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1.

RECURSOS

“Recurso” es una forma específica o una especie del género “impugnaciones”. Entendemos por
“impugnación” al poder y actividad de las partes del proceso y, excepcionalmente, también de terceros,
ambos tendientes a conseguir la revocación, anulación, sustitución o modificación de un concreto acto de
procedimiento que se afirma incorrecto o defectuoso (injusto o ilegal), siendo ello la causa del agravio que
el acto produce al interesado en que se analice lo actuado (CLARIÁ OLMEDO). Es decir, el concepto de
“impugnación” revela genéricamente la posibilidad de atacar un acto procesal, atento que el mismo
contiene un vicio.

ENTONCES: Los Recursos son una especie dentro del género impugnaciones, que tiene por finalidad
impugnar o atacar actos procesales resolutivos, o sea resoluciones (recordar que las resoluciones son de
tres tipos: sentencias, autos y decretos), con la finalidad que las mismas no adquieran firmeza (repasar
“cosa juzgada”) y, en cambio, puedan ser aclaradas, modificadas, revocadas, anuladas o sustituidas.

Recurso quiere decir, literalmente, regreso al punto de partida. Es un re-correr, correr de nuevo, el camino
ya hecho (COUTURE), por ello el autor analiza el recurso como el recorrido que se hace nuevamente
mediante otra instancia.

PALACIO define al Recurso como el acto procesal en cuya virtud la parte que se considera agraviada por
una resolución judicial pide su reforma o anulación, total o parcial, sea al mismo juez o tribunal que la dictó
o a un juez o tribunal jerárquicamente superior.

2. CLASIFICACIONES

Existen un sinnúmero de clasificaciones de los Recursos, sin embargo, dos de las clasificaciones resultan
importantes desde el punto de vista práctico, conforme a continuación se detallan:

a) En primer término, cabe distinguir entre RECURSOS ORDINARIOS y RECURSOS EXTRAORDINARIOS. Los
segundos (extraordinarios) son aquellos en los que las causales de procedencia se encuentran
predeterminados por el legislador, lo que significa que sólo procederá el recurso en la medida que se dé
una de las causales establecidas en la ley en forma expresa (ej. recurso de casación, donde el art. 383,
CPCC, determina la causales de procedencia). En los ordinarios, en cambio, no existe predeterminación de
causales por el legislador, o sea que las mismas son libres, lo que significa que cualquier injusticia o
ilegalidad podrá fundar el recurso (ej. recurso de apelación).

b) En segundo lugar, distinguimos entre RECURSOS HORIZONTALES y RECURSOS VERTICALES. Los primeros
son aquellos que se interponen contra la resolución de un determinado juez o Tribunal, para que el mismo
juez o Tribunal resuelva el recurso (ej. recurso de reposición), de allí lo de “horizontal”; mientras que los
verticales son aquellos que se interponen contra la resolución de un juez o Tribunal (“a quo”), para ser
resueltos por otro superior en grado (“ad quem”) (ej. recurso de apelación), de allí lo de “vertical”.

3. EFECTOS

a) Los recursos pueden tener EFECTO SUSPENSIVO, lo que significa que planteado el recurso, la resolución
recurrida no podrá ser ejecutada (ej. recurso de apelación, art. 365, CPCC); o EFECTO NO SUSPENSIVO, que
implica que, aún planteado y pendiente un recurso contra una determinada resolución, igualmente la

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misma puede ejecutarse y cumplirse (ej. recurso de apelación en juicio ejecutivo, art. 558, última parte,
CPCC).

b) Asimismo, los recursos pueden tener EFECTO DEVOLUTIVO o EFECTO NO DEVOLUTIVO, clasificación
que coincide con la antes explicada de recursos horizontales y recursos verticales: recurso horizontal es
sinónimo de recurso sin efecto devolutivo o con efecto no devolutivo, y recurso vertical es lo mismo que
recursos con efecto devolutivo.

4. CONDICIONES COMUNES

a) AGRAVIO

En primer lugar, para que exista la posibilidad de recurrir una resolución, la misma debe causar un
“agravio” a quien pretende realizar dicho planteo recursivo. Así lo dispone el art. 354, 1er. párrafo, CPCC,
refiriendo a tener un “interés directo”, lo que técnicamente se conoce como “agravio”. El agravio es la
injusticia, la ofensa, el perjuicio material o moral. El litigante a quien la sentencia perjudica afirma que ésta
le infiere agravio (COUTURE). Para existir un “agravio” en una resolución, debe existir un “vencimiento”. Si
no hay vencimiento, no hay agravio y, por tanto, tampoco hay recurso. Tal vencimiento puede ser total o
parcial, lo importante es que exista.

Algunos ejemplos:

a) El actor demanda 100, el demandado dice no deber nada, y el juez condena por 90: el demandado
estará vencido por 90 (decía no deber nada), y el actor estará vencido por 10, o sea que ambos tendrán
agravio, y ambos podrían recurrir.

b) El actor demandada 100 más intereses y las costas del juicio, el demandado dice no deber nada, y el juez
condena por 100 más intereses, pero con costas por su orden: el demandado estará vencido por 100 más
los intereses y parte de las costas (decía no deber nada), y el actor por la parte de las costas que le fueron
impuestas, o sea que ambos tendrán agravio y podrán recurrir.

c) El actor demanda 100 más intereses y las costas del juicio, el demando dice no deber nada, y el juez
condena a pagar 100 más intereses y costas: el demandado estará vencido por los 100 más intereses y
costas, y el actor no tendrá vencimiento en su contra, por lo que el demandado podría recurrir, y no el
actor, porque no tiene agravio.

b) LÍMITES

En materia recursiva el Tribunal que resuelve un recurso tiene un límite que resulta infranqueable, fijado
por los agravios del recurrente, conforme surge del art. 356, primer párrafo, CPCC.

Analicemos nuevamente algunos ejemplos:

a) El actor demanda 100 y el juez condena al demandado a pagar los 100, y por tanto el demandado
plantea recurso de apelación, agraviándose porque se lo condenó a pagar 100, considerando que nada
debe: en
tal caso, el Tribunal podrá analizar toda la cuestión relativa a la supuesta deuda, por ser tal la materia de
agravio.

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b) El actor demandada 100 más intereses, y el juez condena por 100 pero sin intereses, por lo que el actor
plantea recurso de apelación, agraviándose porque considera que se le adeudan también los intereses: en
tal caso el Tribunal podrá analizar la cuestión relativa a los intereses, y no de la deuda principal, por no ser
tal materia de los agravios.

c) REFORMATIO IN PEIUS

La “reformatio in peius” o prohibición de reforma en perjuicio del recurrente, implica la prohibición que
tiene el Tribunal que resuelve un recurso de perjudicar al recurrente. Esto significa que por medio del
recurso el recurrente puede resultar beneficiado, o en el peor de los casos que la resolución se mantenga
idéntica, pero no ser perjudicado. Tal regla se encuentra legislada procesalmente en el art. 356, 2do.
párrafo, CPCC.

Algunos ejemplos:

a) El actor demanda 100 y el juez condena al demandado a pagar 60, y por tanto el demandado plantea
recurso de apelación, agraviándose que no debe tampoco los 60: en tal caso el Tribunal podría decir que
debe 60 o menos de 60, pero nunca que debe más, aún cuando considere que debía más, porque no puede
perjudicar al recurrente.

b) El actor demanda 100 y el juez condena al demandado a pagar 60, y por tanto ambas partes recurren,
agraviándose el actor por los 40 que fueron rechazado, y el demandado por los 60 que se le condenaron
a pagar, en tal caso no rige la prohibición, pues la misma se aplica o tiene vigencia cuando sólo una de las
partes recurre. Ello, por cuanto, no es posible reformar la sentencia apelada en perjuicio del único
apelante, no cuando recurren ambas partes.

d) REQUISITOS FORMALES

La ley procesal también exige para que sea admisible un recurso, el cumplimiento de determinados
requisitos formales, conforme regula el art. 355, primer párrafo, CPCC:

a) Resolución recurrible: la resolución debe ser recurrible por medio del recurso que se intenta plantear.
Existen en la ley procesal muchos casos de resoluciones que son irrecurribles en general (ej. la resolución
de la recusación de los peritos, art. 273, último párrafo, CPCC), o respecto de determinado recurso (ej. arts.
424, CPCC; 515, CPCC, que no permiten el recurso de apelación).

b) Plazo: el recurso debe haber sido interpuesto dentro de los plazos previstos por la legislación procesal
para el planteo de cada recurso, recordando además que se trata de plazos fatales (art. 49, inc. 2, CPCC).

c) Legitimación: la parte recurrente debe estar legitimada para ello. En general, las partes y los terceros
intervinientes se encuentran legitimados para ello. Pero también podrían ser otros intervinientes en la
medida de su interés (ej. un abogado o un perito, por sus honorarios; un tercerista, etc.).

d) Motivo: requisito aplicable solamente para los recursos extraordinarios, debiendo plantearse por alguno
de los motivos o causales previstas por el legislador.

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e) Formalidades correspondientes: existen algunos casos previstos en la ley procesal, donde para la
interposición de algunos recursos se exigen requisitos especiales (ej. recurso de apelación por el
demandado en el juicio de desalojo, que debe acreditar el pago de los alquileres vencidos, art. 758, CPCC).

5. RECURSOS EN PARTICULAR

1. ACLARATORIA

Técnicamente en realidad no es un Recurso, sino un medio para la corrección de la sentencia. De hecho, no


está regulada en el CPCC en el capítulo de los Recursos, sino en la parte de la sentencia. Sin perjuicio de
ello, y por razones prácticas, se analiza conjuntamente con los Recursos.

Tiene como finalidad la corrección de errores materiales (ej. el juez en los “Considerandos” dijo que
correspondía condenar al demandado a abonar al actor, y en la parte resolutiva, por un error material, dijo
que correspondía condenar al actor a abonar al demandado), la aclaración de conceptos oscuros (existen
un sinnúmero de palabras en nuestro idioma que pueden tener más de un significado, y de acuerdo a la
interpretación o acepción etimológica del mismo, pueden significar un resultado u otro), o la resolución de
omisiones (ej. el actor demanda el cobro de capital más intereses, y el juez condena al pago del capital,
pero omite la resolución de los intereses), conforme lo dispone el art. 336, CPCC.

La Aclaratoria debe plantearse en el plazo de tres días de notificada la resolución (art. 336, última parte,
CPCC), tratándose el mismo de un plazo fatal (art. 49, inc. 3, CPCC).

2. REPOSICIÓN

Conforme las clasificaciones arriba analizadas, el recurso de reposición es un recurso horizontal (lo
resuelve el mismo juez o Tribunal que dictó la resolución) y ordinario (las causales no están
predeterminadas por el legislador).

Se trata del recurso que procede contra decretos y autos dictados sin sustanciación, traigan o no
gravamen irreparable, para que el mismo Tribunal que lo dictó, cualquiera sea la instancia, lo revoque
por contrario imperio (art. 358, CPCC).

ENTONCES: Procede contra decretos y autos, lo que excluye a las sentencias; pero con la característica de
que dichos decretos o autos deben haber sido dictados sin sustanciación, o sea sin escuchar a la otra parte
(recordar principio de bilateralidad o contradicción). Lo que significa que, frente a la petición de una parte,
la misma fue proveída favorable o desfavorablemente por el juez o Tribunal, pero sin escuchar a la otra
parte. Además, la resolución recurrida (el decreto o auto dictado sin sustanciación) puede causar o no
gravamen irreparable, lo que debe ser correctamente interpretado: ello no significa que no debe existir
“agravio” o “gravamen”, que conforme se expuso anteriormente, es un requisito para que exista recurso,
sino que ese agravio puede ser reparable o irreparable (tema que se analizará con el recurso de apelación).
Finalmente, la definición dice que el mismo tribunal (de allí el carácter de horizontal, o sin efecto
devolutivo o con efecto no devolutivo), cualquiera sea la instancia (como es un recurso horizontal, puede
darse ante el Juez de Primera Instancia, ante la Cámara de Apelaciones, ante el Tribunal Superior de
Justicia o ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación), lo revoque por contrario imperio (el mismo
“imperio” o “poder” que le permite al juez dictar un decreto o auto, es el mismo por el cual puede
revocarlo, de allí lo de “contrario imperio”).

En cuanto al TRÁMITE, el recurso de reposición se interpone en el plazo de tres días de notificada la


resolución recurrida (art. 359, 1er. párrafo, 1a parte, CPCC), siendo el mismo un plazo fatal (art. 49, inc. 2,
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CPCC), de ello se corre traslado a la otra parte por tres días para que conteste, y luego el juez o Tribunal
dicta resolución (art. 359, 1er. párrafo, 1a parte, CPCC), salvo que la procedencia o improcedencia del
recurso sea manifiesta, en cuyo caso el juez resuelve sin traslado a la otra parte (art. 359, 1er. párrafo, 2a
parte, CPCC). Cuando el recurso de reposición se plantea en el curso de una audiencia, debe interponerse,
sustanciarse y resolverse en el curso de esa misma audiencia (art. 359, 2do. párrafo, CPCC). El recurso de
reposición tiene como regla el efecto suspensivo, salvo excepciones (art. 360, CPCC).

3. APELACIÓN

El recurso de apelación es un recurso vertical (se interpone contra una resolución del Juez de Primera
Instancia (“a quo”), para ser resuelto por su superior en grado, o sea, por la Cámara de Apelaciones –“ad
quem”- ) y ordinario (las causales no están predeterminadas por el legislador).

El recurso de apelación puede interponerse contra sentencias (art. 361, inc. 1, CPCC), autos (art. 361, inc.
2, CPCC), o decretos que causen gravamen irreparable (art. 361, inc. 3, CPCC), es decir que excluye los
decretos que no causen gravamen irreparable. ¿Qué significa o cómo sabemos si un agravio es o no
reparable? El agravio es reparable cuando el dictado de una resolución posterior lo puede solucionar, y por
el contrario es irreparable cuando no existe posibilidad posterior de solución del agravio (ej.: si en primera
instancia el juez rechaza una prueba, el agravio es reparable, ya que si luego la parte resulta vencedora en
el juicio, el rechazo de la prueba se torna irrelevante).

En cuanto al TRÁMITE, el recurso de apelación se interpone ante el Juez de Primera Instancia (el mismo
que dictó la resolución recurrida) en el plazo de 5 días de notificada la resolución recurrida (art. 366,
CPCC), plazo fatal (art. 49, inc. 2, CPCC). Este planteo se realiza sin ninguna forma específica, puede
hacerse por escrito o simple diligencia (art. 366, CPCC), incluso es uno de los pocos actos que las partes
pueden realizar sin firma de abogado (art. 81, inc. 1, última parte, CPCC), ya que no se interpone fundado,
sólo se expresa que se plantea recurso de apelación contra determinada resolución.

Interpuesto el recurso, el Juez de Primera Instancia analiza la admisibilidad formal, esto es, si se
encuentran cumplimentados los requisitos formales arriba analizados, como condiciones comunes a todos
los recursos. Así, si considera que los mismos están cumplidos, concederá el recurso de apelación,
mientras que si considera que no fueron cumplidos, lo denegará, debiendo en este último caso utilizarse el
recurso directo o queja.

Suponiendo que el Juez de Primera Instancia conceda el recurso, y notificada la resolución respectiva (por
la cual se concede el recurso) deberá elevarse el expediente ante la Cámara de Apelaciones (art. 369, 1o
párrafo, CPCC). Ahora bien, como hemos analizado, el recurso de apelación se interpone sin
fundamentación, pero para que la Cámara de Apelaciones pueda resolver el recurso, debemos saber sobre
qué va a versar el mismo (recordar los límites el Tribunal del recurso a la hora de resolver), y por tanto el
recurso de apelación debe fundamentarse. Para ello, una vez que el expediente llega a la Cámara, la
misma correrá traslado al apelante para expresar agravios por el plazo de diez días (art. 371, CPCC), plazo
que no es fatal (el art. 49, inc. 2, CPCC, indica que son plazos fatales para “interponer” recursos, y en este
caso el recurso fue interpuesto antes).

Frente a dicho traslado podría suceder que el recurrente (apelante) no exprese agravios en el plazo fijado o
que sí lo haga. Si no expresa agravios, a pedido de parte, se declara desierto el recurso, lo que implicará la
firmeza de la resolución recurrida oportunamente en apelación (art. 374, CPCC). Si expresa agravios, o sea,
fundamenta el recurso de apelación, de dicha expresión de agravios se corre traslado a la otra parte
(apelada) para que lo conteste por el plazo de diez días no fatales (art. 372, 1a parte, CPCC).
Frente a este traslado para contestar, podría suceder que el apelado conteste la expresión de agravios, en

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cuyo caso el recurso seguirá su trámite; que no conteste la expresión de agravios, en cuyo caso también el
recurso seguirá su trámite, pero el recurrido (apelado) habrá perdido la oportunidad de “defender” la
resolución que le fuera favorable; o puede adherir al recurso (art. 372, CPCC).

La adhesión al recurso de apelación es la posibilidad que tiene el apelado de “adherir” a la vía abierta por
el apelante, y hacer su propia apelación en contra de la resolución recurrida. Para ello deben existir en la
resolución de primera instancia vencimientos recíprocos que generen agravio a ambas partes, ya que en
caso contrario no podrá adherir al recurso.

Algunos ejemplos:

1) El actor demanda 100, y el juez condena al demandado a abonar 90. Frente a ello, el actor decide no
recurrir, ya que considera que si bien se le adeudaban 100, es preferible cobrar ahora 90, y no esperar toda
una apelación para que condenen también por los otros 10; pero resulta que el demandado apela por los
90 que lo condenaron a pagar. Entonces, cuando el actor (apelado) debe contestar la expresión de agravios
del demandado (apelante), no sólo contesta solicitando el rechazo
de la apelación del demandado, sino que “se adhiere” y realiza su propia apelación, expresando agravios, y
solicitando que también se condene al demandado a abonarle los 10 restantes. Esta adhesión es válida,
porque el apelado también tiene agravio respecto de la resolución recurrida. En tal situación habrá dos
apelaciones: la principal del demandado y la adhesiva del actor.

2) El actor demanda 100, y el juez condena al demandado a abonar 100. Frente a ello, el demandado
plantea recurso de apelación, y expresa agravios ante la Cámara. Al correrse traslado al actor (apelado)
para contestar el recurso, éste no podría adherir, ya que no tiene vencimiento alguno en la resolución
recurrida, y por tanto no tiene agravio. No podía recurrir antes en forma principal, y tampoco puede
hacerlo ahora en vía adhesiva.

Luego de ello, la Cámara dicta el decreto de autos (art. 377, CPCC) (recordar que dentro de los tres días de
notificado el decreto de autos las partes pueden recusar sin expresión de causa a uno de los tres miembros
de la Cámara -art. 19, inc. 2, CPCC-), y firme ese decreto la causa pasa a resolver en la Cámara.

La resolución en la Cámara, que tiene tres miembros, se realiza de la siguiente manera: se entrega el
expediente por veinte días a cada vocal (art. 379, CPCC), luego dentro de los cinco días se realiza el
acuerdo, para fijar los punto a deliberar y resolver (art. 380, CPCC). Finalmente, se dicta la sentencia en
audiencia pública (art. 382, CPCC), debiendo resolverse el recurso por unanimidad o al menos mayoría
(art. 381, CPCC).

4. CASACIÓN

El recurso de casación es un recurso vertical (se interpone contra determinadas resoluciones de las
Cámaras de Apelaciones, para ser resuelto por su superior en grado, o sea, por el Tribunal Superior de
Justicia) y extraordinario (las causales se encuentran predeterminadas por el legislador).

Genéricamente, las causales de este recurso son dos: violación de las formas y violación de la ley (errónea
interpretación de la ley).

La causal de violación de la ley (errónea interpretación de la ley) tiene como fundamento el ejercicio por
el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la función de nomofilaquia, que significa la determinación de la
correcta interpretación del derecho. Así, siendo el TSJ un Tribunal único, y superior a los demás (Cámara de

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Apelaciones y Jueces de Primera Instancia), tiene entre sus funciones la determinación de la correcta
interpretación jurídica para sí, y para los Tribunales inferiores.

Esta causal se encuentra regulada en los incs. 3 y 4 del art. 383, CPCC, aunque, si bien la causal se
encuentra en el error en la interpretación de la ley, existe un requisito de admisibilidad previsto en la ley:
existencia de resoluciones contradictorias donde haya existido una interpretación normativa diferente.

Así, el inc. 3, art. 383, CPCC, exige la acreditación de una resolución que se funde en una interpretación
diferente a la realizada en el fallo recurrido, dentro de los cinco años anteriores, por la misma Cámara de
Apelaciones, el TSJ, otra Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial, otra Cámara de Apelaciones de
otro fuero (ej. penal, laboral, familia, etc) o Tribunal de Instancia Unica (ej. jueces correccionales), siempre
de Tribunales dentro de la Provincia. Mientras que conforme el inc. 4, art. 383, CPCC, también exige un
fallo contradictorio, pero solamente del TSJ, sin límite temporal, pero debe haber sido dictado con motivo
de un recurso de casación por la causal del inc. 3, art. 383, CPCC (debe haberse planteado en algún
momento una casación por el inc. 3, art. 383, CPCC, y haber determinado en ese momento el TSJ una
correcta interpretación; si en el futuro una Cámara de Apelaciones interpreta diferente el derecho, el
recurso de casación puede plantearse por la causal del inc. 4, art. 383, CPCC).

La causal de violación de las formas no es ni más ni menos que un planteo de nulidad, y por ello tiene
idénticas reglas procesales a las analizadas oportunamente al estudiar las nulidades procesales. Se
encuentra regulada en los incs. 1 y 2, art. 383, CPCC.

En tal sentido, establece el inc. 1, art. 383, CPCC, que procederá el recurso de casación cuando se hayan
violado los principios de congruencia, fundamentación lógica y legal, o haya existido violación de las
formas prescriptas para el procedimiento y la sentencia (art. 383, inc. 1, 1a parte, CPCC). En realidad,
habría sido suficiente expresar esta última afirmación, ya que la congruencia y la fundamentación lógica y
legal son exigencias de la sentencia.

Tal como fue analizado al estudiar las nulidades procesales, el recurso de casación por esta causal no
procede si el recurrente hubiere concurrido a producirla, aceptado los actos nulos, o que éstos, no
obstante su irregularidad, hubieren logrado la finalidad a que estaban destinado, o genéricamente que no
resultare afectada la defensa en juicio (art. 383, inc. 1, última parte, CPCC). Asimismo, el inc. 2, art. 383,
CPCC, también establece que procederá cuando se encuentre violada la cosa juzgada. Se trata, en realidad,
de una causal innecesaria, ya que la cosa juzgada puede ser alegada en cualquier momento del juicio, e
incluso declarada de oficio por los jueces (art. 141, CPCC), pero en todo caso, el hecho de ser incluida como
causal de casación ratifica la importancia de la cosa juzgada en el proceso civil y comercial.

Respecto de las resoluciones recurribles en casación, debemos distinguir por cuál causal se plantee.
Cuando el recurso de plantea por la causal de violación de la ley (errónea interpretación de la ley),
cualquier resolución resulta recurrible (art. 384, 2° párrafo, CPCC).

En cambio, cuando la causal es la violación de las formas, procede solamente contra sentencias definitivas
y autos que pongan fin al proceso, hagan imposible su continuación o causen gravamen irreparable (art.
384, 1° párrafo, CPCC). No procede contra cualquier sentencia dictada por una Cámara de Apelaciones,
sino solamente contra sentencias definitivas, que son aquellas que hacen cosa juzgada material (art. 384,
último párrafo, CPCC), es decir, que no pueden ser revisadas en un proceso posterior; y en cambio las que
hacen cosa juzgada formal no son revisables en casación, y deberán ser revisadas en el proceso posterior
que las mismas autorizan. Respecto de los autos, en principio no procede el recurso de casación, salvo
aquellos que pongan fin al proceso, hagan imposible su continuación o causen gravamen irreparable, lo
que genéricamente significa que no debe existir posibilidad posterior de solución del agravio: si existe

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posibilidad que una resolución posterior del proceso pueda solucionar el agravio, no procederá el recurso
de casación, pero si no existe tal posibilidad, podrá plantearse dicho recurso.

En cuanto al TRÁMITE, debe plantearse dentro de los quince días de notificada la resolución recurrida (art.
385, 1a parte, CPCC), siendo tal un plazo fatal (art. 49, inc. 2, CPCC), debiendo hacer la siguiente
aclaración: si lo recurrido es un Auto, el plazo corre desde la notificación respectiva (art. 142, CPCC),
mientras que si lo recurrido es una sentencia dictada por la Cámara de Apelaciones, las partes quedan
notificadas de la resolución recurrida el día de la audiencia pública (recordar que la sentencia de Cámara se
dictada de tal modo), por lo que el plazo corre desde allí.

El recurso debe interponerse fundado, determinándose el motivo o causal por el cual se plantea, los
argumentos sustentadores (art. 385, inc. 1, CPCC), y en el caso de la causal de violación de la ley (errónea
interpretación de la ley) debe expresarse la interpretación pretendida (art. 385, inc 2, CPCC). Además,
acompañar la resolución contradictoria, que puede cumplimentarse de dos modos: acompañar copia
juramentando el abogado que es copia fiel de su original, o en caso de encontrarse publicada en forma
completa en una revista jurídica de amplia difusión provincial, puede citarse el lugar de publicación (art.
385, última parte, CPCC).

Planteado el recurso, se corre traslado por quince días fatales a la parte contraria para que lo conteste
(art. 386, CPCC), y en este caso el recurrido puede contestar o no contestar, pero no puede adherir, ya que
la adhesión sólo está prevista para el recurso de apelación.

Luego de ello la Cámara realiza el análisis de admisibilidad formal, similar al que realiza el juez de primera
instancia en la apelación. Así, sí la Cámara de Apelaciones concede el recurso de casación, previa notifi-
cación, se eleva el expediente al TSJ (art. 386, CPCC), que en el caso actúa por medio de su Sala Civil y
Comercial, integrada por tres miembros. En cambio, si no concede el recurso, deberá utilizarse el recurso
directo o de queja.

Suponiendo que el recurso fuera concedido, cuando la Sala Civil y Comercial recibe el expediente dicta el
decreto de autos, para que las partes, dentro de los tres días de notificadas, puedan recusar sin expresión
de causa a uno de los tres vocales que la integran (art. 19, inc. 2, CPCC). Firme el decreto de autos,
y acreditado ello en el expediente, pasa a resolver el recurso de casación, siendo allí el mismo trámite que
para la resolución de la apelación (art. 387, CPCC).

Si la Sala Civil y Comercial del TSJ hace lugar al recurso de casación, anulará la sentencia de la Cámara de
Apelaciones, y en tal supuesto tiene dos opciones, siendo facultativa su utilización por el Tribunal: puede
utilizar el reenvío, que significa remitir la causa a otra Cámara de Apelaciones para que dicte
una nueva resolución (la anterior fue anulada), o resolver sin reenvío, lo que significa no sólo anular la
resolución recurrida, sino resolver directamente la cuestión (art. 389, CPCC), aunque existe un caso donde
el reenvío es obligatorio, y es cuando el vicio de nulidad (en la causal de violación de las formas) se
produce durante el procedimiento. En tal caso debe anularse todo lo actuado desde el vicio de nulidad y
tramitar nuevamente la causa desde allí, lo que por tanto exige el reenvío, y no puede la Sala Civil y
Comercial del TSJ resolverlo directamente.

El efecto de este recurso es suspensivo como regla, salvo excepciones (art. 388, CPCC).

5. INCONSTITUCIONALIDAD

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Al igual que la casación, el recurso de inconstitucionalidad es un recurso vertical (se interpone contra
determinadas resoluciones de las Cámaras de Apelaciones, para ser resuelto por su superior en grado, o
sea, por el Tribunal Superior de Justicia) y extraordinario (las causales se encuentran predeterminadas por
el legislador).
El recurso de inconstitucionalidad no es ni más ni menos que un recurso de casación por violación de la ley,
cuando la ley violada o erróneamente interpretada es la ley constitucional (tanto la Constitución Provincial,
como la Nacional), conforme surge de la lectura de los motivos o causales en el art. 391, CPCC.

Las resoluciones recurribles son idénticas a las resoluciones recurribles en casación (art. 392, CPCC), y el
trámite, efectos, reenvío, etc, es idéntico (arts. 393 y 394, CPCC), salvo las siguientes diferencias:

- Mientras el recurso de casación es resuelto por el TSJ en Sala (Sala Civil y Comercial), el recurso de
inconstitucionalidad es resuelvo por el TSJ en pleno (se dicta por sus siete miembros).

- Como en todo proceso donde existe el planteo de una cuestión constitucional, es parte necesaria el
Ministerio Público Fiscal, y por ello previo a resolver este recurso, se corre vista por diez días al Fiscal
General (art. 393, 2a parte, CPCC).

- Si bien se trata de un tipo de casación por violación o errónea interpretación de la ley (constitucional en el
caso), no requiere la existencia de resoluciones contradictorias, como en el recurso de casación.

6. RECURSO DIRECTO O QUEJA

El recurso directo o queja, o también denominado “recurso de hecho”, es un recurso auxiliar, que no tiene
un fin en sí mismo, y cuyo objetivo es lograr la revocación de la denegatoria por el inferior (“a-quo”) de un
recurso vertical o que posee efecto devolutivo.

Ya hemos visto que frente al planteo de un recurso vertical o con efecto devolutivo (aquellos que se
presentan ante un Tribunal, para ser resuelto por otro superior en grado), el Tribunal ante el que se
plantea realiza un análisis de admisibilidad, y en caso de considerar incumplidos los requisitos formales,
deniega el recurso. Justamente luego de dicho control de admisibilidad, en caso de ser denegado el
recurso, procede el recurso directo por ante el superior (“ad-quem”), para que la revocatoria sea revocada,
y de tal modo, concedido el recurso principal. Lo que se busca es producir un nuevo examen de
admisibilidad del recurso principal que fuera denegado. Por ello, este recurso es aplicable a los recursos de
apelación, casación e inconstitucionalidad (art. 402, primer párrafo, CPCC).

El recurso directo se plantea ante el superior (ad-quem) de quien denegó el recurso principal (si fuera el
recurso de apelación, se plantearía ante la Cámara de Apelaciones; si fueran los recursos de casación e
inconstitucionalidad, se interpondría ante el TSJ), en el plazo de diez días (art. 402, primer párrafo, última
parte, CPCC), plazo que es fatal (art. 49, inc. 2, CPCC).

Respecto de sus requisitos formales, deben acompañarse copias juramentadas por el letrado (respecto de
su autenticidad) de la resolución recurrida, del recurso principal (apelación, casación o
inconstitucionalidad), de su contestación (en los casos de recursos de casación e inconstitucionalidad), y
de la resolución denegatoria (art. 402, inc. 2, CPCC); como asimismo indicar también bajo juramento
fechas de notificación de la resolución recurrida, interposición del recurso principal (apelación, casación o
inconstitucionalidad) y de la resolución denegatoria.

El contenido de este recurso es una crítica a la denegatoria, es decir, el recurrente debe demostrar que el
recurso principal se encuentra mal denegado (ej.: el Tribunal inferior considera que el recurso era

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inadmisible por extemporáneo, y entonces en el recurso directo o queja deberá argumentarse que el
recurso fue interpuesto en tiempo), y no tiene sustanciación, lo que significa que no se corre traslado a la
parte contraria del recurrente.

Una vez que se hace lugar a este recurso, con lo cual el Tribunal considera que el recurso principal estuvo
mal denegado, el trámite posterior dependerá del recurso principal de que se trate: si lo mal denegado era
el recurso de apelación, la Cámara de Apelaciones concederá dicho recurso y seguirá el trámite que tiene
el recurso de apelación; y si lo mal denegado eran los recursos de casación o de inconstitucionalidad, el
TSJ (en Sala o en Pleno, respectivamente) directamente, en la misma resolución, resolverá dichos recursos
(casación o inconstitucionalidad).

Determinado sus caracteres, estamos en condiciones de expresar que el recurso directo es un recurso
horizontal (lo resuelve el mismo juez o Tribunal ante el cual se plantea) y será ordinario o extraordinario,
de acuerdo a las características del recurso principal (apelación, casación o inconstitucionalidad).

7. REVISIÓN

Hasta ahora hemos analizado todas las vías recursivas que tienen por objeto que una determinada
resolución no quede firme, o sea, que no pase en autoridad de cosa juzgada.

En cambio, en la revisión, ya existe una resolución pasada en autoridad de cosa juzgada, y justamente por
medio de ella se intenta modificar dicha cosa juzgada. (Recordar que la resolución pasada en autoridad de
cosa juzgada material es inmodificable en el mismo proceso y en uno posterior).

Sin embargo, la ley no protege la cosa juzgada que ha sido obtenida en forma fraudulenta (entendida en
sentido amplio), y por ello cuando existen determinadas causales que demuestran que la resolución luego
firme fue obtenida fraudulentamente, puede revocarse por medio de la revisión.

No es técnicamente un recurso, por lo antes expresado (no intenta que una resolución no pase en
autoridad de cosa juzgada), sino una acción impugnativa (otro tipo de impugnación), aunque en el CPCC
está regulada en el capítulo de los Recursos.

El CPCC establece como causales: cuando la sentencia recurrida fue obtenida por documentos o testigos
declarados falsos en fallo irrevocable; se obtuvieren con posterioridad documentos decisivos ignorados,
extraviados o detenidos por fuerza mayor o por obra de la parte contraria; o en casos de prevaricato,
cohecho, violencia o genéricamente cualquier forma de maquinación fraudulenta (art. 395, CPCC).

Esta acción impugnativa o recurso se plantea contra las mismas resoluciones que puede recurrirse en
casación o inconstitucionalidad (art. 396, CPCC) y se interpone y tramita directamente ante el Tribunal
Superior de Justicia (art. 397, CPCC), por el trámite de juicio ordinario (art. 400, CPCC).

Para su interposición existen dos plazos diferentes: por un lado, debe plantearse en el plazo de treinta días
de conocida la causal, y nunca más de cinco años de dictada la resolución recurrida.
Este recurso o acción impugnativa, como regla, no tiene efecto suspensivo, salvo excepciones (art. 401,
CPCC).

JUICIOS DECLARATIVOS Y JUICIOS EJECUTIVOS

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ACTIVIDAD DECLARATIVA Y EJECUTIVA: concepto y comparación

El proceso puede ser, atendiendo a la finalidad perseguida por la pretensión que lo motiva, declarativo o
de ejecución.
El proceso declarativo es aquél que tiene por objeto una pretensión tendiente a que el órgano judicial
declare, mediante la aplicación de normas jurídicas, el contenido y alcance de la situación jurídica existente
entre las partes. Ello se realiza por medio de la actividad declarativa del juez o Tribunal. En ella
el juez “declara” (de allí la denominación) un derecho que ya preexiste con anterioridad (ej. si dos personas
tienen un accidente automovilístico, la víctima tiene derecho a ser indemnizado por la parte culpable del
accidente desde el momento mismo del hecho, por ello cuando el juez declare que la otra parte la adeuda
una indemnización, está declarando un derecho preexistente).

Esta actividad declarativa tiene diferentes grados, por lo cual, dependiendo de la intensidad del conflicto
(puede que un derecho esté discutido, o puede que sin estar discutido, el derecho esté violado, o puede
que se sumen ambas cosas: está violado porque está discutido), distinguimos tres tipos diferentes de
sentencias declarativas o de conocimiento:

En primer lugar, sentencias declarativas puras o meramente declarativas, donde sólo se da certidumbre a
una determinada relación jurídica. Se trata de conflictos de intensidad mínima, donde sólo existe una
simple falta de certeza sobre la existencia, alcance o modalidad de una determinada relación jurídica (art.
413, CPCC). Ej.: acción declarativa de certeza

En segundo lugar, encontramos las sentencias constitutivas, donde a partir de la declaración, nace o se
crea una nueva situación o status jurídico. Ejemplo de ello lo encontramos en la sentencia que hace lugar a
una acción de filiación, donde si bien el juez declara un derecho preexistente (el actor es hijo del
demandado desde el momento de su nacimiento), a partir de la sentencia se cambiará el status jurídico de
ambas partes (pasarán a ser hijo y padre, respectivamente).

Finalmente, las sentencias de condena, donde el juez declara la existencia de un derecho, y en virtud de
que existe lesión a dicho derecho, condena a cum-plir una determinada obligación. Esto se realiza con el
objetivo de lograr el restablecimiento del derecho lesionado. Se da el máximo grado de intensidad, ya que
el derecho se encuentra discutido y, además, lesionado. Se trata de una sentencia donde existe declaración
pura, y además condena al restablecimiento del derecho lesionado. Esa condena se hace con la prevención
que si la prestación no es cumplida voluntariamente, el juez la va a hacer cumplir forzosamente,
sustituyendo al deudor para darle al acreedor por la fuerza aquello que el deudor no realiza
voluntariamente.

Cuando la sentencia que pone fin al proceso de conocimiento es meramente declarativa o constitutiva, el
interés del vencedor resulta satisfecho a través del simple pronunciamiento de aquélla, sin perjuicio de que
las leyes, en ciertas hipótesis, exijan su inscripción en los Registros, ya que el cumplimiento de ese requisito
sólo tiene por objeto hacer extensiva (oponible) a los terceros la eficacia de la cosa juzgada adquirida por
el fallo.

Pero cuando se trata de una sentencia de condena que, como tal, impone el cumplimiento de una
prestación (de dar, de hacer o de no hacer), y ésta no es voluntariamente cumplida por el vencido, el
ordenamiento jurídico prevé la posibilidad de que se lleve a cabo una ulterior actividad judicial encaminada

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a asegurar la integral satisfacción del derecho del vencedor. Allí aparece la actividad ejecutiva de los
jueces.

La actividad ejecutiva, que en el proceso civil se halla supeditada al pedido de la parte interesada, se
desarrolla en el denominado proceso de ejecución. Éste, frente a la hipótesis de incumplimiento de la
sentencia por el vencido, constituye el medio para que, por obra de los órganos judiciales del Estado
y a través del empleo de las medidas coercitivas correspondientes al tipo de obligación de que se trate, se
sustituya la ejecución forzada a la ejecución voluntaria.

Desde este punto de vista, resulta claro que el proceso declarativo o de conocimiento y el proceso de
ejecución se encuentran ubicados en un mismo plano jurídico, ya que coinciden en la esencial finalidad de
procurar la tutela integral de los derechos del acreedor.

En cuanto a la estructura de los juicios declarativos y ejecutivos, cabe puntualizar que en los primeros
(juicios declarativos) existe una pretensión, una contestación de demanda, etapa probatoria,
eventualmente discusoria, y sentencia que declara la existencia o no del derecho pretendido por el actor.

En cambio, en las ejecuciones o juicios ejecutivos, el ejercicio del derecho de defensa no se realiza
mediante contestación de demanda, sino a través de oposición de excepciones. Éstas son limitadas (ya hay
un derecho reconocido o una presunción legal de autenticidad), sólo hay etapa probatoria, discusoria y
recursiva, si el demandado opone excepciones, ya que en caso contrario, se dicta resolución directamente,
sin existir las etapas referidas. La resolución que se dicta en este tipo de procesos se denomina sentencia
de remate, y luego de ella se sigue el trámite de determinación de la deuda (capital, intereses y costas,
formulando liquidación). Luego, dependiendo del bien o bienes que se hayan embargado, el trámite que
corresponda: orden de pago (dinero), subasta (bien mueble o inmueble), entrega de títulos, etc.

JUICIOS DECLARATIVOS GENERALES

1. ORDINARIO Y ABREVIADO

Dentro de los procesos declarativos encontramos procesos declarativos generales y especiales. Los
generales están regulados para tramitar todo conflicto judicial que no tenga establecida una tramitación
especial, y los especiales para conflictos o relaciones jurídicas particulares (art. 410, CPCC).
El CPCC regula como juicios declarativos generales al ordinario y al abreviado (art. 411, CPCC), siendo el
juicio ordinario el juicio “residual”, esto es, que se tramitan por juicio ordinario todos los juicios
declarativos generales que no tengan trámite de juicio abreviado (art. 417, CPCC).

2. CAUSAS Y TRÁMITE

Establece el CPCC específicamente qué causas se tramitan por juicios declarativos especiales, cuáles por
juicio abreviado, y lo demás se tramitará por juicio ordinario (art. 417, CPCC).

El trámite del juicio ordinario es materia de repaso, por lo que nos remitimos a lo antes estudiado.

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Para la regulación de los demás juicios declarativos (abreviado y juicios declarativos especiales), el CPCC
regula sólo sus caracteres especiales, ya que en lo demás se aplican las reglas del juicio ordinario (Art. 415,
CPCC).

Analizaremos, entonces, los casos y trámite del juicio abreviado. Establece el CPCC que se tramitan por
juicio abreviado:

1) Las demandas de contenido patrimonial menores a doscientos cincuenta jus (art. 418, inc. 1, CPCC),
mientras que, las que sean mayores a dicho monto, se tramitarán por juicio ordinario. El jus es una unidad
arancelaria de honorarios profesionales, cuyo valor -variable- es fijado mes a mes por el TSJ, conforme lo
regula el art. 36, Ley 9459 (Código Arancelario para Abogados y Procuradores de la Provincia de Córdoba).

2) El juicio de consignación de alquileres (art. 418, inc. 2, CPCC). No se trata de cualquier consignación (que
llevaría trámite de juicio ordinario o abreviado de acuerdo a la regla establecida en el punto anterior), sino
solamente la de consignación de alquileres, que cualquiera sea su monto se tramitará de este modo.

3) La acción declarativa de certeza (art. 418, inc. 3, CPCC), referenciada más arriba por la cual se obtiene
una sentencia declarativa pura o meramente declarativa (art. 413, CPCC).

4) Los juicios de alimentos y litisexpensas (art. 418, inc. 4, CPCC). Los juicios de alimentos se dan en los
casos donde existe obligación alimentaria entre las personas, y quien demanda no puede obtenerlos por sí
misma (en general son los casos de parentesco, pero también en algunas otras relaciones jurídicas). Las
litisexpensas son los gastos que demanda dicho juicio u otro (ej. divorcio), de allí la denominación:
expensas (gastos) de una litis (juicio). Es decir, no sólo se reclama el pago de los alimentos, sino también
los gastos para llevar adelante dicho pleito u otro.

5) Los incidentes que no tengan una tramitación especial (arts. 418, inc. 5, y 427, CPCC).

6) Todos los casos en que la ley sustantiva establezca trámite de juicio sumario o expresión equivalente o
similar (art. 418, inc. 6, CPCC), existiendo un sinnúmero de normas en el Código Civil y Comercial, Ley de
Sociedades Comerciales, etc., que así lo determinan. En tales casos, el CPCC establece que se tramitarán
por juicio abreviado.

7) Los demás casos que la ley procesal establece (art. 418, inc. 7, CPCC). Existen en el CPCC normas que
determinan en forma expresa que una determinada cuestión se tramitará por juicio abreviado (ej. art. 536,
2° párrafo, CPCC).

Respecto del TRÁMITE del juicio abreviado, tiene los siguientes caracteres: salvo la documental y la
confesional, que se rige por las mismas reglas del juicio ordinario, toda la prueba restante debe ofrecerla
el actor con la demanda (art. 507, CPCC), así como el demandado con la contestación de la demanda (art.
508, CPCC).

Una vez admitida la demanda, se cita al demandado a comparecer y contestar la demanda en el plazo de
seis días, que pueden extenderse hasta veinte días en razón de la distancia (art. 508, CPCC).
El demandado debe en un sólo acto comparecer, constituir domicilio, oponer excepciones dilatorias,
contestar la demanda, reconvenir, y ofrecer toda la prueba, salvo la documental y la confesional (art. 508,
CPCC).

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No existe declaración de rebeldía, sino que en caso que el demandado no comparezca, directamente se lo
tiene por rebelde, aplicándosele todos los efectos de la rebeldía (art. 509, CPCC).

Luego de ello, se abre la causa a prueba por el plazo de quince días solamente para diligenciar la prueba
(art. 511, CPCC), porque ya fue ofrecida con la demanda y con la contestación de la demanda.

En materia probatoria existen restricciones: solamente un perito por especialidad (no hay colegio pericial:
tres peritos), lo que no implica que no puedan haber peritos de control, la restricción es de peritos oficiales
(art. 513, CPCC). Además, no más de cinco testigos por cada parte, salvo para el reconocimiento de prueba
documental, que no hay límites (art. 512, CPCC).

No existe alegato, por lo que luego de la etapa probatoria, directamente se dicta el decreto de autos y
posteriormente sentencia (art. 514, CPCC).

En la sentencia el juez analiza primeramente las excepciones, y en caso de rechazarlas resuelve la cuestión
de fondo.

Respecto de la apelación, sólo la sentencia es apelable en este juicio, por lo que, en caso de existir un vicio
durante el procedimiento (ej. una nulidad, una denegación de prueba, etc.) deberá interponerse recurso
de reposición para no consentir el vicio. Luego deberá esperarse el dictado de la sentencia: si la sentencia
es favorable a la parte, el vicio se torna irrelevante (el agravio se habrá reparado por el dictado de la
sentencia). Si es desfavorable, al momento de apelar la sentencia se apela ese vicio de procedimiento
(sería como una apelación diferida), así como también la propia sentencia, de suerte tal que la Cámara de
Apelaciones, al resolver el recurso de apelación, primeramente analiza la apelación del vicio de
procedimiento, ya que si considera que existe dicho vicio, anula todo lo actuado a partir de allí (art. 515,
CPCC).

Existe una excepción a la regla expresa en el punto anterior, siendo apelables las resoluciones de los
incidentes no suspensivos (art. 515, segundo párrafo, CPCC).

Finalmente, en el juicio abreviado, todos los plazos son fatales (art. 516, CPCC).

JUICIO EJECUTIVO

INTRODUCCIÓN: Los procesos de ejecución (juicios ejecutivos generales y especiales) son aquellos que no
tienen por finalidad el conocimiento y decisión respecto de una determinada pretensión que es exhibida al
Juez, sino que éstos tienden a la efectivización, a la concreción, a la realización de un derecho,
generalmente consistente en el cobro de una suma de dinero, proveniente de una deuda vencida, líquida o
liquidable conforme a las bases que el mismo título suministre. En este tipo de procesos, frente al
incumplimiento por parte del obligado a lo ordenado judicialmente, el juez provee a la ejecución forzada,
es decir, al cumplimiento forzoso de la resolución dictada. Ello se debe a que el acreedor no puede
procurarse por sí mismo tal cumplimiento, sino que debe requerirlo al Estado, y es el Estado el que, por
medio del Poder Judicial, suple la inactividad del deudor, compeliéndolo forzosamente, por medio de la
realización de sus bienes.

Al igual que lo analizado en relación a los procesos declarativos, los juicios ejecutivos también se clasifican
en general y especiales, según constituya una forma general para la ejecución de los derechos o regulen
formas específicas de ejecución de determinados títulos ejecutivos (art. 410, CPCC).
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Así, el juicio ejecutivo general es el juicio ejecutivo propiamente dicho (art. 414, 1a parte, y 517 y sgtes.,
CPCC), y los juicios ejecutivos especiales o ejecuciones especiales son la ejecución de sentencia, la
ejecución hipotecaria, la ejecución prendaria, la ejecución de honorarios, la ejecución fiscal, entre otros
(art. 414, 2a parte, CPCC).

En primer lugar, para que exista juicio ejecutivo, debe existir un título ejecutivo. Sin título ejecutivo no
existe ejecución, en realidad, no existe derecho a la ejecución, ya que podrá ejercerse el derecho por la vía
que corresponda (ej. juicio declarativo), pero no por vía de ejecución.

1. TÍTULO EJECUTIVO

Salvo casos específicos regulados por normas procesales y sustanciales, en general entendemos por título
ejecutivo al documento que contiene una obligación de dar sumas de dinero líquida (o fácilmente
liquidable) y exigible (art. 517, CPCC).

Sólo se aplica a obligaciones de dar, y específicamente de dar sumas de dinero, cuyo monto se encuentre
líquido o sea fácilmente liquidable con simples operaciones aritméticas, entendiendo que hay liquidez
cuando lo que debe darse o pagarse está expresado en el título, y que sean exigibles. Esto supone la
concurrencia de dos circunstancias: que sea de plazo vencido y que no se halle sujeta a condición, todo lo
que debe constar en un documento. Si falta alguno de tales requisitos (la obligación no es de dar sumas de
dinero, no es líquida, no es exigible, o no consta en un documento), no hay título ejecutivo, y por tanto no
hay derecho a la ejecución.

Existen diferentes clasificaciones de títulos ejecutivos (judiciales y extrajudiciales; judiciales, legales y


convencionales, etc.) pero analizaremos una que resulta importante para luego analizar las diferentes
formas de ejecución:

a) En primer término, existen títulos auténticos, que son aquellos que suponen la existencia de un juicio
declarativo anterior, donde se dictó una sentencia que ha pasado en autoridad de cosa juzgada, y dicha
resolución ha sido incumplida por el obligado. En tal caso no procede el juicio ejecutivo, sino una ejecución
especial, como es la ejecución de sentencia (art. 801 y sgtes., CPCC).

b) En segundo lugar, existen títulos presuntamente auténticos, que son aquellos en donde no existe
declaración anterior, ya que no hubo juicio declarativo previo, sino que aquélla es presumida por la ley,
permitiendo directamente despachar la vía ejecutiva con la sola existencia del título ejecutivo. En esta
categoría aparecen diferentes títulos ejecutivos, como los títulos de crédito (ej.: cheque, pagaré, letra de
cambio, etc.), el certificado de saldo deudor de cuenta corriente bancaria, los créditos por tributos, el
certificado de deudas por expensas comunes de consorcios, etc.

c) Finalmente, existen títulos no auténticos, donde tampoco existe declaración previa, pero que la ley no
les ha permitido despachar la vía ejecutiva, sin que previamente sean completados dichos títulos por un
procedimiento previsto por la ley. En estos casos, previo al juicio ejecutivo propiamente dicho, debe
utilizarse el procedimiento de la preparación de la vía ejecutiva (art. 519 y sgtes., CPCC), tema analizado a
continuación.

2. PREPARACIÓN DE LA VÍA EJECUTIVA (PVE)

La preparación de la vía ejecutiva, conocida en la jerga tribunalicia con su sigla (PVE) es el procedimiento
que debe utilizarse frente a la existencia de títulos no auténticos o que no despachan directamente la vía
ejecutiva, a los fines de “completar” dicho título, y que de este modo, pueda ejecutarse por vía del juicio
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ejecutivo. El CPCC regula tres casos en los cuales se utiliza este procedimiento: a) documento privado (art.
519, inc. 1, CPCC) que requieren previamente reconocimiento para constituir título ejecutivo (art. 518, inc.
1, CPCC); b) casos de alquileres o arrendamientos (arts. 519, inc. 2, y 518, inc. 2, CPCC); y c) obligaciones
con plazo incierto (art. 519, inc. 3, CPCC), a los que les falta la nota de exigibilidad propia del título
ejecutivo.

El primer caso tiene como finalidad el reconocimiento por el deudor de la firma inserta en el documento
privado (art. 519, inc. 1, CPCC), debiendo para ello citarse al supuesto deudor para dicho reconocimiento
(art. 523, primer párrafo, 1a parte, CPCC). Queda, de esta forma, preparada la vía ejecutiva si el presunto
deudor no comparece, comparece y no realiza manifestación alguna (art. 523, primer párrafo, 2a parte,
CPCC), o comparece y reconoce la firma, aunque niegue el contenido (art. 521, CPCC). En cambio, si la
niega, no podrá utilizarse la vía ejecutiva, debiendo en tal caso iniciarse el juicio declarativo que
corresponda, sin perjuicio de la aplicación de sanciones si luego en el juicio declarativo se demuestra que la
firma inserta sí pertenecía al deudor (arts. 523, última parte, y 83, CPCC).

En la segunda situación, la finalidad perseguida es el reconocimiento de la calidad de locatario o


arrendatario, y en caso a afirmativo, exhibición del último recibo de pago (art. 519, inc. 2, CPCC),
debiendo también en este caso citarse al supuesto locatario o arrendatario para dicho reconocimiento (art.
523, primer párrafo, 1a parte, CPCC), quedando preparada la vía ejecutiva si el presunto locatario o
arrendatario no comparece o no realiza manifestación alguna (art. 523, primer párrafo, 2a parte, CPCC), o
comparece y reconoce su calidad de locatario o arrendatario y no exhibe el recibo correspondiente (art.
522, CPCC), exigiéndose solamente el último recibo de pago, ya que la existencia de tal pago hace presumir
los anteriores (CCyC).

c) Finalmente, se prevé el caso de obligaciones de plazo incierto, a fin que el Tribunal fije el plazo en que
debe realizarse el pago de la obligación (arts. 519, inc. 2, CPCC, y 509, y CCyC). Para ello, el Tribunal fijará
una audiencia a la que deberán comparecer el actor y el presunto deudor, bajo apercibimiento que si no
comparece el primero se lo tiene por desistido, y si no lo hace el presunto deudor, de fijar el plazo sin más
trámite (art. 520, 1a parte, CPCC). En esa audiencia, escuchadas las partes, el juez fijará prudencialmente el
plazo en que será exigible la obligación (arts. 520, CPCC, y CCyC). De modo tal que, si al vencimiento de tal
plazo, el deudor no abonara la obligación, el título contendrá todos los recaudos legales, incluida la
exigibilidad.

3. TRÁMITE

Respecto del trámite del juicio ejecutivo, cabe enfatizar que, como se trata de un proceso de ejecución, si
bien puede existir algún mínimo debate en el juicio, no hay análisis de la causa de la obligación. Las
discusiones en el juicio ejecutivo no pueden pasar por la obligación que motiva el libramiento del título
ejecutivo, sino solamente de cuestiones que surjan del propio título. Las cuestiones atinentes a la causa de
la obligación deberán plantearse en el juicio declarativo que corresponda.

ENTONCES: para poder iniciar el juicio ejecutivo debe acompañarse un título ejecutivo de los enumerados
en el art. 518, CPCC, y en caso de resultar necesario, haber realizado la preparación de la vía ejecutiva
correspondiente. La demanda de juicio ejecutivo debe cumplimentar todos los requisitos del art. 175,
CPCC.

Planteada la demanda, y acompañado el título ejecutivo, el Tribunal admite la misma, y ordena lo siguiente
(art. 526, CPCC):

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En primer lugar, la citación de comparendo del demandado, bajo apercibimiento de rebeldía. Para dicha
citación no se establece plazo, porque se rige por las reglas generales ya estudiadas.

En segundo término, la citación de remate del demandado para oponer excepciones. En el juicio ejecutivo
no hay contestación de demanda, sino que el ejercicio del derecho de defensa por el demandado se realiza
mediante oposición de excepciones. La “citación de remate” es la denominación de esta citación para
ejercer el derecho de defensa, mediante la oposición de excepciones. Tal citación se realiza por el plazo de
tres días que se computan a continuación del plazo de comparendo. Así, desde la notificación respectiva al
demandado, correrá primero el plazo de comparendo, y vencido éste, correrá el de la citación de remate.

Finalmente, en el mismo acto se ordenará el embargo de los bienes del demandado por el valor
reclamado, más lo que se estime como intereses y costas provisorias del juicio. Este embargo es el llamado
“embargo ejecutivo”, propio del juicio ejecutivo, donde no hay actividad declarativa, sino solamente
ejecución.

El demandado citado de comparendo y de remate deberá oponer excepciones dentro de tales plazos,
tratándose de un plazo fatal (art. 545, y 49, inc. 5, CPCC).

El trámite posterior del juicio ejecutivo depende de la actividad que el demandado realice: puede suceder
que el demandado no comparezca o comparezca y no oponga excepciones. En tal caso directamente se
dicta sentencia (art. 546, CPCC), y la resolución no será apelable por el demandado (art. 558, 1a parte,
CPCC).

En caso que el demandado comparezca y oponga excepciones, debe hacerlo por alguna de las excepciones
previstas en el art. 547, CPCC, algunas procesales (incompetencia, falta de personería, litispendencia), otras
sustanciales (prescripción, pago, y en general todos los modos extintivos de las obligaciones), y dos
específicas y típicas del juicio ejecutivo: inhabilidad de título y falsedad de título.

Conforme establece el art. 549, CPCC, la inhabilidad de título supone que el título no contiene los
requisitos para ser considerado título ejecutivo (ej. el certificado de saldo deudor de cuenta corriente
bancaria no está firmado por contador y gerente como exige la norma); y la falsedad de título tiene como
fundamento que la firma inserta no pertenece al demandado (es falsa) o que es falso el contenido del
documento (la firma es válida, pero se encuentra adulterado el contenido).

Además de oponer en término las excepciones, el demandado tiene la carga de la prueba de las mismas,
debiendo ofrecer los medios de prueba en el momento de la oposición de excepciones (art. 548, CPCC).
Una vez opuestas las excepciones, se corre traslado al actor por seis días para que las conteste y ofrezca
prueba (art. 551, CPCC).

Si existiera prueba por producir, se abre a prueba la causa por un plazo no mayor a quince días (art. 552,
CPCC), si se hubiera producido prueba se corre traslado a las partes por cinco días para presentar alegatos
(art. 554, CPCC), y luego de ello se dicta decreto de autos. Firme el mismo, pasa la causa a resolver.

4. SENTENCIA

La sentencia del juicio ejecutivo se denomina técnicamente sentencia de remate, y en ella el juez resuelve
las excepciones: en caso de rechazarlas, analiza la procedencia o no de la demanda. Si admite la demanda,
manda llevar adelante la ejecución en contra del demandado (art. 556, CPCC).

5. RECURSOS

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La sentencia de remate es apelable por el demandado si previamente opuso excepciones (art. 558, 1a
parte, CPCC). En cambio, para el actor no tiene restricción alguna, en caso que se haya rechazado la
demanda.

Durante el trámite del juicio ejecutivo se aplica la misma regla del art. 515, CPCC ya analizada respecto del
juicio abreviado (art. 551, inc. 1, CPCC).

Además, el recurso de apelación en el juicio ejecutivo no tiene efecto suspensivo (arts. 558, última parte,
y 560, CPCC).

6. JUICIO DECLARATIVO POSTERIOR

Como la sentencia de remate no hace cosa juzgada material, sino formal, existe la posibilidad de que tal
resolución sea modificada en un proceso declarativo posterior que pueden iniciarlo ambas partes, de
acuerdo al resultado del juicio (art. 557, CPCC).

Para ello, desde el momento mismo en que se decrete el embargo sobre los bienes del demandado (lo que
se produce con la admisión de la demanda ejecutiva, art. 526, CPC), el demandado puede iniciar dicho
juicio declarativo, solicitando la devolución de lo que se le obligue a pagar en el juicio ejecutivo.

7. CUMPLIMIENTO DE LA SENTENCIA DE REMATE. FIANZA. LIQUIDACIÓN

Una vez firme la sentencia de remate, o aún pendiente el recurso de apelación (que no tiene efecto
suspensivo), la etapa siguiente se denomina cumplimiento de la sentencia de remate, que tiene por
finalidad la liquidación o determinación de la deuda, y directamente la ejecución forzosa de los bienes del
deudor.

Establece el CPCC que para iniciar esta etapa, existen dos opciones: se la realiza pasados treinta días desde
que la sentencia de remate quede firme (art. 563, CPCC); o se presta fianza u otra garantía (art. 561, CPCC),
de la que se correrá vista a la otra parte parte, salvo si el demandado estuviera rebelde, en cuyo caso se
omitirá (art. 564, CPCC).

El siguiente paso de este trámite es la formulación de liquidación de capital, intereses y costas del juicio
(art. 564, primer párrafo, CPCC). Embargados los bienes del deudor (al admitirse la demanda ejecutiva, art.
526, CPCC), y previo a su ejecución forzada, debe determinarse con exactitud el monto de la deuda. Por
ello, se realiza esta liquidación o planilla en base a las pautas fijadas por el juez en la sentencia de remate.
De la liquidación formulada por el actor, se corre traslado por tres días al demandado, que puede
impugnarla si la misma no estuviera correctamente confeccionada, corriéndose traslado por tres días al
actor para que conteste la impugnación, y finalmente el juez resolverá y eventualmente aprobará la
liquidación (art. 564, CPCC).

8. PAGO SEGÚN NATURALEZA DE BIENES EMBARGADOS

Finalmente, determinada la deuda por la aprobación de la liquidación de capital, intereses y costas, el


trámite posterior de ejecución forzada dependerá del bien que haya sido embargado:

a) Si lo embargado fuese dinero, como se encuentra depositado en una cuenta judicial, el juez librará una
“orden de pago” (similar a un cheque, pero librado por el juez sobre una cuenta judicial), a fin de que el
acreedor pueda percibirlo (art. 564, último párrafo, CPCC).

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b) Si lo embargado fuera un crédito dinerario, se le entregarán al ejecutante los documentos necesarios
para gestionar el cobro de esa deuda, y percibir de allí su crédito (art. 565, CPCC). La situación supone que
el deudor sea a su vez acreedor respecto de un tercero, y es por ello que el actor del juicio ejecutivo
intentará cobrar la acreencia de su deudor, de modo de poder percibir su crédito.

c) Si lo embargado fueran valores bursátiles, se encomendará a un agente de bolsa su venta, percibiendo


el crédito de dicho producido (566, CPCC).

d) Finalmente, si lo embargado fueran bienes en general, se procederá a su venta en remate público (art.
567, CPCC).

EJECUCIONES ESPECIALES

1. EJECUCIÓN DE SENTENCIA

Se trata de un juicio ejecutivo especial, que supone la existencia de una declaración anterior, o sea, un
título ejecutivo auténtico.

Este trámite es aplicable tanto a la ejecución de sentencias declarativas, como a la ejecución de multas
(801, inc. 1, CPCC), costas (801, inc. 2, CPCC) y honorarios (801, inc. 3, CPCC; art. 121, Ley 9459).

El título ejecutivo en el caso concreto es la resolución firme y ejecutoriada (art. 802, CPCC): firme significa
que la resolución debe haber pasado en autoridad de cosa juzgada, y ejecutoriada implica que se haya
vencido el plazo para su cumplimiento (ej. el Tribunal condenó al demandado a abonar en diez días al
actor, deberá esperarse que quede firme, y que luego venza el plazo para el cumplimiento).

Cumplido el recaudo expresado, se cita al ejecutado para oponer excepciones en el plazo de tres días (art.
808, CPCC), las que se encuentran limitadas (art. 809, CPCC), y nuevamente -como respecto del juicio
ejecutivo general- el trámite posterior depende de la actitud que asuma el ejecutado: si el ejecutado no
opone excepciones, se continúa con la ejecución sin recurso alguno (art. 810, primer párrafo, CPCC). En
cambio, si el ejecutado opone excepciones, de las mismas se corre traslado al ejecutante por tres días
para que las conteste. El Tribunal dictará resolución (art. 810, CPCC), siendo las costas a cargo de la parte
ejecutada como regla (art. 824, CPCC), y teniendo el recurso de apelación efectos similares a los analizados
respecto del juicio ejecutivo general (art. 823, CPCC).

Firme la resolución que ordena continuar adelante la ejecución, el trámite posterior se rige por las reglas
analizadas del cumplimiento de la sentencia de remate para el juicio ejecutivo general (art. 811, CPCC).

2. EJECUCIÓN HIPOTECARIA

Otro tipo de ejecución especial es la ejecución hipotecaria, donde no sólo existe un título ejecutivo, sino
que el mismo está garantizado por una hipoteca, lo que significa que una vez que se ordene llevar adelante
la ejecución, la realización o ejecución forzada será sobre el bien inmueble hipotecado.

Sus caracteres particulares se encuentran regulados en un solo artículo del CPCC (art. 528, CPCC), ya que
en todo lo demás se aplican las reglas del juicio ejecutivo general: La citación de remate (art. 526, CPCC)
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debe incluir la intimación de pago de capital más intereses en plazo de tres días (art. 528, inc. 1, 1a parte,
CPCC). Se requerirá al ejecutado que denuncie nombre y domicilio de terceros poseedores del inmueble
hipotecado en caso de existir (art. 528, inc. 1, 2a parte, CPCC). Se ordenará al Registro General informe
nombre y domicilio de terceros poseedores y otros acreedores hipotecarios (art. 528, inc. 1, 1a parte,
CPCC). También se procederá a la anotación preventiva de la existencia de la ejecución hipotecaria (art.
528, inc. 2, 2a parte, CPCC), librándose la orden respectiva al Registro General.

Si resultare la existencia de terceros poseedores, se los citará de comparendo y de remate, a fin de que
paguen la deuda, abandonen el inmueble u opongan excepciones (art. 528, inc. 3, CPCC), salvo que se
trate de terceros poseedores posteriores a la anotación preventiva antes referida, a quienes no se los
citará de comparendo y de remate, pero podrán tomar intervención en cualquier momento de la causa a
fin de que ejerzan los derechos que consideren, pero sin retrotraerse la causa (art. 528, inc. 4, CPCC),
tratándose de una clara intervención de terceros voluntaria, tema al que remitimos.

3. EJECUCIÓN PRENDARIA

Otro de los casos de ejecución especial es la ejecución prendaria, donde la obligación se encuentra
garantizada por prenda sobre un bien mueble.

No se encuentra regulada en el CPCC, sino en el Decreto-Ley No 15.348/46, ratificado por Ley No 12.962 y
sus modificatorias (texto ordenado mediante Decreto No 897/95), que lo regula como un procedimiento
sumarísimo, verbal y actuado (art. 26), constituyendo título ejecutivo a los fines de esta ejecución especial
el certificado de prenda (art. 26).

Así, iniciada la demanda, para lo cual debe acompañarse el certificado prendario, se despacha
mandamiento de ejecución y embargo. Para ello, se notifica el embargo al encargado del registro donde
está inscripta la prenda, y se cita de remate al demandado para que en tres días fatales oponga
excepciones (art. 29), las que se encuentran limitadas solamente a incompetencia, falta de personería,
renuncia del crédito o del privilegio prendario por parte del acreedor, pago, caducidad de la inscripción y
nulidad del contrato de prenda (art. 30). Finalmente, se dicta sentencia de remate, la que es apelable sin
efecto suspensivo, en el plazo de dos días (art. 30).

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