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Que es la Santidad
La santidad es la manera de ser de Dios. Y Dios quiere que seamos santos, es decir, que
seamos como Él, y que nos parezcamos a Él en nuestro ser y en nuestro actuar. La
santidad consiste en ajustar nuestra voluntad y nuestro obrar a la voluntad de Dios.
«Hágase tu voluntad»,
Que es la Fé
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En la carta a los Hebreos se mencionan distintos testimonios que nos animan a que
«corramos, con constancia, en la carrera que nos toca» (12,1). Allí se habla de Abraham,
de Sara, de Moisés, de Gedeón y de varios más (cf . 11,1-12,3) y sobre todo se nos invita
a reconocer que tenemos «una nube tan ingente de testigos» (12,1) que nos alientan a no
detenernos en el camino, nos estimulan a seguir caminando hacia la meta. Y entre ellos
puede estar nuestra propia madre, una abuela u otras personas cercanas
(cf. 2 Tm 1,5). Quizá su vida no fue siempre perfecta, pero aun en medio de
imperfecciones y caídas siguieron adelante y agradaron al Señor.
También para ti
14. Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos.
Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada solo a
quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para
dedicar mucho tiempo a la oración. No es así. Todos estamos llamados a ser santos
viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí
donde cada uno se encuentra. ¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con
alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu
esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con
honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o
abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes
autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses
personales[14].
Razones por las cuales el Señor nos quiere o que hagamos comunidad
140. Es muy difícil luchar contra la propia concupiscencia y contra las asechanzas y
tentaciones del demonio y del mundo egoísta si estamos aislados. Es tal el bombardeo que
nos seduce que, si estamos demasiado solos, fácilmente perdemos el sentido de la
realidad, la claridad interior, y sucumbimos.
142. La comunidad está llamada a crear ese «espacio teologal en el que se puede
experimentar la presencia mística del Señor resucitado»[105]. Compartir la Palabra y
celebrar juntos la Eucaristía nos hace más hermanos y nos va convirtiendo en comunidad
santa y misionera.
gobiernen y sirvan a su comunidad local de tal manera, que ésta merezca ser
llamada con el nombre que es gala del único y total Pueblo de Dios, es decir, Iglesia de
Dios (cf. 1 Co 1,2; 2 Co 1,1 y passim). Acuérdense de que, con su conducta de cada día y
con su solicitud, deben mostrar a los fieles e infieles, a los católicos y no católicos, la
imagen del verdadero ministerio sacerdotal y pastoral, y de que están obligados a dar a
todos el testimonio de verdad y de vida, y de que, como buenos pastores, han de buscar
también a aquellos (cf. Lc 15,4- 7) que, bautizados en la Iglesia católica, abandonaron la
práctica de los sacramentos o incluso han perdido la fe.
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