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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
El Dolor
de la
Ausencia
Tegucigalpa, 2008
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Contenidos
Introducción…………………………………….……………………………………….……………10
Testimoniar………………………………………………………………………….………………..13
2. “Ya nadie lo va a resucitar, pero sí, qué bueno sería que se .…….38
castiguen pues, para que eso merme…”
6. “Él era el que exprimía las naranjas para hacer jugo y le …………..87
ayudaba a mi mamá a pelar guineos, hacer los mandados,
casi todo lo que se necesitaba en mandados él lo hacía.”
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Tenemos que ponerle un rostro a las cifras; una voz a las familias que
lloran y no pueden hablar con nadie; una alerta a la sociedad,
también esto es parte del por qué del libro.
Este libro es importante para que nunca se olvide esta tragedia, para
que la gente al leerlo diga que no puede ser, y para que las familias que
no han tenido la oportunidad de ser escuchadas, hablen de su verdad.
Para el colectivo social, un muerto no es nada, pero para la madre o
hermana, no se trata solamente de uno, y es importante el hecho de
que pueda hacer saber lo que siente. Si hubiéramos podido, habríamos
hecho el testimonio de 4,084 casos. (Ocurridos al 31 de Marzo del 2008)
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Introducción
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Testimoniar
Para las familias fue también una oportunidad de narrar y describir sus
propias vidas, de relatar los riesgos que corren en los barrios donde
viven, contar cuáles son sus expectativas, sus ideales y aspiraciones. No
es solamente un libro sobre las víctimas inmediatas, es también un
intento por relatar la historia de sus parientes.
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Muchas más familias fueron consultadas para las entrevistas, pero son
las expuestas en este libro quienes tuvieron la disposición de hacerlo.
No obstante, para cuidar su propia identidad – salvo en algunos casos-
se omitió revelar sus nombres verdaderos.
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que son los que definen la agenda de lo que “importa” y lo que “no
importa” en el país.
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P: - Así es.
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La Tribuna/2003:
“Un desconocido le dio muerte a la hermana del pandillero
(…), conocido en el bajo mundo como (…), en el mercado
(…) de Comayagüela. Según versiones de la policía, la
ahora occisa junto con otro individuo desconocido
pretendía asaltar a una persona quien se defendió con un
arma de fuego.
Madre: (Se decide a contestar)- El problema es, usted sabe que en esos
mercados, como son privados, no permiten vendedores ambulantes,
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(Asienten).
Hermana: - Había sido por vender en el mercado. Tres días antes de
que la mataran, ella estaba vendiendo chicles. A ella la habían
golpeado dentro del mercado. Los vigilantes. Ese día ella llegó bien
golpeada al puesto de una tía mía, llegó sangrando, y nosotros le
decíamos le preguntábamos quién había sido… y nunca nos quiso llevar
a verlo. Entonces, por cuentas ese día a ella la sacaron y ella se volvió a
meter, y entonces como ella les decía que no, que ella quería vender
allá adentro, entonces vino él y la agarró como…, la castigó pues. Con
un palo que caminan ellos, si a mi me dicen, a vos nunca te dijeron de
que todavía llevaba ese golpe fresquito en la cabeza… Tres días antes
que la mataran.
Madre: - Ese hombre fue el que la señaló al que la mató, el que le pegó
la señaló… al que la mató.
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P: - Dice la nota del periódico que después del tiroteo usted llegó al
lugar donde estaba su hija. Que se la llevó.
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Yo digo que eso es una falta de respeto, ¿verdad? (dice entre sollozos),
porque… tener un ser querido todavía ahí y que se vayan a reír de uno
(pausa). Mire, yo fui al juzgado de la niñez también, a lo mismo,
¿verdad?, a que ayudaran esclarecer el hecho de mi hermana… y nada,
yo siempre salí sin respuesta. Sólo me decían que fuera tal día y tal
día…, venga tal día… y le vamos a tener la información.
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Hermana: - Mi hermano fue que se hizo el muerto… para los que fueron
a hacer la emboscada donde mi mamá… si ustedes podrían ir donde mi
mamá, ustedes mirarían los hoyos… como está la lámina de las
piedrotas y de los tiros, cholladitos en las paredes… y la autoridad no se
movió, no, “no tenían que ir”, más bien decían que una bomba le iban a
ir a poner a mi mamá… El que la agarraba más con mi hermano era un
tal Jonson (César Augusto Jonson Mejía…, oficial, era de la posta de ahí.
Ya cuando mi hijo cayó preso, ya los cambiaron). Y él decía que él…
personal lo mataba, y si no… que él pagaba para que lo mataran. Y de
mi hermana con quien más yo discutí bastante, me agarré con él, fue
con un policía de apellido Ponce, con ése sí yo me agarré la última vez
que le pegó a mi hermana, a ella, delante de mí, porque vino él y la
agarró y entonces, como en eso yo venía de comprar y yo miré,
entonces yo me le tiré y le dije que por qué le pegaba y me pegó él a
mí, entonces nos agarramos los dos, pero porque le pegó a mi hermana,
y entonces… discutíamos con él, y yo le decía que iba a ir a Casamata, y
me decía que a nada yo iba a ir porque no me iban a escuchar, entonces
nunca me moví, porque como él sólo me decía así, allá no me van a
escuchar ¿y yo qué voy a ir a hacer?, pero la autoridad nunca ha
apoyado a mi madre, ni aún los periodistas, porque imagínese que
cuando mi hermano también tuvo… que… un gran tirón que hubo en
Támara, tal vez se dio cuenta usted, que iban a matar a mi hermano y
se metió el otro muchacho, bueno, en ese tiempo mi mamá salió,
porque como siempre que…, ella…, pasan esas cosas… ella se fue, sin
que uno se dé cuenta, entonces ella se fue y a mí me vinieron a decir a
mi puesto que un periodista le regalaba cincuenta pesos a ella,
cincuenta pesos… para que saliera… ella… no sé qué… ¿Qué le decían
que hiciera?
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esperanzas en que toda esta etapa oscura en sus vidas algún día se
detenga?
Hermana: - Bueno la verdad que sólo Dios sabe, ¿verdad?, porque usted
sabe que a ella la han mandado a amenazar, que le van a hacer cosas,
usted mire el atentado que le han hecho a mi hermano también,
¿verdad? Entonces, nosotros tememos, a lo menos yo vivo con el temor
de que le vayan a hacer algo. Yo primero la pongo en las manos de Dios,
¿verdad?, que no le vayan a hacer nada a ella, ¿verdad? Y a mi hermano
que está preso, porque mi hermano, pues, ya se fue, yo como no soy
muy conocida con ellos, por esa parte yo paso tranquila. A veces ella
me dice: “fijate que me fueron a vigilar la casa, estuvieron hombres
vigilándome la casa”. Cuando ella me dice así… a mí no me gusta
llevarme así pues, a irla a ver frecuentemente, y a veces me dice ella:
“fijate que ya no, ya no quiero que me miren con vos…”, me dice,
“…porque me da miedo que digan que sos mi hija y te vaya a hacer
algo”. Entonces, quedo yo: “no, a mí no me tiene que hacer nada,
porque yo no he hecho nada”, quedo yo…, “ah pero vos sabes, los
enemigos de él…”, me dice. Entonces, a veces yo…, me da hasta temor
así, pero, al mismo tiempo digo yo: “no señor, tú estás conmigo y tú sos
el gobernador ahora de los que nos quedamos y tú nos vas a proteger”.
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Hermana: - Pues mire, yo soy madre soltera, yo con mis niños, tengo
una de dieciocho años, tengo otra de quince, tengo otro de trece y mi
bebé que tiene diez años. Pues como yo vivo sola, en mi hogar…, la que
gobierna el hogar soy yo…, yo me siento con mis hijos, yo les platico
toda la vida de mi hermana, de mi hermano, de mi otro hermano. Yo
les platico: “hijos míos, yo no quiero que ustedes vayan a correr la
misma suerte de mis hermanos…, quiero ser una madre…, no una
madre perfecta…”, les digo yo, “…pero quiero ser lo mejor y quiero
que ustedes sean unos buenos hijos conmigo. No quiero pasar el
sufrimiento de mi madre, ni quiero verlos a ustedes así, no, yo quiero
lo mejor…”, yo trato de darles lo mejor a mis hijos, pues, vaya, como
en el caso de mi madre, yo les pongo a ellos, yo no los mando a
trabajar, yo…, mis niños están conmigo en mi casa, los meto a estudiar,
les pongo, ¿verdad?, no porque ella no podía, … como usted sabe… a
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Hermana: - La infancia de ella… Ella era bien juguetona con uno, pues,
bien especial. Ella cuando me miraba, pues, yo no he convivido con
ellos, yo siempre he vivido aparte de ellos, pero cuando ella llegaba a
mí, me abrazaba, me daba picos, me decía: “mi hermana querida… yo
la quiero, yo la amo”. Entonces, yo me sonreía. Cuando ella llegaba
triste, así… que me miraba, que yo miraba y le decía: ¿Qué te pasa?
“No…, que me regañaron.” ¿Quién?, decime, decime algo. Entonces,
ella no me decía, sino que me abrazaba y se ponía a llorar, y yo le
decía: decime, ¿quién te hizo algo?, ¿qué te dijeron? “No…, nada,
negra”, me decía, porque ella era bien cariñosa. De repente, así, que
me llagaba llorando: ¿qué te hicieron? “Me pegaron”. ¿Quién te pegó?
“Por allá”. ¿Y por qué te pegó? “Por razones”. Y le decía: lleváme.
Pero a ella nunca le gustó que uno se involucrara en problemas, ni que
lo conocieran a uno. Ella siempre tuvo sus problemas pero no lo
involucraba a uno, nunca. Le gustaba bastante jugar… Jugaba la gallina
ciega, lazo, landa. Ella iba a la escuela. Ella me enseñaba las tareas
que le enseñaban, y le gustaba llevarse bastante con sus compañeras.
Sus maestras la querían, porque hablaban bien de ella, que era
excelente alumna. Bueno, la verdad es que a ella hasta ahora grande
que le gustó la escuela. Llegó hasta cuarto grado. Pero se miraba bien
hermosa… Y le gustaba jugar con sus compañeros, hacer tareas, le
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PSEUDÓNIMO: PAJARITO
AÑO DE NACIMIENTO: 1989
AÑO EN QUE OCURRIÓ EL HOMICIDIO: 2005
EDAD DE LA VÍCTIMA EN EL MOMENTO DEL CRIMEN: 15 AÑOS
Sin darse cuenta, José – es su nombre real, tanto como “Pajarito” era el
mote real de su hijo: no ha puesto reparo en que aparezcan sus
nombres verdaderos- sorprende con su presencia, sus buenas maneras.
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José: - Lo más grande que existe es el amor por los hijos, ¿verdad?, ya
eso todo el mundo lo sabe, que aunque los hijos no crezcan con uno,
pues el amor que se siente por ellos, estar cerca de ellos, querer
siempre tenerlos, a uno como padre, lo motiva. No fallarles, aunque
como es mi caso, ya no estén conmigo.
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José: - No, nosotros nunca estuvimos juntos, cada quien por su lado
hizo su vida, yo en el Sur y la muchacha aquí en Tegucigalpa. Por
razones de trabajo y otras como el Servicio Militar Obligatorio… en ese
tiempo, yo vine a dar acá también a vivir y a prestar mi servicio.
Entonces, ya cuando logramos otra vez vernos, el niño ya estaba
grande, viviendo sólo con su mamá. Quise yo intervenir y buscar ayuda
para que el niño también la tuviera de mi parte… no se podía muy bien
por el hecho de que los hogares pues… cuando hay otro hombre
manejándolos no es fácil visitarlo y entonces sucedía el caso de que no
era fácil verse con él ni con la muchacha, por evitar problemas de
pareja.
José: - Ese sobrenombre se lo pusieron los amigos de él, con los que él
compartía cuando andaba en la calle, yo creo no sólo…, tal vez quizás
le hayan puesto algún otro, ¿verdad?, depende del grupito con quien se
llevaba, porque había varios grupos, tengo entendido yo que había un
grupo en Comayagüela y otro en el centro de la ciudad, y a veces
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El Heraldo/ 2005
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RECHAZADO
Una fuente reveló que (…) fue rechazado por sus progenitores
desde la edad de ocho años y no quisieron hacerse cargo de él,
por lo que constantemente se quejaba de que no lo querían.
Estuvo en Casa Alianza y en Jalteva, Cedros, Francisco
Morazán y en otro albergue de menores.”
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P: - ¿Cómo conoció a su actual esposa? ¿Qué tal se lleva con sus otros
hijos?, ¿cómo les va a ellos?
José: - Nos conocimos cuando yo pues vine a conocer esta ciudad. Soy
de la zona sur, soy de Choluteca. Ya cuando salía yo en servicio militar,
el tiempo libre, me iba para donde unos tíos que tengo, tengo una
hermana también en la Villa Nueva, y una vez la vi ahí, eran amigas
ellas, se habían conocido, y ahí empezamos a conocernos, después ella
agarró de estarme yendo a visitar el tiempo que yo estaba allá sin
salida, y eso transcurrió cuatro años, en cuatro años yo la conocí pues y
me gusto para hacer mi hogar porque me di cuenta que era la mujer
que más me quería y no me equivoqué porque hasta la fecha no me ha
decepcionado, nunca, desgraciadamente no la pude conocer antes… y
fue hasta después.
Tengo dos, en mi poder. Y… este niño dejó una hermana que también es
hija mía. Esta muchacha está creciendo en manos de una tía. Ahorita
ella tiene la edad de quince años. Hemos tenido pequeños problemas
por lo mismo, pero ya es más fácil por el hecho de que ya no está con la
mamá, está viviendo en un hogar, donde una tía y me es fácil estar ahí,
ya ella, también, llega a mi casa y platicamos, salimos juntos, ayer
estuvimos en el colegio donde va empezar sus clases y ya con ella es
diferente, no es igual, porque ella no va a la calle pues, no pide dinero
tampoco.
Está en el colegio, está en tercero de ciclo común; el varón que está
bajo mi poder, con mi esposa, tiene trece, acaba de cumplir; y ya… el
último sería el que va a kinder, que tiene cinco añitos.
Testigo A:
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Testigo B:
Testigo C:
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P: - ¿Usted espera que sea Dios el que ponga las cosas en orden?
José: - Uno lo primero que hace es buscar a los expertos a ver qué se
puede hacer… bueno… quizás no es una solución tampoco investigar,
agarrar a los culpables, meterlos presos pues, porque ya con el muerto
pues… ya nadie lo va a resucitar, pero sí, que bueno sería que se
castiguen pues, para que eso merme…, pero al final uno lo que hace
cuando ya pierde todas las esperanzas de poder hacer algo es
encomendarse a Dios pues. Poderles dar una mejor vida a los niños que
nacieron después de él y tratar de evitar de la mejor manera los
problemas que se dieron con él.
P: - ¿Cuáles son los pasos que ustedes han dado para que se logre dar
con el culpable?
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José: - La policía pues… de cualquier manera ella atiende los casos, les
da prioridad al instante y poco a poco los va disimulando, no se sabe la
causa, o es el sistema o es como que dicen ellos, la falta de personal y
la falta de apoyo de parte del Estado, ¿verdad?, que no cuentan con los
medos suficientes para realizar las investigaciones a fondo aunque
hablan de que sí tienen la capacidad para hacerlo, pero no cuentan con
los medios suficientes y… en muchos casos me resentí con ellos; por
dejar pasar mucho el tiempo; por no permitir también que
investigadores de otras instituciones lo hagan, porque sí… una vez le
dije a uno de ellos: si ustedes no lo hacen entonces dejen que uno lo
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Programa de Apoyo Legal de Casa Alianza
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P: - Bueno, hay que aceptar que tenía autoridad sobre los demás.
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para acá” -Se los llevaba a la caseta, a los demás cipotes, “pero
cuidadito, no vayan a decir nada”. Era como, cómo le dijera… él
actuaba así pero no sabía que era un robo lo que les estaba haciendo a
los niños. Era en la planta de arriba, donde salían ellos de arriba a jugar
abajo, a hacer sus fechorías, en primer lugar Hernán, pues eran como
diez o doce, los que lo seguían. Ya después se habían acostumbrado,
con él: decía él: “pero no le vas a contar a mi abuelita, no le vas a
contar a mi mamá, no le vas a contar a la profesora Celia”. “Sí, sí,
estamos con vos.” A que alegres, y se reunían abajo. “Vaya, jugamos
pelota, pues”. A jugar pelota, a pelotear. “Vaya, ya es hora…”. Ah, él…
que ya… ¿Cómo le dicen, cuando ya van a entrar a clase…? Sonaban la…,
la campana. “Vaya, ligero, caminen”, cuando bajaban los maestros.
“Ajá, Hernán, ¿qué estás haciendo?” “No nada, aquí disciplinando los
niños”. “¿Y en qué los disciplinás, vos corrupto?”, dicen que le dijo el
profesor Marcio, una vez, porque ellos conocían lo que era. “Pues no,
nada malo, que les digo que formen y que ya van a entrar”. “Ajá, ¿y,
vos, dónde te quedás?”
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Abuela: - Seguimos con él. Teníamos que irlo a dejar, irlo a traer,
platicar con él: “ay, no me platiquen tanto…” Decía. “Búsquenme un
pedazo de palo. Vaya, vos… Nando, buscame un pedazo de palo. ¿Y para
qué era?, para taparme los oídos.” “Mirá cipote, por favor, escuchá…
No, ya me los voy a tapar. Blanca, ya no me hablés nada”, que era la
mamá. “Mire, mami, ya no, ya no, ya no más, ya no más, yo… estoy
tranquilo, estoy tranquilo, no tengo oídos, pues, ya”.
Abuela: - Ahí está, lo que pasa es que es una gran historia. A mi hija le
contaron que andaba con otra persona y entonces ella era bien delicada
y lo despidió de la casa, él luchó y luchó por regresar, no, no lo
admitió, mi hija era bien delicada, sí, cuando el murió sí, aquí estuvo.
Cuando él murió… él sí aquí estuvo con su hijo. Y cuando lo iba a
buscar, que él se hallaba atribulado por la droga, que ya estaba
grandecito, como de doce años o trece, lo iba a buscar a los puntos de
los taxis, lo lograba encontrar, lo amenazaba, él, Hernán: “no, quiero
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Abuela: - Son cuatro. El mayor anda en la calle, pero Hernán, eso era lo
que digo, eso era lo que…, ah, otra cosa, ya venía y salía, ya cuando
estaba aquí, ya había salido de la escuela, ya, ya, ya se comportaba de
otro modo, ya después que platicábamos con él, pero en cambio…, a
escondidas de nosotros ya se engavillaba…
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Antecedentes:
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La Tribuna/ 2003
Tiempo/2003
El Homicidio:
“El viernes (…) del año en curso, siendo las ocho de la noche (…) se
encontraba ingiriendo bebidas alcohólicas en un negocio que está
ubicado frente a su casa de habitación de la colonia (…) de
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Otras veces me iba a aporrear las puertas para que me levantara a darle
de comer, y si no le daba… decía con mi hijo y se armaba, una vez lo
sacó que ya iba con un puñal sobre de él. Pero ya mi hijo ya no le hacía
caso porque él estaba cieguito, él lo dominó durante estuvo con sus
ojitos buenos. Lo amarrábamos porque ya no lo aguantábamos, pero ya
cuando él estaba sin sus ojitos mi hijo tenía que irse a dormir ahí donde
mi… Todos nos íbamos, lo dejábamos con las puertas abiertas. (Lo del
disparo no fue en esos días) Cuando ya él cambió, fue cuando lo
mataron, cuando él ya iba a la iglesia, que ya tenía un mes, cumpliendo
un mes, completito, ese día me dijo: “déjeme ese jean, yo se lo voy a
lavar”, “no, mami, pucha, usted lava mucho, tiene mucho trabajo,
mami…”, ya él ya había cambiado con nosotros. “Yo voy a lavar ese
jean…”, dice, “…porque hoy voy a pasear…”, me dijo, que era un
viernes. Y le digo yo: “no, papa, deje, yo se lo voy a lavar”. “No,
mami, póngame el cepillo allí, póngame el jabón y agárreme la mano y
enséñeme así…”. “¿Lo va a lavar usted?, si usted lavaba antes.” “No, sí
puedo lavar, porque voy a pasear mañana…”, que era un sábado. Ya
vengo yo, como estaba haciendo tortillas, vengo yo y le pongo el jabón,
le pongo allí la pailita para que sacara agua de la pila, ya le llevé la
mano a la pila y…: “no, mami, si aquí no me pierdo, ponga el cepillo
allí…”. Ya le puse el cepillo y ya vino y ligerito…: “mami, venga a
verme el pantalón”, me dice, bien alegre, ya él ya había cambiado con
nosotros. “Ah, sí”, le digo, “…está bien bonito. Déjelo, se lo voy a
terminar de… de lavar yo…” “No, mami. ¿Le tiro agua bastante?”. “Sí,
tírele agua, bastante.” “Le voy a dar vuelta al revés”, me dice. “Va
pues…bueno, hoy sí tiéndamelo, porque no hallo los mecates, vaya
pues…”, le digo yo, “y no lo tuerza, así démelo”. Ya vine y se lo tiré al
rincón, así, de la pared y… “ay, mami, ahí se oye que escurre agua, ahí
se va a resbalar usted…”, ¿cuando era que me iba a cuidar? Me había
dicho todo eso, que me iba a caer, él más bien me ponía bancos o
piedras, es que era tremendo. “Ay, que vieja de mierda, esta vieja ruca
nunca se va a quebrar…”. “Ah sí miro todavía, papa”, le decía yo, “yo
miro todavía”. “Hum .Pero al que yo quiero que se muera aquí es ese
sapo…”, que era el tío, B. Y B riéndose...: “Ah, te estoy escuchando, le
decía, te estás riendo de mí…” “Bueno…”, dice, “…pues ahora estoy
bien, mami…”, dice, “…ahora ya lavé mi jean…”, dice, “…y en la tarde
me voy a pijiniar. Mañana voy a pijiniar…”, es que decía él, bien
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Abuela: - No. la gente como habla tanto, pero uno no puede… no puede
decir nada porque… La bulla era de uno pero no se puede saber. Otros
decían que unos que se habían desertado de la PC y que andaban
matando, bueno, eso lo creo yo, porque mataron uno a las siete de la
noche en la (colonia) Israel, un taxista, amigo del papá de él. Ajá,
vinieron a matar a Don Martín, un señor de sesenta años, de ahí pasaron
a matarlo a él a las diez de la noche… De ahí fueron a balear otro, de
allá, de un mercadito que tienen a la salida.
P: - ¿Hicieron la denuncia?
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Abuela: - No, no, no, ellos no. ellos sólo… muchos policías que yo
conozco, que son amigos de mi hijo dicen: “déjenle a Dios todo, que
Dios es quien reparte justicia a quien lo merece, Dios castiga a la
persona que…” Algunos amigos de él, que son cristianos. “Hay que
dejarle todo a Dios, que de Dios nadie se esconde. Pues sí”, le digo yo,
les dice B: “¿qué vamos a hacer?, pues si no vimos”.
Abuela: - No, sólo espero que todas estas madres que han perdido a sus
hijos… que luchen a buscar esos delincuentes, que algún día van a pagar
todo esto, porque no crea… es duro que mueran estas criaturas, es
cierto que… tal vez no andan en lo bueno y que por eso mueren, pero
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no es justo, para eso está la PC, que el que debe gran delito que lo
lleven… que pague su condena, porque todos, bueno y malos, tiene
derecho a vivir, no tiene derecho a quitarnos otras personas, eso es lo
que yo digo.
Abuela: - No, aquí…, sí, muchas madres no las conozco, conozco poco,
pero he visto a muchas madres que salen por televisión hasta llorando,
allí… por sus hijos, pidiendo justicia. Conocidas mías no, gracias a Dios,
pues.
Abuela: - A cinco enterré ya. Adelante los tengo ya. Ya sólo he quedado
con tres. Y ya hombres, que ya trabajaban… el último que me mataron
me lo mataron en Calpules, esos de lo ajeno, sólo porque no les dio la
renta, él trabajaba con S, le mataron el hijo también, esos groseros. En
diez meses murieron tres. Uno, que vendía en Siguatepeque, lo
atropelló un carro. Mi hijo en Calpules, acababa de parquear los buses,
él les negó, todos los días les daba cincuenta pesos y ese día no les dio,
porque no habían vendido pero… ni para la tarifa…, entonces les dijo
que no tenía, lo vinieron a vigiar, parqueando los buses… sólo le
hablaron, ahí lo asesinaron.
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a saber, pero como después de eso, hace diez años, cuando me mataron
a ese hijo, ahí, diez años va a cumplir, el 27 de marzo cumple los diez
años. Me dijeron que habían caído cuarenta de ahí de todo ese sector
de Calpules, del Pedregal, de Las Vegas, y que seguramente ahí iba, ahí
iba otra vez el que había mandado yo a meter preso. Ahí dejamos ese
caso, no seguimos porque eran cuarenta, cincuenta los delincuentes
que habían por ese lado y ya teníamos temor, se quedó así, pero yo
tengo la fe que los agarraron, porque agarraron cuarenta en esos diítas
que habían matado a mi hijo, porque mataron a otros dos por Las
Vegas.
Abuela: - Que dicen que sólo los que no tienen dinero son los que
mueren, no, eso es mentira, los que andan en lo malo es los que
mueren más. Yo me acuerdo con Hernán, cuanto platicábamos con él:
“ah, no, ya me voy, esta vieja ruca…” Así era él, ¿cómo podíamos
hacer?, no podíamos nada ya, teníamos que aguantarnos lo que él nos
contestara, lo que él nos dijera, porque qué íbamos a hacer, no
podíamos ya con él, ya él nació para ser así, no fue por falta de mamá,
por falta de papá, eso es mentira, yo crié a todos mis hijos solitos y
ninguno fue delincuente, ¿ah?, pobres, hijos de madre pobre, pero
trabajadores, yo por eso me pregunto que por qué los de mi hija, si
todo lo tenían, que hasta su techo de casa, que es lo más importante,
su alimentación, ¿ah?, ¿por qué?, eso me pregunto yo nada más, ahí… ya
no tengo respuesta, sólo me pregunto yo que: ¿por qué?, porque yo crié
nueve hijos y un adoptado, fíjese, cuando mi esposo murió… y yo
quedé… de treinta y nueve años… ¿ah?, y ¿por qué mis hijos no
agarraron… andar en lo ajeno?, y que yo no podía con tantos, porque…
les daba de comer y me iba a trabajar a un kinder, de Pineda Ponce,
trabajaba hasta las doce y de ahí salía y pasaba con la profesora Celia,
que trabajaba en ese kinder de Pineda Ponce, a trabajar, de ese otro
medio día, hasta las siete de la noche y andaba sólo con él, que estaba
chiquito, este niño, B, de nueve meses, y los otros los dejaba
encerraditos en casa, alquilábamos, ¿ah?, y yo pude, y mis niños no
aprendieron, no se aprendieron mal vicio, y yo, los más grandecitos, a
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unos sí podía darles para que fueran a la escuela, y si no, o los otros
para que fueran a vender. A la escuela ponía tres un año, otros tres el
siguiente año, esos tres que no los podía poner a la escuela los mandaba
aunque sea a vender periódicos, aunque sea a vender tortillas, ¿ah?,
nunca me salieron ellos con ese vicio, y me pregunto que ¿por qué mis
nietos?, bueno, mucha gente dice que es nueva generación, no…, eso no
lo creo, eso son las gavillas, porque se engavillan a escondidas, ellos
iban a escondidas de nosotros, los mandábamos a la escuela y no iban, y
nosotros creyéndolo, bueno, yo… como crié a mis hijos confiaba en mis
nietos también, así como eran mis niños, mis hijos, que nunca me
mintieron, ellos iban a su jornada en la escuela, y que bueno que
hubieran ido allí cerquita, venían desde San Jerónimo, Intibucá, a
Otoro, ¿ah?, y regresaban en la tarde, un sacrificio cruel para mis hijos,
¿ah?, y ¿por qué no se desviaron ellos a lo malo?, bueno en ese tiempo
no había maldad, pobres, pero toda la gente sana. Entonces digo yo, a
veces acepto eso que dice mucha gente: “que es la nueva generación”.
Hoy, los cipotes de ahora, hay que andar encima de ellos, andar viendo,
vigilándonos, como yo mando a vigilar a este niño, mi hijo ahí anda, ve,
cuando sale a jugar, porque a veces se hayan personas… que no les
dicen para que los mandan, tal vez les dicen vayan a dejarme este
paquete de confites, tal vez les dicen vayan a dejarme esta bolsita a tal
parte, y tal vez ellos no saben en lo que andan, cuando ya vienen a
despertar ya están metidos y después no salen, y cuando quieren salir
ahí es donde los asesinan, y antes no, antes era bien sano, antes era
linda la vida, pobres, pobres todos, pobres, pero la pobreza nunca a mí
me agobiaba como las maldades, eso sí, eso sí me preocupa. Tengo
éste, ya D pues yo tengo la fe que ya está ahí y le pido a Dios que así va
a seguir, H, ya sólo con él, no, H… que anda vendiendo en la calle, pero
es un cipote muy… tranquilos, no tiene vicios, H anda en diecisiete
años, ese cipote no usa pero ni cigarro, no es engavillado ni ir a los
“ataris”, éste sí hay veces que se me quiere ir, pero… aquí lo
agarramos, y él tiene que aprender a vivir, el hecho que no sea de mi
sangre no es el hecho que no voy a ver por él, desde luego que me lo
llevaron a la casa, chiquitillo, tenía que aceptarlo aunque no quisiera, y
le pido a Dios que me va a dar unos diítas más para que el quede grande
y que mire todo, ya él ya mira todo lo que pasa, por medio de eso él
tiene que aprender a vivir.
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
PSEUDÓNIMO: JAVIER
AÑO DE NACIMIENTO: 1984
AÑO EN QUE OCURRIÓ EL HOMICIDIO: 2000
EDAD DE LA VÍCTIMA EN EL MOMENTO DEL CRIMEN: 15 AÑOS
La gente finge que no mira pero nadie ni nada pasa inadvertido: cuatro
hombres, un carro azul, mediana estatura, tres trigueños, uno blanco,
Toyota azul, pick up, que se estaciona justamente en la calle del
“finadito Javier”.
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
media y no venía, a las seis venía llegando yo, cuando me dice: “mami,
mami”, me dice. “¿Qué pasa?”, le digo. “No te vayas a enojar. ¿Por
qué?, ¿qué hiciste?, le digo. “No, qué, fijate”, me dice, “que vinieron a
dejar este niño aquí”, me dice, “y la mamá no aparece. ¿Cómo que no
apareció?”, le digo, “pues ya te hiciste de ese clavo”, le dije yo así.
“Bueno”, le digo, “la criatura no tiene culpa”. Pues así fue que
nosotros dejamos esa noche ese niño y estaba con una gran calentura,
una gran diarrea y una gran basca, pues entonces estaba la posta aquí,
entonces al siguiente día le digo al viejo (su esposo): “mirá que vamos a
la posta a reportar este niño porque en una de esas nos pueden acusar
a nosotros de secuestradores”, le digo. “Pues vamos pues”. Hablamos
con el Teniente ahí: “no”, me dice, “no hay problema”, me dice, “ahí
ténganlo ustedes”, me dice. Pues así se quedó el niño, él aquí; ese
mismo día le digo yo al teniente: “mire que voy a llevar a este niño
donde el doctor porque se me va a morir aquí y yo no quiero enterrar a
nadie”, le digo yo. “Sí”, me dice. Ahí no más arranqué con él para
donde el doctor. Entonces estaba el doctor Pineda. Entonces yo le dije
al doctor Pineda: “mire doctor que me han ido a dejar este niño allá”,
le digo, “y está grave, porque así…, mire, grave”. Me dice él… “pues:
dentrelo”, me dice, entonces yo lo dentré a él. Me dio, me regaló todas
las medicinas. De ahí él ya él ya se compuso, y ya se fue poniendo
gordito y gordito y bien gordo, tanto, que se le hacían las rosquitas en
los brazos, bien gordo, y después ya apareció la abuela de él, y
entonces me dice: “¡qué bonito está el niño! Esos son los cuidos” le
digo, “a pesar que nos mío, pero yo lo quiero como mío”, le digo, ya él
ya tenía seis meses. De ahí llegó hasta la edad de cuatro años, a cuatro
años se me escapó de morir de un pepe, que el se…, no fue pepe, sino
que él agarró una leche y se la tomó, a media noche estaba arrojando
la leche y de ahí… a esas horas, a la una de la mañana agarramos para
donde una enfermera, ella dijo que no podía. De ahí… nos fuimos para
el hospital. Mire, lo acuestan en una camilla, el niño… así: “ay, que
bonito este niño, ay que lindo”. Todos y no le hacían medicina y no le
hacían nada, todas enamoradas del niño, entonces le digo al viejo yo:
“no, levantemos a este niño y vamos para donde Pineda”, le digo. Así
fue, a esas horas, a las seis, nos fuimos para donde Pineda, de ahí vino
Pineda y me le puso una inyección, me le dio medicinas: “no, a este
niño yo no le cobro nada”, me dice. “Vaya pues, está bueno”, le digo,
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Madre adoptiva: - Ah, Javier, cuando era niño, era bien gordo, bien
hacendoso, bien estudioso, era bien llevado con uno. Él nos ayudaba en
todo, si el cuando le sucedió eso él estaba trabajando pues, él venía de
trabajar, así era de gordito, bien empacadito, bien gordo era tierno.
Quince años iba a cumplir, no los tenía cumplidos.
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Ahorita no es tanto como antes. Antes desde allá eran los tiroteos para
acá, se oían aquí los techos pura arena, de los chimbazos que echaban,
ahora medio están sostenidas las maras.
Testigo B:
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
P: - ¿Pusieron la denuncia?
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Nosotros no tenemos ninguna clase de relación con ella (con esa otra
madre), porque vive largo y yo como no salgo a ningún lado.
Madre adoptiva: - Ay, mire, usted sabe que una madre, aunque sea
adoptiva, su hijo no lo olvida, jamás…, ese vacío queda para la
eternidad. Es que él era muy amoroso con nosotros. No, esos son
recuerdos que jamás se olvidan.
¡BASTA YA A LA VIOLENCIA!
“Javier tenía dieciséis años, era el hijo adoptivo del matrimonio dueño
de la pulpería que está frente a nuestra parroquia, era muy alegre y
cada vez que yo llegaba al portón del garaje de la casa cural me hacía
la broma de que le prestara el carro para ir a dar una vuelta. Cuando
ocurrió el huracán Mitch, Javier fue uno de nuestros más fieles
colaboradores, haciendo provisiones para llevar a las familias
damnificadas de los campos bananeros, nunca vino a Misa pero siempre
estuvo dispuesto a ayudarnos en esos quehaceres diarios de la
parroquia, era muy inquieto como casi todos los jóvenes…
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
PSEUDÓNIMO: JOSUÉ
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Las dos contestan que sí. La tensión inicial se destempla con otro
intercambio de palabras amables.
Madre: - No, ellos eran cuatro hermanos, entonces vivíamos todos ahí
juntos, mi esposo y ellos los cuatro, él era el mayor de ellos, entonces
el niño pequeño… era otro que él se encargaba de cuidarlo, que no le
pasara nada a él, era el niño más pequeño que en ese tiempo tenía seis
años.
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Madre: - Mire, pues mi esposo tiene una carreta de caballos con la que
trabaja y pues mis hijos…, ahora, ellos ya están grandes, ¿verdad?, no
sé si me pregunta de ahorita o en ese tiempo. Pero, en ese tiempo…
ellos… pues él era el mayor, los otros… ellos estudiaban estaban…, el
más grande pues estaba estudiando… iba a empezar a estudiar ese año,
aquí en el Loyola. El otro pues estaba en sexto grado y el niño pequeño
que era el que iba a segundo grado.
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Madre: - Sí, ellos eran amigos. Iban más bien para la casa. Ya iban
saliendo de la placita del Niño, porque en la placita… donde juegan
fútbol jugaban básquet y todo eso, más bien ellos ya iban a entrar al
barrio, ahí a la casa.
Testigo B:
2
Lo que está entre paréntesis es del editor
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Testigo C:
P: - ¿Supieron quiénes?
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
P: - ¿Y después de eso?
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Testigo D:
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Madre: - Pues somos amigas. Sí, trabajamos, luchamos juntas para que
se nos hiciera justicia, pues para que no quedara, ¿cómo le digo?,
impune, porque cuando ellos hicieron eso ellos dijeron que eran unos
delincuentes, que merecían morir así, pues nosotros demostramos que
no, porque nosotros… desde ese momento que ellos murieron…
nosotros… incluso los enterramos con una marcha, después… a los nueve
días volvimos a hacer otra marcha, después a los seis meses otra
marcha y así nos estuvimos…
Madre: - Mire, con la justicia pues yo creo que nada, porque usted sabe
que pues aquí la justicia se va a donde hay más dinero y uno que es
pobre pues… nosotros si no tuviéramos el apoyo pues esto estuviera
como quedan todos los casos aquí en Honduras, los expedientes
olvidados, porque aquí no hay justicia para el pobre.
Madre: - Eso sí sería bueno, que todas las mamás nos uniéramos, vaya,
porque es el mismo dolor que sentimos todas las mamás que nos matan
un hijo, yo digo que sí fuera bueno pues para que se de cuenta la
sociedad o que sé yo quién de que nosotros no nos conformamos, que
no nos callamos, porque… porque la mayoría de veces nos callamos
porque tenemos miedo, porque decimos: después me viene a hacer a mí
aquí o me lo pueden hacer a mi otro hijo, pero la verdad yo siempre yo
dije que yo iba a luchar por mi hijo, porque él era un muchacho que no
merecía haber muerto así.
Y uno tiene miedo aquí, ¿verdad?, porque aquí no hay seguridad, aquí…
si matan a los meros policías no digamos a uno, entonces… yo creo que
es bueno… perder el miedo y hablar y pedir justicia… es lo que nos
queda…
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Madre: - ¿Mi familia? Bueno…, mis hijos, el más pequeño todavía está
estudiando, el otro también estudia en la Universidad, el otro trabaja
en una maquila y mi esposo, pues sigue trabajando con una carreta y yo
pues… trabajo todos los días, no tengo día libre, trabajo de lunes a
domingo porque tengo dos trabajos, trabajo con una cooperativa de
ahorro y crédito, de lunes a sábado y sábado en la tarde y domingo
trabajo con una universidad a distancia.
Testigo E:
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Hermana: - Pues… hace ocho años ya. Tenía, sí, veinticuatro años.
Hermana: - No, pues nosotros hemos andado dando vueltas para ver
pues sí… ¿cómo le pudiera decir…, que se haga justicia más que todo
pues, no queremos que esto se quede pues en vano, como dicen…
Hermana: - Él… era, bueno pues él desde pequeño era bien trabajador,
le gustaba bastante el trabajo, él pues… nosotros vendíamos ahí en el
centro de salud y ahí nos íbamos a vender nosotros, vendimos veinte
años en el centro de salud y… ahí lo llevábamos a vender a él desde
pequeño… y… esa… ¿qué más le podría decir?
Hermana: - Pues bien, para nosotros era bien ellos… Francisco era bien
portado y… pues Josué era bien portado también con su mamá. Eran
amigos ellos dos.
Testigo F:
“Ese día veníamos del centro de la iglesia y cuando íbamos por
la casa, por la trucha de O. y estaba un carro ahí parado, el
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
carro era azul, cabina sencilla, de color azul claro, dos eran
las personas que andaban en el carro; uno era alto, trigueño
oscuro, pelo rizado corto, con bigote, no tenía ninguna
cicatriz, con blue jeans, con camisa y el otro quedó en el
carro y era el que manejaba y no se bajó, íbamos nosotros
cerquita del carro y cuando nos acercamos salió uno con una
escopeta, el hombre era alto y nos dijo que nos paráramos,
nosotros íbamos en bicicleta y cuando nos paramos yo salí a la
carrera y no me siguieron ni intentaron seguirme y a Francisco
montaron primero y después a Josué, y después se los llevaron
y yo sólo vi que agarraron la calle recta, el hombre no andaba
ni chaleco ni ninguna insignia, los menores no pertenecía a
ninguna mara, y Josué pertenecía a la Iglesia Católica, Josué
era sastre, y Francisco le ayudaba a la mamá a vender jugos y
pasaba en el centro de salud, no iban a la escuela, no
fumaban ni tomaban, no tenían tatuajes, solo Josué, tenía un
tatuaje en el brazo derecho: era un corazón con una flecha.
No me he dado cuenta por qué fue que los mataron y lo que
dicen es que los mataron porque los confundieron con otros
muchachos que pertenecen a maras, no conozco el lugar
donde los mataron y el día del velorio estaba el carro en la
placita del Niño y era la primera vez que miré el carro otra
vez; no lo he vuelto a ver, el polarizado del carro era oscuro,
los menores los introdujeron en la cabina y no los golpearon
cuando los metieron.”
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
P: - Usted dice que vieron que se los llevaban, ¿nadie hizo nada en ese
momento?
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Hermana: - Sí.
P: - ¿Y no ha regresado?
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Hermana: - Somos siete somos. Éramos ocho. Dos varones eran y somos
seis hembras. El otro varón que mi mami tiene pues ella se lo llevó por
miedo a que sucediera eso pues se lo llevó, porque como el varón es el
que más corre riesgos, ¿verdad?, que le gusta andar ahí… en la calle…
tal vez, ¿verdad?, entonces… mi mami por eso dijo: “mejor yo me llevo
a mi hijo”, dijo, “porque yo no quiero que me le vaya a suceder lo
mismo a él”, pues el niño allá está, él tiene diecisiete años tiene él ya,
allá está, allá lo tiene mi mamá.
Hermana: - Sí, bueno pues, por ahorita sólo estamos… aquí sólo
habemos tres, sí, las demás están en Estados unidos. Yo pues, sí ya me
he querido ir yo ay, pero como no hay dinero ahorita, yo me quisiera ir
yo y mis hijos, realmente porque me da miedo el lugar en donde uno
vive y todo, porque estas cosas no se terminan, maras y todas esas
cosas, sí.
Yo en verdad yo le paso diciendo a mi mamá: “mamá, cuándo me va
ayudar a llevarme”. Y mi mamá: “y sin dinero, hija, yo no te puedo
ayudar, yo me los quisiera traer a todas ustedes, y yo sé que corren
peligro ustedes ahí, me dice, pero… no puedo” me dice ella, “porque
yo no tengo dinero, ni papeles tengo yo tampoco”, me dice. Ella está,
en los Ángeles está ella…
Hermana: - No, pues lo han dejado así, no los han tomado mucho en
cuenta a ellos, porque al tiempo que tienen estos muchachos,
imagínese, de haberles pasado eso y… yo no miro nada, para qué…
Los que toda la vida nos han apoyado a nosotros son los de Casa
Alianza, ellos sí están interesados bastante en este problema, sí… ellos
han estado siempre con nosotros, ahí.
Testigo G:
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
NOMBRE: ALEX
AÑO DE NACIMIENTO: 1984
AÑO EN QUE OCURRIÓ EL HOMICIDIO: 2002
EDAD DE LA VÍCTIMA EN EL MOMENTO DEL CRIMEN: 18 AÑOS
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
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P: - ¿Y tuvo padrastro?
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Felícita: - Sí, incluso, esas piezas que le digo que, que se le alquilaban
a la señora él las levantó, él las hizo.
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
3
Declaraciones en el año 2000 de Berta Oliva, presidenta del Comité de Madres de los Desaparecidos en Honduras
– COFADEH- a la cadena periodística CNN en Español. Fuente: http://cnnespanol.com/latin/HND/03/28/jovenes.
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Felícita: - Cómo dijera, en ese tiempo que nos decían: “allá en la pila
hallaron una muchacha así…, ya muerta; después, a la falda del cerro
encontraron otra; después, allá en el Tablón encontraron dos o tres,
parece, dos niñas, dos muchachas y un hombre.” Y así sucesivamente.
Pero ahora no, fíjese, pues porque… para decirle lo más… o lo último
será… que… yo salgo a trabajar en la noche, y mis niños están
pequeños… ellos quedan en la casa y en la casa ya no se oye ningún
ruido ni los vecinos dicen: “no, ya no escuchamos nada”. Porque ellos
dicen: “nosotros… no crea que nos acosamos a dormir”, me dicen,
“siempre estamos pendientes de ellos, de cualquier ruido”. Pero no,
fíjese, gracias a Dios, gracias a Dios ya no, ya no vivimos esa angustia.
Felícita: - Pues no, seguridad no, fíjese, no. Por eso es que nosotros
siempre pensamos que los de la maldad son los mismos policías, porque
mire ahora no… no, no, policías no, ni tampoco gente mala. Los mismos
vecinos nos levantamos… cuando hay un ruidito ahí estamos todos,
viendo a ver qué es, pero ya no vivimos esa angustia de ese tiempo.
Porque en ese tiempo sí, porque… como le digo… hasta las puertas de
las casa nos botaban. Yo, yo… muchas veces, como le expliqué en la
anterior, la vez anterior, que me botaban la puerta, yo no estaba
segura ni en mi casa, botaban la puerta los policías esos y me le daban
vuelta a todo, todo, todo me lo vaciaban, y no importaba nada, porque
yo… no tengo nada en la casa… sólo la ropita y las cosas que se utilizan.
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Antes de su muerte fue retenido sin que la policía informara las razones
y -gracias a la intervención de otro oficial- no fue torturado en esa
ocasión. También se presume que Alex conoció a jóvenes integrantes de
pandillas; esa pudo haber sido una razón en su contra, no obstante, los
antecedentes demostraron que Alex había sido perseguido desde muy
niño, y esto quita fuerza a tal hipótesis. Como se afirmó en el primer
testimonio, Alex fue testigo de la violación que un oficial en servicio
(en ese entonces, cuando el muchacho no era todavía un adolescente)
hizo contra su hermana; en ese tiempo Alex (1995) contaba con 11
años.
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
P: - Siempre se pensó que eran policías los que habían matado a su hijo;
¿usted fue a la policía a interponer la denuncia? ¿Cómo hizo?
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
entonces…” dice…: “sí, sólo tenemos un caso”, dice, “pero está como
desconocido. No”, le digo yo, “pero yo quiero verlo. Sí, pero es que no
es el suyo”, me dice. “Pero yo le estoy pidiendo que me enseñe el
mío”, le digo yo. Entonces, otro muchacho así al fondo le dijo: “si vos”,
le dice… Yo lo único que llevaba era la fecha, seis de abril, seis de abril
del año, entonces… le di la fecha, entonces…: “sí, dice, ese año fue”.
Entonces, ya buscaron en un libro pero… así… que no me lo querían
enseñar: “enseñe”, le digo yo. Porque yo ya no andaba, ya miraba tanto
que no me querían enseñar nada: enséñemelo, le digo. Entonces ya
estaba así, como desconocido. Entonces: “este es, mire”, le digo yo.
Entonces yo le miré el número acá…, que tienen una numeración.
“Enséñeme ese expediente. No, pero es que no es ese, ese está como
desconocido”, me dice el hombre, bien serio. “Enséñemelo, por favor”,
le digo, “yo tengo derecho a saber”. Entonces, le enseñé la foto, “este
es, entonces, sí”, cuando ya me miraron así sí ya me enseñaron el
expediente, un coso negro, grande, así. Y entonces: “aquí está, mire”,
le digo yo, “este es, mire…” Y le enseño la foto. Era como un
expediente eso, yo miré todo las fotos de tortura y todo, por ambos
lados. Entonces yo le dije: “este es, mire, necesito ese papel que me lo
dé”. Entonces me dice: “no, me dice, y ¿para qué se lo…? ¿Para qué le
vamos a dar eso?, si por oficio”, me dice, “nosotros tenemos la
denuncia. Yo no sé”, le digo yo, “pero yo se lo solicito que me lo dé,
porque yo lo necesito”, entonces… entonces me lo dio.
P: - ¿Y procedió la denuncia?
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
para mi caso, sino que…, yo lo entendí así pues que él lo que quería era
sacar más bien averiguaciones. Le digo yo: “yo no sé nada de eso”. “Y
usted sabe si Alex le contó algo. Es que no sé…, de eso a mí nunca me
dijo nada él, yo no sé nada de eso”, le digo, “cómo le puedo decir lo
que no sé”, y… no me visitó por mi caso, esa vez, sino… por ese caso.
Entonces yo le dije al Licenciado.
(Sólo fueron…) Dos veces, digamos, y otra vez que…, la última vez que
ya lo tenía… uno de la Unidad… y me llevó una foto para conocer al
hombre, ¿verdad? Pero le digo yo: “es que yo no lo conozco, quien lo
conoce es otra persona”.
Felícita: - Eso ha sido, mire, eso ha sido muy grave para nosotros,
porque incluso este año que pasó… mi hija, la que estaba en quinto,
que ahora está en sexto… tuvo una… bajó en materias y… y es fácil de
averiguar, no soy yo quien lo ha averiguado, sino que…, dice la maestra
que le dijo, así ella en el asiento: “¿qué te pasa?” Entonces dice que se
le salieron las lágrimas y dice que le dice: “ay no”, dice que le dijo, “es
que mataron a mi hermano”. Yo lo veo así, ¿verdad?, digo que ella ha
de decir para qué voy a estudiar sí mataron a mi hermano. Entonces… la
maestra me llamó… pero después de eso no había ido un mes a la
escuela, ya era un bimestre, ya el último, el quinto, que ya iban a
examen, me llama la profesora un viernes y un lunes e iban a examen
final. Y le digo yo: “aquí estoy, profesora, ¿qué quiere? Ah, me dice, es
que su hija tiene un mes de no venir a la escuela”, me dice, “y no tiene
nada del tema de, de, del quinto bimestre, no sé de qué va a hacer
examen”. Bueno, pero… como siempre, ¿verdad?, ellos miran el
sacrificio mío, entonces dice el Director: “no, pero, pobrecita ella”,
dice, “porque ella se sacrifica para ellos y no es justo”, dice, “y vos”,
le dice a la niña, “¿qué es lo que te sucede?”, no contestó nada, pero…
dice la maestra que así le dijo: “ah”, dice que le dijo, “es que mataron
a mi hermano. Y la maestra me dijo, ¿verdad?”, que la llevara a una
cita de psicólogo, o algo así.
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Felícita: - Hoy estamos más tranquilos, sí, hoy se puede decir que
podemos estar más tranquilos, porque… muchas veces a mí, debido a mi
trabajo de cocinera, me van a dejar a las dos de la mañana y nunca se
ve nada, y en las noches, cuando tengo un día libre, se duerme
tranquilo, lo mismo dicen los vecinos. Estamos bien, por el momento,
sí.
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
P: - ¿Cuándo murió?
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Hermana: - Mire, a pesar de que él había andado por las calles era un
hermano bien educado, pues nunca nos faltó el respeto; era muy
cariñoso, con mis hijos era bien cariñoso; era bien servicial; tenía
bastantes talentos, dibujaba muy bien; a parte de eso reconstruía
cosas, arreglaba, hmm, no sé, tenía bastantes, tenía bastantes dones
él, él sabía reparar muchas cosas.
Era muy…, sabía hacer muchas cosas. Incluso ahí… en la mara…
aprendió a hacer de esas “chimbas”; hacía agujitas para hacer tatuajes.
Tenía bastantes talentos para hacer muchas cosas. Aunque en eso no
estamos de acuerdo, ¿verdad?, que es algo malo que se haya aprendido
(la mara). Pero sí, él era bien cariñoso; siempre visitaba al papá de él,
pero parece ser que no lo atendían bien, entonces optó por buscarnos a
nosotros; él ya había pertenecido a Casa Alianza antes de integrarse a
la Mara, ya estaba él en… ¿cómo se llama?... en Reintegración
(programa de Casa Alianza), ya él cuando vino donde nosotros ya no se
drogaba, él ya no se drogaba. Después le sucedió un problema de que se
cayó de una bicicleta, se desfiguró la cara y parece ser que Casa
Alianza le iba ayudar para arreglarle el rostro, la reconstrucción de un
ojo que le había quedado bien feo.
110
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Madre: - Soy una madre soltera. He luchado por ellos para sacarlos
adelante, y también ellos han puesto de su parte bastante, iniciativa de
su propia voluntad. En este momento, ahorita, no tengo trabajo, no
estoy trabajando; tengo diez años de estar conviviendo con el virus del
VIH - SIDA, y también ¿cómo se llama? A pesar de todo (comienza a
sollozar) ¿verdad?, yo sigo una vida normal y ellos pues, están saliendo,
están luchando, porque ella es madre de tres hijos (señala a su hija,
recarga su brazo en su hombro) pero sin embargo ella, a pesar de la
edad que ella tiene, que tiene treinta y siete años, ella, ya sacó dos
carreras, ya sacó, ya es Secretaria Bilingüe, ya es Bachiller en Ciencias
y Letras y está estudiando Derecho en la UTH, ya sacó sus cinco
materias que metió, ayer le fui a reclamar un título (ha recobrado el
temple). Y el que tengo ahorita, que ya lo envié al colegio, el que tiene
diez y seis años, está estudiando, primero de Bachillerato en Salud, y la
otra, ya se me graduó también, está estudiando Derecho, ya se graduó
en Promotora Social, sacó Bachiller en Promoción Social y tiene veinte y
dos años, y está estudiando Derecho también en la universidad.
P: - A decir por el camino que llevan sus hijos, es lógico pensar que si
Ricardo se hubiera criado con usted, su destino habría sido diferente.
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
por tomar esa… esa salida pues que le llaman ellos de buscar las maras
y de andar así en cosas con otros muchachos de su edad que también
son descarriados, que tal vez sus padres no los atienden, y él buscó ese
camino pero fue obligado por las circunstancias, porque la madrastra de
él…, porque el papá de él me lo quitó cuando él tenía un año de vida,
yo no lo crié, no se crió conmigo, si se hubiese criado conmigo creo y
estoy completamente segura que no hubiese sucedido eso, fue por la
falta de cariño, de comprensión y de amor, porque, en el caso mío, yo
soy madre, soy amiga y también soy consejera de mis hijos, y en el caso
suyo, él no tuvo esa oportunidad de criarse conmigo, debido a eso es
que él optó por meterse a las maras.
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
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P: - ¿Hicieron denuncia?
Madre: - ¿Quién? No, no, no. No, porque para serle sincera… yo soy
cristiana, yo asisto a un ministerio, que quiere decir “Presencia de
Dios”, hace muchos años, y no me he retirado, siempre continúo firme,
buscando las cosas de Dios, ¿verdad?, y mi hija también, y para serle
sincera yo estoy bien conciente de…, no ofendiendo los presentes,
¿verdad?, no todos los periodistas… son mentirosos, pero usted sabe
muy bien que las noticias no hay que creerlas, no hay que darles mucho
el crédito, porque…, lo digo por mi misma y estoy bien conciente de
ello y con toda la plenitud de la veracidad… es mentira lo que dijeron
ahí, que él venía en una bicicleta, todo lo contrario, los que lo mataron
a él de la… y sé quienes lo mataron y sé como se llaman y están presos;
me di cuenta después de ello, pero la justicia no hay que tomarla uno
sino que… Dios se encarga de ello. Yo estoy bien resignada. La
justicia…, dice Dios: “dejad… que mía es la venganza, yo pelearé por ti
y por tus hijos”. Y así es. Uno con sus manos no puede hacer nada ni
con su boca tampoco, todo hay que dejárselo a Dios, porque él sí es
justo y a él nadie le engaña, y los medios de comunicación no todos son
veraces, hay ciertas noticias que son realidad pero la mayoría no,
porque ahí dijeron, cambiaron todo. Ella tiene guardado el papelito del
diario donde salió, que por ladrón le dieron muerte, porque lo venían
siguiendo, porque se traía robada una bicicleta. Eso es mentira, él no
andaba en bicicleta. Los que le dieron muerte eran los que venían en
una bicicleta e incluso la dejaron ahí. Y otra cosa también que dijeron
es que lo venían siguiendo porque se había robado esa bicicleta y que
era ladrón. Es mentira…
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PSEUDÓNIMO: WILSON
AÑO NACIMIENTO:
AÑO EN QUE OCURRIÓ EL HOMICIDIO:
EDAD DE LA VÍCTIMA EN EL MOMENTO DEL CRIMEN: 18 AÑOS
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Miguel: - Ya casi todos están casados, cada quien hace su trabajo; uno
albañil, otro de carpintero, yo… cobrador, tenemos diferentes trabajos.
Miguel: - Eh, bueno, lo que a él le atraía era andar con sus amigos y sé
que olía a resistol también, pero, no sé, ¿verdad? lo que él pensaba… de
hacer con el futuro de él, porque ahora mis pensamientos ya no son los
mismos de antes, ahora en mi mente está superarme, tener mi esposa,
mi casa.
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
P: - ¿Pusieron denuncia?
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Miguel: - Dieciocho.
P: - ¿Y aprendió inglés?
Miguel: - Tengo dos lenguas, al entrar allá tengo como hablar con otra
gente, como defenderme; cualquier trabajo. No le digo que tengo un
cien por ciento pero sí como noventa por ciento. A ver, ¿verdad?, que
me dice la vida después.
Miguel: - Todo está tranquilo, no hay problema con nadie, todo está
bien.
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Pero no pasó.
Lo mataron, se sabe, fuerzas de seguridad del país, y lo fueron a tirar a
un punto definido de la ciudad.
Ese mismo día de septiembre, tres muchachos más, fueron asesinados y
sus cuerpos aparecieron con muestras de tortura, en los cuatro puntos
cardinales de la ciudad.
P: - ¿Nos puede contar algo sobre Marco que no se lo haya dicho nunca
en una entrevista?
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Hermana: - Sí, estaba estudiando, lo único que él, como era demasiado
grande, le daba pena ir en la mañana; estaba él en la escuela y sólo
pasó quinto, ya en sexto dijo que él iba mejor estudiar en la noche
porque le daba pena, todos le hacían burla, los otros, como eran
pequeños los otros. Él se metió en la Centroamérica en una nocturna, él
estudiaba de noche. Sacaba sexto grado. Los maestros trataron de
retenerlo, pero él les dijo que no porque los otros niños le hacían burla
porque como era demasiado grande, a él le daba pena, entonces dijo
que no, que mejor se iba a matricular en una nocturna.
El problema de él es que era corto de aprendizaje, le costaba aprender
las cosas y repitió dos veces primero y dos veces segundo, hasta que lo
metimos con un psicólogo él ya aprendió, ya retenía, lo que pasa que es
que él; tal vez usted le decía una cosa ahorita pero ya a la media hora
que usted le preguntaba ya no se acordaba. Era corto de aprendizaje;
el psicólogo nos decía que él no… no le gustaba mucho el estudio, no le
ponía interés al estudio.
Hermana: - No. Pura, pura picardía de él, pero no, de lo demás él…
para qué, cuando él pasó segundo, pasó todo de un solo la carrera,
cuando ya lo mataron estaba sacando sexto.
P: - ¿Cómo iba?
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P: - ¿Y su papá?
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Hermana: - Mire, nosotros, él, nosotros, con mi mami y mis dos otros
hermanos fuimos al estadio, pero él se quedó en la casa porque ese día,
un día anteriormente, él había quedado… terminó de vender la lotería,
había llegado bien tarde a la casa, nos dijo que después se iba a ir,
entonces nosotros nos fuimos adelante; mi mami, mis otros dos
hermanos y yo. Y nosotros nos metimos al estadio y él nunca vino…
nunca llegó pues, y un… tío de nosotros…
Dice mi tío que llegaron unos amigos de él, de la escuela, a sacarlo para
que fueran al estadio; él no quería ir, él prácticamente nos había dicho
que no quería ir, pero ya después lo convencieron y se fueron, se
cambió y se fue dice mi tía, y ya él, cuando nosotros, nosotros no
lo miramos en el estadio a él. Cuando nosotros veníamos del estadio,
para la casa, ya llegando a la casa nos dijeron unos… los mismos amigos
de él, que lo habían agarrado los chafas ahí en el estadio, haciendo fila
estábamos, dice, cuando nos sacaron de la fila, dice, y a él se lo
llevaron y a nosotros nos llevaron, dice.
Cuando nosotros fuimos, yo me fui con mi mami, para la casa, y
dejamos a mis otros hermanos, y yo me fui con ella, siempre yo
caminaba con mi mami, y ya cuando llegamos allá al Core 7; nos dijeron
que sí, que él estaba preso ahí, pero que no lo iban a dar ese día, que
era un viernes.
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
delitos, mi hermano era primera vez que caía preso. Tenía dieciséis
años, los acababa de cumplir.
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P: - ¿Estaba golpeado?
Hermana: - Nunca nos dijeron quién había sido, nosotros hasta después
nos dimos cuenta, de quienes habían sido, por Enrique, él nos dio los
nombres de los chafas que golpeaban a mi hermano. Con él lo
detuvieron y cuando los llevaron para arriba, supuestamente a tomarle
las huellas, cuando lo vio mi mami, y que él no bajó, bajaron todos
menos mi hermano, ya a él ya lo dejaron arriba, y cuando Enrique salió
nos dijo:
“doña, póngase chiva”, dice, “que a Toño lo quieren matar”, le dijo,
“yo me salí con otro nombre”. O sea, Enrique no salió con el nombre de
él, salió con otro nombre.
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Hermana: - Porque a ellos les decían que a los dos los iban matar. Así…
porque… les dio la gana de matarlos. Porque mi hermano, qué delitos
podía tener mi hermano… si mi hermano era un cipote y nunca había…
el delito de él fue hacerse tatuajes… Pero mi hermano en pandillas no
anduvo.
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Hermana: - Sólo mi mami, mis niños que tengo ahorita y mis hermanos.
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Hermana: - No, no tuvimos que ir. Se había pensado que se iba a ir,
pero al punto no… no fue necesario ir hasta allá.
Hermana: - No.
Hermana: - No, ahí si no le sabría decir. Tal vez porque uno es aparte,
los problemas los mantiene como privados, algo así, no nunca… vaya,
desde que murió mi hermano nosotros no… sólo… prácticamente… desde
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P: - Es decir, que si usted hubiera ido ese día a visitar a su hija ¿pudo
haberla visto, suponiendo que la persona que estaba tendida en esa
casa, era su hija?
Madre: - Yo la... sí, no, sí, yo la hubiera podido ver ¿verdad?, si… si yo
inmediatamente... si yo voy, yo me meto aunque me maten, ¿verdad?
Me hubiera metido a ver quién era la que estaba en la cama arropada.
Ella la tenían arropada en la madrugada, la mató el día sábado en la
noche, es que ella le gustaba irse a bailar (esto es una suposición; son
hipótesis de la madre), ¿verdad?, con las otras gentes de ahí, ¿verdad?
Había dos chavalas ahí. "¿Ustedes saben de Ligia, verdad?", le digo yo,
"¿ustedes saben?", "mire, se lo juramos que no", dijo, "que ella se vino
para su casa" (eso fue como parte de sus propias indagaciones). Mire, se
vinieron... ellas se fueron a bailar, ¿verdad?, ¿se imagina?, con mis
sobrinas fue a bailar; y dice que... que ella dice que ese día ella no fue
ella con ella, fueron las demás con ella. Y a la madrugada... lo mínimo
que a la madrugada del... del sábado en la noche, amanecer el
domingo, ella amaneció muerta en la casa, él la mató a la madrugada,
él la estaba esperando de seguro para matarla; porque él ya estaba
malo, dijo: "Fíjese doña Ligia que su hija... que su hija es aquí, que su
hija es allá, que ella se va bailar", mirá, le digo: "Si no sirve, si ella es
bailarina y le gusta andar bailando teniendo su marido y sus hijos,
entonces mandámela para la casa, porque de allá puede salir a la hora
que a ella le dé la gana porque ella...", (describe una conversación que
tuviera alguna vez con su yerno, que ahora recuerda y que desde la
muerte de su hija, relaciona como una posible causa de su asesinato) le
digo yo... "ella...", le digo, "es una mujer joven. No puede estar como
yo de vieja sólo metida en la casa". Entonces, mire, ya me dijo él: "Pues
no", me dijo.
Madre: - En el dos mil seis. Esta… la mataron el... ella, ellos dijeron
que el ocho, ¿verdad?, pero es mentira, porque a mí fíjese que en el
sueño (mete un sueño como parte de su argumento) ella me dice: "No
mami...", me dijo, "así como usted dice...", me dijo, "así es." me dijo.
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Que así la mató él. La mató en la casa. Y ahí estaba, mire "y si es mi
hijo", dice, la verdad en el momento el cipote se llenó de nervios (no se
sabe exactamente de qué está hablando), y le dijeron ellos que no
fuera a decir nada.... Si..., ya va a cumplir dos años más bien en Enero.
Madre: - Pues no han hecho nada. (Este tipo de preguntas las contesta
con cierta parquedad).
Madre: - Sí. Sí, yo cuando voy allí donde ella le digo: “mire, mire”, le
digo… “Seño, eh... la muchacha... el muchacho está preso?,¿Cómo
pudiéramos hacer lo qué quiere usted?", le digo yo, "¿Que lo mande a
investigar yo?.... ¿que lo mande a ahorcar yo para que me diga la
verdad... o a usted?, ¿le ha dicho a ella?, ¿qué quiere usted?", le digo
yo, (está recordando episodios frente a agentes de la DGIC) "¿que lo
mande yo a que me lo topen en la PC?... ¿o qué quiere? Usted lo
investiga con él...", le digo, "le dice a él que si él fue que lo mató...",
le digo yo, "¿o qué?". Entonces, "porqué no puedo estar viniendo a
perder mi tiempo de balde aquí donde usted"... a la DIC, ¿verdad?
Entonces no me dan respuesta y entonces yo le dije: "Mire...", le digo,
"no se... ¿verdad que usted detrás de mí se va a ir a la treinta...", le
digo yo, "si yo lo mando yo a matar o lo mato yo de mi mano?... ¿hmm?,
¿qué dice?", le digo yo. "¿Usted cree que porque estoy vieja no tengo
valor?", le digo yo. "Entonces mire, eso que me le hizo a Ligia...", le
digo, "eso le va costar caro..., se acordará de mí...", le digo yo, "se va a
acordar de mí. Y usted...", le digo, "no quiere hacer nada. Pero detrás
de mí cuando yo lo mate si usted lo va a hacer...", le digo yo. "de ahí sí
va a ir detrás de mí a la DIC.... allá a la… a la colonia a traerme. Y yo
no voy a ocupar que ustedes me vayan a traer...", le digo, "si no que yo
me voy a presentar. Porque yo no tengo miedo, yo no mato a
escondidas, los olanchanos no matamos así...", le digo, "nosotros
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
P: - ¿Por qué está en la PC? (el yerno, ella presume que él mandó a
matar a su hija)
Madre: - Dicen que está en la PC por un celular, dicen. Que andaba con
otros compañeros, bueno, a mí eso es lo que ellos me han dicho,
¿verdad?, ellas allí. Que ella preguntó allá, y le dijeron que por un
celular estaba. "Y no por otra cosa grande", le digo, sino que por un
celular. Andaba con otro, y el otro se escapó y él se quedó. A él lo
agarraron. Entonces... yo sé que él sí me mató a mi hija, lo que pasa
que yo no quiero... yo no he querido hacer nada porque él está preso y
ahí no puedo hacer nada.
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P: - ¿Cuál es su origen?
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Madre: - Sí. Ella hizo su sexto grado, ahí está el diploma, ¿ve? Arriba.
Mírelo... ahí está el diploma y ella hizo el sexto grado y la mandaba al
colegio y lo que hizo fue meterse con ese hombre, con ese... Aníbal. Yo
le decía: “Vaya a este colegio de aquí, se lo voy a pagar...", le digo yo,
"pagado el colegio, si no querés ir a otro colegio. Te voy a mandar a
uno pagado", le digo yo. Entonces mire, no quiso. Hasta fui a investigar
al colegio yo, porque era…, he sido pobre pero mis hijos todos los
mando a... a hacer algo. Entonces estos que tengo, mire, éste está en
la escuela, el otro hizo sexto grado, ahí está su diploma..., y el otro
que está trabajando… Dijo: "Mamá, yo este año no voy a estudiar en el
colegio, voy a trabajar para ayudarte". Entonces se fue a trabajar de
ayudante de albañilería, y ya anda con mi hijo que es albañil… el
mayor. Ella no quiso. No me quiso aceptar. Le digo yo: "mija, dejáte de
ese hombre que eso sirve..., mirá, yo te voy a poner a que sigás
estudiando pues...", le digo yo, "te voy a ayudar a que estudiés". Ni así
quiso, mire. Era una gran hija, oiga. Eso es lo más que me duele, oiga.
Cada vez que miro el diploma me pongo a llorar. Mire, ella cuando
venía aquí me decía: "Mami, fíjese que yo ya días no venía...", me dice,
"porque yo sin traerle nada a usted no me gusta venir". Entonces, le
digo: "No hija, a mí no me traiga absolutamente nada, que yo no tengo
necesidad de dinero ni de nada, porque yo voy al trabajo para
ayudarme...", le digo, "y no tengo necesidad. A mí no me traiga nada.
Venga...", le digo, "sin traer nada. Lo que quiero es verla...", le digo.
Esa fue hija linda conmigo. Es que ella de todo y bien educada conmigo.
Para qué, yo la pescaba del pelo, allá abajo cuando la miraba
con Aníbal y era una muy linda hija la que yo tenía. Eso es lo que me ha
dolido la muerte de mi hija. Y que nadie haga nada por ella, eso es lo
que más me ha dolido.
Madre: - Sí... andaba, le gustaba andar con vicios ese mismo vicio de
él, pero ya por casualidad, mire, ya se retiró. Eso es lo que más me
dolió, mire, porque yo la mandé a hacer sexto grado para que fuera al
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colegio y todo, pero no. Quería andar con ese hombre pero ya con ese
hombre no la hubieran matado... innegablemente (con Aníbal). Pero
con ese otro que se metió sí, con el papá de la bebe (el yerno). Que allá
está ese arruinado en la PC, preso.
Que algún día debo de saber que él fue quien me mató a mi hija
porque... me imagino que él fue; él fue el que me mató a mi hija. Y
ellos no hacen nada ellos los de la DIC. Dice que, que aquí que allá, que
no, que no lo pueden llevar sin saber que él fue. Cómo estando con
ella, ¿por qué no iba a dar declaración de ella si había sido otra
persona, o había sido? Porque a mí aunque me maten, si yo miro que
alguien la mata a usted y yo la quiero mucho a usted, yo tengo que
decir. Digo: "Aunque me maten" pero digo quién mató a la fulana,
porque no se puede ir de gobierno, ¿ah?, y ella está se va a ir de
gobierno porque ellos no quieren decir ninguno. Él aquí no me quiso
decir. Aquí lo agarró mi marido que le dijo (al yerno, en un episodio
que éste llegó a su casa): "Usted tiene que decir...", le dijo, "¿quién fue
el que mató a Ligia? Si usted no la mató, usted tiene que decir...", Lo
iba a matar él porque lo agarró de aquí mire y ni así. "Mirá, es que vos
tenés que decirme que mi hija está tendida allí en el centro
comunal...", le digo, "vos tenés que decirme quién fue el que me mató
a mi hija. Por qué tenías escondida vos la bebé...", le digo, "vos tenías
escondida la bebé porque vos eras el que había hecho el daño... ¿ah?".
Y aquí vino de un sólo temblor así. Y mire que ellos no pueden hacer
nada, ellos dicen que no, los de la DIC dicen que no. Que hasta que lo
investiguen bien... a saber cuándo irá a ser eso. Eso es lo más que estoy
más herida porque ellos dicen que ahora no hay ley.
Madre: - Sí.
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P: - ¿Y a dónde la dejaron?
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muchacha muerta desconocida, que no sé... que no saben, o sea que los
papeles él los desapareció. ¿Sabe a dónde me dejó los papeles ese
hombre?, ¿quiere que yo le diga a usted para que no digan que es
mentira mía que yo estoy levantando en falsos al marido de mi hija?
Mire... los tenía los papeles la muchacha, la hermana de él. La hermana
de él. Yo le digo (a la hermana de su yerno): "fíjese que yo necesito un
papel de Ligia...", le digo, "¿usted sabe...", le digo yo, "que Ligia está
en la morgue...", le digo yo, "y me piden un papel para investigar por
ella?", le digo yo. "¿Usted por casualidad no sabe ahí en el cuartito de
ella si dejarían algún maletincito en donde mantenía todos los papeles
ella?", le digo yo. Entonces me dice: "aquí está", me dijo. "Aquí está la
partida de nacimiento", me dijo, "¿Y cómo tiene usted esta partida de
nacimiento?", le digo yo... "¿Ella se la dio a usted?". Entonces me dijo:
"no, la identidad no la tenía una partida de nacimiento y la contraseña
andaba porque se le había perdido la identidad, ¿verdad?". Entonces, le
digo yo: "pero yo quiero hablar con usted", le digo a la muchacha. Vino
la muchacha acá donde mí. "Yo quiero hablar con usted mamá", le
digo... "Yo quiero hablar con usted niña", le digo yo. "Mire, si usted…
¿por qué apareció usted con los papeles de mi hija? Si usted apareció
con los papeles de mi hija es porque algo importante hay ahí", le digo
yo. Entonces: "porque ella ya está muerta", le digo yo. "Entonces algo
importante...", le digo, "que usted...", le digo, "tiene los papeles de mi
hija. Eso es lo que yo quiero saber". Y todavía se los dije a los de la
DIC. Y mire, la llevaron a ella a la DIC... a nada la llevaron, porque...
les dijo ella que no sabía. "Ajá, ¿y por qué no me llamaron a mí?", le
digo yo. "Para haber venido yo y decirles a ustedes que la partida de
nacimiento…, que los papeles me los tenía ella. Y que por qué tenía los
papeles ella, ¿ah?, ¿si no fueron ellos los que me mataron la cipota?
¿Hmm? Ahora dígame", les digo a los señores de la DIC. Entonces se fue
ella "y la fue a traer", dijo.
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Madre: - Dejó dos niñas. La que está en la escuela que tiene siete
años...
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Madre: - ¡No quieren!, ¡No quieren decir nada! Los de la DIC ya los
llevaron allá a la DIC. Los llevaron a todos los de ahí. Nadie dice que
no... que no saben. Sí, le tienen miedo de seguro. Pero al que le tienen
miedo es al olanchano que le digo yo. Al que es matador.
Madre: - Sí.
P: - ¿Y el otro no?
Madre: - No. Él no, no. Está amenazado ese niño. No... Vivía cada quien
tiene su casita.
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P: - ¿Y usted qué cree que va a pasar en estos años? ¿Cómo cree que se
va llegar a resolver?
Madre: - Yo, ellas dicen que sí, que se va a resolver, porque están
yendo a la morgue. Pero yo digo que no porque no le pudieron
encontrar huellas quién fue. Ya estuviera topado el hombre, ¿verdad?,
con las huellas. Pero... como él la fue a tirar a la represa para que se le
borraran las huellas. Por eso la fue a tirar a la represa. Porque el que
quiere que se dé cuenta quién fue el que mató deja el muerto ahí
tirado. Porque ahí están las huellas. Pero en el agua se le borraron.
P: - ¿Y él cuándo supo...?
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Madre: - Yo tengo una cuñada aquí, que esa señora... esa señora, ella,
trabaja con ellos, ¿verdad?, ella es nacionalista, entonces ella no me
quería ayudar, ¿verdad?, pero de ahí vino mi tío y... mi tío le dijo…. No
sé qué problema había, porque fíjese que ella no era mala, a ella ni la
conocían, no la conocían; los de aquí de la colonia sí. Pero es que... los
dueños del cementerio, no quieren, no querían enterrar más gente.
Tenían el rótulo ahí, pero como ella... ella iba enterrada encima de un
sobrino mío, de un tiernito que se le había muerto a mi hermana. Y
entonces ese terreno mi hijo ya lo había comprado ese terreno. Mi hijo
lo compró... mi hermana lo compró para su hijo de ella, ¿verdad? De ahí
vino... vino mi hijo, y lo volvió a comprar otra vez para enterrar a Ligia.
Entonces ellos no querían. Dijeron: "es que ahí ya estaba el rótulo", que
ya no se podía enterrar más gente en el cementerio. No era nada malo,
dijo el muchacho. "Nosotros no tenemos nada malo...", dijo, "con la
muchacha porque ni la conocíamos. Pero, no es nada", dijo. Y nosotros
decíamos que a saber qué había pasado, ¿verdad? Entonces, ellos
dijeron que no, que era porque estaba lleno. Y pusieron el rótulo. Y lo
volvieron a quitar el rótulo.
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Madre: - …De que no haya sido él sino que él le haya dicho a otro el que
se la matara al loco aquel que le digo. Entonces él no… por otra razón
no la mataron, porque ella no era ladrona ahí todo el mundo, me
dijeron.
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
PSEUDÓNIMO: DARÍO
AÑO DE NACIMIENTO: 1985
AÑO EN QUE OCURRIÓ EL HOMICIDIO: 2002
EDAD DE LA VÍCTIMA EN EL MOMENTO DEL CRIMEN: 17 AÑOS
Ella es de esas personas con las que se está bien en el silencio. Hay algo
en ella, en su forma de mirar, que deja ver que está pensando, no qué
está pensando, sino, que sigue hablando, mientras calla. Por lo general
los entrevistados se ahogan en sus atribulaciones, se detienen.
Una señora de la cocina nos lleva dos platos de comida y dos refrescos.
Coloca sus manos sobre el escritorio. Respira profundamente y me dice
que está lista para dar testimonio.
Madre: - Él, como todo niño: inquieto, juguetón. Puedo decir que los
cuatro hijos que Dios me dio… pues él era el más alegre, el más
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eh…, fijate que sólo le hace falta el vidrio, andá averigüá”, le digo. No
sé si por ese reloj fue, y que dijeron que se lo había robado a otra
persona, no sé, fíjese en realidad, no me explico cómo fueron estas
cosas. El caso es que a mi hijo me lo entregaron ya muerto ya… hace
ya… tres días faltan para que él cumpla sus cinco años de muerto.
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EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Madre: - ¿Sabe por qué? Porque el del Ministerio Público sólo me enseñó
una fotografía, no me enseñó las demás porque dijo que eran muy
fuertes y que yo no iba a soportar, incluso…, aquí las tienen en CAH, no
he tenido valor de verlas…, sí, cómo no serán de crueles, sólo pude ver,
porque lo acompañaba otro muchacho, en esa celda, ¿verdad?, según
ellos…, también era…, era…, no sé…, pero no, fíjese que mi hijo todo
eso también lo afectó: la golpeada, los malos olores. Se contaminó él y
tuvo esa crisis de asma, sólo pude ver al muchacho que fue compañero
de celda y sí se miró, se miró agua, se miró agua allí en la celda, eso
fue lo que me dijo. Estaba lleno de agua, sí, la celda, ¿por qué había
agua? Fíjese que… allí por donde yo…, lastima que él ya…, un muchacho
que era de la calle pero ya mayor, ¿verdad?, un muchacho de estos… los
que lo mataron, él cuenta que para ese tiempo él estaba preso allí y el
oía los quejidos, cómo se quejaba mi hijo y oía los baldes de agua en la
celda.
Madre: - No. Solamente esa noche. Sólo una noche. Un día viernes lo
capturaron, y yo sin darme cuenta, si yo me hubiera dado cuenta… yo…
que no hubiera hecho yo por… Y fíjese que la vecina, la mamá del otro
muchacho, ella sí supo inmediatamente, pero como sabía…, dice que
tuvo pesar, no sé, darme la mala noticia, sí, no me avisó, hasta que ya
estaba muerto.
Madre: - Que era un caso perdido, que no me podían resolver nada, que
únicamente así… sencillamente… como… Así me dijo, que no, que era
un caso que… Mencionaban un reloj. Mencionaban un reloj, que mi hijo
se lo había quitado, no sé, a otro cipote, no sé, y era el mismo reloj
que yo le había dado a mi hijo para que lo mandara a arreglar, sí.
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Madre: - Pues yo creo que fue en el río, fíjese, fue en el río, porque…
dicen que él corría y corría, corría y corría, porque por la policía,
¿verdad?, entonces…, pero… Dicen que ya, cuando lo agarraron,
entonces… lo enchacharon con el otro muchacho, incluso, dicen que al
otro muchacho se le hizo subirlo a la…, al carro, porque él ya venía bien
desmayado, entonces lo pusieron al otro a que lo subiera al carro.
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Madre: - Pues yo digo que nada porque… ningún apoyo, imagínese, no,
y qué me van a apoyar si están involucrados, mire…, el Ministerio
Público… pues… para nada, no existe ni… nada, pues. Si yo la única
esperanza fue aquí Casa Alianza, dije yo tal vez algo me resuelven, algo
así, pero no, eso terminó así no más, sí, sin resolver nada. Y ahora que
usted me está haciendo esta entrevista pues yo quisiera, ¿verdad?, no
sé, si esto lo pueden renovar o algo que me den una respuesta porque
eso es lo que yo necesito, tal vez ya a mi hijo ya no lo puedo…, ya no lo
puedo volver a la vida ya, pero…, es la gran pregunta que me hago yo:
¿por qué no lo asistió un médico?, si el fiscal… yo platiqué con él y me
dijo que lo miró, lo miró enfermo, él me dijo, y se lo puedo decir
delante de él, porque no sé si está en el Ministerio Público, pero él me
dijo que platicó con él como a las once de la noche, sí, lo miró mal,
tosiendo y tosiendo, ¿por qué inmediatamente no me lo llevó?, se
hubiera salvado mi hijo…, se hubiera salvado.
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Madre: - Viera, ha sido muy duro, porque mi madre que ya está de edad
pues casi se nos muere también con ese otro golpe, también, ¿verdad?,
porque ella me ha apoyado bastante, mi mamá, con mis hijos, porque
yo soy madre soltera y sí, imagínese que yo pues recibía cualquier
trabajo. Yo trabajo en una caseta de unas maquilas, aquí por Mateo, ahí
trabajo en la cocina yo, con una caseta, ahí trabajo. Y pues siempre he
trabajado y ya con mis hijos así. Pues el mayor, pues ese otro. Darío,
pues él trabajaba ya para sus cositas, yo le daba lo que yo podía, le
podía dar también porque le gustaba vestir bien, calzar bien, vestir
bien bonito y… y… ya el otro sí, como me tocaba a mí sola pues él
trabajaba, él tenía su buen oficio: armador de hierro. Pero en esos
tiempos no había nada, entonces estaba en las maquilas trabajando, y
él, en lo que podía me daba ya para mis hijos hacía papel de papá, ya
me ayudaba en lo que podía a mis hijos, para mis tres hijos.
Madre: - No, fíjese que no. Sólo una vez recibí… de la DIC sí recibí
llamadas: que una sesión importante para mí pero… ya el Licenciado
aquí me aconsejó que no, que ellos iban a ir a ver de qué se trataba,
me dijeron que no fuera porque supuestamente sí había un abogado, un
asesor, para mí, ¿verdad?, ellos estaban ya encargados de mi caso, sí,
pero como le digo, sólo me llamaron para el Ministerio Público, sólo
para decirme eso y de ahí sólo yo volví, donde el Licenciado aquí, el
Licenciado Zelaya y… todo quedó así… ya, como si nada.
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matar, sí, y entonces la Licenciada dijo que por eso él no quiso levantar
el acta.
Madre: - Allí en la Kennedy creo que como dos o tres veces, sí (sin
delitos, por pura sospecha).
Madre: - No, es que no sólo con él, con todos los muchachos de allí,
porque con todos los muchachos de allí. Yo tengo vecinos allí,
trabajadores, de trabajo, ya con sus hogares, con sus hijos, y me daban
ganas de reír, porque me decía la vecina: “Mire, doña, mire que me
llevaron a Melvin”, usted sabe que hay de todo allí, ¿verdad?, “dicen
que andan buscando a un tal…”, y ya me decía, ¿verdad?, y mire…, y
cuando buscan a uno pues a todos los llevan, ¿verdad?, así es, así es la
policía, así son esos de la Preventiva, sí, “mire”, me dice, “que se
llevaron a Melvin…”, me dice. “Ah”, le digo yo, “si no ha hecho nada ya
va a volver”. Sí, luego ya estaba… A las dos horas, tres horas, ya
estaban ellos. Los agarraban. Sin ninguna razón. (Una fuente de entero
crédito, que ha sido parte de labores logísticas en la Secretaria de
Seguridad en los últimos dos gobiernos afirmó – a mi personalmente-
que en el Gobierno de Ricardo Maduro hubo estrategias de Limpieza
Social - lo dijo con esas palabras).
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Madre: - Sí, sí. En mi casa pues hay un muchacho ahorita, fíjese que,
porque yo ahorita trabajo también con hamacas, hacemos hamacas, yo
tengo un familiar allí que sabe hacer hamacas, pues me toca ir a mí a la
Penitenciaría a traer el material. Pues, de repente un día que yo
andaba allá miré un muchacho que es vecino mío, pues sí, yo oí la bulla
de esa vez… que habían atacado a un policía, pues el muchacho cayó
grabe, casi lo matan con una chimba, oí algo así, pues el muchacho
después, cuando ya se compuso identificó y no son, los que están
presos… no son, no fueron ellos, y sin embargo capturaron tres, salieron
dos y uno todavía está allí… en la Penitenciaría. Salieron dos y está uno
todavía. (Y el mismo policía identificó que) no eran ellos.
Madre: - Ya sólo tengo dos. Uno que está casado, felizmente casado,
con su buen trabajo; y a uno lo tengo aquí en Casa Alianza, está
estudiando, sacando Plan Básico, sí, ya sólo dos varones me han
quedado.
168
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
A manera de cierre
Lo que hemos descubierto a partir de las ejecuciones
Por otra parte, hemos visto la falta de protección que hay hacia los
niños y los jóvenes. De acuerdo con las leyes de Honduras, hasta los 30
años se es joven, y sin embargo, nosotros solamente identificamos a los
jóvenes muertos que llegan a los 22 años hemos contabilizados más de
4,000. Ello revela la falta de seguridad y de protección; que a los
jóvenes se les identifica como violentos y como parte del crimen, como
que si los crímenes del país fueran ejecutados por ellos; algo que no
puede afirmarse con tal contundencia.
Otra cosa que hemos detectado es el terror que provocan las pandillas,
y como la sociedad a veces justifica su muerte; es decir, existe una
especie de impermeabilización contra la muerte, pero las cosas no se
pueden resolver de esa manera.
169
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Yo quisiera que las familias de todos los que han sido ejecutados
formaran una asociación, son más de 4,000 familias que quedaron
esperando que su hijo regresara a casa y que nunca regresaron, algunos
llegaron no solamente asesinados, sino destrozados físicamente. Creo
que las familias deberían juntarse para crear grupos de autoayuda, y
para recordar que estos hechos han ocurrido y no deben seguir
ocurriendo. Creo que es la propia sociedad la que debe clamar contra
esta situación. Nosotros lo que estamos haciendo es facilitar que las
personas nunca olviden. Tenemos en nuestros cementerios por lo menos
cuarenta tumbas que reflejan esta realidad, no es justo que los niños y
los jóvenes mueran, y sobre todo, que mueran ejecutados, asesinados.
Queremos que la gente diga que no es justo.
170
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Los gobiernos:
A los gobiernos les molesta tremendamente hablar del tema; todos los
gobiernos se han defendido señalando que no es una política de Estado,
que no permitirían jamás que se asesinara a jóvenes, les molesta que
digamos “niños y jóvenes”, porque dicen, que los que son asesinados no
son niños, sino delincuentes. Se defienden muchas veces amenazando al
mensajero. Pero dentro de lo negativo ha habido también aspectos
positivos; algunos gobiernos han admitido los hechos y han creado una
Unidad Especial de Investigación de Muertes de Menores, que es el
mayor esfuerzo que se ha hecho desde el Estado. Lamentamos mucho
que se nos juzgue porque denunciemos internacionalmente la muerte
de niños o jóvenes y nos culpen a nosotros porque no haya inversión
171
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
172
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Introducción
Sentencia Caso Servellon García y otros,
Cuatro Puntos Cardinales.-
Corte Interamericana de Derechos
Humanos
Al incluir esta sentencia, lo que se pretende es compartir nuestras
experiencias con la sociedad en general en la búsqueda de justicia en
este caso, el derecho que asiste a las victimas de la violencia, cuando
las instancias de jurisdicción interna no imparten justicia pronta y
cumplida como lo disponen las leyes, el seguimiento del caso ante el
Sistema Interamericano de Derechos Humanos, como ser la Comisión y
Corte Interamericana, instancias internacionales de justicia, pero sobre
todo es mostrar esa realidad sobre el camino trágico y azaroso que han
tenido que transitar los familiares de las victimas y quienes les
acompañamos en la búsqueda de esa justicia.- El caso de Marco
Antonio Servellón García (16 años), Rony Alexis Betancourt (17
años), Diómedes Obed García (19 años) y Orlando Álvarez Ríos (32
años) conocido como los “Cuatro Puntos Cardinales”. Es el ejemplo
tangible de lo que no se debe hacer por acción o por omisión por
aquellos funcionarios o autoridades, contra las Hondureñas y
Hondureños, a los cuales el Estado garantiza constitucionalmente el
derecho a la vida, especialmente la vida de niños, niñas y jóvenes, que
a enlutado y continua enlutando a miles de familias Hondureñas,
173
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
174
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
presentes, además,
175
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
176
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
I
INTRODUCCIÓN DE LA CAUSA
177
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
4
En 1993 se inició un proceso de reforma policial que originó, en el año 1998, la emisión
de la Ley Orgánica de Policía (Decreto Número 156-98), que sustituyó la Ley Orgánica de la Fuerza
de Seguridad Pública (Decreto Número 369 de 16 de agosto de 1976). Conforme a la nueva Ley, se
fusionaron la Policía Preventiva y la de Investigación bajo la responsabilidad de la Dirección General
de Investigación Criminal adscrita al Secretario de Estado de Seguridad. La estructura jerárquica de
la Fuerza de Seguridad Pública (FUSEP) se modificó al transformarse ésta en la Policía Nacional,
pasando de una organización militar a una policial.
178
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
II
COMPETENCIA
80. La Corte Interamericana es competente para conocer el
presente caso, en los términos de los artículos 62 y 63.1 de la
Convención, en razón de que Honduras es Estado Parte en la
Convención Americana desde el 8 septiembre de 1977 y reconoció la
competencia contenciosa de la Corte el 9 septiembre 1981.
III
PROCEDIMIENTO ANTE LA COMISIÓN
80. El 11 de octubre de 2000 el Centro por la Justicia y el Derecho
Internacional y la Asociación Casa Alianza América Latina (en
adelante “los peticionarios”) presentaron una denuncia ante la
Comisión Interamericana, a la cual se dio trámite bajo el número
12.331.
179
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
180
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
IV
PROCEDIMIENTO ANTE LA CORTE
80. El 2 de febrero de 2005 la Comisión presentó la demanda ante
la Corte, adjuntó prueba documental y ofreció prueba testimonial y
pericial. La Comisión designó delegados a Evelio Fernández Arévalo
y Santiago A. Canton, y asesores legales a Ariel Dulitzky, Martha
Braga, Víctor Madrigal Borloz y Manuela Cuvi Rodríguez.
181
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
5
Durante el trámite del caso el Estado realizó cambios en la designación de sus
representantes ante la Corte.
182
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183
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184
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185
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
V
PRUEBA
80. Antes de examinar las pruebas ofrecidas, la Corte formulará, a
la luz de lo establecido en los artículos 44 y 45 del Reglamento,
algunas consideraciones desarrolladas en la jurisprudencia del
Tribunal y aplicables a este caso.
186
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
6
Cfr. Caso Ximenes Lopes. Sentencia de 4 de julio de 2006. Serie C No. 149, párr. 42;
Caso de las Masacres de Ituango. Sentencia de 1 de julio de 2006. Serie C No. 148, párr. 106; y
Caso Baldeón García. Sentencia de 6 de abril de 2005. Serie C No. 147, párr. 60.
7
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 43; Caso de las Masacres de Ituango, supra
nota 3, párr. 107; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 61.
187
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
A) PRUEBA DOCUMENTAL
80. La Comisión, los representantes y el Estado presentaron los
dictámenes autenticados o rendidos ante notario público, en
respuesta a lo dispuesto por la Corte en su Resolución de 24 de
noviembre de 2005 (supra párr. 20). Dichos dictámenes se resumen
a continuación.
8
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 44; Caso de las Masacres de Ituango, supra
nota 3, párr. 108; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 62.
188
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
189
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Ante el aumento del número de homicidios a partir del año 1992, los
órganos policiales empezaron a dar prioridad a la delincuencia común y
a tratar de cumplir su rol de órganos auxiliares del Ministerio Público y
del Poder Judicial. En 1998 desapareció la Fuerza de Seguridad Pública
(FUSEP) y se crearon los cuerpos especiales de Policía adscritos a la
Secretaría de Seguridad. No obstante el cambio de enfoque respecto
de las nuevas amenazas a la seguridad, el personal y la formación
profesional de la policía permaneció bajo la coordinación de las Fuerzas
Armadas hasta finales del año 1998, por lo que fueron un constante en
esa década las denuncias sobre violaciones a derechos humanos que se
alegan cometieron los cuerpos de seguridad. Dicha situación se
mantiene hasta la actualidad, pese a la transición al mando civil.
Existe un alto número de denuncias contra diferentes autoridades y
contra las Fuerzas Armadas por abusos de autoridad, uso excesivo de la
fuerza, agresiones físicas, detenciones ilegales, así como por
homicidios.
190
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196
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B) VALORACIÓN DE LA PRUEBA
Valoración de la Prueba Documental
9
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 48; Caso de las Masacres de Ituango, supra
nota 3, párr. 112; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 65.
197
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199
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200
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10
Cfr. Caso de la Comunidad Indígena Sawhoyamaxa. Sentencia de 29 de marzo de 2006.
Serie C No. 146, párr. 48; Caso de la Masacre de Pueblo Bello. Sentencia de 31 de enero de 2006.
Serie C No. 140, párr. 77; y Caso Gómez Palomino. Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C
No. 136, párr. 52.
201
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11
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 52; Caso de las Masacres de Ituango, supra
nota 3, párr. 114; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 66.
202
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12
Cfr. Caso de la Masacre de Mapiripán. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C
No. 134, párr. 66; y Caso Mack Chang. Sentencia de 25 de noviembre de 2003. Serie C No. 101,
párr. 108.
13
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 55; Caso de las Masacres de Ituango, supra
nota 3, párr. 122; y Caso Palamara Iribarne. Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No.
135, párr. 60.
203
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
VI
RECONOCIMIENTO DE RESPONSABILIDAD
INTERNACIONAL
80. El artículo 53.2 del Reglamento establece que
14
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 61; Caso de las Masacres de Ituango, supra
nota 3, párr. 57; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 37.
204
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[…]
15
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros. Sentencia de 5 de julio de 2006. Serie C No. 150,
párr. 39; Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 62; y Caso de las Masacres de Ituango, supra
nota 3, párr. 58.
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*
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16
Cfr. Acosta Calderón. Sentencia de 24 de junio de 2005. Serie C No. 129, párr. 37; y
Caso Caesar. Sentencia de 11 de marzo de 2005. Serie C No. 123, párr. 38.
214
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17
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 55; Caso Baldeón García,
supra nota 3, párr. 166; y Caso de la Masacre de Pueblo Bello, supra nota 7, párr. 219.
18
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 57; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 80; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 79.
19
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 131; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 81; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 80.
216
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
VII
HECHOS PROBADOS
79. Efectuado el examen de los elementos probatorios que constan en
el expediente del presente caso, las manifestaciones de las partes,
así como el reconocimiento de responsabilidad internacional
efectuado por el Estado, la Corte considera probados los hechos
que se detallan a continuación. La mayoría de los párrafos
contenidos en esta sección son los hechos que este Tribunal tiene
por establecidos con base en el reconocimiento de responsabilidad
efectuado por el Estado, y que corresponden a los hechos
expuestos en los párrafos 27 a 106 de la demanda presentada por
la Comisión Interamericana (supra párr. 11). Adicionalmente, la
Corte ha establecido como probados una serie de otros hechos,
principalmente relativos al procedimiento penal, de conformidad
con las pruebas aportadas por la Comisión, los representantes y el
Estado.
217
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
vez más frecuentes entre 1995 y 1997. Así, por ejemplo, entre los
años 1995 a 2002, murieron violentamente al menos 904 menores 20.
20
Cfr. Los derechos civiles y políticos, en particular las cuestiones relacionadas con las
desapariciones y las ejecuciones sumarias. Ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias.
Informe de la Relatora Especial, Sra. Asma Jahangir, presentado en cumplimiento de la Resolución
2002/36 de la Comisión de Derechos Humanos. Adición. Misión a Honduras. E/CN.4/2003/3/Add.2.
14 de junio de 2002; Comisionado Nacional de los Derechos Humanos de Honduras, Informe Anual
2003, Capítulo II (expediente de anexos al escrito de solicitudes y argumentos, anexo 2, folios 1927 a
1932); Informe Especial sobre muertes violentas de niños, niñas y adolescentes en Honduras.
Comisionado Nacional de los Derechos Humanos. 21 de enero de 2002 (expediente de anexos a la
demanda, anexo 10.8, folios 1575 a 1628); Las pandillas o maras en el contexto de la violencia y la
impunidad en Honduras. Casa Alianza Honduras, Equipo de Reflexión, Investigación y
Comunicación (ERIC) de la Compañía de Jesús de Honduras, marzo de 2004 (expediente de anexos
al escrito de solicitudes y argumentos, anexo 1, folios 1828 a 1895); Casa Alianza Honduras, Equipo
de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) de la Compañía de Jesús de Honduras,
“Reunión de Trabajo sobre el fenómeno de las maras o pandillas en Honduras” de 26 de octubre de
2004 (expediente de anexos a la demanda de los representantes de las víctimas y sus familiares, tomo
I, anexo 5, folios 1969 al 1983); Diagnóstico de la Criminalidad en Honduras (Resumen Ejecutivo).
Comisionado Nacional de los Derechos Humanos de Honduras (expediente de prueba para mejor
resolver, folios 2370 al 2417); y Estadísticas a nivel nacional. Publicado entre julio de 2003 y
octubre de 2005 y Estadísticas a nivel nacional. Publicado entre julio de 2003 y enero de 2006.
Unidad Especial de Investigación de Muertes de Menores (expediente de prueba para mejor
resolver, folios 2738 al 2866).
21
Cfr. Los derechos civiles y políticos, en particular las cuestiones relacionadas con las
desapariciones y las ejecuciones sumarias. Ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias.
Informe de la Relatora Especial, Sra. Asma Jahangir, presentado en cumplimiento de la resolución
2002/36 de la Comisión de Derechos Humanos. Adición. Misión a Honduras. E/CN.4/2003/3/Add.2.
14 de junio de 2002; Informe Especial sobre muertes violentas de niños, niñas y adolescentes en
Honduras. Comisionado Nacional de los Derechos Humanos. 21 de enero de 2002 (expediente de
anexos a la demanda, anexo 10.8, folios 1575 a 1628); Las pandillas o maras en el contexto de la
violencia y la impunidad en Honduras. Casa Alianza Honduras, Equipo de Reflexión, Investigación y
Comunicación (ERIC) de la Compañía de Jesús de Honduras, marzo de 2004 (expediente de anexos
al escrito de solicitudes y argumentos, anexo 1, folios 1828 a 1895); Casa Alianza Honduras, Equipo
de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) de la Compañía de Jesús de Honduras,
“Reunión de Trabajo sobre el fenómeno de las maras o pandillas en Honduras” de 26 de octubre de
2004 (expediente de anexos a la demanda de los representantes de las víctimas y sus familiares, tomo
I, anexo 5, folios 1969 al 1983); Diagnóstico de la Criminalidad en Honduras (Resumen Ejecutivo).
Comisionado Nacional de los Derechos Humanos de Honduras (expediente de prueba para mejor
218
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
79.4. Los responsables por los crímenes son reportados por la policía
como desconocidos y las investigaciones que se producen con la
finalidad de deducir responsabilidades no logran, por lo general,
identificar a los autores de dichos delitos23.
resolver, folios 2370 al 2417); y peritaje del señor Ramón Antonio Romero Cantarero rendido el 14
de diciembre de 2005 (expediente de fondo y eventuales reparaciones y costas, tomo III, folios 548 a
554).
22
Cfr. Comisionado Nacional de Derechos Humanos de Honduras, Informe Anual 2003,
Capítulo II (expediente de anexos al escrito de solicitudes y argumentos, anexo 2, folio 1928);
Comisionado Nacional de los Derechos Humanos de Honduras, Informe Anual 2003, Capítulo II
(expediente de anexos al escrito de solicitudes y argumentos, anexo 2, folios 1927 a 1932); Informe
Especial sobre muertes violentas de niños, niñas y adolescentes en Honduras. Comisionado Nacional
de los Derechos Humanos. 21 de enero de 2002 (expediente de anexos a la demanda, anexo 10.8,
folios 1575 a 1628); Las pandillas o maras en el contexto de la violencia y la impunidad en
Honduras. Casa Alianza Honduras, Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) de la
Compañía de Jesús de Honduras, marzo de 2004 (expediente de anexos al escrito de solicitudes y
argumentos, anexo 1, folios 1828 a 1895); Casa Alianza Honduras, Equipo de Reflexión,
Investigación y Comunicación (ERIC) de la Compañía de Jesús de Honduras, “Reunión de Trabajo
sobre el fenómeno de las maras o pandillas en Honduras” de 26 de octubre de 2004 (expediente de
anexos a la demanda de los representantes de las víctimas y sus familiares, tomo I, anexo 5, folios
1969 al 1983); y Diagnóstico de la Criminalidad en Honduras (Resumen Ejecutivo). Comisionado
Nacional de los Derechos Humanos de Honduras (expediente de prueba para mejor resolver, folios
2370 al 2417).
23
Cfr. Comisionado Nacional de Derechos Humanos de Honduras, Informe Anual 2003,
Capítulo II (expediente de anexos al escrito de solicitudes y argumentos, anexo 2, folio 1928); Casa
Alianza Honduras, Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) de la Compañía de
Jesús de Honduras, “Las pandillas o maras en el contexto de la violencia y la impunidad en
Honduras”, marzo de 2004, Informe presentado ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos durante su 120º período de audiencias (expediente de anexos al escrito de solicitudes y
argumentos, anexo 1, folios 1828 a 1895); Los derechos civiles y políticos, en particular las
cuestiones relacionadas con las desapariciones y las ejecuciones sumarias. Ejecuciones
extrajudiciales, sumarias o arbitrarias. Informe de la Relatora Especial, Sra. Asma Jahangir,
presentado en cumplimiento de la resolución 2002/36 de la Comisión de Derechos Humanos.
Adición. Misión a Honduras. E/CN.4/2003/3/Add.2. 14 de junio de 2002; Informe Especial sobre
muertes violentas de niños, niñas y adolescentes en Honduras. Comisionado Nacional de los
Derechos Humanos. 21 de enero de 2002 (expediente de anexos a la demanda, anexo 10.8, folios
219
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
79.7. El Teniente José Alberto Alfaro Martínez dio la orden de que las
cuatro víctimas del presente caso permanecieran en el segundo
220
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
piso del CORE VII, específicamente, “el teniente Alfaro […] dijo,
[„]a estos déjenmelos aparte[´…,] los cuatro que aparecieron
muertos el día domingo diecisiete de [s]eptiembre de[1995]; y
pud[o] observar que los amarró con unos lazos que éste tenía, y
vi[ó] que DIOMEDES lloraba[. Estuvieron] pegados a un Pley wod
[(sic)], viendo hacia la pared, […]. Ellos estaban nerviosos, porque
temían que los mataran, ya que les habían advertido y [se les había
dicho que] pertenecían a la MARA DE LOS [POISON] y que tenían
clavo”24.
24
Cfr. declaración de Marvin Rafael Díaz rendida ante el Juzgado de Paz Segundo de lo
Criminal el 19 de marzo de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folio 1201 a
1203).
221
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
79.11. Bricelda Aide García Lobo, vio por última vez con vida a su hijo
el 16 de septiembre de 1995, a la 1:00 de la tarde, hora en que lo
vio subir al segundo piso del CORE VII, cuando se encontraba bajo
la custodia de agentes del Estado. El 17 de septiembre de 1995 el
cuerpo de Marco Antonio Servellón García fue encontrado sin vida
cerca de las inmediaciones de un lugar conocido como “El Lolo”.
25
Cfr. informe de inspecciones oculares No. 2192 emitido por el Ministerio
Público el 17 de septiembre de 1995 (expediente de de anexos a la demanda,
anexo 4, tomo I, folio 1006).
222
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
26
Cfr. declaración de Carlos Yovanny Arguijo Hernández rendida ante el Juzgado de Paz
Segundo de lo Criminal el 20 de marzo de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo
I, folios 1146 a 1148).
223
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
224
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
225
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
27
Cfr. declaración de Marvin Rafael Díaz rendida ante el Juzgado de Paz Segundo de lo
Criminal el 19 de marzo de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folio 1201 a
1203). En consideración del contexto de la declaración, la Corte entiende que “palmar” significa
matar.
226
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
28
Cfr. declaración de Krisell Mahely Amador rendida ante el Juzgado de Paz Segundo de lo
Criminal el 11 de octubre de 1995 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folios 1183
al 1186).
29
Cfr. declaración de Cristian Omar Guerrero Harry rendida ante el Juzgado de Paz
Segundo de lo Criminal el 15 de marzo de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo
I, folios 1197 y 1198).
30
Cfr. reportaje periodístico titulado “Encuentran otros tres desconocidos ejecutados en
diferentes lugares”, publicado por el diario El Heraldo, el 18 de septiembre de 1995 (expediente de
anexos a la demanda, anexo 4, folio 967).
227
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
31
Cfr. “informe sobre la denuncia [No.] 9173 recibida [(sic)] en la DIC” emitido por
inspectora de derechos humanos de la DIC, señora Nery Suyapa Osorio, dirigido a la Fiscal Titular
de la Fiscalía de Derechos Humanos, señora Marlina Durbor de Flores, el 17 de septiembre de 1995
(expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folio 987 a 980).
228
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
32
Cfr. ampliación de dictamen médico legal del especialista en Medicina Legal y Patología
Forense del Ministerio Público de 8 de diciembre de 1995 (expediente de anexos a la demanda,
anexo 4, tomo 1, folios 927 y 928).
229
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
33
Cfr. informe del Inspector de Derechos Humanos de la Dirección de Investigación
Criminal, Nery Suyapa Osorio, dirigido a la Fiscal Titular de la Fiscalía de Derechos Humanos,
Sonia Marlina Dubor de Flores, de 17 de septiembre de 1995 (expediente de anexos a la demanda,
anexo 4, tomo I, folios 987 a 990).
34
Cfr. oficio de la Adjunta Primera del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos,
Irma Esperanza Pineda Santos, dirigido a la Fiscal Especial de los Derechos Humanos, Sonia
Marlina Dubor de Flores, de 5 de octubre de 1995 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4,
tomo I, folio 952).
En lo que se refiere al señor José Alberto Alfaro Martínez, en los documentos presentados
por las partes aparece indistintamente el nombre José Alberto o Alberto José. Esta Corte entiende
que se trata de la misma persona, en razón de lo cual en la presente Sentencia utilizará el nombre
José Alberto Alfaro Martínez.
230
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
35
Cfr. denuncia de 5 de marzo de 1996 presentada por Manases Betancourth Nuñez ante
Juzgado de Letras Primero de lo Criminal (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I,
folios 845 a 850)
36
Cfr. auto dictado por el Juzgado de Letras Primero de lo Criminal, de 5 de marzo de 1996
(expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folios 864 a 865).
231
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
37
Cfr. acusación criminal presentada por la Fiscal Auxiliar de la Fiscalía Especial de
Derechos Humanos del Ministerio Público, Mercedes Suyapa Vásquez Coello ante el Juez de Letras
de Primero de lo Criminal, de 6 de mayo de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4,
tomo I, folios 905 a 926).
38
Cfr. auto dictado por el Juzgado de Letras Primero de lo Criminal, el 6 de mayo de 1996
(expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folios 1022 y 1023).
232
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
39
Cfr. libelo del abogado Henriech Rommel Pineda Platteros, apoderado legal del señor
Manases Betancourt Núñez, presentado ante el Juzgado de Letras Primero de lo Criminal, de 6 de
agosto de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folios 1210 y 1211).
40
Cfr. auto dictado por el Juzgado de Letras Primero de lo Criminal, de 6 de agosto de
1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folio 1212); libelo de la abogada
Mercedes Suyapa Vasquez Coello presentado ante el Juzgado de Letras Primero de lo Criminal
solicitando reposición y apelación en subsidio, de 13 de agosto de 1996 (expediente de anexos a la
demanda, anexo 4, tomo I, folios 1215 y 1216); y resolución dictada por la Corte Primera de
Apelaciones, Tegucigalpa, Municipio del Distrito Central, de 21 de enero de 1997 (expediente de
anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folios 1223 a 1226).
233
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
41
Cfr. oficio de la Secretaría de la Corte Suprema de Justicia dirigido al Juzgado de Letras
Primero de lo Criminal, de 21 de mayo de 2002 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo
II, folio 1433).
42
Cfr. oficio de la Secretaría de la Corte Suprema de Justicia dirigido al Juzgado de Letras
Penal de la Sección Judicial de Tegucigalpa, de 21 de agosto de 2002 (expediente de anexos a la
demanda, anexo 4, tomo II, folio 1433).
234
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
43
Cfr. libelo de la abogada Tania Fiallos Rivera, Fiscal del Ministerio Público, adscrita a
la Fiscalía Especial de los Derechos Humanos, dirigido al Juez de Letras Penal de Tegucigalpa, de
14 de enero de 2005 (expediente de anexos de prueba para mejor resolver, folios 2317 a 2325).
44
Cfr. auto resolutivo del Juzgado de Letras de lo Penal de la Sección Judicial de
Tegucigalpa, de 9 de febrero de 2005 (expediente de anexos de prueba para mejor resolver, folios
2327 a 2334).
45
Cfr. auto de notificación de la abogada Tania Fiallos Rivera, interponiendo recurso de
reposición y apelación en subsidio en contra de la resolución del juzgado de 9 de febrero de 2005, de
16 de febrero de 2005. (expediente de anexos a la contestación de la demanda, folio 2359); y auto
del Juzgado de Letras Penal de la Sección Judicial de Tegucigalpa, de 17 de febrero del 2005
(expediente de anexos de prueba para mejor resolver, folio 2363).
235
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Servellón García y Orlando Álvarez Ríos [...]” 46, y ese mismo día
rindió su declaración indagatoria47. El 20 de febrero de 2005 el
señor José Alberto Alfaro Martínez solicitó al Juzgado el
sobreseimiento definitivo, dentro del término de ley para inquirir,
en virtud de haberse desvanecido los presupuestos incriminatorios
para decretar auto de prisión48.
46
Cfr. escrito de Alberto José Alfaro Martínez presentado ante el Juzgado de Letras de lo
Penal, Sección Judicial de Tegucigalpa, de 15 de febrero de 2005 (expediente de anexos de prueba
para mejor resolver, folios 2344 y 2345).
47
Cfr. acta de declaración indagatoria José Alberto Alfaro Martínez rendida ante al
Juzgado de Letras Primero de lo Criminal, el 15 de febrero de 2005 (expediente de anexos de prueba
para mejor resolver, folios 2351 a 2355).
48
Cfr. libelo de los abogados Isis B. Linares Mendoza y Juan Pablo Aguilar Galo, dirigido
al Juez de Letras de lo Penal Sección Judicial de Tegucigalpa, de 20 de febrero de 2005 (expediente
de anexos de prueba para mejor resolver, folios 2372 a 2383).
49
Cfr. resolución del Juzgado de Letras de lo Penal, de la Sección Judicial de Tegucigalpa
del Departamento de Francisco Morazán, de 21 de febrero de 2005 (expediente de anexos de prueba
para mejor resolver, folios 2393 a 2400).
50
Crf. auto de notificación del abogado Juan Pablo Aguilar Galo y la abogada Isis B.
Linares Mendoza interponiendo recurso de reposición y subsidiaria apelación, de 22 de febrero de
2005 (expediente de anexos prueba de para mejor resolver, folios 2401 a 2402), y oficio de la Corte
Primera Suprema de Apelaciones dirigido al Juzgado Penal de la Sección Judicial de Tegucigalpa
del Departamento de Francisco Morazán, de 14 de abril 2005 (expediente de anexos de prueba para
mejor resolver, folio 2412).
51
Cfr. sentencia de la Corte Suprema de Justicia, Sala de lo Constitucional, de 14 de
diciembre de 2005 (expediente de prueba para mejor resolver, anexo A, folios 3241 a 3252).
236
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
2005 (supra párr. 79.47), por entender que “las órdenes de captura
libradas en su momento contra algunos de los imputados las emitió
el Juez en el ejercicio de sus facultades y suponiendo que existían
méritos para hacerlo solo respecto de los mismos, por lo que la
providencia recurrida se enc[ontraba] apegada a derecho” 52. El 2
de agosto de 2005 el Ministerio Público interpuso un recurso de
amparo contra esta decisión, que fue resuelto por la Corte
Suprema de Justicia el 14 de diciembre de 2005, la cual, en
aplicación, entre otros, de los artículos 8 y 25 de la Convención
Americana, otorgó el recurso de amparo, “a efecto de que se
dict[ara] una nueva resolución [que decidiera la apelación
interpuesta por el Ministerio público contra el auto de 9 de febrero
de 2005] con la motivación y fundamentación que ordena el debido
proceso”53 (supra párr. 79.47)
*
* *
79.51.A la fecha de la presente Sentencia el proceso penal continúa en
trámite, el Juzgado ha dispuesto declarar cerrado el sumario y
elevar las diligencias a la etapa de plenario, decisión que se
encuentra pendiente de recurso (supra párrs. 79.49 y 79.50).
Asimismo, el Juzgado ha dictado órdenes de captura en contra de
tres de los acusados señores Víctor Hugo Vivas Lozano, Roxana
Sierra Ramírez y José Alberto Alfaro Martínez. Respecto a los dos
primeros dichas órdenes no se han hecho efectivas. En lo que se
refiere al señor José Alberto Alfaro Martínez, que había estado
52
Cfr. resolución de la Corte Primera de Apelaciones, de 22 de junio de 2005 (expediente
de prueba para mejor resolver, anexo A, folios 3229 a 3240).
53
Cfr. resolución de la Corte Suprema de Justicia, Sala de lo Constitucional, de 14 de
diciembre de 2005 (expediente de prueba para mejor resolver, anexo A, folios 3241 a 3252).
237
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
238
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
54
Cfr. declaración de Dilcia Álvarez Ríos rendida ante el Juzgado de Paz de Criminal de
Tegucigalpa, el 23 de febrero de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folios
1102 y 1103); e informe del Inspector de Derechos Humanos de la Dirección de Investigación
Criminal, Nery Suyapa Osorio, dirigido a la Fiscal Titular de la Fiscalía de Derechos Humanos,
Sonia Marlina Dubor de Flores, de 17 de septiembre de 1995 (expediente de anexos a la demanda,
anexo 4, tomo I, folios 987 a 990).
55
Cfr. declaración rendida por Ana Luisa Vargas Soto ante el Juzgado de Letras Primero
de lo Criminal el 07 de marzo de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folios
867 a 870), y declaración rendida por Manases Betancourt Nuñes ante el Juzgado de Paz Segundo
de lo Criminal el 7 de marzo de 1996 (expediente de anexos a la demanda, anexo 4, tomo I, folios
1137 a 1140).
239
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
J) Costas y Gastos
56
Cfr. comprobantes de gastos de CEJIL (anexos al escrito de solicitudes y argumentos,
tomo II, folios 2255 a 2259, y expediente de anexos al escrito de alegatos finales presentados por los
representantes, folios 2252 a 2254; y 2258 a 2260).
240
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
VIII
VIOLACIÓN DE LOS ARTÍCULOS
4.1, 5.1, 5.2 Y 5.5, 7.1, 7.2, 7.3, 7.4 Y 7.5,
Y 19, de la Convención Americana, en
relación con el artículo 1.1 de la misma
(Derecho a la Vida, a la Integridad Personal, a la Libertad
Personal, Derechos del Niño y Obligación de Respetar los
Derechos)
Consideraciones de la Corte
241
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
[…]
[…]
242
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
[…]
[…]
243
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
57
Cfr. Caso Bulacio. Sentencia de 18 de septiembre de 2003. Serie C No. 100, párr. 124;
Caso Juan Humberto Sánchez. Sentencia de 7 de junio de 2003. Serie C No. 99, párr. 86; y Caso
Hilaire, Constantine y Benjamín y otros. Sentencia de 21 de junio de 2002. Serie C No. 94, párr. 101.
58
Cfr. Caso López Álvarez. Sentencia de 1 de febrero de 2006. Serie C
No. 141, párr. 67; Caso García Asto y Ramírez Rojas. Sentencia de 25 de
noviembre de 2005. Serie C No. 137, párr. 106; y Caso Palamara Iribarne,
supra nota 10, párr. 197.
244
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
59
Cfr. Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 149; Caso López Álvarez,
supra nota 55, párr. 58; y Caso Masacre de Pueblo Bello, supra nota 7, párr. 108.
60
Cfr. Caso López Álvarez, supra nota 55, párr. 66; Caso García Asto y
Ramírez Rojas, supra nota 55, párr. 105; y Caso Palamara Iribarne, supra nota
10, párr. 215.
61
Cfr. Caso López Álvarez, supra nota 55, párr. 69; Caso Palamara Iribarne, supra nota
10, párr. 198; y Caso Acosta Calderón, supra nota 13, párr. 111.
245
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
93. Por ello, una detención masiva y programada de personas sin causa
legal, en la que el Estado detiene masivamente a personas que la
autoridad supone que podrían representar un riesgo o peligro a la
seguridad de los demás, sin indicios fundados de la comisión de un
delito, constituye una detención ilegal y arbitraria. En
concordancia con ello, en el Caso Bulacio la Corte estableció que
las razzias son incompatibles con el respeto a los derechos
fundamentales, entre otros, la presunción de inocencia, la
existencia de orden judicial para detener –salvo en hipótesis de
flagrancia- y la obligación de notificar a los encargados de los
menores de edad62.
62
Cfr. Caso Bulacio, supra nota 54, párr. 137.
63
Cfr. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados. Opinión
Consultiva OC-18/03 de 17 de septiembre de 2003. Serie A No. 18, párr. 110.
246
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
64
Cfr. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados. Opinión
Consultiva OC-18/03, supra nota 60, párr. 85.
65
Cfr. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados. Opinión
Consultiva OC-18/03, supra nota 60, párrs. 100 y 101.
247
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
66
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 85; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 126; Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 252; Caso Baldeón
García, supra nota 3, párr. 117; Caso García Asto y Ramírez Rojas, supra nota 55, párr. 222; Caso
Fermín Ramírez. Sentencia de 20 de junio de 2005. Serie C No 126, párr. 117; Caso Caesar, supra
nota 13, párr. 59; Caso Lori Berenson Mejía. Sentencia de 25 de noviembre de 2004. Serie C
No.119, párr. 100; Caso De la Cruz Flores. Sentencia de 18 de noviembre de 2004. Serie C No. 115,
párr. 125; Caso Tibi. Sentencia de 7 de septiembre de 2004. Serie C No. 114, párr. 143; Caso de los
Hermanos Gómez Paquiyauri. Sentencia de 8 de julio de 2004. Serie C No. 110, párrs. 111 y 112;
Caso Maritza Urrutia. Sentencia de 27 de noviembre de 2003. Serie C No. 103, párrs. 89 y 92; Caso
Bámaca Velásquez. Sentencia de 25 de noviembre de 2000, Serie C No. 70, párr. 154; y Caso
Cantoral Benavides. Sentencia de 18 de agosto de 2000. Serie C No. 69, párr. 95.
67
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 126; Caso de la Masacre Pueblo Bello,
supra nota 7, párr. 119; y Caso “Instituto de Reeducación del Menor”. Sentencia de 2 de septiembre
de 2004. Serie C No. 112, párr. 157.
68
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 64; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr.125; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 131.
248
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
101. Asimismo, esta Corte no deja de señalar el trato que recibieron las
víctimas menores de edad. Rony Alexis Betancourth Vásquez
indicó con señales a Carlos Yovanny Arguijo Hernández, quien
también había sido detenido ese mismo día, que le iban a matar,
249
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
102. Es ilícita toda forma de ejercicio del poder público que viole los
derechos reconocidos por la Convención 69. La Corte ha señalado
que los Estados responden por los actos de sus agentes, realizados
al amparo de su carácter oficial, y por las omisiones de los mismos,
aún si actúan fuera de los límites de su competencia o en violación
del derecho interno70. De manera especial, los Estados deben
vigilar que sus cuerpos de seguridad, a quienes les está atribuido el
uso de la fuerza legítima, respeten el derecho a la vida de quienes
se encuentren bajo su jurisdicción71.
69
Cfr. Caso Ximenes Lópes, supra nota 3, párr. 84; Caso de la Masacre de Mapiripán,
supra nota 9, párr. 108; y Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri, supra nota 63, párr. 72.
70
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 84; Caso de la Masacre
de Pueblo Bello, supra nota 7, párr. 111; y Caso de la Masacre de Mapiripán,
supra nota 9, párr. 108.
71
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 66.
72
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 64; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 125; Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 129; Caso Baldeón
García, supra nota 3, párr. 83; Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa, supra nota 7, párr. 151;
Caso de la Masacre de Pueblo Bello, supra nota 7, párr. 120; Caso Huilca Tecse. Sentencia de 3 de
marzo de 2006. Serie C No. 121, párr. 65; Caso “Instituto de Reeducación del Menor”, supra nota
64, párr. 156; Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri, supra nota 63, párr. 128; Caso 19
Comerciantes. Sentencia de 12 de julio de 2003. Serie C No. 93, párr. 153; Caso Myrna Mack
Chang, supra nota 9, párr. 152; Caso Juan Humberto Sánchez, supra nota 54, párr. 110; y Caso de
los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros). Sentencia de 19 de noviembre de 1999. Serie C
No. 63, párr. 144.
250
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
73
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 172; Caso Baldeón García, supra nota 3,
párr. 140; y Caso de la Masacre de Pueblo Bello, supra nota 7, párr. 112.
251
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
*
* *
110. El referido contexto estuvo marcado por la estigmatización de los
jóvenes como supuestos causantes del aumento de la inseguridad
pública en Honduras y por la identificación, como delincuentes
juveniles, de los niños y jóvenes en situación de riesgo social, es
decir, pobres, en estado de vagancia, sin empleos fijos o que
padecen de otros problemas sociales (supra párr. 79.1).
252
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
74
Cfr. Los derechos civiles y políticos, en particular las cuestiones relacionadas con las
desapariciones y las ejecuciones sumarias. Ejecuciones extrajudiciales, Sumarias o Arbitrarias.
Informe de la Relatora Especial, Sra. Asma Jahangir, presentado en cumplimiento de la resolución
2002/36 de la Comisión de Derechos Humanos. Adición. Misión a Honduras. E/CN.4/2003/3/Add.2.
de 14 de junio de 2002.
75
Cfr. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Opinión
Consultiva OC-17/02 de 28 de agosto de 2002. Serie A No. 17, párr. 54. Cfr.
también, Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 244; Caso de la
Masacre de Mapiripán, supra nota 9, párr. 152; y Caso de las Niñas Yean y
Bosico. Sentencia de 8 de septiembre de 2005. Serie No C 130, párr. 33.
253
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
76
Cfr. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Opinión Consultiva OC-17/02,
supra nota 72, párr. 56. Cfr. también, Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 244;
Caso de la Masacre de Mapiripán, supra nota 9, párr. 152; y Caso de los Hermanos Gómez
Paquiyauri, supra nota 63, párr. 163.
77
Cfr. Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 244; Caso de
la Masacre de Mapiripán, supra nota 9, párr. 152; y Caso “Instituto de
Reeducación del Menor”, supra nota 64, párr. 147.
78
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros), supra nota 69, párr.
196; y Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros). Reparaciones (art.63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos). Sentencia de 26 de mayo de 2001. Serie C No.
77, párr. 90.
79
Cfr. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Opinión Consultiva OC-17/02,
supra nota 72, párr. 91.
254
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
80
Cfr. La salud y el desarrollo de los adolescentes en el contexto de la
Convención sobre los Derechos del Niño, 21 de Julio de 2003, UN Document
CRC/GC/2003/4.
255
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
*
* *
118. La Corte no puede dejar de advertir que los hechos del presente
caso forman parte de una situación en que prevalece un alto índice
de impunidad en hechos criminales perpetrados tanto por agentes
estatales como por particulares (supra párrs. 79.2 y 79.4), lo que
81
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros), supra nota 69, párr.
197; y Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil (Directrices
de Riad). Adoptadas y proclamadas por la Asamblea General de la ONU en su resolución 45/112 de
4 de diciembre de 1990, Capítulo III, párr. 9.
82
Cfr. Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri, supra nota 63, párrs. 124, 163 a 164, y
171; Caso Bulacio, supra nota 54, párrs. 126, 133 y 134; Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán
Morales y otros), supra nota 69, párrs. 146 y 195; y Condición Jurídica y Derechos Humanos del
Niño. Opinión Consultiva OC-17/02, supra nota 72, párr. 60.
256
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
crea un campo propicio para que violaciones como las de este caso
sigan ocurriendo.
83
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 147; Caso de las Masacres de Ituango,
supra nota 3, párr. 297; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 92.
84
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 79; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 148; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 296.
85
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 148; Caso Baldeón García, supra nota 3,
párr.94; y Caso de la Masacre de Pueblo Bello, supra nota 9, párr. 143.
86
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 140; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 179; Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 298; y Manual Sobre
la Prevención e Investigación Efectiva de Ejecuciones Extrajudiciales, Arbitrarias y Sumarias de las
Naciones Unidas, E/ST/CSDHA/.12 (1991).
257
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
258
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
87
Cfr. Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 91; Caso Masacre de Pueblo Bello, supra
nota 7, párr. 143; y Caso Myrna Mack Chang, supra nota 9, párr. 156.
88
Cfr. Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 91; Caso de la Masacre de Pueblo Bello,
supra nota 7, párr. 145; Caso de la Masacre de Mapiripán, supra nota 9, párrs. 137 y 232.
259
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
*
* *
125. Las anteriores consideraciones llevan a la Corte a concluir que, por
haber faltado a sus deberes de respeto, prevención y protección de
los derechos a la vida y a la integridad y libertad personales por la
detención ilegal y arbitraria, la tortura y los tratos crueles,
inhumanos o degradantes y la muerte de las víctimas, el Estado
tiene responsabilidad internacional por la violación de los artículos
7.1, 7.2, 7.3, 7.4 y 7.5, 5.1 y 5.2, y 4.1 de la Convención
Americana, en relación con el artículo 1.1 de dicho tratado, en
perjuicio de Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis
Betancourth Vásquez, Orlando Álvarez Ríos y Diomedes Obed
García Sánchez, así como por la violación del artículo 5.5 de la
Convención, en conexión con el artículo 19 de ese instrumento,
ambos en relación con el artículo 1.1 del mismo tratado, en
perjuicio de Marco Antonio Servellón García y Rony Alexis
Betancourth Vásquez.
*
* *
126. El Tribunal pasa a analizar lo alegado por la Comisión y los
representantes respecto de la violación del artículo 5.1 y 5.2 de la
260
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
89
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 156; Caso Baldeón García, supra nota 3,
párr. 128; y Caso Gómez Palomino, supra nota 7, párr. 60.
261
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
262
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
263
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
135. En relación con los otros hermanos de las víctimas, a saber: Pablo
Servellón García y Héctor Vicente Castro García, hermanos de
Marco Antonio Servellón García; y Juan Carlos Betancourth
Hernández, Manaces Betancourt Aguilar, Emma Aracely
Betancourth Aguilar, Enma Aracely Betancourth Abarca y Lilian
María Betancourt Álvarez, hermanos de Rony Alexis Betancourth
Vásquez, las partes no han allegado al Tribunal prueba que permita
determinar las afectaciones o el sufrimiento que las muertes de las
víctimas pudiera haberles causado. En consecuencia, esta Corte
considera que no hay elementos probatorios suficientes para
concluir que el Estado violó el artículo 5 de la Convención
Americana, en perjuicio de los mencionados hermanos de las
víctimas.
136. Por otra parte, la Comisión y los representantes han señalado como
presuntas víctimas a la niña Zara Beatris Bustillo Rivera, que según
alegan es hija de Rony Alexis Betancourth Vásquez, y a la señora
Ana Luisa Vargas Soto, que alegan era su compañera al momento
de los hechos del presente caso. La Comisión además incluyó como
presunta víctima a la madre de la niña, la señora Norma Estela
Bustillo Rivera.
264
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
vínculo que ha existido entre la víctima con Ana Luisa Vargas Soto,
por lo que este Tribunal considera que ella era su compañera al
momento de los hechos. Por último, este Tribunal no encuentra
elementos probatorios suficientes para establecer que se produjo
una significativa afectación como consecuencia de los hechos del
presente caso, a la señora Norma Estela Bustillo.
*
* *
265
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
IX
VIOLACIÓN DE LOS ARTÍCULOS 8.1 Y 8.2, 7.6
Y 25.1 DE LA CONVENCIÓN AMERICANA,
EN RELACIÓN CON EL ARTÍCULO 1.1 DE LA MISMA
(Garantías Judiciales, Libertad Personal, Protección
Judicial,y Obligación de Respetar los Derechos)
Consideraciones de la Corte
266
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
[…]
[…]
267
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
[…]
268
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
90
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 175; Caso de las Masacres de Ituango,
supra nota 3, párr. 287; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 143.
91
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 171; Caso de las Masacres de Ituango,
supra nota 3, párr. 291; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 139.
269
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
270
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
152. Asimismo, en el caso sub judice la vinculación con los hechos de los
agentes del Estado, supuestamente responsables de participar en
la ejecución extrajudicial de las víctimas, no ha sido investigada a
cabalidad, por lo que no se han determinado las correspondientes
responsabilidades penales de dichos hechos. Luego de varias
solicitudes de la Fiscalía, el 9 de febrero de 2005 el Juzgado de
92
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 203; Caso Baldeón García, supra nota 3,
párr. 153; y Caso López Alvarez, supra nota 55, párr. 128;
93
Cfr. Caso 19 Comerciantes, supra nota 69, párr. 188; Caso Myrna Mack Chang, supra
nota 9, párr. 209; y Caso Bulacio, supra nota 54, párr. 114.
94
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 55; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 206; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 289.
95
Cfr. Caso Myrna Mack Chang, supra nota 9, párr. 210; y Caso Bulacio, supra nota 54,
párr. 115.
271
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
96
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 137; Caso de las Masacres de
Ituango, supra nota 3, párr. 299; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 168.
272
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
*
* *
273
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
*
* *
157. En lo que se refiere a los familiares de Diomedes Obed García
Sánchez cabe observar que no fueron identificados en la demanda
presentada por la Comisión. Los padres, señores Diomedes Tito
García Casildo y Andrea Sánchez Loredo, fueron incluidos en la
lista de familiares presentada por los representantes en su escrito
de solicitudes y argumentos. Los días 14 de junio y 24 de julio de
2006 los representantes indicaron al Tribunal que “tras diez años
de ardua búsqueda” habían logrado localizar a los siguientes
familiares de Diomedes: Diomedes Tito García, padre, Ester
Patricia García Sánchez, Jorge Moisés García Sánchez y Fidelia
Sarahí García Sánchez, hermanos, y Lidia Sánchez Loredo y Betania
García Casildo, tías. Además, informaron que la señora Andrea
Sánchez Loredo, madre de la víctima, había fallecido en el año
1985. Adjuntaron las certificaciones del acta de nacimiento de los
padres y de los hermanos, y la certificación del acta de defunción
de la madre de la víctima. Con anterioridad a ese hallazgo y
durante el trámite del caso ante el sistema interamericano, tanto
la Comisión como los representantes habían manifestado que no
había sido posible “dar con el paradero [de los padres de
Diomedes,] toda vez que el joven no tenía relación alguna con ellos
y al momento de su ejecución residía en una habitación de una
casa de asistencia a menores en situación de calle […]”.
274
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
97
Cfr. Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 98.
98
Cfr. Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 91; y Caso Acevedo Jaramillo y
otros. Sentencia de 7 de febrero de 2006. Serie C No. 144, párr. 227.
275
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
X
REPARACIONES
APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 63.1
OBLIGACIÓN DE REPARAR
99
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr 115; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 207; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 345.
276
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
100
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 116; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 208; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 346.
101
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 208; Caso de las Masacres de Ituango,
supra nota 3, párr. 365; y Caso de la Masacre de Mapiripán, supra nota 9, párr. 211.
102
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 117; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3 párr. 209; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 347.
103
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 117; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 209; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 347.
277
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Alegatos de la Comisión:
a) Beneficiarios
104
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 118; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 210; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 348.
278
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
b) Daño material
c) Daño inmaterial
279
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
e) Costas y Gastos
280
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
a) Beneficiarios
b) Daño material
281
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
282
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
para los hombres era de 65,6 años en el año 1995 y menos un 25%
por gastos, los representantes solicitaron la cantidad de
US$27.135,03 (veintisiete mil ciento treinta y cinco dólares de los
Estados Unidos de América con tres centavos) por concepto de
lucro cesante;
iv) Orlando Álvarez Ríos murió a los 32 años de edad y era perito
industrial en mecánica general. También trabajaba como albañil
en construcción y laboraba durante los fines de semana. Los
representantes consideraron que por la especialidad técnica de la
víctima, no debe asignársele el salario mínimo para el cálculo del
lucro cesante, pero que tampoco se conoce el monto del salario
que percibía. En consecuencia, indicaron que tomando en cuenta
el valor del salario de 25 lempiras diarios, la legislación laboral
hondureña que contempla dos salarios mínimos mensuales por
año como medidas de compensación social, la esperanza de vida
para los hombres era de 65,6 años en el años 1995 y menos un
25% por gastos, los representantes solicitaron la cantidad de
US$27.023,15 (veintisiete mil veinte y tres dólares de los Estados
Unidos de América con quince centavos) por concepto de lucro
cesante, y
c) Daño inmaterial
283
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
iii) los familiares cercanos también son víctimas y que entre los
hechos que deben ser analizados por la Corte están el de que a la
madre de Marco Antonio Servellón García no se le permitió ver a
su hijo mientras estuvo detenido; que la madre de Rony Alexis
Betancourt Vásquez “pensó que estaba seguro porque estaba bajo
custodia del Estado” y a su compañera de hogar no se le permitió
verlo, a pesar de que esperó todo un día en las afueras de la
oficina policial; y Orlando Álvarez Ríos informó a su hermana que
sería puesto en libertad, lo que no sucedió. Asimismo, el estado
psíquico de los familiares fue alterado por el posterior
conocimiento de la detención arbitraria, las amenazas, las
torturas físicas y psicológicas y las ejecuciones de sus seres
queridos, cuyos cuerpos fueron dejados en diferentes lugares de
Tegucigalpa. La falta de una investigación exhaustiva de los
hechos causó sentimientos de impotencia e incertidumbre en los
familiares de las víctimas, situación que agravó el “daño moral”
sufrido. Por lo anterior, solicitaron a la Corte que fije por
equidad un monto indemnizatorio en su favor.
284
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
285
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
vii) publicar, por una única vez, las partes correspondientes a hechos
y puntos resolutivos de la Sentencia de la Corte en los principales
medios de comunicación de circulación nacional;
e) Costas y Gastos
Los representantes alegaron que
i) Casa Alianza Honduras impulsó las diligencias judiciales a nivel
nacional e incurrió en gastos relacionados con la investigación,
correo, teléfono y traslados estimados en la suma de
US$27,145.44 (veintisiete mil ciento cuarenta y cinco mil dólares
de los Estados Unidos de América con cuarenta y cuatro
centavos). Como no ha sido posible aportar los recibos
correspondientes a estos gastos, los representantes pidieron a la
Corte que se fije en equidad y ordene al Estado el reembolso de
los mismos, y
286
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
a) Beneficiarios
287
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
288
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
e) Costas y Gastos
289
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Consideraciones de la Corte
A) BENEFICIARIOS
290
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
291
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
B) DAÑO MATERIAL
105
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 124; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 219; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 192
106
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 126; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 220; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 183.
107
Cfr. Caso Instituto de Reeducación del Menor, supra nota 64, párr. 288; Caso Molina
Theissen. Reparaciones. Sentencia de 3 de julio de 2004. Serie C, No. 108 , párr. 57; y Caso Bulacio,
supra nota 54, párr. 84.
292
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
177. Analizada la información recibida por las partes, los hechos del
caso y su jurisprudencia, la Corte observa que pese a que no fueron
aportados los comprobantes de gastos, es de presumir que los
familiares de Marco Antonio Servellón García, Rony Alexis
Betancourth Vásquez y Orlando Álvarez Ríos incurrieron en diversos
gastos funerarios con motivo de su muerte, lo cual está conforme
con la jurisprudencia constante del Tribunal 108. En consecuencia,
la Corte estima pertinente fijar, en equidad, la cantidad de
108
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 226; y Caso de los Hermanos Gómez
Paquiyauri, supra nota 63, párr. 207.
293
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
C) DAÑO INMATERIAL
109
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 130; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 227; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 383.
294
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
110
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 131; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 236; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 387.
295
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
111
Cfr. Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 390.b; y Caso Masacre Pueblo
Bello, supra nota 7, párr. 258.b.
296
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
297
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
113
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 136; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 240; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 396.
298
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
191. Por ello, el Estado debe dotar a las instituciones del personal
idóneo y capacitado para la investigación de ejecuciones
extrajudiciales y de los recursos adecuados para que puedan
cumplir fielmente con su mandato. Para la investigación de
ejecuciones extrajudiciales se deben tomar en consideración las
normas internacionales de documentación e interpretación de los
elementos de prueba forense respecto de la comisión de actos de
tortura, y particularmente las definidas en el Manual de Naciones
Unidas sobre la Prevención e Investigación Eficaces de Ejecuciones
Extralegales, Arbitrarias y Sumarias115.
114
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 64; Caso de las Masacres de
Ituango, supra nota 3, párr. 129; y Caso Baldeón García, supra nota 3, párr. 83.
115
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 140; Caso de la Comunidad
Moiwana. Sentencia de 15 de junio de 2005. Serie C No. 124, párr. 208; y Manual de Naciones
Unidas sobre la Prevención e Investigación Eficaces de Ejecuciones Extralegales, Arbitrarias y
Sumarias. E/ST/CSDHA/.12 (1991).
299
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
116
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 137; Caso Baldeón García,
supra nota 3, párr. 195; y Caso Blanco Romero. Sentencia de 28 de noviembre de 2005. Serie C No.
138, párr. 94.
117
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 137; Caso Baldeón García,
supra nota 3, párr. 195; y Caso de la Masacre de Pueblo Bello, supra nota 7, párr. 266.
118
Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 245; Caso Baldeón García, supra nota 3,
párr. 196; y Caso Masacre de Pueblo Bello, supra nota 7, párr. 266.
300
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
b) Publicación de la sentencia
119
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 138.
120
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 139; Caso Baldeón García,
supra nota 3, párr. 199; y Caso de la Masacre de Pueblo Bello, supra nota 7, párr. 267.
121
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 151; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 249; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 410.
301
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
302
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
303
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
E) COSTAS Y GASTOS
122
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros, supra nota 12, párr. 152; Caso Ximenes Lopes,
supra nota 3, párr. 252; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 3, párr. 414.
304
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
F) MODALIDAD DE CUMPLIMIENTO
305
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
306
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
307
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
XIV
PUNTOS RESOLUTIVOS
215. Por tanto,
LA CORTE,
DECIDE,
Por unanimidad,
308
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
DECLARA,
309
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
310
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Y DISPONE,
11. El Estado debe nombrar, dentro del plazo de un año, una calle o
una plaza, en la ciudad de Tegucigalpa, en memoria de Marco
Antonio Servellón García, Rony Alexis Betancourth Vásquez,
Diomedes Obed García Sánchez y Orlando Álvarez Ríos. En dicha
calle o plaza el Estado deberá fijar una placa con los nombres de
las referidas cuatro víctimas, en los términos del párrafo 199 de la
presente Sentencia.
311
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
312
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
16. El Estado debe pagar a Bricelda Aide García Lobo, Hilda Estebana
Hernández López y Dilcia Álvarez Ríos, en el plazo de un año, por
concepto de la indemnización por daño material, la cantidad fijada
en párrafo 177 de la presente Sentencia, según sus términos.
313
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
Diego García-Sayán
Comuníquese y ejecútese,
314
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
315
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
316
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
123
. A.A. Cançado Trindade, "International Law for Humankind: Towards a New Jus Gentium -
General Course on Public International Law", Recueil des Cours de l'Académie de Droit International de
la Haye (2005) ch. XXI (en prensa).
317
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
124
. Para evocar la expresión utilizada en un estudio clásico de Ernst Cassirer.
125
. A.A. Cançado Trindade, "International Law for Humankind: Towards a New Jus Gentium -
General Course on Public International Law", Recueil des Cours de l'Académie de Droit International de
318
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
319
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
examen del caso más allá de lo que fue objeto del reconocimiento de
responsabilidad por parte del Estado, la Corte - sin que lo hubiera
dicho - ha ejercido una facultad inherente a su jurisdicción. La Corte
parece no haberse dado cuenta de que la tesis de los poderes
inherentes fortalece su base jurisdiccional.
126
. Incluyendo, para mi estupefacción y pesar, las de cuatro autores latinoamericanos.
320
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
15. Aún así, la Corte tomó en debida cuenta el contexto del presente
caso. Como señalado en esta Sentencia, el Estado reconoció la
existencia del "fenómeno de muertes violentas de menores", pero
negó que se trataba de "una política de `profilaxis social'" (párr. 106).
La Corte afirmó correctamente que
321
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
322
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
19. Pero por más breves y efímeras que hayan sido las vidas de los
abandonados del mundo, y torturados y asesinados con brutalidad por
sus semejantes, ocupan éstos, sin embargo, como víctimas, una
posición central en el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos. La centralidad de las víctimas en el universo conceptual
del Derecho Internacional de los Derechos Humanos encuéntrase hoy
sólidamente establecida, para lo que ha contribuido decisivamente la
jurisprudencia de esta Corte Interamericana. Como lo señalé en mi
Voto Razonado en el caso de los "Niños de la Calle" (reparaciones,
127
. Párrs. 113, 95, 114 y 116 respectivamente, de la presente Sentencia.
128
. Shakespeare, Macbeth (1606), acto V, escena 5.
323
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
20. En su obra clásica Los Misérables (1862), Victor Hugo pondera con
agudeza de espíritu:
129
. Victor Hugo, Les Misérables (1862) (préface de Ch. Baudelaire), tomo III, Paris, Libr. Gén.
Française, 1972, p. 30.
324
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
22. En las tumbas de cada uno de los niños y jóvenes asesinados en el cas
d'espèce bien podría estar transcritos - hasta que los vientos y la
lluvia los apaguen, bien después de la "memoria colectiva", - los
versos con que Victor Hugo concluye su obra Les Misérables:
130
. Ibid., tomo III, p. 536.
325
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
131
. Michel Foucault, Madness and Civilization - A History of Insanity in the Age of Reason, N.Y.,
Vintage, [1986 - reed.], pp. 217 y 107, y cf. pp. 47-49, 221-222, 269 y 289.
326
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
26. Entre los cuatro victimados, torturados y asesinados por sus verdugos
en el presente caso Servellón y Otros, uno de ellos, Diómedes,
simplemente lloró. Lloró antes de recibir un "aviso previo" de que
sería torturado y muerto. Lloró ante su impotencia y la inevitabilidad
de su asesinato ante el monopolio del uso de la fuerza pública por el
Estado. Nada le quedó sino llorar, al despedirse de la vida, por
decisión arbitraria y criminosa de sus verdugos. Y esto es un de los
muchos casos congéneres que ocurren diariamente en toda América
Latina y en todo el mundo. El Estado crea los "indeseables", al dejar
de cumplir las funciones sociales para las cuales fue históricamente
creado, y después los margina, excluye, confina, o mata (o deja
matarlos).
132
. K. Jaspers, Reason and Anti-Reason in Our Time, Hamden/Conn., Archon Books, 1971, pp.
59, 50 y 84.
327
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
133
. ONU, documento E/CN.4/2003/3/Add.2, del 14.06.2002, p. 12, párrs. 31-32.
134
. Ibid., p. 11, párr. 29.
135
. Ibid., pp. 27 y 14, párrs. 87 y 39. Según la Relatora Especial de Naciones Unidas, "muchas de
las víctimas de las ejecuciones extrajudiciales pertenecen a familias monoparentales que suelen estar
encabezadas por la madre. La pérdida de autonomía de la mujer está estrechamente vinculada a la
marginación del niño"; ibid., p. 27, párr. 88.
328
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
136
. Ibid., p. 25, párr. 73.
137
. Y cf. párrs. 1-3 y 11-12.
329
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
138
. Párrs. 91, 152 y 192(11); agrega el referido Informe Especial que, de la totalidad de jóvenes
muertos de forma violenta, "una gran cantidad no pertenecía a 'maras' o pandillas (66%), ni contaban con
antecedentes de infracción a las leyes" (párr. 192(2)).
330
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
33. Ante esta jurisdicción internacional, los olvidados del mundo son
tratados como sujetos plenos de derecho, dotados de capacidad
jurídico-procesal internacional. Sus padecimientos no pasan en vano.
En la presente Sentencia en el caso Servellón García y Otros, el caso
de los "cuatro puntos cardinales", la Corte Interamericana concluyó
que
331
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
139
. Santi Romano, L'ordre juridique (trad. 2a. ed., reed.), Paris, Dalloz, 2002, p. 16.
140
. La capacidad humana tanto de promover el bien como cometer el mal no ha cesado de atraer la
atención del pensamiento humano a la largo de los siglos; cf. F. Alberoni, Las Razones del Bien y del Mal,
México, Gedisa Edit., 1988, pp. 9-196; A.-D. Sertillanges, Le problème du mal, Paris, Aubier, 1949, pp.
5-412.
332
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
141
. Como me permití señalar en mi Voto Concurrente de ayer, en la Opinión Consultiva n. 18 de
la Corte Interamericana, sobre la Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados (del
17.09.2203), párr. 89.
333
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
334
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
335
EL DOLOR DE LA AUSENCIA
336