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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMÓN

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y


POLÍTICAS

CRIMINOLOGÍA

Richard Andrade
Vallejos
TEMA n° 2

HISTORIA DE LA CRIMINOLOGÍA
Época Prehistórica.

En la prehistoria la conducta agresiva se reducía a


una necesidad vital de defensa de su persona, de su
familia y de las pertenencias materiales, a cuyo
efecto el hombre común se prevenía del hombre
agresivo del que se protegía instintivamente
valiéndose de los recursos que el medio le ofrecía,
pero sin mayor esfuerzo de explicación de ese
fenómeno en un mundo en que aún no se había
desarrollado el uso de la inteligencia humana.
El castigo que se imponía al transgresor
provenía del temor de la necesidad de purificar
al transgresor y evitar que el mal se extienda:

• Si se viola el tabú A, ocurre el mal B.


• Si ocurrió el mal B, se violó el tabú A.
Época Antigua.

La Edad Antigua refleja el episodio de transición


de una precaria comprensión del comportamiento
criminal de carácter mágico ancestral,
supersticioso y eminentemente físico a otro
normativo, reflexivo pero con fuerte influencia
religiosa y en algunos pueblos conservando
elementos de la superstición de la época primitiva,
que se manifiestan en la presencia del tótem y el
tabú.
Esta época comienza aproximadamente 4.000 a.
C., de testimonios escritos en documentos, como
el Libro de los muertos, el Código de Hammurabi,
la Biblia, las Leyes de Manú y el Corán, que
contienen preceptos escritos relativos a episodios
de maldad, pecado, venganza, traición, codicia,
lujuria, locura, rehabilitación, que a la postre se
han convertido en una fuente para entender el
origen del crimen y la criminalidad.
Edad Media: Siglo XV.

El pensamiento en La Edad Media está influido por


creencias religiosas dogmáticas, mitos,
supersticiones y ciencias ocultas; afloran las
confesiones sobre los orígenes y las causas ocultas
de la criminalidad, que el ser humano estaría
afectado por dos tipos de divinidades superiores
antagónicas: El bien y el mal. El mal influiría sobre
el hombre, poseyéndolo y tentándolo a cometer el
crimen o simplemente contra la moral dominante.
Pseudociencias o ciencias
ocultas: Siglo XIV y XV.

Durante la Edad Media, la explicación del


comportamiento antisocial se volcó hacia la
superstición, la astrología y la alquimia,
aparecieron los rituales mágicos, el exorcismo, la
aplicación de medicamentos populares mediante
ungüentos aplicados en la zona afectada en la
expectativa de que la conducta pecaminosa era el
resultado de una influencia negativa79.
Quiromancia.

La quiromancia es una pseudociencia que ha sido


definida como arte supersticioso, que sirve para
predecir el futuro de una persona o adivinar su
carácter estudiando las líneas y las protuberancias
de la palma de la mano. Se ha llegado a afirmar
que, manos demasiado grandes son propias de
tiranos y ladrones, espíritus fuertes en sí mismos y
de gran resistencia y curación fácil cuando se
enferman.
Astrología.

La astrología, es aquella pseudociencia que


pretende conocer la personalidad criminal y el
destino de los hombres aplicando la posición
en la que se encontraban los astros del
universo en el momento de su nacimiento o en
determinados momentos de la formación de los
propios astros.
Demonología

La demonología es el estudio de los demonios


que tuvo gran cabida en la cultura
supersticiosa de la Edad Media. Se creía que
el comportamiento humano estaba dominado
por voluntades perversas y maléficas,
invertidas a satisfacer los placeres, induciendo
al hombre a pensamientos o actos espurios o
depravantes.
Los demonios harían que los poseídos se inclinasen
hacia el mal controlando a personas, animales y
cosas, para que cultiven ambición, avaricia, egoísmo,
vanidad y provocar que el individuo tuviese propósitos
de dominar y explotar a sus semejantes y de acuerdo
a esta manifestación los seres humanos van siendo
colocados del lado del Dios bueno o del Dios malo;
cuando las personas son malas, el demonio se
posesiona de ellas, por eso cometen delitos.
Fisionomía

Della Porta (1535-1616) fue el primero en realizar


una sistematización de la fisiognomía en su obra:
Fisiognomonía relacionando la interdependencia
entre el cuerpo y el alma; a partir de estas
investigaciones se considera que algunos signos
somáticos de índole criminal pueden apreciarse en
forma de anomalías en la cabeza, la frente, las
orejas, la nariz, los dientes y la estatura. Su
afirmación principal: “La cara es el espejo del alma”
Jean Gaspar Lavater.

En 1775, Jean -Gaspard Lavater escribe un


ensayo sobre la fisonomía, e igual que su
predecesor Della Porta realiza una descripción de
los hombres de maldad natural, asocia la fealdad y
las deformidades del cuerpo con la conducta
delictiva, partiendo de la reflexión de que la verdad
embellece y el vicio desfigura, que la rudeza en el
cuerpo es un signo negativo y que los rasgos
faciales de los falsos son más fáciles de leer.
Otros antecedentes sobre fisiognomía podemos
encontrarlo en los comentarios del Marqués de
Moscardi, en Nápoles -siglo XVIII-, quien siendo
juez, impuso la costumbre ceremoniosa de que
en el momento de pronunciar la sentencia se
debería exclamar: “Oídos los testigos de cargo y
de descargo y vista tu cara y tu cabeza, te
condeno a: (la prisión)...”.
Franz Joseph Gall: Frenología.

Las contribuciones de Franz Joseph Gall son


en realidad precedente del positivismo de
Lombroso, que se destacaron por el afán
popular de relacionar la estructura cerebral y
las inclinaciones psicológicas del
comportamiento de los sujetos acusados por
delitos.
Del estudio de los cráneos de condenados a
muerte, los frenólogos indujeron que los
criminales tenían extraordinariamente
desarrollados los centros del instinto de
defensa, el coraje y la tendencia a reñir –
agresividad–, situados atrás de las orejas y los
centros del sentido carnicero, la tendencia a
matar, situados arriba y al frente de la oreja.
Renacimiento

Este período (1492 - 1789) corresponde al


llamado iluminismo que nace durante el
Renacimiento y es coincidente con los
movimientos ideológicos que proclamaban la
libertad, la igualdad y la fraternidad, de
episodios históricos que concluyeron con la
Revolución Francesa.
Tomas Moro y “Utopía”: Siglo XVI

A Moro se le conoce sobre todo por su libro


Utopía, un relato satírico sobre la existencia en
una isla de ficción llamada así, lugar que no
existe, una sociedad subrrealista. Recordemos
que Utopía es un país ideal donde todos son
pacíficos e iguales y logran desarrollar un mundo
feliz, en el cual todos viven en armonía y
solidaridad y atienden sin dificultades sus
necesidades básicas.
Tomás Moro habla de la situación penal en
Inglaterra y nos relata cómo en las plazas
públicas se tenía el cruel espectáculo de las
ejecuciones. “El simple robo no es tan gran
delito que deba pagarse con la muerte, y
ninguna pena será suficientemente dura para
evitar que roben los que carecen de otro medio
de no morirse de hambre”.
John Howard.

John Howard (1726-1790), que en 1777


escribe: El estado de las prisiones de Inglaterra
y Gales (“The state of prisions of England and
Wales”), obra en que relata el estado de las
cárceles europeas, reducidas a las condiciones
más infrahumanas que hasta esa época se
había visto, que pudo observar posteriormente
a través de sus sucesivos viajes.
Jeremías Bentham.

Jeremías Bentham (1748-1832), al igual que su predecesor


concentra su labor en el tratamiento del régimen
penitenciario; no podemos olvidar que fue discípulo de
Howard y que su obra más reconocida sea El Panóptico:
• Regla de la dulzura, eliminación de sufrimientos
corporales.
• Regla de la severidad.
• Regla de la economía, tratar de evitar gastos
innecesarios.
Montesquieu

Montesquieu (1689-1755), conocido por sus Cartas


persas y El espíritu de las leyes118 en la última obra
propone que un buen gobierno debe prevenir los
delitos y las leyes deben estar redactadas de
acuerdo con su naturaleza, es decir su clima, su
historia, sus valores, su religión, sus costumbres y
su cultura.
Prevenir, antes que castigar: “Las leyes tienen que
evitar el delito y proteger al individuo”.
Thomas Hobbes.

Thomas Hobbes (1588-1679), cuyas teorías


mecanicistas y naturalistas provocaron
desconfianza y polémica en círculos políticos y
eclesiásticos de la época renacentista, dirigió su
pensamiento desde una base naturalista y se basa
en el hecho de que las personas se temen unas a
otras que por esta razón deben someterse a la
supremacía absoluta del Estado tanto en
cuestiones seculares como religiosas.
En uno de los pasajes del Leviatán, Hobbes expresa
el siguiente tramo del estado de enemistad: “Los
enemigos son aquellos que están en estado de
naturaleza; todos se encuentran en guerra entre sí y
quien gana la guerra impone la ley”.
Para explicar su teoría expone la idea del hombre
cruel: “el hombre es el lobo del hombre” y tiende “a la
guerra de todos contra todos”. Ese hombre es
naturalmente egoísta y ajeno a la sociedad.
Jean-Jacques Rousseau.

Rousseau es otro destacado filósofo de la ilustración y su


obra influyente: El contrato social, escrita en1762, destaca
el principio de que el hombre es esencialmente bueno, sin
embargo, para resolver sus dificultades debe unirse a otros
hombres, porque siendo único y racional, no queda atado a
la naturaleza y puede superar todas sus dificultades y
limitaciones uniéndose. Rousseau afirma que el odio surge
como consecuencia de la injusticia, principalmente por la
aparición de la propiedad privada, que es el origen de la
desigualdad entre los hombres (envidia y temor)
Cesare Bonnossana: Beccaria.

Cesare Beccaria (1738-1794). En sus trabajos


se advierte una fuerte influencia de los
filosóficos y políticos del siglo XVIII, de los
impulsores del iluminismo francés, de los
enciclopedistas y en especial del pensamiento
iluminista de Montesquieu. Su principal obra
es: Ensayo sobre los delitos y las penas.
Cesare Beccaria expresa “el fin de las penas no es
atormentar y afligir a un ser sensible, ni deshacer el
delito ya cometido. Un cuerpo político, que muy lejos
de actuar por pasiones es el tranquilo moderador de
las pasiones particulares ¿Puede albergar esta inútil
crueldad, instrumento del furor y del fanatismo, o de los
débiles tiranos? Los gritos doloridos de un desdichado
¿arrancarían quizá del tiempo, que no retrocede las
acciones ya consumadas?”
En otro pasaje de su obra de Beccaria se
puede leer el siguiente mensaje: “El más
seguro pero más difícil medio de evitar los
delitos es perfeccionar la educación, en vez de
hacerlo por el incierto del mando y de la fuerza,
por cuyo medio se obtienen sólo una
disimulada y momentánea obediencia”.
Escuelas criminológicas.

Este período se desarrolla a lo largo del siglo


XVIII y parte del XIX y se caracteriza por la
intensa controversia doctrinal que se ha
denominado la lucha de escuelas, surgida
entre la Escuela Clásica y Positiva, ambas de
origen italiano, pero de presupuestos
filosóficos y criminológicos inconciliables.
Escuela Clásica.

La Escuela Clásica se presenta como una


continuación de la filosofía contractualista cuyo
máximo exponente fue Francesco Carrara, pero
en esa escuela, también se destacaron Giovanni
Alessando Francesco Carmignani, quien iniciaría
la escuela toscaza, Giandomenico Romagnosi,
Gaetano Filangieri, Pellegrino Rossi, entre otros
criminólogos y filósofos del Derecho Penal.
En realidad la denominación de Escuela
Clásica fue otorgada por Enrico Ferri, para
identificar a los autores anteriores al
positivismo -a los llamados clásicos- que
concebían al hombre como un ser dotado de
espiritualidad y de libertad y se procura
establecer el adecuado límite a la potestad
estatal de castigar.
Postulados de la Escuela Clásica:
• Normalidad del delincuente: Nada distingue al hombre delincuente
de aquel no delincuente; todos los hombres son iguales.
• La aportación penológica ha sido el mayor éxito de la Escuela
Clásica: Del cual se fundamenta la legitimación y delimitación del
castigo, que concluye sobre el cuándo, el cómo y el porqué se
castigan los delitos.
• El libre albedrío: El comportamiento desviado surgía de la libre
voluntad del individuo que decidía obrar en uno u otro sentido y por
ello desde el punto de vista de la libertad y de la responsabilidad
moral de las acciones, el delincuente no era diferente del individuo
normal.
Hay algo muy destacable en la Escuela Clásica
que se recoge de los seguidores de la
Revolución Francesa, todos enfatizan la
defensa de las garantías individuales y su
reacción inquebrantable contra la arbitrariedad
y los abusos de poder de las monarquías,
Escuelas Positivistas:
Precursores.

Charles Robert Darwin (1809-1882), autor del El


Origen de las Especies por medio de la Selección
Natural, publicado en 1859, es una revolución
paradigmática sobre la existencia del hombre que
-podría decirse- sepultó a todas las teorías que
se habían construido hasta ese momento en el
plano de las ideas antropológicas y biológicas
sobre el origen del hombre.
Escuela Positivista Italiana.

La denominada Escuela Positivista Italiana


comienza sus aportes en Italia a mediados del
siglo XIX dirigida por Lombroso, Ferri y
Garófalo a quienes se los va denominar desde
otros enfoques como los evangelistas o
positivistas italianos, inicialmente agrupados
para contrarrestar los principios de la Escuela
Clásica.
César Lombroso.

La publicación de su obra: “El hombre delincuente”


en 1876 abre una gran polémica en torno a las
afirmaciones de Lombroso; surgió entonces una
gran controversia, por contener una serie de teorías
reveladoras que contradecían las ideas religiosas
arraigadas en la Escuela Clásica y principalmente
por la profusión de novedosas experiencias
biológicas darwinianas, que despertaban toda
suerte de susceptibilidades y dudas.
La explicación del tipo criminal sostenida por Lombroso se
basa en causas biológicas, antropológicas y patológicas de
tres manifestaciones relacionadas entre sí:
-El atavismo o influencia de la herencia lejana e indirecta;
-La locura moral o perturbación de los sentimientos sin
desmedro de las facultades intelectuales;
-La epilepsia, sobre todo en su forma larvada, caracterizada
por ausencias totales o parciales de la consciencia.
Enrico Ferri.

Enrico Ferri (1856-1929) italiano a quien suele


asociarse con el estudio de la Criminología sociológica,
aunque presenta influencias antropológicas evidentes
de César Lombroso. En 1878 Ferri publicó su obra: La
Teoría de la Imputabilidad y la Negación del Libre
Albedrío, que a propósito fue su tesis doctoral, trabajo
en el que considera al libre albedrío como una ficción,
una mera ilusión subjetiva de los clásicos, que luego
para su consideración enviaría un ejemplar a Lombroso
cuando aún no se conocían personalmente.
Ferri fue sin duda uno de los grandes protagonistas de
la Criminología positivista, porque al reconocer como
parte de su propuesta el factor sociológico,
apartándose de Lombroso, posibilitó la consagración
de la triple serie de causas o factores del delito, que
quedaran definitivamente fijadas en:
Factores individuales, orgánicos, psíquicos,
Factores físicos, ambiente telúrico, y
Factores sociales, ambiente social.
Rafael Garófalo: La peligrosidad.

Las contribuciones más destacadas de Garófalo


fueron las referidas a la peligrosidad, la noción
criminológica de delito y los conceptos de
prevención especial mediante la individualización
del tratamiento, puso énfasis en el pronóstico de
peligrosidad y elaboró la construcción teórica del
llamado delito natural, atribuido a los sentimientos
de piedad y sensibilidad moral
La faceta eugenésica de Garófalo defendía la
existencia de una ley segregatoria de
orientación darwinista, que debía cumplir la
función de selección natural, para condenar a
muerte a todo aquel que no se adapte al
medio.
Escuela Positiva Francesa.

Bajo la denominación de Les Archives d`


Antropologie Crimine o los archivos de
antropología criminal, conocida posteriormente
como la Escuela de Lyon, aparece una de las
primeras orientaciones de la sociología
criminológica; sus miembros fueron feroces
adversarios del positivismo de Lombroso.
Juan Alejandro Lacassagne.

La obra más conocida de Lacassagne (1843) es la


Medicina judicial, en ella sugiere que las causas de la
criminalidad están en la sociedad, que recibe el influjo
de microbiológico de Luis Pasteur, declarando que el
criminal es un microbio, que se encuentra en un
estado de asepsia, cuando no se encuentra en un
ambiente adecuado, es inofensivo, hasta que se le
introduce en un medio adecuado se reproducirá y
reaccionará como veneno emergiendo el criminal.
Factores que conforman la etiología del delito,
según Lacassagne:
Individuales: Son de poca relevancia, suponen una
mera predisposición y no son una fatal
determinación del delito;
Factores sociales: Condiciones económicas
(pobreza, miseria, desempleo, etcétera) son
trascendentales; verdaderos desencadenantes del
delito.
Otro interesante comentario de Lacassagne en relación
a la Criminología sociológica es aquel de denota la
influencia de Rousseau, afirmando lo siguiente: “A
mayor desorganización social, mayor criminalidad; a
menor desorganización social, menor criminalidad;
existe más criminalidad entre las sociedades y los
estados desorganizados que entre los estados y
sociedades mejor organizados”, argumento que será un
precedente del estructural funcionalismo.
Paul Aubry.

Paul Aubry plantea la teoría de la imagen bacteriana al


observar que, en una epidemia, ciertos miembros de una
misma familia se enferman, algunos mueren y otros
quedan intactos, a pesar de estar en contacto con los
enfermos ¿Por qué?, se pregunta Aubry, para responder:
“Es que en ellos el elemento virulento no ha encontrado
terreno preparado para desarrollarse y germinar; en los
otros, por el contrario, el terreno de cultivo era de los más
favorables, los gérmenes se han multiplicado y producido
desórdenes más o menos graves..”.
Gabriel Tarde.

Entre sus obras se encuentran: Las leyes de la


imitación (1890), La lógica social (1895) y La oposición
universal (1897). Tarde considera que la criminalidad
no es un fenómeno antropológico, insiste en que el
delito es una manifestación social, gobernado por la
imitación. “Todos los actos importantes son ejecutados
bajo el imperio del ejemplo”. La imitación, para él, es
esencial en la vida social en que los seres humanos
se imitan permanentemente los unos a los otros.
Escuela Sociológica Alemana.

En el otro extremo de las tendencias


positivistas de la sociología, nace la Escuela
Sociológica o de la Política Criminal en
Alemania, corriente ecléctica que intenta
conciliar las posturas de la Escuela Clásica
dogmática frente a la positivista de Lombroso.
Franz von Liszt.

Franz von Liszt (1851-1919) compartía con los teóricos


italianos Lombroso, Ferri y Garófalo, las nociones de
defensa social y el estado peligroso, creía que existían
dos tendencias: Una teórica, que se ocupa de las
causas y el origen del delito y otra práctica, que,
valiéndose de elaboraciones empíricas y observaciones,
puede llegar a elaborar programas de cambio, definición
de medidas político-criminales que sean consagradas
en la legislación y aplicables en la praxis.

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