Está en la página 1de 2

POLÍTICA COMPARADA

Sartori, Giovanni.
El punto de vista en este articulo tiene que ver con uno de los
problemas que afecta a esta profesión y lo importante que es saber
acerca de la suficiente o insuficiente conciencia metodológica.
Habla acerca de que los politólogos carecen eminentemente de
una capacidad en el calpo de la lógica y de como el estudio de la
política comparada es particularmente vulnerable a esta situación
desafortunada.
El haber dominado la ‘teoría’ y el ‘método’, es haberse
transformado en un pensador consciente, es decir, en un hombre
que trabajando con consciencia asume las implicaciones de lo que
está haciendo. El ser dominado por el ‘método’ o la ‘teoría’ implica
simplemente alejarse de su trabajo.” Esta oración se aplica con
precisión al problema actual de la ciencia política. La profesión en
su conjunto oscila entre dos extremos poco sólidos. En el uno está la
gran mayoría de politólogos calificados como puros y simples
pensadores inconscientes. En el otro extremo está una sofisticada
minoría calificada como el grupo de los pensadores
sobreconscientes, en el sentido de que sus estándares respecto al
método y a la teoría se fundamentan en las ciencias físicas –
paradigmáticas”.
La creciente sofisticación de las técnicas estadísticas y de
investigación esconde la amplia brecha que existe entre los
pensadores conscientes y sobre-conscientes. Gran parte de la
literatura (de las ciencias sociales, de las ciencias del
comportamiento y de la ciencia política) presentada con el título
de “Métodos” tiene que ver, en realidad, con técnicas de
encuestas y estadísticas sociales y, poco o algo, que compartir
con la preocupación crucial de la “metodología” sobre la
estructura lógica y el procedimiento de la indagación científica. En
un sentido trascendental, no hay una metodología sin logos
(especialización), lo que equivale a decir que no hay pensamiento
sin pensar. Además, si se marca – como debería seruna firme
distinción entre metodología y técnica, la segunda no sustituye a la
primera. Uno puede ser un excelente investigador y operador de
datos, no obstante, puede seguir siendo un pensador inconsciente.
En consecuencia, el punto de vista que se presenta en este artículo,
desde una perspectiva amplia de la profesión, tiene que ver con
forma cómo ésta se ve gravemente perjudicada por la falta de
conciencia metodológica. Mientras más avanzamos a nivel técnico,
más dejamos de lado un vasto territorio inexplorado detrás nuestro.
Mi queja fundamental es que los politólogos (con ciertas
excepciones) carecen eminentemente de una capacitación
adecuada en el campo de la lógica –en realidad, de la lógica
elemental. Resalto lo de “elemental” porque no deseo motivar para
nada al pensador sobre- consciente, la persona que rehúsa discutir
sobre el calor si no se le da un termómetro. Mi simpatía se dirige, por
el contrario, hacia el “pensador consciente”, hacia el hombre que
se da cuenta de las limitaciones de no tener un termómetro y, sin
embargo, puede decir mucho al constatar entre caliente y frío, lo
más cálido y más templado. En verdad, mi llamado se dirige al
pensador consciente para que tome el camino intermedio entre el
mal manejo lógico inacabado, por un lado, y el perfeccionismo
lógico (y parálisis), por el otro. Nos demos cuenta o no, todavía
estamos nadando en un mar de ingenuidad. El estudio de la política
comparada, a más de ilustrar este inoportuno estado, es
particularmente desafortunada.

También podría gustarte