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¿CUERVOS QUE ALIEMNTAN?

1Re 17:2 Y vino a Elías la palabra del SEÑOR, diciendo:


1Re 17:3 Sal de aquí y dirígete hacia el oriente, y escóndete junto al arroyo Querit, que está al oriente del Jordán.
1Re 17:4 Y beberás del arroyo, y he ordenado a los cuervos que te sustenten allí.
1Re 17:5 El fue e hizo conforme a la palabra del SEÑOR, pues fue y habitó junto al arroyo Querit, que está al oriente del Jordán.
1Re 17:6 Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne al atardecer, y bebía del arroyo.
1Re 17:7 Y sucedió que después de algún tiempo el arroyo se secó, porque no había caído lluvia en la tierra.

INTRODUCCIÓN
Hay muchas historias en la Biblia que son ampliamente conocidas. La historia de Elías y cómo fue
alimentado por cuervos ciertamente cae en esta categoría. Y no es de extrañar, porque la idea de
pájaros trayéndole comida al valiente profeta de Dios causa admiración e interés. Sin embargo,
algunos eruditos han puesto en duda la interpretación de este pasaje. Ellos afirman que no fue
cuervos quienes le llevaron comida al profeta, sino beduinos del desierto.
Es cierto que este no parece ser un detalle importante. Ya sea que hayan sido mediante animales
o personas, lo cierto es que Dios cuidó y sustentó a Elías durante el cruel reinado de Acab. No
obstante, este puede ser un caso interesante que nos permite realizar un breve ejercicio en el
estudio de la Biblia para averiguar cuál es la interpretación correcta del versículo. Por ese motivo,
en este artículo intentaremos explorar los diferentes argumentos y ver que es lo que la evidencia
bíblica nos indica acerca de quienes realmente alimentaron a Elías.
¿Cuervos o beduinos?
El versículo en cuestión se encuentra en 1 Reyes 17:6, “Por la mañana y por la tarde los cuervos le
llevaban pan y carne, y bebía agua del arroyo”.[1] Como todos sabemos, el Antiguo Testamento
fue escrito originalmente en hebreo y este idioma se escribe usando solo consonantes. Durante la
Edad Media algunos escribas judíos, llamados masoretas, le agregaron vocales al texto del Antiguo
Testamento, basándose en la pronunciación tradicional que ellos preservaban. Sin embargo,
aunque en general hicieron un buen trabajo, no estamos completamente seguros de la
pronunciación exacta de todas las palabras. En esto radica exactamente el problema.
La palabra hebrea para “cuervos” es ‘rbym (‫ )ערבים‬que puede pronunciarse como ‘orebiim (‫)עיר ְרבים‬,
que significa “cuervos”, o también como ‘arabiim (‫)םי ר ְרבים‬, que significa “árabes” o
“beduinos”.[2] Como pueden darse cuenta, la diferencia se basa en las vocales, pues las
consonantes son las mismas. Esto significa que, técnicamente, ambas posturas son posibles, pues
el texto puede ser leído de ambas maneras.
Dado que el texto permite, al menos en teoría, ambas interpretaciones, es claro que la respuesta
no se haya en un análisis puramente textual. En este caso tenemos que hablar de cuál es la
solución más probable o la que tenga más apoyo de la evidencia. Por lo tanto, es necesario que
analicemos los diferentes argumentos antes de poder llegar a una conclusión.
Los argumentos en favor de los beduinos:
Se puede utilizar varios argumentos para asegurar que es más probable que beduinos hayan
alimentado a Elías. Para empezar, debemos notar que la alimentación proporcionada al profeta
consistía en carne y pan. Esta es la dieta típica de los beduinos del desierto, quienes eran famosos
por su hospitalidad.[3] Por el otro lado, si los cuervos hubieran alimentado a Elías, tal vez le
hubieran llevado carne que no era ritualmente pura. Esto se debe a que son animales carroñeros
y la carne que le hubieran llevado posiblemente hubiera sido de animales muertos en el campo.
La ley mosaica prohibía que se comiese esa carne (Ex 22:31).
Otro punto a tener en cuenta es la ubicación de Elías. Aunque no conocemos la ubicación exacta
del arroyo Querit, lo más probable es que se encontrara al lado este del Jordán,[4] no muy lejos
del reino de Amón y limitando con las tierras de las tribus árabes.[5] De ser así, Elías hubiera estado
lejos de la jurisdicción de Acab y cerca de los pueblos beduinos. Por lo tanto, tiene sentido que
estas tribus lo haya alimentado.
Tercero, es posible que a lo largo del capítulo el autor haya decidido establecer un interesante
paralelo con la viuda de Sarepta (1 Re 17:8-15). Tal vez el relato intenta recalcar cómo Dios utiliza
primero a beduinos para alimentar a Elías y luego a una mujer fenicia. En ambos casos el Señor
estaría utilizando a extranjeros, los primeros al suroeste del reino de Israel, y la segunda al noreste.
Esto podría indicar una crítica velada a la apostasía de Israel. Mientras Acab, el rey de Israel,
perseguía a los profetas, los extranjeros los cobijaban y alimentaban.
Otro interesante posible paralelo se encuentra entre los capítulos 17 y 18. Aquí hay algunas
conexiones lingüísticas que podemos considerar.[6] En 1 Re 18:4, se dice Abdías “escondió”
(‫ ) ים ְייְחַּ ם‬a 100 profetas de Dios, y los “sustentó” (‫)םְ ְְְּל ִם‬. Mientras que en 1 Re. 17:3-4 se nos dice
que Dios le ordenó a Elías: “escóndete” ( ‫)ְָּתסי רסל‬, y luego se encargó que los cuervos/beduinos lo
“sustenten” ( ִ‫)םיְְֶּּ ְל‬. La utilización de los dos mismos términos hebreos: “esconder” y “sustentar”
en el mismo orden parece mostrar un paralelo entre ambas narraciones, lo cual hace más probable
que en ambos casos Dios utilice seres humanos en su tarea de proteger a sus siervos los profetas.
Por último, sabemos que en ocasiones los judíos confundían las palabras “cuervos” y “árabes”. Un
caso paradigmático se encuentra en Jeremías 3:2.[7] Allí la mayoría de las versiones de la Biblia
dicen “Junto a los caminos te sentabas para ellos como árabe en el desierto” (RV60). Sin embargo,
en la antigüedad algunos judíos creyeron que el texto no hacía referencia a árabes, sino a cuervos
(recordemos que ambas palabras tienen las mismas consonantes, solo las vocales cambian). Por
ejemplo, los traductores de la Septuginta, la versión del AT en griego que se realizo en Egipto en
los siglos III y II a.C., interpretaron ese versículo como “un cuervo en el desierto”.[8] Lo mismo
hace la traducción siríaca del AT.[9] Esto muestra que confundir los términos “cuervos” y “árabes”
es más fácil de lo que parece.
En conclusión, podemos observar que existen varios argumentos que apoyan la postura de los
beduinos. Sin embargo, la evidencia de esta posición, aunque sea lógica, ciertamente no es
definitiva.
Avancemos ahora a los argumentos en favor de los cuervos como los proveedores de alimento de
Elías.
Los argumentos en favor de los cuervos.
Existen varios argumentos que apoyan la postura tradicional: fueron cuervos quienes
alimentaron a Elías. Para empezar, la gran mayoría de comentadores e intérpretes que han
estudiado este tema han llegado a la conclusión de que la lectura más probable del texto es,
simplemente, “cuervos".[10] También fue la postura de los masoretas, quienes le pusieron vocales
al texto hebreo durante la Edad Media. Sin embargo, tenemos evidencia mucho más antigua de
esta postura.
Los primeros traductores del Antiguo Testamento claramente entendieron este versículo como
una referencia a los cuervos. La Septuaginta, dice korazin (κόραξιν), que significa “cuervos”. La
Pesita, la versión siríaca del AT (s. II d.C.) y la Vulgata latina (s. IV d.C.) también presentan la misma
traducción.
Pero no solo las versiones antiguas presentan la traducción “cuervos”. Los comentadores judíos
también interpretaban el versículo de esta manera. Por ejemplo, el comentario midrásico de
Salmo 8:7 declara que Elíás recibió carne y pan de los cuervos (Midrás Tehillim 8.7).[11] El libro
pseudoepigráfico 2 Baruc (s. I d.C.) nos muestra que los judíos en el tiempo de Jesús también
mantenían la misma interpretación: “los cuervos proveyeron a Elías cuando le trajeron comida,
como se les había sido mandado” (2 Baruch 77:24).[12]
Incluso Josefo, también contemporáneo de Jesús, declaró que “[Elías] hizo su hogar junto a un
arroyo que también le daba agua para beber; y, acerca de su alimento, los cuervos se lo traían
cada día” (Antigüedades judías, 8.319).[13]
Pero la postura tradicional no solo cuenta con el apoyo de la mayoría de los comentadores, tanto
antiguos como modernos, sino que tiene apoyo en el relato mismo. El texto parece destacar la
soberanía universal de Dios y cómo puede utilizar a cualquier cosa o persona para ayudar sus
fieles. Tomando en cuenta esta información, podemos ver una progresión en el uso de
instrumentos divinos para proteger a los profetas. En 1 Re 17:1-7, Dios utiliza la naturaleza (los
cuervos y el arroyo).[14] En 1 Re 17:8-16, utiliza a una extranjera. Y, finalmente, en 1 Re 18:1-4,
usa a un israelita fiel a Dios que, para colmo, era ministro en la corte real del propio rey que
perseguía a los profetas. Si tomamos en cuenta esta progresión de los relatos, podemos ver el
dominio y poder de Dios sobre la naturaleza y su capacidad de usar a cualquier persona para
proteger a quienes le son fieles.
Un tercer punto, es el énfasis del relato en el origen sobrenatural de la protección que Dios brinda.
De hecho, el sustento de Elías parece una alusión a la alimentación del pueblo de Israel durante
sus 40 años de peregrinación. El maná también era un alimento proporcionado por Dios sin
intervención humana de por medio, mientras su pueblo estuvo en el desierto.[15] De hecho, la
versión de la Septuaginta hace una referencia explícita a este evento al traducir el relato de
Elías.[16] Si la narración realmente busca subrayar el origen divino del alimento de Elías, entonces
tenemos que reconocer que la utilización de cuervos es un milagro mucho mayor que la de usar a
beduinos.[17]
Por último, los argumentos utilizados por quienes apoyan la postura de los beduinos no son tan
sólidos como parecen. La cercanía del arroyo de Querit con la tierra de los beduinos de ninguna
manera es una evidencia definitiva. Además, la carne que los cuervos le proporcionaban no era
necesariamente impura ritualmente para un judío. Podemos deducir que los cuervos no tenían
manera alguna de conseguir pan, lo cual nos muestra que el alimento proporcionado por los
cuervos era provisto por Dios, no el resultado de la recolección de carroña. Tal vez aquí se apliquen
literalmente las palabras de Jesús: “Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen
almacén ni granero; sin embargo, Dios los alimenta” (Lc 12:24).
Por último, Jeremías 3:2 es un caso aislado. Aunque este texto muestre que es posible confundir
las palabras “cuervos” y “árabes”, es el único versículo de este tipo en toda la Biblia. Y aunque
ambas palabras aparecen decenas de veces, solo aquí son confundidos, e incluso en este caso, la
lectura original no se ha perdido. A fin de cuentas, no es seguro fundamentar una postura en una
excepción a la regla.
Concluyendo, tal vez el origen de esta postura nos permita llegar a una conclusión más certera.
Aunque algunos rabinos especularon acerca del significado de la palabra durante la Edad Medía
Tardía, fue recién a fines del siglo XIX y comienzos del XX que esta teoría se popularizó.[18] En esta
época el racionalismo había invadido la teología y se generó un escepticismo generalizado hacia
los eventos milagrosos de la Biblia, buscando siempre una explicación racional para cada los
sucesos sobrenaturales. Es este enfoque racional explica la necesidad de “naturalizar” los milagros
divinos encontrados en la Biblia y motivó a los autores de esta época a apoyar esta postura. Como
el autor Frederick Delitzsch escribió:
Se admite generalmente que ‫ עיר ְרבים‬no significa árabes… sino cuervos. Mediante este milagro, que
los no creyentes rechazan, porque no reconocen a un Dios viviente, ante el cual, como el Creador
y Señor de todas las criaturas, incluso los voraces cuervos se hacen sirvientes a sus planes de
Salvación. Elías no solo fue aislado de contacto con hombres, que podrían haber delatado su lugar
de escondite al rey, sino que fue poderosamente fortalecido mediante la confianza inspirada en la
todopoderosa ayuda de su Dios.[19]
Ciertamente el gran número de milagros en las narraciones de Elías y Eliseo nos hacen dudar del
enfoque racionalista que motivó la popularización de la postura de los beduinos.[20] La Biblia nos
muestra a un Dios Todopoderoso que tiene dominio sobre la naturaleza creada y pueda utilizarla
para ayudar y sustentar a sus fieles.

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