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La violencia verbal

El poder destructivo de las palabras


La violencia verbal es una forma de agresión que se manifiesta a través de las palabras y su
expresión, que puede abarcar desde insultos y críticas crueles hasta amenazas y
comentarios humillantes, como por ejemplo, gritar, ridiculizar, menospreciar, culpar
injustamente, descalificar y desvalorizar. En algunas ocasiones, se utiliza como vehículo
para herir, controlar o manipular a otra persona, mientras que en otras, se emplea como
recurso en una discusión cuando hay dificultades para gestionar las emociones o expresar
los sentimientos, opiniones y desacuerdos de manera asertiva. También hay personas que
se autoagreden y ejercen contra sí mismas violencia verbal. En cualquiera de los casos,
genera diversas consecuencias emocionales, psicológicas y conductuales negativas, que en
algunas circunstancias pueden ser realmente graves Efectos perjudiciales de la violencia
verbal
La agresión verbal puede tener consecuencias negativas tanto para la víctima como para
quien la ejerce. La persona que expresa violencia mediante las palabras suele tener
relaciones interpersonales conflictivas, altos niveles de ansiedad y estrés, falta de control de
la ira, poca tolerancia a la frustración y un escaso desarrollo de la inteligencia emocional. A
menudo son personas que les gusta sentir que tienen el control de las situaciones y cuando
experimentan cierta pérdida de su capacidad para ejercerlo, recurren a la violencia verbal
como forma de recuperarlo.
Factores de riesgo y de protección
Si bien la violencia verbal es una problemática compleja que tiene causas tanto individuales
como colectivas, hay investigaciones que señalan la existencia de determinados factores de
riesgo y de protección que pueden contribuir a aumentar o disminuir la probabilidad de la
ocurrencia de la violencia verbal en las relaciones interpersonales, entre los cuales se
puede identificar:
1. La exposición a la violencia en la infancia: Los niños que crecen en hogares donde hay
violencia verbal tienen un mayor riesgo de reproducir en sus relaciones de adultos
dinámicas interpersonales violentas, ya sea como víctimas o como agresores.

2. Problemas de comunicación: La falta de habilidades de comunicación efectiva puede


aumentar el riesgo de violencia verbal en las relaciones interpersonales.

No obstante, es necesario tener en cuenta que los factores de riesgo no determinan la


ocurrencia de una conducta, como en este caso la violencia verbal, sino que solo
contribuyen a aumentar la probabilidad de que la conducta ocurra.

Por otro lado, también hay factores de protección que ayudan a prevenir y a reducir la
probabilidad de la ocurrencia de la violencia verbal, dentro de los cuales destacan:

1. Desarrollar habilidades de comunicación asertiva: Las habilidades de comunicación


efectiva pueden ayudar a prevenir conflictos y reducir el riesgo de violencia verbal. Las
personas que son capaces de expresar sus sentimientos de manera clara y escuchar
activamente a los demás pueden evitar malentendidos y situaciones que puedan derivar en
violencia verbal.

2. Contar con apoyo social: Tener una red de apoyo social puede ayudar a reducir el estrés
y la ansiedad, lo que a su vez puede disminuir el riesgo. Las personas que tienen amigos o
familiares en quienes confiar y poder acudir en momentos de necesidad, son menos
propensas a recurrir a la violencia verbal.

3. Tener buena autoestima: Las personas con una buena autoestima tienen menos
probabilidades de ser agresores o víctimas de violencia verbal. Cuando las personas tienen
una visión positiva de sí mismas, son más capaces de manejar los conflictos de manera
constructiva y evitar las situaciones.

4. Comportamientos prosociales: Los comportamientos prosociales, como la empatía, la


compasión y la ayuda a los demás, pueden disminuir el riesgo de violencia verbal. Cuando
las personas se preocupan por los demás y actúan de manera amable y considerada, es
menos probable que se involucren en situaciones violentas.

Es importante tener en cuenta que los factores de protección no garantizan que una
persona no experimentará violencia verbal. Sin embargo, pueden ayudar a reducir el riesgo
y aumentar la resiliencia de las personas frente a situaciones de este nivel. Por último, en
las relaciones interpersonales en las que se estableció una dinámica vincular en la que es
frecuente la violencia verbal puede ser útil y recomendable acudir a una terapia psicológica.
Por ejemplo, para la persona que ejerce violencia puede ser útil identificar los
desencadenantes que impulsan su comportamiento y a desarrollar estrategias de
comunicación más asertivas.

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