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— ¿Qué tanto estas mirando tú? –me mira Ada con una de sus
sonrisas traviesas.
— Pues según la Sr. Verónica, debemos reunidos con una tal… --me
quedo callado al ver la caligrafía, venia en color negro y muy grande
con el nombre de Daniela, era como tipo cursiva pero en letra
pequeña.
— ¿Amor? –Ada mueve ligeramente mi brazo y vuelvo de mi
trance.
— Félix, ¿Qué haces despierto a estas horas? –una voz dulce como
familiar me hicieron calmar mi llanto— ven vamos a dormir –ella
cuidosamente me carga para entrar a mi habitación.
— Ada –tomo sus manos y les doy un pequeño beso en sus palmas,
causando que se sonrojara— todo saldrá bien sé que esto es
demasiado nuevo pero podremos pasarlo juntos.
Era una mujer como de 20-23 años, pelo negro que le llegaba hasta
el cuello, venia vestida de una camisa de manga larga de rayas
blancas y negras de forma vertical, aunque tenía unos botones
desabrochados un poco arriba de su pecho para arriba, unos jeans
de azul claro con unos tacones altos negros.
Daniela nos comenzó a comentar sobre las reglas que teníamos que
cumplir de nuestro apartamento y algún que otro dato de la
escuela, pero se me hacía muy justo, yo solo vine junto con Ada
aquí para que podamos trabajar sin ayuda, aunque Daniela solo nos
dijo que sería nuestra cuidadora en forma académica, no lo siento
así.
— Bueno, los dejo acomodar sus cosas, mañana pasare por ustedes
y sus materiales escolares están en sus cajones —sonríe Daniela—
bienvenidos a Londres muchachos.
Después de acomodar nuestras cosas tanto personales como
escolares nos dedicamos a dormir para tener suficientes energía
para mañana.
Ella solo asiente para tomar sus cosas y entrar al baño, mientras yo
me dedicaba a preparar unos ricos hot cakes con huevos revueltos.
— ¿Lista Ada? –le pregunto, ella solo me mira para tomar mi mano.
Ruedo los ojos por sus tontos comentarios, sabía que esto no sería
fácil para nosotros pero nunca pensé que en del primer día ya
seriamos juzgados.