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Esta es la gráfica del “palo de hockey”: entre el siglo XI y el siglo XVII los niveles de vida
(medidos aquí por el PIB per cápita) fueron fluctuando, pero se mantuvieron más o
menos constantes en los diferentes países. A partir de entonces, la mejora de los
niveles de vida se ha convertido en una constante en muchas economías. Las ideas del
pensador británico Thomas Robert Malthus (1766-1834) proporcionan un modelo de la
economía que explica la parte plana de este “palo de hockey”.
Gráfico 1. El palo de hockey de la historia: el PIB bruto per cápita en 5 países (1000-2013)
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Historia Económica Mundial. P1. La economía en la trampa maltusiana
Con esta certeza, Malthus llamaba a evitar cualquier medida que contribuyera a
aumentar el número de personas pobres en la economía:
“Todos los niños que nazcan por encima de los necesarios para mantener la
población al nivel deseado deben perecer sin falta, a menos que se les haga
espacio por la muerte de otras personas...Por tanto...debemos facilitar las
acciones de la Naturaleza que provocan dicha mortalidad en vez de soñar
torpe y vanamente con impedirlas; y, si nos asusta la aparición demasiado
frecuente de horribles hambrunas, debemos facilitar e impulsar
diligentemente otras formas de destrucción que proporcione la Naturaleza".
Como nos muestra el gráfico del “palo de hockey”, las ideas de Malthus parecen
encajar con la evolución de la población, la tecnología y los niveles de vida durante
siglos: algunos historiadores apuntan que la renta per cápita en Grecia en el año 400
a.C. era similar a la de Gran Bretaña en 1850. Según el historiador Livi-Bacci, en el
periodo 1-1750 d.C. la población mundial creció muy lentamente (a una tasa
aproximada del 0,06% anual). Asimismo, los salarios y la población estaban
negativamente relacionados: como veremos en el caso de la Peste Negra, los shocks
negativos sobre la población aumentaban los salarios reales.
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Historia Económica Mundial. P1. La economía en la trampa maltusiana
1. El crecimiento demográfico
Las poblaciones humanas varían relativamente despacio a lo largo del tiempo. Sin
embargo, como veremos más adelante, ciclos de rápido crecimiento demográfico
pueden alternarse con otros de declive de la población. El crecimiento de la población,
sea positivo o negativo, puede describirse mediante una fórmula muy sencilla. En un
intervalo determinado de tiempo, el incremento de la población (P) resulta de sumar
los nacimientos y restar los fallecimientos (por ahora no tenemos en cuenta los
movimientos migratorios). Por lo tanto, la tasa de crecimiento demográfico (TCD) en
un año es igual a la diferencia entre la tasa de natalidad (N) y la tasa de mortalidad
(M).1
Poblaci ó nt +1−Poblaci ó n t
TCD =
Poblaci ó nt
Nacimientos t +1 ,t Fallecimientost +1 ,t
= −
Poblaci ó n t Poblaci ó nt
=N–M
Veamos esto con un ejemplo. Si en un país nacen 20 niños por cada 1.000 habitantes al
año y mueren 10 personas por cada 1.000 habitantes al año, la tasa de crecimiento
demográfico anual es del 1% (10 personas por cada 1.000 habitantes).
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La tasa de natalidad (N) es el número de nacimientos en una población por cada mil habitantes en un
año. La tasa de mortalidad (M) es el número de fallecimientos en una población por cada mil habitantes
en un año.
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Según esta fórmula, en un año determinado una población crece si los nacimientos son
superiores a los fallecimientos. Sin embargo, si queremos analizar los cambios de una
generación a la siguiente, no todos los fallecimientos tienen el mismo impacto: no es lo
mismo que alguien muera con 50 años y 4 hijos a que alguien muera sin hijos a los 20
años.
I. El número de hijos por mujer (o tasa de fertilidad), esto es, la media de hijos
que tienen las mujeres de una generación a lo largo de su vida fértil.
II. La esperanza de vida al nacer (e 0), esto es, la media de los años vividos por las
personas de una determinada generación.
Analicemos más detenidamente estas dos variables. El número de hijos por mujer
depende de una batería de factores sociales y biológicos. El factor cultural más
importante en este sentido es la edad de matrimonio. En algunas sociedades la edad
media de matrimonio de las mujeres se sitúa al final de la pubertad, a los 15 años,
mientras que en otras supera los 25 años.
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Historia Económica Mundial. P1. La economía en la trampa maltusiana
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Historia Económica Mundial. P1. La economía en la trampa maltusiana
Entre los puntos a y c se sitúa la segunda fase, conocida como fase de transición
demográfica. En esta fase la tasa de mortalidad cae más rápidamente que la de
fertilidad, de forma que, durante una o dos generaciones, la población crece a tasas
superiores al 2% (punto b). Esto explica el espectacular crecimiento demográfico
experimentado por algunos países durante el siglo XX. 2 Las sociedades en proceso de
transición se caracterizan por avances médicos que incrementan la esperanza de vida y
la progresiva introducción de métodos anticonceptivos. Sin embargo, la duración de
esta fase de transición y el pico de crecimiento demográfico alcanzado varía mucho de
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Para hacernos una idea, una población que crece un 4% anual duplica su tamaño en 17-18 años.
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unos países a otros: en Francia la transición duró 185 años, en los cuales la población
se multiplicó por 1,6; en Méjico duró 80 años, en los que la población se multiplicó por
7.
Una vez analizados los determinantes del crecimiento demográfico, vamos a analizar
una teoría que describe un comportamiento específico de estas variables: la teoría
maltusiana de la población. Malthus sostenía que la población crece en progresión
geométrica (2, 4, 8, 16, etc.) mientras que los alimentos lo hacen en progresión
aritmética (1, 2, 3, 4, etc.). Esta diferencia puede observarse en la parte izquierda del
Gráfico 4.
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Esta teoría se basa en dos supuestos. El primer supuesto que realiza Malthus es que el
producto medio del trabajo es decreciente o, lo que es lo mismo, que el trabajo tiene
rendimientos decrecientes. Imaginamos una economía agrícola que produce un único
bien: comida. Imaginamos, además, que la producción de comida únicamente implica
trabajar la tierra. En otras palabras, ignoramos el hecho de que producir comida
también requiere arados, graneros, fertilizantes, etc. El trabajo y la tierra (y el resto de
los insumos que ignoramos) son llamados factores de producción.
Producción total
Producto promedio del trabajo =
Número de agricultores
500.000 kg
=
800 agricultores
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Este segundo punto es el que preocupaba a Malthus. Imagina que cada uno de los
primeros 800 agricultores tiene varios hijos, de modo que una generación más tarde
hay 1.600 agricultores trabajando la misma tierra. La cosecha media se reduce de 625
a 457,5 kg, y el salario real de los agricultores inevitablemente cae.
El Gráfico 6 resume los efectos del supuesto de los rendimientos decrecientes del
trabajo. En la economía simplificada que estamos utilizando como ejemplo, el
producto medio de los agricultores determina su salario real, que es a su vez una
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medida de su nivel de vida. 5 Con un nivel de población medio (Pop Medium ) los salarios
reales de los agricultores se sitúan en el nivel de subsistencia (Wage Low): la economía
se encuentra en A. Si la población es más pequeña (Pop Low) el producto medio por
trabajador es mayor y, en consecuencia, los salarios reales son más altos (Wage ): la
High
economía se sitúa en B.
Sin embargo, por sí solos, los rendimientos decrecientes del factor trabajo no permiten
explicar la parte plana del “palo de hockey”. Este supuesto nos dice que los niveles de
vida dependen del tamaño de la población, pero no nos explica por qué estos niveles
no mejoraron durante largos periodos de tiempo. Para ello necesitamos incorporar el
segundo supuesto de Malthus: la mejora de los niveles de vida genera aumentos de
la población.
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El salario real es el salario nominal (lo que recibe el trabajador) ajustado para tener en cuenta la
inflación, de forma que mide la cantidad de bienes y servicios que el trabajador puede adquirir. La
w
fórmula para calcularlo es: , donde w es el salario nominal y P el índice de precios. En nuestra
P
economía simplificada, una reducción del salario real implica que (i) el salario nominal ha disminuido, o
que (ii) el precio de la comida ha aumentado.
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Historia Económica Mundial. P1. La economía en la trampa maltusiana
humanos no era muy diferente al de otros animales: “el hombre se encuentra por
encima de otros animales por sus facultades intelectuales, pero no debería suponerse
por esto que las leyes físicas a las que está sujeto deberían ser diferentes de aquellas
que prevalecen en otras partes de la naturaleza animal”. Según esta lógica, en la
medida en que dispusieran de recursos superiores a los necesarios para su
subsistencia, las personas se casaban antes y tenían más hijos; como los ratones de
Cantillon.
¿Es este supuesto realista? Si los hijos son un bien normal, 6 las personas con más
ingresos tendrán más hijos. Además, las personas con más recursos tienden a cuidar
más su salud y la de sus hijos, por lo que su mortalidad es menor. Por lo tanto, que la
mejora de los niveles de vida vaya unida a un aumento de la población parece un
supuesto razonable. No obstante, esto no equivale a decir que los humanos se
reproducen como ratones. En las sociedades preindustriales el aumento del nivel de
vida iba unido a un mayor crecimiento demográfico, pero, como veremos más
adelante, este crecimiento tendía a detenerse antes de llegar al límite los recursos
disponibles.
El Gráfico 7 refleja este segundo supuesto. Si los salarios reales (en el eje vertical) son
altos, el crecimiento demográfico (en el eje horizontal) es positivo y la población
aumenta. Si los salarios reales son bajos, el crecimiento demográfico es negativo y la
población disminuye.
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Un bien normal es aquel que se demanda más cuanto mayores son los ingresos del consumidor.
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3. El equilibrio de subsistencia
El modelo de Malthus predice un equilibrio en el cual los ingresos son justo los
necesarios para garantizar un consumo de subsistencia. ¿Por qué? Imaginemos que el
equilibrio se ve modificado por una cosecha excepcionalmente buena: los ingresos de
los agricultores aumentan y el precio de la comida disminuye (porque aumenta la
oferta de comida), de forma que el salario real aumenta. A su vez, esta mejora en los
niveles de vida incrementa la población.
¿Qué ocurre entonces? En el siguiente periodo (la siguiente generación) hay más
personas trabajando la misma cantidad de tierra de forma que, si la cosecha vuelve a
ser normal en lugar de excepcionalmente buena, la producción por agricultor cae y los
precios aumentan, recortando el salario real. Como consecuencia del empeoramiento
del nivel de vida, la población cae. El salario real de los agricultores continúa cayendo
hasta que se sitúa nuevamente en el nivel de subsistencia y la población disminuye
hasta el nivel inicial. En definitiva, si las condiciones cambian, la población y los niveles
de vida cambian de forma temporal pero, a largo plazo, la economía regresa al
equilibrio de subsistencia.
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Historia Económica Mundial. P1. La economía en la trampa maltusiana
El tamaño de la población.
Los ingresos per cápita de esta población.
El Gráfico 8 explica este proceso uniendo las dos gráficas de la sección anterior. En el
punto A, en la izquierda, la economía se encuentra en equilibrio (con salarios de
subsistencia y una población de tamaño medio). Si trasladamos el salario de
subsistencia a la parte derecha del gráfico (A’) observamos que el crecimiento
demográfico es nulo.
Imaginemos ahora que, como consecuencia de una epidemia, la economía pasa del
punto A al punto B: la población disminuye y los salarios reales aumentan. Si nos
trasladamos a la parte derecha del gráfico observamos que, con ese salario (B’) el
crecimiento demográfico es positivo (la tasa de fertilidad aumenta, la tasa de
mortalidad disminuye). Sin embargo, a medida que la población crece, el producto
medio por agricultor y los salarios reales disminuyen, devolviendo a la economía al
equilibrio de subsistencia en A (con una población de tamaño medio y salarios de
subsistencia).
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Historia Económica Mundial. P1. La economía en la trampa maltusiana
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Historia Económica Mundial. P1. La economía en la trampa maltusiana
¿Por qué no mejoran los salarios en el nuevo equilibrio si se adoptan técnicas más
productivas? La productividad por agricultor es ahora superior para un número dado
de agricultores, pero no para el nuevo tamaño de la población. Volviendo al Gráfico 5:
si con la anterior tecnología 1.600 agricultores producían 732.000 kg de grano, con la
nueva tecnología esos 1.600 agricultores producirán más de 732.000 kg. Si la población
permaneciera en este nivel los ingresos per cápita serían mayores, pero esto
contradice el segundo supuesto de Malthus: si los salarios exceden el nivel de
subsistencia, la población crece.
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Historia Económica Mundial. P1. La economía en la trampa maltusiana
Esto nos ofrece una primera explicación para la parte plana del “palo de hockey”. La
humanidad adoptaba nuevas técnicas que incrementaban periódicamente los ingresos
de los trabajadores por encima del nivel de subsistencia, pero el aumento de los
salarios llevaba a las parejas a casarse antes y a tener más hijos, por un lado, y reducía
la mortalidad, por otro. A largo plazo, la población aumentaba y los salarios reales
volvían al nivel de subsistencia.
Esta sección presenta un caso histórico que se ajusta a las pautas establecidas por
Malthus y matiza algunos aspectos del sencillo modelo que hemos utilizado hasta
ahora.
El Gráfico 11 muestra la evolución de los salarios reales (eje vertical) y la población (en
millones de habitantes, en el eje horizontal) en Gran Bretaña entre 1280 y 1600. Como
vemos, durante más de tres siglos la población y los salarios estuvieron negativamente
correlacionados: los periodos en los que los salarios reales aumentaron estuvieron
unidos a caídas en la población, y los periodos en los que los salarios reales cayeron
estuvieron ligados a incrementos en la población. Tras haberse prácticamente doblado
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Historia Económica Mundial. P1. La economía en la trampa maltusiana
entre 1280 y 1500, los salarios reales volvieron a su nivel de 300 años atrás cuando la
población regresó al nivel inicial.
Esto concuerda con el modelo descrito en las secciones anteriores: la economía estaba
sujeta a las dinámicas maltusianas y, a largo plazo, la mejora en los niveles de vida se
revirtió. Sin embargo, nuestro modelo deja de lado algunos aspectos relevantes. En
primer lugar, los factores políticos pueden reforzar o contener las dinámicas
maltusianas. Por ejemplo, según lo visto hasta ahora, una epidemia que destruya parte
de la población incrementa los salarios de los trabajadores supervivientes. Sin
embargo, si el aumento de la mortalidad va unido a una mayor represión sobre el
campesinado, el aumento de los salarios será menor. De forma relacionada, la
estructura social y económica de las sociedades preindustriales no era una foto fija y la
distancia económica entre clases económicas variaba. Los mecanismos maltusianos no
afectaban del mismo modo a los agricultores que a los grandes terratenientes.
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Tras tres siglos de crecimiento demográfico, a finales del siglo XIII las crisis comenzaron
a ser más frecuentes: en ausencia de grandes mejoras tecnológicas, la utilización de
tierras de inferior calidad exponía la producción de alimentos a los vaivenes del clima.
Estas crisis de subsistencia podrían haber sido una fase temporal, hasta alcanzar un
nuevo equilibrio con los recursos disponibles. Sin embargo, a mediados del siglo XIV se
produjo una catástrofe con efectos a muy largo plazo: la Peste Negra.
Desde 1349 hasta finales del siglo XIV la Peste Negra mató alrededor de un tercio de la
población europea. La reducción del número de trabajadores en las explotaciones
agrícolas aumentó su productividad (según el principio de rendimientos decrecientes
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Historia Económica Mundial. P1. La economía en la trampa maltusiana
del factor trabajo), de forma que, tanto si trabajaban su propia tierra como si pagaban
una renta a un terrateniente, los agricultores mejoraron su posición económica. De
forma paralela, el nivel de vida de los trabajadores urbanos también aumentó, ya que
los empleadores se vieron obligados a incrementar los salarios para atraer
trabajadores del campo.
En 1351 el Rey Eduardo aprobó el Statute of Laborers con el objetivo de contener las
subidas salariales. Esta ley establecía un salario máximo y prohibía a los campesinos
desplazarse en busca de mejores condiciones. Sin embargo, los factores económicos
(la reducción de la oferta de trabajo) pesaron más que los políticos: la ley apenas pudo
ser aplicada, los campesinos hicieron valer el incremento de su poder de negociación y
los salarios continuaron creciendo. En 1381 se produjo la Revuelta de los Campesinos,
a través de la cual el campesinado exigía mayores libertades y reducciones fiscales.
Estos mecanismos no afectaron por igual a todos los actores económicos. En el modelo
maltusiano, cuando la población aumenta la demanda de alimentos crece y la tierra
(que es un factor limitado) incrementa su valor. Así, al tiempo que los salarios
disminuyen, los ingresos de los terratenientes crecen y la desigualdad aumenta. El caso
de Gran Bretaña confirma estas predicciones. El aumento de la población durante el
siglo XVI recortó los salarios reales, incrementando la brecha entre trabajadores y
propietarios de la tierra: en 1600 la ratio entre los ingresos de los terratenientes y los
salarios de los trabajadores no cualificados era cinco veces mayor que tras la Peste
Negra.
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Historia Económica Mundial. P1. La economía en la trampa maltusiana
Gráfico 13. Esquema causal del modelo de Malthus (tras una caída de la población)
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Historia Económica Mundial. P1. La economía en la trampa maltusiana
Gráfico 14. Escape de la trampa maltusiana: progreso tecnológico (izda.) y frenos preventivos (dcha.)
Los siguientes puntos describen estas dos posibilidades de forma más detallada.
La Revolución Neolítica (10.000 años a.C.) otorgó a los humanos el control sobre la
provisión de alimentos: la extensión de la agricultura relajó el techo impuesto por los
recursos naturales y los cazadores-recolectores se convirtieron en agricultores
sedentarios en poblaciones de mayor densidad. Sin embargo, las plantas y los animales
eran prácticamente las únicas fuentes de energía, de forma que, en última instancia, la
provisión de energía estaba limitada por la disponibilidad de tierra. Así, las sociedades
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preindustriales se acercaron con frecuencia a los límites establecidos por los recursos y
la tecnología disponible. Este es, en esencia, el mundo que describe Malthus.
¿Eran los avances tecnológicos ineficaces para mejorar los niveles de vida? Según el
modelo maltusiano, el progreso tecnológico queda diluido por aumentos de la
población y no incrementa la renta per cápita. Sin embargo, la economista Ester
Boserup (1910-1999) sostenía que el crecimiento demográfico precede e impulsa el
desarrollo tecnológico: el aumento de la población es la causa, no la consecuencia del
progreso técnico. Como muestra el Gráfico 15, la teoría de Boserup pronostica que los
alimentos crecen de forma proporcional a la población, evitando las catástrofes
maltusianas. Según esta hipótesis, las poblaciones demasiado pequeñas limitan la
especialización, el comercio y la inversión. A medida que la población crece, la división
del trabajo es más eficiente, se aprovechan economías de escala y aumenta la
complejidad de las sociedades. Por ejemplo, una población debe alcanzar un tamaño
mínimo para invertir en un sistema de irrigación.
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y, a largo plazo, las economías volvían a chocar con el techo maltusiano. 7 El progreso
tecnológico no puede incrementar indefinidamente la productividad de un recurso
limitado (como la tierra). Por lo tanto, la teoría de Boserup describe el crecimiento
moderado de las poblaciones preindustriales, pero no puede dar cuenta de la
explosión demográfica de los últimos tres siglos.
Esto no significa que los límites naturales hayan desaparecido para siempre. En la
actualidad los límites al crecimiento son difusos porque los recursos son sustituibles o
su agotamiento parece lejano, pero nada garantiza que la humanidad no vuelva a
acercarse ellos. La velocidad con la que se aproxime a ese límite y su capacidad de
respuesta dependerán, como hemos visto, del crecimiento demográfico, el desarrollo
tecnológico y las opciones culturales y sociales que se adopten.
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La intensificación de la agricultura aumentaba la productividad de la tierra (la producción que se
obtenía en una superficie determinada), pero reducía la productividad por hora de trabajo. Los
rendimientos del trabajo seguían siendo decrecientes.
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Historia Económica Mundial. P1. La economía en la trampa maltusiana
Los comportamientos reproductivos también han ido variando en función de los costes
y beneficios estimados. En las sociedades de cazadores-recolectores los continuos
desplazamientos geográficos elevaban el coste de transportar niños dependientes, por
lo que los nacimientos se espaciaban hasta que los niños podían valerse por sí mismos.
Con el paso a la agricultura sedentaria la contribución de los niños al trabajo doméstico
y en el campo se hizo más valiosa y la tasa de fertilidad aumentó. Las sociedades
industriales volvieron a incrementar los costes asociados a la reproducción: los hijos
tardaban más en obtener un salario y exigían más inversión en salud y educación que
en las economías agrícolas.
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conciencia del círculo vicioso asociado al crecimiento demográfico podía llevar a las
sociedades a fomentar el celibato o, al menos, retrasar la edad de matrimonio. Estos
frenos preventivos podían evitar que la población creciese hasta el techo ecológico, lo
cual (i) limitaba el impacto de los frenos represivos, y (ii) permitía acumular riqueza y
elevar los niveles de vida.
Lo que Malthus no supo predecir, más allá de su defensa de las restricciones morales,
es el cambio hacia el dominio absoluto de los frenos preventivos sobre los represivos.
En la segunda mitad del siglo XVIII la reducción de la mortalidad incrementó la presión
sobre los recursos. Esto generó una reducción de la fertilidad por dos vías: la reducción
de la tasa de matrimonio (algo que contemplaba Malthus) y esfuerzos deliberados
para limitar el número de nacimientos (algo no contemplado por Malthus). El
desarrollo socioeconómico contribuyó a este cambio: el incremento del coste de tener
hijos, la relajación gradual de la influencia de la religión y la mejora en las
comunicaciones extendieron el control voluntario de la reproducción.
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