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El filosofando, las ciencias y el investigando

Dafnis Antonio Domínguez A.

A continuación, las ideas que expondremos lo haremos enfatizando el uso de formas


verbales en lugar de los sustantivos, asimismo las formas verbales en gerundio más
que los infinitivos. En lugar de la “filosofía” o el “filosofar” / la “investigación” o el
“investigar” diremos «el filosofando» y «el investigando».

Distinguimos dos miradas, una fisiológica y otra conductual. La «fisiológica» se


refiere al operar interno del sistema nervioso y la «conductual» al operar explicativo.

El sistema nervioso opera como un sistema cerrado. Por lo tanto, es imposible que
el «medio» pueda comunicar algo al sistema nervioso. Para el sistema nervioso no
hay «dentro» y «fuera», solo correlaciones internas. Dentro y fuera es una distinción
que solo puede hacer un observador u observadora.

Lo dicho no niega el medio. Lo que niega es una relación en la cual el operar del
medio determina el operar del sistema nervioso. Lo que niega es definir, derivar o
determinar un operar con respecto al otro, pero no negamos el intercambio de
materia y energía entre uno y otro.

Resulta imposible para la condición humana comprobar una realidad independiente


del observador u observadora. Si no existiera observador u observadora tampoco
existiría medio, porque el medio es un constructo del observador u observadora.

SOBRE EL FILOSOFANDO
Lo que proponemos desde el filosofando es una corrección epistémica de todas las
ciencias, porque todas son eurocéntricas y colonialistas.

Promovemos las ciencias fundadas en un conociendo que permita transformar la


realidad en favor de las víctimas. Propugnamos tanto las ciencias naturales no-
humanas críticas como las ciencias naturales humanas críticas. Se trata de un
filosofando y de un investigando desde un episteme distinto.

SOBRE LAS CIENCIAS


Respecto a las ciencias, se trata de crear ciencias críticas. Crear ciencias críticas
exige mucha creatividad y, sobre todo, descolonizar nuestra forma de pensar.

Las ciencias no son neutras, si se las concibe solo cumpliendo funciones dentro del
sistema no serían ciencias, sino cientificismo. El cientificismo solo ve la realidad
como algo funcional. Para el cientificismo, lo político no tiene cabida en las ciencias.
Quien así considere a las ciencias no es científico sino cientificista.

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Entendemos por «ciencias funcionales» aquellas que se ocupan de que los
sistemas funcionen. Las relacionadas con sistemas naturales no-humanos son las
«ciencias naturales no-humanas funcionales». Las relacionadas con el vivir humano
son «ciencias naturales humanas funcionales».

La demarcación entre ciencias naturales y ciencias sociales –o humanas– es una


demarcación moderna-colonial. Para dicha concepción las ciencias sociales no son
naturales porque lo social o humano no es considerado parte de la naturaleza.

Las «ciencias críticas» ‒distintas a las desarrolladas para que los sistemas
funcionen– no estudian funciones de las partes del sistema. Las ciencias críticas
estudian a la naturaleza y el vivir humano como una parte de la naturaleza. Las
estudian no como objeto sino en una relación de dignidad, de amor y
compenetración.

Ambas ciencias críticas –las no-humanas y humanas– son naturales. Y tanto las
ciencias funcionales como las críticas son necesarias.

SOBRE EL INVESTIGANDO

Con relación al investigando, no se trata de investigar una realidad pre-existente la


cual luego es representada, sino constatar una conducta coherente en cualquier
situación observada en un ámbito determinado.

Si del existiendo se trata, el conociendo consiste en un constatando conductas


adecuadas para el realizando, manteniendo y aumentando el vivir. El investigando
es el vivir y el vivir es el investigando.

Lo político se refiere a la cotidianidad del vivir y las ciencias deben tener


responsabilidad con el vivir. No es lo mismo un investigando para que los sistemas
funcionen, que un investigando para el realizando, manteniendo y aumentando el
vivir humano en comunidad.

CRITERIOS QUE DEMARCAN LAS CIENCIAS DE LA NO-CIENCIA

No hay una única concepción acerca de lo que se considera «ciencia», sino diversas
concepciones. La crítica a las ciencias no es a las ciencias en general, sino a la
concepción moderna-colonial de las ciencias.

La distinción entre lo que es ciencia y lo que no es, depende del horizonte onto-
epistémico desde donde se la enuncie.

Max Weber distingue dos tipos de acción racional: la racionalidad con arreglo a
valores y la acción racional con arreglo a fines. Lo expone en los términos
siguientes:

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… toda acción, puede ser: 1) racional con arreglo a fines:
determinada por expectativas en el comportamiento tanto de
objetos del mundo exterior como de otros hombres, y utilizando
estas expectativas como «condiciones» o «medios» para el logro
de fines propios racionalmente sopesados y perseguidos.
2) racional con arreglo a valores: determinada por la creencia
creciente en el valor –ético, estético, religioso o de cualquier otra
forma como se le interprete– propio y absoluto de una
determinada conducta, sin relación alguna con el resultado, o sea
puramente en méritos de ese valor.

Max Weber. 1977. p 20.

La racionalidad que describe como relación «medio» para conseguir un «fin» es la


que atribuye a la «ciencia». La acción racional con arreglo a «valores» la juzga como
irracional. Sólo la racionalidad «medio-fin» la considera racional:

La orientación racional con arreglo a valores puede, pues, estar en


relación muy diversa con respecto a la racional con arreglo a fines.
Desde la perspectiva de esta última, la primera es siempre irracional.
O. cit. Weber. p 21.

A las ciencias les concierne únicamente –según esta concepción moderna-colonial–


la racionalidad «medio-fin». Los enunciados a partir de la racionalidad con arreglo
a «valores» no son considerados científicos, invocando que los valores pertenecen
al ámbito ético o del «deber ser», los cuales deben ser tratados como asuntos de
elección o simplemente preferencias.

El problema es que, si en la consecución de los fines se pierde la vida ya no hay


más fines; sin embargo, lo anterior no se considera irracional sino un efecto negativo
no intencional de la acción intencional medio-fin. Si conduce a un suicidio colectivo,
dado que no es intencional, es aceptado como una acción racional que tuvo como
resultado un efecto negativo no intencional.

Desde una concepción más allá de la concepción moderna-colonial, la decisión de


elegir entre medios es una decisión que debe elegir entre vivir y morir, no se puede
considerar simplemente un asunto de «preferencias».

No es cierto, como afirman las ciencias moderna-coloniales, que los juicios «vida-
muerte» sean juicios de «valor». Juzgar sobre el vivir y morir no es un juicio de valor
sino un juicio de «hecho», aunque no constituya un juicio «medio-fin». Sin embargo,
los únicos juicios que acepta el pensamiento moderno-colonial como juicios de

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«hecho» son los juicios «medio-fin». Los juicios «vida-muerte» simplemente los
descarta como juicios de «valor».

La modernidad-colonialidad, en nombre de la «ciencia», pretende suprimir la


relación existente entre los «fines» y la «vida». Niega dicha relación porque la
considera juicios de valor. La ciencia moderna-colonial niega cualquier posibilidad
de juicios de hecho que no sean juicios medio-fin.

Además, en los «medios» a los que se refiere la racionalidad medio-fin no entran


los medios «generales» debido a que los medios generales no son calculables. El
argumento por la cual la racionalidad medio-fin exige que los «medios» sean
«particulares» es porque lo particular si puede ser calculado. Los «medios» son
determinados a través de criterios «calculables». La racionalidad material está unida
a la racionalidad formal de cálculo.

La concepción de «ciencia» en el pensamiento moderno-colonial obliga aceptar a


priori los criterios que –según ésta– demarcan entre lo que es ciencia y no-ciencia.
Quien no los acepta o los critica queda fuera de la ciencia. Estos criterios se pueden
resumir como sigue:

1. Prescripción instrumental: cualquiera que sea el enfoque para


investigar que se adopte, independientemente del paradigma o de
los paradigmas en los cuales se basen dichos enfoques, es
necesario un conjunto de instrucciones acerca de lo que se tiene
que hacer para llegar a conocer algo.

2. Aprehensión directa: consiste en la percepción directa de datos


o construcciones mentales que se descubren o emergen al realizar
la prescripción. A pesar de que los datos o construcciones
mentales puedan ser mediatos, la aprehensión siempre es
inmediata, porque en el instante de la experiencia los datos o
construcciones mentales se perciben de modo inmediato.

3. Confirmación o refutación comunal: se trata de la legitimación


o rechazo consensual por parte de los y las integrantes idóneos de
una comunidad científica dada. Para ello los datos o
construcciones mentales deben ser «falsables».

Domínguez D. 2008. pp 62-63.

De acuerdo con la concepción moderna-colonial, a la ciencia no le concierne


pronunciarse acerca del «método», porque la ciencia sólo puede juzgar «hechos» y
el método pertenece al ámbito de las «preferencias», no al de los hechos. Entonces,
al no ser aceptado a priori el método que la modernidad-colonialidad considera

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científico, cualquier argumento que se enuncie sin aplicar el método que considera
científico queda al margen de la ciencia.

la consideración no se satisface con el hecho inequívoco (relativamente)


y puramente formal de que se proceda y calcule de modo «racional» con
arreglo a fines con los medios factibles técnicamente más adecuados,
sino que se plantean exigencias éticas, políticas, utilitarias, hedonistas,
estamentales, igualitarias o de cualquiera otra clase y que de esa suerte
se miden las consecuencias de la gestión económica –aunque sea
plenamente racional desde el punto de vista formal, es decir, calculable–
con arreglo a valores o a fines materiales.

Weber. o. cit. Weber. pp 64-65.

Los juicios vida-muerte no son juicios de valor, sino juicios de hecho, aunque no
sean juicios medio-fin. Para la racionalidad medio-fin resulta imposible relacionar
los efectos que la acción racional medio-fin tiene sobre la vida. Colocarse de lado
de la vida implica salirse de la racionalidad medio-fin. Los juicios vida-muerte
también pueden ser calculables, solo que no referidos al cálculo medio-fin, porque
el ser humano no es ni puede ser nunca un fin. El ser humano como parte del
cosmos es el quien decide los fines y los medios para alcanzarlos. El ser humano
no puede obrar ningún fin que niegue la vida. La vida es anterior a la vida humana.
La vida es la condición de la vida humana.

La concepción moderna-colonial sólo considera «ciencia» a los juicios de «hecho».


Los juicios relacionados con la vida no los considera juicios de hecho sino juicios de
«valor», por lo tanto, los juicios relacionados con la vida quedan fuera de la ciencia.
El argumento que se esgrime es la «imposibilidad» que tienen para ser confirmados
o refutados. La única posibilidad de confirmar o refutar el carácter científico deviene
–según dicha concepción– de la condición de «falsable». Cualquier enunciado no
falsables quedan fuera de la ciencia.

La crítica a la concepción que la modernidad-colonialidad tiene sobre la ciencia no


es porque se base en juicios de hecho, sino porque sólo considera juicios de hecho
a los juicios medio-fin, cuyo criterio de confirmación o refutación es la «falsación».
Los juicios de vida-muerte no pueden ser falsables porque su falsación acarrearía
la desaparición de los fines por cuanto implica la muerte del que tiene los fines. Los
juicios de vida-muerte, aunque no son «falsables» no por ello dejan de ser
científicos.

El criterio de los juicios de hecho es el vivir. El criterio –no falsable– de la


racionalidad vida-muerte puede juzgar el criterio de falsación de la racionalidad
medio-fin. El criterio de verdad práctica tiene por contenido la producción, loa
conservación y el aumento del vivir.

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Toda relación medio-fin que niegue la producción y permanencia del vivir, no puede
pretender ninguna verdad práctica. La relación medio-fin que pretenda una verdad
práctica debe ser compatible con el vivir. Lo que destruya el vivir es irracional aun
cuando la destrucción del vivir no sea el fin sino un efecto indirecto –o una «falla
colateral»– si apelamos al eufemismo de la concepción moderna-colonial.

Las opiniones de Karl Popper sobre los criterios de demarcación entre ciencia y no
ciencia son las comúnmente aceptados como «ciencia». Popper resume la
concepción moderna-colonial para demarcar lo que es ciencia y lo que no es. Así,
según Popper, para que una teoría sea científica debe ser «falsable». El propio
criterio implícito en el método de Popper anula –como veremos enseguida– el
referido método.

La noción de juicios apodícticos la encontramos en la «Lógica» de Aristóteles,


igualmente en la «Crítica de la razón» de Kant. El enunciado «2 + 3 = 5» es un
«juicio apodíctico», algo imposible de negar. No es que 2 + 3 «todavía no» es otra
cantidad distinta a 5, sino que «nunca jamás» podrá ser otra cantidad distinta. Otro
tipo de juicio, por ejemplo, «China es la segunda economía del mundo», juzga que
«todavía no» es la primera. No es apodíctico, porque la economía china terminó
superando a la economía estadounidense.

Popper convierte los juicios apodícticos en juicios categoriales. Hinkelammert


explica, cómo el principio de imposibilidad del método de Popper se basa en juicios
apodícticos:

Sus juicios al respecto tienen más bien el carácter de juicios


apodícticos que sostienen un «nunca jamás», es decir, una
imposibilidad fatal e insuperable para la acción humana.

Hinkelammert. 2002. p 18.

Los enunciados «no-falsables» son aquellos acerca de los cuales «nunca jamás»
se puede decir que son falsos debido a que no permiten ser refutados. Los
enunciados son «falsables» cuando admiten ser refutados. En ese caso, son
verdaderos mientras «todavía no» haya nada que los refute. A partir del «nunca
jamás» no hay modo de saber si lo que se enuncia es verdadero o falso por carecer
de un referente de falsabilidad.

El «nunca jamás» no refuta, lo único que podría refutar es el «todavía no». El «nunca
jamás» es un juicio apodíctico. Que el método de Popper sea verdadero exige que
«nunca jamás» habrá un método que lo pueda refutar. Porque si su método es
«todavía no», significa que más adelante puede admitir que otro método lo refute
como falso. Lo único que podría hacer verdadero el método de Popper es un juicio
apodíctico, es decir, que «nunca jamás» surgirá otro método que lo refute. Lo
problemático del «método» de Popper es que por ser «nunca jamás» no es un

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enunciado falsable, por lo tanto, si le aplicamos como criterio su propio método, no
es un método científico.

Curiosamente con ese método moderno-colonial «no científico» de Popper, es por


medio del cual las universidades, revistas arbitradas e indexadas controlan
políticamente los investigadores e investigadoras. Hay ciertamente libertad de
contenido, siempre y cuando se aplique dicho método; si no, el contenido de la
investigación carece de estatus científico; por consiguiente, el artículo enviado no
es publicado, ni la tesis aprobada.

Popper considera «ciencia» únicamente el enunciado «falsable». Lo «falsable» es


impuesto, en términos categoriales, tanto para las ciencias naturales no-humanas
como las ciencias naturales humanas. Popper incorpora el principio de
«imposibilidad». Lo «imposible» para que sea falsable debe ser «todavía no». Para
que la imposibilidad sea «falsable» debe ser como «todavía no» porque si es
«nunca jamás» no sería falsable.

El método de Popper queda anulado; sin embargo, oculta la inconsistencia del


mismo a través del subterfugio de que lo «falsable» se refiere a una «imposibilidad»
como un nunca jamás «lógico», no como un nunca jamás «empírico».

Contradictoriamente, Popper describe el principio de imposibilidad «nunca jamás»


lógico solo para las ciencias naturales no-humanas, porque cuando argumenta
acerca de la imposibilidad en las ciencias naturales humanas, cambia su principio
de imposibilidad «lógico» al de nunca jamás «empírico».

El ejemplo preferido por Popper sobre ciencia empírica natural no-humana es el que
se enuncia como «el movimiento perpetuo es imposible», considerado un enunciado
científico «falsable». Está consciente que empíricamente «nunca jamás» puede
haber ninguna máquina de movimiento perpetuo, sin embargo, como es un «nunca
jamás» lógico cree poder afirmar que:

En tal y cual sitio hay un aparato que es una máquina de


movimiento perpetuo

Karl Popper. La lógica de la investigación científica. p 64

El enunciado «el movimiento perpetuo es imposible» es considerado «falsable»


porque la imposibilidad del movimiento perpetuo es «todavía no», si fuese «nunca
jamás» no sería «falsable» y en consecuencia no sería tampoco científico.

Popper no advierte que la imposibilidad del movimiento perpetuo se «induce» a


partir de la experiencia de su imposibilidad cuando el ser humano trata de construir
una máquina con movimiento perpetuo. La imposibilidad del movimiento perpetuo
se «induce» a partir de la Ley de la conservación de la energía, entendiendo por
«ley», al igual que todo lo referimos como «leyes de la naturaleza», a meras

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abstracciones que el vivir humano hace de las coherencias experienciales y
relacionales. En ningún caso el cosmos tiene leyes. Las leyes son distinciones que
el ser humano, como parte del cosmos, distingue como tales. Lo que un observador
u observadora distingue como «leyes» son algo que el ser humano «induce» a partir
de la experiencia y coherencias relacionales. La «ley» no es algo que se «deduce»
a partir de un principio de imposibilidad de «nunca jamás» lógico, sino que se
«induce» a partir de las coherencias experienciales y relacionales del vivir humano.

El conocimiento del cosmos no es estático, sino un constante conocer. No hay


cosmos conocido, sino cosmos conociendo. Por su condición de finitud del ser
humano dicho conocimiento es siempre en términos relativos, nunca vamos a llegar
a una comprensión absoluta. Precisamente desde esa parte en constante
comprensión fue de donde extrajimos que «el movimiento perpetuo es imposible»,
«nunca jamás»; «juicio apodíctico», no «falsable», «no científico».

Como Popper no puede sostener que se trata de un enunciado «no científico»,


entonces recurre a la falacia de mostrar una supuesta falsación «de que en tal y
cual sitio puede haber una máquina de movimiento perpetuo». Esta ficción le
permite sostener que no es un «juicio apodíctico» sino un «todavía no», apela para
ello al subterfugio de que no se trata de una imposibilidad empírica sino de una
imposibilidad «lógica»

Afirmar que «en tal y cual sitio puede haber una máquina de movimiento perpetuo»
afirma algo que es lógicamente pensable. Entonces, un enunciado que fue
«inducido» a partir del conocimiento de un cosmos en comprensión, es presentado
por Popper como un enunciado «deducido» a partir de un supuesto principio de una
imposibilidad «lógicamente» pensable del movimiento perpetuo.

Podemos aplicar el criterio de demarcación de Popper a su propio método. Para


que el método de Popper pueda ser considerado científico tendría que cumplir con
la condición de ser «falsable»; es decir, imposible como «nunca jamás», pero como
cabe suponer que es imposible como «todavía no», entonces por ello el método de
Popper no es científico.

El criterio que permite demarcar entre ciencia y no-ciencia, en el caso de la


concepción moderna-colonial, no se «induce» auto-referentemente, sino que se
«deduce» a partir de un referente externo que está más allá de las posibilidades
humanas. Si el enunciado no es «falsable» no es ciencia. Lo «falsable» se basa en
el principio de «imposibilidad». Ese tipo de imposibilidad lógica es una ficción. La
ficción entra así a formar parte de la ciencia en la concepción moderna-colonial.

En el caso de las ciencias naturales humanas, el ejemplo señalado por Popper se


refiere a lo que se enuncia como «el conocimiento ilimitado es imposible», dicho
enunciado no pertenece a las ciencias «naturales» sino a lo que distinguimos como
ciencias «humanas». Cuando Popper suele aplicar el referido principio de
«imposibilidad» a las ciencias humanas, la imposibilidad «nunca jamás» no es sólo
empírica, sino imposibilidad lógica; para poder tratar el enunciado como no
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«falsable», es decir, como no científico. El argumento de Popper es completamente
ideológico. El «mercado perfecto» de la economía capitalista es falsable, es decir,
científico. En cambio, la «planificación perfecta» en la desaparecida Unión
Soviética, fue considerada en su momento por Popper como no falsable, es decir,
no científica.

Mario Bunge también dedicó su vida a hacer explícita la «normatividad» que


controla políticamente a la «ciencia», que la controla de acuerdo con la concepción
moderna-colonial.

El método científico es un rasgo característico de la ciencia, tanto


de la pura como de la aplicada: donde no hay método científico no
hay ciencia.
El método científico y la finalidad a la cual se aplica (conocimiento
objetivo del mundo) constituyen la entera diferencia que existe
entre la ciencia y la no ciencia.

Mario Bunge. 2004. p 11

Hay libertad para que cualquier contenido pueda ser «ciencia», la única condición
es que cumpla con los criterios que indica el método científico moderno-colonial. Si
no aplica el método que Karl Popper cree que es el método científico, si no se ajusta
a sus normas, no tendrá cabida como algo científico en ninguna universidad, ni
pregrado y posgrado, ni revista arbitrada e indexada alguna.

Para esta concepción moderna-colonial de ciencia, el pensamiento marxista no


tiene estatus científico porque lo considera no falsable y si no es falsable no es
ciencia.

Antes de que el marxismo pudiera tener alguna utilidad, había que


moderarlo y activarlo. Lo primero significa despojarlo de su tesis
externalista radical de que el contexto determina el contenido, y lo
segundo transformarlo de dogma en proyecto de investigación.

Mario Bunge. 2011. p 255

Lo que Marx piensa que es ciencia no tiene nada que ver con lo que Popper
considera ciencia. Si se aplica a Marx el criterio de demarcación de ciencia de
Popper, Marx no es científico.

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SISTEMA DE CATEGORÍAS EN EL PROCESO DE INVESTIGAR

El término categoría κατηγορία viene del griego «kata» contra, acusar y «agorein»
hablar en público; aproximadamente en el sentido jurídico que tiene el acusado en
público. Aristóteles, en su obra «Categorías» resignificó el concepto como predicar
sobre la realidad, sobre lo existente, sobre el ser. La noción categoría también la
encontramos, con otro significado, en Kant. Igualmente, Hegel desarrolló un
concepto de categoría y su clasificación. Asimismo, Marx transformó el concepto de
categoría de Hegel. El concepto y clasificación de Marx será el significado que le
conferimos al término categoría en el presente documento.

Investigar, interpretar, sobre todo transformar la realidad original, histórica, concreta,


desde el lugar donde se despliega nuestro vivir comunitario, exige previamente
construir todo un sistema de categorías necesarias para desarrollar el concepto
específico de la realidad que nos proponemos transformar.

Las categorías se construyen porque son necesarias para poder desarrollar el


concepto. Se construyen en estrecha relación con la historia y realidad específica,
concreta, desde donde se enuncia el resultado de nuestro investigar.

Alcanzar una coincidencia absoluta del concepto con la realidad es empíricamente


imposible, el concepto siempre es una aproximación respecto a la realidad.

Toda ciencia sería superflua si la forma de manifestación y la


esencia de las cosas coincidiesen directamente, que precisamente
aquí, decíamos, la economía vulgar se sienta perfectamente a sus
anchas y que esas relaciones se le aparezcan como tanto más
evidentes cuanto más escondida esté en ellas la conexión interna,
pero más correspondan a la representación ordinaria.

Marx, 2009c:1041

La realidad, según cómo se la considere, puede ser una realidad «representada» o


una realidad «constituida». Representada, cuando se interpreta como «una realidad
fuera» que el observador u observadora representa neuronalmente en el cerebro.
Constituida, si considera que la realidad es constituida a partir de las distinciones
que realiza –en el acontecer del vivir y el lenguaje– el propio observador u
observadora. Esa realidad representada o constituida, se presenta primero como
una intuición inicial, después en la medida en que se torna explícita se convierte en
concepto.

El concepto es un todo cuyas partes constitutivas solo podemos extraer de manera


abstracta. Podemos separar abstractamente todo lo que determina al concepto. Las
determinaciones constituyen el contenido del concepto. El contenido del concepto
está constituido por determinaciones objetivas.

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El concepto desarrollado será falso si erramos en el proceso de identificación de las
determinaciones. Un error frecuente consiste en confundir una determinación con
otra.

Zu den eben bei Adam Smith erörterten Punkten noch


hinzuzufügen, daß bei seinen Schwankungen in der Bestimmung
des Werths –ausser dem scheinbaren Widerspruch bezüglich des
Arbeitslohns– noch die Verwechslung hinzukömmt: so weit unter
Maaß der Werthe das immanente Maaß, das zugleich die Substanz
des Werths bildet, verwechselt wird mit dem Maaß der Werthe.

Marx, 1977: 439

Traducción:

Para agregar a los puntos que acabamos de discutir con Adam


Smith, que en sus fluctuaciones en la determinación del valor,
excepto la aparente contradicción en términos de salarios, se agrega
la confusión: en lo que respecta al valor, la medida inmanente, que
al mismo tiempo es la sustancia del valor, se confunde con la
medida del valor.

Se denomina «esencia» a la forma abstracta general del concepto. Por ejemplo, un


valor que aumenta de valor es la esencia del capital. La expresión «valor que se
valoriza» es la forma abstracta general del concepto de capital. Marx, en su obra El
Capital, expone todo el proceso de construcción del sistema de categorías requerido
para desarrollar dicho concepto.

La forma de manifestación “valor y precio del trabajo” o “salario”


–a diferencia de la relación esencial que se manifiesta, esto es, del
valor y el precio de la fuerza de trabajo– ocurre lo mismo que con
todas las formas de manifestación y su trasfondo oculto. Las
primeras se reproducen de manera directamente espontánea, como
formas comunes y corrientes del pensar-, el otro tiene primeramente
que ser descubierto por la ciencia. La economía política clásica
tropieza casi con la verdadera.
Marx, 2009a: 660

El concepto no es lo mismo que el fenómeno. El concepto es la forma abstracta


general de la realidad. La forma abstracta general de la realidad es la esencia. La
forma como dicha esencia se manifiesta en la realidad es el fenómeno.

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El fenómeno es la forma como aparece en la realidad el concepto general abstracto.
Al fenómeno lo funda la esencia. Lo que aparece como fenómeno está fundado por
la esencia. Si lo que aparece no está fundado por la esencia, no es fenómeno sino
mera apariencia. El fenómeno es apariencia, pero no mera apariencia. La forma
abstracta general del concepto es el fundamento, mientras el fenómeno es lo
fundado.

La relación que se establece entre «trabajo vivo» y «salario» aparece como


«intercambio». Sin embargo, lo que se manifiesta como intercambio no es un
fenómeno sino solo una apariencia.

Aparece como intercambio sin ningún asidero, sin ninguna esencia que lo funde. El
intercambio no cumple con la condición de fenómeno. Aparece como intercambio lo
que en el fondo es un robo. La esencia del capital –el «valor que se valoriza»– se
manifiesta en la realidad como trabajo no pagado. El intercambio es una mera
apariencia, el trabajo robado es el fenómeno.

Insistimos, la categoría no es lo mismo que el concepto. La categoría es solo aquel


concepto que es construido como un instrumento para desarrollar el concepto.
Todas las categorías son conceptos, pero no todos los conceptos son categorías.

El método para construir categorías contempla tres momentos:

Primero, un momento analítico que consiste en identificar y separar abstractamente


las partes constitutivas del todo.

Segundo, un momento dialéctico en el cual se construye una síntesis en la cual se


juntan de nuevo las partes.

Una representación caótica del conjunto y, precisando cada vez más,


llegaría analíticamente a conceptos cada vez más simples: de lo
concreto representado llegaría a abstracciones cada vez más sutiles
hasta alcanzar las determinaciones más simples. Llegado a este
punto, habría que reemprender el viaje de retorno, (…), pero esta
vez no tendría una representación caótica de un conjunto, sino una
rica totalidad con múltiples determinaciones y relaciones (…) es,
manifiestamente, el método científico correcto. Lo concreto es
concreto porque es la síntesis de múltiples determinaciones, por lo
tanto, unidad de lo diverso. Aparece en el pensamiento como
proceso de síntesis, como resultado, no como punto de partida,
aunque sea el verdadero punto de partida, y, en consecuencia, el
punto de partida también de la intuición y de la representación.
Marx, 2017: 21

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Crear el todo es una imposibilidad para las partes del todo. Hace falta un momento
anterior y más allá del todo. Lo que crea al todo es anterior al todo. Los momentos
analítico y dialéctico acontecen en el todo; sin embargo, hace falta un momento que
explique cómo de la nada del todo pueda ser creado el todo. Es por ello que el
primer momento es analítico, el segundo dialéctico y el tercero es analéctico. La
dialéctica –repetimos– es el paso de la «potencia» al acto, mientras que la
analéctica es el paso de lo «imposible» al acto.

Resulta crucial comprender que lo imposible se hace posible en razón de que no es


nada del todo. La nada irrumpe desde una exterioridad analógica, como en el caso
de la categoría plusvalor. El plusvalor es creado, de la nada del capital, es creado
por la corporalidad viviente del sujeto productor. Es creado en el proceso de
producción y más adelante aumentado –igualmente de la nada– en el proceso de
circulación, tanto comercial como financiera. Solo la corporalidad viviente del sujeto
productor puede crear y aumentar el valor. Incluso, sin corporalidad viviente el valor
creado previamente se reduce o desaparece.

Los momentos analéctico y dialéctico pertenecen al «ser», que en su forma


abstracta general llamamos esencia. El tercer momento pertenece al «no-ser». El
«no-ser» crea de la nada al «ser». Por lo tanto, la realidad no se reduce al ser. El
ser es la realidad y también el no-ser es la realidad. El ser es y el no-ser también
es, tal como lo expone Marx en el siguiente texto:

Die abstrafte Existenz des Menschen als eines bloßen


Arbeitsmenschen, der daher täglich aus seinem erfüllten
Nichts in das absolute Nichts, sein gesellschaftliches und
darum sein wirkliches Nichtdasein hinabstürzen kann
(Marx, 1968: 524-525)

Traducción:

La existencia abstracta del ser humano como un simple ser


humano que, de esa manera, llenado de nada se lanza
diariamente a una Nada absoluta, así su realidad es su no-ser

Marx habla de dos «nada». Una «nada» fuera y una «nada» dentro. Esta última la
considera peor que la nada fuera. El no-ser es más realidad que el ser, porque el
no-ser es el punto de partida del ser.

Resumiendo, hemos distinguido tres momentos: analítico, dialéctico y analéctico.


No podemos confundir el método de cada uno de ellos, esto es, no podemos
confundir el método analítico con el dialéctico, menos confundir los anteriores con
el método analéctico.

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El método exige el movimiento real que pasa por todos los momentos: primero, se
intuye el concepto. Segundo, se construyen las categorías. Tercero, se encuentra
la fuente creadora del concepto. La fuente es anterior al concepto y será lo que
propiamente permita desarrollar el concepto.

Lo analítico identifica y separa analíticamente las partes. Lo dialéctico, las vuelve a


reunir en síntesis dialéctica. Lo analéctico crea de la nada al ser. Prescindir el tercer
momento significa negar al no-ser como parte de la realidad.

La negación del no-ser como parte de la realidad la encontramos desde los


presocráticos en Grecia (530 a. C) con Parménides: el «ser» es, el «no-ser» no
es. Lo que es, es. Lo que no es, no es. El no-ser no existe.

El pensamiento moderno-colonial también niega al no-ser, como cuando Martin


Heidegger (Alemania 1889-1976) afirma que no puede haber nada que rebase al
ser:

El ser no es susceptible de una definición que lo derive de


conceptos más altos o lo explique por más bajos

Heidegger, 2014: 13

Si lo vemos desde un horizonte descolonizador y crítico, cualquier concepto que


desconozca al no-ser como parte de la realidad, será un concepto reduccionista y
falso.

Otro aspecto que debemos considerar en el proceso de investigar es el orden que


debe seguir la exposición de los resultados. El orden, por ej., según el cual la
esencia del ser –el plusvalor– está antes que el fenómeno, es distinto al orden que
sigue la exposición de dicho resultado. Esa es la razón por la cual Marx comienza
el Capítulo I de El Capital con la «mercancía» que es el fenómeno –que incluso
como fenómeno ni siquiera es el primero que aparece– en lugar de haber
comenzado con la categoría «plusvalor» que es la esencia. El orden de El Capital
no sigue entonces el modo de investigar, sino el modo de exposición:

Ciertamente, el modo de exposición debe distinguirse, en lo


formal, del modo de investigación. La investigación debe
apropiarse pormenorizadamente de su objeto, analizar sus
distintas formas de desarrollo y rastrear su nexo interno- Tan
sólo después de consumada esa labor, puede exponerse
adecuadamente el movimiento real. Si esto se logra y se llega
a reflejar idealmente la vida de ese objeto, es posible que al
observador le parezca estar ante una construcción apriorística.
Mi método dialéctico no sólo difiere del de Hegel, en cuanto a
14
sus fundamentos, sino que es su antítesis directa. Para Hegel
el proceso del pensar, al que convierte incluso, bajo el nombre
de idea, en un sujeto autónomo, es el demiurgo de lo real, lo
real no es más que su manifestación externa. Para mí, a la
inversa, lo ideal no es sino lo material traspuesto y traducido
en la mente humana.

Marx, 2014: 19-20

Las categorías además se mueven siguiendo criterios tales como la «profundidad»,


la «superficialidad» y la «esencialidad» del ser.

1. De acuerdo a la profundidad. El sistema categorial tiene planos de profundidad y


en este sentido el sistema de categorías se construye de lo profundo a lo superficial.

La siguiente cita de Marx permite ilustrar al respecto:

De la transformación de la tasa de plusvalor en tasa de


ganancia debe deducirse la transformación del plusvalor en
ganancia, y no a la inversa. Y de hecho se ha partido
históricamente de la tasa de la ganancia. El plusvalor y la tasa
del plusvalor son, relativamente hablando, lo invisible y lo
esencial que hay que investigar, mientras que la tasa de
ganancia, y por ende la forma del plusvalor en cuanto
ganancia, se revelan en la superficie de los fenómenos.
Marx, 2009a: 49

2. De acuerdo a la abstracción. La abstracción es distinta de la profundidad. El


sistema de categorías se construye de lo abstracto a lo concreto.

3. Las determinaciones abstractas conducen a la reproducción de lo concreto


por el camino del pensamiento. (…) el método que consiste en elevarse de lo
abstracto a lo concreto es para el pensamiento sólo la manera de apropiarse lo
concreto, de reproducirlo como un concreto espiritual. Marx, 2017: 22

De acuerdo a la esencia del ser, el sistema de categorías se construye de la esencia


al fenómeno. La esencia es el fundamento que funda al fenómeno.

Sintetizando lo dicho, distinguimos como concepto a una concepción explícita de la


realidad. Definimos como categoría a una herramienta construida con el propósito
de interpretar la realidad. Todas las categorías son conceptos, pero no todos los
conceptos son categorías, solo distinguimos como categoría aquellos conceptos
construidos como fines explicativos o hermenéuticos.
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Definimos como «esencia» al concepto general abstracto del ser. Concebimos como
«determinaciones» a todo lo que determina dicho concepto general abstracto. Las
determinaciones, además de estar determinadas, a su vez determinan otras
determinaciones. El «trabajo enajenado», p. ej., tiene tres determinaciones; primero,
respecto al producto, el producto es algo ajeno que NO pertenece al sujeto
productor. Segundo, con relación al acto de producción, que en el capital es causa
de sufrimiento, por lo cual, algo ajeno al vivir, haciendo que el acto de producción
NO sea un vivir sino un medio para vivir. Tercero, con relación a la naturaleza; el
trabajo enajenado NO forma parte de naturaleza, sino que la naturaleza le resulta
ajena, aun cuando el ser humano sea parte constitutiva de la naturaleza.

A la realidad «objetiva», tanto singular como la plural o «inter objetiva», se le puede


acceder por medio de los sentidos, por eso la consideramos realidad sensorial,
porque lo sensible se manifiesta. Los objetos sensibles son distintos de los objetos
conceptuales. El idealismo no reconoce realidad sensorial. La actividad humana no
solo es actividad conceptual o subjetiva, sino también actividad sensorial u objetiva.
A la realidad subjetiva no se puede acceder a través de los sentidos como en la
realidad objetiva, sino a través de la introspección en el caso de la realidad subjetiva
y de la interpretación en el caso de la realidad intersubjetiva. Lo subjetivo e
intersubjetivo se revela, lo objetivo e inter objetivo se manifiesta.

Al comienzo denominamos fenómeno a la forma como el concepto general abstracto


se muestra ante la realidad, igualmente afirmamos que no todo lo que aparece es
fenómeno, lo que aparece puede ser una mera apariencia. Fenómeno, por tanto, es
la forma como el concepto general abstracto se manifiesta en la realidad. Para ser
fenómeno, debe estar fundado por el concepto general abstracto. Reiteramos que
la esencia es oculta y la forma de manifestarse es el fenómeno. Precisamente, para
develar lo oculto de la esencia es por lo cual necesitamos construir un sistema de
categorías.

Marx a partir de un sistema de categorías pudo desarrollar el concepto de «capital».


Pudo develar así el «ser» –oculto– del capital. El ser del capital es «valor que se
valoriza» (Verwetung des Werts), «valor que se valoriza» es la esencia del capital,
el «valor que se valoriza» es un concepto general abstracto. La forma como se
manifiesta en la realidad dicho concepto general abstracto es como «ganancia». La
ganancia no es la esencia del capital sino el fenómeno. Por su vez el ser del capital
–valor que se valoriza– es creado de la nada del capital por el no-ser. Al no-ser de
la producción Marx llama «trabajo vivo», es la denominación elegida por Marx para
referirse a la corporalidad viviente del sujeto productor. Para llegar al concepto de
capital tuvo primero que identificar y separar analíticamente determinaciones como
tasa de ganancia, ganancia media, capital circulante, capital variable, precio de
producción y otras más. Después del momento analítico, volver a reunir lo separado
a través de una síntesis dialéctica que define como categoría y a la cual denominó
«plusvalor». El plusvalor es una categoría, pero en realidad el plusvalor es parte de
un sistema ordenado de sucesiones y conexiones internas de todas las categorías:
dinero, mercancía, trabajo vivo, valor y otras. Denominamos desarrollo del concepto
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a la construcción de este sistema de categorías. Los conceptos se desarrollan por
medio de categorías.

La manera como entra el no-ser en la categoría «plusvalor» es explicada por Marx


aproximadamente de la manera siguiente: al principio no hay capital, sino solo
propietario de dinero. Entonces, el propietario del trabajo vende su corporalidad al
propietario de dinero. Marx no dice vende su «cuerpo» que es Körper, sino
«corporalidad», es decir, Körperlichkeit. En la expresión corporalidad viviente no
tiene cabida dualismo alguno, sino la unicidad del cuerpo y las funciones cerebrales.

El sujeto es presentado por Marx, primero en su negatividad como un pobre


absoluto, en alemán absolute Armuth (Marx, 2013: 148). De seguida lo presenta
positivamente como trabajo vivo (lebendige Arbeit). Positivo, en el sentido de que el
pobre absoluto constituye la fuente creadora de valor, fuente en alemán es
«Quelle». La corporalidad viviente del sujeto productor es la fuente creadora del
valor. El valor es creado –de la nada del capital– por la corporalidad viviente del
sujeto productor, por el no-ser negado por el ser del capital.

Antes que hubiese «capital» hubo «pobres». Solo después, cuando los «pobres»
fueron subsumidos como asalariados por el capital, surgió la clase obrera. La clase
obrera es una categoría posterior, primero fue la categoría «pobre» o «pauper»
como gustaba decir a Marx en latín, el «pauper antefestum» –el pobre antes de la
fiesta; es decir, antes del capitalismo– Antes de la existencia de la clase existían los
pobres, que no teniendo nada que vender solo les queda venderse a sí mismos. La
categoría «pobre» es anterior a la categoría «clase». La clase tiene una anterioridad
que es el pobre, obligado en su negatividad a vender su capacidad de trabajo.

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REFERENCIAS
Bunge M. (2004). La investigación científica. Siglo XXI Editores.
________ (2011). Ciencias sociales en discusión. Penguin Random House Grupo
Editorial Argentina.

Domínguez D. (2008.) Teoría y práctica integral de la educación. Ediciones del Sur.


Barquisimeto.

Hinkelammert F. (2002). Crítica de la razón utópica. Editorial Desclée. Bilbao,


España.

Heidegger. M. (2014). El ser y el tiempo. México, D.F. Fondo de Cultura Económica.

Marx. K. (1977). MEGA Karl Marx zur kritik der politischen Ökonomie (Manuskript
1861-1863). Berlin: Editorial Dietz.

(1990). Werke Karl Marx Friedrich Engels Band 43. Berlín: Editorial Dietz. (2009a).
El Capital. Tomo I / Vol. 2. México, DF: Siglo veintiuno editores.

(2009b). El Capital. Tomo III / Vol. 6. México, DF: Siglo veintiuno editores.

(2009c). El Capital. Tomo III / Vol. 8. México, DF: Siglo veintiuna editoras. (2013).
MEGA Manuskript 1861-1863 Band 3 Teil 1. Berlín: Editorial Dietz.

(2014). El Capital. Tomo I / Vol. 1. México, DF: Siglo veintiuno editores.

(2017). Grundrisse Volumen 1. México, DF: Siglo veintiuno editores.

Popper K. (1980). La lógica de la investigación científica. Editorial Tecnos. Madrid.

Weber M. (1977). Economía y Sociedad. Fondo de Cultura Económica. Colombia.

Dafnis Antonio Domínguez A. © 20 de septiembre de 2023

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