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UNIVERSIDAD LAICA ELOY ALFARO DE MANABÍ

Facultad de medicina
Carrera de medicina

Estudiante:
Jessenia Lourdes García García

Curso:
8vo semestre “B”

Docente:
Dr. Manuel Navas Ortega

Correo:
jessyg1319@gmil.com
e1350065304@live.uleam.edu.ec

Año electivo:
2023 (2)
Trauma en Cirugía

El traumatismo, o lesión, se define como la alteración celular causada por el

intercambio de energía del entorno que supera la resistencia del organismo y que se complica

por la muerte celular secundaria a isquemia/reperfusión. Los traumatismos son la primera

causa de muerte en todos los individuos de 1 a 44 años y es la tercera causa de muerte en

todos los grupos de edad.

También es la principal causa de pérdida de años de vida productiva. Las lesiones

accidentales representan más de 110 000 muertes por año, de las cuales los accidentes en

vehículos motorizados constituyen casi 40%.

La base de la atención al paciente traumatizado es la valoración, cuyo principal

objetivo es detectar y proceder al tratamiento de todas aquellas lesiones que suponen un

riesgo vital, en el menor tiempo posible.

El paciente con trauma severo debe recibir tratamiento dentro de la primera hora (Hora

dorada), ya que las posibilidades de recuperación disminuyen en forma drástica en la medida

que aumenta el intervalo entre el accidente y la atención definitiva. Idealmente, el paciente

debiera recibir atención en el lugar de la emergencia dentro de los 10 minutos, y luego ser

derivado a un centro especializado.

Tradicionalmente, la valoración primaria se ha hecho siguiendo la secuencia

“ABCDE” (Airway, Breathing, Circulation, Disability, Expose/Environment). Se trataba de

una intervención consecutiva: hasta que la fase A no estuviera cubierta, no se avanzaba a la

fase B, recayendo toda la responsabilidad en el líder. A día de hoy, se considera una actuación

de equipo, de manera que conseguimos reducir el tiempo necesario para transportar al

paciente hasta el centro hospitalario e iniciar su tratamiento definitivo. Con ello, se ha logrado

minimizar el número de víctimas mortales.


La base de las lesiones que ponen en peligro la vida del paciente más frecuentes son:

problemas de permeabilidad de la via aérea, inestabilidad de la columna cervical, mala

ventilación y trastornos circulatorios.

Aun así, no es hasta el año 2020, cuando se publica la 9ª edición Figura 1.

Fallecimientos por traumatismo. Elaboración propia a partir de datos obtenidos de la OMS 3

del libro de referencia mundial “PHTLS”, donde se especifica el nuevo orden correcto de la

valoración primaria: XABCD, donde la X representa la exanguinación.

En la X, debemos comprobar si existen hemorragias masivas que pongan en peligro la

vida del paciente. En caso de que así sea, llevaremos a cabo el tratamiento correspondiente, ya

sea compresión, torniquete, empaquetamiento, Además, iniciaremos la maniobra RCP en caso

de ser necesario.

En la fase A, realizaremos un estricto control de la columna cervical, utilizando para

ello dispositivos específicos o haciéndolo mediante métodos manuales, Por otro lado,

debemos asegurar la permeabilidad de la vía aérea, sobre todo en el caso de que el paciente

esté inconsciente. De esta manera, podremos conseguir una vía aérea permeable de forma

temporal, utilizando una cánula orofaríngea. Además, debemos comprobar que no existen

secreciones, vómitos o sangre en la cavidad orofaríngea antes de su inserción.

En la B, resulta imprescindible evaluar si el paciente ventila, así como la frecuencia y

amplitud de cada ventilación. En esta fase podemos diagnosticar cuatro lesiones

potencialmente vitales, que requieren un tratamiento inmediato: neumotórax a tensión,

neumotórax abierto, tórax inestable o volet costal y hemotórax masivo

En la C, nos aseguraremos de que la hemorragia externa severa está controlada y

localizaremos alguna fuente adicional de sangrado. Además, debemos palpar el pulso, ya que

la pérdida del mismo podría indicarnos hipovolemia severa. Resulta fundamental comprobar
si el paciente está en shock. Todo paciente pálido, frío, sudoroso, taquicárdico y taquipneico,

si no se demuestra lo contrario, está en shock.

En la D, valoraremos la función cerebral del paciente, a través de la evaluación del

nivel de consciencia, mediante la Escala de Coma de Glasgow (GCS) y del tamaño

reactividad y forma de las pupilas.

Por su parte, en la E, habrá que retirar la ropa del paciente, para asegurarnos de que no

existen lesiones que hayan pasado desapercibidas. Es fundamental evitar la hipotermia, ya que

resulta potencialmente mortal en un paciente traumatizado. Para ello, se utilizarán líquidos

calientes endovenosos y mantas térmicas.

La evaluación secundaria no comienza hasta que se haya completado la evaluación

primaria (ABCDE), los esfuerzos de resucitación están en marcha, y la mejora de las

funciones vitales del paciente ha sido demostrada.

parte de la evaluación secundaria puede llevarse a cabo mientras que los otros miembros

del personal asisten a la valoración primaria. Este método debe de ninguna manera interferir

con el rendimiento de la valoración primaria, que es la más alta prioridad. La evaluación

secundaria es una evaluación de la cabeza a los pies del trauma del paciente, es decir, una

historia completa y un examen físico, incluyendo la reevaluación de todos los signos vitales.

Cada región del cuerpo está completamente examinado.

La posibilidad de perder una lesión o no apreciar la importancia de una lesión es grande,

especialmente en un paciente que no responde o inestable.

En pacientes con lesiones que amenazan la vida en estado crítico se debe repetir la toma

de signos vitales cada 3 a 5 minutos.

SAMPLE:
El objetivo es obtener un historial rápido del paciente mediante los siguientes

componentes:

• S (Symptoms / Síntomas):

Síntomas que refiere el paciente.

• A (Allergies / Alergias):

Verificar si el paciente tiene alguna alergia conocida.

• M (Medications / Medicamentos):

Identificar los medicamentos que ingiere nuestro paciente y sustancias recreativas

(tabaco, marihuana, etc.)

• P (Past medical and surgical history / Historial médico y quirúrgico pasado):

Identificar problemas médico basales del paciente y si fue sometido a alguna

intervención quirúrgica relevante o reciente.

• L (Last meal – Last menstrual period / Última comida – última menstruación):

Identificar la hora de la última comida del paciente y en el caso de las mujeres verificar

último periodo menstrual y si hay posibilidad de embarazo.

• E (Events / eventos):

Se debe identificar los eventos que antecedieron o condujeron a la lesión. Dicho historial

debe ser documentado en la hoja de atención del paciente.

Trauma torácico

El trauma torácico se refiere a lesiones en la región del tórax o el pecho debido a eventos

traumáticos, como accidentes automovilísticos, caídas, heridas de arma de fuego o arma blanca,
accidentes deportivos, entre otros. Estas lesiones pueden ser graves y requerir atención médica

inmediata, incluyendo cirugía en algunos casos.

El trauma torácico puede incluir una variedad de lesiones, como fracturas de costillas,

fracturas del esternón, lesiones pulmonares (como neumotórax o hemotórax), lesiones

cardíacas, lesiones de grandes vasos sanguíneos (como la aorta), y lesiones en órganos

abdominales que se extienden al tórax.

Cuando un paciente presenta trauma torácico, es crucial realizar una evaluación inicial

rápida para determinar la gravedad de las lesiones y establecer un plan de tratamiento. Esto

puede incluir la evaluación de la vía aérea, la respiración y la circulación (el enfoque ABC).

Las consecuencias fisiológicas de trauma torácico son la hipoxia, hipercapnia y acidosis.

Contusión, hematoma, y el colapso alveolar, o cambios en las relaciones de presión intratorácica

(por ejemplo, neumotórax a tensión y neumotórax abierto) causan hipoxia y conducen a la

acidosis metabólica.

La hipercapnia causa acidosis respiratoria y lo más a menudo sigue a una ventilación

inadecuada causada por los cambios en las relaciones de la presión intratorácica y disminución

del nivel de conciencia. Debido a que la hipoxia es la consecuencia más grave de lesión en el

pecho, el objetivo de la intervención temprana es prevenir o hipoxia correcta

Si se identifican lesiones que ponen en peligro la vida, se deben tomar medidas para

estabilizar al paciente antes de considerar la cirugía. Esto puede incluir la inserción de tubos

torácicos para drenar el aire o la sangre del espacio pleural y la administración de fluidos y

transfusiones de sangre, si es necesario.

Los pacientes con obstrucción de las vías respiratorias se pueden tratar con un

aclaramiento de la sangre o vómito de la vía respiratoria por aspiración


La cirugía en casos de trauma torácico suele ser necesaria cuando hay lesiones graves

que no pueden manejarse de manera no quirúrgica. Algunas situaciones que pueden requerir

cirugía incluyen la reparación de lesiones cardíacas o de grandes vasos, la resección de tejido

pulmonar dañado o la reparación de fracturas costales complicadas. En algunos casos, cuando

el paciente está en estado crítico, se puede realizar una cirugía de control de daños en la que se

realiza una intervención quirúrgica inicial limitada para estabilizar al paciente y luego se

programan procedimientos adicionales en una etapa posterior cuando el paciente está más

estable.

Después de la cirugía, se requiere una monitorización continua en una unidad de

cuidados intensivos (UCI) para asegurar que el paciente se recupere adecuadamente. Se pueden

necesitar procedimientos de seguimiento, como la retirada de tubos torácicos o la rehabilitación.

El pronóstico de este tipo de trauma depende en gran medida de la gravedad de las

lesiones y la prontitud con la que se reciba atención médica. Las lesiones leves suelen tener un

pronóstico más favorable que las lesiones graves que afectan órganos vitales.

Es importante destacar que el tratamiento del trauma torácico varía según la situación

específica de cada paciente, por lo que la atención médica o quirúrgica necesaria puede ser

diferente en cada caso. La atención rápida y especializada es fundamental para mejorar las

posibilidades de recuperación en pacientes con trauma torácico.

Trauma abdominal

Es importante estudiar el tipo de mecanismo de la lesión.

Embotar: golpe directo, tales como contacto con el borde inferior de un volante de

dirección, bicicleta o manillar de la motocicleta, o una puerta intruido en un accidente de

vehículo de motor, pueden causar la compresión y aplastamiento lesiones en vísceras

abdominopélvica y huesos de la pelvis. Tales fuerzas deforman órganos macizos y huecos y


pueden causar la ruptura con hemorragia secundaria y la contaminación por los contenidos

viscerales, que lleva a peritonitis asociada

Penetrante: heridas por arma blanca y heridas de bala de baja energía causar daño

tisular por lacerante y lagrimeo. heridas de bala de alta transferencia de energía cinética más

energía, causando aumento de los daños que rodea la pista del misil debido a la cavitación

temporal.

Explosión: lesión de dispositivos explosivos se produce a través de varios mecanismos,

incluyendo fragmento de penetración.

Se debe recopilar información sobre la historia del trauma, mecanismo de lesión,

síntomas y comorbilidades del paciente. El examen físico se realiza para identificar signos de

lesiones abdominales, como distensión, sensibilidad, hematomas, etc.

Se utilizan radiografías, ecografías, tomografías computarizadas (TC) y resonancias

magnéticas (RM) para obtener imágenes detalladas del abdomen y detectar posibles lesiones.

Se debe monitorea constantemente la condición del paciente, especialmente los signos vitales

como la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la saturación de oxígeno.

Si se sospecha una lesión abdominal significativa o si el paciente muestra signos de

shock o inestabilidad, se puede realizar una laparotomía exploratoria. Esto implica abrir el

abdomen para examinar los órganos y reparar cualquier lesión. En caso de hemorragia, se debe

controlar la pérdida de sangre y reparar las lesiones vasculares. El control de daños es una

estrategia que se utiliza en pacientes inestables, donde se detiene la hemorragia y se cierran

temporalmente las lesiones intestinales hasta que el paciente esté más estable.

Dependiendo de la naturaleza de las lesiones, se pueden realizar reparaciones

quirúrgicas en órganos como el hígado, el bazo, el intestino y otros. Después de la cirugía, es

importante el cuidado postoperatorio, que incluye la monitorización continua, el control del


dolor, la administración de antibióticos y otros cuidados específicos según las necesidades del

paciente.

El pronóstico del trauma abdominal depende de la gravedad de las lesiones, la rapidez

con la que se haya tratado y la condición general del paciente. En algunos casos, las lesiones

pueden ser menores y tratarse sin cirugía, mientras que en otros, pueden requerir cirugía

inmediata y cuidados intensivos.

Trauma de cabeza

Los traumatismos de cráneo o craneoencefálicos son las lesiones físicas producidas

sobre el tejido cerebral que alteran de forma temporal o permanente la función cerebral. El

diagnóstico se sospecha por la clínica y se confirma con estudios radiológicos (sobre todo, TC).

El tratamiento inicial consiste en el apoyo respiratorio, la oxigenación y el control de la

presión arterial. A veces, suele ser necesaria la cirugía en pacientes con lesiones más graves

para colocar monitores de seguimiento y tratar la elevación de la presión intracraneana,

descomprimir el cerebro si la presión intracraneana aumenta o eliminar hematomas

intracraneanos.

En los primeros días después de la lesión, el mantenimiento de la perfusión cerebral y

la oxigenación adecuada y la prevención de las complicaciones del sensorio son importantes.

Luego, muchos pacientes requieren rehabilitación.

Tipos de trauma craneoencefálico:

• Trauma craneal cerrado: Este tipo de lesión ocurre cuando no hay una herida

abierta en el cráneo. Puede causar daño cerebral debido a la aceleración y

desaceleración brusca de la cabeza, como en un accidente automovilístico o una

caída.
• Trauma craneal abierto: En este caso, hay una fractura en el cráneo y una

comunicación directa con el entorno exterior, lo que aumenta el riesgo de

infección

Gravedad del TCE:

• Los TCE pueden clasificarse en leve, moderado o grave según la Escala de Coma

de Glasgow, que evalúa la respuesta del paciente a estímulos y la apertura de los

ojos, la respuesta verbal y la respuesta motora.

• Los TCE graves pueden requerir cirugía para aliviar la presión intracraneal,

evacuar hematoma, reparar fracturas y reducir la inflamación.

Indicaciones de cirugía:

• Hematomas intracraneales: Cuando se acumulan coágulos de sangre en el

cerebro, pueden ejercer presión y dañar el tejido cerebral. La cirugía se realiza

para eliminarlos.

• Fracturas craneales: Las fracturas del cráneo pueden requerir cirugía para

reparar el hueso y evitar infecciones.

• Contusión cerebral: En algunos casos, se puede requerir cirugía para aliviar la

presión y reducir la inflamación en el cerebro.

• Lesiones del tallo cerebral: Lesiones graves en el tallo cerebral pueden requerir

cirugía para estabilizar la cabeza y el cuello, así como para reducir la presión

intracraneal

Los traumas en cirugía son situaciones médicas que implican lesiones físicas graves en

diversas partes del cuerpo, que a menudo requieren intervenciones quirúrgicas para su manejo.

Estas intervenciones pueden variar ampliamente según la naturaleza y la gravedad de la lesión.


Los traumas pueden afectar diferentes sistemas y órganos del cuerpo, como el sistema

nervioso, el sistema cardiovascular, el sistema musculoesquelético, y más. Cada tipo de trauma

presenta desafíos únicos en cuanto a diagnóstico y tratamiento.

Una evaluación rápida y precisa de las lesiones es esencial para determinar la gravedad

y la necesidad de cirugía. La estabilización del paciente y la priorización de las lesiones que

amenazan la vida son pasos críticos.

El tratamiento de los traumas a menudo requiere un equipo médico multidisciplinario

que incluye cirujanos, anestesiólogos, enfermeras, técnicos y otros profesionales de la salud,

trabajando juntos para brindar una atención integral.

La cirugía para el tratamiento de traumas ha avanzado significativamente a lo largo de

los años, con enfoques menos invasivos, técnicas de imagen mejoradas y una comprensión más

profunda de la fisiología del trauma. La recuperación de los traumas a menudo requiere una

fase de rehabilitación extensa, que puede incluir terapia física, ocupacional y del habla, así

como apoyo psicológico.

Cada paciente y situación de trauma es única, y el enfoque terapéutico debe adaptarse a

las necesidades individuales del paciente, considerando factores como la edad, la salud general,

la gravedad de la lesión y otros factores. Por tanto, el manejo de los traumas en cirugía es un

campo crítico de la medicina que implica la rápida evaluación, estabilización y tratamiento de

lesiones graves. La atención multidisciplinaria y el uso de técnicas quirúrgicas avanzadas son

fundamentales para mejorar las posibilidades de recuperación de los pacientes traumatizados.


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View of Revisión bibliográfica: Manejo del trauma penetrante de abdomen. (s. f.).

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