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TOMÁS DE AQUINO

RESUMEN

Ejemplo:

En este fragmento, que pertenece al artículo tercero de la segunda cuestión de la primera


parte de su obra Suma de teología, Santo Tomás de Aquino aborda el problema de la
existencia de Dios, en particular, a través de dos de sus demostraciones, a saber, la cuarta
y la quinta vía.

En primer lugar tenemos la cuarta vía en la que Santo Tomás deduce la existencia de Dios
como ser perfectísimo. Para ello el autor argumenta que podemos observar distintos grados de
perfección en todo lo que existe y que estos grados se determinan en función de un máximo que
los causa. A este máximo lo identifica con Dios. En segundo lugar encontramos la quinta vía en
la que Santo Tomás deduce la existencia de Dios en tanto que inteligencia ordenadora del
universo. Para ello el autor parte del hecho de que la naturaleza actúa como si estuviera dirigida
hacia el cumplimiento de un determinado fin. Dado que no podemos atribuir a la naturaleza
inteligencia en sentido estricto, Santo Tomás considera que es Dios el que imprime a la naturaleza
la capacidad de realizar dicho comportamiento teleológico.

Mediante estas ideas Santo Tomás pretende contribuir a la solución de uno de los
problemas más importantes que se debatían en la Edad Media, a saber, si Dios existe o no.
Para ello, desarrolla una argumentación filosófica racional que parte de la observación de
los fenómenos sensibles hasta llegar a explicar su último fundamento en Dios, como vemos
en las dos vías que recoge el texto.

FRAGMENTOS:

OBJECIONES

“ARTÍCULO 3. ¿Existe o no existe Dios?


Objeciones por las que parece que Dios no existe:
1. Si uno de los contrarios es infinito, el otro queda totalmente anulado. Esto es lo que sucede
con el nombre Dios al darle el significado de bien absoluto. Pues si existiese Dios, no existiría
ningún mal. Pero el mal se da en el mundo. Por lo tanto, Dios no existe.
2. Más aún. Lo que encuentra su razón de ser en pocos principios, no se busca en muchos.
Parece que todo lo que existe en el mundo, y supuesto que Dios no existe, encuentra su razón de
ser en otros principios; pues lo que es natural encuentra su principio en la naturaleza; lo que es
intencionado lo encuentra en la razón y voluntad humanas. así, pues, no hay necesidad alguna de
acudir a la existencia de Dios.
En cambio está lo que se dice en Éxodo 3,14 de la persona de Dios. Yo existo. Solución. Hay
que decir: La existencia de Dios puede ser probada de cinco maneras distintas.

...el autor introduce las posibles objeciones a la existencia De Dios, estas son, primero, la
idea de que exista el mal existiendo Dios, y en segundo lugar, la capacidad racional humana
de explicar todo en ausencia de Dios. Añade finalmente un fragmento del Éxodo del que se
interpreta la posibilidad de la demostración de su existencia.
PRIMERA VÍA

La primera y más clara es la que se deduce del movimiento. Pues es cierto, y lo perciben los
sentidos, que en este mundo hay movimiento. Y todo lo que se mueve es movido por otro. De
hecho nada se mueve a no ser que, en cuanto potencia, esté orientado a aquello por lo que se
mueve. Por su parte, quien mueve está en acto. Pues mover no es más que pasar de la potencia
al acto. La potencia no puede pasar a acto más que por quien está en acto. Ejemplo: El fuego, en
acto caliente, hace que la madera, en potencia caliente, pase a caliente en acto. De este modo la
mueve y cambia. Pero no es posible que una cosa sea lo mismo simultáneamente en potencia y
en acto; sólo lo puede ser respecto a algo distinto. Ejemplo: Lo que es caliente en acto, no puede
ser al mismo tiempo caliente en potencia, pero sí puede ser en potencia frío. Igualmente, es
imposible que algo mueva y sea movido al mismo tiempo, o que se mueva a sí mismo. Todo lo
que se mueve, necesita ser movido por otro. Pero si lo que es movido por otro se mueve,
necesita ser movido por otro, y éste por otro. Este proceder no se puede llevar indefinidamente,
porque no se llegaría al primero que mueve, y así no habría motor alguno pues los motores
intermedios no mueven más que por ser movidos por el primer motor. Ejemplo: un bastón no
mueve nada si no es movido por la mano. Por lo tanto, es necesario llegar a aquel primer motor al
que nadie mueve. En éste, todos reconocen a Dios.

...la primera vía en la que Santo Tomás deduce la existencia de Dios como primer motor
inmóvil. Partiendo de la idea de que todo lo que se mueve debe ser movido por algo, el
autor determina la imposibilidad de una cadena infinita de movimiento, por lo que asume el
origen del movimiento a Dios, esto es, aquel que es puro acto.

SEGUNDA VÍA

La segunda es la que se deduce de la causa eficiente. Pues nos encontramos que en el mundo
sensible hay un orden de causas eficientes. Sin embargo, no encontramos, ni es posible, que algo
sea causa eficiente de sí mismo, pues sería anterior a sí mismo, cosa imposible. En las causas
eficientes no es posible proceder indefinidamente porque en todas las causas eficientes hay
orden: la primera es causa de la intermedia; y ésta, sea una o múltiple, lo es de la última. Puesto
que, si se quita la causa, desaparece el efecto, si en el orden de las causas eficientes no existiera
la primera, no se daría tampoco ni la última ni la intermedia. Si en las causas eficientes
llevásemos hasta el infinito este proceder, no existiría la primera causa eficiente; en consecuencia
no habría efecto último ni causa intermedia; y esto es algo absolutamente falso. Por lo tanto, es
necesario admitir una causa eficiente primera. Todos la llaman Dios.

...la segunda vía en la que Santo Tomás deduce la existencia de Dios como causa eficiente.
El autor explica que todo efecto es causado por una causa anterior, así mismo, la sucesión
de causas no puede ser infinita, debiendo haber una primera causa incausada que es
identificada con Dios.

TERCERA VÍA

La tercera es la que se deduce a partir de lo posible y de lo necesario. Y dice: Encontramos que


las cosas pueden existir o no existir, que pueden ser producidas o destruidas, y
consecuentemente es posible que existan o que no existan. Es imposible que las cosas
sometidas a tal posibilidad existan siempre, pues lo que lleva en sí mismo la posibilidad de no
existir, en un tiempo no existió. Si, pues, todas las cosas llevan en sí mismas la posibilidad de no
existir, hubo un tiempo en que nada existió. Pero si esto es verdad, tampoco ahora existiría nada,
puesto que lo que no existe no empieza a existir más que por algo que ya existe. Si, pues, nada
existía, es imposible que algo empezara a existir; en consecuencia, nada existiría; y esto es
absolutamente falso. Luego no todos los seres son sólo posibilidad; sino que es preciso algún ser
necesario. Todo ser necesario encuentra su necesidad en otro, o no la tiene. Por otra parte, no es
posible que en los seres necesarios se busque la causa de su necesidad llevando este proceder
indefinidamente, como quedó probado al tratar las causas eficientes (núm. 2). Por lo tanto, es
preciso admitir algo que sea absolutamente necesario, cuya causa de su necesidad no esté en
otro, sino que él sea causa de la necesidad de los demás. Todos le dicen Dios.

...la tercera vía en la que Santo Tomás deduce la existencia de Dios como ser necesario.
Tomás de Aquino parte de la idea de que existen cosas contingentes, así mismo, hay cosas
que nunca han existido y podrían existir, para ello debe haber algún ser necesario cuya
esencia corresponda con su propia existencia y que sea posibilidad de existencia de todo
cuanto existe. Este ser solo puede ser Dios.

CUARTA VÍA

4) La cuarta se deduce de la jerarquía de valores que encontramos en las cosas. Pues nos
encontramos que la bondad, la veracidad, la nobleza y otros valores se dan en las cosas. En unas
más y en otras menos. Pero este más y este menos se dice de las cosas en cuanto que se
aproximan más o menos a lo máximo. así, caliente se dice de aquello que se aproxima más al
máximo calor. Hay algo, por tanto, que es muy veraz, muy bueno, muy noble; y, en consecuencia,
es el máximo ser; pues las cosas que son sumamente verdaderas, son seres máximos, como se
dice en II Metaphys. Como quiera que en cualquier género, lo máximo se convierte en causa de
lo que pertenece a tal género -así el fuego,que es el máximo calor, es causa de todos los calores,
como se explica en el mismo libro-, del mismo modo hay algo que en todos los seres es causa de
su existir, de su bondad, de cualquier otra perfección. Le llamamos Dios.

...la cuarta vía en la que Santo Tomás deduce la existencia de Dios como ser perfectísimo.
Para ello el autor argumenta que podemos observar distintos grados de perfección en todo
lo que existe y que estos grados se determinan en función de un máximo que los causa. A
este máximo lo identifica con Dios.

QUINTA VÍA

5) La quinta se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Pues vemos que hay cosas que no
tienen conocimiento, como son los cuerpos naturales, y que obran por un fin. Esto se puede
comprobar observando cómo siempre o a menudo obran igual para conseguir lo mejor. De donde
se deduce que, para alcanzar su objetivo, no obran al azar, sino intencionadamente. Las cosas
que no tienen conocimiento no tienden al fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento e
inteligencia, como la flecha por el arquero. Por lo tanto, hay alguien inteligente por el que todas
las cosas son dirigidas al fin. Lo llamamos Dios.

...la quinta vía en la que Santo Tomás deduce la existencia de Dios en tanto que inteligencia
ordenadora del universo. Para ello el autor parte del hecho de que la naturaleza actúa como
si estuviera dirigida hacia el cumplimiento de un determinado fin. Dado que no podemos
atribuir a la naturaleza inteligencia en sentido estricto, Santo Tomás considera que es Dios
el que imprime a la naturaleza la capacidad de realizar dicho comportamiento teleológico.

RESPUESTA A LAS OBJECIONES

Respuesta a las objeciones:

1. A la primera hay que decir: Escribe Agustín en el Enchiridio: Dios, por ser el bien sumo, de
ninguna manera permitiría que hubiera algún tipo de mal en sus obras, a no ser que, por ser
omnipotente y bueno, del mal sacara un bien. Esto pertenece a la infinita bondad de Dios, que
puede permitir el mal para sacar de él un bien.

2. A la segunda hay que decir: Como la naturaleza obra por un determinado fin a partir de la
dirección de alguien superior, es necesario que las obras de la naturaleza también se reduzcan a
Dios como a su primera causa. De la misma manera también, lo hecho a propósito es necesario
reducirlo a alguna causa superior que no sea la razón y voluntad humanas; puesto que éstas son
mudables y perfectibles. Es preciso que todo lo sometido a cambio y posibilidad sea reducido a
algún primer principio inmutable y absolutamente necesario, tal como ha sido demostrado (sol.)”

...nos expone las posibles objeciones a las dudas que podrían surgir y que propuso al inicio
del fragmento. Esto es, primero que el mal puede existir con Dios, porque este puede ser
utilizado para sacar un bien. Seguidamente, toda obra debe tener una primera causa, por lo
que los orígenes de lo existente siempre se hallarán en Dios.

TEMA. LAS VÍAS DE SANTO TOMÁS

En contexto filosófico, el término castellano vía es una abreviación de la expresión tomista via ad
demostrandum Deum esse, “argumento para demostrar que Dios existe”. El término vía remite a la
idea de que no sólo se trata de un argumento, sino un camino que conduce al conocimiento de la
divinidad. Si “Dios es el verbo”, como dicen las Escrituras, al hombre le debe ser posible conocer
a Dios a través de la razón. Santo Tomás desarrolla esta posibilidad de conocimiento en los
preámbulos de la Fe, que son los ámbitos en los que la razón puede conocer a Dios. Las cinco
vías de Tomás son, pues, cinco argumentos distintos para demostrar que Dios existe.

A lo largo de su vida académica, Tomás trató muchas veces este problema de la existencia de
Dios, como hizo en el libro 1º de la Suma contra gentiles. Sin embargo, hoy nos centraremos en su
obra más famosa, Suma teológica, que es además la que comentamos. Como obra culmen de la
Escolástica, trata un tema de larga tradición en esta corriente. Tomás va a emplear el método de la
analogía, pues parte de hechos observados en el mundo que, por analogía con la divinidad,
pueden ser proyectados de tres formas: por lo que es Dios positivamente (vía positiva); por lo que
no es Dios (vía negativa); por lo que es Dios en grado máximo (vía de la eminencia).

Las cinco vías tienen una estructura lógica común, de la cual el primer paso es que parten de un
dato de la experiencia, algo perfectamente observable. En esto último observamos la influencia de
los victorinos, especialmente, la de Hugo de San Víctor, para el que las pruebas de la existencia
de Dios deben partir de la observación sensible. Tomás está en contra del tipo de demostración
propter quid (a partir de la esencia o concepto de algo). Para realizar este tipo de demostración, es
necesario conocer qué es algo, su esencia; y a partir de ahí derivar otro conocimiento. Esta forma
de demostración no cabe acerca de la existencia de Dios, puesto que no tenemos una intuición
directa de su esencia para poder derivar su existencia. Con esta argumentación, Tomás rechaza el
argumento ontológico de San Anselmo: partiendo de la definición de Dios (el ser más perfecto),
concluye que necesariamente existe (como es el ser más perfecto, tiene que existir en la realidad)
Para Tomás, no podemos derivar de la idea de la existencia de Dios su existencia. Por lo tanto,
sólo queda, un tipo de demostración para acceder a la existencia de Dios: de los efectos a las
causas, o sea, la demostración quia. Siguiendo en este punto el principio aristotélico de que “todo
efecto tiene su causa”, Tomás deduce que, si existe el mundo, y es claro que existe, se tienen que
dar todas las causas y condiciones de su existencia.

Dentro de la estructura lógica de las vías, en segundo lugar, vendría el primer grado de la vía: la
aplicación del principio de causalidad al punto de partida de la observación sensible. Los hechos
constatables por el conocimiento empírico, son efectos de sus correspondientes causas. Ya en la
primera vía, la que constata el movimiento, parte de dos principios de la metafísica y la física de
Aristóteles: es necesario un ser en acto para que mueva a otro en potencia y “todo lo que se
mueve es movido por otro”. En la segunda vía, la que tiene que ver con la causalidad propiamente
dicha, “todo efecto tiene su causa”, “en el mundo nada es causa de sí mismo” son los principios
que orientan la demostración. En la tercera, bajo la influencia de Avicena y el agustinismo, deduce
que un mundo contingente necesita para ser explicado de un ser necesario. En la cuarta, aplica la
idea de causa tal como la concibió Platón: lo máximamente perfecto es causa de las perfecciones
(hay cosas bellas porque existe la Belleza, de la que participan). De esta manera, deduce los
diferentes grados de perfección del mundo, mediante la analogía de proporción y vía de la
eminencia, del ser perfecto. En la quinta vía, el orden del mundo necesita una inteligencia
ordenadora. Por lo tanto, las cinco vías suponen la dialéctica de pares de conceptos: acto-
potencia, causa-efecto, contingente-necesario, imperfecto-perfecto, orden- inteligencia.

En tercer lugar, el segundo grado de la vía: la imposibilidad de prolongar las cadenas causales al
infinito. Existe un “horror al infinito” que parte de la cosmovisión judeocristiana del tiempo lineal y
que concluye que toda cadena causal debe remontarse a un origen. Si negamos una primera
causa en virtud de la cual las demás obran, no habría ninguna causalidad. En el caso de la primera
vía, es necesario un primer motor inmóvil, puesto que es el origen del movimiento; en el caso de la
segunda vía, a una causa primera que es causa sui (causa de sí misma) y causa incausada (crea
sin ser creado por nada); en la tercera vía, el ser necesario frente a un mundo de seres
contingentes; en la cuarta, el ser perfecto frente a la imperfección del mundo; en la quinta, una
causa final hacia la que tienden todas las criaturas.

Por último, el término final: El ser origen del movimiento, causa de todo cuanto existe, ser
necesario frente a un todo contingente, ser perfecto frente a un todo imperfecto y, por último,
causa final de todas las criaturas, es Dios.

De modo general, podemos concluir que, prescindiendo de las discusiones que hay acerca de las
vías, aún hoy en día son dignas de consideración, porque constituyen un ejemplo del esfuerzo
humano por trascender lo puramente empírico e intentar elevarse hasta un principio suprasensible
de todo lo real.

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