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MIGUEL ILLESCAS

LA TERCERA VIDA DE MIGUEL NAJDORF

No puedo hablar gran cosa de la primera vida de


Miguel Najdorf (N. de la R.: el autor se refiere al
título de un libro; ver reseña en este mismo ejem-
plar), pero sí de la segunda, o sería mejor decir de
la tercera, pues “el viejo” –como le gustaba que le
llamaran– tenía ya 80 años cuando le conocí en
GM Miguel Illescas Barcelona.

Fue a principios de los años 90. Najdorf había


dejado por fin los negocios y viajaba ocasional-
mente a Europa, por placer, habitualmente para

M
IGUEL NAJDORF, nacido Mikel en asistir como espectador a algún torneo importan-
Polonia en 1910, llegó al ajedrez tarde te. Haciendo escala en Barcelona, en un par de
y por casualidad, con 14 años, a pesar ocasiones me llamó nuestro común amigo
de lo cual en apenas seis años había Antonio Medina (q. d. e. p.), pidiéndome si que-
alcanzado un nivel de categoría internacional. Tal rría organizar en el club de la UGA (Unión
era su talento innato sobre el tablero. Graciense de Ajedrez) una sesión de partidas
rápidas con el viejo maestro.
Desplazado por la guerra a Argentina, y luego
sólidamente afincado en aquel país, Najdorf des- Recuerdo bien que la primera vez jugué con Don
plegó su mejor ajedrez en los años 40, 50 y 60, Miguel, y me maravilló la fuerza y claridad men-
codeándose con la élite mundial y obteniendo tal de aquel anciano. El ritmo de juego era, ¡cómo
magníficos resultados en Olimpiadas y torneos no!, el favorito de Najdorf, siete minutos por juga-
locales. Pero nunca sabremos hasta donde podría dor. Decía “el viejo” que esos dos minutos extra
haber llegado si se hubiera dedicado profesional- permitían hacer un ajedrez decente, y tengo claro
mente al ajedrez, pues muy pronto mostró su pre- en mi memoria que las partidas disputadas fue-
ferencia por los negocios –que le hicieron rico–, y ron de gran calidad, con varias tablas bien pelea-
apenas competía fuera de Argentina. das. En cada movimiento –y en la forma de ejecu-
tarlo– se dejaba ver que aquel hombre era un
Un claro ejemplo de su potencial es el resultado superclase.
logrado en el Memorial Capablanca en Cuba, en
1962, donde con 52 años logró llegar primero En la siguiente ocasión, siendo yo ya un jugador
entre 22 jugadores, con 16.5 puntos en 21 parti- bastante fuerte, no quise enfrentarme al maestro
das, por delante de Spassky, Polugaevsky, y convoqué a varios jóvenes del club, jugadores de
Gligoric, Smyslov, etc. buen nivel que años más tarde llegarían a conse-
guir el título de maestro internacional. El viejo
En 1970, con 60 años, todavía era el 20 del mundo, Najdorf ganó la mayoría de aquellas partidas, con
con un Elo de 2.570, que con la inflación acumu- su parsimonioso ritmo de juego, mientras brome-
lada equivaldría a un nivel superior a los 2.750 Elo aba socarronamente y me decía: “Miguelito, a ver
actuales. si me los traes más jóvenes…”.

Entre sus hazañas más destacadas es obligado


señalar las exhibiciones de simultáneas. En el año
1950 llegó a enfrentarse ante 250 tableros, un reto Las simultáneas a la ciega que
mayúsculo. Najdorf dio en Sao Paulo en
Pero su logro más extraordinario en ese apartado
1947 son, aún hoy día, una de
se dio en la urbe brasileña de Sao Paulo en 1947, al las gestas más notables de
enfrentarse durante 22 horas a 45 tableros, en los nuestro juego-ciencia.
que 83 participantes eran relevados a medida que
se cansaban. El resultado de Najdorf fue impresio-
nante: 39 victorias, 4 tablas y solo 2 derrotas.

EL MEJOR AMATEUR DE LA HISTORIA 39


Gesto cariñoso característico de MIguel Najdorf, saludando a Luděk Pachman (Wijk aan Zee, 1973).

En 1993 acepté la invitación de Don Miguel para La última vez que vi a Najdorf fue en el Hotel Ritz
jugar en Buenos Aires, en el torneo que él mismo de Madrid, poco antes de su muerte. Me llamó
organizaba en su honor. Decía Najdorf que quería para planificar juntos la nómina del siguiente
gastar parte de su plata en el ajedrez, y que la Magistral. Estaba ya algo desmejorado, pero con-
mejor manera de asegurarse un torneo en su servaba la mente lúcida, la conversación ágil y las
memoria, era hacérselo él mismo. ¡Cuánta razón ganas de seguir ligado al ajedrez.
tenía el viejo!
Han pasado veinte años, y los que le conocimos,
De aquella prueba guardo recuerdos memorables, seguimos echando de menos al viejo gran maes-
como los paseos en coche con Najdorf y los bifes tro, recordado y por siempre admirado Don
de chorizo, en los mejores restaurantes de la ciu- Miguel Najdorf.
dad. Y puedo de primera mano confirmar la
leyenda de que Najdorf se sentaba de pronto en NAJDORF, OCTOGENARIO
medio de la partida en el lugar de uno de los par- Y “PIPA”* DE LUJO
ticipantes y se ponía a pensar. En mi duelo contra
Cámpora, permaneció sentado en mi lugar varios ▪ Pipa: coloquialmente, espectador de una parti-
minutos, y luego se levantó, me agarró del brazo da de ajedrez, que puede participar ocasional-
en un gesto típico y me dijo en voz alta, con su mente con algún comentario.
tono de barítono, “Se te ve muy bien”. Aquel día
gané. Termino esta nota sobre la tercera vida de Miguel
Najdorf, con una breve anécdota ocurrida duran-
te el “III Torneo Príncipe de Asturias” (Oviedo,
1993), que nos hizo llegar el suscriptor gijonés
Najdorf decía que la mejor Dionisio Bombín, a quien agradezco mucho
haber compartido con nosotros este fragmento
manera de asegurarse un de su memoria. En esta nota podemos apreciar el
torneo en su memoria, ¡era amor de Najdorf por el ajedrez, su longeva clari-
hacérselo él mismo! videncia, y la especial relación que llegamos a for-
jar en tan poco tiempo.

40 MIGUEL NARJDORF (1910-1997)


MIGUEL ILLESCAS

DIONISIO BOMBÍN (Asturias)

Q
UIZÁ recuerden que la primera edición
de este certamen (Oviedo 1991), cele-
brada dos años antes, se la había llevado
brillantemente el propio Miguel Illescas.
Ahora trataba de repetir los laureles en una prueba,
con seiscientos participantes, liderada por Anand,
Salov y otros angelitos de este estilo. Pero la sensa-
ción del torneo era Miguel Najdorf, el mítico Gran
Maestro polaco-argentino, invitado por la organiza-
ción como Árbitro Principal Emérito por su carisma
internacional.

Al comenzar la undécima ronda Illescas, que estaba LA SEGUNDA VIDA DE MIGUEL NAJDORF
realizando un juego de altísimo nivel, comandaba la
clasificación junto con Smirin, Markovski, Yudasin,
Azmaiparashvilli y Vaisser, todos ellos con 8,5 pun- Al regresar a Europa, Najdorf confirma “in situ”
tos. lo que de algún modo ya sabía: que todos sus
familiares habían muerto en la terrible guerra,
El pareo le enfrentó a Vaisser, que terminaría siendo recién finalizada. Quizá la conciencia de saberse
el vencedor del torneo, por lo que la confrontación solo en el mundo marque de algún modo el final
–entre dos campeones– acabó siendo histórica. No de la primera vida de Miguel Najdorf, y el princi-
hace falta decir que una victoria de Miguel Illescas le pio de la segunda. Por ello, a la hora de seleccio-
habría dejado en una magnífica situación para repetir
el triunfo, a falta de dos rondas. El maestro español nar una partida para cerrar este artículo, he elegi-
planteó una Defensa Eslava y después de una agudí- do su victoria ante Botvínnik en Groningen, en el
sima lucha táctica, no apta para cardíacos, la victoria verano de 1946.
cayó del lado de un trémulo Anatoli Vaisser, lo que
le dio alas hasta el triunfo final. Apenas un año después de que las bombas nucle-
ares norteamericanas arrasaran las ciudades
Miguel Najdorf (83 años), que se había instalado a
pie de mesa, no perdió ripio de la partida. Apenas japonesas de Hiroshima y Nagasaki, marcando el
parados los relojes se fue hacia Illescas y, entre fin de la Segunda Guerra Mundial, la ciudad
ambos, se desarrolló un coloquio que no olvidaré holandesa de Groningen se vistió de gala para
nunca: acoger uno de los primeros grandes eventos aje-
drecísticos de la posguerra.
—Este, Miguel, me parece que acá tenías esta, esta y la
otra. El torneo, celebrado en memoria del primer cam-
—Sí, Miguel, pero no sirve por esta, esta y la otra.
—“Sha”, Miguel, pero entonces tenés esta, esta y la otra. peón mundial oficioso, Howard Staunton, arrancó
—Claro, Miguel, pero advierte que seguiría esta, esta y el 13 de agosto de 1946, y se desarrolló a lo largo
la otra. de un mes, contando con la participación de
—Tenés razón, Miguel, vos estabas más metido en la varios de los mejores jugadores del mundo, aspi-
posición que “sho”. rantes al trono mundial de ajedrez que había que-
dado huérfano tras la muerte de Alekhine, pocos
Y se despidió con una cariñosa colleja.
meses antes.
Sin duda saben lo delicado que es interpelar a un aje-
drecista que acaba de perder una partida importan- La actuación de Najdorf fue buena, ocupando la
te. Pues bien, puedo asegurar que Miguel Illescas cuarta plaza entre veinte jugadores, tan solo por
atendió a todos los requerimientos de Miguel detrás de tres campeones mundiales, o, mejor
Najdorf, sin el más leve atisbo de impaciencia en el dicho, del excampeón Euwe –que quedó segun-
tono de su voz. Esto habla de la altura moral de un do–, y de dos futuros campeones, los soviéticos
Miguel y de la devoción que despertaba entre sus
admiradores el otro. Smyslov y Botvínnik.

Y para un mitómano del ajedrez, como yo, todo Fue este último quien se alzó con el triunfo en la
esto representa un tesoro en mi memoria, y tal prueba, y fue precisamente ante Botvínnik con
como lo recuerdo te lo he contado. quien Najdorf jugó una de sus mejores partidas
del torneo.

EL MEJOR AMATEUR DE LA HISTORIA 41


MIGUEL ILLESCAS

p Najdorf, M 15.¥d1! £a5 16.¥c2 ¦fe8 17.0–0 La dama blanca emprende gusto-
ARG
¦ab8 18.¤f3! £c7 19.¤e5 samente el viaje al ala de rey,
p Botvínnik, M URSS
donde su bando se prepara para
Groningen, 1946 [R19] -Tr-?r?k? actuar con supremacía de fuerzas.
Zp-Wql?pZpp
Botvínnik fue un virtuoso en el La natural era 21...¤cd7 22.¤xd7
manejo del centro blanco en la
n?-?-Sn-? ¥xd7. Quizá a Botvínnik le moles-
Nimzoindia, y en esta partida con ?p?pSN-?- tó 23.e4!? (Tras la lógica 23.¦ae1
colores cambiados Najdorf le -?pZP-?-? ¥c6 24.£b1 £b7, las negras con-
administra su propia medicina. trolan bien el punto e4) 23...dxe4
¡Una gran elección desde el punto
ZP-ZP-ZP-?- 24.fxe4 ¤xe4 25.¥f4 ¤d6 26.£b4
de vista psicológico! -WQL?-ZPPZP ¦b6 27.¦ae1. Es cierto que las
TR-VL-?RMK- blancas están mejor, pero hay más
1.d4 e6 2.c4 ¤f6 3.¤c3 ¥b4 equilibrio que en la partida.
4.£c2 d5 5.cxd5 exd5 6.a3!? Najdorf ha logrado desenredar También merecía consideración
¥xc3+ 7.bxc3 sus piezas. Las negras tienen que sacrificar un peón con 21...¤b3!?
Esta versión, con la dama en c2, es ir con cuidado, pues el rival cuen- 22.¥xb3 cxb3 23.£xb3 ¤d7 y las
bastante peor que la que las blan- ta con pareja de alfiles y suprema- negras obtienen cierta compensa-
cas consiguen en las variantes cía central, además de un fuerte ción en los alfiles de diferente
Saemisch (4.a3) o Rubinstein caballo en e5. color.
(4.e3). Pero es de suponer que
Najdorf conocía los riesgos y 19...¥e6 22.£b1 ¦b6 23.£e1 ¤d7 24.£h4
quiso jugar la baza psicológica. Quizá otro campeón mundial, ¤f8 25.e4!
Petrosian, hubiera optado por su
7...c5 8.¤f3 £a5 9.¤d2 ¥d7 favorito sacrificio de calidad en -?-?rSnk?
10.¤b3 £a4 11.£b2 ¤a6 12.e3 esta situación. Después de Zp-Wq-?pZpp
c4 13.¤d2 0–0 14.¥e2 19...¦xe5!? 20.dxe5 £xe5 21.f3
¤c5, las negras logran una com-
-Tr-?l?-?
r?-?-Trk? pensación razonable. Tras la tex- ?p?pSN-?-
Zpp?l?pZpp tual, las blancas lograrán la n?pZPP?-WQ
estructura central con peones c3–
n?-?-Sn-? d4–e3–f3, y el avance e3–e4 debe-
ZP-ZP-?P?-
?-?p?-?- rá ser constantemente monitori- -?LVL-?PZP
q?pZP-?-? zado por ambos bandos. TR-?-?RMK-
ZP-ZP-ZP-?- 20.f3 ¤c5! 21.¥d2 ¤a4? Las blancas logran formar el cen-
-WQ-SNLZPPZP tro soñado, mientras que el juego
TR-VL-MK-?R -Tr-?r?k? negro en el ala de dama está
Zp-Wq-?pZpp estancado.
Las negras han completado el
desarrollo y tienen una posición
-?-?lSn-? 25...f6 26.¤g4 ¤g6 27.£h5 £f7
confortable. Sin embargo, no ?p?pSN-?- 28.¦ae1 ¦bb8?!
acertarán con el plan. n?pZP-?-? Este juego lento permite a las
blancas apuntalar su ventaja.
14...b5?!
ZP-ZP-ZPP?- Mucho mejor era la pequeña tác-
Me gusta 14...¥f5!? para evitar lo -WQLVL-?PZP tica 28...dxe4! 29.fxe4 ¤e5! forzan-
sucedido en la partida. Es bastan- TR-?-?RMK- do algunos cambios de piezas.
te obvio que la captura del peón
con 15.£xb7 ¦ab8 equivale al sui- Un grave error de concepto, 29.¤e3! ¤e7?!
cidio para las blancas. impropio del gran estratega que La posición es ya difícil para las
fue Botvínnik. El caballo quedará negras, pero esta jugada –y el plan
aquí completamente desplazado, que lleva implícito– no ayudarán
pues la presión que ejerce sobre c3 a ese bando.
no tiene ningún efecto práctico.

42 MIGUEL NARJDORF (1910-1987)


Groningen 1946 fue el primer gran torneo tras la II Guerra Mundial. Botvínnik ganó y Najdorf fue cuarto.

Ahora ya no servía 29...dxe4 31.g4! f4? 35.¤g2


30.fxe4 ¤e5, pues las blancas jue- Este último error acelera la derro-
gan simplemente 31.£h4 y el ta de las negras, aunque ya no -Tr-?-?k?
intento de complicar el juego con había defensa eficaz. Zp-?-?qZp-
31...¤d3 no basta, por ejemplo:
32.¥xd3 cxd3 33.e5 f5 34.d5 ¥xd5 Tampoco era solución 31...¤g6
-?-?r?p?
35.¤xf5 £e6 36.¦e3, con ataque 32.£h5 f4 33.¤xd5; 31...fxe4 ?p?-?-?-
ganador. Quizá mejor fuera 32.fxe4 ¤g6 33.£h5. Ni 31...g6 n?pZP-ZpPWQ
29...¤f4 30.£xf7+ ¥xf7 31.¤xc4 32.exf5 gxf5 33.gxf5 ¤xf5 34.¥xf5
¤xg2 32.¢xg2 dxc4 aceptando un ¥xf5 35.£g5+ ¥g6 36.¤xd5, en
ZP-ZP-?P?-
final inferior. Otra opción razona- todos los casos con ventaja decisi- -?-VL-?NZP
ble sería 29...¤b6!? va del blanco. ?-?-TRRMK-
-Tr-?r?k? -Tr-?r?k? Las negras han perdido una pieza
Zp-?-SnqZpp Zp-?-SnqZpp a cambio de nada. El futuro cam-
peón mundial sigue unos movi-
-?-?lZp-? -?-?l?-? mientos por pura inercia.
?p?p?-?Q ?p?p?-?-
n?pZPP?-? n?pZPPZpPWQ 35...¦be8 36.¦xe6 ¦xe6 37.¤xf4
¦f6 38.£g5 ¤xc3
ZP-ZP-SNP?- ZP-ZP-SNP?- Un desenlace poético: el caballo
-?LVL-?PZP -?LVL-?-ZP regresa al juego solo por un ins-
?-?-TRRMK- ?-?-TRRMK- tante, para ejercer el derecho al
pataleo.
30.£h4! f5 32.exd5!
Botvinik invita a su rival a cerrar La amenaza sobre h7 permite a las 39.¥xc3 ¦xf4 40.¢g2
el centro con e4–e5, pero Najdorf blancas asegurar la ganancia
ha olido la sangre y abre violenta- material. 1–0
mente el juego en el ala de rey,
aprovechando la mejor disposi- 32...¤g6 33.dxe6 ¦xe6 34.¥xg6!
ción de sus piezas. Tras 30...¤g6 hxg6
es casi seguro que Najdorf habría
contestado 31.£g3, manteniendo
una cómoda ventaja.

EL MEJOR AMATEUR DE LA HISTORIA 43


JORGE I. AGUADERO CASADO

Reseña: La primera vida de Miguel Najdorf


Título: La primera vida de Miguel Najdorf
Autor: Gabriel Siegel
Género: Novela histórica
Edita: Editorial Maipue. 2016.
ISBN: 978-987-3615-45-0

C
UANDO MIGUEL ILLESCAS me
Jorge I. Aguadero Casado invitó a leer el libro de Gabriel Siegel
@aguaderocasado sobre el ajedrecista argentino de
origen polaco, tuve clara conciencia
de que me encontraba ante mucho más que una
“La primera vida de Miguel Najdorf” es una biografía al uso. Soy uno de los muchos ajedre-
lectura para no olvidar. Hará bien el lector cistas que han oído historias llamativas de
acercándose a un libro que, lejos de tecnicis- cuando visitó Barcelona y, viendo que a tantos
mos, nos adentra en el ajedrez de la vida se les ilumina el rostro al oír mencionar a
acompañados de un jugador cuyo nombre bri- Najdorf, tomé el libro con la buena predisposi-
lla entre las leyendas. Me ha fascinado y lo ción del que se sabe en posesión de un pequeño
considero totalmente recomendable. tesoro. Y no me equivoqué.

Es una obra que, además de mostrarnos las


inquietudes del hombre que mueve las piezas,
escenifica con acierto el clima de angustia que
sobrecogió las naciones europeas en los albores
de la II Guerra Mundial. Lo que pasó, llegada la
invasión nazi, ya lo saben ustedes; la forma de
narrarlo, desde el exilio en Argentina, explora
las aristas del horror del ajedrecista, atrapado
en un cubo de cristal espejado, lejos de sus
seres queridos.

La novela da comienzo con unos esbozos de la


personalidad del joven Najdorf y de su ambien-
te familiar. La seducción del juego-ciencia se
apodera del muchacho y, como catalizador de
su carrera, el escritor nos presenta la figura del
excepcional Savielly Tartakower. El viaje por la
juventud de Najdorf es una delicia, adornado
con anécdotas que ilustran su modo de conce-
bir la existencia. La primera que me viene a la
mente es la forma en que conoce a la que sería
su esposa. ¡Fíese usted de los ajedrecistas que
van a la ópera!

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44
JORGE I. AGUADERO CASADO

NOTA DEL AUTOR

Ni bien conocí esta historia supe que debía


ser contada. Me llegó como un comentario
inexacto y me sorprendió mi propia ignoran-
cia sobre ella, evidenciaba su escasa difusión.
Mucho tiempo transcurrió hasta que tomé la
decisión de ser yo quien la divulgara. Conocía
de pequeño la existencia de la figura de
Miguel Najdorf pero no sus singularidades. Al
emprender la investigación encontré un per-
sonaje exuberante, genial, divertido e imper-
fecto que de inmediato me fascinó. Su historia
superaba con creces lo que conocía de ella.
Las terribles circunstancias que Najdorf
padeció constituyen una escalofriante historia
de vida que reflejan lo atroz que puede llegar
a ser la esencia de la condición humana. Lo
El autor Gabriel Siegel, con su libro. mismo habría sido si Don Miguel hubiera sido
ajedrecista o cualquier otra cosa, pero esta
condición nos permite ver la historia de la
Supongo que a nadie le estropeo el misterio si humanidad desde su particularísima mirada.
anticipo que el prometedor muchacho judío iba
a tener una carrera fulgurante. Los buenos Armé la novela uniendo retazos dispersos.
resultados deportivos no se hicieron esperar, su Todo lo que en ella relato es verídico, solo
escalada hasta el equipo olímpico polaco fue novelé detalles intrascendentes. No quería
vertiginosa. Otra cosa era la molesta inestabili- dar lugar a que se pongan en duda sus haza-
dad económica que ha estorbado el talento de ñas. Hechos, fechas, lugares, diálogos y hasta
tantos ajedrecistas, una constante que enfrentó las jugadas de las partidas de ajedrez son ver-
daderas. Tuve la suerte de conseguir algunos
con un sobresaliente instinto de supervivencia testimonios que posiblemente se habrían per-
y su famoso sentido del humor. dido definitivamente de no haberlos escrito.
Siegel hace su narración histórica con pulso No es un libro de ajedrez ni tiene la minucio-
firme, evitando abrumar con datos y fechas, de sidad que correspondería al trabajo de un
modo que los lectores avanzamos en el curso de historiador. Espero que quienes lo aborden
los hechos llevados por una corriente, en apa- puedan revivir la forma en que este persona-
riencia inocente, que desemboca en el mayor je genial luchó contra la barbarie que sacudió
horror que haya conocido la humanidad. Su a la humanidad usando las únicas armas que
exposición de la situación de los exiliados en manejaba, las del ajedrez.
Argentina, conmovedora, nos ubica en su lugar. Agradezco a Liliana Najdorf su aval a mi tra-
Es imposible, ante las imágenes que describe, bajo al redactar un prólogo inmejorable.
no acordarse del muro de cadáveres que llena Espero hacer honor a la memoria de Don
hoy las simas del Mediterráneo. Hubo una Miguel Najdorf y contribuir a la divulgación
época en que los europeos fuimos los que huía- de esta historia.
mos de las matanzas, encontrando asilo en otro
continente. Gabriel Siegel (Argentina, 2017)

Recomiendo el libro en la convicción de que lo DÓNDE COMPRAR


van a disfrutar. Me gusta el estilo ágil de Siegel,
ameno y bien estructurado. Una obra que, más El libro ha sido publicado por Editorial Maipue:
allá de nuestro gusto por el ajedrez, dará satis- www.maipue.com.ar —Esperamos tenerlo
pronto a la venta en Ajedrez21.
facción a los amantes de la novela histórica.

RESEÑA: LA PRIMERA VIDA DE MIGUEL NAJDORF 45

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