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Tema 2

Clasificaciones romanas del derecho

IUS Y FAS

Ius y fas son las normas conformantes de derecho durante el Imperio Romano.

El ius era conocido como el derecho humano de los ciudadanos y el fas como el
derecho divino ejercido por los sacerdotes.

El fas estaba en una posición de contrapuesto sobre el ius, haciendo que el ius
fuera la fuente secundaria de aquella época. Existen diferentes tipos de ius
diferenciados por las características poseídas por cada uno

Qué es el ius y el fas

Se conoce como ius al término empleado dentro del derecho romano usado para
hacer referencia en dos sentidos, como es el caso del derecho objetivo
entendiéndose como el grupo de normas obligatorias con la finalidad de regular la
conducta de los individuos de una sociedad.

El otro caso es como derecho subjetivo, conociéndose como la facultad, la cual


otorga a las normas de derecho subjetivo a un individuo de exigir de otro individuo
una determinada conducta.

Ahora bien, el término fas era utilizado dentro del ámbito del derecho. Tratándose
de un vocablo cuyo origen proviene del latín, traduciéndose como “justo” o “ilícito”.

Se conocía como el derecho ejercido por los dioses, lo cual era permitido y justo
para ellos. En compañía del Nafas representaban el grupo de normas encargadas
de la regulación de la convivencia de las comunidades antes de que existieran
los civitas. El ius representaba lo justo y el fas lo legal.
RELACIÓN DEL IUS Y EL FAS EN EL DESARROLLO JURÍDICO POLÍTICO Y
SOCIAL

Ius y el fas en lo jurídico

El derecho romano representaba todas las leyes y normas de carácter jurídico, la


cuales fueron aplicadas a los ciudadanos de dicha época desde que se fundó
Roma en el 753 a. C. hasta mediados del siglo VI d.C.

Momento en el que el emperador Justiniano I hizo una aglomeración de todas las


compilaciones jurídicas previas formando de esta manera un único ordenamiento
jurídico conocido como Corpus Iuris Civilis.
¿Cuáles son las características del ius y fas?

Algunas de las características del ius y fas son:

 Ambos forman parte del derecho del Imperio romano.


 Eran el conjunto de leyes y normas que regían las sociedades.
 El fas es el derecho divino y el ius es el derecho humano.
 El ius era ejecutado por los individuos de la sociedad y el fas era ejecutado
por los sacerdotes.

Tipos de ius

 Iuscivile: las instituciones pertenecientes a los ciudadanos romanos y en


las que no tienen participación los extranjeros, surge de la voluntad de este
pueblo que lo ha determinado especialmente así.

 IusHonorarium: estaba fundamentada en los edictos dictados


por magistrados, se creó en la magistratura de la pretura, por lo que el
pretor era quien estaba encargado de la administración de la justicia a
todos los conciudadanos.Anuncios
 Ius Gentium: es un derecho encargado de la regulación de las relaciones
existentes entre los ciudadanos romanos y las personas extranjeras, es
decir, establecía las condiciones en las que podían participar de igual
manera tanto ciudadanos romanos como los extranjeros.
 Iuspublicum: es originado por parte de las leyes de carácter público,
equipándose a estas las constituciones imperiales y los
senadoconsultos, el derecho público estaba encargado de la regulación
de los vínculos del Estado romano con las personas particulares.

 Iusprivatium: hace referencia al derecho utilizado por las los individuos


particulares, encargada de la regulación de los vínculos y actividades
ejecutadas por estos, como lo son los negocios jurídicos. Era ocasionado
en su mayoría por los jurisconsultos.

 IusHonorarium: estaba fundamentada en los edictos dictados


por magistrados, se creó en la magistratura de la pretura, por lo que el
pretor era quien estaba encargado de la administración de la justicia a
todos los conciudadanos.

ius y fas en el desarrollo político y social de Roma

La importancia del ius y el fas en el desarrollo político y social de Roma se centra


en que estos eran los derechos de aquella época. Establecían las normas sobre
las que los ciudadanos romanos y extranjeros se regían para convivir de la
mejor forma dentro de una sociedad.
El fas era asociado como el derecho divino y el ius se relacionaba con el derecho
humano. La sociedad se organizaba bajo el dominio de la religión, para después
diferenciarse de este. Comenzó un procedimiento de transformación después de
que la primera norma escrita rigiera la Antigua Roma, la cual dejaba el derecho
humano como fuente secundaria del derecho.

ETAPAS DEL DERECHO ROMANO

Según la manera en la que se interpretaban las leyes y se administraba la justicia


se identifican 3 períodos del derecho romano:

Período arcaico (754 a. C - 450 a. C)


Es la etapa que corresponde a la fundación de Roma, cuando las leyes eran
costumbres y tradiciones orales llamadas “costumbres de los ancestros” (mores
maiorum).

Estas leyes no escritas eran administradas por los pontífices y contemplaban 5


derechos esenciales para los ciudadanos romanos:

 Derecho al matrimonio civil (Ius connubii).


 Derecho al voto (Ius sufragii).
 Derecho al comercio (Ius commercii).
 Derecho al desempeño de cargos públicos (Ius honorum).
Ley de las 12 tablas
En ese mismo período se hizo necesario tener leyes escritas, lo que impulsó la
creación de la Ley de las 12 tablas, que se convirtió en el primer texto jurídico de
los romanos.
La Ley de las 12 tablas debe su nombre a las tablas de madera y bronce donde
fueron escritas. Fueron expuestas al público como una manera de evitar
interpretaciones subjetivas de la ley.

Por ello, a las 12 tablas también se les llamó Ley de igualdad romana y fueron el
primer ordenamiento jurídico escrito de los romanos.

Período preclásico (450 a. C - 130 a. C)


En esta etapa, la administración de la justicia ya no le corresponde solo a los
pontífices, sino al pretor, la figura de mayor autoridad después del cónsul, el
magistrado de mayor importancia de la época.

Los pretores archivaban sus pronunciamientos legales en unos documentos


llamados edictos. Los edictos podían ser editados, abolidos o ampliados por el
propio pretor o por su sucesor.

El Ius civile y el Ius gentium


En Roma existían dos pretores: el encargado de los asuntos de los ciudadanos
romanos y otro encargado de los peregrinos (personas que no eran ciudadanas de
Roma).

La mayoría de los asuntos legales involucraban a peregrinos, así que se hizo


necesaria una ley que incluyera a estos y a los ciudadanos romanos. Así surgió el
derecho de gentes (Ius gentium), un complemento de la ley de los ciudadanos
romanos (Ius civile).

Creación de la figura del jurisprudente


En este período se reconoce a quienes se han dedicado al estudio del derecho
como “jurisprudentes” y se les considera poseedores de un saber reconocido
socialmente. Los jurisprudentes no interpretan ni administran la ley, solo la
estudian y transmiten su conocimiento a sus discípulos.

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Período clásico (130 a.C - 230 d. C)


Esta etapa se caracterizó por la aplicación de la Ley de proceso formulario (Lex
Aeubutias), un nuevo sistema legal basado en fórmulas.
Las partes esenciales de la fórmula eran:

 Designatio: designación de juez.


 Demostratio: demostración de hechos a través del relato.
 Intentio: el accionante (la persona que demanda justicia) expresa qué pretende
conseguir.
 Condemnatio: según lo expresado en la intentio, el juez decide si condena o
absuelve.
La finalidad de la Ley de proceso formulario era sistematizar la administración de
justicia para disminuir las posibilidades de interpretación injusta.

Creación de la figura del jurista


En Roma, los gobernadores provinciales podían crear sus propias leyes. Con el
paso de tiempo la situación se volvió caótica, ya que existían leyes que se
contradecían entre sí. Para contrarrestar la situación, se crea la figura del jurista,
cuya función era sistematizar y simplificar las leyes de tal forma que pudiesen ser
aplicadas de forma general en casos futuros.

Período postclásico (230 d. C - 527 d. C)


Esta época está caracterizada por un control absoluto del emperador en todas las
esferas del poder, incluyendo las leyes. Esto se tradujo en una invisibilización de
la ciencia de derecho, ya que la aplicación de justicia se hacía desde el poder, con
las desigualdades que esto implicaba.

Constituciones imperiales
Los emperadores dictaban las leyes a través de las llamadas constituciones
imperiales, que se podían promulgar de cuatro formas:

 Edicto: normas sobre cuestiones generales que posteriormente alcanzarían rango


de leyes.
 Mandado: instrucciones del emperador para los gobernadores.
 Decreto: sentencias dictadas por el emperador al finalizar un juicio.
 Rescripto: respuestas del Emperador sobre cuestiones relativas al derecho.
Los preceptos del Derecho Romano

Según el jurista Celso, el “derecho” era el arte de lo bueno y lo equitativo. Y de


acuerdo con Ulpiano, la justicia era definida como la voluntad constante de dar a
cada uno su derecho, apoyándose el Derecho Romano en tres preceptos:
1. Honeste vivere o ‘vivir honestamente’.
2. Alterum non laedere o ‘no dañar al otro’, porque quien ocasiona un daño a
otra persona lesiona sus derechos y queda expuesto a sanción.
3. Suum cuique tribuere o ‘dar a cada cual lo suyo’, es decir, cumplir con las
leyes, los contratos, pactos y reconocer el derecho ajeno.
Sin embargo, una de las diferencias con la concepción actual del Derecho, es que
en el antiguo ordenamiento romano no todo ser humano era sujeto de derechos y,
por tanto, no reconocía derechos a toda la sociedad, dejando fuera a los
esclavos, que eran considerados cosas.

Por su parte, se concedió a los latinos una especie de semiciudadanía, pudiendo


algunos de ellos llegar a convertirse en ciudadanos romanos. En cambio, los
derechos del resto de extranjeros o peregrinos dependían del tratado que su
comunidad hubiera firmado con Roma.

Se concedió a algunos la posibilidad de realizar actos jurídicos válidos regulados


por el derecho de gentes. Pero se podía dar muerte a los que se rendían sin
condiciones.

Asimismo, no todos los ciudadanos romanos tuvieron los mismos derechos


sufriendo algunas importantes limitaciones por razón de sexo, condición
social, profesión o religión, entre otras causas. Por ejemplo, las mujeres no
pudieron formar parte del ejército o de las asambleas, careciendo de derechos
políticos y para actuar en el tráfico jurídico necesitaron durante muchos siglos la
asistencia de un tutor

El Derecho Romano en la actualidad

Ni la caída del Imperio romano de Occidente, a finales del siglo V, ni del de


Oriente, en el siglo XV, supuso la pérdida de vigencia del Derecho Romano. Los
Estados europeos, a lo largo de los siglos posteriores, siguieron aplicando sus
preceptos y recuperaron su estudio e interpretación para adaptarlo a sus
circunstancias contemporáneas.
No es hasta los siglos XVIII y XIX cuando países como Francia, Alemania o
España impulsan el movimiento codificador de sus propios ordenamientos y dan
forma a nuevos cuerpos legislativos.
En México, el primer Código Civil entró en vigor en 1932 y el Código de Comercio
en 1890. Los textos se han ido modificando para adaptarse al cambio social,
pero la base de algunos preceptos ha permanecido en el tiempo.
En la actualidad, el plan de estudios de la Licenciatura en Derecho cuenta con
una asignatura específica de Derecho Romano que, al estudiarse al principio de la
carrera, ayuda al alumno a comprender mejor instituciones jurídicas que se
desarrollaron hace siglos y que siguen plenamente vigentes como lo son el
concepto de persona física, capacidad jurídica y de obrar. Así como obligación,
derecho real, negocio jurídico, garantía, proceso, sucesión hereditaria o de
propiedad privada. De esta forma, contribuye a una interpretación más precisa de
su regulación actual y permitiendo tanto completar como corregir sus lagunas.
En el ámbito académico, el Derecho Romano aporta al futuro abogado una visión
global de un sistema jurídico y la lógica que lo estructura, razón por la que ha
servido de base a lo largo de siglos para el desarrollo de los cuerpos jurídicos de
muchos de los Estados actuales, reflejando las características del sistema romano
germánico.

Clasificación del ius según el derecho romano

EL IUS EN SENTIDO OBJETIVO

El término directum -que más tarde dio lugar a las palabras derecho, droit, diritto,
etcétera- no fue el término propio de la tradición jurídica romana, pues
correspondió más bien al lenguaje vulgar tardo-romano, de inspiración judeo-
cristiana y reflejo de una idea moralizante: la conducta justa de una persona era
aquella que seguía el camino recto 6. En cambio, ius, que hoy traducimos como
"derecho", sí fue el término propiamente romano, con un significado que se
identificaba con "lo justo", bien en el sentido de la misma cosa justa o bien del
orden judicial socialmente admitido y formulado por los que sabían de lo justo
(los iuris prudentes).

Por ello, en este último sentido, podemos leer a Celso en el Digesto que el ius era
el arte de lo bueno y de lo equitativo7, mientras que Ulpiano, por su parte,
reconocía un ius publicum y privatum, dividiendo este último a su vez en naturale,
gentium y civile. Estos derechos eran concebidos por este jurista como la
ordenación de lo justo y equitativo en los diversos órdenes en los que se podría
decir que participaba la persona, de modo que el derecho natural debía ser
entendido como el orden de justicia común a todos los animales establecido por la
naturaleza, mientras que el Derecho de gentes sería el orden propio de los
hombres exclusivamente, y el civil sería el orden jurídico propio de cada ciudad en
concreto. En un sentido similar, Hermogeniano nos hablaba del ius gentium et
civilis; Papiniano, del ius civile et praetorium; Marciano, del ius honorarium; Gayo,
del ius civile et gentium; y Paulo nos ofrecía la mayor variedad de significados
de ius8, en un texto de los más comentado por los glosadores en la Edad Media.
Todas estas referencias al Derecho se hicieron tomándolo en este sentido
objetivo, es decir, como un ordenamiento formado por instituciones y normas
externas que debían regir la conducta de las personas en la sociedad y que
establecían lo justo9.

Pero también tomado en su sentido objetivo, el término ius puede ser entendido
como la misma cosa justa (res iusta ipsa), una realidad que es debida a otro en
atención a una relación de igualdad. Es decir, el derecho así entendido expresaría
una medida de lo justo en nuestras relaciones con los demás, con independencia
de nuestros intereses particulares y de nuestras intenciones: debemos algo a
alguien o alguien nos debe algo objetivamente, y ese algo puede ser determinado
con la sencilla observación de la realidad 10. Por ello afirma Schouppe que
podríamos decir que el derecho es una cosa que se debe en justicia: "el origen del
derecho se ha de buscar en la atribución de esa cosa a un titular como propia. A
partir del momento en que esta persona dispone de un título que reconoce su
señorío sobre la cosa, nace a su favor un reconocimiento de deuda. Esa cosa que
es suya le es debida, y justamente esta calidad de debida es lo que convierte a la
cosa en derecho"11.

Aunque podríamos estar de acuerdo en que esto no plantea ningún problema, sin
embargo debemos dar la razón a A. d'Ors cuando reclama la necesidad de tener
en cuenta la elasticidad de la palabra ius en el pensamiento jurídico romano, que
abarca un concepto tanto objetivo (Derecho) como subjetivo (derecho). Esta tesis
"está, en cierto modo, un poco en la mente de todos, ya que parece haberse
hecho evidente en la romanística moderna que los romanos no distinguieron de
una manera rígida, como hacemos hoy, entre Derecho objetivo y derecho
subjetivo"12. He aquí la cuestión determinante: al hombre de hoy, al jurista
contemporáneo, le resulta enormemente difícil eliminar la rigidez normativista
propia de la dogmática jurídica que preside la mentalidad más extendida en
nuestros días.

III. EL CONTROVERTIDO SENTIDO SUBJETIVO DE IUS

Ulpiano definía la justicia como la constante y perpetua voluntad de atribuir a cada


uno su ius, su derecho13. Esta expresión, junto a otras muchas como ius altius
tollendi, ius tigni immittendi, ius utendi fruendi, ius testandi, ius adcrescendi, ius
adipiscendae civitatis Romanae, ius tutoris optandi, etc., constituyen el origen de la
discusión sobre la existencia del derecho subjetivo entre los romanos, que -como
ya advertí al principio- no ha sido un tema pacífico14.

Siguiendo la línea del pensamiento de Mounier, M. Villey 15 negó la existencia de la


categoría del derecho subjetivo tal como la entiende la dogmática contemporánea,
a veces con afirmaciones excesivamente rigurosas, como la que realizó en un
artículo publicado en 1947: "El derecho romano clásico desconoce totalmente, en
mi opinión, la idea del derecho subjetivo"16. A esta afirmación hicieron referencia
otros estudiosos que pretendieron situar a Villey en una posición dogmática
negadora del derecho subjetivo, sin prestar atención a lo que el propio Villey
expresó en artículos posteriores17. Efectivamente, seis años más tarde -en 1953-
matizaba la afirmación anterior y trataba de aclarar que su negación del derecho
subjetivo no significaba que la rechazara taxativamente, sino que lo negado era
que existieran en el Derecho romano esas facultades, potestades o atributos del
individuo, que la Modernidad hizo depender exclusivamente de éste, de modo que
tal acepción no aparecía en la exposición del Corpus Iuris Civilis. Pero también
afirmó Villey que desde aquí no se debía concluir su total inexistencia, sino que
dicha acepción tendría un lugar muy secundario y que no se reconocía con
suficiente nitidez18.

En esta misma posición se situó A. d'Ors, para el que "aunque podemos traducir a
menudo la palabra ius por nuestro derecho subjetivo, los romanos no llegaron a
entenderla precisamente en ese sentido, porque no construyeron tal categoría" 19.
En el mismo sentido se pronuncian Albanese20, Gioffredi21, Aru y Orestano22,
García-Gallo23, Domingo24, Guzmán25, Vallet de Goytisolo26, etcétera. Para estos
autores, la palabra ius en los textos romanos no designaba propiamente un
derecho subjetivo, sino que indicaba una posición justa, o un status, puesto que no
conllevaba sólo potestades o facultades, sino también obligaciones, hecho que no
cuadra con la noción que hoy tenemos de derecho subjetivo.

R. Domingo se detuvo en el análisis de las endíadis ius ratumque, facultas


iusque y ius potestasque, cuyas primeras referencias se remontan al siglo I a.C.
La conclusión a la que llega en su investigación es que de ningún modo se puede
afirmar que la expresión ius contenida en estas endíadis tenga equivalencia con
nuestro derecho subjetivo, aunque no rechaza que una de estas fórmulas aluda a
la vertiente subjetiva del derecho. En ius ratumque, el ius tenía una función
adjetival y se utilizaba en su vertiente objetiva, viniendo a significar "lo que es
justo" y válido (ratum) porque así lo ha establecido una ley27. En el caso de ius
potestasque, el ius muestra su aspecto subjetivo, pero solamente equiparable a lo
que entendemos por capacidad, y "esta misma aproximación muestra la diferencia
con el moderno concepto de derecho subjetivo, claramente distinto del de
capacidad"28. Más recientemente ha sido M. Bretone quien volvía a rechazar la
existencia de esta categoría jurídica en el Derecho romano tomando como
fundamento expresiones como el ius potestasque de D. 35, 2, 1. Para Bretone no
cabía duda de que el origen del derecho subjetivo se sitúa al final de la Edad
Media y principios de la Modernidad, y que una categoría creada en estos siglos
no podía ser traspuesta a los siglos anteriores correctamente29.

Otros autores no niegan expresamente que tal categoría jurídica naciera en el


Derecho romano, pero excluyen indirectamente esta posibilidad al apuntar un
nacimiento más tardío. Este es el caso, por ejemplo, de A. M. López López, que
cifra el origen del derecho subjetivo en la exaltación del individuo realizada por la
escuela del Derecho natural racionalista30. Y, efectivamente, F. Carpintero expuso
en profundidad el cambio que consagró la escuela de derecho natural moderno en
la concepción del individuo, que pasaba a ocupar el centro de todo. En el ámbito
jurídico supuso que el Derecho tuviera que ser concebido como una proyección -
en el mundo exterior- del arbitrio de las personas, por lo que el ius pasaba a ser
una cualidad personal de cada sujeto31. Aunque afirmaba que fue el racionalismo
moderno el que consiguió presentar el Derecho como un conjunto de derechos
subjetivos, en sus estudios más recientes pone de manifiesto que el derecho
subjetivo no sólo estaba ya presente en los nominalistas medievales, sino fueron
en verdad los que pusieron toda la estructura necesaria para que terminara
triunfando más tarde esta nueva categoría32.

Por el contrario, Pugliese, en un principio 33, se opuso frontalmente a la tesis de


Villey al mantener que el término ius designaba con toda propiedad -también en el
Derecho romano- un auténtico derecho subjetivo34. Pugliese reconocía que los
romanos no habían elaborado el concepto de derecho subjetivo, como tampoco lo
habían hecho con otras categorías jurídicas, pero ello no era óbice -a su juicio-
para que se pudiera utilizar esta categoría moderna al estudiar y comentar los
textos del Derecho romano. Del mismo modo, atribuyó a Villey la utilización de
terminología que tampoco habían acuñado los romanos, y que éste utilizó sin
reparos, como fue el caso de la expresión "institución jurídica" 35. Llama la atención
los términos en los que se expresa Pugliese al referirse a Villey y a Albanese; la
impresión que causa es la de estar dolido por las críticas realizadas por el francés
sobre algunas de sus opiniones contenidas en el libro Actio e diritto subiettivo,
publicado en 1939 en Milán36. Lo más curioso es que tanto Villey como Albanese
se extrañan de las ideas que Pugliese les atribuye, desmintiendo categóricamente
lo que éste les hace decir37.

Pero no han sido los únicos que han tenido que defenderse de una crítica por algo
que no han mantenido. También A. d'Ors hubo de replicar a Burdese cuando éste
manifestó que d'Ors entendía el término ius únicamente como "posición justa",
haciendo de él un concepto unitario o unívoco 38. D'Ors insistió más tarde que esta
visión no concordaba con su afirmación, que iba más bien en el sentido de que los
romanos de la época arcaica y clásica no distinguían la acepción objetiva y
subjetiva con el rigor que se distinguen hoy, y que más bien empleaban el
término ius con un valor dinámico, que abarcaba estos dos aspectos y otros
intermedios, difíciles de clasificar para una mentalidad moderna 39. También V.
Arangio-Ruiz reconoció este carácter dinámico del término ius en sus
puntualizaciones a Schlossmann, Thon, Pfersche, etcétera, de la corriente
normativista del siglo XIX, que negaban la existencia del derecho subjetivo no sólo
entre los romanos, sino también en cualquier sistema jurídico40.

Pugliese dejó clara cuál era su posición en este tema: "Il mio interese è richiamato
soprattutto dalle argomentazioni che, secondo lui, dimostrerebbero la visuale
oggettiva adottata dai giuristi romani nel considerare le situazioni che per noi sono
soggettive e quindi l'assenza in loro dell'idea di una pertinenza del soggetto. A me
sembra invero che proprio attraverso l'analisi di quelle argomentazioni si giunga a
chiarire in quale larga misura i Romani abbiano conosciuto attribuzioni del
soggetto"41. En esta línea de Pugliese han ido también los estudios, entre otros, de
Robleda 42, Kaser43, Crifó44, etc.

DERECHO CIVIL HONORARIO

El Ius Honorarium es el derecho pretorio fundado en la República de Roma. Se


puede definir como la facultad con la que disponía el pretor para promulgar
un edicto pretorio. El edicto pretorio viene a reformar al derecho civil ya existente
en Roma; corroborándolo, supliendolo o corrigiéndolo.

El fin del Ius Honorarium se da en la época post-clásica, mediante su revocación


definitiva en el Edicto Perpetuo, redactado por Salvio Juliano y promulgado por el
emperador Adriano en el año 129 d. C.

El ius civile de los antiguos romanos se caracteriza por ser un derecho inflexible,
rígido, sacramental en contraste con el ius honorarium, creado por los magistrados
y consignado en su Edicto anual, un derecho flexible y llamado a colmar las
lagunas del primero, a complementarlo y modificarlo de acuerdo con la evolución y
necesidades de un pueblo en expansión y cuyas normas pueden ser invocadas
también por los peregrinos

DERECHO CIVIL GENTE NATURAL


Ius gentium o jus gentium, el derecho de gentes, en un sentido restringido
comprende las instituciones del derecho romano de las que pueden participar los
extranjeros (peregrini) que tenían tratos con Roma y sus ciudadanos (cives), por lo
que supone una complementación del ius civile, para aplicarlo con individuos que
no ostentaran la ciudadanía romana. En sentido propiamente moderno, el ius
gentium es sobre todo una elaboración de la Escuela de Salamanca.

Al principio sólo existía un pretor, pero cuando Roma comienza a expandirse y a


tener relaciones con otros países, se ve la necesidad de crear otro, así en el año
242 a. C. se crea la magistratura del Praetor Peregrinus, que atendía los casos en
los que exclusivamente intervinieran no ciudadanos. Al crearse esta nueva
magistratura comenzó a llamarse al anterior pretor como Praetor Urbanus,
dedicado a juzgar los asuntos en los que participasen ciudadanos romanos. Los
casos tratados eran bastante variados, pero la mayoría derivaban de asuntos
comerciales. Así, las relaciones comerciales obligaron a la creación del
precedente del llamado derecho contractual, un derecho ultro citroque
obligatio (que obliga a ambas partes), a partir del cual nace el ius gentium.

DRECHO PUBLICO Y PRIVADO

DERECHO COMUN

Este derecho común empezó a gestarse a partir del siglo XII y concluyó a
mediados de siglo XIV. El derecho romano vuelve a la escena jurídica europea
después de siglos de dispersión normativa, pero no vuelve en forma de
código normativo, sino que traductores conocidos como glosadores reunificaron
las normas romanas con una técnica específica.

Esta técnica de los glosadores consistía en modificar palabras para ayudar a la


comprensión de la gente y para aclarar posibles dudas. Asimismo, hubo
comentaristas que no solo modificaban el texto original para una fácil
comprensión, sino que añadían comentarios que enriquecían estas normas para
adecuarlo a su realidad social. A partir de este enriquecimiento del derecho, se
empieza a extender el derecho común por toda Europa.

Este derecho empieza a aplicarse por los jueces, a recogerse en códigos más
completos y a ser derecho supletorio en muchos casos.

DERECHO SINGULAR

Ius singulare es una expresión latina. Se traduce literalmente como ley singular.
Era una ley especial para ciertos grupos de personas, cosas o relaciones jurídicas
(debido a que es una excepción a los principios generales del ordenamiento
jurídico).

Esto contrasta con el ius commune, el general, el derecho común. En el derecho


romano desarrollado en los sistemas jurídicos modernos, el concepto de ius
singulare fue abandonado y el ius commune se aplicó a todos los casos

DERECHO ESCRITO

El Derecho escrito es un sistema jurídico que posee una normativa recogida


por escrito; se opone al concepto de usos y costumbres, que da origen al Derecho
consuetudinario. Habitualmente se entiende por tal al Derecho expresado en
una ley (Derecho legislado), emitida por un legislador, promulgada y
publicada para su cumplimiento.

La legislación escrita comienza con la historia y la civilización en Sumeria (Código


de Hammurabi, véase Historia de las instituciones en la antigüedad). Los
legisladores griegos (Solón, Licurgo, Clístenes) que daban leyes a sus polis fueron
venerados como héroes. En la Antigua Grecia se entendía el respeto de la ley
como la condición de ciudadanía y de libertad, al concebir cada individuo su
sujeción a la comunidad política y sus normas no como resultado de la
dependencia de otro hombre más fuerte o más digno, sino como la sumisión a un
principio inmaterial ("la ley es el rey", nomos basileus), incluso cuando se está en
desacuerdo con ella o acarrea la propia muerte (suicidio de Sócrates). El Derecho
romano era principalmente un Derecho escrito (ius scriptum),1 mientras que el de
los pueblos germánicos era consuetudinario. Varios reinos germánicos que se
establecieron en el Imperio Romano de Occidente, especialmente los godos y
los francos, fueron publicando leyes o cuerpos legales escritos.

En general, en la Europa del norte predomina la tradición jurídica del Derecho


consuetudinario, mientras que la Europa meridional, de tradición grecolatina, es el
ámbito del Derecho escrito; incluso el territorio de Francia se dividía en dos
mitades, según predominaba una tradición jurídica u otra (véase Antiguo Régimen
en Francia). Las consecuencias de ello se extendían a múltiples cuestiones, como
el grado de libertad de los jueces para innovar en Derecho y sentar precedentes,
aplicando su propia jurisprudencia, en casos previstos o no en la normativa escrita
o la costumbre.

DERECHO NO ESCRITO
El Derecho no escrito (Ius non scriptum), al decir de Justiniano, es aquel que el
uso ha hecho válido, “porque la costumbre repetida diariamente y aprobada por el
consentimiento de los que la siguen, equivale a leyes”: Ex non scripto jus venit,
quod usus comprobavit. Nam diuturni mores, consensu utentium comprobati,
legem imitatur. El derecho no escrito, por consiguiente, funda su autoridad en el
consentimiento tácito del pueblo, que es el supuesto legislador, no solamente
cuando está reunido en asamblea para decretar las leyes, sino consagrando por
un largo uso una institución o una regla de Derecho. La costumbre ha sido la
primera y más antigua fuente de derecho. Los mores maiorum o reglas de los
antepasados, formó para los romanos el núcleo de normas; se encuentran en las
leges regiae, o sea, reglas primitivas dictadas por los primeros reyes. Entre ellas
están: a) La Ley de Rómulo: contra la nuera que faltare al respeto a su suegra. b)
La Ley de Numa: contra el homicidio de un hombre libre. c) La Ley de Tulio
Hostilio: contra los hijos que maltrataran a sus padres.

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