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Según este autor, está comprobado que la cultura es inmune a la selección natural, a la biología
evolutiva de todas las especies. Los humanos contemporáneos (post renacimiento) logran cambiar
tanto que pueden cambiar constantemente su mismo ecosistema, aunque esto no siempre fue así:
los humanos primitivos se creían parte de la naturaleza, ni superiores ni inferiores al resto de
criaturas, marcando tradiciones que los vinculen con todos los animales, y manteniendo el
equilibrio productivo del ecosistema. Este es un claro ejemplo de una relación funcional entre una
creencia religiosa y el ecosistema relacionado con los individuos, marcando un común
denominador en los aspectos biológicos y culturales: tendencias evolutivas paralelas.
Es muy complicado realizar un análisis sobre el lugar que ocupa el humano en el universo, ya que
siempre nos encontraremos imparciales, la cultura siempre distorsionara nuestra percepción, ya
que todos nuestros procesos mentales están relacionados con el fenómeno que queremos
estudiar. Los antropólogos tratan de sobreponer esta desventaja concentrándose en las culturas
primitivas que son ajenas a nuestros ideales, facilitando la separación entre el observador y el que
observa. Estos pueblos primitivos pueden ser los amazónicos que no sufrieron a gran escala el
contacto con el sistema extractivista colonial. El análisis sobre los pueblos amazónicos y su
relación con el ecosistema se basa en dos concepciones: el humano como un animal que debe
adaptarse a su ambiente para sobrevivir; y aunque logre la adaptación por procesos culturales,
dicho proceso se rige por las reglas de selección natural que determinan la adaptación biológica.
Para estudiar la interacción entre la cultura (procesos que aportan a la adaptación) y el ambiente
se requiere información sobre ambos, aunque es complejo, ya que no todos los individuos tienen
la misma relación con el ambiente. El estudio del ambiente amazónico se basa en la topografía, las
características de suelo, el clima, la flora y la fauna, y otros aspectos que determinan la calidad y
cantidad de los alimentos proporcionados para la subsistencia. Podemos diferenciar dos grandes
subregiones; una abundante en recursos (98%) y otra escaza por las inundaciones (2%). Si la
adaptación es un determinante primario de la cultura, los grupos culturales asociados a cada una
de estas dos subregiones serán muy diversos, determinando flexibilidad en las respuestas
culturales según las restricciones ambientales.