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Unidad 1

Introduccion

a) Nociones preliminares: concepto

 Etimologicamente, responsabilidad proviene del verbo respodere, que significa


constituirse en garantía o dar cada uno cuenta de sus actos
 El diccionario de la lengua española la define, entre otras definiciones, como deuda,
obligacion de reparar y satisfacer, por si o por otra persona, a consecuencia de un
delito, de una culpa u otra causa legal
 Cuando se habla de responsabilidad civil, hay distintas definiciones, las cuales no
alcanzan para englobar todo su contenido ni para delimitar con precisión sus alcances
y limites, puesto que estos aspectos varian constantemente
 No obstante, la responsabilidad civil consiste en el deber de responder
económicamente frente a otro por el daño que injustamente se le ha ocasionado
 Este menoscabo puede ser ocasionado a un individuo con quien el dañador tenia un
vinculo jurídico preexistente (ej, incumplimiento contractual), o el daño puede ser
irrogado en razón de un hecho ilícito que se convierte en causa fuente de la obligacion
de reparar, mediante un resarcimiento económico
 En Argentina, los doctrinarios definen a la responsabilidad civil como una técnica de
imputación que con el auxilio de un factor de atribución permite cargar las
consecuencias perjudiciales de un evento dañoso a un sujeto, que con su
comportamiento lo ha provocado, o que por su particular situación jurídica se estima
oportuno que responda, o que por haber aportado las condiciones idóneas para que el
menoscabo se consumase es económicamente justo que lo repare
 El autor estima que la responsabilidad civil es la obligacion de reparar todo daño
causado a otro sin causa de justificación. Ademas, agrega que mas que el daño
injustamente ocasionado por el ofensor, resulta mas relevante el daño injustamente
sufrido por la victima

b) Evolucion histórica

 La responsabilidad civil es el resultado de un largo proceso de miles de años, que se


remonta hasta los principios del derecho, sufriendo distintas modificaciones hasta
nuestros días

1- Derecho romano

 Desde siempre, el ser humano demostró intolerancia a sufrir injustamente un daño, lo


cual provocaba que, una vez producido, se reaccionara ante el de distintas formas
 En las comunidades mas ancestrales, era pacíficamente aceptado que todo aquel que
había sufrido un daño injusto, podía vengarse de su agresor devolviéndole el mal que
había sufrido
 Este derecho a vengarse perseguia una doble finalidad
a) Reparar el daño ocasionado a través de la expiación del dolor
b) Sancionar a quien lo había provocado
 En esta época, se procuraba inferir al ofensor el mismo daño que había provocado a la
victima, imperando asi la Ley del Talion: diente por diente, ojo por ojo
 Con posterioridad, esta idea de venganza fue evolucionando, y se llega a admitir que el
ofendido pudiese convenir con el ofensor que este le entregue una suma de dinero
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para evitar la venganza del ofendido. A ello se lo llamaba composición voluntaria, pues
el monto de la pena económica era arreglado por las partes
 Ante la frecuencia de las composiciones voluntarias, comenzó a instaurarse un sistema
de composición legal o forzosa, mediante el cual el Estado paso a ser el que fijaba la
suma de dinero para cada delito que el agresor debia pagar al ofendido
 Se trataba de un sistema compulsivo, ya que el ofensor estaba obligado a pagar dicha
suma, y el ofendido estaba obligado a aceptarla
 Durante esta época, que era el periodo de la Ley de las XII Tablas, coexistían tanto la
composición voluntaria como la legal, las que se aplicaban según el delito
 Luego, el Estado no solo paso a fijar las compensaciones legales, destinadas a reparar
el daño irrogado a las victimas, sino que también se comenzó a interesar por castigar a
los culpables del hecho mediante la aplicación de sanciones represivas: de este modo,
se produce el desdoblamiento entre responsabilidad civil (que apunta a resarcir a la
victima del daño) y responsabilidad penal (que persigue la sanción del delincuente)
 Por ultimo, en la época de justiniano convivieron las acciones reipersecutorias y las
acciones penales
a) Las acciones reipersecutorias son accione civiles que procuran la reparación del
daño sufrido por una victima
b) Las acciones penales persiguen la aplicación de una pena privada
 Puede decirse que en el Derecho Romano el fundamento de la responsabilidad era
doble:
a) La culpa
b) La necesidad de mantener indemne el equilibrio de la justa repartición de los
bienes entre las familias

Edad Media

 Luego de la caída del imperio romano de occidente, los romanos siguieron aplicando
sus sistemas tradicionales en materia de reparación de daños
 A pesar de que los barbaros comenzaron a dictar normas con el fin de someter a los
súbditos romanos, ninguna de ellas tuvo por finalidad establecer un nuevo sistema de
reparación en materia de daños
 En el antiguo derecho francés también existían las composiciones obligatorias.
Ademas, no se distinguia entre delito civil y delito penal, lo cual ocurrió recién hacia el
siglo XII
 Si bien el derecho francés de aquella época no era homogeneo, contaba con un Estado
que se limitaba a intervenir para impedir y castigar delitos que atentaran contra la paz
publica, pero que no establecio ningún principio que pudiera erigirse como
fundamento de la responsabilidad civil. No obstante, hay algunos autores que
consideran que en esta época se llego a establecer como regla general la reparación de
todo daño ocasionado con culpa
 Por ultimo, el derecho español antiguo, en materia de responsabilidad civil, alcanzo su
apogeo con las VII Partidas de Alfonso X, en las cuales la culpa del ofensor comenzó a
jugar un rol preponderante a la hora de determinar la obligacion de reparar el daño.
Sin embargo, aun existían limites difusos entre la pena publica que recaía sobre quien
cometia un delito, y la reparación de los daños a los cuales tenia derecho la victima.
Esta situación se fue aclarando y escindiéndose ambos ámbitos hacia el siglo XVII,
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época en la cual también se convirtió a la culpa en el fundamento exclusivo de la
responsabilidad

c) Evolución final: desde el Código Civil Francés hasta nuestros días; la función resarcitoria de
la responsabilidad civil; el daño como eje del sistema de reparación

 La responsabilidad civil subjetiva alcanzo su consagración legislativa en el Code


Napoleon de 1804
 No obstante, a partir de ese momento, la responsabilidad civil ha sufrido una
transformación en los últimos años, pasando a ejercer primordialmente una función
resarcitoria, incorporando nuevos factores de atribución (de carácter objetivo), que
han provocado que la culpa deje de ser el unico factor de imputación del hecho
dañoso
 Ademas, ha ido evolucionando de una concepción de tipicidad del hecho ilícito a una
de atipicidad
 Para la doctrina tradicional francesa, la culpa constituia un sistema unitario de
responsabilidad civil, ya que concebían que era el único fundamento posible para que
procediera la reparación del daño
 Esta reparación del perjuicio cumplía una función sancionatoria, pues intentaba
castigar a quien culpablemente con su conducta hubiere violado una norma y había
dañado a un tercero
 Esta culpa debia ser probada por la victima
 No había responsabilidad sin culpa probada
 Otros autores le atribuían a esta responsabilidad por culpa también una función
preventiva, ya que incentivaba a todas las personas a conducirse con diligencia y
prudencia
 Antes de la revolucion industrial, quien sufría un daño iba a poder obtener la
reparación del mismo únicamente en el caso de que pudiera acreditarse la autoría y
culpa del agente que lo había causado. No existía otra responsabilidad mas allá de la
culpa
 Sin embargo, la revolución industrial del siglo XIX provoco la introducción de nuevas
fuentes de riesgo desconocidas hasta ese entonces, como los autos, los trenes, las
maquinas industriales, etc, las cuales trajeron un notable incremento en los daños en
los que ya no resultaba tan simple imputar ese perjuicio al accionar ilícito de una
persona
 A raíz de ello, comenzaron a darse muchas situaciones de daños padecidos por las
victimas que quedaban sin reparación, generándose una injusticia
 Esto fue solucionado por la jurisprudencia francesa en el caso Marie, en el que se
responsabilizó al patron de un barco por los daños causados a un obrero como
consecuencia de la explosión de una caldera. Este fallo fue el disparador de la
consagracio de la responsabilidad objetiva en Francia
 De esta manera, se empezaba a sustituir la formula “presunción de culpa” por
“presunción de responsabilidad”, dando a entender que le derecho insinuaba ahora
una clara postura de protección de la victima del daño
 Asi, el antiguo dogma de que “no existe responsabilidad sin culpa” va siendo dejado de
lado. Ahora, el derecho, con una función rescarcitoria y de justicia retributiva,
comienza a preocuparse por la victima del daño, y ya no resulta concebible que alguien
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sufra una perjuicio y que lo deba soportar por no poder acreditarse una conducta
culposa del agente del daño
 Entonces, la responsabilidad comienza a ser definida como “reacción contra el daño
injusto”: el origen de la responsabilidad civil será ese daño, y el juicio de
responsabilidad consistirá en decidir si ese daño debe ser reparado y por quien
 Ademas, la denominación “responsabilidad civil” (tan ligada al concepto de culpa) es
reemplazada por la de “Derecho de daños”, centrando su atención en la victima
 El fundamento de la responsabilidad civil ya no es el acto ilícito que quien ocasiona el
perjuicio, sino el daño de quien lo soporta
 Es ese daño el que origina la obligacion de responder en quien lo causa, advirtiendo
que la indemnización no elimina ese perjuicio del mundo de los hechos, sino que tan
solo sirve para desplazar las consecuencias desfavorables desde el patrimonio de la
victima hacia el de quien debe responder por el perjuicio
 Bajo esta nueva concepción, ya no se trata tanto de imputar a una persona un hecho
dañoso, sino mas bien de como determinar cual será el patrimonio que deberá
soportar las consecuencias dañosas. En virtud de ello, se trata mas de una imputación
patrimonial que personal
 La indemnización, en este sentido, solo puede ser entendida en términos de
reparación y no de sanción
 Asi, resarcir significa desplazar el peso económico del daño liberando a la victima y
cargando sus consecuencias sobre otra persona considerada responsable
 Tambien puede decirse que la responsabilidad civil ha evolucionado desde una
responsabilidad basada en la deuda, hacia una basada en el crédito, en donde el
derecho, colocándose del lado de la victima, se interesa por la reparación del perjuicio
y no por el castigo del autor del hecho
 Sin embargo, la consagración de la responsabilidad objetiva, la culpa no era excluida,
sino que se transformaba en un presupuesto mas de la responsabilidad civil. El daño
pasa a ser el verdadero fundamento de la responsabilidad, y la culpa se convierte en
un criterio mas para imputar ese daño
 A modo de síntesis, la responsabilidad tiene 2 grandes transformaciones
a) Pasa a ser un sistema plural abandonando su concepción unitaria, puesto que la
culpa posee idéntico valor que los restantes criterios de imputación
b) Abandona su rol sancionatorio para adoptar un rol resarcitorio. Ello, sin perjuicio
de que adopte también un rol preventivo
 En nuestro país, si bien la responsabilidad objetiva fue consagrada en la reforma del
código derogado de 1968, Velez había concebido ciertos supuestos de responsabilidad
sin culpa, como el deber del principal por el hecho del dependiente o la
responsabilidad del dueño o guardian cuando el daño proviene de un animal
domestico o feroz
 En razón del cambio en la materia, se han observado una serie de tendencias que
merecen ser destacadas:
a) Se ha observado una considerable ampliación de los daños indemnizables (por
ejemplo, daño a la persona, daño a la salud, daño psiquico, etc)
b) Se admite el resarcimiento de perjuicios a intereses que históricamente fueron
considerados simples y no jurídicos
c) Se considera procedente el resarcimiento de perjuicios ocasionados por accionar
ilícito, prescindiéndose en tal caso de la antijuridicidad como presupuesto
autónomo del sistema
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d) Se ha ensanchado el ámbito de legitimados acticos a la hora de reclamar daños
e) Se ha ampliado la nocion de daño moral, albergándose en el a perjuicios
extrapatrimoniales

d) La función preventiva de la responsabilidad civil, su consagración en el C.C. y C. N

 Con lo dicho, es evidente que el daño no era un tema ligado a la responsabilidad civil y
ni siquiera al ámbito del derecho privado, puesto que esto era una función atribuida al
estado y que era tratada a través del derecho administrativo
 Es por ello que, pese a la creciente tendencia que existía en el derecho comparado en
torno a su conveniencia, puesto que se argumentaba que era mejor prevenir el
perjuicio que repararlo, en el derecho no fue fácilmente aceptada la función
preventiva de la responsabilidad civil, ya que algunos autores sostenían que la única
función de la responsabilidad civil era la compensación, y que la prevención era tan
solo un “subproducto factico” de la compensación
 En el texto originario del código derogado, Velez no contemplo ningún aspecto
preventivo para la responsabilidad civil. Recien con la reforma establecida por la ley
17711 se incorporo como instituto tendiente a la prevención, a la denuncia de daño
temido. Decia el art 2499: “Quien tema que de un edificio o de otra cosa derive un
daño a sus bienes, puede denunciar ese hecho al juez a fin de que se adopten las
oportunas medidas cautelares”. La aplicación de este instituto luego fue extendida a
otros ámbitos, como la contaminación ambiental, construcciones de edificios, etc
 Tambien comenzó a tomar auge la doctrina de la tutela civil inhibitoria, que era la
orden o mandato dictado por el juez, a peticion de quien tiene fundado temor de sufrir
un daño, o de que se produzca la repetición, continuación o agravamiento de un
perjuicio ya sufrido, y que va dirigido al sujeto que se encuentra en condiciones de
evitar tal resultado dañoso, mediante la realización de una determinada conducta
preventiva, o la abstención de la actividad generadora del perjuicio
 Esta tutela inhibitoria requeria también la presencia de antijuridicidad, la existencia de
una amenaza de daño y que la actividad antijuridica haga previsible la ocurrencia o
continuacion de un perjuicio
 En cambio, no exigía la prueba de factor de atribución alguno, puesto que no es
posible valorar anticipadamente los elementos subjetivos de un comportamiento
previsible
 Ademas, la tutela inhibitoria puede ser sustancial (basada en el derecho de fondo) o
procesal (impuesta por ley adjetiva), y puede ser llevada a cabo de oficio o a petición
de parte
 Ademas, se fueron implementando en nuestro derecho algunas medidas que
apuntaban a la prevención del daño y también remedios inhibitorios de protección
sustancial, por ejemplo, en la proteccion ante ruidos y molestias provenientes de
inmuebles vecinos. Tambien en otras cuestiones contempladas en leyes especiales:
derecho de propiedad intelectual, competencia desleal, protección del medio
ambiente, etc
 En el ámbito del derecho procesal, pueden mencionarse como instrumentos de tutela
inhibitoria a la acción de amparo, al proceso autosatisfactivo, etc
 De esta forma, la prevención se fue adentrando en el derecho privado argentino: el
evitar la ocurrencia del daño comenzó a convertirse en el norte de la responsabilidad
civil
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 El ccyc ha incorporado a la prevención como función de responsabilidad civil: el art
1708 dispone: “Funciones de la responsabilidad. Las disposiciones de este titulo son
aplicables a la prevención del daño y a su reparación
 La inclusión preventiva de la responsabilidad civil responde a que cuando están en
riesgo la persona y los derechos de incidencia colectiva, resulta mucho mas eficaz la
prevención que el resarcimiento
 El art 1710 del ccyc consagra el deber de prevención del daño: “Toda persona tiene el
deber, en cuanto de ella dependa, de: a) evitar causar un daño no justificado; b)
adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para
evitar que se produzca un daño, o disminuir su magnitud; si tales medidas evitan o
disminuyen la magnitud de un daño del cual un tercero seria responsable, tiene
derecho a que este le reembolse el valor de los gastos en que incurrio, conforme a las
reglas del enriquecimiento sin causa; c) no agravar el daño, si ya se produjo
 Esto se trata de un deber genérico, que impone a toda persona el deber de prevenir un
daño. No obstante, limita tal obligacion a aquello en cuanto de ella dependa, lo cual es
razonable, pues de lo contrario podría convertirse en una carga excesiva que afecta a
la libertad de las personas
 Esta acción preventiva es de gran utilidad en casos de derecho ambiental, derecho de
los consumidores y para cuando se lesionen derechos de incidencia colectiva
 Con la redacción de la norma, la tutela comprende a todas las etapas y supuestos
posibles en que se puede evitar la dañosidad, incluyendo también a la producción de
daños continuados
 En este sentido, el legislador ha adoptado un criterio amplio en pos de determinar
cuan importantes deben ser las potenciales consecuencias del daño para producir su
evitación. Asi, basta la amenaza del daño para que resulte procedente la tutela
preventiva y que, conforme al accionar del sujeto, sea causalmente previsible que vaya
a ocasionar un perjuicio a otro, o su continuación
 De este modo, quien pretende la admisión de la tutela inhibitoria debe acreditar, con
la suficiente verosimilitud, que existe un riesgo cierto de que el daño se produzca, o de
que se agrave el producido
 Ademas, este deber de prevención refiere tanto a acciones sobre cosas (cierre
provisorio de un pozo observado en la vereda luego de un temporal) o sobre personas
(atención de un vecino con capacidades físicas disminuidas hasta la llegada de los
apoyos necesarios)
 El art. 1711 del CCCN legisla sobre la acción preventiva, disponiendo expresamente
que: “La acción preventiva procede cuando una acción u omisión antijurídica hace
previsible la producción de un daño, su continuación o agravamiento. No es exigible la
concurrencia de ningún factor de atribución”
 De tal modo, es indudable que la acción preventiva procede contra actos positivos y
contra las omisiones antijurídicas.
 Debemos, sin embargo, efectuar una aclaración en torno la antijuridicidad exigida para
las acciones u omisiones a las que se refiere el citado art. 1711, ya que si adoptamos
un criterio de antijuridicidad material, se correría el riesgo de paralización de múltiples
actividades lícitas y beneficiosas para la sociedad (v. gr., circulación de automotores),
bajo el pretexto de considerarlas ex ante como riesgosas y contrarias al principio
genérico de no dañar a otro
 Por ello, se considera que una conducta potencialmente dañosa, pero licita, no habilita
por si la interposición de la acción preventiva, ya que la ilicitud exigida por la norma
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debe encuadrarse en una antijuridicidad formal, ósea, que ese comportamiento sea
violatorio de una norma especifica del ordenamiento juridico
 Es de destacar también que para la adopción de una medida preventiva, quien la
reclama se encuentra relevado o eximido de la carga de acreditar la concurrencia de
algún factor de atribución. Esto resulta lógico, puesto que tal exigencia podría llevar a
frustrar en los hechos la tutela inhibitoria, que tiene por finalidad la prevención, es
decir, anticiparse a perjuicios que aún no han ocurrido pero que es verosímil que se
produzcan
 En síntesis, para la procedencia de la acción preventiva, han de exigirse los siguientes
recaudos:
a) La existencia de una conducta —activa u omisiva— antijurídica;
b) Acreditación del interés por parte del reclamante individual, del interés colectivo o
individual homogéneo afectado (nos referiremos a ello a continuación);
c) La posibilidad de que se adopte una conducta concreta —de hacer o de no hacer—
para evitar la producción del daño o amenguar sus consecuenccias si ya se
produjo; y,
d) Existencia de una relación de causalidad entre la conducta debida y el resultado
perjudicial esperable
 ¿Quiénes se encuentran legitimados para iniciar una acción preventiva de daños? El
art. 1712 del CCCN determina que: “Están legitimados para reclamar quienes acreditan
un interés razonable en la prevención del daño”. Esto se trata de una legitimación muy
amplia y ambigua, aunque esto lógica, más aun considerando que a través de esta
acción se protegen también intereses difusos o colectivos
 Ademas, esta amplitud de legitimación activa es concordante con la dispuesta en el
art. 43 de la CN que determina también una amplia legitimación para la tutela de
derechos colectivos
 Por ultimo, el art. 1713 del CCCN dispone los alcances de la sentencia que admite la
acción preventiva, determinando que “debe disponer, a pedido de parte o de oficio, en
forma definitiva o provisoria, obligaciones de dar, hacer o no hacer, según
corresponda; debe ponderar los criterios de menor restricción posible y de medio más
idóneo para asegurar la eficacia en la obtención de la finalidad”.
 Del texto de la norma se deduce que la resolución judicial puede ser provisoria (v. gr.,
la adopción de alguna medida cautelar) o bien definitiva, pudiendo el magistrado
ordenar obligaciones de dar (v. gr., una suma de dinero), de hacer (v. gr., ordenar la
construcción de un cerco perimetral para evitar daños ante una construcción) o de no
hacer (v. gr. ordenar la paralización de una obra), aún cuando no hayan sido
peticionadas por quien promovió la acción preventiva.
 Ello, claro está, siempre con razonabilidad y ponderando los criterios de menor
restricción posible, y de medio más idóneo para asegurar la eficacia de la medida

e) La constitucionalización del Derecho de daños. El principio de la reparación integral

 Gran parte de las transformaciones que ha experimentado la responsabilidad civil en


las últimas décadas, y sobre las que hemos dado cuenta a lo largo de este capitulo, han
logrado focalizar el centro de protección en la persona, a diferencia del derogado
Código Civil de Vélez Sarsfield que poseía una fuerte focalización en los bienes en los
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 En razón de ello es que se ha incluido en el Código Civil y Comercial un capítulo
destinado especialmente a los derechos personalísimos, destacándose que la persona
es inviolable, protegiéndose su dignidad, el cuerpo, el nombre, entre otros;
 También se han recogido los principios que dimanan de la jurisprudencia nacional,
colocando a los damnificados más débiles en una mejor situación frente a la
potencialidad dañosa actual, y se ha reconocido en definitiva, que el derecho de daños
tiene un fin primordialmente preventivo, pues ya no basta con acudir a subsanar el
daño luego de su ocurrencia, sino también que es imperante que se impida su
provocación en pos de una máxima protección de la persona

1- El camino hacia la constitucionalización del derecho de daños

 La constitucionalización es el proceso de transformación de un ordenamiento por el


cual éste se ve impregnado de normas constitucionales.
 Hay una constitución que invade, se entromete, y hasta condiciona la legislación como
la jurisprudencia
 En nuestro país, la constitucionalización del ordenamiento jurídico, se plasma con la
incorporación en la Constitución Nacional de 1994 de los tratados internacionales de
derechos humanos, los que se encuentran enumerados en el art. 75, inc. 22.
 Hasta ese entonces, se estimaba que el Código Civil era considerado autosuficiente
para resolver todos los conflictos de derecho privado
 las excepcionales alusiones a la Constitución eran relativas al derecho de propiedad.
 La reforma constitucional de 1994 modificó definitivamente el clásico paradigma
normativo nacional, ubicando al ser humano por encima de todos los derechos
patrimoniales
 Tanto en nuestro país como en el derecho comparado, la dogmática civilista moderna
había prescindido —en general— de vincular directamente sus construcciones con el
derecho constitucional, ya que para dar solución a todos los conflictos que se
suscitaban en el ámbito del derecho privado, bastaba con el Código Civil
 De tal modo, el Código Civil pasaba a ser una especie de constitución en el ámbito del
derecho privado (erigido así en la norma superior), autosuficiente, mientras que la
Constitución lo era en el derecho público: eran dos pirámides jurídicas totalmente
separadas e independientes
 No obstante lo hasta aquí expuesto, lo cierto es que con el correr de los años existió
una importante penetración de los principios constitucionales en el derecho privado,
como un proceso que se inició hace varias décadas, que se ha consagrado
legislativamente en nuestro país con la sanción del Código Civil y Comercial, y que aún
continúa en plena expansión
 En el ámbito de nuestros tribunales, estimamos que el proceso de
constitucionalización del Derecho de daños emprendió su construcción hacia 1986,
cuando el alterum non laedere (“no dañar a otro”), fue consagrado por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación como un principio general del derecho de raigambre
constitucional, anidado en el art. 19 de la CN. Ello ocurrió en el leading case “Santa
Coloma”, causa en la cual se debatía un accidente ferroviario en el cual habían
fallecido tres niñas menores de edad y un menor había resultado lesionado; en la
instancia anterior se había denegado a los progenitores reclamantes una
indemnización por pérdida de chance.
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 En su sentencia, el Máximo Tribunal ha resuelto, en cuanto a la escueta suma
concedida por daño moral por la instancia anterior, que “la sentencia apelada lesiona
el principio del alterum non laedere que tiene raíz constitucional (art. 19, Ley
Fundamental), y ofende el sentido de justicia de la sociedad, cuya vigencia debe ser
afianza por el tribunal, dentro del marco de sus atribuciones y en consonancia con lo
consagrado en el preámbulo de la Carta Magna
 También en esa misma fecha la Corte Suprema falló el caso “Gunther”. En él, la cámara
de apelaciones modificó el fallo de primera instancia y admitió en forma parcial la
demanda interpuesta por quien sufrió un accidente mientras cumplía el servicio militar
obligatorio, oportunidad en la que cayó desde el techo de la cantina del batallón del
que formaba parte y en el que se hallaba reparando la antena de un aparato de
televisión.
 La Corte Suprema de Justicia al admitir el recurso extraordinario interpuesto por el
actor, ha resuelto que: “La responsabilidad que fijan los arts. 1109 y 1113 del CC sólo
consagra el principio general establecido en el art. 19 de la CN que prohíbe a los
“hombres” perjudicar los derechos de un tercero (...) El principio del alterum non
laedere, entrañablemente vinculado a la idea de reparación, tiene raíz constitucional y
la reglamentación que hace el Código Civil en cuanto a las personas y las
responsabilidades consecuentes no las arraiga con carácter exclusivo y excluyente en
el derecho privado, sino que expresa un principio general que regula cualquier
disciplina jurídica”
 El fallo “Aquino” de la CSJN, ha sido consagratorio en este proceso de
constitucionalización del Derecho de daños, ya que el Máximo Tribunal dispuso que
“es inconstitucional el art. 39, inc. 1º de la Ley de Riesgos del Trabajo que exime al
empleador de responsabilidad civil mediante la prestación del art. 15, inc. 2º, párr. 2º,
de aquélla, en cuanto importa un franco retroceso de la reparación integral resulta
contrario al principio constitucional que prohíbe a los hombres dañar los derechos de
un tercero, a la justicia social y a la dignidad humana
 La base con esos cimientos que fue construyendo la Corte Suprema de Justicia de la
Nación con estos decisorios que acabamos de exponer, fue incrementándose con
nuevos fallos siempre en el mismo sentido
 Así, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, al asignarle un fundamento
constitucional al alterum non laedere, ha contribuido notablemente a cimentar la
bases de la constitucionalización del Derecho de daños

2- El principio de reparación plena

 En este contexto de constitucionalización del derecho privado y, en lo particular, del


Derecho de daños, ha tomado relevancia el concepto de la reparación integral del
daño, que ha sido consagrado en el art. 1740 el principio de la reparación plena; en su
parte pertinente, destaca: “La reparación del daño debe ser plena. Consiste en la
restitución de la situación del damnificado al estado anterior al hecho daño-so, sea por
el pago en dinero o en especie. La víctima puede optar por el reintegro específico,
excepto que sea parcial o totalmente imposible, excesivamente oneroso o abusivo, en
cuyo caso se debe fijar en dinero...”
 Cabe preguntarse si los conceptos “reparación integral” y “reparación plena” son
idénticos y tienen el mismo significado
 Indemnizar de manera integral significa borrar todos los efectos del suceso dañoso: el
gran problema que trae ello aparejado, es que la restitutio in integrum, como ideal de
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la reparación al que debe tender el Derecho de daños, procura que la reparación que
obtenga la víctima le permita compensar los daños sufridos, para reparar lo material-
mente reparable o poder mitigar el dolor espiritual.
 Sin embargo, frecuentemente es imposible restituir a la víctima al estado en que se
encontraba con anterioridad al daño
 ¿Ello implica que deben repararse todos los daños? El daño es un fenómeno físico,
pero el daño adquiere relevancia en el mundo del Derecho cuando se encuentre
enlazado con un quid iuris, es decir que el daño, a su esencia física, le adhiere la
jurídica.
 En razón de ello, no todos los daños son reparables y no dudamos en afirmar que el
principio de la reparación integral no implica reparar cualquier menoscabo, sino tan
solo los daños jurídicos, que cumplen con los requisitos del daño resarcible, y que
guardan relación causal con el hecho dañoso
 El concepto de reparación integral ha nacido de la mano de un moderno Derecho de
daños, que pone su foco de protección sobre la víctima, y enfatiza la necesidad de
reparar al damnificado todo el daño injustamente sufrido y en restituir su estado al
momento previo a la ocurrencia del menoscabo
 En cambio, la denominación reparación plena, implica que existe una suerte de regla
que impone el pago de la plenitud de la indemnización que el ordenamiento jurídico
manda pagar.
 Ademas, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha introducido en algunos de sus
decisorios una tercera denominación: la reparación justa. El concepto de
indemnización justa fue introducido también por la Constitución Nacional de 1994, a
través de la incorporación de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(Pacto de San José de Costa Rica), que en el art. 21, inc. 2º dispone: “Ninguna persona
puede ser privada de sus bienes, excepto mediante el pago de indemnización justa,
por razones de utilidad pública o de interés social y en los casos y según las formas
establecidas por la ley”
 Reparación plena implica entonces el pago de la indemnización que el propio sistema
dispone, ni más ni menos, y no en dejar indemne o sin menoscabo alguno al
damnificado; ello así, puesto la regla de la plenitud indemnizatoria se cumplirá si se
lleva a cabo de conformidad con las reglas de cada uno de los ordenamientos jurídicos
singulares, porque cada siste-ma tiene sus propias reglas específicas para asignar
responsabilidad a uno u otro sujeto, para excluir del derecho la reparación, en el todo
o con relación a ciertos daños, para modular los factores de atribución o para
morigerar la reparación
 En el Derecho argentino, nos encontramos con múltiples limitaciones indemnizatorias
a lo largo del ordenamiento jurídico, tales como:
a) Las indemnizaciones limitadas por razones de equidad (art. 1742, CCCN) o la
dispensa anticipada de la responsabilidad (art. 1743, CCCN).
b) Las que derivan del régimen predeterminado de imputación de las consecuencia
c) Las limitaciones legales o convencionales en materia indemnizatoria.
 De tal modo, basta con acudir a la idea gráfica brindada por una moderna doctrina,
para poder apreciar la relación existente entre los conceptos de reparación integral y
reparación plena.
 La reparación integral (como ideal de la restitutio in integrum) tiene para el Derecho
de daños moderno una doble importancia: por una parte, se trata de una suerte de
sol, alrededor del cual orbitan (o al menos se pretende que lo hagan), los
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microsistemas reparatorios existentes en el derecho argentino, y al mismo tiempo,
constituye una zona de intersección entre el derecho constitucional y el derecho
privado
 Por otra parte, se estima que una cosa es determinar la existencia del daño y hasta
dónde se extiende la obligación resarcitoria, y otra, diferente, es medir ese daño con
miras a traducirlo en una indemnización.
 En efecto, una vez determinados cuáles son los daños que el sistema considera
resarcibles, el principio de la reparación plena o integral suele ser invocado, ya de
manera más precisa y rigurosa, como la necesidad de una razonable equivalencia
jurídica entre el daño y la reparación
 El principio de la reparación plena impone al juez hacer una estimación en el caso
concreto, lo más exacta posible de cada tipo de perjuicios, alcanzando de tal modo o
una aproximación rigurosa, jurídica, que permita determinar la indemnización a
acordar.

3- El derecho constitucional a la reparación plena

 El derecho a la reparación integral, surge, básicamente, de la conjunción e inter-


pretación armónica de los arts. 15, 17 y 19 del CN, y de los arts. 21, inc. 2º y 29, inc.
cde la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa
Rica).
 Ello ha llevado a muchos autores a destacar la existencia de un derecho constitucional
a la reparación integral
 Las limitaciones a la reparación impuestas por el ordenamiento jurídico constituyen
una excepción a la regla: determinada la existencia del daño, si este se encuentra
dentro de los límites que la ley ha fijado con carácter general, y siempre que se den
todos los restantes presupuestos de la responsabilidad civil, la reparación debe
efectuarse de manera integral, esto es, procurando la mayor adecuación posible en el
caso concreto, entre el menoscabo y la indemnización
 Asimismo, es importante destacar que más allá de que cada subsistema jurídico pueda
establecer su sistema resarcitorio propio, este no escapa del control de
constitucionalidad que se pueda realizar sobre él cuando lo determinado en sus
normas no respete el parámetro de la reparación integral
 De tal modo, la inconstitucionalidad aparecerá sólo allí donde se formen categorías
que no respondan a pautas que se estimen razonables, o cuando los límites a la
reparación que existan en un subsistema coloquen a sus integrantes en una situación
de clara inferioridad respecto del común de la gente, sin motivos que lo justifiquen
 Sin embargo, decir que debe indemnizarse todo el daño ocasionado no implica que
todo perjuicio sea resarcible, sino solo el admitido por el ordenamiento jurídico.

Responsabilidad contractual y extracontractual.

a) Concepto y ámbitos que comprenden, su situación en el derecho argentino

 Aun cuando la responsabilidad civil se presenta como un instituto único y homogéneo,


lo cierto es que el sistema se divide en dos grandes ámbitos u órbitas: la contractual y
la extracontractual
 Velez Sarsfield —siguiendo el modelo del Código Civil francés de 1804— había
efectuado en el Código Civil argentino también esta distinción entre los dos ámbitos
Unidad 1
 De allí que existían en el ordenamiento normas relativas al incumplimiento
obligacional y otras que estaban referidas a la responsabilidad que nace ante la
comisión de un hecho ilícito extracontractual
 En el Derecho argentino, se sostuvo desde siempre, que la responsabilidad contractual
es aquella que se origina ante el incumplimiento de una obligación preexistente,
cualquiera sea su fuente, se trate de una obligación legal o cuasi contractual
 En este ámbito de la responsabilidad, el deudor viola el deber de realizar la pres-tación
que es objeto de la obligación, lesionando de tal modo el derecho de crédi-to del
acreedor a quien causa un daño con su incumplimiento
 En este punto, el Derecho argentino se aparta de la doctrina francesa, ya que pa ra
esta última la responsabilidad contractual se restringe entonces únicamente a la
inejecución de una obligación nacida de un contrato, por lo cual sin contrato previo no
hay responsabilidad contractual
 En cambio, no existe ninguna discrepancia respecto a que la responsabilidad
extracontractual —considerada de carácter residual— nace ante la comisión de un
hecho ilícito, en donde el dañador viola el deber genérico de no dañar a otro, el que
constituye una verdadera cláusula general del daño injusto.
 Así, mientras la responsabilidad contractual tiene origen en el incumplimiento de un
deber específico y determinado, la responsabilidad aquiliana o extracontractual nacerá
ante la violación de un deber preexistente de carácter genérico como es el neminen
laedere, cuyo origen es netamente legal y que, además, resulta ser indeterminado
respecto al elenco de legitimados pasivos, ya que todos estamos obligados a no dañar
al otro.
 Era lógico, pues, que primaran las posturas dualistas, que establecían que en razón de
las diferencias esenciales existentes entre el contrato y el hecho ilícito (como fuente
de obligaciones), debían forjarse ámbitos de responsabilidad civil también distintos:
mientras que el alcance de la responsabilidad contractual debía estar ceñido casi
exclusivamente a procurar al acreedor la ventaja patrimonial que esperaba encontrar
del contrato incumplido, cualquier otro daño que hubiera sufrido el contratante (v. gr.
en su integridad física), debía recaer bajo la órbita de la responsabilidad
extracontractual.
 Pero con la consagración de la obligación de seguridad, se incorporaron al contrato
deberes de protección de la persona del contratante, por lo cual, a través de la
responsabilidad contractual ya no tenía ese alcance restringido, sino también se
extendió hasta comprender los daños a la persona del contratante
 Esta cuestión contribuyó al traspaso de una concepción dualista hacia otra monista de
la responsabilidad civil, que concibe a esta como un fenómeno unitario, que no
justifica su regulación dual, ya que poseen ambas órbitas las mismas finalidades y los
mismos elementos.
 El derogado Código Civil argentino había establecido un muro divisorio entre ambos
ámbitos de responsabilidad
 Sin embargo, El Código Civil y Comercial argentino, que ha entrado en vigencia el 1º de
agos-to de 2015, ha logrado unificar la responsabilidad civil, estableciendo normas y
principios sin distinguir entre los ámbitos contractual y extracontractual de la
responsabilidad civil, por lo cual el deber de reparar se regirá por las mismas reglas,
salvo contadas excepciones que luego destacaremos.
Unidad 1
 De ello da cuenta el texto del art. 1716 en cuanto establece: “Deber de reparar. La
violación del deber de no dañar a otro, o el incumplimiento de una obligación, da lugar
a la reparación del daño causado, conforme con las disposiciones de este Código”

b) Evolucion histórica

 Los orígenes de la distinción entre ambos ámbitos de la responsabilidad civil los


encontramos en el Derecho romano, en donde se los estudiaba en forma separada: la
responsabilidad era contractual en la Ley de las XII Tablas y extracontractual en la Lex
Aquilia
 Dicha distinción se mantuvo también en las Institutas y en el Digesto
 En el Derecho francés, por su parte, esta diferenciación entre ambos ámbitos de la
responsabilidad civil fue plasmada en el Code de Napoleón de 1804; sin embargo,
hacia fines del siglo XX la discusión en torno a la conveniencia o no de esta distinción
se tornó relevante con la formulación de diferentes posturas en favor y en contra:
a) La llamada tesis dualista o clásica justifica la difereciación entre la responsabilidad
contractual y la extracontractual al afirmar que cada una de ellas posee una
regulación específica toda vez que existen entre ambas órbitas sustanciales
diferencias. Según esta postura, la principal diferencia reside en la existencia de
una culpa contractual y otra extracontractual, según la diferente naturaleza de las
normas que una u otra puede infringir: la culpa contractual nace de una relación
preconstituida mientras que la culpa aquiliana nace ex novo, en el momento de la
ocurrencia del ilícito. Además, porque el deber legal general no puede asimilarse al
deber nacido de un contrato, ya que aquél pone en juego al orden público y este
último afecta sólo intereses privados. Otros autores agregaron que la culpa
contractual es susceptible de graduación (grave, leve y levísima), mientras que la
culpa extracontractual no es susceptible de graduación alguna, ya que nace
directamente con la violación del alterum non laedere
b) La tesis monista o unitaria nació como respuesta a la postura dualista, y expresaba
que el único sistema que existe es el de la responsabilidad extracontractual. En tal
sentido, expresaban que las partes no son las que crean las normas que regirán sus
relaciones privadas por su propia voluntad, sino que es la propia ley a través de la
voluntad. Según su parecer, no debe hablarse de autonomía de la voluntad sino
sólo de libertad contractual; la culpa, pues, es una sola: la delictual
c) Frente a estas posturas extremas, comenzaron a tomar vida otras tesis que
podemos considerar intermedias o eclécticas; globalmente, estas posturas
apuntan a dejar en claro que si bien el concepto de responsabilidad es único,
existen entre ambos ámbitos —contractual y extracontractual— diferencias de
“detalle, régimen o Derecho positivo”. Es decir, aun cuando cada ámbito posee un
sistema legal propio con rasgos característicos también propios —en donde la
principal diferencia es la distinta naturaleza del derecho violado por el deudor—,
lo cierto es que no median entre ambas órbitas diferencias tan profundas como
pretendían mostrar los dualistas: las notas distintivas de cada una de ellas, pues,
no son ontológicas sino sólo de Derecho positivo
d) En el Derecho argentino, han sido varios los autores que se habían manifestado en
pos de la unificación de ambos ámbitos de la responsabilidad, los que se
encontraban sometidos en el derogado Código Civil a idénticas reglas. En favor de
la unificación de los ámbitos contractual y extracontractual, se había sostenido
que los presupuestos del deber de reparar son comunes en las dos órbitas (acción,
Unidad 1
antijuridicidad, daño, relación de causalidad y criterio legal de imputación) y que
las diferencias existentes de lege lata entre las obligaciones contractuales y las que
rigen la convivencia social son contingentes y circunstanciales como para que
quepa entender que estamos frente a una pluralidad de sistemas

c) El derogado Código Civil argentino y las diferencias entre las dos órbitas de
responsabilidad

 El Código Civil de Vélez Sarsfield había establecido normas distintas para los ámbitos
contractual y extracontractual de la responsabilidad civil
 De tal modo, se advertían diferencias entre ambas órbitas de responsabilidad, aunque
muchas de ellas podrían ser consideradas como reales, mientras que otras sólo eran
superfluas y/o inexistentes

1- Diferencias reales

I- Extensión del resarcimiento

 En la órbita extracontractual o aquiliana, el acreedor podía aspirar a la obtención de un


resarcimiento más amplio que si el reclamo hubiera sido planteado en la órbita
contractual.
 El motivo de ello era que en el ámbito aquiliano el autor de un cuasidelito (hecho
ilícito culposo) respondía por las consecuencias inmediatas y también por las mediatas,
por considerarse previsibles en abstracto
 Si el dañador había previsto las consecuencias casuales en el caso concreto, entonces
también debía responder por ellas
 En cambio, en el ámbito de la responsabilidad contractual, quien incumplía
culpablemente respondía únicamente por las consecuencias inmediatas y necesarias
 Si, y sólo si, el incumplimiento de la obligación había sido malicioso (ex profeso,
deliberado, doloso), entonces el deudor debía reparar también las consecuencias
mediatas

II- La cuestión de la prescripción

 La prescripción en el ámbito de la responsabilidad extracontractual (es decir, cuan-do


se pretende la reparación del daño ocasionado mediante un acto ilícito) era de dos
años
 En cambio, la acción para reclamar la reparación de un perjuicio emanado del
incumplimiento de una obligación preexistente prescribía, como regla general y salvo
excepciones, a los diez años, dado que se aplicaba el plazo de prescripción ordinaria
 Si bien se trataba de una diferencia sustancial, la subsistencia de esta distinción llevaba
a resultados injustos.
 Bastaba para ello apreciar lo que sucedía en los casos de responsabilidad civil médica:
en una relación médico-paciente, si llegaba a existir mala praxis de un profesional, el
paciente tenía diez años para demandar al médico, puesto que es pacífica la doctrina
respecto a que generalmente media entre ellos un vínculo convencional y que la
responsabilidad civil, en tal caso, es contractual; en cambio, si de dicha mala praxis se
derivaba la muerte del paciente, los herederos forzosos de éste sólo podrán reclamar
al médico los daños sufridos por el fallecimiento de la víctima en un plazo de dos años,
pues ningún ligamen contractual los une con el profesional de la medicina que incurrió
Unidad 1
en responsabilidad, por lo cual el deber de responder del galeno es en este caso
extracontractual o aquiliano.

III- El discernimiento

 Ello así puesto que Vélez Sarsfield estableció que la adquisición del discernimiento
para los actos lícitos se producía a los catorce años, mientras que para los actos ilícitos
a los diez años
 Estas normas generaban un sistema de presunciones iuris et de iure que resul-taba ser
rígido en cuanto disponía a partir de qué edad se alcanzaba el discerni-miento, sin
permitir prueba en contrario.

IV- La solidaridad en las obligaciones de sujeto plural

 Otra distinción sustancial entre ambos ámbitos era la clase de obligación a la que
quedaban sometidos los sujetos llamados a responder cuando existe mancomunación
o pluralidad de obligados.
 En el ámbito extracontractual la regla general era la solidaridad, por lo cual todos los
obligados eran solidariamente responsables y estaban llamados a responder frente a la
víctima por el total
 En cambio, en el ámbito contractual, la responsabilidad era simplemente
mancomunada, por lo cual cada uno de los llamados a responder adeudaría
únicamente su cuota parte, pudiendo ser solidaria sólo cuando así lo hubiesen
establecido previamente las partes o bien surgiera de una disposición legal

2- Diferencias superfluas o inexistentes

I- Reparacion del daño moral

 En tal sentido, se destacaba que para el ámbito convencional la reparación del daño
moral constituía una facultad del juez, quien de acuerdo a su discrecionalidad puede
concederlo o no
 Sin embargo, el autor considera que en el ámbito extracontractual se establecía una
regla imperativa que ordenaba al juez a repararlo si era acreditad
 Considera el autor que cualquiera sea el ámbito en el cual se efectúe su reclamo, el
juez estaba obligado a ordenar su reparación si hubiera sido peticionado y probado
por el damnificado, sin importar la fuente de dicho deber, sea el contrato o el acto
ilícito aquiliano

II- Atenuacion de la indemnización

 Para poder comprender su real significado, cabe destacar que el derogado codigo
disponía que los jueces, al fijar las indemnizaciones por daños, podían considerar la
situación patrimonial del deudor, atenuándola si fuere equitativo, pero ello no sería
aplicable si el daño fuere imputable a dolo del responsable
 Algunos autores referían que dicha facultad judicial de atenuación de la indemnización
sólo podía ser llevada a cabo en el ámbito extracontractual
 Sin embargo, otra moderna doctrina destacaba que no existía obstáculo alguno para
que pueda aplicarse esta normativa análogamente a otras situaciones semejantes que
pudieran darse en el ámbito contractual
 De hecho, en el ámbito convencional también resultaba posible que las partes
pactasen una reducción del monto indemnizatorio e, inclusive, una exoneración de
Unidad 1
responsabilidad, o bien que el obligado asumiera convencionalmente las
consecuencias del caso fortuito y fuerza mayor comprometiendo de tal modo su
responsabilidad cuando ello sucedía

III- El significado del dolo

 Se había también intentado marcar diferencias entre el llamado dolo delictualy el dolo
contractual u obligacional
 El dolo en el ámbito de los hechos ilícitos implicaba la comisión de un delito: en
cambio, en el ámbito contractual el dolo en el incumplimiento de una obligación
covencional consiste en la inejecución deliberada por parte del obligado de la
prestación comprometida, sin que se exija la intención maliciosa por parte del deudor
 No obstante de la diferencia conceptual del dolo en ambos ámbitos de la
responsabilidad, el autor considera que que su configuración en ambas órbitas,
requerirá de la presencia de la intención de perjudicar a la víctima por parte de quien
comete el perjuicio (al dañar, en el delito, y de incumplir deliberadamente con la
obligación, en el ámbito convencional)

IV- Factores de atribución

 También se había esbozado en la doctrina que una diferencia sustancial entre los
ámbitos contractual y extracontractual de la responsabilidad civil residía en el factor
de atribución aplicable
 El autor, respecto a ello, considera que:
a) Respecto de los factores de atribución, quienes marcaban esta diferencia
sostenían que el campo de la responsabilidad extracontractual se rige por
numerosos supuestos de responsabilidad objetiva, mientras que la responsabilidad
contractual está fundada principalmente en factores subjetivos de imputación. Por
su parte, el autor concibe que los factores objetivos de atribución (v. gr., garantía)
se encuentran tanto en el ámbito de la responsabilidad aquiliana como en el de la
contractual
b) Asimismo, la doctrina clásica ha pretendido marcar como diferencia entre ambos
ámbitos de la responsabilidad que cuando ella se funda en la culpa, esta última es
presumida en materia contractual y se tiene por acreditada ante el mero
incumplimiento de la prestación por parte del deudor; en cambio, esto no ocurre
en el ámbito de los hechos ilícitos, ya que corresponde a la víctima probar la culpa
de quien ha ocasionado el daño. No obstante, el autor sostiene que las reglas
rectoras de onus probandi son similares en ambos ámbitos de la responsabilidad
civil

V- Constitucion en mora

 Antes de la reforma de la ley 17.711 al derogado Código Civil de Vélez Sarsfield sí


existía alguna razón de ser en torno a esta diferencia, puesto que en las obligaciones
convencionales resultaba imperiosa la constitución en mora del deudor a través de la
interpelación, lo cual no ocurría en la responsabilidad extracontractual, en donde el
deber de indemnizar surgía desde el mismo momento de la configuración del perjuicio.
 Sin embargo, la reforma de la ley 17.711 había luego minimizado esta distinción,
puesto que a partir de ella en la órbita contractual también existían supuestos de mora
ex re y de mora ex persona (que requiere interpelación), mientras que continuaba el
Unidad 1
régimen de la mora automática o ex re en el ámbito de la responsabilidad
extracontractual

d) El actual Código Civil y Comercial: la unificación de las dos órbitas de responsabilidad.


Algunas diferencias subsistentes

 El Código Civil y Comercial argentino, ha unificado la responsabilidad civil contractual y


extracontractual
 Por ende, todos los principios y normas que están consagradas en el Capítulo 1,
“Responsabilidad civil”, del Título V, “Otras fuentes de las obligaciones”, en el Libro
Tercero, “Derechos personales”, se aplican indistintamente a los dos ámbitos de la
responsabilidad civil.
 Es importante destacar que la unificación de los dos ámbitos de responsabilidad no
extingue ni difuma las distintas estructuras del contrato con relación al hecho ilícito
generador de responsabilidad aquiliana; por el contrario, con la unificación tan sólo se
ha perseguido aunar las consecuencias de ambas órbitas, estableciendo la aplicación
de las mismas reglas cualquiera sea el origen del deber de responder.

I- Diferencias que han desaparecido

a) Extensión del resarcimiento  Se ha extinguido la diferenciación de las consecuencias


a reparar que establecía el derogado Código Civil, sin importar si el daño ha ocurrido
en la órbita contractual o en la extracontractual. El art. 1726 CCCN, determina con
carácter general y sin distinguir entre responsabilidad contractual y extracontractual,
que “son reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo adecuado de
causalidad con el hecho productor del daño. Excepto disposición legal en contrario, se
indemnizan las consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles”
b) Prescripción  Esta era una de las diferencias más importantes que presentaba el
derogado Código Civil en materia de responsabilidad civil. Ello así, porque mientras la
acción para reclamar por daños en el ámbito de la responsabilidad contractual un
plazo de prescripción de diez años, en la órbita extracontractual el plazo era de dos
años. Pues bien, el Código Civil y Comercial ha establecido con carácter general un
plazo común para los dos ámbitos de la responsabilidad civil en el art. 2561, párr. 2º:
“El reclamo de la indemnización de daños derivados de la responsabilidad civil
prescribe a los tres años”. Por ende, el plazo de prescripción será trienal, salvo los
casos de excepción expresamente mencionados en el código
c) Reparación de consecuencias extrapatrimoniales  Bajo esta designación, el
nuevo Código Civil y Comercial se refiere a la reparación de los daños que sufre una
persona en su esfera espiritual y que el derogado Código Civil denominaba daño
moral. El art. 1741 ha logrado unificar la legitimación activa para reclamarlo, sin
importar en qué ámbito se haya generado el daño; textualmente, dispone: “Está
legitimado para reclamar la indemnización de las consecuencias no patrimoniales el
damnificado directo. Si del hecho resulta su muerte o sufre gran discapacidad también
tienen legitimación a título personal, según las circunstancias, los ascendientes, los
descendientes, el cónyuge y quienes convivían con aquél recibiendo trato familiar
ostensible”.
d) Responsabilidad en caso de pluralidad de responsables  Si bien a raíz de lo dispuesto
en el derogado Código Civil, la regla general era la solidaridad en casos de varios
obligados en un supuesto de responsabilidad civil extracontractual, en el ámbito
contractual la regla la constituía la simple mancomunación. Pues bien, luego de la
Unidad 1
sanción del Código Civil y Comercial, y a tenor de lo dispuesto en el art. 1751, “si varias
personas participan en la producción del daño que tiene una causa única, se aplican las
reglas de las obligaciones solidarias. Si la pluralidad deriva de causas distintas, se
aplican las reglas de las obligaciones concurrentes”. Es por ello que también los
deudores contractuales responderán de manera solidaria cuando la causa de los daños
irrogados al acreedor sea única (v. gr., cuando provenga del incumplimiento de la
misma obligación), y de modo concurrente cuando el origen del daño sean causas
disímiles

II- Diferencias que aun subsisten

a) Antijuridicidad  es indudable que la antijuridicidad en el ámbito extracontractual se


va a configurar ante la violación del deber genérico de no dañar (alterum non laedere)
sin causa de justificación —art. 1716—, lo cual genera un sistema de atipicidad del
ilícito (o del daño) en la órbita aquiliana. En cambio, en la órbita contractual la
antijuridicidad se configurará ante el incumplimiento de una obligación específica y
determinada (art. 1749), sea esta de origen legal o convencional.
b) Discernimiento  al igual que el Código Civil de Vélez Sarsfield se distingue la edad en
que comienza el discernimiento de las personas, tanto para los actos lícitos como para
los ilícitos. De tal modo, mientras que para estos últimos actos el discernimiento se
sigue obteniendo a los diez años, para los actos lícitos se ha establecido en la edad de
trece años
c) Factores de atribución  mientras que en el ámbito aquiliano habrá de estarse a las
circunstancias en las cuales se produjo el daño para determinarlo (v. gr., con cosas
riesgosas o viciosas, con imprudencia, negligencia o impericia, con dolo, etcétera), en
el ámbito contractual lo relevante es el incumplimiento, pero tendrá incidencia el
distingo entre obligaciones de medios y de resultado (art. 774, CCCN) para determinar
si estamos en presencia de supuestos de responsabilidad subjetiva u objetiva
d) Previsibilidad contractual  si bien el Código Civil y Comercial estableció el principio
general de la causalidad adecuada (art. 1726), aplicable tanto a la órbita contractual
como a la extracontractual, con idéntica extensión del resarcimiento en ambas órbitas,
para el ámbito convencional únicamente estableció —sin embargo— la llamada
previsibilidad contractual en el art. 1728. A través de ella, en aquellos contratos
paritarios, el deudor que incumpla la obligación deberá responder por las
consecuencias que las partes previeron o pudieron haber previsto al momento del
nacimiento de celebración del contrato.
e) Actuación de auxiliares. Principio de equiparación  el ccyc dispone que: “El
incumplimiento de las personas de las que el deudor se sirve para la ejecución de la
obligación se equipara al derivado del propio hecho del obligado”. Esta norma es
aplicable únicamente al ámbito de la responsabilidad contractual, ya que establece la
responsabilidad directa del deudor contractual por el hecho de sus auxiliares. En
cambio, para la órbita extracontractual, es aplicable el art. 1753 del ccyc que establece
la responsabilidad del principal por el hecho del dependiente (por daños causados a
terceros ajenos al contrato o bien por daños a bienes extraños al objeto de lo
convenido), determinando un supuesto de responsabilidad indirecta.

Supuestos controvertidos de responsabilidad contractual y extracontractual

 Sin perjuicio de destacar que el Código Civil y Comercial ha logrado aunar los principios
generales que rigen la suerte de la responsabilidad civil contractual y extracontractual
Unidad 1
a partir de su entrada en vigencia, no se puede soslayar que aún subsisten algunas
diferencias en ciertas y puntuales cuestiones, que son propias de cada órbita
 Hay varios supuestos controvertidos de difícil encuadramiento en la órbita contractual
o extracontractual, los cuales —por sus particulares características— son susceptibles
de ser en -mar ca dos indistintamente tanto en el ámbito de la responsabilidad
convencional como en el de la aquiliana

a) Los llamados deberes de protección

 Estos, también llamados “accesorios” puesto que tienden a asegurar el cumplimiento


de la obligación principal o “de protección”, consisten en que de la ejecución de la
prestación primaria no se deriven daños ni en las cosas ni en la persona de los
cocontratantes
 Dichos deberes secundarios, accesorios o de protección, son totalmente inde-
pendientes de la prestación principal, dado que esta última pudo haber se agotado por
parte del deudor y, sin embargo, verificarse el incumplimiento de la obligación ante la
violación de dichos deberes de protección
 El autor considera que estos deberes secundarios están emplazados en la órbita
contractual, sustentados principalmente por la cláusula general de la “buena fe
contractual”

b) El transporte benevolo

 Se trata de un tipo de transporte por el cual una persona decide trasladar en su


vehículo a otra hacia un lugar determinado, por acto de mera cortesía y sin que el
viajero se encuentre obligado a efectuar contraprestación alguna por ello
 La gran mayoría de nuestra doctrina no duda en encuadrar a este tipo de transporte
en la órbita extracontractual o aquiliana, puesto no existe entre transportista y
transportado contrato alguno, ni tampoco un vínculo obligacional. Ademas, puede
darse la revocabilidad de las obligaciones creadas por el transporte benévolo (ej, el
transportista puede en cualquier momento arrepentirse y no llevar al pasajero a
destino)
 En cambio, para otros autores existe un verdadero contrato entre transportista y
pasajero, por lo cual deben aplicarse las normas de la responsabilidad civil contractual

c) Accidentes deportivos

 Varios de ellos podrán ser encuadrados dentro de la órbita contractual y otros en el


ámbito extracontractual.
 Debemos distinguir varias situaciones posibles en torno a su ocurrencia
a) Daños causados entre deportistas  si bien es pacífica la doctrina en cuanto
considera que los daños sólo serán reclamables si fueron causados violando las
reglas del juego previstas por cada reglamento, no lo es en torno a la naturaleza de
la responsabilidad civil que ello origina. Mientras algunos refieren que todo daño
ocasionado debe ser encuadrado en la órbita contractual, otros refieren que
resultaría ser extracontractual, atento la inexistencia de acto jurídico alguno de
parte de los deportistas
b) Daños causados por los deportistas a terceros  en este supuesto la doctrina
mayoritaria no duda en eximir al deportista siempre que el daño hubiera sido
ocasionado en razón de una contingencia propia del deporte que practica; pero si
Unidad 1
el deporte se convierte en el medio utilizado por el agente para dañar, entonces
incurrirá el deportista en responsabilidad que será de naturaleza extracontractual

d) La responsabilidad precontractual

 También constituye un supuesto controvertido de encuadramiento en una u otra


órbita, la problemática de la llamada responsabilidad precontractual, es decir, cuando
los daños se producen en forma previa a la realización de un contrato y durante el
transcurso de las tratativas que las partes estaban llevando a tal fin
 Son varios los supuestos que pueden originar esta responsabilidad precontractual,
destacándose los dos más habituales: cuando existe la ruptura intempestiva de las
tratativas previas por parte de uno de los contratantes, lo cual ocasiona daño a la
contraria; y cuando el contrato es declarado nulo por culpa de una de las partes,
cualquiera sea la causa que haya motivado la nulidad

I- Desarrollo histórico de este instituto

 Ha sido Ihering quien invocó la existencia de responsabilidad originada en vicios o


defectos que afectaban la validez de un contrato, pero que reconocían su origen en
momentos previos a su concertación. En su libro, pone como ejemplo el caso de una
compraventa que se anula por un error esencial en el que incurre el comprador al
formular la oferta por una cantidad superior a la deseada; al lograr probar su error, el
contrato se anula. Con dicha anulación, sin embargo, se ocasionan daños (gastos de
envío de mercadería, embalaje, flete, etcétera) que el vendedor no puede demandar
fundando el reclamo en el contrato anulado. En este sentido, Ihering dice que estamos
en presencia de un supuesto dañoso ocasionado en un período anterior al contrato,
mientras la relación contractual se encontraba en plena formación. Esa culpa en que
incurre quien ocasiona el daño a través de la violación del deber de diligencia que
deben observar las partes antes de celebrarse el contrato, la denomina in contrahendo
y es generadora de responsabilidad civil. Por ello, el acreedor tiene derecho a que le
sea reparado tanto el daño al interés positivo (todo daño ocasionado por la
inejecución) así como también al interés negativo (el daño que ha sufrido por haber
confiado en la validez del negocio y que no hubiera padecido de otro modo).
 Fagella ha ampliado el campo de la responsabilidad precontractual a toda la etapa de
negociación o tratativas, aún antes de la formulación de la oferta. Según el, para la
formación del contrato era necesario pasar tres etapas: la de los tratos preliminares o
de la discusión; la fase de reflexión donde las partes analizan las opiniones previas y
preparan una propuesta; y la de emisión de la oferta contractual. Ninguna de estas
etapas, según su parecer, posee distinción alguna entre sí en torno a la
responsabilidad, pudiéndose generar el deber de responder de quien ocasiona daños a
la contraria en cualquiera de estos tramos previos a la concreción del contrato
 En otros países se fue admitiendo también la idea de que la etapa precontractual fuera
generadora de responsabilidad civil, aunque la discrepancia continuó en torno a situar
dicho daño en una u otra órbita del sistema reparatorio. Así, por ejemplo, en Francia
se afirmaba que la responsabilidad precontractual debía regirse por los principios de la
responsabilidad contractual; en la Argentina, en cambio, los autores clásicos ubicaron
este deber de responder en el ámbito aquiliano. Otros autores alemanes, por su parte,
también reconocieron a esta responsabilidad como aquiliana, pero con fundamento en
la violación de la ley
Unidad 1
II- Reparación de los daños ocasionados en la etapa precontractual en el Derecho argentino

 En nuestro país no han existido criterios uniformes en torno a encuadrar el deber de


responder en uno u otro ámbito de la responsabilidad civil, habiéndose suscitado
distintas situaciones que han obligado a la doctrina a expedirse respecto a los
conflictos que se generaban en torno a ello, tales como:
a) Si ha existido una ruptura arbitraria e injustificada de las tratativas por alguna de
las partes, lo cual se evidencia al haberse apartado intempestivamente de las
negociaciones previas a la realización de un contrato ocasionando un daño a la
contraria, ello provoca el nacimiento en cabeza del dañador de un deber de
responder por tales perjuicios, el cual sería de naturaleza extracontractual al violar
el alterum non laedere
b) Si se han violado los deberes impuestos por la buena fe. La buena fe contractual
impone a las partes el deber de manejarse con corrección durante todo el tiempo
que duren las tratativas, debiendo observar y cumplir ambas partes los deberes de
colaboración, custodia, conservación e información.
c) Si una de las partes es la causante de la nulidad del acto jurídico. En este supuesto
ninguna duda cabe que quien provocó la nulidad deberá responder por los
perjuicios causados a la contraparte, siendo en tal caso la responsabilidad de
carácter extracontactual

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