. Porque... para eso fue que se juntó con él, para que la
matara. Si ellos dicen que no pero yo sé que sí..., que ahí la mataron en
esos cuartos...

P: - ¿Y los vecinos no le han confirmado sus sospechas?

Madre: - ¡No quieren!, ¡No quieren decir nada! Los de la DIC ya los
llevaron allá a la DIC. Los llevaron a todos los de ahí. Nadie dice que
no... que no saben. Sí, le tienen miedo de seguro. Pero al que le tienen
miedo es al olanchano que le digo yo. Al que es matador.

P: - ¿Es de mara? (el vecino, al olanchano)

Madre: - Sí.

P: - ¿Y el otro no?

Madre: - No. Él no, no. Está amenazado ese niño. No... Vivía cada quien
tiene su casita.

P: - ¿Cuál era el nexo? ¿Por qué estaban relacionados?

Madre: - No. Vivían cerquita. Y se llevaban bien, ¿verdad?, porque


cuando yo le oí decía: "Eh... ajá... ajá paisana", me decía... el chavalo
éste, ¿verdad? "¿Ajá, paisana?, ¿anda viendo a Ligia? Yo le digo a Ligia
que madre como usted creo que no la va a encontrar en ningún lado,

155
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

porque yo la madre mía...", me dijo, "no, no la saludo ni, ni me llevo


con ella". "¿Por qué?" le digo yo. "Porque le maté el hijo", me dijo. "Ajá,
¿y te va a querer a vos, niño...", le digo yo, "y matándole a su hijo a la
señora? A tu hermano...", le digo yo, "Ay no hijo", le digo yo...
Porque... porque él dijo: "mire, paisana, hay una mujer...", me dijo, "
que se vaya a bailar...", me dijo, "a los…, a las discos...", me dijo, "con
amigas, ¡yo la reviento!...", dijo, "por eso reventé a la mamá de mi
hija". "¡Ay señor mío!", le digo yo, "pues no sabía que usted era así
papaíto". Sí, se lleva... ¡Ay, bien aleros!, se llevaban... se llevaban... y
se me imagina que él se la echó porque la matara, porque seguro a él le
dio pesar matarla a él, entonces mandó al hombre ese que la matara.

P: - ¿Y usted qué cree que va a pasar en estos años? ¿Cómo cree que se
va llegar a resolver?

Madre: - Yo, ellas dicen que sí, que se va a resolver, porque están
yendo a la morgue. Pero yo digo que no porque no le pudieron
encontrar huellas quién fue. Ya estuviera topado el hombre, ¿verdad?,
con las huellas. Pero... como él la fue a tirar a la represa para que se le
borraran las huellas. Por eso la fue a tirar a la represa. Porque el que
quiere que se dé cuenta quién fue el que mató deja el muerto ahí
tirado. Porque ahí están las huellas. Pero en el agua se le borraron.

P: - ¿Y el papá de Ligia quién era?

Madre: - No, él era uno de... era un muchacho de Olancho. Pero él no


vive acá, él vive afuera.

P: - ¿Y él cuándo supo...?

Madre: - ¿Cuándo supo...? No, ya era tarde, ya, ya cuando no, no ni le


avisamos, porque es que él no se crió con ella. Él sólo fue que vivió
conmigo, el papá de mi mayor, de mi hijo grande. Él sólo fue que vivió
y yo cuando, yo me vine para acá, el venía acá, ¿verdad? Ya después
cuando ya no, ya no seguí con él entonces ya no volvió. Entonces, pero
él no, no, él vino hasta después, hasta cuando ya estaba enterrada

156
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

ella... Ya no había nada qué hacer, dijo. "Porque, como no podés ni


averiguar nada vos...", me dijo, "¿quién fue…? Que vos aquí vivís". Sí. Ay
no, aquí todo el mundo la sintió. Todo mundo, viera, lloraba. Porque
ella no se portó nunca… absolutamente nada malo aquí en la colonia.
Ella se llevaba muy bien con todo mundo. Sí, le… le… me daban, me
dieron. Todos aquí ayudan. Aquí sí hay, si una persona se muere o la
matan, todos colaboran. Sí. Aquí andan con una lata todas esas
mujeres, mire, recogiendo el billete. A mí con dinero no me ayudaron a
andar recogiendo en latas, ¿verdad?, porque mi hijo no permitió... el
mayor. Él tiene… Aquí... atrás. Aquí está.

P: - ¿Y para enterrarla cómo fue?

Madre: - Yo tengo una cuñada aquí, que esa señora... esa señora, ella,
trabaja con ellos, ¿verdad?, ella es nacionalista, entonces ella no me
quería ayudar, ¿verdad?, pero de ahí vino mi tío y... mi tío le dijo…. No
sé qué problema había, porque fíjese que ella no era mala, a ella ni la
conocían, no la conocían; los de aquí de la colonia sí. Pero es que... los
dueños del cementerio, no quieren, no querían enterrar más gente.
Tenían el rótulo ahí, pero como ella... ella iba enterrada encima de un
sobrino mío, de un tiernito que se le había muerto a mi hermana. Y
entonces ese terreno mi hijo ya lo había comprado ese terreno. Mi hijo
lo compró... mi hermana lo compró para su hijo de ella, ¿verdad? De ahí
vino... vino mi hijo, y lo volvió a comprar otra vez para enterrar a Ligia.
Entonces ellos no querían. Dijeron: "es que ahí ya estaba el rótulo", que
ya no se podía enterrar más gente en el cementerio. No era nada malo,
dijo el muchacho. "Nosotros no tenemos nada malo...", dijo, "con la
muchacha porque ni la conocíamos. Pero, no es nada", dijo. Y nosotros
decíamos que a saber qué había pasado, ¿verdad? Entonces, ellos
dijeron que no, que era porque estaba lleno. Y pusieron el rótulo. Y lo
volvieron a quitar el rótulo.

P: - Y al final pudieron enterrarla...

157
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Madre: - Y al final vinieron ellos y sí se pudo. Entonces ya me dijeron,


por teléfono: "Mire, señora...", dijo, “¿puede volver a venir a que
vuelvan a abrir la sepultura? Y la entierran. Que es que nosotros
estamos prohibiendo porque está muy lleno", me dijo, "aquí no hay
nada de problemas de esa muchacha". Porque innegablemente todo
mundo la quería aquí en la colonia. El día que nos dieron la cipota la
enterramos.

P: - ¿Y su yerno se volvió a asomar?

Madre: - Le agarraba un solo temblor cuando venía donde mi. Yo le


preguntaba si es que lo iban a matar a él, y decía que a él no pero le
habían amenazado con matar a la bebé. "¿Y quitándote la bebé yo por
qué no podés decir vos?", le digo yo. "¿Y te vas? ¿Te vas a otro lado
largo? ¿Antes de que te vayan a agarrar ahí?". "No es que no puedo".
"Entonces quiere decir que vos pagaste...", le digo yo, "si no la mataste
tú". Por última vez no volvió el chavalo. No volvió, desde el dos mil seis
no volvió el chavalo. No.

P: - O sea que también existe la posibilidad de que no sea él…

Madre: - …De que no haya sido él sino que él le haya dicho a otro el que
se la matara al loco aquel que le digo. Entonces él no… por otra razón
no la mataron, porque ella no era ladrona ahí todo el mundo, me
dijeron.

P: - ¿Pero usted va a seguir luchando?

Madre: - Sí… yo voy a seguir luchando. A Ligia me la pagan porque me


la pagan. En todo día me pagan esa hija. Es que estas lloretas que yo he
tenido, estas lágrimas que he botado… así las van a botar ellos… algún
día yo sé que sí yo tengo que hacer… es que no, no la podían matar de
gusto porque no le robaba ni cosa que se parezca nada.

158
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

12. “Si no ha hecho nada ya va a volver”.

PSEUDÓNIMO: DARÍO
AÑO DE NACIMIENTO: 1985
AÑO EN QUE OCURRIÓ EL HOMICIDIO: 2002
EDAD DE LA VÍCTIMA EN EL MOMENTO DEL CRIMEN: 17 AÑOS

Ella es de esas personas con las que se está bien en el silencio. Hay algo
en ella, en su forma de mirar, que deja ver que está pensando, no qué
está pensando, sino, que sigue hablando, mientras calla. Por lo general
los entrevistados se ahogan en sus atribulaciones, se detienen.

Ve directamente a los ojos y no pierde la sonrisa, aunque su sonrisa sea


triste, naturalmente. Nos vamos a un lugar más aislado, para poder
llevar la entrevista en silencio.

Una señora de la cocina nos lleva dos platos de comida y dos refrescos.
Coloca sus manos sobre el escritorio. Respira profundamente y me dice
que está lista para dar testimonio.

Es la mamá de aquel muchacho que murió de un ataque de asma en una


celda policial.

P: - Cuéntenos cómo era Darío.

Madre: - Él, como todo niño: inquieto, juguetón. Puedo decir que los
cuatro hijos que Dios me dio… pues él era el más alegre, el más

159
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

amoroso conmigo. No quiero decir que los demás no lo sean, pero… él


fue tan especial conmigo. Hizo su… su primaria completa, sí…, luego
pues… no quiso estudiar…, pero a todo esto… no le conocíamos la
enfermedad, se le desarrolló casi como a los once años, la enfermedad
del asma, entonces… yo lo que notaba que cualquier trabajo le
perjudicaba a él, verdad?, el aire, el calor, el hielo. Se bañaba todos los
días y yo sé que todo eso, el polvo… todo le afectaba, y tal vez que él
hacía cualquier trabajo de construcción… allí… de la casa o alguien
vecino allí. Él era de los que siempre estaba presto, ¿verdad?, a
trabajar para ganarse sus centavitos y… todo eso yo miraba que a él le
perjudicaba. Luego lo miraba con aquella cosa, aquel cansancio,
aquella flema. Bueno, pues así transcurrió la vida de él. Cuando entró
este nuevo gobierno de, el gobierno de Maduro pues… yo le decía que
se cuidara más porque el gobierno venía diciendo que todos los
muchachos que los hallen en la calle… que…, bueno, yo le decía como
madre que se cuidara, que no olvidara sus papeles, pues…, no sé si ese
día que lo capturaron no los andaría porque… pues… Él estuvo un día
jueves en mi casa, ya el día viernes pues no, no llegó, entonces yo
mandé a preguntar donde mi mamá, donde la abuela, porque había
veces que se quedaba allá. Le digo a mi otro hijo, el último, a Allan le
digo: “Allan, vaya mire si está mi hijo Darío allá”. Ya me traían la
noticias que mi hijo estaba muerto en una celda del CORE 7, sí, a mi
hijo me lo entregaron muerto.

P: - ¿Cómo fue su captura?

Madre: - Pues dicen, ¿verdad?, no le puedo decir, ¿verdad?, que dicen


que iba con otro amigo, vecino, un muchacho estudiante, iban los dos
para la Sula, hay versiones que así dicen; yo no puedo decirles la
realidad, ¿verdad?, porque ya era a cuadras muy largo de mi casa e…
incluso el muchacho, el testigo, el que puede decir bien, pues… mucho
tiempo estuvo que no podía hablar, no quería hablar, no sé…, él sabe
bien toda esa versión y yo nunca he tenido el valor de preguntarle a él
que cómo fue esa cosa. Otros dicen que fue que estaba en un río, él
estaba desnudo en la celda, sería que estaba bañando…, no me explicó,
pero mientan un reloj, no sé cómo es eso, fíjese, porque casualmente
en mi casa había un reloj…, que yo le digo: “Hijo, ahí está ese reloj,

160
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

eh…, fijate que sólo le hace falta el vidrio, andá averigüá”, le digo. No
sé si por ese reloj fue, y que dijeron que se lo había robado a otra
persona, no sé, fíjese en realidad, no me explico cómo fueron estas
cosas. El caso es que a mi hijo me lo entregaron ya muerto ya… hace
ya… tres días faltan para que él cumpla sus cinco años de muerto.

Pues fíjese que… cuando ya me entregaron a mi hijo, se hicieron todos


los trámites, ¿verdad?, que se hace con…, pues yo quedé… usted sabe
uno de madre como queda en esos casos, porque imagine como es la
vida… que hacía como tres años que había enterrado a mi primer hijo
cuando recibo el golpe de Darío yo… Pues mire, yo quedé así… porque
cuando uno no se puede mover… no se sabe… es difícil uno con la
policía, ¿verdad? Estos casos con la policía es difícil resolverlos. Muchas
gentes me dijeron que había sido golpeado antes de capturarlo… Lo
enchacharon… sí…

…Porque había sido golpeado… antes… de morir. Entonces fíjese que,


bueno pues ya pasó todas esas cosas, luego… un día que estaba
lloviendo recibí yo la visita de uno de los abogados de acá, se
interesaron en mi caso, por eso estoy yo aquí en CAH, ¿verdad?, bueno
ya, me dijeron que él Licenciado Zelaya me quería ver, que estaba
interesado en mi caso, pero mire…, yo pensé que esto iba a solucionar
algo, ¿verdad?, aclararme las cosas, y ahora que ustedes ya pues se está
removiendo esto…, fíjese que ya que uno, ya tengo mis pensamientos
más ordenados, ¿verdad?, yo me hago la pregunta, me hago la pregunta:
¿por qué mi hijo no fue asistido?, si todo, si todo que está, toda persona
que está prisionero tiene el derecho de recibir salud. Yo me fijo de
otros lados como los traen custodiados pero vienen a los hospitales, y a
mi hijo que pidió ayuda, que murió en esa crisis, en esa enfermedad tan
triste… lo que recibió fueron baldes de agua, ¿por qué esa negligencia
tan bárbara, esa muerte tan cruel que tuvo mi hijo…, de 17 años, en
una cárcel…? ¿Por qué?, digo yo. Es lo que me pregunto yo, fíjese. Ajá,
y pues bueno…, el caso se siguió aquí en CAH, todo, entrevistas de
UNIVISION y… viera… de todo, y… no… un día sólo me llamaron y fui al
Ministerio Público con un Licenciado de acá, sólo para que me dijeran
que el caso de mi hijo era como cualquier cosa, como…, sí…, así quedó
el caso de mi hijo… sin resolver.

161
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Cómo supo lo de los baldes de agua?

Madre: - ¿Sabe por qué? Porque el del Ministerio Público sólo me enseñó
una fotografía, no me enseñó las demás porque dijo que eran muy
fuertes y que yo no iba a soportar, incluso…, aquí las tienen en CAH, no
he tenido valor de verlas…, sí, cómo no serán de crueles, sólo pude ver,
porque lo acompañaba otro muchacho, en esa celda, ¿verdad?, según
ellos…, también era…, era…, no sé…, pero no, fíjese que mi hijo todo
eso también lo afectó: la golpeada, los malos olores. Se contaminó él y
tuvo esa crisis de asma, sólo pude ver al muchacho que fue compañero
de celda y sí se miró, se miró agua, se miró agua allí en la celda, eso
fue lo que me dijo. Estaba lleno de agua, sí, la celda, ¿por qué había
agua? Fíjese que… allí por donde yo…, lastima que él ya…, un muchacho
que era de la calle pero ya mayor, ¿verdad?, un muchacho de estos… los
que lo mataron, él cuenta que para ese tiempo él estaba preso allí y el
oía los quejidos, cómo se quejaba mi hijo y oía los baldes de agua en la
celda.

P: - ¿Cuántos días estuvo en la celda?

Madre: - No. Solamente esa noche. Sólo una noche. Un día viernes lo
capturaron, y yo sin darme cuenta, si yo me hubiera dado cuenta… yo…
que no hubiera hecho yo por… Y fíjese que la vecina, la mamá del otro
muchacho, ella sí supo inmediatamente, pero como sabía…, dice que
tuvo pesar, no sé, darme la mala noticia, sí, no me avisó, hasta que ya
estaba muerto.

P: - ¿Qué le dijeron después?

Madre: - Que era un caso perdido, que no me podían resolver nada, que
únicamente así… sencillamente… como… Así me dijo, que no, que era
un caso que… Mencionaban un reloj. Mencionaban un reloj, que mi hijo
se lo había quitado, no sé, a otro cipote, no sé, y era el mismo reloj
que yo le había dado a mi hijo para que lo mandara a arreglar, sí.

P: - ¿A él le gustaba quedarse en otras casas?

162
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Madre: - No, porque en mi casa mi hijo siempre dormía, fue la única


noche que él falló en mi casa, si los hubiera tenido tal vez, no sé,
¿verdad?, yo, tal vez, ¿verdad?, él hubiera fallado en mi casa, pero él
siempre fue puntual. Siempre vivía en mi casa. A veces sí que se iba
donde la abuela, porque yo no le permitía que llegara a la casa tarde,
yo le había dado orden que tenía que estar por lo menos hasta las
nueve y media de la noche, sí, ya después de esa hora yo no le
permitía, y cuando miraba que yo no le quería abrir entonces se iba
para donde la abuela, porque estamos bastante cerca con ella, sí. Y ese
día que agarró para el río él… fue porque nosotros vivimos en una
colonia que tenemos el agua bastante raquítica, y él estaba
acostumbrado a caminar bien aseado y bien bañado, no perdonaba el
día que no se bañaba. Pues por donde nosotros hay un río que le dicen
el Sula, por ahí por la Sula, por la empresa, entonces… tomó esa
decisión de irse a bañar al río, él estaba desnudo en esa poza, sí, estaba
desnudo. Estaba sin zapatos, estaba sin… ropa.

P: - Se sabe que no le dieron detalles, ni le dijo la policía nunca por qué


es que lo habían capturado, ni dónde. ¿Usted qué sabe?, ¿dónde
presume que lo agarraron?

Madre: - Pues yo creo que fue en el río, fíjese, fue en el río, porque…
dicen que él corría y corría, corría y corría, porque por la policía,
¿verdad?, entonces…, pero… Dicen que ya, cuando lo agarraron,
entonces… lo enchacharon con el otro muchacho, incluso, dicen que al
otro muchacho se le hizo subirlo a la…, al carro, porque él ya venía bien
desmayado, entonces lo pusieron al otro a que lo subiera al carro.

P: - Nos puede contar cómo es el caso de su otro hijo asesinado, de


Manuel.

Madre: - Él se llamaba Manuel. Él trabajaba en las maquilas, era el


mayor, de veintidós años. El problema de él era que tomaba. Ahí
trabajaba cuatro días sí y cuatro días no, en las maquilas, ah, pues unos
de estos días que él estaba…, le dio, dicen, por ir allí, allí por un
bulevar, a jugar pelota por allí, y alguna rencilla con algún muchacho

163
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

porque un muchacho, digamos señor para él, un señor de Olancho,


supuestamente fue que, fue por celos… de una muchacha… Con arma
blanca lo mató.

P: - ¿Y cómo quedó el caso?

Madre: - Tampoco… no… Se quedó todo también así…, impune.

P: - ¿Qué es lo que siente usted de la justicia hondureña?

Madre: - Mire… Es una lastima, porque tanta esperanza que yo tuve,


¿verdad?, de que me resolvieran algo de mi hijo pero… no… aquí no se
mira justicia, no, para uno de pobre…, más con la policía, es bastante
difícil.

P: - ¿Cuál ha sido el trato que usted, como madre, ha recibido de la


policía?

Madre: - Pues yo digo que nada porque… ningún apoyo, imagínese, no,
y qué me van a apoyar si están involucrados, mire…, el Ministerio
Público… pues… para nada, no existe ni… nada, pues. Si yo la única
esperanza fue aquí Casa Alianza, dije yo tal vez algo me resuelven, algo
así, pero no, eso terminó así no más, sí, sin resolver nada. Y ahora que
usted me está haciendo esta entrevista pues yo quisiera, ¿verdad?, no
sé, si esto lo pueden renovar o algo que me den una respuesta porque
eso es lo que yo necesito, tal vez ya a mi hijo ya no lo puedo…, ya no lo
puedo volver a la vida ya, pero…, es la gran pregunta que me hago yo:
¿por qué no lo asistió un médico?, si el fiscal… yo platiqué con él y me
dijo que lo miró, lo miró enfermo, él me dijo, y se lo puedo decir
delante de él, porque no sé si está en el Ministerio Público, pero él me
dijo que platicó con él como a las once de la noche, sí, lo miró mal,
tosiendo y tosiendo, ¿por qué inmediatamente no me lo llevó?, se
hubiera salvado mi hijo…, se hubiera salvado.

P: - ¿Cuál ha sido el impacto en su familia, tras la muerte de Darío y


Manuel?

164
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Madre: - Viera, ha sido muy duro, porque mi madre que ya está de edad
pues casi se nos muere también con ese otro golpe, también, ¿verdad?,
porque ella me ha apoyado bastante, mi mamá, con mis hijos, porque
yo soy madre soltera y sí, imagínese que yo pues recibía cualquier
trabajo. Yo trabajo en una caseta de unas maquilas, aquí por Mateo, ahí
trabajo en la cocina yo, con una caseta, ahí trabajo. Y pues siempre he
trabajado y ya con mis hijos así. Pues el mayor, pues ese otro. Darío,
pues él trabajaba ya para sus cositas, yo le daba lo que yo podía, le
podía dar también porque le gustaba vestir bien, calzar bien, vestir
bien bonito y… y… ya el otro sí, como me tocaba a mí sola pues él
trabajaba, él tenía su buen oficio: armador de hierro. Pero en esos
tiempos no había nada, entonces estaba en las maquilas trabajando, y
él, en lo que podía me daba ya para mis hijos hacía papel de papá, ya
me ayudaba en lo que podía a mis hijos, para mis tres hijos.

P: - ¿Cuándo murió Manuel?

Madre: - Fue en el… noventa y ocho. Ya va a cumplir como nueve años


también el veintidós de junio. Y Darío en esta semana cumplió los cinco
años. Él fue capturado un diez, creo, y lo me entregaron el once y el
doce que era un día de la madre…, yo estaba encerrada...

P: - ¿Hubo hostigamiento de la policía, al ver que usted no se había


quedado de brazos cruzados?

Madre: - No, fíjese que no. Sólo una vez recibí… de la DIC sí recibí
llamadas: que una sesión importante para mí pero… ya el Licenciado
aquí me aconsejó que no, que ellos iban a ir a ver de qué se trataba,
me dijeron que no fuera porque supuestamente sí había un abogado, un
asesor, para mí, ¿verdad?, ellos estaban ya encargados de mi caso, sí,
pero como le digo, sólo me llamaron para el Ministerio Público, sólo
para decirme eso y de ahí sólo yo volví, donde el Licenciado aquí, el
Licenciado Zelaya y… todo quedó así… ya, como si nada.

165
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

P: - ¿Qué piensa que sería de Darío sino hubiera sucedido su muerte?

Madre: - Mire, sí, claro, era un cipote de diecisiete, adolescente y


hubiera sido mejor, porque imagínese que ya estaba él para entrar al
INFOP, él quería entrar a la policía, él luchaba pero no hubiera podido
entrar, me querían ayudar para que entrara aquí, por el Obelisco, no sé
como se llama por allí, él quería ser policía. Fíjese que tanto, yo no sé
porque tenía ese tema él, sería porque a cada rato lo agarraban,
porque allí donde yo vivo es una colonia conflictiva, usted sabe esas
colonias, ¿verdad?, ahí se llevaban a los muchachos, en este gobierno de
Maduro, se llevaban el montón de muchachos y se los llevaban para la
Kennedy, si querían agarrar a “fulano de tal” los agarraban a todos y tal
vez nadie conocía al que querían agarrar y entonces al rato, yo hasta
me daban ganas de reír pero me preocupaba, “mamá…”, me decía,
“fíjese que me llevaron ahorita…, ¿verdad?”, “¿qué fue Darío?”, “es
que andan buscando a fulano de tal…”, me decía, pero, le digo: “¿y vos
conocés a ese muchacho?” “No, mamá”, me dice, “no, para nada. Pero,
mire, nos soltaron”. “Entonces, tené cuidado”, le digo, “mirá, en este
gobierno va a ser bien duro”, le decía yo, “caminá tus papeles por
cualquier cosa, sos un menor de edad, por cualquier cosa”. Cerca de
donde mí pues vivía la muchacha, la novia de él y un día fueron y pasó
la policía por ahí y casi dentro de la casa se lo sacaron, lo sacaron,
fíjese, y era media noche, se lo llevaron, él cuenta, se lo llevaron ahí
por la residencial Honduras, que golpeada dice que le dieron, que
golpeada le dieron, no sé, sin justificación, sin justificación lo sacaron
de allí, y hay testigos, y fíjese que lo sacaron y él con esa enfermedad,
fíjese, y se vino y se presentó, mire, si usted quiere, para que usted
mire que no le miento, que visitara aquí…, ¿cómo es que se llama aquí?,
el IHNFA, allí, hay casos de mi hijo allí. Lo tenía allí porque yo quería
promoverlo a que estudiara o algo que le gustara a él. A él allí lo tienen
en un mural porque él pintaba, le gustaba pintar las paredes, por parte
del IHNFA, entonces fíjese que después, ese día que lo golpearon, él
fue donde la Licenciada, allí, Somay Peralta se llama ella, y le dijo la
Licenciada: “¿querés que vaya a levantar un acta?, mirá como estás de
golpeado”. Y él dijo que “no”, porque tenía miedo de la policía, sí,
porque como están tan cerca de la Kennedy con Villa Nueva, y se
llevaban así, lo habían amenazado que si denunciaba eso lo iban a

166
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

matar, sí, y entonces la Licenciada dijo que por eso él no quiso levantar
el acta.

P: - ¿Y lo habían capturado de esa manera, anteriormente?

Madre: - Allí en la Kennedy creo que como dos o tres veces, sí (sin
delitos, por pura sospecha).

P: - ¿Las capturas serían inducidas por Comités de Defensa Ciudadana


de las colonias?

Madre: - No, porque… en mi colonia no hay eso…

P: - ¿Lo tenían identificado?

Madre: - No, es que no sólo con él, con todos los muchachos de allí,
porque con todos los muchachos de allí. Yo tengo vecinos allí,
trabajadores, de trabajo, ya con sus hogares, con sus hijos, y me daban
ganas de reír, porque me decía la vecina: “Mire, doña, mire que me
llevaron a Melvin”, usted sabe que hay de todo allí, ¿verdad?, “dicen
que andan buscando a un tal…”, y ya me decía, ¿verdad?, y mire…, y
cuando buscan a uno pues a todos los llevan, ¿verdad?, así es, así es la
policía, así son esos de la Preventiva, sí, “mire”, me dice, “que se
llevaron a Melvin…”, me dice. “Ah”, le digo yo, “si no ha hecho nada ya
va a volver”. Sí, luego ya estaba… A las dos horas, tres horas, ya
estaban ellos. Los agarraban. Sin ninguna razón. (Una fuente de entero
crédito, que ha sido parte de labores logísticas en la Secretaria de
Seguridad en los últimos dos gobiernos afirmó – a mi personalmente-
que en el Gobierno de Ricardo Maduro hubo estrategias de Limpieza
Social - lo dijo con esas palabras).

Otros casos que se miraban cerca de donde mí, pues, no tuvieron la


misma suerte porque los capturaban y de allí aparecían muertos en
otros lados.

P: - ¿Cómo está la situación en el gobierno actual?

167
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Madre: - Pues en este gobierno siempre igual, ¿verdad?, porque yo miro


bastantes muertos, bastantes muchachos. No sé los casos de jóvenes
pero me parece que ha de ser igual.

P: - ¿En su colonia siguen capturando muchachos?

Madre: - Sí, sí. En mi casa pues hay un muchacho ahorita, fíjese que,
porque yo ahorita trabajo también con hamacas, hacemos hamacas, yo
tengo un familiar allí que sabe hacer hamacas, pues me toca ir a mí a la
Penitenciaría a traer el material. Pues, de repente un día que yo
andaba allá miré un muchacho que es vecino mío, pues sí, yo oí la bulla
de esa vez… que habían atacado a un policía, pues el muchacho cayó
grabe, casi lo matan con una chimba, oí algo así, pues el muchacho
después, cuando ya se compuso identificó y no son, los que están
presos… no son, no fueron ellos, y sin embargo capturaron tres, salieron
dos y uno todavía está allí… en la Penitenciaría. Salieron dos y está uno
todavía. (Y el mismo policía identificó que) no eran ellos.

P: - Para finalizar, ¿qué es de sus demás hijos?

Madre: - Ya sólo tengo dos. Uno que está casado, felizmente casado,
con su buen trabajo; y a uno lo tengo aquí en Casa Alianza, está
estudiando, sacando Plan Básico, sí, ya sólo dos varones me han
quedado.

168
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

A manera de cierre
Lo que hemos descubierto a partir de las ejecuciones

Una de las realidades que hemos descubierto es que quienes mueren


son los hijos de la marginalización; los pobres, los que están en zonas
muy deprimidas económica y socialmente, pero también son los que
aparentemente son malditos porque forman parte de grupos, porque
llevan tatuajes, porque, “están en malos pasos”. Lo hemos descubierto
con mucha tristeza porque significa que estamos apostando por
deshacernos de nosotros mismos.

Por otra parte, hemos visto la falta de protección que hay hacia los
niños y los jóvenes. De acuerdo con las leyes de Honduras, hasta los 30
años se es joven, y sin embargo, nosotros solamente identificamos a los
jóvenes muertos que llegan a los 22 años hemos contabilizados más de
4,000. Ello revela la falta de seguridad y de protección; que a los
jóvenes se les identifica como violentos y como parte del crimen, como
que si los crímenes del país fueran ejecutados por ellos; algo que no
puede afirmarse con tal contundencia.

Otra cosa que hemos detectado es el terror que provocan las pandillas,
y como la sociedad a veces justifica su muerte; es decir, existe una
especie de impermeabilización contra la muerte, pero las cosas no se
pueden resolver de esa manera.

A estos jóvenes se les ha condenado como vulgares asesinos o vulgares


delincuentes, y la gente muchas veces piensa que está bien que los
maten porque los ve como victimarios de la sociedad y asume aquello
de: “ojo por ojo, diente por diente”. Nosotros creemos que es un gran
error porque la violencia no se resuelve con violencia, nos resistimos a
creer que todos estos jóvenes o niños hayan sido delincuentes o
asesinos, y si cometieron alguna infracción a ley, no debieron haberlo
pagado con sus vidas. Pero más bien han sido vistos como la escoria, los
parias y no como jóvenes y niños que no tuvieron las mínimas
oportunidades. Pero sino se cambia este modelo que relega y

169
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

desatiende a este segmento social, el problema seguirá igual, y se les


seguirá condenando como los culpables de todo lo que pasa en esta
sociedad.

Algunos progresos y retos

Si bien a veces hemos sentido que al hablar de esto algunas autoridades


han tratado de intervenir para mejorar la situación, en general
advertimos una gran despreocupación, como que si fuera nada más una
pelea nuestra.

Pero también creo que ha habido progresos, esfuerzos, gobiernos que


han reconocido que los hechos ocurren y que no es justo, que han
aceptado que no es una política de Estado eliminar jóvenes; se ha
creado una Unidad de Muerte de Menores; se ha posibilitado hablar del
tema; que la Fiscalía intervenga para que investigue; se ha llevado a
planos internacionales, como la Corte Interamericana de Justicia, en el
caso de “los Cuatro Puntos Cardinales”; se ha permitido que se
comiencen a documentar los casos de muertes de mujeres; se ha
capacitado a policías; se ha hecho alguna prevención, y –en general-
cosas que han sido importantes en este proceso.

Yo quisiera que las familias de todos los que han sido ejecutados
formaran una asociación, son más de 4,000 familias que quedaron
esperando que su hijo regresara a casa y que nunca regresaron, algunos
llegaron no solamente asesinados, sino destrozados físicamente. Creo
que las familias deberían juntarse para crear grupos de autoayuda, y
para recordar que estos hechos han ocurrido y no deben seguir
ocurriendo. Creo que es la propia sociedad la que debe clamar contra
esta situación. Nosotros lo que estamos haciendo es facilitar que las
personas nunca olviden. Tenemos en nuestros cementerios por lo menos
cuarenta tumbas que reflejan esta realidad, no es justo que los niños y
los jóvenes mueran, y sobre todo, que mueran ejecutados, asesinados.
Queremos que la gente diga que no es justo.

170
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Sobre algunos grupos sociales y públicos

Los grupos de derechos humanos:

Los grupos de derechos humanos representan la voz de los que no


pueden defenderse, de los que no pueden llevar sus causas a la justicia
porque no tienen recursos, y creo que son justamente el alma de un
pueblo. En este caso específico creo que están cumpliendo su papel, el
problema es que a veces no se les permite hablar. Hay una ley del
silencio que no permite hablar más de lo que uno lo hace.

Los medios de comunicación:

En términos generales han hecho eco de las muertes, no siempre de


manera objetiva, a veces lamentamos que algunos medios emitan
juicios de valor, que aparezcan los jóvenes siendo juzgados antes de ser
juzgados. Nos gustaría más neutralidad, simplemente no emitir juicios
de valor; pero también hay que reconocer que los medios nos han
permitido conocer todo lo que está pasando, por lo mismo, es una
situación ambivalente.

Los gobiernos:

A los gobiernos les molesta tremendamente hablar del tema; todos los
gobiernos se han defendido señalando que no es una política de Estado,
que no permitirían jamás que se asesinara a jóvenes, les molesta que
digamos “niños y jóvenes”, porque dicen, que los que son asesinados no
son niños, sino delincuentes. Se defienden muchas veces amenazando al
mensajero. Pero dentro de lo negativo ha habido también aspectos
positivos; algunos gobiernos han admitido los hechos y han creado una
Unidad Especial de Investigación de Muertes de Menores, que es el
mayor esfuerzo que se ha hecho desde el Estado. Lamentamos mucho
que se nos juzgue porque denunciemos internacionalmente la muerte
de niños o jóvenes y nos culpen a nosotros porque no haya inversión

171
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

externa en el país. Las cortes internacionales han condenado al Estado


de Honduras justamente por crímenes cometidos contra niños y
jóvenes.

Los operadores de justicia:

La Unidad Especial de Investigación de Muertes de Menores no debe


desistir en su intento, la autoridad debe investigar de oficio cualquier
muerte. El problema es de todo el sistema de justicia. Lo que hay que
hacer es aumentar los presupuestos, tener políticas de Estado, de
prevención para evitar que en unos años siga creciendo esto. El
problema es que el trabajo de la policía solamente se hace en el área
de la represión del delito. ¿Qué hay que hacer? Más trabajo, políticas de
Estado que atiendan a la familia, a la infancia, apostar mucho más por
la educación, apostar más por trabajos comunitarios, apoyar mucho más
a las familias. Eso es lo que permitiría a muy mediano plazo bajar los
índices de criminalidad en el país. Hay que apostar más por la seguridad
humana, que tiene que ver, con la salud, la educación, el trabajo, y
evidentemente, hay que tocar el tema de la represión, pero
estrictamente bajo el marco de la ley. Preparar, capacitar, entrenar,
dotar de tecnología a la policía. Nosotros no tenemos nada en contra de
una policía que haga bien su trabajo. Y luego todo lo que tiene que ver
con los problemas de rehabilitación. No se puede pensar que un niño
que ha estado recluido por una sociedad y una autoridad que lo ha
condenado más allá del mismo castigo, pueda formar parte -de manera
normal- de la sociedad.

Es irreal que la Unidad Especial de Investigación de


Muerte de Menores pueda llevar el universo de estos
casos, por el rezago, pero el problema es de todo el
sistema de justicia.

(De una entrevista realizada por el compilador de


estos testimonios a José Manuel Capellin, Director
de Casa Alianza Honduras)

172
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Introducción
Sentencia Caso Servellon García y otros,
Cuatro Puntos Cardinales.-
Corte Interamericana de Derechos
Humanos
Al incluir esta sentencia, lo que se pretende es compartir nuestras
experiencias con la sociedad en general en la búsqueda de justicia en
este caso, el derecho que asiste a las victimas de la violencia, cuando
las instancias de jurisdicción interna no imparten justicia pronta y
cumplida como lo disponen las leyes, el seguimiento del caso ante el
Sistema Interamericano de Derechos Humanos, como ser la Comisión y
Corte Interamericana, instancias internacionales de justicia, pero sobre
todo es mostrar esa realidad sobre el camino trágico y azaroso que han
tenido que transitar los familiares de las victimas y quienes les
acompañamos en la búsqueda de esa justicia.- El caso de Marco
Antonio Servellón García (16 años), Rony Alexis Betancourt (17
años), Diómedes Obed García (19 años) y Orlando Álvarez Ríos (32
años) conocido como los “Cuatro Puntos Cardinales”. Es el ejemplo
tangible de lo que no se debe hacer por acción o por omisión por
aquellos funcionarios o autoridades, contra las Hondureñas y
Hondureños, a los cuales el Estado garantiza constitucionalmente el
derecho a la vida, especialmente la vida de niños, niñas y jóvenes, que
a enlutado y continua enlutando a miles de familias Hondureñas,

173
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

creemos firmemente en que se impulse desde donde se tenga que


impulsar una cultura de Paz, contra toda forma de violencia o contra
toda campaña que se identifique o constituya una apología a la cultura
de muerte.-
Casa Alianza Honduras desea reiterar al Estado y la sociedad en general
que en este caso la única que ha ganado es la justicia y los familiares
de las victimas quienes han demostrado una voluntad inclaudicable ante
la adversidad y la indiferencia en que permanece y a permanecido
este caso por mas de doce años en total impunidad, ya que desde que
ocurrieron los hechos ninguno de los autores materiales de los hechos
ha sido condenado y encarcelado, los familiares de las víctimas siguen
sin conocer la verdad de lo ocurrido a sus seres queridos.- Como
también reconocer y agradecer a todas aquellas personas e
instituciones que han coadyuvado al cumplimiento de algunas
disposiciones de la sentencia, así como instar a otras a que se haga
justicia a los familiares de las victimas, en cumplir la totalidad de la
misma, castigando a los responsables de estos hechos.-

174
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Corte Interamericana de Derechos


Humanos
CASO SERVELLÓN GARCÍA Y OTROS VS. HONDURAS
SENTENCIA DE 21 DE SEPTIEMBRE DE 2006

En el caso Servellón García y otros,

la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte


Interamericana”, “la Corte” o “el Tribunal”), integrada por los
siguientes jueces :

Sergio García Ramírez, Presidente;


Alirio Abreu Burelli, Vicepresidente;
Antônio A. Cançado Trindade, Juez;
Cecilia Medina Quiroga, Jueza;
Manuel E. Ventura Robles, Juez, y
Diego García-Sayán, Juez;

presentes, además,

Pablo Saavedra Alessandri, Secretario, y


Emilia Segares Rodríguez, Secretaria Adjunta,

El Juez Oliver Jackman no participó en la deliberación y firma de la presente Resolución,


ya que informó a la Corte que, por motivos de fuerza mayor, no podía participar en el LXXII Período
Ordinario de Sesiones del Tribunal.

175
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

de conformidad con los artículos 62.3 y 63.1 de la Convención


Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la
Convención Americana”) y con los artículos 29, 31, 53.2, 55, 56 y 58 del
Reglamento de la Corte (en adelante “el Reglamento”), dicta la
presente Sentencia.

176
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

I
INTRODUCCIÓN DE LA CAUSA

80. El 2 de febrero de 2005, de conformidad con lo dispuesto en los


artículos 51 y 61 de la Convención Americana, la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Comisión
Interamericana” o “la Comisión”) sometió ante la Corte una
demanda contra la República de Honduras (en adelante “el Estado”
u “Honduras”), la cual se originó en la denuncia No. 12.331, recibida
en la Secretaría de la Comisión el 11 de octubre de 2000.

80. La Comisión presentó la demanda en este caso con el objeto de


que la Corte decidiera si el Estado violó los artículos 4 (Derecho a la
Vida), 5 (Derecho a la Integridad Personal), 7 (Derecho a la Libertad
Personal), 8 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección Judicial) de la
Convención Americana, en conexión con el artículo 1.1 (Obligación
de Respetar los Derechos) de la misma, en perjuicio de Marco
Antonio Servellón García (16 años de edad), Rony Alexis Betancourth
Vásquez (17 años de edad), Diomedes Obed García Sánchez (19 años
de edad) y Orlando Álvarez Ríos (32 años de edad). Asimismo,
solicitó a la Corte que se pronunciara sobre la violación del Estado
de los artículos 5.5 (Derecho a la Integridad Personal), 7.5 (Derecho
a la Libertad Personal) y 19 (Derechos del Niño) de la Convención, en
relación con el artículo 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de
ese tratado, en perjuicio de los niños Marco Antonio Servellón García
y Rony Alexis Betancourth Vásquez, y de los artículos 5 (Derecho a la
Integridad Personal), 8 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección
Judicial) de la Convención, en conexión con el artículo 1.1
(Obligación de Respetar los Derechos) del referido tratado, en
perjuicio de los familiares de las presuntas víctimas. La Comisión

177
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

señaló que sometió ante la Corte la demanda por las supuestas


condiciones inhumanas y degradantes de detención de las presuntas
víctimas por parte del Estado; los golpes y ataques contra la
integridad personal de los que se indica fueron víctimas por parte de
los agentes policiales; su alegada muerte mientras se encontraban
detenidos bajo la custodia de agentes policiales; así como la
supuesta falta de investigación y garantías judiciales que
caracterizan sus casos, los cuales se encuentran en la impunidad
después de más de “nueve” años de ocurridos los hechos. Marco
Antonio Servellón García, Rony Alexis Betancourth Vásquez, Orlando
Álvarez Ríos y Diomedes Obed García Sánchez, entre el 15 y 16 de
septiembre de 1995, fueron supuestamente detenidos durante una
detención preventiva u operativo realizado por la entonces Fuerza
de Seguridad Pública (en adelante “FUSEP”) 4. Los cuatro jóvenes
fueron supuestamente ejecutados extrajudicialmente por agentes
del Estado y el 17 de septiembre de 1995 sus cadáveres fueron
encontrados, a la intemperie, en diferentes lugares de la ciudad de
Tegucigalpa, Honduras.

80. La Comisión solicitó a la Corte que, de conformidad con el


artículo 63.1 de la Convención, ordenara al Estado adoptar
determinadas medidas de reparación indicadas en la demanda. Por
último, solicitó a la Corte que ordene al Estado el pago de las costas
y gastos generados en la tramitación del caso en la jurisdicción
interna y ante los órganos del Sistema Interamericano.

4
En 1993 se inició un proceso de reforma policial que originó, en el año 1998, la emisión
de la Ley Orgánica de Policía (Decreto Número 156-98), que sustituyó la Ley Orgánica de la Fuerza
de Seguridad Pública (Decreto Número 369 de 16 de agosto de 1976). Conforme a la nueva Ley, se
fusionaron la Policía Preventiva y la de Investigación bajo la responsabilidad de la Dirección General
de Investigación Criminal adscrita al Secretario de Estado de Seguridad. La estructura jerárquica de
la Fuerza de Seguridad Pública (FUSEP) se modificó al transformarse ésta en la Policía Nacional,
pasando de una organización militar a una policial.

178
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

II
COMPETENCIA
80. La Corte Interamericana es competente para conocer el
presente caso, en los términos de los artículos 62 y 63.1 de la
Convención, en razón de que Honduras es Estado Parte en la
Convención Americana desde el 8 septiembre de 1977 y reconoció la
competencia contenciosa de la Corte el 9 septiembre 1981.

III
PROCEDIMIENTO ANTE LA COMISIÓN
80. El 11 de octubre de 2000 el Centro por la Justicia y el Derecho
Internacional y la Asociación Casa Alianza América Latina (en
adelante “los peticionarios”) presentaron una denuncia ante la
Comisión Interamericana, a la cual se dio trámite bajo el número
12.331.

80. El 27 de febrero de 2002 la Comisión Interamericana aprobó el


Informe de Admisibilidad No. 16/02, mediante el cual declaró
admisible el caso.

80. El 19 de octubre de 2004 la Comisión, durante su 121 Período


Ordinario de Sesiones, aprobó el Informe de Fondo No. 74/04, de
conformidad con el artículo 50 de la Convención, mediante el cual
concluyó que el Estado es responsable por la violación de los
derechos consagrados en los artículos 4.1 (Derecho a la Vida), 5.1 y
5.2 (Derecho a la Integridad Personal), 7 (Derecho a la Libertad
Personal), 8.1 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección Judicial) de la

179
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Convención Americana, en conexión con el artículo 1.1 (Obligación


de Respetar los Derechos) de dicho tratado, en perjuicio de Marco
Antonio Servellón García, Rony Alexis Betancourth Vásquez, Orlando
Álvarez Ríos y Diomedes Obed García Sánchez, y los artículos 5.5
(Derecho a la Integridad Personal) y 19 (Derechos del Niño) de la
Convención, en perjuicio de las presuntas víctimas menores de edad.
Además, el Estado es responsable por la violación de los artículos 5
(Derecho a la Integridad Personal), 8.1 (Garantías Judiciales) y 25
(Protección Judicial) de la Convención, en conexión con el artículo
1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de dicho instrumento, en
perjuicio de los familiares de las presuntas víctimas. A su vez, la
Comisión recomendó al Estado la adopción de una serie de medidas
para subsanar las mencionadas violaciones.

80. El 2 de noviembre de 2004 la Comisión Interamericana


transmitió el Informe de Fondo No. 74/04 al Estado y le otorgó un
plazo de dos meses para que informara sobre las medidas adoptadas
para cumplir las recomendaciones formuladas. En la misma fecha,
la Comisión comunicó a los peticionarios la adopción del informe y su
transmisión al Estado y les solicitó su posición respecto del eventual
sometimiento del caso a la Corte Interamericana. El 2 de diciembre
de 2004 los peticionarios solicitaron que el caso fuera sometido a la
Corte.

80. El 13 de enero de 2005 el Estado presentó información, en la


cual se refirió a las medidas adoptadas en relación con las
recomendaciones del Informe de Fondo No. 74/04.

80. El 1 de febrero de 2005 la Comisión decidió someter el presente


caso a la jurisdicción de este Tribunal.

180
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

IV
PROCEDIMIENTO ANTE LA CORTE
80. El 2 de febrero de 2005 la Comisión presentó la demanda ante
la Corte, adjuntó prueba documental y ofreció prueba testimonial y
pericial. La Comisión designó delegados a Evelio Fernández Arévalo
y Santiago A. Canton, y asesores legales a Ariel Dulitzky, Martha
Braga, Víctor Madrigal Borloz y Manuela Cuvi Rodríguez.

80. El 2 de marzo de 2005 la Secretaría de la Corte (en adelante “la


Secretaría”), previo examen preliminar de la demanda realizado por
el Presidente de la Corte (en adelante “el Presidente”), notificó ésta
al Estado y le informó sobre los plazos para contestarla y designar
representación en el proceso. Además la Secretaría, siguiendo
instrucciones del Presidente, informó al Estado de su derecho a
designar un juez ad hoc para la consideración del caso.

80. Ese mismo día, de conformidad con lo dispuesto en el artículo


35.1.d y 35.1.e del Reglamento, la Secretaría notificó la demanda al
Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (en adelante
“CEJIL”) y a la Asociación Casa Alianza América Latina (en adelante
“Casa Alianza”), designados en la demanda como representantes de
las presuntas víctimas y sus familiares (en adelante “los
representantes”) y les informó que contaban con un plazo de dos
meses para presentar su escrito de solicitudes, argumentos y
pruebas (en adelante “escrito de solicitudes y argumentos”).

80. El 29 de abril de 2005 el Estado comunicó la designación del


señor Álvaro Agüero Lacayo, Embajador ante el Gobierno de Costa

181
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Rica, como Agente y de la señora Argentina Wellerman, como agente


alterna5.

80. El 2 de mayo de 2005 los representantes presentaron su escrito


de solicitudes y argumentos, al cual acompañaron prueba
documental y ofrecieron prueba testimonial y pericial. Los
representantes solicitaron a la Corte que concluya que el Estado es
responsable por la violación de los artículos 4.1 (Derecho a la Vida);
5 (Derecho a la Integridad Personal); 7 (Derecho a la Libertad
Personal); 8.1 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección Judicial) de la
Convención, en relación con el artículo 1.1 (Obligación de Respetar
los Derechos) del mismo tratado, en perjuicio de las presuntas
víctimas, y por la violación de los artículos 5.5 (Derecho a la
Integridad Personal) y 19 (Derechos del Niño) de la Convención
respecto a Marco Antonio Servellón García y Rony Alexis Betancourth
Vásquez. Asimismo, los representantes alegaron la violación de los
artículos 5 (Derecho a la Integridad Personal), 8.1 (Garantías
Judiciales) y 25 (Protección Judicial) de la Convención, en relación
con el artículo 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de la
misma, respecto a los familiares de las presuntas víctimas.
Asimismo, solicitaron que la Corte declare la violación del derecho
de la verdad de los familiares de las presuntas víctimas y de la
sociedad hondureña en general, conforme a los artículos 8, 13, 25 y
1.1 de la Convención. Por último, solicitaron a la Corte
determinadas medidas de reparación a favor de las presuntas
víctimas y sus familiares, así como el pago de costas y gastos.

80. Los días 4 y 12 de julio de 2005 el Estado presentó el escrito de


contestación de la demanda y observaciones al escrito de solicitudes
y argumentos (en adelante “escrito de contestación de la demanda”)
y sus anexos, respectivamente, mediante el cual comunicó su
allanamiento a los hechos contenidos en los párrafos 27 al 106 de la
demanda presentada por la Comisión Interamericana, y contestó los
hechos relativos al supuesto contexto en el que éstos se dieron,

5
Durante el trámite del caso el Estado realizó cambios en la designación de sus
representantes ante la Corte.

182
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

rechazando de este modo que las violaciones se hayan dado dentro


de un contexto de violación sistemática de los derechos humanos
tolerada por el Estado. A su vez, reconoció su responsabilidad
internacional por la violación de los derechos consagrados en los
artículos 4, 5, 7, 8 y 25 de la Convención Americana, haciendo
diversas consideraciones al respecto (infra párrs. 54 y 55). En dicho
escrito comunicó la designación del señor Sergio Zavala Leiva,
Procurador General de la República de Honduras, como agente en el
presente caso.

80. El 16 de agosto de 2005 la Comisión Interamericana y los


representantes remitieron, respectivamente, sus observaciones al
allanamiento efectuado por el Estado en su escrito de contestación
de la demanda.

80. El 4 de octubre de 2005 la Secretaría informó a las partes la


decisión de la Corte de no convocar a una audiencia pública en el
presente caso. En su lugar, la Secretaría, siguiendo instrucciones
del Presidente, solicitó la remisión de la lista de testigos y peritos
propuestos por las partes, con el objeto de que el Presidente
evaluara la pertinencia de ordenar que los mismos rindieran
declaración jurada ante fedatario público (affidávit).

80. El 8 de noviembre de 2005 los representantes y la Comisión


presentaron sus observaciones a la lista definitiva de peritos
propuestos por el Estado. En sus observaciones, la Comisión y los
representantes se refirieron a los señores Ramón Antonio Romero
Cantarero y Ricardo Rolando Díaz Martínez, y los representantes
mencionaron también a la señora Nora Suyapa Urbina Pineda,
indicando que dichas personas podrían haber participado en la
tramitación del caso en la jurisdicción interna, por lo que podrían
estar comprendidas en alguna de las causales descritas en el artículo
50 del Reglamento en relación con el artículo 19.1 del Estatuto. El 9
de noviembre de 2005, la Secretaría, siguiendo instrucciones del
Presidente, solicitó a los señores Romero Cantarero y Díaz Martínez y
a la señora Urbina Pineda, que se refirieran, a más tardar 13 de
noviembre de 2005, por intermedio del Estado, a las observaciones

183
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

de la Comisión y los representantes. Los días 16 y 21 de noviembre


2005, la Secretaría reiteró al Estado que las indicadas personas
remitieran por su intermedio las observaciones a lo manifestado por
la Comisión y los representantes. Dichas personas no presentaron
las mencionadas observaciones.

80. El 24 de noviembre de 2005 la Corte dictó una Resolución,


mediante la cual requirió que el señor Leo Valladares Lanza,
propuesto como perito por la Comisión Interamericana; la señora
Reina Auxiliadora Rivera Joya y el señor Carlos Tiffer Sotomayor,
propuestos como peritos por los representantes, y los señoras Lolis
María Salas Montes y Nora Suyapa Urbina Pineda y los señores Ramón
Antonio Romero Cantarero y Ricardo Rolando Díaz Martínez,
propuestos como peritos por el Estado, prestaran su dictamen a
través de declaración rendida ante fedatario público (affidávit).
Dichos dictámenes debían ser presentados a más tardar el 19 de
diciembre de 2005. Además, en la referida Resolución el Tribunal
informó a las partes que contaban con plazo hasta el 23 de enero de
2006 para presentar sus alegatos finales escritos en relación con el
fondo, y las eventuales reparaciones y costas.

80. El 19 de diciembre de 2005 los representantes presentaron los


dictámenes autenticados de la señora Reina Auxiliadora Rivera Joya
y del señor Carlos Tiffer Sotomayor.

80. El 19 de diciembre de 2005 la Comisión presentó el dictamen


autenticado del señor Leo Valladares Lanza, y los anexos adjuntos a
éste.

80. Los días 20 y 22 de diciembre de 2005 el Estado presentó los


dictámenes rendidos ante notario público de la señora Lolis María
Salas Montes y de los señores Ricardo Rolando Díaz Martínez y Ramón
Antonio Romero Cantarero. El 16 de enero 2006 el Estado, luego de
una prórroga concedida hasta el 5 de enero de 2006, presentó
extemporáneamente, el dictamen de la señora Nora Suyapa Urbina
Pineda.

184
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

80. El 23 de enero de 2006 la Comisión remitió sus observaciones a


los peritajes presentados por las partes (supra párrs. 21 y 23). El
Estado y los representantes no presentaron observaciones.

80. El 23 de enero de 2006 la Comisión y los representantes


presentaron sus alegatos finales escritos. Los representantes
adjuntaron varios anexos a dichos alegatos.

80. El 24 de febrero de 2006 el Estado presentó su escrito de


alegatos finales y varios anexos. Esta presentación fue
extemporánea, ya que el plazo para hacerlo había expirado el 23 de
enero de 2006.

80. El 8 de marzo de 2006 el Estado informó que designaba, a partir


del 27 de enero de 2006, a la señora Rosa América Miranda de Galo,
Procuradora General de la República de Honduras, como agente en
el presente caso en sustitución del señor Sergio Zavala Leiva. El 7
de abril de 2006 el Estado informó que designaba a partir de esa
fecha al señor David Reyes Paz, Sub Procurador General de la
República, como agente en el presente caso en sustitución de la
señora Rosa América Miranda de Galo.

80. El 25 de abril de 2006 la Secretaría, siguiendo instrucciones del


Presidente, solicitó a la Comisión, a los representantes y al Estado la
remisión, a más tardar el 26 de mayo de 2006, de determinada
información y documentación como prueba para mejor resolver.

80. El 26 de mayo de 2006 los representantes presentaron parte de


la documentación como prueba para mejor resolver, en respuesta a
lo requerido por el Presidente en la nota de 25 de abril de 2006. El
14 de junio y 24 de julio de 2006 los representantes informaron que
habían localizado a algunos familiares de Diomedes Obed García
Sánchez. Los días 25 y 31 de mayo y el 23 de junio de 2006 el Estado
presentó parte de la documentación solicitada como prueba para
mejor resolver.

185
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

80. El 25 de agosto de 2006 la Secretaría solicitó a los


representantes la remisión, a más tardar el 4 de septiembre de
2006, de determinada información y documentación como prueba
para mejor resolver.

80. El 4 de septiembre de 2006 los representantes presentaron la


prueba para mejor resolver, en respuesta a lo requerido por el
Presidente en la nota de 25 de agosto de 2006. El 6 de septiembre
de 2006 la Secretaría otorgó a la Comisión y al Estado un plazo
improrrogable hasta el 12 de septiembre de 2006 para que, si lo
estimaran pertinente, presentaran las observaciones a la declaración
jurada de la señora Dilcia Álvarez Ríos remitida por los
representantes como prueba para mejor resolver. El 11 de
septiembre de 2006 la Comisión informó que no tenía observaciones
que formular a dicha prueba. El 13 de septiembre de 2006 el Estado
presentó sus observaciones a la indicada declaración jurada de la
señora Dilcia Álvarez Ríos.

V
PRUEBA
80. Antes de examinar las pruebas ofrecidas, la Corte formulará, a
la luz de lo establecido en los artículos 44 y 45 del Reglamento,
algunas consideraciones desarrolladas en la jurisprudencia del
Tribunal y aplicables a este caso.

80. En materia probatoria rige el principio del contradictorio, el


cual respeta el derecho de defensa de las partes. El artículo 44 del
Reglamento contempla este principio, en lo que atañe a la

186
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

oportunidad en que debe ofrecerse la prueba para que haya igualdad


entre las partes6.

80. Según la práctica del Tribunal, al inicio de cada etapa en la


primera oportunidad que se les concede para pronunciarse por
escrito, las partes deben señalar qué pruebas ofrecerán. Además,
en ejercicio de las potestades discrecionales contempladas en el
artículo 45 de su Reglamento, la Corte o su Presidente podrán
solicitar a las partes elementos probatorios adicionales como prueba
para mejor resolver, sin que ello se traduzca en una nueva
oportunidad para ampliar o complementar los alegatos, salvo que el
Tribunal lo permita expresamente7.

80. La Corte ha señalado, en cuanto a la recepción y valoración de


la prueba, que los procedimientos que se siguen ante ella no están
sujetos a las mismas formalidades que las actuaciones judiciales
internas, y que la incorporación de determinados elementos al
acervo probatorio debe ser efectuada prestando particular atención
a las circunstancias del caso concreto y teniendo presentes los
límites que impone el respeto a la seguridad jurídica y al equilibrio
procesal de las partes. Además, la Corte ha tenido en cuenta que la
jurisprudencia internacional, al considerar que los tribunales
internacionales tienen la potestad de apreciar y valorar las pruebas
según las reglas de la sana crítica, no ha adoptado una rígida
determinación del quantum de la prueba necesaria para fundar un
fallo. Este criterio es válido para los tribunales internacionales de
derechos humanos, que disponen de amplias facultades en la
valoración de la prueba rendida ante ellos sobre los hechos

6
Cfr. Caso Ximenes Lopes. Sentencia de 4 de julio de 2006. Serie C No. 149, párr. 42;
Caso de las Masacres de Ituango. Sentencia de 1 de julio de 2006. Serie C No. 148, párr. 106; y
Caso Baldeón García. Sentencia de 6 de abril de 2005. Serie C No. 147, párr. 60.
7
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 43; Caso de las Masacres de Ituango, supra
nota 3, párr. 107; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 61.

187
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

pertinentes, de acuerdo con las reglas de la lógica y con base en la


experiencia8.

80. Con fundamento en lo anterior, la Corte procederá a examinar y


valorar los elementos probatorios documentales remitidos por la
Comisión, los representantes y el Estado en diversas oportunidades
procesales o como prueba para mejor resolver que les fue solicitada
por el Tribunal o por su Presidente, todo lo cual conforma el acervo
probatorio del presente caso. Para ello, el Tribunal se atendrá a los
principios de la sana crítica, dentro del marco legal correspondiente.

A) PRUEBA DOCUMENTAL
80. La Comisión, los representantes y el Estado presentaron los
dictámenes autenticados o rendidos ante notario público, en
respuesta a lo dispuesto por la Corte en su Resolución de 24 de
noviembre de 2005 (supra párr. 20). Dichos dictámenes se resumen
a continuación.

1. Perito propuesto por la Comisión Interamericana

a) Leo Valladares Lanza, ex Comisionado Nacional de Derechos


Humanos de Honduras

Fue el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos desde octubre de


1992 hasta el 5 de marzo de 2002. El 21 de enero de 2002 publicó el
“Informe Especial sobre Muertes Violentas de Niños, Niñas y
Adolescentes en Honduras”, donde hace un resumen de los hallazgos y
formula una serie de conclusiones y recomendaciones al Estado, el cual
adjuntó al dictamen.

8
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 44; Caso de las Masacres de Ituango, supra
nota 3, párr. 108; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 62.

188
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

El Estado ha adoptado medidas tendientes a mejorar la situación de los


niños, pero todavía persiste un elevado número de muertes de jóvenes
y persiste la casi total ineficacia en las investigaciones, así como la
falta de sanciones a los responsables. Se han llevado ante los tribunales
a miembros de la policía sindicados de abusos a los derechos humanos
de niños, niñas y adolescentes, pero es escasa la relación con los casos
denunciados. El Estado ha aumentado las medidas represivas en contra
de los jóvenes. Por un lado, no existe una política criminal que evite
los excesos en contra de los jóvenes y, por otro lado, los esfuerzos por
las medidas de prevención y protección son débiles. El Instituto
Hondureño de la Niñez y de la Familia (en adelante “IHNFA”) se
caracteriza por su burocracia, que lo hace ineficaz. Igualmente, el
Código de la Niñez y la Adolescencia, a pesar de una década de
vigencia, no ha tenido eficaz aplicación y falta la debida formación de
los jueces. Honduras es un país con unos de los niveles de pobreza más
elevado del hemisferio, pero eso no justifica que se desatiendan los
problemas prioritarios, y uno de ellos es la situación de los niños, niñas
y adolescentes.

De su Informe como Comisionado Nacional de los Derechos Humanos y


de las observaciones de la situación actual, el perito concluye que
existe un contexto de violencia respecto de niños, niñas y adolescentes
en Honduras, que persiste la impunidad y que no se brinda un adecuado
tratamiento a los privados de libertad.

2. Peritos propuestos por los representantes

a) Reina Auxiliadora Rivera Joya, actual directora ejecutiva de


la organización no gubernamental, Centro de Investigación y
Promoción de los Derechos Humanos, ex jueza de Letras de lo
Criminal y ex fiscal auxiliar de la Fiscalía de Derechos Humanos.

Durante las décadas de los ochenta y noventa e inicios del siglo


veintiuno, el Estado ha transitado de una preocupación por la seguridad
nacional y el conflicto armado regional a un temor por la seguridad

189
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

ciudadana, en particular por el incremento del crimen organizado y la


violencia callejera.

Ante el aumento del número de homicidios a partir del año 1992, los
órganos policiales empezaron a dar prioridad a la delincuencia común y
a tratar de cumplir su rol de órganos auxiliares del Ministerio Público y
del Poder Judicial. En 1998 desapareció la Fuerza de Seguridad Pública
(FUSEP) y se crearon los cuerpos especiales de Policía adscritos a la
Secretaría de Seguridad. No obstante el cambio de enfoque respecto
de las nuevas amenazas a la seguridad, el personal y la formación
profesional de la policía permaneció bajo la coordinación de las Fuerzas
Armadas hasta finales del año 1998, por lo que fueron un constante en
esa década las denuncias sobre violaciones a derechos humanos que se
alegan cometieron los cuerpos de seguridad. Dicha situación se
mantiene hasta la actualidad, pese a la transición al mando civil.
Existe un alto número de denuncias contra diferentes autoridades y
contra las Fuerzas Armadas por abusos de autoridad, uso excesivo de la
fuerza, agresiones físicas, detenciones ilegales, así como por
homicidios.

En el año 2002 el Comisionado de Derechos Humanos, Leo Valladares


Lanza, presentó un informe que acusa al Estado y en particular, a las
fuerzas policiales de organizar y/o tolerar “escuadrones de la muerte”
bajo esquemas similares a los aplicados durante las desapariciones
forzadas y ejecuciones extrajudiciales en los años ochenta, por existir
una campaña de “limpieza social” o “profilaxis social”. En el año 2003
la Jefa de Asuntos de la Secretaría de Seguridad, sorprendió a todos los
hondureños al denunciar públicamente que oficiales y agentes de
policía estarían involucrados en actividades del crimen organizado como
robo de vehículos, narcotráfico y particularmente en la detención
ilegal, tortura y muerte extrajudicial de adultos “delincuentes” y de
cientos de niños y jóvenes a los que se les vinculaba a actividades
delictivas y de pertenecer a una mara o pandilla juvenil. En los últimos
tiempos es claro el fomento (caso de Comités de Seguridad Ciudadana y
de legislaciones como la reforma al artículo 332 mal llamada ley
“antimaras”) y la tolerancia (policías involucrados en ejecuciones
extrajudiciales y la alta impunidad de las investigaciones) a la

190
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

existencia de patrones de “limpieza social”, siendo ahora sus


principales víctimas los adolescentes y jóvenes pandilleros.

Los jóvenes suelen ser, en forma cotidiana, víctimas y victimarios de


hechos violentos que desencadenan en lesiones y muertes. La
delincuencia y la violencia se han convertido en fenómenos
prácticamente inseparables, sean las causas que fueren, se ha
comprobado que la mayor cantidad de muertes violentas son de
adolescentes y jóvenes. Los datos en general, señalan que en Honduras
en los últimos tres años han perdido la vida violentamente casi 14,000
personas. Las estadísticas informan que en una gran proporción de las
víctimas de violencia son hombres jóvenes de 16 a 35 años de edad.
Los agresores también son mayormente hombres jóvenes. Estudios
afirman que la participación de niños en actividades delictivas no es
mayor del 18% en más de dos décadas.

Las violaciones al derecho a la vida de niños y jóvenes en Honduras


tienen su máxima expresión en las ejecuciones sumarias que vienen
ocurriendo en el país desde inicios de los años noventa, pero que
comenzaron a atraer mayor atención pública a finales de esa década.
La niñez y la juventud hondureña, especialmente la pobre, vive en
contextos violentos, en que ellos y ellas son las principales víctimas de
una guerra donde las autoridades, los adultos, la sociedad en general y
la misma juventud son protagonistas activos del exterminio de cientos
de niños, adolescentes y jóvenes asesinados como consecuencia de la
estigmatización de ser miembro de una mara o pandilla. Datos de la
oficina del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos señalan que
de las muertes contabilizadas en el año 2001, en el 54.9% de los casos
no se conocen los autores, número que permite inferir que las mismas
son planeadas y llevadas a cabo con premeditación y en un ambiente de
encubrimiento de los autores.

Las maras o pandillas no son un fenómeno nuevo en Honduras. Las


maras están más conectadas con el crimen organizado, porque la
política de limpiar las calles ha llevado a muchos miembros a unirse a
traficantes de drogas por protección. Las pandillas son calificadas

191
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

como una respuesta violenta a la violencia estatal de que han sido


objeto sus miembros a través de la exclusión y del abandono.

Las principales providencias adoptadas por el Estado para enfrentar el


problema de la delincuencia juvenil estereotipada en las pandillas o
maras han sido el incremento de aprehensiones administrativas a partir
de los años noventa, lo que ha generado la segregación de los niños y
jóvenes en situación de calle y “bajo sospecha” de pertenecer a una
mara, y la política de “cero tolerancia” del Estado, entre otras.

Según datos de 2003, en Honduras el 50.4% de la población era menor


de 18 años de edad. El 66% de niños y niñas entre 0 y 14 años de edad
se encuentran bajo la línea de pobreza. Pese al importante andamiaje
jurídico con que cuenta el Estado, en el que reconoce el interés
superior del niño, no se ha logrado en la práctica mejorar la situación
general de la infancia y la juventud hondureña, ya que se carece de
políticas y planes rectores en la materia.

b) Carlos Tiffer-Sotomayor, abogado

La violencia actual en Centroamérica es resultado de un largo proceso


estructural vinculado con problemas de índole social, económico y
político-militar. En los últimos años se ha expandido un fenómeno de
violencia juvenil, que en el caso de Honduras ha alcanzado el nivel de
pandillas juveniles. Dichas pandillas con frecuencia se ven involucradas
en actividades ilegales como consumo de drogas, actos de violencia con
otras pandillas y comisión de delitos contra la propiedad, como robos y
hurtos, y en algunos casos una delincuencia relacionada con delitos
contra la vida, la libertad sexual, el narcotráfico o los secuestros
extorsivos. Sin embargo, no es cierto que el factor de la niñez y
adolescencia sea el determinante en un fenómeno de inseguridad.
Además, habría que agregar la importante diferencia entre la verdadera
cifra de criminalidad y el fenómeno de la percepción de la ciudadanía
sobre el crimen y sobre la seguridad o inseguridad en una sociedad.
Esta diferencia entre percepción y realidad se encuentra generada por
algunos medios de comunicación que exacerban los temores de la

192
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

población, en cuanto a la violencia y la inseguridad que generan las


llamadas pandillas juveniles.

En Honduras la respuesta estatal tiene una acentuación en la represión,


no sólo institucional sino incluso privada, que busca eliminar la
violencia con más violencia, configurando una política pública
completamente equivocada. La verdadera seguridad ciudadana se logra
con una sólida seguridad social. La violencia tiene una estructura social
en forma de espiral, es decir, si ante una reacción violenta se responde
con más violencia, es seguro y probable que se tenga una violencia
mayor. Cuando esta represión va enfocada hacia niños y adolescentes,
la problemática y la dimensión de la respuesta violenta son mayores,
pues ellos incorporan la violencia como patrones culturales, por lo que
serán adultos también violentos. Las políticas públicas debían ser
orientadas a políticas sociales y, especialmente, educativas. A su vez,
la mejor política criminal debe de ser una buena política social,
especialmente al tratarse de las pandillas juveniles o maras. La política
criminal orientada sólo a la represión está condenada al fracaso.

La estigmatización que sufren los niños y adolescentes los convierten de


victimarios a víctimas, y produce un fenómeno de exclusión tanto por
parte de la población como mediante una auto exclusión. Al ser
percibidos como los responsables de la inseguridad ciudadana, ellos
mismos incorporan esta percepción y se consideran fuera de la
sociedad. Dicha estigmatización acentuará la estratificación y las
diferencias de clases sociales.

Es necesaria la elaboración de una política pública de niñez y


adolescencia que considere la prevención, antes que la represión, y un
preponderante fin educativo, que minimice la intervención estatal y
que flexibilice y diversifique la reacción penal, y que ofrezca mayor
reflexión y un análisis multidisciplinario. Medidas concretas son
necesarias, tales como priorizar la política social junto con estudios de
costos de la violencia, redistribución de la riqueza y ofrecer a todos un
mejor nivel laboral y facilidad de recreación sana para los jóvenes.

193
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

3) Peritos propuestos por el Estado

a) Lolis María Salas Montes, abogada

El Estado lleva a cabo un proceso interinstitucional de grandes


dimensiones que busca profundizar la legislación atinente a la materia
de familia y niñez, con el objetivo de superar los vacíos, lagunas,
contradicciones y la dispersión legislativa en esta materia. Busca
también adecuar tal legislación a los instrumentos internacionales de
los cuales Honduras es signatario. Entre los actores que integran esa
iniciativa están la Corte Suprema de Justicia, el Congreso Nacional, el
Comisionado Nacional de Derechos Humanos y la Secretaría de Estado
en los Despachos de Gobernación y Justicia.

Se construye un Plan Nacional de Atención a la Niñez y la Adolescencia,


programado a ser ejecutado en el período de 2002-2010.
Recientemente fueron convocados sectores gubernamentales, la
sociedad civil y organizaciones no gubernamentales a efecto de revisar
el referido Plan y mejorar la elaboración de las acciones que se llevan a
cabo en el país a favor del sector de la niñez y la adolescencia. Una de
las grandes recomendaciones va dirigida a la inclusión de un nuevo
capítulo sobre la violencia contra los niños, niñas y adolescentes, en el
cual se incorporan apartados de maltrato infantil, abuso sexual, y sobre
maras o pandillas.

Otro esfuerzo del Estado fue la intervención del Instituto Hondureño de


la Niñez y la Familia (IHNFA) que motivó la conformación de una
Comisión Interventora para diagnosticar la realidad de este Instituto, de
la cual la perito fue parte desde agosto de 2003 hasta septiembre de
2004. Esta Comisión Interventora elaboró el Diagnóstico Situacional
sobre el escenario institucional del IHNFA y sugirió estrategias para
lograr el respeto absoluto al interés superior del niño y la niña. Como
resultado, el Estado amplió el período de nombramiento de la Comisión
Interventora, tiempo en el cual se ejecutaron una serie de acciones
para asegurar la protección de los menores en situación de riesgo social
y en conflicto con la ley, con base en la legislación nacional y los
instrumentos internacionales en materia de niñez y adolescencia.

194
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Asimismo, se logró establecer un acercamiento con todos los sectores


de la sociedad civil y organizaciones no gubernamentales para analizar
la situación del IHNFA y para conocer tanto el trabajo realizado por el
Estado como por estos sectores.

El Estado demuestra voluntad en readecuar los presupuestos nacionales


a efecto de que se asignen los recursos suficientes para atender las
necesidades de la población infantil y adolescente en condición de
vulnerabilidad. Las instituciones con responsabilidad de dirigir la
materia deben ser ubicadas en el nivel que les corresponde dada su
fundamental importancia y ser beneficiarias de los presupuestos que
demandan.

b) Ramón Antonio Romero Cantarero, asesor Presidencial en


materia de Seguridad, ex Consultor de la Comisión
Interinstitucional de Protección a la Integridad Moral y Física de la
Niñez

El fenómeno de la muerte violenta de niños y niñas tiene múltiples


causas, pudiendo señalarse, con base en resultados de las
investigaciones de la Unidad Especial de Investigación de Muertes de
Menores: las muertes ocurridas al interior de las pandillas; las
producidas en conflictos entre pandillas rivales; las producidas por
enfrentamiento con la autoridad o con ciudadanos al momento en que
los pandilleros están cometiendo delitos; las que se producen por
ajusticiamientos ordenados por grupos de narcotraficantes y el crimen
organizado, y las producidas por grupos clandestinos, los cuales han sido
caracterizados por el propio ex Comisionado Nacional de Derechos
Humanos, Leo Valladares Lanza, como grupos de limpieza social
financiados por sectores nacionales no identificados, presumiblemente
formados por delincuentes, militares, ex-militares, policías y ex–
policías.

Desde 1986 hasta 2002 murieron violentamente y en condiciones no


esclarecidas aproximadamente 700 niños y niñas, conclusión basada en
las hojas de levantamiento de cadáveres del Departamento de Medicina
Forense del Ministerio Público y de la DGIC, que brindan la información

195
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

más fidedigna. Lo anterior explica la diferencia entre las cifras del


Estado en comparación con los números presentados por organizaciones
no gubernamentales que tienen como fuente la imprecisa información
publicada en los diarios nacionales. Las muertes interpandillas
constituyen aproximadamente el 60% de los casos; la acción del crimen
organizado y el narcotráfico ocasiona más del 30% de dichas muertes y
un 8% es atribuido a grupos particulares clandestinos de “limpieza
social”. Las investigaciones también han establecido que entre los
presuntos culpables figuran policías vinculados a grupos particulares y
clandestinos de “limpieza social”, procediéndose de inmediato a su
enjuiciamiento penal. Los resultados de las distintas acciones tienden a
ser evidentes y decisivos en el mediano y largo plazo, aunque ya existen
valiosos resultados de corto plazo.

Ha sido una preocupación del Estado investigar los casos de muerte de


menores y acabar con cualquier forma de impunidad. El Presidente de
la República ha reconocido ante la comunidad nacional e internacional
que en Honduras está sucediendo el fenómeno de muerte violenta de
jóvenes, muchos de ellos vinculados a pandillas, así como su
compromiso con la investigación.

El Estado ha adoptado diversas medidas para la prevención de la muerte


de menores y la violencia relacionada con las pandillas: la creación del
Programa Nacional de Prevención, Rehabilitación y Reinserción Social
de personas vinculadas a pandillas; la intervención y reestructuración
del IHNFA; la gestión de cooperación internacional para la ejecución de
proyectos de readecuación metodológica y de infraestructura social de
los centros de internamiento de niños y niñas bajo la responsabilidad
del IHNFA; el ofrecimiento de oportunidades a más de 600 niños y niñas
de la calle o en situación de riesgo para ser atendidos en instituciones
de España y un número mayor que es atendido nacionalmente, así como
a más de un millón de niños beneficiados por el Programa de Merienda
Escolar; la readecuación de la infraestructura de los centros penales, y
la ejecución de programas de rehabilitación y remoción de tatuajes en
las granjas penales y en algunos centros penitenciarios.

196
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

c) Ricardo Rolando Díaz Martínez, supervisor general de la


Secretaría de Seguridad, asignado a cargo de la Unidad Especial
de Investigación de Muerte de Menores

La Unidad Especial de Investigación de Muertes de Menores tiene por


función investigar todos los casos de muertes de personas menores de
21 años de edad con características o patrones considerados como
ejecuciones. El equipo tiene a cargo alrededor de 1,016 expedientes
asignados de homicidios, dentro de los cuales un promedio de 186 han
sido remitidos a los Fiscales del Ministerio Público.

Informes mensuales con los resultados de las actividades investigativas


son rendidos a la Comisión Interinstitucional de Protección a la Niñez y
la Infancia, órgano superior a la Unidad Especial. Mediante la
cooperación con organizaciones no-gubernamentales se ha logrado
establecer algún tipo de protección testifical a declarantes o personal
conocedores de hechos violentos. Asimismo, se ha logrado establecer
mecanismos transparentes de información referente a las actividades
investigativas que se realizan.

B) VALORACIÓN DE LA PRUEBA
Valoración de la Prueba Documental

80. En este caso, como en otros9, el Tribunal admite el valor


probatorio de los documentos presentados oportunamente por las
partes o solicitadas como prueba para mejor resolver de
conformidad con el artículo 45 de su Reglamento, que no fueron

9
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 48; Caso de las Masacres de Ituango, supra
nota 3, párr. 112; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 65.

197
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

controvertidos ni objetados, y cuya autenticidad no fue puesta en


duda.

80. La Corte agrega al acervo probatorio, de conformidad con el


artículo 45.1 del Reglamento y por estimarlos útiles para resolver
este caso, los documentos aportados por los representantes como
anexos a sus alegatos finales escritos (supra párr. 25), y los
documentos aportados por el perito Leo Valladares Lanza como
anexos a su dictamen (supra párr. 22).

80. En aplicación de lo dispuesto en el artículo 45.1 del Reglamento, la


Corte incorpora al acervo probatorio del caso los documentos
presentados por los representantes que corresponden a parte de
los documentos requeridos por el Tribunal como prueba para mejor
resolver (supra párrs. 29 y 31). El Estado presentó también parte
de la prueba para mejor resolver solicitada (supra párr. 29).

80. La Corte agrega los siguientes documentos al acervo probatorio, en


aplicación del artículo 45.1 del Reglamento, por considerarlos
útiles para la resolución de este caso se agregan al acervo
probatorio algunos documentos que no fueron presentados por los
representantes en el momento procesal oportuno, a saber: parte
del expediente judicial interno que corresponde a los folios 502 a
569; oficio del Juzgado de Letras Penal de la Sección Judicial de
Tegucigalpa, Departamento de Francisco Morazán, dirigido a la
señora Presidenta de la Corte Suprema de Justicia de Honduras, de
26 de mayo de 2006; certificación de acta de nacimiento de
Diomedes Tito Casildo García, No. 0201-1940-00277, emitida por el
Registro Nacional de las Personas, Registro Civil Municipal, el 19 de
junio de 2006; certificación de acta de nacimiento de Andrea
Sánchez Loredo, No. 0201-1935-00149, emitida por el Registro
Nacional de las Personas, Registro Civil Municipal, el 19 de junio de
2006; certificación de acta de defunción de Andrea Sánchez
Loredo, No. 0107-1985-00206, emitida por el Registro Nacional de
las Personas, Registro Civil Municipal el 20 de junio de 2006;
certificación de acta de nacimiento de Ester Patricia García

198
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Sánchez, No. 0801-1979-08582, emitida por el Registro Nacional de


las Personas, Registro Civil Municipal, el 19 de junio de 2006;
certificación de acta de nacimiento de Jorge Moisés García
Sánchez, No. 0801-1976-09742, emitida por el Registro Nacional de
las Personas, Registro Civil Municipal, el 19 de junio de 2006; y
certificación de acta de nacimiento de Fidelia Sarahí García
Sánchez, No. 0801-1977-07721, emitida por el Registro Nacional de
las Personas, Registro Civil Municipal, el 19 de junio de 2006.
Asimismo, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 45.1 del
Reglamento, la Corte agrega al acervo probatorio algunos
documentos que, si bien fueron presentados extemporáneamente
por el Estado como anexos a su escrito de alegatos finales (supra
párr. 26 e infra párr. 49), el Tribunal considera que aportan
elementos y son útiles para la resolución del presente caso, a
saber: Diagnóstico de la Criminalidad en Honduras (Resumen
Ejecutivo), Comisionado Nacional de los Derechos Humanos de
Honduras, UNDP; Compendio de acuerdos 2000-2003, Comisión
Interinstitucional de Justicia Penal (CIJP), Agencia Española de
Cooperación Internacional (AECI), Proyecto de Fortalecimiento del
Poder Judicial de Honduras. Tegucigalpa M.D.C., Honduras. Mayo
2004; Informe sobre los avances en los procedimientos legales y de
investigación de muertes de niños y jóvenes en Honduras de 25 de
agosto de 2003. Secretaría de Estado en los Despachos de
Gobernación y Justicia, Tegucigalpa M.D.C., Honduras; Informe
sobre los avances en los procedimientos legales y de investigación
de muertes de niños y jóvenes en Honduras de 25 de febrero de
2004, Secretaría de Estado en los Despachos de Gobernación y
Justicia, Tegucigalpa M.D.C, Honduras; Informe sobre los avances
en los procedimientos legales y de investigación de muertes de
niños y jóvenes en Honduras de 25 de agosto de 2003, Secretaría
de Estado en los Despachos de Gobernación y Justicia, Tegucigalpa
M.D.C, Honduras; Estadísticas a nivel nacional. Publicado entre
julio de 2003 y octubre de 2005 y Estadísticas a nivel nacional.
Publicado entre julio de 2003 y enero de 2006. Unidad Especial de
Investigación de Muertes de Menores; Informe de sentencias
condenatorias en muertes violentas de niños y niñas. Ministerio
Público; Listados de participantes y materiales de capacitación de

199
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Talleres de identificación de maras y tatuajes; y Estadísticas a


nivel nacional junio de 2003 hasta enero del 2006. Unidad Especial
de Investigación de Muertes de Menores. Por último, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 45.1 del Reglamento,
la Corte agrega como prueba para mejor resolver el documento
“Los derechos civiles y políticos, en particular las cuestiones
relacionadas con las desapariciones y las ejecuciones sumarias.
Ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias”. Informe de la
Relatora Especial, Sra. Asma Jahangir, presentado en cumplimiento
de la Resolución 2002/36 de la Comisión de Derechos Humanos.
Adición. Misión a Honduras. E/CN.4/2003/3/Add.2. 14 de junio de
2002.
80. Respecto de las declaraciones rendidas ante notario público
(affidávit) por los peritos Ramón Antonio Romero Cantarero,
Ricardo Rolando Díaz Martínez y Nora Suyapa Urbina Pineda (supra
párr. 23), la Comisión indicó que concuerda con la observación
hecha en su momento por los representantes, en el sentido de que
dichas personas eran funcionarios públicos, y que por razón de su
puesto podían tener una motivación que permite cuestionar su
caracterización como peritos. En cuanto a las observaciones
específicas, la Comisión señaló que el señor Ricardo Rolando Díaz
Martínez, Supervisor General de la Secretaría de Seguridad,
asignado a cargo de la Unidad Especial de Investigación de Muertes
de Menores desde mayo de 2003, rindió su declaración “desde el
punto de vista de persona interesada en probar la efectividad de
medidas adoptadas por el Estado respecto de algunos elementos
sustantivos”. Igualmente, manifestó que el señor Romero
Cantarero rindió declaración respecto a “asuntos que estaban a su
cargo [como Consultor o Asesor Presidencial]” y que la señora
Urbina Pineda rindió declaración sobre “el descargo de su labor de
Fiscal Especial de la Niñez”. En consecuencia, la Comisión
concluyó que las tres declaraciones “carecen de las características
de imparcialidad que son necesarias para fundamentar la recepción
de una opinión en calidad de pericia”.
80. Al respecto, en primer lugar, la Corte observa que, pese a que
se requirió reiteradamente a Ramón Antonio Romero Cantarero,
Ricardo Rolando Díaz Martínez y Nora Suyapa Urbina Pineda, por

200
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

intermedio del Estado, la presentación de información de si se


encontraban comprendidos en alguna de las causales descritas en
el artículo 50 del Reglamento en relación con el artículo 19.1 del
Estatuto y si tuvieron participación directa en este caso, ésta no
fue presentada. En ese sentido, este Tribunal llama la atención al
Estado que al haber propuesto a dichas personas como peritos,
quienes por su intermedio debían remitir la información requerida,
debió hacer las diligencias pertinentes para allegar a la Corte dicha
información, para que el Tribunal pudiera contar con ésta 10.

80. En segundo lugar, en lo que se refiere propiamente a las


declaraciones rendidas ante notario público por los peritos Ramón
Antonio Romero Cantarero (supra párr. 37.3.b) y Ricardo Rolando
Díaz Martínez (supra párr. 37.3.c), tomando en cuenta las
observaciones de la Comisión, esta Corte las admite dentro del
conjunto del acervo probatorio, de acuerdo a los principios de la
sana crítica.

80. En lo que se refiere a la declaración rendida ante notario


público por la señora Nora Suyapa Urbina Pineda, la misma fue
presentada extemporáneamente, el 16 de enero de 2006 (supra
párr. 23), es decir, once días después del plazo fijado para
hacerlo, por lo que este Tribunal no la admite dentro del acervo
probatorio.

80. En lo que se refiere a las declaraciones autenticadas rendidas por


los peritos Leo Valladares Lanza (supra párr. 37.1.a), ofrecido por
la Comisión; Reina Auxiliadora Rivera Joya (supra párr. 37.2.a) y
Carlos Tiffer Sotomayor (supra párr. 37.2.b), ofrecidos por los
representantes, y el dictamen rendido ante notario público
(affidávit) por Lolis María Salas Montes (supra párr. 37.3.a),
propuesta por el Estado, esta Corte admite los peritajes, y los

10
Cfr. Caso de la Comunidad Indígena Sawhoyamaxa. Sentencia de 29 de marzo de 2006.
Serie C No. 146, párr. 48; Caso de la Masacre de Pueblo Bello. Sentencia de 31 de enero de 2006.
Serie C No. 140, párr. 77; y Caso Gómez Palomino. Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C
No. 136, párr. 52.

201
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

valora en el conjunto del acervo probatorio de acuerdo a la sana


crítica. Cabe mencionar que el Tribunal ha admitido en otras
ocasiones declaraciones juradas que no fueron rendidas ante
fedatario público, cuando no se afecta la seguridad jurídica y el
equilibrio procesal entre las partes 11.

80. Por otra parte, mediante la Resolución de 24 de noviembre de


2005, la Corte requirió a la Comisión Interamericana, a los
representantes y al Estado la presentación de los alegatos finales
escritos, a más tardar el 23 de enero de 2006 (supra párr. 20).
Tanto la Comisión como los representantes remitieron los referidos
alegatos finales en la fecha indicada (supra párr. 25). El Estado,
por su parte, presentó su escrito de alegatos finales junto con sus
anexos el 24 de febrero de 2006 (supra párr. 26).

80. Al respecto, el 13 de marzo de 2006 la Comisión y los


representantes presentaron sus observaciones en relación con la
presentación de dicho escrito del Estado. La Comisión indicó que
la remisión de los alegatos finales del Estado y sus anexos fue
extemporánea y que su admisión atentaría contra la igualdad entre
las partes en el procedimiento ante la Corte. Por su parte, los
representantes solicitaron a la Corte que “no admita los alegatos
finales presentados por el […] Estado […], por haber sido
presentados de forma extemporánea y haberse afectado el
equilibrio procesal” de las partes. Sin embargo, también indicaron
que en la sección titulada “Contenido y alcances del Allanamiento
Parcial del Estado”, Honduras brinda “luces acerca del alcance de
la aceptación de responsabilidad internacional del Estado, que
hasta el momento no estaba claro[, y que] pareciera indicar que su
allanamiento abarca todos aquellos puntos de este litigio que no se
refieren a la existencia de un patrón de ejecuciones extrajudiciales
de niños, niñas y adolescentes tolerado o fomentado por el
Estado”, y solicitaron que la Corte “se pronuncie favorablemente

11
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 52; Caso de las Masacres de Ituango, supra
nota 3, párr. 114; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 66.

202
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

al allanamiento presentado [por el Estado] en los términos


descritos”.

80. Dado que el Estado presentó su escrito de alegatos finales junto


con sus anexos extemporáneamente, este Tribunal no los admite.
No obstante, esta Corte no puede dejar de observar que en el
mencionado escrito el Estado se manifestó sobre el alcance de su
reconocimiento de responsabilidad, al ampliar y precisar los
términos de éste en relación con las violaciones alegadas por la
Comisión y los representantes. A este respecto, dado que el
Estado puede allanarse en cualquier etapa del procedimiento 12,
este Tribunal considera que no puede excluir o limitar el efecto de
lo manifestado por el Estado respecto a su allanamiento. En
consecuencia, esta Corte considerará lo expresado por el Estado
respecto del allanamiento en el escrito de referencia.

80. En cuanto a los documentos de prensa presentados por las partes,


este Tribunal considera que podrían ser apreciados cuando recojan
hechos públicos y notorios o declaraciones de funcionarios del
Estado, o cuando corroboren aspectos relacionados con el caso 13.

12
Cfr. Caso de la Masacre de Mapiripán. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C
No. 134, párr. 66; y Caso Mack Chang. Sentencia de 25 de noviembre de 2003. Serie C No. 101,
párr. 108.
13
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 55; Caso de las Masacres de Ituango, supra
nota 3, párr. 122; y Caso Palamara Iribarne. Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No.
135, párr. 60.

203
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

VI
RECONOCIMIENTO DE RESPONSABILIDAD
INTERNACIONAL
80. El artículo 53.2 del Reglamento establece que

a. [s]i el demandado comunicare a la Corte su allanamiento a


las pretensiones de la parte demandante y a las de los
representantes de las presuntas víctimas, sus familiares o
representantes, la Corte, oído el parecer de las partes en
el caso, resolverá sobre la procedencia del allanamiento y
sus efectos jurídicos. En este supuesto, la Corte procederá
a determinar, cuando fuere el caso, las reparaciones y
costas correspondientes.

80. La Corte Interamericana, en ejercicio de su función contenciosa,


aplica e interpreta la Convención Americana y, cuando un caso ya
ha sido sometido a su jurisdicción, es la facultada para declarar la
responsabilidad internacional de un Estado Parte en la Convención
por violación a sus disposiciones14.

80. El Tribunal, en el uso de sus funciones jurisdiccionales de tutela


internacional de los derechos humanos, podrá determinar si un
reconocimiento de responsabilidad internacional efectuado por un
Estado demandado ofrece una base suficiente, en los términos de

14
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 61; Caso de las Masacres de Ituango, supra
nota 3, párr. 57; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 37.

204
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

la Convención Americana, para continuar o no con el conocimiento


del fondo y la determinación de las eventuales reparaciones y
costas. Para estos efectos, la Corte analizará la situación
planteada en cada caso concreto15.

80. El Estado en la contestación de la demanda indicó que

no contiende los hechos relacionados en los párrafos 27 al 106


de la demanda [… de] la Comisión Interamericana […], así como
tampoco contiende las alegaciones referentes a estos mismos
hechos presentados por [… los] representantes, [… ya] que los
mismos se encuentran debidamente fundamentados y
comprobados. Consecuentemente, el Estado […] acepta la
comisión de actos de parte de individuos que, no obstante
desembocaron en las violaciones alegadas por la […] Comisión y
[…] [los representantes] en cuanto a las [presuntas] víctimas y
sus familiares, pero rechaza que las mismas se hallan dado
dentro de un contexto de violación sistemática de los derechos
humanos tolerada por el Estado.

[…]

[…E]l Estado […] se allana a las partes de la demanda que


tienen relación con estos lamentables hechos, aceptando las
medidas de reparación propuestas por los demandantes y
comprometiéndose a darle cumplimiento en el menor tiempo
posible a lo que esa […] Corte tenga a bien ordenar sobre este
aspecto. El Estado […] NO se allana a las partes contenidas en
los alegatos de la […] Comisión […] y […los] representantes que
señalan la existencia de un contexto de supuesta violación
sistemática de los derechos humanos tolerado y
consentido por el mismo.

15
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros. Sentencia de 5 de julio de 2006. Serie C No. 150,
párr. 39; Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 62; y Caso de las Masacres de Ituango, supra
nota 3, párr. 58.

205
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

80. Al referirse al reconocimiento de responsabilidad, el Estado,


inter alia:

a) reconoció, en cuanto a la violación del artículo 7 de la Convención,


que: i) Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis Betancourth
Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed García Sánchez
fueron detenidos sin orden de captura, y ninguno de ellos fue
sorprendido in fraganti en la comisión de un delito, por lo que al
detenerlos con violencia excesiva y sin razón justificada se violó el
artículo 7.2 y 7.3 de la Convención; ii) no informó a los padres de los
menores Servellón García y Betancourth Vásquez sobre su detención,
pese a que existía la obligación especial de hacerlo, ni a los
familiares de Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed García Sánchez,
en violación del artículo 7.4 de la Convención; iii) las presuntas
víctimas no fueron puestas en libertad a pesar de que la Juez de
Policía dictó una resolución que lo disponía, quedando detenidas
clandestinamente, ya que estas aparecían en el listado de las
personas liberadas el 16 de septiembre de 1995, y que dicha Juez
tampoco se aseguró que se hiciera efectiva la mencionada
resolución, en violación del artículo artículo 7.5 de la Convención;
iv) los menores Servellón García y Betancourth Vásquez no fueron
separados de los adultos al momento de su detención y su
permanencia en la celdas de la policía, lo que los expuso a
circunstancias perjudiciales para los menores de edad, ni se
adoptaron medidas para que los niños tuvieran contacto con sus
familiares o que un juez de menores revisara la legalidad de su
detención, y v) al estar detenidas clandestinamente, a las presuntas
víctimas se les privó de su derecho de hacer uso de un recurso
sencillo y efectivo para garantizar su libertad (hábeas corpus), en
violación del artículo 7.6 de la Convención;
b) reconoció la violación del artículo 4 de la Convención, en perjuicio
de las cuatro presuntas víctimas, ya que se ocasionó su muerte y el
hecho ocurrió mientras se encontraban bajo la custodia de agentes
del Estado;
c) reconoció la violación del artículo 5 de la Convención, en perjuicio
de las cuatro presuntas víctimas, por las torturas y tratos crueles,
inhumanos y degradantes a que fueron sometidas, como lo demostró

206
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

la evidencia física al momento de hacer el levantamiento de los


cadáveres;
d) reconoció la violación de los artículos 8 y 25 de la Convención, ya
que en la forma en que se desarrollaron los hechos no fue posible
permitir a los cuatro detenidos y posteriormente asesinados una
protección efectiva a través del recurso de hábeas corpus. En
cuanto al “indulto” que supuestamente concedió la Juez de Policía
Roxana Sierra, tal y como el Estado lo ha sostenido, lo que hubo fue
“una mala utilización del término” por parte de los funcionarios
policiales;
e) reconoció que los resultados producidos en la investigación no han
sido hasta ahora adecuados y que, por lo tanto, se han violado por
omisión los artículos 8 y 25 de la Convención, en perjuicio de los
familiares de las presuntas víctimas, pero rechazó que no haya
habido investigación de los hechos, y
f) reconoció haber violado los derechos señalados, ya que “aún no ha
habido una sanción adecuada de los perpetradores [del] crimen”.

80. En sus observaciones al allanamiento del Estado, la Comisión


indicó, inter alia, que

a) ha cesado la controversia sobre los hechos descritos en los párrafos


27 a 106 de la demanda, así como sobre las alegaciones que respecto
a éstos realizaron los representantes en el escrito de solicitudes y
argumentos, con excepción del contexto en que los hechos se
produjeron descrito en los párrafos 23 a 26 de la demanda. En
cuanto a los hechos no reconocidos por el Estado referentes al
supuesto contexto de violencia en que ocurrieron éstos, la Comisión
señaló que la prueba que ofreció oportunamente demuestra un
contexto de violencia e impunidad, y que la verificación del
contexto es fundamental para calificar las violaciones por las que el
Estado ha asumido responsabilidad y, en especial, para definir las
reparaciones cuya ejecución resulta imperativa para garantizar la
prevención de violaciones similares;

b) el Estado reconoció la violación de los artículos de la Convención


alegados por la Comisión en su demanda, pero formuló algunas

207
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

consideraciones sobre el modo en que, en su opinión, se perpetraron


dichas violaciones. Por ello, la Comisión considera que los hechos y
razones en que el Estado funda dicho reconocimiento no
corresponden íntegramente a los alegatos por ella expuestos. En ese
sentido, la Comisión señaló que en el presente caso se ha
configurado una situación de impunidad, ya que a más de “nueve”
años de ocurridos los hechos no se ha individualizado, ni sancionado
mediante sentencia firme y ejecutoriada, a los responsables de las
ejecuciones extrajudiciales y torturas de las cuatro presuntas
víctimas. Sin embargo, el Estado, al referirse al petitorio de la
demanda, indicó que “no puede hablarse de impunidad en estos
casos, de una forma concluyente y definitiva”, por lo que la
Comisión considera que esa afirmación “no se compadece con las
realidades probadas en el caso […]”.

c) el reconocimiento de responsabilidad estatal incluye una aceptación


general de la obligación de reparar a la presuntas víctimas y sus
familiares, y

d) valora el reconocimiento de responsabilidad parcial hecho por el


Estado.

80. Por último, la Comisión solicitó a la Corte que admita la


aceptación de hechos, así como el reconocimiento parcial de
responsabilidad internacional efectuada por el Estado, y que en la
sentencia la Corte detalle los hechos y las consideraciones de
derecho que sustentan las violaciones reconocidas por el Estado.

80. Por su parte en sus observaciones al allanamiento efectuado por


el Estado, los representantes reconocieron “la buena voluntad
manifestada por el Estado […] al no contender los hechos expuestos
en la demanda […] y en [el escrito de solicitudes y argumentos] „en
virtud de que los mismos se encuentran debidamente fundamentados
y comprobados´ y al aceptar las medidas de reparación propuestas
por ambas partes”. Sin embargo, señalaron que

208
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

a. los términos en los que [el Estado] […] realiz[ó] el mencionado


allanamiento no son claros, pues parecen indicar que el Estado
acepta su responsabilidad internacional por todas las
violaciones alegadas a raíz de los hechos que acepta como
ciertos, pero [… del] apartado titulado “SOBRE LOS DERECHOS
DE LA CONVENCION AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS
QUE LA COMISION Y LOS PETICIONARIOS CONSIDERAN QUE SE
HAN VIOLENTADO EN EL PRESENTE CASO”, se desprende que el
Estado no está aceptando todas las violaciones denunciadas.

b. Además, el Estado niega la existencia de un patrón de


“limpieza social” en Honduras.

80. Adicionalmente, los representantes indicaron, inter alia, que el


Estado: no se refirió a su responsabilidad por no haber notificado a
las presuntas víctimas sobre las razones de su detención (artículo 7.4
de la Convención), y sólo se refirió a la violación del derecho de
control judicial de las presuntas víctimas menores de edad, no así de
las mayores, quienes no fueron remitidas ante un juez imparcial e
independiente, sino ante un juez de policía (artículo 7.5 de la
Convención). Según los representantes, el Estado tampoco se refirió
a la violación de los artículos 5.5 y 19 de la Convención, en perjuicio
de las presuntas víctimas menores de edad, por haber sido detenidas
junto con adultos y por la omisión de adoptar medidas de protección
especial en relación con éstas, y ni a la violación del artículo 5 de la
Convención, en perjuicio de los familiares de las presuntas víctimas.
Los representantes alegaron que el Estado no reconoció su
responsabilidad por la violación del derecho de las presuntas
víctimas a ser oídas en un plazo razonable (artículo 8.1 de la
Convención), ni se refirió a la violación del principio de presunción
de inocencia de las presuntas víctimas (artículo 8.2 de la
Convención). Igualmente, el Estado omitió referirse a su
responsabilidad por la violación del derecho de la verdad de los
familiares de las presuntas víctimas y de la sociedad hondureña en
general (artículos 8, 13, 25 y 1.1 de la Convención).

209
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

80. Posteriormente, el Estado señaló que si bien el reconocimiento


de los hechos fue acompañado de un detalle de los derechos de la
Convención Americana que reconoció que han sido violados en el
presente caso, debido al interés de los demandantes de una
aclaración sobre el alcance del allanamiento, manifestó que
reconoció:

a) expresamente en la contestación de la demanda la violación del


artículo 7 incisos 1, 2, 3, 4, 5 y 6 (Derecho a la Libertad Personal) de
la Convención, y aclaró que dicha trasgresión lo era en concordancia
con el artículo 1.1 de este tratado, y que la violación del artículo 7.6
de la Convención lo era a su vez en relación con los artículos 25 y 1.1
de la misma;
b) expresamente la violación del artículo 5 (Derecho a la
Integridad Personal) de la Convención, y aclaró que reconocía dicha
violación en los términos de los incisos 1 y 2 del citado artículo, y
siempre en relación con el artículo 1.1 de ese instrumento;
c) expresamente su responsabilidad por la violación del artículo 4
(Derecho a la Vida) de la Convención, y aclaró que este
reconocimiento se hacía en conexión con el artículo 1.1 de ese
tratado;
d) expresamente en la contestación de la demanda la violación de
los artículos 8 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección Judicial) de la
Convención respecto a Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis
Betancourt Vásquez, Diomedes Obed García Sánchez y Orlando Alvarez
Ríos, y aclaró que reconocía dicha violación en los términos de los
incisos 1 y 2 del artículo 8 y el inciso 1 del artículo 25 de la
Convención, y en relación con el artículo 1.1 de ese tratado, y
e) su responsabilidad por la violación de los artículos 19 (Derechos
del Niño), 5.5 y 7.5 de la Convención Americana, en conexión con el
artículo 1.1 de la misma, respecto de los menores Marco Antonio
Servellón García y Rony Alexis Betancourth Vásquez, ya que dicho
reconocimiento fue omitido en su escrito de contestación de la
demanda.

*
210
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

* *

80. Con base en los hechos establecidos, las pruebas presentadas en


el presente caso, así como lo alegado por las partes, la Corte
procederá a determinar el alcance y efectos jurídicos del
reconocimiento de responsabilidad internacional efectuado por el
Estado (supra párrs. 16, 54, 55 y 60), en el marco de la
responsabilidad estatal generada por violaciones a la Convención
Americana. Para dichos efectos analizará el referido reconocimiento
de responsabilidad bajo tres aspectos: 1) en cuanto a los hechos; 2)
en cuanto al derecho, y 3) en cuanto a las reparaciones.

1) En cuanto a los hechos

80. En atención al reconocimiento de responsabilidad efectuado por


el Estado, el Tribunal considera que ha cesado la controversia sobre
los hechos contenidos en los párrafos 27 a 106 de la demanda
interpuesta por la Comisión Interamericana en el presente caso
(supra párr. 11). Sin embargo, el Estado señaló que no es cierto que
no ha habido investigación y que en el caso no se puede hablar de
una impunidad concluyente y definitiva.

80. En consecuencia, la Corte considera pertinente abrir un capítulo


acerca de los hechos del presente caso, que abarque tanto los
hechos reconocidos por el Estado como los que resulten probados del
conjunto de elementos que obran en el expediente.

2) En cuanto a las pretensiones de derecho

80. En atención al reconocimiento de responsabilidad efectuado por


el Estado (supra párrs. 16, 54, 55 y 60), la Corte ha tenido por
establecidos los hechos que se refieren a los párrafos 79.1 a 79.60 de
esta Sentencia y, con base en ellos y ponderando las circunstancias
del caso, procede a precisar las distintas violaciones encontradas a
los artículos alegados.

211
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

80. La Corte considera que es pertinente admitir el reconocimiento


de responsabilidad internacional efectuado por el Estado por la
alegada violación de los derechos consagrados en los artículos 4.1
(Derecho a la Vida); 5.1 y 5.2 (Derecho a la Integridad Personal);
7.1, 7.2, 7.3, 7.4, 7.5 y 7.6 (Derecho a la Libertad Personal), 8.1 y
8.2 (Garantías Judiciales) y 25.1 (Protección Judicial) de la
Convención Americana, en perjuicio de Marco Antonio Servellón
García, Rony Alexis Betancourth Vásquez, Diomedes Obed García
Sánchez y Orlando Álvarez Ríos, así como la violación de los artículos
5.5 (Derecho a la Integridad Personal), 7.5 (Derecho a la Libertad
Personal) y 19 (Derechos del Niño) de la Convención, en perjuicio de
los menores Marco Antonio Servellón García y Rony Alexis
Betancourth Vásquez.

80. Además, este Tribunal admite el reconocimiento de


responsabilidad internacional realizado por el Estado en relación con
la alegada violación de los derechos consagrados en los artículos 8
(Garantías Judiciales) y 25 (Protección Judicial) de la Convención
Americana, en perjuicio de los familiares de Marco Antonio Servellón
García, Rony Alexis Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y
Diomedes Obed García Sánchez.

80. No obstante, la Corte observa que el Estado no se refirió en su


allanamiento a la alegada violación del artículo 5 de la Convención,
en perjuicio de los familiares de las presuntas víctimas.

3) En cuanto a las reparaciones

80. En la contestación de la demanda el Estado manifestó que “se


allana[ba] a las partes de la demanda que tienen relación con estos
lamentables hechos, aceptando las medidas de reparación
propuestas por los demandantes y comprometiéndose a darle fiel
cumplimiento en el menor tiempo posible a lo que [la…] Corte tenga
a bien ordenar sobre este aspecto […]”. Sin embargo, el Estado hizo
a su vez consideraciones respecto de la implementación de algunas
de las medidas solicitadas por la Comisión y los representantes, al
afirmar, por ejemplo, que “el Ministerio Público continua

212
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

desarrollando esfuerzos importantes para la persecución y sanción


de los autores materiales e intelectuales de la detención y muerte
[de las presuntas víctimas]”, y que ha elaborado el Plan Nacional de
Atención a la Niñez y la Adolescencia 2002-2010, el que deberá
servir como un documento marco para las políticas públicas en el
Estado.

80. Al respecto, la Comisión Interamericana señaló que el Estado


realiza varias afirmaciones, que “si bien demuestran una apreciable
manifestación de [éste] de reparar a los familiares de las [presuntas]
víctimas, no constituyen un allanamiento a las pretensiones por ellos
presentadas a la Corte” y señaló que “los familiares de las
[presuntas] víctimas concretaron en una forma muy detallada sus
peticiones por diversos rubros en su escrito de solicitudes [y]
argumentos […]”. Asimismo, la Comisión indicó que el Estado,
cuando se refirió al petitorio de la demanda, “realizó argumentos
que parecen destinados a controvertir las medidas solicitadas, con
diversos matices. Es por esta razón que la Comisión consider[ó] que
no puede hablarse propiamente de allanamiento en el presente
caso, dado que el Estado ha aceptado sólo parcialmente las
pretensiones de la Comisión y de los representantes de las
[presuntas] víctimas y sus familiares.”

80. Los representantes manifestaron que “si bien el Estado se ha


allanado a las reparaciones, es importante que se considere que los
argumentos esgrimidos en la materia no satisfacen la totalidad de
las reparaciones solicitadas.” Agregaron que “las consideraciones
hechas por el […] Estado en relación con las medidas por él
adoptadas, se refieren sólo a algunas de las reparaciones
desarrolladas por la Comisión y por [esa] representación, pero que
no agotan la totalidad de las reparaciones.”

80. De lo expuesto, la Corte entiende que las observaciones de


Honduras respecto a las medidas de no repetición o de satisfacción
solicitadas por la Comisión y los representantes, tienen por objeto
demostrar que el Estado está realizando esfuerzos para
implementarlas, y que las observaciones son consecuentes con lo

213
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

manifestado por el Estado en el sentido de que “acepta[ba] las


medidas de reparación propuestas […]”. Sin embargo, dado que
tanto la Comisión como los representantes disienten en algunos
aspectos relativos a esas medidas, en particular, en relación con su
implementación o efectividad, esta Corte considera pronunciarse
oportunamente sobre esta materia (infra párrs. 186 a 203).

C) La extensión de la controversia subsistente

80. El artículo 38.2 del Reglamento dispone que

a. [e]l demandado deberá declarar en su contestación si


acepta los hechos y las pretensiones o si los contradice, y
la Corte podrá considerar como aceptados aquellos
hechos que no hayan sido expresamente negados y las
pretensiones que no hayan sido expresamente
controvertidas.

80. El Tribunal ha señalado anteriormente que, de conformidad con


el citado artículo 38.2 del Reglamento, la Corte tiene la facultad de
considerar aceptados los hechos que no hayan sido expresamente
negados y las pretensiones que no hayan sido expresamente
controvertidas. Sin embargo, no es una obligación del Tribunal
hacerlo en todos los casos en los cuales se presenta una situación
similar. Por ello, en ejercicio de su responsabilidad de protección
de los derechos humanos, la Corte determinará en cada caso
particular la necesidad de efectuar consideraciones de derecho y de
tener por establecidos los hechos, ya sea como fueron presentados
por las partes, valorando los elementos del acervo probatorio, o
como mejor se desprenda de dicho análisis16.

80. Con base en las consideraciones anteriores, este


Tribunal otorga plenos efectos al reconocimiento parcial de
responsabilidad (supra párrs. 16, 54, 55 y 60). No obstante, la Corte

16
Cfr. Acosta Calderón. Sentencia de 24 de junio de 2005. Serie C No. 129, párr. 37; y
Caso Caesar. Sentencia de 11 de marzo de 2005. Serie C No. 123, párr. 38.

214
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

reconoce que subsiste una controversia en relación a algunas de las


violaciones alegadas.

80. Conforme a los términos en que se han manifestado las partes,


la Corte considera que subsiste la controversia en cuanto a que:

a) el Estado rechazó que no haya habido investigación y que exista


impunidad en el presente caso, pese a que se allanó a la violación
de los artículos 8.1 y 25.1 de la Convención, en relación con el
artículo 1.1 de ese instrumento, en perjuicio de los familiares de
Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis Betancourth
Vásquez, Diomedes Obed García Sánchez y Orlando Álvarez Ríos.
En relación con la investigación, el Estado discrepa respecto a las
razones alegadas por la Comisión y los representantes para
fundamentar la referida violación. El Estado tampoco se
pronunció sobre el alegado retardo injustificado de las
investigaciones;

b) la alegada violación del artículo 5 (Derecho a la Integridad


Personal) de la Convención, en relación con el artículo 1.1 del
mismo instrumento, en perjuicio de los familiares de Marco
Antonio Servellón García, Rony Alexis Betancourth Vásquez,
Diomedes Obed García Sánchez y Orlando Álvarez Ríos, y

c) lo referente a la determinación de las reparaciones y costas y


gastos (supra párr. 71).

80. Si bien el Estado no se pronunció en la contestación de la


demanda sobre la presunta violación del derecho a la verdad, la
Corte no estima que éste sea un derecho autónomo consagrado en
los artículos 8, 13, 25 y 1.1 de la Convención Americana, como fuera
alegado por los representantes, y por lo tanto, no se pronunciará
sobre este punto. La Corte ha señalado que el derecho a la verdad
se encuentra subsumido en el derecho de la víctima o sus familiares
a obtener de los órganos competentes del Estado el esclarecimiento

215
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

de los hechos violatorios y las responsabilidades correspondientes, a


través de la investigación y el juzgamiento 17.

80. La Corte considera que el allanamiento del Estado constituye


una contribución positiva al desarrollo de este proceso y a la
vigencia de los principios que inspiran la Convención Americana 18 en
Honduras.

80. Teniendo en cuenta las responsabilidades que le compete al


Estado de proteger los derechos humanos y dada la naturaleza del
presente caso, la Corte estima que la emisión de la presente
Sentencia, en la cual se determine la verdad de los hechos y todos
los elementos del fondo del asunto, así como las correspondientes
consecuencias constituye una forma de reparación 19, a favor de
Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis Betancourth Vásquez,
Diomedes Obed García Sánchez y Orlando Álvarez Ríos.

17
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 55; Caso Baldeón García,
supra nota 3, párr. 166; y Caso de la Masacre de Pueblo Bello, supra nota 7, párr. 219.
18
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 57; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 80; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 79.
19
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 131; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 81; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 80.

216
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

VII
HECHOS PROBADOS
79. Efectuado el examen de los elementos probatorios que constan en
el expediente del presente caso, las manifestaciones de las partes,
así como el reconocimiento de responsabilidad internacional
efectuado por el Estado, la Corte considera probados los hechos
que se detallan a continuación. La mayoría de los párrafos
contenidos en esta sección son los hechos que este Tribunal tiene
por establecidos con base en el reconocimiento de responsabilidad
efectuado por el Estado, y que corresponden a los hechos
expuestos en los párrafos 27 a 106 de la demanda presentada por
la Comisión Interamericana (supra párr. 11). Adicionalmente, la
Corte ha establecido como probados una serie de otros hechos,
principalmente relativos al procedimiento penal, de conformidad
con las pruebas aportadas por la Comisión, los representantes y el
Estado.

A) Contexto de violencia en contra de los niños y jóvenes en


Honduras: ejecuciones extrajudiciales e impunidad

79.1. A principios de los años 90, y en el marco de la respuesta


estatal de represión preventiva y armada a las pandillas juveniles,
pasa a existir un contexto de violencia ahora marcado por la
victimización de niños y jóvenes en situación de riesgo social,
identificados como delincuentes juveniles causantes del aumento
de la inseguridad pública. Las muertes de jóvenes sindicados como
involucrados con “maras” o pandillas juveniles se tornaron cada

217
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

vez más frecuentes entre 1995 y 1997. Así, por ejemplo, entre los
años 1995 a 2002, murieron violentamente al menos 904 menores 20.

79.2. Ese contexto de violencia se materializa en las ejecuciones


extrajudiciales de niños y jóvenes en situación de riesgo, por parte
tanto de agentes estatales como de terceros particulares. En ese
último caso, la violencia se da, entre otros, al interior de las
pandillas juveniles o entre pandillas rivales o como consecuencia
de la actuación de supuestos grupos clandestinos de limpieza
social21.

20
Cfr. Los derechos civiles y políticos, en particular las cuestiones relacionadas con las
desapariciones y las ejecuciones sumarias. Ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias.
Informe de la Relatora Especial, Sra. Asma Jahangir, presentado en cumplimiento de la Resolución
2002/36 de la Comisión de Derechos Humanos. Adición. Misión a Honduras. E/CN.4/2003/3/Add.2.
14 de junio de 2002; Comisionado Nacional de los Derechos Humanos de Honduras, Informe Anual
2003, Capítulo II (expediente de anexos al escrito de solicitudes y argumentos, anexo 2, folios 1927 a
1932); Informe Especial sobre muertes violentas de niños, niñas y adolescentes en Honduras.
Comisionado Nacional de los Derechos Humanos. 21 de enero de 2002 (expediente de anexos a la
demanda, anexo 10.8, folios 1575 a 1628); Las pandillas o maras en el contexto de la violencia y la
impunidad en Honduras. Casa Alianza Honduras, Equipo de Reflexión, Investigación y
Comunicación (ERIC) de la Compañía de Jesús de Honduras, marzo de 2004 (expediente de anexos
al escrito de solicitudes y argumentos, anexo 1, folios 1828 a 1895); Casa Alianza Honduras, Equipo
de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) de la Compañía de Jesús de Honduras,
“Reunión de Trabajo sobre el fenómeno de las maras o pandillas en Honduras” de 26 de octubre de
2004 (expediente de anexos a la demanda de los representantes de las víctimas y sus familiares, tomo
I, anexo 5, folios 1969 al 1983); Diagnóstico de la Criminalidad en Honduras (Resumen Ejecutivo).
Comisionado Nacional de los Derechos Humanos de Honduras (expediente de prueba para mejor
resolver, folios 2370 al 2417); y Estadísticas a nivel nacional. Publicado entre julio de 2003 y
octubre de 2005 y Estadísticas a nivel nacional. Publicado entre julio de 2003 y enero de 2006.
Unidad Especial de Investigación de Muertes de Menores (expediente de prueba para mejor
resolver, folios 2738 al 2866).
21
Cfr. Los derechos civiles y políticos, en particular las cuestiones relacionadas con las
desapariciones y las ejecuciones sumarias. Ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias.
Informe de la Relatora Especial, Sra. Asma Jahangir, presentado en cumplimiento de la resolución
2002/36 de la Comisión de Derechos Humanos. Adición. Misión a Honduras. E/CN.4/2003/3/Add.2.
14 de junio de 2002; Informe Especial sobre muertes violentas de niños, niñas y adolescentes en
Honduras. Comisionado Nacional de los Derechos Humanos. 21 de enero de 2002 (expediente de
anexos a la demanda, anexo 10.8, folios 1575 a 1628); Las pandillas o maras en el contexto de la
violencia y la impunidad en Honduras. Casa Alianza Honduras, Equipo de Reflexión, Investigación y
Comunicación (ERIC) de la Compañía de Jesús de Honduras, marzo de 2004 (expediente de anexos
al escrito de solicitudes y argumentos, anexo 1, folios 1828 a 1895); Casa Alianza Honduras, Equipo
de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) de la Compañía de Jesús de Honduras,
“Reunión de Trabajo sobre el fenómeno de las maras o pandillas en Honduras” de 26 de octubre de
2004 (expediente de anexos a la demanda de los representantes de las víctimas y sus familiares, tomo
I, anexo 5, folios 1969 al 1983); Diagnóstico de la Criminalidad en Honduras (Resumen Ejecutivo).
Comisionado Nacional de los Derechos Humanos de Honduras (expediente de prueba para mejor

218
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

79.3. La violencia ha obedecido a un patrón común en relación con:


a) las víctimas, que son niños y jóvenes en situación de riesgo; b)
la causa de las muertes, que son ejecuciones extrajudiciales
caracterizadas por la extrema violencia, producidas por armas de
fuego y armas blancas, y c) la publicidad de los crímenes, ya que
los cuerpos de las víctimas quedan expuestos a la población22.

79.4. Los responsables por los crímenes son reportados por la policía
como desconocidos y las investigaciones que se producen con la
finalidad de deducir responsabilidades no logran, por lo general,
identificar a los autores de dichos delitos23.

resolver, folios 2370 al 2417); y peritaje del señor Ramón Antonio Romero Cantarero rendido el 14
de diciembre de 2005 (expediente de fondo y eventuales reparaciones y costas, tomo III, folios 548 a
554).
22
Cfr. Comisionado Nacional de Derechos Humanos de Honduras, Informe Anual 2003,
Capítulo II (expediente de anexos al escrito de solicitudes y argumentos, anexo 2, folio 1928);
Comisionado Nacional de los Derechos Humanos de Honduras, Informe Anual 2003, Capítulo II
(expediente de anexos al escrito de solicitudes y argumentos, anexo 2, folios 1927 a 1932); Informe
Especial sobre muertes violentas de niños, niñas y adolescentes en Honduras. Comisionado Nacional
de los Derechos Humanos. 21 de enero de 2002 (expediente de anexos a la demanda, anexo 10.8,
folios 1575 a 1628); Las pandillas o maras en el contexto de la violencia y la impunidad en
Honduras. Casa Alianza Honduras, Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) de la
Compañía de Jesús de Honduras, marzo de 2004 (expediente de anexos al escrito de solicitudes y
argumentos, anexo 1, folios 1828 a 1895); Casa Alianza Honduras, Equipo de Reflexión,
Investigación y Comunicación (ERIC) de la Compañía de Jesús de Honduras, “Reunión de Trabajo
sobre el fenómeno de las maras o pandillas en Honduras” de 26 de octubre de 2004 (expediente de
anexos a la demanda de los representantes de las víctimas y sus familiares, tomo I, anexo 5, folios
1969 al 1983); y Diagnóstico de la Criminalidad en Honduras (Resumen Ejecutivo). Comisionado
Nacional de los Derechos Humanos de Honduras (expediente de prueba para mejor resolver, folios
2370 al 2417).
23
Cfr. Comisionado Nacional de Derechos Humanos de Honduras, Informe Anual 2003,
Capítulo II (expediente de anexos al escrito de solicitudes y argumentos, anexo 2, folio 1928); Casa
Alianza Honduras, Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) de la Compañía de
Jesús de Honduras, “Las pandillas o maras en el contexto de la violencia y la impunidad en
Honduras”, marzo de 2004, Informe presentado ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos durante su 120º período de audiencias (expediente de anexos al escrito de solicitudes y
argumentos, anexo 1, folios 1828 a 1895); Los derechos civiles y políticos, en particular las
cuestiones relacionadas con las desapariciones y las ejecuciones sumarias. Ejecuciones
extrajudiciales, sumarias o arbitrarias. Informe de la Relatora Especial, Sra. Asma Jahangir,
presentado en cumplimiento de la resolución 2002/36 de la Comisión de Derechos Humanos.
Adición. Misión a Honduras. E/CN.4/2003/3/Add.2. 14 de junio de 2002; Informe Especial sobre
muertes violentas de niños, niñas y adolescentes en Honduras. Comisionado Nacional de los
Derechos Humanos. 21 de enero de 2002 (expediente de anexos a la demanda, anexo 10.8, folios

219
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

B) Aspectos generales de la detención de las víctimas

79.5. El día 15 de septiembre de 1995 la Fuerza de Seguridad Pública


(FUSEP) realizó detenciones colectivas, que comprendieron la
captura de 128 personas, en el marco de un operativo policial
preventivo e indiscriminado llevado a cabo en las inmediaciones
del Estadio Nacional Tiburcio Carias Andino, en la ciudad de
Tegucigalpa, con el objeto de evitar disturbios durante los desfiles
que se realizarían para celebrar el Día de la Independencia
Nacional de Honduras.

79.6. El día 16 de septiembre de 1995 la jueza de Policía Roxana


Sierra Ramírez emitió una resolución de “indulto” a la que se
acompañó una lista con los nombres de 62 personas, entre los que
se incluía a Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis
Betancourth Vásquez y Orlando Álvarez Ríos. Ese mismo día,
aunque la mayoría de los detenidos fueron liberados, ocho
personas fueron llevadas al segundo piso del Séptimo Comando
Regional de la FUSEP (en adelante “CORE VII”) para tomar sus
huellas digitales, y solamente cuatro de ellas regresaron a sus
celdas y fueron liberadas.

79.7. El Teniente José Alberto Alfaro Martínez dio la orden de que las
cuatro víctimas del presente caso permanecieran en el segundo

1575 a 1628); Las pandillas o maras en el contexto de la violencia y la impunidad en Honduras.


Casa Alianza Honduras, Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) de la Compañía
de Jesús de Honduras, marzo de 2004 (expediente de anexos al escrito de solicitudes y argumentos,
anexo 1, folios 1828 a 1895); Casa Alianza Honduras, Equipo de Reflexión, Investigación y
Comunicación (ERIC) de la Compañía de Jesús de Honduras, “Reunión de Trabajo sobre el
fenómeno de las maras o pandillas en Honduras” de 26 de octubre de 2004 (expediente de anexos a
la demanda de los representantes de las víctimas y sus familiares, tomo I, anexo 5, folios 1969 al
1983); Diagnóstico de la Criminalidad en Honduras (Resumen Ejecutivo). Comisionado Nacional de
los Derechos Humanos de Honduras (expediente de prueba para mejor resolver, folios 2370 a
2417); y Diagnóstico de la Criminalidad en Honduras (Resumen Ejecutivo). Comisionado Nacional
de los Derechos Humanos de Honduras (expediente de prueba para mejor resolver, folios 2370 al
2417); y Estadísticas a nivel nacional. Publicado entre julio de 2003 y octubre de 2005 y
Estadísticas a nivel nacional. Publicado entre julio de 2003 y enero de 2006. Unidad Especial de
Investigación de Muertes de Menores (expediente de prueba para mejor resolver, folios 2738 al
2866).

220
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

piso del CORE VII, específicamente, “el teniente Alfaro […] dijo,
[„]a estos déjenmelos aparte[´…,] los cuatro que aparecieron
muertos el día domingo diecisiete de [s]eptiembre de[1995]; y
pud[o] observar que los amarró con unos lazos que éste tenía, y
vi[ó] que DIOMEDES lloraba[. Estuvieron] pegados a un Pley wod
[(sic)], viendo hacia la pared, […]. Ellos estaban nerviosos, porque
temían que los mataran, ya que les habían advertido y [se les había
dicho que] pertenecían a la MARA DE LOS [POISON] y que tenían
clavo”24.

C) Detención, tortura y ejecución extrajudicial de Marco Antonio


Servellón García

79.8. Marco Antonio Servellón García nació el 3 de mayo de 1979, en


el Distrito Central del departamento de Francisco Morazán. Era
hijo de Reyes Servellón Santos y Bricelda Aide García Lobo. Vivía
en la Colonia El Carrizal No. 2, Calle Principal, de la ciudad de
Tegucigalpa, Honduras. Se dedicaba a la venta de lotería durante
el día, y cursaba sus estudios primarios en la escuela nocturna para
adultos Centroamérica Oeste. Al momento de su detención tenía
16 años de edad.

79.9. Marco Antonio Servellón García fue detenido en la detención


colectiva del 15 de septiembre de 1995. Fue obligado a tirarse al
suelo, golpeado con una pistola en la cabeza y acusado de ladrón.
Seguidamente le quitaron los cordones de los zapatos, lo
amarraron y lo condujeron al CORE VII, ubicado en el suburbio de
Tegucigalpa “Los Dolores”. En el trayecto y en las dependencias
del CORE VII, los agentes de policía lo golpearon en la cara, lo
mantuvieron aislado por una hora en donde lo sujetaron por los
pies, arrastraron y golpearon en la espalda, en el estómago y en el
rostro, y en una oportunidad le golpearon con una cadena. Estuvo
detenido con adultos.

24
Cfr. declaración de Marvin Rafael Díaz rendida ante el Juzgado de Paz Segundo de lo
Criminal el 19 de marzo de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folio 1201 a
1203).

221
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

79.10. Marco Antonio Servellón García estuvo aislado del mundo


exterior, sin poder comunicarse con su familia y avisarles del
tratamiento violento que estaba recibiendo por parte de agentes
del CORE VII. Si bien su madre Bricelda Aide García Lobo visitó el
CORE VII los días 15 y 16 de septiembre de 1995, preguntando por
su hijo, se le impidió tener comunicación con él.

79.11. Bricelda Aide García Lobo, vio por última vez con vida a su hijo
el 16 de septiembre de 1995, a la 1:00 de la tarde, hora en que lo
vio subir al segundo piso del CORE VII, cuando se encontraba bajo
la custodia de agentes del Estado. El 17 de septiembre de 1995 el
cuerpo de Marco Antonio Servellón García fue encontrado sin vida
cerca de las inmediaciones de un lugar conocido como “El Lolo”.

79.12. La autopsia practicada al cadáver de Marco Antonio Servellón


García el 19 de septiembre de 1995 reveló que la víctima
presentaba cuatro heridas por proyectil de arma de fuego cuyos
orificios de entrada fueron: uno a nivel de la región retroauricular
derecha; uno a nivel de la región occipital derecha; uno en el
pómulo de la cara, y uno a nivel de la región occipital izquierda, es
decir, los cuatro disparos fueron dirigidos a su rostro y cabeza.

79.13. La autopsia no hizo referencia al estado en que se encontraba el


cuerpo de Marco Antonio Servellón García, ni si se constataron
heridas de arma blanca, marcas de golpes, moretones o señales en
sus muñecas. El Ministerio Público, en su Informe de Inspecciones
Oculares de 17 de septiembre de 1995, señaló que la víctima “se
encontró a la orilla de la calle, hacia [E]l [L]olo, tenía señas en las
muñecas de las manos como si hubiese [(sic)] estado amarrado, [y
que] se le encontró un cordón blanco de tenis al lado de la mano
derecha”25. El Ministerio Público no tomó fotografías del cadáver,
porque no había rollo.

25
Cfr. informe de inspecciones oculares No. 2192 emitido por el Ministerio
Público el 17 de septiembre de 1995 (expediente de de anexos a la demanda,
anexo 4, tomo I, folio 1006).

222
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

D) Detención, tortura y ejecución extrajudicial de Rony Alexis


Betancourth Vásquez

79.14. Rony Alexis Betancourth Vásquez nació el 2 de noviembre de


1977 en el Departamento de Choluteca, Honduras. Era hijo de
Manases Betancourth Núñez y de Hilda Estebana Hernández López.
Vivía en la Colonia Nueva Suyapa y había terminado el tercer grado
de instrucción primaria. De acuerdo con la declaración del padre
de Rony Alexis Betancourth Vásquez, éste había sido “pandillero” a
los catorce años de edad, a raíz de lo cual el padre había
denunciado a la pandilla con el objeto de rescatarlo. Según el
señor Betancourth Núñez la banda fue luego desmantelada. Al
momento de su detención Rony Alexis Betancourth Vásquez tenía
17 años de edad.

79.15. Rony Alexis Betancourth Vásquez fue detenido en la detención


colectiva de 15 de septiembre de 1995. Fue golpeado en el
trayecto y durante su permanencia en el CORE VII. Rony Alexis
Betancourth Vásquez indicó con señales a Carlos Yovanny Arguijo
Hernández, quien también había sido detenido ese mismo día, que
le iban a matar, “a dar corte de cabeza, ya que [Rony] llevó una de
sus manos al cuello, dándole a entender […] y que fue lo que
escuch[ó] de éste „si me palman, me palman…´ ya que [Rony le]
dijo que decían que pertenecía a la mara de los poison”26. Estuvo
detenido con adultos.

79.16. Su detención se mantuvo en la clandestinidad, la víctima estuvo


aislada del mundo exterior y no se le permitió comunicarse con su
familia y amigos. Su madre se enteró por una tercera persona al
final de la tarde del 16 de septiembre de 1995 sobre la detención.
La compañera de hogar de la víctima, Ana Luisa Vargas Soto, fue
informada por la Juez de Policía que su compañero no sería

26
Cfr. declaración de Carlos Yovanny Arguijo Hernández rendida ante el Juzgado de Paz
Segundo de lo Criminal el 20 de marzo de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo
I, folios 1146 a 1148).

223
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

liberado el 16 de septiembre de 1995 porque lo iban a investigar, y


por los guardias del CORE VII que Rony Alexis Betancourth Vásquez
no se encontraba en dicho Comando.

79.17. Rony Alexis Betancourth Vásquez no fue liberado ni salió del


CORE VII a las 11:00 a.m. del 16 de septiembre de 1995, como fue
registrado por la juez, sino que siguió bajo custodia de agentes del
Estado. El 17 de septiembre de 1995, en horas de la mañana, el
cuerpo de Rony Alexis Betancourth Vásquez fue encontrado sin vida
en la aldea Suyapa.

79.18. La necropsia practicada al cadáver de Rony Alexis Betancourth


Vásquez el 17 de septiembre de 1995 por el Ministerio Público
reveló que la víctima presentaba dos heridas por proyectil de arma
de fuego cuyos orificios de entrada fueron: uno en el pómulo de la
cara, y uno a nivel de la región retroauricular derecha; y cuatro
heridas por arma blanca dispuestas de la siguiente manera: una
herida punzocortante a nivel del manubrio esternal y tres heridas
punzantes penetradas por encima de la mama izquierda. Al igual
que el cadáver de las otras tres víctimas tenía moretones y marcas
de tortura.

E) Detención, tortura y ejecución extrajudicial de Orlando Álvarez


Ríos

79.19. Orlando Álvarez Ríos nació el 22 de noviembre de 1962 en la


localidad de Santa Rita, Departamento de Yoro. Era hijo de
Concepción Álvarez y de Antonia Ríos. Se había graduado de
bachiller industrial y desde enero de 1995 trabajaba en la
construcción de la casa de su hermana, Dilcia Álvarez Ríos. Al
momento de su detención Orlando Álvarez Ríos tenía 32 años de
edad.

79.20. Fue detenido en la detención colectiva del 15 de septiembre de


1995. De las cuatro víctimas del presente caso fue el único que
pudo informar a un familiar que se encontraba detenido,
oportunidad en la que manifestó a su hermana, Dilcia Álvarez Ríos,

224
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

que no se preocupara ya que le habían dicho que el día lunes 18 de


septiembre de 1995 sería puesto en libertad. La víctima
permaneció bajo la custodia de agentes del CORE VII aún después
de que la juez de policía registró su liberación. El 17 de
septiembre de 1995, en horas de la mañana, el cuerpo de Orlando
Álvarez Ríos fue encontrado sin vida en la carretera del Norte, a la
altura del kilómetro 41 en las cercanías de la Comunidad de Las
Moras, en Tegucigalpa.

79.21. Dilcia Álvarez Ríos se dirigió al CORE VII a preguntar por su


hermano el 19 de septiembre de 1995, ya que no había regresado
el 18 de septiembre, como le había informado. En dicho Comando
le informaron que “allí no había estado nadie con [el] nombre [de
Orlando Álvarez Ríos] y que si estuvo ya se había ido”.
Seguidamente se dirigió a la Dirección de Investigación Criminal
donde tampoco su hermano aparecía en las listas de los detenidos.
Finalmente, fue a la morgue, donde identificó el cadáver de
Orlando Álvarez Ríos.

79.22. La autopsia practicada al cadáver de Orlando Álvarez Ríos el 17


de septiembre de 1995 por el Ministerio Público reveló que la
víctima presentaba dos heridas por proyectil de arma de fuego
cuyos orificios de entrada fueron: uno detrás del oído derecho, y
otra localizada 3 cms. por debajo del oído derecho. La autopsia no
se refiere a heridas de arma blanca, moretones u otras marcas que
pudiera haber presentado el cuerpo de Orlando Álvarez Ríos.

79.23. El cuerpo de Orlando Álvarez Ríos fue encontrado con signos de


haber sido objeto de violencia sexual. El Estado no realizó
exámenes para investigar si la víctima fue abusada sexualmente
antes de su ejecución extrajudicial.

F) Detención, tortura y ejecución extrajudicial de Diomedes Obed


García Sánchez

79.24. Diomedes Obed García Sánchez nació el 20 de agosto de 1974 en


Trujillo, Departamento de Colón, vivía en la Colonia San Miguel de

225
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Tegucigalpa. Era hijo de Diomedes Tito García Casildo y de Andrea


Sánchez Loredo. Residía en la casa “Nazaret”, coordinada por el
señor Carlos Jorge Mahomar Marzuca, dedicada a dar albergue a
jóvenes con problemas de conducta y drogadicción. Al momento
de su detención tenía 19 años de edad.

79.25. Fue detenido entre el 15 y el 16 de septiembre de 1995 en las


inmediaciones de un local de juegos electrónicos localizado a un
lado de la Iglesia de la Merced de Tegucigalpa. Posteriormente fue
trasladado en un vehículo de la policía al CORE VII. Su detención
no consta en los registros respectivos, por lo que su nombre
tampoco aparece en la lista de “indultados” del 16 de septiembre
de 1995.

79.26. Diomedes Obed García Sánchez había sido anteriormente


amenazado por el teniente José Alberto Alfaro Martínez, cuando
éste le habría dicho que “le había dado cincuenta lempiras […]
para que se perdiera de Tegucigalpa; y esto fue antes de caer
preso, como un día lunes; y, le dijo que si volvía a caer allí, ya
sabía lo que le tocaba, que lo iban a palmar” 27.

79.27. Marvin Rafael Díaz, en su declaración rendida ante la Fiscalía de


Derechos Humanos el 20 de septiembre de 1995, manifestó que
Diomedes Obed García Sánchez fue llevado al segundo piso del
CORE VII cuando el Teniente Marco Tulio Regalado Hernández le
amenazó diciendo: “ya ves que te dije lo que te iba a pasar la
próxima vez, que no te quería ver aquí”, a lo que Diomedes
contestó que “a él lo habían agarrado de puro gusto, que él no
andaba robando”. En el CORE VII los tenientes Marco Tulio
Regalado Hernández, José Alberto Alfaro Martínez, Hugo Antonio
Vivas, José Antonio Martínez Arrazola amenazaron de muerte a

27
Cfr. declaración de Marvin Rafael Díaz rendida ante el Juzgado de Paz Segundo de lo
Criminal el 19 de marzo de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folio 1201 a
1203). En consideración del contexto de la declaración, la Corte entiende que “palmar” significa
matar.

226
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Marlon Antonio Martínez Pineda, conocido como “Pie Grande”, y a


Diomedes Obed García Sánchez.

79.28. El 30 de octubre de 1995 Marlon Antonio Martínez Pineda,


conocido como “Pie Grande”, y otro joven llamado Milton Adaly
Sevilla Guardado fueron encontrados muertos de manera similar a
la de las víctimas del presente caso.

79.29. Días antes de su muerte, Diomedes Obed García Sánchez dijo a


su novia que “ya le habían dicho que lo iban a matar” 28. Asimismo,
con anterioridad al 15 de septiembre de 1995, Diomedes y un
amigo habían sido detenidos por encontrarse indocumentados y ese
día “le pegaron una paliza [a Diomedes] con tolete, los puños, lo
amarra[ron] de las manos y lo tortura[ron] y […] a [su amigo] no
[l]e [hicieron] nada”29.

79.30. El 17 de septiembre de 1995, en horas de la mañana, el cuerpo


de Diomedes Obed García Sánchez fue encontrado sin vida en el
kilómetro 8 y 9 de la carretera de Olancho, en Tegucigalpa.

79.31. La autopsia practicada al cadáver el 17 de septiembre de 1995


por el Ministerio Público reveló que Diomedes Obed García Sánchez
presentaba ocho heridas producidas por arma de fuego, además de
tres heridas de arma blanca, una de las cuales fue tan profunda
que “casi le cercenan la cabeza” 30. Los orificios de entrada de los
proyectiles fueron: uno en la región temporal izquierda, uno en la
parte superior del pómulo izquierdo, uno detrás del oído derecho,

28
Cfr. declaración de Krisell Mahely Amador rendida ante el Juzgado de Paz Segundo de lo
Criminal el 11 de octubre de 1995 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folios 1183
al 1186).
29
Cfr. declaración de Cristian Omar Guerrero Harry rendida ante el Juzgado de Paz
Segundo de lo Criminal el 15 de marzo de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo
I, folios 1197 y 1198).
30
Cfr. reportaje periodístico titulado “Encuentran otros tres desconocidos ejecutados en
diferentes lugares”, publicado por el diario El Heraldo, el 18 de septiembre de 1995 (expediente de
anexos a la demanda, anexo 4, folio 967).

227
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

uno en la mejilla izquierda, uno en la región pectoral izquierda, y


tres orificios de proyectil de arma de fuego en la mano izquierda.
Además, el cuerpo presentaba dos heridas contuso cortantes
producidas por machete, una en el lado derecho del cuello y otra
en el brazo derecho, y una herida punzo cortante en el lado
izquierdo del cuello. El Ministerio Público no tomó fotografías del
cadáver, “por falta de rollo”.

G) Similitud entre las cuatro detenciones ilegales, torturas y


ejecuciones extrajudiciales

79.32. Luego de haber sido detenidos y haber permanecido bajo


custodia del Estado desde el 15 ó 16 de septiembre de 1995, los
cadáveres de Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis
Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed
García Sánchez fueron encontrados el 17 de septiembre de 1995,
después haber sido torturados y asesinados 31, en diferentes lugares
de Tegucigalpa, Honduras. Los puntos la ciudad en que los cuerpos
fueron encontrados, unidos entre si cerraban un círculo, por lo que
el caso fue conocido localmente como “los cuatros puntos
cardinales”.

79.33. Las muertes de Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis


Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed
García Sánchez fueron “todas […] homicidas, [y] la relación entre
una y otra manera de muerte es similar a la luz de las
características de los orificios de entrada de los proyectiles[,…] por
lo que podría tratarse de una misma arma[. Las] lesiones
encontradas, […] son compatibles con las producidas por
proyectiles de arma de fuego, con signos de haber sido producidas
desde corta y larga distancia. Las heridas punzo cortantes […] son
compatibles con las producidas por un objeto metálico largo con

31
Cfr. “informe sobre la denuncia [No.] 9173 recibida [(sic)] en la DIC” emitido por
inspectora de derechos humanos de la DIC, señora Nery Suyapa Osorio, dirigido a la Fiscal Titular
de la Fiscalía de Derechos Humanos, señora Marlina Durbor de Flores, el 17 de septiembre de 1995
(expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folio 987 a 980).

228
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

filo en uno de sus lados, cuyas medidas son similares y el


mecanismo de producción es la presión que se ejerce venciendo la
elasticidad de los tejidos produciendo lesiones internas severas.
Las heridas contuso cortantes son compatibles con las producidas
por un instrumento metálico largo con filo en uno de sus lados, que
actúa por su peso y su filo (machete) […]” 32.

79.34. Los proyectiles extraídos de los cuerpos de Marco Antonio


Servellón García, Rony Alexis Betancourth Vásquez y Diomedes
Obed García Sánchez fueron disparados por la misma arma de
fuego. El calibre del proyectil encontrado en el cuerpo de Orlando
Álvarez Ríos no se pudo determinar debido a la deformación que
presentaba. El inspector de Derechos Humanos dependiente de la
Dirección de Investigación Criminal expresó que su hipótesis era
que las cuatro muertes estaban relacionadas, por lo que decidió
investigarlas en forma conjunta.

79.35. En los asesinatos de Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis


Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed
García Sánchez se utilizó un modus operandi común entre si, y
ellos ocurrieron en el contexto de ejecuciones extrajudiciales de
niños y jóvenes en situación de riesgo, existente en la época de los
hechos en Honduras (supra párrs. 79.1, 79.2 y 79.3).

H) Sobre las investigaciones policiales y los procesos penales iniciados


a raíz de la muerte de Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis
Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed
García Sánchez

79.36. Con posterioridad al 18 de septiembre de 1995 la Fiscal Titular


de la Fiscalía de Derechos Humanos recibió del Inspector de
Derechos Humanos de la Dirección de Investigación Criminal, un
informe sobre la denuncia realizada por la señora Marja Ibeth

32
Cfr. ampliación de dictamen médico legal del especialista en Medicina Legal y Patología
Forense del Ministerio Público de 8 de diciembre de 1995 (expediente de anexos a la demanda,
anexo 4, tomo 1, folios 927 y 928).

229
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Castro García por la detención ilegal de su hermano Marco Antonio


Servellón García y las investigaciones que habían sido realizadas
por la Fiscalía de Derechos Humanos a raíz de dicha denuncia 33.

79.37. El 5 de octubre de 1995 la Adjunta Primera del Comisionado


Nacional de los Derechos Humanos remitió a la Fiscal Especial de
los Derechos Humanos la denuncia de Dilcia Álvarez Ríos, en la cual
alegó que su hermano Orlando Álvarez Ríos había sido encontrado
muerto con dos disparos de arma de fuego en la cabeza. La
Adjunta Primera del Comisionado Nacional de los Derechos
Humanos solicitó que se procediera a realizar las investigaciones
pertinentes sobre el caso34.

79.38. El 5 de marzo de 1996 el señor Manases Betancourth Núñez,


padre del menor Rony Alexis Betancourth Vásquez, interpuso
acusación criminal “por los delitos de Abuso de Autoridad y
Violación a los Deberes de los Funcionarios, Detención Ilegal y
Asesinato en contra de los señores Teniente Coronel David
Abraham Mendoza Comandante Regional de la FUSEP, los Capitanes
[Miguel Ángel] Villatoro [Aguilar], [Egberto] Arias [Aguilar],
[Rodolfo] Pagoada [Medina], [Juan Ramón] Ávila [Meza], los
Tenientes Efectivos Marco Tulio Regalado [Hernández], [José
Francisco] Valencia [Velásquez], [Edilberto] Brizuela [Reyes], los
Sub-tenientes [José] Alberto Alfaro [Martínez] , [Leonel] Matute
Chávez, [Orlando] Mejía [Murcia], [José Reinaldo] Servellón

33
Cfr. informe del Inspector de Derechos Humanos de la Dirección de Investigación
Criminal, Nery Suyapa Osorio, dirigido a la Fiscal Titular de la Fiscalía de Derechos Humanos,
Sonia Marlina Dubor de Flores, de 17 de septiembre de 1995 (expediente de anexos a la demanda,
anexo 4, tomo I, folios 987 a 990).
34
Cfr. oficio de la Adjunta Primera del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos,
Irma Esperanza Pineda Santos, dirigido a la Fiscal Especial de los Derechos Humanos, Sonia
Marlina Dubor de Flores, de 5 de octubre de 1995 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4,
tomo I, folio 952).

En lo que se refiere al señor José Alberto Alfaro Martínez, en los documentos presentados
por las partes aparece indistintamente el nombre José Alberto o Alberto José. Esta Corte entiende
que se trata de la misma persona, en razón de lo cual en la presente Sentencia utilizará el nombre
José Alberto Alfaro Martínez.

230
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

[Castillo] y [Osvaldo] López [Flores], por los mismos delitos contra


los Sargentos Núñez, Palacios, Adan, Zambrano y Miranda y Cano
por los mismos delitos contra los agentes Laínez, [Hugo Antonio]
Vivas, [José Antonio] Martínez [Arrazola] y Francisco Morales
Suanzo y contra la señora Jueza de Policía Roxana Sierra
[Ramírez], por los delitos de Detención Ilegal, Abuso de Autoridad
y Violación a los deberes de los Funcionarios y Encubrimiento, en
perjuicio del menor Rony Alexis Betancourth [Vásquez]” 35.

79.39. El 5 de marzo de 1996 el Juzgado de Letras Primero de lo


Criminal (en adelante “el Juzgado”) admitió la acusación, previo
trámite de rigor, y ordenó las medidas y averiguaciones que debían
ser tomadas36.

79.40. El 6 de mayo de 1996 la representante del Ministerio Público


presentó acusación criminal ante el Juzgado contra “Marco Tulio
Regalado Hernández, [José Alberto] Alfaro Martínez, Hugo Antonio
Vivas, José Antonio Martínez Arrazola [y] Roxana Sierra Ramírez
[…] por los delitos de asesinato consumados en perjuicio de los
jóvenes Orlando Álvarez Ríos, Rony Alexis Betancourth [Vásquez],
Marco Antonio Servellón García y Diomedes Obed García Sánchez,
[…] cometidos por [dichos] funcionarios en contra del ejercicio de
los derechos garantizados por la Constitución, en perjuicio de la
existencia y la seguridad del Estado, y abuso de autoridad, en
perjuicio de la administración pública”. En la acusación, se
solicitó, entre otros que: 1) se libraran las órdenes de captura
correspondientes, y 2) la unión de la acusación a los autos de las
diligencias iniciadas sobre estos mismos hechos mediante acusación
presentada ante el mismo Juzgado por el Procurador del Comité
para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH),
así como los que radicaban ante los Juzgados Segundo de Paz de lo

35
Cfr. denuncia de 5 de marzo de 1996 presentada por Manases Betancourth Nuñez ante
Juzgado de Letras Primero de lo Criminal (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I,
folios 845 a 850)
36
Cfr. auto dictado por el Juzgado de Letras Primero de lo Criminal, de 5 de marzo de 1996
(expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folios 864 a 865).

231
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Criminal de Tegucigalpa y Juzgado de Paz de lo Criminal de


Comayaguela37.

79.41. El 6 de mayo de 1996 el Juzgado admitió la acusación


presentada por el Ministerio Público, y en consecuencia ordenó que
se realizaran las averiguaciones correspondientes, que se librara
comunicación al Juzgado Segundo de lo Criminal de Tegucigalpa y
al Juzgado Segundo de Paz de lo Criminal de Comayagüela, a fin de
que se inhibieran de conocer las causas instruidas para averiguar
las muertes de Marco Antonio Servellón García, Orlando Álvarez
Ríos, Rony Alexis Betancourth Vásquez y Diomedes Obed García
Sánchez y que fueran remitidas a dicho Juzgado para su
continuación. Por último, el Juzgado rechazó el pedido de orden
de captura con base en que no existían méritos suficientes para
librarla38.

79.42. El 6 de agosto de 1996 el señor Manases Betancourth Núñez


solicitó al Juzgado que se librara orden de captura en contra de los
señores Teniente Coronel David Abraham Mendoza; los Capitanes
Miguel Angel Villatoro Aguilar, Egberto Arias Aguilar, Rodolfo
Pagoada Medina y Juan Ramón Avila Meza; los Tenientes Marco
Tulio Regalado [Hernández], José Francisco Valencia Velásquez y
Edilberto Brizuela Reyes; los Sub-tenientes José Alberto Alfaro
Martínez, Leonel Matute Chavez, Orlando Mejía Murcía, José
Reinaldo Servellón Castillo y Osvaldo López Flores; los agentes
Núñez, Palacios, Cano, Laínez, Hugo Antonio Vivas y Francisco
Morales Suazo, y la Jueza de Policía Roxana Sierra Ramírez, ya que
de las diligencias sumarias presentadas, las personas mencionadas
habían resultado implicadas en la comisión de los delitos
denunciados, en perjuicio del menor Rony Alexis Betancourth

37
Cfr. acusación criminal presentada por la Fiscal Auxiliar de la Fiscalía Especial de
Derechos Humanos del Ministerio Público, Mercedes Suyapa Vásquez Coello ante el Juez de Letras
de Primero de lo Criminal, de 6 de mayo de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4,
tomo I, folios 905 a 926).
38
Cfr. auto dictado por el Juzgado de Letras Primero de lo Criminal, el 6 de mayo de 1996
(expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folios 1022 y 1023).

232
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Vásquez, además de “haberse reunido en autos la suficiente plena


prueba acreditada mediante Dictámenes Periciales y Médicos
emitidos por la Dirección de Investigación Criminal y de Medicina
Forense […] que producen indicios suficientes de su
culpabilidad39”.

79.43. El mismo 6 de agosto de 1996 el Juzgado rechazó el pedido de


orden de captura por no existir méritos suficientes para dictar un
auto de prisión. Los representantes del señor Manases Betancourth
Núñez recurrieron de dicha resolución, y el 21 de enero de 1997 la
Corte Primera de Apelaciones rechazó el recurso interpuesto, y
confirmó el auto apelado40.

79.44. Desde marzo de 1996 hasta febrero de 2005 tanto el Ministerio


Público como la autoridad judicial centraron las diligencias
sumarias fundamentalmente en cinco pedidos: a) inspeccionar las
instalaciones del Séptimo Comando Regional (CORE VII) con el fin
de constatar en el Libro de Registro de detenidos el día y hora de
ingreso y supuesto egreso de las víctimas; b) constatar en la hoja
de servicios policiales el nombre completo, asignación y grado de
los acusados en el mes de septiembre de 1995, en particular Marco
Tulio Regalado Hernández; c) determinar del inventario de armas si
las mismas fueron decomisadas y no devueltas por la Policía, los
permisos de porte de armas que obran en esa dependencia y si los
sospechosos poseían armas personales asignadas en 1995; d)
solicitar al Laboratorio de Balística del Ministerio Público los
dictámenes periciales que contienen el resultado de los proyectiles

39
Cfr. libelo del abogado Henriech Rommel Pineda Platteros, apoderado legal del señor
Manases Betancourt Núñez, presentado ante el Juzgado de Letras Primero de lo Criminal, de 6 de
agosto de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folios 1210 y 1211).
40
Cfr. auto dictado por el Juzgado de Letras Primero de lo Criminal, de 6 de agosto de
1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folio 1212); libelo de la abogada
Mercedes Suyapa Vasquez Coello presentado ante el Juzgado de Letras Primero de lo Criminal
solicitando reposición y apelación en subsidio, de 13 de agosto de 1996 (expediente de anexos a la
demanda, anexo 4, tomo I, folios 1215 y 1216); y resolución dictada por la Corte Primera de
Apelaciones, Tegucigalpa, Municipio del Distrito Central, de 21 de enero de 1997 (expediente de
anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folios 1223 a 1226).

233
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

encontrados en los cuerpos de las víctimas y e) procurar la


ampliación de la declaración testifical de la señora Liliana Ortega
Alvarado. A principios del año 2005, más de nueve años después
de los hechos, el proceso penal seguía en la etapa de sumario.

79.45. El 16 de mayo de 2002 la Corte Suprema de Honduras solicitó ad


efectum videndi al Juzgado que remitiera la causa instruida por el
delito de homicidio en perjuicio de Marco Antonio Servellón García
y otros, en atención a la solicitud de la Secretaría de Relaciones
Exteriores de Honduras para que la Corte Suprema emitiera un
análisis sobre “retardo injustificado de justicia” en la referida
causa41.

79.46. El 12 de agosto de 2002 la Sala Penal de la Corte Suprema de


Justicia constató que: “1. Las presentes diligencias de
investigación se [encontraban] todavía en etapa sumarial o
instrucción, [la que de conformidad a la legislación] no [puede
exceder] de tres meses. 2. [Que] dentro de las diligencias
ordenadas por el Juez instructor están: identificación de archivos,
nombramientos, causa de altas y bajas de algunos tenientes y
agentes, sin que hayan ejecutado tales requerimientos por
autoridad responsable obligada a suministrar las informaciones
requeridas [y que al] Juez responsable de la investigación no
puede[n] pasar desapercibid[as] tales negligencias [...]. 3. Los
niveles de investigación hasta ahora practicadas [...] no han sido
efectivos, ya que no han logrado cumplir con el objetivo de la
etapa sumarial en el proceso[,] que es la práctica de diligencias
con el objeto de comprobar el cuerpo del delito, descubrimiento a
sus autores o partícipes, conocer su personalidad y averiguar [la]
naturaleza y cuantía de los daños”42.

41
Cfr. oficio de la Secretaría de la Corte Suprema de Justicia dirigido al Juzgado de Letras
Primero de lo Criminal, de 21 de mayo de 2002 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo
II, folio 1433).
42
Cfr. oficio de la Secretaría de la Corte Suprema de Justicia dirigido al Juzgado de Letras
Penal de la Sección Judicial de Tegucigalpa, de 21 de agosto de 2002 (expediente de anexos a la
demanda, anexo 4, tomo II, folio 1433).

234
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

79.47. El 14 de enero de 2005 el Ministerio Público solicitó


nuevamente que se libraran las correspondientes órdenes de
captura en contra de David Abraham Mendoza, Marco Tulio
Regalado Hernández, José Alberto Alfaro Martínez, José Antonio
Martínez Arrazola y Roxana Sierra Ramírez 43. El 9 de febrero de
2005, más de nueve años después de las ejecuciones
extrajudiciales, el Juzgado resolvió “ordenar la inmediata captura
de los señores José Alberto Alfaro Martínez y Víctor Hugo Vivas
Lozano, por suponerlos responsables de haber cometido los delitos
de Tortura[…] y Asesinato, en perjuicio de Orlando Álvarez Ríos,
Rony Alexis Betancourth [Vásquez], Marco Antonio Servellón García
y Diomedes Obed García Sánchez y [...] la inmediata captura de la
señora Roxana Sierra Ramírez, por suponerla responsable de haber
cometido el delito de Detención Ilegal [...]” 44. El Ministerio
Público recurrió de dicha decisión, porque ordenaba la captura sólo
de algunos de los acusados por la muerte de las víctimas 45.

79.48. El 15 de febrero de 2005 José Alberto Alfaro Martínez acudió


ante el Juzgado a “present[arse] voluntariamente […] en virtud de
tener conocimiento que en [su contra] se instruy[ó] proceso por
suponer[lo] responsable de la comisión de los delitos de ASESINATO
Y TORTURA en perjuicio de los señores Rony Alexis Betancourt
[Vásquez], Diomedes Obed García Sánchez, Marco Antonio

43
Cfr. libelo de la abogada Tania Fiallos Rivera, Fiscal del Ministerio Público, adscrita a
la Fiscalía Especial de los Derechos Humanos, dirigido al Juez de Letras Penal de Tegucigalpa, de
14 de enero de 2005 (expediente de anexos de prueba para mejor resolver, folios 2317 a 2325).
44
Cfr. auto resolutivo del Juzgado de Letras de lo Penal de la Sección Judicial de
Tegucigalpa, de 9 de febrero de 2005 (expediente de anexos de prueba para mejor resolver, folios
2327 a 2334).
45
Cfr. auto de notificación de la abogada Tania Fiallos Rivera, interponiendo recurso de
reposición y apelación en subsidio en contra de la resolución del juzgado de 9 de febrero de 2005, de
16 de febrero de 2005. (expediente de anexos a la contestación de la demanda, folio 2359); y auto
del Juzgado de Letras Penal de la Sección Judicial de Tegucigalpa, de 17 de febrero del 2005
(expediente de anexos de prueba para mejor resolver, folio 2363).

235
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Servellón García y Orlando Álvarez Ríos [...]” 46, y ese mismo día
rindió su declaración indagatoria47. El 20 de febrero de 2005 el
señor José Alberto Alfaro Martínez solicitó al Juzgado el
sobreseimiento definitivo, dentro del término de ley para inquirir,
en virtud de haberse desvanecido los presupuestos incriminatorios
para decretar auto de prisión48.

79.49. El 21 de febrero de 2005 el Juzgado decretó auto de prisión en


contra de José Alberto Alfaro Martínez, declaró cerrado el sumario
y elevó las diligencias a la etapa de plenario 49. Al día siguiente, los
abogados defensores de José Alberto Alfaro Martínez recurrieron
de dicha resolución50. El 22 de junio de 2005 la Corte Primera de
Apelaciones declaró con lugar la apelación interpuesta, revocó el
auto de prisión en contra del señor José Alberto Alfaro Martínez y
sobreseyó definitivamente las diligencias a su favor51.

79.50. El 22 de junio de 2005 la Corte Primera de Apelaciones declaró


sin lugar la apelación interpuesta contra el auto de 9 de febrero de

46
Cfr. escrito de Alberto José Alfaro Martínez presentado ante el Juzgado de Letras de lo
Penal, Sección Judicial de Tegucigalpa, de 15 de febrero de 2005 (expediente de anexos de prueba
para mejor resolver, folios 2344 y 2345).
47
Cfr. acta de declaración indagatoria José Alberto Alfaro Martínez rendida ante al
Juzgado de Letras Primero de lo Criminal, el 15 de febrero de 2005 (expediente de anexos de prueba
para mejor resolver, folios 2351 a 2355).
48
Cfr. libelo de los abogados Isis B. Linares Mendoza y Juan Pablo Aguilar Galo, dirigido
al Juez de Letras de lo Penal Sección Judicial de Tegucigalpa, de 20 de febrero de 2005 (expediente
de anexos de prueba para mejor resolver, folios 2372 a 2383).
49
Cfr. resolución del Juzgado de Letras de lo Penal, de la Sección Judicial de Tegucigalpa
del Departamento de Francisco Morazán, de 21 de febrero de 2005 (expediente de anexos de prueba
para mejor resolver, folios 2393 a 2400).
50
Crf. auto de notificación del abogado Juan Pablo Aguilar Galo y la abogada Isis B.
Linares Mendoza interponiendo recurso de reposición y subsidiaria apelación, de 22 de febrero de
2005 (expediente de anexos prueba de para mejor resolver, folios 2401 a 2402), y oficio de la Corte
Primera Suprema de Apelaciones dirigido al Juzgado Penal de la Sección Judicial de Tegucigalpa
del Departamento de Francisco Morazán, de 14 de abril 2005 (expediente de anexos de prueba para
mejor resolver, folio 2412).
51
Cfr. sentencia de la Corte Suprema de Justicia, Sala de lo Constitucional, de 14 de
diciembre de 2005 (expediente de prueba para mejor resolver, anexo A, folios 3241 a 3252).

236
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

2005 (supra párr. 79.47), por entender que “las órdenes de captura
libradas en su momento contra algunos de los imputados las emitió
el Juez en el ejercicio de sus facultades y suponiendo que existían
méritos para hacerlo solo respecto de los mismos, por lo que la
providencia recurrida se enc[ontraba] apegada a derecho” 52. El 2
de agosto de 2005 el Ministerio Público interpuso un recurso de
amparo contra esta decisión, que fue resuelto por la Corte
Suprema de Justicia el 14 de diciembre de 2005, la cual, en
aplicación, entre otros, de los artículos 8 y 25 de la Convención
Americana, otorgó el recurso de amparo, “a efecto de que se
dict[ara] una nueva resolución [que decidiera la apelación
interpuesta por el Ministerio público contra el auto de 9 de febrero
de 2005] con la motivación y fundamentación que ordena el debido
proceso”53 (supra párr. 79.47)

*
* *
79.51.A la fecha de la presente Sentencia el proceso penal continúa en
trámite, el Juzgado ha dispuesto declarar cerrado el sumario y
elevar las diligencias a la etapa de plenario, decisión que se
encuentra pendiente de recurso (supra párrs. 79.49 y 79.50).
Asimismo, el Juzgado ha dictado órdenes de captura en contra de
tres de los acusados señores Víctor Hugo Vivas Lozano, Roxana
Sierra Ramírez y José Alberto Alfaro Martínez. Respecto a los dos
primeros dichas órdenes no se han hecho efectivas. En lo que se
refiere al señor José Alberto Alfaro Martínez, que había estado

52
Cfr. resolución de la Corte Primera de Apelaciones, de 22 de junio de 2005 (expediente
de prueba para mejor resolver, anexo A, folios 3229 a 3240).
53
Cfr. resolución de la Corte Suprema de Justicia, Sala de lo Constitucional, de 14 de
diciembre de 2005 (expediente de prueba para mejor resolver, anexo A, folios 3241 a 3252).

237
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

bajo prisión preventiva, para la fecha de la presente Sentencia,


se encuentra en libertad, ya que la causa fue sobreseída a su
favor (supra párr. 79.49).

I) Sobre los familiares de las víctimas

79.52.Los familiares de Marco Antonio Servellón García son Reyes


Servellón Santos, padre, quién falleció con posterioridad a los
hechos; Bricelda Aide García Lobo, madre; Marja Ibeth Castro
García, hermana; Pablo Servellón García, hermano, y Héctor
Vicente Castro García, hermano.

79.53.Los familiares de Rony Alexis Betancourth Vásquez son Manases


Betancourth Núñez, padre; Hilda Estebana Hernández López,
madre; Juan Carlos Betancourth Hernández, hermano; Manaces
Betancourt Aguilar, hermano; Emma Aracely Betancourth Aguilar,
hermana; Enma Aracely Betancourth Abarca, hermana; Lilian
María Betancourt Álvarez, hermana; Ana Luisa Vargas Soto,
compañera de hogar; Zara Beatris Bustillo Rivera, hija, y Norma
Estela Bustillo Rivera, madre de Zara Beatriz.

79.54.Los familiares de Orlando Álvarez Ríos son Concepción Álvarez,


padre, quién falleció el 15 de octubre de 1982; Antonia Ríos,
madre, y Dilcia Álvarez Ríos, hermana.

79.55.Los familiares de Diomedes Obed García Sánchez son Diomedes


Tito García Casildo, padre; Andrea Sánchez Loredo, madre, quien
falleció el 25 de octubre de 1985; Esther Patricia García Sánchez,
Jorge Moisés García Sánchez y Fidelia Sarahí García Sánchez,
hermanos.

79.56.Los señores Reyes Servellón Santos y Bricelda Aide García Lobo,


padres de Marco Antonio Servellón García; y Manases Betancourth
Núñez e Hilda Estebana Hernández López, padres de Rony Alexis
Betancourth Vásquez, sufrieron al conocer la forma en que sus
hijos fueron detenidos y mantenidos en detención ilegal,
sometidos a tortura y tratos crueles e inhumanos y degradantes, y

238
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

luego ejecutados extrajudicialmente, así como por la manera en


que los cuerpos de las víctimas fueron encontrados, en distintos
lugares de la ciudad de Tegucigalpa, a la orilla de la calle. La
madre de Rony Alexis Betancourth Vásquez, sufrió, además, al
reconocer los restos mortales de su hijo, ya que esperaba que él
estuviese seguro bajo la custodia del Estado. Esos familiares han
padecido un profundo sufrimiento y angustia en detrimento de su
integridad psíquica y moral.

79.57.Dilcia Álvarez Ríos, hermana de Orlando Álvarez Ríos, ha sufrido a


consecuencia de la muerte de su hermano, con quien convivía al
momento de los hechos y con quien tenía un lazo afectivo
estrecho y padeció angustia y dolor al ver que su hermano no
llegó a su casa como éste le había prometido. El lunes 19 de
septiembre de 1995, buscó a su hermano y realizó diversas
diligencias para encontrarlo. Fue informada de que la víctima no
se encontraba detenida en el CORE VII, hasta que finalmente
encontró el cuerpo de su hermano en la morgue. Ha padecido
por el sufrimiento en la búsqueda por justicia que emprendió.
Asimismo, Marja Ibeth Castro García, hermana de Marco Antonio
Servellón García, ha sufrido por las condiciones de detención y la
ejecución extrajudicial de su hermano, cuando estaba bajo
custodia de las autoridades estatales, y en el curso de las
diligencias que realizó para denunciar los hechos ocurridos 54.

79.58.Ana Luisa Vargas Soto, mantenía un vínculo afectivo y era


compañera de hogar de Rony Alexis Betancourth Vásquez 55.

54
Cfr. declaración de Dilcia Álvarez Ríos rendida ante el Juzgado de Paz de Criminal de
Tegucigalpa, el 23 de febrero de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folios
1102 y 1103); e informe del Inspector de Derechos Humanos de la Dirección de Investigación
Criminal, Nery Suyapa Osorio, dirigido a la Fiscal Titular de la Fiscalía de Derechos Humanos,
Sonia Marlina Dubor de Flores, de 17 de septiembre de 1995 (expediente de anexos a la demanda,
anexo 4, tomo I, folios 987 a 990).
55
Cfr. declaración rendida por Ana Luisa Vargas Soto ante el Juzgado de Letras Primero
de lo Criminal el 07 de marzo de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folios
867 a 870), y declaración rendida por Manases Betancourt Nuñes ante el Juzgado de Paz Segundo
de lo Criminal el 7 de marzo de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folios
1137 a 1140).

239
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

79.59.La niña Zara Beatris Bustillo Rivera es hija de Rony Alexis


Betancourth Vásquez.

J) Costas y Gastos

79.60.Casa Alianza ha incurrido en una serie de gastos en la jurisdicción


interna. El Centro por la Justicia y el Derecho Internacional
(CEJIL) y la Casa Alianza han incurrido en gastos relacionados con
el trámite del presente caso ante los órganos del Sistema
Interamericano de Protección de los Derechos Humanos, en
representación de algunos de los familiares de las víctimas 56.

56
Cfr. comprobantes de gastos de CEJIL (anexos al escrito de solicitudes y argumentos,
tomo II, folios 2255 a 2259, y expediente de anexos al escrito de alegatos finales presentados por los
representantes, folios 2252 a 2254; y 2258 a 2260).

240
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

VIII
VIOLACIÓN DE LOS ARTÍCULOS
4.1, 5.1, 5.2 Y 5.5, 7.1, 7.2, 7.3, 7.4 Y 7.5,
Y 19, de la Convención Americana, en
relación con el artículo 1.1 de la misma
(Derecho a la Vida, a la Integridad Personal, a la Libertad
Personal, Derechos del Niño y Obligación de Respetar los
Derechos)

80. La Corte en el Capítulo VI concluyó que el Estado reconoció su


responsabilidad internacional por la violación de los artículos 4.1,
5.1 y 5.2 y 7.1, 7.2, 7.3, 7.4 y 7.5 de la Convención Americana, en
relación con el artículo 1.1 de dicho instrumento, en perjuicio de
Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis Betancourth Vásquez,
Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed García Sánchez, y los
artículos 5.5 y 19 de la Convención, en perjuicio de Marco Antonio
Servellón García y Rony Alexis Betancourth Vásquez. En razón de
lo anterior, la Corte no resumirá los alegatos presentados por la
Comisión, los representantes y el Estado.

Consideraciones de la Corte

81. El artículo 7 de la Convención Americana dispone que:

1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad


personal.

241
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las


causas y en las condiciones fijadas de antemano por las
Constituciones Políticas de los Estados partes o por las leyes
dictadas conforme a ellas.

3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento


arbitrarios.

4. Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las


razones de su detención y notificada, sin demora, del cargo o
cargos formulados contra ella.

5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin


demora, ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley
para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho a ser
juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en
libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso. Su libertad
podrá estar condicionada a garantías que aseguren su
comparecencia en el juicio.

[…]

82. El artículo 5 de la Convención Americana establece que:

1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física,


psíquica y moral.

2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles,


inhumanos o degradantes. Toda persona privada de libertad será
tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser
humano.

[…]

5. Cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados


de los adultos y llevados ante tribunales especializados, con la
mayor celeridad posible, para su tratamiento.

242
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

[…]

83. El artículo 4 de la Convención dispone que

toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho


estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de
la concepción. Nadie puede ser privado de la vida
arbitrariamente.

[…]

84. El artículo 19 de la Convención establece que

todo niño tiene derecho a las medidas de protección que su condición


de menor requieren por parte de su familia, de la sociedad y del
Estado.

85. El artículo 1.1 de la Convención Americana establece que

los Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar los


derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y
pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin
discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma,
religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra
condición social.

86. La Convención ha consagrado como principal garantía de la libertad


y la seguridad individual la prohibición de la detención o
encarcelamiento ilegal o arbitrario. La Corte ha manifestado que
el Estado, en relación con la detención ilegal, “si bien […] tiene el
derecho y la obligación de garantizar su seguridad y mantener el
orden público, su poder no es ilimitado, pues tiene el deber, en
todo momento, de aplicar procedimientos conformes a Derecho y

243
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

respetuosos de los derechos fundamentales, a todo individuo que


se encuentre bajo su jurisdicción”57.

87. Así es que con la finalidad de mantener la seguridad y el orden


públicos, el Estado legisla y adopta diversas medidas de distinta
naturaleza para prevenir y regular las conductas de sus
ciudadanos, una de las cuales es promover la presencia de
fuerzas policiales en el espacio público. No obstante, la Corte
observa que un incorrecto actuar de esos agentes estatales en su
interacción con las personas a quienes deben proteger,
representa una de las principales amenazas al derecho a libertad
personal, el cual, cuando es vulnerado, genera un riesgo de que
se produzca la vulneración de otros derechos, como la integridad
personal y, en algunos casos, la vida.

88. El artículo 7 de la Convención consagra garantías que representan


límites al ejercicio de la autoridad por parte de agentes del
Estado. Esos límites se aplican a los instrumentos de control
estatales, uno de los cuales es la detención. Dicha medida estará
en concordancia con las garantías consagradas en la Convención
siempre y cuando su aplicación tenga un carácter excepcional,
respete el principio a la presunción de inocencia y los principios
de legalidad, necesidad y proporcionalidad, indispensables en una
sociedad democrática58.

89. La restricción del derecho a la libertad personal, como es la


detención, debe darse únicamente por las causas y en las
condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas
o por las leyes dictadas conforme a ellas (aspecto material), y

57
Cfr. Caso Bulacio. Sentencia de 18 de septiembre de 2003. Serie C No. 100, párr. 124;
Caso Juan Humberto Sánchez. Sentencia de 7 de junio de 2003. Serie C No. 99, párr. 86; y Caso
Hilaire, Constantine y Benjamín y otros. Sentencia de 21 de junio de 2002. Serie C No. 94, párr. 101.
58
Cfr. Caso López Álvarez. Sentencia de 1 de febrero de 2006. Serie C
No. 141, párr. 67; Caso García Asto y Ramírez Rojas. Sentencia de 25 de
noviembre de 2005. Serie C No. 137, párr. 106; y Caso Palamara Iribarne,
supra nota 10, párr. 197.

244
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

además, con estricta sujeción a los procedimientos


objetivamente definidos en la misma (aspecto formal) 59. A su
vez, la legislación que establece las causales de restricción de la
libertad personal debe ser dictada de conformidad con los
principios que rigen la Convención, y ser conducente a la efectiva
observancia de las garantías en ella previstas.

90. Asimismo, la Convención prohíbe la detención o encarcelamiento


por métodos que pueden ser legales, pero que en la práctica
resultan irrazonables, o carentes de proporcionalidad60. La Corte
ha establecido que para que se cumplan los requisitos necesarios
para restringir el derecho a la libertad personal, deben existir
indicios suficientes que permitan suponer razonablemente la
culpabilidad de la persona sometida a un proceso y que la
detención sea estrictamente necesaria para asegurar que el
acusado no impedirá el desarrollo eficiente de las investigaciones
ni eludirá la acción de la justicia. Al ordenarse medidas
restrictivas de la libertad es preciso que el Estado fundamente y
acredite la existencia, en el caso concreto, de esos requisitos
exigidos por la Convención61.

91. La detención de las víctimas en este caso constituyó una detención


colectiva y programada, en la que aproximadamente 128 personas
fueron detenidas, sin orden de detención y sin haber sido
aprehendidas en flagrante delito, y que fue realizada con la
declarada finalidad de evitar disturbios durante los desfiles que se
realizarían para celebrar el Día de la Independencia Nacional
(supra párr. 79.5).

59
Cfr. Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 149; Caso López Álvarez,
supra nota 55, párr. 58; y Caso Masacre de Pueblo Bello, supra nota 7, párr. 108.
60
Cfr. Caso López Álvarez, supra nota 55, párr. 66; Caso García Asto y
Ramírez Rojas, supra nota 55, párr. 105; y Caso Palamara Iribarne, supra nota
10, párr. 215.
61
Cfr. Caso López Álvarez, supra nota 55, párr. 69; Caso Palamara Iribarne, supra nota
10, párr. 198; y Caso Acosta Calderón, supra nota 13, párr. 111.

245
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

92. El Tribunal entiende que la detención colectiva puede representar


un mecanismo para garantizar la seguridad ciudadana cuando el
Estado cuenta con elementos para acreditar que la actuación de
cada una de las personas afectadas se encuadra en alguna de las
causas de detención previstas por sus normas internas en
concordancia con la Convención. Es decir, que existan elementos
para individualizar y separar las conductas de cada uno de los
detenidos y que, a la vez, exista el control de la autoridad judicial.

93. Por ello, una detención masiva y programada de personas sin causa
legal, en la que el Estado detiene masivamente a personas que la
autoridad supone que podrían representar un riesgo o peligro a la
seguridad de los demás, sin indicios fundados de la comisión de un
delito, constituye una detención ilegal y arbitraria. En
concordancia con ello, en el Caso Bulacio la Corte estableció que
las razzias son incompatibles con el respeto a los derechos
fundamentales, entre otros, la presunción de inocencia, la
existencia de orden judicial para detener –salvo en hipótesis de
flagrancia- y la obligación de notificar a los encargados de los
menores de edad62.

94. Este Tribunal considera que el principio de igualdad ante la ley y


no discriminación pertenece al jus cogens el cual, revestido de
carácter imperativo, acarrea obligaciones erga omnes de
protección que vinculan a todos los Estados y generan efectos con
respecto a terceros, inclusive particulares 63.

95. El Tribunal, en la Opinión Consultiva OC-18 sobre la Condición


Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, estableció
que existe un vínculo indisoluble entre la obligación de respetar y
garantizar los derechos humanos y el principio de igualdad ante la
ley y no discriminación, y que este debe impregnar toda la

62
Cfr. Caso Bulacio, supra nota 54, párr. 137.
63
Cfr. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados. Opinión
Consultiva OC-18/03 de 17 de septiembre de 2003. Serie A No. 18, párr. 110.

246
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

actuación del Estado64. En ese sentido, el Estado no puede actuar


en contra de un determinado grupo de personas, ya sea por
motivos de género, raza, color, idioma, religión o convicción,
opinión política o de otra índole, origen nacional, étnico o social,
nacionalidad, edad, situación económica, patrimonio, estado civil,
nacimiento o cualquier otra condición 65.

96. Las detenciones programadas y colectivas, las que no se


encuentran fundadas en la individualización de conductas punibles
y que carecen del control judicial, son contrarias a la presunción
de inocencia, coartan indebidamente la libertad personal y
transforman la detención preventiva en un mecanismo
discriminatorio, por lo que el Estado no puede realizarlas, en
circunstancia alguna.

97. Por su parte, el artículo 5 de la Convención Americana reconoce


expresamente el derecho a la integridad personal, que implica la
prohibición absoluta de la tortura y penas o tratos crueles,
inhumanos o degradantes. Este Tribunal ha considerado de forma
constante en su jurisprudencia que dicha prohibición pertenece

64
Cfr. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados. Opinión
Consultiva OC-18/03, supra nota 60, párr. 85.
65
Cfr. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados. Opinión
Consultiva OC-18/03, supra nota 60, párrs. 100 y 101.

247
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

hoy día al dominio del jus cogens66. El derecho a la integridad


personal no puede ser suspendido bajo circunstancia alguna 67.

98. El artículo 4 de la Convención garantiza el derecho de todo ser


humano de no ser privado de la vida arbitrariamente, lo que
incluye la necesidad de la adopción por parte del Estado de
medidas positivas para prevenir la violación de este derecho, como
serían todas las medidas necesarias para impedir las ejecuciones
arbitrarias por parte de sus propias fuerzas de seguridad, así como
para prevenir y castigar la privación de la vida como consecuencia
de actos criminales practicados por terceros particulares 68.

99. En el presente caso, las víctimas fueron detenidas colectivamente,


de forma ilegal y arbitraria, sometidas a tortura y tratos crueles,
inhumanos o degradantes durante su detención. Fueron golpeadas
con pistolas en la cabeza y con sillas, acusadas de “ladrón” y
estuvieron aisladas y amarradas durante su detención en el CORE
VII. Mientras se encontraban bajo la custodia estatal, y
cumpliendo las amenazas que les hicieron los agentes estatales,
fueron asesinados con armas de fuego y armas blancas (supra
párrs. 79.5 a 79.31). El menor Marco Antonio Servellón García fue
ejecutado con cuatro disparos de arma de fuego dirigidos a su

66
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 85; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 126; Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 252; Caso Baldeón
García, supra nota 3, párr. 117; Caso García Asto y Ramírez Rojas, supra nota 55, párr. 222; Caso
Fermín Ramírez. Sentencia de 20 de junio de 2005. Serie C No 126, párr. 117; Caso Caesar, supra
nota 13, párr. 59; Caso Lori Berenson Mejía. Sentencia de 25 de noviembre de 2004. Serie C
No.119, párr. 100; Caso De la Cruz Flores. Sentencia de 18 de noviembre de 2004. Serie C No. 115,
párr. 125; Caso Tibi. Sentencia de 7 de septiembre de 2004. Serie C No. 114, párr. 143; Caso de los
Hermanos Gómez Paquiyauri. Sentencia de 8 de julio de 2004. Serie C No. 110, párrs. 111 y 112;
Caso Maritza Urrutia. Sentencia de 27 de noviembre de 2003. Serie C No. 103, párrs. 89 y 92; Caso
Bámaca Velásquez. Sentencia de 25 de noviembre de 2000, Serie C No. 70, párr. 154; y Caso
Cantoral Benavides. Sentencia de 18 de agosto de 2000. Serie C No. 69, párr. 95.
67
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 126; Caso de la Masacre Pueblo Bello,
supra nota 7, párr. 119; y Caso “Instituto de Reeducación del Menor”. Sentencia de 2 de septiembre
de 2004. Serie C No. 112, párr. 157.
68
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 64; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr.125; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 131.

248
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

rostro y su cabeza. El menor Rony Alexis Betancourth Vásquez


recibió dos disparos de arma de fuego en la cabeza, y cuatro
heridas de arma blanca, tres de las cuales localizadas en el pecho.
Orlando Álvarez Ríos murió como consecuencia de dos disparos de
arma de fuego y su cuerpo presentaba señales de que había sido
objeto de violencia sexual antes de su muerte. Diomedes Obed
García Sánchez fue ejecutado mediante ocho disparos producidos
por arma de fuego, además de tres heridas de arma blanca, dos de
ellas producidas por machete, una de las cuales habría sido tan
profunda que le habría “casi […] cercena[do] la cabeza” (supra
párr. 79.31). El ensañamiento con que se ejecutó a las víctimas,
privándoles de la vida en forma humillante, las marcas de tortura
física presentes en los cuatro cadáveres, y la forma como sus
cuerpos fueron abandonados a la intemperie, constituyeron graves
atentados al derecho a la vida, a la integridad y libertad
personales.

100. Al respecto, en la declaración rendida por Marvin Rafael Díaz en el


Juzgado de Paz Segundo de lo Criminal el 19 de marzo de 1996,
éste manifestó que “el teniente Alfaro […] dijo, [„]a estos
déjenmelos aparte[´], los cuatro que aparecieron muertos el día
domingo diecisiete de [s]eptiembre de[1995]; y pud[o] observar
que los amarró con unos lazos que éste tenía, y vi[ó] que DIOMEDES
lloraba[. Estuvieron] pegados a un Pley wod [(sic)], viendo hacia la
pared, […]. Ellos estaban nerviosos, porque temían que los
mataran, ya que les habían advertido y [se les había dicho que]
pertenecían a la MARA DE LOS [POISON] y que [les] tenían clavo”
(supra párr. 79.7). Por su parte, Krisell Mahely Amador, novia de
Diomedes Obed García Sánchez, en su declaración rendida ante la
Fiscalía Especial de Derechos Humanos el 11 de octubre de 1995,
expresó que días antes de su muerte, la víctima le dijo “que ya le
habían dicho que lo iban a matar” (supra párr. 79.29).

101. Asimismo, esta Corte no deja de señalar el trato que recibieron las
víctimas menores de edad. Rony Alexis Betancourth Vásquez
indicó con señales a Carlos Yovanny Arguijo Hernández, quien
también había sido detenido ese mismo día, que le iban a matar,

249
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

“a dar corte de cabeza, ya que [Rony] llevó una de sus manos al


cuello, dándole a entender […] y que fue lo que escuch[ó] de éste
„si me palman, me palman…´ ya que [Rony le] dijo que decían que
pertenecía a la mara de los poison” (supra párr. 79.15).

102. Es ilícita toda forma de ejercicio del poder público que viole los
derechos reconocidos por la Convención 69. La Corte ha señalado
que los Estados responden por los actos de sus agentes, realizados
al amparo de su carácter oficial, y por las omisiones de los mismos,
aún si actúan fuera de los límites de su competencia o en violación
del derecho interno70. De manera especial, los Estados deben
vigilar que sus cuerpos de seguridad, a quienes les está atribuido el
uso de la fuerza legítima, respeten el derecho a la vida de quienes
se encuentren bajo su jurisdicción71.

103. En el presente caso agentes de la fuerza pública, haciendo uso


ilegal de su autoridad, detuvieron a las víctimas y las ejecutaron.
Al respecto, la Corte ha reiterado que en relación con el derecho a
la vida, los Estados tienen la obligación de garantizar la creación
de las condiciones que se requieran para que no se produzcan
violaciones de ese derecho inalienable 72, y que es particularmente

69
Cfr. Caso Ximenes Lópes, supra nota 3, párr. 84; Caso de la Masacre de Mapiripán,
supra nota 9, párr. 108; y Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri, supra nota 63, párr. 72.
70
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 84; Caso de la Masacre
de Pueblo Bello, supra nota 7, párr. 111; y Caso de la Masacre de Mapiripán,
supra nota 9, párr. 108.
71
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 66.
72
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 64; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 125; Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 129; Caso Baldeón
García, supra nota 3, párr. 83; Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa, supra nota 7, párr. 151;
Caso de la Masacre de Pueblo Bello, supra nota 7, párr. 120; Caso Huilca Tecse. Sentencia de 3 de
marzo de 2006. Serie C No. 121, párr. 65; Caso “Instituto de Reeducación del Menor”, supra nota
64, párr. 156; Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri, supra nota 63, párr. 128; Caso 19
Comerciantes. Sentencia de 12 de julio de 2003. Serie C No. 93, párr. 153; Caso Myrna Mack
Chang, supra nota 9, párr. 152; Caso Juan Humberto Sánchez, supra nota 54, párr. 110; y Caso de
los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros). Sentencia de 19 de noviembre de 1999. Serie C
No. 63, párr. 144.

250
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

grave su vulneración cuando ésta es producida por agentes


estatales, hecho reconocido por el Estado en su allanamiento.

104. Además de lo anterior, la Corte ha establecido, que los hechos de


este caso se dieron en el marco de un contexto de violencia en
contra de los niños y jóvenes en situación de riesgo social en
Honduras (supra párrs. 79.1, 79.2, 79.3 y 79.35).

105. El Tribunal observa que, si bien no se encuentra probado en el


expediente del presente caso la existencia, en la época de los
hechos, de un patrón sistemático de violaciones de derechos
humanos en perjucio de los niños y jóvenes en situación de riesgo,
sí está probado el contexto de violencia dentro del cual se han
perpetrado las violaciones a los derechos a la vida, integridad y
libertad personales en este caso.

106. Es necesario resaltar que el Estado manifestó ante la Corte que


“desde 1997 a la fecha [de presentación de la contestación de la
demanda, el 4 de julio de 2005,] se ha registrado una cantidad
importante de muertes violentas de menores”, y que el Estado
“[…] ha venido haciendo importantes esfuerzos para fortalecer una
política de protección a la niñez y sus derechos en general y, en
particular, para contrarrestar el fenómeno de muertes de
menores”. El Estado reconoce la existencia de lo que llama
fenómeno de muertes violentas de menores, aunque rechaza la
alegación de que el fenómeno se trate de una política de
“profilaxis social”.

107. Sin embargo, la Corte ha afirmado que la responsabilidad


internacional se genera en forma inmediata con el ilícito
internacional atribuido al Estado, y es consecuencia de todo
menoscabo a los derechos humanos que pueda ser atribuido a la
acción, y también a la omisión, de cualquier poder u órgano de
éste73. La responsabilidad internacional puede configurarse aún en

73
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 172; Caso Baldeón García, supra nota 3,
párr. 140; y Caso de la Masacre de Pueblo Bello, supra nota 7, párr. 112.

251
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

ausencia de intencionalidad, y hechos violatorios de la Convención


son de responsabilidad del Estado independientemente de que
éstos sean o no consecuencia de una política estatal deliberada.

108. La obligación positiva derivada del deber de respeto y garantía, de


crear las condiciones que se requieran para que no se produzcan
violaciones a los derechos humanos, en circunstancias como la del
presente caso, en que ha existido un contexto de violencia
caracterizado por ejecuciones extrajudiciales e impunidad, se
convierte en el deber, a cargo del Estado, de hacer cesar las
condiciones que permiten la ocurrencia reiterada de las
privaciones arbitrarias a la vida y de su falta de investigación.

109. En el presente caso, está demostrado que el Estado no adoptó las


medidas necesarias para cambiar el contexto de violencia en
contra de los niños y jóvenes en el marco del cual fueron
ejecutados Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis
Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed
García Sánchez. Esto agrava la responsabilidad internacional del
Estado.

*
* *
110. El referido contexto estuvo marcado por la estigmatización de los
jóvenes como supuestos causantes del aumento de la inseguridad
pública en Honduras y por la identificación, como delincuentes
juveniles, de los niños y jóvenes en situación de riesgo social, es
decir, pobres, en estado de vagancia, sin empleos fijos o que
padecen de otros problemas sociales (supra párr. 79.1).

111. Sobre esa vinculación entre la pobreza y la violencia dirigida a los

252
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

niños y jóvenes, la Relatora Especial de las Naciones Unidas para


Ejecuciones Extrajudiciales, Sumarias o Arbitrarias, señaló en su
informe de 14 de junio de 2002 respecto de Honduras, que “[s]i
bien los niños son vulnerables y están expuestos a abusos y a la
delincuencia por su falta de autonomía, la delincuencia juvenil
nunca puede utilizarse para justificar que las fuerzas de seguridad
maten a niños a fin de mantener el orden público” 74.

112. La Corte advierte que, en atención al principio de igualdad ante la


ley y no discriminación, el Estado no puede permitir por parte de
sus agentes, ni fomentar en la sociedad prácticas que reproduzcan
el estigma de que niños y jóvenes pobres están condicionados a la
delincuencia, o necesariamente vinculados al aumento de la
inseguridad ciudadana. Esa estigmatización crea un clima propicio
para que aquellos menores en situación de riesgo se encuentren
ante una amenaza latente a que su vida y libertad sean
ilegalmente restringidas.

113. Lo anterior es particularmente grave en el presente caso, ya que


Marco Antonio Servellón García y Rony Alexis Betancourth Vásquez
eran menores de edad. En la Opinión Consultiva No. 17 sobre la
Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño, la Corte expresó
que revisten especial gravedad los casos en los cuales las víctimas
de violaciones a los derechos humanos son niños y niñas, quienes
tienen además derechos especiales derivados de su condición a los
que corresponden deberes específicos de la familia, la sociedad y
el Estado75. El Tribunal entiende que la debida protección de los

74
Cfr. Los derechos civiles y políticos, en particular las cuestiones relacionadas con las
desapariciones y las ejecuciones sumarias. Ejecuciones extrajudiciales, Sumarias o Arbitrarias.
Informe de la Relatora Especial, Sra. Asma Jahangir, presentado en cumplimiento de la resolución
2002/36 de la Comisión de Derechos Humanos. Adición. Misión a Honduras. E/CN.4/2003/3/Add.2.
de 14 de junio de 2002.
75
Cfr. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Opinión
Consultiva OC-17/02 de 28 de agosto de 2002. Serie A No. 17, párr. 54. Cfr.
también, Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 244; Caso de la
Masacre de Mapiripán, supra nota 9, párr. 152; y Caso de las Niñas Yean y
Bosico. Sentencia de 8 de septiembre de 2005. Serie No C 130, párr. 33.

253
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

derechos de los niños, debe tomar en consideración sus


características propias y la necesidad de propiciar su desarrollo, y
debe ofrecerles las condiciones necesarias para que el niño viva y
desarrolle sus aptitudes con pleno aprovechamiento de sus
potencialidades76. Asimismo, la Corte indicó que el artículo 19 de
la Convención debe entenderse como un derecho complementario
que el tratado establece para seres humanos que por su desarrollo
físico y emocional necesitan medidas de protección especial 77.

114. El Tribunal en el Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales


y otros) estableció que dentro de las medidas de protección a que
alude el artículo 19 de la Convención, se debe incluir la asistencia
especial a los niños privados de su medio familiar, la garantía de la
supervivencia y el desarrollo del niño, el derecho a un nivel de vida
adecuado y la reinserción social de todo niño víctima de abandono
o explotación78. El Estado tiene el deber de adoptar todas las
medidas positivas para asegurar la plena vigencia de los derechos
del niño79.

115. El entonces Comisionado Nacional de Derechos Humanos, en su


informe titulado “Informe Especial sobre Muertes Violentas de
Niños, Niñas y Adolescentes en Honduras” de 21 de enero de 2002,
señaló que “desde que Honduras retornó al orden constitucional en
el año 1980, ningún gobierno adoptó acciones o presupuestos

76
Cfr. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Opinión Consultiva OC-17/02,
supra nota 72, párr. 56. Cfr. también, Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 244;
Caso de la Masacre de Mapiripán, supra nota 9, párr. 152; y Caso de los Hermanos Gómez
Paquiyauri, supra nota 63, párr. 163.
77
Cfr. Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 244; Caso de
la Masacre de Mapiripán, supra nota 9, párr. 152; y Caso “Instituto de
Reeducación del Menor”, supra nota 64, párr. 147.
78
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros), supra nota 69, párr.
196; y Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros). Reparaciones (art.63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos). Sentencia de 26 de mayo de 2001. Serie C No.
77, párr. 90.
79
Cfr. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Opinión Consultiva OC-17/02,
supra nota 72, párr. 91.

254
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

extraordinarios para proteger y atender las necesidades de la


infancia, pese a la gravedad de la situación.” Respecto de la
violencia que afecta a un sector de los jóvenes en Honduras,
expresó que

[ocurrió la] sustitución de la investigación y el análisis


por una cobertura periodística del tema caracterizada
por el “sensacionalismo” y “amarillismo”, a través de la
cual se estereotipó o etiquetó al “marero” como
“delincuente”, pese a que cifras de la Dirección
General de Investigación Criminal (DIC) confirmaron que
los menores de 18 años no son los protagonistas
principales de la inseguridad ciudadana. De 42 mil
denuncias recibidas a febrero del 2000, sólo 5.5% de los
responsables fueron menores de 18 años. Una
investigación sobre Pandillas y Violencia Juvenil señala
que “es usual encontrar en las páginas dedicadas a la
nota roja en la prensa local, crónicas dedicadas al
relato de las acciones delictivas y violentas realizados
por adolescentes y jóvenes mareros o pandilleros. Esta
amplia acogida que han encontrado sus actividades en
la prensa local ha contribuido a proyectar ante la
opinión pública la imagen de que las maras o pandillas
juveniles están integradas por adolescentes y jóvenes
incorregibles para los cuales la única alternativa de
profilaxis social es la cadena perpetua o lo muerte”.

116. El Estado tiene la obligación de asegurar la protección de los niños


y jóvenes afectados por la pobreza que estén socialmente
marginados80 y, especialmente, evitar su estigmatización social
como delincuentes. Es pertinente destacar, como lo hizo la Corte
en el Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros),
que si los Estados tienen elementos para creer que los niños en

80
Cfr. La salud y el desarrollo de los adolescentes en el contexto de la
Convención sobre los Derechos del Niño, 21 de Julio de 2003, UN Document
CRC/GC/2003/4.

255
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

situación de riesgo están afectados por factores que pueden


inducirlos a cometer actos ilícitos, o disponen de elementos para
concluir que los han cometido, en casos concretos, deben extremar
las medidas de prevención del delito 81. El Estado debe asumir su
posición especial de garante con mayor cuidado y responsabilidad,
y debe tomar medidas especiales orientadas en el principio del
interés superior del niño 82.

117. Los hechos del presente caso ocurrieron en razón de la condición


de personas en situación de riesgo social que tenían las víctimas, lo
que demuestra que el Estado no les proporcionó a Marco Antonio
Servellón García ni a Rony Alexis Betancourth Vásquez un ambiente
que les protegiera de la violencia y del abuso, y no permitió su
acceso a servicios y bienes esenciales, de una forma tal que esa
falta privó definitivamente a los menores su posibilidad de
emanciparse, desarrollarse y de tornarse adultos que pudieran
determinar su propio futuro.

*
* *
118. La Corte no puede dejar de advertir que los hechos del presente
caso forman parte de una situación en que prevalece un alto índice
de impunidad en hechos criminales perpetrados tanto por agentes
estatales como por particulares (supra párrs. 79.2 y 79.4), lo que

81
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros), supra nota 69, párr.
197; y Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil (Directrices
de Riad). Adoptadas y proclamadas por la Asamblea General de la ONU en su resolución 45/112 de
4 de diciembre de 1990, Capítulo III, párr. 9.
82
Cfr. Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri, supra nota 63, párrs. 124, 163 a 164, y
171; Caso Bulacio, supra nota 54, párrs. 126, 133 y 134; Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán
Morales y otros), supra nota 69, párrs. 146 y 195; y Condición Jurídica y Derechos Humanos del
Niño. Opinión Consultiva OC-17/02, supra nota 72, párr. 60.

256
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

crea un campo propicio para que violaciones como las de este caso
sigan ocurriendo.

119. La Corte ha establecido que una de las condiciones para garantizar


efectivamente los derechos a la vida, a la integridad y a la libertad
personales es el cumplimiento del deber de investigar las
afectaciones a los mismos, que se deriva del artículo 1.1 de la
Convención en conjunto con el derecho sustantivo que debe ser
amparado, protegido o garantizado 83. A la luz de ese deber, una
vez las autoridades estatales tengan conocimiento del hecho,
deben iniciar ex officio y sin dilación, una investigación seria,
imparcial y efectiva84. Esta investigación debe ser realizada por
todos los medios legales disponibles y orientada a la determinación
de la verdad y la investigación, persecución, captura,
enjuiciamiento, y en su caso, el castigo de todos los responsables
de los hechos85.

120. Este Tribunal ha especificado que la eficiente determinación de la


verdad en el marco de la obligación de investigar una muerte que
pudo deberse a una ejecución extrajudicial, debe darse desde las
primeras diligencias con toda acuciosidad. La Corte ha señalado
que para orientar tales diligencias debe tomarse en cuenta el
Manual sobre la Prevención e Investigación Efectiva de Ejecuciones
Extrajudiciales, Arbitrarias y Sumarias de Naciones Unidas86. Las
autoridades estatales que conducen una investigación deben, inter
alia, a) identificar a la víctima; b) recuperar y preservar el

83
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 147; Caso de las Masacres de Ituango,
supra nota 3, párr. 297; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 92.
84
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 79; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 148; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 296.
85
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 148; Caso Baldeón García, supra nota 3,
párr.94; y Caso de la Masacre de Pueblo Bello, supra nota 9, párr. 143.
86
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 140; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 179; Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 298; y Manual Sobre
la Prevención e Investigación Efectiva de Ejecuciones Extrajudiciales, Arbitrarias y Sumarias de las
Naciones Unidas, E/ST/CSDHA/.12 (1991).

257
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

material probatorio relacionado con la muerte; c) identificar


posibles testigos y obtener sus declaraciones en relación con la
muerte que se investiga; d) determinar la causa, forma, lugar y
momento de la muerte, así como cualquier procedimiento o
práctica que pueda haberla provocado, y e) distinguir entre muerte
natural, muerte accidental, suicidio y homicidio. Además, es
necesario investigar exhaustivamente la escena del crimen, se
deben realizar autopsias y análisis de restos humanos, en forma
rigurosa, por profesionales competentes y empleando los
procedimientos más apropiados.

121. La Corte observa que en el caso sub judice se llevaron a cabo


diversas diligencias, pero las mismas presentaron omisiones
importantes, tales como:
a) el levantamiento de los cadáveres de las víctimas fue
realizado el 17 de septiembre de 1995, sin asegurar la
recolección y preservación de la escena del crimen. No se
tomaron muestras de sangre a las víctimas ni se examinaron sus
ropas. Tampoco hay constancia de que se haya analizado la
escena del crimen por presencia de sangre, cabellos o fibras o
algún tipo de huellas, ni se examinaron los cuerpos u objetos
para determinar la existencia de huellas dactilares. En las
fotografías de los cadáveres que constan en el expediente no es
posible apreciar la existencia de heridas o marcas de tortura, y
en algunos de los casos hay fotografías sólo de la parte superior
del cuerpo. Esto se agrava en dos de las diligencias referentes
al levantamiento de los cadáveres de Marco Antonio Servellón
García y Diomenes Obed García, ya que en las actas se indica
que no se tomaron las fotografías de los cadáveres por falta de
rollo para la cámara fotográfica;
b) en el caso de Orlando Álvarez Ríos el cuerpo apareció
con signos de haber sido objeto de violencia sexual por los
agresores, sin embargo no se realizó examen alguno para
comprobarlo. La fiscalía encargada de la investigación tampoco
solicitó diligencias al respecto, y
c) las autopsias de Marco Antonio Servellón García, Rony
Alexis Betancourth Vázquez, Diomedes Obed García Sánchez y

258
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Orlando Álvarez Ríos se incorporaron al proceso penal seguido


ante el Juzgado de Letras Primero de lo Criminal el 7 de junio y
el 5 de agosto de 1996. En dichas autopsias se señaló la causa
de la muerte de cada una de las víctimas y se indicó la
existencia de heridas producidas por armas de fuego o por
armas blancas, pero no hacen referencia a otro tipo de heridas
o marcas de tortura o violencia física en los cuerpos.

122. En lo que se refiere a otras marcas o heridas en los cuerpos de las


víctimas, en el informe sobre la denuncia No. 9173, emitido por la
Fiscal Titular de la Fiscalía de Derechos Humanos el 17 de
septiembre de 1995, se indicó que “todos [los cuerpos] tenían
señas de tortura”. No obstante la conclusión de dicho informe, la
fiscalía encargada no solicitó la realización de nueva autopsia o de
exámenes adicionales para investigar y documentar la tortura
practicada a las víctimas con anterioridad a su muerte.

123. En casos de ejecuciones extrajudiciales es fundamental que los


Estados investiguen efectivamente la privación del derecho a la
vida, y en su caso, castiguen a todos sus responsables,
especialmente cuando están involucrados agentes estatales, ya que
de no ser así, se estarían creando, dentro de un ambiente de
impunidad, las condiciones para que este tipo de hechos vuelva a
repetirse, lo que es contrario al deber de respetar y garantizar el
derecho a la vida87. Además, si los hechos violatorios a los
derechos humanos no son investigados con seriedad, resultarían,
en cierto modo, auxiliados por el poder público, lo que
compromete la responsabilidad internacional del Estado88.

124. Para determinar si la obligación de proteger los derechos a la vida


y a la integridad y libertad personales por la vía de una
investigación seria de lo ocurrido, se ha cumplido a cabalidad, es

87
Cfr. Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 91; Caso Masacre de Pueblo Bello, supra
nota 7, párr. 143; y Caso Myrna Mack Chang, supra nota 9, párr. 156.
88
Cfr. Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 91; Caso de la Masacre de Pueblo Bello,
supra nota 7, párr. 145; Caso de la Masacre de Mapiripán, supra nota 9, párrs. 137 y 232.

259
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

preciso examinar los procedimientos abiertos a nivel interno


destinados a identificar a los responsables por los hechos del caso.
Este examen se hará a la luz de lo que dispone el artículo 25 de la
Convención Americana y de los requerimientos que impone el
artículo 8 de la misma para todo proceso, y se efectuará en el
Capítulo IX de la presente Sentencia.

*
* *
125. Las anteriores consideraciones llevan a la Corte a concluir que, por
haber faltado a sus deberes de respeto, prevención y protección de
los derechos a la vida y a la integridad y libertad personales por la
detención ilegal y arbitraria, la tortura y los tratos crueles,
inhumanos o degradantes y la muerte de las víctimas, el Estado
tiene responsabilidad internacional por la violación de los artículos
7.1, 7.2, 7.3, 7.4 y 7.5, 5.1 y 5.2, y 4.1 de la Convención
Americana, en relación con el artículo 1.1 de dicho tratado, en
perjuicio de Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis
Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed
García Sánchez, así como por la violación del artículo 5.5 de la
Convención, en conexión con el artículo 19 de ese instrumento,
ambos en relación con el artículo 1.1 del mismo tratado, en
perjuicio de Marco Antonio Servellón García y Rony Alexis
Betancourth Vásquez.

*
* *
126. El Tribunal pasa a analizar lo alegado por la Comisión y los
representantes respecto de la violación del artículo 5.1 y 5.2 de la

260
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Convención Americana, en perjuicio de los familiares de las


víctimas, por la supuesta angustia y sufrimiento que habrían
experimentado como consecuencia de la detención ilegal, tortura y
ejecución extrajudicial de Marco Antonio Servellón García, Rony
Alexis Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed
García Sánchez, así como por las circunstancias que rodearon su
asesinato, y por el trato dado a sus cuerpos, ya que fueron
encontrados con marcas de violencia y abandonados a la
intemperie en distintos puntos de la ciudad de Tegucigalpa, lo que
habría constituido para sus familiares un trato cruel, inhumano o
degradante. Aunado a ello, la frustración e impotencia ante la
falta de investigación de los hechos y sanción de los responsables,
luego de trascurridos once años de los sucesos.

127. En su allanamiento el Estado no se refirió expresamente a la


alegada violación del artículo 5 de la Convención, en perjuicio de
los familiares de las víctimas.

128. Esta Corte ha señalado, en reiteradas oportunidades 89, que los


familiares de las víctimas de violaciones de los derechos humanos
pueden ser, a su vez, víctimas. El Tribunal ha considerado violado
el derecho a la integridad psíquica y moral de algunos familiares de
las víctimas con motivo del sufrimiento que estos han padecido
como producto de las circunstancias particulares de las violaciones
perpetradas contra sus seres queridos y a causa de las posteriores
actuaciones u omisiones de las autoridades estatales frente a los
hechos.

129. Analizadas las circunstancias del caso, la Corte considera que la


ilegalidad y arbitrariedad de la detención de Marco Antonio
Servellón García y de Rony Alexis Betancourth Vásquez, la tortura y
los tratos crueles, inhumanos o degradantes a los que fueron
sometidos, y el ensañamiento de su ejecución extrajudicial,
vulneró la integridad personal de los señores Reyes Servellón

89
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 156; Caso Baldeón García, supra nota 3,
párr. 128; y Caso Gómez Palomino, supra nota 7, párr. 60.

261
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Santos y Bricelda Aide García Lobo, padres de Marco Antonio


Servellón García, y de los señores Manases Betancourth Núñez e
Hilda Estebana Hernández López, padres de Rony Alexis
Betancouth Vásquez. En cuanto a la madre de Orlando Álvarez
Ríos, señora Antonia Ríos, quién salió de Honduras desde el año
1989 y actualmente vive en los Estados Unidos de América, este
Tribunal no encuentra suficientes elementos en el acervo
probatorio del presente caso que corroboren una afectación a su
integridad personal a raíz de la muerte de su hijo.

130. La Corte observa que al momento de su muerte, Diomedes Obed


García Sánchez vivía en una casa de asistencia a menores de la
calle y se desconocía el paradero de sus familiares, de lo que se
desprende que dichos parientes habían interrumpido sus lazos con
la víctima, por lo que no es posible establecer su afectación a
causa de los hechos de este caso. Lo anterior se refleja en la falta
de ubicación del padre y de otros familiares de la víctima a lo largo
del proceso interno y durante la tramitación del presente caso ante
los órganos del sistema interamericano, habiendo transcurrido once
años desde la ocurrencia de los hechos. En consecuencia, esta
Corte considera que al señor Diomedes Tito García Casildo, padre,
a Ester Patricia García Sánchez, Jorge Moisés García Sánchez y
Fidelia Sarahí García Sánchez, hermanos de Diomedes Obed García
Sánchez, no les fue violado el derecho a la integridad personal
consagrado en el artículo 5 de la Convención Americana.

131. Por otro lado, en lo que se refiere al señor Concepción Álvarez,


padre de Orlando Álvarez Ríos, y a la señora Andrea Sánchez
Loredo, madre Diomedes Obed García Sánchez, debido a que éstos
fallecieron con anterioridad a la ocurrencia de los hechos del caso
sub judice, este Tribunal no se pronunciará sobre la alegada
violación a su integridad personal.

132. En lo que se refiere a la hermana de Orlando Álvarez Ríos, señora


Dilcia Álvarez Ríos, la Corte estima necesario resaltar que la
víctima vivía con ella al momento de los hechos. Dicha señora ha
sufrido por el trato que recibió su hermano por parte de los

262
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

agentes estatales, por las diligencias que realizó para tratar de


ubicarlo y al fin encontrarlo en la morgue, cuando estaba confiada
que su hermano estaba bajo la custodia del Estado. Asimismo, ha
participado en la búsqueda de la justicia en relación con la muerte
de su hermano, por lo que ha revivido las circunstancias en que
éste falleció. Todo lo anterior vulneró la integridad personal de la
hermana de la víctima.

133. De los hechos del presente caso se observa la angustia padecida


por la hermana de Orlando Álvarez Ríos, quien manifestó en su
declaración testimonial rendida el 23 de febrero de 1996 ante el
Juzgado de Paz de lo Criminal de Tegucigalpa lo siguiente:

[…e]ntonces el día domingo, esper[ó] [a su hermano,


Orlado Álvarez Ríos]; pero no llegó; y luego, […] no sabía
nada; y sent[ió] una gran tristeza […] y lleg[ó a su] casa,
como a las doce del día; y, cuando v[ió] que [su] hermano
no estaba; empez[ó] a sentir preocupación; y, todo el día
lunes, lo espera[ron] hasta en la noche; y, pens[ó] que tal
vez lo sacaban a última hora y, no lo bus[có] y cómo
estaba confiada que lo tenían encerrado y que él [la]
había llamado diciendo que estaba en el Séptimo
Comando. Luego, el martes, ya cuando era mediodía y
v[ió] que no había llegado, [se] aflig[ió] y decidi[ó] ir a
buscar[lo] al Séptimo Comando […]. [Cuando volvió a su]
casa, sinti[ó] una corazonada que [su] hermano podía
estar muerto, y [se] traslad[ó] a la Morgue, a las siete de
la noche, fu[e] con [su] hijo y con el Vigilante de la
Colonia, del día martes; y al llegar allí, [su] hijo, que
entró a verlo, no tardó ni cinco minutos para identificar
[a Orlando, cuyo cadáver] estaba en el frezer. Luego,
[le] dijeron los empleados de la Morgue, que lo habían
encontrado en el kilómetro 41; y responsabilizó a las
autoridades del Séptimo Comando Regional de la Fuerza
de Seguridad Pública.

263
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

134. Asimismo, en lo que se refiere a la señora Marja Ibeth Castro


García, hermana de Marco Antonio Sevellón García, ésta ha sufrido
por las condiciones de detención y la ejecución extrajudicial de su
hermano, cuando estaba bajo custodia de las autoridades
estatales, y en el curso de las diligencias que realizó para
denunciar los hechos ocurridos. En consideración de lo anterior,
este Tribunal concluye que el Estado vulneró su integridad
personal.

135. En relación con los otros hermanos de las víctimas, a saber: Pablo
Servellón García y Héctor Vicente Castro García, hermanos de
Marco Antonio Servellón García; y Juan Carlos Betancourth
Hernández, Manaces Betancourt Aguilar, Emma Aracely
Betancourth Aguilar, Enma Aracely Betancourth Abarca y Lilian
María Betancourt Álvarez, hermanos de Rony Alexis Betancourth
Vásquez, las partes no han allegado al Tribunal prueba que permita
determinar las afectaciones o el sufrimiento que las muertes de las
víctimas pudiera haberles causado. En consecuencia, esta Corte
considera que no hay elementos probatorios suficientes para
concluir que el Estado violó el artículo 5 de la Convención
Americana, en perjuicio de los mencionados hermanos de las
víctimas.

136. Por otra parte, la Comisión y los representantes han señalado como
presuntas víctimas a la niña Zara Beatris Bustillo Rivera, que según
alegan es hija de Rony Alexis Betancourth Vásquez, y a la señora
Ana Luisa Vargas Soto, que alegan era su compañera al momento
de los hechos del presente caso. La Comisión además incluyó como
presunta víctima a la madre de la niña, la señora Norma Estela
Bustillo Rivera.

137. Esta Corte observa que en el certificado de nacimiento de la niña


Zara Beatris Bustillo Rivera no consta que sea hija de Rony Alexis
Betancourth Vásquez. Sin embargo, el Estado no objetó su
existencia ni su parentesco con la víctima. Por lo tanto, esta Corte
considera a la niña Zara Beatris Bustillo Rivera como hija de Rony
Alexis Betancourth Vásquez. El Estado tampoco ha negado el

264
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

vínculo que ha existido entre la víctima con Ana Luisa Vargas Soto,
por lo que este Tribunal considera que ella era su compañera al
momento de los hechos. Por último, este Tribunal no encuentra
elementos probatorios suficientes para establecer que se produjo
una significativa afectación como consecuencia de los hechos del
presente caso, a la señora Norma Estela Bustillo.

138. En lo que se refiere a la niña Zara Beatris Bustillo Rivera, esta


Corte observa que, por su condición de menor, era esencial para su
pleno desarrollo la presencia de su padre. Como consecuencia de
la ejecución extrajudicial de Rony Alexis Betancourth Vásquez, ha
crecido sin la figura paterna. En cuanto a la señora Ana Luisa
Vargas Soto, compañera de hogar de Rony Alexis Betancourth
Vásquez, este Tribunal, en consideración de las circunstancias
violentas de la detención y ejecución extrajudicial de su
compañero, cuando estaba bajo custodia de las autoridades
estatales, concluye que le han causado sufrimiento y dolor. Esta
Corte considera que el Estado es responsable por la vulneración a
la integridad psíquica y moral de Zara Beatris Bustillo Rivera y Ana
Luisa Vargas Soto.

*
* *

139. Las anteriores consideraciones llevan a la Corte a concluir que el


Estado tiene responsabilidad por violación al derecho a la
integridad personal consagrado en el artículo 5.1 de la Convención
Americana, en relación al artículo 1.1 de dicho tratado, en
perjuicio de los familiares de Marco Antonio Servellón García,
señores Reyes Servellón Santos, padre, Bricelda Aide García Lobo,
madre, y Marja Ibeth Castro García, hermana; de los familiares de
Rony Alexis Betancourth Vásquez, señores Manases Betancourth
Núñez, padre, Hilda Estebana Hernández López, madre, Zara
Beatris Bustillo Rivera, hija, y Ana Luisa Vargas Soto, compañera de
hogar, y de la hermana de Orlando Álvarez Ríos, señora Dilcia
Álvarez Ríos.

265
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

IX
VIOLACIÓN DE LOS ARTÍCULOS 8.1 Y 8.2, 7.6
Y 25.1 DE LA CONVENCIÓN AMERICANA,
EN RELACIÓN CON EL ARTÍCULO 1.1 DE LA MISMA
(Garantías Judiciales, Libertad Personal, Protección
Judicial,y Obligación de Respetar los Derechos)

140. La Corte concluyó en el Capítulo VI, a la luz del reconocimiento de


responsabilidad internacional realizado por el Estado, que éste
violó los artículos 7.6, 8.1 y 25.1 de la Convención Americana, en
perjuicio de Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis
Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed
García Sánchez, por no haberles garantizado una protección
efectiva a través del recurso de hábeas corpus, y que el Estado
violó el artículo 8.2 de la Convención por no haber respetado el
principio a la presunción de inocencia, en perjuicio de las
mencionadas víctimas. Asimismo, el Tribunal admitió la violación
de los artículos 8 y 25 de la Convención, en perjuicio de los
familiares de Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis
Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed
García Sánchez por la falta de una adecuada investigación de los
hechos. En consideración de dicho allanamiento, el Tribunal no
hará un resumen de los alegatos de las partes. Sin perjuicio de lo
anterior, la Corte determinó, respecto a los artículos 8 y 25 de la
Convención Americana, que seguía en controversia lo referente al
incumplimiento del artículo 8 de la Convención, lo que ha llevado a
la impunidad del presente caso, alegada por la Comisión y los
representantes.

Consideraciones de la Corte

141. El artículo 7.6 de la Convención Americana establece que:

266
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

6. Toda persona privada de libertad tiene derecho


a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de
que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su
arresto o detención y ordene su libertad si el arresto o
la detención fueran ilegales. En los Estados Partes
cuyas leyes prevén que toda persona que se viera
amenazada de ser privada de su libertad tiene derecho
a recurrir a un juez o tribunal competente a fin de que
éste decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho
recurso no puede ser restringido ni abolido. Los
recursos podrán interponerse por sí o por otra persona.

[…]

142. El artículo 8 de la Convención dispone que:

1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las


debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un
juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación
de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para
la determinación de sus derechos y obligaciones de orden
civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.

2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a


que se presuma su inocencia mientras no se establezca
legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda
persona tiene derecho, en plena igualdad […] a las garantías
mínimas[.]

[…]

143. El artículo 25 de la Convención dispone que:

267
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y


rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o
tribunales competentes, que la ampare contra actos que
violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando
tal violación sea cometida por personas que actúen en
ejercicio de sus funciones oficiales.

[…]

144. El artículo 1.1 de la Convención Americana dispone que:

Los Estados Partes en esta Convención se comprometen


a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella
y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona
que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación
alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma,
religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole,
origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social.

145. La Comisión y los representantes señalaron que después de


“nueve” años de ocurridos los hechos, no se han formulado cargos
contra sospechoso alguno, y que el Estado ha incurrido en un
retardo injustificado en las investigaciones, ya que al momento de
la presentación de la demanda el proceso penal aún continuaba en
la etapa sumarial, por lo que persiste la impunidad en el presente
caso. Por su parte, el Estado rechazó que no haya habido
investigación de los hechos, pero aceptó que los resultados
producidos en la misma no han sido hasta ahora adecuados, ya que
“aún no ha habido una sanción adecuada de los perpetradores [del]
crimen.” Además, indicó que el Ministerio Público continua
desarrollando esfuerzos importantes para la persecución y sanción
de los autores materiales e intelectuales de la detención y muerte
de las víctimas, lo que significaría “que no puede hablarse de
impunidad en estos casos, de una forma concluyente y definitiva.”

268
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

El Estado no se refirió expresamente al alegado retardo


injustificado en la investigación.

146. En el presente caso, la Corte estableció que el Estado ha faltado a


sus deberes de respeto, prevención y protección, y que por lo
tanto es responsable por la violación de los derechos a la vida, a la
integridad y a la libertad personales de Marco Antonio Servellón
García, Rony Alexis Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y
Diomedes Obed García Sánchez. En razón de todo ello el Estado
tiene el deber de investigar las afectaciones a dichos derechos
como una condición para garantizarlos, como se desprende del
artículo 1.1 de la Convención Americana.

147. Los Estados Partes de la Convención están obligados a suministrar


recursos judiciales efectivos a las víctimas de violaciones de
derechos humanos (artículo 25), recursos que deben ser
sustanciados de conformidad con las reglas del debido proceso
legal (artículo 8.1), todo ello dentro de la obligación general, a
cargo de los mismos Estados, de garantizar el libre y pleno
ejercicio de los derechos reconocidos por el mencionado tratado a
toda persona que se encuentre bajo su jurisdicción (artículo 1.1) 90.

148. La Corte ha constatado que se abrió un proceso penal en la


jurisdicción ordinaria, en el cual se acumularon las causas iniciadas
en relación con los hechos del presente caso. El Tribunal recuerda
que, a la luz de lo establecido en los artículos 8 y 25 de la
Convención, los procedimientos deben ser efectivamente
desarrollados con respeto a las garantías judiciales, en un plazo
razonable, y deben ofrecer un recurso efectivo para asegurar los
derechos de acceso a la justicia, el conocimiento de la verdad de
los hechos y la reparación a los familiares91.

90
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 175; Caso de las Masacres de Ituango,
supra nota 3, párr. 287; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 143.
91
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 171; Caso de las Masacres de Ituango,
supra nota 3, párr. 291; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 139.

269
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

149. En el presente caso el proceso penal se inició el 5 de marzo de


1996 y en consideración del trámite del mismo se realizó una
consulta a la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia relativa a
la dirección del procedimiento. Dicha Sala, en respuesta a la
consulta, el 12 de agosto de 2002 señaló lo siguiente:

[…]1. Las presentes diligencias de investigación se


encuentran todavía en etapa sumarial o instrucción, a
pesar de la prescripción de procesar contenida en el
artículo 174 del Código de Procedimientos Penales de
1984, en cuanto a que el sumario no durará más de un
mes, excepto en los casos en que deba practicarse
pruebas fuera del territorio, pero en todo caso no
excederá de 3 meses. 2. Dentro de las diligencias
ordenadas por el Juez instructor están, identificación
de archivos, nombramientos, causa[s] de altas y bajas
de algunos tenientes y agentes, sin que se haya
ejecutado tales requerimientos por autoridad
responsable obligada a suministrar las informaciones
requeridas; asimismo ha ordenado remisión de
informaciones sobre hojas de vida de los procesados sin
que haya tenido el Tribunal respuestas oportunas y
precisas para fortalecer la investigación; ante la
inobservancia de lo ordenado, el juez responsable de la
investigación no puede pasar desapercibido [de] tales
negligencias, de lo que deberán actuar
responsablemente en la esfera de sus atribuciones. 3.
Los niveles de investigación practicados hasta ahora
para investigar la muerte de MARCO ANTONIO
SERVELLON GARCIA, DIOMEDES OBED GARCIA, ORLANDO
ALVAREZ RIOS Y RONY ALEXIS BETANCOURT[H], no han
sido efectivas, ya que no han logrado cumplir con el
objetivo de la etapa sumarial del proceso […].

150. La situación señalada por la Sala Penal de la Corte Suprema de


Justicia no ha variado once años después de ocurridos los hechos y
a cuatro años de haberse emitido la referida consulta. En el

270
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

proceso penal tramitado en el Juzgado de Letras Primero de lo


Criminal de Tegucigalpa no se ha decretado todavía la sentencia de
primera instancia, en vulneración del plazo razonable. Este
Tribunal considera que dicha demora, en exceso prolongada,
constituye per se una violación de las garantías judiciales, como lo
ha señalado en otros casos, la cual no ha sido justificada por el
Estado92.

151. Lo anterior demuestra la falta de diligencia en el impulso de los


procedimientos orientados a investigar, procesar, y en su caso,
sancionar a todos los responsables. La función de los órganos
judiciales intervinientes en un proceso no se agota en posibilitar un
debido proceso que garantice la defensa en juicio, sino que debe
además asegurar en un tiempo razonable 93 el derecho de la víctima
o sus familiares a saber la verdad de lo sucedido y a que se
sancione a los eventuales responsables94. El derecho a la tutela
judicial efectiva exige que los jueces que dirijan el proceso eviten
dilaciones y entorpecimientos indebidos, que conduzcan a la
impunidad y frusten la debida protección judicial de los derechos
humanos95.

152. Asimismo, en el caso sub judice la vinculación con los hechos de los
agentes del Estado, supuestamente responsables de participar en
la ejecución extrajudicial de las víctimas, no ha sido investigada a
cabalidad, por lo que no se han determinado las correspondientes
responsabilidades penales de dichos hechos. Luego de varias
solicitudes de la Fiscalía, el 9 de febrero de 2005 el Juzgado de

92
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 203; Caso Baldeón García, supra nota 3,
párr. 153; y Caso López Alvarez, supra nota 55, párr. 128;
93
Cfr. Caso 19 Comerciantes, supra nota 69, párr. 188; Caso Myrna Mack Chang, supra
nota 9, párr. 209; y Caso Bulacio, supra nota 54, párr. 114.
94
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 55; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 206; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 289.
95
Cfr. Caso Myrna Mack Chang, supra nota 9, párr. 210; y Caso Bulacio, supra nota 54,
párr. 115.

271
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Letras Primero de lo Criminal dictó órdenes de captura contra tres


de los imputados, señores José Alberto Alfaro Martínez, Víctor
Hugo Vivas Lozano y Roxana Sierra Ramírez, pero estas órdenes no
han tenido efectividad alguna. Entre esos imputados, el único
detenido, señor José Alberto Alfaro Martínez, lo fue porque se
entregó voluntariamente. El Estado no ha adoptado medidas
concretas tendientes a hacer efectiva la investigación,
procesamiento y, en su caso, la sanción de todos los responsables.

153. Tomando en cuenta el reconocimiento realizado por el Estado y el


acervo probatorio del presente caso, el Tribunal encuentra que la
falta de celeridad en la investigación y la negligencia de las
autoridades judiciales en realizar una investigación seria y
exhaustiva de los hechos que conduzca a su esclarecimiento y al
enjuiciamiento de los responsables, constituye una grave falta al
deber de investigar y de ofrecer un recurso efectivo que establezca
la verdad de los hechos, juzgue y sancione a sus responsables y
garantice el acceso a la justicia para los familiares de Marco
Antonio Servellón García, Rony Alexis Betancourth Vásquez,
Orlando Álvarez Ríos Y Diomedes Obed García Sánchez con plena
observancia de las garantías judiciales. La investigación que
actualmente se realiza podría dejar a los posibles responsables de
los hechos en la impunidad.

154. La Corte advierte que el Estado tiene la obligación de combatir la


impunidad por todos los medios legales disponibles, ya que ésta
propicia la repetición crónica de las violaciones de derechos
humanos y la total indefensión de las víctimas y de sus familiares 96.
Esa obligación de combatir la impunidad se ve acentuada cuando
se trata de violaciones cuyas víctimas son niños. La impunidad en
el presente caso se ve corroborada por el propio Estado que, en su
“Informe sobre los avances en los procedimientos legales y de
investigación de muertes de niños y jóvenes en Honduras, de 25 de
agosto de 2003” indicó que “hasta ahora, los responsables de la

96
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 137; Caso de las Masacres de
Ituango, supra nota 3, párr. 299; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 168.

272
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

mayoría de esos crímenes[, asesinatos de jóvenes menores de 18


años,] no han sido aprehendidos”.

*
* *

155. El Tribunal considera que el Estado es responsable por la violación


de los derechos consagrados en los artículos 8.1, 8.2, 7.6, y 25.1
de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de ese
tratado, en perjuicio de Marco Antonio Servellón García, Rony
Alexis Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed
García Sánchez.

156. La Corte concluye que el proceso penal no ha constituido un


recurso efectivo para garantizar el acceso a la justicia, la
determinación de la verdad de los hechos, la investigación, y en su
caso, la sanción de los responsables y la reparación de las
consecuencias de las violaciones. Consecuentemente, el Estado es
responsable por la violación de los artículos 8.1 y 25.1 de la
Convención, en relación con el artículo 1.1 de ese instrumento, en
perjuicio de los familiares de Marco Antonio Servellón García,
Reyes Servellón Santos, padre, Bricelda Aide García Lobo, madre, y
Marja Ibeth Castro García, Pablo Servellón García y Héctor Vicente
Castro García, hermanos; de los familiares de Rony Alexis
Betancourth Vásquez, Manases Betancourth Núñez, padre, Hilda
Estebana Hernández López, madre, Zara Beatris Bustillo Rivera,
hija, Ana Luisa Vargas Soto, compañera de hogar, y Juan Carlos
Betancourth Hernández, Manaces Betancourt Aguilar, Emma
Aracely Betancourth Aguilar, Enma Aracely Betancourth Abarca, y
Lilian María Betancourt Álvarez, hermanos; de los familiares de
Orlando Álvarez Ríos, Antonia Ríos, madre, y Dilcia Álvarez Ríos,
hermana, y de los familiares de Diomedes Obed García Sánchez,
Diomedes Tito García Casildo, padre, y Esther Patricia García
Sánchez, Jorge Moisés García Sánchez y Fidelia Sarahí García
Sánchez, hermanos.

273
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

*
* *
157. En lo que se refiere a los familiares de Diomedes Obed García
Sánchez cabe observar que no fueron identificados en la demanda
presentada por la Comisión. Los padres, señores Diomedes Tito
García Casildo y Andrea Sánchez Loredo, fueron incluidos en la
lista de familiares presentada por los representantes en su escrito
de solicitudes y argumentos. Los días 14 de junio y 24 de julio de
2006 los representantes indicaron al Tribunal que “tras diez años
de ardua búsqueda” habían logrado localizar a los siguientes
familiares de Diomedes: Diomedes Tito García, padre, Ester
Patricia García Sánchez, Jorge Moisés García Sánchez y Fidelia
Sarahí García Sánchez, hermanos, y Lidia Sánchez Loredo y Betania
García Casildo, tías. Además, informaron que la señora Andrea
Sánchez Loredo, madre de la víctima, había fallecido en el año
1985. Adjuntaron las certificaciones del acta de nacimiento de los
padres y de los hermanos, y la certificación del acta de defunción
de la madre de la víctima. Con anterioridad a ese hallazgo y
durante el trámite del caso ante el sistema interamericano, tanto
la Comisión como los representantes habían manifestado que no
había sido posible “dar con el paradero [de los padres de
Diomedes,] toda vez que el joven no tenía relación alguna con ellos
y al momento de su ejecución residía en una habitación de una
casa de asistencia a menores en situación de calle […]”.

158. La jurisprudencia de este Tribunal, en cuanto a la determinación


de quienes son víctimas, ha sido amplia y ajustada a las
circunstancias del caso. Las presuntas víctimas deben estar
señaladas en la demanda y en el informe de fondo de la Comisión
emitido según el artículo 50 de la Convención. Por ende, de
conformidad con el artículo 33.1 del Reglamento de la Corte,
corresponde a la Comisión, y no a este Tribunal, identificar con
precisión, y en la debida oportunidad procesal, a las presuntas

274
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

víctimas en un caso ante la Corte97. No obstante, en su defecto,


en algunas ocasiones la Corte ha considerado como presuntas
víctimas a personas que no fueron alegadas como tales en la
demanda, siempre y cuando se haya respetado el derecho de
defensa de las partes y de que las presuntas víctimas guarden
relación con los hechos descritos en la demanda y con la prueba
aportada a la Corte98.

159. Al respecto, dado que el padre de Diomedes Obed García Sánchez


había sido incluido en el escrito de solicitudes y argumentos, y que
posteriormente los representantes acreditaron la existencia de
Ester Patricia García Sánchez, Jorge Moisés García Sánchez y
Fidelia Sarahí García Sánchez y de sus respectivos vínculos o
parentesco con Diomedes Obed García Sánchez, esta Corte, en
consideración de que su falta de inclusión se debió a la dificultad
para dar con su paradero, y que su ubicación solo fue posible con
posterioridad a la presentación de los escritos de demanda y de
solicitudes y argumentos, considera a dichos familiares como
presuntas víctimas y encontró la violación de los artículos 8 y 25 de
la Convención en su perjuicio (supra párr. 156). Se otorgó el
derecho de defensa de las partes al habérseles trasladado esta
información aportada por los representantes y no se recibió
observación alguna al respecto.

97
Cfr. Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 98.
98
Cfr. Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 91; y Caso Acevedo Jaramillo y
otros. Sentencia de 7 de febrero de 2006. Serie C No. 144, párr. 227.

275
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

X
REPARACIONES
APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 63.1
OBLIGACIÓN DE REPARAR

160. De conformidad con el análisis realizado en los capítulos


precedentes, la Corte ha declarado, con base en el reconocimiento
parcial de responsabilidad del Estado, y en los hechos del caso y la
prueba presentada ante este Tribunal, que el Estado es
responsable por la violación de los derechos consagrados en los
artículos 4.1, 5.1, 5.2, 5.5, 7.1, 7.2, 7.3, 7.4, 7.5, 7.6, 8.1, 8.2, 19
y 25.1 de la Convención Americana, y por el incumplimiento de las
obligaciones que derivan del artículo 1.1 del mismo instrumento
internacional (supra párrs. 125, 139, 155 y 156). La Corte ha
establecido, en varias ocasiones, que toda violación de una
obligación internacional que haya producido un daño comporta el
deber de repararlo adecuadamente 99. A tales efectos, el artículo
63.1 de la Convención Americana establece que:

[c]uando decida que hubo violación de un derecho o


libertad protegidos en [la] Convención, la Corte
dispondrá que se garantice al lesionado en el goce de su
derecho o libertad conculcados. Dispondrá asimismo, si
ello fuera procedente, que se reparen las consecuencias
de la medida o situación que ha configurado la
vulneración de esos derechos y el pago de una justa
indemnización a la parte lesionada.

161. Tal como lo ha señalado la Corte, el artículo 63.1 de la Convención


Americana refleja una norma consuetudinaria que constituye uno
de los principios fundamentales del Derecho Internacional
contemporáneo sobre la responsabilidad de los Estados. De esta

99
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr 115; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 207; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 345.

276
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

manera, al producirse un hecho ilícito imputable a un Estado, surge


de inmediato la responsabilidad internacional de éste por la
violación de la norma internacional de que se trata, con el
consecuente deber de reparación y de hacer cesar las
consecuencias de la violación100. Dicha responsabilidad
internacional es distinta a la responsabilidad en el derecho
interno101.

162. La reparación del daño ocasionado por la infracción de una


obligación internacional requiere, siempre que sea posible, la
plena restitución (restitutio in integrum), la cual consiste en el
restablecimiento de la situación anterior a la violación. De no ser
esto posible, cabe al tribunal internacional determinar una serie de
medidas para que, además de garantizar el respeto de los derechos
conculcados, se reparen las consecuencias que produjeron las
infracciones y se establezca el pago de una indemnización como
compensación por los daños ocasionados102 u otros modos de
satisfacción. La obligación de reparar, que se regula en todos los
aspectos (alcance, naturaleza, modalidades y determinación de los
beneficiarios) por el Derecho Internacional, no puede ser
modificada o incumplida por el Estado obligado, invocando
disposiciones de su derecho interno103.

163. Las reparaciones, como el término lo indica, consisten en las


medidas que tienden a hacer desaparecer los efectos de las
violaciones cometidas. Su naturaleza y su monto dependen del
daño ocasionado en los planos tanto material como inmaterial. Las

100
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 116; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 208; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 346.
101
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 208; Caso de las Masacres de Ituango,
supra nota 3, párr. 365; y Caso de la Masacre de Mapiripán, supra nota 9, párr. 211.
102
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 117; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3 párr. 209; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 347.
103
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 117; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 209; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 347.

277
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

reparaciones no pueden implicar ni enriquecimiento ni


empobrecimiento para la víctima o sus sucesores 104.

164. De conformidad con los elementos probatorios recogidos durante


el proceso y a la luz de los anteriores criterios, la Corte procede a
analizar las pretensiones presentadas por la Comisión y por los
representantes y las consideraciones del Estado respecto de las
reparaciones, con el objeto de determinar, en primer lugar,
quiénes son los beneficiarios de las reparaciones, para luego
disponer las medidas de reparación de los daños materiales e
inmateriales, medidas de satisfacción y de no repetición y, por
último, lo relativo a costas y gastos.

165. La Corte resume ahora los argumentos de la Comisión


Interamericana, de los representantes y del Estado sobre las
reparaciones.

Alegatos de la Comisión:

166. La Comisión señaló, inter alia, lo siguiente:

a) Beneficiarios

Los titulares del derecho a reparación en los términos del


artículo 63.1 de la Convención son la víctima Marco Antonio
Servellón García y sus familiares, a saber: Reyes Servellón
Santos, padre; Bricelda Aide García Lobo, madre; Marja Ibeth
Castro García, Pablo Servellón García y Héctor Vicente Castro
García, hermanos; la víctima Rony Alexis Betancourth Vásquez y
sus familiares, a saber: Manases Betancourth Núñez, padre;
Hilda Estebana Hernández López, madre; Juan Carlos
Betancourth Hernández, Manaces Betancourt Aguilar, Emma
Aracely Betancourth Aguilar, Enma Aracely Betancourth Abarca,
y Lilian María Betancourt Álvarez hermanos; Ana Luisa Vargas

104
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 118; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 210; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 348.

278
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Soto, compañera de hogar; Norma Estela Bustillo Rivera, madre


de su hija, y Zara Beatris Bustillo Rivera, hija; la víctima
Orlando Álvarez Ríos y sus familiares, a saber: Concepción
Álvarez, padre; Antonia Ríos, madre, y Dilcia Álvarez Ríos,
hermana. A la fecha de la presentación de la demanda la
Comisión no identificó a los beneficiarios de las reparaciones
debidas a Diomedes Obed García Sánchez.

b) Daño material

Solicitó a la Corte que determine que las víctimas reciban una


justa y pronta reparación por las violaciones establecidas en
virtud de los daños materiales ocasionados, tomando en cuenta
los estándares internacionales.

c) Daño inmaterial

En consideración de los sufrimientos padecidos por los


familiares de las víctimas como falta de una investigación
diligente de los hechos y la consecuente sanción de los
responsables; entre otros agravios, solicitó a la Corte que fije
en equidad un monto indemnizatorio por ese concepto.

d) Otras formas de reparación

Solicitó a la Corte que ordene al Estado:

i) identificar, procesar y sancionar penalmente a los autores


materiales e intelectuales de las detenciones, torturas y posterior
ejecución extrajudicial de las víctimas;

ii) realizar el reconocimiento público de su responsabilidad


internacional y adoptar medidas administrativas o de otro tipo
encaminadas a destituir a los agentes del Estado que resulten
implicados en las violaciones;

279
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

iii) identificar a los autores de las violaciones y su función en el seno


de la administración, lo cual debe realizarse a través del estudio y
publicación de los organigramas que existían en las instituciones en
las que se ejecutaran las violaciones;

iv) “avanzar en sus programas de investigación sobre las condiciones


de la población infantil y juvenil, en relación con el cumplimiento
de sus derechos y en el diseño de una política nacional de
prevención y protección integral de la niñez, con consulta o
participación ciudadana e institucional”;

v) “avanzar en su política de promoción y protección de los derechos


humanos de los niños, incluyendo la divulgación de los derechos de
la población infantil y el deber especial de garantía que deben
atender las autoridades estatales y la sociedad en general frente a
tal grupo”;

vi) implementar un sistema efectivo e imparcial de fiscalización del


accionar policial y reforzar la actuación de la Comisión
Interinstitucional de Protección a la Integridad Física y Moral de la
Niñez creada en el año 2002 por el Decreto Ejecutivo PCM-006-
2002 en la que participen organizaciones y miembros de la
sociedad civil, y

vii) implementar programas permanentes de formación del personal


policial que brinde capacitación sobre los estándares
internacionales en materia de prohibición de la tortura,
detenciones ilegales o arbitrarias, y los principios vinculados al uso
de la fuerza y armas de fuego, así como sobre el tratamiento que
debe darse a los niños, a la luz de la especial protección
establecida en los instrumentos que forman parte del corpus juris
internacional en esta materia.

e) Costas y Gastos

Solicitó el pago de las costas y gastos legales incurridos por las


víctimas y sus familiares en la tramitación del caso a nivel

280
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

nacional, así como las que originadas en la tramitación del caso


ante el sistema interamericano.

Alegatos de los representantes:

167. Los representantes manifestaron, inter alia, lo siguiente:

a) Beneficiarios

Las víctimas son Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis


Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed
García Sánchez, y las reparaciones que les correspondan
deberán ser transmitidas a sus herederos. Igualmente, debe
tenerse como beneficiarios de las reparaciones ordenadas por la
Corte a sus familiares más cercanos. Los familiares de Marco
Antonio Servellón García son: Reyes Servellón Santos, padre;
Bricelda Aide García Lobo, madre; Marja Ibeth Castro García,
Pablo Servellón García y Héctor Vicente Castro García,
hermanos. Los familiares de Rony Alexis Betancourth Vásquez
son: Manases Betancourth Núñez, padre; Hilda Estebana
Hernández López, madre; Juan Carlos Betancourth Hernández,
Manaces Betancourt Aguilar, Emma Aracely Betancourth
Aguilar, Enma Aracely Betancourth Abarca, y Lilian María
Betancourt Álvarez, hermanos; Ana Luisa Vargas Soto,
compañera de hogar, y Zara Beatris Bustillo Rivera, hija,
representada por su madre Norma Estela Bustillo Rivera. Los
familiares de Orlando Álvarez Ríos son: Concepción Álvarez,
padre; Antonia Ríos, madre, y Dilcia Álvarez Ríos, hermana. Los
familiares de Diomedes Obed García Sánchez son: Diomedes
Tito García Casildo, padre, y Andrea Sánchez Loredo, madre.

b) Daño material

i) Marco Antonio Servellón García tenía 16 años de edad al


momento de su muerte y se dedicaba a vender lotería y acudía a
clases por la noche en la Escuela Centroamérica Oeste. Dado su
oficio es difícil estimar sus ingresos, tomando como base el valor

281
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

de la remuneración mínima de 18.10 lempiras al día en la zona de


Tegucigalpa, conforme al decreto de salarios mínimos
correspondiente a la actividad económica denominada “Servicios
Comunales, Sociales y Personales”, la legislación laboral
hondureña que contempla dos salarios mínimos mensuales por
año como medidas de compensación social, la esperanza de vida
para los hombres era de 65,6 años en el año 1995 y menos un 25%
por gastos, los representantes solicitaron la cantidad de
US$28.881,90 (veintiocho mil ochocientos ochenta y un dólares de
los Estados Unidos de América con noventa centavos) por
concepto de lucro cesante;

ii) Rony Alexis Betancourth Vásquez tenía 17 años de edad cuando


falleció y se dedicaba al oficio de soldador. Tomando como base
el valor de la remuneración mínima de 18.10 lempiras al día en la
zona de Tegucigalpa, conforme al decreto de salarios mínimos
correspondiente a la actividad económica denominada “Servicios
Comunales, Sociales y Personales”, la legislación laboral
hondureña que contempla dos salarios mínimos mensuales por
año como medidas de compensación social, la esperanza de vida
para los hombres era de 65,6 años en el año 1995 y menos un 25%
por gastos, los representantes solicitaron la cantidad de
US$28.299,62 (veintiocho mil doscientos noventa y nueve dólares
de los Estados Unidos de América con sesenta y dos centavos) por
concepto de lucro cesante;

iii) Diomedes Obed García Sánchez tenía 19 años de edad cuando


murió y no se cuenta con suficiente información sobre sus
ingresos. Dado lo anterior, solicitaron que se aplique la
presunción del salario mínimo para calcular el lucro cesante. En
consecuencia, indicaron que se tome como base el valor de la
remuneración mínima de 18.10 lempiras al día, en la zona de
Tegucigalpa, conforme al decreto de salarios mínimos
correspondiente a la actividad económica denominada “Servicios
Comunales, Sociales y Personales”, la legislación laboral
hondureña que contempla dos salarios mínimos mensuales por
año como medidas de compensación social, la esperanza de vida

282
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

para los hombres era de 65,6 años en el año 1995 y menos un 25%
por gastos, los representantes solicitaron la cantidad de
US$27.135,03 (veintisiete mil ciento treinta y cinco dólares de los
Estados Unidos de América con tres centavos) por concepto de
lucro cesante;

iv) Orlando Álvarez Ríos murió a los 32 años de edad y era perito
industrial en mecánica general. También trabajaba como albañil
en construcción y laboraba durante los fines de semana. Los
representantes consideraron que por la especialidad técnica de la
víctima, no debe asignársele el salario mínimo para el cálculo del
lucro cesante, pero que tampoco se conoce el monto del salario
que percibía. En consecuencia, indicaron que tomando en cuenta
el valor del salario de 25 lempiras diarios, la legislación laboral
hondureña que contempla dos salarios mínimos mensuales por
año como medidas de compensación social, la esperanza de vida
para los hombres era de 65,6 años en el años 1995 y menos un
25% por gastos, los representantes solicitaron la cantidad de
US$27.023,15 (veintisiete mil veinte y tres dólares de los Estados
Unidos de América con quince centavos) por concepto de lucro
cesante, y

v) los familiares incurrieron en gastos relativos a velación y entierro


de las supuestas víctimas, y por el tiempo transcurrido no
cuentan con los comprobantes de dichos gastos, por lo que
solicitaron a la Corte que fije en equidad el monto de esos daños.

c) Daño inmaterial

i) la vulnerabilidad de las víctimas frente a los agentes estatales,


la forma de su detención, las amenazas y torturas de que fueron
objeto, su sufrimiento emocional y físico, y las formas de
ejecución, deben ser consideradas para estimar una
indemnización por “daño moral”. Además, debe ser considerada
para la estimación del “daño moral” la violación al proyecto de
vida de las víctimas;

283
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

ii) solicitaron a la Corte que fije la suma de US$150.000,00 (ciento


cincuenta mil dólares de los Estados Unidos de América) en los
casos de Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed García Sánchez
para compensar el sufrimiento vivido. Por su condición de
menores, solicitaron la cantidad de US$175.000,00 (ciento
setenta y cinco mil dólares de los Estados Unidos de América)
para Marco Antonio Servellón García y Rony Alexis Betancourth
Vásquez, y

iii) los familiares cercanos también son víctimas y que entre los
hechos que deben ser analizados por la Corte están el de que a la
madre de Marco Antonio Servellón García no se le permitió ver a
su hijo mientras estuvo detenido; que la madre de Rony Alexis
Betancourt Vásquez “pensó que estaba seguro porque estaba bajo
custodia del Estado” y a su compañera de hogar no se le permitió
verlo, a pesar de que esperó todo un día en las afueras de la
oficina policial; y Orlando Álvarez Ríos informó a su hermana que
sería puesto en libertad, lo que no sucedió. Asimismo, el estado
psíquico de los familiares fue alterado por el posterior
conocimiento de la detención arbitraria, las amenazas, las
torturas físicas y psicológicas y las ejecuciones de sus seres
queridos, cuyos cuerpos fueron dejados en diferentes lugares de
Tegucigalpa. La falta de una investigación exhaustiva de los
hechos causó sentimientos de impotencia e incertidumbre en los
familiares de las víctimas, situación que agravó el “daño moral”
sufrido. Por lo anterior, solicitaron a la Corte que fije por
equidad un monto indemnizatorio en su favor.

d) Otras formas de reparación

Solicitaron a la Corte que ordene al Estado:

i) investigar y determinar las responsabilidades materiales e


intelectuales de los hechos y garantizar que los responsables
cumplan efectivamente con la sanción que les sea impuesta, y
sancionar a los funcionarios públicos y los particulares que hayan

284
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

entorpecido, desviado o dilatado las investigaciones de los


hechos;

ii) realizar un acto público en el que el Estado reconozca su


responsabilidad internacional por violación de los derechos de las
víctimas y sus familiares, en el que participe el más alto jerarca
estatal;

iii) designar un día al año y emitir sellos postales para conmemorar a


los niños, niñas y jóvenes víctimas de la violencia, en los cuales
debe estar indicado el año 1995, como resarcimiento moral para
los familiares de las víctimas;
iv) fortalecer la Unidad Especial de Investigación de Muerte de
Menores, la Fiscalía de Derechos Humanos y la Comisión
Interinstitucional de Protección a la Integridad Física y Moral de
la Niñez;

v) establecer programas dirigidos a las autoridades encargadas de la


seguridad ciudadana y la lucha contra la violencia, y a
comunicadores sociales, de acuerdo a los estándares de los
instrumentos internacionales; asignar recursos específicos para su
diseño e implementación y asegurar la participación de la
sociedad civil;

vi) adoptar programas tendientes a la atención integral de la niñez y


a la prevención de la violencia, para que el Estado: a) adopte, en
consulta con la sociedad civil, una política de corto, mediano y
largo plazo, de atención a la niñez y la adolescencia en conflicto
con la ley y en situación de calle, según los estándares de los
instrumentos internacionales sobre la materia; b) procure el
fortalecimiento de la labor de las organizaciones no
gubernamentales dedicadas a la asistencia de los niños, mediante
el otorgamiento de recursos y facilidades para llevar a cabo su
labor; c) establezca una escuela de educación técnica nombrada
en alusión a las víctimas del caso, para jóvenes infractores que
deseen reinsertarse a la vida social y laboral, la cual cuente con
un programa de becas completas, y d) establezca en sus centros

285
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

de detención para menores y adultos programas de capacitación,


que tiendan a facilitar la reinserción social y laboral de ellos;

vii) publicar, por una única vez, las partes correspondientes a hechos
y puntos resolutivos de la Sentencia de la Corte en los principales
medios de comunicación de circulación nacional;

viii) implementar un registro de detenidos que permita controlar la


legalidad de las detenciones por parte de los familiares y las
organizaciones de protección, y

ix) prohibir las razzias o detenciones colectivas mediante la adopción


de legislación específica.

e) Costas y Gastos
Los representantes alegaron que
i) Casa Alianza Honduras impulsó las diligencias judiciales a nivel
nacional e incurrió en gastos relacionados con la investigación,
correo, teléfono y traslados estimados en la suma de
US$27,145.44 (veintisiete mil ciento cuarenta y cinco mil dólares
de los Estados Unidos de América con cuarenta y cuatro
centavos). Como no ha sido posible aportar los recibos
correspondientes a estos gastos, los representantes pidieron a la
Corte que se fije en equidad y ordene al Estado el reembolso de
los mismos, y

ii) CEJIL ha actuado como representante de las víctimas ante el


sistema interamericano por lo que ha incurrido en gastos que
incluyen viajes, pago de hoteles, gastos de comunicaciones,
fotocopias, papelería y envíos. A ese respecto, solicitó la
cantidad de US$10,213.97 (diez mil doscientos trece dólares de
los Estados Unidos de América con noventa y siete centavos).
Además, solicitó que en la etapa procesal correspondiente, se le
otorgue la oportunidad de presentar cifras y comprobantes
actualizados sobre los gastos en los que incurrirá durante el
desarrollo del proceso internacional.

286
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Alegatos del Estado

168. El Estado manifestó, inter alia, lo siguiente:

a) Beneficiarios

No se refirió expresamente a los titulares de la reparación. Sin


embargo, el Estado reconoció a los familiares de las víctimas su
derecho a una justa y pronta reparación.

b) Daños material e inmaterial

El Estado reconoció el derecho de los familiares de las víctimas a


una justa y pronta reparación, la cual comprende las medidas de
retitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y garantías
de no repetición. La compensación debe darse en relación con un
daño calculable por las violaciones de derechos humanos.

c) Otras formas de reparación:

El Estado señaló que:

i) el Ministerio Público de Honduras continua desarrollando esfuerzos


para la persecución y sanción de los autores materiales e
intelectuales del caso; que desde el 4 de marzo de 1996 sigue un
proceso penal ante el Juzgado de Letras Primero de lo Criminal de
Tegucigalpa bajo el registro No.224-96 relativo al caso, y que se
expidió una orden de captura contra Víctor Hugo Vivas Lozano por
considerarse uno de los autores de los delitos cometidos contra las
víctimas. Las acciones penales derivadas de los hechos no han
prescrito y que la Comisión, en su Informe No. 74/04, hizo constar
que la Inspectora de Derechos Humanos asignada a los casos y la
Fiscalía “hicieron un buen trabajo de investigación de los hechos”;

287
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

ii) acepta hacer un reconocimiento público de su responsabilidad en


los términos que se acuerden y se compromete a deducir las
responsabilidades administrativas a que hubiere lugar;

iii) se compromete a dar a conocer la ubicación, en el seno de la


Administración, de los responsables por los hechos ocurridos, una
vez que los tribunales delimiten su participación y establezcan su
culpabilidad de manera incontestable y definitiva;

iv) elaboró el “Plan Nacional de Atención a la Niñez y la Adolescencia


2002-2010”, que pretende servir como un documento marco de
políticas públicas para Honduras. Creó el IHNFA, cuya ley le confía
la atribución de “formular, promover, ejecutar y fiscalizar, en
coordinación con el sector público y el sector privado, las políticas
de prevención y protección integral a la niñez”. La Comisión
Interinstitucional de Protección a la Integridad Física y Moral de la
Niñez es “un ente asesor y de consulta para el Poder Ejecutivo, en
todo lo relacionado con la protección de la integridad” de los
niños. Entre los esfuerzos orientados a la prevención y protección
integral a la niñez y de sus derechos ha creado diversos órganos
para enfrentar las principales cuestiones relacionadas con la niñez,
tales como la Comisión para la Erradicación Gradual y Progresiva
del Trabajo Infantil; el Comité de Apoyo a la Comisión de Niñez y
la Familia del Congreso Nacional; el Proyecto “Pacto por la
Infancia”; la Defensoría Municipal de la Infancia; el Comité Cívico
Permanente Interinstitucional; el Comité interinstitucional de
apoyo a la Niñez Huérfana y Vulnerable por el SIDA, así como la
reforma del IHNFA y la creación del programa Municipios Amigos de
la Niñez;

v) creó un órgano de control interno en la Secretaría de Seguridad


denominado “Unidad de Asuntos Internos”, que tiene por función
investigar preventivamente los delitos o faltas cometidos por
cualquier miembro de la Policía. Como resultado, se ha remitido al
Ministerio Público la documentación de estas investigaciones y se
han presentado acusaciones criminales de distinto orden. Se creó
el Consejo Nacional de Seguridad Interior (CONASIN), con funciones

288
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

de supervisión, control, seguimiento y evaluación del sistema de


seguridad pública de las actividades policiales y de las actuaciones
de los integrantes de la Policía Nacional, que cuenta con la
participación de diversos sectores. Sobre la Comisión
Interinstitucional de Protección a la Integridad Física y Moral de la
Niñez, el Estado se compromete a dar continuidad a este
importante ente de asesoría y consulta del Ejecutivo, e incorporar
a sus sesiones y actividades a todas aquellas organizaciones y
personas particulares que puedan colaborar. Se creó también la
Unidad Especial de Investigación de Muertes de Menores que sirve
para fiscalizar las acciones de la policía, procediendo con la
investigación y procesamiento de miembros involucrados, y

vi) incluyó las asignaturas de derechos humanos, ética policial y ética


general dentro de la carga académica de la Licenciatura en
Ciencias Policiales, a partir de la reforma policial realizada.

e) Costas y Gastos

El Estado no se refirió expresamente a las costas y gastos.

289
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Consideraciones de la Corte

A) BENEFICIARIOS

169. La Corte considera como “parte lesionada” a Marco Antonio


Servellón García, Rony Alexis Betancourth Vásquez, Orlando
Álvarez Ríos y Diomedes Obed García Sánchez, en su carácter de
víctimas de las violaciones a los derechos consagrados en los
artículos 4.1, 5.1 y 5.2, 7.1, 7.2, 7.3, 7.4, 7.5 y 7.6, 8.1 y 8.2 y
25.1 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1
del mismo instrumento, y en el caso de las víctimas menores
también por la violación de los derechos consagrados en los
artículos 5.5 y 19 de la Convención Americana, en relación con el
artículo 1.1 de dicho tratado, por lo que serán acreedores de las
reparaciones que fije el Tribunal por concepto de daño material e
inmaterial.

170. Algunos familiares de las víctimas serán acreedores de las


reparaciones que el Tribunal fije por concepto de daño inmaterial
y material, en su propio carácter de víctimas de las violaciones a la
Convención establecidas por esta Corte, así como de aquellas
reparaciones que fije la Corte en su carácter de derechohabientes
de Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis Betancourth
Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed García Sánchez.

171. Los familiares de las víctimas acá indicados además serán


acreedores de las reparaciones que el Tribunal fije en su carácter
de derechohabientes como consecuencia de las violaciones
cometidas en perjuicio de Marco Antonio Servellón García, Rony
Alexis Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed
García Sánchez, las cuales serán distribuidas de la siguiente
manera:

290
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

a) en el caso de los familiares de Marco Antonio Servellón


García, la indemnización correspondiente deberá ser distribuida
en partes iguales entre el señor Reyes Servellón Santos, su
padre, y la señora Bricelda Aide García Lobo, su madre. En
razón de la muerte del señor Reyes Servellón Santos, la parte
que le correspondía acrecerá a la de su viuda Bricelda Aide
García Lobo;

b) en el caso de los familiares de Rony Alexis Betancourth


Vásquez, la indemnización correspondiente deberá ser
distribuida en partes iguales entre Manases Betancourth Núñez,
su padre; Hilda Estebana Hernández López, su madre, Zara
Beatris Bustillo Rivera, su hija, y Ana Luisa Vargas Soto, su
compañera de hogar;

c) en el caso de los familiares de Orlando Álvarez Ríos, el


cincuenta por ciento (50%) de la indemnización correspondiente
deberá ser distribuida en partes iguales entre el señor
Concepción Álvarez, su padre, y Antonia Ríos, su madre. En
razón de la muerte del señor Álvarez, la parte que le
correspondía acrecerá a la de su viuda Antonia Ríos. El restante
cincuenta por ciento (50%) deberá ser entregada a la señora
Dilcia Álvarez Ríos, su hermana, y

d) en el caso de Diomedes Obed García Sánchez, el cien


por ciento (100%) de la indemnización correspondiente deberá
ser distribuida en partes iguales entre el señor Diomedes Tito
García Casildo, su padre; Esther Patricia García Sánchez,
hermana; Jorge Moisés García Sánchez, hermano, y Fidelia
Sarahí García Sánchez, hermana.

172. En el caso de que los familiares acreedores de las indemnizaciones


que se establecen en la presente Sentencia fallezcan antes de que
les sea entregada la indemnización respectiva, el monto que le
hubiera correspondido se distribuirá conforme al derecho

291
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

interno105. En relación con la señora Fidelia Sarahí García


Sánchez, y en consideración de que, según fue informado por los
representantes, se encuentra internada en una Aldea S.O.S., ya
que de niña sufrió un accidente que le causó daños cerebrales, la
cantidad que le corresponda, deberá ser entregada a quienes
ejerzan su tutela o representación conforme a las disposiciones del
derecho interno.

B) DAÑO MATERIAL

173. Esta Corte entra a determinar el daño material, que supone la


pérdida o detrimento de los ingresos de las víctimas y, en su caso,
de sus familiares, y los gastos efectuados como consecuencia de los
hechos en el caso sub judice106. A este respecto, fijará un monto
indemnizatorio que busque compensar las consecuencias
patrimoniales de las violaciones declaradas en la presente
Sentencia. Para resolver sobre el daño material, se tendrá en
cuenta el acervo probatorio, la jurisprudencia del propio Tribunal y
los argumentos de las partes.

174. En cuanto a la pérdida de ingresos de los jóvenes Marco Antonio


Servellón García y Rony Alexis Betancourth Vásquez, la Corte
observa que no hay un hecho cierto que permita establecer la
actividad o profesión que desarrollarían en el futuro dichos
jóvenes. Este rubro debe estimarse a partir de un perjuicio cierto
con suficiente fundamento para determinar su probable
realización107. En las circunstancias del presente caso no existen

105
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 124; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 219; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 192
106
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 126; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 220; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 183.
107
Cfr. Caso Instituto de Reeducación del Menor, supra nota 64, párr. 288; Caso Molina
Theissen. Reparaciones. Sentencia de 3 de julio de 2004. Serie C, No. 108 , párr. 57; y Caso Bulacio,
supra nota 54, párr. 84.

292
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

pruebas suficientes para determinar los ingresos dejados de


percibir por ellos. Por lo tanto, la Corte determinará el daño
material de conformidad con el principio de equidad.

175. En relación con Diomedes Obed García Sánchez no se cuenta con


mayor información sobre su ingreso. Respecto a Orlando Álvarez
Ríos, los representantes han alegado que era perito industrial en
mecánica general y albañil en construcciones, sin embargo, en el
expediente no constan comprobantes idóneos para determinar con
exactitud el ingreso que percibía al momento de los hechos. En
consecuencia, la Corte también fijará el daño material que les
corresponda, de conformidad con el principio de equidad.

176. En razón de lo expuesto, la Corte fija en equidad la cantidad de


US$10.000,00 (diez mil dólares de los Estados Unidos de América)
para Marco Antonio Servellón García; la cantidad de US$10.000,00
(diez mil dólares de los Estados Unidos de América) para Rony
Alexis Betancouth Vásquez; la cantidad de US$10.000,00 (diez mil
dólares de los Estados Unidos de América) para Diomedes Obed
García Sánchez, y la cantidad de US$10.000,00 (diez mil dólares de
los Estados Unidos de América) para Orlando Álvarez Ríos, por
concepto de pérdida de ingresos. Las indemnizaciones fijadas
anteriormente deberán ser entregadas a los familiares de las
víctimas, según lo estipulado los párrafos 171 y 172 de esta
Sentencia.

177. Analizada la información recibida por las partes, los hechos del
caso y su jurisprudencia, la Corte observa que pese a que no fueron
aportados los comprobantes de gastos, es de presumir que los
familiares de Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis
Betancourth Vásquez y Orlando Álvarez Ríos incurrieron en diversos
gastos funerarios con motivo de su muerte, lo cual está conforme
con la jurisprudencia constante del Tribunal 108. En consecuencia,
la Corte estima pertinente fijar, en equidad, la cantidad de

108
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 226; y Caso de los Hermanos Gómez
Paquiyauri, supra nota 63, párr. 207.

293
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

US$1.500,00 (mil quinientos dólares de los Estados Unidos de


América) como indemnización por concepto de daño emergente,
para cada una de las víctimas. Dicha cantidad deberá ser
entregada, a cada una de las siguientes señoras: Bricelda Aide
García Lobo, Hilda Estebana Hernández López, y Dilcia Álvarez
Ríos, respectivamente.

178. En lo que se refiere a Diomedes Obed García Sánchez, conforme se


señaló (supra párr. 79.24), al momento de su muerte residía en la
“habitación de una casa de asistencia a menores en situación de
calle, administrada por el Señor Carlos Jorge Mahomar Marzuca”,
de lo que se deduce que sus familiares no han incurrido en ningún
gasto con motivo del fallecimiento del mismo, por lo que esta
Corte considera descartar este rubro en relación con él.

C) DAÑO INMATERIAL

179. El daño inmaterial puede comprender los sufrimientos y las


aflicciones, el menoscabo de valores muy significativos para las
personas y las alteraciones, de carácter no pecuniario, en las
condiciones de existencia de la víctima. No siendo posible asignar
al daño inmaterial un equivalente monetario preciso, para fines de
la reparación integral a las víctimas sólo puede ser objeto de
compensación de dos maneras. En primer lugar, mediante el pago
de una cantidad de dinero o la entrega de bienes o servicios
apreciables en dinero, que el Tribunal determine en aplicación
razonable del arbitrio judicial y en términos de equidad. Y, en
segundo lugar, mediante la realización de actos u obras de alcance
o repercusión pública, que tengan como efecto, entre otros,
reconocer la dignidad de la víctima y evitar la repetición de las
violaciones109.

109
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 130; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 227; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 383.

294
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

180. La jurisprudencia internacional ha establecido reiteradamente que


la sentencia constituye, per se, una forma de reparación110. En el
caso sub judice, en consideración de los sufrimientos causados a
Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis Betancourth Vásquez,
Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed García Sánchez, y que
produjeron también a algunos de sus familiares sufrimientos, el
cambio de sus condiciones de existencia y otras consecuencias de
orden no pecuniario, la Corte estima pertinente determinar el pago
de una compensación, fijada equitativamente, por concepto de
daños inmateriales.

181. Este Tribunal reconoce que se ha causado a Reyes Servellón Santos,


Bricelda Aide García Lobo, Marja Ibeth Castro García, Manases
Betancourth Núñez, Hilda Estebana Hernández López, Ana Luisa
Vargas Soto, Zara Beatris Bustillo Rivera, y Dilcia Álvarez Ríos, un
daño inmaterial.

182. En consideración de los distintos aspectos del daño aducidos por la


Comisión y los representantes, respecto a Marco Antonio Servellón
García, Rony Alexis Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y
Diomedes Obed García Sánchez, la Corte toma en cuenta, para la
determinación de la indemnización por concepto de daño
inmaterial, el sufrimiento de las víctimas al ser detenidas ilegal y
arbitrariamente, que no les fueron respetados sus derechos a un
recurso efectivo durante la privación de libertad, fueron sometidos
a torturas, tratos crueles, inhumanos o degradantes, y
posteriormente fueron ejecutados extrajudicialmente, situación
que se vió agravada por el contexto en el cual ocurrieron los
hechos. Además, esta Corte toma en consideración las
circunstancias particularmente traumáticas de su muerte, que se
ve agravada en relación con los dos menores de edad, Marco
Antonio Servellón García y Rony Alexis Betancourth Vásquez (supra
párrs. 79.8 a 79.13 y 79.14 a 79.18), ya que es de presumir que los

110
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 131; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 236; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 387.

295
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

sufrimientos causados por los hechos del caso asumieron


características de particular intensidad en relación con dichos
menores111.

183. Igualmente, en lo que se refiere a Reyes Servellón Santos, Bricelda


Aide García Lobo, y Marja Ibeth Castro García, familiares de Marco
Antonio Servellón García; Manases Betancourth Núñez, Hilda
Estebana Hernández López, Zara Beatris Bustillo Rivera y Ana Luisa
Vargas Soto, familiares de Rony Alexis Betancourth Vásquez, y
Dilcia Álvarez Ríos, hermana de Orlando Álvarez Ríos, el Tribunal,
para la determinación de la indemnización por concepto de daño
inmaterial, considera el sufrimiento causado a éstos a raíz de los
hechos relacionados con la detención, tortura, tratos crueles,
inhumanos y degradantes, y la ejecución extrajudicial de sus seres
queridos.

184. En consideración de lo expuesto, la Corte estima pertinente


determinar el pago de una compensación, fijada equitativamente,
por concepto de daños inmateriales en los siguientes términos:

a) para Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis Betancourth


Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed García Sánchez, la
Corte fija la cantidad de US$25.000,00 (veinticinco mil dólares de
los Estados Unidos de América) para cada uno de ellos;

b) para Marco Antonio Servellón García y Rony Alexis Betancourth


Vásquez, quienes eran menores de edad al momento de los hechos,
esta Corte fija una cantidad adicional de US$5.000,00 (cinco mil
dólares de los Estados Unidos de América) para cada uno de ellos.
Por tal motivo, la compensación del daño a que se refiere el
párrafo anterior, acrecerá a la suma indicada anteriormente;

c) para Reyes Servellón Santos y Bricelda Aide García Lobo, padres de


Marco Antonio Servellón García; Manases Betancourth Núñez e

111
Cfr. Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 390.b; y Caso Masacre Pueblo
Bello, supra nota 7, párr. 258.b.

296
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Hilda Estebana Hernández López, padres de Rony Alexis


Betancourth Vásquez, la Corte fija la cantidad de US$12.500,00
(doce mil quinientos dólares de los Estados Unidos de América)
para cada uno de ellos;

d) para Dilcia Álvarez Ríos, la Corte fija la cantidad de US$10.000,00


(diez mil dólares de los Estados Unidos de América);

e) para Marja Ibeth Castro García, la Corte fija la cantidad de


US$5.000,00 (cinco mil dólares de los Estados Unidos de América);

f) para Zara Beatris Bustillo Rivera, la Corte fija la cantidad de


US$10.000,00 (diez mil dólares de los Estados Unidos de América),
y

g) para Ana Luisa Vargas Soto, la Corte fija la cantidad de


US$12.500,00 (doce mil quinientos dólares de los Estados Unidos de
América).

185. La compensación determinada en los literales a y b del párrafo


anterior será entregada a los familiares de las víctimas, según lo
estipulado en los párrafos 171 y 172 de la presente Sentencia, y la
indemnización fijada en los literales c, d, e, f y g del párrafo
anterior será entregada a cada beneficiario. Si alguno de ellos
falleciere antes de que le sea entregada la indemnización
respectiva, el monto que le hubiera correspondido se distribuirá
conforme al derecho nacional aplicable 112.

D)OTRAS FORMAS DE REPARACIÓN


(MEDIDAS DE SATISFACCIÓN Y GARANTÍAS DE NO
REPETICIÓN)
112
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 124; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 219; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 192.

297
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

186. En este apartado el Tribunal determinará aquellas medidas de


satisfacción que buscan reparar el daño inmaterial, que no tienen
alcance pecuniario, así como también dispondrá medidas de
alcance o repercusión pública113.

187. Para efectos de la no repetición de los hechos del presente caso, la


Corte valora y aprecia el reconocimiento de responsabilidad
internacional realizado por el Estado (supra párrs. 16, 54, 55 y 60).
En su escrito de contestación de la demanda, el Estado manifestó
que:

se allana a las partes de la demanda que tienen relación con


[los] lamentables hechos, aceptando las medidas de
reparación propuestas por los demandantes y
comprometiéndose a darle cumplimiento en el menor
tiempo posible a lo que esa […] Corte tenga a bien ordenar
sobre este aspecto.

188. Entre las instituciones hondureñas dedicadas a garantizar los


derechos de los niños y jóvenes y a prevenir cualquier tipo de
vulneración a estos derechos se encuentran: a) el Instituto
Hondureño de la Niñez y la Familia, creado por el Decreto No.199-
97 en diciembre de 1997; b) el Comisionado Nacional de los
Derechos Humanos, creado por Decreto No. 153-95 en octubre de
1995; c) la Comisión Interinstitucional de Protección a la Integridad
Física y Moral de la Niñez, y d) la Unidad Especial de Investigación
de Muerte de Menores y la Fiscalía de Derechos Humanos, como
organismo encargado de investigar y sancionar las violaciones de
derechos humanos de la niñez y la adolescencia.

189. Este Tribunal observa que el Estado cuenta con organismos


especializados para atender la problemática por la que atraviesa

113
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 136; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 240; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 396.

298
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

ese grupo de la población hondureña. Sin embargo, tal y como lo


han señalado los representantes y la Comisión, la creación de
dichas instituciones no ha representado medidas suficientes ni
eficaces para contrarrestar las ejecuciones extrajuciales de los
jóvenes en Honduras, ni para garantizar los derechos de los niños y
jóvenes.

190. Al parecer de esta Corte, es necesario que en su desempeño todas


las instituciones creadas para prevenir y sancionar las violaciones
de derechos humanos contra los niños y jóvenes sean plenamente
efectivas. Las disposiciones de derecho interno y, en este caso, las
instituciones creadas para garantizar los derechos humanos de los
niños y jóvenes, tienen que ser efectivas, lo que significa que el
Estado debe adoptar todas las medidas necesarias para que lo
establecido en la Convención sea realmente cumplido114.

191. Por ello, el Estado debe dotar a las instituciones del personal
idóneo y capacitado para la investigación de ejecuciones
extrajudiciales y de los recursos adecuados para que puedan
cumplir fielmente con su mandato. Para la investigación de
ejecuciones extrajudiciales se deben tomar en consideración las
normas internacionales de documentación e interpretación de los
elementos de prueba forense respecto de la comisión de actos de
tortura, y particularmente las definidas en el Manual de Naciones
Unidas sobre la Prevención e Investigación Eficaces de Ejecuciones
Extralegales, Arbitrarias y Sumarias115.

114
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 64; Caso de las Masacres de
Ituango, supra nota 3, párr. 129; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 83.
115
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 140; Caso de la Comunidad
Moiwana. Sentencia de 15 de junio de 2005. Serie C No. 124, párr. 208; y Manual de Naciones
Unidas sobre la Prevención e Investigación Eficaces de Ejecuciones Extralegales, Arbitrarias y
Sumarias. E/ST/CSDHA/.12 (1991).

299
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

a) Obligación de investigar los hechos que generaron las violaciones


del presente caso, e identificar, juzgar y sancionar a los
responsables

192. La Corte ha definido la impunidad como la falta en su conjunto de


investigación, persecución, captura, enjuiciamiento y condena de
los responsables de las violaciones de los derechos protegidos por
la Convención Americana116. El Estado está obligado a combatir
esta situación por todos los medios disponibles, ya que ésta
propicia la repetición crónica de las violaciones de derechos
humanos y la total indefensión de las víctimas y de sus
familiares117.

193. Asimismo, los familiares de víctimas de graves violaciones de


derechos humanos tienen el derecho de conocer la verdad. El
conocimiento de la verdad de lo ocurrido en violaciones de
derechos humanos notorias como las del presente caso, es un
derecho inalienable, un medio importante de reparación para las
víctimas y sus familiares y es una forma de esclarecimiento
fundamental para que la sociedad pueda desarrollar mecanismos
propios y prevención de violaciones como las de este caso en el
futuro118.

194. En el presente caso la Corte estableció que, transcurridos once


años de los hechos, los autores de la privación ilegal y arbitraria de
libertad, tortura, tratos crueles, inhumanos o degradantes y
ejecución extrajudicial de Marco Antonio Servellón García, Rony
Alexis Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed

116
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 137; Caso Baldeón García,
supra nota 3, párr. 195; y Caso Blanco Romero. Sentencia de 28 de noviembre de 2005. Serie C No.
138, párr. 94.
117
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 137; Caso Baldeón García,
supra nota 3, párr. 195; y Caso de la Masacre de Pueblo Bello, supra nota 7, párr. 266.
118
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 245; Caso Baldeón García, supra nota 3,
párr. 196; y Caso Masacre de Pueblo Bello, supra nota 7, párr. 266.

300
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

García Sánchez no han sido responsabilizados por tales violaciones,


prevaleciendo la impunidad (supra párrs. 125, 154 y 156).

195. En consideración de las violaciones declaradas, así como de lo


señalado por el Estado, este Tribunal considera que el Estado debe
emprender con seriedad, en un plazo razonable, todas las acciones
necesarias para identificar, juzgar, y en su caso, sancionar a todos
los autores materiales e intelectuales de las violaciones cometidas
en perjuicio de Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis
Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed
García Sánchez, para los efectos penales y cualesquiera otros que
pudieran resultar de la investigación de los hechos. Para ello,
como la Corte lo ha ordenado en otros casos 119, el Estado debe
remover, en un plazo razonable, todos los obstáculos y mecanismos
de hecho y derecho que mantienen la impunidad en el presente
caso.

196. Los familiares de las víctimas o sus representantes deberán tener


pleno acceso y capacidad de actuar en todas las etapas e instancias
de los procesos penales internos instaurados en el presente caso,
de acuerdo con la ley interna y la Convención Americana. Los
resultados de estos procesos deberán ser públicamente divulgados
por el Estado, de manera tal que la sociedad hondureña pueda
conocer la verdad acerca de los hechos del presente caso120.

b) Publicación de la sentencia

197. Como lo ha dispuesto en otros casos, como medida de


satisfacción121, el Estado deberá publicar en el Diario Oficial y en

119
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 138.
120
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 139; Caso Baldeón García,
supra nota 3, párr. 199; y Caso de la Masacre de Pueblo Bello, supra nota 7, párr. 267.

121
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 151; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 249; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 410.

301
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

otro diario de amplia circulación nacional, por una sola vez, el


capítulo relativo a los hechos probados de esta Sentencia, sin las
notas al pie de página correspondientes, y la parte resolutiva de la
misma. Para estas publicaciones se fija el plazo de seis meses, a
partir de la notificación de la presente Sentencia.

c) Acto público de reconocimiento de responsabilidad

198. Para que el allanamiento efectuado por el Estado y lo establecido


por este Tribunal rindan plenos efectos de reparación, así como
para que sirva de garantía de no repetición, la Corte estima que el
Estado debe realizar un acto público de reconocimiento de su
responsabilidad internacional, por la detención ilegal, tortura y
ejecución extrajudicial de Marco Antonio Servellón García, Rony
Alexis Betancourth Vásquez, Diomedes Obed García Sánchez y
Orlando Álvarez Ríos y por la impunidad que impera en el caso.
Este acto deberá celebrarse dentro de un plazo de seis meses
contados a partir de la notificación de la presente Sentencia.

d) Calle o plaza y placa

199. El Estado debe nombrar, dentro del plazo de un año contado a


partir de la notificación de la presente Sentencia, una calle o una
plaza, en la ciudad de Tegucigalpa, en memoria de Marco Antonio
Servellón García, Rony Alexis Betancourth Vásquez, Diomedes Obed
García Sánchez y Orlando Álvarez Ríos. En dicha calle o plaza el
Estado deberá fijar una placa con los nombres de las referidas
cuatro víctimas.

e) Establecimiento de programas de capacitación en derechos


humanos

200. Esta Corte considera que, en un plazo razonable, el Estado debe


establecer un programa de formación y capacitación para el
personal policial, judicial, del Ministerio Público y penitenciario.
Esa capacitación deberá versar sobre la especial protección que

302
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

debe ser prestada por el Estado a los niños y jóvenes, el principio


de igualdad ante la ley y no discriminación y los principios y
normas de protección de los derechos humanos, relacionados con
la aplicación de los estándares internacionales sobre la detención
de personas, respeto a sus derechos y garantías judiciales, el trato
que deben recibir, sus condiciones de detención, tratamiento y
control médico, el derecho a contar con un abogado, a recibir
visitas y a que los menores y adultos, así como los procesados y
condenados, se alojen en instalaciones diferentes. El diseño e
implementación del programa de capacitación deberá incluir la
asignación de recursos específicos para conseguir sus fines.

f) Campaña nacional de sensibilización con relación a los niños y


jóvenes en situación de riesgo

201. Se estableció en el presente caso que en el Estado se tiende a


identificar a los niños y jóvenes en situación de riesgo con el
aumento de la criminalidad. En razón de ello, el Estado deberá
llevar a cabo, en un plazo razonable, una campaña con la finalidad
de sensibilizar a la sociedad hondureña respecto de la importancia
de la protección a los niños y jóvenes, informarla sobre los deberes
específicos para su protección que corresponden a la familia, a la
sociedad y al Estado y hacer ver a la población que los niños y
jóvenes en situación de riesgo social no están identificados con la
delincuencia (supra párr. 79.1).

202. En el marco de esa campaña, el Estado deberá emitir, en el plazo


de un año contado a partir de la notificación de la presente
Sentencia, un sello postal alusivo a la protección debida por el
Estado y la sociedad a los niños y jóvenes en situación de riesgo,
para evitar que estos se tornen víctimas de violencia.

g) Creación de una base de datos sobre muerte por violencia de


jóvenes

203. Quedó establecido que no existe en el Estado un registro unificado


y coordinado entre las instituciones estatales para registrar los

303
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

datos sobre la criminalidad, en especial sobre muertes por


violencia de jóvenes menores de 18 años de edad. A la luz de lo
anterior, el Estado deberá crear, dentro de un plazo razonable,
una base de datos unificada entre todas las instituciones
involucradas en la investigación, identificación y sanción de los
responsables por las muertes violentas de niños y jóvenes en
situación de riesgo. Ese registro deberá servir para incrementar la
efectividad de las investigaciones.

E) COSTAS Y GASTOS

204. Las costas y gastos están comprendidos dentro del concepto de


reparación consagrado en el artículo 63.1 de la Convención
Americana. Corresponde al Tribunal apreciar prudentemente y con
base en la equidad el alcance de aquéllos, considerando los gastos
generados ante las jurisdicciones interna e interamericana, y
teniendo en cuenta su acreditación, las circunstancias del caso
concreto y la naturaleza de la jurisdicción internacional de
protección de los derechos humanos122.

205. A este respecto, el Tribunal estima equitativo ordenar al Estado


que reintegre la cantidad de US$11.000,00 (once mil dólares de los
Estados Unidos de América) o su equivalente en moneda
hondureña, que deberá ser entregada a Bricelda Aide García Lobo,
Hilda Estebana Hernández López y Dilcia Álvarez Ríos para que, por
un lado, se compensen los gastos en que incurrieron los familiares
de Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis Betancourth
Vásquez, y Orlando Álvarez Ríos ante las autoridades de la
jurisdicción interna, y por otro, entreguen a Casa Alianza y CEJIL
las cantidades que estimen pertinentes para compensar los gastos
realizados por éstos, en el curso del proceso ante el sistema
interamericano.

122
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 152; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 252; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 414.

304
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

F) MODALIDAD DE CUMPLIMIENTO

206. El Estado deberá pagar las indemnizaciones y reintegrar las costas


y gastos (supra párrs. 176, 177, 184 y 205) dentro del plazo de un
año, contado a partir de la notificación de esta Sentencia. En el
caso de las otras reparaciones ordenadas deberá dar cumplimiento
a las medidas en un tiempo razonable (supra párrs. 195, 200, 201 y
203) o en el que esta Sentencia señale específicamente (supra
párrs. 197, 198, 199 y 202).

207. El pago de las indemnizaciones establecidas a favor de las víctimas


y de sus familiares será hecho directamente a éstos. Si falleciera
alguno, el pago se hará a sus derechohabientes.

208. En lo que se refiere a la indemnización ordenada a favor de Fidelia


Sarahí García Sánchez, ésta debe ser entregada dentro del plazo de
un año contado a partir de la notificación de la presente
Sentencia, a quien ejerza su representación o tutela de acuerdo a
las disposiciones de derecho interno. En caso de que dicho
representante no haya sido designado, el Estado deberá depositarla
en una institución hondureña solvente. Dicho depósito se
efectuará dentro del plazo de un año contado a partir de la
notificación de la presente Sentencia, en las condiciones
financieras más favorables que permitan la legislación y la práctica
bancaria. El depósito podrá ser retirado por la persona que en el
derecho interno resulte su representante legal. Si no se reclama la
indemnización una vez transcurridos diez años contados a partir de
la mayoría de edad, la suma será devuelta al Estado, con los
intereses devengados.

209. Si por causas atribuibles a los demás beneficiarios de la


indemnización no fuese posible que éstos la reciban dentro del
indicado plazo de un año, el Estado consignará dichos montos a
favor de aquéllos en una cuenta o certificado de depósito en una

305
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

institución bancaria hondureña solvente y en las condiciones


financieras más favorables que permitan la legislación y la práctica
bancarias. Si la indemnización no ha sido reclamada al cabo de
diez años, la suma correspondiente será devuelta al Estado con los
intereses generados.

210. El pago destinado a compensar las costas y gastos en que


incurrieron los familiares de Marco Antonio Servellón García, Rony
Alexis Betancourth Vásquez, y Orlando Álvarez Ríos ante las
autoridades de la jurisdicción interna, y por otro, entreguen a Casa
Alianza y CEJIL las cantidades que estimen pertinentes para
compensar los gastos realizados por éstos, en el curso del proceso
ante el sistema interamericano, el cual será hecho a las señoras
Bricelda Aide García Lobo, Hilda Estebana Hernández López y
Dilcia Álvarez Ríos (supra párr. 205), quienes efectuarán los pagos
correspondientes.

211. El Estado debe cumplir las obligaciones económicas señaladas en


esta Sentencia mediante el pago en dólares de los Estados Unidos
de América o su equivalente en la moneda nacional de Honduras.

212. Los montos asignados en la presente Sentencia bajo los conceptos


de indemnizaciones, gastos y costas deberán ser entregados a los
beneficiarios en forma íntegra conforme a lo establecido en la
Sentencia. En consecuencia, no podrán ser afectados, reducidos o
condicionados por motivos fiscales actuales o futuros.

213. En caso de que el Estado incurra en mora, pagará un interés sobre


el monto adeudado correspondiente al interés moratorio bancario
en la República de Honduras.

214. Como lo ha determinado y practicado en todos los casos sujetos a


su conocimiento, la Corte supervisará el cumplimiento de la
presente Sentencia en todos sus aspectos. Esta supervisión es
inherente a las atribuciones jurisdiccionales del Tribunal y
necesaria para que éste pueda cumplir la obligación que le asigna
el artículo 65 de la Convención. El caso se dará por concluido una

306
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

vez que el Estado haya dado cabal cumplimiento a lo dispuesto en


el fallo. Dentro de un año, contado a partir de la notificación de
esta Sentencia, el Estado presentará a la Corte un primer informe
sobre las medidas tomadas para el cumplimiento de esta
Sentencia.

307
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

XIV
PUNTOS RESOLUTIVOS
215. Por tanto,

LA CORTE,

DECIDE,

Por unanimidad,

1. Admitir el reconocimiento de responsabilidad internacional


efectuado por el Estado por la violación de los derechos a la
libertad e integridad personales, a la vida, a las garantías
judiciales y a la protección judicial consagrados en los artículos
7.1, 7.2, 7.3, 7.4 7.5 y 7.6, 5.1 y 5.2, 4.1, 8.1 y 8.2 y 25.1 de la
Convención Americana, en perjuicio de Marco Antonio Servellón
García, Rony Alexis Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y
Diomedes Obed García Sánchez, y el derecho a la integridad
personal consagrado en el artículo 5.5 de la Convención, en
relación a los derechos del niño consagrado en el artículo 19 de la
Convención, en perjuicio de Marco Antonio Servellón García y Rony
Alexis Betancourth Vásquez, todos en relación con la obligación
general de respetar y garantizar los derechos establecida en el
artículo 1.1 de dicho tratado, en los términos de los párrafos 54,
55, 60 y 65 de la presente Sentencia.

308
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

2. Admitir el reconocimiento de responsabilidad internacional


efectuado por el Estado por la violación de los derechos a las
garantías judiciales y a la protección judicial consagrados en los
artículos 8.1 y 25.1 de la Convención Americana, en perjuicio de
los familiares de Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis
Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed
García Sánchez, en relación con la obligación general de respetar y
garantizar los derechos establecida en el artículo 1.1 de dicho
tratado, en los términos de los párrafos 54, 55 y 66 de la presente
Sentencia.

DECLARA,

Por unanimidad, que

3. El Estado violó, en perjuicio de Marco Antonio Servellón García,


Rony Alexis Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes
Obed García Sánchez, los derechos a la libertad e integridad
personales y a la vida consagrados en los artículos 7.1, 7.2, 7.3, 7.4
y 7.5, 5.1 y 5.2, y 4.1 de la Convención Americana, y el derecho a
la integridad personal consagrado en el artículo 5.5 de la
Convención, en relación a los derechos del niño consagrado en el
artículo 19 de la Convención, en perjuicio de Marco Antonio
Servellón García y Rony Alexis Betancourth Vásquez, todos en
relación con la obligación general de respetar y garantizar los
derechos establecida en el artículo 1.1 de dicho tratado, en los
términos de los párrafos 86 a 125 de la presente Sentencia.

4. El Estado violó, en perjuicio de los familiares de Marco Antonio


Servellón García, Reyes Servellón Santos, padre; Bricelda Aide
García Lobo, madre, y Marja Ibeth Castro García, hermana; de los
familiares de Rony Alexis Betancourth Vásquez, Manases
Betancourth Núñez, padre, Hilda Estebana Hernández López,
madre, Zara Beatris Bustillo Rivera, hija, y Ana Luisa Vargas Soto,
compañera de hogar, y de la hermana de Orlando Álvarez Ríos,
Dilcia Álvarez Ríos, el derecho a la integridad personal consagrado

309
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

en artículo 5.1 de la Convención Americana, en relación con la


obligación general de respetar y garantizar los derechos
establecida en el artículo 1.1 de dicho tratado, en los términos de
los párrafos 126 a 139 de la presente Sentencia.

5. El Estado violó, en perjuicio de Marco Antonio Servellón García,


Rony Alexis Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes
Obed García Sánchez, los artículos 8.1, 8.2, 7.6 y 25.1 de la
Convención, todos en relación con la obligación general de
respetar y garantizar los derechos establecida en el artículo 1.1 de
dicho tratado, en los términos de los párrafos 140 y 155 de la
presente Sentencia.

6. El Estado violó, en perjuicio de los familiares de Marco Antonio


Servellón García, Reyes Servellón Santos, padre, Bricelda Aide
García Lobo, madre, y Marja Ibeth Castro García, Pablo Servellón
García y Héctor Vicente Castro García, hermanos; de los familiares
de Rony Alexis Betancourth Vásquez, Manases Betancourth Núñez,
padre, Hilda Estebana Hernández López, madre, Zara Beatris
Bustillo Rivera, hija, Ana Luisa Vargas Soto, compañera de hogar, y
Juan Carlos Betancourth Hernández, Manaces Betancourt Aguilar,
Emma Aracely Betancourth Aguilar, Enma Aracely Betancourth
Abarca, y Lilian María Betancourt Álvarez, hermanos; de los
familiares de Orlando Álvarez Ríos, Antonia Ríos, madre, y Dilcia
Álvarez Ríos, hermana, y de los familiares de Diomedes Obed
García Sánchez, Diomedes Tito García Casildo, padre, y Esther
Patricia García Sánchez, Jorge Moisés García Sánchez, y Fidelia
Sarahí García Sánchez, hermanos, el derecho a las garantías
judiciales y a la protección judicial consagrados en los artículos 8.1
y 25.1 de la Convención Americana, en relación con la obligación
general de respetar y garantizar los derechos establecida en el
artículo 1.1 de dicho tratado, en los términos de los párrafos 140,
145 a 154 y 156 a 159 de la presente Sentencia.

7. Esta Sentencia constituye per se una forma de reparación, en los


términos del párrafo 180 de la misma.

310
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Y DISPONE,

Por unanimidad, que:

8. El Estado debe emprender con seriedad, en un plazo razonable,


todas las acciones necesarias para identificar, juzgar, y en su caso,
sancionar a todos los autores materiales e intelectuales de las
violaciones cometidas en perjuicio de Marco Antonio Servellón
García, Rony Alexis Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y
Diomedes Obed García Sánchez, para los efectos penales y
cualesquiera otros que pudieran resultar de la investigación de los
hechos. Para ello, el Estado debe remover, en un plazo razonable,
todos los obstáculos y mecanismos de hecho y derecho que
mantienen la impunidad en el presente caso, en los términos de los
párrafos 192 a 196 de la presente Sentencia.

9. El Estado debe publicar, en el plazo de seis meses, en el Diario


Oficial y en otro diario de amplia circulación nacional, por una sola
vez, el capítulo relativo a los hechos probados de esta Sentencia,
sin las notas al pie de página correspondientes, y la parte
resolutiva de la misma, en los términos del párrafo 197 de la
presente Sentencia.

10. Estado debe realizar, en un plazo de seis meses, un acto público de


reconocimiento de su responsabilidad internacional, en los
términos del párrafo 198 de la presente Sentencia.

11. El Estado debe nombrar, dentro del plazo de un año, una calle o
una plaza, en la ciudad de Tegucigalpa, en memoria de Marco
Antonio Servellón García, Rony Alexis Betancourth Vásquez,
Diomedes Obed García Sánchez y Orlando Álvarez Ríos. En dicha
calle o plaza el Estado deberá fijar una placa con los nombres de
las referidas cuatro víctimas, en los términos del párrafo 199 de la
presente Sentencia.

311
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

12. El Estado debe establecer, en un plazo razonable, un programa de


formación y capacitación para el personal policial, judicial, del
Ministerio Público, y penitenciario sobre la especial protección que
debe ser prestada por el Estado a los niños y jóvenes, el principio
de igualdad ante la ley y no discriminación y los principios y
normas de protección de los derechos humanos, relacionados con
la aplicación de los estándares internacionales sobre la detención
de personas, respetos de sus derechos y garantías judiciales, el
trato que deben recibir, sus condiciones de detención, tratamiento
y control médico, el derecho a contar con un abogado, a recibir
visitas y a que los menores y adultos, así como lo los procesados y
condenados se alojen en instalaciones diferentes, en los términos
del párrafo 200 de la presente Sentencia.

13. El Estado deberá realizar, en un plazo razonable, una campaña con


la finalidad de sensibilizar a la sociedad hondureña respecto de la
importancia de la protección a los niños y jóvenes, informarla
sobre los deberes específicos para su protección que corresponden
a la familia, a la sociedad y al Estado y hacer ver a la población
que los niños y jóvenes en situación de riesgo social no están
identificados con la delincuencia. Asimismo, el Estado deberá
emitir, en el plazo de un año, un sello postal alusivo a la
protección debida por el Estado y la sociedad a los niños y jóvenes
en situación de riesgo, para evitar que estos se tornen víctimas de
violencia, en los términos de los párrafos 201 y 202 de la presente
Sentencia.

14. El Estado deberá crear, dentro de un plazo razonable, una base de


datos unificada entre todas las instituciones involucradas en la
investigación, identificación y sanción de los responsables por las
muertes violentas de niños y jóvenes en situación de riesgo, en los
términos del párrafo 203 de la presente Sentencia

15. El Estado debe pagar a los familiares de Marco Antonio Servellón


García, Rony Alexis Betancourth Vásquez, Diomedes Obed García
Sánchez y Orlando Álvarez Ríos, en su condición de
derechohabientes, en el plazo de un año, por concepto de las

312
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

indemnizaciones por daños material e inmaterial, la cantidades


fijadas en los párrafos 176 y 184.a y 184.b de la presente
Sentencia, en los términos de los párrafos 169 a 172, 176, 180,
182, 184.a y 184.b y 185 de la misma.

16. El Estado debe pagar a Bricelda Aide García Lobo, Hilda Estebana
Hernández López y Dilcia Álvarez Ríos, en el plazo de un año, por
concepto de la indemnización por daño material, la cantidad fijada
en párrafo 177 de la presente Sentencia, según sus términos.

17. El Estado debe pagar a Reyes Servellón Santos, Bricelda Aide


García Lobo, Marja Ibeth Castro García, Manases Betancourth
Núñez, Hilda Estebana Hernández López, Zara Beatris Bustillo
Rivera, Ana Luisa Vargas Soto y Dilcia Álvarez Ríos en el plazo de
un año, por concepto de la indemnización por daño inmaterial, la
cantidad fijada en los párrafos 184.c, 184.d, 184.e, 184.f y 184.g
de la presente Sentencia, en los términos de los párrafos 180, 181,
183, 184.c, 184.d, 184.e, 184.f y 184.g, y 185 de la misma.

18. El Estado debe pagar, en el plazo de un año, por concepto de


costas y gastos generados en el ámbito interno y en el proceso
internacional ante el sistema interamericano de protección de los
derechos humanos, la cantidad fijada en el párrafo 205 de la
presente Sentencia, la cual deberá ser entregada a Bricelda Aide
García Lobo, Hilda Estebana Hernández López y Dilcia Álvarez Ríos,
en los términos de los párrafos 204 a 205 de la misma.

19. Supervisará el cumplimiento íntegro de esta Sentencia, y dará por


concluido el presente caso una vez que el Estado haya dado cabal
cumplimiento a lo dispuesto en la misma. Dentro del plazo de un
año, contado a partir de la notificación de esta Sentencia, el
Estado deberá rendir a la Corte un informe sobre las medidas
adoptadas para darle cumplimiento.

El Juez Antônio A. Cançado Trindade hizo conocer a la Corte su Voto


Razonado, el cual acompaña la presente Sentencia.

313
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Sergio García Ramírez


Presidente

Alirio Abreu Burelli Antônio A. Cançado Trindade

Cecilia Medina Quiroga Manuel E. Ventura Robles

Diego García-Sayán

Pablo Saavedra Alessandri


Secretario

Comuníquese y ejecútese,

Sergio García Ramírez


Presidente

Pablo Saavedra Alessandri


Secretario

314
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

OTO RAZONADO DEL JUEZ A.A. CANÇADO


TRINDADE

1. Quiso el destino que, aún durante mi período de servicios prestados


como Juez Titular de la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
el drama de los niños en la calle volviera al conocimiento de este
Tribunal. Siete años después de la primera Sentencia de la Corte en
el histórico leading case de los "Niños de la Calle" (Villagrán Morales
y Otros) versus Guatemala, (fondo, 1999, y reparaciones, 2001), y
tres años después de la Sentencia de la Corte en el dramático caso
Bulacio versus Argentina (fondo y reparaciones, 2003), la temática de
la violencia contra niños y jóvenes en las calles vuelve a ocupar
posición central en una Sentencia de esta Corte, en el presente caso
Servellón y Otros versus Honduras. Al votar por la adopción de la
presente Sentencia, me permito agregar a la misma este Voto
Razonado, con mis reflexiones personales como fundamento de mi
posición al respecto de lo deliberado por la Corte. Centraré mis
reflexiones en los siguientes puntos: a) base de la responsabilidad
internacional del Estado; b) base de la jurisdicción internacional; c)
los atentados contra los derechos humanos en medio a la
descomposición del tejido social; y d) la reacción del Derecho: las
prohibiciones del jus cogens y la debida reparatio revisitadas.

I. Base de la Responsabilidad Internacional del Estado.

2. En la presente Sentencia en el caso Servellón y Otros, la Corte ha


valorado positivamente el reconocimiento de responsabilidad por
parte del Estado por los hechos violatorios de los derechos protegidos
por la Convención Americana (párr. 77). Sin embargo, los términos de
dicho reconocimiento no abarcan la totalidad de las reivindicaciones
contenidas en la demanda (párr. 75) Y, me permito agregar, los
términos del reconocimiento de responsabilidad estatal, al excluir

315
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

expresamente "la existencia de un contexto de supuesta violación


sistemática de los derechos humanos tolerado y consentido" por el
Estado (párr. 54), plantean una cuestión que alcanza las propias
bases de la responsabilidad del Estado (inclusive las distinciones
básicas entre la responsabilidad directa e indirecta, la
responsabilidad internacional objetiva o absoluta y la responsabilidad
basada en la falta (culpa), además de la cuestión de la
intencionalidad (dolus) o no como configuración o no de una
responsabilidad internacional agravada).

3. La Corte, ante los términos del reconocimiento de responsabilidad


del Estado, se equivocó en su deliberación apresurada de dejar de
convocar una audiencia pública sobre este importante caso. La
audiencia pública que no hubo, hubiera ciertamente enriquecido la
presente Sentencia, en tres aspectos: a) hubiera enriquecido el
expediente e instrucción del caso (sobre todo ante la actitud positiva
de colaboración procesal asumida por el Estado); b) hubiera aplicado
a cabalidad en principio del contradictorio en cuanto al contexto del
presente caso; y c) hubiera servido de satisfacción (como forma de
reparación) a los familiares de las víctimas. Pero el actual afán - que
no comparto, y al cual me opongo, - de productividad de la Corte
(acompañada de decisiones inevitablemente aceleradas), el actual
afán insensato de decidir la mayor cantidad posible de casos en
tiempo récord, la privó de elementos que pudieran haber enriquecido
esta Sentencia.

4. En lo que atañe al presente caso Servellón García y Otros, no obran


en el expediente ante esta Corte elementos probatorios que pudieran
conllevar a la configuración de una intención (dolus) del Estado de
efectuar una violación deliberada, sistemática y masiva de los
derechos humanos en perjuicio de un segmento de su población
(esencialmente, los jóvenes). Sin embargo, esto no exime el Estado
de su responsabilidad por el patrón sostenido de violencia crónica
victimando un segmento de su población (los jóvenes), - patrón este
comprobado en el insatisfactorio expediente del presente caso. En
realidad, este patrón se ha lamentablemente sostenido por un
tiempo prolongado, que abarca el año de la ocurrencia de los hechos

316
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

del presente caso (1995) y se extiende hasta la fecha (o sea, más de


una década).

5. Hay un detalle que no quisiera que pasara desapercibido, dado su


simbolismo, en mi percepción. Como señala la Corte en su relación
de hechos probados en el cas d'espèce, "el día 15 de septiembre de
1995 la Fuerza de Seguridad Pública (FUSEP) realizó detenciones
colectivas, que comprendieron la captura de 128 personas, en el
marco de un operativo policial preventivo e indiscriminado (...) en la
ciudad de Tegucigalpa, con el objeto de evitar disturbios durante los
desfiles que se realizarían para celebrar el Día de la Independencia
Nacional de Honduras" (párr. 79.5). Entre los detenidos estaban
Marco Antonio Servellón García (16 años), Rony Alexis Betancourth
Hernández (17 años), Diomedes Obed García (19 años) y Orlando
Álvarez Ríos (32 años), las víctimas en el presente caso (o sea, dos
niños, un joven y un adulto), - que poco después fueron encontrados
asesinados, con disparos en la nuca, cabeza y pecho, en distintos
lugares de la ciudad de Tegucigalpa, por lo que se denominó, y se
tornó conocido, el episodio, como el caso de los "cuatro puntos
cardinales" (párr. 79(32)).

6. O sea, el mantenimiento del orden para las celebraciones de la fecha


nacional sirvió de pretexto para la perpetración de esta operación
violenta y criminosa. El simbolismo de que se reviste el episodio
reside, tal como lo vislumbro, en la contraposición entre el Estado y
la nación. El Estado, histórica y originalmente concebido y creado
para la realización del bien común, pasa a victimizar - en una
asustadora inversión de valores - segmentos "indeseables" y
marginados de su propia población. Como señalé en mi reciente y
extenso Curso General de Derecho Internacional Público en la
Academia de Derecho Internacional de La Haya (2005)123, de los
elementos clásicos constitutivos del Estado, - y prerrequisitos de su
personalidad jurídica internacional, - que conforman su propia

123
. A.A. Cançado Trindade, "International Law for Humankind: Towards a New Jus Gentium -
General Course on Public International Law", Recueil des Cours de l'Académie de Droit International de
la Haye (2005) ch. XXI (en prensa).

317
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

identidad y continuidad en el tiempo (o sea, territorio, sistema


normativo y población), es precisamente el más precioso de ellos, la
población, el que ha sido más descuidado y maltratado tanto en la
doctrina como en la práctica!

7. Esto revela características de una verdadera tragedia, la gran


tragedia de nuestros tiempos, agravada por el hecho que hoy día son
cada vez menos los que leen y piensan, y se muestran dispuestos a
aprender las lecciones del pasado. En el mundo extremamente
violento en que vivimos, hay, al contrario, que buscar protección
contra el Estado, - contra el mito del Estado124, - contra sus acciones
y omisiones, y ante su manifiesta incapacidad - en casi todas partes
del mundo contemporáneo - de extender un mínimo de protección a
su población, y en particular a los segmentos más vulnerables de
ésta.

8. Lo decidido en la presente Sentencia de la Corte en el caso Servellón


García y Otros se basa en la responsabilidad internacional objetiva
del Estado. El caso clásico al respecto, en la jurisprudencia de esta
Corte, es el de "La Última Tentación de Cristo", atinente a Chile
(Sentencia del 05.02.2001), en el cual me permití exponer, en mi
Voto Concurrente, los fundamentos de la responsabilidad objetiva o
absoluta en la doctrina jusinternacionalista. Pero no todos los casos
de violaciones de derechos humanos tienen por base la
responsabilidad internacional objetiva.

9. En mi supracitado Curso General de 2005 en la Academia de Derecho


Internacional de La Haya, me permití observar que, a la par de dicho
fundamento de la responsabilidad internacional, también hay casos
de violaciones de derechos humanos en que la culpa (falta), e
inclusive el dolus (cuando se comprueba la intencionalidad), se
configuran, de ahí adviniendo la responsabilidad internacional
agravada125. Cabe recordar, como ejemplos en este último sentido,

124
. Para evocar la expresión utilizada en un estudio clásico de Ernst Cassirer.
125
. A.A. Cançado Trindade, "International Law for Humankind: Towards a New Jus Gentium -
General Course on Public International Law", Recueil des Cours de l'Académie de Droit International de

318
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

los casos de Myrna Mack Chang versus Guatemala (Sentencia del


25.11.2003), de la Masacre de Plan de Sánchez versus Guatemala
(Sentencia del 29.04.2004), de los 19 Comerciantes versus Colombia
(Sentencia del 05.07.2004), de la Masacre de Mapiripán versus
Colombia (Sentencia del 15.09.2005), de la masacre de la Comunidad
Moiwana versus Suriname (Sentencia del 15.06.2005), de la Masacre
de Ituango versus Colombia (Sentencia del 01.07.2006), - en los
cuales la intención del Estado de perpetrar graves violaciones de los
derechos humanos, o su manifiesta negligencia en evitarlas,
quedaron fehacientemente demostradas.

10. En éstos casos, las violaciones graves fueron perpetradas en nombre


del Estado, como persona jurídica de Derecho Internacional, y,
además, en la misma línea de sus actos criminales se encubrieron los
hechos, de todo esto derivando su responsabilidad internacional
agravada. En suma, y en conclusión sobre el presente punto en
examen, en la actual teoría general de la responsabilidad
internacional del Estado, sigue subsistiendo la coexistencia de la
responsabilidad internacional objetiva (o absoluta) y la
responsabilidad internacional del Estado con base en la culpa, e
inclusive en el dolus (agravada).

II. Base de la Jurisdicción Internacional.

11. Paso al punto siguiente de mi razonamiento: ya en mi Voto Razonado


en el caso Blake versus Guatemala (fondo, Sentencia del 24.01.1998)
me permití distinguir las bases de la responsabilidad internacional
(obligaciones convencionales) y de la jurisdicción internacional. La
primera es de derecho material, siendo la segunda de orden
jurisdiccional. Aunque en el presente caso Servellón García y Otros
versus Honduras no se hayan presentado problemas de orden
jurisdiccional, sin embargo cabe aquí una precisión. Al extender su

la Haye (2005) ch. XV (en prensa).

319
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

examen del caso más allá de lo que fue objeto del reconocimiento de
responsabilidad por parte del Estado, la Corte - sin que lo hubiera
dicho - ha ejercido una facultad inherente a su jurisdicción. La Corte
parece no haberse dado cuenta de que la tesis de los poderes
inherentes fortalece su base jurisdiccional.

12. Esto ha sido demostrado fehacientemente en su experiencia en los


últimos años, en el ejercicio de sus funciones tanto consultiva como
contenciosa. En cuanto a la primera, la Corte hizo uso, de modo
ejemplar, de sus facultades inherentes en su Opinión Consultiva n.
15, sobre Informes de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (Artículo 51 de la Convención Americana de Derechos
Humanos - del 14.11.1997), tal como lo señalé en mi Voto
Concurrente. Y, en lo que concierne a su función contenciosa, sus dos
históricas Sentencias, en materia jurisdiccional, en los casos del
Tribunal Constitucional y de Ivcher Bronstein versus Perú (ambas del
24.09.1999), son hoy internacionalmente aclamadas como una gran
contribución a la jurisprudencia internacional en el sentido de la
preservación de la integridad y del fortalecimiento de la jurisdicción
internacional.

13. Las pocas voces reaccionarias discordantes que aún insisten en


sostener una posición voluntarista de la materia126, más atentos y
abiertos a los unilateralismos estatales (inclusive la pretensión de
retirar la aceptación estatal de la competencia de la Corte con
"efectos inmediatos") que a los imperativos de la jurisdicción
internacional, se olvidan del carácter especial de los tratados de
derechos humanos; se olvidan de las miles y miles de víctimas del
régimen represivo instaurado en el Estado demandado en la época; se
olvidan de que la propia credibilidad e integridad de la Corte estaban
en juego; se olvidan de que la jurisdicción internacional era la última
esperanza de los justiciables que se encontraban en total
indefensión; se olvidan del imperativo del acceso a la justicia
(perteneciente, a mi modo de ver, al dominio del jus cogens). Si la

126
. Incluyendo, para mi estupefacción y pesar, las de cuatro autores latinoamericanos.

320
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Corte hubiera seguido una visión voluntarista y estrictamente


formalista del derecho aplicable, quizás hoy día ya no más existiría.

14. Afortunadamente, frente a la mayor crisis que enfrentó en toda su


historia hasta la fecha, la Corte hizo uso firme y correcto de los
poderes inherentes a su jurisdicción, y sus dos referidas Sentencias
de vanguardia del 24.09.1999 son un marco en la jurisprudencia
internacional contemporánea en materia de protección internacional
de los derechos humanos, como internacionalmente reconocido. Otro
ejemplo notable del uso de los poderes inherentes a su jurisdicción
encuéntrase en su Sentencia del 28.11.2003, en el caso Baena
Ricardo y Otros versus Panamá, en la cual sostuvo con igual firmeza
su facultad inherente de supervisar la ejecución o fiel cumplimiento
de sus propias sentencias. Así, en el presente caso Servellón García y
Otros versus Honduras, la Corte podría haber sido más explícita en
cuanto a la facultad inherente a su jurisdicción de haber
profundizado en el examen del contexto del cas d'espèce.

15. Aún así, la Corte tomó en debida cuenta el contexto del presente
caso. Como señalado en esta Sentencia, el Estado reconoció la
existencia del "fenómeno de muertes violentas de menores", pero
negó que se trataba de "una política de `profilaxis social'" (párr. 106).
La Corte afirmó correctamente que

"La responsabilidad internacional puede


configurarse aún en ausencia de intencionalidad, y hechos
violatorios de la Convención son de responsabilidad del
Estado independientemente de que éstos sean o no
consecuencia de una política estatal deliberada" (párr.
107).

16. O sea, la Corte, en el ejercicio de una facultad inherente a su


jurisdicción, determinó la responsabilidad internacional objetiva
(supra) del Estado. La Corte señaló que, en el origen de la
configuración de la responsabilidad internacional del Estado, éste
último procedió a una detención programada y colectiva de 128
personas, "sin orden de detención y sin haber sido aprehendidas en

321
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

flagrante delito", detención ésta que se realizó "con la declarada


finalidad de evitar disturbios durante los desfiles que se realizarían
para celebrar el Día de la Independencia Nacional" (párr. 91). En la
valoración de la Corte, y en concordancia con su anterior Sentencia
(del 18.09.2003) en el caso Bulacio versus Argentina, "las razzias son
incompatibles con el respeto a los derechos fundamentales" (párr.
93), y los hechos del presente caso Servellón García y Otros
ocurrieron "en el marco de un contexto de violencia en contra de los
niños y jóvenes en situación de riesgo social en Honduras" (párr. 104).

III. Una Tragedia Contemporánea: Los Atentados contra los


Derechos Humanos en Medio a la Descomposición del Tejido
Social.

17. En las declaraciones periciales que obran en el expediente del


presente caso, recogidas en la Sentencia que viene de adoptar esta
Corte, hay referencias a "la política de limpiar las calles" y a "la
política de „cero tolerancia‟ del Estado" (párr. 37(2.a)) y a la acción
del crimen organizado, del narcotráfico y de "grupos particulares
clandestinos de `limpieza social'" (párr. 37(3.b)). El cuadro que se
desprende de los hechos del presente caso es, a mi modo de ver, el
de una clara descomposición del tejido social, de un medio social
indiferente a la suerte de sus miembros marginados, y partidario de
políticas represivas, - como hoy día se constata en la virtual totalidad
de América Latina y en casi todo el mundo, sobre todo en relación
con los jóvenes (que viven en un presente fugaz, sin futuro) y los
migrantes indocumentados.

18. No sorprendentemente y en buena hora, la Corte Interamericana


retoma su mejor jurisprudencia, de las Opiniones Consultivas n. 17,
sobre La Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño (del
28.08.2002), y n. 18, sobre La Condición Jurídica y Derechos de los
Migrantes Indocumentados (del 17.09.2003), así como de sus

322
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

Sentencias en el caso de los "Niños de la Calle" (Villagrán Morales y


Otros) versus Guatemala (fondo, 19.11.1999, y reparaciones,
26.05.2001)127. Ahora, en el presente caso Servellón García y Otros,
los hechos que han dado origen al cas d'espèce revelan, una vez más,
que casos del género representan un microcosmo de la violencia
perpetrada, sin fronteras, contra niños en las calles del mundo,
reveladora a su vez del triste destino de muchos de los marginados y
excluidos, ya en el alba de sus vidas. Para éstos, la vida
efectivamente no es más que una walking shadow, en la expresión de
un escritor universal, y una sombra que muy pronto se desvanece. Su
triste destino evoca el clásico lamento de Macbeth (1606) de
Shakespeare:

"Tomorrow, and tomorrow, and tomorrow,


Creeps in this petty pace from day to day,
To the last syllable of recorded time;
And all our yesterdays have lighted fools
The way to dusty death. Out, out, brief candle,
Life's but a walking shadow, a poor player
That struts and frets his hour upon the stage,
And then is heard no more. It is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury
Signifying nothing"128.

19. Pero por más breves y efímeras que hayan sido las vidas de los
abandonados del mundo, y torturados y asesinados con brutalidad por
sus semejantes, ocupan éstos, sin embargo, como víctimas, una
posición central en el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos. La centralidad de las víctimas en el universo conceptual
del Derecho Internacional de los Derechos Humanos encuéntrase hoy
sólidamente establecida, para lo que ha contribuido decisivamente la
jurisprudencia de esta Corte Interamericana. Como lo señalé en mi
Voto Razonado en el caso de los "Niños de la Calle" (reparaciones,

127
. Párrs. 113, 95, 114 y 116 respectivamente, de la presente Sentencia.
128
. Shakespeare, Macbeth (1606), acto V, escena 5.

323
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

2001), - y como el presente caso Servellón García y Otros vuelve a


revelar, -

"El ser humano, aún en las condiciones más


adversas, irrumpe como sujeto del Derecho Internacional
de los Derechos Humanos, dotado de plena capacidad
jurídico-procesal internacional" (párr. 1).

20. En su obra clásica Los Misérables (1862), Victor Hugo pondera con
agudeza de espíritu:

"L'avenir arrivera-t-il? Il semble qu'on peut


presque se faire cette question quand on voit tant
d'ombre terrible. Sombre face-à-face des égoïstes et des
misérables. Chez les égoïstes, les préjugés, les ténèbres
de l'éducation riche, l'appétit croissant par l'enivrement,
un étourdissement de prosperité qui assourdit, la crainte
de souffrir qui, dans quelques-uns, va jusqu'à l'aversion
des souffrants, une satisfaction implacable, le moi si
enflé qu'il ferme l'âme; - chez les misérables, la
convoitise, l'envie, la haine de voir les autres jouir, les
profondes secousses de la bête humaine vers les
assouvissements, les coeurs pleins de brume, la tristesse,
le besoin, la fatalité, l'ignorance impure et simple. Faut-il
continuer de lever les yeux vers le ciel? (...)"129.

21. Las palabras penetrantes de Victor Hugo se revisten de gran


actualidad. Las disparidades que flagelan las sociedades nacionales (y
que hoy se agravan en el mundo mentirosamente "globalizado" de
nuestros días), ponen de manifiesto una de sus características
marcantes: el carácter tristemente represivo de dichas sociedades.
En nombre de la seguridad pública se mata con impunidad los más
vulnerables, los marginados y excluidos, los "indeseables", los

129
. Victor Hugo, Les Misérables (1862) (préface de Ch. Baudelaire), tomo III, Paris, Libr. Gén.
Française, 1972, p. 30.

324
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

misérables de Victor Hugo, los olvidados del mundo. Nuestras


sociedades represivas de hoy día - no sólo en América Latina sino en
todos los continentes (a todos he visitado, y sé de lo que hablo), -
tampoco tienen memoria, están condenadas a vivir en un presente
fugaz y desesperador, sin perspectivas alentadoras, sin futuro.

22. En las tumbas de cada uno de los niños y jóvenes asesinados en el cas
d'espèce bien podría estar transcritos - hasta que los vientos y la
lluvia los apaguen, bien después de la "memoria colectiva", - los
versos con que Victor Hugo concluye su obra Les Misérables:

"Il dort. Quoique le sort fût pour lui bien étrange,


Il vivait. Il mourut quand il n'eut plus son ange;
La chose simplement d'elle-même arriva,
Comme la nuit se fait lorsque le jour s'en va"130.

Precisamente al chiaroscuro de la vida me referí, en el seno de la Corte


Interamericana, hace media década, en mi Voto Razonado en el
supracitado caso de los "Niños de la Calle", al abordar la tríada formada
por la victimización, el sufrimiento humano y la rehabilitación de las
víctimas, - a ser abordada a partir de la integralidad de la personalidad de
las víctimas (párrs. 3 y 19):

"(...) La tensión del claro-oscuro, de los avances


mezclados con retrocesos, es propia de la condición
humana, y constituye, en efecto, uno de los legados más
preciosos del pensamiento de los antiguos griegos
(siempre tan contemporáneos) a la evolución del
pensamiento humano, que ha penetrado la conciencia
humana a lo largo de los siglos. La alegoría platónica de la
caverna, por ejemplo, revela, con toda lucidez y su gran
densidad existencial, la precariedad de la condición
humana, y, por consiguiente, la necesidad de la
trascendencia, más allá de la supuesta "realidad" cruda de

130
. Ibid., tomo III, p. 536.

325
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

los hechos. En el campo del Derecho, bien más allá del


positivismo jurídico, hay que tener presente la realidad
de la conciencia humana" (párr. 18).

23. En el mismo Voto Razonado advertí, en cuanto a la proyección del


sufrimiento de las víctimas, que

"(...) el sufrimiento de los excluidos se proyecta


ineluctablemente sobre todo el cuerpo social. La suprema
injusticia del estado de pobreza infligido a los
desafortunados contamina a todo el medio social, que, al
valorizar la violencia y la agresividad, relega a una
posición secundaria las víctimas (...). El sufrimiento
humano tiene una dimensión tanto personal como social.
Así, el daño causado a cada ser humano, por más humilde
que sea, afecta a la propia comunidad como un todo"
(párr. 22).

24. La violencia gratuita e innecesaria de órganos y agentes del poder


estatal, sobre todo contra los segmentos más vulnerables de la
población, y la exclusión y punición, así como el confinamiento, de
los "indeseables" como "respuestas" estatales a un "problema social",
ha sido una constante en la historia del Estado moderno. No han
ocurrido sólo en los países de América Latina, sino también de Europa
y de todo el mundo. Al examinarlos con detalles históricos, en los
países de Europa occidental, en el período de 1500 hasta 1800 (en
obra publicada originalmente en Francia en 1961), Michel Foucault se
dejó llevar a comentar que "civilization, in a general way, constitutes
a milieu favourable to the development of madness", siendo esta
última (la locura) "la negación de la razón"131. El asesinato de niños
en las calles del mundo es, además de una grave violación de los
derechos humanos, una manifestación de la locura de los
"civilizados", la más enfática y asustadora negación de la razón.

131
. Michel Foucault, Madness and Civilization - A History of Insanity in the Age of Reason, N.Y.,
Vintage, [1986 - reed.], pp. 217 y 107, y cf. pp. 47-49, 221-222, 269 y 289.

326
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

25. Al respecto, el respetable jusfilósofo Karl Jaspers advertía, hace


algunas décadas, que la razón - que encuéntrase inseparable de la
existencia humana - no se impone per se, sino resulta de una decisión
tomada por la persona humana en el ejercicio de su libertad. Como
reconocidamente nos encontramos a la merced de eventos que se
producen "fuera de nuestro control", resulta que "reason can stand
firm only in the strength of reason itself"132. Pienso que toda esta
cuestión encuéntrase hasta cierto punto envuelta por el misterio de
la propia existencia humana.

26. Entre los cuatro victimados, torturados y asesinados por sus verdugos
en el presente caso Servellón y Otros, uno de ellos, Diómedes,
simplemente lloró. Lloró antes de recibir un "aviso previo" de que
sería torturado y muerto. Lloró ante su impotencia y la inevitabilidad
de su asesinato ante el monopolio del uso de la fuerza pública por el
Estado. Nada le quedó sino llorar, al despedirse de la vida, por
decisión arbitraria y criminosa de sus verdugos. Y esto es un de los
muchos casos congéneres que ocurren diariamente en toda América
Latina y en todo el mundo. El Estado crea los "indeseables", al dejar
de cumplir las funciones sociales para las cuales fue históricamente
creado, y después los margina, excluye, confina, o mata (o deja
matarlos).

IV. La Reacción del Derecho: Las Prohibiciones del Jus


Cogens y la Debida Reparatio Revisitadas.

27. No podría concluir este Voto Razonado sin destacar la importancia de


la jurisdicción internacional de los derechos humanos: una vez más,

132
. K. Jaspers, Reason and Anti-Reason in Our Time, Hamden/Conn., Archon Books, 1971, pp.
59, 50 y 84.

327
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

los olvidados del mundo tuvieron su causa a ella elevada. Las


humillaciones y sufrimientos de que padecieron han sido
judicialmente reconocidos, con sus consecuencias jurídicas para los
responsables por ellos. En la presente Sentencia, la Corte ha
advertido para la peligrosa estigmatización de que niños y jóvenes
pobres estarían condicionados a la delincuencia, que crea un "clima
propicio" para que aquellos menores en situación de riesgo se
encuentren ante una amenaza latente a su vida e integridad y
libertad personales (párr. 112).

28. En su Informe de 14.06.2002 respecto de Honduras, la Relatora


Especial de Naciones Unidas sobre Ejecuciones Extrajudiciales,
Sumarias o Arbitrarias (Sra. A. Jahangir), advirtiendo contra "la
criminalización de la pobreza" y la tendencia equivocada a atribuir
las muertes violentas de menores a "enfrentamientos entre
bandas"133, afirmó que

"se vinculan sólida y categóricamente los casos de


ejecuciones extrajudiciales de niños y el fenómeno
general de la violencia juvenil y la pobreza en Honduras.
(...) La delincuencia juvenil nunca puede utilizarse para
justificar que las fuerzas de seguridad maten a niños a fin
de mantener el orden público"134.

29. Y acrecentó que en Honduras "los niños constituyen la mayoría de la


población", viviendo en condiciones de vulnerabilidad, afectados por
"la pobreza y la inseguridad" derivadas de "la injusticia social, política
y económica"135. Según la Relatora Especial de Naciones Unidas,

133
. ONU, documento E/CN.4/2003/3/Add.2, del 14.06.2002, p. 12, párrs. 31-32.
134
. Ibid., p. 11, párr. 29.
135
. Ibid., pp. 27 y 14, párrs. 87 y 39. Según la Relatora Especial de Naciones Unidas, "muchas de
las víctimas de las ejecuciones extrajudiciales pertenecen a familias monoparentales que suelen estar
encabezadas por la madre. La pérdida de autonomía de la mujer está estrechamente vinculada a la
marginación del niño"; ibid., p. 27, párr. 88.

328
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

"en Honduras algunos niños han sido ejecutados por


miembros de las fuerzas de seguridad. En la mayoría de
los casos los niños estaban desarmados y no habían
provocado a la policía a emplear la fuerza, y mucho
menos medios letales. (...) Además de la impunidad
institucionalizada, existe una campaña para condicionar a
la opinión pública a apoyar la `limpieza' de los niños
indeseables en las calles de Honduras"136.

30. A su vez, en la misma línea de razonamiento, el [entonces]


Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Sr. Leo Valladares
Lanza), en su Informe Especial sobre Muertes Violentas de Niños,
Niñas y Adolescentes en Honduras, del 21.01.2002, también advirtió
contra la marginación social de niños y jóvenes en Honduras, la
indiferencia social y la "intolerable impunidad" frente a la "muerte
masiva de adolescentes y jóvenes", y sus consecuencias nefastas,
como la escalada de violencia e inseguridad ciudadana. En sus
palabras,

"En los últimos cuatro años el derecho a la vida y


a la integridad personal han sido transgredidos en forma
sistemática, hacia un sector claramente identificado.
Bajo presunciones arbitrarias, agentes policiales, grupos
organizados bajo la tolerancia del Estado y hasta
venganzas de particulares han asesinado a adolescentes y
jóvenes en distintas ciudades del país" (párr. 7)137.

31. Al referirse expresamente al caso de Servellón García y Otros,


denominado caso de los "cuatro puntos cardinales" (párr. 71), agregó
que "a la juventud se le ha obligado a desconfiar de una sociedad que
no sólo la margina, sino que la despoja y que le pone miles de
obstáculos en el camino para lograr su desarrollo o una mínima
calidad de vida con dignidad" (párr. 38). Ya no se trata de

136
. Ibid., p. 25, párr. 73.
137
. Y cf. párrs. 1-3 y 11-12.

329
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

desapariciones forzadas ni de "cementerios clandestinos" o "centros


ocultos de detención" como se practicaban en la década de los
ochentas (párr. 69). En mediados de los años noventa, trátase de

"una campaña de 'limpieza social' o 'profilaxis social', en la


que con frecuencia se desconoce la identidad de las
víctimas, se confunde la de los victimarios y en muchos
casos nadie pide una investigación de lo ocurrido. (...) Los
niños o jóvenes de la calle no se les reconocen sus
derechos y siempre se les presume culpable, en lugar de
inocentes. (...) La mayoría de los autores de la violencia
son agentes del orden público, pero paulatinamente van
interviniendo personas calificadas como 'desconocidas',
(...) grupos de exterminio o escuadrones de la muerte,
cuyos efectivos en algunos casos han sido reconocidos
como miembros de cuerpos de seguridad del Estado"
(párrs. 69 y 72).

32. Al autoritarismo de la década de los ochentas se siguió este cuadro


de violencia crónica de la década de los noventas, con la tolerancia
por parte del Estado y su negligencia en cuanto a la impunidad138. En
la lúcida evaluación del autor del referido Informe Especial, el ex-
Comisionado Leo Valladares Lanza,

"La pobreza o la extrema pobreza sigue siendo (...) la peor forma de


violencia a que está sometida gran parte de la niñez y adolescencia
del país. En ella está la raíz que explica los miles de niños y niñas que
son víctimas diarias de abusos en las calles. (...) Los adultos se han
mostrado indiferentes o han respondido equivocadamente,
considerándolos 'objetos de compasión y represión al mismo tiempo,
en lugar de sujetos plenos de derechos'" (párr. 43).

138
. Párrs. 91, 152 y 192(11); agrega el referido Informe Especial que, de la totalidad de jóvenes
muertos de forma violenta, "una gran cantidad no pertenecía a 'maras' o pandillas (66%), ni contaban con
antecedentes de infracción a las leyes" (párr. 192(2)).

330
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

33. Ante esta jurisdicción internacional, los olvidados del mundo son
tratados como sujetos plenos de derecho, dotados de capacidad
jurídico-procesal internacional. Sus padecimientos no pasan en vano.
En la presente Sentencia en el caso Servellón García y Otros, el caso
de los "cuatro puntos cardinales", la Corte Interamericana concluyó
que

"las víctimas fueron detenidas colectivamente,


de forma ilegal y arbitraria, sometidas a
torturas y tratos crueles, inhumanos o
degradantes durante su detención. (...) El
ensañamiento con que se ejecutó a las víctimas,
privándoles de la vida en forma humillante, las
marcas de tortura física presentes en los cuatro
cadáveres, y la forma como sus cuerpos fueron
abandonados a la intemperie, constituyeron
graves atentados al derecho a la vida, a la
integridad y libertad personales" (párr. 99).

34. Frente a los hechos del presente caso, la Corte ha correctamente


reiterado su posición en el sentido de que la prohibición absoluta de
la tortura y penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes, y el
respeto del principio básico de igualdad y no-discriminación, se
revisten de carácter imperativo, pertenecen al dominio del jus
cogens, y acarrean obligaciones erga omnes de protección (párrs. 97
y 94), con todas sus consecuencias jurídicas para las reparaciones.
Sobre este último punto, me permito aquí reiterar lo que señalé en
mi Voto Razonado en el caso Bulacio versus Argentina (Sentencia del
18.09.2003), a saber:

"Es aquí que el Derecho interviene, para frenar la


crueldad con que los seres humanos tratan a sus
semejantes. Es aquí, en razón de esto, que interviene el
Derecho, para afirmar su propio primado sobre la fuerza
bruta, para intentar ordenar las relaciones humanas
según los dictados de la recta ratio (el derecho natural),
para mitigar el sufrimiento humano, y para hacer la vida,

331
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

de ese modo, menos insoportable, o quizás soportable, -


en el entendimiento de que la vida con sufrimiento, y
solidaridad, es preferible a la no-existencia. (...)
De ahí la importancia de la realización de la
justicia. Contra los actos de violencia violatorios de los
derechos humanos se erige el orden jurídico (nacional e
internacional), para asegurar la prevalencia de la justicia
y, de ese modo, extender satisfacción a las víctimas
(directas e indirectas). En su obra L'Ordinamento
Giuridico, originalmente publicada en 1918, el jusfilósofo
italiano Santi Romano sostenía que la sanción no se
prende a normas jurídicas específicas, sino es inmanente
al orden jurídico como un todo, operando como una
'garantía efectiva' de todos los derechos subjetivos en
dicho orden consagrados139. (...)
El Derecho, emanado de la conciencia humana y
por ésta movido, viene a proveer la reparatio (del latín
reparare, 'disponer de nuevo'); interviene, asimismo, para
impedir que el mal vuelva a repetirse, o sea, para
establecer, como una de las formas de reparación no-
pecuniaria de los daños resultantes de las violaciones de
derechos humanos perpetradas, la garantía de no-
repetición de los hechos lesivos. Dicha garantía de no-
repetición ya tiene su lugar asegurado en el elenco de las
formas de reparación por las violaciones de los derechos
humanos. (...)
La reparatio no pone fin a lo ocurrido, a la
violación de los derechos humanos. El mal ya se
cometió140; mediante la reparatio se evita que se agraven
sus consecuencias (por la indiferencia del medio social,
por la impunidad, por el olvido). Bajo este prisma, la

139
. Santi Romano, L'ordre juridique (trad. 2a. ed., reed.), Paris, Dalloz, 2002, p. 16.
140
. La capacidad humana tanto de promover el bien como cometer el mal no ha cesado de atraer la
atención del pensamiento humano a la largo de los siglos; cf. F. Alberoni, Las Razones del Bien y del Mal,
México, Gedisa Edit., 1988, pp. 9-196; A.-D. Sertillanges, Le problème du mal, Paris, Aubier, 1949, pp.
5-412.

332
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

reparatio se reviste de doble significado: provee


satisfacción (como forma de reparación) a las víctimas, o
sus familiares, cuyos derechos han sido violados, al mismo
tiempo en que restablece el orden jurídico quebrantado
por dichas violaciones, - un orden jurídico erigido sobre el
pleno respeto de los derechos inherentes a la persona
humana141. El orden jurídico, así restablecido, requiere la
garantía de la no-repetición de los hechos lesivos.
La reparatio dispone de nuevo, reordena la vida
de los sobrevivientes victimados, pero no logra eliminar el
dolor que ya está incorporado ineluctablemente al
cotidiano de su existencia. (...) La reparatio es un deber
ineludible de los que tienen por responsabilidad impartir
la justicia. En una etapa de mayor desarrollo de la
conciencia humana, y por consiguiente del propio
Derecho, resulta indudable que la realización de la
justicia se sobrepone a todo y cualquier obstáculo (...).
La reparatio es una reacción, en el plano del Derecho, a
la crueldad humana, manifestada en las más diversas
formas: la violencia en el trato con los semejantes, la
impunidad de los responsables por parte del poder
público, la indiferencia y el olvido del medio social.
Esta reacción del orden jurídico quebrantado
(cuyo substratum es precisamente la observancia de los
derechos humanos) se mueve, en última instancia, por el
espíritu de solidaridad humana. Esta última, a su vez,
enseña que el olvido es inadmisible (...). La reparación,
así entendida, comportando, en el marco de la
realización de la justicia, la satisfacción a las víctimas (o
sus familiares) y la garantía de no-repetición de los
hechos lesivos, (...) se reviste de innegable importancia.
El rechazo de la indiferencia y del olvido, y la garantía de
no-repetición de las violaciones, son manifestaciones de

141
. Como me permití señalar en mi Voto Concurrente de ayer, en la Opinión Consultiva n. 18 de
la Corte Interamericana, sobre la Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados (del
17.09.2203), párr. 89.

333
EL DOLOR DE LA AUSENCIA

los lazos de solidaridad entre los victimados y los


potencialmente victimables, en el mundo violento y vacío
de valores en que vivimos. (...)" (párrs. 30, 33, 35 y 37-
40).

35. Estas reflexiones, que me permití desarrollar en el caso Bulacio,


sitúan, a mi modo de ver, en su debida dimensión, las distintas
modalidades de reparación ordenadas por la Corte Interamericana
también en el presente caso Servellón García y Otros. Me parece de
todo apropiado ordenar, v.g., como lo ha hecho la Corte en la
presente Sentencia (punto resolutivo n. 13), la realización, por el
Estado demandado, de "una campaña con la finalidad de sensibilizar
a la sociedad hondureña respecto de la importancia de la protección
a los niños y jóvenes, informarla sobre los deberes específicos para su
protección que corresponden a la familia, a la sociedad y al Estado, y
hacer ver a la población que los niños y jóvenes en situación de riesgo
social no están identificados con la delincuencia".

Antônio Augusto Cançado Trindade


Juez

Pablo Saavedra Alessandri


Secretario

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