Está en la página 1de 2

Santa Rosa de Lima: el castigo como forma de alcanzar a Dios

Santa Rosa de Lima, patrona del Perú, las Américas y las Filipinas, fue la expresión de una
mujer que vivió intensamente su tiempo. Nacida en Lima, en 1586, y muerta prematuramente
en la misma ciudad, en 1617, con apenas treinta y un años de edad, debido a una tuberculosis,
consecuencia de su autoimpuesto régimen de vida; fue una mujer que vivió la manera
particular en que se concebía la relación entre Dios y el mundo.

Son bastante conocidos los métodos utilizados por Rosa de Lima para auto infligirse daño
físico. Entre ellos se destacaron el azote, el llevar una corona de plata con espinas y los largos
ayunos y penitencias; todos ellos destinados a asegurar la ansiada santidad. Se sabe que Isabel
Flores de Oliva, nombre con el que fue bautizada en 1586, a temprana edad, empezó a ayunar
tres veces por semana. A los doce años se trasladó con su familia a pueblo de Quives, ubicado
a 60 km de Lima, donde empezó a atormentarse físicamente, lo que le acarreó un doloroso
reuma. Ya de joven retornó a Lima con su familia. En la capital del Virreinato del Perú debió
trabajar en el huerto de su familia y
realizar bordados con el fin de
contribuir con el sostenimiento familiar.

Ya en la capital, su belleza no pasó


desapercibida. Los pretendientes no
tardaron en aparecer. Molesta por ello
se cortó el cabello y echó pimienta en la
cara. Ingresó a la Tercera Orden de
Santo Domingo. Se recluyó en una
ermita construida por ella misma en el
huerto de su casa, con la ayuda de su
Santa Rosa Lima, según la reconstrucción hermano Hernando. Solo salía de para
científica de su imagen, realizada en el 2015. atender las necesidades espirituales de
los indígenas y negros de la ciudad y
para visitar la Iglesia del Virgen del Rosario.

La división del mundo: espíritu y carne, santidad y pecado

El mundo cultural limeño de finales del siglo XVI y comienzos del siglo XVII estuvo marcado por
el monopolio del cristianismo sobre todas las demás esferas de la vida cultural y social. Las
iglesias eran el centro de la vida social. No se limitaban a ser centros de oración, sino además,
eran espacios físicos que, junto con la plazuela, integraba a la sociedad a través de las diversas
congregaciones, así como de los servicios de salud e incluso educación que se brindaban.

La imponente arquitectura de las iglesias de Lima, cuya elevación, majestuosidad y solidez


contrastaba con las demás construcciones de la Lima de finales del siglo XVI y comienzos del
siglo XVII, eran una muestra del poder divino imperante; pero también de la supremacía de
una forma de ver el mundo: de la dicotomía espíritu/ carne y santidad/ pecado. En una
sociedad mayoritariamente oral y analfabeta transmitían la idea de la presencia de Dios y de
su poderoso mensaje a lo largo de toda la ciudad. Mostraban un mundo en el que el mensaje
divino parecía legitimar la dominación española; pero, a la vez, invitaba a la integración de las
castas indígenas y negras a integrarse en el cuerpo social, en virtud de que el salvador era
universal, para todos. El ambiente conventual y religioso de la Lima de finales del siglo XVI e
inicios del siglo XVII mostraba la magnificencia divina y la certeza de que su presencia no solo
era cierta, sino que el cumplimiento de su promesa era segura.

Era el panorama de una


sociedad culturalmente feudal,
legitimadora de privilegios y de
poderes humanos de orígenes
divinos. De diferencias
incuestionables, de racismos
plenamente justificados por una
voluntad extra humana. En este
contexto floreció una visión
dicotómica del mundo,
sustentada en las
interpretaciones neo platónicas
sobre la naturaleza humana y su
relación con Dios.
Basílica y convento de Santo Domingo, Lima.
El ser humano era concebido
como formado por dos naturalezas: la espiritual y la mundana. La primera estaba ligada a la
divinidad y la segunda al pecado. Todo lo que estaba ligado a lo carnal era asociado con lo
pecaminoso: el placer sexual, la gula, etc. Como contraposición a lo carnal estaba lo espiritual,
lo cual podía ser alcanzado a través del castigo físico, la abstinencia y el ayuno. Esto queda en
evidencia en la concepción que está detrás del Tribunal de la Santa Inquisición, institución que
en Europa se remonta al siglo XII y que supervivió hasta inicios del siglo XIX, que articuló la idea
de lucha contra la herejía a través del tormento físico, del castigo al cuerpo como forma de
alcanzar la divinidad, de extirpar lo mundano y pecaminoso del ser humano. En el Perú la
Inquisición inició sus funciones en 1570, correspondiendo a la época en que vivió la santa
limeña.

Santa Rosa de Lima, a través de sus prácticas lesivas hacia el propio cuerpo muestra, en sus
actos, una forma particular de concebir el mundo, de naturaleza medieval. Evidencia una
concepción del mundo y un camino a través del cual se puede alcanzar la divinidad, propia del
espíritu imperante en la Lima de finales del siglo XVI e inicios del siglo XVII. Nos muestra una
manera de concebir el mundo, en el que lo corpóreo y lo espiritual son dos esferas de la
existencia humana, irreconciliables, sobre las cuales no había concesiones ni caminos
intermedios.

También podría gustarte