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Anexo Módulo V

Aromaterapia es el árbol, Psicoaromaterapia la rama.

En la clase de hoy vamos a estar desarrollando una de las ramas de la herramienta


Aromaterapia, esta es conocida como Psicoaromaterapia, hablamos de una
especialización que estudia la acción de los aromas y de los aceites esenciales sobre
las reacciones emocionales y el comportamiento del ser humano.
Los aceites esenciales fueron tradicionalmente utilizados en situaciones emocionales
especiales, de hecho, historicamente en muchas culturas y religions se han empleado
en rituales para predisponer a las personas al culto. Por ejemplo, en nuestra cultura
tenemos el incienso de las iglesias en las ceremonias solemnes.

En este caso, los profesionales que trabajan esta rama de la aromaterapia, lo que
harán es emplear los aceites esenciales para desbloquear y armonizar al individuo
regulando el ritmo de sus órganos en pos de mejorar la gestión de los estados psico-
emocionales.

El sentido del olfato

Todos los cuerpos emiten olores, esta acción es un acción química, que se lleva por
soltar a la atmosfera moleculas aromaticas, aquellas que son ligeras se difunden más
lejos y se perciben mas.
En nuestro organismo organismo, estas moléculas aromáticas que flotan en el aire, son
captadas por las fosas nasales en donde las celulas nerviosas, llamadas neuronas
receptoras del olfato, y de las que hay más de 1000 tipos diferentes, trabajan de forma
especializada para detectar y discriminar los olores. Este tipo de celulas nerviosas, son
capaces de detectar miles de aromas diferentes, la información es enviada al cerebro,
que nos hace tomar conciencia de estos aromas, los memorizamos y los relacionamos
con determinadas situaciones, lugares, sensaciones, emociones etc. a través de un
sintema que se denomina sistema límbico.
El sentido del olfato es diez mil veces más sensible que cualquier otro sentido, y su
reacción al estimulo es inmediata y directa, porque sus terminales nerviosas están
conectadas directamente con terminaciones cerebrales. Es por esta razón que se
considera al sentido del olfato como la conexión más directa entre el cerebro humano
y el medio ambiente.

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Robert Tisserand, ha profundizado en como pueden actuar los aceites esenciales a


nivel cerebral, estimulando la secreción de determinadas moléculas mediadoras
nerviosas.
El circuito olfativo (olor-nariz-cerebro)
El olfato se comporta como un sentido químico y fue el primer sentido, un sensor
empleado por los primeros organismos vivos para relacionarse con el entorno, al ser el
el sentido más primitivo, ha sido relegado.
Cuando las moléculas de una sustancia aromática se volatilizan, se evaporan, y se
ponen en contacto con la mucosa olfativa se produce una sensación olfativa, se
produce una percepción de una señal exterior que a través del nervio olfativo pasa
hacia aquella parte del cerebro humano llamada “cerebro de reptil” o “reptiliano”,
según la teoría evolutiva, es el primero que se desarrolló y que controla la parte
instintiva de la vida y los comportamientos ligados a la supervivencia.
Las reacciones que se producen no tienen consciencia, se llevan a cabo en la base del
cráneo y mantiene el nivel de vigilancia, la defensa del territorio y la actitud dominante,
el hipotálamo, es la región del cerebro más importante para la coordinación de
conductas esenciales, vinculadas al mantenimiento de la especie como la alimentación,
ingesta de líquidos, apareamiento y agresión.
La siguiente zona del cerebro, conocida como “sistema límbico”, regula todo lo que
tiene que ver con las emociones y el placer. Nos permite adaptarnos mejor al
medio y crear vínculos y sinergias con los demás (a diferencia de los reptiles, mucho
más individualistas) y está compuesto por el hipocampo, lugar desde donde se
administra la memoria afectiva, la amígdala –emociones, puntos de referencia-, el
septum –afectividad y sexualidad- y los cuerpos mamilares –comportamiento parental-.
En efecto, hay olores que nos conectan con recuerdos ligados a emociones y
sentimientos de amor, de alegría (o lo contrario), olores que nos abren la
compasión y el instinto maternal y paternal (el olor de un bebé, aunque no sea el
tuyo) y olores que nos activan tanto el deseo sexual como las ganas de contacto y
afectividad (el mejor suele ser el de la persona amada, o si

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alguien despierta profundamente ese deseo en otra persona a través de su olor, es


porque hay una afinidad química que tiene que ver también con otras afinidades y que
se “capta” a través del olfato).
La última zona del cerebro (córtex o neocórtex) es la más moderna y relacionada con el
razonamiento, el lenguaje, lectura, lógica, etc. Todas las señales exteriores recogidas
por los sentidos, se dirigen hacia el neocórtex hacia la consciencia, el análisis la
localización y la integración de dicha información, de una u otra manera. Esa
información se compara con la del sistema límbico (beneficio/perjuicio, placer/dolor).
Después, la información acaba en el cerebro reptiliano, en el hipotálamo que dará la
orden de actuar: huída, ataque, defensa, alimentación, reproducción, etc.
De todas las informaciones que llegan al cerebro desde los sentidos, sólo el olfato y los
olores tienen el poder de entrar directamente y sin filtro ni control alguno en el sistema
límbico. Los olores actúan incluso antes de ser percibidos conscientemente. Este punto
ha sido aprovechado comercialmente para perfumar subliminalmente (es decir, por
debajo del umbral de percepción consciente) productos que quieren venderse. Las
personas, inconscientemente, elegimos mayoritariamente aquellos productos que
están perfumados, aunque no nos huelan a nada conscientemente, en el lineal de un
supermercado.
En cuanto a las implicaciones y aplicaciones prácticas del funcionamiento de los
aromas naturales en nuestro cerebro y conducta, pequeñas diluciones de aceites
esenciales escogidos personalmente y bien seleccionados para la persona que los
necesita en ese momento concreto de su proceso personal, pueden proporcionar
beneficios y soporte emocional muy importantes con una sencillez y economía
sorprendentes.

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El olfato para la construcción de la personalidad y el psiquismo.

Recientes trabajos científicos respaldan el hecho de que los bebés comienzan a tener
sensaciones olfativas alrededor de la semana treinta de embarazo gracias a la
mediación del líquido amniótico. De esta manera, todos los aromas que rodean a la
mamá y que tienen que ver con sus gustos, disgustos y preferencias, son recibidos y
registrados por el bebé y formarán parte de lo que se conocerá como “universo
olfativo” posterior, esos aromas agradables y desagradables en otras personas serán
completamente distintos porque conformarán otro universe olfativo diferente, ya que
lo que a uno agrada a otro repugna y viceversa. Como les debe haber pasado a
muchos, es sabido que los bebés reconocen a su madre por el olor por lo que estamos
hablando de un sentido de una importancia y trascendencia que comenzamos ahora a
reconocer y del que todavía ignoramos muchísimas cosas.
Socialmente, existen muchos prejuicios en cuanto a los aromas corporales porque en
la época Victoriana se relacionaban con un categorización de “inferior” y de
“incivilización”, pero lo que realmente sucede es que cada persona tiene un aroma que
su cuerpo exhale, un aroma que es único e irrepetible, esta sería su “esencia personal”.
En Psicoaromaterapia, no se trabajan con aromas desagradables sino todo lo
contrario, trabajamos con olores agradables llamados “aromas”, pero como se puede
dislumbrar, que un aroma sea agradable o no va a depender del contexto en el que la
persona sujeto se encuentre, ya que un aroma puede ser agradable o no según a ka
emoción o recuerdo al que se encuentro anexado.
¿Qué pasa cuando un aroma convencionalmente agradable resulta desagradable para
otros?
La experiencia y nuestro trabajo de indagación, debe servirnos de indicio para
comprender que algo puede estar escondiendose por allí, es decir, que este tipo de
situaciones puede estar respondiendo a conflictos y traumas inconscientes. Ya que
nuestro cerebro trabaja desde la represión y la negación: No puedo recordarlo
conscientemente, pero en mi memoria queda registrado absolutamente todo lo que
he vivido, y eso se activa de forma inmediata en cuanto en mi campo energético y mi
cerebro, el aroma (vibración-energía-información) conecta con el recuerdo
correspondiente por afinidad (información-energía-vibración), produciendo una
respuesta inmediata de rechazo como protección (inconsciente) ante un recuerdo y
emoción que no he podido digerir o asimilar y que me hace daño.

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De esta forma la Psicoaromaterapia sirve para conectar con asuntos pendientes


ligados a recuerdos-aromas, que con el adecuado trabajo de seguimiento
psicoterapéutico, pueden resolverse de un modo más sencillo y menos traumático que
con ciertas técnicas de catarsis.

El olfato, la espiritualidad y trascendencia humana.

Los aceites esenciales tienen algo mágico porque ayudan a “elevar” nuestro cuerpo
cuerpo y nuestra mente, colaborando en alcanzar una conexión con una visión
superior de las cosas, es en este sentido que desde el origen de los tiempos, todas las
culturas, emplearon aromas de ciertas plantas en sus rituales, ceremonias espirituales
y religiosas.
Antiguamente, e incluso en las técnicas de meditación actuales, se utiliza el aroma de
los inciensos para realizar el pasaje de la materialidad a la inmaterialidad de la
consciencia: Un denso humo se va haciendo cada vez más sutil a medida que sus
moléculas se van separando y disolviendo en la atmósfera hasta desaparecer. En este
caso lo que sucede es que una sustancia material, dura, aromática, mesurable, en
cuanto arde, se transforma en una sustancia más sutil, mucho más aromática e
invisible, en donde lo material y visible, pasa entonces al reino de lo inmaterial e
invisible. Así es como la materia, ayuda a transportar al reino de lo inmaterial nuestra
conciencia de las cosas, y es por esto ciertos aromas nos transportan o nos ayudan a
entrar en estados de meditación o de conciencia expandida.
Con los aceites esenciales pasa lo mismo, estos son sustancias con una composición
química muy compleja y potente y propiedades físicas mesurables, es una composición
química sobresaliente, de moléculas aromáticas con propiedades farmacológicas
demostrables que también permiten realizar el viaje de lo material a lo inmaterial.
Cuando abrimos el envase que los contienen, comienzan a evaporarse (son muy
volátiles) y de esa manera tan rápida, penetran en nuestras fosas nasales y actúan en
zonas del cerebro que tienen que ver con emociones, recuerdos y cuestiones ligadas a
la supervivencia (reproducción-atracción sexual, activación frente a peligros –ataque o
huída-, alimentación –correcto o tóxico-, etc.) Esto desde el punto de vista más
material. Pero observado desde el punto de vista más sutil, realmente conectan con
zonas del cerebro que tienen que ver con la trascendencia (qué soy, quién soy, de
donde vengo,

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adonde voy, qué sentido tiene la vida, qué lugar tengo en este Universo, etc.). Esto
tiene todo que ver con la espiritualidad, ya que la espiritualidad no deja de ser una
visión de la realidad de niveles energéticos más allá de los sentidos físicos.

El valor emocional de los olores en la infancia

Los olores asociados a la infancia quedan grabados en la memoria con el paso del
tiempo y, sin embargo, no sucede lo mismo con otros sentidos como el gusto. Por
ejemplo, podemos recordar el olor de una comida de nuestra madre con nitidez pero
no su sabor concreto, ni tampoco podemos diferenciar el tacto que tenía la manta con
la que solíamos taparnos cuando éramos chicos pero seguramente el olor que esta
tenia.
Esto sucede así porque la mayor parte de lo que llamamos “gusto”, en realidad tiene
que ver con el olfato ya que el olor llega al cerebro por dos vías: una directa u ortonasal
y la otra indirecta o retronasal. La vía ortonasal se da cuando inhalamos directamente a
través de la nariz, mientras que al masticar se liberan moléculas que son bombeadas
en la boca por movimientos de la lengua, la mandíbula y la garganta hacia la cavidad
nasal, donde se produce la llamada percepción olfativa retronasal. De esta manera,
gran parte de las sensaciones percibidas en alimentos y bebidas se deben al olfato. Se
dice que un 80% del sabor es olfato.
¿Por qué recuperamos de golpe el olor de determinados momentos o lugares
guardados en nuestra memoria?
Esto se debe a que nuestra memoria funciona por asociación, ya que la información
sobre el espacio y el tiempo se integra en una zona del cerebro llamada núcleo
olfatorio anterior, responsable de conectar cada olor a su recuerdo espacio-temporal.
Estos centros cerebrales implicados en el olfato tienen acceso a recuerdos que nos
traen a la memoria personas, lugares o situaciones a partir de esas sensaciones
olfativas.
El olfato al igual que el gusto son sentidos químicos; el olfato puede detectar y
discriminar miles de compuestos químicos en el ambiente e infinidad de olores, no
viaja por la espina dorsal, se transmite directamente al cerebro. El camino empieza en
la nariz, en las células receptoras del

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olfato cuando detectan los compuestos químicos del ambiente, la información pasa
directamente a los bulbos olfatorios, detrás de la nariz y se distribuye a diferentes
partes del cerebro, sobre todo al sistema límbico. La amígdala que es un órgano del
sistema límbico, conecta ese aroma con una emoción y el hipocampo relaciona ese
aroma con un recuerdo en la memoria. El sistema límbico es una red de estructuras
conectadas entre sí, cerca de la parte media del cerebro. Estas estructuras, el
hipocampo, la amígdala, el tálamo y el hipotálamo, trabajan en conjunto y tienen un
efecto en un amplio rango de comportamientos que incluyen las emociones, la
motivación y la memoria.
La amigdala tiene un gran efecto en lo que refiere a las reacciones emocionales, en
otras épocas se realizaban intervenciones quirúrgicas sobre estas para poder
modificar los comportamientos o las reacciones emocionales de las personas, de
hecho existen estudios que demuestran que las personas que fueron intervenidas en
la amigdala del sistema limbico muestran menos pasión por las cosas ya que su
emocionalidad se encuentra reducida. Teniendo en cuenta esto podemos entender las
formas en las que podemos influir en los estados emocionales de las personas a través
de la psicoaromaterapia y la motivación de la amigdala con aromas agradables que
devuelvan el equilibrio emocional a la persona.
Se pensaba que los seres humanos éramos capaces de detectar más de diez mil olores
distintos, pero recientemente se ha descubierto que en realidad el olfato humano
distingue un billón de olores, y cada uno tiene reacciones químicas y por ende
emocionales diferentes, por lo que es importante indagar en las personas para
descubrir cuáles podrían motivarlos hacia cambios positivos, porque si bien podemos
encontrar aceites que respondan a ciertas demandas del sistema, tenemos que tener
en cuenta a la persona para conocer su historia y entender si ese aceite en ella tendrá
los mismos resultados. Porque no debemos olvidar que los recuerdos asociados a los
olores no lo son tanto a hechos en sí como a las emociones que pueden provocar ya
que desde que nacemos, crecemos rodeados en un entorno con determinados olores
y aromas, de forma que cuando entras en un lugar en seguida lo reconoces,
estimulando al mismo tiempo tus emociones y causándote una sensación inmediata de
bienestar o en otros casos de malestar. Es por esto que las terapias y las soluciones
deben ser personales, ya que el recuerdo de los olores varía de persona a persona y
está condicionado por aspectos culturales, emocionales y genéticos.

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Los olores percibidos durante la infancia pueden provocar reacciones positivas o


adversas, durante la infancia vivimos la vida de una forma mucho más emocional y eso
contribuye a grabar con más fuerza los recuerdos, las sensaciones, los olores o los
sabores. A medida que crecemos y dominamos con más seguridad nuestro entorno el
nivel de emocionalidad va decayendo y, por tanto, también decae nuestra capacidad
para grabar situaciones en nuestra memoria. Pero basta una descarga emocional
fuerte para que recuperemos de golpe cualquier situación.
Un gran porcentaje de los recuerdos vuelven a través de los olores, y esto muchas
veces es utilizado por los psicólogos para ayudar a personas a superar sus traumas. Ya
que trabajar con los olores que están unidos a esos recuerdos, permite avanzar mucho
más rápido y más profundamente para transportar al consultante a la situación. Por
este motivo, la psicoaromaterapia es una herramienta potente para acompañar a
nuestros consultantes en el reconocimiento del origen de muchas dificultades, para
configurar espacios seguros que les produzcan una sensación agradable o para
ayudarles a reprocesar situaciones difíciles de su pasado.
Algo interesante del olfato es que algunos de sus efectos en nuestro comportamiento
son inconscientes, por lo que el olfato está relacionado con respuestas instintivas. De
esta forma los recuerdos negativos, se podría decir, que funcionan como alarmas que
advierten sobre el riesgo que podemos correr al repetir un comportamiento. En la
mayoría de los casos sin darnos cuenta los olores, más que cualqier otro tipo de
información, condicionan nuestras decisiones no solo a través del olor en sí, sino
también de nuestra cultura, nuestra información y la experiencia que vivimos a lo largo
de nuestra vida.

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Aromacología: la disciplina que ayuda a lograr bienestar emocional a través de


los aromas

AROMACOLOGÍA: NEUROCIENCIA DEL OLFATO

La aromacología es una ciencia desarrollada desde 1989 por el Sense of Smell Institute
(SSI) que se dedica al estudio de la interrelación entre la psicología y los olores. Las
teorías de la aromacología tienen una sólida base neurobiológica que establece
relaciones verificables mediante la experimentación, y se expresa cuantitativamente.
Dicha ciencia sólo está relacionada con los efectos temporales de una fragancia sobre
los sentimientos y emociones, y con los efectos que se dan mediante la estimulación
de las vías olfativas en el cerebro, especialmente en el sistema límbico. Utiliza como
indicadores la actividad eléctrica en el cerebro, el ritmo cardíaco, la conducción de la
piel, los cambios en las funciones cognoscitivas tales como la memoria y el
comportamiento voluntario e involuntario, ante estímulos de los diferentes aromas que
pueden ser agradables o desagradables.

Algunos de los resultados de las investigaciones en aromacología son los siguientes:

Ondas cerebrales: el aroma de jazmín incrementa las ondas beta que se presentan con
mayor frecuencia en estados de concentración o de alta emotividad; mientras que el
aroma a sándalo y pino aumentan la generación de ondas alfa, que es la frecuencia
cerebral dominante en estados de relajación.
La presión arterial baja con el aroma de nerolí y valeriana.
La micro vibración es un fino temblor observado en los animales de sangre caliente
influenciado por la tensión muscular. Este indicador disminuyó con los aromas de
naranja y lavanda. Los aromas de jazmín, manzanilla y almizcle aumentaron la micro
vibración y con ello, la tensión muscular.

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Constricción vaso periférica, asociado al estrés psicológico. El jazmín y la pimienta


tienen efectos relajantes.
Ritmo cardíaco: la desaceleración del ritmo cardíaco se favorece con los aromas dulces,
en especial con el de rosas. Con el aroma de limón se desacelera debido a una mayor
concentración ante un estímulo de alerta, la mente se anticipa.
Capacidad de respuesta: el jazmín reduce el tiempo de reacción ante una decisión
mientras que la lavanda lo aumenta.
Pruebas de aprendizaje: los aromas que resultaban agradables a los participantes
aumentaron la capacidad de memorizar. Eran limón, eucalipto y lirio. También se
encontró que la lavanda, la rosa y la naranja aumentan la relajación mental mientras
que el jazmín, la manzanilla y el almizcle estimulan la mente.
Otras pruebas demostraron que el aroma de heliotropo reduce el estrés y la ansiedad.
Los aromas agradables permiten recordar momentos placenteros, mientras que los
desagradables inhiben estos recuerdos. Además, los cambios en las cualidades
emocionales inducidos por los aromas han sido aprendidos como resultado del
contexto en el cual fueron inicialmente experimentados.

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Constricción vaso periférica, asociado al estrés psicológico. El jazmín y la pimienta


tienen efectos relajantes.
Ritmo cardíaco: la desaceleración del ritmo cardíaco se favorece con los aromas dulces,
en especial con el de rosas. Con el aroma de limón se desacelera debido a una mayor
concentración ante un estímulo de alerta, la mente se anticipa.
Capacidad de respuesta: el jazmín reduce el tiempo de reacción ante una decisión
mientras que la lavanda lo aumenta.
Pruebas de aprendizaje: los aromas que resultaban agradables a los participantes
aumentaron la capacidad de memorizar. Eran limón, eucalipto y lirio. También se
encontró que la lavanda, la rosa y la naranja aumentan la relajación mental mientras
que el jazmín, la manzanilla y el almizcle estimulan la mente.
Otras pruebas demostraron que el aroma de heliotropo reduce el estrés y la ansiedad.
Los aromas agradables permiten recordar momentos placenteros, mientras que los
desagradables inhiben estos recuerdos. Además, los cambios en las cualidades
emocionales inducidos por los aromas han sido aprendidos como resultado del
contexto en el cual fueron inicialmente experimentados.

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AROMACOLOGÍA vs. AROMATERAPIA

Es posible que, de entrada, no podamos distinguir entre “aromacología” y


“aromaterapia” porque ambas tienen que ver con aromas, usan aromas para crear
ambientes especiales y estudian los efectos del aroma en las personas. Para intentar
esclarecer las diferencias, hemos hecho este pequeño cuadro:

AROMACOLOGÍA

Concepto basado en datos científicos y sistemáticos, en condiciones controladas


Establece los efectos de los aromas en el comportamiento humano, a través de
experimentos científicos reproducibles
Abarca solamente los efectos en el cerebro de los estímulos olfativos
Combina aromas naturales y sintéticos

AROMATERAPIA

Concepto basado en el uso tradicional de aceites esenciales y hierbas


Establece los efectos terapéuticos basados en el uso ancestral
Introduce los aceites esenciales en vías sanguíneas por ingestión, absorción de la piel,
vaporizaciones o compresas

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Solo usa ingredientes naturales, imposible de sintetizar en el laboratorioLa


aromacología es una disciplina que surgió a principios del 1900, esta se encarga del
estudio de cómo los aromas afectan a la mente y al estado de ánimo de las personas.
Podríamos decir que la aromacología es la teoría y la psicoaromaterapia es su técnica.
¿Por qué funcionan los aromas en el impacto de la memoria y las emociones? Porque
el bulbo olfatorio está ubicado en el mismo lugar del cerebro en el que se forman los
recuerdos y las emociones, por esto es normal asociar un aroma o una fragancia a
algún recuerdo en particular.
Entre los descubrimientos de la aromacología encontramos el hecho de porque tales
aromas despiertan determinadas emociones en nosotros. Por ejemplo, aquellos
aromas que remiten a alimentos, tales como la naranja, el chocolate o la vainilla, nos
estimulan; mientras que las maderas y las flores, nos brindan tranquilidad. Esto se
debe a lo que vimos anteriormente como “cerebro primitivo”, en donde se alojaban
todas esas funciones de supervivencia. Así, en la prehistoria, cuando el hombre
encontraba alimento sentía alegría y cuando hallaba un refugio o un lugar donde poder
descansar, sentía paz y tranquilidad.
Por ejemplo, en un ambiente de trabajo, las notas cítricas o verdes son ideales para
mantener despierto a nuestro cerebro y ser más creativos; mientras que para un
dormitorio, se deberán elegir aquellas esencias más propicias para lograr un buen
descanso (flores y maderas), como el sándalo, el pachuli, la rosa o el nerolí.
Muchas veces se confunde aromacología con aromaterapia y por eso es importante
destacar sus diferencias, porque la aromaterapia se basa únicamente en el uso de
aceites esenciales puros como vimos anteriormente son aquellos que son extraídos de
los miembros de las plantas naturales a través de diferentes procesos. En el caso de la
aromaterapia, por medio de diferentes métodos de utilización, sea por inhalación o
aplicación directa sobre la piel, puede curar una picazón o sanar una herida y esto es
independientemente de cuánto nos guste el aroma, ya que lo que alivia o proporciona
bienestar no es éste, sino las propiedades de las plantas. En cambio la aromacología,
sus investigaciones y la técnica de psicoaromaterapia se enfoca en las emociones, en
los recuerdos y en la creación de contextos “propicios para” a través de los aromas.
Aún así, ambas disciplinas pueden convivir perfectamente: la lavanda, por ejemplo,
tiene propiedades

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medicinales comprobadas por la ciencia que pueden aliviar una quemadura y, al


mismo tiempo, aportar calma y paz gracias al aroma de su flor.
Los aromas son un medio simple, accesible y lúdico para lograr bienestar y balance
emocional. Rodearnos de aromas puede ayudarnos a mejorar la calidad del sueño, a
reducir el estrés y a mantenernos más alegres. Conocer sobre aromacología es
fundamental para elegir la fragancia ideal para crear distintos ambientes y potenciar las
actividades que realizamos en cada espacio.

Nuevas investigaciones sobre las conexiones entre olfato y cerebro, la


diferente percepción marcada por la cultura, la necesidad de educarlo desde
la infancia.

En los tiempos que vivimos, todo debe entrar por los ojos, y se usa la vista en
detrimento de otros sentidos, de hechos hay investigaciones que inician desde el
supuesto de que los jóvenes están perdiendo el sentido del olfato, por un exceso de
sobreexposición mediática a través de las redes sociales, por lo que sentidos olvidados
o relegados como el olfato se ha vuelto objeto de conquista, y ahora las fragancias, las
tiendas y hasta los accesorios huelen mucho más. Según estos investigadores, nos
encontramos frente al triunfo del marketing olfativo: el olor corporativo es ya una parte
fundamental de la identidad de las marcas y uno lo percibe al entrar en una tienda.
El olfato es fundamental para el ser humano porque es una forma química de detectar
lo que nos rodea. Desde los años 90 se realizan muchas mediciones de los efectos de
determinadas fragancias en la actividad cerebral. Se ha comprobado que las
frecuencias cerebrales cambian en función de las fragancias y el gusto y que al oler una
fragancia las ondas alfa modifican su frecuencia. ¿La percepción de los olores es
diferente entre hombres y mujeres? ¿Cambia con la edad? Los hombres suelen tener
menos interés, no se preocupan tanto por los olores. La sensibilidad se reduce
ligeramente con la edad, pero a cambio hay más experiencia con lo cuál se compensa.

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EL OLFATO Y LOS GENES

El sistema olfativo es capaz de identificar millones de olores y, según investigaciones,


los genes tienen una parte importante en este complicado proceso:

Las investigaciones de un equipo de especialistas en Bioquímica y Neurociencia de


la Universidad de Columbia confirmaron que el olfato es increíblemente complejo,
pues los receptores olfatorios no sólo tienen que identificar un olor y medir su
intensidad, escanear entre los recuerdos para determinar si se ha experimentado
antes y si es agradable o no. Las neuronas interpretan las sensaciones olfativas en
su camino desde la nariz hasta el cerebro, y cada una contiene el conjunto
completo de 400 genes dedicados a los receptores olfativos. Los olores que han
sido experimentados se recrean en la memoria, según un equipo de
Neurobiólogos de la Universidad de Toronto.

La información sobre el espacio y el tiempo se integra dentro de una región del


cerebro poco conocida, llamada núcleo olfatorio anterior, descubierta por
investigadores de la Universidad de California. Cuando estos elementos se
combinan es posible que al percibir un olor determinado recordemos a alguien en
una determinada situación. Examinando la estructura del mismo los investigadores
dieron con una zona neuronal de conexión con el hipocampo, muy importante
para la memoria y la representación contextual, implicada en enfermedades como
el Alzheimer. Así descubrieron que podían imitar los problemas de memorización
de olores de esta enfermedad, al desconectar la comunicación entre el hipocampo
y la AON. También, los circuitos que sigue la memoria del olfato en el cerebro y
cómo se produce una alteración de la misma en las enfermedades
neurodegenerativas.

CURACIÓN CON ACEITES ESENCIALES: LA HISTORIA DE KALLIE

La historia que vamos a conocer es verídica y fue escrita por la madre de consultante,
allí ella expresa los pasos involucrados en la curación emocional: desde el momento
del trauma, a través de la crisis de sanación y hasta alcanzar la salud. Ellos cuenta
cómo el uso de aceites esenciales facilita la recuperación física, emocional y espiritual.
“Cuando mi hija Kallie tenía dos años de edad, accidentalmente le cayó encima una olla

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de barro con carne cociéndose en agua hirviendo, lo que le provocó quemaduras


graves en la cara y torso. Tenía un tercio del cuerpo cubierto de quemaduras de
segundo y tercer grado. Durante un mes, Kallie se recuperó en una unidad especial de
quemaduras donde se le suministraron potentes
narcóticos junto con otros medicamentos para ayudar a aliviar el intenso dolor que
acompaña a quemaduras tan graves. Fueron necesarias dos cirugías para colocar
injertos de piel en su cara, cuello y hombros. Cuando Kallie finalmente volvió a casa,
tuvo que usar una máscara de plástico en la cara y un traje de compresión ajustado
durante seis meses para evitar que los injertos de piel se deformaran. Para mí, como
madre, era espantoso ver a mi hija sufrir tanto dolor. Me sentía impotente. Pero Kallie
era una niña muy fuerte que hacía todo lo posible para adaptarse a los atroces
procedimientos médicos, como el raspado de las células muertas de la zona quemada
o la terapia física. Durante los muchos momentos en los que el dolor y el trauma eran
demasiado para la pequeña Kallie, ella nos abandonaba mentalmente. Podía verlo en
sus ojos hundidos. La primera vez que observé esto fue cuando se produjo la
quemadura inicial. En esos pocos segundos inmediatamente después de que el líquido
caliente entró en contacto con su preciosa piel, ella no estaba allí. Debido a la
combinación de potentes narcóticos y procedimientos insoportables, ella estaba
insensibilizada física y emocionalmente, o simplemente completamente ausente
durante la mayor parte del mes en que estuvo internada. Cuando volvimos a casa,
tardamos un tiempo en retomar nuestra vida habitual. Kallie era tan frágil y delicada.
Hice todo lo posible para que ella y nuestra familia se recuperaran física y
emocionalmente de este evento, pero eso fue bastante difícil. Pasaron meses y años y
comencé a observar que Kallie era extremadamente insensible al dolor. Kallie era una
niña muy activa e intrépida, y se caía y lastimaba bastante como cualquier otro niño,
pero rara vez reconocía que le dolía. A veces era preocupante. Recuerdo una vez que
la llevé al médico por las vacunas ordinarias. Kallie estaba acostada en la camilla y las
dos enfermeras le pincharon ambas piernas dos veces cada una. Yo le miraba la cara y
no tuvo absolutamente ninguna reacción física o emocional. No sentía nada. A menudo
se hacía cortes o rasguños bastante malos y yo no me daba cuenta de ello hasta más
tarde, cuando le daba un baño o le cambiaba la ropa. Le preguntaba cuándo se había
lastimado y muchas veces ni siquiera se acordaba. También era muy consciente de los
cambios físicos que le habían provocado las quemaduras. Cuando Kallie comenzó a ir a
la escuela, trataba de ocultar sus cicatrices tapándoselas con el pelo o abrigo o
caminando con la cara apuntando hacia la pared y lejos de las miradas de los
presentes.

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Nunca la presioné para que hablara acerca de ello ni hice nada que fuera incómodo
para ella, sino que traté amablemente de brindarle oportunidades para que
compartiera sus pensamientos y sentimientos. Cuando Kallie tenía aproximadamente
cinco años y medio, comenzó a olvidarse de lo que había ocurrido. Sabía que
algo importante había ocurrido hacía mucho tiempo, pero no podía recordar los
detalles. A veces había algo que le despertaba el recuerdo, como la palabra
“quemadura”, o un incendio, o incluso un baño. Luego, con miedo y confusión en sus
ojos, preguntaba: “¿Qué me ocurrió, mamá?”. En ese momento, conocí los aceites
esenciales. Cuando mi madre y yo aprendimos acerca de los aceites y sus beneficios,
pensamos en Kallie. El helicriso y el vetiver parecían ser la mezcla perfecta y
comenzamos el tratamiento. Al principio estaba muy entusiasmada, principalmente
pensando en la posible curación física e ignorando en gran medida los beneficios
emocionales. Kallie tenía mucha fe. Kallie inmediatamente dijo: “Sé que esto hará que
mis quemaduras desaparezcan, mamá”. No tenía idea de lo que iba a ocurrir. Después
de apenas unos días de usar los aceites, Kallie comenzó a actuar de manera distinta. Lo
primero que observé fue que comenzó a quejarse de dolor físico para el cual no
podíamos encontrar ninguna explicación razonable. Cada vez que se hacía un pequeño
corte o hematoma, se ponía muy nerviosa al respecto: todo lo contrario, a sus
anteriores reacciones de resistencia e insensibilidad al dolor. Lloraba por horas cuando
se hacía un pequeño corte o tajo y decía entre sollozos: “¿Alguna vez va a
desaparecer?”. Kallie pasaba gran parte del día preocupándose por las cosas más
pequeñas. Era prácticamente imposible convencerla de que se bañara. Se puso
extremadamente selectiva con la ropa que usaba. Si una prenda no le quedaba bien o
era ajustada, no la usaba. Cualquier mención de que se había quemado o incluso la
palabra “quemadura” le provocaba un gran temor. Surgieron los ataques de pánico. A
veces se sentaba al azar en mi regazo y simplemente lloraba. Yo también lloraba.
Finalmente me di cuenta de que Kallie estaba atravesando una crisis de sanación
provocada por los aceites. Resultaba perfectamente lógico. Cada cosa extraña que
hacía se correlacionaba directamente con la quemadura o con su experiencia en el
hospital. Con la ayuda de los aceites esenciales, su cuerpo estaba expulsando o
eliminando todo el dolor y las emociones ocultas que habían estado enterradas
durante tanto tiempo. Nos imaginamos que la curación probablemente duraría la
misma cantidad de tiempo que el que había estado en el hospital. Y así fue. Duró un
mes. Hice todo lo posible para validar lo que ella sentía y para ayudarla tanto como
pudiera durante este tiempo. Aprendí que si dejaba de colocarle los aceites, ella y el
resto de la familia tendríamos un mal día.

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De modo que continué haciéndolo y los resultados fueron asombrosos. Después de


este mes tan difícil, comencé a darme cuenta de que las palabras que antes habían
provocado una reacción negativa de parte de Kallie ya no parecían molestarla. Tenía
una perspectiva totalmente nueva y positiva. Podía ver claramente que ella ya
no venía desde un lugar de miedo. En lugar de sentirse cohibida e intimidada, se
mostraba segura, fuerte y confiada: una Kallie totalmente distinta. Como madre, puedo
ver sin duda alguna que estos aceites esenciales le brindaron una perspectiva nueva y
tan hermosa de ella misma y de su experiencia traumática anterior. En la mañana del
día en que Kallie cumplía ocho años, le estaba contando acerca del día en que había
nacido y ella dijo: “No me acuerdo de eso, mamá, pero me acuerdo de cuando me
quemé”. Le pregunté cuidadosamente: “¿Qué sientes cuando lo recuerdas?”. Ella
respondió con su voz burbujeante y segura: “Te lo voy a decir claramente, mamá: ¡Me
siento muy bien!” Las palabras no pueden expresar lo agradecida que estoy de que mi
pequeña Kallie haya podido curarse emocionalmente.”

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CURACIÓN DE LAS EMOCIONES CON ACEITES ESENCIALES

Como en la historia de Kallie, los aceites esenciales desempeñan un papel importante


en la recuperación emocional porque nos llevan a enfrentar con valor nuestros
problemas emocionales. Kallie no es la única que tiene un trauma emocional
reprimido, todos nosotros tenemos sentimientos no resueltos de dolor y heridas que
necesitan aflorar a la superficie para su transformación y curación.

Aceites esenciales: Las Cinco Etapas de la Curación

Los aceites esenciales apoyan la curación en cinco etapas, y encada una de ellas nos
fortalecen y nos preparan para el siguiente nivel de curación. Por ejemplo, a medida
que recuperamos nuestra salud física, se nos invita a entrar en el reino emocional.
Las cinco etapas son:

1) Los aceites esenciales ayudan a sanar el cuerpo físico

2) Los aceites esenciales ayudan a sanar el corazón

3) Los aceites esenciales ayudan a liberar las creencias limitantes

4) Los aceites esenciales aumentan la conciencia y la conexión espiritual

5) Los aceites esenciales inspiran el cumplimiento del propósito de nuestra vida

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CURACIÓN DE LAS EMOCIONES CON ACEITES ESENCIALES

Como en la historia de Kallie, los aceites esenciales desempeñan un papel importante


en la recuperación emocional porque nos llevan a enfrentar con valor nuestros
problemas emocionales. Kallie no es la única que tiene un trauma emocional
reprimido, todos nosotros tenemos sentimientos no resueltos de dolor y heridas que
necesitan aflorar a la superficie para su transformación y curación.

Aceites esenciales: Las Cinco Etapas de la Curación

Los aceites esenciales apoyan la curación en cinco etapas, y encada una de ellas nos
fortalecen y nos preparan para el siguiente nivel de curación. Por ejemplo, a medida
que recuperamos nuestra salud física, se nos invita a entrar en el reino emocional.
Las cinco etapas son:

1) Los aceites esenciales ayudan a sanar el cuerpo físico


2) Los aceites esenciales ayudan a sanar el corazón
3) Los aceites esenciales ayudan a liberar las creencias limitantes
4) Los aceites esenciales aumentan la conciencia y la conexión espiritual
5) Los aceites esenciales inspiran el cumplimiento del propósito de nuestra vida

Etapa uno: curación del cuerpo físico

Los aceites esenciales son poderosos sanadores físicos. Algunos de ellos son entre 40
y 60 veces más potentes que las hierbas. Tienen muchas cualidades “anti”. Son
antibacterianas, antivirales y antiparasitarios naturales (Schnaubelt, 2011). Los aceites
esenciales ayudan al cuerpo a combatir los microorganismos hostiles; purifican los
órganos, glándulas y sistemas fisiológicos; equilibran las funciones corporales y elevan
la vibración del cuerpo (Stewart, 2003).

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Etapa dos: curación del corazón

Mientras los aceites salvaguardan nuestra salud física, nos brindan la energía necesaria
para penetrar en el corazón e ingresar al reino emocional. Los aceites esenciales
aumentan la vibración del cuerpo físico (Stewart, 2003). A medida que el cuerpo vive en
vibraciones más altas, las energías máels bajas (como las emociones reprimidas) se
tornan insoportables. El cuerpo quiere liberarse de estos sentimientos. La ira
estancada, la tristeza, el dolor, el juicio y una baja autoestima no pueden existir en el
ambiente de equilibrio y paz que los aceites esenciales ayudan a crear. La curación
emocional se produce cuando los antiguos sentimientos surgen y se liberan (Moreton,
1992). A veces esta experiencia se confunde con la regresión. Las personas pueden
percibir que están haciendo una regresión o que los aceites esenciales no funcionan.
Estamos tan acostumbrados a la curación sintomática que nos han condicionado para
que veamos a la curación como el cese inmediato de todo dolor físico y emocional. En
realidad, los aceites están actuando. Actúan para curar permanentemente los
problemas emocionales brindando apoyo a las personas a través de la sanación.

Principios de la sanación: liberar y recibir

Es importante entender que la sanación es un proceso. El proceso se puede separar


en dos principios fundamentales: liberar y recibir. Debemos liberar las emociones
negativas atrapadas antes de poder recibir sentimientos positivos. Lo antiguo debe irse
para hacer lugar para lo nuevo. A menudo queremos omitir este paso, pero es un paso
necesario. Debemos estar dispuestos a experimentar la limpieza si verdaderamente
deseamos sanar. Resistirse al proceso de limpieza hace que la sanación sea más
dolorosa. Debemos rendirnos a la experiencia para poder continuar en el camino de la
sanación. Cuanto más nos dejemos ir y confiemos, más placentero será este proceso
de sanación. Los aceites esenciales no hacen el trabajo emocional por nosotros

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Los aceites esenciales ayudan a las personas a mirarse honestamente a sí mismas.


Promueven el ambiente correcto para la sanación, pero no hacen el trabajo por
nosotros. En jardinería, un error común es arrancar las malas hierbas y dejar las raíces.
Esto es particularmente cierto en el caso de suelos duros y rocosos. Los aceites
esenciales preparan nuestro suelo emocional para que las malas hierbas se puedan
eliminar con mayor facilidad. Si uno se olvida de hacer el trabajo de eliminar sus malas
hierbas, simplemente se ha regado el problema.

Herramientas para el trabajo emocional

Seguramente se preguntarán: “¿Cómo comienzo mi trabajo emocional?”. Proponemos


que las personas comiencen su trabajo emocional con algunas prácticas
introductorias. Sugerimos meditación, escribir en un diario y hacer un inventario
personal para facilitar el proceso de sanación. Invitamos a todos a embarcarse en su
propio camino de sanación.

Decodificación de las emociones:

Sintonización de la conexión mente-cuerpo La identificación de las emociones exactas


que se están experimentando a cualquier momento dado puede ser un reto. Usted
sabe que siente algo, pero no sabe exactamente qué. Afortunadamente, las emociones
se experimentan en todo el cuerpo, por lo que se puede mirar a él en busca de pistas.
El sistema límbico del cerebro gobierna nuestras respuestas emocionales, y envía
diferentes mensajes químicos para las distintas emociones que experimentamos.
Nuestro cuerpo tiene reacciones físicas específicas a los diversos mensajes químicos,
proporcionando así una indicación de la emoción que los provocan. Por ejemplo,
"estresado" es un estado emocional que generalmente provoca la liberación extra de
adrenalina y el cortisol. Esos productos químicos causan reacciones físicas tales como
aumento del ritmo cardíaco, cambios en la respiración, temblores, malestar digestivo,
la transpiración, y así sucesivamente. Si usted está sufriendo una combinación de estos
síntomas, es muy probable que la emoción que está experimentando es "estres."
Aunque hay algunas reacciones generales y ocurrencias más comunes que nos dan
una base bastante predecible, debemos tener en cuenta que es posible experimentar
sensaciones múltiples

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simultáneamente. (Por ejemplo, cuando nos sentimos amenazados, a menudo


sentimos ira y el miedo al mismo tiempo.) Además, las respuestas físicas a muy
diferentes emociones pueden sentirse bastante similares. Por ejemplo, los indicadores
físicos de ser aterrorizado y eufórico son básicamente los mismos. El cerebro, en el
contexto de sus experiencias y creencias individuales, es el que dará forma a la
emoción que sentimos y cómo.

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