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2 de octubre.

Aniversario de la masacre de
Tlatelolco.

Los años sesenta del siglo pasado fueron el pináculo del llamado Milagro Mexicano. Las
medidas económicas adoptadas en el país –presentes también en diversas naciones de occidente
—permitieron un crecimiento económico sostenido del 6 por ciento del Producto Interno Bruto
(PIB); los salarios en términos reales tuvieron un incremento del 6.4 por ciento anual, mientras
que la inflación se mantuvo durante ese periodo en 2.6 por ciento. La bonanza económica
motivó en buena medida la expansión de la clase media mexicana.
Junto con la estabilidad y el crecimiento económico de aquella época se presentó un vertiginoso
cambio cultural, sobre todo en la juventud que integró nuevas formas de expresión tanto en la
vestimenta como en el arte que nada o poco tenían que ver con las generaciones que la
precedieron. La “rebeldía” en contra de los patrones morales de comportamiento vigentes hasta
entonces, constituyó la principal característica de aquella generación de jóvenes que hicieron
del rock and roll y de la liberación sexual sus principales símbolos.
En ese contexto se presentó uno de los movimientos cívicos más importantes en la historia
contemporánea de nuestro país, el cual se gestó en el sector estudiantil juvenil principalmente
de la zona céntrica del territorio, aunque también se extendió hacia zonas más lejanas.

El Movimiento Estudiantil de 1968 tuvo un eco inusitado por la incipiente necesidad de la


población de señalar y enfrentar el autoritarismo de los gobiernos que desde la década de los
treinta se habían sucedido en el poder; éstos se asumieron como los herederos incuestionables
de la Revolución e hicieron de la represión política y social su sello inequívoco de acción para
mantener el férreo control político del país. En resumidas cuentas: la disidencia, los
cuestionamientos y la protesta, estaban proscritos del aparente panorama “democrático” que
regía a todo el territorio mexicano.

Ocasionada por la brutalidad con la que el cuerpo de granaderos disolvió una gresca estudiantil
la tarde del 22 de julio de 1968 – en las inmediaciones de La Ciudadela, cerca del Centro de la
Ciudad de México—, la movilización de los jóvenes estudiantes provenientes de diferentes
escuelas, principalmente del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), tuvo un auge sin precedentes entre los meses siguientes de
agosto y septiembre.

La creación del Consejo Nacional de Huelga (CNH) –el 2 de agosto de aquel año— en el que
hubo representación de todas las escuelas declaradas en paro, permitió que el movimiento
tuviera una dirección y planificación cívica. Sus demandas y posterior pronunciamiento
tuvieron un sesgo evidentemente político que señaló públicamente las prácticas represivas del
gobierno, en ese momento encabezado por Gustavo Día Ordaz, y que además demandó el cese
de las mismas en el pliego petitorio dado a conocer el 4 de agosto de 1968.

Entre los seis puntos del documento destacaron el número uno y cuatro que demandaron la
libertad de los presos políticos y la derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal
Federal; éstos últimos señalaban el delito de disolución social como de carácter político. La
dirigencia del movimiento se manifestó en su disposición al diálogo con el gobierno federal del
cual sólo obtuvo una lluvia de macanazos. A nivel de base social, el CNH instruyó a sus
miembros para que organizaran brigadas informativas las cuales tuvieron la misión de acudir a
los lugares populares, con el fin de poner a la población capitalina al tanto de la lucha cívica
que se estaba llevando a cabo y al mismo tiempo recaudar fondos para la impresión de
boletines o panfletos que se editaban en los talleres de la Universidad Nacional.

Fuente: https://acortar.link/lPcark
Las marchas de protesta convocadas por el cuerpo estudiantil se volvieron un canal para la
manifestación del descontento generalizado. Con frecuencia las consignas gritadas por los
asistentes incluyeron sátiras, burlas e insultos en contra de las autoridades, particularmente las
policiacas del entonces Departamento del Distrito Federal y en contra del entonces presidente
de la República.

La respuesta del gobierno federal al conflicto estuvo enmarcada por la represión policiaca y
militar; así lo atestiguaron eventos como la toma de la Preparatoria 1 de la Universidad
Nacional el 28 de julio de aquel año; el desalojo de manifestantes de la Plaza de la Constitución
la madrugada del 28 de agosto después de una manifestación multitudinaria que había tenido
lugar el día anterior y en la cual se resolvió, durante el mitin, permanecer allí para esperar la
respuesta del Ejecutivo federal el día 1 de septiembre –fecha en la que se ha entregado
históricamente el informe presidencial anual—, así como las ocupaciones de Ciudad
Universitaria y de las instalaciones del IPN por parte del Ejército los días 18 y 24 del mismo
mes.

Con la escalada del conflicto y ante el escrutinio de la mirada pública y, sobre todo,
internacional, dado que México era la sede para la realización de la XIX Olimpiada, Gustavo
Díaz Ordaz pronunció el 1 de septiembre una clara advertencia al rendir su cuarto informe de
gobierno:
“Hemos sido tolerantes hasta excesos criticados; pero todo tiene un límite y no podemos
permitir ya que se siga quebrantando irremisiblemente el orden jurídico, como a los ojos de
todo mundo ha venido sucediendo… No quisiéramos vernos en el caso de tomar medidas que
no deseamos, pero que tomaremos si es necesario; lo que sea nuestro deber hacer, lo haremos;
hasta donde estemos obligados a llegar, llegaremos”.

Fuente: https://acortar.link/k9t5UH
Con la ocupación de los bastiones universitarios y la persecución y encarcelamiento de líderes
estudiantiles, el CNH convocó a un mitin el día 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas en
Tlatelolco.

Al lugar se dieron cita entre cinco mil y diez mil personas. La multitud estaba compuesta por
estudiantes, profesores, trabajadores, padres de familia y también niños. La plaza fue cercada
por policías y miembros del ejército con muchas horas de antelación a la realización del mitin;
su presencia, así como el bloqueo que ejercieron en las salidas fue para –según la versión
presidencial—evitar que los “agitadores” tomaran el edificio de la Secretaría de Relaciones
Exteriores que se encontraba en el costado sur de la misma.

A las cinco de la tarde, aproximadamente, comenzó el mitin sin mayor inconveniente excepto
por la presencia de hombres vestidos de civil que portaban un guante o un pañuelo blanco en la
mano derecha. A las seis de la tarde un helicóptero que sobrevolaba la plaza emitió unas luces
de bengala; entonces comenzaron los disparos. El fuego cruzado en el que se vio envuelto la
multitud que se encontraba en la plaza duró alrededor de una hora.
La noche del 2 de octubre de 1968 perdieron la vida entre trescientos y cuatrocientos
ciudadanos mexicanos –el número exacto jamás se sabrá con exactitud porque se
desaparecieron los cuerpos—, aunque Gustavo Díaz Ordaz reconoció años después que
murieron cuarenta personas; el número de detenidos en la Plaza de las Tres Culturas fue
alrededor de dos mil los cuales, después de ser golpeados y vejados, fueron trasladados al
Campo Militar Número 1 para ser revisados.

Con la represión gubernamental el Movimiento Estudiantil de 1968 fue cortado de tajo. Hasta
el día de hoy es recordado como una de las movilizaciones ciudadanas más importantes en pro
de la democracia y del respeto al Estado de derecho.

Por su impacto en la construcción de la vida democrática en México, el 2 de octubre de 2018,


fue inscrita en el Muro de Honor del Congreso de la Unión la leyenda: “AL MOVIMIENTO
ESTUDIANTIL DE 1968” en letras de oro.
Las imágenes del movimiento estudiantil y
la represión que marcó México a sangre y
fuego
Este lunes se conmemora el 55 aniversario de la matanza de
Tlatelolco, una tragedia que resultó un parteaguas en la historia
moderna del país

EL PAÍS
02 OCT 2023 - 11:55 CST
1

En 1968, miles de
estudiantes, inspirados por los movimientos sociales de Europa y otras partes de
América Latina, alzaron la voz en una serie de protestas y mítines en contra de la
opresión del Gobierno y por un país más democrático. El 29 de julio de ese año,
integrantes de la Policía y el Ejército ocuparon planteles de la Escuela Nacional
Preparatoria y del Instituto Politécnico Nacional en el centro de Ciudad de
México. Su objetivo era disolver un mitin que grupos estudiantiles pretendían
organizar.IMÁGENES EXPUESTAS EN EL MEMORIAL 68 (COPIA
DIGITAL CORTESÍA DEL CENTRO CULTURAL UNIVERSITARIO

TLATELOLCO) Ante
la creciente represión, el 27 de agosto se realizó una manifestación masiva desde
el Museo de Antropología hasta el Zócalo. En la madrugada, los estudiantes
fueron desalojados violentamente por la fuerza pública.IMÁGENES
EXPUESTAS EN EL MEMORIAL 68 (COPIA DIGITAL CORTESÍA DEL
CENTRO CULTURAL UNIVERSITARIO TLATELOLCO)
El 13 de septiembre de
1968, más de 250.000 personas marcharon a lo largo de Paseo de la Reforma
para protestar en contra de las detenciones arbitrarias y la brutalidad policial. Esta
manifestación, conocida como la Marcha del silencio, fue totalmente
pacífica.IMÁGENES EXPUESTAS EN EL MEMORIAL 68 (COPIA
DIGITAL CORTESÍA DEL CENTRO CULTURAL UNIVERSITARIO
TLATELOLCO)

El Gobierno mexicano
tomó medidas drásticas para frenar el crecimiento de las manifetaciones. La
represión en contra de los grupos estudiantiles incrementaba día con día. En la
imagen, elementos de la policía propinan una paliza a un joven manifestante.AP
El 18 de septiembre de
1968, cientos de elementos del Ejército tomaron las instalaciones de Ciudad
Universitaria. Alrededor de 500 personas fueron detenidas.IMÁGENES
EXPUESTAS EN EL MEMORIAL 68 (COPIA DIGITAL CORTESÍA DEL
CENTRO CULTURAL UNIVERSITARIO TLATELOLCO)

La represión alcanzó su
cenit el 2 de octubre de 1968, con la matanza de Tlatelolco, una tragedia que
resultó un parteaguas en la historia moderna de México. En la imagen, vista aérea
de la plaza de las Tres Culturas y de las unidades habitacionales que la rodean, en
Tlatelolco.ARMANDO SALAS PORTUGAL
Ese día, francotiradores
del Batallón Olimpia, un grupo paramilitar creado por el Gobierno mexicano,
abrieron fuego contra miles de personas que se manifestaban en la plaza de las
Tres Culturas, en Tlatelolco.IMÁGENES EXPUESTAS EN EL MEMORIAL
68 (COPIA DIGITAL CORTESÍA DEL CENTRO CULTURAL
UNIVERSITARIO TLATELOLCO)

Después de la matanza,
unidades acorazadas del ejército montaron guardia en la plaza de Tlateloco y
limpiaron los restos de la masacre.UPI (EFE)
Debido a la censura
gubernamental, la cifra exacta de víctimas y otros datos cruciales de este evento
se desconocen. Se estima que el número de muertos oscila entre 300 y 400. En la
imagen, participantes del mitin del 2 de octubre de 1968, detenidos por militares
y puestos en línea en el corredor entre la Iglesia de Santiago Tlatelolco y la
antigua sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

El Gobierno y los
medios de comunicación afirmaron que las fuerzas del Estado únicamente
respondieron a las provocaciones de los manifestantes. En la imagen, militares
trasladan a un estudiante detenido en uno de los edificios que rodean la plaza de
las Tres Culturas, el 2 de octubre de 1968.REUTERS

El 12 de octubre de
1968, dieron inicio en Ciudad de México los XIX Juegos Olímpicos. La
realización de este evento internacional fue una de las excusas del Gobierno para
la acción represiva contra los estudiantes.IMÁGENES EXPUESTAS EN EL
MEMORIAL 68 (COPIA DIGITAL CORTESÍA DEL CENTRO
CULTURAL UNIVERSITARIO TLATELOLCO)

Al grito de "2 de
octubre no se olivda", año con año miles de personas marchan en distintos puntos
del territorio nacional en memoria de los cientos de estudiantes que fueron
asesinados en Tlatelolco.LUIS CORTES

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