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— ¿Seguros que se quieren ir ahora?

¿No sería mejor esperar hasta


que termine el año? –nos pregunta la Sra. Verónica mientras
agarraba las manos de Ada.

— Por supuesto que sí, Félix y yo ya no queremos hacerles una


carga a ustedes —dice Ada con una sonrisa tranquila.

Las palabras de Ada aparecer conmovió a la Sra. Verónica ya que


nuevamente comenzó a soltar el llanto. Hace 11 años yo había
llegado a este orfanato que se encontraba en del sur de Londres,
nuestra próxima parada, pero en este viaje no voy solo, me
acompaña mi novia Ada.

Nos conocimos de una forma muy particular, dos semanas después


de mi llegada ella apareció, al principio era muy tímida y yo me
dedique a cuidarla, hasta que yo me encariñe de su presencia y ella
de la mía.

— Este bien –solloza la Sr. Verónica. Esta señora siempre nos ha


cuidado, es como una madre para mí y es muy difícil abandonarla
por todo el cariño que nos dio, pero al convertimos en mayor de
edad tendríamos que irnos el orfanato.

— Bueno será mejor que nos apresuremos si queremos alcanzar el


autobús –aclare poniendo mi mano en del hombro de Ada, ella
también comenzaría a llorar si nos quedamos más tiempo.

Fue una despedida dolorosa pero como dicen era tiempo de


abandonar el nido. Mediante íbamos caminado Ada y yo, me
dedico a observa, como dice ella, su outfit. Una simple blusa blanca
de manga larga con unos pantalones negros un poco pegados, un
chaleco de piel de animal y al final unas botas cortas de color café,
su cabello castaño lo traía suelto pero se podría aprecia lo
ondulado en las puntas.

— ¿Qué tanto estas mirando tú? –me mira Ada con una de sus
sonrisas traviesas.

— ¿Qué? ¿Acaso no puedo apreciar a mi bella novia? –pregunto


con un poco de burla, ella solo me lanza una mirada fulminante
para luego tomar mi brazo y ponérselo alrededor de su cuello.

— Pues déjame decirte que tú tampoco te ves nada mal –pone su


dedo índice sobre mi pecho. Pues yo tampoco tenía mucho, solo un
gorro hecho a mano por parte de Sra. Verónica, un suerte color
negro también tejido a mano por parte de ella, unos jeans negros y
al finalizar un gorro a blanco y negro que escondía mi pelo negro,
también tejido por la Sra. Verónica.

— Y bueno avestruz ¿Qué haremos cuando estemos en del


autobús? –suelto un gruñido bajo al escuchar ese feo apodo.

— ¿Cuántas veces te dicho que no me digas así? –comento con un


poco de molestia pero solo Ada se ríe por mi reacción, cuando le
dije que mi nombre era Félix automáticamente lo relaciono con un
avestruz ¿Por qué? No tengo idea.

— Pero hablo enserio, ¿Qué haremos cuando estemos en Londres?


–pregunta con un poco de preocupación.

— Pues según la Sr. Verónica, debemos reunidos con una tal… --me
quedo callado al ver la caligrafía, venia en color negro y muy grande
con el nombre de Daniela, era como tipo cursiva pero en letra
pequeña.
— ¿Amor? –Ada mueve ligeramente mi brazo y vuelvo de mi
trance.

— Digo –sacudo mi cabeza— tenemos que vernos en la estación


con una tan Daniela, ella nos ayudara para nuestro apartamento y
la escuela –miro a Ada con una sonrisa para demostrar que estaba
todo en orden.

Aunque viviéramos en un orfanato, las señoras al mando del lugar


siempre se aseguraron que tuviéramos una buena educación, nos
enseñaron a leer, escribir, las matemáticas y a veces nos enseñaban
a cocinar e hacer los quehaceres. Por eso, ahora mismo Ada y yo
nos dedicaremos a completar nuestros estudios.

Tardamos alrededor de una hora para llegar a la parada del autobús


hacia Londres y por suerte el autobús no tardo demasiado en llegar,
mientras Ada le daba nuestros pasajes yo subía y acomodaba las
maletas en los apartados.

Ada aprovecho en del viaje para descansar con la excusa de que es


mejor ahorrarnos energías para lo que nos prepara en la ciudad.
Siguiendo su consejo yo también cierro mis ojos.

Me encontraba en una habitación azul con múltiples diseños de la


luna, nubes y algunos posters de juguetes. Un explosión se escuchó
por todo el cuarto causando que mi corazón comenzara a palpitar
rápido.

— ¿Hola? –con mucho miedo salgo de la cama y camino hacia la


puerta para abrirla con mucha cautela, el pasillo se encontraba
vacío pero iluminado con unas pocas velas.
— ¿Hay alguien aquí? –salgo completamente del cuarto para
caminar muy despacio, de repente otra explosión se escuchó pero
más potente que el anterior.

Mis ojos no aguantaron más y comencé a llorar como cualquier


niño, pero al final del pasillo puedo apreciar a una persona subir con
gran velocidad para abrazarme.

— Félix, ¿Qué haces despierto a estas horas? –una voz dulce como
familiar me hicieron calmar mi llanto— ven vamos a dormir –ella
cuidosamente me carga para entrar a mi habitación.

— ¿Qué fue ese feo sonido? –pregunto aun entre sollozos.

— Tú no te preocupes por eso, ahora a dormir —ella me acuesta en


la cama y sin poder ver su rostro me duermo.

— Félix, Félix, Amor despierta –la voz de Ada me despierta. ¿Qué


fue lo que soñé?

— ¿Qué pasa? ¿Ya llegamos? –pregunto un poco desorientado.

— Si, vamos ayúdame a bajar las maletas.

Cuando cada uno tenía su propia maleta caminamos hacia la


estación de autobuses, donde supuestamente nos encontraríamos
con una señora.

— ¿Segura que es una señora y no un señor? –me pregunta Ada


moviéndose de un lado a otro.

— Uy si, un señor que se hace llamar Daniela –digo con sarcasmo y


me gano una mirada asesina de su parte.
— Hablo enserio Félix, estamos en una ciudad muy desconocida –
me aclarar para luego inflar sus cachetes, adorable.

— Ada –tomo sus manos y les doy un pequeño beso en sus palmas,
causando que se sonrojara— todo saldrá bien sé que esto es
demasiado nuevo pero podremos pasarlo juntos.

— Awww, eso sonó demasiado romántico —la voz de una mujer se


hizo presente, Ada y yo la miramos y al menos por mi parte yo
quedé sorprendido.

Era una mujer como de 20-23 años, pelo negro que le llegaba hasta
el cuello, venia vestida de una camisa de manga larga de rayas
blancas y negras de forma vertical, aunque tenía unos botones
desabrochados un poco arriba de su pecho para arriba, unos jeans
de azul claro con unos tacones altos negros.

— Hola –hablo primero Ada-- Usted debe ser la señorita Daniela


¿cierto? –pregunta emocionada.

— Así es, yo seré la encargada de ustedes hasta que terminen la


universidad y tengan un trabajo aceptable aquí en Londres –nos
sonríe de una manera sumamente extraña, era tranquilizadora pero
un poco nerviosa.

— Muchas gracias, pero, ¿Por qué usted nos va a cuidar? –pregunto


un poco molesto.

— Bueno, la señora Verónica les tiene un gran aprecio pero


descuiden, solo yo los cuidare en forma académica, no seré su
niñera y así podrán estar con más libertad —mira el reloj de su
muñeca— dios mío ya perdimos mucho tiempo, vengan los guiare a
mi auto para irnos a la universidad.

Mi castaña fue la primera en tomar su maleta y caminar detrás de


Daniela. Mientras caminaba puedo jurar que dos chicos se me
estaban quedando viendo a lo lejos, pero en un solo pestañeo ellos
desaparecen de su lugar, muy extraño.

— Apúrate Félix –grita mi novia moviendo su brazo de un lado a


otro.

Daniela nos comenzó a comentar sobre las reglas que teníamos que
cumplir de nuestro apartamento y algún que otro dato de la
escuela, pero se me hacía muy justo, yo solo vine junto con Ada
aquí para que podamos trabajar sin ayuda, aunque Daniela solo nos
dijo que sería nuestra cuidadora en forma académica, no lo siento
así.

Por la culpa del tráfico de la ciudad llegamos unos 10 minutos de


retraso a la universidad, Ada toda emocionada por conocer nuestra
próxima escuela.

— Bienvenidos a su universidad –detiene el auto Daniela para


apreciar la escuela.

— ¡Oh vaya! ¿Ya viste lo grande que es? –me pregunta


sobreexcitada.

— Si –sonrió ante la emoción de mi castaña.

Daniela se encargó de darnos un recorrido por el exterior, al


parecer ella estudio ahí cuando era joven así que conocía cada
escondite de la escuela, al llegar a la oficina del directo nos
preguntaron algunas cositas que faltaban a la hoja de inscripción
pero ya mañana estaríamos listos para dar inicio a nuestras clases.

— Bueno, espero que se sientan cómodos en nuestra escuela y


descuiden, mañana vengan hacia mi oficina para darles los horarios
—afirmaba el director agarrando saco café.

— Muchas gracias por aceptarnos –agradeció Ada.

— Yo también quiero agradecerte —me inclino un poco hacia él.

— De nada muchachos, solo espero que no me causen muchos


problemas y si me disculpan tengo una junta que ir –toma unos
papeles para irse.

— Bueno ya que todo está arreglado es hora de irnos –aclara


Daniela para abandonar la escuela.

No voy lejos de la escuela se encontraban unos dormitorios, Daniel


dijo que nos consiguió una habitación para ambos pero tenía dos
camas.

— No se preocupe señorita Daniela, estamos acostumbrados a


dormir en la misma habitación –habla Ada agarrando mi mano.

— Perfecto, pero aun así tengan cuidado –Daniela hablaba


mientras conducía pero yo estaba más concentrado en la vista de la
ventana.

Llegamos a un edificio súper alto y con demasiadas ventanas, baje


las maletas para seguir a Daniela hacia la recepción.

— Bienvenidos a los dormitorios de la universidad de Londres ¿en


qué puedo ayudarles? –hablo una muchacha joven.
— Hola, mi nombre es Daniela Olsson y vengo con Félix Fernández y
Ada Sevilla –aclaro Daniela y al mismo tiempo sacaba su tarjeta de
identidad.

— Por supuesto –la mujer comenzó a teclear en su computadora—


su tarjeta de identidad –Daniela se la da para verificar y se lo
devuelve— tercer piso habitación 321 –le da una llave a Daniela—
espero que estén cómodos –sonríe para seguir viendo la
computadora.

Nos dirigimos hacia el elevador y Ada presiona el botón “P3” que


creo que se supone que es el tercer piso, siento como mi estómago
se revuelve cuando el elevador comienza a ir para arriba, la misma
sensación tuve cuando se detuvo.

Primero salió Daniela para que Ada la siguiera y yo estuviera atrás


de ellas dos arrastrando las maletas.

La habitación era demasiado amplia, tiene una mini cocina incluido


eso es cool.

— ¡Mira Félix! Tenemos una gran vista –expresa con entusiasmo


mientras observaba la ventana.

Me acerco lentamente hacia ella y observo la misma vista, de


verdad tenemos una gran vista, desde aquí se contempla la
universidad y algunos locales.

— Es hermoso –declaro con asombro.

— Bueno, los dejo acomodar sus cosas, mañana pasare por ustedes
y sus materiales escolares están en sus cajones —sonríe Daniela—
bienvenidos a Londres muchachos.
Después de acomodar nuestras cosas tanto personales como
escolares nos dedicamos a dormir para tener suficientes energía
para mañana.

Esta vez me encontraba en un campo de flores blancas, el pasto se


veía muy verde y había una brisa perfecta, como un cuento de
hadas.

— Wii –gritaba emocionado al sentir el aire en mi rostro mientras


me daban vueltas.

— ¿Te gusta? —pregunta una chica y yo solo afirmo, poco a poco


nos vamos deteniendo hasta que por fin nos sentamos en del suelo.

— Mi pequeño Félix —ella me acaricia mi mejilla y yo solo cerré los


ojos dejándome llevar por su cálida mano.

— Félix, por favor cuídate —su voz tranquila cambio a una


preocupante— no dejes que te atrapen –intento abrir mis ojos pero
era inútil.

— ¡Espera! –por fin pude abrir mis ojos pero me encontraba en mi


cuarto, sentía como todo mi cuerpo estaba de sudoroso, miro a mi
costado y Ada todavía seguía dormida, agarro con mucho cuidado
mi cel. que nos regaló Daniela y eran las 4:21 de la mañana, tengo
entendido que vendría por nosotros a las 6:00 a.m.

Con mucho sigilo me levanto de mi cama para meterme a bañar,


pero mis pensamientos se concentraban en del sueño que tuve y
como siempre jamás puedo ver la cara de esa chica pero de algún
modo se me hacía muy conocida.
Después del baño de una vez me puse el uniforme, era de color azul
marino tanto el pantalón como saco, una camisa de botones blanca
y zapatos negros. Me miraba muy extraño.

— OMG –la voz de Ada me hace sobresaltar y me giro sobre mis


talones para verla.

— Jamás pensé verte así de guapo –sonríe de oreja a oreja aun


comiéndome con la mirada.

— De acuerdo, me veo bien pero deja de violarme con la mirada –


Ada se pone roja de golpe ante mi comentario—anda, ve a
prepararte mientras hago el desayuno.

Ella solo asiente para tomar sus cosas y entrar al baño, mientras yo
me dedicaba a preparar unos ricos hot cakes con huevos revueltos.

Al final del desayuno, Daniela llego a nuestra habitación para ya


irnos, de forma rápida tomamos la mochila preparada para ir en
camino hacia nuestra escuela.

— Muy bien aquí los dejo –hablo Daniela deteniendo el auto—no


olviden ir con el director para que les de los horarios –nos recordó y
nosotros solo asentimos para salir del auto.

— ¿Lista Ada? –le pregunto, ella solo me mira para tomar mi mano.

— Muy lista –aclara dándome una sonrisa.

Agarro firmemente su mano y comienzo a caminar hacia el interior


de la universidad, obviamente nos ganamos las miradas de muchos
metiches pero simplemente los dejaba pasar, vine para estudiar no
para estar metiendo mi nariz donde no me llamen.
Cuando ingresamos a la universidad, más miradas se pusieron
sobre nosotros, podía sentir la incomodidad de Ada por ellos y yo
como un buen novio acaricio su mano para demostrarle que no era
necesario preocuparse. Sin rodeos seguimos caminando hacia la
dirección.

— ¿Quiénes son ellos? --decían algunas personas en susurros.

— Se nota que no son de aquí –hablo un chico de más o menos mi


edad.

Ruedo los ojos por sus tontos comentarios, sabía que esto no sería
fácil para nosotros pero nunca pensé que en del primer día ya
seriamos juzgados.

Mis pensamientos ante las malas actitudes de mis futuros


compañeros se detuvieron cuando observe a una chica rubia pasar
a lado mío, pude sentir como el tiempo comenzaba a ir lento y
logré apreciar sus ojos azules que me miraban, como mis ojos
negros la observaban.

— ¿Félix? –la voz de Ada me saca de mi trance pero un dolor


demasiado fuerte golpea mi cabeza, suelto la mano de Ada para
ponerla en mi frente y hacer presión, veo muchas imágenes sin
sentido pasar por mi mente hasta un punto donde solamente veo
oscuridad.

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