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ODRES NUEVOS

PASAJE PRINCIPAL
Mateo 9:16-17
16» Además, ¿a quién se le ocurriría remendar una prenda vieja con tela nueva? Pues el
remiendo nuevo encogería y se desprendería de la tela vieja, lo cual dejaría una rotura aún
mayor que la anterior. 17 »Y nadie pone vino nuevo en cueros viejos. Pues los cueros viejos
se reventarían por la presión y el vino se derramaría, y los cueros quedarían arruinados. El
vino nuevo se guarda en cueros nuevos para preservar a ambos.

Los odres viejos representan a las formas y estructuras que “contienen” lo de Dios. los odres
somos nosotros, nuestras estructuras mentales y espirituales.

Jesús está enseñando aquí una de las verdades que debemos entender; un odre de alguna
manera representa nuestra vida. Los odres eran los recipientes donde se depositaba
normalmente el vino, el aceite, el agua, y evidentemente esos odres, cuando pasaba el tiempo,
se endurecían y se les echaba vino nuevo, el cual era un vino muy fermentado. El temor era que
el odre se rompiese y se perdiese el vino nuevo. El problema de los odres viejos es que van
perdiendo la elasticidad a los cambios, son como odres viejos les decía a los fariseos y
religiosos.
Los fariseos como odres viejos, estaban endurecidos, y no estaban preparados para recibir las
buenas noticias, no estaban preparados para recibir lo bueno de Dios, creían que la
revelación que habían tenido en el antiguo testamento, era todo lo que necesitaban saber hasta
ese entonces.
PUNTOS PRINCIPALES
Una de las características esenciales que debe forma parte de la cultura de la iglesia es lo
espontáneo. O sea, lo no planeado En un avivamiento de Dios, las tres figuras le dan gloria a Él,
pero es importante comprender que somos movidos por el Espíritu Santo para que este ocurra.
Pero muchas veces lo espontáneo no nos parece atractivo, por ejemplo, quisiéramos que Dios
nos muestre un plan de qué ocurrirá en un año o a largo plazo. Pero si tuviéramos ese anticipo,
no necesitaríamos confiar en Dios porque no habría incertidumbre. Aunque hoy las cosas
parezcan adversas, aprendemos a confiar que su voluntad es buena, agradable y perfecta.

El pasaje nos relata sobre los odres. Un odre sería hoy como una cantimplora y en tiempos
antiguos eran de cuero, donde se colocaban bebidas. Muchas veces guardaban vino en estos
cueros, el cual al irse fermentando, estiraba un poco el odre. Cuando se hablaba de un odre viejo
era aquel que ya había sido estirado. Si se colocaba un vino nuevo sobre un odre viejo, al
fermentarse, rompía el odre porque ya estaba estirado. Tradicionalmente relacionamos este
pasaje sobre el odre viejo con una mente que no ha sido renovada. Pero más allá que un estado
de la mente, Jesus nos está hablando de una actitud. El odre nuevo tiene flexibilidad y este
pasaje nos invita a dejar atrás una actitud rígida, sino que seamos enseñables y flexibles. Más
que renovar nuestra mente, Jesús nos enseña que debemos cambiar nuestra actitud de ser rígidos
(por ejemplo, pensar que ya no podemos cambiar lo que estamos acostumbrados a hacer). Una
persona puede haber conocido hoy mismo a Jesús, no tener una mente renovada en ese
momento, pero si tiene la actitud correcta para dejarse enseñar, es un odre nuevo.

El vino es lo que determina la forma final del odre, le da flexibilidad. Cuando el vino entra al
odre, este determina la forma final que tendrá el odre. Si tenemos una actitud correcta y
flexible, terminaremos teniendo la forma de lo que Dios deposita en nuestro interior. Si el vino
se coloca en algo rígido, se va a echar a perder el líquido. Cuando Dios encuentra una iglesia
con una actitud espontánea y flexible, Él derrama vino nuevo, un avivamiento sobre esta iglesia.
Cuando hablamos de ser un odre nuevo (con flexibilidad), no nos referimos a que debemos ser
desordenados. El odre ya tiene una forma, pero tiene flexibilidad. La iglesia debe tener un orden
pero también una actitud abierta a lo que Dios quiere hacer.

Acciones para ser un odre nuevo.

1. Deja atrás tus estructuras viejas: permite que Dios derrame sobre tu vida lo nuevo que tiene
preparado para ti.

2. No cortar el fluir del Espíritu Santo: Dios propicia momentos donde quiere derramar algo
nuevo y debemos estar atentos para no cortar estos espacios. Él quiere derramar un aceite
nuevo, puede ser en medio de una canción de adoración, y debemos ser sensibles y ser flexibles
al plan original que teníamos.

3. No te acostumbres al vino viejo: todo vino viejo, fue nuevo alguna vez. En la historia de la
iglesia, podemos ver cómo Dios trajo avivamiento en tiempo específicos, por ejemplo, en los
60s -70s Dios trajo un avivamiento del movimiento pentecostal (por ejemplo: se levantaron
dones del Espíritu y de lenguas), luego quiso traer el mover profético y apostólico y muchas
iglesias rechazaron este nuevo fluir, lo que provocó un estancamiento. Cuando no sabemos
trancisionar, nos volvemos en un vino viejo y nos estancamos. Debemos estar abiertos a
cualquier cosa que Dios quiera hacer.

CONÓCEME MEJOR

¿Has escuchado a alguien decir: "así soy y no cambiaré"? ¿Qué crees que lo lleva a tener esa
actitud?
PROFUNDICEMOS EN EL MENSAJE
1. ¿Por qué crees que Dios enfatiza en la actitud, más allá que en una renovación de la
mente?
2. Dios nos enseña que debemos tener una actitud de odres nuevos, ¿en qué area de tu vida
consideras que necesitas ser un odre nuevo?
3. ¿Has tenido alguna experiencia donde Dios haya depositado algo nuevo sobre ti?
Comparte cómo se dio.
OREMOS CONFORME AL MENSAJE
Padre hoy te entregamos nuestra vida y nos ponemos en la mejor disposición para ser odres
nuevos. Queremos que deposites sobre nuestra vida tu vino, tu aceite, tu unción. Aviva nuestros
sentidos espirituales para ser guiados por tu voz. No queremos cortar tu fluir, sino que
queremos que encuentres en nosotros una actitud flexible y lista para moverse en tu
espontaneidad. Rompe toda fortaleza rígida, todo argumento y empieza a soplar lo nuevo sobre
nuestra vida.

RETO DE LA SEMANA
Piensa en un área específica en tu vida donde necesites ser renovado. Ora de forma intencional
por esa área durante la semana y atrévete a dar un paso para romper esa actitud, pidiéndole la
dirección al Espíritu Santo para reemplazarla por una actitud de odre nuevo.

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