Está en la página 1de 15

TOMÁS DE AQUINO

TEXTOS PARA COMENTAR


2.2. STO. TOMÁS DE AQUINO, Suma de Teología, I, q. 2, artículo 3 (trad. J.
Martorell Capó, Madrid, B.A.C., 1994, pp. 110-113).

ARTICULO 3 ¿Existe o no existe Dios?


Objeciones por las que parece que Dios no existe:
1. Si uno de los contrarios es infinito, el otro queda totalmente anulado.
Esto es lo que sucede con el nombre Dios al darle el significado de bien
absoluto. Pues si existiese Dios, no existiría ningún mal. Pero el mal se da
en el mundo. Por lo tanto, Dios no existe.
2. Más aún. Lo que encuentra su razón de ser en pocos principios, no se
busca en muchos. Parece que todo lo que existe en el mundo, y supuesto
que Dios no existe, encuentra su razón de ser en otros principios; pues lo
que es natural encuentra su principio en la naturaleza; lo que es
intencionado lo encuentra en la razón y voluntad humanas. Así, pues, no
hay necesidad alguna de acudir a la existencia de Dios.
En cambio está lo que se dice en Éxodo 3,14 de la persona de Dios. Yo
existo.

Solución. Hay que decir: La existencia de Dios puede ser probada de cinco
maneras distintas.
1) La primera y más clara es la que se deduce del movimiento. Pues es
cierto, y lo perciben los sentidos, que en este mundo hay movimiento. Y
todo lo que se mueve es movido por otro. De hecho nada se mueve a no
ser que, en cuanto potencia, esté orientado a aquello por lo que se mueve.
Por su parte, quien mueve está en acto. Pues mover no es más que pasar
de la potencia al acto. La potencia no puede pasar a acto más que por quien
está en acto. Ejemplo: El fuego, en acto caliente, hace que la madera, en
potencia caliente, pase a caliente en acto. De este modo la mueve y cambia.
Pero no es posible que una cosa sea lo mismo simultáneamente en
potencia y en acto; sólo lo puede ser respecto a algo distinto. Ejemplo: Lo
que es caliente en acto, no puede ser al mismo tiempo caliente en potencia,
pero sí puede ser en potencia frío. Igualmente, es imposible que algo
mueva y sea movido al mismo tiempo, o que se mueva a sí mismo. Todo lo
que se mueve, necesita ser movido por otro. Pero si lo que es movido por
otro se mueve, necesita ser movido por otro, y éste por otro. Este proceder
no se puede llevar indefinidamente, porque no se llegaría al primero que
mueve, y así no habría motor alguno pues los motores intermedios no
mueven más que por ser movidos por el primer motor. Ejemplo: un bastón
no mueve nada si no es movido por la mano. Por lo tanto, es necesario
llegar a aquel primer motor al que nadie mueve. En éste, todos reconocen
a Dios.
2) La segunda es la que se deduce de la causa eficiente. Pues nos
encontramos que en el mundo sensible hay un orden de causas eficientes.
Sin embargo, no encontramos, ni es posible, que algo sea causa eficiente
de sí mismo, pues sería anterior a sí mismo, cosa imposible. En las causas
eficientes no es posible proceder indefinidamente porque en todas las
causas eficientes hay orden: la primera es causa de la intermedia; y ésta,
sea una o múltiple, lo es de la última. Puesto que, si se quita la causa,

1
TOMÁS DE AQUINO

desaparece el efecto, si en el orden de las causas eficientes no existiera la


primera, no se daría tampoco ni la última ni la intermedia. Si en las causas
eficientes llevásemos hasta el infinito este proceder, no existiría la primera
causa eficiente; en consecuencia no habría efecto último ni causa
intermedia; y esto es algo absolutamente falso. Por lo tanto, es necesario
admitir una causa eficiente primera. Todos la llaman Dios.
3) La tercera es la que se deduce a partir de lo posible y de lo necesario. Y
dice: Encontramos que las cosas pueden existir o no existir, que pueden
ser producidas o destruidas, y consecuentemente es posible que existan o
que no existan. Es imposible que las cosas sometidas a tal posibilidad
existan siempre, pues lo que lleva en sí mismo la posibilidad de no existir,
en un tiempo no existió. Si, pues, todas las cosas llevan en sí mismas la
posibilidad de no existir, hubo un tiempo en que nada existió. Pero si esto
es verdad, tampoco ahora existiría nada, puesto que lo que no existe no
empieza a existir más que por algo que ya existe. Si, pues, nada existía, es
imposible que algo empezara a existir; en consecuencia, nada existiría; y
esto es absolutamente falso. Luego no todos los seres son sólo
posibilidad; sino que es preciso algún ser necesario. Todo ser necesario
encuentra su necesidad en otro, o no la tiene. Por otra parte, no es posible
que en los seres necesarios se busque la causa de su necesidad llevando
este proceder indefinidamente, como quedó probado al tratar las causas
eficientes (núm. 2). Por lo tanto, es preciso admitir algo que sea
absolutamente necesario, cuya causa de su necesidad no esté en otro, sino
que él sea causa de la necesidad de los demás. Todos le dicen Dios.
4) La cuarta se deduce de la jerarquía de valores que encontramos en las
cosas. Pues nos encontramos que la bondad, la veracidad, la nobleza y
otros valores se dan en las cosas. En unas más y en otras menos. Pero
este más y este menos se dice de las cosas en cuanto que se aproximan
más o menos a lo máximo. Así, caliente se dice de aquello que se aproxima
más al máximo calor. Hay algo, por tanto, que es muy veraz, muy bueno,
muy noble; y, en consecuencia, es el máximo ser; pues las cosas que son
sumamente verdaderas, son seres máximos, como se dice en II Metaphys.
Como quiera que en cualquier género, lo máximo se convierte en causa de
lo que pertenece a tal género -así el fuego, que es el máximo calor, es causa
de todos los calores, como se explica en el mismo libro-, del mismo modo
hay algo que en todos los seres es causa de su existir, de su bondad, de
cualquier otra perfección. Le llamamos Dios.
5) La quinta se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Pues vemos
que hay cosas que no tienen conocimiento, como son los cuerpos
naturales, y que obran por un fin. Esto se puede comprobar observando
cómo siempre o a menudo obran igual para conseguir lo mejor. De donde
se deduce que, para alcanzar su objetivo, no obran al azar, sino
intencionadamente. Las cosas que no tienen conocimiento no tienden al
fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento e inteligencia, como la
flecha por el arquero. Por lo tanto, hay alguien inteligente por el que todas
las cosas son dirigidas al fin. Le llamamos Dios.

Respuesta a las objeciones:


1. A la primera hay que decir: Escribe Agustín en el Enchiridio: Dios, por
ser el bien sumo, de ninguna manera permitiría que hubiera algún tipo de

2
TOMÁS DE AQUINO

mal en sus obras, a no ser que, por ser omnipotente y bueno, del mal sacara
un bien. Esto pertenece a la infinita bondad de Dios, que puede permitir el
mal para sacar de él un bien.
2. A la segunda hay que decir: como la naturaleza obra por un determinado
fin a partir de la dirección de alguien superior, es necesario que las obras
de la naturaleza también se reduzcan a Dios como a su primera causa. De
la misma manera también, lo hecho a propósito es necesario reducirlo a
alguna causa superior que no sea la razón y voluntad humanas; puesto que
éstas son mudables y perfectibles. Es preciso que todo lo sometido a
cambio y posibilidad sea reducido a algún primer principio inmutable y
absolutamente necesario, tal como ha sido demostrado (sol.)

Noción: Movimiento y Primer motor


En esta primera noción Santo tomas emplea el movimiento y el primer
movimiento para probar la existencia de Dios. Se fundamenta en la física de
Aristóteles. Está claro que los sentidos nos muestran que en el mundo hay cosas
que se mueven o que cambian, por lo tanto la existencia del movimiento es
innegable y evidente para Aristóteles y Santo Tomás, incluso para nosotros.
Toda sustancia tiene propiedades en acto, aquellas que posee actualmente, y
propiedades en potencia, aquellas que no tiene pero podría tener. El movimiento
consiste en el paso de la potencia al acto, es decir, la actualización de una
potencia.

Tomás de Aquino, siguiendo a Aristóteles, distingue en todo ser o sustancia, por


una parte, la materia, por otra, la forma. La materia es aquello de lo que está
compuesta una sustancia. La forma puede ser accidental o figura y esencial o
propiedad que hace que la sustancia sea lo que es. Así, define el movimiento
como la adquisición, por parte de la sustancia o un ser, de la forma que antes no
poseía.

Santo Tomás también explica el principio de causalidad según la cual: ''todo lo


que se mueve es movido por otro''. Según el Aquinate existe sólo un ser que
mueve sin ser movido: Dios o un motor inmóvil, perfecto ya que no necesita
buscar nada ya que tiene el máximo nivel de perfección.

Tomás de Aquino razonará del siguiente modo para establecer la tesis de Dios
como motor inmóvil:

Lo que se mueve no puede ser lo mismo que lo que es movido.


También nos encontramos, por otra parte, que es imposible remontarse al infinito
buscando la causa en acto que provoca el movimiento de cada cosa. Por lo tanto,
si tenemos una serie de motores móviles en la que cada uno mueve al siguiente
tendremos que aceptar un primer motor, uno que moverá a todos los demás.

3
TOMÁS DE AQUINO

Sería imposible afirmar que no hay un primer motor, pues si no lo hubiese sería
infinita, por lo tanto no habría un motor en acto puro que originara el movimiento.

Por tanto, al haber movimiento en el mundo, ha de haber por lo tanto un primer


motor, un motor inmóvil al que todos llamamos Dios

Noción: Causa eficiente primera y ser necesario


La noción de causa eficiente primera se relaciona con la segunda vía que emplea
santo Tomás para probar la existencia de Dios, y la noción de ser necesario se
relaciona con la tercera vía.

La segunda vía (prueba por la causa eficiente) encuentra su origen en Aristóteles


(Metafísica Libro II 2) quien declara imposible un proceso al infinito en cualquier
género de causas, es decir, material, agente, final o formal y concluye que hay
que remontarse siempre a un primer principio. Pero Aristóteles no habla de causa
eficiente y tampoco utiliza el razonamiento para demostrar la existencia de Dios.
Fueron Avicena y Alberto Magno quienes utilizaron el razonamiento para
demostrar la existencia de Dios. Santo Tomás sigue especialmente de cerca al
primero de ellos.

En esta segunda vía se trata de constatar que hay un orden de causas eficientes
en la naturaleza. Esto significa constatar que hay cosas que producen otras y
son a su vez producidas. La subordinación se debe a que lo que una causa
produce, y por tanto la condición misma de su ser causa, depende esencialmente
(su ser causa depende de esto) de que sea a su vez producida; por ejemplo, un
hombre engendra a otro gracias a que es un ser humano, pero su humanidad
hubo de ser producida por otro ser.

A este punto de partida se aplica el principio de causalidad bajo esta formulación:


"no encontramos, ni es posible, que algo sea causa eficiente de sí mismo, pues
sería anterior a sí mismo, cosa imposible". Con esto lo que santo Tomás afirma
es que no hay nada que pueda ser causa de sí mismo. En efecto, en cuanto que
el efecto depende esencialmente de la causa, ésta ha de ser necesariamente
anterior a aquél, pero así las cosas, algo que fuese causa de sí mismo sería algo
que estaría ya producido antes de ser producido, lo cual es imposible; por
ejemplo el primer ser humano no pudo engendrar su humanidad, pues para eso
tendría que haber existido antes de existir.
Mas, y aquí radica el tercer fundamento de la prueba, no podemos remontarnos
al infinito en la serie de las causas, por cuanto éstas constituyen un orden
jerárquico en que unas son principales y otras instrumentales, esto es, en que
producen por cuanto a su vez son producidas y así las principales son superiores
a las instrumentales; por ejemplo tiene que haber un ser distinto al hombre que
sea la causa de su humanidad.

Si la serie fuese infinita no habría una causa primera y así tampoco un orden de
causas eficientes, lo cual es absurdo por cuanto esto implica la negación de un
hecho de experiencia constatable. Así pues, tiene que haber una causa primera
que explica la existencia de todas las cosas y que es ella misma incausada. Es
lo que entendemos por Dios.
4
TOMÁS DE AQUINO

La tercera vía (prueba por lo necesario) es estática y parte de este hecho de


experiencia: hay seres que nacen y mueren y por tanto son contingentes o
posibles. Pero o bien todos los seres son contingentes o no. Para Santo Tomás
todo ser es contingente, existe pero podría no existir, excepto Dios: ser necesario
o que existe necesariamente. Un ser contingente es aquél en que no coinciden
esencia y existencia. Por el contrario, en un ser necesario, esencia y existencia
se identifican. Así pues, existen seres contingentes que no pueden ser causa de
sí mismo, pues en algún momento no existían. En la cadena de contingencias
debe haber un ser necesario fundamento de todo ser contingente. Este ser
necesario es Dios.

Noción: Ser perfectísimo e inteligencia ordenadora.


La cuarta y quinta vías proceden de Platón. La vía de la perfección demuestra la
existencia de un ser perfecto; y la vía del orden la de una inteligencia
ordenadora.

La vía de la perfección parte del hecho de experiencia de los diferentes grados


de perfección que existen en el mundo y termina en la afirmación de Dios como
ser perfecto. Entiende que la esencia de dios incluye toda perfección. El ser
perfectísimo es el que tiene un grado máximo de conocimiento sobre la bondad,
la verdad, etc. En la realidad existen diversos grados de perfección: desde la
maldad hasta la bondad absoluta, por ejemplo. En el mundo hay entes que se
acercan a estas cualidades de forma gradual y poco a poco a este máximo. Así,
algo que es bueno o verdadero, lo es porque participa de la bondad que se
encuentran en el grado máximo. Recordemos la doctrina platónica de la
participación o mímesis: el mundo sensible es porque participa del mundo
inteligible. Algo es bello porque participa de la idea de belleza. Por tanto, la
bondad y la verdad máximas deben encontrarse realizadas en un ser que sea el
máximo de cada género y la causa de todo aquello que se parece a dicho género.
Debe haber algo que para todos los entes sea la causa de su bondad, su ser y
de todas sus perfecciones, y a este algo se le llama Dios.

En la quinta prueba, o vía del orden, Santo Tomás considera a Dios como causa
del orden del mundo, como una ''inteligencia ordenadora'' que rige y dirige el
ordenamiento del mundo. Parte del hecho de experiencia de que el mundo se
somete a un orden. Aquí se muestra la influencia de la doctrina del demiurgo
expuesta por Platón en el Timeo. Este argumento se fundamenta en una
concepción teleológica de la realidad y de los seres: todo lo que existe tiende a
la consecución de un fin, quedando descartado el azar o la casualidad. Por lo
tanto, santo Tomás hace uso del principio de casualidad: todo tiene una finalidad
y esa finalidad ha sido impuesta en la naturaleza de cada ser. Así pues, todo
precisa de una inteligencia ordenadora que lo dirija para conseguir sus fines. La
cadena de seres teleológicos no puede no puede remontarse al infinito, luego
tiene que existir necesariamente un ser inteligente por el cual todas las cosas
naturales se ordenan a su fin, y a ese ser le denominamos Dios o fin último de
todo lo existe

Noción: El problema del mal.


5
TOMÁS DE AQUINO

Solución a la objeción: argumento de los contrarios y el problema del mal. Tras


responder a la cuestión de si existe Dios, Tomás de Aquino procede a
solucionar las dos dificultades mencionadas al principio y que rodeaban esta
cuestión. He aquí las dos soluciones:
1. Dios no quiere el mal, sino que sólo lo permite. Y Dios, en su
omnipotencia y bondad, permite los males para obtener de ellos mayores bienes,
aunque nosotros no los podamos ver.
2. Tanto las obras de la Naturaleza como las de los hombres tienen
su razón de ser en Dios, causa primera, agente superior que interviene en ellas,
aunque sin destruir el determinismo causal de la Naturaleza ni la libertad
humana.
Para Tomás de Aquino el mal no es algo positivo, sino sólo privación o carencia
de bien. Con esta tesis no intenta demostrar que en realidad no hay mal en el
mundo, o disminuirlo, sólo pretende aclarar que, si Dios creó todas las cosas y
el mal fuera una cosa, Dios sería también el creador del mal. Pero, al considerar
el mal como privación, éste se convierte en algo relativo a los seres, en algo
accidental. El mal como tal no existe, ya que todo lo que existe por el hecho de
existir es bueno aunque por no ser perfecto encierra la posibilidad de
corromperse o de ser malo. Surge, entonces, la cuestión: ¿Acaso, Dios, con su
sabiduría infinita no puedo prever el mal y por lo tanto prevenirlo? Con respecto
al mal moral, no dice Tomás de Aquino, aunque Dios no ha querido el mal, lo
permite con vistas a un bien mayor, y, sobre todo, para que el hombre sea libre
y pueda participar de la propia libertad divina y creadora. Esto no quiere decir
que Dios quiera que el hombre obre inmoralmente sino que otorga al hombre la
capacidad de elegir libremente su propio obrar.

Tema: Las cinco vías y su estructura lógica.


Santo Tomas cree en la posibilidad de establecer una demostración de la
existencia de Dios basada en la razón ya que esta no es evidente para nosotros,
para ello utiliza las vías, que no se basan en la fe en la existencia de Dios, sino
en un proceso lógico y razonado que nos lleva hasta la concepción de la
existencia de Dios. Para este filosofo existen dos clases de demostraciones: una
llamada propter quid en la cual se parte de la idea de algo y se deducen ciertas
propiedades a partir de esta idea, por ello si creemos que Dios es el ser mas
perfecto seria una imperfección que no existiera, por lo tanto debe existir. Pero
santo Tomas se opone a esta clase de demostración ya que piensa que la
esencia y la existencia son conceptos separados, ya que no podemos deducir la
existencia de Dios a partir de la idea del mismo. Por ello Santo Tomas utiliza otro
tipo de demostración llamado quia que parte del principio de causalidad, que se
encuentra omnipresente en sus cinco vías. Estas vías recorren distintos caminos
para remontarse racionalmente hasta Dios, todos los cuales aplican el principio
de causalidad. Las vías recorren de forma explicita los caminos que sigue
naturalmente la razón humana para concluir que existe el ser supremo y
presentan una estructura más o menos semejante, que es la siguiente:
• Se parte siempre de un fenómeno natural que sea observado es decir, un hecho
de experiencia sensible que hay que describir en términos metafísicos.

6
TOMÁS DE AQUINO

• A este hecho de experiencia se le aplica siempre el principio de causalidad.


Este exige a cada fenómeno una causa proporcionada, Santo tomas entiende
que la causa es siempre superior al efecto, ya que este ultimo depende de esta.
Este principio de causalidad adquiere diversas modalidades o formulaciones
según el fenómeno que se considere.
• Se afirma que es imposible remontarse al infinito en la serie de las causas, ya
que si no existiera una causa primera no podrían tener lugar todas las demás y
tampoco sus respectivos efectos. Pero como nosotros somos capaces de
percibir esos efectos mediante nuestra experiencia sensible es necesaria la
existencia de esa causa primera para explicar este efecto.
• Por ultimo, se llega a la conclusión de que esa causa inmutable, imperecedera
y eterna es Dios, siendo éste, el ser y la esencia en si mismo.


1º Imposibilida

VIA NATURALEZ d de una 4º
S A Principio de
cadena Demostración
causalidad
Se observa infinita de
causas

Todo movimiento es Primer


1 Movimiento Motrices
efecto de un motor motor

Todo efecto proced


2 Causalidad e de Eficientes Causa 1ª
una causa previa

Todo ser Ser


Seres
3 Contingencia contingente procede Necesari
contingentes
de otro previo o DIO
S
Todo nivel de
perfección participa Seres Ser
4 Perfección
de un ser perfecto perfectos Perfecto
superior

Todo nivel inferior


en el orden de los Niveles de Fin último
5 Orden
seres depende de orden
otro superior

La primera y la segunda se basan, respectivamente, en el movimiento y en la


causalidad, y dependen de Aristóteles.

7
TOMÁS DE AQUINO

La primera, parte de la premisa: “Todo lo que se mueve es movido por otro”, y


lleva hasta Dios como Primer Motor, fundamento de todo cambio.
Siguiendo a Aristóteles, Tomás de Aquino distingue dos dimensiones en toda
realidad (excepto Dios): el acto o principio activo en virtud del cual cada realidad
es lo que es y la potencia, dimensión de inercia, de posibilidad o momento de
no-ser relativo en virtud del cual esa realidad puede cambiar. Así, toda cosa está
en acto respecto de sí misma, y en potencia de ser otra cosa. El movimiento es,
pues, el paso de la potencia al acto; es decir, la actualización o realización de
esa potencia que cada cosa tiene de llegar a ser otra. El movimiento de un móvil
siempre exige un motor, como la actualización de la potencia exige un acto. Dios
aparece entonces, más allá de la serie de actos y motores intermedios, como el
Acto Puro o Primer motor inmóvil.
La segunda, parte de la premisa: “Nada puede ser causa de sí mismo”, y lleva
hasta Dios como Primera Causa, fundamento de todo efecto. Esta vía presenta
una simetría perfecta en relación con la anterior.
Digamos ahora que, Aristóteles y Tomás de Aquino, al preguntar por las causas
del movimiento, se salen de la Física y llegan a la metafísica de dios como motor
del universo.
La tercera vía, parte de la premisa siguiente: “Aquello que es posible que no sea,
alguna vez llega a no ser”, y lleva hasta Dios como Ser necesario, fundamento
de toda contingencia.
En filosofía, se llama contingente a aquello que es, pero podría no ser; el ser
contingente se opone al ser necesario, que no sólo es, sino que no puede no ser,
es decir, que tiene que ser. Pues bien, el hecho de que las cosas nazcan y
mueran prueba que su existencia no es necesaria, sino contingente. Pero si no
hubiese nada necesario, ¿en que se fundamentarían estos seres, que, teniendo
la posibilidad de no ser, no pueden existir siempre y habrían vuelto ya a la nada,
al realizarse en algún momento tal posibilidad? Dios es, pues, esa causa
necesaria que mantiene a los seres contingentes en el ser.
La cuarta y la quinta vía, basadas en los grados de perfección y en el orden
armonioso del mundo, dependen de Platón.
La cuarta vía parte de la premisa: “Los distintos grados de perfección de las
cosas presuponen un grado máximo que será la causa de los grados menores,
y lleva hasta Dios como ser perfectísimo, fundamento de toda perfección.
La quinta vía parte del orden final, inteligente, que cabe observar en el mundo,
y lleva hasta Dios como ser inteligente, que ordena las cosas naturales a un fin.
Más tarde, Kant criticará esta prueba, aunque reconociendo su carácter
relativamente razonable y sensato. En efecto, según Kant, ese orden del mundo
es relativo, pues también incluye desorden; además, la finalidad que creemos
ver realizada en la Naturaleza, puede deberse a una ilusión antropomórfica; por
último, el argumento demostraría, como mucho, la existencia de un Arquitecto u
Ordenador del universo, de un Demiurgo sabio y poderoso, pero no de un
creador del mundo, omnisciente y omnipotente.

CONTEXTUALIZACIÓN DE TOMÁS DE AQUINO

8
TOMÁS DE AQUINO

Tomás de Aquino (1225-1274) es el teólogo más importante de la Escolástica


medieval. Su pensamiento es claramente teológico, aunque utiliza la filosofía
para comprender de un modo racional los contenidos religiosos de la fe. Sus
obras más importantes son: Suma contra Gentiles, Suma Teológica,
Comentarios a Aristóteles, Boecio, a Pedro Lombardo, Quaestiones disputatae,
Quastiones quodlibetales, y Opuscula. En el s.XIII la gran influencia filosófica
es la obra de Aristóteles de la que nuestro autor es su mejor comentarista. Pero
también han influido en el aquinate los Padres de la Iglesia y la primera
escolástica.
La relación razón-fe se había convertido en el gran tema del pensamiento
medieval. ya en el siglo XI había dado lugar a una gran disputa entre
dialécticos y antidialecticos. Los dialécticos otorgaban la primacía de la razón;
en cambio, los antidialécticos limitaban el papel de la razón. Por otro lado, la
corriente escolástica agustiniana, al considerar que la razón recibe una
iluminación divina, confundía los campos de la razón y la fe. Por fin, el
averroismo latino, con su teoría de la doble verdad, hacía necesaria una
aclaración de este problema. La postura de Tomás de Aquino, que no será
mantenida por los escolásticos del siglo XIV es un intento de encontrar un
equilibrio:
a) neta distinción entre razón y fe: la razón es una facultad natural del ser
humano; la fe es la aceptación de lo que Dios ha revelado, y como ta,l es un
don sobrenatural y gratuito.
b) zona de confluencia: no existe una doble verdad como la entendía el
averroismo latino, es decir, cómo contradicción entre la verdad racional y la
verdad revelada. Pero admite dos tipos de verdades: hay ciertas verdades que
sobrepasan la capacidad de la razón humana, cómo es, por ejemplo, que Dios
es Uno y Trino. hay otras que pueden ser alcanzadas por la razón natural,
como la existencia de Dios, las cuales fueron incluso demostradas por los
filósofos, guiados por la razón. Dios ha revelado algunas de esas verdades que
la razón puede conocer por sí sola. Estas verdades son llamadas preámbulos
de la fe, para distinguirlas de los artículos de la fe, y solo pueden ser conocidas
por unos pocos seres humanos, y no sin errores o dudas.
d) la teología como ciencia mixta: la zona de confluencia entre la razón y la fe
permite que la teología utilice los principios de la filosofía, no porque los
necesite, si no para mejor explicar lo que en ella se enseña; y no porque
considere a las otras ciencias como superiores, sino que las utiliza como
inferiores y siervas. Pero los verdaderos principios de la teología son los
artículos de la fe, no los principios filosóficos. Además los artículos de la fe se
aceptan sin demostración racional
Hay dos sentidos del verbo ser: por una parte el sentido copulativo, que no
expresa más que el ser “A” o ser “B”, la quididad, el qué; por otra parte el
sentido absoluto o de existencia. Esta distinción dará paso al verbo existir para
el segundo de ellos. la existencia no es ninguna de las notas que entran en la
esencia, pero es aquello por lo cual la esencia es una esencia; la existencia es
el acto de la esencia misma. pero no es exterior a la esencia ni accidental a
ella; por el contrario, no es algo que forme parte de la esencia porque es el acto
mismo de la esencia como tal. En Aristóteles la forma era el acto de la materia,
es decir era la esencia, y como tal era eterna; para Tomás, la forma no es el
acto último, pues incluso los seres exclusivamente espirituales que solo son
forma sin materia (como los ángeles) están compuestos de esencia y

9
TOMÁS DE AQUINO

existencia. Esto significa que la esencia siempre está en potencia frente a la


existencia. En todos los seres finitos se da una distinción entre la esencia y la
existencia, y esta última es debida o participada por Dios, que es la pura
existencia.

Santo Tomás quiere defender la posibilidad del conocimiento de Dios sin


rebajar la calidad de su ser, evitando dos extremos: afirmar la posibilidad del
conocimiento de Dios a costa de aproximar demasiado su ser a las cosas del
mundo (con el peligro de su antropomorfización); y separar radicalmente a Dios
del mundo, negando con ello la posibilidad de su conocimiento racional. Para ello
empleará varios recursos: la afirmación: afirmaremos de Dios únicamente
aquellas propiedades puras que no traen consigo imperfección; la negación:
obtenemos un concepto negativo de Dios negando de Dios las propiedades de
las criaturas que implican imperfección; la eminencia diremos que Dios posee
de forma infinita las perfecciones que encontramos en las criaturas. Por su
parte, la analogía nos recuerda que las palabras empleadas para pensar a Dios
no tienen exactamente el mismo significado que poseen cuando las empleamos
para referirnos a las cosas finitas (no tienen un significado unívoco), pero
tampoco equívoco, sino analógico, en parte igual y en parte distinto.

Las Cinco Vías suministran otros tantos predicados de Dios: Motor


inmóvil, Causa incausada, Ser necesario y perfectísimo, Inteligencia suprema.
El constitutivo formal es el atributo fundamental, el primero ontológicamente y
del que se derivan los demás. El constitutivo formal de Dios es el mismo ser
subsistente: en Él la esencia se identifica con la existencia. Esta propiedad
es la raíz de todas las demás perfecciones y aquello por lo cual su esencia se
distingue de los seres creados, en todos los cuales la esencia es distinta de la
existencia. Los atributos divinos pueden ser entitativos u operativos.
Los atributos entitativos de Dios se refieren a su ser (simplicidad, perfección,
infinidad, inmutabilidad, unidad, bondad, omnipresencia y eternidad) y todos
ellos hacen de Dios un ser trascendente al mundo. Los atributos operativos de
Dios se refieren a su obrar y son el entender, querer y poder, que dan lugar a
su vida divina. Los efectos de la voluntad divina son el amor y el gozo, y sus
virtudes la justicia, la misericordia y la liberalidad. La potencia activa de Dios se
manifiesta de tres maneras: la creación, la conservación y la gobernación
(providencia).

El Aquinate parte de la contingencia de todo ser finito: la indigencia radical


de todo ser finito exige un ser que sea fundamento de sí mismo y de todo lo
real, Dios. Todas las criaturas tienen una composición metafísica de esencia y
existencia (son contingentes, limitadas) frente al único ser necesario e infinito,
Dios, que es la causa de su existencia. Partiendo de Dios, Sto Tomás nos ofrece
una visión de la realidad creada en forma jerárquica. Para referirse a los seres
creados (compuestos) se sirve de conceptos aristotélicos: acto y potencia,
sustancia y accidentes, materia y forma, añadiendo la distinción
esencia/existencia. La jerarquización de los seres vendrá dada por su mayor o
menor simplicidad y su mayor cercanía al puro existir de Dios. En la cúspide de
la creación están los ángeles (compuestos de esencia y existencia), después
los hombres (con un alma que es su forma sustancial, unida a una materia).
Las sustancias del mundo corpóreo están compuestas de materia y forma. En

10
TOMÁS DE AQUINO

el hombre la "forma" es su alma y puede existir con independencia del cuerpo;


en cambio, los seres sensitivos ―como los animales― o los
puramente vegetativos ―como las plantas― tienen formas corruptibles y
dependientes de la materia. Las formas de los seres inertes y las formas de los
elementos primeros son las más imperfectas. En un grado inferior están
las formas accidentales (que necesitan de las substancias para existir) y la
absoluta potencialidad de la materia prima, que es pura capacidad de ser.

El hombre se compone de cuerpo y alma espiritual; por el cuerpo se


vincula con el mundo sensible y por el alma con el mundo espiritual. Es lo más
perfecto en el orden sensible y lo menos perfecto en el orden de las sustancias
intelectuales. La concepción del hombre tomista combina la óptica aristotélica y
el pensamiento cristiano: a los vivientes les corresponde un conjunto de
operaciones distintas de los no vivientes: nacer, nutrirse, crecer, reproducirse,
moverse localmente y morir, y en los grados superiores sentir, pensar y querer.
Santo Tomás define el alma como el principio de la vida y como la forma de
un cuerpo físico que tiene vida en potencia. Es lo que distingue a los vivientes
de los no vivientes. Hará mención también a las facultades o potencias activas
del alma con los que realiza las operaciones vitales: corpóreas (requieren un
órgano corporal), o incorpóreas (el entendimiento y la voluntad). Además
del intelecto, dividido en teórico y práctico, el alma humana contiene tres
facultades: la voluntad o apetito racional, las facultades de la sensación (vista,
oído...) y la sensualidad o apetito sensible. Santo Tomás defiende el dualismo
antropológico, pero su posición es más moderada que la platónica al entender
que la palabra "hombre" designa la unidad de cuerpo y alma, y no únicamente
alma, como era el caso de Platón.

El hombre se encuentra en el orden sobrenatural por la gracia divina,


merced a la cual alcanza un estado de perfección al que no puede llegar por sí
mismo, pero ninguna esferas de la actividad humana se pueden comprender sin
la referencia de lo humano hacia Dios: la vocación intelectual del hombre hacia
Dios se cifra en el hecho de que la teología es la ciencia suprema y la máxima
perfección de nuestra inteligencia, pero también porque el conocimiento se
ordena a la verdad y Dios es la suprema verdad. Toda verdad está conectada
con Dios, pues es el creador, sostenedor y lo que da inteligibilidad a todo lo real;
además, conocemos a Dios en todo lo que conocemos, pues el mundo es la
"revelación física" de Dios. Finalmente, el objetivo supremo del hombre es
la visión de Dios en la otra vida, es decir, un conocimiento puramente intelectual
y directo de Él.

Dios, por ser el ser superior, es la bondad perfecta e infinita. También la vida
moral está dirigida hacia el logro de la beatitud: Santo Tomás defiende un punto
de vista teleológico o finalista del universo, pero el hombre es el único ser que
tiene conciencia de los fines y de los medios y que puede ser impulsado a la
acción por ideas de lo bueno y de lo correcto. La voluntad tiende naturalmente a
buscar el bien, búsqueda que sería totalmente caótica sin la intervención de la
razón. En relación con Dios (el bien perfecto), Dios mueve la voluntad humana
necesariamente. Pero respecto de los bienes menos perfectos, la voluntad no
está obligada necesariamente a ir hacia ellos (es libre). La ética se centra en los
bienes que permitan al hombre alcanzar su bien último o Dios. En su teoría de

11
TOMÁS DE AQUINO

las virtudes, el Aquinate sigue a Aristóteles, añadiendo algunos elementos de su


perspectiva cristiana. Las virtudes son los hábitos gracias a los cuales el alma
puede realizar bien cada uno de los fines a los que tiende. Puesto que en el alma
encontramos distintas partes, habrá también distintos tipos de virtudes:
las intelectuales o perfecciones del intelecto (arte, prudencia, inteligencia,
ciencia y sabiduría), y las morales o perfecciones de las facultades apetitivas (la
justicia de la voluntad, y la fortaleza y templanza, del apetito inferior, irascible y
concupiscible), y que consistirán en el justo medio entre dos vicios, uno por
defecto y otro por exceso. A esas virtudes añade las virtudes sobrenaturales o
teologales (fe, esperanza y caridad), que tienen como objetivo Dios mismo,
perfeccionan la disposición humana hacia al orden sobrenatural y son infundidas
en nosotros por Dios.

La doctrina política de Sto. Tomás es una síntesis de la política aristotélica


y de sus creencias cristianas. El hombre tiene un fin sobrenatural, pero debe
conseguirlo mediante su actividad y su vida en el Estado, aunque de forma
completa, sólo lo alcanza en la otra vida. El Estado es una institución natural
fundamentada en la naturaleza del hombre. El hombre es un ser político que
vive en comunidad lo cual exige un gobierno que mire por el bien común. Tanto
la sociedad como el gobierno, por ser connaturales al hombre, tienen en último
término justificada su existencia en Dios, creador de la naturaleza humana.
Como el fin sobrenatural del hombre consiste en conseguir la beatitud eterna,
que es competencia de la Iglesia, el Estado, aún siendo autónomo, queda
supeditado indirectamente a aquella. Así, el Estado debe guiar y legislar para
que los ciudadanos vivan virtuosamente y alcancen el fin que les es propio: la
salvación eterna. Las leyes (mandatos que descansan en la razón y según los
cuales algo es inducido a obrar), deben, pues, orientarse hacia la consecución
del bien común.

Santo Tomás distingue tres clases de leyes: la natural, la positiva y la eterna.


La ley natural dirige y ordena los actos de los seres naturales para la adecuada
realización de los bienes que les son propios. El Aquinate toma del pensamiento
griego la noción de naturaleza como principio dinámico intrínseco que determina
el comportamiento ordenado de los seres naturales, a la vez que la idea de que
puede utilizarse el criterio de la “naturalidad” para distinguir la conducta buena
de la mala: lo bueno es lo natural y lo malo lo contrario a ella. Pero añade a esta
idea griega la tesis de que las inclinaciones naturales descansan en último
término en Dios, quien por su providencia gobierna todas las cosas y les da las
disposiciones convenientes para su perfección. En los seres irracionales la ley
eterna inscrita en su naturaleza determina sus acciones de manera pasiva y
necesaria, en los hombres descansa en su razón y se realiza a partir de su
voluntad y libertad. Santo Tomás interpreta la ley natural como la ley moral, y la
identifica con la razón humana que ordena hacer el bien y prohíbe hacer el
mal. La ley moral es racional pues es dictada por la razón y natural porque la
razón es un rasgo de la naturaleza humana y porque describe las acciones
convenientes para los fines inscritos en nuestra naturaleza. La ley natural
contiene los preceptos básicos que rigen la vida moral, el primero de los cuales
es “debe hacerse el bien y evitarse el mal” y en el que se fundan todos los demás
preceptos de la ley moral. Dado que la ley natural se fundamenta en la naturaleza
humana, y ésta en Dios, la ley natural no es convencional, es inmutable y la

12
TOMÁS DE AQUINO

misma para todos (universal). La ley positiva (ley que promulgan los Estados)
debe ser expresión de la ley natural para ser justa y buena y, por tanto, no será
convencional. La ley natural tiene su origen y fundamento en un orden más
amplio: el orden del Universo, orden que es expresión de la ley eterna, ley
inmutable que descansa en la propia razón de Dios y de la cual derivan todas las
demás leyes. Dios ordena todas las acciones, tanto humanas como no
humanas, hacia su fin.

El Cristianismo no es una filosofía, pero para defenderse de las críticas de los


filósofos de la cultura greco-romana utilizó sus mismos instrumentos
intelectuales. A este movimiento se le denominó la Patrística. El Cristianismo
surge como una secta del judaísmo que postula la llegada del Mesías: Jesús es
Dios hecho hombre. Esta religión aparece en el contexto del helenismo- donde
también surgen las religiones mistéricas que hablaban de la salvación-,período
de expansión política y de gran inseguridad psicológica necesitada de
consuelo. San Pablo fue su principal mentor, dado que los primeros escritos
cristianos son las epístolas paulinas. También pudo influir en la aparición del
Cristianismo la secta judía de los Esenios. Los primeros Padres de la Iglesia
adoptan una actitud apologética de defensa de la fe cristiana, pero también se
ocupan de cuestiones dogmáticas ante la aparición de diferentes actitudes y
herejías, sobre todo el Gnosticismo y el Arrianismo. Los principales padres son
Clemente y Orígenes de Alejandría, San Ambrosio y San Agustín. Este último
utiliza el Neoplatonismo de Plotino para exponer su pensamiento. Dios sería lo
eterno e inteligible, que crea lo sensible; nuestro conocimiento se produce por
una iluminación divina, pues en nuestra alma hay una imagen de Dios, que
somos (Padre), conocemos (Hijo), y amamos (Espíritu Santo); la Historia tiene
un sentido lineal y no cíclica, pues hay un origen y un fin del mundo.

El Cristianismo triunfa cuando Constantino deja de perseguir a los cristianos y


controla el dogma (Concilio de Nicea, 325), y posteriormente Teodosio lo
establece como la religión oficial. El Imperio Romano de Occidente cae por las
disidencias internas y por la invasión de los bárbaros: Visigodos, Francos,
Vándalos, etc. Esta situación provoca que no exista ya un poder central, sino
que éste se descompone en una multitud de poderes en el que los colonos,
ante la inseguridad imperante, se vinculan a algún señor. Aparece lo que se
denomina Edad Media (s.V-s.XV). En este período la economía se estanca, las
sociedades se ruralizan y decae el comercio. Los Visigodos se organizan en
España y los Francos en Francia. Estas circunstancias se acentúan sobre todo
con la expansión del Islám (622), que acaba dominando el Mediterráneo. Tan
sólo se frenaron ante el caudillo franco Carlos Martel, y ante los muros de
Bizancio. A parir de aquí comienza lo que se denominó la Reconquista. Ante
esta ausencia de un poder occidental la Iglesia se arroga la continuidad del
Imperio Romano. El saber en esta época se localizaba en los monasterios. Con
San Benito (s.VI) aparece la orden Benedictina que regulariza la vida religiosa:
pobreza, oración, castidad, trabajo. Los monjes son los herederos del saber,
que se configura en torno a las escuelas monacales, catedralicias y
episcopales. Algunas ciudades se forman en torno a estos centros. De esta
época los pensadores más importantes son Boecio, Casiodoro, Isidoro de

13
TOMÁS DE AQUINO

Sevilla, y Juan Damasceno. El fenómeno político más importante es el Imperio


Carolingio (Carlo Magno es coronado por el Papa en el año 800), que junto al
Papado se erige en el principal defensor de la Cristiandad. A su corte llegaron
algunos pensadores como Acuino de York (que introdujo el Trivium y el
Cuadrivum), y Juan Scoto Erígena. Destaca este último por su por otorgar un
papel importante a la filosofía, que identifica con la dialéctica. Con su División
de la Naturaleza propone que todo surge de Dios, mediante una serie de
intermediarios como sostenía el neoplatónico Proclo, y a dios todo retorna.

La primera escolástica surge en el s. XI. Escolástica viene de escuela, y se


relaciona con la evolución de las escuelas monacales, palatinas y catedralicias,
y con sus métodos. Estudiaban el Trivium (Gramática, Dialéctica y Retórica) y
el Cuadrivium (Aritmética, Geometría, Astronomía y Música); y seguían el
método de la Lectio y la Quaestio. Es la época del origen del Feudalismo,
sistema social y político en el que los hombres se vinculaban a algún señor que
los defienda, y en el cual se confundía el poder patrimonial con el poder
político. La sociedad se dividía en Oratores, Bellatores y Laboratores; es decir
los clérigos, los militares y los siervos que trabajan. Aparece la primera cruzada
(hay ocho, de 1096- 1291), surge la cuestión de la investiduras por la pugna
entre el Papa y Enrique IV; aparecen las nuevas órdenes religiosas de Cluny y
el Cister para recuperar el espíritu religioso ante la relajación del clero debido al
nepotismo, el Nicolaímo (religiosos con concubinas) y la simonía (venta de
cargos). El estilo artístico dominante es el Románico. En la filosofía lo más
destacable es la discusión entre dialécticos y antidialécticos, en la que
descollan Anselmo de Canterbury, considerado como el iniciador de la
escolástica, junto a Abelardo, Bernardo de Claraval y Ricardo y Hugo de Saint-
Victor. Anselmo es conocido por el slogan de la “fe que busca entender” y por
el Argumento Ontológico. Éste consiste en probar la existencia de Dios
partiendo de la idea de un ser perfecto del cual no podemos pensar nada más
grande que él; si consideramos que sólo existiese en nuestra mente y no fuera
de ella, ya estaríamos pensando en algo más perfecto, y por consiguiente,
según él, incurriríamos en una contradicción. Esta prueba no convence a
Tomás de Aquino, pues parte de la esencia de Dios que no se nos da. También
destaca Abelardo, aparte de su romance con Eloísa, por su estudio de la lógica
y el problema de los universales. El s. XII representa la entrada en contacto con
el Islam. Los traductores de Toledo introducen las obras de Aristóteles,
Avicena, Averroes, y Al Farabi. Los escolásticos asumen la tarea de repensar
en cristiano el aristotelismo que les llega por vía árabe. Hasta ahora sólo se
conocían sus obras de lógica, pero a partir de esta recepción también se leerán
la Física, la Metafísica. Pedro Lombardo es el iniciador de la manera
sistemática de hacer teología, y sus libros de las Sentencias constituyen el
modelo o el manual sobre el que disertarán todos los escolásticos posteriores.

El s. XIII es el apogeo de la Escolástica, aunque la Iglesia no recibe bien a


Aristóteles, la facultad de artes de París, donde enseñaba Tomás los asimila
con entusiasmo y obligará a sus profesores a comentarlos. Es el siglo de los
fracasos de de la cristiandad en las últimas cruzadas, de la aparición de las
herejías de los Valdenses, Cátaros y Albigenses; del surgimiento de las
ordenes de los dominicos y los franciscanos; del predominio del Gótico en el
arte de las Catedrales; de la creación de las universidades (Bolonia, Paris,

14
TOMÁS DE AQUINO

Oxford), que desempeñaron un papel crucial en toda la cultura medieval, pero


sobre todo en la filosofía escolástica. Es el siglo de las grandes escuelas
filosófico-teológicas, de donde han surgido los autores escolásticos de mayor
relieve: Alberto Magno, dominico, de amplísima cultura que proyecta la tarea de
introducir la filosofía aristotélica en todos los ámbitos científicos; Alejandro de
Hales y san Buenaventura, franciscanos, seguidores de Agustín de Hipona,
más reacios a la abstracción, y partidarios de la iluminación.

El s. XIV se conoce como la época de decadencia o crisis de la Escolástica


tardía. Es el período lastrado por la guerra de los cien años entre Francia e
Inglaterra y de la peste negra en la cual sucumbió más de un tercio de la
población.Surge con fuerza una nueva escuela franciscana protagonizada por
Juan Duns Escoto y Guillermo de Ockham. Se oponen al tomismo en muchas
cuestiones. Ockham postula el nominalismo, doctrina que considera que los
universales no existen fuera de la mente, y el voluntarismo, que defiende la
absoluta potencia de Dios, para el que nada excepto lo contradictorio es
imposible. Esto resulta de una modernidad sorprendente que rompe la síntesis
medieval entre fe y razón, pues la contingencia radical del mundo sólo se
puede conocer ya por intuición empírica. Dios ya no se puede demostrar
racionalmente y sólo se pude conocer por fe; la razón se vuelca hacia lo
mundano. También fue partidario de la separación de poderes temporal y
espiritual, y de la superioridad de los concilios sobre los papas (como ya
propuso Marsilio de Padua), lo que le granjeó la excomunión.

La Modernidad supuso un freno para las filosofías escolásticas que se basaban


en una metafísica aristotélica superada por la nueva Revolución científica.
Aunque en España el Tomismo tuvo un gran esplendor en autores como Vitoria
s. XV) y Suarez (s. XVI). A finales del siglo XIX la Iglesia Católica revitalizó el
Tomismo con la encíclica “Aeterni Patri” de León XIII. En la Universidad de
Lovaina el cardenal Mercier realizó una interpretación del Tomismo cercana al
Cartesianismo, a la que se opuso la lectura más purista del francés Gilson. J:
Maritain es el autor que concilió a Tomás con la antropología moderna,
haciéndola compatible con las nuevas teorías sociales. También se ha dado
una aproximación del tomismo en la corriente fenomenológica en autores como
Edith Stein.

15

También podría gustarte