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Taller 1 Fundamentos Epistemológicos de Educación
Taller 1 Fundamentos Epistemológicos de Educación
Asignatura:
Fundamentos epistemológicos de las Ciencias de la Educación
UNIDAD 1
PHD EN FILOSOFÍA
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Epistemología, conocimiento científico y educación
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autor italiano entiende que los objetos son el producto de la actividad humana del sujeto
pensante que conoce y de su necesario referente inmediato material (Alai, Il realismo
scientifico di Evandro Agazzi, 2009). Sin embargo, esto no significa que en el quehacer
científico no puedan existir también “objetos solo intencionales, sin una referencia al
mundo físico” (Sanguineti, 2015, pág. 3) y con la posibilidad de un conocimiento
“objetivo” ya que, para Agazzi, no hay parte de la realidad que no pueda considerarse y
someterse a la objetivación (Agazzi, 2014, pág. 282). Este tipo de objetos intencionales,
que también forman parte de cualquier disciplina, no conciben la verdad como estricta
correspondencia entre lo pensado y la cosa. A la correspondencia entre lo pensado y la
cosa, el autor italiano le denomina objetividad en “sentido fuerte”. Además del sentido
fuerte de objetividad científica, Agazzi distingue un “sentido débil”, cuando “la
objetividad es la propiedad de un discurso cuya validez no depende del sujeto (…) sino de
una cierta totalidad de sujetos. En otras palabras, corresponde a la intersubjetividad sin
referencia a objetos”. Es en este sentido que nuestro autor observa que hay una ciencia
contemporánea que busca una “objetividad sin objetos” (Agazzi, 2014, pág. 64).
Ante la crisis en los fundamentos de las ciencias exactas de finales del siglo XIX e inicios
del siglo XX, muchos científicos y filósofos de la ciencia, consideraron que la objetividad,
en sentido fuerte, era un fin inalcanzable. Más bien, la tendencia fue a fundamentar mejor
la objetividad en su sentido débil (Agazzi, 2015). En nuestros días se puede afirmar que el
sentido fuerte de la objetividad científica sigue vigente, ya que, como escribe Agazzi,
“todos admitimos que cada ciencia se ocupa, no de la realidad en cuanto tal, sino solo de
sus objetos específicos” (Agazzi, 2015, pág. 55). El pensador italiano afirma que, es la
dedicación a lo particular de cada ciencia y los acuerdos estandarizados logrados en cada
ámbito específico de la ciencia, lo que nos permite establecer criterios de verdad y
criterios de referencia. Por eso, el autor italiano extrae algunas consecuencias prácticas
que inciden en la construcción de un concepto de objetividad abierto y contextualizado.
Por consiguiente, para Agazzi, “las dos formas de objetividad, fuerte y débil coinciden
(…) y una vez entendido que la verdad de un discurso siempre es relativa a los respectivos
referentes y no a una supuesta realidad general, puede recuperarse plenamente la noción
de verdad en la ciencia. La verdad no resulta eliminada en favor de la objetividad, sino
que a través de este concepto puede ser precisada y definida” (Agazzi, 2015, pág. 55). La
verdad objetiva, en ciencia, es un horizonte que puede alcanzarse gracias a la capacidad
humana de diferenciar y valorar cada saber en su campo específico y con análoga
posibilidad de alcanzar certezas objetivas.
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Agazzi constata que, el sentido más extendido de objetividad, es el que lo identifica
con el clásico concepto de intersubjetividad científica. Es decir, la consideración de la
ciencia, en sus procesos, sus métodos y sus resultados, como un discurso público que
debería facilitar el compartir información científica, con la posibilidad de cooperación
internacional a través de los intercambios entre especialistas en ámbitos relacionados con
experimentos, teorías e incluso resultados científicos. Es esta relación científica
intersubjetiva, lo que otorgaría objetividad a las afirmaciones científicas86. Según este
criterio, la intersubjetividad de un conocimiento o un procedimiento, debe ser el criterio
básico para evaluar la solidez de los argumentos teóricos.
Mariano Artigas, afirma que la intersubjetividad tiene que ver con el hecho de que
es preciso relacionar los conceptos básicos de una teoría con los experimentos que
sirven para definirlos y para medir sus valores. Cuando establecemos esas
relaciones, acotamos un ámbito de “intersubjetividad”, porque cualquier persona
puede utilizar los conceptos así definidos en el mismo sentido que nosotros lo
hacemos y llegando a los mismos resultados. El acuerdo sobre el uso de los
conceptos conduce a la intersubjetividad, y en la ciencia experimental se exige
establecer ese tipo de acuerdos que sirven como base a la peculiar objetividad de
la ciencia experimental (Artigas, 2009, pág. 224).
Lo anterior, no significa que solo sea real lo que podemos estudiar siguiendo el
método experimental. Significa que definimos, dentro de una determinada realidad
científica, un ámbito goza de una especial objetividad (Artigas, 2009). Esta objetividad se
deriva de la rigurosidad en el control experimental, de la “relacionalidad” de los procesos
experimentales y del acuerdo que esto produce en la comunidad científica e investigativa
local e internacional.
Es por eso que, como criterio y requisito para verificar la solidez y validez de una
proposición, de una teoría y del conocimiento científico en general, es imprescindible que
este adquiera el status de discurso público. Para alcanzar ese estado, es preciso compartir
recíprocamente la información, es necesario hacer cotidiana y normal la práctica de la
cooperación internacional, es útil fomentar los intercambios entre especialistas de
ámbitos que se relacionan (Agazzi, 2014, pág. 56). En definitiva, la esencia de la
intersubjetividad científica consiste en la exposición pública de resultados científicos, que
debe ser el punto de llegada de un trabajo conjunto que tiene como finalidad la
verificación de la utilidad de los experimentos, a través de los cálculos formales y de
teorías científicas bien construidas. Naturalmente que este “compartir científico” debe
tener una correspondencia real de las afirmaciones con la estructura intrínseca de una
realidad determinada.
(…) los problemas de por qué una teoría es aceptada o abandonada están entre
los más frecuentemente debatidos en la literatura de los últimos años, pero también
son aquéllos en los que es posible ver cuánta confusión ha sido causada por la
interferencia y el intercambio incontrolado de diferentes planos de discusión. Estos
problemas pueden ser discutidos en un plano fáctico; pueden ser vistos bajo un punto
de vista psicológico o sociológico; implican actitudes epistémicas; incluyen aspectos
lógicos, y tienen un componente pragmático muy importante. Desafortunadamente,
con demasiada frecuencia sucede que diferentes eruditos ponen énfasis en un solo
plano como si fuera el único que importa, tratando de desacreditar a los otros
enfoques (Agazzi, 1985, pág. 55).
Texto para la lectura y el debate sobre la postura epistemológica agazziana, en el intento de proponer una
solución al problema de la no comparabilidad de las teorías:
El punto de partida consiste en reconocer que cada disciplina científica señala su dominio específico de
objetos seleccionando unos pocos predicados específicos para su discurso. Algunos de esos predicados deben ser
operacionales (esto es, relacionados directamente con operaciones de contrastación), y son los que determinan
los objetos de la teoría respectiva. En el caso de una transición desde una teoría T a otra T’, debemos considerar
si los predicados operacionales cambian o no. Si no cambian en su relación con las operaciones, entonces T y T’
son comparables (y pueden resultar a veces compatibles y a veces incompatibles). Si todos los predicados
operacionales no son idénticos en T y T’, las dos teorías muestran un grado de inconmensurabilidad bastante
alto, y esto sucede porque no se refieren a los mismos objetos. En este caso el cambio de teoría significa cambio
de objetos. Pero podemos ver que incluso la inconmensurabilidad es compatible con el progreso concebido como
la acumulación de verdad. En efecto, T y T’ continúan siendo verdaderas acerca de sus objetos respectivos (T’ no
refuta a T), y la suma global de verdad adquirida aumenta. En otras palabras, el progreso científico no consiste
en una mera relación lógica entre teorías, y además no es lineal. Sin embargo, existe, e incluso puede ser
interpretado como una acumulación de verdad, con tal que no se olvide que cada teoría científica es verdadera
solamente acerca de sus objetos específicos propios (Agazzi, 1985, pág. 51).
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6. La verdad en la ciencia, una noción equívoca (Grupo 6)
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Esta noción básica de la verdad pronto entrará en crisis y el esfuerzo epistemológico,
que va desde Kant hasta el neopositivismo lógico, se orientará a proporcionar un criterio
de verdad más adecuado para las ciencias nuevas que estaban surgiendo.
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