Está en la página 1de 507

Juntos de nuevo, demasiado pronto.

PRESENTE.
CIUDAD DE NUEVA YORK.
TEATRO GRAUMANN.
PRIMER DÍA DE ENSAYO.

Me apresuro por la acera llena de gente, y un sudor nervioso ha estallado en todos mis lugares
pocos glamorosos.

Oigo la voz de mi madre en mi cabeza: “Una persona exitosa no suda, Taehyung. Ella brilla”.

En ese caso, mamá, estoy brillando como un cerdo.

Me digo a mí mismo que estoy “brillando”, porque voy retrasado. No a causa de él.

Daniel, mi compañero de piso/entrenador vida, está convencido de que nunca lo he superado,


pero eso es una mierda.

Lo he más que superado.

Lo he superado desde hace mucho tiempo.

Me escabullo a través del camino, esquivando el imparable tráfico de Nueva York. Algunos
taxistas me maldicen en varios idiomas. Alegremente les muestro mi dedo medio, porque estoy
bastante seguro de que mostrar el dedo significa. “vete a la mierda” por todo el mundo.

Echo un vistazo a mi reloj cuando entro al teatro y me dirijo a la sala de ensayo.

Maldita sea.

Cinco minutos tarde.


Casi puedo ver la mirada de diversión en su estúpido rostro, y estoy horrorizado de que antes de
que haya incluso puesto un pie en la sala, tengo la imperiosa necesidad de darle una bofetada.

Me detengo en la puerta.

Puedo hacerlo. Puedo verlo y no desmoronarme.

Sí puedo.

Suspiro y presiono mi frente contra la pared.

¿A quién diablos estoy engañando?

Sí, claro, puedo hacer una obra apasionada con mi ex-amante, quien me rompió el corazón, no
una vez, sino dos veces. No hay problema.

Golpeo mi cabeza contra la pared.

Si hubiera una nación de gente estúpida, yo sería su rey.

Respiro hondo y exhalo lentamente.

Cuando mi agente llamó con la noticia de mi gran oportunidad en Broadway, debería haber
sabido que habría condiciones. Ella habló maravillas conmigo sobre el actor masculino que
también fue elegido. Jeon Jungkook —el actual “Chico del Momento" del mundo del teatro.
Muy talentoso. Ganador de premios. Adorado por fanáticas gritando. Hermoso como el infierno.

Por supuesto, ella no sabía nada de nuestra historia. ¿Por qué iba a hacerlo? Nunca hablo de él.
De hecho, me alejo cuando otras personas mencionan su nombre. Era más fácil hacerle frente
cuando él se encontraba en el otro lado del mundo, pero ahora está de vuelta y manchando mi
trabajo de ensueño con su presencia.

Típico.
Bastardo.

Poner mi cara de póquer no va a ser fácil, pero tengo que hacerlo.

Saco polvo compacto y reviso mi reflejo.

Maldita sea, estoy más brillante que el Edificio Chrysler.

Me coloco un poco de polvo y retoco mis labios con bálsamo mientras me pregunto si le
pareceré diferente después de todos estos años. Mi cabello, el cual solía ser castaño en la
universidad, ahora se encuentra de color rubio. Mi cara es un poco más delgada, pero supongo
que soy básicamente el mismo. Labios decentes. Buena estructura. Ojos avellanados.

Cierro el compacto y lo arrojo de nuevo a mi bolso, molesto de que incluso estoy contemplando
verme bien para él. ¿No he aprendido nada?

Cierro mis ojos y pienso en todas las formas en que él me hirió. Sus estúpidas razones. Sus
excusas de mierda.

La amargura me inunda, y suspiro de alivio. Ese es el aislamiento que necesito. Traer mi enojo a
la superficie. Lo envuelvo a mí alrededor como hierro y tomo consuelo en el agresivo fuego
lento.

Puedo hacerlo.

Abro la puerta y entro. Antes de siquiera verlo, puedo sentirlo observándome. Me resisto a
buscarlo porque eso es lo que quiero hacer, y una cosa que he aprendido con Jeon Jungkook, es
apartar mis instintos naturales. Seguir mi instinto es cómo las cosas se arruinaron entre nosotros.
Me dijo que podía tener algo de él, cuando en realidad él no me ofreció nada.

Me dirijo a la recepción de producción donde nuestro director, Marco Fiori, está teniendo una
discusión con nuestros productores, Ava y Saul Weinstein. De pie junto a ellos está un rostro
familiar —nuestra directora de escena, la hermana de Jungkook, Sana.
Jungkook y Sana son un paquete. Él tiene escrito en su contrato que ella maneja todos los
espectáculos en que trabaja, lo que me desconcierta, considerando que pelean como perros y
gatos.

Yo diría que Sana es su manta de seguridad, pero, por supuesto ¿por qué necesitaría uno? Él no
necesita a nadie ni nada, ¿verdad? Él es intocable. Es jodidamente irrompible.

Sana señala un modelo a escala del set que utilizaremos, a medida que habla sobre la mecánica
del escenario.

Los productores escuchan y asienten.

No tengo ningún problema con Sana. Ella es una fantástica directora de escena, y hemos
trabajado juntos antes. De hecho, hace un millón de años solíamos ser buenos amigos. Antes,
cuando todavía pensaba que su hermano nació de una madre humana y no fue engendrado
directamente del culo de Satanás.

Ella eleva su mirada cuando me acerco.

—Lo sé, lo sé —digo mientras dejo caer mi bolso en una silla—. Lo siento.

—Está bien, Tae —dice Marco—. Todavía estamos hablando detalles de la producción. Cálmate,
toma un café. Empezaremos pronto.

—Genial. —Busco en mi bolso por mis suministros de ensayo.

—Hola, tú —dice Sana y me sonríe cálidamente.

—Hola, Sana.

Por un momento, mi cólera es atenuada por una oleada de nostalgia, y me doy cuenta de lo
mucho que la he echado de menos. Ella es tan diferente de su hermano. Bajita a su altura.
Redondeada a su angular. Incluso su color es diferente. Rubio y liso contra oscuro y caótico. Y,
sin embargo, volverla a ver me recuerda por qué no hemos hablado por años. Siempre la asociaré
con él. Demasiados malos recuerdos.
Cuando saco mi botella de agua, mi bolso se resbala del asiento y cae ruidosamente sobre el piso.
Todo el mundo se detiene para mirar. Rechino mis dientes cuando escucho una risita.

Jódete, Jungkook. Ni siquiera voy a mirarte.

Levanto el bolso y lo lanzo de vuelta a la silla.

La risita sucede de nuevo, y juro por el Dios Todopoderoso del Homicidio Justificable, que voy a
matarlo con mis propias manos.

A pesar de que se encuentra al otro lado de la habitación, él bien podría estar justo a mi lado,
porque su voz vibra a través de mis huesos.

Necesito un cigarrillo.

Echo un vistazo a Marco, resplandeciente en su corbata mientras ostentosamente describe la


obra. Esto es todo culpa suya. Él es el que quería que Jeon y yo hiciéramos este proyecto. Me
convencí de que sería un gran paso en mi carrera, pero en realidad va a ser el último show que
haga, porque si el idiota riendo en la esquina no se calla, tendré una ataque de ira asesina en
cualquier segundo y seré encerrado de por vida.

Afortunadamente, la risa se detiene, pero todavía puedo sentir su mirada intensa en mi piel.

Lo ignoro y busco en mi bolso. Tengo mis cigarrillos, pero mi encendedor no está en ninguna
parte. En serio tengo que limpiar este bolso. Jesús, ¿hay algo que no tenga aquí? Goma de
mascar, pañuelos, maquillaje, analgésicos, entradas de cine viejas, una pequeña botella de
perfume, llaves, una figura de
acción de una sola pierna… ¿qué demonios?

—¿Perdone, Sr. Kim?

Subo la mirada para ver a un lindo muchacho sosteniendo lo que huele sospechosamente como
mi favorito café macchiato de judías verde.
—Vaya, se ve estresado —dice con la cantidad justa de preocupación para impedir que arranque
sus oídos con mis dientes—. Soy Soobin. El pasante de producción. ¿Café?

—Hola, Soobin —digo mientras miro el vaso de cartón—. ¿Qué tienes ahí, chico?

—Un doble expreso de macchiato de judías verdes con moka y crema extra.

Asiento, impresionado. —Eso es lo que me imaginé. Es mi favorito.

—Lo sé. Me aseguré de familiarizarme con los gustos y disgustos de usted y del señor Jeon, para
poder anticiparme a sus necesidades y facilitar un entorno de ensayo agradable.

¿Un entorno de ensayo agradable? ¿Conmigo y Jeon? Oh, pobre niño iluso.

Tomo el café de él y lo olfateo mientras sigo cavando en el Tardis de Basura.

—¿De verdad?

¿Dónde carajos está mi encendedor?

—Sí, señor. —Saca un encendedor de su bolsillo y me lo da con una sonrisa locamente linda.

Suspiro y dejo caer mi cabeza hacia atrás.

Dulce Jesús, el chico ha sido enviado por Dios mismo.

Tomo el encendedor y resisto las ganas de abrazarlo. Daniel dice que puedo ser un poco
demasiado sentimental. En realidad, su término es jodidamente sentimental, pero lo modifico
para sentirme mejor.

Le sonrío al chico en su lugar. —Soobin espero que no lo tomes a mal, porque sé que apenas nos
conocimos, pero…creo que te amo.
Se ríe y baja su cabeza. —Si quiere salir para fumar, lo buscaré cuando estén listos para
comenzar.

Si él no pareciera como de dieciséis años, probablemente lo besaría. Con lengua.

—Eres es una estrella de rock, Soobin.

Veo una forma oscura en mi visión periférica, encorvándose en una silla en el lado opuesto de la
habitación, así que echo mis hombros hacia atrás y me pavoneo como si no me importara.

El calor de su mirada me sigue hasta que llego a la escalera, luego me entumezco.

Me digo a mí mismo que no extraño la quemadura.

Las escaleras son empinadas y oscuras, y conducen a un callejón detrás del teatro. Incluso antes
de que la puerta se cierre detrás de mí, tengo un cigarrillo encendido en mi boca. Cuando me
recuesto contra los fríos ladrillos, inhalo y elevo mi mirada a la fina capa de cielo visible entre
los edificios. La nicotina hace poco para calmar mis nervios. Estoy bastante seguro de que nada
menos que sedantes de grado hospitalario van a ayudar hoy.

Termino mi cigarrillo y me dirijo de nuevo a la puerta del escenario, pero antes de que pueda
agarrar el mango, se abre, y el detonante de todos mis problemas de ira sale. Sus vaqueros
oscuros lo abrazan de una manera que realmente no debería estar notando.

Sus ojos son los mismos que recuerdo. Oscuros, fascinantes. Espesas pestañas largas. Intensidad
para quemar.

Sin embargo, todo lo demás…

Oh, Señor, lo olvidé. Me obligué a mí mismo a recobrar el control.

Incluso ahora, él es el hombre más apuesto que he visto en mi vida. No, eso no es correcto.
Apuesto no le hace justicia. Los actores de novelas son apuestos, pero de una manera
completamente predecible, aburrido. Jeon es… cautivante. Como una rara pantera exótica; igual
parte de belleza y poder. Enigmático sin siquiera intentarlo.

Odio cuán bien se ve.

Fuertes cejas fruncidas. Mandíbula afilada. Labios que son lo suficientemente llenos como para
ser lindos, pero en el contexto de sus otras características parecen poderosamente masculinos.

Su cabello oscuro es más corto de lo que estaba la última vez que lo vi, y lo hace parecer más
maduro. Y más alto, si eso es posible.

Y yendo por el ancho de sus hombros, se ha estado ejercitando desde la universidad. No una
cantidad enorme, pero lo suficiente como para que pueda ver la clara definición muscular por
debajo de su camiseta oscura.

La sangre se apresura a mis mejillas, y quiero darme una bofetada por la reacción.

Confía en él para aparecer luciendo más atractivo que nunca. Imbécil.

—Hola —dice, como si no hubiera pasado los últimos tres años soñando con darle un puñetazo
en su hermoso, bastardo rostro.

—Hola, Jungkook.

Me mira, y como de costumbre, siento la vibración de él en la médula de mis huesos.

—Luces bien, Taehyung.

—También tú.

—Tu cabello es rubio.

—Lo es.
Da un paso hacia adelante y no me gusta la forma en que me mira. Evaluando y aprobando.
Hambriento. Me atrae en contra de mi voluntad, como si él fuera papel matamoscas, y todo
dentro de mí está zumbando y tratando de liberarse.

—Ha pasado mucho tiempo.

—¿En serio? No me di cuenta. —Estoy tratando de sonar aburrido a más no poder. No quiero
que sepa lo que me está haciendo. No se merece esta reacción. Más importante aún, yo tampoco.

—¿Cómo has estado? —pregunta.

—He estado bien. —Respuesta automática. No significa nada. He estado todo menos bien.

Su mirada se queda en mí, y tengo muchas ganas de estar en otro lugar, porque en este momento
se ve como lo hacía antes, y me duele recordar.

—¿Y tú? —pregunto con cortesía, mis nudillos blancos—. ¿Cómo has estado?

—Estoy… bien.

Hay algo en su tono. Algo enterrado. Ha dejado lo suficiente asomarse como para ponerme
curioso, pero no quiero cavar para encontrar más, porque sé que es lo que quiere.

—Vaya, eso es increíble, Jungkook —digo con la cantidad justa de alegría para molestarlo—. Es
bueno saberlo.

Mira al suelo y se pasa una mano por su cabello. Su postura se tensa en la forma familiar del
idiota que conozco tan bien.

—Bueno, allí está —dice—. Tres años, y eso es todo lo que tienes que decirme. Por supuesto.

Mi estómago rueda.
No, idiota, eso no es todo lo que tengo que decir, pero, ¿cuál es el punto? Todo se ha dicho antes,
y hablar en círculos no es mi idea de un buen rato.

—Sip, eso es todo —digo con alegría, y paso más allá de él.

Abro la puerta y bajo por las escaleras, ignorando el cosquilleo en mi piel donde nos tocamos.

Hay un ahogado “Joder” antes de que lo escuche apresurarse tras de mí.

Trato de escapar, pero agarra mi brazo antes de que llegue a la parte inferior.

—Tae, espera.

Me da vuelta para enfrentarlo, y espero que se presione contra mí. Para arruinarme con su piel y
olor como ha hecho tantas veces antes. Pero no lo hace. Solo se queda ahí, y todo el aire de la
estrecha y oscura escalera es tan grueso como el algodón. Me siento claustrofóbico, pero no se lo
dejaré ver.

Sin debilidad.

Él me enseñó eso.

—Escucha, Taehyung —dice, y no me gusta admitir que he extrañado oírlo decir mi nombre tan
jodidamente mucho—. ¿Crees que podríamos dejar toda nuestra mierda atrás y empezar de
nuevo? Realmente quiero hacerlo. Pensé que también tú.

Su expresión está llena de sinceridad, pero la he visto antes. Cada vez que confiaba, terminaba
con mi corazón arrancado.

—¿Quieres empezar de nuevo? —digo—. Oh, por supuesto. No hay problema. ¿Por qué no
pensé en eso?
—No tiene por qué ser así.

La implicación es que estoy siendo irrazonable. Si no estuviera tan enojado, me reiría.

—Entonces, ¿cómo debería ser, eh? —pregunto, mis palabras como ácido—. Por favor, dime.
Después de todo, eres el que siempre toma las decisiones acerca de nuestra relación ¿Cómo
quieres ponerlo esta vez? ¿Amigos? ¿Amigos que follan? ¿Enemigos? Oh, espera, ya lo sé ¿Por
qué no tomas el papel del pedazo de mierda que me rompió el corazón, y yo seré aquel que no
quiere tener nada que ver con él fuera de la sala de ensayo? ¿Cómo sería?

Su mandíbula se tensa. Está enojado.

Bien.

Puedo lidiar con el enojo.

Se frota sus ojos y exhala. Espero que grite, pero no lo hace. En cambio, dice en voz baja—:
Nada de lo que dije en mis correos electrónicos significó nada para ti, ¿verdad? Pensé que tal vez
podríamos al menos ser capaces de hablar sobre lo que pasó. ¿Acaso los leíste?

—Por supuesto que los leí —digo—. Simplemente no me los creí. Quiero decir, solo hay una
cantidad de veces que puedo tragar mierda antes de que desprecie el sabor. ¿Cuál es la frase? Si
me engañas una vez, la culpa es tuya. Si me engañas dos veces…

—No te estoy engañando esta vez. O a mí mismo. En el pasado, hice lo que tenía que hacer, por
los dos.

—¿Estas bromeando? ¿Realmente esperas que te agradezca por lo que hiciste?

—No —dice, su voz llena de frustración—. Por supuesto que no. Solo quiero…

—¿Quieres otra oportunidad para arruinarme? ¿Cuán estúpido crees que soy?

Niega. —Quiero que las cosas sean diferentes. Si quieres que me disculpe, lo haré hasta que
pierda mi maldita voz. Solo quiero que las cosas estén bien entre nosotros. Háblame. Ayúdame a
solucionar esto.

—No puedes.

—Taehyung…

—¡No, Jungkook! No esta vez. Nunca más.

Se inclina hacia delante. Está cerca. Demasiado cerca. Huele como solía hacerlo, y no puedo
pensar. Quiero alejarlo para poder aclarar mi mente. O golpearlo con mis puños hasta que
comprenda que no he sido verdaderamente feliz en años, y es todo culpa suya. Quiero hacer
tantas cosas, pero lo único que hago es estar allí, odiando lo impotente que todavía puede
hacerme sentir.

Su respiración es tan desigual como la mía. Su cuerpo igual de tenso. Incluso después de todo lo
que hemos pasado, nuestra atracción todavía nos tortura. Como en los viejos tiempos. Gracias a
Dios la puerta en la parte inferior de la escalera se abre. Observo para ver a Soobin mirándonos
con una expresión confusa.

—Disculpen, ¿Está todo bien?

Jungkook se aleja de mí y se pasa los dedos por su cabello.

Exhalo una respiración entrecortada y superficial. —Todo está bien, Soobin.Todo bien.

—De acuerdo, entonces —dice alegremente—. Solo quiero hacerles saber que estamos a punto
de comenzar.

Desaparece, y somos solo Jungkook y yo de nuevo. Ah, y la mierdosa carga de equipaje que
llevamos.

—Estamos aquí para hacer un trabajo —digo, mi voz dura—. Simplemente hagámoslo.
Su ceño se frunce y su mandíbula se tensa, y por un segundo pienso que no va a dejarlo así, pero
dice—: Si eso es lo que realmente quieres.

Empujo una vaga sensación de decepción. —Lo es.

Asiente, y sin decir una palabra más, se dirige a las escaleras y sale por la puerta.

Me tomo un momento para componerme. Mi cara está caliente, mi corazón late con fuerza, y
casi me río cuando pienso que ya me ha alterado, y ni siquiera hemos comenzado los ensayos.

Las próximas cuatro semanas van a apestar.

Me enderezo y me dirijo de nuevo a la sala de ensayo.

Para el momento en que agarro mi guión y agua, solo hay una silla en la mesa de producción, y,
por supuesto, es junto a Jungkook. La arrastro tan lejos de él como puedo y me hundo en el
incómodo plástico.

—¿Todo bien? —Marco levanta sus cejas.

—Sip. Bien —digo con una sonrisa, y es como si estuviera de vuelta en el primer año de la
escuela de arte dramático, diciendo lo que otros quieren escuchar para que estén felices, incluso
si yo no lo estoy.

Actúo mi papel.

—Entonces, vamos a empezar por el principio, ¿de acuerdo? —dice Marco.

Hay ruido de papel cuando todo el mundo abre sus guiones. Qué buena idea. Todas las buenas
historias tienen que empezar en alguna parte.

¿Por qué esta debería ser diferente?


En el comienzo.

EN LA ACTUALIDAD.
CIUDAD DE NUEVA YORK.
DIARIO DE KIM TAEHYUNG.

Querido Diario, Daniel ha sugerido que te use para facilitar las crónicas de los acontecimientos
en mi vida que me han llevado a ser el individuo inadaptado que soy ahora. Él quiere que me fije
en algunas relaciones nada sanas que me hacen ponerme deprimido y emocionalmente no
disponible, para que pueda empezar con lo gordo de mis arrepentimientos:

Jeon JungKooK.

La primera vez que lo vi, estuve simulando sexo con alguien que acababa de conocer.

Guau. Eso suena mal.

Déjame explicarlo.

Me encontraba realizando una audición por un lugar en la universidad The Grove de Artes
Creativas, una universidad privada que ofrecía cursos de danza, música y artes visuales, y
también alojaba una de las más prestigiosas escuelas de drama en el país.

Construido sobre los huesos de un antiguo huerto de árboles frutales, se hallaba localizado en
Westchester, Nueva YorK, y en la historia reciente, había entrenado a algunas de las mayores
prodigiosas estrellas del teatro y de la pantalla de América.

Yo había estado soñando con estudiar allí desde siempre, así que en mi último año cuando todos
mis amigos se encontraban solicitando puestos en universidades para ser doctores, abogados,
ingenieros y periodistas, yo envié una solicitud para ser actor.

The Grove fue mi primera opción por muchas razones, en particular, porque se encontraba en el
otro lado del país lejos mis padres.

No es que no quisiera a mis padres, porque lo hacía. Pero Chaewon y Chansung tenían ideas muy
específicas acerca de cómo debo vivir mi vida. Debido a que yo era hijo único y, por tanto,
programado para hacer cualquier cosa y todo para ganar su aprobación, básicamente vivía a la
altura de todas sus ideales poco realistas.

En el momento en que llegué a mi último año, nunca había bebido alcohol, fumado cigarrillos,
comido nada que no fuera la basura vegetariana saludable, pero sin sabor, de Chaewon, ni dormí
con un chico. Siempre estaba en casa cuando se suponía que debía estarlo, incluso si era para que
pudieran ignorarme los dos por completo, o criticarse el uno al otro, o no estar allí en absoluto.

Mi madre era mecánica. Ella siempre se sintió como si debiera mejorarse a sí misma, o a mí. Yo
era torpe, así que me inscribí en clases de ballet. Yo era gordito, por lo que ella veía cada bocado
que comía. Yo era tímido, así que me hizo ir a clases de teatro.

Odiaba todo lo que me obligaba a hacer, salvo el teatro. Eso se quedó. Resulta que yo era
bastante bueno en eso, también. ¿El fingir que era otra persona durante unas horas? Sí, sacudió
mi mundo.

La principal contribución de Chansung a mi educación consistió en establecer normas estrictas


acerca de dónde podría ir, lo que podía ver y lo que podía hacer. Aparte de eso, no me hacía caso
a menos que yo estuviera haciendo algo muy bien o muy mal. Aprendí rápidamente que había
menos gritos y menos encerramientos cuando hacía las cosas bien. Obtener buenas calificaciones
le hacía feliz. Lo mismo que ganar premios por el teatro y oratoria.

Por lo tanto, he trabajado duro. Más duro de lo que un hijo debería hacer para llamar la atención
de su padre. Es seguro decir que todos mis comportamientos obsesivos perfeccionistas procedían
de él.

Mis padres no estaban contentos con mi plan de ir a la escuela de teatro, por supuesto. Creo que
las palabras exactas de Chansung fueron: "Y una mierda." A él y a mamá les parecía bien que
actuara como un pasatiempo, pero con mis notas, podría haber tenido mi elección de profesiones
muy bien pagados. No entendían por qué desperdiciaría una vocación en la que el noventa por
ciento de los graduados universitarios eran siempre desempleados.

Los convencí para que me hicieran una prueba negociando que también solicitara para el
programa de Derecho en el Estado de Washington. Eso me compró un billete de avión de ida y
vuelta a Nueva YorK y la débil esperanza de dejar de buscar la aprobación detrás.

Sabía cuando empecé el proceso de solicitud que mis posibilidades eran escasas, pero tenía que
intentarlo. Había otras escuelas a las que me hubiera encantado asistir. Pero quería lo mejor, y
The Grove lo era todo.

HACE SEIS AÑOS.


WESTCHESTER, NUEVA YORK.
AUDICIONES EN LA UNIVERSIDAD GROVE.

Mi pierna está temblando.

No temblando.

No estremeciéndose.

Sacudiéndose.

Incontrolablemente.

Mi estómago se está atando en nudos, y quiero vomitar. De nuevo.

Estoy sentado en el suelo con la espalda contra la pared. Invisible.

No pertenezco a este lugar. No soy como ellos.

Son atrevidos, escandalosos y parecen cómodos usando la palabra mierda. Fuman un cigarrillo
detrás de otro y tocan las partes íntimas de cada uno, aunque la mayoría de ellos se acaban de
conocer. Se jactan de los espectáculos que han hecho, las películas en las que han estado y los
actores famosos que han visto, y me siento aquí cada vez más pequeño, cada segundo, a
sabiendas de que lo único que voy a lograr hoy es demostrar lo inadecuado que soy.

—Entonces, el director dice: "Jennie, el público necesita ver tus encantos. Tú dices que te
dedicas a tu oficio, y sin embargo, tu sentido equivocado de la modestia dicta tus opciones.”
Una pelinegra alegre es el centro de atención, contando historias de guerra teatrales. Las
personas reunidas alrededor parecen cautivados.

Realmente no quiero oírlo, pero ella habla tan alto que no puedo evitarlo.

—Oh, Dios mío, Jennie, ¡¿qué hiciste?! —pregunta una pelirroja, su cara retorciéndose de
emoción exagerada.

—¿Qué podía hacer? —le pregunta Jennie con un suspiro—. Le chupé la polla y le dije que no
me iba quitar la blusa. Era la única manera de proteger mi integridad.

Hay risas y algunos aplausos. Incluso antes de que hayamos entramos dentro, las actuaciones han
comenzado.

Inclino la cabeza hacia atrás y cierro los ojos, tratando de calmar mis nervios.

Corro a través de mis monólogos en la cabeza. Los conozco. Cada palabra. He diseccionado cada
sílaba, analicé los personajes, subtexto y capas de sutileza emocional, pero aun no me siento
preparado.

—¿Así que, de dónde eres?

Jennie está hablando de nuevo.

Trato de ignorarla.

—Oye. Tú. Chico de la pared.

Abro los ojos. Ella me está mirando. Así como todos los demás

—Eh… ¿Qué?

Me aclaro la garganta y trato de no parecer aterrorizado.


—¿De dónde eres? —pregunta de nuevo, como si tuviera problemas mentales—. Me doy cuenta
de que no eres de Nueva YorK.

Sé que su sonrisa sarcástica se dirige a los vaqueros de los grandes almacenes, y al suéter gris
liso, así como a mi pelo castaño aburrido y a mi falta de maquillaje. Yo no soy como la mayoría
de los jóvenes aquí, con colores vibrantes y las caras pintadas. Se parecen a las aves exóticas, y
me parecen una mancha de grasa.

—Eh… Soy de Aberdeen.

Su cara se arruga con disgusto.

—¿Dónde diablos se encuentra eso?

—Está en Washington. Es algo pequeña

—Nunca he oído hablar de ella —dice con un gesto desdeñoso de sus uñas lacadas—. ¿Por lo
menos tienes allí un teatro allí?

—No.

—¿Así que no tienes ninguna experiencia actuando?

—Hice algunas obras de teatro de aficionados en Seattle.

Sus ojos son brillantes. Ella huele una presa fácil.

—¿Amateur? Oh... ya veo. —Ahoga una risa.

Mi instinto de conservación entra en acción. —Por supuesto, no he hecho todas las cosas
maravillosas que tú has hecho. Quiero decir, una película. Guau. Eso de debe haber sido
seriamente impresionante.
Los ojos de Jennie se apagan un poco. El olor de la sangre se diluye por hacerle la pelota.

—En serio, fue increíble —dice mientras sonríe—. Quiero decir, probablemente esté perdiendo
el tiempo por tomar este curso, porque no voy a llegar a la final antes de llegar a un acuerdo de
gran presupuesto, pero es algo para mantenerme ocupada hasta entonces.

Sonrío y estoy de acuerdo con ella. Acariciarle el ego. Es fácil.

Soy bueno en eso.

Las conversaciones bullen a mí alrededor, y yo añado un comentario aquí o allá. Cada media
verdad que se derrama de mi boca me hace más como ellos.

Más probabilidades de encajar.

En poco tiempo, estoy riéndome a carcajadas y rebuznando como el resto de los asnos, y uno de
los chicos me levanta y finge que estamos en una rave.

Se pone de pie detrás de mí mientras se empuja contra mi trasero. Le sigo el juego, a pesar de
que estoy horrorizado. Hago ruidos vulgares y meneo mi cabeza. Todo el mundo piensa que soy
gracioso, así que ignoro mi vergüenza y sigo adelante. Aquí, puedo elegir ser desinhibido y
popular. Su aprobación es como una droga, y quiero más.

Todavía estoy fingiendo ser bombeado a tope cuando levanto la mirada y lo veo. Se encuentra a
unas yardas de distancia, todo alto y ancho de hombros. Su pelo oscuro es ondulado y rebelde, y
aunque su expresión es impasible, sus ojos muestran desprecio claro. Penetrante y sin perdón.

Mi risa falsa se tambalea.

Se ve como un ángel vengador con su intensa mirada y características etéreas. Piel suave y ropa
oscura.

Él tiene una de esas caras que en las que te detienes cuando estás hojeando una revista. No un
guapo de manual, pero fascinante. Al igual que una cubierta de un libro que te lleva a darle la
vuelta y perderte en la historia.

Mi nueva falsa valentía se siente pesada bajo su mirada. Se desliza fuera de mí toda sucia y
espesa, y dejo de reír.

El chico me empuja lejos y se vuelve hacia otra persona. He perdido mi vulgar encanto de
bombeo de trasero.

El chico alto también se da la vuelta y se sienta con la espalda contra la pared. Saca un libro
hecho jirones de su bolsillo. Atrapo el título: Los Rebeldes. Uno de mis favoritos.

Me vuelvo hacia el grupo ruidoso, pero han continuado.

Estoy dividido entre tratar de recuperar mi posición y saber más acerca del chico del libro.

La elección se queda sin valor cuando se abre la puerta cercana y una mujer sale. Es escultural,
con el pelo corto y negro y los labios de color rojo brillante, y nos evalúa con el foco de un rayo
láser. Me recuerda a Betty Boop, si Betty Boop fuera intimidando con
hazte-pis-en-los-pantalones y tuviera un sujetapapeles de charol.

—Muy bien, escuchen.

El gallinero se queda en silencio.

—Si digo menciono su nombre, entran.

Ella dispara nombres, su voz clara y segura.

Cuando grita, "Jeon JungKooK" el chico alto se levanta de la pared. Me mira brevemente a su
paso, y me dan ganas de seguirlo. Me siento falso e incómodo sin él.

Nombres siguen llegando. Estimo más de sesenta personas caminando por la puerta, incluyendo
"Kim Jennie" que chilla antes de entrar pavoneándose en el interior. Me estremezco cuando
escucho, “¡Kim Taehyung!”

Mientras agarro mi mochila, la mujer intimidante dice—: Eso es todo por este grupo. Todo el
mundo espera aquí. Serán llamados por otros instructores.

Ella me sigue por la puerta y la cierra tras ella. Estamos en una habitación negra y grande. Un
espacio teatral polivalente. En la pared del fondo hay un largo banco de gradas plegables. La
mayoría del grupo está sentado sobre ellas, charlando en voz baja. El recuento final es de ochenta
y ocho. Sesenta chicas y veintiocho chicos. Ninguno de ellos se ve tan nervioso como me siento
yo.

Tomo asiento, sintiéndome como un despistado chapuceando en un mar con los chicos más
experimentados de la ciudad. Mi pierna empieza a temblar de nuevo.

La instructora se pone delante de nosotros.

—Mi nombre es ParK Hyelin, y soy la jefa del departamento de actuación. Esta mañana vamos a
hacer un trabajo de carácter y de improvisación. Al final de cada escena, haré saber quién se
quedará. Sé lo que estoy buscando, y si no lo tienen, se van. No estoy tratando de ser una dura de
roer, es solo la forma en la que es. No necesito decirles que en Grove sólo aceptan los treinta
primeros candestará 25 de teatro de los dos mil que estarán haciendo las pruebas en los próximos
días, por lo que hay que dar lo mejor de ustedes. No estoy interesada en ver teatro estereotipado
y emoción falsa. Quiero algo autentico o volverán a casa.

Mi miedo a fallar me susurra que debo dejarlo, pero no puedo. Necesito esto.

Pasamos la siguiente media hora haciendo ejercicios de enfoque. Todo el mundo está tratando
desesperadamente de no parecer desesperado. Algunas personas tienen más éxito que otras.

Jennie es fuerte y confiada, como si tuviera la aceptación en el bolsillo. Es probablemente que


sea así. Jeon JungKooK es intenso. Increíblemente. Sus interacciones brillan con energía
contenida, como si fuera una planta de energía nuclear que se utiliza para encender una bombilla.

Trato de mantener todo real y natural, y en su mayor parte, tengo éxito.

Después de cada escena, la gente se reduce. Algunos lo toman bien y algunos caen rendidos. Es
como una zona de guerra.

Los números del grupo disminuyen rápidamente. Hyelin es rápida y eficiente, y cada vez que se
me acerca, creo que estoy fuera. De alguna manera, me las arreglo para sobrevivir.

Cuando descansamos para el almuerzo, todos estamos en silencio. Incluso Jennie. Nos sentamos
en un círculo, nuestra mente tropezando con nuestros monólogos mientras tratamos de ignorar
que la mayoría de nosotros no va a llegar a las audiciones de mañana. Algunas veces siento que
me quema la cara y levanto la mirada para ver a Jeon JungKooK mirándome. De inmediato mira
hacia otro lado y frunce el ceño. Me pregunto por qué parece tan enojado.

De vuelta en la habitación, estamos emparejados. Me emparejan con un chico llamado Jordan


que tiene acné y un ceceo.

A cada dúo nos dan un escenario, y el resto de nosotros observamos. Es como un deporte
sangriento. Todos estamos esperando a que los otros lo arruinen para tener una oportunidad
mejor.

Jennie y Jeon JungKooK se emparejan juntos. Se supone que son unos desconocidos en una
estación de tren. Hablan y coquetean mientras Jennie sacude su pelo. No puedo decir si tiene más
ganas de impresionar a Hyelin o a JungKooK.

Jordan y yo actuamos como hermanos. No tengo hermanos, así que es un poco agradable.
Bromeamos y reímos, y tengo que admitir, que estamos bastante bien. Hyelin nos complementa,
y el resto del grupo aplaude a regañadientes.

Al final de la ronda, la gente se reduce y se derraman lágrimas. Suspiro de alivio cuando me doy
cuenta de que sólo quedamos unos treinta. Las probabilidades son cada vez mejores.

Las parejas cambian. Me toca con Jeon JungKooK. Él parece feliz por ello. Se sienta a mi lado
mientras su mandíbula se tensa y se libera. No creo que jamás haya notado antes la mandíbula de
alguien es específico, pero la suya es impresionante.

Se vuelve y me atrapa mirándole fijamente, y su expresión es una mezcla perfecta de un ceño


fruncido y de voy-a-matarte-y-a-arrancarte-la-piel.
Guau. Vamos a ir fatal como compañeros.

Hyelin se pasea delante del grupo.

—Para esta última sesión, todo el mundo tendrá la misma tarea. El escenario es “Reflejo.”

Suena fácil.

—No va a ser fácil.

Maldita sea.

—Este ejercicio es una cuestión de confianza, apertura y de hacer una conexión con la otra
persona. Nada de cohibirse. Nada de artificios. Sólo cruda y pura energía. Ninguno de los dos
conduce o sigue. Tienes que sentir el movimiento del otro. ¿Lo entienden?

Realizamos todos un movimientos de cabeza, pero no tengo ni idea de lo que está hablando. Jeon
se frota los ojos y hace un sonido como gimiendo. Me imagino que él tampoco tiene ni idea.

—Bien, vamos.

El primer par toma su posición. Kim Jennie y Jordan. Toman unos minutos para planificar, y a
continuación, se empiezan a mover. Es obvio que Jennie está liderando y Jordan le está
siguiendo. Son todo manos y nada más. En un momento dado, Jordan se ríe. Hyelin garabatea en
su portapapeles. Me imagino que acaba de cagarla. Sonrío. También lo hace Jeon.

Otro que muerde el polvo.

Los otros grupos realizan su turno, y Hyelin los rodea como un halcón, escudriñando cada
movimiento. Ella decidirá quien se va al final para regresar mañana. La mayoría de las personas
están bajo presión. Yo estoy emocionado más allá de las palabras.

Por fin es nuestro turno, y nos ponemos de pie delante del grupo. Jeon tintinea su pierna. Sus
manos están en los bolsillos y los hombros están encorvados.
No me llena de confianza.

Realmente me gustaría hacer pis y/o vomitar. Ya que tampoco puedo hacerlo, cambio mi peso de
un pie a otro y pido a mi vejiga que retroceda.

Hyelin nos estudia unos momentos.

Me doy cuenta de que Jeon y yo hemos dejado de respirar.

—Muy bien, ustedes dos —dice ella—. La última oportunidad para impresionarme.

Jeon me mira, y veo mi desesperación reflejada en él. Quiere esto. Quizás tanto como yo.

Hyelin se inclina hacia mí y baja la voz.

—Él se mueve, tú te mueves, ¿Comprendes? Respira el aire. Encuentra una conexión. —Mira a
Jeon—. Tienes que dejarlo entrar, JungKooK. No pienses en ello, sólo hazlo. Tres intentos y estás
fuera, ¿recuerdas?

Él asiente y traga.

—Tienen tres minutos para prepararse.

Se va, y Jeon y yo nos vamos al fondo de la sala. Se queda cerca y huele bien. No es que debería
estar notando algo así, pero mi cerebro se encuentra en busca de una distracción a mis nervios, y
su buen aroma lo es.

—Mira —dice mientras se inclina—. Necesito esto, ¿de acuerdo? No lo arruines para mí.

Me sonrojo de ira.
—¿Disculpa? Tienes las mismas posibilidades de arruinarlo como yo. ¿Y qué quiso decir Hyelin
cuando dijo "Tres striKes y estás fuera"?

Se inclina más cerca pero no me mira.

—Éste es el tercer año que lo intento. Si no entro esta vez, terminé. No me dejaran volver a hacer
la audición. Entonces mi padre me diría un gran y gordo "te lo dije" y esperará que entre a la
escuela de medicina. He trabajado duro para esto. Lo necesito, ¿bien?

Estoy confundido. Lo he estado observando todo el día. ¿Estas personas están ciegas?

—¿Por qué no has entrado antes? Eres muy bueno. —De una forma intensamente inquietante.

Su expresión se suaviza por un momento.

—Me es difícil... encajar… con otros artistas. Al parecer, Hyelin cree que ese es un atributo
importante que deben tener sus actores.

—No parecía que tenías algún problema con Jennie

Se burla.

—No había conexión allí. No sentí nada, como siempre. Hyelin puede decirlo.

Echo un vistazo a la dama de cabellos oscuros que nos está estudiando.

—¿Te ha audicionado antes?

Asiente.

—Cada año. Quiere ofrecerme un lugar, pero no me dará un pase libre. Si no demuestro que
puedo hacer este ejercicio en particular, en el cual he apestado por completo siempre que lo he
hecho, entonces se acabó.
—¡Un minuto! —grita Hyelin.

Mi ritmo cardiaco se acelera.

—Escucha, simplemente has lo que sea necesario para "conectar" conmigo, ¿está bien? Porque si
no consigo esto, tendré que regresar con mis padres sobreprotectores, y de verdad que no puedo
calentar haciéndole frente a eso. Sé que puede ser una sorpresa, pero no eres el único que tiene
algo que perder aquí.

Frunce el ceño.

—¿Aca... acabas de decir "calentar"?

Siento un rubor feroz engullir mi garganta. Se está riendo de mí, simplemente porque me niego a
maldecir como loco al igual que todos los otros calentadores en este lugar.

—Cállate.

Su sonrisa se agranda.

—¿En serio? ¿Pifiar?

—¡Detente! Estás perdiendo tiempo.

Para de reír y suspira. Luce más relajado, pero supongo que es porque toda su ansiedad se ha
transferido a mí.

—Mira, Kim...

—Mi nombre es Taehyung.


—Lo que sea. Solo relájate, ¿de acuerdo? Podemos hacer esto. Mírame a los ojos y... Jesús, no
sé... hazme sentir algo. No pierdas la concentración. Eso es lo que ha traicionado a todos los
demás hasta ahora. Solo céntrate en mí, y me centraré en ti. ¿Bien?

—Está bien.

—Y ya no digas más "calentar", porque esa mierda me hace reír. Sabes que es un término del
porno, ¿no?

No, no sabía que calentar era un término del porno. ¿Me veo como un pervertido adicto al
porno?

Exhalo e intento enfocarme. Mis pensamientos son caóticos. Tengo que estar tranquilo.

—Oye —dice mientras toca mi brazo. Eso no ayuda a mi concentración—. Podemos hacer esto.
Mírame.

Lo miro a los ojos. Sus pestañas son ridículas. Mientras me mira, algo se sacude directamente en
la boca de mi estómago. Debe sentirlo, también, porque su boca se abre e inhala con fuerza.

—Mierda. —Parpadea pero no aparta la mirada.

La energía chisporroteando entre nosotros es demasiado intensa. Cierro los ojos y exhalo.

—¿Kim?

—Taehyung.

—Taehyung —susurra, su voz suave y muy desesperada—. Quédate conmigo. Por favor. No
puedo hacer esto sin ti.

Trago y asiento. Luego Hyelin nos grita, y caminamos hasta el centro de la sala.
Nos giramos para quedar frente a frente, a treinta centímetros de distancia. Es un poco más alto
que yo, así que miro su pecho, viéndolo subir y bajar mientras intenta calmarse.

—¿Listo? —susurra.

Quiero gritar: "No, Dios, por favor, ¡no estoy listo!" pero en su lugar digo—: Sí. Claro —como
si esto no fuera de vida o muerta, o por lo menos, muy importante.

Tomo una respiración profunda antes de levantar la mirada. Su expresión es menos desesperada
ahora, y se siente como si lo estuviera viéndolo, de verdad viéndolo, por primera vez. Siento su
energía. Es como una ola de calor a su alrededor. Nos quedamos allí por unos segundos,
simplemente respirando, y mientras nos miramos a los ojos, el aire entre nosotros se solidifica,
conectándonos como dos partes de una misma persona.

Levanta la mano, y lo sigo, como si tuviéramos miles de diminutos hilos entre nuestros brazos,
alineándolos. Igualo su velocidad de manera exacta, moviéndome cuando se mueve, respirando
cuando respira.

Nos movemos de nuevo, y nuestros cuerpos se encuentran alineados a la perfección. Se siente


tan natural. Más natural de lo que he sentido en mucho tiempo. Quizás nunca.

Damos un paso más cerca. Se inclina hacia adelante, y yo hacia atrás. Me ladeo hacia un lado, y
él me sigue. Los hilos invisibles se aprietan entre nosotros. Nuestros movimientos son más
rápidos, pero cada uno perfecto y preciso. Una coreografía complicada que nunca hemos
aprendido, pero nuestros músculos de alguna manera recuerdan.

Es emocionante.

Estamos en la zona. Ese estado mágico que los actores a veces logran cuando todo es fluido y
abierto. Corazón, mente, cuerpo. Lo he sentido antes, pero nunca con otra persona.

Es asombroso.

Sonrisas se extienden por nuestros rostros. Me doy cuenta que Jeon se ve un poco hermoso
cuando sonríe.
Nuestros brazos están por encima de nuestras cabezas, y cuando las bajamos, nuestras palmas se
juntas. Sus manos son cálidas. Mi piel hormiguea donde nos tocamos. Entonces, lo estoy
mirando a los ojos, y ambos no respiramos, y no sé por qué.

En un segundo, la expresión de Jeon se llena de pánico, y se tensa. Parpadea y deja caer su


mirada, y de repente es como si todo el optimismo se ha evaporado. Nuestras energía golpea el
suelo y se drena.

Jeon se aleja y exhala antes de mirar a Hyelin.

—¿Terminamos? Nadie más ha durado tanto. Ya terminamos, ¿verdad?

Hyelin inclina la cabeza y lo estudia. Su postura es tensa y desafiante.

Bajo mis manos. Se encuentran frías ahora, y las presiono a mis costados mientras mi corazón
late rápido e inestable.

—¿Terminamos o no? —dice Jeon, y todo lo bueno que sentí por él se desvanece en la sombra
de su rudeza.

—Sí, señor Jeon —dice Hyelin con calma, mientras me mira—. Usted y el sr. Kim completaron
el ejercicio. Bien hecho. Ambos tienen una química interesante, ¿no?

Él mira.

Le da una cálida sonrisa.

—Pueden sentarse. Todos, denles un aplauso.

Todo el grupo rompe en aplausos. Oigo murmullos de sorpresa diciendo que lo hicimos bien.

Nadie se encuentra más sorprendido que yo.


Jeon avanza hacia las gradas y se sienta. Jennie habla efusivamente a su lado mientras toca sus
bíceps. Sería más sutil si se desgarrara la camiseta y le rogara que la toqueteara. La ignora y
apoya los codos en las rodillas.

Hago un esfuerzo para dejar de mirarlo.

El resto de la tarde transcurre en un borrón. Algunos son eliminados, y las parejas se alternan
mientras más escenas son desarrolladas.

Al final del día, Hyelin nos despide, y salimos para esperar a que publique la lista de los que
pasan a la siguiente ronda. Todos nos encontramos nerviosos. Ninguno sabe si hemos hecho lo
suficiente para pasar a la siguiente. Incluso Jennie se halla insegura. Se muerde el interior de la
mejilla y camina.

Me muerdo las uñas y canto en voz baja: "Oh, por favor, oh, por favor, oh, por favor" una y otra
vez, como si rogarle al universo me ayudaría ahora.

Al final del pasillo, JungKooK se sienta con su espalda contra la pared y las piernas contra su
pecho. Luce como si estuviera sufriendo. A pesar de su comportamiento de hoy, siento pena por
él. Todos están nerviosos, pero él parece realmente enfermo.

Me acerco. Tiene su cabeza inclinada contra la pared, con los ojos cerrados. Cuando le toco el
hombro, se sacude como si lo hubiera electrocutado.

—¿Qué demonios? —Me mira, pero es difícil encontrarlo intimidante cuando está tan verde que
podría conseguir un trabajo con los Muppets.

—¿Estás bien?

Deja caer la cabeza sobre sus rodillas y suspira.

—Estoy bien. Vete.

No sé por qué incluso me molesto.


—Eres un idiota, ¿lo sabes?

—Soy consciente.

—Simplemente me aseguraba.

Me giro para irme, pero estira un brazo para detenerme.

—Kim, mira... yo...

—Mi nombre es Taehyung.

—Taehyung...

La forma en que dice mi nombre es... bueno, me hace cosas extrañas. Puede que sea mejor si
sigue llamándome Kim.

Hace un gesto para que me siente, y lo hago.

—La cosa es... no vamos a ser amigos, así que me imagino que no hay necesidad de derrochar
energía, ¿no?

Parpadeo un par de veces.

—Eh... está bien.

—¿Eso es? ¿De acuerdo? —Parece decepcionado, pero no sé por qué.

—Bueno, en realidad nunca antes había tenido la charla "tú y yo no vamos a ser amigos", así que
no estoy seguro del protocolo. ¿Te agradezco por señalar lo obvio, o...?
Se frota las manos en la cara y gime.

—¿Qué? —pregunto—. No sé qué es lo que esperas que diga. No planeaba ser tu amigo.

—Bien —dice, aun frotándose el rostro.

Inhalo e intento no perder los estribos.

—¿Cuál es tu problema? Casi salvo tu trasero allí hoy, ¿y me tratas como una mierda?

—Sí —dice, con los hombros tensos y altos—. Porque eres tan...

—¿Qué? —digo—. ¿Molesto? ¿Irritante?

—Bipolar.

Eso me detiene en seco.

—Ah. Yo... ¿eh?

Suspira y sacude la cabeza.

—Te vi antes, jugando al juego de popularidad. Dándoles a los chicos geniales lo que querían, lo
cual es ridículo porque la mayoría son odiosos chupamedias que son casi tan genuinos como un
billete de tres dólares. Pero conmigo, eres todo impaciente y honesto hasta el cansancio. ¿Qué,
no te gusto lo suficiente como para fingir?

No me había dado cuenta, pero tiene razón. Nunca, y quiero decir nunca, le he hablado a alguien
de la forma en que le he hablado a él. Dejar que la gente sepa que estoy molesto o impaciente, no
es lo que hago. Me llevo bien con las personas. Lo he hecho toda mi vida. Si no le gusto a
alguien, hago que sea así.
Pero con él, todo es diferente.

—Bueno, ¿y tú? —digo—. ¿Cuál es tu historia?

Se encoge de hombros.

—Es fácil adivinarla. Soy un idiota.

—Lo sé.

—No, no lo haces.

—Eh, sí, lo hago. Te has pasado la tarde tratándome como si fuera a pegarte la lepra. Así que sé
que lo eres.

Asiente.

—Bien. Entonces sabrás que tienes que mantenerte lejos de mí.

—Estoy seguro de que no tendré muchas opciones acerca de eso, porque después de que Hyelin
publique la lista, nunca nos volveremos a ver. Problema
resuelto.

—¿Por qué piensas eso?

—Porque es probable que consigas quedar para la segunda ronda, y yo no, así que... sí.

Baja la mirada y juega con sus cordones.

—No estés tan seguro. Lo hiciste bien hoy. Más que bien.

Me toma un momento darme cuenta que acaba de hacerme un cumplido.


—Bueno, caramba, gracias. Estuviste bien, también.

Levanta la mirada con una media sonrisa.

—¿Sí?

Ruedo los ojos.

—Oh, por favor. Ya sabes que estuviste increíble.

—Sí, lo estuve —dice con un asentimiento.

—Tan humilde.

—Y guapo. Realmente debe apestar no ser yo.

Niego con la cabeza.

—Por lo tanto, si has intentado entrar por tres años, ¿qué has estado haciendo en medio de las
audiciones?

Observa el pasillo.

—En su mayoría trabajaba para una compañía de construcción en HoboKen. Construían


escenarios para espectáculos de Broadway. Pensé que si no podía estar en el escenario, podía
trabajar detrás de escena.

—¿Por eso tus manos están ásperas? —Frunce el ceño—. Durante el ejercicio del espejo
—digo—, cuando nos tocamos, tus manos se encontraban callosas.

Se mira las manos.


—Prefiero pensar que son fuertes. Cargando toneladas de decoraciones no es un trabajo delicado.
Un infierno de ejercicio.

—Entonces, es por ello es que tienes todo —señalo a sus hombros y brazos—, ¿eso?

Sonríe y niega con la cabeza.

—Sí. Por eso tengo todo esto. Y el dinero suficiente para pagar por al menos dos años si quedo.

—Cuando quedes —aclaro.

Me mira por un segundo, como si alguien teniéndolo fe sea algo


incomprensible. —Si tú lo dices, Kim.

Renuncio a pedirle que diga mi nombre. Es probable que sea mejor si nos llamamos por el
apellido, teniendo en cuenta que no seremos amigos ni nada parecido.

Excepto que se siente como si ya lo fuéramos.

Nos sentamos en silencio por un rato. Luego la puerta se abre y todo el mundo se levanta
mientras Hyelin emerge con un papel.

Todos nos quedamos en silencio, y esperanza se mueve alrededor de nosotros.

—Para aquellos que se encuentran en la lista, felicitaciones. Regresarán mañana para la segunda
ronda de audiciones. Los que no, me temo que no han tenido éxito. Pueden volver a audicionar el
próximo año. Gracias por su tiempo.

Pega el papel en la puerta antes de desaparecer de nuevo dentro.

Hay una enorme masa de cuerpos mientras todos intentamos ver la lista. Me empujo hacia
delante, mi corazón latiendo con fuerza, preparándose para la decepción.
Cuando por fin llego adelante, contengo la respiración.

Sólo hay tres nombres.

Jeon JungKooK.

Kim Jennie.

Y… Kim Taehyung.

El resto de nuestro grupo es eliminado.

Me encuentro conmocionado.

Lo hice.

¡Sí!

Jeon lee por encima de mi hombro y suspira con alivio.

—Bien.

Me giro mientras baja su cabeza y exhala. Luce como un prisionero condenado a muerte a quien
se le ha concedido un indulto.

—Oh, es dulce que estés tan feliz por mí —digo—. ¿De verdad tenías alguna duda?

—¿De ti? Ninguna en absoluto. Felicidades.

—Felicidades a ti también. Supongo que el mundo de la medicina está a salvo de tu


deslumbrante tacto, por otro día por lo menos.

—Supongo que sí. —Cuando me mira, la boca de mi estómago hormiguea y se revuelve.

Me siento como si tuviera que decir algo más, pero mi cerebro se encuentra nublado y raro, así
que simplemente me quedo ahí. Tampoco habla. Solo mira. Su rostro es fascinante de una
manera irritantemente guapo.

—Bueno —digo después de una larga y vergonzosa pausa—, supongo que te veré mañana.

Asiente.

—Sí. Claro. Hasta mañana, Kim.

Agarra su bolso y se aleja, pero sé que nos veremos mañana en la mañana. Estoy ansiándolo y
temiéndolo al mismo tiempo. Nunca he tenido este tipo de reacción ante un chico antes. Me
encuentro bastante seguro de que no es una buena cosa.
Regresando al pasado.

PRESENTE.
CIUDAD DE NUEVA YORK.
DIARIO DE KIM TAEHYUNG.

Querido Diario:

Las rondas finales para Grove fueron agotadoras.

Las entrevistas fueron de lo peor.

Un panel de directores de Grove se sentó en una alargada mesa y acribillaron a todo el mundo
sobre preguntas de su vida, familia y lo que les gustaba o disgustaba.

El panel esperaba que yo fuera simplemente yo mismo. Eso fue difícil.

Al final, Hyelin se giró hacia mí y dijo—: Taehyung, eres un chico listo. Podrías elegir entre
otras carreras. ¿Por qué quieres ser actor?

Sabía que debería decir algo sobre mi pasión por el teatro, o la importancia de una vibrante y
envolvente cultura en un mundo de ideales desechables y reality shows. Pero mientras ella me
miraba fijamente, no fui capaz de pensar en algo lo suficiente inteligente como para engañarla,
así que hablé sin pensar.

—Quiero actuar porque no sé muy bien quien realmente soy. Me parece un alivio ser otras
personas.

Ella sostuvo mi mirada por un momento, luego asintió antes de escribir algo en sus notas.
Probablemente: loco adolescente con problemas emocionales de autoestima. No hacer ningún
movimiento brusco.

Salí sintiéndome como si dejara piezas de mí mismo por todo el suelo.


Sin embargo, debí haber hecho algo bien, porque dos meses más tarde recibí mi carta de
aceptación.

El día que la conseguí, grité tan fuerte que asusté al perro del vecino. Sabía que mamá y papá no
estaban nada emocionados con la idea de mudarme al otro lado del país, pero también sabían que
actuar era mi pasión, y ser aceptado en Grove era algo bastante importante. También ayudó que
me concedieran una beca parcial que cubría la mitad de mi colegiatura, mi alojamiento y
mudanza en el campus. Considerando que nosotros no éramos una familia rica, ese fue un gran
bonus.

En el fondo de mi mente tuve la vaga esperanza de que Jeon hubiera conseguido entrar.

Pensé que si lo logró, al menos conocería a una persona en el lugar. Una molesta y extrañamente
intrigante persona.

SEIS AÑOS ATRAS.


WESTCHESTER, NEW YORK.
UNIVERSIDAD GROVE.
PRIMERA SEMANA DE CLASES.

Camino por el apartamento con una enorme sonrisa en mi rostro.

Hay dos dormitorios separados por un diminuto baño, un área que combina la sala/comedor y
una pequeña cocina. El mobiliario es viejo y anticuado, la alfombra es horrible y tiene manchas
de cosas que ni siquiera quiero descifrar, y creo que el vecino de arriba baila desnudo a la luz de
la luna mientras sacrifica animales, pero en serio, ese chico es raro. A pesar de todo esto, es
perfecto y es mío.

Bueno, estoy compartiéndolo con una chica, Rosé, que estudia artes visuales, pero aun así…

Puedo hacer lo que yo quiera. Comer lo que yo quiera. Ir a la cama cuando yo quiera. Sin padres
vigilando cada uno de mis movimientos

Estoy casi vertiginoso con todas mis posibilidades.


—Me debes treinta dólares por las provisiones —dice Rosé mientras estudia el recibo—. Oh,
espera, son treinta y cuatro. Los chicles son tuyos.

Es extraño mudarse con una desconocida, pero Rosé y yo hemos estado llevándonos bien,
considerando que ella es mi polo opuesto. Yo soy un débil tono marrón, ella un rojo fuego. Soy
de apariencia pasable, ella es espectacular. Soy una persona complaciente, ella es brutalmente
honesta.

Se deja caer en nuestro feo sofá marrón y enciende un cigarrillo. Extiende el paquete hacia mí, y
tomo uno.

Oh, sí, soy un fumador ahora.

Bueno, no lo soy, pero cuando Rosé dijo que ella lo era, decidí serlo también. Era algo que
podría unirnos más. Además, v que la mayoría de la gente en las audiciones fumaba, así que
parecía que yo también debería hacerlo. Además, mi madre lo odiaría.

Muchas buenas razones para aceptar uno.

Ella lo enciende para mí, e inhalo profundamente, luego toso. Rosé sacude su cabeza.

Soy el peor principiante del mundo.

—Así que —dice mientras sopla una corriente de humo—, por desgracia es tu turno de cocinar.

—Oye, pensé que lo que preparé la otra noche fue bueno, considerando que nunca cociné antes.

—Hombre —dice con un suspiro—, hiciste un desastre de macarrones con queso. En serio, si
fallas cocinando esa mierda, nunca vamos a sobrevivir a la universidad.

—Entonces, gracias a Dios que estás aquí para enseñarme. —Me alejo de ella, caminando
penosamente a la cocina y saco un poco de carne y verdura del refrigerador.
La cosa es que, Rosé tampoco es exactamente una chef gourmet, así que terminamos con la carne
dura como una roca, un grumoso puré de papas y judías verdes que están tan dobladas que
podrías usarlas para tejer una bufanda.

—Voy a escribirle una queja al canal de cocina —dice Rosé mientras aparta la comida a un lado
de su plato—, esas perras hacen que cocinar parezca fácil. Voy a demandarlas por publicidad
engañosa.

Esa noche hacemos un pacto para solamente comprar comida congelada. Es la forma más segura
de evitar el hambre.

Al día siguiente es el primer día de clases, y Rosé y yo caminamos la corta distancia de nuestro
departamento hacia el campus principal.

En los tres días desde que llegamos, hemos pasado algo de tiempo explorando nuestra nueva
escuela. El campus no es enorme, pero está bien diseñado, y los edificios son una buena mezcla
entre lo tradicional y lo contemporáneo.

En medio del campus está el edificio principal —un gran edificio de cuatro pisos que alberga la
biblioteca, cafetería, sala de estudiantes y varias salas de conferencias de gran tamaño. Alrededor
del edificio principal, como los pétalos de una flor, están los diferentes edificios de artes, uno
para cada disciplina: danza, teatro, música y artes visuales.

Esa mañana Rosé y yo nos dirigimos al edificio principal para escuchar el discurso de bienvenida
del decano. Entramos en la gran sala de conferencias, donde hay cerca de doscientos estudiantes
de primer año dando vueltas. Todo el mundo está presentándose a sí mismo y analizando a los
demás.

Odio esto.

Son muchas caras nuevas. Más expectativas que cumplir.

Es abrumador.

Puedo diferenciar los estudios de cada quien por la forma en que se visten. Los bailarines están
usando lycra, los músicos tienen un aire vago y retro rodeándolos, y los artistas visuales parecen
que estaban robando cosas de una tienda de segunda mano cuando una bomba de pintura explotó.
Los chicos ruidosos son los de arte dramático.

Siento mi pecho apretarse tan pronto me pregunto si voy a encargar aquí mejor que en mi escuela
secundaria.

No es que yo no tuviera amigos en el instituto. Los tuve. Pero siempre tuve cuidado de ser el
Taehyung que creí que ellos esperaban. Feliz, tranquilo, fácil de tratar. Listo, pero no
intimidante. Bonito, pero no deseado.

Tomo una respiración profunda y la dejo salir lentamente. Esta es una escuela nueva, personas
nuevas, reglas nuevas. Quizás alguien aquí pueda ver detrás de mis muchas caras falsas.

—Vamos —dice Rosé—. Consigamos asientos para no tener que hablar con ninguno de esos
hijos de puta.

En ese momento, la amo.

Caminamos hasta la mitad del auditorio y tomamos nuestros asientos. Unos minutos más tarde,
veo una cara familiar dirigiéndose hacia nosotros.

—Hola, Tae.

—¡Hyungsik! Hola.

Conocí a Hyungsik en las audiciones. Nos habían emparejado para realizar algunas escenas, y
aunque no tuvimos la misma loca intensidad que compartí con Jeon, aun teníamos una decente
química. También era muy lindo, y hasta donde yo podía decir, era un buen chico, lo cual es
extraño entre los chicos de teatro.

Él señala el asiento a mi lado. —¿Puedo?

—Claro —Le presento a Rosé, quien ya parece aburrida.


Hyungsik se sienta a mi lado, y le doy una sonrisa. Con su cabello color arena, ojos marrones y
expresión amable, aun me provoca que frunza el ceño. Definitivamente es lindo.

—Me alegro que lograrás entrar —dice—. Al menos hay una persona que conozco en clases.

—Sí, no he visto a otro conocido aún.

—Vi un par de rostros familiares —Miro alrededor—. Pero soy malo con los nombres. Vi a esa
chica que habla un montón…

—¿Jennie?

—Sí. Y ese chico alto con el cabello guay.

—¿Jeon?

—Sí. Él está justo allí.

Señala al otro lado del auditorio, donde veo a Jeon recostado en un asiento. Tiene los pies sobre
la silla frente a él y su cabeza dentro del mismo libro que leía en las audiciones. Debe ser gran
fan de Los Rebeldes. Siento un extraño cosquilleo en el estómago cuando lo miro. Me alegra que
él lo lograra. Entrar en este lugar significaba mucho para él, y a pesar de sus evidentes trastornos
de personalidad, es muy talentoso.

—Parece gustarle la soledad —dice Hyungsik. No me pierdo el hecho de que su brazo está
estirado sobre el respaldo de mi silla—. Pero, joder, sabe cómo actuar. Lo vi siendo Marcutio el
año pasado en el festival de Tribeca Shakespeare. Fue asombroso.

—Te creo. —A mi mente llega una imagen nítida de Jeon como una versión moderna de
Mercucio. Todo en cuero y mezclilla y oscuro, con su mirada ceñuda.

Mientras lo estoy mirando fijamente, él levanta la mirada y me atrapa. La esquina de su boca se


curva y una de sus manos se aleja de su libro como si fuera a sonreír y a saludar. Luego nota a
Hyungsik, y en menos de un segundo regresa a su libro como si no me hubiera visto en absoluto.
Hyungsik arquea sus cejas. —¿Hice algo para molestarlo? Parece como si quisiera matarme.

—No te preocupes por ello —digo con un suspiro—. Es así con todo el mundo.

No pasa mucho tiempo para que el decano suba a la tribuna y nos dé la bienvenida. Da un
discurso sobre lo orgullosos que debemos estar por haber entrado a la universidad más
prestigiosa de artes en el país, e incluso cuando probablemente da el mismo discurso cada año,
sus palabras me hacen hincharme como pavo real. Por primera vez en mi vida, siento como si
estuviera logrando algo para mí y no para mis padres. Se siente bien.

Cuando el decano termina, la sala de conferencias se vacía rápidamente y todos nos escabullimos
hacia nuestro primer día de clases.

Rosé se despide de mí y Hyungsik, y se dirige a su clase de dirección de escenas. Cuando se ha


ido, Hyungsik pasa su brazo alrededor de mis hombros y me dirige hacia nuestra primera clase
de actuación.

Aunque se siente raro que él se sienta cómodo invadiendo mi espacio personal, cuando apenas
nos conocemos, también se siente bien. No estoy acostumbrado a chicos colocando sus brazos
musculosos alrededor de mis hombros, pero podría acostumbrarme.

Entramos a una enorme habitación vacía con paredes de ladrillo y una alfombra áspera.
Siguiendo el ejemplo de esos quienes ya están allí, dejamos caer nuestras mochilas en el
perímetro de la habitación y nos sentamos en el suelo.

Miro alrededor del resto de la clase. Tanta gente nueva para conocer y complacer. Mi patética
necesidad de ser lo que ellos esperan de mí crea una capa de sudor en mi frente.

—¿Estás bien? —pregunta Hyungsik, su mano en mi espalda.

—Sí. Solo un poco nervioso.

—Aquí —dice, mientras se mueve detrás de mí—. Voy a ayudarte a relajarte.


Cuando masajea los músculos tensos de mis hombros, casi gimo.

A pesar de sus talentosas manos, entiendo la razón detrás de Hyungsik. Quiere ser el chico
cariñoso y solidario. Bien por mí. Quiero tener apoyo. Es ganar y ganar.

El resto de la clase charla y ríe, pero solo veo un par de rostros conocidos. A poca distancia se
encuentra Jennie y la chica rubia que vi el primer día de las audiciones. Creo que su nombre es
Lisa. Fiel a su estilo, están platicando en voz alta y diciendo “Oh, por Dios” a cada rato. En la
esquina estan Troy y Mariska, el hermano y hermana que parecen escalofriantes y silenciosos.

Está la chica con el cabello puntiagudo llamada Miranda, que estoy bastante seguro que no le
agradé en las audiciones, y el chico con chaqueta oscura llamado Sehun. Él está sentando al lado
del chico bromista y de cabello rizado llamado Chanyeol, quien tenía a todos malhumorados en
las audiciones. Está molestando a Sehun, fingiendo la voz de los personajes de Disney.

Mientras escaneo la habitación, Jeon entra. Cuando ve a Hyungsik masajeando mi espalda, rueda
sus ojos y toma asiento lo más lejos de mí como es posible.

Como sea.

No entiendo a Jeon. Por lo general, sé lo que las personas esperan de mí en cuestión de minutos
de conocerlas.

¿Quieres que me ría de tus chistes? Bueno.

Oh, por favor, cuéntame tus esperanzas y sueños! ¡Eso sería genial!

¿Un hombro donde llorar? No hay problema.

Pero con Jeon... es como si quisiera que yo no existiera. Eso es algo que no sé cómo hacer.

Debería estar herido por su comportamiento, pero no lo estoy. Simplemente lo hace un enorme,
malhumorado, rompecabezas de buen olor que estoy decidido a resolver.
En poco tiempo, Hyelin entra a la habitación y todo el mundo se queda en silencio.

—Bueno. Esto es Interpretación Avanzada, también conocida como la clase “dejen su mierda en
la puerta o los sacaré a patadas”. Aquí, no me importa si están cansados o asustados, con resaca o
drogados. Espero el cien por ciento de su esfuerzo el cien por ciento de las veces. Si no son
incapaces de eso, entonces no aparezcan. No quiero lidiar con ustedes.

Algunas personas miran a su alrededor con nerviosismo, incluyéndome.

—Están aquí porque vimos algo en ustedes que merecía ser desarrollado, no mimado y
consentido. Si piensan que porque pueden decir algunas líneas con una pizca de emoción esta
clase va a ser fácil, se equivocan. Es aquí donde encontrarán exactamente dónde están sus
debilidades. Voy a desnudarlos hasta los huesos, luego reconstruirlos, capa por capa. Si eso
suena doloroso, es porque lo será. Pero al final, conocerán a cada persona en esta habitación
mejor que su propia familia. Y, sobre todo, realmente van a conocerse a sí mismos.

Me mira cuando dice esto, y tengo un repentino impulso irracional de huir de la habitación y no
volver nunca más.

—Correcto. Todo el mundo de pies. Es el momento de llegar a conocerse.

Nos ordena en dos líneas.

—Las reglas son simples. La línea más cercana de las ventanas le hace a su pareja una pregunta,
y la pareja debe responder con honestidad. Luego cambian. Tendrá que continuar el patrón hasta
que se acabe el tiempo y siguen adelante. El reto aquí es llegar a saber tanto sobre la otra persona
como les sea posible en el tiempo dado, y no estoy hablando de nombre, edad y color favorito.
Al final de este ejercicio, deberían ser capaces de decirme un hecho personal interesante de todos
en esta sala. Su tiempo comienza ahora.

Me dirijo a la persona frente a mí. Es Mariska. Tiene el pelo recto, de tono negro que rodea su
cara. Sus ojos son tan oscuros. Me mira expectante.

Correcto. Se supone que debo hacer una pregunta. Es difícil pensar en algo. Es algo
desagradable.
—Uh... ¿qué haces para divertirte?

—Me corto. ¿Y tú?

Parpadeo durante cinco segundos mientras proceso eso.

—Uh... leo. ¿Por qué te cortas?

—Me gusta el dolor. ¿Por qué lees?

—Yo... bueno... disfruto de las palabras.

Durante los siguientes dos minutos y medio hablamos de libros y películas, pero todavía estoy
perdido en el argumento “me corto por diversión”.

Cuando se acaba el tiempo, con gratitud paso a la siguiente persona. El ciclo continúa, y aprendo
un montón de cosas interesantes acerca de mis nuevos compañeros de clase. Miranda cree que
tengo un lindo trasero. Sehun fue arrestado por robo a mano armada cuando tenía dieciséis años
porque era adicto al crack, pero ahora que está lejos de las drogas duras y sólo fuma marihuana.
Una chica alta, de piel de ébano llamada Aiyah emigró a los Estados Unidos con su familia
cuando tenía doce años después de que sus abuelos y dos tíos fueran masacrados en su pueblo en
Argelia. Jennie conoció a Robert De Niro en una tienda hace dos años, y está segura de que le
tiró los tejos. Y Hyungsik tiene dos hermanos mayores en el ejército, que lo trataban como tonto
por querer actuar. Le daban una paliza en cada reunión familiar.

Me siento como un idiota. Un desperdicio inútil, con sabor a vainilla del espacio.

Antes de hoy, nunca había conocido a un adicto a las


drogas. O alguien que había perdido a la mitad de su familia. Estuve demasiado ocupado estando
seguro y cómodo en mi pequeña ciudad natal, pensando que lo tenía difícil porque mis padres
esperaban mucho de mí.

Dios, soy patético.


Para el momento en que me detengo frente a Jeon, mi mente late por mi nuevo y mejorado
complejo de inferioridad. Levanto la mirada. Tiene el ceño fruncido. Tal vez le duele la cabeza,
también.

—¿Te duele la cabeza? —pregunto con un suspiro.

—No. ¿Y a ti?

—Sí. ¿Por qué parezco no tener filtro verbal a tu alrededor?

—No tengo ni idea, pero no dudes en arreglar eso. ¿Te estás volviendo loco porque en
comparación con la mayoría de esta gente, te sientes como un quejoso malcriado?

—Uh... sí. Eso es exactamente lo que siento, y gracias por decirlo tan elocuentemente. ¿Es tan
obvio?

Me da una pequeña sonrisa. —No. Pero es lo que siento. Sólo esperaba que alguien más lo
sintiera, también.

Por un momento, estamos unidos en nuestra monstruosa normalidad. Nuestra notable


normalidad.

—Por lo tanto, ¿no hay profundos secretos oscuros que desees compartir conmigo? —pregunta.

—No. Además de robar accidentalmente un sacapuntas del oso Pooh cuando tenía cinco años,
soy completamente normal en todos los sentidos. ¿No te has dado cuenta?

—No, no lo he hecho. —Sus ojos están haciendo esa molesta cosa intensa de nuevo—. Me di
cuenta de una cosa notable acerca de ti.

Elevo una ceja. —¿En serio? ¿Y qué podría ser?

Toma mi mano, luego junta nuestras palmas mientras alinea nuestros dedos. El mismo calor que
compartimos en las audiciones se enciende, y por un momento creo que va a decir algo acerca de
nuestra increíble conexión.

En cambio, dice: —Tienes unos dedos largos y delicados, tus manos parecen de chica.

¡¿Discúlpame?!

—¡No tengo manos de chica!

—Sí, las tienes. Lo advertí cuando hicimos el ejercicio del espejo. Míralas.

Examino nuestras manos apretadas una contra otra.

—Son casi iguales —le digo.

—Kim, tu mano es muy diferente de la mía. No me puedes decir que no encuentras eso extraño.

Aparto mi mano y lo miro de mala manera. —Bueno, gracias por señalarlo.

Ahora voy a ser súper consciente de mis manos de "chica".

—No lo hagas. Algunos podrían encontrarlo atractivo.

—¡Cállate!

—Bien. No voy a mencionarlas nunca más. Y voy a tratar de no mirar. Sin promesas.

Se cree gracioso. No lo es.

—¿Por qué me odias tanto? —pregunto.

Me mira por un momento, y parpadea con sus ojos bonitos.


—No te odio, Kim. ¿Por qué piensas eso?

—Oh, no lo sé. Tal vez porque cuando no estás molestándome, o estás ignorándome o
frunciéndome el ceño. Y en las audiciones me dijiste que no íbamos a ser amigos. ¿Por qué dirías
eso?

Suspira y se frota los ojos.

—Debido a que no lo somos. ¿Por qué? ¿Quieres que seamos amigos?

—No especialmente, lo que es realmente extraño, porque normalmente estoy desesperado por ser
amigo de todo el mundo.

—Lo he notado.

—¿Que se supone que significa eso?

Él agita su mano con desdén, lo que, concluyo, me debería dar rienda suelta para golpearlo en el
estómago. —Nada. Olvídalo. ¿A quién le toca hacer una pregunta?

—No, no lo olvidaré. ¿Qué quieres decir con eso?

—Creo que es mi turno —dice, ignorándome—. Entonces, ¿estás saliendo con ese Hyungsik?

La pregunta me toma por sorpresa. —¿Qué?

—¿Tartamudeo? ¿Estás saliendo con él?

—¿Salir con él como en...?

—Oh, Jesús, Kim... como tener citas. Verlo desnudo. Follarlo.


—¡¿Qué ?! —Estoy tan enojado, que apenas puedo respirar.

—El objetivo del ejercicio es responder a la pregunta —dice con calma—. Honestidad, por
favor.

—¡No te incumbe!

Se inclina y baja la voz a un susurro. —¿Tengo que traer a Hyelin aquí y decirle que no estás
completando el ejercicio que asignó? Quiere que nosotros compartamos, ¿recuerdas?

Pensar en Hyelin pensando mal de mí me da ganas de vomitar. En él.

—Eres un imbécil.

—Y estás siendo evasivo. Responde la pregunta.

—¿Por qué te importa si estoy —quiero ahorcarlo por decir la palabra con f, pero simplemente
no puede sacarla de mi labios—, saliendo con él?

—No lo hago. Sólo tengo curiosidad. Se veían bastante amigables antes. De hecho, parecía que
iba a toquetearte en frente de toda la clase.

—Dios, eres repugnante.

—Sólo tienes que responder a la pregunta.

—¡No!

—No, no estás saliendo con él, o no, no responderás a la pregunta.

—Ambos.
—Bueno, eso es imposible. Si es “no” a la primera estás diciendo de forma automática “sí” a la
segunda.

—Deja. De. Hablar. —Mi cara está al rojo vivo.

—¿Así que tu respuesta a mi pregunta original es no o no?

—No, mi respuesta no es “no”.

—¿No?

—¡No! —Maldita sea, ahora estoy confundido en cuanto a qué exactamente estoy diciendo que
no.

Por ahora, puedo sentir un rubor arrastrándose sobre mi cuello. Casi me dan ganas de reír por su
suposición de que pudiera tener “citas”, y mucho menos con alguien tan encantador y guapo
como Hyungsik.

He besado a unos chicos en varias fiestas de la secundaria, pero eso era lo más lejos que mi
experiencia llegaba. Sus bocas descuidadas y lenguas dando vueltas nunca me dieron las ganas
de llevarlo más lejos. Si el sexo fuera béisbol, todavía me encontraba en el banquillo. La única
acción que mis bases vieron fue cortesía de mis propias manos curiosas, e incluso entonces,
nunca logré un home run.

Por supuesto, Jeon no lo sabe.

Abro la boca para decirle que monto a Hyungsik como un caballo salvaje del rodeo, pero la
mirada en sus ojos me detiene. En medio de todos sus bordes duros y dura mirada, hay algo
frágil en él, y no puedo hacerlo.

Miro a mis pies y suspiro. —No, no estoy saliendo con él.

El ceño de Jeon disminuye.


—Bien. Sólo mantente alejado de él. No me gusta la forma en que te mira.

—Tal vez me gusta la forma en que me mira —le digo, y saco mi barbilla—. Y si alguna vez
decido salir con él, te aseguro que no necesitaré tu permiso. No eres mi hermano mayor, no eres
mi padre y ya has dejado muy claro que no eres mi amigo, así que discúlpame si no baso mis
opciones de citas en tu opinión. Hyungsik es un buen tipo. Podría hacer algo peor que salir con
él.

La ira aparece en su expresión, pero compone su cara rápidamente. —Bien. Sal con toda la
escuela por lo que me importa.

—Quizá lo haga.

Antes de que pueda decir algo más, Hyelin grita para que nos movamos a la siguiente persona, y
se ha ido.

Me quedo parado allí con ganas de despotricar un poco más, pero Lisa está delante de mí, y de lo
único que quiere hablar es de Jeon. Lo guapo que es. Qué tan alto que es. Qué tan intenso es.
Cuanto quiere salir con él. La odio inmediatamente.

Después de la clase, todo el mundo está charlando, y aunque Jeon está al otro lado de la
habitación, puedo sentir que me observa.

No creo que alguna vez realmente supiera el significado de la palabra “antagonizar” antes
de conocerlo, pero estoy seguro que lo sé ahora. Nunca he tenido alguien que me irritara tan
intensamente antes. Si estoy siendo completamente honesto, me gusta provocar.

Doy un vistazo hacia él para asegurarme de que está mirando antes de agarrar el brazo de
Hyungsik y hacer mi mejor imitación coqueta de Jennie mientras le pido que me acompañe hasta
la próxima clase.

Jeon no habla conmigo por el resto de la semana.


Hacer el primer movimiento.

PRESENTE.
CIUDAD DE NUEVA YORK.
DIARIO DE KIM TAEHYUNG.

Querido Diario,
Cuanto más tiempo paso con él, más invade mis sueños. No quiero recordar, pero se abre paso en
mi mente.

Está aquí, bajo mis manos. Sus labios sobre mi piel. Es perfecto y cálido, y me digo que no va a
huir esta vez.

Lo sostengo junto a mí, alejando el miedo, deseando que se pierda en mí. Que se quede. Y a
pesar de que ya ha escrito una tragedia, quiero que cambie de opinión.

Entonces él está dentro de mí, y es la perfección.

Le doy la parte de mí que no puedo imaginar darle a nadie más. Me dice que es preciosa. Que no
se la merece.

Después, me abraza como si nunca quisiera dejarme ir.

Creo que se quedará de esta manera. Que no cambiará las cosas.

Por supuesto que lo hace.

Se cubre de nuevo, tan disfrazado por capas que ni siquiera lo veo ya, sólo el dolor que deja tras
de sí.

Le echo la culpa, pero es mi culpa. Estúpido, romántico, crédulo.

Vi lo que quería ver. Sentí lo que quería sentir. Él sólo interpretó su parte.
A veces está detrás de mis ojos, llorando y expuesto, y es la cosa más hermosa que he visto en mi
vida.

Pero era un acto.

Es un actor.

Y es muy, muy bueno.

SEIS AÑOS ATRÁS.


WESTCHESTER, NUEVA YORK.
THE GROVE.
SEGUNDA SEMANA DE ENSAYO.

Salgo de mi clase de Historia del Teatro, mi cerebro revuelto con información sobre anfiteatros
romanos, cuando me doy un golpazo contra el pecho de alguien alto y me tenso.

Por supuesto, mis notas salen volando.

—¡Rayos!

Ese alguien alto se ríe, y mis pelos se erizan.

Levanto la mirada hacia la cara sonriente de Jeon. Mi expresión debe gritar violencia inminente,
porque su sonrisa cae más rápido que las bragas de Kim Jennie en una noche de sábado.

Cuando me agacho a recoger mis notas, está a mi lado. Quiero darle una palmada en las manos
para que se aleje, ya que desde el ejercicio de llegar-a-conocerte en nuestro primer día, no me ha
dicho ni una palabra. No estoy bien con eso.

—Déjalas —le digo mientras recoge mis notas.


Sostiene las notas, y se las arrebato sin levantar la vista.

Contengo el instinto de decir "gracias", porque después de la forma en que me ha tratado, no se


lo merece.

—Gracias —murmuro involuntariamente.

¡Maldita seas, cortesía automatizada!

—De nada —dice con su estúpida voz suave.

Me abro paso más allá de él y doy zancadas por las escaleras hacia el edificio central. A los
pocos segundos, camina a mi lado como si fuera la cosa más natural del mundo.

—Gran semana, ¿eh? —dice—. Pensé que Hyelin iba a expulsar a Sehun cuando apareció todo
drogado, pero creo que se dio cuenta de que es un mejor actor cuando está medio-pasado.

Me detengo y me vuelvo para mirarlo. —Jeon, no puedes ignorarme durante una semana y luego
empezar a charlar como si nada.

—No te he ignorado.

—Oh, sí, lo has hecho.

—No, ignorarte sería hacer caso omiso de tu presencia. Te he notado. Sólo he elegido a no
hablarte.

—¿Eso es mejor o peor que ser ignorado por completo?

—Ligeramente mejor.
Alzo mis manos. —Bueno, gracias a Dios. Entonces, no voy a tomarlo como una ofensa.

—Bien por ti.

—Estaba siendo sarcástico, idiota.

—Kim, ¿siempre eres así de malhumorado?

—¡¿Qué?!

Me alejo, pero mantiene el ritmo.

—¡¿Por qué me sigues?!

—No te sigo. Camino a tu lado.

¡Santo Jesús, dame fuerzas!

—¿Qué quieres? —pregunto, sintiéndome como un pequeño perro chillón a su lado.

Suspira y baja la vista a sus ridículos pies gigantes. —Nada. ¿Irás a la fiesta de Chanyeol esta
noche?

—¿Por qué quieres saber?

Se frota los ojos. —No tengo ni puta idea.

—¿Vas a ir?

—Probablemente no.
—Entonces, seguro, voy a estar allí.

Me mira por unos cuantos segundos antes de fruncir el ceño como si tratara de calcular cuántas
sandías cabrían en un remolque. Luego, sin decir una palabra, se da vuelta y se aleja.

—Oh, está bien, ¿así que hemos terminado aquí? —digo a su espalda—. Bueno, gracias por
hacer el esfuerzo. ¡Tus habilidades de conversación son verdaderamente estimulantes!

Gracias a Dios que es fin de semana. No voy a tener que verlo por dos días enteros

Para cuando llego pisoteando a mi apartamento, cualquier deseo de ir a la fiesta se ha


desintegrado. Todo lo que quiero hacer es sumergirme en la bañera por un par de horas, comer
mi propio peso en helado Ben &Jerry’s, e ir a la cama.

Rosé tiene otras ideas.

—Levántate.

—No quiero —digo, sonando como un niño de dos años de edad.

—Irás.

—Rosé...

—No empieces conmigo, Tae. Es nuestra primera fiesta de universidad, y vas así tenga que
arrastrarte hasta allí del cabello. A juzgar por tu cara cuando entraste por la puerta, necesitas
seriamente echar un polvo.

Pongo los ojos en blanco. Me gustaría ser el tipo de chico que podría resolver sus problemas con
apasionado sexo salvaje. Pero teniendo en cuenta que mi tarjeta V sigue intacta, verdaderamente
válida y que el coqueteo no es precisamente mi fuerte, lo mejor que puedo esperar es no pasar un
mal rato.

—Creo que la única persona que tendrá sexo esta noche serás tú, Rosé.
Lanza sus manos al aire, exasperada. —Tae, eres lindo. Podrías tener a cualquier chico que
quisieras si tan sólo mostrarás un poco de confianza.

—Sí, claro.

—Prométeme que harás un movimiento esta noche.

Me río. —No creo que lo entiendas. No tengo movimientos. Ninguno. Existo en un vacío de
movimientos.

Cuadra su boca de tal manera que sé que no ganaré una discusión con ella en corto plazo.
—¿Tengo que recordarte que eres un actor? Actúa como si supieras qué carajo haces. Ahora,
ponte algo sexy y vámonos.

Realmente no poseo nada sexy, así que me conformo con mis pantalones más ajustados que
hacen que mi trasero se vea muy bien y un suéter liso. Incluso me pongo algo de maquillaje.

Rosé se encoge de hombros a modo de aprobación.

Media hora más tarde, nos estacionamos en una enorme casa, en una calle ancha.

—Vaya, ¿quién vive aquí? —pregunta Rosé cuando cierra la puerta del taxi.

—Chanyeol la comparte con otros dos chicos de mi clase. Sehun y Hyungsik.

—¿Hyungsik? —dice, levantando una ceja—. ¿Ese es el tipo que conocí el primer día?

—Sí.

—Es lindo. ¿Algo de química allí?


Sonrío cuando pienso en lo atento que Hyungsik ha sido. —Me abraza mucho.

—Bueno, ahí lo tienes —dice ella, como si se resolvieran todos mis problemas—. Haz un
movimiento hacia él.

Me encojo de hombros, porque a pesar de que me gusta Hyungskm, no sé si me gusta Hyungsik.

—Escucha —dice—, no te pido que camines al altar con él. Sólo pasa un buen rato. Tontea un
poco. No te va a matar.

—Ummm.

—Maldita sea, Tae, deja de ser cobarde. Mira, incluso te endulzaré las cosas. Si encuentras las
bolas para hacerlo con un chico esta noche, lavaré tu ropa por un mes.

Tiene mi atención. Nuestro edificio cuenta con una antigua máquina de lavar que se demora más
de una hora para ir a través de su ciclo, así que lavar la ropa de verdad apesta.

—Bien. No puedo prometerte que no estaré incómodo y avergonzado, pero voy a intentarlo, ¿de
acuerdo?

Sonríe y tira de mí hacia la casa ruidosa. —Suficientemente bueno.

Hay gente hablando y riendo en el jardín delantero. Parece que la mayor parte de la clase de
primer año ha venido.

Me preparo para conjurar una personalidad.

—Vamos —dice Rosé mientras me tira en el lío de gente—. Tienes que tomar una copa.

—No bebo.

—Lo haces ahora. —Agarra dos tubos de ensayo de color verde brillante de una chica con una
bandeja—. Dos o tres de estos, y abordarás chicos y les arrancarás sus camisas.

A pesar de dudar de su predicción, cuarenta y cinco minutos y tres tubos de ensayo más tarde,
me inclino contra una pared sintiéndome juguetón. Balanceo lacabeza al ritmo mientras Rosé
baila con un grupo de chicos, todos desesperados por impresionarla. Ella coquetea con algunos
de ellos, pero uno —un tipo alto, de buen cuerpo que también asiste a su clase de artes
visuales—, recibe atención especial. Él se inclina para susurrarle algo. Ella me mira y levanta las
cejas antes de tomar su mano y salir a la terraza.

Hace que parezca tan fácil.

Bien, vale. Puedo hacer esto.

Encontrar chico lindo. Charlar con chico lindo. Ser encantador. Chupar su rostro.

El pánico me hace estremecerme.

Maldita sea.

Voy por el pasillo en busca del cuarto de baño, el refugio de las fiestas donde es aceptable estar
solo.

Antes de que lo encuentre, veo a Jeon de pie en la puerta de la cocina.

¿Qué diablos hace aquí?

Se inclina y habla con la pequeña y linda chica a su lado.

¿Él tiene novia?

Por supuesto que sí. Alguien tan atractivo como él probablemente tiene decenas de chicas y
chicos arrojándose a sus estúpidos pies.
Siento que me sonrojo, rápido y caliente, no me gusta.

El alcohol me ha vuelto lento, y antes de que pueda fingir que no lo veo, camina hacia mí con la
mano en la espalda de la chica. Ella me sonríe como si me
conociera.

—Hola, Taehyung —dice ella. Tiene un aspecto familiar, pero mi cerebro se encuentra
brumoso—. Soy Sana. Estoy en artes visuales con Rosé.

—Oh, correcto. Hola, Sana. —Ella estuvo hablando con Rosé el otro día en nuestra clase de
semiótica. Cara bonita. Ojos de ciervo.

Echo un vistazo a Jeon, y mi cara arde cuando veo que me mira de pies a cabeza. Rápidamente
vuelve la vista mi cara y se aclara la garganta.

—Kim. —dice y asiente.

—Jeon. —Trato de no dejar que mi cerebro reconozca cuan molestamente guapo se ve en sus
oscuros pantalones vaqueros y camisa azul abotonada con las mangas arremangadas.

Antebrazos. Lindo.

—Pensé que no ibas a venir —le digo.

—Bueno, escuché que todos los chicos populares estarían aquí, así que no podía permanecer
lejos.

Sana mira entre nosotros, me pregunto si se da cuenta de lo mucho que su novio me pone de
nervios.

—Así que, Taehyung, ¿Jungkook y tú asisten al curso de actuación juntos?

—Sí, pero no hemos hecho mucha actuación todavía.


—Bueno, sólo ha pasado una semana —dice, sonriendo—. Las audiciones para el proyecto de
teatro final se acercan. He oído rumores de que harán Romeo y Julieta. Nunca se sabe. Ustedes
dos podrían terminar interpretando a los desventurados amantes.

Jeon y yo nos echamos a reír como si fuera la cosa más divertida que hemos escuchado.

Sana nos mira como si ambos estuviéramos locos.

—Está bien —dice mientras aplaude—. Tengo que emborracharme tan pronto como sea posible.
Nos vemos más tarde.

Pasa a mi lado y camina por el pasillo.

—Me voy en dos horas —le grita Jeon—. Si quieres un viaje a casa, encuéntrame antes de esa
hora, o bien puedes jodidamente caminar.

Guau. Si sólo tuviera un novio tan encantador.

Meneo la cabeza con disgusto.

—¿Qué? —pregunta.

—Tú.

—¿Qué hay de mí?

—¿Siempre hablas con ella de esa manera?

—Sí.

—¿Por qué?
—¿Por qué no?

—Debido a que es de mala educación.

Me lanza una sonrisa de medio lado y niega. —Ese era yo siendo cortés. Digo cosas mucho
peores en casa.

—¿En casa?

—Sí.

—¿Vives con ella?

—Bueno, preferiría no hacerlo, pero me parece que no puedo deshacerme de ella. Una vez la
dejé afuera, pero es muy ingeniosa y logró forzar la cerradura con una brizna de hierba y un clip.

—Dios, Jeon, no eres más que... tan... ¡uf! ¿Por qué te aguanta? Oficialmente eres el peor novio
del mundo.

Sus ojos se abren ampliamente. Luego, se ríe. —Sana no es mi novia. Jesús, eso es asqueroso. Es
mi hermana.

Es mi turno de estar sorprendido. —¿Tu hermana?

—Sí.

El alivio nunca se ha sentido más odioso.

—No te preocupes, Kim —susurra—. Estoy soltero. No es necesario que te pongas celoso.

Me río. —No estoy celoso. Me alegro de que no estés infligiendo tu personalidad tóxica en
alguna pobre persona.
Algo oscuro destella en sus ojos cuando baja la mirada, y me da la impresión de que he dicho
algo realmente malo. Estoy a punto de tratar y averiguarlo cuando Hyungsik aparece y pasa su
brazo alrededor de mis hombros.

—Oye, Taehyung, he estado buscándote. Me alegro de que hayas podido venir.

Me abraza y puedo sentir a Jeon mirándonos.

—No me lo perdería —le digo, y lo abrazo de regreso.

—Oye, Jungkook —dice y palmea a Jeon en el hombro—. Gracias por venir, hombre.

Jeon sonríe, pero es tensa y forzada. —No me lo perdería.

—Entonces —dice Hyungsik—.Varios de nuestra clase se encuentran en los juegos de beber en


el sótano. ¿Quieren unirse?

Sonrío. —Claro.

Jeon se encoge de hombros.

Hyungsik dirige el camino.

Cuando llegamos a la planta baja, cerca de veinte personas de nuestra clase se hallan sentadas en
un círculo con una colección de botellas, latas de cerveza y vasos de chupito esparcidos por el
suelo.

—Encontré dos más —dice Hyungsik mientras nos guía en el círculo. El grupo suelta lo que sólo
puede ser descrito como un rugido de ebriedad.

Jennie tira inmediatamente de Jeon a su lado y le entrega una copa. Hyungsik se sienta a mi lado.
Chanyeol nos pone al día con un vaso de líquido marrón. Jeon se lo toma de golpe y niega a que
lo vuelvan a llenar, murmurando algo acerca de tener que conducir. Es irónico que él sea una de
las pocas personas en nuestra clase que tiene veintiún años y, sin embargo, es el único que no
bebe.

Me bebo mi chupito, a continuación toso como si hubiera tragado ácido.

Todo el mundo se ríe, y los juegos comienzan.

Trato de concentrarme, pero no me sé muy bien las reglas.

Termino bebiendo mucho. Demasiado.

Después de un tiempo, todo es divertido. Todo el mundo es lindo. Quiero abrazar y besar a todos
porque son tan agradables, bonitos y divertidos.

Luego está la música. Fuerte y vibrando.

Alguien me pone de pie. Hyungsik. Pone sus brazos alrededor de mí, así que pongo los míos en
torno a él, trato de bailar, pero lo único que puedo hacer es balancearme. A Hyungsik no le
importa.Es cálido y frota su nariz en mi garganta.

—Hueles tan bien, Taehyung.

Sonrío, porque su nariz me hace cosquillas. Porque es dulce. Porque me gusta la forma en que
me sostiene. Me cuelgo de él y sonrío, pero mi cuerpo se siente pesado.

Entonces sus labios están donde estaba su nariz, y me siento entumecido. Pero algo está mal.

La sala se inclina. Me alejo. Me digo que no busco a Jeon, pero lo hago.

En todas partes la gente baila y ríe. Besuqueándose.

Veo a Jeon al otro lado de la habitación, sentado en un sofá bebiendo una Coca Cola. Jennie
habla con él y tocándolo de una manera que dice: “Te dejaré hacer lo que quieras conmigo”. Pero
no la escucha. Me mira a mí, y ahora me siento mucho más entumecido.

No quiero que me haga sentir estas cosas, así que me vuelvo hacia Hyungsik. Él acaricia mi
espalda. Se siente muy bien. Siempre ansié que alguien me mirara así. Ahora uno lo hace, pero lo
único en lo que puedo pensar es en la cara con el ceño fruncido al otro lado de la habitación.

—Taehyung, quiero besarte.

Parece escanear mi rostro, en busca de una respuesta. Quiero ser besado, pero creo que es el
alcohol hablando.

La voz de Rosé se encuentra en mi cabeza diciéndome que deje de ser cobarde y que
simplemente lo haga.

Hyungsik mira mi boca mientras su rostro se acerca cada vez más, y me siento demasiado
caliente y demasiado borracho.

Entonces Hyungsik me besa, y una parte de mí quiere devolverle el beso, pero no puedo.

Me alejo. —Hyungsik...

Sonríe y deja caer su cabeza.

—Lo siento —le digo. Creo que debo estar defectuoso por no querer besarlo, porque él es muy
guapo y dulce.

Niega. —No te preocupes.

—Lo quiero, en verdad lo hago... —le digo, arrastrando las palabras.

—Sí, pero tengo la sensación de que deseas besar a alguien más.


Toca mi mejilla, y no tengo la oportunidad de decirle que se equivoca antes de que desaparezca
por las escaleras.

La música cambia, y hace que el piso se mueva demasiado por lo que tengo que sentarme.

Me tambaleo hacia los sofás. Parecen tan lejanos.

Alguien me agarra del brazo y me guía. Sin mirar, sé que es Jeon.

Chanyeol aparece por el otro lado y se ríe. —¡Kim, estás taaaan ebrio!

Hyena se ríe.

Manos calientes tratan de empujarme hacia el sofá, pero Chanyeol me da la botella de nuevo, y
sería grosero no beber. Abofeteo las manos que tratan de ayudarme y agarro la botella. Tomo un
trago y hago una mueca. Es asqueroso pero impresionante.

Todo el mundo ríe, y yo también. Muy ruidoso. Muy estridente. Mi yo borracho se ríe como
idiota.

—Bueno, eso es todo, él ha tenido suficiente.

La voz de Jeon. Brusco. Suena como mi padre.

—Amigo, nadie lo mete por su garganta. Es un chico grande.

—Pásale la botella a otra persona, Park. Ahora.

Tropiezo y todo el mundo ríe.

Obviamente, El Taehyung borracho es hilarante.


Todos se encuentran borrosos ahora. Parpadeo por demasiado tiempo. Me balanceo y manos
calientes están en mí otra vez.

—Cristo, Kim, ¿te sentarás antes de caer?

Voz irritable. No aprueba a Taehyung borracho.

A Taehyung borracho no le importa un carajo.

Risitas.

Travieso Taehyung borracho.

Me recuesto en el sofá. Es suave, y estoy cansado. Muy cansado. Me apoyo en su cuerpo. Duro y
cálido. Huele bien. Volteo mi cara para poder oler mejor. Camiseta de algodón. Hombro. Agarro
e inhalo. Genial.

—Jódeme. —Voz sexy.

Agarro más de él. Estiro el cuello de su camiseta para poder estar más cerca. Bajo el mismo hay
piel. Cálida. Estremeciéndose bajo mis dedos.

—Jesús, Kim... —Su voz ya no suena enojada. Es diferente. Suplicante—. Detente.

—No. Est...bien. Hueles bien.

Quiero más calor, así que subo a su regazo. Mis piernas a cada lado de sus caderas. La nariz en
su cuello. Mis manos en su cabello. Tan bueno.

—Por el amor de Dios. —Me empuja y hago un puchero.

Miro su rostro. Tan apuesto cuando frunce el ceño.


—Kim, detente. Estás borracho.

Me desplomo hacia adelante.

—Por favor —le digo, amoldándome contra su cuerpo—. Solo quiero dormir por un minuto.

Acaricio su cuello de nuevo. Respiro cálida piel.

Se encuentra tenso debajo de mí, pero estoy cómodo. Huele increíble.

—¡Oigan, miren esto! —Shhh, Chanyeol. Demasiado fuerte—. Kim finalmente encontró una
manera de poner nervioso al imperturbable Jeon. ¡Creo que está sonrojado!

Más risas.

Susurro—: Shh. —Y mis labios tocan su cuello. Gime, y quiero hacerlo de nuevo.

—Park, tú imbécil. —Habla en voz baja, pero sigue siendo demasiado alto. Trato de cubrir su
boca con mi mano, pero la aleja—. Bebió demasiado y se pondrá enfermo.

—Él está bien, hombre. Mira esa sonrisa. No puede tener suficiente de ti. No me quejaría si yo
estuviera en tus zapatos.

Quiero que todos dejen de hablar. Sólo quiero dormir.

Gimo y entierro mi cabeza aún más en el cuello de Jeon. Se retuerce debajo de mí.

—Consíguele un poco de agua antes de que patee tu maldito culo. —Su pecho vibra contra mí.
Se siente muy bien.

—Está bien, está bien. Cristo, toma una maldita píldora.


Me acurruco.

—Deja de hablar. Shh. Necesito dormir.

—Kim —Su voz es más suave, menos irritable—. Tienes que bajarte de mí. Por favor.

—No quiero. Se siente bien. —Pongo mi mano dentro de su camiseta.

Buenos músculos. Tan buenos.

—Joder, Kim. Por el amor de Dios, detente, antes de que haga algo realmente estúpido.

Sus manos se encuentran en mis caderas, tratando de alejarme. Me muevo, pero no para irme. Si
no para frotarme contra él. Lo siento contra mí. Duro Dios. Muy duro.

Gime de nuevo, su cara en mi cuello. —Jesús...

Todo mi cuerpo quema. Duele. Desea.

Me muevo contra él.

Maldice, y es todo sexy. Sus labios están cerca de mi oído.

—Taehyung, no de esta manera. —Agarra mis caderas y me mantiene quieto—. No cuando estás
borracho y no lo recordarás mañana. Detente.

Me quemo, pero él no me deja frotarme.

Me desplomo. Derrotado.

—Taehyung, mírame.
Ojos abiertos. Oh, no es un buen movimiento.

Todo se balanceaba. Me siento mareado.

—¿Taehyung?

El mundo se está inclinando. Me está mirando. Preocupado.

—¿Taehyung?

—Nomstoysintiendobien.

Me levanto. Casi caigo. Manos en mí. Fuertes. Queman.

—Mierda, hombre. Ve más despacio.

—Stoybien.

Me aparto. Me dirijo por el pasillo.

El baño. Cierro la puerta. Demasiado lejos. Me arrastro hasta el mismo.

Mi estómago aprieta, mi boca se abre.

Líquido marrón y totopos explotan. Quema al subir así como lo hizo al bajar. El estómago
vomita hasta que no queda nada, y estoy cansado. Tan cansado.

Cierro mis ojos. Remolinos de negro y gris están ahí, y me encuentro en un barco en una
tormenta, balanceándome e inclinándome.
•••

Me despierto, y todo duele. El sol es demasiado brillante. Un dolor punzante se dispara


directamente a través de mis ojos desde mi cerebro. Mi estómago está adolorido, y mi vientre se
siente como si hubiera hecho mil abdominales.

Gimo y pongo la almohada sobre mi cabeza, pero hay manos alejándola. Abro un ojo solo para
encontrar a Jeon a mi lado, sosteniendo agua y Tylenol.

—Toma esto. —Habla en voz baja pero incluso eso es demasiado ruidoso para mi cabeza
pulsante.

Trato de sentarme, pero me duele demasiado. Ruedo sobre mi costado y tomo las pastillas con el
vaso lleno de agua. No hace nada para alejar el horrible sabor en mi boca. Me desplomo de
nuevo en mi almohada.

Debí quedarme dormido otra vez, porque cuando despierto puedo oler tocino y escuchar a
alguien moverse en la cocina.

Voy a trompicones hasta el baño y orino como nunca lo he hecho antes. El atractivo de una
ducha caliente es demasiado como para resistir, así que me quito la ropa y me meto bajo el
chorro hasta que me siento más o menos humano. Me lavo el cabello y friego mi cuerpo, luego
me envuelvo una toalla en mi cintura antes de cepillarme los dientes y la lengua. Dos veces.

Para el momento en que termino, me siento un poco mejor. Mi cabeza sigue pulsando y mi
estómago se encuentra inestable, pero puedo funcionar.

Abro la puerta del baño para encontrar a Jeon allí de pie. Observa mi cabello mojado y mi cuerpo
medio cubierto con una toalla antes de regresar hasta mi cara.

Se aclara la garganta. —Uh... hola.

—Hola —le digo. Es tan extraño verlo en mi apartamento, me pregunto si todavía me encuentro
muy borracho.
—Yo... eh... te hice algo para comer —dice y se mete las manos en los bolsillos.

Frunzo el ceño. —No tenemos comida.

—Fui y compré algo. Deberías comer. Te hará sentir mejor.

—De acuerdo.

Se queda allí, elevándose en la puerta, mirándome y mordiéndose el interior de su mejilla.

—¿Uh, Jeon?

—¿Eh?

—Tienes que moverte para que pueda ir a mi habitación y ponerme algo de ropa.

—Oh… cierto.

Se voltea y camina de regreso a la cocina.

Me pongo un chándal y paso un cepillo por mi cabello. A continuación estoy sentado en nuestra
pequeña mesa del comedor con Jeon. Ha hecho huevos, tocino y croquetas de patata. Hay una
taza de café en frente de mí, junto con un vaso de jugo de naranja. Es una situación
verdaderamente extraña.

—Uh... guau —digo—. Esto es... guau. Tú... ¿tú hiciste croquetas de patata? ¿Desde cero?

—Sí —dice y mete un poco de huevo en su boca—. No es difícil.

—Tal vez no para ti. Ni siquiera puedo hervir agua sin una receta.

Me mira, y aunque mi estómago se niega a entusiasmarse con la comida, como.


—Hmm —murmuro, mi boca llena de croquetas de patata y tocino—. Esto es realmente bueno.

—Mi mamá es chef privado. Me ha enseñado cosas. —Se encoge de hombros y sigue comiendo.
De vez en cuando me mira, sus ojos oscuros e ilegibles.

Cuando terminamos, limpia los platos mientras tomo mi café. No quiero hacerlo, pero me quedo
mirando su culo mientras los lava.

No debería mirarlo. Nada bueno puede salir de eso.

Aun así, es amable conmigo, así que decido ser amable con él y dejarme notar cuan caliente se
ve en sus pantalones vaqueros.

Se da la vuelta para apoyarse en el fregadero y sin planearlo, mi atención se centra ahora


firmemente en su entrepierna.

Me atrapa mirando. Agarro mi café y tomo un gran trago, pero se va por el camino equivocado.

Me ahogo y toso.

—¿Estás bien?

—Sí.

Genial.

No es de extrañar que nunca haya tenido novio.

—Así que... —dice, y señala mi teléfono en el banco de la cocina—. Tu compañera de piso


llamó para ver cómo estabas y para decirte que llegará a casa más tarde.
—¿Oh, si?

—Dijo que te preguntara si necesitas que lave tu ropa por el resto del mes.

Sonrío.

Bueno, acosé sexualmente a Jeon. A pesar de que no nos besamos ni nada, me pregunto si Rosé
contaría eso como enrollarse.

Me sonrojo cuando pienso en ello.

—Mira, Jeon, sobre anoche…

—Sí, sobre eso —dice, mientras se frota sus ojos—. ¿Qué demonios pensabas, bebiendo de esa
manera? Podrías haber conseguido intoxicación etílica.

—Yo —trataba de ser algo que no soy—, trataba de pasar un buen rato.

—¿Pasaste un buen rato vomitando estilo proyectil? ¿Fue divertido?

Niego. —Durante un tiempo me sentí bien. La gente se reía.

—Eso es porque estabas jodidamente borracho y frotándote contra cada persona en la habitación.

—No todas las personas —le digo a la defensiva—. Solo Hyungsik. Y tú.

—Sí, bueno, eso es suficiente —murmura—. ¿Qué pasa contigo y Hyungsik, de todos modos?
Un minuto lo estás besando, y al siguiente te encuentras sobre mí.

—No besé a Hyungsik. Él me besó.

—Umm.
—Y fue apenas un beso, de todos modos.

—Así que, supongo que eres el tipo de borracho cachondo.

—No estaba cachondo —le digo, indignado.

Oh Dios, estaba tan cachondo.

—Bueno, ciertamente lo parecía desde donde me encontraba sentado.

—Yo estaba... bueno... tú te encontrabas allí y yo estaba... eh..

—¿Cachondo?

—Borracho, y es por eso que sucedió. Ninguna otra razón. Normalmente, no haría eso. Contigo,
de todas las personas.

—Porque me odias.

—Exactamente.

—Pero todavía me deseas.

—¡¿Qué?! ¡No!

—Sí.

—Alucinas.

—Oye, fuiste tú el que me olfateó, besó mi cuello y se frotó contra... bueno... mí. Si no fuera un
caballero, probablemente hubiéramos follado allí mismo, delante de todos nuestros compañeros.

Sus palabras son ridículas, pero mi cuerpo no sabe eso, debido a que el intenso entumecimiento
que sentí anoche está de vuelta, con venganza.

—Jeon, dos personas que se odian no...

—¿Follan?

—Tienen relaciones sexuales.

—Claro que lo hacen. Pasa todo el tiempo.

—No conmigo, no es así.

—Es una lástima.

Nos quedamos en silencio.

Sonrío y sacudo mi cabeza.

Frunce el ceño. —¿Qué?

—No puedo descifrarte, eso es todo. Un minuto emites esta vibra de chico malo, como si el
mundo fuera a terminarse si eres amable conmigo, y al minuto siguiente eres este tipo realmente
bueno que me lleva a casa, compra alimentos y me prepara el desayuno. ¿Porque hiciste eso?

Se mira sus uñas. —Me he hecho la misma pregunta durante toda la noche.

—¿Y qué te ocurrió?

—No tengo ni la mínima puta idea.


—¿Un momento de debilidad?

—Obviamente.

—Tal vez eres más chico bueno que chico malo, después de todo.

Suelta una breve carcajada.

—Kim, soy un montón de cosas, pero puedo asegurarte que la única cosa que no soy, es un buen
tipo. Pregúntales a mis ex's.

Su rostro cae. Como si acabara de decirme algo que no era su intención contarme.

Antes de que pueda decir algo más, se levanta, se pasa una mano por el cabello y camina hacia la
puerta.

—Bueno, me voy de aquí. Probablemente tienes cosas que hacer.

—No tengo nada planeado —Se detiene para mirarme—. Puedes... uh... pasar el rato si quieres.

Nunca esperé desear la compañía de Jeon, pero parte de mí lo hace. Mucho.

—Yo... uh... —Se mira los pies—. No. Me tengo que ir.

No me gusta sentirme decepcionado.

—Oh. Está bien. Bueno, gracias por, ya sabes, el desayuno y esas cosas.

—Sí, no hay problema.


Lo acompaño hasta la puerta. Da un paso fuera y se voltea para mirarme.

—Así que, supongo que te veré el lunes.

—Sí. Supongo.

Cuando se da una vuelta, suelto—: Así que, ¿hablarás conmigo la próxima semana, o era esto un
lapsus momentáneo en tu decisión de no ser amigos?

Se voltea de nuevo, casi sonriendo.

—Kim, ser amigos sería... complicado.

—¿Más complicado de lo que demonios somos ahora?

—Sí.

—¿Por qué? ¿El mundo va a terminar si pasamos tiempo juntos?

Me mira con una expresión intensa. —Sí. Los mares se evaporizarían, el cielo se oscurecerá y
cada volcán en el mundo haría erupción, poniendo así fin a la civilización tal como la
conocemos. Así que, por el bien de la humanidad... de hecho, por el bien de todo lo que
apreciamos... mantente alejado de mí. —Se encuentra tan serio que me hace pensar que no
bromea.

—Jeon Jungkook, eres la persona más extraña que conozco —le digo.

Asiente. —Voy a tomar eso como un cumplido.

—Por supuesto que lo harás.

Me mira fijamente por un momento más antes de sacudir la cabeza y caminar hacia su coche.
Lo miro hasta que sus luces traseras desaparecen en la vuelta de la esquina. Después de cerrar mi
puerta, me retiro a mi habitación y me meto en la cama. Mientras me acurruco en mi almohada,
me pregunto cuál Jeon veré la semana que viene: al imbécil con una astilla en su hombro que
hierve mi sangre, o al chico dulce que me hizo croquetas de patata a partir de cero.

Una parte de mí espera que sea ambos.


Deseos de cumpleaños.

WESTCHESTER, NUEVA YORK.


EL DIARIO DE KIM TAEHYUNG.
CUARTA SEMANA DE ENSAYO.

Querido Diario,
Hoy es mi cumpleaños.

Sip. Diecinueve años de intentar ser todo para todos y terminar como nadie para mí mismo.

¿Cómo diablos sucedió esto?

No sé si estoy deprimido porque siento que debería haber conseguido más en mi vida para ahora,
o porque soy un virgen de diecinueve años que desesperadamente quiere sexo.

Estoy bastante seguro de que es lo segundo.

Nunca he tenido un novio, lo digo así, porque estoy completamente seguro de no estar interesado
en las chicas, no es ningún secreto.

Nunca he tenido un verdadero beso que curve los dedos de mis pies. Nunca un chico ha tocado
mi trasero, o prácticamente cualquier parte de mi cuerpo desnudo, y Señor, estoy desesperado
por eso.

La mayoría de las noches me toco, pretendiendo que las manos no son mías mientras busco el
aplastante placer que sigo leyendo en las novelas románticas de Harlequin y Cosmo. Pero cada
noche me doy por vencido, porque aunque puedo sentir algo construyéndose algo brillante,
explosivo y justo fuera del alcance nunca puedo alcanzarlo. Es como si estuviera flotando al
borde de un estornudo, e inhalo, inhalo e inhalo, pero el exhale orgásmico nunca viene.
Literalmente.

Por supuesto, no ayuda que recientemente haya descubierto el porno en Internet y me


obsesionara con él.
Al principio me sentía avergonzado mientras veía extremos primeros planos de órganos genitales
empujando uno contra el otro, pero la vergüenza fue rápidamente reemplazada por la
fascinación.

Cachonda, excitada fascinación.

Ah, sus bonitos penes. Especialmente los erectos. Y por supuesto que sé de primera mano como
son, pero nunca el de alguien más personalmente.

Apuesto que se sienten increíbles dentro.

Lo más cercano que he llegado al rose de uno ajeno, fue la noche que borrachamente me froté
contra Jeon, y aunque eso se sintió bien, quiero algo más.

Tal vez Jeon me dejará tocar el suyo. Apuesto a que tiene un pene muy agradable.

Apuesto que es glorioso, como su estúpido rostro perfecto, sus ojos magníficos y su cuerpo
musculoso. Apuesto que si metiera su pene en una competición, ganaría el "Mejor en el
Espectáculo, y podría caminar por ahí con una enorme cinta azul pegada a su entrepierna.

Me pregunto si usaría su bonito pene para quitar mi molesta virginidad, si se lo pidiera


amablemente.

Estoy dispuesto a apostar que soy la única persona virgen en mi clase. Tenía la esperanza de que
Minki todavía estuviera en la Hermandad "V", pero llegó a la clase el otro día alardeando sobre
cómo finalmente se reunió con un chico con el que había estado teniendo sexo virtual y saltaron
el uno sobre el otro el fin de semana pasado. Me susurró que se vino cuatro veces. ¡Cuatro!

Buen Dios, sería feliz de sólo venirme una vez, ¿y él consiguió cuatro? Eso es claramente avaro.
No le he hablado por varios días.

Juro que estoy tan desesperado que a veces creo que voy a agarrar al siguiente chico que venga
hasta mí, rasgar sus ropas y molestarlo en el lugar. Que voy a...

Hola, Kim. ¿Escribiendo una novela?


Cierro de golpe mi diario y mis piernas con igual pánico. Cuando levanto la mirada, Jeon me está
mirando con una de sus características sonrisas irritantes.

¿Qué quieres? digo mientras empujo mi diario profundamente en mi bolso. Con mucho
esfuerzo, evito acariciar su entrepierna.

Me ventilo porque, oh dulce Jesús, mi cara está caliente.

¿Qué carajo pasa contigo? ¿Estas enfermo?

Coloca la parte posterior de sus dedos en mi frente. En todo lo que puedo pensar es en que quiero
que esos dedos me toquen en lugares íntimos.

Sí, estoy enfermo.

Extremadamente pervertido y sexualmente enfermo.

Estoy bien digo y me levanto para alejarme de él. Me giro, saliéndome un poco de balance y
me inclino hacia el suelo. Luego sus brazos me rodean y mi cuerpo cachondo y privado está
contra el suyo, e intento desesperadamente no saltar sobre su muslo.

Mierda, ni siquiera puedes levantarte hoy se queja. ¿Qué demonios?

Tengo un momento para saborear cómo se sienten sus brazos bajo mis manos antes de que me
aleje y haga esa cosa donde exhala mientras pasa sus dedos por su cabello.

Tengo que apartarme de él, porque si no, juro ante el pequeño y dulce niño Jesús, que voy a
lanzarlo al suelo y montarlo.

Me giro y me alejo.

¿A dónde demonios vas? grita detrás de mí.


A otra parte.

Kim, la presentación de Benzo Ra comienza pronto. En el teatro. Que se encuentra en la


dirección opuesta a la que actualmente estás yendo.

Me detengo. En mi bruma obsesionada con el sexo casi había olvidado la presentación de la


compañía de teatro mundialmente famosa que visita nuestra escuela para una actuación
exclusiva.

Giro sobre mis talones y paso a su lado.

Lo sabía.

Toma el ritmo a mi lado. Acelero para perderlo, pero no hay manera de vencer sus piernas
estúpidamente largas.

¿Vas a hacer la audición para lo de Romeo y Julieta la semana que viene?pregunta.

Me burlo y sacudo la cabeza.

No.

¿Por qué no?

Porque no hay manera de que consiga el papel principal. Probablemente terminaré


interpretando a el "tercer fiestero a la izquierda" y pasando toda la producción haciendo
crucigramas en el vestuario.

Se detiene y me mira fijamente.

¿Por qué demonios no harías la audición?


Porque podría apestar.

¿Por qué apestarías?

Porque aunque deseo el papel para Julieta digo, miro a nuestra clase, y todo el mundo,
quiero decir todo el mundo, tiene más de una pista sobre qué demonios están haciendo. Casi
todos han tenido algún tipo de experiencia profesional y formación, mientras que yo no he tenido
ninguna. Siento que ustedes conducen coches deportivos mientras yo aún voy en mi bicicleta de
niño con las ruedas de entrenamiento.

Frunce el ceño.

Eso es ridículo.

¿Lo es? Jeon, ni siquiera tenían un curso de drama en mi escuela secundaria. Tuve un par de
clases de actuación privada con un chico cuya mayor pretensión de fama fue ser un extra en The
Bold and The Beautiful, y el otro día cuando entré a una conversación entre Jennie y Lisa sobre
Stanislavski, juro por Dios que dije: Oh, vaya, lo amo. Creo que lo vi jugar en la final del
abierto de Estados Unidos.

Me mira por unos segundos, sus irritantes ojos oscuros sin pestañear.

Bueno, oye, ese es un error fácil de hacer. El padre de la caracterización moderna suena como
un jugador de tenis.

Mantiene su compostura por un total de tres segundos antes de que su rostro se rompa mientras
se dobla de risa.

Te odio digo mientras me alejo.

Ay, Kim, vamos grita a medida que viene detrás de mí.

Te digo que me siento inseguro e inferior, ¿y así es como reaccionas? Ves, por eso no somos
amigos.
No pude evitarlo.

Lo sé. Al parecer mi ignorancia es hilarante.

Toma mi brazo para detenerme, y su risa se desvanece.

Taehyung, no eres ignorante. ¿Sinceramente crees que a un director de reparto le va a importar


si sabes quién es Stanislavski cuando vayas a una audición?

No lo sé. Nunca he tenido una audición para un director de reparto, porque tengo cero
experiencia.

Pero has hecho papeles...

Estuve en el coro de dos musicales para los que el único requisito de audición era estar
presente. Difícilmente lo acreditaría a mi técnica estelar.

Bueno, entraste a este lugar, por el amor de Dios dice, señalando a su alrededor. De miles
de personas, te aceptaron a ti, y eso no fue debido a la cantidad de repartos en los que has estado
o en cuántos papeles lame-culos has estado. Te aceptaron porque eres jodidamente talentoso,
¿bien? Deja de ser tan malditamente inseguro y acéptalo.

Miro hacia él. -¿Crees... que soy talentoso?

Suspira.

Jesús, Kim sí. Muy talentoso. Tienes tanta oportunidad como cualquier persona de obtener el
papel principal. Tal vez más, porque tienes una especie de... intensa vulnerabilidad cuando
actúas. Es... bueno, es notable.

Por un momento, la forma en que me mira es casi afectuosa. Luego se aclara la garganta y
dice: Estarías completamente loco si no haces la audición para el papel que quieres. Serías
perfecto.
La frase "serías perfecto" resuena en mi cerebro como un eco dulce y sexy.

Bueno, tal vez lo intente digo, practicamente rozando el pavimento. Incluso en mis peores
días todavía soy mejor que Jennie.

Se ríe. Es cierto.

¿Y qué hay de ti? digo, caminando despacio mientras toma el ritmo junto a mí. ¿Vas a
hacer la audición para Romeo?

Él sacude la cabeza. De ninguna manera. Tendrían que remover mis bolas para interpretar a
ese gallina.

Oye, esa no es manera de hablar de uno de los más grandes héroes románticos de todos los
tiempos.

No es un héroe, Kim, es un idiota blando y voluble que confunde la lujuria con el amor y se
mata por una chica que acaba de conocer.

¡Cielos digo y río. ¿No crees que amaba a Julieta?

Joder, no. Fue abandonado por chica caliente número uno: Rosaline. Está todo sobre ella como
un niño que ha perdido su perrito o su gatito, según sea el caso. Luego, a través de una cadena de
acontecimientos poco probable, conoce a chica caliente número dos: Julieta. Inmediatamente
olvida todo sobre chica caliente número uno y está tan patéticamente desesperado por follar a
chica caliente número dos que le propone matrimonio después de horas de conocerla. Es decir,
vamos. Su vagina podría ofrecer masajes shiatsu y silbar el himno nacional, aún así no es digno
de casarse con ella para conseguir un pedazo de eso.

Sacudo la cabeza por el enorme montículo de cinismo que camina junto a mí en forma humana y
por el disgusto también.

Entonces, ¿no crees que existiera la menor posibilidad de que se enamorara a primera vista?
El amor a primera vista es un mito inventado por los autores de novelas románticas y de
Hollywood. Es una mierda.

Caramba, ¿cómo llegaste a estar tan hastiado?

No estoy hastiado. Simplemente soy realista.

Seguro que lo eres.

Se detiene y se vuelve hacia mí, su cara seria.

Piénsalo así. Imagínate que ves a alguien caliente. Tienes una reacción inmediata y poderosa
por él. ¿Lo amas?

No estoy seguro de sentirme totalmente cómodo con esta línea de preguntas.

Bueno... yo... uh...

De acuerdo, lo voltearé a mí mismo. Por alguna razón, mirarlo es como... Dios, no lo sé.
Como encontrar algo precioso que nunca supe que perdí. Siento algo por esa persona. Algo
primitivo. ¿Estás tratando de decirme que lo que siento es amor? ¿No lujuria?

No sé. ¿Es caliente esta persona hipotética?

Joder, sí. Caliente en una manera que nunca que podría ser. Solo mirarla me enciende. Es
molesto como el infierno.

Está bien. Esta conversación ha tomado un serio giro excitante. Justo lo que necesito hoy.

Yo... Bueno...

Vamos, Kim. ¿Estoy enamorado?


Miro su entrepierna.

Bueno... eh, no sé. Es duro... Dios, dije duro mirando su entrepierna, de decir. Me refiero
a... uh... guau.

¡Por supuesto que no estoy enamorado! Es una extraña reacción química que pasará. No voy a
pedirle que se case conmigo para poder follar.

Mi mente va a lugares muy pornográficos.

¡Kim! chasquea sus dedos frente a mi rostro. Enfócate.

Así que... uh... ¿crees que una fuerte reacción a alguien del sexo opuesto es siempre puramente
física?

Sí. Si Romeo y Julieta hubieran sucedido en la vida real, menos las muertes ridículas, Julieta
probablemente habría destruido a Romeo al final por follar a Mercucio.

Lo dice mortalmente serio. Es divertido y trágico a la vez.

Piénsalo, Kim dice mientras se inclina hacia adelante. Si Romeo pensó que amaba a
Rosaline y ella rompió su corazón, ¿por qué no estaría
aterrorizado de Julieta, teniendo en cuenta que su conexión con ella es cien veces más fuerte?

Levanto mis cejas. Tal vez es lo suficientemente valiente como para pensar que vale la pena el
riesgo.

Sí, y tal vez solo esté cachondo y sea estúpido.

El argumento romántico sería que si ellos hubieran negado su... amor... conexión... como
quieras llamarlo, estarían vacíos. ¿No es ese el punto de vivir? ¿Encontrar a la persona en todo el
mundo que es tu pareja perfecta?
En realidad, Kim, el punto de vivir no es morir. Romeo y Julieta fallaron en esa parte.

Sacudo la cabeza con incredulidad. Me estás diciendo que si fueras Romeo, te habrías alejado
de Julieta.

Sí dice él, sin pestañear.

Hmm.

¿Qué se supone que significa eso?

Nada. Es un sonido contemplativo.

¿Contemplando qué?

Cuanto te estás engañando. Estrecho los ojos mientras golpeteo mi barbilla con mi dedo.
Hmm.

Exhala y me mira. Jodidamente no me comprendas, Kim, ¿de acuerdo? No necesito tus


pequeños sonidos condescendientes.

Hmm.

Maldita sea. Mira su muñeca y dice: Vaya, mira la hora. Tenemos que irnos. El
espectáculo está empezando.

Cierto. Benzo Ra.

Se aleja, y lo sigo, diciendo: Eh... ¿Jeon? Sabes que en realidad no llevas un reloj, ¿cierto?

Sí, lo sé.
Sólo comprobaba.

Cuando Jeon y yo emergemos del teatro una hora más tarde, apenas atravesamos la puerta antes
de resoplar todo el desprecio reprimido que se acumuló durante la presentación.

Oh... hombre dice Jeon mientras comienza a calmarse. Esa fue la cosa más divertida que
he visto desde que Keanu Reeves hizo Much Ado About Nothing.

Limpio las lágrimas de risa de mis ojos mientras caminamos a nuestra próxima clase.

En serio Suspiro. Es una compañía de teatro profesional. Podría ser nuestro futuro.

Se ríe y gime al mismo tiempo.

Sería la última tortura. Esos chicos no podían clasificarse realmente como actores, ¿o sí?
Seguramente su currículum dice
"Pinche Pretencioso Profesional".

Seguimos riéndonos mientras nos dirigimos a la clase de actuación. Hyelin ya está allí, sentada
en su escritorio. Mientras la clase se coloca a su alrededor, ella dice: Entonces, esa fue una de
las más respetadas compañías vanguardistas de teatro en el mundo, señoras y señores. ¿Qué les
pareció?

La clase balbucea emocionada. Frases como: "¡Oh Dios mío, fue INCREÍBLE!" y "¡Tan única
¡Realmente poderosa!" y "¡La pieza de teatro más impresionante que he visto!" vuelan por la
habitación, coincidiendo.

Mi boca cae abierta.

Les encantó. A todos les encantó. Vieron la misma colección de escenas embarazosamente
obtusas como yo lo hice, y todos llegaron a una conclusión completamente diferente. Dios, soy
tal idiota inculto.
Su uso del movimientos estilizado fue tan preciso dice Jennie con entusiasmo. ¡Fue
increíble!

Junto a mí, Jeon se burla, y Hyelin se vuelve hacia él.

¿Sr. Jeon? ¿Tiene algo que decir?

Nada bueno dice y levanta su barbilla con insolencia. Pienso que fue un montón de
mierda.

Hyelin levanta la cabeza. ¿De verdad? ¿Y por qué piensa eso?

Porque dice, exasperado. Se supone que hay una diferencia entre el ruido y el
movimiento al azar, y el teatro. Se supone que el teatro experimental representa ideas y
emociones. No que sea un grupo de idiotas caminando alrededor del escenario como si fueran la
octava maravilla del mundo.

¿No crees que la representación logró una comunicación a un nivel emocional?

Él se ríe. No, a menos que estuvieran tratando de comunicar que todos eran unos idiotas
enormes.

Jennie rueda los ojos, y hay murmullos de desacuerdo por parte de los otros miembros de la
clase.

Jeon los mira con desdén. No puedo creer que ustedes no pensaran que era basura. ¿Todos
vieron una presentación completamente diferente? ¿O estaban cegados por su "reputación"
porque son un grupo de malditas ovejas?

Oigo varios murmullos de "Jódete, Jeon", hasta que Hyelin los calla a todos mientras se voltea
hacia mí.

Mi estómago convulsiona.
No, no, no, no, por favor no me pregunte.

¿Sr. Kim? Todavía no he oído su opinión. ¿Usted qué pensó?

Oh, Dios.

Jeon está mirándome.

No quiero parecer ignorante. Quiero ser aceptado y decir lo correcto.

Bueno...

Vamos, Kim dice Jeon. Diles lo que piensas.

Fue...

Todos me miran. Él. Ellos. Hyelin.

Pienso que fue...

Demasiadas expectativas. Mi cabeza duele.

Sí, ¿Sr. Kim?

La mirada de Jeon es penetrante.

No es una pregunta difícil. Sólo dales tu opinión.

No importa lo que diga, estoy jodido.


Pienso que fue increíble murmuro finalmente. Realmente increíble. Me encantó.

El silencio se rompe mientras todo el mundo murmura su aprobación.

Todos excepto él.

Casi puedo ver la furia de Jeon reluciendo como electricidad en el aire.

Bueno, eso es muy interesante dice Hyelin. Parece que todos tienen la misma opinión
menos el Sr. Jeon, y tengo que decir le da una sonrisa sorprendida, que estoy de acuerdo con
él.

Hay un jadeo de sorpresa.

Me siento como mierda.

Equivocado de nuevo. Por supuesto.

Solo porque alguien tiene una excelente reputación no significa que deban ver tácitamente
bien todo lo que ellos hacen. Incluso los actores de mayor calidad del mundo han tenido
actuaciones terribles. Solo miren a Robert de Niro en Analyze This.

Todo el mundo se ríe.

Hyelin cruza los brazos sobre su pecho.

He visto la representación de Benzo Ra muchas veces a través de los años, y tengo que decir,
que esta fue decepcionante al extremo. Se compuso de un arte dramático sin imaginación, que en
mi opinión, alienó a la audiencia en vez de involucrarlos en la experiencia.

Continúa hablando, pero pierdo la concentración. Me siento enfermo.


Después de estar sobre la garganta del otro por semanas, Jeon y yo comenzábamos a llevarnos
bien. Luego voy y lo sacrifico para salvarme porque quiero gustarle a las personas. Idiota.

Así que, damas y caballeros dice Hyelin, su tarea de hoy es escribir mil palabras
analizando la representación de Benzo Ra y por qué les gusta o no, citando como referencias a
otros practicantes del teatro experimental, incluyendo personas como Brecht, Brock, y Artaud.
Espero leer sus pensamientos.

Nos despide, y antes de poder tartamudear una disculpa, Jeon sale a zancadas del salón, me paro
rápido para seguirlo, pero es demasiado veloz y tengo que correr para alcanzarlo.

Jeon.

Me ignora.

Jeon, espera.

Sigue caminando. Me paro delante de él y pongo una mano en su pecho para detenerlo.

Su cara es tormentosa. ¿Qué?

Tú sabes qué.

Oh, ¿esa pequeña cosa de antes en donde me jodiste? Sí, sé qué. Quítame tu maldita mano de
encima.

Me rodea y sigue caminando mientras tropiezo detrás de él.

¡Lo siento! No sabía qué decir. Pensé que debía ser un tarado porque no lo entendí. Todos
pensaron que era genial. No quería parecer demasiado ignorante para tener una opinión correcta.

Se detiene y se gira hacia mí.


¿Entonces piensas que soy demasiado ignorante para tener una opinión correcta?

Su expresión es tan intensa, que casi da miedo.

¡No! Dios, dijiste exactamente cómo te sentías, yo debí haberlo hecho. Solo...

Por el amor de Dios, Kim dice levantando las manos. Una opinión no es correcta o
equivocada. Es tu interpretación de un tema o una situación. ¡No puedes estar jodidamente
equivocado!

Así que, si miro al cielo y opino que las nubes son rosadas, ¿tengo razón?

¡Sí! Porque es una opinión, no un hecho, y quizá para ti, las nubes son rosadas porque estás
loco. Una opinión no necesita ser verdadera para nadie más en el mundo además de ti. Deja de
tratar de complacer a todo el mundo, y solo di lo que piensas.

Siento como si me hubiera abofeteado.

-¿Y sabes qué me pone incluso más loco? pregunta, clavandome un dedo. Que siempre que
estás conmigo, eres la persona más testaruda de todo el maldito planeta, y constantemente me
intimidas con tu punto de vista, así quiera oírlo o no. Pero cuando te rodeas de los idiotas de tu
clase, no tienes ninguna jodida agalla. Estás tan paranoico por ser aceptado, que te vuelves una
oveja, quejándote junto con el rebaño. Me hace querer golpearte, porque olvidas todo lo que te
hace genial y divertido y... Taehyung y te conviertes en una clase de robot complaciente que trata
de ser lo que sea que esperan las personas en vez de solo ser tu mismo.

Está tan enojado, que jadea. No tengo nada que decir porque lo dijo todo.

Nunca nadie me ha conocido lo suficientemente bien como para gritarme mis problemas, y creo
que si se encuentra tan enojado significa que realmente... le importa.

Tienes razón susurro.

Sí, la tengo dice. Así que jodidamente para.


Arrastro los pies mientras el patio comienza a despejarse.

Entonces, ¿Qué vas a hacer ahora?

Tira su mochila sobre su hombro y suspira. Ir a casa a escribir mil palabras sobre el teatro
experimental, supongo.

Bueno, deberías venir a mi casa a escribir tu trabajo. Podría preguntarte lo que piensas, así no
quedo como un idiota.

Lo piensa por unos segundos. Juzgando por su expresión, está sopesando si vender o no uno de
sus riñones.

Por Dios, Jeon, no te estoy pidiendo que te cases. Solo pensé que podrías ayudarme.

Estás bien dice de mala gana. Pero me debes los aperitivos.

Puedo hacer eso. Aparte de las comidas preparadas que llenan mi refrigerador, la única
comida que tengo son aperitivos. Mi madre estaría avergonzada.

Nos desviamos hacia la biblioteca y agarro algunos libros que podrían ser útiles. Luego
regresamos a mi apartamento.

Entro a mi habitación y tiro mi bolso sobre la cama antes de voltearme para verlo dudando en la
entrada.

¿Qué demonios? digo y me río. ¿Eres como uno de esos vampiros de la televisión?
¿Necesitas ser invitado antes de poder entrar?

Sacude la cabeza y entra a la habitación.

No, solo es raro estar aquí cuando no estás ni vomitando ni desmayándote.


Tengo "vomitar y desmayarme" en el horario para las nueve. Quédate alrededor. Debería ser
divertido.

Estoy desempacando mis libros cuando mi teléfono suena. Lo saco de mi bolsillo para ver el
número de mi mamá.

Regreso en un segundo.

Me dirijo hacia la sala, porque sé la razón por la que está llamando.

Hola, mamá.

¡Cariño! ¡Feliz cumpleaños!

Pongo mi mano en el altavoz del teléfono y miro sobre mi hombro.

Gracias, mamá.

Oh, cariño, desearía poder estar contigo. ¿Te estás divirtiendo? ¿Qué harás esta noche?

Eh, no mucho. Estudiar.

Jeon saca su cabeza de mi habitación y dice: Kim, ¿dónde están los libros de la biblioteca?
Comenzaré con la búsqueda.

Mi madre está hablando, pero cubro el teléfono y susurro: En mi bolso, sobre la cama.

Él asiente y desaparece.

Mamá se detiene.
¿Quién era ese?

Solo un chico de mi clase. Estudiamos juntos.

Hay un momento de silencio antes de que diga: ¿Estás solo con un chico en tu apartamento?

Oh, Señor. Aquí vamos.

Mamá no es lo que piensas. Estamos trabajando. Justo en ese momento, Jeon grita: ¡Jesús,
Kim, tu cama es malditamente incómoda! ¿Cómo demonios duermes en esa cosa?

Siento vergüenza, y mi madre jadea.

Mamá...

¡Taehyung! Te eduqué mejor, no para que saltes a la cama con el primer chico que conoces.

Solo somos amigos Algo así. No es así. De verdad.

¿Por qué no te creo?

¡Apúrate, Kim! Creo que tu cama me dañó la espalda. ¡No puedo levantarme!

¡Voy a matarlo!

Mi madre comienza a vociferar sobre cuántas violaciones ocurren en los campus de las
universidades, y lo irresponsable que estoy siendo, y dice que esto es lo que pasa cuando no está
alrededor para supervisarme.

Normalmente dejo que se desahogue para mantener la paz, pero tengo un pequeño Jeon sobre mi
hombro, instándome para que me defienda.
Mamá, solo detente. Si tengo un chico aquí o no, no es tu problema. Ya soy un hombre adulto,
y no necesito tu aprobación en cada decisión. Ahora, te amo, pero hay un hombre muy apuesto
en mi cama y tengo que irme.

Se queda en silencio por unos segundos, y tengo miedo de haberle dado un ataque cardíaco.

¿Mamá?

Hay más silencio. Me imagino a mi madre recostada en su sala con los ojos vidriosos, el teléfono
aun en su mano.

¡¿Mamá?!

¿Cómo se ve? pregunta finalmente.

Suspiro. No tienes idea.

Ella se ríe. Es falsa, pero al menos lo intenta.

Ten cuidado con los apuestos, cariño dice. Romperán tu corazón.

Mamá papá es apuesto.

Hace una pausa.

Sí, bueno, tu padre te envía saludos, te llamaré más tarde esta noche cuando llegue a casa del
trabajo.

Gracias, mamá.

Me da una punzada de nostalgia. A pesar de quejarme de ellos, realmente extraño a mis padres.
Me despido y siento un gran de orgullo por decir lo que pienso. Nunca antes me le he plantado a
mi madre, y lo hice sin llorar o matarla. Tal vez Jeon tiene que ver, después de todo.

Sonrío mientras regreso a la habitación para encontrarlo sentado en el borde de la cama,


inclinado sobre un libro, pasándose los dedos por el cabello.

Guau, eso parece una lectura emocionante digo.

Salta, sorprendido. Kim... no quería hacerlo. Estaba en tu bolso. Uno de los otros libros lo
abrió, y vi mi nombre y yo...

Una ola de horror nauseabundo me inunda al darme cuenta de lo que se encuentra en su mano.

Me trago la vergüenza y las náuseas. Mi cara arde.

¿Cuánto leíste? susurro, mi voz ronca por la humillación.

Suficiente.

¿Todo lo que escribí hoy?

Sí. Hace una pausa. ¿Es tu cumpleaños?

Voy a enfermar. Lo ha leído todo. Las críticas a mi virginidad. Lo caliente que estoy. Lo mucho
que lo deseo a él y a su pene premiado.

Todo de él.

Taehyung...

Jeon, si me dices "Feliz cumpleaños" en este momento, te destruiré.


Cubro mi cara y me niego a llorar, pero ya no puede estar aquí. No puedo estar cerca de él.
Nunca más. Tal vez más tiempo.

Maldita sea, Kim...dice. ¿Qué escribiste sobre mí? No puedo saber eso. En serio no
puedo...

Vete.

Lo oigo exhalar, pero no puedo mirarlo.

Taehyung...

Vete. Ya. Maldita. Sea.

Escucho un ruido sordo y levanto la mirada para ver que tiró el diario sobre la cama. Viene hacia
mí y agarra su bolso del suelo detrás de mí.

Cuando su cuerpo roza el mío, hace un ruido y retrocede. Abro los ojos para encontrarlo justo
frente a mí, estudiando mi cara. Siento que si no para, mi piel realmente va a arder en llamas.

¿Cómo es posible?pregunta tranquilamente.

¿Qué?

Presiono mi espalda en la puerta del armario mientras se mueve hacia adelante y continúa
mirándome.

¿Cómo es posible que nunca hayas...? ¿Qué nadie nunca haya...?

Quiero que termine la oración, pero sigue mirándome con una expresión de incredulidad.

Es un maldito crimen que nunca hayas sido besado apropiadamente.


Observo fijamente su pecho. Sube y baja muy rápido. Como el mío.

Cierro los ojos.

Entonces, hazlo. Sale de mi boca antes de detenerlo, pero no quiero devolverlo.


Muéstrame cómo debería ser besado.

Abro los ojos para verlo mirándome con tal intensidad, que me quita la respiración.

Por un momento, no se mueve, y quiero subir la pared para escapar de mi mortificación. Pero
luego se inclina hacia adelante, tan lento que apenas se ve el movimiento. Creo que dejo de
respirar porque mi pecho duele. No sabía lo mucho que quería que me besara hasta este
momento, pero ahora, cada célula de mi cuerpo lo ansía. Todo cosquillea con una feroz
anticipación.

La expresión de Jeon es seria. Ojos oscuros y reflexivos. Sus manos van a mis caderas, y me
recuesto contra la puerta mientras sus dedos aprietan y sueltan a un ritmo desigual.

Finalmente inhalo, y ahora se encuentra tan cerca, que respiro su aliento dulce y caliente.

Esto va a suceder. Oh, Dios, por favor deja que suceda.

Cierro los ojos y separo los labios, casi llorando por la expectativa de tener su boca sobre mí.

Pero luego, todo se detiene. Su aliento ya no inunda mi cara, y sus manos cálidas desaparecen de
mi cuerpo.

¿De verdad piensas que después de leer todo eso, hay alguna forma deque pueda jodidamente
besarte?dice con voz aspera. Jesús,Kim, ni siquiera puedo lidiar con el hecho de estar en la
misma habitación que tú.

Cuando abro los ojos, está deslizando su bolso sobre su hombro y saliendo a zancadas por la
puerta.
Mortificación y vergüenza llenan el espacio en mis pulmones, me deslizo por la pared y cubro mi
rostro, deseando ser invisible.

Aún estoy esperando que la tierra se abra y me trague cuando oigo la puerta principal cerrarse de
golpe.
Reparto valiente.

PRESENTE.
CIUDAD DE NUEVA YORK.
CUARTO DÍA DE ENSAYO.

La cafetería es ruidosa, pero tiene Wi-Fi gratis. Un lugar perfecto para sacar mi iPad y perderme
durante mi hora de almuerzo. He estado escribiendo en mi diario la mayoría de los días.
Mayormente porque Daniel sigue insistiendo en que me mantendrá cuerdo dentro de la locura de
mi situación actual. Como siempre, tiene razón.

Por supuesto, en estos días uso un diario en línea con una contraseña cifrada y más seguridad que
un desfile presidencial, pero no es lo mismo que escribir en papel real.

Cada día, Sana y Jungkook me piden que me una a ellos para el almuerzo, pero no hay manera
de que vaya ahí.

Vengo para trabajar, hacer mi trabajo, y tratar de quedarme lo más lejos posible de Jungkook en
el tiempo que estamos fuera del escenario. Sigue intentando emboscarme en una charla, pero he
aprendido a esquivar y moverme mejor que un campeón mundial de boxeo.

Hablar no resolverá nada, salvo llevarnos por un carril de los recuerdos extremadamente
doloroso. Ninguno de los dos necesita eso.

Estoy en medio de tipiar la última entrada de mi diario cuando una ensalada César gigante cae
pesadamente junto a mí. Estoy a punto de protestar que no ordené eso cuando levanto la mirada
para ver a Sana.

—Te estás poniendo flaco —dice mientras se sienta a mi lado con su propio almuerzo—. Nadie
sobrevive solo con cafeína y nicotina, sabes.

—Equivocada —digo, y le doy una sonrisa—. Soy un brillante ejemplo.

—Bueno, tu director de escenario piensa que estás comenzando a verte como un muñeco, así que
come. Yo invito.
Mirando la ensalada, me doy cuenta de cuán hambriento estoy.

—Sí, señora.

Mientras guardo mi tablet, noto a Jeon en la esquina lejana del café solo en una mesa.

Maldita sea. De todos los sitios de comida de todas las ciudades de todo el mundo, tenía que
venir al mío. Se supone que esta debería ser una zona libre de Jeon.

Como si anticipara mi próxima pregunta, Sana dice—: Estoy almorzando contigo porque estoy
enferma de su compañía. Cada vez que pregunto cómo van las cosas entre ustedes, se cierra
como una almeja.

Me encojo de hombros y sigo comiendo. Me rendí de intentar descubrir las motivaciones de Jeon
hace mucho tiempo.

—Apenas se hablan en los ensayos. Ni siquiera lo miras, pero él pasa todo su tiempo viéndote
fijamente. ¿Quieres decirme qué sucede?

Echo un vistazo hacia Jeon, quien está leyendo y tomando ausentemente papas fritas de un bol.

—No sucede nada —digo, y tomo un sorbo de mi bebida—. Sólo trabajamos duro.

Ladea la cabeza, estudiándome por varios segundos, luego dice—: ¿Estás follando a mi
hermano?

Me río y toso a la vez. Un poco de refresco gotea por mi barbilla, y agarro un fajo de servilletas
para limpiarme.

Jeln parece inconsciente de nuestra conversación. Gracias a Dios.

—Por supuesto que no —susurro—. ¿Crees que no tengo instinto de auto preservación?
Mira a Jeon antes de susurrarme—: Creo que cuando se trata de mi hermano, no puedes pensar
correctamente, y si te quisiera en su cama, tendrías tus piernas en el aire en tres segundos, más o
menos.

—No es verdad.

—¿En serio? —dice—. Porque podría encender la mitad de Nueva York con el calor que ustedes
dos generan en los ensayos. Ambos parecen culpables. Si no están follando, ¿entonces qué?

Esta, en verdad, no es una conversación que quiera tener hoy. Ni nunca.

Suspiro y sacudo la cabeza.

—Mira, estaría mintiendo si te dijera que no me siento atraído. Pero Dios, Sana, eso es todo. No
tengo intención de volver a tener algo con él. Nunca.

—Pero todavía debes tener sentimientos por él. Pensé que correrías a un millón de kilómetros de
distancia cuando oíste que iba a ser tu protagonista. ¿Por qué no lo hiciste?

Me encojo de hombros. —No tengo idea.

Eso no era completamente cierto. Tenía que verlo. Necesitaba que me dijera que había cometido
un error y que lo sentía, pero comienzo a dudar que eso vaya a pasar alguna vez. Ahora
únicamente creo que intento atravesar esto para probar que puedo continuar sin él.

—Bueno, tienes valor, eso es seguro —dice Sana—. Quiero decir, amo a mi hermano, pero si
alguien me hiciera a mí lo que te hizo a ti… —Se limpia la boca con su servilleta—. Sólo
digamos, que entiendo por qué dejaste de tomar mis llamadas. Cuando Jungkook me dijo que
estarías en el reparto, pensé que era nuestra oportunidad de reparar puentes.

—Sana, tú nunca quemaste ningún puente. Tu hermano lo hizo.

—Lo sé. Pero me alegra que estemos hablando de nuevo. Te he extrañado.


Tomo su mano y la aprieto.

—También te extrañé. —No había notado cuánto hasta ahora.

—Así que, Marco está trabajando en el beso después del almuerzo, ¿eh? —dice a medida que
agita una papa frita en un poco de salsa de tomate—. ¿Nervioso?

—No. No es la primera vez que he sido el papel opuesto de tu hermano cuando no puedo
soportar su presencia.

—Cierto. Pero la última vez había menos agua bajo el puente.

—Y yo era mucho más joven y menos capaz de separar la realidad de la fantasía. —Tomo un
bocado de ensalada, a pesar de que ya no estoy hambriento.

Sana termina lo último de su queso a la parrilla antes de decir—: Así que, ¿no tendrás problema
con besarlo? ¿No va a provocarte antiguos sentimientos?

Me encojo de hombros.

—No hay antiguos sentimientos que provocar. Murieron hace mucho tiempo.

Me mira por unos pocos segundos, luego sacude la cabeza.

—Seguro que sí.

Continuamos la pequeña charla, sin mencionar a Jungkook de nuevo. Nuestra amistad giraba
demasiado seguido a su alrededor, cuando debería haber sido sobre nosotros.

Mientras hablamos, noto que un trío de chicas se ha reunido alrededor de la mesa de Jungkook.
Sus fanáticas. Siempre hay algunas de ellas esperándolo afuera del teatro. Parecen tener un sexto
sentido sobre en dónde va a estar. Es irritante.
Chillan y le piden una foto y autógrafos. Lo miran como si fuera un regalo de Dios. Empujan sus
pechos hacia afuera como si tuvieran una oportunidad con él.

Si solo supieran la verdad.

A pesar de tener el rostro de un ángel, es un malvado bastardo que abandonó a Taehyung.

Apuñalo el resto de mi ensalada con demasiado gusto a medida que un bombardeo de risitas
llena la cafetería.

Maldita su estúpida cara de ángel.

Cuando Sana y yo terminamos de comer, dice—: Te veo allá. No lo olvides. —Me da un rápido
abrazo antes de llevar la cuenta al cajero.

Cuando se ha ido, dejo salir una larga respiración.

Casi me olvidé del beso. Bueno, no tanto olvidado como bloqueado. Como podría dar fe Daniel,
mi talento para la negación es impresionante.

Estoy empacando mis cosas cuando siento a alguien a mis espaldas. No me sorprende que mi
cuerpo reaccione antes de que vea quién es.

—Entonces, ¿hablas con mi hermana pero no conmigo? —dice mientras me giro para
enfrentarlo.

—Eso es porque todavía me gusta tu hermana.

Lleva su ceño de marca.

—Tenemos que hablar en algún momento, Taehyung.


—En realidad, no. —Tomo mis cosas y paso a su lado dirigiéndome a la salida.

Por supuesto, me sigue.

—¿Crees que podemos llevar a cabo este papel de la manera en que estamos ahora? ¿Qué eso no
afectará nuestras actuaciones?

Salgo a la calle, y el ruido del tráfico me hace alzar la voz.

—No dejaré que afecte mi actuación. Este es mi trabajo soñado. Y a pesar del universo
jodiéndome al darte el papel a ti, haré que funcione. —Me giro hacia él—. Si tú no puedes,
entonces haznos un favor a ambos y renuncia.

Se inclina hacia abajo, invadiendo a propósito mi espacio personal para molestarme.

—Taehyung, no te engañes pensando que puedes hacerle justicia a este rol opuesto con alguien
más, porque ambos sabemos que eso es una mierda.

—Estaría dispuesto a intentarlo —digo y le doy mi sonrisa más dulce.

Está a punto de protestar cuando aparecen más fanáticas.

Todas me empujan fuera del camino para llegar a él.

Le dan la bienvenida.

He terminado de ser su admirador.

Mientras me alejo, grita mi nombre.

No me detengo.
SEIS AÑOS ATRÁS.
WESTCHESTER, NUEVA YORK.
LA ARBOLEDA.
SEXTA SEMANA DE CLASES.

Me está mirando.

Mantengo mi enfoque en Hyelin y trato de concentrarme. Es difícil. Su mirada me da un


cosquilleo eléctrico que comienza en mi nuca y se esparce por todo mi cuerpo.

Le diría que se detuviera, pero eso involucraría reconocer su existencia, y no hay manera de que
haga eso en el futuro inmediato.

Desde que leyó mi diario hace casi dos semanas, lo he evitado a toda costa. Cada vez que lo veo,
una enorme ola de humillación cae sobre mí, seguida rápidamente por una ira viciosa, y
terminando con una fuerte urgencia de frotarme todo sobre él. Pensé que me besaría. Parecía que
iba a hacerlo. Luego se fue, y ahora no tengo idea de lo que pasa por su cerebro.

Sólo pensar en nuestro casi-beso tiene mis partes todas excitadas.

No tengo el corazón para decirles que vamos a morir sin experimentar nunca un orgasmo. Las
deprimiría demasiado, y realmente no puedo permitirme tener una pene triste.

—¿Sr. Kim?

—Lo siento, ¿qué?

Hyelin me mira. Al igual que todo el mundo. Excepto él. Oh, ironía.

—Le pregunté por qué piensa que nos volvemos actores —dice Hyelin—. ¿Qué nos lleva a
perseguir esta profesión?
De acuerdo, permanece en calma. Responde la pregunta honestamente. No le des solo la
respuesta que crees que quiere escuchar.

—Sr. Kim —dice Hyelin—. Le prometo que esta no es una pregunta capciosa. ¿Por qué cree que
actuamos?

—Pues… —Tomo una respiración profunda y trato de ignorar todos los ojos en mí—. Creo que
es una manera de comunicar ideas y conceptos. Supongo que somos como médiums.
Canalizando diferentes personas y personajes a fin de traer a la vida el trabajo de otras personas.

Hyelin asiente. —¿No cree que sea un colaborador en ese trabajo? ¿Qué las elecciones de su
personaje le agreguen algo a la versión original?

—Bueno, sí. Pero sólo si mis elecciones no apestan.

Los demás se ríen.

Jeon tose.

—¿Sr. Jeon? ¿Sus ideas?

Él se inclina hacia atrás en su silla.

—Somos actores porque queremos atención. Nos paramos por ahí diciendo las palabras de
alguien más, tratando de no arruinarlo.

Hyelin sonríe.

—Entonces, ¿no cree que haya nada artístico en lo que hace?

Se encoje de hombros.

—No particularmente.
—¿Qué hay de un músico, interpretando la música de alguien más? ¿Los considera a ellos
artísticos?

—Bueno, sí…

—¿Y un artista visual? ¿Un pintor que interpreta imágenes a través de sus pinceles? ¿Es
artístico?

—Por supuesto.

—Pero no los actores.

—En realidad, no. Somos loros, ¿o no? Aprendemos líneas y las repetimos.

—Entonces —dice —, si no cree que la actuación sea un esfuerzo creativo, ¿por qué hacerlo, Sr.
Jeon? Si es simplemente una marioneta y no tiene una inversión personal en lo que está
actuando, ¿por qué dedicarse a esto por tres años de su vida?Seguramente puede encontrar algo
por lo que se encuentre más apasionado.

—No dije que no fuera apasionado. Simplemente pienso que estamos engañándonos a nosotros
mismos si creemos que es difícil.

—Quizás no sea difícil para usted. Pero para la mayoría de las personas, subir al escenario en
frente de cientos o miles de personas podría ser imposible.

Se ríe.

—Sr. Jeon —dice Hyelin pacientemente—, ¿sabe que en una encuesta reciente, casi el noventa
por ciento de los participantes dijeron que preferirían entrar a un edificio en llamas que subir y
hablar frente a grupos grandes de personas?

—¿Qué? Eso es ridículo.


—No cuando miras el top diez de los miedos de la gente, con “miedo de hablar en público” en el
número dos. Otros ítems en la lista relacionados a la actuación son: “miedo al fracaso”, “miedo
al rechazo”, “miedo al compromiso”, y “miedo a la intimidad”.

—Coincidentemente —dice Chanyeol—, todas esas son exactas razones de por qué Jeon no tiene
una relación.

Jeon le lanza una mirada.

—Entrar a un edificio en llamas toma mucho más valor que ser rechazado o tener intimidad.

Hyelin lo mira como una araña estudiando a una mosca. —¿Más valor, dice?

Él asiente, sin darse cuenta de que está a punto de ser devorado.

—Creo que es más exacto decir que es un tipo diferente de valor, y que las elecciones que uno
hace deciden la profundidad de ese valor.

Jeon no parece convencido. Hyelin lo estudia de nuevo.

—Hmm.

Él rueda los ojos. Odia ese sonido contemplativo.

Hyelin camina al frente del salón y escribe unas palabras en la pizarra.

—¿Sr. Jeon? —dice y gesticula para que se ponga de pie junto a ella. Este se levanta del asiento
y hace como se indica.

—¿Podría leer amablemente las dos palabras en la pizarra?

—“Lo siento”.
—De acuerdo —dice Hyelin—. Yo soy el dramaturgo. Estas son mis palabras. ¿Cuál es mi
intención?

Jeon se encoje de hombros.

—Usted dígame.

—No, Sr. Jeon, ese no es mi trabajo. Como dramaturgo, es mi trabajo darle palabras. Como
actor, es su trabajo interpretarlas. Entonces…

Le gesticula para que vuelva a repetir la línea.

Él coloca su mano en su oreja y pretende no haberla escuchado.

—¿Disculpe?

Ella asiente.

—¿Ve? Hizo una elección. Una elección bastante segura y aburrida, pero una elección no
obstante.

—Sin embargo, no siempre depende del actor hacer la elección —discute él.

—Cierto —dice Hyelin—. Los directores a menudo empujan a los actores a tomar elecciones
más audaces, más riesgosas, así que exploremos eso. —Camina al otro lado y cruza lo brazos—.
Esta vez quiero que lo digas como si estuvieras hablando con alguien importante para ti. Un
miembro de tu familia o un amante.

Una sombra oscura para por el rostro de Jeon. —¿Por qué se supone que debo disculparme?

—Usted dígame —dice Hyelin con una sonrisa.


Exhala y se frota la cara con la mano.

—Únicamente dígame qué hacer, y lo haré.

—No, así no es como funciona. Su trabajo es crear algo; una idea, una emoción, dentro de los
parámetros que le doy. Los parámetros son esas dos palabras siendo dichas a alguien que
signifique algo para ti. Tiene sus instrucciones. ¿Qué va a hacer con ellas?

Él mira alrededor de la habitación, inquieto e incómodo.

—¿Sr. Jeon?

—Estoy pensando —espeta.

—¿En qué?

—Con quién voy a disculparme.

—¿Quién será?

Mira hacia mí brevemente y dice—: Un amigo.

—¿Y por qué se está disculpando?

Deja de moverse. —¿Por qué tiene que saber eso? ¿Acaso importa?

Niega con la cabeza y le hace un gesto para que comience.

—En absoluto. Cuando esté listo.

Cierra los ojos e inhala una enorme bocanada de aire antes de soltarla en una exhalación
constante. Hay una sensación de expectación en la sala. Cuando abre los ojos, escoge un punto
en la parte trasera de la sala y se enfoca en él. Su expresión cambia. Es más suave. Arrepentido.

—Lo siento —dice, pero todavía no es sincero.

—No fue lo bastante bueno —dice Hyelin—. Inténtalo de nuevo.

Se mantiene enfocado en el mismo punto mientras su cara se arruga.

—Lo siento —repite, pero está resistiendo la emoción.

—Profundice, señor Jeon —presiona Hyelin—. Es capaz de más. Dámelo.

Parpadea y niega con la cabeza, sus ojos se poniéndose más vidriosos a cada momento.

—¡Lo siento!

Su voz se eleva, pero sigue protegiéndose. Una chispa sin fuego.

—¡Eso no es suficiente, Jungkook! —dice Hyelin, también elevando la voz—. Deja de luchar
contra la emoción. Vamos a verlo. Todo. Sin importar lo desastroso que sea.

Traga y aprieta la mandíbula. Sus manos se curvan en puños mientras se mueve de un pie al otro.

Se queda en silencio.

—¿Señor Jeon?

Parpadea un par de veces más, luego deja caer su mirada al suelo.

—No —susurra—. Yo… no puedo.


—¿Demasiado personal?

Asiente.

—¿Demasiado vulnerable?

Asiente otra vez.

—¿Demasiado… aterrador?

La mira. No necesita responder.

—Siéntese, señor Jeon.

Camina hacia su silla y se sienta bruscamente.

—Así que, ¿le gustaría cambiar su opinión acerca de que la actuación es fácil y no requiere
valentía? —pregunta Hyelin en voz baja.

Traga con fuerza.

—Obviamente.

Hyelin mira alrededor hacia el resto de nosotros. —La actuación aborda emociones delicadas.
Encontrarlas en nuestro interior y dejarlas salir para que otros las vean. Pero para hacer eso, el
actor tiene que estar dispuesto a mostrar partes de sí mismo de las que se avergüenza. Tiene que
tener la valentía de alumbrar cada aterradora inseguridad y arrepentimiento vergonzoso. Nada se
puede ocultar. Contrario a la creencia popular, no se trata de provocar una respuesta en la
audiencia. Se trata de manifestar algo dentro de sí mismo y dejar que el público sea testigo de
ello.

Hace un gesto hacia Jeon, quien está mirando al suelo y masticándose la uña.
—Lo que le pasó al señor Jeon hoy, les pasará a todos ustedes en algún momento. Habrá
ocasiones en las que pensarán que no pueden representar a un personaje o una emoción porque es
demasiado aterrador o personal. Pero es su trabajo encontrar la valentía para dejar que los demás
vean su vulnerabilidad. Eso es lo que hace a un buen actor. En las maravillosas palabras de
Kafka, ustedes tienen el poder de “derretir el hielo en el interior, de despertar las células
inactivas, de hacernos más plenamente vivos, más plenamente humanos, y a la vez más
individuales y más conectados el uno al otro”. Es por eso que hacemos lo que hacemos.

Sus palabras resuenan conmigo. Miro a Jeon. Él mira el suelo, con los hombros caídos. Sabe que
tiene razón, y eso le asusta.

—Ahora —dice Hyelin mientras camina hacia su escritorio y agarra un pedazo de papel—, todos
ustedes adicionaron para nuestra producción teatral de primer año, una obra poco conocida
llamada Romeo y Julieta —Todos se ríen—... Y
estoy feliz de decir que el elenco ya se ha completado.

Todos nos enderezamos a la vez que el entusiasmo se propaga por la habitación.

Pensaba que mi audición estuvo bien, y a pesar de mi falta de experiencia, quiero este papel.
Mucho.

Comienza la lectura de los personajes secundarios. Hay murmullos y maldiciones y algunos


gritos de alegría, pero cuando llegamos a los roles principales, toda la habitación se queda en
silencio.

—El papel de Teobaldo es para... Sehun.

Sehun celebra en voz alta y lanza su puño al aire. Puedo verlo interpretando a Teobaldo, drogado
como un cometa y un poco desquiciado.

—Benvolio sera interpretado por… el señor Park.

Chanyeol asiente y con aire de suficiencia dice—: Eso es correcto. El rudo Benvolio se encuentra
aquí.
Hay risas y aplausos.

—La nodriza será interpretada por la señorita Sediki.

Hay una ronda de aplausos, y Aiyah parece a punto de llorar.

Anuncia que Miranda, Troy, Mariska, y Tyler interpretarán a los padres Capuleto y Montesco.
Entonces es el momento de revelar a los personajes principales.

Mi boca se seca y mi estómago se revuelve. Cierro los ojos mientras hago súplicas silenciosas.

Hyelin se aclara la garganta.

—Nuestra Julieta es —Dios, por favor, por favor, por favor, por favor—... Taehyung.

¡Sí!

Mi estómago se revuelve cuando se me acelera el corazón. No creo que jamás haya estado tan
feliz.

Todo el mundo aplaude y mi pecho se siente a punto de explotar con orgullo.

Lo hice.

Yo.

El chico de ninguna parte sin experiencia.

¡Diablos, sí!

Le echo un vistazo a Jeon. No me está mirando, pero sonríe. Probablemente pensando “te lo
dije” y dandose crédito por hacerme audicionar.
—Por último —dice Hyelin mirando alrededor de la habitación—, el elenco de los dos últimos
papeles masculinos causaron una acalorada discusión entre el panel de la audición, pero creo que
hemos tomado la decisión correcta. No es una elección obvia, pero a veces esas son los más
interesantes.

Jeon se endereza en su silla. Sé que quiere a Mercucio. Ha interpretado a ese personaje antes, y
por lo que escuché, le dio en el clavo.

Hyungsik sería perfecto para Romeo, y creo que él y yo trabajaríamos bien juntos. Me mira y
levanta sus dedos cruzados.

—En la producción de este año, Mercucio será interpretado por el señor Park Hyungsik. El papel
de Romeo es para el señor Jeon

La clase aplaude, pero no me uno a ellos.

Me siento como si un peso de plomo haya caído sobre mi estómago.

Por la expresión en sus rostros, Jeon y Hyungsik se sienten de la misma manera.

Los tres nos miramos el uno al otro, sin saber qué demonios acaba de pasar.

Hyelin aplaude para indicar el final de la clase.

—Eso es todo, chicos. Si no recibieron un personaje, entonces estarán en el coro. No se


preocupen, todavía tienen mucho que hacer. Por favor, recojan un guión y un horario de ensayo
antes de salir.

La gente me felicita mientras sale, pero apenas los escucho.

Hyungsik se acerca y me da un abrazo.


—Felicitaciones —dice cálidamente—. Vas a ser una Julieta increíble, no tengo ninguna duda.

—Quería que tú fueras Romeo —digo, consciente de que Jeon no se ha movido de su silla.

—Eso habría estado bien —dice—, pero no voy a mentir, Mercucio es un papel patea-traseros.
Quiero decir, ¿“la peste sobre sus casas”?No hay nada mejor que eso.

Cuando se va, camino en una neblina hacia el escritorio de Hyelin para recoger un guión. Tiene
mi nombre al lado del nombre del personaje: Julieta. Veo el único otro guión que queda allí.
Romeo: Jeon Jungkook.

No.

No.

No.

—¿Sr. Kim? ¿Está bien?

Trato de no mostrar lo enfermo que me siento.

—Uh… sí. Muy bien.

Sonríe. —Habría pensado que estarías más feliz por conseguir tu primer papel protagónico. Es
uno de los clásicos. Muy pocas actores o actrices tienen la oportunidad de interpretar a Julieta.

—Oh, lo sé —digo—. Dios, estoy muy emocionado. En serio. Es sólo que…

Hyelin me mira expectante.

—Él no me quiere como su Romeo —dice Jeon cuando viene y se para junto a mí—. Y
francamente, somos dos. Sabía que quería a Mercucio. Y sabía lo mucho que jodidamente odio a
Romeo. ¿Qué es esta mierda?
—En las inmortales palabras de los Rolling Stones, señor Jeon, no siempre puedes conseguir lo
que quieres. Querías a Mercucio porque has hecho el papel antes, y estarías cómodo haciéndolo
de nuevo. Ser un actor no se trata de estar cómodo. Se trata de desafiarte a ti mismo. Sé que
odias a Romeo, y esa es una de las razones por las que fuiste elegido. No eres el típico héroe
romántico. Eres atrevido y cínico y, a veces, simplemente grosero. Tienes un borde que creo
Romeo necesita. Del mismo modo, el señor Park tiene una sensibilidad que lo hará un Mercucio
simpático. Créeme, no tomé esta decisión a la ligera. Sabía que te resistirías, y considerando que
tengo que dirigirte, sólo hice mucho más difícil mi trabajo. Si puedo sacar de tu interior todo el
talento del que sé que eres capaz, valdrá la pena.

Jeon la mira y cruza los brazos.

—¿Qué pasa si me niego a hacerlo? —pregunta—. Porque incluso si fuera posible que
aprendiera a interpretar a ese tonto gallina, lo cual no puedo, dudo mucho que a Kim aquí le
emocione mucho que yo lo haga.

Hyelin me mira inquisitivamente.

—Es cierto —digo—. Es un imbécil.

Hyelin coloca sus manos sobre el escritorio y ladea la cabeza.

—¿Y qué sugieres? ¿Interpretar a Mercucio y que el señor Park interprete a Romeo?

—¡Sí! —dice Jeon—. Él haría muy bien toda esa cosa de amor adorable. Y yo podría morir
estrepitosamente y terminar la noche. Todo el mundo gana.

—No, no es cierto, señor Jeon, porque no habrás logrado nada en tu desarrollo como actor, y me
perdería la oportunidad de explotar la extraordinaria química de la que fui testigo entre el Sr.
Kim y tú en las audiciones.

Jeon pone una expresión seria.

—¿Es por eso que me diste este papel? ¿Debido a ese estúpido ejercicio del maldito espejo?
¡Jesús, Hyelin!

—Esa no es la única razón, pero es una parte. ¿Crees que esa clase de química se ve todos los
días?Porque estoy aquí para decírtelo: no es así.

—Pero eso es... no fue algo que yo… no puedo…

—Jungkook —dice Hyelin—. Entiendo que enfrentar ese tipo de conexión es aterrador, pero es
exactamente lo que necesitas para crecer. Eres tan talentoso de muchas maneras, pero cualquier
cosa que requiera que te abras y seas vulnerable con otra persona es tu talón de Aquiles, y
créeme cuando te digo que no llegarás muy lejos en esta industria, o en este curso, o en la vida, si
eso sigue siendo un problema.

Ella mira de Jungkook hacia mí.

—Ahora, ustedes dos han sido elegidos como los personajes principales en una de las mayores
tragedias románticas de la historia del mundo, así que dejen de quejarse y agradézcanlo.
Interpretarán los papeles como fueron asignados, o ambos tendrán una F para el semestre. No me
importa cómo lo hagan, pero tienen que encontrar una manera de trabajar juntos. Vengan el lunes
con sus líneas aprendidas y sus máscaras de actuación, porque voy a hacerlos lucir como si
estuvieran enamorados aunque sea lo último que haga. La estupidez no será tolerada en ningún
nivel, ¿Quedó claro?

Jeon y yo murmuramos—: Sí, Hyelin. —Y miramos al suelo.

Hyelin suspira y recoge sus cosas antes de decir—: No olviden sus guiones. —Luego se va.

Jeon y yo nos quedamos parados ahí, sin mirarnos y sin hablar.

Debería estar feliz de ser elegido, pero no lo estoy.

Jeon toma su guión y el horario de ensayo, y los mete en su mochila.

—Esto es tan jodido —murmura en voz baja—. Todo este maldito año se va a la mierda, y todo
es tu culpa.
—¿¡Mi culpa!? ¿Cómo diablos es mi culpa que fueras elegido como Romeo? No siempre puedes
interpretar al melancólico rebelde intocable, ya sabes. En algún momento vas a tener que
interpretar el papel romántico.

—Eso es una mierda. No todos los actores tienen que ser los protagonistas. Samuel L. Jackson,
Steve Buscemi, John Turturro, John Goodman. Todos ellos tienen carreras increíbles y no hacen
la mierda romántica.

—No lo tomes de la forma equivocada, Jeon, porque de verdad no quiero darte un cumplido en
este momento, pero no te pareces a ninguno de esos tipos. Eres alto, guapo y tienes el cabello
extrañamente genial. La gente te va a elegir para interpretar al protagonista, lo quieras o no.

—Así que, ¿quieres que sea tu Romeo? ¿Es eso lo que estás diciendo? Porque la última vez que
lo comprobé, ni siquiera podías soportar mirarme.

—No —digo—, no serías mi primera opción para ser Romeo, ¡sobre todo porque eres un idiota
todopoderoso que va por ahí leyendo los diarios de la gente!

—A la mierda con esto. —Toma su mochila y da zancadas hacia la puerta, pero agarro su brazo.

—Jeon, ¿qué demonios te pasa?Ya han pasado dos semanas, y ni siquiera has tratado de mejorar
las cosas entre nosotros. ¡Discúlpate, idiota invasor de diarios!

Se da vuelta para mirarme y sus ojos se encuentran llenos de fuego. Retrocedo unos pasos, pero
me sigue. No es hasta que estoy con la espalda contra la pared que nos detenemos.

—Fue un maldito error leer tu diario, lo admito. Desearía no haberlo hecho, porque haría mi vida
mucho más fácil no saber toda esa mierda sobre cómo te sientes por mí. Pero ¿qué demonios
pensabas al escribirlo en primer lugar? Es evidente que la persona sobre la que escribes, de
alguna manera, va a leerlo, ¡nos humilló a ambos y lo arruinó todo!

—Oh, no —digo mientras la sangre se apresura a mi cara—. ¡No acabas de culparme porque tú
hayas leído mi diario!
—Sí, estoy bastante seguro de que lo hice.

—¡Eres increíble! —Levanto mis manos en exasperación—. Eso es todo. He terminado de tratar
de hacer las paces contigo. Ya ni siquiera quiero tus disculpas. Sólo mantente muy lejos de mí.

Me empujo más allá de él, pero me sigue.

—¿Cómo propones que me mantenga alejado de ti, cuando tenemos que realizar innumerables
escenas de amor en esta estúpido obra, eh?Créeme, me encantaría no tener que pasar por esa
maldita tortura, pero no tengo opción en el asunto.

Camino más rápido. —Preferiría pinchar mis ojos con agujas que tener que fingir estar
enamorado de ti, pero voy a hacerlo porque esta producción representa el cuarenta por ciento de
nuestro curso de actuación para el semestre, ¡y no arruinarás mi promedio!

—Jamás se me ocurriría, princesa. Después de todo, probablemente sólo vas a escribir sobre ello
en tu diario.

—¡Sí! ¡Probablemente lo haría!

—Ya sabes —dice caminando con facilidad junto a mis temblorosas


piernas—, millones de personas sobreviven sus malditas vidas enteras sin escribir acerca de sus
fantasías sexuales y pensamientos más íntimos en un libro que cualquiera puede encontrar y leer.
¡Deberías intentarlo!

—Tan pronto como viste lo que era, ¡deberías haber dejado de leer!

—Oh, cierto, ¡como si fuera posible dejar de leer cuando vi que hablabas de mi polla!

Me detengo y le doy un puñetazo en el brazo.

—¡Ay! ¡Mierda!

—¡Esto no es mi culpa! ¡Jódete!


Agarra mis brazos y me tira hacia él. —Bueno, de acuerdo con tu diario, eso es exactamente lo
que necesitas. ¿De ahí viene toda esta agresión? ¿Te molestó que no te besara el otro día y
necesitas montar mi polla por un rato?

—¡Dios, eres un idiota!

—¡Me di cuenta que eso no fue un “no”!

Instintivamente voy a golpearlo, pero agarra mi muñeca y la sostiene con fuerza.

—Esa es la parte incorrecta para poner tus manos, cariño. ¿No quieres darle un poco de alivio a
la parte de mí que ha estado dura como el infierno desde que leí tu estúpido diario? ¿No quieres
sentir el infierno por el que me has hecho pasar? ¿Quieres tanto tocar una polla? Adelante. Pon
tus malditas manos sobre mí y sácame de mi miseria.

Libero mi mano de su agarre.

—Eres repugnante —digo antes de alejarme.

—¿¡Eso es un no a masturbarme!? —grita tras de mí.

Me alejo de él tan rápido como puedo, y cuando doblo en la esquina, lo veo de pie donde lo dejé,
con la cabeza gacha y las manos en su pelo.

Camino a casa con las piernas temblorosas, y es sólo cuando estoy dentro de mi habitación y
cierro la puerta que me doy cuenta de que mis ojos están acuosos.
Punto sin retorno.

PRESENTE.
HABITACIÓN DE ENSAYOS EN EL TEATRO GRAUMANN.
CUARTO DÍA DE ENSAYO.

Me estoy comiendo las uñas. Prácticamente las destruí todas y pasé a la áspera piel de mis
cutículas. No ayuda con mis nervios, pero me detiene de caminar de un lado al otro.

Marco está hablando con Jeon. Llevándolo a través del lugar.

Mi estómago se tambalea con una combinación de náuseas y anticipación irracional. Me dan


ganas de vomitar mi almuerzo.

Marco habla en voz baja, pero puedo escuchar cada palabra.

—Sarah está aquí para confrontarte acerca de por qué la estás alejando. Su madre reveló que ella
no es la chica de pueblo que pensabas que era, y en el proceso, te hizo sentir como si nunca
fueras a ser lo suficientemente bueno para ella. En el fondo, siempre creíste que esto era
demasiado bueno para ser verdad, y ahora has confirmado todas tus dudas.

Jungkook asiente mientras frunce el ceño en concentración. Sus brazos están cruzados sobre su
pecho. Su postura defensiva.

Me mira, luego de vuelta a Marco, su rostro endurecido.

Me quedé sin cutículas. Necesito un cigarrillo, pero no tengo tiempo.

—Quiero sentir que piensas que ella es mejor sin ti, pero te está matando. ¿Comprendes?

Él asiente y sus piernas vibran.

Está nervioso.
Bien.

—¿Taehyung?

Mi turno.

Marco se acerca y coloca su brazo a mí alrededor.

—Estás confundida por el comportamiento de Sam. Lo amas, y no te importa lo diferentes que


tus orígenes
son. Él parece haber renunciado, pero quieres que luche. ¿Sí?

Asiento. Me marea. Quiero sentarme.

—Aquí es donde sentimos tu desesperación. No lo has visto desde hace días. Todo lo que quieres
es que se quede, ¿de acuerdo?

—Sí. Claro.

Sueno más seguro de lo que me siento. Él confía en mí para hacer mi trabajo. No quiero
defraudarlo.

—Tómense unos minutos para prepararse, luego comenzaremos con la entrada de Sarah.

¿Prepararse? ¿Cómo diablos me preparo para esto? ¿Para sentir estas increíblemente cosas
personales y relevantes? ¿Para besarlo?

Camino de un lado al otro.

Quiero encontrar mi personaje, porque ella es el aislamiento entre la fantasía y la realidad. Pero
todo lo que encuentro es a mí. Mi dolor. Mi confusión.
Cierro los ojos y respiro. Tomo respiraciones largas y medidas a través de mi nariz, las suelto a
través de mi boca. Trato de imaginar una sábana blanca en un tendedero, volando en la brisa. Es
mi enfoque.

Hoy no puedo conseguirlo. La imagen es borrosa e inconstante, como un canal de televisión que
no puedo sintonizar.

Mis ojos aún están cerrados cuando oigo pasos. Luego calor está delante de mí, y sé que él está
mirando.

—¿Qué? —pregunto, con los ojos todavía cerrados. Trato de aferrarme a mi enfoque. Brilla
como un espejismo.

—¿Quieres hablar de algo?

—En realidad, sí. Tengo esta sensación de extraño ardor cada vez que hago pis. ¿Qué significa
eso?

Mantengo mi respiración constante.

Suspira.

—Quise decir sobre la escena.

—Sé lo que quisiste decir.

—Por supuesto que sí.

—Vamos a acabar de una vez y ver qué pasa. —Si corro gritando de la habitación, entonces
trataré con ello.

—¿Estás seguro de eso?


Nunca he estado tan seguro de algo en mi vida.

Abro los ojos.

—Bien. ¿Qué quieres decir?

Mete las manos en los bolsillos.

—¿Por dónde jodidamente empiezo?

Espero. Sé que está pensando, porque parece como si tuviera dolor. Algunas cosas nunca
cambian.

—Taehyung, ¿no crees que es una locura que no hemos hablado de nada de la basura que se vino
abajo entre nosotros, y en pocos minutos voy a besarte?

—No, no lo vas a hacer —digo.

—Sí, lo voy a hacer. Está en el guión.

—Lo que quiero decir, idiota, es que Sam va a besar a Sarah. Tú y yo estaremos en otro lugar,
¿de acuerdo?

Da un paso hacia adelante, y me resisto a retirarme. Ya no hago eso.

Su calor corporal quema a través de mi ropa. Por mucho que no quiero mirarlo a los ojos, él no
me da muchas opciones.

—Los dos sabemos que no funciona de esa manera —dice en voz tan baja que sólo yo puedo
oír—. Por mucho que queramos que eso sea emociones del personaje, todavía van a ser mis
brazos a tu alrededor, y mi boca en la tuya. Ahora, me siento muy raro sobre eso teniendo en
cuenta que todo nuestro equipaje podría llenar un gran maldito almacén, pero ya que pareces
tranquilo no discutiendo nada, vamos a abrir esta maldita cosa y ver lo que cae.
Su habilidad para hacerme poner brutalmente enojado dentro de treinta segundos es notable.
¿Quiere hablar ahora porque le conviene?

La única cosa peor que su capacidad de tomar decisiones de relación es su sentido de la


oportunidad.

—Tuviste tres años para hablar —digo—. Pero la única vez que me contactaste fue cuando
estabas borracho e ininteligible.

—Eso no es cierto. Los correos electrónicos…

—Estaban llenos de juegos mentales y patéticos intentos de conseguir que te persiguiera… otra
vez. Eran vagos y autocompasivos, y ninguna vez te disculpaste, bastardo arrogante.

—¿Está todo bien? —nos llama Marco. Colocamos sonrisas falsas en nuestros rostros y
asentimos.

—Estamos bien —dice Jeon, su voz apretada—. Sólo trabajando en algunas ideas.

—Excelente. Vamos a empezar, entonces.

Jeon se gira hacia mí, pero he terminado con esta conversación.

—Solo terminémoslo —digo, sin estado de ánimo para estar en la misma habitación con él, y
mucho menos interpretar una escena de amor—. Agarra tu guión, y vamos.

Se ríe, pero el sonido es hueco.

—No necesito un guión para esta escena.

—No, no imagino que lo haces.


Tomamos nuestras posiciones de salida en lados opuestos del lugar.

Marco aplaude para silenciar a la habitación. —Está bien, cuando estés listo, Taehyung.

Entro en el espacio, más enojado de lo que debería estar en este momento de la obra, pero a la
mierda. Tomaré la ira y haré que funcione.

Interpretamos la escena, palabras fuertes y emociones amargas bloqueados entre nosotros. Doy
vuelta alrededor de él. Él mantiene su distancia. Dolido y evasivo.

Está enfocándose.

—¿De verdad crees que tenemos alguna oportunidad? —pregunta. Puedo sentir su intensidad a
través del cuarto—. No lo hacemos. Lo sabes. Lo sé. Tu perra mamá de club de campo lo sabe, y
ella es la única con suficientes agallas para decirlo en voz alta. Deja de luchar contra lo
inevitable. Lo inevitable siempre gana.

Mi voz es pequeña, pero a fuego lento. La ira me inunda. Está equivocado. Como de costumbre.

Me meto en la piel de Sarah y hago sus reacciones mías.

—¿Cuándo llegaste a ser tan cobarde?

—Casi al mismo tiempo que me di cuenta que no sabía nada de ti.

—¡Tú si me conoces! Sabes las únicas cosas que son importantes.

—¡Mentiras! Conocía a la persona que pretendías ser, y señorita, eres un infierno de actriz. Me
tenías completamente engañado.

La habitación está zumbando por la tensión. Él está buscando una salida. No voy a dársela.

Doy un paso más cerca.


—Sam, sé que me amas. Lo sé cómo sé que el cielo es azul y el mundo es redondo. Si te vas
ahora, te despertarás en cinco años y te preguntarás qué demonios hiciste, porque la gente busca
toda su vida encontrar lo que tenemos, y lo estás tirando a la basura. ¿No te das cuenta?

Mi enojo está llenando el aire, haciéndolo espeso y difícil de respirar.

Ni siquiera puede mirarme. Un animal herido a punto de ir a tierra.

—No puedo ser tu proyecto, Sarah. No soy algo que se puede arreglar. —Se da la vuelta para
salir.

—¡Espera! —El tormento de mi voz lo detiene—. Nunca fuiste un proyecto para mí. Y no te irás
hasta que me digas que no me amas.

Sus hombros se desploman, y murmura una maldición.

—¡Dilo!

Se gira. Su expresión está llena de conflictos. Llena de dolor.

—Si quieres arruinarnos —digo, mi voz trémula—, entonces por lo menos haz bien el trabajo.

Está luchando, pero no voy a retroceder.

—Dilo.

Toma una respiración. —No te amo.

Prácticamente puedo oír su corazón agrietándose por el dolor en su voz.

Le ordeno que lo diga otra vez.


Lo hace, pero más suave. Lo estoy rompiendo, así no puede alejarse. Tiene que quedarse y
romperse conmigo.

Le digo que lo diga una vez más, y apenas puede respirar con el esfuerzo.

—Yo… no… te amo.

Su atención se centra en el suelo. Rompiéndose.

—¿Lo crees todavía? —pregunto.

Cuando me mira con ojos llenos de agonía y agua salada, me siento como si me estuviera
ahogando.

—No —dice, y antes de que tenga tiempo para pensar, o prepararme, o correr, está caminando
hacia mí, y sus manos están en mi rostro. Su toque me hace jadear. Mientras que el aire entra en
mis pulmones, cubre mi boca con la suya.

Todo explota. Mi cuerpo y mente se sujetan. Mis sentidos se sobrecargan, y tres años
desaparecen en un cegador milisegundo.

Sus labios son justo como recuerdo. Cálidos y suaves. Delicioso más allá de las palabras. Él
inhala fuertemente, y sus manos me aprietan, una en mi mejilla, la otra en mi nuca. Hace un
pequeño sonido en su garganta, y calor me inunda. Mi cuerpo está en contra de él, y mis manos
están en su cabello, y cada única razón por la que debería mantenerme alejado se derrite mientras
nuestras bocas se abren la una a la otra.

Es duro y desesperado y lleno de pasión que no quiero sentir. Pero esto... esto es donde todos los
mejores recuerdos de él viven. Esto es lo que debería haber sido. Siempre. Bocas y manos en el
otro, respirando el aire del otro. Revelando nuestra profunda conexión de alma, no huyendo de
ella.

Sus manos se arrastran sobre un cuerpo temblando que no ha sentido este fuego durante
demasiado tiempo.
Es por eso que no he tenido una relación a largo plazo por los últimos tres años. Es por eso que
me acuesto con hombres una vez y nunca llamo de nuevo. Debido a que no se sienten así.

Quiero desesperadamente que alguien más me arruine de la forma en que él lo hace, pero ni
siquiera se acercan. Esta es la primera vez que verdaderamente me he sentido excitado desde que
él se fue, y me odio por ello.

Libero mi boca y logró jadear—: Jungkook —antes de que él murmure—: Dios... Taehyung —y
me bese de nuevo.

Mi cuerpo no puede conseguir bastante de él, incluso si mi cerebro sabe que está mal. Cada parte
de mí lo anhela.

Los ruidos que está haciendo son quejumbrosos y desesperados. Las manos me halan más cerca.
Sus brazos me envuelven.

No puedo creer que en el mundo del mal que hemos creado juntos, esto todavía pueda sentirse
tan bien.

—Bueno, eso es suficiente —dice Marco antes de aclararse la garganta—. Vamos a parar allí
antes de tener que conseguirles una habitación. Buen trabajo. Excelente química.

El hechizo está roto, y mientras me aparto, los ojos de Jeon se abren. —Taehyung...

Lo empujo. No puede besarme así y decir mi nombre con ese tono, y completamente poseerme
sin mi puto permiso. Da un paso hacia adelante, pero no puedo soportar más. Antes de que pueda
tocarme de nuevo, le doy una bofetada.

Da un paso atrás, su expresión tan confundida que por unos segundos, me siento mal por hacerlo.

No debería. Esto es su culpa. Él sabe qué clase de poder tiene sobre mí. Contaba con él, y lo
explotó. Ahora mi cuerpo late con fuerza y duele. Necesitándolo de una manera con la que no
puedo tratar.
Odio que aún me pueda hacer sentir así. Que con este solo beso, pueda demoler cada mecanismo
de defensa que alguna vez tu ve en su contra.

Lo odio por hacerlo, pero me odio más a mí mismo por querer que lo haga de nuevo.

HACE SEIS AÑOS.


WESTCHESTER, NUEVA YORK.
DIARIO DE KIM TAEHYUNG.

Querido Diario,
Después de toda la mierda que me ha hecho pasar en las últimas dos semanas, Jeon admitió que
se sentía atraído por mí.

Bueno, dijo que haber leído mi diario lo puso duro, lo que supongo es la misma cosa.

¿Por qué siquiera me importa? Es un imbécil egoísta, grosero y fóbico a las disculpas, y nada
bueno llegaría de nosotros enganchándonos. Excepto tal vez un poco de sexo alucinante.

Oh, sexo. Me lo puedo imaginar.

No puedo negarlo más. Lo quiero, a pesar de que me vuelva loco.

Y ahora que me he admitido eso a mí mismo (y a ti, querido diario), estoy absolutamente
aterrorizado de que vaya a leer esto, porque según él, es inevitable. Tan pronto como escriba algo
muy mortificante, el universo va a encontrar una manera de dejar que él lo vea.

Bueno, en ese caso: ¡Oye, Jeon! ¡Sí, tú idiota leedor de diarios! Quiero acariciarte. ¿Quieres
tener sexo enojado y volar mi caliente mente virginal?

Dejo caer la pluma y rasgo la página de mi diario antes de arrugarlo y tirarlo a la basura. Rebota
en el borde y se une a las otras siete piezas echadas a perder de papel cubriendo el suelo.
—¡Esquívalo chupa pollas! —Lanzo mi diario a través de la habitación, y golpea la puerta con
un ruido sordo. Me desplomo de nuevo en mi cama y arrojo mi brazo sobre mis ojos.

No sirve de nada. No puedo escribir en mi diario más. Él arruinó el ritual de ello, porque no me
puedo alejar del terror de que lo leerá de nuevo. La única cosa que me ayudó a dar sentido a mis
ridículos sentimientos por él ya no está disponible, y apesta más allá de todas las palabras.

—¿Tae? —Hay un golpe en la puerta, y aparece la cabeza de Rosé—. ¿Estás bien?

—No —digo antes de frotar mi rostro y gemir.

—¿Jeon?

—Sí.

—¿Qué pasó?

—Interpretará a Romeo. Soy Julieta. Nos metimos en una pelea.

—¿Sobre el diario?

—Entre otras cosas.

—¿Aún sin disculpas?

—Por supuesto que no. Además, prácticamente exigió que le masturbara.

—Eso no es genial. Debería al menos haber dicho "por favor". —Ella se acerca y se sienta en el
borde de mi cama—. Ya sabes que le gustas, ¿verdad?

—No me importa.
—Sí, lo haces. Te gusta también.

—No quiero.

—A veces que te guste alguien no tiene nada que ver con lo que quieres y tiene todo que ver con
lo que necesitas.

—Rosé, él es un idiota.

—Eres apasionado sobre él.

—Seríamos terribles juntos.

—O maravillosos.

Exhalo y me siento. —Entonces, ¿qué estás diciendo?

—Estoy diciendo que debes hacer un movimiento.

Me froto los ojos.

—Dios, Rosé, no. Simplemente no encajamos. Es como si fuéramos aceite y vinagre. No importa
cuánto nos afectemos el uno al otro, nunca vamos a mezclarnos.

—Taehyung —dice, dándome su mejor expresión de “presta atención a las perlas de la sabiduría
que estoy a punto de impartir”—, te olvidas que a pesar de que el aceite y el vinagre no se
mezclan, aún hacen un delicioso aderezo para ensaladas.

Entrecierro mis ojos.

—Bueno, eso no tiene nada de sentido.


Ella suspira.

—Lo sé. Lo siento. No tenía nada. Sin embargo, el aderezo de ensalada es delicioso. Mi punto es
el siguiente: debes follar a Jeon. Sería delicioso.

La miro con conmoción.

—¡¿Qué?! Debería... ¿qué? Quiero decir... no puedo ni siquiera comprender…

—No te atrevas a decirme que nunca has pensado en saltar sobre los huesos de ese chico, porque
sé que lo has hecho.

Me desplomo y hago un puchero.

—Bueno, está bien, he pensado en ello. Eso no significa que realmente lo haría.

—¿Hace falta que te recuerde que te lo cogiste en seco descaradamente cuando estabas
borracho? Y a partir de todos los informes, no te quejabas.

—Eso no cuenta.

—Te frotaste en su músculo del amor, Taehyung. Eso cuenta.

Coloco mi cabello sobre mis ojos y gimo.

—Rosé...

Ella separa mi cabello y me mira.

—Tae, estás obviamente colgado de este chico. Vas a tener que lidiar con lo que sea que esté
burbujeando entre ustedes antes de que ambos tengan un colapso completo. No pueden seguir
con toda esta tensión sexual no resuelta. No es saludable. Yo voté por él follando hasta que
ambos no pueden aguantar, pero bueno, eso es sólo conmigo.

Gruño en frustración y me desplomo de nuevo en mi cama.

Ella se levanta y se acerca a la puerta antes de girarse hacia mí.

—Ya sabes, un hombre sabio dijo una vez: “El amor no se puede encontrar donde no existe, ni
puede estar oculto de donde realmente existe”. Piensa en ello.

—Eso es profundo, Rosé. ¿Es eso del libro de Frases de Filosofía 101?

—No —dice con una sonrisa—. David Schwimmer. Kissing a fool. Película terrible.

Me río.

—Buenas noches, Tae.

Esa noche, sueño con Jeon, y gracias a Rosé, la clasificación es definitivamente X.

Al día siguiente, mientras camino a nuestro primer día de ensayo, todavía no estoy seguro de
cómo voy a tratar con él.

Cuando doy vuelta en la esquina de la cuadra del drama, él está allí, apoyado en la barandilla
fuera del teatro, con sus gafas de sol puestas, un vaso de cartón en cada mano. Mientras me
acerco, me ve y se pone de pie. Me detengo frente a él.

—Oye —digo.

—Hola. —Me mira y mastica el interior de su mejilla.


Nos quedamos allí durante unos segundos antes de que él empuje hacia mí uno de los vasos de
cartón y me diga—: Oh, mierda. Esto es, uh... esto es para ti.

Lo tomo y lo sostengo hacia mi nariz.

—¿Qué es?

—Es un soy-un-idiota-achino.

Trato de detener la sonrisa que se eleva en las comisuras de mi boca.

—Eh. Huele a viejo y puro chocolate caliente para mí.

—Sí, bueno, resulta que ya no tenían idiota-achinos. Me ofrecí para hacer un poco más, pero me
dijeron que era demasiado cualificado.

—Estaban en lo cierto.

—Entonces —digo—. ¿Te sabes tus líneas?

Él asiente. —Desafortunadamente. Shakespeare realmente podría haber utilizado un buen editor.


Amigo era divagador.

—¿No has encontrado ningún amor por Romeo aún?

Él mira su taza y juguetea con el borde.

—No. Cuanto más trabajaba en las líneas más claro era lo jodidamente estúpido que este casting
es. No puedo hacer este papel, Kim. Realmente no puedo.

—Hyelin cree que puedes.


—Sí, bueno, Hyelin se está engañando a sí misma. Cree que soy alguien que no soy.

—O tal vez tiene fe en la persona que podrías ser.

Niega con la cabeza.

—Puede tener toda la fe en el mundo. Todo lo que soy capaz de darle es a un Romeo malo.

—Tal vez eso es lo que quiere. Un Romeo perfecto es aburrido. Es más interesante verlo luchar
con sus emociones. Ya sabes, triunfar sobre sus inseguridades.

Estudia la taza durante unos segundos antes de decir.

—¿Y si no triunfa? ¿Qué sucede entonces?

Estoy sacudiendo mi cerebro por una respuesta alentadora cuando llega Hyelin. Pasamos junto a
ella y tiramos nuestras tazas vacías en la basura al entrar en el teatro tenue.

Después de descargar las maletas en el auditorio, nos unimos a Hyelin en el escenario.

—¿Cómo se sienten hoy chicos? —pregunta.

Jeon y yo murmuramos algo vagamente positivo, entonces la charla está hecha.

—No quiero asustarlos —dice Hyelin, viéndonos a los dos—, pero el éxito de toda esta
producción depende de ustedes dos y la credibilidad de su relación.

Jeon exhala. —Jesús, Hyelin. Sin presión ni nada.

Hyelin le da una sonrisa simpática. —La buena noticia es que sé que los dos son más que
capaces de hacer a estos personajes venir a la vida. —Jeon rueda los ojos—. Pero van a tener que
confiar en mí y en ustedes, y entregarse por completo a la experiencia. ¿Entienden?
Ambos asentimos. Jeon luce como un caballo cimarrón, cambiando su peso y listo para
atornillar.

—Esta es la escena de la fiesta en la que primero ponen los ojos sobre el otro, y tan cursi como
suena, tienes que convencernos de que es amor a primera vista.

—Jeon no cree en el amor a primera vista —le digo.

—Él no tiene que creerlo —dice Hyelin, sonriendo—. Sólo tiene que hacer que el público lo
crea. ¿Correcto, señor Jeon?

Mira al suelo. —Lo que digas.

Ella se ríe y nos posiciona en lados opuestos del estrado.

—Está bien, así que hay que imaginar que el espacio está lleno de asistentes a la fiesta. Romeo,
estás demasiado aburrido. Tus amigos se han comprometido a hacer que olvides todo sobre
Rosaline, pero no podrías estar menos interesado. En lo que a ti se refiere, Rosaline te ha
arruinado para cualquier otra mujer, y estás solo contando los minutos hasta que puedas salir.

—Julieta, estás tratando desesperadamente de evitar a tu madre y a Paris. Cuando ves a Romeo
por primera vez, es como si algo se despertara dentro de ti. Todo y todos se desvanecen a negro y
todo lo que puedes ver es a él. Tienes miedo por tu extrema atracción.

Asiento mientras el nerviosismo burbujea dentro de mí. Miro a Jeon. Está pálido como una hoja.

—¿Alguno de ustedes tiene alguna pregunta?

Jeon traga y sacude la cabeza. Hago lo mismo.

—De acuerdo, entonces. Vamos a ir a cuando se ven el uno al otro del otro lado de la habitación.
Quiero ver la pasión. El sentido de destino. Vamos a tener que ir y ver qué pasa.
Ella va y se sienta en la primera fila del auditorio con su guion y cuaderno. Jeon y yo estamos
solos en el escenario. Se ve tan nervioso como me siento.

—Está bien, cuando estén listos —dice Hyelin.

Respiro profundo, a continuación saco el aire lentamente. Miro a Jeon. Sus ojos están cerrados y
tiene el ceño fruncido en concentración, como si estuviera preparándose psicológicamente para
saltar de un avión o caminar sobre brasas.

Toma varias respiraciones profundas y sacude sus manos. Puedo ver sus labios moviéndose pero
no puedo escuchar lo que está diciendo. Por fin, abre los ojos y mira por encima en mi dirección,
comenzando por
mis pies. Parece satisfecho con ellos antes de que se mueva a mis rodillas. Su mirada se mueve
más arriba, hasta mis muslos antes de continuar por mi cadera, luego en mi cuello y, finalmente,
mi cara.

Mira a mi boca durante unos segundos y luego… oh Dios…me mira a los ojos. Jadeo cuando
siento nuestras energías conectarse. Es como que estoy cayendo en él y absorbiéndolo al mismo
tiempo.

Puedo verlo tratando de no estar asustado, pero lo está. Por un momento, creo que va a correr. Su
cuerpo se pone rígido mientras que un destello de pánico ilumina sus ojos. Luego exhala y veo a
Romeo emerger, intenso y desesperado. Está canalizando sus emociones al personaje. Utilizando
el miedo. Transformándolo.

Lo miro con ojos de Julieta y es el hombre más hermoso que he visto nunca.

Ayer por la tarde estábamos gritándonos.

Pero ahora… Ahora, él es todo.

Nos movemos hacia el otro. Mi piel está viva con aleteo de emoción. Mi cuerpo, lleno de
expectativas. Sus ojos queman en los míos, profundo e intenso. Cuando se detiene frente a mí,
apenas puedo respirar. Me mira como si fuera hermoso. Como si fuera un regalo de la naturaleza
que se hizo sólo para él.
Necesito tocarlo, sentir que es real y que está aquí y me quiere, pero sé que Julieta no lo haría.
Así que me quedo ahí y lo bebo. Su fuerte mandíbula, sus hermosos ojos y cabello desenfrenado.

Todas sus partes tienen su propia belleza única, pero cuando se unen, es magnífico más allá de
mi capacidad de describir.

El miedo está aún en sus ojos, al acecho, pero empuja a través de él. Su mano se acerca a mi
cara. Me toca suavemente, pero mi reacción es intensa. Sus párpados aletean mientras acaricia
mi mejilla. Hay calor en mi piel y se construye con cada suave caricia de sus dedos. Su temor se
asoma un poco más, vacilante detrás de su decisión.

Su atención se fija en mi boca y él se aclara la garganta antes de que murmure—: Si mi indigna


mano profana con su contacto este divino relicario, he aquí la dulce expiación: ruborosos
peregrinos, mis labios se hallan prontos a borrar con un tierno beso la ruda impresión causada.

Las palabras son formales y arcaicas, sin embargo, la forma en que mi cuerpo reacciona a ellos
es permanente.

Sus dedos están todavía en mi mejilla mientras se inclina hacia abajo, lentamente. Todo lo que
puedo ver son sus labios, entreabiertos y suaves. Sé que Julieta se apartaría, pero yo no quiero.

Recuerdo mi propósito y quito su mano de mi cara. La sostengo y suavemente froto sus dedos.

—Buen peregrino, sois harto injusto con vuestra mano, que en lo hecho muestra respetuosa
devoción; pues las santas tienen manos que tocan las del piadoso viajero y esta unión de palma
con palma constituye un palmario y sacrosanto beso.

Presiono nuestras manos y mi voz es aireada. Mi ritmo se apaga. No puedo pensar con claridad.
Está tan cerca que puedo olerlo, jabón y colonia. El dulce aroma de chocolate en su respiración.

Puedo sentirlo en cada parte de mí y mis manos tiemblan.

El trae su otra mano para cubrir la mía, luego acaricia. El suave silencio de piel moviéndose
contra su piel es lo más íntimo que he experimentado. La intensa corriente que pasa entre
nuestras manos brilla en mi sangre.
Debe afectarle también, porque su voz es baja y tranquila.

—¿No tienen labios las santas y los peregrinos también?

Puedo sentir la vibración de su voz en contra de mi cara.

—Sí, peregrino —contesto, mientras acaricia y teje sus dedos entre los míos, frotando la suave
piel allí y haciéndome estremecer—, labios que deben consagrar a la oración.

—Oh, entonces, santa querida —dice, centrándose en mi boca de nuevo—, permite que los
labios hagan lo que las manos. Pues ruegan, otórgales gracia para que la fe no se trueque en
desesperación.

La intensidad de su energía me está llenando. Apenas tengo suficiente aire para hablar.

—Las santas permanecen inmóviles —susurro—, cuando otorgan su merced.

—Pues no os mováis —murmura, mientras se mueve más cerca—, mientras recojo el fruto de mi
oración. Por la intercesión de vuestros labios, así, se ha borrado el pecado de los míos.

Aguanto la respiración mientras sus labios bajan, suspendidos sobre los míos, tan lejos de donde
quiero que estén. Estoy a punto de cerrar los ojos y saborear el momento cuando se detiene.
Parpadea y sacude la cabeza. Su agarre se aprieta en mis manos.

Jungkook, no.

Cierra los ojos fuertemente y hace un ruido estrangulado y frustrado.

—¿Sr. Jeon? —llama Hyelin desde el auditorio—. Esa es su señal para besarlo. ¿Hay algún
problema?

Deja caer las manos y camina hacia atrás. El temor que estaba tratando muy duro de suprimir se
ha liberado. Llena su expresión y se agrupa en sus músculos.
—Te dije que no podía —dice, su voz apretada por el pánico—. Se los dije a las dos.

—¿Sr. Jeon?

Sacude la cabeza y mete las manos en los bolsillos. Hombros encorvados. —¿Por qué
jodidamente nadie me escucha?

Camina apagado en los bastidores, y aunque Hyelin lo llama, no se detiene.

Comienzo a seguirlo, pero Hyelin señala que espere.

—Taehyung —dice, mientras viene al escenario para unirse a mí—, ten cuidado con él.
Claramente asocia intimidad emocional con consecuencias dolorosas, y es posiblemente un
factor desencadenante de problemas mucho más profundos. No tengo dudas de que puede hacer
este papel, pero él tiene que estar convencido. Siendo realistas, eres el único que puede ayudarlo.

—No sé sobre eso. Nuestra forma habitual de comunicación es gritarnos el uno al otro.

Ella sonríe. —¿No te has dado cuenta de que eres la única persona en toda la clase que hace un
esfuerzo con él? Apenas le habla a alguien más.

Me siento mal de no haberme dado cuenta de lo solo que está Jeon.

A la hora del almuerzo desaparece cuando me siento con Connor y Minki. Después de la clase
cuando todo el mundo está yéndose y charlando, es el primero en salir por la puerta.

Solo.

Pensé que me evitaba, pero tal vez evitaba a todos.

—Hablaré con él —le digo.


Ella sonríe.

—A veces la gente eleva las paredes, no sólo para mantener a la gente fuera, sino también para
ver a quién le importa lo suficiente como para derribarlas. ¿Comprendes?

Asiento y salgo del escenario. Mientras voy tejiendo a través de la oscuridad del escenario, oigo
un ruido de raspado y me dirijo hacia este.

—¿Jeon?

Lo encuentro en uno de los camerinos, tirado en una silla con la cabeza entre las manos. Las
luces alrededor del espejo brillan detrás de él como un halo.

Doy un paso dentro de la puerta. Se ve tan miserable, quiero decirle que va a estar bien pero no
estoy seguro de qué decir.

—Sólo déjame renunciar —dice sin levantar la vista—. Necesitas a alguien más. No a mí.

—No quiero a alguien más —digo, moviéndome hacia él—. Creo que si confías en ti mismo y en
mí, podríamos crear algo realmente increíble.

—Kim —Se levanta de la silla y se acerca a las ventanas—... Conozco mi límite y esto es todo.

—Sólo inténtalo —digo mientras me detengo detrás de él—. Es todo lo que pido. Sé que es
difícil para ti, pero no renuncies sin al menos intentar.

—¿Hay alguna razón para intentar, cuando sé cómo va a salir? Voy a ahogarme y los llevaré
conmigo. Es mejor cortar sus pérdidas, mientras que todavía hay tiempo para ensayar a otra
persona en el papel.

—Es demasiado tarde para eso —digo, viendo cómo los músculos del hombro se tensan contra
su camiseta y quiero calmarlos—. Sé que el otro día dije que no quería que fueras mi Romeo,
pero estaba equivocado. Se supone que seas tú. No me puedo imaginar a nadie más haciéndolo.
Pone sus manos en el alfeizar de la ventana y sus hombros se hunden mientras deja caer la
cabeza.

—¿Por qué tienes que decir cosas como esa?

—¿Cómo qué?

—Cosas que hacen que me gustes. Es jodidamente molesto.

No puedo detenerme más tiempo, así que pongo mi mano entre sus omoplatos y froto
suavemente. Sus músculos se tensan bajo mis dedos, y cuando inhala, es fuerte y desigual.

—Sólo consigue que Hyungsik lo haga —dice mientras se vuelve hacia mí—. Probablemente
moje sus pantalones cortos tan pronto como lo beses, pero hará el trabajo.

—No quiero besar a Hyungsik —le digo—. Quiero besarte a ti.

Se congela y creo que ha dejado de respirar.

Me estudia por un momento antes de tomar el paso más pequeño hacia adelante. Puedo mantener
mi enfoque en él a pesar de todos mis instintos
gritándome que corra. Podría muy bien rechazarme de nuevo, pero he llegado hasta aquí. No
puedo dar marcha atrás ahora.

—¿De verdad quieres que te bese?

—Sí. Por favor, Jungkook.

—No sabes lo que estás pidiendo. —Sus cejas se surcan.

—Lo hago —le digo y doy un paso adelante—. Si esto es lo que necesitas hacer para ver si
puedes tener este papel, entonces hagámoslo. Es sólo un beso.
Da un paso atrás, pánico construyéndose en su expresión mientras me muevo hacia adelante.

—¿Y si no es sólo un beso? —pregunta mientras su espalda golpea la pared—. ¿Qué hacemos
entonces?

Pongo mis manos en su pecho y siento lo rápido que su corazón late con fuerza. Un ruido vibra
en su garganta y alzo la mirada para verlo mirándome. La necesidad emanando de él vuelve a mi
cerebro borroso y mis piernas débiles.

—Deja de ser tan dramático —susurro, mientras corro mis dedos por su cuello y a lo largo de su
mandíbula—. Si nos besamos, probablemente descubramos que nuestros cuerpos son tan
groseramente incompatibles como nuestras personalidades.

Dios, soy un mentiroso.

Estoy más encendido de lo que nunca lo he estado en toda mi vida. Cada parte de mí está
gritando porque me toque. Se siente increíble bajo mis manos.

—Kim —dice mientras teje su brazo alrededor de mi cintura y me tira más cerca—. La única
cosa que definitivamente no somos es físicamente incompatibles.

Me tira contra él y yo jadeo. Lo puedo sentir largo y duro en mi estómago. Saber lo que le hice
me trae salvaje satisfacción.

Me presiono más cerca. Cierra los ojos y gime. —Es una mala idea. En serio.

Enredo una mano en su cabello.

—Bésame.

Toco con mis dedos sus labios y se abren. Su aliento es cálido contra mi mano. Rozo mi dedo
por su labio superior, luego lo acaricio por el inferior.
Tan sedoso. Suave.

Me mira desconcertado.

—He sido nada más que un idiota contigo desde el primer día que nos conocimos.

—Lo sé.

Apoya su frente contra la mía mientras sus manos se mueven a través de mi espalda.

—Te he empujado lejos, una y otra vez. Sin embargo, ¿todavía quieres que te bese?

—Sí. Mucho.

Él roza sus manos sobre mis costillas y su voz es suave y sin aliento, cuando dice—: ¿No ves lo
jodido que es esto? ¿Cuán mal sería para ti?

—Lo sé —digo, no puedo dejar de mirar su boca—, ¿pero lo quieres? ¿Me quieres?

Sólo dilo. Por favor.

Traga de nuevo y susurra.

—Joder, sí.

Me pongo de puntillas y tiro su cabeza hacia abajo. Cuando su boca está lo suficientemente
cerca, presiono suavemente mis labios contra los suyos.

Oh. Dios.

Ambos inhalamos en voz alta, nuestros cuerpos tensándose cuando nuestra conexión explota. Mi
interior se ata y se enrosca a sí mismo en nudos, y él hace sonidos de gruñidos que es la mezcla
perfecta de placer y dolor.

Libero sus labios y tiro hacia atrás. Su boca está abierta y suave y lo beso de nuevo, un poco más
duro. Lo siento exhalar contra mi cara, y no sé qué demonios estoy haciendo pero soy muy malo
siendo suave con sus labios. Calor rezuma bajo mi piel. Fuego en mi vientre. Él hace otro sonido
torturado, entonces está chupando mis labios, también. Cada pulgada de mí arde. El calor de su
boca se
detiene en mis pulmones y me maldigo por no haber estado besando a este hombre desde el
primer día que lo conocí, porque lo que me está haciendo es más que increíble.

—No puedo creer que nadie te haya hecho esto antes —dice entre besos cada vez más
desesperados. Luego empuja su lengua en mi boca y todo el infierno se desata. Estoy perdido en
la diapositiva sensual de él. Las vertiginosas feromonas me vuelven hambriento. No hay nada en
la habitación excepto él. Ningún sentimiento en mi cuerpo, excepto lo que me está dando.
Ninguna sensación en el mundo, excepto su piel bajo mis manos.

En ese momento, soy ese chico. El que es confiado y deseable. Soy


todas esas cosas por él. Por lo que está haciendo en mí. Me empujo hacia atrás para verlo,
jadeando y abrumado. Sus ojos son salvajes, su pecho agitado. Luce como yo me siento. Crudo e
insaciable.

—Oh, Dios —digo, porque ahora siempre voy a quererlo así. No hay vuelta atrás—. Esto es
malo. Malo, malo, malo, malo.

—Te lo advertí —dice, respirando con dificultad y ahuecando mi cara—. ¿Por qué demonios no
escuchas?

Entonces me besa de nuevo, y todo lo que pensaba que sabía acerca de besar es borrado por sus
labios. Su lengua. Sus pequeños gemidos. Sus manos y brazos están en todas partes y en
ninguna. Arrastro mis dedos a través de su cuero cabelludo mientras gimo en su boca, tratando
de obtener lo suficiente de él y fallando miserablemente.

—Oh, Dios —jadeo mientras se mueve a mi cuello, su boca abierta y succiona. Volviéndome
loco.

Me lleva hacia atrás hasta que mi culo golpea el banco frente a los espejos. Me sube sobre este y
empuja sus caderas entre mis piernas. Siento un escalofrío mientras su entrepierna hinchada se
presiona contra mí.
Nos besamos y frotamos, y nos enredamos juntos, desesperados por más.

Hay demasiada tela y no suficiente aire. Su dureza está presionada contra la mía, y nunca conocí
a nada en el mundo que se pudiera sentir tan condenadamente bien.

—Jesús —se queja, con una mano agarrando mi pelo mientras utiliza la otra para encontrar mi
trasero—. Esto es solo… Maldita sea, Kim. Soy tan jodidamente estúpido, porque sabía que me
arruinarías y lo dejé pasar de todos modos. Estoy tan jodido.

—Ambos lo estamos. —Agarro su cabeza y hago que me bese más, porque soy adicto al sabor
de sus labios y su lengua, pero mis manos necesitan más, así que empujan bajo su camiseta y
encuentran su estómago, fuerte y cálido, temblando bajo mi toque.

Gruñe en mi boca y me besa profundo. Luego, sus manos están bajo mi camisa acariciando y
mimando. Haciendo al dolor dentro de mí tan hambriento, es doloroso.

Se aprieta contra mí con más fuerza pero no es suficiente. Estoy retorciéndome más y más fuerte,
y nada de lo que está haciendo es suficiente.

Necesito más. Todo él.

—Por favor. —Ni siquiera sé lo que estoy pidiendo. ¿Que tenga sexo conmigo? ¿Aquí? ¿Es eso
lo que quiero?

—No deberíamos. —Jadea mientras deja mis labios y me besa el cuello más allá de mi oído, su
aliento caliente y profundo en mi piel—. Esto es jodidamente loco. Dime que pare.

—No puedo.

Chupa duro en donde mi hombro y cuello se unen. Sé que está dejando una marca, pero el dolor
no importa tanto como él reclamándome de esa manera.

Me levanta, entonces se vuelve hacia mí, presionándome contra la pared, y cuando se muele
entre mis piernas, grito de placer.

Dios, está tan duro. Lo quiero dentro de mí, calmando el dolor. Alimentando el hambre.

—Jesús. —Mece sus caderas más rápido mientras acuna mi culo—. Taehyung, si no me dices
que pare ahora mismo, te juro por Dios que te voy a follar contra esta pared. Te sientes tan bien.
Lo sabía. Sabía que lo harías.

Me retuerzo contra él. No podría decirle que parara ahora mismo ni aunque tuviera un arma
apuntando a mi cabeza.

Se golpea contra mí y todo lo que puedo hacer es aguantar y rezar para que se mantenga en
movimiento. Todo dentro de mí se está elaborando, contrayéndose, apretándose con increíble
placer. Es como nada que he sentido antes y nunca quiero que termine. Siento como que estoy
subiendo a la cima de una montaña. Si sólo se sigue moviendo, me voy a lanzar al espacio.

—Taehyung, no puedo… no debería. —Jadea en ritmo con sus caderas. Tiene que seguir
adelante. Tiene qué.

Entierro mi cabeza en su cuello y chupo la dulce piel allí, marcándolo como él me marcó, la
esencia de su colonia hormiguea en mi lengua cuando ambos gemimos y maldecimos. Aguanto
la respiración, esperando para volar.

—Jungkook…

—Jesús. Taehyung…

—¿Sr. Jeon? ¿Sr. Kim?

Nos congelamos cuando escuchamos la voz de Hyelin. Él deja de moverse. Contiene la


respiración. La tensión dentro de mí se desenrolla y se disuelve.

¡No, no, no, no, no!


Oigo pasos, entonces su voz.

—Ahí están. Me preguntaba si había perdido a mis actores principales, pero parece que en
realidad están haciendo un trabajo de carácter. Qué dedicados son.

Está justo detrás de nosotros. Dentro de la habitación.

Me alejo del cuello de Jeon y él me mira, pánico llenando sus ojos. Los dos estamos jadeando.
Nuestros labios están hinchados y rojos.

Hyelin se aclara la garganta cuando desenvuelvo mis piernas de la cintura de Jeon, así me puede
bajar al suelo.

Acomodo mi camiseta y veo a Jeon correr su mano por su cabello antes de empujar sus manos en
sus bolsillos y exhalar.

Echo un vistazo a Hyelin. Nos está evaluando con calma.

—Así que, parece que han tenido una interesante… discusión. ¿Supongo que ha trabajado en
resolver sus problemas de besar a la Sr. Kim, Sr. Jeon?

Jeon se aclara la garganta.

—Bueno, estaba llegando al… quid de la cuestión cuando nos encontró.

Hyelin sonríe.

—Eso he oído.

Una risita nerviosa se me escapa y cubro mi boca porque creo que estoy a punto de perderlo a lo
grande. Mi cuerpo todavía está latiendo y palpitando, mi corazón está latiendo fuera de mi pecho
y simplemente sentir a Jeon detrás de mí está haciendo nada para ayudar a mis asuntos.
—Así que, ¿puedo asumir que no va a dejar el espectáculo, Sr. Jeon? —pregunta Hyelin.

Jeon cambia su peso.

—Luce como que no.

Hyelin asiente y sonríe.

—Excelente. En ese caso, tenemos un montón de trabajo por hacer. Nos vemos en el escenario
en cinco minutos.

Se da la vuelta y sale de la habitación. Estamos sólo Jeon y yo otra vez, envueltos en capas de
tensión sexual tan espesa que podría aislar una casa.

Echo un vistazo a él. Se ve como un prisionero trazando un escape elaborado.

—Escucha, Kim… —Se frota los ojos—. Ese beso fue…

¿Impresionante? ¿Estupendo? ¿Sacudidor de tierra?

Porque sé que no va a utilizar cualquiera de mis adjetivos, digo—: Fue estúpido, lo sé. También
sé que desearías tratar y pretender que nada ocurrió, así que seguro, vamos a hacer eso. Plan
sólido.

No puedo creer que un beso haya vuelto mi mundo al revés. Solía pensar que lo deseaba, pero
ahora lo que siento no está ni siquiera en el mismo universo que desear. Es compulsión. Potente
y con hambre. Me gustaría poder volver a la vaga añoranza que sentía.

Él sabía que esto pasaría.

Debería haberlo escuchado.

Arrastra los pies nerviosamente.


—Voy a hacer el show y todo lo que implica, pero fuera del escenario, somos solo…

—Amigos. Sí. Lo entiendo. —Deberíamos evitar el choque de trenes que sin duda haríamos del
otro.

Mantener nuestra distancia y tratar de no obsesionarnos.

Excepto, que me temo que ya lo estoy.


Correos electrónicos y Zen.

EN LA ACTUALIDAD.
CIUDAD DE NUEVA YORK.
FIN DEL CUARTO DÍA DE ENSAYO.

Cuando entro en mi apartamento, me encuentro con sonidos de la selva tropical. Maldita agua
corriendo y cantos de aves con una molesta mierda melodiosa/electrónica que me dan ganas de
arrancarme los cabellos.

-Joder.

-Escuche eso -dice una voz relajada desde la sala de estar-. Por favor, no contamines nuestro
santuario con un lenguaje agresivo. Estas arruinando mi calma.

Mi agotamiento emocional pesa sobre mí como una manta de plomo. Dejo caer el bolso en la
entrada antes de deambular hacia la sala y colapsar en el sofá.

-Por favor, apaga esa mierda. -Suspiro mientras inclino la cabeza hacia atrás y miro el techo-.
Eso no es relajante. Me dan ganas de torturar cachorros. Y a ti.

Mi compañero de cuarto, Daniel, está sentado en la gran alfombra delante de mí, con las piernas
cruzadas, y manos sobre las rodillas. Sus ojos están cerrados, y su respiración es tranquila y
moderada.

Me tomo un momento para pensar en cómo los años de yoga han esculpido su metro noventa.
Tener una madre Japonesa y un padre de Malasia le ha dado una especie de exótica apariencia
que debería ser inmortalizado por un artista. Haría una gran estatua.

Caliente Buda.

A diferencia de mí, él es el epitome del maldito Zen.

-¿Mal día? -pregunta.


Pasé la mayor parte del día besuqueándome con mi muy atractivo ex a quien ni remotamente he
superado.

Malo no lo describe.

-No tienes idea.

Daniel abre los ojos y me evalúa con una mirada. -Oh, Dios, Taehyung. Tus chakras están por
todo el lugar. ¿Qué diablos pasó?

-Jeon y yo nos besamos. -Mi voz está cansada y ronca. Mi cerebro esta lodoso. Estoy tan
perdido, apenas puedo hablar.

Daniel suspira y sacude la cabeza.

-Taehyung, después de todo lo que hablamos. Después de que me juraste que no saltarías de
nuevo en algo con él. Después de que escribiste El Juramento de Auto Preservación.

-No fue algo espontaneo, Dan. Era parte de la escena.

Apaga el equipo de música. Gracias a Dios.

-Ah. ¿Y?

-Y...

Espera por mí, pero no puedo hablar. Si abro la boca, una tormenta de amargura saldrá de mí y
voy a arrancarme la piel de los huesos.

-¿Tae?

Niego. Él sabe.
Se sienta a mi lado y me envuelve en sus brazos gigantes.

-Dulce niño. -Suspira mientras lo abrazo como si fuera lo único que me ancla a la realidad.

-Dan, estoy tan jodido.

-Sabias que esto iba a ser difícil.

-Pero no tanto.

-¿Qué hay de él? ¿Cómo está manejando las cosas?

-Está siendo un imbécil.

-¿En serio?

Suspiro de nuevo.

-No, no realmente. En su mayoría está siendo un poco


semi-decente y preocupado, pero eso es casi peor. No sé cómo lidiar con él de esa manera.

-Tal vez ha cambiado.

-Lo dudo.

-¿Se ha disculpado?

-Por supuesto que no.

-¿Qué si lo hiciera?
Pienso en eso.

¿Lo aceptaría? ¿Podría alguna vez disculparse lo suficiente para que lo perdonara?

-¿Taehyung?

-Digamos que se disculpó, lo que es tan probable como pequeños animales peludos saliendo de
tu trasero. No cambiaría nada. Él sigue siendo él y yo sigo siendo yo. Somos como dos imanes
que se mantienen girando una y otra vez, atrayéndose el uno al otro, luego empujandose lejos, y
solo... yo...

Me desinflo y sigo.

No puedo decirlo. No puedo admitir que la primera vez que me he sentido completo en años fue
hoy cuando me estaba besando. Me pone loco darme cuenta que él es el único que puede
hacerme sentir de esa manera.

Froto mi cara.

-No sé qué hacer.

-Necesitas hablar con él.

-¿Y decir qué? "¿Caramba, Jungkook, a pesar de que me destruyó por completo cuando te fuiste,
todavía te quiero, porque soy el masoquista más grande del mundo?" No puedo darle ese tipo de
municiones.

-Ustedes no están en una guerra.

-Sí, lo estamos.

-¿Él lo sabe?
-Debería. Él lo empezó.

Daniel me da una mirada. Sé que está a punto de decir algo profundo, inteligente y malditamente
molesto. Lo que sea que diga estará bien. Siempre tiene la razón. Odio eso de él.

También me encanta eso de él.

Desde la noche que me esperó en la puerta del escenario para decirme lo increíble que estuve en
el Off-Broadway con la versión de Portrait, hemos tenido una conexión. Me sentí como si
estuviera destinado a estar en mi vida, y no había tenido eso desde que Rosé se mudó al
extranjero en nuestro último año.

Necesitaba un lugar para quedarse, así que cuando mi compañero de piso resultó ser una
roba-zapatos compulsivo, y huyó en medio de la noche con toda mi colección de calzado, no lo
pensé dos veces en pedirle que se mudara.

Hemos sido mejores amigos desde entonces, y durante los últimos tres años, me ha visto en cada
una de mis etapas "Odio a Jeon". Me ayudó mucho a superar muchas de mis tendencias
destructivas, pero hoy es definitivo retroceso.

-Tae, ¿Qué quieres?

Parece una pregunta engañosamente fácil, pero lo conozco mejor. Daniel no hace preguntas
fáciles.

-No quiero que me haga sentir estas cosas nunca más.

-No te pregunté lo que no quieres, pregunté qué quieres. Si pudieras tener cualquier cosa,
independientemente del presente, pasado y futuro, ¿Qué sería?

Pienso mucho. La respuesta es simple. E imposible.

-Quiero ser feliz otra vez.


-¿Y qué va a hacerte feliz?

Jungkook.

No.

Sí. Jungkook sosteniéndome y besándome.

No lo hagas. No puedes. Él no lo hará.

Jungkook. Corriendo las manos por mi cuerpo mientras me desviste.

Dios, no.

Jungkook gimiendo mí nombre mientras se mueve dentro de mí y me declara su amor eterno.

Oh, Jesús.

Me levanto y voy a la cocina. Mis manos tiemblan mientras agarro la botella de vino más
cercana, arranco la tapa, y vierto en un enorme vaso. Daniel se apoya en el marco de la puerta.
Siento tu desaprobación mientras bebo mucho, demasiado rápido.

-Taehyung...

-No quiero escucharlo.

-Voy a llevarte fuera.

-No.
-Sí. Necesitas relajarte y dejar de obsesionarte con el magnífico Sr. Jeon.

-Por favor, no te refieras a él como "magnifico". O "Sr. Jeon". De hecho, no lo menciones en


absoluto. Eso sería genial.

-Déjame llevarte al zoológico.

Vacío el resto del vaso.

-Daniel, lo que necesito esta noche es beberme a mí mismo en un estupor semiconsciente en


casa, solo. Si salgo, sé que voy a terminar follando con un extraño que me hará olvidar todo
acerca del idiota-que-no-debe-ser-nombrado por unas pocas horas. Luego me darás un sermón en
la mañana sobre lo malo que son las aventuras de una noche y de cómo los utilizo para
desensibilizarme por el dolor de mis rechazos pasados por Su Real Pendejo, y como al final voy
a tener que tratar la causa del enorme agujero en mi corazón y no solo los síntomas.

Exhala y parpadea.

-Bueno, acabas de empacar más auto-conciencia en esa mini diatriba de la que has demostrado
en todo el tiempo que te conozco. Estaba empezando a creer que no escuchabas cuando hablaba.

-Escucho. Y tal vez estoy aprendiendo. -Lleno mi vaso.

-Gracias al siempre amante Dios del Sol -dice, y se acerca a abrazarme-. Ahora, ¿Cuándo vas a
hablar con él?

Suspiro y sacudo la cabeza.

-No sé. ¿Cuándo pueda manejarlo sin desmoronarme?

-Eso sería nunca.

-Daniel...
-Tae, deja de aplazarlo. Cuanto antes lo hagas, más pronto podrás empezar a planificar como
purgar toda la mala energía entre ustedes dos.

-Ni siquiera sé si eso es lo que quiere.

Rueda los ojos. -Incluso yo sé lo que él quiere, y nunca he conocido al hombre. He leído sus
correos, ¿recuerdas? ¿Cuándo vas a dejar de esconderte y dejarlo hablar? Si puedes encontrar
una manera de perdonarlo, entonces tal vez... solo tal vez... puedes encontrar como ser feliz de
nuevo. Con o sin él en tu vida.

Tiene razón. Como de costumbre.

-Sabes que te odio, ¿no?

-No, no me odias.

Tomo un gran trago de vino.

-Solo déjame atravesar los próximos días, entonces... hablaré con él.

Me abraza de nuevo.

-Bien. Te quiero.

-También te quiero. Pasa un buen rato en el club.

-Sabes que lo hare. Nos vemos mañana.

Lo beso en la mejilla antes de llevar el vino a mi habitación y cerrar la puerta.

Después pongo un poco de música, abro mi laptop y paso unos minutos revisando mi correo.
Hay uno de Rosé que me hace reír, así como varios de empresas de ayuda que me dicen cómo
mejorar el tamaño de mi pene. Elimino la basura y voy a mi escritorio.

Ahí está.

El pequeño icono que siempre me atormenta. Esta marcado como Correos del Idiota. Me tomo el
vino y me quedo en eso, con el dedo cerniéndose sobre el botón del ratón.

Los he leído todos antes. Docenas de veces. Siempre con los ojos nublados por la amargura y el
dolor.

Me pregunto que vería si tratara de superar todo eso. ¿Retratarían a un Jeon diferente al que he
pasado tantas horas maldiciendo?

-Maldito... maldito idiota.

Abro el archivo.

Las palabras familiares llenan la pantalla, y tomo una respiración profunda.

La primera es de tres meses después que me dejó.

De: Jeon Jungkook JEONJK@gmail.com

Para: Kim Taehyung KTAE@gmail.com

Asunto:

Fecha: Vie, 16 de Julio a las 9:16pm

Taehyung,
He estado sentado aquí mirando la pantalla por dos horas tratando de conseguir el valor para
enviarte el correo, y ahora que estoy escribiendo, no tengo ni puta idea de lo voy a decir.
¿Debería disculparme? Por supuesto.

¿Debería suplicar tu perdón? Absolutamente.

¿Me perdonarías? Lo dudo.

Pero a pesar de que te lastime, sigo pensando que hice lo correcto marchándome. Necesitaba
irme, mientras uno de nosotros todavía tenía la oportunidad de estar completo.

Ahora estoy sonriendo, porque puedo imaginarte rodando los ojos y llamándome idiota. Tenías
razón. Te lo advertí el primer día que nos conocimos, ¿recuerdas? Estaba tan malditamente
asustado de ti, dije que no deberíamos ser amigos, pero nos hiciste amigos de todas maneras.

Terminaste siendo el mejor amigo que he tenido.

Extraño nuestra amistad.

Te extraño.

Supongo que es todo lo que quería decir.

Jungkook

El siguiente es de un mes después.

De: JeonJungkook JEONJK@gmail.com

Para: Kim Taehyung KTAE@gmail.com

Asunto:
Fecha: Vie, 13 de Agosto, a las 7:46pm

Taehyung,

He decidido seguir escribiéndote, incluso si nunca respondes, porque voy a fingir que lees esto y
piensas en mí. Sabes lo bueno que soy fingiendo.

El espectáculo va bien. El elenco es bueno, y me alegro de volver a interpretar a Mercurito en


lugar de Romeo. Interpretar el papel romántico nunca fue mi fuerte, como sabes.

A menudo me duele el pecho cuando pienso en ti. No es divertido. Soy demasiado joven para
tener una enfermedad del corazón, pero tengo miedo de que lo revisen en caso de que me digan
lo que ya sé: que es defectuoso y no puede ser reparado.

A veces me pregunto qué estás haciendo y espero que estés siguiendo adelante. Eso es lo que te
mereces, pero hay una parte de mí que espera que seas miserable de que me haya ido.

Te extraño.

Para: Kim Taehyung KTAE@gmail.com

Asunto:

Fecha: Miércoles, Septiembre 1, a las 2:09am

Taehyung,

Son las dos de la mañana, y estoy borracho. Taaaan jodidamente borracho. Te deseo tanto. Te
quiero desnudo y jadeando. Quiero ver tu rostro mientras te corres, y... Dios... te deseo.

Por supuesto, nunca averigüé cómo follarte, ¿no? No pude separarlo y tratarlo cummu sexo,
porque nunca lo fue. Nunca. Fue mucho más.
Traje un chico a casa conmigo esta noche.

Una chico lindo.

No tan lindo como tú, pero por otra parte, nadie lo es.

Quería que lo follara, pero no podía hacerlo. A penas podía besarlo porque sus labios no sabían
cómo los tuyos, y no olía bien porque no, él no eras tú.

Ahora estoy duro como una roca sentado aquí escribiendo y, sé que nunca me dejarás volver a
estar dentro de ti, y es todo en lo que puedo pensar. Así que cuando termine de escribir etso,
probablemente follaré mi mano mientras fantaseo contigo, y luego me odiaré solo un poco más.

Soy patético.

No quiero obsesionarme más contigo. Duele demasiado.

Te extraño mucho.

Jungkook.

Y entonces se encuentra este.

De: JeonJungkook JEONJK@gmail.com

Para: KimTaehyung < KTAE@gmail.com>

Asunto: No hay excusa

Fecha: Miércoles, Septiembre 1, a las 10:16am

Taehyung,
Me siento tan avergonzado por el correo que te envié anoche. Tomé demasiado, y bueno, ya
sabes el resto.

Por favor bórralo y olvida que sucedió.

Eso es lo que voy a tratar de hacer.

Jungkook.

Después de eso no supe nada de él durante meses. Luego esto llegó.

De: JeonJungkook JEONJK@gmail.com

Para: KimTaehyung < KTAE@gmail.com>

Asunto:

Fecha: Jueves, Enero 13, a las 12:52pm

Taehyung,

Feliz Año Nuevo.

Ha pasado un tiempo.

¿Cómo estás?

Claro que no espero que respondas eso. Nunca lo haces. Eso es comprensible.

He estado recibiendo ayuda.


Hablando con alguien de porque sigo jodiendo las cosas continuamente. Trato de mejorar. Sé que
debí haber hecho esto hace mucho tiempo, pero mejor tarde que nunca, ¿cierto?

Mi terapista dice que debo dejar ir mi miedo, para poder dejar entrar a las personas. Ya no sé qué
mierda.

Creo que no me encuentro destinado a ser feliz. Si no pude ser feliz contigo, no tengo
esperanzas.

Quiero arreglar las cosas entre nosotros. Tal vez volver a ser amigos. Pero no tengo idea de cómo
hacerlo. E inclusive si la tuviera, dudo que te guste. ¿No?

Me gustaría ser tu amigo otra vez, Taehyung.

Te extraño.

Jungkook.

Hay más de ellos, pero no puedo leerlos. Se acabó el vino, y mis ojos pican.

Escribo un correo.

De: KimTaehyung KTAE@gmail.com

Para: JeonJungkook JEONJK@gmail.com

Asunto: Fin de semana

Fecha: Viernes, Septiembre 4, a las 9:46pm

Jungkook,
Por el bien del espectáculo, supongo que debemos tomar tiempo para hablar. ¿Qué te parecer
mañana por la noche, después del ensayo?

Taehyung.

Presiono enviar antes de acobardarme.

Mis sueños me odian. Siempre me llevan de regreso a una época cuando todo lo que quiero hacer
es olvidar. O recordar. Nunca pude averiguar cuál.

El hombre besa mi cuello mientras aumenta su ritmo. Largas y profundas caricias. Hago todos
los ruidos correctos, pero no me encuentro ni cerca.

-Taehyung, mírame.

No puedo. Así no es como funciona. Mirarlo rompe la ilusión, y tan débil como es, la ilusión es
todo lo que tengo.

-Taehyung, por favor.

Lo empujo sobre su espalda y tomo el control. Lo monto con desesperación. Trato de hacerlo
más de lo que es.

Gime y agarra mis caderas, y sé que casi se acaba. Traza una mano sobre mí, reverente y
amorosa. No lo merezco. ¿Cómo no lo sabe ya?

-Taehyung, por favor, mírame.

Su voz está mal. Me muevo más rápido, haciendo que él no pueda hablar.

Cuando gruñe y se pone rígido, no obtengo satisfacción. Solo alivio.


Finjo correrme y colapso contra su pecho, e incluso cuando envuelve sus brazos alrededor de mí,
la distancia entre nosotros se amplia.

Escucho su corazón. Tan fuerte. Rápido y estable. Sin miedo de amar. El sonido me es extraño.

Me bajo y recojo mi ropa. Sigue cada paso que doy con sus ojos.

-¿No te puedes quedar?

-No.

Exhala. Se encuentra cansado de esa respuesta. Igual yo.

-Solo dime una cosa -dice y se sienta.

-¿Qué?

-¿Alguna vez pensarás en mí cuando hacemos el amor?

Hago una pausa, luego me pongo la camiseta. Odio ser tan obvio.

-Taehyung, él te dejó.

-Lo sé.

-Déjalo ir.

-Eso trato.

-Él se encuentra en el otro lado del mundo, y yo aquí. Te amo. Lo he hecho hace mucho tiempo.
Pero eso no hará ninguna diferencia, ¿no? Sin importar lo
mucho que lo quiera.

Se pone de pie y se pone sus bóxers. Movimientos agudos y frustrados.

No lo culpo. Se merece mucho más.

Me siento en la cama, derrotado. Esto comenzó por despecho, pero ahora quiero que funciones.
Daría cualquier cosa para ser así de disfuncional.

Pero lo soy. Tratar de fingir lo contrario, no está funcionando. Y el alivio que siento en lastimar a
alguien en lugar de ser lastimado me hace odiarme.

Se para frente a mí, y cuando lo abrazo, me aprieta.

-No puedo creer que Jeon Jungkook me siga arruinando las cosas, incluso cuando se encuentra
aquí.

La mención de su nombre hace que mi pecho se apriete.

Me echo hacia atrás y paso mis dedos sobre mis líneas de expresión, tratando de disiparlas.

-Lo siento -digo-. Sé que es un total cliché, pero no eres tú en lo absoluto. Soy yo.

Se ríe. -Oh, eso lo sé. -Su expresión se suaviza-. Aun así, espero que algún día consigas una
conclusión, Tae. Realmente lo espero.

Asiento y miro su pecho. -Yo también.

Entonces me besa, suave y lento, y casi lloro porque quiero sentirme diferente.

Apoyando su frente contra la mía, dice-: Y espero que el bastardo se dé cuanta que dejarte ir fue
la cosa más estúpida que ha hecho.
Me acompaña a la puerta y me besa una vez más antes de decir-: ¿Te veo esta noche en el teatro?

Asiento y me despido, y solo así, volvemos a ser amantes solamente en el escenario.

Es mejor así.

Mientras me voy, me comprometo a no infligirme en más inocentes. Entrar, joder, salir. Sin
condiciones.

El amor es debilidad.

Esa es la única cosa que Jeon me enseñó, pero es lo que más recuerdo.

Casi me caigo de la silla mientras vuelvo a estar consciente.

Mi corazón late con fuerza, impulsado con la culpa latente.

Jesús, ¿qué hora es?

Miro el reloj. Diez y cuarenta y cinco. He estado dormido en mi escritorio por una hora.

Mi boca se encuentra seca, y cuando la habitación se inclina, recuerdo que bebí una botella
completa de vino. Gruño y me alejo del escritorio, todo mi cuerpo protestando a la vez que me
levanto y voy al baño.

Tomo una ducha rápida y me cepilló los dientes mientras un abismo de terror bosteza en mi
estómago.

Le envié un correo.

Le envié un correo y decía que debíamos hablar.


No me encuentro listo para que eso pase. Si trata de ponerle excusas a su comportamiento,
terminaré dándole un puño en la cabeza. Lo sé.

Seco mi cabello con la toalla antes de ponerme mi pijama favorito y deslizarme en la cama.

Abro un libro y trato de leer, pero mis ojos se encuentran borrosos. Los froto y luego suspiro.

Me tenso, excitado y borracho.

Demonios, necesito tener sexo.

No puedo recordar el ultimo chico que me dio placer.

Sinceramente, no tengo idea de cuál era su nombre. ¿Matt? ¿Seojoon? ¿Bogum? Sé que tenía una
sola sílaba.

Cualquiera que fuese su nombre, era un amante adecuado, pero no me hizo correrme. Pocos de
ellos lo hacen. Alimentan mi ego y me hacen olvidar por un rato, pero nunca me hacen sentir
como Jeon lo hizo. Por otra parte, ellos nunca me arrancaron el corazón del pecho y tampoco lo
destrozaron en mil pedazos, así que está eso.

Mi teléfono suena. Sé que es Daniel queriendo contarme acerca de la última pieza deliciosa de
hombre que descubrió en el club.

Tomo el teléfono y aprieto el botón de respuesta. -Escucha, reina del baile, me encuentro
borracho, excitado, y no en buen humor como para escuchar sobre los hombres bonitos que no
me van a follar. Por lo que por el amor a mi descuidada vida sexual, ordénate otro Cosmo y
jódete.

Hay una pausa y luego una tos incierta.

-Me encuentro más que feliz de joderme, pero si hace la diferencia, no iba a hablar de chicos
bonitos. Me hallo más interesado en saber más sobre tu descuidada vida sexual. No hemos tenido
un cara a cara desde hace mucho tiempo.
El calor inunda mis mejillas. No me debe quedar algún tipo de pudor cerca de él, y todavía así
parezco encontrarlo un poco más.

-Jeon, ¿qué quieres?

-Bueno, considerando que estás borracho y caliente, de verdad me gustaría estar cerca. Fallando
eso, solo quiero hablar. Recibí tu correo.

Froto mis ojos. No tengo paciencia para su encanto esta noche.

-Sí, de acuerdo.

-Sábado por la noche sería genial. Gracias.

-No me des las gracias todavía. Hay una gran posibilidad de que no terminemos la tarde sin que
te arroje algo, pero supongo que las cosas no pueden empeorar mucho entre nosotros, ¿no?

Se ríe.

-No lo sé. Hubo momento en que fuimos menos civilizados de lo que somos ahora. Aun así,
aprecio la oportunidad para aclarar las cosas.

Se queda callado, al igual yo. Solíamos hablar en el teléfono por horas. Ahora, a penas logramos
hacerlo durante un minuto antes de que la incomodidad de interponga.

-Así que, ¿solo por eso llamaste? Porque pudiste habérmelo dicho mañana.

Hay un momento de silencio. Luego dice-: Te llamé para decirte algo que no podía esperar hasta
mañana.

Un escalofrió recorre mi columna vertebral. -¿Y qué es eso?


-Solo necesito decirte... lo siento, Tae.

Dejo de respirar y aprieto los ojos a la vez que una tormenta extraña de emociones se arremolina
dentro de mí.

Esas palabras. Esas simples y poderosas palabras.

-¿Taehyung? ¿Me escuchaste?

-No lo creo. Sonó como una disculpa, pero en tu voz.

Suspira.

-Sé que no me escuchaste disculparme lo suficiente durante


nuestra relación, y lo siento también por eso. Pero antes de que pasemos otro día juntos, tenía
que decirlo. Me mataba el no hacerlo.

En mi shock, casi no noto su dificultad para hablar.

-Jeon, has estado bebiendo, ¿no?

-Un poco -dice.

-¿Un poco?

-Bueno, mucho, pero eso no tiene nada que ver conmigo disculpándome. Debí hacerlo en el
momento que vi tu rostro durante el primer día de ensayo, pero... no querías escucharlo. Y,
bueno, eras aterrorizante.

-No has visto mi estado desde que salí de la ducha. Sigo siendo aterrorizante.

-Mentira. Apuesto que luces hermoso.


Realmente está borracho. Solo me halaga cuando ha perdido la sensibilidad en sus extremidades.

-¿Qué bebes?

-Whiskey.

-¿Por qué?

-Por... por ti. Bueno, tú y yo. Y besar. Definitivamente por los besos.

No le digo que bebí toda una botella de vino por la misma razón.

Suspira.

-Jesús, Taehyung. ¿Besarte? -gruñe-. He fantaseado con ello


durante tres años, pero ninguna de mis fantasías se compara a lo que pasó hoy.

Baja el tono de voz tanto, que no sé si siquiera sigue hablándome.

-He extrañado besarte. Mucho.

Maldita sea. No puedo escuchar esto.

-Jeon, por favor.

-Sé que no debería decir nada de esto, pero estoy borracho, y te extraño, y... ¿mencioné que estoy
borracho?

Me río, porque así, vuelve a ser mi amigo. Pero sé que no es real y no durará.
-Ve a dormir, Jungkook.

-De acuerdo, lindo Taehyung. Buenas noches. Y no olvides cuando lo siento. Por favor.

Sonrío a mi pesar.

-¿Sabes que tendrás una gran resaca en la mañana, verdad?

Se ríe. -¿Algo de lo que he dicho esta noche te hizo odiarme menos?

-Quizá.

-¿Un poco o mucho?

-Un poco.
Fingiéndolo.

Al día siguiente, la disculpa de Jeon sigue haciendo eco en mi cerebro mientras camino al
ensayo. Pensé que la disculpa me daría cierta sensación de cierre, pero no. En cambio, ha dado
lugar a una extraña, latente ansiedad.

Soplo una bocanada y echo los hombros hacia atrás.

¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Dice que no hablaba enserio?

No, mi conciencia susurra, sonando molesto como Daniel.

Sería peor si dijera que lo quería decir, porque entonces realmente tienes que decidir o bien
dejarlo entrar o dejarlo ir. Siendo realistas, ambas opciones te aterran profundamente.

Rechino los dientes.

La conciencia de Daniel es tan verdaderamente molesta como Daniel en la vida real. ¿Quién
sabía?

Cuando llego al teatro, contemplo el ensayo de hoy. Se supone que debemos interpretar la escena
de sexo, y luego hacerla al día siguiente. Me estremezco cuando imágenes de Jeon pasando sus
manos sobre mi cuerpo secuestran mi mente.

Señor.

Tomo una respiración profunda y abro la puerta.

Cuando entro en la habitación, Soobin, el extraordinario ángel de la cafeína, me entrega mi café.


Descargo mi bolso y tomo el café, Jeon aparece frente a mí, viéndose demasiado bien para
alguien con una monstruosa resaca.

—Hola —dice en voz baja.


—Hola.

Simplemente estamos allí durante unos segundos en un silencio incómodo.

—Así que... —dice, mirando hacia a sus manos.

—Sí, así que... te ves como la mierda esta mañana —le digo con rencor.

—Gracias. Parece que no puedo beber casi una botella entera de Jack como solía hacerlo.

—Es una pena. ¿No lo indicaste en tu currículum como una habilidad especial?

—Sí. Sin embargo, nunca tuve que usarlo para un papel, pero he investigado mucho.

—Oh sí. Muy importante, la investigación alcohólica.

—Sí. —Él sonríe, la sonrisa de un solo lado del tipo lindo que es molesta y entrañable.

—Escucha —dice—. ¿Cuán imbécil fui la noche anterior? Siéntete libre de mentir y decir que
nada en absoluto, porque tengo la sensación de que fue malo.

Estuve a punto de tirar mi café.

—¿No te acuerdas?

Traga y hace una pausa antes de decir—: No, me acuerdo, es que... no sé cuánto te reíste de ello
después de colgar. No te culparía si lo hiciste.

—No me reí de todo —le digo, tratando en la medida el ser honesto—. Me sorprendí también
por ti pidiendo perdón por hacer nada más que convencerme de que no estaba soñando.
Él asiente. —Sí, me doy cuenta de que tengo problemas con eso. Es una de las cosas en las que
he estado trabajando.

—Es una pena que no trabajaras en ello cuando estábamos juntos.

Me siento mal por el dolor que atraviesa su rostro, pero, ¿qué puedo hacer? No es como si
pudiera dejar de ser una perra con él para que se quedara toda la noche.

Marco llega a la habitación, y hay una ráfaga de actividad mientras se mueven las piezas a su
posición. Hay una cama en el medio de la sala de ensayo, y está elevada en un ángulo para que
el público pueda vernos cuando estamos acostados.

Mi boca se seca con sólo mirarla.

Lanzo una mirada furtiva a Jeon. Está tomando unas grandes respiraciones, ya sea calentando o
resolviendo sus nervios. Yo sigo su ejemplo. Mi corazón está latiendo demasiado rápido.

Cinco minutos más tarde, Marco nos ha colocado en la posición de dos ex amantes más
incómoda en la que alguna vez podrían encontrarse —Jungkook se encuentra entre mis piernas,
sus manos enmarcando mi cara, la boca justo por encima de la mía.
Me besa, suave y dulce, mientras sus caderas se mueven hacia adelante y atrás, y luego deja
escapar un gemido silencioso mientras cierra los ojos.

—Mírame, Sam —le susurro.

Abre los ojos.

Tan hermoso. Completo y omplicado. Siempre.

—Bésalo de nuevo —dice Marco en voz alta—. Besa su boca, y luego ve hasta el cuello.

Jungkook me mira, dudando por un momento antes de obedecer, sus labios suaves pero cerrados.
Me acuesto allí, también congelado para besarlo de nuevo, pero consciente de que debería
hacerlo. Él se echa hacia atrás y me mira, confundido.
Maldita sea, tengo que empezar a pensar como Sarah.

Él es Sam. Él y Sarah tienen un felices para siempre. He leído el guión.

Me besa de nuevo, y respondo torpemente.

—Necesitas hacer algo de ruido, Taehyung —dice Marco, sonando frustrado—. Nada de lo que
estás haciendo se lee desde aquí. Que sea más grande.

Me descongelo y trato de hacer mi trabajo. Empiezo envolviendo mis brazos alrededor de él y


gimiendo en voz alta mientras levanto las caderas y arqueo la espalda. Es falso y erótico, pero en
este momento no tengo ni idea de qué demonios estoy haciendo.

Le agarro el trasero y lo empujo contra mí. Él susurra—: Joder, Taehyung. —Antes de exhalar
con fuerza contra mi hombro.

—Creo que la línea es, “Oh, Sarah, te amo" —digo, antes de gemir y besarle el cuello.

Instintivamente, me acerco sobre sus hombros y agarro su camiseta. Se la saco por encima de la
cabeza y la tiro al suelo.

—¿Así que estamos hablando de mi ropa ahora? —susurra—. Pensé que estábamos marcando
esto.

—¿Qué puedo decir? Al parecer, nada de lo que estoy haciendo está llegando a la audiencia.
Supongo que conseguir desnudarte les llegará.

Se siente bien ser agresivo. Me ayuda a desconectar.

Más ruidos falsos se vierten de mi boca, pero a medida que los músculos se extienden bajo mis
dedos, todos los pensamientos de Sam vuelan directamente por la maldita ventana.

Jungkook semidesnudo.
Se siente increíble. Más increíble de lo que solía hacerlo, si eso es posible.

Estoy tan distraído por su pecho desnudo, que de repente no tengo ni idea de qué demonios se
supone que debo decir. Sarah se ha ido, adiós.

Dirijo mis manos por su estómago antes de llegar alrededor de su espalda y acaricio la cintura de
sus pantalones vaqueros. Él murmura algo que suena vagamente como—: Jodido Jesucristo.

Él deja caer su cabeza sobre mi hombro y las sábanas a cada lado de mi cabeza se enroscan en
sus puños. Todos sus músculos se tensan, y no creo que él esté respirando.

—¿Hay alguna razón por la que paraste? —pregunta Marco, desconcertado.

Se vuelve a Sana—. ¿Por qué tuvieron que parar?

Jungkook todavía no respira.

—¿Jungkook? —susurro.

No se mueve, pero hay una ráfaga de aire caliente cuando exhala contra mi cuello—: ¿Qué?

—¿Te encuentras bien.

Hace una pausa y suspira.

—Sí. Bien.

—¿Es esa tu línea.

Se tensa.
—¿Es mi línea qué?

—¿Es tu turno para decir una línea?

Se empuja hacia arriba en sus brazos y me mira, con la mandíbula tensa.

—Taehyung, no tengo ni puta idea de cuál es mi nombre es en este momento, por no hablar de
las líneas que se supone que debo estar diciendo. Vamos a salir de esto y vamos a averiguar el
diálogo más tarde, ¿de acuerdo?

Suena enojado, pero sé que sólo está frustrado. Yo también estoy frustrado.

—Bien. Claro. —Cuando envuelvo mis piernas alrededor de él y lo empujo más cerca, siento la
fuente de su frustración, con fuerza contra mí. Él deja escapar un gemido ahogado y luego se
desliza por mi cuerpo, así que estoy presionado contra su estómago en lugar de su ingle.

—Jesús, Taehyung, estoy realmente tratando de pensar en cachorros muertos aquí, pero...

—¿Es más difícil de lo que pensabas?

Me mira. —¿Estás tratando de ser gracioso?

—No, porque si me pongo a reír ahora, creo que no voy a ser capaz de parar.

Deja caer la cabeza. —Maldita sea.

—Menos charla, más actuación por favor, chicos —grita Marco—. Jungkook, has dejado de
moverte. ¿Tengo que explicarte cómo hacer el amor? Porque estoy bastante seguro de que
implica empujar.

Jungkook suspira y empieza a empujar falsamente de nuevo. Aunque sé que está tratando de
mantener su erección lejos de mí, siento que roza el interior de mi muslo.
—Mierda. Lo siento —dice, ajustando su ángulo nuevo—. La maldita cosa tiene mente propia.

—No te preocupes por eso —murmuro, porque realmente, ¿qué más voy a decir? "¿Cómo te
atreves a excitarte cuando estás simulando sexo conmigo? ¡Tendrá cara!” No importa que yo esté
igual de excitado. Él no necesita saber eso.

No es como si cualquiera de nosotros pueda evitarlo.

Nuestra atracción física no era algo que podíamos controlar.

Con demasiada frecuencia, cedimos a lo que nuestros cuerpos querían sin clasificar toda nuestra
otra mierda, y la mayoría de las veces, terminamos lamentándolo. Ahora todo está mal, porque
estamos tratando de filtrar nuestra atracción debilitante a través de nuestros personajes. Estamos
fingiendo no sentirlo.

Después de unos minutos más de hacer el amor de forma mediocre, Marco suspira con
frustración.

—Muy bien, vamos a dejarlo ahí —dice y agita su mano mientras se acerca a nosotros—. Esto
no está funcionando. Ustedes dos se ven tan incómodos como los vegetarianos en una fábrica de
embutidos. ¿Qué está pasando?

Jungkook se levanta de encima de mí, y ambos nos sentamos. Ninguno de los dos responde.

—¿Es demasiado íntimo? —pregunta Marco, mirando a uno y a otro—. ¿Están avergonzados?
Porque, francamente, he visto a ambos realizar escenas mucho más controvertidas que esta. Sin
embargo, aquí están, buscando a tientas como una pareja de vírgenes. ¿Dónde está la pasión? ¿El
fuego? ¿La necesidad desgarradora del uno por el otro? Lo tenían ayer. ¿Qué ha pasado para que
se esfumara?

Lo que pasó es que Jungkook se disculpó de forma inesperada, y ahora estamos en una especie
de extraña relación limbo, porque no somos amigos, y definitivamente no estamos enamorados.
Por extraño que sea, ni siquiera somos enemigos, así que... sí.

Marco suspira y sacude la cabeza.


—De acuerdo, entonces. Vamos a saltar la escena de sexo e ir directamente a la mañana
siguiente.

El alivio en la cara debe ser extremo, porque Marco ríe.

—Parece como si yo acabara de donar una médula ósea para salvar sus vidas.

No voy a mentir. Se siente un poco como eso.

Marco nos habla a través de la escena y nos dice que sigamos nuestros instintos. Como la
mayoría de los directores, le gusta ver lo que sus actores consiguieron por su cuenta antes de que
empiece darle forma. Eso está todo bien y bueno, siempre y cuando su protagonista pueda
controlarse y no colapsar en un montón emocional.

Cuando tomamos posiciones en los lados opuestos de la cama, Jeon dice—: Esto va a ser más
fácil, ¿verdad?

—Claro —digo, con confianza falsa—. Yo no fui quien se espantó después de que hiciésemos el
amor, ¿recuerdas?

Exhala. —Sí, bueno, eso fue entonces. Se terminó el espantarse.

Nos acostamos uno junto al otro. Pone su brazo alrededor de mí y me atrae a su pecho desnudo.
Puedo sentir su corazón palpitando bajo mi mano, fuerte e irregular.

Se terminó el espantarse, y una mierda.

A pesar de mis seguridades, yo también me estoy volviendo loco. Ahora que estoy aquí, me doy
cuenta de que esta posición, mi mano sobre su corazón, sus labios en mi cabello, nuestros
cuerpos apretados, es más íntima que cualquier escena de sexo que alguna vez he hecho.

El sexo es sobre las hormonas y partes del cuerpo. Esto se trata de cercanía. Amor. Confianza.
Todas las cosas que me aterran muchísimo.
La primera vez que Jungkook y yo hicimos el amor, después nos abrazamos así. Me encontraba
tan feliz. Tan enamorado de él.

Luego todo se fue al infierno.

En esta posición, con mi cabeza en su pecho, puedo oír el corazón de Jungkook golpeando,
rápido y errático. Al igual que lo hizo en aquel entonces.

Un dolor familiar me comienza en el pecho y teje hacia arriba en mi garganta. Aprieto la


mandíbula para reprimir un gemido, pero no creo que funcione, porque Jeon me aprieta el brazo
y me susurra—: Oye... ¿Qué pasa?

Su mano se acerca a mi mejilla. Cierro los ojos y trato de empujar hacia abajo el pánico.

Esto es ridículo.

—¿Taehyung? Oye... —Su voz es un trago reconfortante y afecto mudo.

Todo un lío de emociones e inundaciones en la superficie de mi cuerpo con demasiada


adrenalina.

Siento como mi cabeza comienza a girar.

En cuestión de segundos, el brazo de Jeon se encuentra a mí alrededor. —Parece que vas a


vomitar. Ha sido un tiempo desde que te he hecho sentirte mal. Es bueno saber que no he perdido
mi toque.

Espera mi regreso, pero me quedo en silencio. Estoy en un ataque de pánico, y se siente como si
mi estómago estuviera tratando de trepar por mi tráquea y estrangularme.

—¿Taehyung? —dice, con el ceño fruncido—. En serio, ¿estás bien?


—No. —Estoy jadeando, y su expresión es de demasiada preocupación—. Deja de mirarme así.
No puedes.

—Lo siento —dice, como si fuera perfectamente normal que esas palabras salieran de su boca.
Como si lo dijera todos los días, y yo esté acostumbrado a escucharlo.

—¿Sr. Kim? —dice Marco mientras se acerca a nosotros—. ¿Está todo bien?

Exhalo y trato de empujar mi ansiedad de nuevo en su caja.

—Lo siento, Marco. Ha sido una semana larga. ¿Crees que podríamos dejar esta escena hasta el
lunes?

Sí, porque el lunes, voy a ser capaz de hacer todas esas cosas íntimas a Jungkook sin resolverse,
¿no?

Idiota.

—Muy bien, muy bien —dice Marco—. Ambos están cansados. Digamos que es todo por hoy.

Él se dirige de nuevo a la mesa de producción, y Sana nos mira un segundo antes de decirle al
resto de la compañía que nos vamos por el resto de la semana.

Siento movimiento y me giro para ver a Jungkook recoger su camiseta. Se la pone y balancea sus
piernas fuera de la cama antes de descansar los codos en las rodillas.

—Recuerdo la primera vez que tuvimos que hacer una escena como esta —dice mientras se
vuelve hacia mí—. Fuiste menos indulgente de mi... emoción.

—Estabas menos arrepentido por eso. De hecho, si no recuerdo mal, explotaste tu poder sobre
mí.

—¿Mi poder sobre ti? —dice, dándome una mirada inocente—. No tienes ni idea de lo que me
hiciste aquel día, ¿verdad? Jesús, me dolía físicamente, de verdad.
—Te lo merecías.

Asiente mientras levanta el borde de la sábana que tiene más cerca y juguetea con ella.

—Escucha —dice, y tira de la costura—. Me da que nunca puedas perdonarme, pero quiero al
menos tratar de hacer las cosas más fáciles para ti. Dime que decir, y lo diré. Dime a la mierda, y
lo intentaré. Sólo dime, ¿de acuerdo? ¿Qué quieres que haga?

Respiro hondo y soplo el aire lentamente.

—Bueno, para empezar, vamos a


pretender que no me acabo de asustar delante de todos, porque me has abrazado. Eso es
humillante.

Él sonríe.

—No voy a mentir, por una vez, es bueno no ser el enloquecido.

Niego con la cabeza.

—Sí, no voy a mentir, nuestro cambio de roles es un chupa bolas gigantes.

Se pone de pie y me ofrece su mano.

—¿Sigue en pie lo de salir esta noche?

Casi me había olvidado de nuestra cita para hablar.

—¿Tenemos que hacerlo?

—Sí, de verdad tenemos que hacerlo.


—¿Puedo por lo menos beber un montón de alcohol?

—Claro —dice mientras me levanta—. Yo invito.

—Bien. Entonces pediré lo más caro.

SEIS AÑOS ATRÁS.


WESTCHESTER, NUEVA YORK.
UNIVERSIDAD GROVE.

Llego al ensayo y hago unos ejercicios de calentamiento, con la intención de relajarme y pasar
un buen día.

Estoy haciendo algunos estiramientos de yoga cuando Jungkook entra. Vuelca su bolsa en un
asiento en la segunda fila y se acuesta al lado de él, antes de poner los pies sobre la silla frente a
él y cerrar los ojos. Puedo ver sus labios moverse, probablemente pasando sus líneas.

La tensión entre los dos ha llegado a niveles incómodos desde el beso. Nos presentamos a los
ensayos, decimos nuestras líneas, actuamos como si estuviéramos enamorados, besándonos
apasionadamente. Entonces, cuando el ensayo acababa y tenemos la oportunidad de hablar.
Nada. Es demasiado raro tener una conversación. Me está volviendo loco.

No ayuda que cuando me besa, me siento tan condenadamente excitado que apenas puedo
respirar. He pasado los últimos tres días en un estado de excitación totalmente debilitante, y hoy
tenemos que interpretar la escena de sexo de Romeo y de Julieta.

Joder.

Me niego a ser una de esas personas que hace el tonto para llamar la atención de alguien. Si Jeon
ha decidido ignorar lo que está sucediendo entre nosotros, yo también lo haré. No lo necesito.
Bueno, le necesito para que me dé un orgasmo, pero aparte de eso, es sólo un chico.

Un chico con el que voy a tener que simular relaciones sexuales durante las próximas siete horas.

Mi vida en una nube.

Hyelin aparece en el escenario y hace gestos hacia nosotros para que nos reunamos con ella.

A los efectos del ensayo, nuestra "cama" es simplemente una tribuna negra cubierta de una
sábana.

Muy romántico.

—Está bien —dice Hyelin—. La escena de la noche de bodas es históricamente controvertida


debido a su contenido gráfico, así que vamos a aspirar a algo realista pero de buen gusto, ¿de
acuerdo?

Jeon y yo asentimos, pero no estoy seguro de lo que quiere decir. No estoy muy familiarizado
con el sexo real, y mucho menos con el del tipo falso.

—Ahora, ya que somos una escuela de teatro, tenemos que ser vistos mientras tomamos ciertos
riesgos. Así que por eso, me gustaría crear la ilusión de la desnudez.

Estoy bastante seguro de que la mirada de terror en el rostro de Jeon se refleja en el míos.

—No entren en pánico. —Hyelin ríe—. No estarán desnudos. Se verán como si lo estuvieran.
—Ella mete la mano en una bolsa a sus pies y saca lo que parece ser ropa interior.

—Sr. Kim, usted llevará esto debajo de su traje. —Sostiene una malla de color carne—. Y Señor
Jeon, usará esto. —Sonrío mientras revela el bóxer de color carne—. Ahora, entiendo que
puedan estar un poco indecisos sobre esto, pero créanme, son bastante modestas. Revelan más de
sus cuerpos cuando van a la playa.

—Yo suelo llevar pantalones cortos —murmura Jeon.


—Me pongo pantalones vaqueros y una sudadera con capucha.

Hyelin y Jeon se giran hacia mí.

—Vengo del estado de Washington. Nuestras playas están congeladas.

Hyelin saca una camiseta blanca con un par de pantalones blancos para Jeon y una túnica marfil
para mí. —Estos son sus trajes para esta escena. Necesito que ensayen con ellas, ya que su
eliminación es parte de la escena.

Oh, diablos. ¿Tengo que practicar desnudar a Jeon? En mi estado actual, esto no va a terminar
bien.

Jeon y yo tomamos nuestros trajes y ropa interior de las manos de Hyelin, entonces nos
escabullimos a los vestuarios separados.

Cuando resurgimos, juro que estamos idénticamente sonrojados.

Se ve bien en su traje. Alto y fuerte. El blanco hace que sus ojos se vean más profundos de lo
habitual. Él va a meter las manos en los bolsillos, pero los pantalones no tienen ninguno. Suspira
por la frustración.

—De acuerdo, vamos a hacerlo —dice Hyelin mientras aplaude—.


Comenzaremos a discutir en detalle la secuencia de acontecimientos. Juelita, comenzará sentada
en la cama. Está esperando a su nuevo marido, llena de expectación y anhelo. Señor Jeon, con la
ayuda de la enfermera, usted logró escabullirse en el cuarto de Julieta. Tendrá un par de horas
para consumar su amor antes de que se marche de la ciudad. Ambos quieren saborear cada
centímetro de piel, memorizar cada parte del cuerpo del otro. ¿Preguntas?

Sacudo la cabeza y me retuerzo cuando el elástico de mi malla se eleva por mi glúteo izquierdo.
Jeon sacude la cabeza y hace sonar sus nudillos.

—Comiencen lento. Tomen su tiempo explorándose. Romeo, esta es tu primera vez teniendo
sexo con alguien a quien realmente amas. Es una experiencia profundamente diferente para ti. Y
Julieta, tu miedo sobre entregarte por primera vez es completamente anulado por tu deseo a tu
nuevo marido. A medida que la pasión aumenta, sus movimientos se vuelven más frenéticos.
Pero cuando se reúnen, es una revelación para ambos. No estoy buscando algo porno aquí. Solo
que finjan hacer el amor de modo simple, sincero. ¿Soy clara?

—Sí —decimos al unísono.

Mis palmas están sudadas, y Jeon se está mordiendo el interior de su mejilla. El teatro se siente
muy pequeño.

—Correcto. Tomen un momento para conversar sobre lo que van a hacer, entonces tomar las
posiciones.

Hyelin baja al auditorio, mientras Jeon y yo nos volvemos para mirarnos y movernos
nerviosamente.

—Entonces… —digo, mirándolo.

Asiente y deja salir un aliento.

—Sí. Entonces…

—Vamos a tener sexo fingido.

—Sí.

—Tú y yo.

—Aparentemente.

—Tengo que quitarte la ropa, y... bueno… tocarte y esas cosas.

De nuevo intenta poner las manos en sus bolsillos inexistentes antes de colocarlas en sus caderas.
—Que se joda este maldito acto.

—No te preocupes por eso —digo—. Estoy seguro que después de un par de minutos, estaremos
aburridos.

Me da la mirada más escéptica del mundo.

—¿Están listos? —grita Hyelin.

Nos miramos un segundo antes de que Jeon se vaya airadamente al costado del escenario.

De acuerdo, así que vamos a hacer esto en serio. Una escena de sexo entre un virgen y el hombre
que odia desearlo.

Debería ser divertido.

Me siento en el borde del estrado y hago rebotar mis piernas.

—Cuando estén listos —dice Hyelin y abre su libreta.

Tomo unas cuantas respiraciones, luego Jeon camina dentro del escenario, descalzo y con un
rostro hermoso, ojos llenos de miedo, necesidad y deseo.

Me pongo de pie y le enfrento a medida que se aproxima, un aleteo bajo comienza en mi vientre.
Se mueve más bajo mientras que él recorre con su mirada mi cuerpo de arriba abajo.

De acuerdo, Taehyung, concéntrate. Encuentra a tu personaje. Julieta. Es todo sobre Julieta.

Querido Dios, Jeon se ve bien en ese traje.

Romeo, Romeo, por qué sois tú, Romeo.


Se detiene frente a mí, y parece que acaba de correr un kilómetro en lugar de caminar unos pocos
pasos por el escenario. Su respiración es agitada, y su pecho se eleva y desciende cuando fija sus
ojos en los míos.

Señor.

Sus ojos.

Está completamente comprometido con esta escena. Sin miedo ni ocultamientos. Solo pasión
sincera y pura.

Se concentra en mí, y me derrito.

Esa mirada va a ser mi muerte. Su expresión grita que caminaría sobre carbón encendido para
tenerme, y mi cuerpo entero reacciona. Unas ansías profundas comienzan abajo y crecen con más
intensidad con cada segundo que pasa.

Acuna mi rostro y suavemente pasa su pulgar sobre mi pómulo. Cada pieza de piel bajo su mano
hormiguea vehementemente. Mi corazón se acelera, latiendo con fuerza y rapidez, provocando
que me maree.

Doy un paso adelante. Ahora nuestros cuerpos se tocan. Imito a su mano y toco su rostro. Tiene
una barba tenue en su mejilla y mentón. Rozo con mis dedos la textura de papel de lija. Sus
labios se abren y paso el pulgar sobre ellos, fascinado por su suavidad.

Labios tan hermosos.

Necesito probarlos.

Me paro de puntillas, coloco una mano en su nuca y lo atraigo hacia abajo.

Está en el medio de exhalar, pero cuando presiono mis labios contra los suyos, inhala
bruscamente. Agarra la parte posterior de mi cabeza con una mano y entrelaza la otra alrededor
de mi cintura.

Todo de mí se derrite contra él. La forma en que reaccionamos el uno al otro es elemental. Cera
y llama. Donde sea que me toca, calor abrasador estalla debajo
de mi piel.

Sus labios se mueven lentamente mientras me saborea, llenos con pasión contenida y
expectación ansiosa.

—Eso es bueno —grita Hyelin.

Abro los ojos y retrocedo sorprendido.

—No —susurra él—. Ignórala.

Me besa de nuevo y atrae mi cuerpo pegado contra el suyo, y Hyelin deja de existir.

Cuando inhalo, es como si piezas de él hicieran su hogar dentro de mí. Su sabor. Su olor. Tan
debilitante como el resto de él.

Paso las manos por su pecho, y al llegar a su estómago, se echa atrás y me mira.

Agarro el dobladillo de su camiseta. Tiene que irse. Tengo que verlo. Me ayuda a arrancarla por
su cabeza y la dejo caer al suelo.

Y allí está él.

Jeon Sin Camisa.

Respiro profundo y en verdad lo miro. Sus hombros anchos, suaves y firmes. Su amplio pecho.
Aquellos cuadros en su abdomen y su cintura estrecha. Musculado, pero no corpulento.

Duro.
Sexy.

Me observa evaluarlo, y su respiración se acelera.

—Pon tus manos en mí —ordena en voz baja.

Paso las puntas de mis dedos por la parte posterior de sus manos y rozo mis palmas por sus
antebrazos, sobre sus tríceps, y hombros.

Aspira una respiración temblorosa y cierra los ojos cuando trazo su clavícula, su pecho, abajo
por su caja torácica y sobre sus abdominales.

Respiro a través de todas las emociones que estoy sintiendo, intentando asegurarme por qué él
me afecta tan poderosamente.

Siempre lo he encontrado atractivo, pero es más que eso.

Un sentimiento intenso de familiaridad me recorre. Un susurro de un “sí” pese a que mi mente


grita “no”.

Abre los ojos, y su mirada viaja por mi pecho, luego baja, hasta que alcanza el listón alrededor
de mi cintura. Frunce el ceño cuando tira de la tela de seda para soltarla. La bata se abre, y estoy
increíblemente consciente de que lo único deteniendo a Jeon de verme desnudo es una exigua
malla.

Inhala una respiración fuerte y me mira a los ojos antes de dar un paso adelante. Se agacha para
presionar besos cálidos por mi clavícula. La tela fina de la malla no hace nada para aislarme del
efecto de sus labios en mi cuerpo.

Besa el camino de vuelta hacia


arriba, volviendo a trazar el camino que tomó hasta que su boca está contra mi oreja.

—¿Aburrido ya? —susurra.


Bajo las manos por su pecho y rasguño a lo largo de sus abdominales, deteniéndome en la
cinturilla de sus pantalones. Hundo mi dedo bajo el elástico, y me agarra más fuerte al besar su
pecho.

—Prácticamente comatoso —susurro en su piel.

Jeon suelta una especie de gruñido, y ahí es cuando se terminan los miramientos.

Agarra mi cara y me besa con fervor. Toda pretensión de ser suave y paciente vuela por la
ventana cuando nuestras respiraciones rápidas y gemidos bajos llenan el espacio silencioso.

—Oh, bien —dice Hyelin—. Buen sentido de la urgencia. Sigan.

—Como si fuera a detenerme, joder —dice contra mi boca.

Me levanta y envuelvo las piernas en torno a su cintura. Gruñe y continúa besándome mientras
me lleva a nuestra cama improvisada. Me acuesta y se sube sobre mí. Jadeo cuando se posiciona
entre mis piernas.

Está duro y caliente, y nada de lo que hace es suficiente. Quiero consumirlo. Arrastrarlo dentro
hasta que no pueda soportar más.

Agarro su trasero para acercarlo más firmemente contra mí. Gime y hace círculos con sus
caderas, haciendo que mis dedos se curven en su piel mientras la tensión aumenta en mi interior.

Jadeo cuando siento una mano cálida en mi trasero.

—De acuerdo, están caminando por una línea fina ahora —llama Hyelin—. Fíjense donde ponen
las manos.

—¿Estaría bien tocar a mi nuevo marido? —pregunto—. Quiero decir, nunca he experimentado
esa parte antes.
—Bueno —dice ella—. Supongo que eso es cierto, pero no puede ser demasiado gratuito. Toca
su muslo y veré como se ve desde aquí.

Extiendo la mano entre nosotros, y en el proceso, la parte posterior de mi muñeca roza la


erección de Jungkook.

Se pone tenso. —Ese no es mi muslo.

—Lo siento. Mi culpa.

Tensa la mandíbula.

—No dije que fuera malo, solo que no es mi muslo.

—Bueno, se ve bien desde aquí —dice Hyelin—. Denota que lo tocas sin ser muy obvio. Bonita
reacción realista, Señor Jungkook.

—Gracias —dice en una voz estrangulada cuando vuelvo mi mano alrededor para poder
agarrarlo con suavidad.

Dios, se siente asombroso. Si se siente tan bien a través de la ropa, ¿qué tan bien se sentiría
desnudo en mi mano?

Paso mi palma a lo largo de su longitud.

—Mierda —dice en voz baja—. Mejor detente.

—¿Por qué?

—Jesús —gime—. Por favor…

Gruñe e intenta apartarse.


Beso su pecho mientras lo aprieto con más firmeza. Deja escapar una respiración audible.

—De acuerdo, Sr. Kim eso es suficiente —dice Hyelin—. Se ve


repetitivo ahora.

—Gracias a Cristo —dice Jeon cuando quito la mano.

Agarro su nuca y lo hago bajar. Nos enredamos de nuevo en un beso largo y profundo que hace
que el deseo dentro de mí se intensifique.

Lo quiero dentro con tantas ganas, que es doloroso.

—En algún punto tiene que quitarle los pantalones, Sr. Kim —dice Hyelin—. De otro modo
consumar su matrimonio va a ser muy difícil.

Jeon me mira, el pánico escrito por todo su rostro.

—Ella no puede verte —digo y empujo sus pantalones por sus caderas, revelando su malla de
color piel. Levanta la pelvis para que pueda conseguir que los pantalones bajen hasta sus rodillas
antes de que los patee.

—Esta es la cosa más malditamente vergonzosa que alguna vez haya hecho —refunfuña y se
posa una vez más sobre mí.

—Igualmente.

—Bueno —dice Hyelin—. Ahora, necesitamos ver el momento de la consumación verdadera. Sé


que esto es probablemente un reto, y lo siento. No tiene que ser exagerado, pero tiene que estar
allí.

Jeon baja la pelvis sobre la mía, y su rostro se suaviza.


—¿Estás listo para perder tu virginidad? —pregunta, y pese a que sé que está bromeando, hay
algo en su tono que hace que mi vientre hormiguee.

—Absolutamente.

—Si esto fuera real, dolería.

—Lo sé.

Retira las caderas y pone las manos entre nosotros como si alineara a sí mismo conmigo. Sus
dedos me rozan, e inhalo en sorpresa.

—Allá vamos —dice.

Embiste contra mí, y jadeo cuando una mirada de asombro pasa por su rostro.

¿Así se vería él si estuviera dentro de mí?

Dulce Jesús.

Actúo mi parte, haciendo una mueca por el dolor mientras se empuja duro en mí.

—¿Estás bien? —pregunta con voz suave, y no sé quién quiere saber, él o Romeo.

Le doy a ambos una pequeña sonrisa.

—Estoy bien.

Me devuelve la sonrisa.

—Bien.
Se mueve, lenta y cuidadosamente. No tengo que actuar para mostrar placer y dolor mientras se
desliza contra mí, porque mi cuerpo está alternando entre gritar por más y gemir que es
demasiado. Me observa la cara, y estoy seguro de que puede sentir mi desesperación.

—¿Todavía no has tenido un orgasmo? —pregunta y me besa el cuello hasta la marca tenue que
dejó al comienzo de la semana. La lame antes de cerrar la boca sobre ella y chupar duro.

—No —digo y entrelazo los dedos en su cabello y tiro.

Se aparta y me mira desde arriba, sus caderas haciendo círculos… presionando… chocando.

—¿No te marco? ¿O no te hago correr? —Respira con tanta dificultad como yo.

No contesto.

No puedo.

Puedo sentirla. La sensación esquiva. Ascendiendo en espiral dentro de mí, girando y


enroscándose cada vez más ceñido en círculos. Odio que él pueda hacerme sentirla, y yo no
pueda. Es demasiado que posea ese poder, y lo sabe.

—Si no lo quieres, solo dilo y me detendré —dice, su voz volviéndose baja y tosca.

No digo nada. No puedo hablar. Estoy aferrándome a él mientras embiste, y contengo el aliento
al cerrar los ojos con fuerza y concentrarme en los pulsos duros y pesados que están amenazando
con apoderarse de mí.

—Dime que lo quieres —dice, demandando y rogando al mismo tiempo.

Se mueve más rápido, embistiendo en toques firmes y largos.

—Lo quiero.
Oh…

—Di por favor.

—Por favor. Dios.

Oh… oh…

—No, “Por favor, Jungkook”.

Oh, Dios, sí. No te detengas ahora. No te detengas.

—Por favor, Jungkook.

Por favor, por favor, por favor, Jungkook.

Está cerca. Tan, tan cerca.

—Por favor —gimo—. Por favor, Jungkook.

Se presiona abajo, rozando mi longitud, haciendo círculos y embistiendo y susurrando mi


nombre. No puedo pensar, porque estoy tan lleno con la persecución que está apenas fuera de mi
alcance.

—Suéltalo, Taehyung. Permítete sentirlo.

Me besa y cuando embiste una vez más, sucede.

¡Oh, querido Dios!

Jadeo y arqueo la espalda mientras el orgasmo me golpea, porque ninguna de las descripciones
de olas, pulsos o sacudidas desenrollándose de placer puede prepararme para la sensación
absoluta de colapso que me atraviesa. Mi aliento se
atasca y mis músculos se paralizan. Estoy seguro que mis ojos se ven tan amplios como platillos
mientras experimento lo que me ha eludido mi vida entera.

—Dios, Taehyung —susurra con reverencia—. Mírate.

Aferrado a él mientras deja caer su cabeza en mi cuello y gruñe suavemente.

Entonces gime mientras todos los músculos de su espalda se tensan y empuja contra mí una
última vez.

—Joder. —Hace un ruido largo y lastimero que es el perfecto acompañamiento para mis propios
sonidos.

El placer es espeso en mis venas mientras respira en mi contra, jadeos superficiales y gemidos
largos.

Oh.

Ohhhh.

Eso fue…

Guau.

La realidad se filtra de regreso mientras los últimos estremecimientos se desvanecen en mi


interior. Jeon y yo estamos jadeando, sudorosos y agotados.

—De acuerdo —dice Hyelin con un ligero borde de molestia en su voz—. Bueno, eso fue
ciertamente una… actuación comprometida. Pero creo que necesitamos trabajar en los orgasmos
o que desaparezca gradualmente a oscuras antes de que sucedan. Fueron un poco cliché.

La cama se sacude cuando los dos suprimimos nuestras carcajadas.


[•••]

Dos horas después, Jeon y yo salimos del teatro, y estoy riendo como un idiota cuando él hace
las líneas de Romeo al estilo de Marlon Brando en El Padrino.

Por una vez, no hay riñas. Los ensayos orgásmicos obviamente nos sientan bien.

Cerca del final del pasillo, un grupo de estudiantes de tercer año están apiñados, practicando
enmascaros de comedia dell’arte y partiéndose de la risa.

Casi los pasamos cuando una chica dice—: Bueno, bueno, bueno. Jeon Jungkook.

El grupo entero se queda en silencio cuando Jungkook y yo nos detenemos. La chica remueve su
máscara y emerge del grupo, y no me pierdo lo tensa que se vuelve la postura de Jeon.

Lo fija con una mirada agresiva.

—Te ves bien, Jungkook.

Su mandíbula se aprieta.

—Tú también.

—Escuché que finalmente conseguiste entrar. ¿Hyelin te hizo obtener una evaluación
psiquiátrica para cruzar la línea? ¿O solo se cansó de verte en las audiciones año tras año?

Sacude la cabeza y le da una sonrisa socarrona.

—Tendrías que preguntarle a ella.

—Tal vez lo haré. Escuché que te dio el papel de Romeo. Qué ridículo. Es como si no te
conociera en absoluto.

Empuja las manos en sus bolsillos.

—No era mi preferencia, créeme.

—Lo apuesto. El primer Romeo del mundo que ha sido actuado por un bastardo descorazonado.

Alguien murmura—: ¡Ooh, atrapado! —Y aunque espero que Jeon se enoje y pelee, solo deja
caer su cabeza y suspira.

—Es bueno verte de nuevo, Eunha —dice antes de girarse hacia mí—. Tengo que irme, Kim. Te
veo mañana.

Se aleja en grandes zancadas, y la chica dirige su atención a mí.

—Así que eres su nueva Julieta, ¿eh? ¿Ya te ha arruinado?

—Yo… h…

Se acerca.

—Corre mientras puedas. Confía en mí. No quieres estar cerca cuando ese chico se
auto-destruya. Solo te llevará al fondo con él, y el daño que hará te arruinará para siempre.
Pregúntale a mi terapeuta. Y a mí patrocinador.

La convicción de su tono hace que la piel de gallina haga erupción en mis brazos.

Ella y sus amigas se alejan, y me quedo preguntándome qué demonios hizo Jungkook para
volverla tan resentida.
Conexión.

PRESENTE.
CIUDAD DE NUEVA YORK.
TEATRO GRAUMANN, SALA DE ENSAYOS.

Empaco mi maleta mientras observo a Jeon por el rabillo del ojo.

Está nervioso y sigue echando un vistazo como si pensara que voy a irme y a dejarlo atrás.

Eso sería agradable, pero mi cerebro me está diciendo que necesitamos ir a algún lado, para que
pueda explicarme y yo pueda rabiar. Luego tal vez podamos derribarnos entre nosotros y ver si
nuestros pedazos encajan. Pero mi corazón está encogido como un perro que ha sido golpeado
demasiadas veces.

Lo que ha estado ocurriendo entre nosotros durante los últimos días me asusta muchísimo. La
conexión que he tratado de olvidar por tres años está de regreso, tan fuerte como siempre lo fue,
sin apenas esfuerzo.

Incluso ahora, mientras lo miro encogerse de hombros en su chaqueta y meter su libreto en su


maleta, la gigantesca atracción magnética que siempre me atrajo hacia él está allí, exigiendo que
me acerque más.

Odio la compulsión familiar.

—¿Taehyung?

Me giro para ver a Marco, guion en mano, con el sombrero encaramado en su cabeza ante lo que
solo puede ser descrito como un "ángulo desenfadado".

—¿Todo está bien?—pregunta mientras lanza una mirada a Jeon, quien ahora se encuentra
rondando al otro lado de la habitación visiblemente—. Tú y Jungkook parecían de mal humor
hoy durante la escena de sexo. ¿Debería preocuparme?

Él ha estado contando con nuestra química natural para limar los espacios y los baches de
nuestro pasado. Pero a menos que Jeon y yo descarguemos algo de nuestro equipaje, la química
no va a ser suficiente. Todo este viaje llegará a un alto vertiginoso, y nuestro deseo imposible por
el otro solo será un punto en el espejo retrovisor.

—Estamos resolviendo las cosas —digo con toda la sinceridad que puedo reunir—. Es
complicado.

Asiente y mira de nuevo a Jeon.

—Puedo ver eso. Pero no nos engañemos, a pesar de sus problemas, mi primera prioridad es la
obra.

—Entiendo.

—Cuando el señor Jeon me rogó por este papel, supe que estaba arriesgándome por su pasado
tórrido. Sin embargo, confié en que ustedes pudieran colocar sus diferencias a un lado por el bien
del espectáculo. Si ese no es el caso, díganmelo ahora, y le buscaré un sustituto.

Mi estómago cae.

—Espera ¿qué? ¿Jeon rogó por este espectáculo?

Marco suspira.

—Sí. Después de que decidí que te quería, tuve discusiones con otro actor. Un gran talento
desconocido. Pero de repente, el señor Jeon me llamó e hizo campaña por el papel. Por supuesto,
sabía que su horda de fanáticas rabiosas, prácticamente garantizarían un éxito de taquilla, y
físicamente, era perfecto, pero había escuchado rumores sobre lo que te hizo y tenía mis dudas de
que pudiera funcionar. Me llamó tres veces al día, todos los días por dos semanas. Me recordó mi
reacción al verlos a los dos en Romeo y Julieta en Grove. Fue bastante molesto. Pero su pasión
finalmente fue lo que hizo que cediera. La forma en la que
hablaba de ti… no podía ignorar eso.

—Lo siento, Marco. No tenía idea.


—No lo lamentes. Sé mejor. Si no puedes trabajar con él, dímelo. Aún es temprano. Podría
reemplazarlo para el final de la semana, si eso es lo que deseas.

Me mira con expectación. Es una oferta tentadora. Si Jeon no está en el programa, no tendría que
enfrentar a todos los fantasmas de nuestro pasado.

Podríamos regresar a nuestras vidas separadas y jamás ver al otro de nuevo.

La idea hace que se forme un nudo en mi garganta.

—Sus admiradoras harían disturbios si lo reemplazamos —digo.

Marco se encoge de hombros.

—Tal vez. Pero es mejor eso que tener críticos dejándonos por los suelos por actores principales
incómodos y abatidos.

—¿Puedo pensar en ello?—digo, y toma mi mano.

—Por supuesto. Personalmente, espero que lo solucionen. Los dos obviamente son miserables
sin el otro, y es deprimente verlos. A él, en particular.

Asiente hacia Jeon, quien ahora está paseando lentamente, observando sus pies y mirándonos a
nosotros.

—Pensé que la historia era qué él rompió tú corazón —susurra Marco—. Desde donde estoy
parado, parece al revés.

Reprimo la risita nerviosa que burbujea en mi garganta. —Te lo aseguro, fui a el que terminaron,
no quien rompió. Solo no sé si…

Levanta sus cejas. —¿Si qué?


Suspiro.

—Si hay demasiado daño. Si alguna vez podremos seguir adelante.

Sonríe.

—Taehyung, algunas veces no se trata de intentar arreglar algo que está roto. Algunas veces es
acerca de empezar otra vez y construir algo nuevo. Algo mejor —Mira a Jeon, quien ha parado
de pasearse y nos está observando fijamente—. Parece que la vieja construcción sigue allí. Úsala.

Se va y le da una palmadita a Jeon en el hombro mientras pasa a su lado. —Espero verlo el lunes,
señor Jeon.

Jungkook frunce el ceño antes de mirarme.

—¿Listo para irnos?

Asiento, y nos dirigimos al exterior.

Caminamos en silencio mientras subimos las escaleras que nos conducen al vestíbulo. Sostiene la
puerta para mí, y salimos a la calle.

—Marco quiere reemplazarme ¿no? —dice mientras sus dedos cálidos se colocan en la parte baja
de mi espalda, guiándome más cerca de él mientras cruzamos la calle.

—No quiere hacerlo; pero si nosotros no lo conseguimos, lo hará.

Mientras llegamos a la acera de enfrente, me detiene. —¿Eso es lo que quieres?

Froto mis ojos para que no tenga que mirarlo.

—No lo sé. Marco me dijo que hiciste campaña para estar en el programa. Pensé que todo esto
era el destino juntándonos de nuevo, pero no lo es. Tal vez esta obra es una mala idea.
Por un momento, su compostura vacila antes de que la determinación de acero se deslice en su
lugar.

—No quiero joder esta oportunidad para ti, Taehyung. Si quieres que renuncie, lo haré. Pero si
solo lo estás haciendo para no tener que lidiar conmigo, no va a funcionar, porque regresé a
Nueva York por ti. El programa fue solo un extra.

—Jungkook…

—Sé que he sido un idiota en el pasado, pero ¿esto? ¿Estar de nuevo contigo? Es todo lo que he
querido por tanto tiempo que ni siquiera puedo comprender que no funcione.

—Pero no está funcionando. Ése es el problema.

—Lo hará. Voy a probarte que he cambiado. Luego te vas a enamorar de nuevo de mí, y
tendremos el final feliz que debimos haber tenido la primera vez.

Todo el aire deja mis pulmones.

—¿Ése es tu plan? ¡Dios, Jungkook! ¿Qué demonios?

—No hagas eso —dice, su expresión muy seria—. No tengas dudas antes de que siquiera lo
intentemos.

—No estoy dudando. Te digo que lo que estás esperando es imposible. ¿Por qué tendrías
expectativas tan poco realistas sobre nosotros? ¿Después de todo este tiempo?

Suspira, y cuando habla de nuevo, su voz es más dulce pero aún firme. —Mantén tus
expectativas bajas si eso es lo que necesitas hacer para protegerte, pero no me digas que baje las
mías. No va a suceder. Si están demasiado altas, la única persona que va a salir herido soy yo.

—Jungkook, no…
Toma mi mano y frota su pulgar en mi piel. Un gesto tan dulce y simple, pero lo siento en todas
partes.

—Mira Taehyung, lo entiendo —dice—. Entiendo cómo te sientes, porque también solía
sentirme así. Es más fácil no esperar nada, porque entonces nada puede serte arrancado. Pero no
funciona de esa forma. Traté de convencerme a mí mismo de que no quería nada de ti y terminé
perdiéndolo todo.

Me mira a los ojos, y pienso que Marco tiene razón. Por mucho que me haya roto el corazón,
también rompí el suyo.

—Ya no quiero nada. Si me sacas a patadas de la obra, lo entenderé, pero no voy a dejar que me
saques de tu vida sin pelear. ¿Estamos claros?

Puedo ver por qué Marco cedió.

Su pasión es muy persuasiva.

¿Quiere pelear por nosotros? Eso hace un buen cambio.

HACE SEIS AÑOS.


WESTCHESTER, NUEVA YORK.
DIARIO DE KIM TAEHYUNG.

Querido Diario,
Es la mañana después del día “O”, un día que por siempre perdurará en mi memoria con afecto y
apretón de muslos.

Ni siquiera puedo colocar en palabras las sensaciones que Jeon sacó de mí.

No puede ser natural que alguien sea tan exasperadamente sensual. Tal vez ha hecho un pacto
con el demonio. Verás, eso podría entenderlo.
Ha vendido su alma a Lucifer a cambio de poderes sexuales sobre vírgenes frustrados.

Eso explicaría mucho.

Parece que Eunha se siente de la misma forma. Estaba bastante enojada con él.

Tengo que saber más acerca de su historia. O tal vez sea mejor que tome la vieja política del
avestruz para hacer frente a los chicos malos, intensos y amenazadores. No puede hacerme daño
aquello que no conozco, ¿no?

¿Cierto?

Mientras me aproximo al teatro, Jeon está allí, esperando. Me estremezco cuando me doy cuenta
de lo entusiasmado que me encuentro de verlo.

Dios, Taehyung. Tranquilo. No dejes que use sus poderes malignos en ti.

Oh Dios. Demasiado tarde.

Míralo.

Pantalones oscuros. Camiseta blanca metida desordenadamente en la pretina. Cinturón de época,


cuya hebilla quiero soltar con mis dientes.

Levanta su mirada mientras me acerco. Tiene dos vasos de cartón en sus manos. Asumo que uno
es para mí, aunque seguramente hoy no me va a ofrecer un Dickachino. No después de su
experto kilometraje sexual seco.

(Dickachino, juego de palabras: dick (pene) y capuchino)

Tal vez Starbucks hace un Orgasmalatte.


Cuando me observa, se endereza un poco más. Su pecho se levanta y cae con un profundo
suspiro.

Oh, sí. Definitivamente quiere darme un orgasmo. Quiere darme orgasmos hasta que desfallezca.

Tal vez esta vez usará sus dedos.

Por favor, Dios, déjalo usar sus dedos calientísimos.

Le sonrío. Traga saliva pero no me sonríe en respuesta.

Una alarma se dispara en mi cabeza.

—Hola —digo, tratando de ser casual.

—Hola. —No es mejor siendo casual que yo.

Está nervioso. Sudando un poco.

Me entrega un vaso, y lo tomo. Sospecho que después de todo es un Dickachino.

Baja su propio vaso en la banca a su lado y se endereza. Sus cejas se fruncen mientras dice—:
Escucha, Kim, acerca de lo de ayer…

Demonios, Jeon. No lo digas.

—En verdad no debí haber hecho… tú sabes… eso. A ti.

Está mirando a cualquier lado menos a mí.

—Fue jodidamente estúpido y estuvo mal… y… te usé.


—No —digo con vehemencia—. No lo hiciste. Yo quería que tú...

—Kim —dice—, te monté como un maldito perro. Delante de nuestra maestra de actuación.
¿Qué demonios está mal conmigo?

—Jeon…

—Eunha tiene razón. Necesito una evaluación psicológica. Cada vez que estoy a tu alrededor,
pierdo la cabeza. Es jodidamente loco, sin mencionar que es totalmente incorrecto.

—Pero, solo podemos…

—No, en realidad no podemos.

—¡Deja de interrumpirme! Estoy tratando de…

—Sé lo que estás tratando de hacer, pero ¡esto no es negociable! Lo que estamos haciendo, se
detiene ahora, ¡antes de que alguno de los dos salga herido!

Quiero golpearlo con una respuesta ingeniosa, pero nada viene a mi mente.

En vez de eso, considero sólo golpearlo.

Su expresión se relaja mientras da un paso hacia mí.

—Mira, el camino por el que nos dirigimos no va a terminar bien para ninguno de los dos.
Confía en mí en esto. Ya puedo sentir que quieres cosas de mí que no puedo darte, ¿y si te
enamoras de mí? Bueno, eso será una de las cosas más estúpidas que alguna vez harás.

Un destello de ira corre por mi columna vertebral.


—¡Dios! ¿Puedes ser más egocéntrico? Tal vez no quiero nada de ti.

—Entonces, dime que estoy equivocado —dice y extiende sus manos—. Dime que la mirada en
tu rostro cuando me viste hace un minuto no era de entusiasmo con un toque de “por favor
fóllame ahora”. Dime que no piensasen mí. Que sueñas conmigo.

No digo nada, porque no puedo negarlo. Pero no entiendo por qué tener esos sentimientos es tan
malo. Por la forma en la que está hablando, parece que el hecho de que nos volvamos más
cercanos es equivalente a un crimen.

—También me deseas —digo.

—No estoy negando eso —dice mientras da un paso más cerca—. Y eso es parte del problema.
Ya eres suficiente distracción. Si empezamos a ceder a la tentación, entonces… Jesús, Kim, eso
es todo lo que habra para nosotros. Olvídate de concentrarnos en nuestra actuación. ¿Tu
virginidad? Perdida. ¿Mi cordura? Perdida. Nuestro tiempo aquí se convertirá en un torbellino de
follar ydejarnos llevar por las hormonas, y no quiero meterme en eso con nadie, especialmente
contigo.

—¿Qué demonios significa eso?

Se inclina, tan cerca que puedo oler su perfume.

—Significa que follarte no será suficiente para ti. Querrás emociones y agarradas de mano, y
mierda romántica. Y te mereces todas esas cosas, pero eso no soy yo. Ya no.

—¿Por qué no?

Baja su mirada y no contesta.

—Dios, Jeon. Alguien hizo un muy buen trabajo contigo, ¿no? ¿Era esa chica de ayer?

Hay silencio, pero me da una mirada que me advierte que no lo presione.


—¿Qué te hizo?

—Nada. Lo que sucedió entre nosotros fue mi culpa, y no voy a cometer el mismo error dos
veces. Estoy seguro que te dijo que te mantuvieras alejado de mí. Acepta su consejo.

Siento como si se encontrara rompiendo conmigo, a pesar de que en realidad jamás hemos estado
juntos.

De repente, me encuentro muy cansado. Siento que siempre estoy peleando con él, mientras él
lucha por alejarme.

—De acuerdo —digo—. Tienes razón. No debería tener sentimientos por ti. Obviamente no
vales la pena.

Odio que luzca herido cuando dice—: Obviamente.

Sintiéndome demasiado agotado para discutir, camino hacia la puerta del teatro. Justo antes de
abrirla, me giro hacia él.

—Jeon, no hay muchas personas en el mundo que conecten como nosotros lo hicimos, por
cualquier razón, y decir que no deberíamos sentirlo no va a hacer que desaparezca. Un día puede
que lo descubras, pero para entonces, será demasiado tarde.

Le doy la espalda y cierro la puerta detrás de mí.

[•••]

—De acuerdo, Sr. Kim, vamos a tomarlo desde “Qué hay aquí”.

Estamos ensayando la escena de muerte. Jeon yace delante de mí, inmóvil.

Romeo se ha envenado a sí mismo.


Idiota.

Como Julieta, estoy angustiada, al ver al amor de mi vida muerto en el piso. Asesinado por su
propia mano porque no podía continuar sin mí. Él no sabía que sólo me encontraba durmiendo.
Pensarías que habría revisado en busca de pulso, ¿cierto?

Trato de levantar su cuerpo y abrazarlo, pero es demasiado pesado, así que me resigno a dejarlo
acostado de lado sobre su pecho. Demasiado conmocionada para llorar, demasiado emocionada
para no hacerlo.

Corro mis manos por encima


de él como si la fuerza de mi necesidad lo traería de vuelta a la vida. Salvarlo de sí mismo.

Pero no hay nada que se pueda hacer. Su decisión precipitada nos ha matado a los dos, porque
sin él en mi mundo, estoy muerta por dentro, a pesar de que aún tengo la ilusión de la vida.

Con la aceptación de la muerte en mi corazón, sólo necesito encontrar el medio.

Paso mis manos por sus brazos y descubro que sostiene un pequeño vial.

—¿Qué es esto? —digo, mi voz ronca por la emoción—. ¿Una copa comprimida en la mano de
mi fiel consorte?

Sosteniéndola debajo de mi nariz, la huelo y luego gimo de angustia. —El veneno, lo veo, ha
causado su fin prematuro.

Miro dentro, necesitando tan solo un remanente, pero está vacío. Furiosa, lo arrojo lejos.

Tomo la cabeza de Romeo y regaño a su bello rostro inmóvil mientras las lágrimas se desbordan.

—¡¡Oh! ¡Avaro! ¡Tomárselo todo, sin dejar ni una gota amiga para ayudarme a ir tras él!

Sus labios están entreabiertos, y me inclino sobre él y cierro mis ojos llorando cuando nuestras
frentes se tocan.
—Quiero besar tus labios; acaso exista aún en ellos un resto de veneno que me haga morir,
sirviéndome de cordial.

Ligeramente presiono mis labios contra los suyos.

Tan suaves. ¿Cómo puede estar muerto y aún sentirse tan vivo?

Los lamo suavemente, desesperada por hallar algún rastro del veneno. Jeon se tensa debajo de
mí.

—Tus labios están cálidos —susurro contra su boca.

Se pone todavía más rígido.

Deslizo mi lengua por su labio inferior, y él gruñe y su cuerpo se retuerce.

—¡Paren allí! —grita Hyelin.

Jeon se sienta y me fulmina con la mirada.

—Bueno, Julieta —dice Hyelin—. Parece que tus labios tienen propiedades sanadoras
milagrosas. Si tan sólo Shakespeare hubiera escrito la dramática recuperación de Romeo de la
manera en que el señor Jeon acaba de improvisar, habría muchísima menos tragedia al final de
esta obra, y las personas podrían volver a sus casas silbando una melodía feliz.

—Él lamió mis labios —protesta Jeon.

—Eso es lo que Julieta haría, completamente —digo—. Está tratando de ingerir su veneno.
Tienes suerte de que no haya metido mi lengua en tu boca y la haya agitado como un cepillo para
inodoro.

—Oh, porque eso es lo que Julieta haría, ¿verdad? No tú.


—Sí.

—Pura mierda.

—¡Oh, Dios mío, podrían sólo tener sexo de una vez! —grita Chanyeol desde el auditorio.

El resto del reparto ríe ruidosamente, y Jeon y yo intercambiamos miradas avergonzadas.

Si sólo fuera tan simple, Chanyeol.

Hyelin hace que el resto del reparto se tranquilice.

—Señor Jeon, lo que el señor Kim hizo me pareció perfectamente aceptable. Quizás sólo
necesitas modificar tu reacción. Estás muerto. No debería importar si lame tu boca completa
hasta llegar a tus amígdalas. No debes moverte. ¿Entendido?

Jeon sacude su cabeza y ríe amargamente antes de girarse a mirarme.

Mi sonrisa no podría ser más presumida si la hubiera comprado en Presumidos McPresunción en


la tienda Presunción en Ciudad Presumida.

Él pone los ojos en blanco.

—Ahora, Sr. Kim —dice ella, mirándome a mí—, cuando tomes el cuchillo para apuñalarte,
quiero que te pongas a horcajadas de él.

—Oh, por el amor de Dios —farfulla Jeon.

Hyelin lo observa. —Señor Jeon, cuando el señor Kim colapse sobre usted, no quiero que se
vean como que les dispararon en una guerra de pandillas. Tienen que morir como vivieron, como
amantes.
Estoy atento a todo lo que dice, pero mi cerebro está obsesionado con ciertas palabras. A
horcajadas de él.

Piernas en jarras. Partes presionadas contra otras partes.

Oh, chico.

Jeon está frotando su rostro y gimiendo.

Hyelin nos sonríe. Creo que disfruta de nuestra incomodidad mutua.

—Volvamos al beso, a ver si podemos llegar hasta el final, ¿está bien? Todos los demás,
¿pueden involucrarse al final de esta escena en sus lugares al lado del escenario, por favor?

Hay un poco de ruido mientras los demás toman sus posiciones. Jeon está frunciéndome el ceño.

Le doy mi sonrisa más inocente.

Me mira con una intensidad que daría miedo si no estuviera disfrutando tanto su frustración.

—Acuéstate, amante —susurro de manera sexy—. Tengo que cabalgar.

Él maldice por lo bajo y se recuesta.

Me parece que el caballero protesta demasiado.

—Está bien, aquí vamos. Gracias, Sr. Kim.

Comienzo la escena de nuevo.

Cuando llego al beso, lo hago tan erótico como me es posible. Puedo sentir a Jeon respirando
pesadamente mientras un pequeño sonido escapa de él.

No, no, no. Sigue muerto, por favor, cadáver caliente.

Exhala y se queda quieto.

Buen chico.

Hay voces entre bastidores, y miro hacia ellas. Julieta está quedándose sin tiempo.

—¿Ruido? —digo, el pánico coloreando mi voz mientras observo alrededor desesperada—.


Apresurémonos pues.

Veo el cuchillo, y luego de arrojar una rodilla sobre su mitad, me pongo a horcajadas de la ingle
de Jeon mientras tomo la daga que él ha atado a su cintura.

—¡Oh, dichoso puñal! —digo mientras la saco de su funda y la acerco a mi pecho—, esta es tu
vaina.

Empujo la cuchilla plegable al centro de mi pecho y grito, mi rostro contorsionándose por el


dolor. Para la audiencia, luce como si acabara de herirme
fatalmente.

—Enmohece en ella. —Gimo y arrojo el cuchillo al suelo mientras aprieto mi pecho. Tomo la
camiseta de Jeon en mi puño y beso a Romeo tiernamente una vez más antes de susurrar—: Y…
déjame… morir.

Colapso encima de Jeon. Mi rostro se presiona contra su cuello, una mano en su pecho, la otra en
su cabello. Si alguien tomara una foto de nosotros, luciríamos como una pareja joven durmiendo
en un abrazo íntimo.

Los otros personajes corren al escenario y continúan la escena, lamentando nuestras muertes y
recopilando la serie de eventos que llevaron a ellas. Puedo sentir a Jeon tensarse debajo de mí,
tratando de controlar su respiración. Su ingle está presionada contra mí, y puedo sentirlo
poniéndose más duro poco a poco. Trato de ignorarlo. Mi pene tiene otras ideas. Intento
explicarle que está muerto, y por lo tanto ya no siente necesidad por la impresionante erección de
Romeo, pero él está encontrando difícil posponer su incredulidad.

Ralentizo mi respiración y escucho la escena que toma lugar alrededor de mí. El lenguaje antiguo
y su ritmo tienen un efecto sedante. Pronto estoy
concentrándome en el latido de Jeon debajo de mi oído. Es hipnótico, tan fuerte y estable.
Mientras mis músculos se relajan y el ritmo de mi corazón se hace más lento, mi cuerpo se hunde
en el de él, y por un breve momento pienso que debo ser demasiado pesado, antes de que su olor
y su calidez me calmen hasta dejarme medio aturdido.

Antes de que sepa lo que está sucediendo, una mano está sacudiendo mi hombro. Abro mis ojos
para ver a Chanyeol parado sobre nosotros con algunos del resto del reparto detrás de él.

—Guau. Qué bueno saber que ustedes están tan entusiasmados por nuestras actuaciones —dice
con una sonrisa—. Quizás la próxima vez podrían intentar no roncar.

Me siento rápidamente y bajo la vista hacia Jeon. Tiene la vista nublada y confundida. Sus ojos
se enfocan cuando me registra encima de él. Capto la indirecta y me paro, pero mis músculos
están flojos y débiles.

Jesús, ¿quién iba a saber que estar a horcajadas corta tanto la circulación?

Chanyeol me sostiene por la cintura y me ayuda a pararme. Hay risas cuando mis piernas
vuelven a fallar, haciéndome tropezar contra él.

—¡Eh! Ponte firme, Taehyung. Has estado muerto por un rato. Será mejor que lo tomes con
calma.

Me estabilizo mientras Jeon se pone de pie. Observa los brazos de Chanyeol a mí alrededor antes
de alejar la mirada.

—Hey, ustedes —dice Hyelin mientras sube los escalones del escenario—, ¿puedo asumir que
sus posiciones finales eran agradables?

Me alejo de Chanyeol y me aliso mi camiseta, tratando de distraerme de mi sonrojo.


—Estuvo bien.

Las personas ríen en voz baja. Estoy más allá de avergonzado. He besado a Jeon enfrente de
estas personas. Demonios, he tenido sexo falso con él. Pero, ¿lo que acabo de hacer?
¿Acurrucarme en él? ¿Derretirme contra él y dormirme? Eso es más íntimo que cualquier cosa
que haya hecho.

Nos sentamos en el escenario mientras Hyelin nos da algunas notas, pero generalmente parece
complacida con nuestro progreso. Chanyeol está sentado al lado de Jeon, susurrando y riendo
disimuladamente. Jeon agarra la camiseta de Chanyeol y le espeta algo al rostro. Chanyeol se
pone pálido y se calla de inmediato. Cuando Jeon lo suelta, se aleja murmurando por lo bajo.
Pasa su mano por su cabello antes de mirar hacia mí.

Luce furioso.

Cuando Hyelin da por terminado el ensayo, las conversaciones llenan el aire mientras todos
empacan el escenario y la utilería. Minki y Aiyah me invitan a cenar con ellos, pero no estoy de
humor. Les agradezco antes de abrazar a ambos y decirles adiós. El resto del teatro se vacía
lentamente mientras levanto la daga y la llevo hasta Jeon. Parece enojado mientras la toma.

—¿Estás bien? —pregunto mientras desabrocha la vaina de su cinturón.

—Bien.

—¿Qué pasó entre tú y Chanyeol? —pregunto.

—Es un pendejo. —Empuja la daga en la vaina.

—¿Por qué?

—Estaba preguntando si estaba teniendo sexo contigo.

—¿Qué le dijiste?
—No respondí.

—¿Y?

—Y asumió que no.

—Eso es verdad.

—Sí, pero entonces pensó que estaba bien decirme cuanto le gustaría follarte.

—¿Y qué dijiste entonces? —pregunto, acercándome.

Su mirada recorre todo mi cuerpo antes de decir—: Le dije que si se acercaba a ti, le cortaría las
bolas y se las daría de comer a mi Rottweiler.

—¿Tienes un Rottweiler?

—No, pero él no sabe eso.

Toco la hebilla de su cinturón. Es un rectángulo con algo que luce como algún tipo de cruz. Es
extraño que él vista el símbolo de Dios cuando está complotado con el diablo.

—Entonces, déjame aclararlo —digo mientras paso los dedos por el metal frío—. ¿No quieres
estar conmigo, pero tampoco quieres que otros chicos estén conmigo?

—Él no es otros chicos. Es Chanyeol. Si durmieras con él, tu coeficiente intelectual bajaría
cuarenta puntos automáticamente.

—¿Te has parado a pensar por qué estás tan celoso?

—No estoy celoso. Simplemente no quiero que ese maldito imbécil te toque. Es sentido común.
—¿Qué hay de Hyungsik? ¿Puedo dormir con él?

Su expresión se vuelve tormentosa.

—¿Quieres dormir con él?

Enrosco mis dedos en su camiseta y resisto el impulso de sacársela.

—Si quisiera, ¿estarías bien con eso?

Luce salvaje. —Demonios, no. Demasiado vainilla.

—¿Qué hay de Sehun?

—Demasiado drogado.

—¿Troy?

—Demasiado ambiguo.

—Y dices que no estás celoso.

—No lo estoy.

—Entonces dame un nombre —digo—. Tú dime con quién puedo dormir.

Él alza sus manos. —¿Por qué demonios estás tan obsesionado con el sexo?

—¡Porque no lo he tenido! ¡Y si fuera por ti, jamás lo haría!


Él traga y deja caer su cabeza. —¿Qué demonios quieres de mí, Kim? ¿Eh? ¿Quieres que te
folle? ¿O simplemente estás buscando un pene al azar que te explote? Te compraré un maldito
vibrador, si eso es todo lo que quieres.

—Eso no es todo lo que quiero, y lo sabes.

—Entonces volvemos a la razón por la que necesitamos permanecer alejados el uno del otro.
Quieres algo que soy incapaz de darte. ¿Por qué te es tan difícil entender eso?

—Lo que no entiendo es cómo puedes sentir esto —digo mientras me acerco a él y pongo mis
manos en su pecho—, y simplemente fingir que no existe.

Él ni siquiera pestañea mientras paso mis manos por sus pectorales. —¿No te diste cuenta? Soy
verdaderamente bueno fingiendo.

Sacudo mi cabeza y suspiro. —Entonces eso es todo. Decides que no podemos estar juntos, y esa
es la forma en que tiene que ser.

—Prácticamente.

—¿Y crees que podrás tolerar tus propias reglas?

—¿Te refieres a si podré mantenerme alejado de ti?

Se inclina, sus labios justo encima de los míos, tan cerca que puedo probar su aliento, todo cálido
y dulce.

—Sí —susurro, queriendo únicamente alzarme y besarlo.

Su suspiro es lento y medido. —Kim, creo que subestimas mi nivel de autocontrol. Aparte de mi
desliz durante la escena de sexo, he demostrado el control del maldito Dalai Lama alrededor de
ti. ¿Nuestro primer beso? Ese lo iniciaste tú. ¿Hoy en la escena de la muerte? Todo tú. ¿Justo
ahora? Tú.
—Entonces, tu teoría es —digo—, que si no fuera por mí abalanzándome sobre ti, entonces
nunca habrías puesto un dedo sobre mí.

—Exactamente.

—Mentira.

—Por favor, nota que tus manos están en este momento sobre mí, y las mías a mis costados.

Bajo la vista mientras ausentemente acaricio sus abdominales. Me alejo inmediatamente.

Dios, tiene razón.

Soy yo.

Todo fue iniciado por mí.

—Está bien, bueno —digo, y me alejo todavía más—. No te tocaré fuera del espectáculo, a no
ser que me lo pidas.

—¿Crees que serás capaz de controlarte? —pregunta, y juro que está poniendo algún tipo de
encanto sexual en su voz que me hace querer lamerlo—. ¿Qué te parece si lo hacemos más
interesante?

—¿Cómo, apostando?

—¿Por qué no?

Lo pienso por un segundo. —Está bien, entonces. El primero en tocar al otro de una manera
íntima pierde y tiene que darle al ganador un orgasmo.

Él ríe y pasa sus manos por su cabello, pero no me pierdo la forma en que su mirada barre mi
cuerpo.
—Eso como que frustra el propósito de la apuesta.

—No en mi mente. Ambos saldríamos ganando.

Él toma su mochila y la desliza sobre su hombro. —Ve a casa, Kim. Toma algo. Deja de pensar
en mí.

—La apuesta es sobre tocar. Puedo pensar sobre ti en cien posiciones sexuales diferentes si
quiero, y no hay nada que puedas hacer para detenerme.

Él deja caer su cabeza y suspira, y sé que he ganado la ronda.

—Te veo la próxima semana.

—Sí, me verás.

Para el siguiente instante, ya ha desaparecido.


Miedo escdnicoo

PRESENTEo
NUEVA YORKo

Jeon y yo vamos a un bar de vinos no muy lejos del teatro para nuestra "charla"o

Caminar junto a dl es a la vez extraño y familiar, con un toque de inminente fatalidad, al igual
que la mayor parte de nuestro tiempo juntoso

La parte cautelosa de mí está susurrando que estar con dl es como usar el par más cómodo de
zapatos del mundo que a veces te catapulta de cabeza hacia una paredo Es como tener una alergia
a los mariscos y negarse a renunciar a la langostao Como saber que estás a punto de caer, de
bruces, en un charco de hiedra venenosa, pero negarte a detener tus pasoso

Su brazo se roza contra el mío mientras caminamoso

Dios, cómo lo anheloo

Cuando llegamos al bar de vinos, abre la puerta para mí y pide una mesa en la parte de atráso La
anfitriona folla con los ojos cada centímetro de su ser antes de sentarseo

Él no se da cuentao Como de costumbreo

Me gustaría poder decir lo mismoo No tengo ningún derecho a estar celosoo Estoy seguro que en
los años que estuvimos separados, ha perdido la cuenta de sus conquistaso Siempre se han
lanzado hacia dl, pero su popularidad explotó cuando estuvo de gira por Europao Su personaje
pasaba la mayor parte del espectáculo sin camisa, y cuando las sexis fotos promocionales
llegaron a Internet, lo seguían de ciudad en ciudad para verlo actuaro

No los culpoo

Recuerdo cómo me sentí cuando vi las fotos en Interneto Había tratado de mirar hacia otro lado,
pero fue imposibleo
Sólo pensar en ello hace que mi cara ardao

Agarro el menú y me ventiloo Jeon me mira y frunce el ceñoo

—¿Estás bien?

—Sío

—Te ves sonrojadoo

—Menopausiao Sofocoso

—¿No eres un poco joven para eso?

—Uno pensaría que es así, ¿eh? Apesta ser yoo

—A excepción de todo lo de tener orgasmos —dice, y levanta una ceja—o Alguien me dijo una
vez que es bastante increíbleo

—Bueno, sí —Si quieres decirlo en los tdrminos más provocativos posibles—o Está
esoo

“Múltiple Jungkook” debería ser su apodoo La noche en que descubrió que podía hacerme hacer
eso, lo juro, vi la entrada a los cieloso

Me ventild otra vezo

Maldita sea, no tiene permitido hablar de estas cosaso Desde luego, no cuando estoy tratando de
ignorar su atractivo sexualo

Todos los temas relacionados con el sexo están fuera de discusióno


¿Cómo es que no sepa las reglas que acabo de crear?

—¿Por qud estás fruncidndome el ceño? —pregunta con el ceño fruncidoo

—¿Por qud no estamos bebiendo todavía? Vinimos aquí para bebero

—Y hablaro

—Y bebero

—¿La menopausia te hace alcohólico, tambidn?

—Sío Y psicóticoo Ten cuidadoo

—Lo intentoo No es fácil con un ceño fruncido, menopáusico psicópatoo

Le frunzo el ceño con seriedado

Él ríeo

Añade reír a la lista de cosas de lo que se le prohíbe hacer cuando estoy tratando de ignorar lo
atractivo que eso

Se da cuenta de que no estoy riendo y me mira con preocupacióno

¿Preocupación? En la listao

—¿Taehyung?

Tambidn, decir mi nombreo


—Estoy bieno Necesito alcoholo

—Buenoo Claroo

Me mira fijamente por unos cuantos segundos, y por supuesto, mirar va a la listao

Mentalmente me rindo y acepto que la lista será actualizada constantementeo Trato de sacarlo de
mi menteo

Por fin una camarera llegao Se presenta como Sheree, y procede a comerse con los ojos a
Jungkook mientras recoge la carta de vinoso Quiero pegarle en su boca con brillo labialo

Mientras Sheree recita sus recomendaciones de vinos, Jungkook me mirao No está escuchándolao
Está tratando de averiguar lo que quiero bebero

Solía ser un juego que jugábamos, y nunca perdíao Sabía lo que quería, incluso cuando yo no lo
hacíao Cuándo pedir dulce, salado o picanteo

Cuando la camarera termina, dl mira a la listao

—La pregunta es, Shereeooo ¿mi amigo quiere rojo o blanco?

La camarera frunce el ceñoo

—Uhooo ¿no debería preguntarle eso?

—No hay diversión en preguntaro Necesito deduciro Al igual que lo haría Sherlocko Si me
equivoco, empaño mi rdcord perfectoo

—¿Y si lo haces bien? —le pregunta Sheree con una ceja elevadao

Niego con la cabezao Cuando solía hacer las cosas bien, lo recompensaba con mi bocao No hay
posibilidad de que ocurra esta nocheo

—Si lo hago bien —dijo Jungkook—, tal vez verá que, a pesar de todas mis meteduras de pata,
todavía lo conozco mejor de lo que nadie lo haráo

Me mira, y cuando el calor se extiende a travds de la mesa, tengo que apartar la miradao

Sheree cambia de posición mientras agarro el borde del mantelo

Si buscaras la palabra “raro” en un diccionario, habría una imagen de este momentoo

Antes de que pueda ir más lejos, Jungkook se aclara la garganta y ordena el Duckhorn Vineyards
Merlot con absoluta confianzao

Es la elección perfectao No sd por qud estoy tan sorprendidoo

Cuando la camarera se va, se reclina en su silla y entrelaza los dedos sobre la mesa frente a dlo

—Acertd, ¿no?

Me encojo de hombroso —Puede sero

Parece contentoo —No estaba seguro de si todavía podía hacerloo Ha pasado un tiempoo

—Sío

Me mira fijamente durante unos segundos, antes de decir: —Demasiado tiempo, Taehyungo

Un silencio espeso se instala entre nosotroso

Los dos sabemos que dsta es la última oportunidad para nosotroso Nuestra última oportunidad
para salvar algo bueno de lo desastrosa que fue nuestra relacióno
La presión es asfixianteo Me aclaro la gargantao Mi boca está más seca que el Saharao

¿Cuánto tiempo es necesario para conseguir una botella de vino y dos copas? ¿Sheree pisoteaba
las malditas uvas ella misma?

Los nervios se retuercen en mi vientreo Me vendría bien un cigarrillo, pero no hay aquío

Jeon resuena sus nudillos, y puedo verlo elaborando frases en su cerebroo

Miro sus dedoso Sus pulgares se frotan lentamente uno contra el otro, con las manos tensas e
inquietaso Quiero alcanzarlos y detenerlos, y asegurarle queooo

¿Qud? ¿Qud no voy a ser un maldito? ¿Qud voy a escuchar con calma y con cuidado, considerar
todas sus justificaciones de una manera sensata?

No se lo puedo deciro No sería ciertoo

Hay una gran posibilidad de que esta tarde pueda terminar malo Que, hablando de todo esto,
todas mis buenas intenciones de ser amigos desaparecieseno

Él lo sabe tan bien como yoo

Despuds de lo que parecen ser varias vidas, Sheree trae nuestro vinoo Jeon y yo miramos con
gratitud desesperada cómo lo vierteo Cuando se va, los dos bebemos profundamente; a
continuación, soltamos las copaso

Suspira por la frustración y se frota una mano por la carao —No se suponía que fuera tan difícilo

—¿No nos conocemos? —digo—o Nosotros somos fácileso

—Es verdado
Mi estómago se retuerce, y trago más vino para tratar de conseguir que se relajeo

Jeon frunce el ceñoo —¿Estás bien?

Tomo otro trago y asientoo —Sipo Excelenteo Buen vinoo

No estoy mintiendo sobre el vinoo Es deliciosoo Estoy mintiendo acerca de estar bieno He bebido
demasiado, demasiado pronto, y tanto como pensaba que estaba listo para enfrentar a Jungkook,
mi estómago me está diciendo que realmente no lo estoyo

Se retuerce de nuevo, y hago una mueca de doloro

—¿Taehyung?

Empiezo a sudar porque sd lo que vieneo La saliva inunda mi boca mientras corro al bañoo

Llego justo a tiempoo

•••

Estoy enjuagándome la boca cuando hay un golpe en la puertao

—¿Taehyung? ¿Estás bien?

Pausao

—En realidad, noo

—¿Puedo entrar?

—Si lo crees necesarioo


Como son los baños, este es bastante eleganteo Muy limpioo Accesorios eleganteso Flores frescaso

Él entra y cierra la puerta mientras termino de lavar mis manoso

—Solía ser el que vomitaba de los nervios —diceo

Me seco las manos con toallas de papel, y luego las tiro a la basurao

—Ahora, soy yoo

—¿Te sientes mejor?

—Un pocoo

Extiende la mano hacia mi hombro, pero instintivamente me alejoo Ser consolado por dl no es
algo que pueda soportar ahorao

Deja caer la cabeza y suspirao —Cuando ensayd esta noche en mi mente, y ddjame decirte,
ensayd un montón, estaba mucho más tranquiloo Había muy poco vómito en cuestión oAhora, no
sólo he hecho que te enfermes, sino que no puedo recordar nada de lo que tenía que decirteo

Me giro para ver mi reflejoo Me veo como el infiernoo No, ni siquiera tan bieno Me veo como el
infierno despuds de atravesar un invierno atómico y el apocalipsis zombieo

Estoy contemplando tratar de arreglar el daño cuando Jungkook da un paso adelante y aparta el
flequillo de mi frenteo Hace que la piel de gallina recorra mi cuerpoo

—Jesús, Taehyung —susurra—o Incluso cuando estás enfermo del estómago, sigues siendo la
persona más hermosa que he visto jamáso

Me congelo mientras dl nos mira fijamente a los dos en el espejoo


—Jungkook, no puedes decir cosas como esao

—¿Por qud no? Míranoso Somos perfectos juntoso —Pasa brevemente los dedos sobre los míoso
Cierro los ojos e inhalo—o Siempre lo fuimoso No importa
qud tan jodidas se pusieran las cosas detrás de la escenas, siempre parecíamos estar hechos el
uno para el otroo Y lo somoso

—Jungkookooo

Me vuelvo hacia dlo Se inclina hacia delante, pero coloco mi mano sobre su pecho para detenerloo

Exhala y aprieta la mandíbulao —Tocarme en este momento no es probablemente una buena


ideao No a menos que quieras hacer añicos mi calmada actitudo

Quito mi mano y me recuesto contra el tocadoro No hace nada para aliviar la atracción que siento
hacia dlo Llena cada rincón de esta pequeña habitacióno

—¿Cómo es que, despuds de todo este tiempo, todavía me afectas de esta manera? —pregunta,
avanzando poco a poco hacia adelanteo

—¿De qud manera? —Sd exactamente lo que quiere decir, pero quiero oírlo de sus propios
labioso

—Nervioso y tranquilo a la vezo Loco y serenoo Feroz y civilizadoo Sólo tenerte cerca de mí me
hace olvidar de toda la mierda del pasado y sóloooo

—¿Qud?

Su expresión se vuelve hambrientao —Sólo enterrarme dentro de ti y olvidarme de todoo Hacer


que nuestro pasado desaparezcao

Si solo fuera así de fácilo


—Te he extrañado tan jodidamente mucho, Taeo No tienes ni ideao De verdad, de verdad no lo
imaginaso

Dudoo El lado cauteloso me susurra que estoy a punto de ponerme esos malditos zapatos y
aplastar mi cabeza contra una paredo Advierte que realmente no puedo comer langostao Es un
grito de que estoy a punto de caer en un charco gigante de hiedra venenosao

Considero mi inminente caída durante unos tres segundos antes de poner mis brazos alrededor de
su cuello y apretarlo en un abrazoo Él me rodea con sus brazos, y cuando empuja su cabeza en mi
garganta, deja escapar un suspiro temblorosoo

Fiel a su estilo, empiezo a ansiarloo

SEIS AÑOS ATRÁSo


WESTCHESTER, NUEVA YORKo
DIARIO DE KIM TAEHYUNGo

Querido Diario,
Es la noche de apertura, y ha pasado una semana desde que Jeon y yo hicimos nuestra apuesta
por mantener nuestras manos fuera del otroo Desde entonces, las cosas han sidoooo extrañas entre
nosotroso

Bueno, más extrañaso

Nuestra dinámica ha sido floja, incluso mientras actuamoso Debido a que los dos estamos
decididos a ganar esta ridícula apuesta, nuestros besos se han restringido, nuestros abrazos son
falsoso Una versión asdptica de nuestra lujuria animalo

Hyelin lo ha sentido, tambidno Piensa que es porque sobre ensayamos y nos cansamoso Pero no es
su culpao Es nuestrao Y aparte de saltar sobre los huesos de Jeon, realmente no sd cómo
solucionarloo

Añadir eso al enfermizo revolvimiento de mis nervios, es justo decir que estoy un poco
aterrorizadoo (Y cuando digo “un poco” quiero decir “absolutamente”o Y cuando digo
“absolutamente” quiero decir que sería un milagro si termino en el escenario sin experimentar
una monstruosa locura dpica que involucre gritar y/o llorar y/o aferrarme desesperadamente a las
cortinas de las alas mientras el director de escena intenta arrastrarme hacia el escenarioo)

Por favor, Dios, ddjame superar esta noche sin avergonzarmeo Serd buenoo

Te lo ruegoo

Mientras camino al teatro, inhalo un cigarrilloo Estoy mejorando en fumaro No estoy seguro si
esto es algo bueno, pero tiene ventaja frente a mis nervioso

El espectáculo inicia a las siete y mediao Son las tres de la tardeo Espero que el estar en el teatro
me ayude a concentrarme y aflojar la tirantez en mi pechoo

Ese es el plan, de todos modoso

Cosas que hacer en las próximas horas: yoga y tai chi, caminar por el set, meterme en la cabeza
de Julieta, poner mis tarjetas de apertura y regalos de la noche en los camerinos, vestirme, tratar
de no vomitar, aparecer en el escenario sin ser coaccionado por una picana, estar increíbleo

Sencilloo

Las cosas que no puedo hacer: obsesionarme con Jeon, vomitar, salir corriendo del teatroo

No es tan simpleo

Cuando llego al interior, voy directamente a mi camerinoo

La mayoría de los vestuarios están detrás del escenario, pero hay media docena en el entresueloo
Hyelin los ha asignado a los actores principaleso Estoy en una habitación con Sehun y Mariska, y
Jungkook está compartiendo una con Hyungsik y Chanyeolo

Deshago mi maleta y saco mi maquillaje y accesorioso Entonces me pongo unas leggins y mi


camiseta de la suerte de Campanita antes de caminar al escenarioo
Es de noche, y el tenue resplandor de las luces de trabajo arroja largas sombras ominosas en todo
el escenarioo

Genialo Lo que necesito es aún más miedo bombeando a travds de mi cuerpo, porque realmente,
no estoy lo suficientemente nerviosoo

Tomo una respiración profunda y camino por el seto Moviendo mis manos sobre los lienzos de
piedra y madera en poliestireno mientras miro hacia las filas y filas de asientos vacíoso Tratando
de ignorar la piel de gallina que se eleva en mis brazos cuando siento la intensidad de varios
cientos de pares de ojos fantasmaleso

Quiero estar excelente esta nocheo

Quiero que Jeon estd excelenteo

Toda la obra depende de que consigamos arreglar nuestros problemaso No tengo ni idea de cómo
hacerloo

Estoy en medio del escenario y respiro mientras paso por varias de mis posturas de yogao
Estirando los músculoso Centrando mi menteo

Despuds de un rato, el yoga se transforma en tai chio Cierro los ojos para concentrarme en mi
respiracióno Dentroo Fuerao Moverse lentamenteo Sincronizar el aire y el movimientoo Exhalar
miedoo Inhalar confianzao

Me concentro en imágenes que me traen placero Inevitablemente, mis pensamientos se dirigen a


Jeono A la fuerte línea de su mandíbulao Sus labios, insoportablemente sedosos y suaveso Sus
ojoso Ardienteso Inquietoso Aterrorizados y terroríficos al mismo tiempoo

Todo mi cuerpo se calienta cuando pienso en dlo

Mantenerme alejado de dl esta semana ha sido una torturao Trato de no mirarlo demasiado
tiempo, incluso durante escenas, o de lo contrario el dolor llega a ser demasiadoo Me enfoco en la
pared detrás de dl, o en una pieza del set, o en su cabelloo En cualquier parte excepto en esos ojos
mortales que me hacen querer hacer cosas sucias, muy sucias, con dl por horas y horaso

Mientras expulso una exhalación final, me siento tranquiloo Enfocado y listoo

Cuando abro los ojos, casi me orino en mis pantalones porque la cara de Jeon está a solo
centímetros de distanciao

—¡Santa jodida mierda! —grito mientras me agito como un pulpo haciendo paracaidismoo

Jeon salta varios metros hacia atrás y coloca su mano sobre su pecho —¡Joder, Kim! ¡Me
asustaste hasta la muerte! ¡Dios!

—¿Yo te asustd? —Me acerco y empujo con fuerza su pecho—o ¡Casi haces que moje mis
pantalones!

Eso lo hace partirse de la risao

—¡No es gracioso! —digo mientras golpeo su pechoo

—Sí, lo es —dice, y se aleja mientras sigo pegándoleo

—¡¿Qud clase de fenómeno eres que simplemente sorprendes a alguien así?!

—No quería interrumpirte —dice mientras trata de atrapar mis manos golpeadoras —o Joder,
deja de pegarmeo

Jala mis manos contra su pecho, pero tengo bastantes dificultades para controlar los latidos de mi
corazón para reconocer la dureza cálida de sus pectorales bajo mis dedoso

De un tirón me libero antes de caminar hacia el dormitorio del set y tirarme sobre la camao

—¿Qud demonios estás haciendo aquí? Pensd que estaba soloo


Se detiene frente a mí, su risa muriendo mientras mete las manos en sus bolsilloso

—Pensd lo mismoo Me gusta estar en el teatro por unas horas antes la noche de aperturao Ayuda a
mis nervioso

Muevo las manos a travds de mi cabello —¿Si? ¿Cómo te sientes ahora, señor tácticas de miedo?
¿Calmado?

—Tan divertido como fue, no era mi intención asustarteo Solo quería… miraro

Mientras mi conmoción se disipa, me tomo un momento para darme cuenta de lo que está
usandoo

Una camiseta negra, pantalones largos de correr grises, y unas Nike negroo

¿Qud demonios?

Él no tiene permitido usar esoo

Quiero decir… Eso es simplemente… Él es…

Querido Dios, ¡Míralo!

Hombros anchoso Hermosos brazoso Amplio pechoo Cintura estrechao Musculosas pantorrillaso

¡Injusto! ¡Obscenamente sexy! ¡No permitido!

—¿Por qud me miras así? —pregunta, y cambia su peso de un lado a otroo

—¿Cómo? —Me las arreglo para preguntar a travds de mi bruma de lujuriao


—Como si quisieras azotarmeo

Mi lengua trata de ahogarme en este momentoo Toso y balbuceoo

—¿Por qud estas usando eso?

Se da un vistazo y se encoje de hombros —Estaba trotandoo Pensd que podría ayudar a despejar
mi cabezao

Mi cerebro capta una imagen de dl trotando: brazos bombeando, cara enrojecida, largas piernas
dando zancadas, cabello volando en el vientoo

—¿Tú… trotabas?

—Sío

—¿Vestido así?

Se mira de nuevo y frunce el ceño —Sío ¿Cuál es tu problema? Es solo una camiseta y
pantalones de correro

—Solo una… ¿Crees que es… solo una…? ¡No! ¡Chico malo, Jeon! —Mi cerebro se ha
estancadoo

Me mira como si estuviera loco, pero no puedo dejar de miraro

¿Qud genio decidió llamar a esa particular pieza de ropa una “camiseta”? Eso no es una
camisetao Es un excitador de vírgeneso Un inductor de babao

Jodido infiernoo

—¿Kim?
Da unos pasos hacia mí, y todo el deseo que he estado reprimiendo inunda mi cuerpoo Salto de la
cama y doy un paso atráso

No voy a perder esta maldita apuesta, sólo porque dl decidió vestir su caliente cuerpo como el de
un hombre comestibleo No enloquecerdo

Tengo que irme muy lejos hasta que el impulso de tirarlo al piso sobre el escenario y manosearlo
desaparezcao

—Me tengo que ir… a hacer cosas —digo mientras tropiezo fuera del escenarioo

—¿Kim? —me llama desde atrás, pero no me detengoo No puedo mirar esos hombros de nuevoo
Bícepso Antebrazoso

¡Jodida mierda!

Corro a mi camerino y cierro la puerta antes de pasar las próximas dos horas haciendo ejercicios
de respiracióno Todo el tiempo dicidndome a mí mismo que rogarle a Jeon por sexo en nuestra
noche de apertura es una muy mala ideao

•••

A las cinco y media comienzo a prepararmeo Quiero hacerlo rápidamente, así puedo colocar
todas las tarjeras y regalos de la noche de apertura en los camerinos de las personas antes de que
llegueno

Es una tradición darles tarjetas de buena suerte al reparto y al equipo en la noche de aperturao
Tambidn les estoy dando unos chocolates en forma de corazón
para representar el amor como centro de nuestro showo

Sí, es soso, pero soy pobre, y los chocolates eran baratoso

Termino mi maquillaje, aseguro mi bata de seda de la suerte, y agarro la bolsa que contiene todos
mis dulceso Me muevo a travds de los camerinos de forma rápida, todo el rato reflexionando en
que no he terminado de escribir la tarjeta de Jeon todavíao Todo lo que tengo hasta ahora es
“Querido Jungkook”o Despuds de eso, no sd qud más escribiro

Buena suerte en la noche de apertura, parece aburrido e impersonal; y Por favor, ten sexo
conmigo definitivamente es maloo Tengo que encontrar algún punto intermedio, pero es más fácil
decirlo que hacerloo

He entregado la mayoría de las tarjetas, cuando paso por su camerinoo Asomo la cabezao La
habitación está vacíao

Trabajando rápidamente, entro y coloco las tarjetas de Hyungsik y Chanyeol en sus lugares,
dicidndome que voy a terminar la de Jeon y entregársela más tardeo

Mientras me giro pasa salir, dl aparece en la puerta; su rostro en el lado oscuro de la salao

—¿Qud, ninguna tarjeta para mí? —pregunta, y algo en su voz está malo

—Uh, la habráo Sólo no he terminado de escribir tu mensaje todavíao

Voy hacia la puerta, pero dl da un paso adentro, bloqueándomeo Todavía lleva el excitador de
vírgeneso Sus hombros se ven increíbleso Quiero morderloso

—Has escrito mensajes a todos los demás, Kimo ¿Por qud no a mí? ¿No soy lo suficientemente
bueno para una tarjeta tuya?

Su rostro está oscuro y un poco sudorosoo

—¿Jeon? ¿Estás bien?

—Bonita bata —dice mientras mira fijamenteo Toca el lazo alrededor de la cinturao

—¿Llevas algo debajo?


—Solo mi deliciosamente moda porno —digo mientras alejo su mano —o No espiaro Lo has visto
anteso

—Muchas veceso

—No es tan malo, ¿verdad?

Toma el lazo de nuevoo —No si esperas que continúe ignorándote a ti y a tu malditamente


asombroso cuerpoo —Mueve la sedosa tela entre sus dedos —o He estado intentándolo con
mucho esfuerzoo Ser bueno y respetuosoo Sería tan fácil no serloo

La energía que ha estado ausente entre nosotros por una semana está de regreso, gruesa y pesadao
Desesperadamente magndticao

Mi respiración queda atrapadao —Tú fuiste quien estableció límiteso Yo quiero que hagas
exactamente lo que deseas hacermeo

Exhala mientras envuelve el lazo de seda alrededor de su mano y da unos pasos hacia adelanteo

—No tienes permitido decir cosas como esaso

Su voz es tensao Sus manos tiemblano La pequeña cantidad de sudor en su frente sigue ahí, pero
ahora está brillando en su cuello y hombros, tambidno

—De verdad, ¿estás bien? —pregunto mientras traga y se estremeceo

Las palabras apenas salen de mi boca antes de que se agarre el estómagoo Tambaleándose hacia
atrás y dejándose caer sobre el sofáo

—Mierdao

—¿Jeon?
Despuds de unas cuantas respiraciones profundas, inclina la cabeza hacia atrás y cierra los ojos
—Son solo los nervios, ¿de acuerdo? Realmente malos nervios de mierdao

—¿Por el show?

—Entre otras cosas, sío

Exhala un suspiro largo y controladoo —Mi ansiedad va directo a mi estómagoo Tengo calambres
y náuseaso Como un cobardeo

—No eres un cobarde —digo —o Entiendo cómo te sienteso

Frota su carao —A menos que tengas un padre que solamente viene a tu representación para que
así pueda decirte que estás desperdiciando tu vida con esta mierda de actuar, entonces no… no lo
haceso

—¿Tu padre no está contento con la carrera que has elegido?

—Ese sería un eufemismo enormeo

—Aho

Deja caer la cabeza entre las manos y tira de su cabelloo —No importao Hard todo mal esta
noche, de todos modoso Lo pasará excelente diciendo te lo dijeo

—No lo harás mal —digoo

—Nuestra actuación ha estado malditamente terrible durante toda la semanao Lo sabes tan bien
como yoo

—No terrible, simplemente…fuera de formao —Me lanza una mirada —o Bien, hemos estado
atroceso Pero es porque estamos tratando tan malditamente duro de negar nuestra atracción que
nuestras actuaciones están sufriendo las consecuenciaso No podemos encerrarnos y esperar que
nuestros personajes parezcan que no pueden vivir el uno sin el otroo Es imposibleo
—Entonces, ¿qud sugieres? —pregunta—o ¿Qud te lance en este repugnante sofá, así podemos
actuar creíblemente como amantes?

—Bueno, eso sería agradable…

—Kim…

—Bueno, de acuerdoo No vamos a sucumbir a nuestros impulsos fuera del escenarioo Pero,
¿dentro de dl? Tenemos que dejar que nuestra conexión sucedao No más combatirloo Porque
cuando nos abrimos y nos dejamos entrar, es cuando la magia sucedeo

Se ve escdpticoo —¿Sólo en el escenario? ¿Crees que será fácil encenderlo y apagarlo?

—No, no lo será —digo mientras me arrodillo delante de dl para que nuestros rostros estdn
alineados—o Pero tenemos un elenco lleno de gente que depende de que nosotros consigamos
arreglar nuestras diferencias y hacer que este show funcioneo Si caemos en llamas, arrastraremos
a todos ellos con nosotroso Así que vamos a lograr hacerlo, y puedes volver a negar tus
sentimientos por mí la semana que viene, ¿de acuerdo?

Por un momento creo que va a tocar mi carao En su lugar, pasa sus dedos por el frente de mi batao
Mi respiración se detieneo

—Está bieno Tú ganaso Si puedo dejar de sentir que quiero vomitar cada cinco segundos, voy a
encenderme por tio

El tono de su voz hace que el vello de mis brazos se levante en puntao

—Tengo algunos mdtodos de enfoque que pueden ayudar —digo mientras dl continúa
acariciando mi batao

—Tengo que ducharme y prepararme primeroo

—No hay problema —digo mientras me levanto—o Volverd media hora antes de la llamadao
Cuando terminemos, vamos a estar tan condenadamente enfocados que vamos a clavar estos
personajes a la paredo

Suspira y sacude la cabezao

—¿Qud? —preguntoo

—Nadao

—Dimeo

—Ahora tengo una imagen mental mía clavándote contra la paredo Será mejor que te vayaso

Comienzo a reír, pero el hambre animal en sus ojos me dice que es absolutamente serioo

Se levanta, y mi corazón se acelerao

Dioso Va a hacerloo Me va a clavar contra la paredo

Sostengo la respiración mientras se mueve hacia adelanteo

Para mi consternación, camina a mí alrededor y coge la toalla en la parte de atrás de su silla antes
de dirigirse al bañoo

—¡Fuera de aquí, Kim! —dice sobre su hombro —, antes de que olvide por qud dejd que
mantuvieras esa maldita batao

A las seis y quince, el teatro es un hervideroo Hay tarjetas de buena suerte y regalos esparcidos
por todo mi camerinoo Mis padres me enviaron un enorme ramo de flores con una tarjeta que
decía lo orgullosos que están y cómo desearían poder estar aquío
Me gustaría que estuvieran aquí, tambidno Mi primer gran papel, y nadie que ame está aquí para
verloo

Me dirijo hacia el escenario para hacer una revisión final de mi utileríao Todos con los que me
encuentro me desean suerte, y nos abrazamos, pero no estoy
convencidoo Siento náuseas, y mis nervios están creciendo cada vez más mientras se acerca el
espectáculoo

En el momento en que hago mi camino de regreso al camerino de Jeon, siento cómo el sándwich
de pollo que comí en la cena está organizando una revuelta al estilo del Motín del Bountyo

Tomo una respiración profunda y toco su puertao Chanyeol me grita que entreo

—Hola —digo, detenidndome en el umbralo

—Hola, dulce Julieta —dice Chanyeol mientras termina de colocar un poco de polvo en su
rostro—o El chico amante está en el bañoo

—¿Todavía?

Escucho algunos ruidos amortiguados de arcadaso

Chanyeol se encogeo —Sío —Se levanta y me abraza—o Dividrtete besándolo esta nocheo

Me da un apretón de solidaridad antes de cerrar la puerta tras dlo

Voy a la puerta del baño y golpeoo

—Vete —dice Jeon ddbilmenteo

—Soy yo —digo contra la madera —o ¿Puedo entrar?


—No —contesta, su voz entrecortada—o Estoy jodidamente asquerosoo

—Sí, bueno, estoy acostumbrado a esoo

Abro la puerta y entro al bañoo El aire está invadido del olor acre de la bilis, casi hacidndome
vomitaro Entonces, veo a Jeon desplomado contra la pared, con su rostro pálido y resbaladizo por
el sudoro

—Oh, demonioso ¿Estás bien? —Me agacho frente a dl —o Te ves


malditamente horribleo

Como un triste testimonio de mi autoestima, me sigue pareciendo increíblemente atractivoo

—Pensd que se suponía que ibas a hacerme sentir mejor —dice mientras levanta sus piernas
hacia su pecho—o Si solo vas a insultarme, puedo ser miserable y asqueroso sin ayuda de nadieo

—Voy a ayudar —digo—o Pero será mejor que hagas lo que te digoo Sin hacer preguntaso

—Claro, lo que seao Sólo asegúrate de que se detengao

Ya tiene puesto su trajeo Camisa blanca de botones con las mangas arremangadaso Los pocos
botones superiores están abiertos, revelando una cantidad distractora de pechoo En la mitad
inferior lleva unos vaqueros negros y botaso

Agarro su pie izquierdo y empiezo a desatar sus cordoneso

Se tensao —¿Qud demonios?

—Sin preguntas, ¿recuerdas?

—Está bien, pero esa regla se inicia despuds de que me digas lo que estás haciendoo

—Tengo que quitarte el zapatoo


—¿Por qud?

—Esa es otra cuestióno

—Kimooo

—Porque necesito masajear tu pieo

Tira de su pierna hacia atrás y niega con la cabezao —Noo Eso rompe tratoo Mis pies son
asquerososo

—Estoy seguro de que puedo manejarloo

—Sí, bueno, yo no puedoo

—Jeon —suspiro exasperado—o ¿Quieres salir y patear traseros esta noche, o quieres apestar y
dar a tu papá razones para decir que estás desperdiciando tu vida?

Su rostro caeo

Me siento mal por no jugar limpio, pero ¿qud diablos? Tiene que aguantárseloo

Gruñe de frustración y empuja el pie hacia mío Termino rápidamente de desatarle la bota y
quitársela, junto con su calcetíno

Durante unos segundos, me quedo mirandoo

Su pie es hermosoo Perfectoo Podría ser un maldito modelo de pieso

Lo miro y se encoge de hombroso —Son feoso Demasiado largoso Dedos huesudoso


—Estás locoo

Pongo su pie de modelo en mi regazo, y se estremeceo

—Confía en mí, ¿de acuerdo? Mi madre es una experta en todas las formas de terapia alternativa
que existen, y aunque creo que la mayoría son falsas, la reflexología es algo que siempre ha
funcionado para mío Ya había aprendido todos los puntos de presión cuando cumplí doce años,
así que cálmateo No te voy a lastimaro No muchoo

Se estremece como hundo mis pulgares en el punto donde la bola de su pie termina y comienza
el arcoo

—¿Duele? —preguntoo Si se inflama un órgano, el punto de presión puede ser tiernoo

—No —dice—o Yoooo ehooo

—¿Qud?

Suspira y me sopesa con una miradao —No te atrevas a burlarte, pero soy jodidamente
cosquilludo, ¿de acuerdo?

Suprimo mi risao —¿Cosquilludo?

—Sío

—¿Tú?

—Sío

—¿El grande y malo con actitud de arisco?

Me mirao —Vete a la mierdao


—¿Ves?

Exhala y sujeta su estómagoo —Sólo sigue adelante con elloo

Sonrío y lo masajeo de nuevoo

Una parte de mi cerebro registra que dl siendo delicado es adorable, mientras que la otra parte se
centra en dejarlo lo suficientemente bien para que pueda caminar en el escenario en media horao

Despuds de unos minutos, su respiración se ralentizao

—¿Sientes alguna diferencia? —pregunto mientras masajeo por todo el arco, golpeando puntos
que conectan con su intestino, colon y páncreaso

—Sí —suspira—o Los calambres se están deteniendo un pocoo Sigo girando mis pulgares, y su
pie se hace más pesado mientras se relajao Es un pie grandeo Mi cerebro recuerda que una vez
escuchd sobre la relación del tamaño del pie con el del peneo

Trato de concentrarme en lo que estoy haciendoo Pensar ahora en su pene podría terminar en
desastreo

Sigo por unos cuantos minutos hasta que sus expresiones de dolor se calmano Luego le pongo de
nuevo su calcetín y su bota y veo cómo se la atao

—Gracias —dice, y me da una sonrisa de agradecimiento—o Me siento mejoro

—¿Te sientes lo suficientemente bien como para salir de este baño apestoso?

—Sío —Se pone de pie y se dirige al fregadero donde hay un cepillo de dientes, pasta y una
botella de enjuague bucal—o Ehooo sólo dame un minuto, ¿de acuerdo? No quiero que beses a
alguien que sabe a regurgitado de pavoo
Me lavo rápidamente las manos antes de que me alejeo

De vuelta en el vestuario, me desplomo en el sofá mientras escucho la limpieza bucal más


completa desde que el cepillo de dientes fue inventadoo Termina con unas gárgaras con rdcord
mundial de longitudo Niego con la cabeza mientras me doy cuenta de que incluso los sonidos de
gárgaras son sexys viniendo de dlo

Estoy claramente perturbadoo

Por fin emerge, con olor a menta frescao Le hago señas para que se siente con las piernas
cruzadas en el sueloo

Ayudarle me ha calmado un poco, pero todavía no me siento seguro de que puedo tener un buen
rendimiento esta nocheo

Como si sintiera mi ansiedad, Jeon gesticula hacia mis pieso —Ehooo ¿Quieres queooo ya sabesooo lo
haga contigo, o algo así?

Se ve tan incómodo con la idea, que casi digo que sí sólo para torturarloo

—Paso —digo—o No tenemos mucho tiempoo Vamos a concentrarnos para que podamos salir y
rockear este showo

Asiente y se ve agradecidoo

Le digo que cierre los ojos y se concentre en una imagen que encuentre relajanteo Trato de
imaginar una sábana blanca volando en la brisao Es algo que Meryl Streep utiliza para calmarseo
Por lo general, funciona bien para mí, pero no esta nocheo

Soy muy consciente de Jeon sentado cerca de mío Su aroma y energía hacen que mi cuerpo
tiemble y repiquetee, arruinando cualquier posibilidad de encontrar mi lugar felizo

No creo que le estd yendo mucho mejor, porque su respiración es entrecortada y desigualo Gruñe
de frustración antes de decir—: Esto no está funcionandoo
Abro los ojoso

Está mirándomeo —Estás demasiado cerca y demasiado lejoso

En ese momento, el intercomunicador sobre la puerta cruje y el director de escena dice—:


Señoras y señores de la representación de Romeo y Julieta, esta es su llamada de quince minutos
antes de que ocupen sus lugareso Graciaso

Estoy seguro de que mi cara es la definición de pánicoo

No estoy listoo Ni siquiera cercao Estoy fuera de focoo Sin personalidado

¿Dónde diablos está Julieta? No puedo encontrarlao

Me pongo de pie y camino de un lado a otroo —Tendríamos que haber empezado anteso ¡Hemos
estado aquí toda la tarde, por el amor de Dios!

—Kim, cálmateo Podemos hacer estoo —Su voz es muy tranquilao

—No, no podemos —digo mientras sacudo mis manos y balanceo mi cabeza—o No hay tiempo
suficienteo

—Sólo respirao

Me acerco a la puerta y apoyo mi frente en contra de ella a la vez que respiro irregularmenteo

Puedo imaginarme a la audiencia, acomodados en sus asientos, hojeando sus programaso Llenos
de emoción y anticipando una actuación satisfactoriao Van a estar decepcionadoso

—Me tengo que ir —digo agarrando la manija de la puertao

—¿Dónde?
—Lejoso Tengo que hacerooo yogaooo o algo asío

Giro la manijao

Cubre mi manoo —Kim, parao

Abro la puerta, pero la cierra de golpeo

—¡Jeon! ¡Abre la puerta!

—Noo Cálmateo Estás entrando en pánicoo

—¡Por supuesto que lo estoy! —digo mientras me giro para mirarlo—o ¡El espectáculo empieza
en menos de quince minutos, y no tengo ni idea de qud demonios estoy haciendo!

—Kim…

Sus manos están sobre mis hombroso Las ignoroo

—Es mi primer gran papelo Hyelin dijo que los directores y productores de Broadway van a estar
en la audienciao

—Ddtenteo —Enmarca mi cara con sus manoso Lo ignoroo

—¡Hay críticos ahí, por el amor a la locura! Van a decir que matd el espectáculoo Yoo Lo matd
bien muertoo

—Taehyung… —Acaricia mis mejillaso Lo ignoroo

—Ellos van a imprimir cosas sobre lo terrible que soy, y despuds todo el mundo va a ver el
fraude que soyo
Entonces me besao

No puedo ignorar esoo

Empuja su peso contra mí y gime mientras chupa suavemente mis labioso

Aspiro una bocanada de aire ruidosa mientras todo mi cuerpo arde dando señales de vidao

Me oigo gemir, lo estoy besando tambidn, frendtico y desesperado, tratando de encontrar


consuelo en su deliciosa bocao

Se paraliza antes de tirarse hacia atrás y mirarme en estado de shocko

—Ohooo maldita seao

Los dos estamos respirando pesadamente, mirándonos el uno al otroo

—Me besasteo

—No era mi intencióno Estabas entrando en pánicoo Quería hacerte pararo

—¿Poniendo tu lengua en mi boca?

—No usd la lenguao

—Todavía estoy flipando un pocoo Tal vez un poco de lengua estd justificadoo

Suspira y baja la miradao Sus manos están todavía en mi cara, su cuerpo todavía presionado
contra mío —Jesúso Acabo de perder nuestra apuestao
—Sí, lo hicisteo

—Jódemeo

—Si insisteso

Se aleja y se pasa una mano por el peloo

—Señoras y señores, esta es su llamada de diez minutoso Diez minutos, graciaso

El pánico se apodera de nosotros otra vezo

Tenemos que hacer algoo Ahorao

—Tengo una idea loca —diceo

—¿Implica tu lengua?

—Noo

—Maldicióno

Agarra mi brazoo —Ven aquí —dice y me tira al sofáo

Se sienta y me jala hacia dlo Entiendo lo que está tratando de hacer y coloco mis rodillas a cada
lado de sus caderaso Me hundo en dl e imito nuestra posición en la escena de la muerteo A medida
que nuestros cuerpos se conectan, los dos nos relajamos gimiendo suspiroso

Entierro mi cara en su cuello y apenas respiro, y, de repente, hasta la última gota de pánico se
derriteo

Hace un ruido y aprieta sus brazos alrededor de mío


—El mejor ejercicio para enfocarse de la historia —murmuro en su pielo

Empujo mis dedos en su cabello y masajeo su cuero cabelludoo Gime y se desploma hacia abajo
mientras sus caderas empujan hacia mío

—Joder, sío

La agitación en mi estómago disminuye, sustituydndose por un hormigueo que espera algo máso

Me aprieta con más fuerza, y me maravillo más de lo bien que encajamoso Sabe cómo
sostenerme, y yo sd cómo calmarloo Es instintivoo Nuestros cuerpos se comunican entre sí sin
tener que decir una palabrao

No tiene sentido que no estemos juntoso Me gustaría saber lo que lo sigue frenandoo

—¿Alguna vez me vas a decir acerca de tu ex? —preguntoo

—¿Cuál?

—Cualquiera de elloso

—No estaba planeando hacerloo

—¿Así que simplemente no vas a salir con nadie nunca más?

—Ese es el plano

—Es un plan tontoo

Sus brazos se aprietan alrededor de mío —Mejor eso que infligirme en alguien de nuevoo
—Aw, el gentil Romeo —digo, tomando prestadas unas líneas de Mercutio—, debemos ponerte
a bailaro

Acaricia mi espaldao —No a mío Crdeme, tienes zapatos de baile con suelas ágileso Yo tengo un
alma de plomo por lo que me estaca a la tierra y no me puedo movero

El intercomunicador crepita nuevoo —Señoras y señores, esta es su llamada de cinco minutoso


Cinco minutos, graciaso

Nos quedamos envueltos alrededor del otro durante todo el tiempo que pudimos, intercambiando
energíao En el momento de la próxima llamada, me siento como si fuera una parte de dlo

Estoy extrañamente tranquiloo

—Señoras y señores de la representación de Romeo y Julieta, esta es su llamada al escenarioo Por


favor tomen sus lugares para el Primer Actoo Graciaso

Nos despegamos en silencio y nos ponemos de pieo Toma mi mano antes de abrir la puerta del
camerino y me lleva abajoo

Detrás de escena, todos están en sus posicioneso La tensión y la expectativa son palpables en el
aireo Algunas personas nos miran al pasar, y levantan sus cejas cuando ven a Jeon sosteniendo mi
manoo

No me importao Me siento como un transformador eldctrico, repleto de energíao Echo un vistazo


a Jeon, y su cara es tranquila pero intensao Tiene el aire de un superhdroe, con toda la fuerza
contenida y el poder disfrazadoo Donde sus dedos se envuelven alrededor de los míos, hay un
zumbido de energía, y sd que estamos listoso Nuestros personajes están justo allí bajo la
superficie, esperando para habitarnos tan pronto a medida que caminamos en el escenarioo

Entonces las luces cambian, y todo queda en silencio mientras escuchamos las primeras líneas
del prólogoo

—En la hermosa Verona, donde colocamos nuestra escena, dos familias de igual nobleza,
arrastradas por antiguos odios, se entregan a nuevas turbulencias, en que la sangra patricia
mancha las patricias manoso De la raza fatal de estos dos enemigos vino al mundo, con hado
funesto, una pareja amante, cuya infeliz, lastimosa ruina llevara tambidn a la tumba las
disensiones de sus parienteso

Mientras exhalo con entusiasmo, Jeon me tira en un rincón oscuro detrás de una cortina y se gira
hacia mí, cada centímetro de mi Romeoo

—¿Listo? —pregunta en voz bajao

—Increíblemente listo —digo con absoluta confianzao

Escucho los sonidos de los chicos Montesco y Capuleto luchando, y sd que es casi la hora de su
entradao

Me mira, con los ojos brillantes por las luces del escenarioo —Yo tambidno Vamos a mostrarles
un Romeo y Julieta que nunca olvidaráno

Todo lo que puedo hacer es asentir, porque dl es la cosa más hermosa que he visto en mi vidao

Me deja para tomar su lugar en el escenario iluminado, y justo así, me hace creer que es realo
Nuevos roles.

PRESENTE.
CIUDAD DE NUEVA YORK.

Para el momento en el que Jeon y yo regresamos a nuestra mesa después de nuestro encuentro en
el baño, hay un grupo de jazz tocando en la esquina. El quejumbroso sonido del saxofón flota
sobre nosotros mientras la voz ahumada del cantante se introduce dentro del primer verso de
Nature Boy.

—Había un chico… un chico muy extraño y encantador...

Desconecto.

En verdad no necesito añadir más capas emocionales a mi noche.

Jeon me está mirando, y por el punzón de nerviosismo que corre por mi espina, sé que está
apunto de decir algo que va a ponerme incómodo.

—Baila conmigo —dice calmadamente.

No es una pregunta.

—Eh… ¿Por qué?

Me sonríe y mira por encima de las pocas parejas en la pista de baile antes de volver a mirarme.

—Porque tengo cosas que necesito decirte, pero no quiero que estemos separados por esta
maldita mesa. —Toma un sorbo de vino y se mira los dedos—. Quiero estar cerca de ti.

Ese pensamiento me enfada. No porque no quiera bailar con él, sino porque quiero eso tanto que
duele.
Tomo un sorbo de vino. Uno grande. Es inútil. No hay suficiente vino en el mundo para esto.

Observo a cámara lenta con horror como él se pone de pie y me rodea por mi lado de la mesa.

—No creo que debamos —digo.

Sostiene su mano. —Por favor, Taehyung.

Miro su mano. La perfecta y cálida mano de Jungkook. Después le miro a la cara. Hay una frágil
esperanza en sus ojos, que encuentro imposible decir que no.

Presiono mi palma contra la suya, y nuestros dedos se entrelazan unos con los otros. Vuelven a
unirse más perfectamente que nunca.

Me guía por la pista de baile y me pone entre sus brazos. Suspiro sin querer.

—¿Recuerdas la primera vez que bailamos juntos? —pregunta, su boca cerca de mi oreja.

—No —digo, porque quiero oír su versión de los hechos.

—Fue la noche que grabamos el anuncio para el super club en West 46th Street, ¿recuerdas? Tú,
yo, Sehun y Jennie éramos el cast. Se suponía que todos éramos jóvenes, a la última… y
enamorados.

—Sí, pero yo fui emparejado con Sehun, y tú con Barbie. Ella estaba encima de ti como un
sarpullido.

—Te pusiste jodidamente celoso.

—Lo dice el hombre que pasó la noche comportándose como si quisiera arrancarle los brazos a
Sehun.

—Te tocó el trasero.


—Él era tu amigo.

Su mirada cae a nuestras manos entrelazadas. —Solía pensar que cualquiera que te tocara así no
sería mi amigo.

—Intentaste darle un puñetazo.

Hace una pausa unos segundos antes de decir—: No estoy orgulloso de cómo actué esa noche.
Me hizo darme cuenta de que tú merecías algo mucho mejor que un inseguro y celoso imbécil.

Recuerdo bien sus celos. Al principio, pensaba que su posesividad era sexy. Pero al final, fue el
último clavo en el ataúd.

—Esa noche —dice—. Yo quería tanto ser diferente. Más que cualquier cosa, quería ser
diferente. Pero no lo fui.

Me da una vuelta y me devuelve al sitio, su brazo fuerte alrededor de mi cintura.

—Así que nos destruiste.

Tensó su brazo en mi cintura. —Creí que estaba cortando el cáncer que me puso fuera de tu vida.

—Yo nunca te vi así.

—Lo sé, y ese era el problema. No podías ver el daño que yo hacía incluso mientras estaba
sucediendo.

Bailamos un rato, perdidos en nuestros propios pensamientos. Después de unos pocos minutos, él
retrocede y baja la mirada hacia mí. —Sabes, cuando le rogué a Marco por el papel, yo no había
leído el manuscrito. No me importó el rol que tenía, siempre y cuando fuera tú y yo siempre
sobre el escenario. Luego te vi por primera vez en muchos años, y… nuestro pasado entero
regresó corriendo. El cómo se sentía al estar cerca de ti. Cómo podías volverme loco con una
sola mirada. Esperaba que cuando me vieras, recordarías los buenos tiempos que pasamos juntos,
también. Que me hubieras echado de menos tanto como yo a ti. Pero estabas tan enfadado…

—Tenía motivos para estarlo.

—Lo sé —dice, todavía balanceándose conmigo incluso aunque la música hubiera acabado—.
Lo esperaba.

—Y lo merecías.

—Pero cuando ensayamos el beso, yo... Supongo que había una parte de mí que esperaba que
besarte limpiara todas las mentiras por las que te hice pasar. Que pudiera decirte sin palabras
como me sentía, y que me perdonaras mágicamente.

—No es tan fácil. —Empuño mis dedos en su camiseta, porque quiero pegarle y alejarle, y
sostenerlo cerca al mismo tiempo.

—Me doy cuenta. ¿Pero sabes lo que me mata? —La frustración es afilada en su voz—. ¿Qué
me mata cada día que voy a ensayar? Es que puedo estar allí, en la cama contigo, besandote y
fingiendo hacerte el amor….y todavía te echo de menos. Porque eso no es real. Y quiero que lo
sea. Jodidamente tanto.

Trato de tragar y no puedo. Quiero apartar la mirada, pero es imposible.

Un mosaico de arrepentimiento llena sus ojos. —Taehyung, me sentí como un fantasma mientras
me encontraba lejos de ti. Lo era. Ahora, quiero sentirme vivo de verdad otra vez.

Me busca la cara, pero no puedo mirarle más. Toda la culpa dentro de mí está estallando a la
vida.

Mi garganta está demasiado llena de emociones para hablar. Él asiente comprendiendo antes de
llevarme de vuelta a sus brazos.

Empezamos a balancearnos de nuevo. No estamos bailando, solo moviéndonos de lado a lado.


Sin movernos de adelante atrás. Solo moviéndonos.
Cómo la mayor parte de nuestro tiempo juntos, estamos tratando de no hundirnos.

Tratando de no ahogarnos.

SEIS AÑOS ATRÁS.


WESCHESTER, NUEVA YORK.
LA ARBOLEDA.
NOCHE DE ESTRENO—ROMEO Y JULIETA.

Hay veces en la vida de cada actor cuando hay un enorme desorden de posibilidades y fantasía
que se condensa dentro de un objetivo prístino de claridad. Cuando la línea entre la imaginación
y la invención se hace borrosa, y el talento y la creencia convergen por un breve y brillante
momento.

Esta noche es una de esas noches.

En el momento que pisé el escenario, mi transformación fue completa.

Julieta me invadió completamente.

Ahora, estoy viviendo su realidad, y mientras la obra me lleva, mi voz dice sus palabras, mi
cuerpo siente sus emociones, y mi cerebro se esfuerza por comprender que ese hombre al que
estoy mirando es real, perfecto y mío.

Se encuentra bajo mi balcón, acercándose aquí por su necesidad de estar conmigo. Estoy
avergonzada de que esté por encima mío lamentándose sobre lo mucho que le amo, pero no lo
tendría sin oír por todo el mundo.

Se sube al enrejado, su rostro oscuro y decidido

—¿Cómo has entrado aquí? —le susurro. Él está siendo tan imprudente—. ¿Con qué objeto?
Responde. Los muros del jardín son altos y difíciles de escalar: considera quién eres; este lugar
es tu muerte si alguno de mis parientes te halla en él.

Él salta al balcón con un golpe y sonríe mientras miro a mi alrededor con nerviosismo.

—Con las ligeras alas de Cupido he franqueado estos muros —dice mientras camina hacia
adelante—, pues las barreras de piedra no son capaces de detener al amor: Todo lo que éste
puede hacer lo osa. Tus parientes, en tal virtud, no son obstáculo para mí.

Me toca la cara, luego se inclina hacia adelante para rozar sus labios contra los míos. Ligero y
fino, como una pluma, pero cargado de deseo.

—Si te encuentran —digo, sin aliento contra su boca—, acabarán contigo.

—¡Ay! —dice mientras pasa el pulgar por mi mejilla—. Tus ojos son para mí más peligrosos que
veinte espadas suyas. Dulcifica sólo tu mirada y estoy a prueba de su encono.

Hay un rugido ebrio desde el interior de mi casa y lo empujo contra la pared, en las sombras.

—¡No quisiera, por cuanto hay, que ellos te vieran aquí —susurro. Tengo las manos sobre su
pecho, acariciándolo. Él las está mirando con asombro.

—En mi favor está el manto de la noche, que me sustrae de su vista —dice mientras coloca su
mano sobre la mía y la presiona con más firmeza sobre su corazón—, y con tal que me ames,
poco me importa que me hallen en este sitito. Vale más que mi vida sea víctima de su odio que el
que se retarde de la muerte sin tu amor.

Él me está mirando, desgarrado y apasionado, y yo no sé cómo pensaba que estaba en verdad


viva antes de conocerlo.

Esto es como se siente el amor. El ya no pertenecer a ti mismo. El ser sacado de lo que conoces a
lo que sientes.

Con razón la gente vive y muere por este sentimiento.


El tiempo pasa en un borrón, y en el transcurso de las próximas dos horas, mi mundo se altera.
Completamente puesto patas arriba. Todo lo que he sabido ahora se reinscribe por mi necesidad
de él.

Ignoramos todo y de todos para estar juntos, y justo cuando creo que hemos burlado a nuestros
padres de desaprobación y amigos, me despierto para encontrar que se ha ido.

Muerto.

Justo lo más rápido que le dio a mi vida un nuevo sentido, mi vida sin él asciende del instante a
la nada.

Así que elijo morir. Para tragar mí mal como veneno, tomo su daga, y me uno a él.

Es sólo cuando me hundo en su cuerpo aún caliente que siento la paz siendo una parte de él.
Cierro los ojos e inhalo. Su aroma es la última cosa que se registra mientras me quedo quieto y
en silencio.

Floto en semi conciencia, pero una enorme cacofonía de percusión me hace revolverme. Por un
momento, estoy confundido.

Abro los ojos y veo el cuello de Jeon, su pulso latiendo fuerte y rápido. El rugido de la multitud
me bombardea, y es entonces que sé con certeza que hemos estado increíbles.

Me siento increíble.

A prueba de balas.

Alto como un cometa y mareado de todo.

Cae el telón. Jeon se cruza de brazos alrededor de mí y se sienta mientras me insta a ponerme de
pie.

—Vamos —susurra mientras me arrastra fuera del escenario—. Las reverencias.


Me sostiene la mano en las alas. Mi corazón late rápido y fuerte mientras registro a nuestros
compañeros de reparto en el escenario para aceptar sus aplausos. Los gritos de la audiencia y los
silbidos. Cuando aparecen los personajes principales, se hacen más fuertes y más agradecidos.

Jeon y yo caminamos juntos. Mis pies se mueven con confianza, a pesar de la enorme alegría que
nos recibe, es completamente surrealista. Presento a Jeon, y se inclina, radiante. Estoy tan
orgulloso de él, que siento ganas de llorar.

Entonces es mi turno para la reverencia. Mi cuerpo está todo hormigueando, electrificado por la
adrenalina de mi rendimiento y por estar con él. El público grita su aprobación, y estoy tan lleno
de felicidad, que siento que mi piel va a reventar justo al lado de mi cuerpo.

Jeon toma mi mano, y mientras nos inclinamos juntos, el público estalla de sus asientos. Sus
vítores y silbidos son casi ensordecedores.

Miro a Jeon con incredulidad. Sonríe, radiante y sorprendido.

El aplauso parece no terminar nunca, pero al final el director de escena baja la cortina, y todo el
elenco da una enorme alegría de autocomplacencia. Todo es un borrón de abrazos, besos y
parloteo emocionado, y yo no quiero que este sentimiento acabe nunca.

Me doy la vuelta y veo a Jeon, feliz y riendo. Se encuentra abrazando a chicos, chicas besándose
y golpeando a la gente en la espalda. Así de normal y sin cuidado.

Una floración de calor surge en mi pecho mientras lo observo, entonces se vuelve a mirarme a la
cara. Sin dudarlo un momento, da unas zancadas y envuelve sus brazos alrededor de mí.

—Has estado jodidamente asombroso allí esta noche —susurra contra mi oreja—. Asombroso.

Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello. —Al igual que tú. Simplemente increíble.

Retrocedemos para mirarnos el uno al otro, y es como si todo el mundo a nuestro alrededor se
desvaneciera en la oscuridad. Es su cara, sus ojos, el sentir nuestros cuerpos presionados juntos,
el magnético empujón de sus labios, tan cerca.
—¡Oigan, chicos! Han estado regular esta noche. Debe apestar ser tan talentoso. ¿Vendrán a la
fiesta?

Ambos recibimos palmadas en nuestras espaldas y nos volvemos para ver la cara sonriente de
Chanyeol. Jeon le frunce el ceño, y la sonrisa de Chanyeol solo se vuelve más amplia.

—Estaremos allí —digo.

—¿Conduces? —le pregunta Chanyeol a Jeon—. ¿O quieres ir conmigo y con Hyungsik?

Jeon me mira. —Eh… Kim, ¿necesitas que te llevemos? No tengo mi coche.

—Porque hoy viniste corriendo.

—Sí.

—Lo recuerdo. —La imagen de él con su ropa de correr es quemada en una parte muy calurosa
de mi cerebro—. No pasa nada. Le dije a Rosé que iría con ella y con tu hermana.

—¡Genial! —dice Chanyeol y nos palmea de nuevo en los hombros—. Vamos a tocar a todo
volumen. ¡Siiii!

Chanyeol se va para a acosar a otros invitados.

—¡Sr. Kim! ¡Sr. Jeon!

Me vuelvo para ver a Hyelin caminando hacia nosotros, acompañada por un hombre al que
nunca he visto antes. Él lleva una oscura chaqueta de velvetón roja y una corbata púrpura. Podía
haber pisado de inmediato el set de Pygmalion.

—Taehyung, Jungkook —dice Hyelin mientras se detiene enfrente de nosotros—. Me gustaría


presentaros a Marco Fiori. Marco es un muy querido amigo mío y uno de los mayores excelentes
directores de Broadway. Su reciente producción de Muerte de un Viajante ha ganado el premio
de la crítica a mejor nuevo montaje.

El hombre sostiene su mano para mí, y yo se la estrecho con los dedos temblorosos.

Un verdadero director de Broadway. Esto es surrealista.

—Encantado de conocerlo, Sr. Kim —dice él cálidamente mientras cubre mi mano entre las
suyas—. Esa actuación de esta noche fue… bueno, déjame decir que si necesito una Julieta en un
futuro cercano, sabré a quien llamar. Has estado extraordinario, de verdad.

Una explosión de calor me alcanza las mejillas, y no creo que mi sonrisa pueda ser más amplia
sin asistencia quirúrgica.

—Muchas gracias, señor Fiori —digo, tratando de hablar por el gran bulto en mi garganta—.
Estoy… guau… estoy halagado.

—Y señor Jeon —dice él mientras libera mi mano y la gira hacia Jungkook—. Te las has
arreglado para hacer lo imposible. Representar a un Romeo al que yo no golpearía con mi
paraguas. Bravo. Eres un joven con un gran talento.

Aparentemente, Jeon no está ruborizándose tampoco, pero la parte de arriba de sus orejas se le
ponen de un rojo brillante mientras estrecha la mano del hombre mayor.

—Eh… Gracias —dice con una sonrisa cohibida—. Me alegro de que no quiera golpearme.
Ahora, si usted pudiera convencer a Kim de no hacerlo, seria genial.

Marco se vuelve hacia mí y alza sus cejas. —¿Golpea a su importante hombre, señor Kim?

Me encojo de hombros. —Solo cuando se lo merece.

Marco se ríe y aplaude. —Oh, ¿ustedes dos tienen una interesante química, no? Dirigirlos debe
haber sido encantador, Hyelin.
Hyelin sacude la cabeza y sonríe. —Es una forma de decirlo. Desde luego, la experiencia nunca
fue aburrida. Sin embargo, los resultados hablan por sí solos.

Hyelin nos sonríe orgullosa. Siento como si mi pecho fuera a explotar de felicidad.

Marco nos señala a Jeon y a mí. —Sí, tengo que decir que ustedes dos sobre el escenario es un
fenómeno raro y especial. Bastante extraordinario. No he sido testigo de esa química tan
poderosa desde que vi a Liza Minnelli envolviendo a un tripe escocés en la noche del estreno de
The Boy from Oz. Veo grandes futuros para ambos. Especialmente si continúan trabajando
juntos. Desde luego, me encantaría dirigiros algún día.

Jeon y yo nos miramos el uno al otro. No puedo creer lo que estoy escuchando. Juzgando su
expresión, él tampoco.

—Bueno, será mejor que ustedes dos vayan a cambiarse —dice Hyelin mientras toma el brazo de
Marco—. Creo que tienen una fiesta a la que ir, y definitivamente se han ganado una noche de
celebración.

Jeon y yo nos despedimos antes de dirigirnos hacia nuestros camerinos.

Camina a mi lado en las escaleras y su mano roza la parte baja de mi espalda. Estamos en
silencio, pero puedo notar que su cabeza está dando tantas vueltas como la mía.

—Ése era un director de Broadway —dice asombrado.

—Síp.

—Elogió nuestra actuación.

—Sí, lo hizo.

—De verdad insinuó que nos contrataría. Tú y yo. En un show de Broadway.

—¿Así que no imaginé esa parte?


—No.

—Guau.

—Sí. Guau.

Cuando llegamos a su camerino, toma mi mano y tira de mí hacia adentro. La habitación se


encuentra vacía, y él cierra la puerta detrás de nosotros. Se gira para enfrentarme, su expresión
intensa mientras avanza, obligándome a retroceder contra la puerta.

—Lo siento —dice mientras se inclina—, pero lo que acaba de pasar me ha dejado oficialmente
impresionado. Necesito hacer esto.

Se presiona contra mí y me besa. Es largo, lento y profundo, y aunque lo he besado muchas


veces en el escenario esta noche, es distinto. Tal vez aún estemos
usando nuestros disfraces, pero esto no tiene nada que ver con nuestros personajes.

Cuando se aparta, su respiración es rápida, su cara se ve sonrojada y sus ojos brillan con lujuria.

—Ven a conocer a mis padres.

No puedo creer lo que estoy escuchando.

—Eh… está bien.

—Siento que eres mi amuleto de la suerte esta noche. Tal vez estar contigo haga soportable
hablar con mi padre.

Sonrío. —No pretendo asustarte, pero acabas de decirme algo amable. A propósito.

—Sí, lo hice —dice y hace una mueca—. Se sintió extraño.


—Sonó extraño.

—¿Pero amable?

Lo beso suavemente. —Muy amable. Gracias.

Él envuelve sus brazos a mí alrededor y desliza su nariz por mi cuello.

Tiemblo mientras sus labios rozan mi garganta cuando susurra—: De nada.

•••

Diez minutos y otro beso arrollador después, llegamos al escenario, vestidos para la fiesta. Sana
está ahí, esperando.

Cuando nos ve, se detiene en seco y nos mira alternativamente.

—Oh Dios mío. ¿Ustedes dos acaban de tener sexo?

—Jesús, Sana, no —dice Jeon, frunciéndole el ceño a su hermana.

—Bueno, pareciera que sí —dice Sana mientras quita un poco de brillo labial del cuello de Jeon
y pasa una mano por mi cabello—. Ahora muévanse. Ustedes son los últimos en salir. Mamá y
papá pensarán que nos hemos olvidado de ellos.

—No querría eso —murmura Jeon mientras caminamos hacia la puerta.

Nos abrimos paso hasta el vestíbulo, que está lleno de amigos, familia y algunos estudiantes.
Siento otra punzada de que mis padres no pudieron estar aquí.

Hay un ligero murmullo de reconocimiento y algunos aplausos superficiales mientras Jeon y yo


salimos, y la gente nos dice cosas agradables mientras pasamos.
Jeon parece tomárselo con calma, pero tiene más experiencia con este tipo de cosas.

De todas maneras, le agradezco a cuantas personas puedo y trato de sonreír.

Caminamos entre la multitud hasta que Sana grita—: ¡Mamá! ¡Papá! —antes de correr hacia una
atractiva pareja de mediana edad. El hombre es casi tan alto como Jeon pero con cabello marrón
arenoso, y la mujer es bajita como Sana. Definitivamente puedo ver rastros de Sana en su madre,
pero me cuesta ver a Jungkook en cualquiera de sus padres.

Sana abraza a su madre primero, luego su padre envuelve sus brazos a su alrededor. Jungkook se
inclina para darle a su madre un beso. Mira a su padre y arrastra los pies nerviosamente. Pasan
algunos segundos incómodos antes de que su padre estire la mano y Jungkook la estreche.

Sana me empuja hacia delante. —Mamá, papá, este es Kim Taehyung, representó a nuestra
asombrosa Julieta. Taehyung, nuestros padres, Joonghee y Yoori.

—Señor y señora Jeon —digo mientras nerviosamente les doy un apretón de manos—. Es un
placer conocerlos.

Por favor, acéptenme. Por favor, acéptenme. Por favor, acéptenme.

—Taehyung, tu actuación fue maravillosa, la manera en que le diste vida a Julieta —dice Yoori
sonriendo—. Mucho mejor que la chica que la interpretó en el festival de Shakespeare el año
pasado. ¿Cómo se llamaba, Jungkook?

—Eh… Eunha —dice, luciendo incómodo.

Oh. Ahora su comentario de que soy su nueva Julieta tiene mucho más sentido.

—Sí, Eunha —dice Yoori—. Buena chica, pero no se compara para nada con tu actuación esta
noche. Pero no me sorprende. Estabas actuando junto a mi increíble hijo.

Tira de Jeon hacia abajo para darle un beso en la mejilla. Él se sonroja. Mucho.
—Bueno, Jungkook hizo todo el proceso muy fácil —digo, y le lanzo una mirada.

Jeon se inclina y susurra—: Tan mentiroso. —Y tengo que reírme.

—Amé a Jungkook como Mercutio —dice Yoori—. Pero ¿esto? Oh… esto fue algo especial.
Ustedes dos tienen mucha química.

Pillo a Yoori lanzándole a su hijo una mirada mordaz.

Jeon suspira y sacude su cabeza, y tengo la sensación de que está


acostumbrado a que su madre lo moleste. Me hace sonreír.

—Taehyung —susurra su padre mientras se inclina hacia delante—. Creo que lo que mi esposa
insinúa es que cree que Jungkook debería invitarte a una cita.

—¡Jesús! —dice Jeon mientras pasa su mano por su cabello—. ¿Pueden todos en esta familia
dejar de hablar ahora mismo?

Todo el mundo está en silencio por un momento, luego Joonghee susurra un poco más bajo—:
Yo también creo que debería salir contigo. Pareces agradable, y ha pasado un tiempo desde que
nos presentó una de sus muchas…

—¡Papá! —dice Jeon firmemente, frustración y vergüenza deslizándose en su voz—. Detente.


Por favor.

Joonghee se ríe y levanta sus manos con resignación. Me pregunto por qué Jeon tiene algún
problema con el hombre. Hasta ahora, parece un poco genial.

Sana se gira hacia su padre. —Así que, papá, ¿disfrutaste el show?

Joonghee frota la parte de atrás de su cuello y mira a su hijo. —Bueno, Shekeaspeare no es


realmente lo mío, pero… Estuvo bien hecho, supongo. Todos parecían saber lo que estaban
haciendo. Y Taehyung, estoy de acuerdo con mi esposa, estuviste muy bien.
Le da a Jungkook una sonrisa apretada antes de girar para abrazar a Sana. —Y por supuesto
—susurra, y luego besa su mejilla—, la iluminación fue fantástica.

Siento a Jeon tensarse a mi lado, y cuando lo miro, su mandíbula está apretada. Obviamente no
soy el único que piensa que es extraño que su padre no dijera nada amable acerca de su
actuación.

¿Es el hombre sordo, estúpido y ciego? ¿No acaba de ver lo que todo el mundo vio?

—Y Jungkook también estuvo increíble, ¿cierto? —dice Sana mientras su hermano exhala y
mete sus manos en sus bolsillos—. ¿No fue esto lo mejor que
alguna vez has visto en él?

El señor Jeon suspira. —Sana, tu hermano siempre es muy competente en su actuación. No


necesita mi aprobación para reconocerlo.

Jungkook deja salir una corta risa. —Funciona para mí.

¿Competente? ¿Qué demonios? Estuvo malditamente espectacular.

—Pero papá —dice Sana, tomando su mano—, ¿no puedes al menos apreciar que las actuaciones
de Jungkook y Taehyung esta noche fueron excepcionales? Me refiero, simplemente no ves
cosas como ésas todos los días.

El señor Jeon la mira pacientemente. —Cariño, acepto que actuar toma cierta cantidad de
dedicación, pero difícilmente lo llamaría excepcional. ¿Curar el cáncer? Eso es excepcional.

—Aquí vamos —murmura Jeon.

—¿Arreglar huesos rotos? Eso es excepcional. ¿Salvar la vida de alguien diariamente? Eso es
excepcional. Los actores pueden pensar que lo que hacen es importante, pero realmente, ¿qué
diferencia haría si no los tuviéramos? ¿De repente no hay revistas de chismes y los centros de
rehabilitación están vacíos? No es una gran pérdida si me preguntas a mí.
Jeon frunce el ceño, y su madre pone una mano en el brazo de su esposo.

—Joonghee, por favor.

—Está bien, mamá —dice Jeon—. Como si me importara lo que él piense, de todas maneras.

—Jungkook —dice ella reprendiéndolo.

—¿Piensas que los actores no son importantes? —dice él—. ¿Qué pasa con los artistas, papá?
¿Los músicos? Podrías simplemente meternos a todos en una pila inútil, ¿eh? ¿De verdad quieres
vivir en un mundo sin color? ¿Sin música? ¿Sin entretenimiento? ¿Te das cuenta de que la raza
humana colapsaría si eso pasara? Cada cultura en el mundo tiene arte. Cada… una… de… ellas.
Sin el arte, los humanos serían un montón de psicópatas primitivos quienes solo tendrían como
impulsos comer, follar y matar. Pero el arte no es importante, ¿verdad?

El señor Jeon mira a su hijo severamente, y me da la sensación de que su padre se está


conteniendo porque yo estoy aquí.

—Como siempre, hijo —dice Joonghee—, me malinterpretaste. Solamente estoy comparando la


importancia de la actuación con otros roles esenciales en nuestra sociedad. Difícilmente creo que
puedas poner a los actores en la misma categoría que los médicos, por ejemplo.

—Está bien, ustedes dos —advierte Yoori—. Ya fue suficiente.

El señor Jeon la ignora. —Jungkook, con tu intelecto, tienes la oportunidad de hacer algo
realmente bueno con tu vida. En cambio, escoges hacer algo que tiene muy pocas posibilidades
de ser nada más que un pasatiempo frívolo. Simplemente no entiendo cómo puedes no tener nada
de ambición…

—Sí que tengo ambición —dice Jeon—. He trabajado muy duro por tres años para llegar a este
lugar. Volví a intentar una y otra vez, incluso cuando me decían que no, porque quiero ser lo
mejor que pueda, haciendo algo que amo hacer. Eso es ambición, papá. Solo es diferente de la
tuya. Que jodido crimen, ¿eh? Oh, y gracias por hablar mierda de mi profesión elegida. Y la de
Taehyung también. Una gran manera de no apoyarme y ser un idiota.
Antes de que su madre puede reprenderlo otra vez, se gira hacia ella. —Lo siento, mamá. No
puedo lidiar con él esta noche. Hablamos más tarde.

Se abre paso con fuerza a través de la multitud mientras todos lo miramos en un silencio
incómodo. Mi rostro está caliente con rabia y vergüenza. ¿Cómo se atreve el Señor Jeon a
hablarle a su hijo así?

Joonghee baja la cabeza mientras su esposa susurra—: ¿Cuándo vas a parar? Esto es lo que él ha
elegido hacer. Acéptalo.

Me mira y se apena. —Lamento que hayas tenido que ver eso, Taehyung. Yo solo… —Él
sacude su cabeza—. Los últimos años, Jungkook y yo no hemos visto exactamente lo mismo. Es
difícil presenciar como tu hijo brillante escoge una carrera que es tan…

—¿Frívola? —ofrezco sarcásticamente.

Me mira con culpa. —Iba a decir diferente a lo que yo esperaba. Creo que cada padre quiere que
su hijo cambie el mundo. No soy la excepción. No quería menospreciar tu profesión.

—Pero si tu hijo encuentra algo que de verdad lo apasiona —digo—, ¿quién eres tú para decirle
que se equivoca?

Me estudia por un segundo. —Así que, ¿tus padres están felices de que hayas escogido el teatro
como tu carrera?

Eso me detiene en seco. —Bueno, no exactamente felices. Pero le puedo asegurar que si
estuvieran aquí esta noche, me habrían dicho que lo hice bien y que están orgullosos de mí. De
eso estoy seguro.

Observo la expresión del señor Jeon cuidadosamente, sabiendo que probablemente lo acabo de
ofender, pero no parece enojado. Tal vez, parece triste.

—Supongo que vi un camino diferente para Jungkook. Desde que tenía ocho años, lo único de lo
que hablaba era de ser doctor. Luego en su penúltimo año de secundaria, alguien lo convenció de
unirse al club de drama y de repente, la medicina quedó en segundo lugar después de obras y
producciones estudiantiles. Honestamente pensé que lo superaría.
—El problema es, señor Jeon —digo—, la gente nunca supera su pasión.

Por un lado, puedo entender completamente porqué Jeon siente tanta hostilidad hacia su padre.
Pero por el otro, sé que es difícil para los padres olvidarse de sus expectativas y confiar en que
sus hijos encuentren su propio camino, sin importar cuánto los amen.

—Deberías ir con él —dice Sana, señalando las puertas—. No habla con ninguno de nosotros
cuando se pone así, pero tal vez tú tengas una oportunidad.

Los padres de Jungkook me miran expectantes. —Bueno, fue un gusto conocerlos a los dos
—digo y rápidamente salgo para encontrar a Jeon.

Paso a través de las puertas y corro tan rápido como mis zapatos me lo permiten, golpeando el
pavimento. Suelto un suspiro de alivio cuando veo su familiar figura arrastrando los pies hacia
edificio central.

—¡Jungkook! ¡Espera!

Voltea y me mira, y por un momento me deja ver cuán cansado está. Cómo está completamente
destruido por lo que sea que lo hace actuar de la manera que lo hace.

—Ese bastardo —dice mientras mete las manos en sus bolsillos—. No podía decirlo ¿cierto? No
podía darme una jodida palmada en la espalda y por una vez decir “Bien hecho, hijo, estoy
orgulloso de ti”. Idiota.

Toco su hombro. —Lo siento.

—Ese teatro estaba lleno de gente que piensa que soy bueno. Que me aman. Completos extraños
que tienen más fe en mí que mi supuesto padre.

—No es que no tenga fe en ti, es sólo que él…

Las palabras mueren en mi garganta cuando veo la mirada en sus ojos. —¿De verdad lo estás
defendiendo?

—No, sólo pienso que… Dios, es un padre. La incertidumbre de una carrera en el teatro es
escalofriante para una persona que no entiende que es algo que estamos forzados a hacer, incluso
aunque la paga sea terrible.

Me mira detenidamente por un segundo antes de dejar caer su cabeza y meter sus manos en sus
bolsillos.

—No me ofreció una sola palabra amable acerca de mi actuación, Taehyung —dice, bajando la
voz a un susurro amargo—. Ninguna. Jodida. Palabra. Elogió a Sana, e incluso a ti. ¿Pero yo? Yo
recibo la charla de cómo estoy desperdiciando mi vida.

El dolor en su voz hace que mi garganta se apriete. Tomo su mano, y por una vez, él no la retira.

—¿Sabes cuándo fue la última vez que me dijo que me amaba? —le dice al pavimento—. Siete
de septiembre, hace dos años. Lo recuerdo claramente, porque no pasa muy seguido. Estaba
ebrio. Es bueno saber que necesita coraje líquido para decirle a su hijo como se siente.

—Jungkook…

Me muevo hacia delante y trato de abrazarlo, pero toma una respiración profunda y retrocede.

—Tengo que irme.

—¿Qué? ¿A dónde?

—Necesito salir de aquí por un rato. —Empieza a alejarse.

—Jungkook, espera.

Se detiene pero no voltea.


Camino alrededor de él y pongo mis manos sobre su pecho. Entonces me mira, pero sus ojos son
fríos.

—No hagas eso —le digo—. Solo, no lo hagas.

—¿Qué?

—Cerrarte.

Me mira, y por un momento pienso que se deslizará en su modo usual de desviar y negar, pero la
fatiga que vi antes baila detrás de sus ojos.

Suspira. —Kim, no lo entiendes. La forma que soy… —Sacude su cabeza—. No pretendo


cerrarme. Sólo sucede.

—Sí, bueno, no lo dejes —le digo mientras froto su pecho y siento los músculos relajarse un
poco—. ¿Consideraste al menos que tal vez te beneficies de tener a alguien que esté ahí para ti?
¿Que esté dispuesto a escuchar?

—Realmente no quieres ese trabajo.

Suspiro con frustración. —Maldición, Jungkook, ¿no puedes simplemente confiar en que me
agradas? En que quiero estar ahí para ti. Apoyarte o lo que sea. Pero tienes que dejarme.

Él no dice nada. Solo me mira como si le hubiera pedido que saltara de un avión sin un
paracaídas.

—Por favor, no te enloquezcas —le digo.

—No lo haré —dice, pero su cuerpo está rígido y tenso.

—Tan mentiroso.
—Mira —dice—. Necesitar cosas… ser necesitado…. sólo lleva a la decepción.

—No tiene por qué ser así.

—Pero usualmente así es.

Acaricio las líneas de su ceño. Su expresión se suaviza, pero sólo un poco.

—Sólo necesito algo de tiempo para enfriarme —dice—. Te veré en la fiesta.

Pasa a mí alrededor y camina lejos de mí.

Justo cuando pensé que estábamos progresando.


Sin importancia.

PRESENTE.
CIUDAD DE NUEVA YORK.

Querido Dios. Él está en mi apartamento. Digo, en mi apartamento. Y no solo eso, está dando
vueltas, mirando mis cosas.

Tenerlo en mi Santuario anteriormente libre de Jeon hace que mi piel hormiguee con el calor.

Este es el lugar donde Daniel y yo hemos hablado acerca de él. Donde escribo criticas
angustiosas en mi diario, noche tras noche. Dónde he traído innumerables hombres que siempre
terminaban teniendo su cara. Sus manos. Su cuerpo.

Y ahora está aquí. Quitándose la chaqueta y colocándola en el sofá. Volviéndose para mirarme
con una sonrisa nerviosa. Mostrándome que no importa cuántos hombres traiga aquí, él es el
único que realmente parece pertenecer a este lugar.

Maldita sea.

¿Como sucedió esto? ¿Por qué lo permití?

El ensayo de hoy fue una mierda. Jungkook estaba clavando su papel, mientras yo seguía
metiendo la pata con líneas simples. Cuando Marco nos invitó a tomar algo después, no me pasó
desapercibido cómo terminó la mitad de su vino blanco antes de dejarnos solos. Sutil.

También podría haber contratado a un publicista aéreo que dijera-: Resuelve tu mierda con Jeon
y deja de arruinar mi obra.

A pesar de que rechacé su invitación de reemplazar a Jeon, todavía tengo problemas para abrirme
completamente. Así que me prometí esforzarme más cuando me quedé con Jungkook y bebí.

Cuando Jeon se ofreció a acompañarme a casa, pensé que podría ayudar a unirnos.
Mi error fue dejar que me acompañara hasta mi apartamento. Prácticamente se sacó el cuello al
tratar de mirar adentro cuando abrí la puerta, y cuando preguntó si podía pasar, fui incapaz de
decirle que no.

Así que ahora, aquí estamos; él merodeando en mi sala de estar, y yo mirándolo como si fuera
algo expuesto en un zoológico.

Examina mi colección de libros y sonríe mientras sus dedos se asientan en mi copia arruinada de
The Outsiders.

-No he leído este en un tiempo -dice, y lo saca, después lo hojea-. Lo he echado de menos.

-Pensé que lo leías todos los años.

Me da una sonrisa antes de colocarlo de nuevo en su puesto.

-Sí... Bueno... Le di mi copia a un chico. Todavía no he tenido tiempo de conseguir una nueva.

El día que me dio ese libro, se veía tan orgulloso. Un regalo de cumpleaños que nunca olvidaría,
que fue dado por un novio perfecto.

Lástima que el chico que me lo dio no existía en realidad.

Oigo el clic de la cerradura de la puerta delantera al abrirse y la resonante voz de Daniel exclama
desde el pasillo-: ¿Tae? ¿Estás aquí? Te llevaré a salir esta noche, y "no" es una palabra que no
voy a aceptar. Ponte esos pantalones negro sexys que compraste. Quiero presumirte.

El armario del pasillo es cerrado de golpe luego de que guarda su colchoneta de yoga, y la
expresión en la cara de Jeon grita: "No me dijiste que vivías con alguien"

Daniel entra en la habitación y se congela cuando ve a Jeon. Al igual que los perros en la calle,
los dos se miden uno al otro.

-Hola -dice Daniel fríamente antes de darme una mirada oscura. Me encojo de hombros cuando
se gira a evaluar a Jeon con los ojos entrecerrados-. Por las imágenes que Taehyung me mostró
justo antes de quemarlas, supongo que eres Jeon Jungkook.

Jeon se tensa, pero con más gracia de la que he visto en él, compone su cara y tiende la mano.
-Eso es correcto. ¿Y tú eres?

Ruedo los ojos cuando Daniel da un paso adelante para enfrentarse con Jungkook. No es más que
dos centímetros más alto, pero la camiseta negra que siempre lleva a la clase de yoga muestra su
estúpidamente musculoso físico.

Ignora la mano de Jeon y dice-: Soy Ahn Daniel. Vivo aquí. Con él.

-Ya veo -dice Jeon y deja caer su mano-. Encantado de conocerte, Daniel. Taehyung no me dijo
que vivía con alguien.

-Tal vez pensó que no era de tu incumbencia.

La testosterona se palpaba en el aire, pero antes de que pueda explicar que no tengo un amante,
Daniel agarra mi brazo y sisea-: ¿Tae? Necesito hablar contigo en la cocina. -Me arrastra fuera
de la habitación.

Cuando nos metemos en la cocina se vuelve hacia mí, con furia en su expresión. -¿Qué diablos
crees que haces?

-Dan, cálmate.

-Estoy calmado.

-No, no lo estás. Tus chacras vuelan alrededor como pirotecnia.

-Tú no crees en las chacras.

-Sí, bueno, si creyera, eso es lo que harían. Cálmate.


Me mira unos segundos antes de cerrar los ojos y respirar profundamente. Luego deja escapar el
aire lentamente y suspira. -Bueno. Estoy tranquilo... un poco. Ahora responde a la pregunta.

-No estoy haciendo nada. Solo pasábamos el rato.

-Pasar el rato no implica traerlo de vuelta aquí. Sabes muy bien que cuando traes a un hombre a
casa, es por una razón, y si crees que vas a saltar de nuevo a la cama con él...

-¡No! No lo haré. Me encontraba un poco borracho. Me acompañó a casa.

-Has estado bebiendo, ¡¿y lo dejas entrar aquí?! ¡Por el amor de Krishna! ¡Es un milagro que no
te haya encontrado dándole un maldito baile en el regazo! Sabes que si uno se halla borracho, ¡es
muy probable que terminen desnudos y teniendo sexo en un tiempo récord! ¡Por no hablar de tu
ex guapo al que nunca has superado!

-Maldición, Dan, ¡¿podrías bajar la voz, por favor?!

Exhala nuevamente. Nada arruina su equilibrio más rápido que la idea de que regrese a mis
viejas costumbres.

Le toco el brazo. -¿De verdad crees que un par de semanas de él comportándose decente van a
convencerme de que ya no es un idiota emocionalmente defectuoso? No soy tan ingenuo.

-No digo que lo eres, pero ese hombre es tu talón de Aquiles. Si te pidiera que te acuestes con él
en este momento, ¿serías capaz de decirle que no?

Se me sonroja todo el cuerpo. -Daniel, Dios... eso no es lo que quiere.

-Tonterías. Veo cómo te mira. Si lo dijeras, ese chico tendría sexo contigo de diez maneras
diferentes.

Paso los dedos por mi pelo. -Dan...


Suspira y pone sus manos sobre mis hombros. -Mira, sé que es difícil pasar por todo esto, pero
tienes que recordar todo lo que hemos hablado. Límites. Respeto. Honestidad. Disponibilidad
emocional.

-¿Te refieres a él o a mí?

-A los dos. No te ciegues por las hormonas. No puedo verte pasar por toda esa angustia de
nuevo.

Me jala para un abrazo, y yo suspiro. -Gracias, Dan.

-De nada. -Se aleja-. Pero tengo que hacer una cosa más antes de que pueda dejarlos solos. Es
posible que desees mirar a otro lado, porque esto será embarazoso.

Antes de que pueda detenerlo, me rodea y avanza hasta la sala de estar. Jeon se encuentra
sentado en el borde del sofá, pero se pone de pie cuando entra Daniel.

-De acuerdo -dice Daniel, apuntando a la cara de Jeon-, diré esto una vez, así que escúchalo. Me
paso una buena parte de mis horas de vigilia tratando de encontrar la calma en este mundo y
convertirme en uno con mi serenidad, pero amo a Taehyung más que casi cualquier otra persona
en el planeta, así que si le haces daño, de cualquier manera, juro por el poderoso Buda que no
dudaré en acabar contigo. ¿Me entiendes?

Jeon me mira antes de asentir, y me sorprende que su rostro no muestra miedo sino férrea
determinación.

—Sí, te entiendo, Daniel. Pero para que lo sepas, herirlo es lo más alejado de mi mente. Sé que
he sido un idiota en el pasado, y tengo mucho que compensar,
pero tengo la intención de ver esto hasta el final. Sea lo que sea. Así que mejor que te
acostumbres a verme por aquí, porque esta vez no voy a ninguna parte. ¿Lo entiendes?

Daniel se le queda mirando por un momento antes de relajar su postura, con una mirada de
sorpresa en su rostro. —Bueno... De acuerdo, entonces. Tienes una cara bonita. Si lo tratas bien,
no voy a tener que arruinártela.

Suprimo una sonrisa, porque en todo el tiempo que lo conozco, solo lo he visto ponerse así de
macho alfa una vez, y fue cuando un chico con el que salía, dijo que Gandhi era un marica
hipócrita. Le tomó a Dan mucho tiempo el recuperar la serenidad después de que golpeó al
hombre en la cara.

Le da a Jeon un último mal de ojo antes de aplaudir y decir—: De acuerdo, necesito una ducha.
Ustedes dos compórtense mientras no estoy.

Dan se marcha, dejándonos a Jeon y a mí enfrentándonos con torpeza.

—Así que, sí. Ese es Daniel —digo—. Vive aquí y al parecer amenaza a mis ex novios. ¿Te
gustaría algo de vino?

—Joder, sí —dice Jeon, y me sigue cuando me dirijo a la cocina.

Agarro una botella de tinto y vierto dos copas excesivamente generosas. Le entrego una y tomo
una gran bocanada de la mía antes de inclinarme contra el mostrador.

—Entonces, Daniel es un poco protector contigo, lo acepto —dice Jeon.

—Oh, ¿te diste cuenta de eso?

—Sí, un poco. No es frecuente que sea amenazado por un japonés súper atlético y que tiene una
altura de miedo. No puedo decir que lo disfruté.

—Es solo medio japonés. Y por lo general, no es así, pero supongo que ver el Anticristo en su
casa lo alteró.

Se ríe y se frota la nuca. —Bueno, prefiero Satanás en estos días, pero si tú quieres ponerte
formal al respecto...

—¿Puedo llamarte Lucy?

—¿Eh?
—Diminutivo de Lucifer.

—Oh, sí, pero solo cuando estamos solos. No puedo dejar que me llames así delante de mis
malvados secuaces. Podrían reírse y... bueno... eso solo dañaría mis sentimientos.

Nos dirigimos de nuevo a la sala y nos sentamos en el sofá.

—Entonces, Daniel y tú. ¿Están ustedes… —se ve mal cuando dice—: juntos?

Casi me río. —No.

—¿Alguna vez? —Me mira muy intensamente mientras espera mi respuesta.

—No. Él es mi mejor amigo.

—¡Oh! Bueno, gracias a Cristo por eso. Mi presión arterial acaba de bajar unos veinte puntos.

Me río y tomo un sorbo de vino y cuando miro hacia atrás, está mirándome.

—Vi fotos de ustedes juntos, sabes.

—¿Cuándo?

—Cuando me encontraba en Europa. Durante los primeros meses después de mi partida, mi


ritual nocturno era emborracharme y googlearte. Había fotos de Daniel y tú juntos cuando
trabajabas en Broadway. Cuando los vi... yo... mierda, Taehyung, me destruyó. Creí que era tu
novio. Que seguiste adelante, mientras yo no podía dejar de suspirar por ti.

Tengo una imagen mental de él, con la botella en mano en frente de su equipo, viéndome con
Daniel y maldiciéndome por no sufrir. Pero sí lo hacía, a pesar de que las imágenes me
mostraban sonriendo.
—Sí, bueno, siempre subestimaste mis sentimientos por ti —digo, y me aparto para jugar con el
tallo de mi copa—. Ese fue uno de nuestros principales problemas.

—Sé que parece una excusa, pero... no podía comprender cómo podías amarme tanto como yo te
amaba a ti. Simplemente no parecía posible.

Por un momento, no puedo creer lo que acabo de oír. Él siempre tuvo problemas para decir la
palabra con “A”. Era lo único que hacía que lo nuestro fuera demasiado real para él.

Cuando le echo un vistazo, se veía como alguien que sufre de aracnofobia que acababa de vencer
a una habitación llena de arañas.

—¿Impresionado? —pregunta—. Mírame diciendo la palabra con “A” sin siquiera titubear.

—Es como un milagro, pero menos probable.

Ahora es su turno de mirar el vino. —Es solo que me ha tomado tres años para darme cuenta de
que no decirlo no me ayudó a negar mis sentimientos. Amarte o no, no dependía de una palabra.
Era un hecho. Simple y llanamente. Te sorprenderías de cuántas veces lo digo en estos días.

Vuelvo a mi vino, porque su cara se halla tan llena de emoción que no puedo verla.

—¿Música? —digo, y me dirijo a mi iPod.

Paso unos momentos mirando sin pensar en mis listas de reproducción, antes de que él diga—:
¿Necesitas ayuda? Porque si sacas toda la música country, me veré obligado a burlarme de ti.

—Nunca vas a dejar que me olvide de eso, ¿verdad?

—¿Qué, que una vez gastaste tu dinero en un álbum de Dixie Chicks? Nop. Nunca te dejaré
olvidarlo.

—Oye, hubo algunas canciones buenas en ese álbum.


—Tae, había unos jodidos cantos tiroleses en ese álbum. Me encuentro bastante seguro de que
ese álbum mató el estéreo de mi antiguo auto.

Me río. —Solías poner AC/ DC en ese auto todos los días. Esos parlantes se hallaban totalmente
destrozados. No puedes culpar a los dos minutos de cantos tiroleses.

Se acerca y me quita mi iPod. —Esos dos minutos dejaron una cicatriz de por vida en mis
tímpanos. Solo puedo especular sobre qué le hizo a mi pobre estéreo. Ahora, un paso al costado.
Permíteme encontrar la música perfecta para nosotros.

Niego con la cabeza y me siento. Una vez más, me encuentro afectado por lo irreal que es tenerlo
en mi apartamento. Hace seis meses, habría sido inconcebible. Ahora se esforzaba mucho para
demostrarme que ha madurado y crecido. Si solo yo hubiera hecho lo mismo. Incluso ahora,
puedo sentir el resentimiento burbujeando dentro de mí, esperando a que haga un movimiento en
falso que haga explotarlo todo.

—Oh, vaya —dice con una mirada nerviosa por encima del hombro—. No me odies por poner
esto, pero... Dios... este álbum...

Los compases del inicio de Pablo Honey de Radiohead se filtran a través de los altavoces, y me
tenso de inmediato.

Tomo otro sorbo de vino.

—Puedo cambiarlo si quieres —dice—. Es que... no la he escuchado en mucho tiempo.

Sí, yo tampoco.

—Está bien —le digo, antes de volver a beber. El alcohol hace que me resulte más fácil mentir.

Este álbum era la banda sonora de tantos recuerdos, y aunque son los agradables, también son las
partes de él que más extraño.

Se une a mí en el sofá, lo bastante lejos para que parezca como si estuviera respetando mi
espacio personal, pero lo suficientemente cerca para que mi cerebro confundido por el vino lo
quiera más cerca. Inclino la cabeza hacia atrás y dejo que la música me distraiga.

Nos encontramos en la tercera canción para el momento en que aparece Daniel frente a nosotros,
recién duchado y listo para salir.

Observa la escena delante de él y frunce el ceño. —Si no lo supiera bien, juraría que ustedes dos
estaban meditando. Aunque no me encuentro seguro de por qué meditarían con música sexual.

Jeon se retuerce un poco.

—Tae, ¿seguro de que no quieres salir conmigo? —pregunta Daniel—. Es la noche de burbujas
en Neon. Hasta podrías traer a un moreno alto y meditabundo aquí. Parece que podría venirte
bien algunas burbujas.

—No, gracias —digo con un suspiro—. Disfruto bastante de mi meditación. Deberías sentirte
orgulloso.

La boca de Daniel se aprieta en una fina línea mientras se vuelve hacia Jeon. —¿Así funcionará
esto? ¿Regresas a su vida y lo pones a hacer algo por lo que normalmente tengo que sobornarlo
con chocolate para que lo haga?

Jeon parpadea perezosamente. —Hombre, ¿qué puedo decir? No necesito usar chocolate, porque
soy dulce naturalmente.

Daniel me mira confundido, como si luchara por decidirse si le gusta u odia a Jeon.

Bienvenido a mi mundo.

—Bueno, me voy —dice Daniel al tiempo que le frunce el ceño a Jeon, una vez más—. Pero,
¿Taehyung? Recuerda lo que hablamos. No quiero llegar a casa y tener que limpiar tu aura de
vibras estúpidas.

Jungkook se tensa. —Me he esforzado mucho para librarme de las “vibras estúpidas”, pero si por
casualidad todavía quedan algunas, prometo no infectar a Taehyung.
—Haz eso —murmura Daniel mientras se dirige por el pasillo para agarrar su chaqueta—. Nos
vemos, Tae.

—Adiós.

La puerta se abre y se cierra, y Jeon y yo nos hundimos aun más en el sofá.

—Llámame loco —dice Jeon cuando se gira hacia mí—, pero creo que a Daniel le gusto mucho.

—Bueno, esa es una teoría.

—¿Cuál es la otra? —pregunta.

—Que quiere arrancarte la cabeza, sacarte los globos oculares, y usar tu cráneo como bola de
boliche.

—¿Ah, juega a los bolos? —dice inexpresivo.

—De vez en cuando. En las noches de disco.

Sonríe, una de esas hermosas sonrisas que iluminan toda su cara. Cuando me nota mirándolo, su
sonrisa pasa a una expresión más anhelante.

—Hombre, he extrañado esto. Nunca me di cuenta cuanto dolía estar sin ti hasta que te volví a
ver, y el dolor se fue.

Mi sonrisa se tambalea. El vino lo hace hablar de más y a sus ojos intensos, y no me encuentro lo
suficientemente borracho para escucharlo decir cosas como
esas.

—¿Me extrañaste? —pregunta, casi en un susurro.


—Jungkook…

—No el yo bastardo —dice—. El yo que era bueno para ti. Que te hizo reír. Que te amó.

—Desafortunadamente, él se hallaba encerrado en tu yo hijo de perra —digo, mirándolo—.


Nunca podría tener uno sin el otro.

—Puedes —dice—. Lo prometo, puedes.

—Me tomará un rato creerlo.

—Sé eso. Nunca pensé que hacer las cosas bien contigo sería fácil, pero sé que valdrá la pena.

—¿Y que si no? —digo, incapaz de soportarlo a él pensando que solo vamos a caminar al
atardecer—. ¿Qué si, después de todo este tiempo, solo te engañas a ti mismo al pensar que
podemos redimir algo que acabó hace mucho tiempo?

Sus ojos se nublan, donde la familiar atracción que siento por él se espesa el aire entre nosotros.

—Taehyung —susurra mientras se inclina hacia adelante, tan cerca que puedo oler la dulce
esencia de vino en su aliento—. Nunca hemos terminado. Lo sabes tan bien como yo. Incluso
cuando me encontraba en la otra mitad del mundo y odiabas mis entrañas, no habíamos
terminado. Lo puedes sentir entre nosotros ahora. Y cuánto más cerca estamos, más fuerte es. Y
eso es lo que te asusta.

Mira a mis labios, y se necesita cada gramo de mi menguante auto conservación para alejarse.

—Sí puedes decirme que no lo sientes —dice tranquilamente—, entonces retrocederé. Pero me
encuentro muy seguro que no puedes hacer eso, ¿puedes?

Solo dudo por un momento antes de decir—: No lo siento. —La línea sale plana.

Toca mis dedos, rozando los dedos calientes sobre la parte posterior de mi mano hasta que llega
a mi muñeca. Envuelve su mano alrededor de los huesos delgados y aprieta suavemente.

—Puedes decir lo que quieras, pero tu pulso no miente. Está acelerado. Te hago eso.

—¿Cómo sabes que es atracción y no miedo?

—Sé con seguridad que es un poquito de ambos. Pero definitivamente la atracción está allí.

Alejo mi mano y bebo el resto de mi vaso. He bebido demasiado. Como también él. La falta de
inhibición no va a ayudar nada en este momento.

Bostezo, y me paro. —Bueno, se está haciendo tarde.

Asiente y sonríe. Puede leerme como un libro. —Sí, me mejor me voy.

Cuando llega a la puerta, se gira hacia mí, una mano en la manilla.

—Taehyung —dice dudando mientras se inclina en el marco de la puerta—. Antes de irme, solo
necesito saber una cosa.

—¿Qué?

Se inclina hacia adelante, su voz baja. —Tú y Daniel no estaban exactamente susurrando en la
cocina. Lo escuché decir que no serías capaz de resistirte a mí si te pedía dormir conmigo. ¿Eso
es verdad?

Observo su alta figura ocupando mi entrada, la larga línea de su garganta que conduce a su
notable rostro, emocional. Recuerdo cómo se siente su cuerpo bajo mis manos, los sonidos que
hace cuando lo toco. La increíble mirada que tenía en su cara cada vez que su cuerpo estaba
unido al mío.

—Jungkook…
—Espera —dice y sacude su cabeza—. No respondas eso. Porque si me dices que me quieres…
bueno… —Baja la mirada hacia mí, y puedo decir cuánto desea tocarme; como sus dedos se
flexionan y se aprietan a los lados, como su respiración se vuelve un poco fuerte—. No habría
suficiente auto resistencia en el mundo.

Afortunadamente, antes que alguno de los dos haga algo estúpido, da un paso atrás. —Buenas
noches, Taehyung. Por el bien de ambos, cierra la puerta. Ahora.

Le cierro la puerta en la cara.

Incluso a través de la madera, puedo escuchar su suspiro de alivio.

SEIS AÑOS ATRÁS.


WESTCHESTER, NUEVA YORK
ROMEO Y JULIETA, NOCHE DE APERTURA.

La música está demasiado alta. Vibra a través de mi cráneo y me provoca dolor en los ojos.

La sala se encuentra llena con personas dando vuelta y riendo. Algunos se encuentran en
realidad, intentado entablar una conversación a través del ruido que trata de hacerse pasar por la
música.

En el sofá junto al mío, Sehun fuma un porro. Me lo ofrece, y cuando lo rechazo se lo pasa a
Chanyeol, quien tiene los ojos tan vidriosos que podría ser etiquetado como Glassy McStaresalot
en el museo de Madame Tussauds.

Siento un poco de temor de que alguien fume alguna droga ilícita tan cerca de mí. Sigo
esperando que mi padre irrumpa a través de la puerta y dispare, pero por supuesto, se encuentra
al otro lado del país, e incluso con su nariz de papá bien afinada, no podría olerlo desde allá.

De todas maneras, estoy muy seguro de que no puede.

—¡Taehyung!
Miro a Rosé, y me gesticula que “beba”. Suspiro y bajo el vaso de tequila que he estado
sosteniendo. Me empuja una rodaja de limón y me alza un pulgar. Me meto el limón en la boca,
y sonríe ampliamente.

Después de colocar el limón y el vaso en la mesa de café, me desplomo de vuelta en el sofá y


suspiro. Por la millonésima vez en las últimas dos horas, miro alrededor, esperando que haya
decidido hacer acto de presencia.

Por supuesto, no lo ha hecho.

—Voy a tomar algo de aire —grito mientras me pongo de pie y me muevo pasando a Rosé.

Asiente y se sirve otro chupito.

Cuando llego al frente de la casa, Sana se encuentra sentada en las


escaleras, sorbiendo algo de una larga copa.

Me dejo caer junto a ella. —¿Entreteniéndote tu sola?

—Seguro —dice—. Me encanta romperme los tímpanos cada vez que Chanyeol tiene una fiesta.
Solo porque es medio sordo, se encuentra determinado a arrastrarnos con él. Sus vecinos deben
odiarlo.

—Su padre es dueño de todas las casas del vecindario. Esa es la única razón por la que se sale
con la suya con esto.

Me ofrece su trago mientras mira a la calle.

—¿Esperando a Jungkook? —pregunto.

—Sí.
—¿Crees que vendrá?

Niega con su cabeza. —Cada encuentro con papá vuelve a Jungkook en una bola de rabia. He
tratado de decirle que lo deje ir, pero no escucha.

—¿Su relación siempre ha sido tan… complicada?

—Sí. —se ríe—. Es que papá no sabe cómo lidiar con él. Está bien conmigo porque soy una
chica, ¿pero con Jungkook? No creo que sepa como comunicarse con él en un nivel emocional.
Así que ahora, cuando sea que Jungkook desafíe a papá, pelean en vez de hablar del asunto.

—¿Es en serio?

—Lo es. Y se puso peor hace unos años. Culpo a Hyuk, ese maldito infeliz.

Mis oídos pican. —Ah, entonces ¿no fue Eunha?

—No —dice, y suspira—. Hyuk tenía cero paciencia con todos sus problemas. Él es la razón por
la que se fue al sur con Eunha.

—¿Qué pasó entre ellos? Con Jungkook y Hyuk me refiero.

Baja la mirada y recorre sus dedos a través del borde la copa.

—Deberías preguntarle sobre ello.

—Sana, por favor. He tratado de preguntarle, pero se cierra.

—Sí, pero me mataría por decirte.

—Entiendo eso, pero si te hace sentir mejor, leyó mi diario, así que conoce toda una pila de
cosas personales sobre mí que preferiría que no supiera.
Su boca se abre de par en par. —¿Leyó tu diario?

—Sí. Hace un par de semanas. Puede que haya escrito algo sobre cuanto deseaba tocar su… eh...
pene

—Oh Por Dios.

—Y como que insinué que su polla podría ganar premios.

—Oh… guau.

—Lo sé.

—Ademas…eh. Es mi hermano.

—Lo sé. Pero en mi defensa, tu hermano es extremadamente caliente.

Me mira dubitativa. —Si tú lo dices.

—Lo hago.

Suspira. —Bueno, tan asqueroso como me sea, me encuentro algo agradecida que te sientas de
esa forma, porque eres la única persona con la que podría tomar las cosas en serio desde que toda
la cosa con Hyuk se arruinó.

Puedo entender por qué tiene dudas, pero…

—Por favor, dime que esa declaración es seguida por la historia completa. —Le doy mis mejores
ojos de cachorro.

Me rueda los ojos antes de decir—: Hyuk fue el amor de secundaria de Jungkook. Empezaron a
salir en el segundo año.
Asiento y trato de esconder los crueles celos que se encienden en mi interior. Es estúpido sentir
celos de un chico que nunca he conocido, ¿no?

—En la escuela, Jungkook y Hyuk eran como la pareja dorada. Pero detrás de escena, discutían
un montón. A Hyuk le gustaba empujar sus límites. Si pensaba que él no le daba suficiente
atención, coqueteaba con otros chicos. Prosperó dándole celos. Pienso totalmente, que era un
sociópata. Incluso solía coquetear con Yugyeom, el mejor amigo desde la primaria de Jungkook.
Usaba los celos para mantener a Jungkook en la línea.

—¿Por qué no solo terminó con él?

—No lo sé. Parecía que lo tenía atado a su dedo. Lo podía manipular con cualquier cosa. Usaba
sus inseguridades en su contra.

—Entonces, ¿qué pasó?

—Bueno, una noche durante el último año, después que Jungkook finalmente le dijo a papá que
no iría a la escuela de medicina y en cambio, aplicaría para la Academia Grove de Artes
Dramáticas, tuvieron una pelea muy fea. No pude escuchar exactamente lo que se decían, pero lo
próximo que supe, fue que mamá lloraba y papá le gritaba a Jungkook que se fuera. Después de
eso, fue a la casa de Hyuk, pero él no se encontraba allí, así que se fue a donde Yugyeom.
Cuando llegó allí, entró para encontrar a Yugyeom y a Hyuk. En la cama.

—Oh, Dios.

—Jungkook quedó devastado. Habría esperado algo como eso de Hyuk, pero no de Yugyeom. Él
y Jungkook eran como hermanos. Al siguiente día en la escuela, Yugyeom trató de suavizar las
cosas y disculparse, pero… Jungkook estaba tan enojado. Se quebró y golpeó hasta el cansancio
a Yugyeom. Terminó rompiéndole la nariz y fue suspendido por dos semanas. Hyuk pensó que el
que los dos pelearan por él fue asombroso. Seguro que los tomó por tontos.

—Que imbécil —digo, sintiendo odio violento hacia él. Expulso un largo suspiro. Ni siquiera
puedo comprender cuan traumático debió ser traicionado por sus amigos más cercanos. No es de
extrañar que Jungkook tuviera problemas para intimar.
—Ahí fue cuando se cerró —dice Sana—. Ser rechazado por Grove no ayudó. Dejó de
comunicarse con mamá y conmigo y se volvió incluso más distante con papá. Se arrojó a sí
mismo en su trabajo de teatro. Bebía demasiado. Se metió en peleas. Durmió con cada chica o
chico que encontró en su camino, y luego nunca los llamó de nuevo. Fue horrible verlo.

Mi cara debe expresar cuanto odio la idea de él con otras personas, porque rápidamente
agrega—: No fueron nada serio.

—¿Ni siquiera Eunha? —pregunto.

Sana arruga su cara. —Sí, tuvieron algo. Pero honestamente, Jungkook la trató tan mal que
estuvo condenado desde el principio. Y ella también era una buena chica. No como Hyuk. Nunca
pensé que mi hermano podía ser cruel, hasta que lo vi con Eunha. Ella habría hecho cualquier
cosa por él, y él la destruyó. No ha tenido citas desde entonces.

—Así que esa es la historia —dice Sana mientras se pone de pie y me ayuda a hacer lo mismo—.
Ahora, ¿podemos dejar de hablar de mi perezoso hermano y empezar a divertirnos? Dudo que
venga. Probablemente está en un bar en algún lugar, frunciéndole el ceño a la pared y causándole
abolladuras.

Regresamos adentro, y media hora más tarde y dos chupitos de tequila después, Sana y Rosé me
han convencido de bailar. Me giro y balanceo con ellos, pero no puedo evitar pensar en Jeon y en
lo que ha tenido que pasar.

Cuando escucho una enorme ronda de aplausos al frente de la habitación, me doy la vuelta para
ver a Jeon allí, una botella de whiskey casi vacía en sus brazos extendidos cuando grita—: ¡¿Qué
pasó, camaradas?! ¡Romeo está en casa! ¡Vamos a festejar!

Todo el cuarto ruje en aprobación, y junto a mí oigo a Sana decir—: Oh, Dios. ¿Qué demonios
hace?

Observo con incredulidad mientras Jeon abraza y le da las cinco a todo el mundo a su alrededor
mientras hace su camino a través de la multitud como una extrella de rock con sus fans.

Cuando llega a donde nosotros sonríe descuidado y dice—: Hola —en una voz que supongo está
destinada a ser sexy.
—Rosé —dice mientras le da un gran abrazo—. Me odias, ¿no? Un montón de personas me
odian. Incluso mi propio padre. No te preocupes. No te lo reprocho.

Entonces se gira hacia su hermana y envuelve sus brazos alrededor de ella.

—Oh, Sana. Dulzura, demandante Sana. ¿Por qué me soportas? No lo entiendo. Pero te amo. En
serio, lo hago.

—¿Eh… Jungkook? —dice, haciendo una mueca mientras él la aprieta—. ¿Acaso de tomaste un
puñado de éxtasis?

Besa su mejilla antes de girarse hacia mí. Su sonrisa inmediatamente se tambalea, pero toma otro
trago de licor y entonces da un paso adelante mientras estira una mano para ahuecar mi cara.

—Y Taehyung. Lindo Taehyung. ¿Estás bien?

—Sí. ¿Lo estás tú?

—¡Genial! Ni siquiera me importa lo que pasó esta noche con mi padre. ¿Y quieres saber por
qué? Porque he decidido no preocuparme por nada. Se trata de un concepto tan simple, no sé por
qué no lo puse en práctica hace años. ¡Mírame ahora lo feliz que estoy!

Echa su cabeza hacia atrás y se ríe. Es la vista más triste que he visto alguna vez.

—Jeon… —empiezo, pero coloca sus dedos en mis labios.

—No, no me controles. —Baja su botella—. Es una fiesta, y quiero bailar. Lo ves.

Se lanza en la multitud, y ellos gritan a su alrededor mientras él empieza a moverse,


enérgicamente y desgarbado.

—Guau —dice Sana—. Nunca he visto a mi hermano bailar antes. Es… Dios… es demasiado
malo para comprenderlo.
—De verdad que es un muy mal bailarín —dice Rosé—. Parece que estuviera teniendo una
convulsión vertical.

Es el alma de la fiesta. Habla con todo el mundo, es agradable con todo el mundo. Infiernos,
incluso se ríe de los chistes de Chanyeol y no se burla cuando Jennie coquetea con él.

Probablemente se siente furioso y quiere golpear a todo el mundo en la cara, pero en vez de eso
hace el Jeon que piensa que todo el mundo quiere que sea.

Aprieto mis dientes en frustración.

Sé que Jeon puede ser un imbécil, porque lo ha sido conmigo en más de una ocasión, pero al
menos era real. ¿Este nuevo Jeon? Es tan falso como las tetas de Jennie.

Ahora sé cómo se siente él viéndome complacer a la gente. Es sumamente agravante.

Cuando ya no puedo soportarlo más, empujo a través de la multitud para llegar a él. Habla con
Jennie, sonriendo y riendo. Ella le hace ojos sexys, y tengo una urgencia de estampar su cara en
el tazón de papitas en la mesa junto a ella.

Jennie levanta la mirada mientras me aproximo, y una vez más su sonrisa cae por un segundo
antes de estamparla firmemente de vuelta en su lugar.

—¡Kim! —dice calurosamente—. ¿Qué pasa? Jennie aquí acaba de decirme que si ella hubiera
sido mi Julieta en vez de ti, no hubiera fingiendo en la escena de sexo. ¿No es eso hilarante?

—Totalmente hilarante —digo con cero entusiasmo—. ¿Jennie? —Cojo el tazón de papitas—.
¿Quieres algunos?

Pum. Justo en la boca.

Rueda sus ojos. —Sí, claro, Taehyung. Como si fuera a comer carbohidratos.
Exhalo y plasmo una expresión no violenta en mi rostro. —Jeon, ¿puedo hablar contigo un
secundo?

—En realidad —dice Jennie mientras entrelaza, posesivamente, su brazo con el de él—, está
hablando conmigo en este momento. Quizá podrías volver más tarde.

Mujer, sería mejor que sacarás tus manos de encima antes de que te de un facial-
de-queso-hidrolizado.

Bajo de golpe sobre la mesa el cuenco de papitas y me obligo a sonreír. —No lo retendré mucho
tiempo. Me encuentro seguro de que volverá para escuchar tus hipotéticas situaciones
pornográficas y divertidas antes de que te des cuenta.

Agarro el brazo de Jeon y tiro, por suerte, me sigue a la cocina.

Me doy la vuelta para mirarlo. —¿Qué haces?

Se encoge de hombros. —¿Pasándola bien?

—¿En serio? ¿Es así como lo llamas? Hablando con la Mujerzuela. Fingiendo que te gusta.

—Mujerzuela es un apodo muy desagradable —dice, sus palabras mal articuladas—. Y tal vez,
realmente disfruto de su compañía.

—Oh, qué estupidez.

—¿Estás celoso, Kim?

—Sí. Mucho. Ahora, ¿por favor dejarías de lado este estúpido acto y me besarías?

Eso lo dejó boquiabierto. Parpadea tres veces. Ni siquiera me estremezco. Supongo que me estoy
poniendo muy bueno en decir lo que en realidad pienso.
Chanyeol entra y se dirige al barril en la esquina, ignorando el partido de miradas mientras llena
varios vasos de cerveza. —Oye, Jeon, amigo. No disminuyes el ritmo, ¿no? Vamos, ten uno de
ellos.

Jeon se da la vuelta al mismo tiempo que Chanyeol extiende uno de los vasos, y toda la cerveza
salpica la parte delantera de la camiseta de Jungkook.

—¡Mierda! —jadea Chanyeol—. Lo lamento. Un completo accidente.

Chanyeol agarra un paño de cocina y trata de secar la camiseta de Jeon mientras murmura más
disculpas.

—Está bien —dice Jeon y fuerza una sonrisa—. Realmente no me importa. ¿Tendrías otra
camiseta que pudiera pedir prestada?

Chanyeol asiente. —Sí, arriba, en mi armario. Usa cualquiera que te guste.

Jeon le da una palmada en el hombro un poco demasiado fuerte mientras se va y murmura—:


Gracias, amigo.

Empuja a través de la multitud y sube con pasos largos por las escaleras, y es todo lo que puedo
hacer para no seguirlo.

—Sabes —dice Chanyeol—. Nunca he visto a nadie ser un borracho feliz y enojado, pero Jeon
de alguna manera lo logra.

Asiento. —Es un don raro y especial.

Recoge una cerveza de la mesada y toma sorbos pensativamente.

—Debería conectarme y ver si ya hay alguna revisión de la actuación de esta noche. Oí que
estuvo allí el crítico de Online Stage Diary. Me pregunto si tenía algo bueno que decir.
Repentinamente, siento un nudo en mi estómago. —¿Estuvo ahí?

—Sí. Él y otros cuatro. Uno del Broadway Reporter —Me mira y arquea una ceja—. Nunca se
sabe, Kim. Por la mañana, podrías ser una estrella.

—Sí, claro. O podrían odiarme. —Me río, pero en serio, si me odian...

Solo la idea de que me hace sentir un hormigueo y sudar nerviosamente.

—Seguro de que dirán cosas impresionantes sobre ti —dice Chanyeol, colocando


alentadoramente su mano sobre mi hombro—. ¿Y si no lo hacen? Bueno, todavía queda medio
barril de cerveza. Podrías beber hasta que olvidarte de ello.

Agarra sus cervezas y se aleja.

Me quedo ahí por unos segundos, meditando en mi posible humillación pública inminente, y me
doy cuenta de que solo hay una cosa que puede ayudarme a dejar de enloquecer, y se encuentra
el piso de arriba, tal vez sin camisa.

Empujo a través de la sala de estar antes de subir las escaleras y me dirijo por el pasillo hasta la
habitación de Chanyeol. La puerta está abierta, y cuando me asomo al doblar la esquina, veo a
Jeon sentado en la cama, pecho desnudo, su camisa empapada en el suelo, apoyando su cabeza
en sus manos. Agarra su cabello y suspira, pura frustración emana de él como un aura.

—Hola —digo, y doy un paso tentativamente, dentro de la habitación.

Levanta su mirada bruscamente antes de levantarse de la cama y caminar hacia el armario.

—Oye. —Abre las puertas y revisa rápidamente a través de la impresionante gama de camisetas
de Chanyeol—. Menuda fiesta, ¿eh?

No puedo apartar la mirada de los músculos de su espalda desnuda mientras se mueven y


flexionan. Bueno, eso no es verdad. Podría apartar la mirada, pero no quiero hacerlo.
—¿Estás bien? —pregunto, acercándome.

—Estoy muy bien. —Saca una camiseta que dice: Errar es humano. Arr es para los piratas.
. —. ¿Park de verdad usa esto en público?

—Jeon...

—¿O qué tal esta? —Saca una camiseta que dice: Aquí están los pezones. Sin ellos, los pechos
serían inútiles.

—Escucha...

—Quiero decir, en serio. ¿Compró estas o le pagan a la gente para que las usen?

—Necesitamos hablar.

—No, en realidad no. —Vuelve a colocar en su sitio la percha y revisa el resto—. ¿Este hombre
posee nada más que camisetas con malditas bromas? ¿Nada deportivo? O, Dios no lo quiera,
¿sencilla?

Sigue revisando las perchas, su postura cada vez más tensa.

—Jungkook —digo y coloco mi mano en el medio de su espalda.

—No. —Se da la vuelta y se aleja unos pasos de mí—. Solo jodidamente... no lo hagas, ¿de
acuerdo?

—¿Por qué no?

—Porque cuando me tocas nunca termina bien. Porque cuando me tocas, yo... joder, tengo
pensamientos estúpidos y quiero cosas estúpidas, y... entonces... simplemente... no...

Doy un paso hacia adelante, y presiona su espalda contra la puerta del armario. Cuando pongo mi
mano en el centro de su pecho, inhala fuertemente y tensa su mandíbula.

—No sé de qué estás tan asustado. No soy Hyuk.

Su expresión se endurece. —¿Qué jodido sabes sobre Hyuk?

Respiro profundamente. —Sana me habló de él y Eunha. —Suspira profundamente, y doy un


paso un poco más cerca—. No te enojes. La obligué.

Cierra sus manos en puños a los costados. —Aún así, no es su maldito asunto para contártelo.

—Quería saber. —Llevo mi otra mano sobre su pecho donde puedo sentir el zumbido frenético
debajo de la superficie—. Y ahora entiendo un poco más por qué eres tan reacio a salir de nuevo.
Lo que te hizo Hyuk fue horrible. Pero no soy él. Para nada soy como él.

Me mira con menos ira, pero la reemplaza por cansada resignación. Como si ya hubiera tenido
esta conversación mentalmente, muchas veces.

—No lo entiendes —dice—. No importa que no seas como él. Una parte demí piensa que sí lo
eres, y simplemente... espera... que todo se vaya a la mierda de nuevo. No es lógico, pero no
puedo evitarlo. Y por mucho que tengo miedo de que me duele, tengo más miedo de hacerte
daño. ¿Lo qué pasó con Eunha? No puedo hacerle eso de nuevo a alguien, no a ti especialmente.

Cree que trata de protegerme, pero como alguien que toda la vida ha estado asustado de
equivocarse, por fin sé, sin duda alguna, que tengo razón en cuanto a él.

—Jungkook, ninguna relación viene sin sus riesgos, y a pesar de que crees que por siempre
puedes seguir alejando a la gente, estoy aquí para decirte que vas a fallar por completo.

Arrastro mis manos hacia arriba sobre sus antebrazos, sus bíceps. Echo un vistazo través de su
piel cálida y suave.

—La cosa es —dice, mirándome mientras con indecisión acuna mi mejilla—, que aunque me
asustes mucho, y hasta donde sé uno de nosotros, sino ambos, va a arrepentirse por completo...
quiero follar contigo.
Nos miramos el uno al otro durante un largo rato, y cuando lo miro a los ojos, veo el segundo
exacto en que toma su decisión. Dejo de respirar cuando sus dedos estiran mi cabello. Luego se
inclina, su boca encontrándose justo por encima de la mía, soplando dulce aire caliente sobre mi
rostro mientras el tiempo se detiene.

—Mirarme de esa manera no es justo —susurra—. Ni siquiera un poco justo.

Entonces desaparece el espacio entre nuestros labios, y me besa, fuerte y necesitado. Una fuerte
inhalación de ambos, suena increíblemente fuerte en mis oídos. Nos besamos desesperadamente,
labios conectando y presionando, encajando como si fuera su propósito, entonces se separan para
dar paso a gemidos bajos.

El efecto que tiene sobre mi cuerpo es instantáneo y de gran alcance, y saco el máximo provecho
de que no tiene camiseta. Mis manos vagan por todas partes. A través de sus anchos hombros y
brazos. Van hacia su espalda y hasta los omóplatos. Bajando a sus costados y sobre su estómago.

Gime en mi boca y me explora tan ávidamente. —Jesús... Taehyung.

Me besa sin reservas, apasionadamente, y por último, siento que después de retroceder tantos
pasos, finalmente avanzamos. ¿Hacia qué? no tengo ni idea; pero el hecho de saber que está
abierto a la experiencia, es mejor que cualquier otro sentimiento que he tenido.

—He querido hacer esto toda la noche. —Jadea entre besos—. Mantenerme alejado de ti era
malditamente agotador.

De alguna manera, empezamos a caminar hacia la cama, todavía besándonos, profunda y


frenéticamente. Antes de darme cuenta, estoy acostado con él entre mis muslos. Me agarro de él
mientras se frota contra mí, lenta e insistentemente.

—Oh Dios. Sí.

Entierra su cabeza en mi cuello, entonces succiona. Se mueve a lo largo de mi garganta y


continúa moviéndose contra mí, robándome la capacidad de respirar.
Inclino mis caderas hacia arriba hasta encontrarme con las de él y audazmente agarro su trasero
para empujarlo contra mí con más firmeza.

—Maldita sea. —Gime sobre mi hombro mientras se congela. La habitación está en silencio,
excepto por nuestra respiración entrecortada.

—¿Qué sucede? —pregunto, agarrando sus hombros mientras mi corazón late demasiado rápido.

—Nada —dice, aún sin moverse—. Solo dame un minuto. No te muevas.

Secretamente, me encuentro emocionado de que le afecto tan poderosamente. Es bueno saber


que nuestra atracción es, sin duda, mutua.

—Háblame —dice mientras deja caer su cabeza sobre mi hombro—. Cualquier cosa que me
distraiga de tu jodida sensualidad.

—Uh... bueno, lamento lo de tu papá esta noche. —Acaricio suavemente su espalda—. Estuvo
totalmente fuera de lugar. Y sin duda, no dejaría que pasen dos años sin decirte que te ama. Eso
es ridículo. Si fueras mío, cada día te diría que te amo.

Inhalo rápidamente. —Quiero decir, hablo como si fuera tu padre, ¿comprendes? Si fueras mi
hijo diría eso. No digo que yo te amo. No digo eso. Solo…

—No pensé que lo hicieras... —Sonríe—. Quizá deberías callarte y besarme otra vez.

Lo empujo sobre su espalda. —Bueno, si insistes.

Me estira hacia él, y nos besamos de nuevo, y es como si estuviera en un sueño cálido y doloroso
que nunca quiero que termine.

El beso se vuelve más frenético, bocas y manos moviéndose ávidamente hasta que escuchamos
una voz angustiada decir—: Oh, Dios, ustedes, ¡vamooooos! ¡No en mi cama!

Levantamos la mirada para ver a Chanyeol en la puerta, balanceándose como si hubiera dejado
de beber hace una hora.

—¿No encontraron la nota de que a nadie se le permitió tener sexo en mi cama esta noche? ¡Ese
edredón de Star Wars es vintage!

—¿Qué quieres, Chanyeol? —suspira Jeon, mientras suprimo una risa.

—Tienen que venir abajo —dice mientras se apoya contra la puerta y derrama su cerveza—. Está
la primera crítica de nuestro espectáculo, y es... bueno... dice algunas cosas muy malas de
ustedes.

Con Jeon nos miramos, pánico y miedo cruzan nuestras caras.

—¡Solo bromeo! —se ríe Chanyeol—. Es completamente increíble. Bajen sus traseros, así puedo
leérselo a todo el mundo. ¡Vamos!

Se tambalea hacia la puerta. Jeon a regañadientes se aleja de mí y agarra una camiseta del
armario. La estira sobre su cabeza y alisa con una sonrisa. Tiene una gran cruz roja en él y se lee,
Donante de Orgasmos.

—Bueno, al menos conseguí una que es correcta.

Niego con la cabeza y me río mientras me pongo de pie.

Se acerca y coloca una mano a cada lado de mi cara antes de inclinarse y besarme.

—No te besaré frente de ellos —dice—. O sostendré tu mano. Simplemente, no quiero que
hablen de nosotros. Asumiendo cosas.

—De acuerdo —digo, decepcionado de tener que ocultar lo que siento por él—. Pero, ¿Chanyeol
no les dirá que nos estábamos besando?

Niega con su cabeza. —En el estado en el que se encuentra, probablemente se olvida de nosotros
a los cinco segundos de salir de la habitación.
Me besa de nuevo, y luego nos dirigimos abajo, tratando de ignorar los susurros que se filtran a
través de la multitud cuando salimos juntos.

—¡Por fin! —dice Chanyeol. Hace callar a todos mientras baja su cerveza y levanta las páginas
que ha imprimido—. De acuerdo, escuchen chicos. Esta crítica es de Martin Kilver de Online
Stage Diary. Es muy difícil de complacer, así que ténganlo en cuenta cuando escuchen lo que
dice.

Toda la sala se queda en silencio, y puedo sentir a Jeon tensarse a mi lado mientras Chanyeol
empieza a leer:

—Con cualquier producción de una obra clásica de Shakespeare, los actores corren el riesgo de
imitar y recrear mucho de lo que se ha visto antes. En la más reciente producción de Romeo y
Julieta realizada por la Academia Grove de Artes Dramáticas, esto no podría estar más lejos de la
verdad. La producción es escasa y moderna, lo cual en sí mismo no es innovador. Lo que es
revolucionario es que después de ver, en los últimos años, un sinnúmero de producciones;
finalmente creo en la verdad y en el poder de dos jóvenes enamorados. Sería un eufemismo decir
en esta crítica que fue una de las noches más emocionantes con la que me he topado en el teatro.

Hay murmullos de sorpresa y algunos aplausos, Chanyeol sonríe antes de continuar—: La


directora Park Hyelin ha formado a sus jóvenes pupilos en una hábil y poderosa compañía de
actores interesantes, y si bien todos muestran madurez en sus actuaciones, no pierden nada del
alboroto de la juventud que es tan importante para la historia.

Más gritos de acuerdo. Siento la ligera presión de la mano de Jeon en la parte baja de mi espalda.

—Está bien, hagan silencio —dice Chanyeol—. Llegamos a la mejor parte. —Se aclara la
garganta—. A pesar de que todo el elenco es realmente excepcional, debe hacerse mención
especial a Aiyah Sediki como la enfermera, quien le da un maravilloso sentido de dignidad al
papel, y a Park Hyungsik como Mercucio, un papel que se desempeña a menudo como de dos
dimensiones en su descaro, pero al que aporta una sensibilidad sorprendente y bienvenida.

Hay enormes gritos de aprobación mientras Aiyah y Hyungsik sonríen abiertamente. Aplaudo a
ambos, tan orgullosos.

Chanyeol nos mira deliberadamente antes de continuar—: Pero el mayor triunfo de esta
producción es el reparto de los dos actores, Jeon Jungkook como Romeo y Kim Taehyung como
Julieta. —La multitud silba y grita, y mi cara arde con un color rojo brillante—. En el papel de
Romeo, el señor Jeon aporta una vulnerabilidad quisquillosa que juega directamente contra los
acres de prosa florida que el personaje tiene que pronunciar. Su intensa energía como una
pantera, es un cambio refrescante de los Romeos vanidosos y arruinados que he visto en el
pasado, y predigo al juzgar por esta actuación, que el señor Jeon tendrá un futuro muy brillante
en la etapa profesional.

Trago un nudo en mi garganta cuando el orgullo por Jeon sube en mi interior. Me doy la vuelta
para mirarlo, con ojos brillantes, y emocionado. Quiero abrazarlo y susurrarle que estoy muy
orgulloso, pero eso tendrá que esperar hasta más tarde.

Miro de vuelta a Chanyeol que ahora me mira. —Kim Taehyung como Julieta es igual de
convincente y verdaderamente personifica a una heroína del siglo XXI. Hermosa y audaz, su
Julieta no es ninguna flor que se achica. Es una mujer apasionada y testaruda, cuya fuerza de
voluntad hará que el público se enamore de ella con cada pedacito tanto como su condenado
Romeo. El señor Kim muestra una gama emocional impresionante en su bien afinada actuación y
tiene lo que solo puede ser descrito como “calidad de estrella”. Ya que para muchos actores, no
es fácil representar un papel femenino.

Intento tragar, pero me encuentro demasiado sofocado. Tenso mi mandíbula para evitar llorar, y
cuando siento los dedos de Jeon rozar suavemente los míos, agradezco que se encuentre ahí.

—Pero —dice Chanyeol, entrando en la parte final—, tan excepcional como son estos dos
jóvenes actores por sí mismos, es su asombrosa química combinada la que realmente hace que
esta producción sea fenomenal. Porque en nuestro cínico mundo moderno, lleno de una
asombrosa tasa de divorcios e ideales desechables, no es fácil convencer a un público a creer en
el poder del amor verdadero. Bueno, estoy aquí para decirles que estos dos lo lograron muy bien,
y desafío a cualquiera que sea testigo de su historia de amor en el escenario a irse sin ser tocado
por su extraordinaria pasión. Es sin duda, lo que hizo que este critico algo-hastiado, desee que
hubiera más amor verdadero en el mundo.

Las multitudes entera dice “awwwww” al unísono, y cuando miro a Jeon, juro que está tan
ruborizado como yo. La sala estalla con la charla mientras todo el mundo habla sobre la crítica y
lo que significa, pero estoy demasiado aturdido para incluso conversar...

Chanyeol saca su teléfono, y nos ordena a Jungkook y a mí a posar para una foto. Sin siquiera
pensar en ello, ponemos nuestros brazos alrededor de cada uno y le sonreímos a la cámara.
Después de que saca la foto, Chanyeol nos la muestra.

Es hermosa.

Nuestras sonrisas son tan deslumbrantes, que me hace creer que no hay dos personas, en la
historia del mundo, que alguna vez se hayan visto más feliz que nosotros en ese momento.

Somos estrellas.
Atención y rechazo.

PRESENTE.
NUEVA YORK.

El departamento de Marco se parece a él, grande y extravagante. Lleno de terciopelo y


antigüedades opulentas, haciendo que se sienta como si estuviera habitado por un excéntrico Zar
de Prusia en lugar de un director de teatro.

Celebramos el final de nuestra tercera semana de ensayo, y Marco invitó a toda la compañía a
una fiesta. Es la primera vez en más de una semana que he visto a Jeon fuera de los ensayos. A
menudo pregunta si me gustaría ir a tomar una copa después del trabajo, pero siempre declino.
Mientras me siento cada vez más atraído por él, la idea de pasar tiempo a solas, me hace sudar.
Sólo accedí a venir porque sabía que estaríamos rodeados de gente.

Lo veo al otro lado de la habitación, hablando con el compañero de Marco, Eric. Es atento y
entusiasta mientras Eric señala sus antigüedades favoritas y cuenta cómo las encontró.

Jeon hace preguntas, sonríe, ríe, y me da una punzada en el estómago cuando comprendo cuán
diferente es del hombre impaciente y hosco que solía ser.

Me pregunto si me ha mirado y notado cuán diferente soy. Lo hastiado que me he vuelto. Lo


frágil.

Me pregunto si se ha puesto a pensar en que, después de todo el esfuerzo por el que ha pasado
para estar conmigo de nuevo, ya no valgo la pena.

—¡Un brindis! —dice Marco, y todos circulamos por la sala de estar mientras Soobin rellena
nuestras copas de champán—. Por esta extraordinaria compañía y nuestra maravillosa obra. Que
el producto final sea tan increíble como predigo. No he tenido una nominación al Tony en dos
años, ¡y comienzo a sufrir la abstinencia! Así que por favor, queridos colegas y amigos, eleven
sus copas, ¡por nosotros!

Sonrío y levanto mi copa antes de mirar a Jeon. Me mira cariñosamente mientras hace su brindis.

—Por nosotros.
¿Ves? Es por esto que tengo que permanecer lejos de él, porque con dos palabras me hace sentir
como un adolescente con su primer amor.

Busco el cuarto de baño, pero en el camino, me encuentro con el estudio de Marco. Justo dentro
de la puerta hay una gran vitrina llena de vasos de colores brillantes.

Entro en la habitación y contemplo las copas y vasos, copas para vino y champán, todo brillando
en los diversos colores del arco iris, algunos con detalles en oro y plata.

—Ah, señor Kim, veo que ha descubierto mi orgullo y alegría.

Me giro para ver a Eric entrar en la habitación, con Jeon siguiéndolo de cerca.

—Me hallaba a punto de enseñarle al señor Jeon mi más apasionada indulgencia. Marco sigue
amenazando con que necesitaremos un departamento más grande si continúo comprando vasos
antiguos, pero no puedo evitarlo. Internet hace que sea demasiado fácil alimentar mi adicción.

Jeon se para detrás de mí, y el calor de su cuerpo alcanza mi espalda.

—Tiene una colección increíble —dice Jeon mientras examina la vitrina—. ¿Las ha
coleccionado desde hace mucho tiempo?

Eric asiente.

—Unos veinte años. Prefiero vasos italianos, cualquier cosa de Murano en particular. Pero
también tengo algunas piezas rusas e inglesas, algunos datan de principios del siglo dieciocho.

—¿En serio? —pregunto—. ¿Cómo es que sobrevivieron tanto tiempo?

Sonríe. —Bueno, para ser honesto, un montón de estos se encuentran quebrados o dañados de
alguna manera, pero eso es parte del atractivo. Habla de su historia. Sabiendo que ha tenido una
vida, tal vez muchas vidas, antes de que lo descubriera, es la maravilla de las antigüedades.
Déjenme enseñarles lo que quiero decir.
Abre la puerta y agarra un vaso de vino alto y delgado. No es de colores brillantes como la
mayoría de los otros. Es sencillo, de vidrio transparente y la única decoración es un ligero
grabado en el tazón.

—Éste es uno de mis favoritos —dice Eric, sosteniéndolo con reverencia—. Se dice que
perteneció a Lady Cranbourne de Wessex. La tumultuosa relación con su marido era infame. Una
vez, le regaló un conjunto de seis vasos como regalo de aniversario. Más tarde esa noche, se
alegó que él hizo un comentario que la ofendió. Creo que fue con respecto a la relación de ella
con uno de los mozos de establo. Se dice que éste es el único vaso que sobrevivió. El resto se
hizo pedazos cuando se los lanzó. —Sostiene el vaso a contra luz y apunta a una delgada línea
que recorre el largo de la copa—. ¿Ves la rotura?Ocurrió cuando Lord Cranbourne lo atrapó
después de que su esposa se lo arrojara a la cabeza. Eso fue en mil setecientos cuarenta y uno.
Durante casi trescientos años, este vaso ha sobrevivido a pesar del daño. Notable, ¿no?

Coloca el vaso con cuidado de nuevo en la vitrina y se gira hacia Jeon y a mí.

—Supongo que eso es parte de mi fascinación. Parece tan frágil, sin embargo, de alguna manera,
se las arregla para soportar, incluso con grietas y arañazos. Personalmente, me parecen aburridos
los vasos de cristal perfectos. Me encantan todas estas piezas, y las cicatrices de su supervivencia
las hacen aún más hermosas ante mis ojos.

—¿Pero un daño como ese no hace que el vaso quede sin valor? —pregunto, haciendo evidente
mi limitado conocimiento de antigüedades.

Eric me mira pensativo. —El valor es un tema subjetivo. —Se acerca a un gran armario y saca
una caja de madera de nogal. Mientras la sostiene hacia mí, me pide que abra la tapa. Cuando lo
hago, veo que el interior se encuentra forrado de terciopelo azul. Hay seis hendiduras para vasos,
pero en lugar de contener vasos intactos, simplemente hay un montón de piezas rotas.

Miro a Eric confundido.

—Cuando compré el vaso de Cranbourne —dice—, esto venía con el lote. Es lo que queda de los
otros cinco vasos. El subastador sugirió que los tirara a la basura. Después de todo, es
simplemente una colección de vasos rotos. Pero para mí eran mucho, mucho más. Lady o Lord
Cranbourne debió recuperar los vasos rotos después de su pelea. Lo que los vasos representan, su
matrimonio, su historia, su amor, era demasiado importante como para tirarlos, incluso rotos más
allá de toda reparación.
Nos sonríe antes de cerrar la caja y colocarla de nuevo en el armario.

—El subastador los consideró sin valor, porque carecían de valor monetario, pero creo que no
tienen precio. Representan la pasión, y sin pasión, la vida no tiene sentido, ¿cierto? Al menos,
eso es lo que siempre he creído. —Después de hacer una pausa para darnos una sonrisa, se dirige
hacia la puerta—. Mejor ayudo a Marco con el postre. Se estresa cuando la gente no tiene algo en
la boca cada cinco minutos. Miren los vasos tanto como gusten. Sosténganlos, si lo desean. En
realidad no son tan frágiles como aparentan.

Desaparece por el pasillo, por lo que solo quedamos Jeon y yo, parados demasiado cerca
mientras las palabras de Eric permanecen en el aire.

—Entonces —le digo—. ¿Quién crees que salvó los vasos rotos? ¿Lord o Lady Cranbourne?

—Lord —dice Jeon sin dudar.

Lo miro inquisitivamente. —Le compró los vasos —dice—, y dijo algo que la lastimó. Se sintió
culpable.

—Sí, pero fue ella quien los estrelló —digo—. Y tal vez lo que le dijo era verdad.

Jeon niega con la cabeza. —No importa. Para que perdiera los estribos de esa manera, tuvo que
ser un imbécil insensible.

—O tal vez no era más que una reina del drama.

Hace una pausa por un momento y me mira intensamente. —Tal vez ambos los salvaron. Tal vez
recolectaron cuidadosamente todas las piezas, y luego tuvieron increíble sexo de reconciliación
delante de la chimenea.

Levanto una ceja. —¿Había una chimenea?

—Claro. Posiblemente con la cabeza de un animal muerto colgando por encima de ella.
—Guau. Romántico.

—Lo sé. Nada dice “te amo” como vasos rotos y vida salvaje decapitada.

Ambos nos reímos. Entonces su sonrisa se desvanece hacia la familiar forma de la añoranza que
veo tan a menudo estos días.

—Me has estado evitando —dice en voz baja—. ¿Hice algo para hacerte enojar? Porque si es así,
me gustaría una oportunidad para disculparme.

Miro de nuevo el armario, tratando de ignorar lo increíble que lucen sus ojos reflejando el vidrio.

—No es nada.

—Por la forma en que me has mirado, estoy bastante seguro de que es algo —Se para detrás de
mí, presionando su pecho contra mi espalda—. Si fuera un hombre de apuestas, diría que estás
enojado por lo mucho que me deseas. —Rodea mi cintura con un brazo y me gira para mirarlo.
—¿No comprendes que conozco todos los trucos? Las miradas oscuras, la ira, el no tocar. Hice
lo mismo contigo porque tenía miedo de dejarte entrar. Pero no me permitiste mantenerte fuera.
Me presionaste, una y otra vez. Tal vez eso es lo que debo hacer ahora. Hacerte enfrentar tus
sentimientos por mí.

Mi corazón late de prisa. Mi respiración se vuelve superficial e instintivamente miro su boca. Lo


suave que parece. Lo delicioso que sería su sabor.

—Quieres que te bese —dice—. Nunca lo admitirás, y si de hecho intento hacerlo, me detendrás,
pero... lo deseas. ¿Cierto?

Bajo la mirada.

—No.

—Tonterías.
Acuna mi rostro. —Mírame a los ojos y dilo, entonces tal vez te creeré.

Mi estómago se tensa, y todo mi cuerpo se ruboriza, pero me obligo a mirarlo a los ojos.

—No quiero que me beses.

Mi voz es inestable y débil. Al igual que mi resolución.

—Jesús, Taehyung —dice mientras acaricia mi mejilla—. Eres un actor aclamado por la crítica
y, ¿eso es lo mejor que puedes hacer? Fue jodidamente horrible. Inténtalo de nuevo.

—No... no quiero que me beses.

—Sí, lo quieres —dice, tranquilo y confiado—. No lo haré. Solo quiero oírte decirlo.

Bien podría pedirme que caminara por la cuerda floja a un centenar de metros por encima del
suelo sin red. Miro fijamente su pecho.

Suspira, y no estoy seguro de sí es por frustración o alivio.

—Taehyung, mírame. —Cuando vacilo, pone un dedo debajo de mi barbilla y la levanta para así
mirarlo—. Simplemente necesito que sepas que al segundo en que estés listo para intentar de
nuevo lo de nosotros, te besaré hasta dejarte sin aliento. Te besaré hasta que veas estrellas y
escuches a los ángeles, y no puedas ponerte de pie durante una semana. Espero que comprendas
eso.

Mi corazón va a toda prisa cuando digo—: Jeon, si alguna vez estoy listo, serás el primero en
saberlo. Lo prometo.

Me da una media sonrisa. —Entonces, los besos están fuera del menú, pero debes saber que hoy
también ofrezco abrazos gratis, estrictamente platónicos.
Me río, probablemente un poco demasiado fuerte, y doy un paso adelante mientras envuelve sus
brazos a mi alrededor. Su rostro se instala en mi cuello, y lo abrazo con fuerza mientras nuestros
cuerpos conectan.

—Dios, hueles increíble —susurra en mi piel—. No hay nada en este planeta que huela tan bien
como tú.

—Eso no suena demasiado platónico para mí.

—Silencio. No hables. Déjame olerte.

Me echo hacia atrás y elevo una ceja.

—Está bien, bueno —dice y rueda los ojos—. No más olfatear. Jesús, arruinas toda mi diversión.

Me abraza de nuevo, y suspiro.

—¿Ya listo para ese beso? —pregunta mientras aprieta sus brazos.

—Aún no.

Frota su nariz a lo largo de mi garganta e inhala.

—Solo compruebo.

SEIS AÑOS ATRÁS.


WESTCHESTER, NUEVA YORK.
UNIVERSIDAD GROVE.
DIARIO DE KIM TAEHYUNG.

Querido Diario,
Han pasado casi dos semanas desde que oficialmente decidimos convertirnos en no-oficiales, y
en ese tiempo he experimentado más frustración sexual que, estoy seguro, ningún ser humano es
capaz de soportar.

Hemos compartido el ocasional beso y toqueteo cuando me acompañaba de regreso a mi


apartamento después de clase, pero eso es todo. Si no lo sorprendiera de vez en cuando
mirándome como si quisiera hacer una comida de tres platos en mi trasero, nunca sabría que
realmente le gusto.

Mi problema es que me encuentro seguro de que todo el mundo puede decir que de verdad me
gusta. Me río muy fuerte de sus chistes y me siento muy cerca suyo en clases. Su demoniaco
vudú sexual me ha golpeado con todo, y no puedo tener suficiente.

No ayuda el hecho que tuve algunos sueños muy eróticos con él recientemente. Posteriormente,
mi tiempo asignado para ver porno ha sido extremo.

Viene esta noche, así podremos estudiar para nuestro examen de mañana de Historia del Teatro.
Quiero seducirlo, pero no estoy muy seguro de qué es lo que implica la seducción. Supongo que
tengo dos horas para averiguar algo.

—Nombra los seis antiguos dramaturgos griegos más famosos —dice, todo voz sexy y ojos
gloriosos.

—Eh... está bien. Antiguos dramaturgos griegos. Ah... solo dame un segundo.

Golpeteo mi lápiz contra mi cuaderno mientras intento recordar la respuesta. Me mira, sentado
con las piernas cruzadas y la espalda apoyada en el sofá. Su entrepierna es lo más importante en
mi línea de visión.

No hay forma alguna de que pueda concentrarme mientras básicamente hace alarde de su pene
delante de mí. ¿Qué demonios piensa?

Me enfado y cierro los ojos con fuerza. —Ah... antiguos chicos griegos... eh…

—Vamos, Kim, sabes esta.


—Lo sé, pero… —me distraes con tu posiblemente hermoso pene—, mi cerebro está cansado.
Hemos estudiado durante dos horas.

Abro los ojos. Me mira fijamente, y un calor familiar emana de él.

—Cuando terminemos con los antiguos, tomaremos un descanso. ¿Bien?

Hay un ligero brillo de humedad en su labio. No aparto la mirada.

—Cuando descansemos, ¿me dejarás besarte?

Hace una pausa e intenta no sonreír. —Tal vez.

—¿Toquetearte?

—Posiblemente.

—¿Ver tu pene?

Sus ojos casi se salen de su cabeza, y se ahoga con su propia saliva.

—¡¿Qué demonios, Taehyung?!

Bueno. Seducción fallida. Tiempo del plan B.

—¿Por favor? —¿Mencioné que el plan B era suplicar?

Se ríe y pasa la mano por el cabello.

—Diré una cosa de ti, Kim. Nunca sé lo que saldrá de tu boca.


Desesperadamente quiero decir algo acerca de lo que me gustaría meter en ella, pero imagino
que ya lo asusté lo suficiente.

—Bueno, ¿qué tal un desafío, entonces? —Me siento sobre mis rodillas. Me mira con
curiosidad—. Por cada respuesta correcta que diga sobre los antiguos, puedo quitarte una pieza
de tu ropa.

Ríe de nuevo, pero esta vez con un tinte leve de histeria. —¿Y si respondes mal?

—Entonces tú me quitas la ropa.

Me mira antes de bajar la mirada al suelo. —Pensé que acordamos tomarnos las cosas con calma.

—Lo hicimos, y lo hacemos —le digo, y tomo su mano—. Jeon, lo único que va más lento que
nosotros dos en este momento, es un glaciar en Nueva Zelanda, y francamente, va ganando.
—Miro hacia sus dedos y los acaricio—. Solo... quiero tocarte. ¿En realidad sería tan malo si lo
hiciera?

—Nada de esto te asusta ¿verdad? —pregunta en voz baja.

Casi me río. —Por supuesto que sí. Me aterra. Tú me aterras. Pero no lo suficiente como para
hacerme pensar que no vales la pena.

Su mirada es intensa. —¿Crees que valgo la pena?

Asiento. —No tengo duda.

Traga. —Eso es lo más condenadamente sexy que alguien me ha dicho.

En un segundo, me empuja hacia el suelo. Me besa duro, y cuando presiona su peso en mí, aparto
las piernas para él. A medida que nos conectamos, entierra sus manos en mi cabello y hace ese
gruñido en su pecho, el cual es mi sonido favorito.
—Si reprobamos ese examen mañana—dice entre jadear y besar mi cuello—, será tu culpa. Lo
sabes, ¿verdad?

Lo beso profundamente y luego lo empujo hasta que se encuentra de espalda. Me siento a


horcajadas sobre sus muslos y agarro el cuello de su camisa.

—Oh, por favor. Podemos hacer esto y seguir estudiando. Eh... los seis antiguos dramaturgos
griegos más famosos. —Abro un botón de su camisa—. Tespis. Esquilo. —El segundo botón se
va.

Hago la tela a un lado para poder besar su pecho. Agarra mis caderas y las aprieta mientras
empuja su entrepierna contra la mía.

—Continua —murmura, y no sé si habla de mi boca o los griegos.

—El número tres sería... Sófocles. —Abro otro botón y continúo besándolo; su piel es locamente
cálida y suave bajo mis labios—. El cuatro es... eh... Eurípides. —Desabotono el último botón y
abro su camisa antes de besar un camino por su estómago. Suelta mis caderas y hunde sus dedos
en la alfombra—. Y el cinco es... —Los músculos de su estómago se tensan mientras lo beso—.
Ah... el cinco es... —lamo sus abdominales.

—Dios... Taehyung.

—Nop. No es “Dios” o “Taehyung”. Creo que comienza con una “A”.

Lo beso de regreso hasta su pezón. Arquea la espalda y maldice tan fuerte que los vecinos
probablemente lo escucharon.

Bien. Nota mental: Le gusta que le besen sus pezones.

—El cinco es... Aristófanes. —Me muevo hacia el otro lado. Estoy sorprendida por cómo sabe.
Salado y perfecto—. El número seis es... ah... Dios... —Se muele contra mí, y no puedo pensar.
No puedo dejar de saborearlo mientras paso mis manos por su cuerpo, amando lo rápido que late
su corazón debido a lo que estoy haciendo—. El seis es... es... oh, diablos, no tengo idea.
Se sienta y me besa, su lengua dulce y cálida, mientras saco su camisa por sus hombros.

—Menandro —dice, con voz tensa—. Supongo que tienes que perder una pieza de ropa. Deja
que te ayude. —Se inclina hacia atrás y tira de mi camiseta mientras murmura—: Dios bendiga a
Menandro por ser tan jodidamente fácil de olvidar.

Inclino mi pelvis para poder presionarme contra él con más fuerza, y cuando lo hago, jadeo. Su
dureza me hace querer sentir más.

Lo empujo de nuevo al suelo y me pongo a horcajadas sobre sus muslos, antes de besar a una
línea en su estómago. A los pocos segundos, mi rostro se asoma por encima de la cinturilla de
sus pantalones. Acaricio el ligero vello debajo de su ombligo mientras me observa con párpados
pesados.

—Quiero verte —susurro.

Exhala. —Kim, eres el virgen más adelantado que he conocido. La mayoría están temerosos con
esto.

—¿Has conocido a un montón de vírgenes? —pregunto.

—Montones. Ninguno de ellos era tan atrevido. Eso sí, todos teníamos catorce años en ese
tiempo.

Sonrío. —Tontos.

Beso la piel justo por encima de la cinturilla del pantalón, y cuando miro lo miro, se apoya en los
codos, observándome.

—Leíste mi diario —digo, manteniendo contacto visual mientras lamo su cadera—. Conoces mi
fascinación por lo que hay aquí dentro.

—Joder, sí. —Cierra los ojos con fuerza y gime—. Por favor no me recuerdes lo que está escrito
en tu diario. Después de leer esa maldita cosa, tuve una erección durante más de una semana. Fue
una tortura.
—Así que, ¿recuerdas lo que escribí? —pregunto mientras paso las manos sobre sus caderas.

—Kim —dice, en voz baja y profunda—. Estoy absoluta y jodidamente avergonzado al decir que
recuerdo cada palabra. Tu diario es como viagra literario.

Tensa su mandíbula mientras acaricio sus muslos, mis dedos consiguen ir un poco más alto cada
vez. Un poco más cerca de la protuberancia que muero por explorar.

—Dijiste que mi pene probablemente ganaría premios —dice con voz quebrada—. No tengo ni
idea de por qué hallé eso tan sexy. Oh, mierda…—jadea cuando suavemente froto la línea,
sintiendo la presión del músculo tenso debajo de la tela—. Jesús. —Su mandíbula se tensa y se
afloja—. No tienes ni idea de lo que me haces. De verdad que no.

Cuando le desabrocho el cinturón y empiezo a bajar la cremallera, no me detiene, y me golpea


una súbita revelación, que a pesar de que todo esto es nuevo para mí, sin duda ha tenido a
montones de chicos y chicas haciendo esto en el pasado.

Tengo miedo de no estar a la altura.

—Continua —dice cuando me detengo, un borde desesperado en su voz—. Ten piedad. ¿No
entiendes lo mucho que necesito que pongas tus manos sobre mí en este momento?

Sus palabras me dan confianza, y cuando continuo, me observa, su pecho sube y baja
rápidamente. Suaves sonidos acompañan cada exhalación. Cuando la cremallera se encuentra
totalmente desabrochada, la abro y miro hacia abajo.

—Oh… guau.

Jeon no usa ropa interior.

Respira, Taehyung.

Miro su rostro. Medio se encoge de hombros, medio sonríe.


—Día de lavandería.

Dirijo mi atención a su entrepierna.

Al bajar sus pantalones, su erección se asienta en su estómago, lo que me permite verlo


realmente por primera vez.

Mis predicciones de cómo luciría estaban en lo cierto. Esta es una polla ganadora de premios.

Mi investigación porno me ha enseñado que las pollas vienen en todas las formas y tamaños y la
erección de Jeon es igual que el resto de su cuerpo. Inexplicablemente magnífico. Grande y
excitante.

Dios.

Lo toco suavemente, rozando mis dedos sobre la piel tensa. Paso mis dedos sobre la longitud de
la misma, y observo con asombro como una miríada de emociones se reproducen en su rostro.

—¿Esto está bien? —pregunto, tocándolo con más firmeza.

No responde, sólo asiente. Su aprobación me impulsa, así que me armo de valor para envolver
los dedos alrededor de ella y apretar.

—Oh, guau —digo—. Esto es increíble.

Gime.

—Puedes decirlo de nuevo.

Muevo mi puño de arriba abajo suavemente, impresionado por la sensación de la piel


moviéndose sobre el músculo. Alterno entre ver mi mano y ver su reacción, y pronto me vuelvo
más confiado con mi presión y ritmo.
—Oh... Taehyung...

Míralo. Mira cuán hermoso es.

Su rostro es impresionante. Boca abierta, ceño fruncido. Cada pase de mis dedos lo hace jadear,
gemir o maldecir.

Necesito besarlo, así que sigo moviendo mi mano mientras me arrastro hacia arriba por su cuerpo
y reclamo sus labios. Corresponde mi beso apasionadamente, luego, cierra sus dedos sobre los
míos y aprieta.

—Más fuerte —susurra, y gruñe su aprobación cuando obedezco.

No sé lo que pensé que sería el tocar a Jeon íntimamente, pero no comprendí que sería tan...
satisfactorio. Ver su reacción ante mi toque y escuchar los ruidos que causo, es realmente lo más
erótico que he experimentado. Y cuando susurra urgentemente que se vendrá, me siento como si
hubiera dividido el átomo o inventado la rueda. Tan poderoso e inteligente.

Cuando llega a su clímax, me asombra.

Todo su cuerpo se tensa, y mentalmente reclamo la propiedad sobre su espectacular orgasmo.


Hice eso. Yo. El virgen inexperto que soy, hizo que Jeon Jungkook se viniera, y bastante
explosivamente podría añadir, en su estómago.

Soy un dios sexual.

Jeon gime largo y fuerte mientras termina, y beso su rostro mientras yace ahí luchando por
recuperar el aliento. Después voy por un paño caliente para ayudar a limpiarlo.

Cuando terminamos, se pone su camisa y abotona los pantalones, y me inunda un arrebato de


emoción tan poderoso que no sé qué hacer con ella. Debe ver algo en mi rostro, porque me jala
contra su pecho.
—¿Taehyung? Oye... —Acuna mi rostro, la preocupación mostrándose en su voz—. ¿Te
arrepientes de hacerlo? Nunca te haría hacer algo que no quieres. No soy así de idiota.

Me río y sacudo la cabeza.

—No, me gustó mucho, es que... —Dejo escapar un suspiro y lo miro—. Me siento tan feliz de
que me las arreglé para hacer que mi no-novio se viniera. ¿Es malo que me sienta orgulloso de
mí mismo?

Se ríe y me acaricia la mejilla. —No. Tu no-novio también está orgulloso de ti.

—Te arruinaré para los demás —digo en serio.

Asiente. —Demasiado tarde.

Toma un profundo suspiro antes de tomar el libro y abrirlo en donde lo dejamos.

—Odio decirlo, pero realmente deberíamos volver a estudiar. A menos, por supuesto, que
quieras que... eh... ya sabes, devuelva el favor.

Sonrío y niego con la cabeza.

—No, estoy bien. Aunque tengo una petición antes de que nos pongamos todo serios con el
estudio del libro de nuevo.

—¿Una petición? —pregunta con una sonrisa—. Está bien. ¿Qué es?

—Bésame.
Monstruo de ojos oscuros.

DOS SEMANAS DESPUÉS.


WESTCHESTER, NUEVA YORK.
LA ARBOLEDA.

Miro mis manos, demasiado nervioso para enfrentarlo, pero sabiendo por el calor en mi espalda
que él está allí.

—No deberías estar aquí —dice—. Si tú crees las historias sobre mí, soy un asesino. Un animal
que no merece amor o bondad humana.

—Lo sé. He oído hablar a la gente. Habrían preferido colgarte y bailar en tu funeral que abrir su
mente por un segundo y dejar entrar un poco de razón. No son felices a menos que sean
miserables, y ver los defectos de otras personas les ayuda a pasar por alto lo que odian acerca de
sí mismos.

—¿Pero ese no eres tú?

—No. —Tomo una profunda respiración para calmar mi pulso galopante y lo miro justo a los
ojos—. Puede que no sea la persona más inteligente de esta ciudad o la más rica, pero conozco a
la gente, así como cualquiera puede. Y aunque la gente habla de tu maldad, nunca la he visto.
Todo lo que he visto es un hombre que busca una segunda oportunidad, pero es demasiado
orgulloso para exigir una.

Traga saliva mientras roza el dorso de sus dedos por mi mejilla. —No puedes estar diciéndome
cosas como esas. Hace que sea imposible no besarte.

—Eso es lo que buscaba.

Entonces me besa, lentamente, cálidos labios y suaves manos. Por un momento, estoy
confundido, porque sus labios se sienten diferentes, y su sabor es equivocado, pero sé que esos
son pensamientos de Taehyung, no Mijoon.

Cuando nos separamos, hay una gran ronda de aplausos cuando la escena termina. Parpadeo y
tomo la mano de Hyungsik mientras nos enfrentamos a la audiencia.
Esta noche nuestra clase está realizando fragmentos de guiones que han sido elegidos y dirigidos
por los estudiantes de tercer año, y aunque fue raro ser
emparejado con Hyungsik en lugar de Jungkook, hice mi mejor esfuerzo para hacer que
funcione. Nuestra directora, Sophie, se encuentra en la primera fila aplaudiendo y brincando, así
que imagino que está feliz con lo que hemos logrado.

Hyungsik y yo hacemos una reverencia, salimos del escenario, y me da un breve abrazo,


mientras la siguiente pareja se presenta.

—Así que, no quiero alardear ni nada —dice—. Pero acabamos de patear traseros allí.

Asiento y sonrío. —Ese estridente aplauso era el sonido de nuestra genialidad.

Se ríe mientras caminamos hacia el cruce entre bastidores. —Solo tengo que buscar mi camisa, y
luego vamos a observar, ¿de acuerdo?

—Claro.

—Te veo de vuelta aquí en un par de minutos.

Estoy agradecido, porque hay alguien que realmente necesito ver.

A medida que mis ojos se acostumbran a la oscuridad, puedo vislumbrar a Jeon cerca de la jaula
de iluminación, caminando de un lado a otro y mascullando.

Esta noche está interpretando un fragmento de Glengarry Glen Ross con Troy y Sehun, y porque
hemos estado ensayando en grupos separados toda la semana, apenas lo he visto.

Me acerco y sonrío. Apenas me mira.

—Hola. —Finjo estar despreocupado muy bien, considerando que todo lo que quiero hacer es
arrastrarlo a la oscura jaula de iluminación y besarlo por todas partes—. ¿Qué tal?
—Hola. —Mantiene el paso, tomando profundas respiraciones a medida que avanza.

—¿Estás bien?

—Sip. Excelente. ¿Tú?

Está siendo cortante conmigo. Evitando el contacto visual. En cierto punto esperaba una
recepción más cálida, considerando nuestro tiempo separados. Creo que sé lo que está mal, pero
si estoy en lo cierto, entonces está siendo ridículo.

—Jeon…

—Mira, Kim, tengo que entrar en calor, así que si no te importa...

Se aparta y gira su cuello. Lo cruje fuertemente.

Decido no presionar. Pronto estará pasando al escenario, y necesita concentrarse.

—¿Quieres —me acerco así nadie puede escuchar—, tú sabes, acurrucarnos? O podría darte un
masaje de pies si tienes tiempo.

Suspira, pero no se da vuelta. —Nop. Estoy bien. Te veré más tarde, ¿de acuerdo?

Miro a mi alrededor. Aparte de Miranda, quién observa a Aiyah y Chanyeol en el escenario, no


hay nadie más que pueda vernos, así que envuelvo mis brazos alrededor de él y abrazo su
espalda. Entonces pongo mi mejilla contra su hombro e
inhalo. Huele tan condenadamente bien, casi gimo.

Su cuerpo se tensa mientras susurra—: Basta. La gente puede ver.

Le aprieto más fuerte. —No me importa. He abrazado a todo el mundo esta noche. ¿Por qué no
debería abrazar a la única persona que realmente quiero? Te he extrañado.
Por un segundo, no dice nada, pero luego sus hombros se desploman, coloca su mano sobre la
mía y entrelaza nuestros dedos. —Maldita sea, Kim... he...
—Suspira—. Yo también.

Se aleja, pero la manera en que me mira revela que me ha extrañado tanto como yo lo he
extrañado. Tal vez más.

Oigo pasos, y Hyungsik aparece a mi lado. La postura de Jeon es inmediatamente tensa.

—Hola, Jungkook. Taehyung, ¿listo para salir?

—Sí, claro —digo, a pesar de que realmente me gustaría quedarme con Jeon un poco más—. Así
que, Jungkook, eh... tú... hazlo bien, ¿de acuerdo?

Pongo los ojos en blanco por mi épica estupidez.

Jeon me da una sonrisa a medias, y no me gusta que se vea tan mal. Espero que sea por nervios y
no por mí y Hyungsik, pero estoy apostando que es un poco de ambos.

—Que te vaya bien hombre —dice Hyungsik y palmea el hombro de Jeon—. Te veo después del
espectáculo.

A medida que nos alejamos, estoy seguro de que oigo murmurar a Jeon—: No, si te veo primero,
imbécil.

Unos minutos más tarde, su grupo es presentado, y tan pronto como él camina en el escenario,
estoy hipnotizado.

Sehun y Troy infunden la escena con el tipo de rivalidad llena de machismo que se necesita, pero
es bastante claro por su energía que Jeon es el macho alfa. También se ve completamente
comestible en su traje y corbata.

Su escena termina con una enorme cantidad de aplausos, y después de varias actuaciones más en
grupo, el espectáculo ha terminado. Hyelin llega al escenario y hace un discurso felicitándonos
en un gran esfuerzo conjunto antes de desearnos un buen fin de semana.

Mientras Hyungsik y yo nos dirigimos detrás del escenario para cambiarnos, pone su brazo
alrededor de mí, como siempre. No debería hacerme sentir raro,
porque siempre ha sido físicamente afectuoso, pero con las cosas estando de la manera que están
con Jeon, me siento culpable. Ya es bastante malo que haya pasado toda la semana besando a
Hyungsik por nuestra escena.

No es como si tuviera sentimientos por Hyungsik más allá de la amistad, pero una parte de mí se
pregunta cómo sería salir con alguien que no tiene miedo de mostrar su afecto en público.
Diablos, me pregunto cómo sería salir en serio. Lo que Jeon y yo estamos haciendo apenas
podría definirse como “salir”. En su mayoría pasamos el rato en mi casa. En las raras ocasiones
que sí salimos, es a fiestas con el resto de nuestra clase donde pasamos toda la noche
evitándonos. Luego, cuando me lleva a casa, nos manoseamos frenéticamente hasta que alguien
llega al orgasmo.

Ni una vez me ha invitado a salir en una cita formal. Ni siquiera me ha invitado a su


apartamento.

—¿Nos vemos en la fiesta? —dice Hyungsik mientras vamos por caminos separados.

Asiento y lo saludo. Me gustaría pensar que Jeon planea llevarme, pero lo único coherente de él
es su imprevisibilidad.

Cuando termino de conseguir cambiarme, agarro mi mochila y me dirijo a su camerino. Entro


para encontrarlo sentado en el sofá desatándose los zapatos. Todavía está llevando los pantalones
del traje, pero su camisa, corbata y chaqueta
están colgando sobre la silla, y todo lo que lleva en la parte superior es una camiseta blanca sin
mangas.

Oh. Dios.

Quedo en un estado de debilitante lujuria, viendo sus brazos flexionarse mientras tira de los
cordones. Levanta la vista y me atrapa.

Frunce el ceño mientras se quita los zapatos y los calcetines. —¿Estás bien?
—No. —Bastante seguro de que estoy con la boca abierta y babeando.

Detiene lo que está haciendo. —¿Qué está mal?

—¿Qué está mal? —Señalo sus hombros y brazos—. Eso es lo malo, señor. ¡Todo eso! No te veo
por cinco días, ¡¿entonces apareces llevando eso?!

Apoya los codos en sus rodillas mientras se mira a sí mismo. —Kim, has visto mis brazos antes.

—No recientemente. Y no son solo los brazos. Son tus hombros. Y tu cuello. Y todo junto,
envuelto en ese... ese ridículo pedazo de ropa que llevas.

—¿Mi camiseta?

—¡Sí! Es como envolver la propia definición de la palabra "sexy" en una capa de irresistible
lujuria —gruño en frustración y susurro—: Haces cosas extrañas en mí, Jungkook. Me dan ganas
de hacerte cosas extrañas también.

Me mira fijamente por un segundo antes de arrastrar su mirada por mi cuerpo, luego hacia arriba
otra vez. —¿Qué clase de cosas?

—No quieres saber.

—Creo que es seguro decir que realmente, realmente quiero. Muéstrame.

—Es demasiado embarazoso. Vas a juzgarme.

—Kim, que no me has tocado en cinco días. ¿De verdad quieres seguir discutiendo esto, o
quieres hacer algo al respecto?

Tiene un punto. —Uh. Bien.


Me acerco y me arrodillo entre sus piernas. Me mira con ojos cautelosos cuando pongo mis
manos en sus muslos.

—Flexiona tu bíceps —ordeno en voz baja. Parece confundido—. Solo hazlo.

Niega con la cabeza antes de apretar el puño y doblar el brazo, haciendo que los músculos se
contraigan y aprieten en maneras que me hace morder la lengua para contenerme de hacer un
sonido vergonzosamente lascivo. Me inclino hacia delante y presiono mis labios contra el
músculo apretado. Jeon parece confundido. Cuando arrastro mis dientes sobre la suave piel y
presiono por debajo de la dureza, frunce el ceño. Cierro mis ojos y chupo en el marcado
músculo. Hace un sonido ahogado, y cuando lo miro, me doy cuenta de que está jadeando y sus
pupilas están enormes.

Le doy al bíceps una última chupada antes de mi mortificación gane, y retrocedo.

—Ese es el tipo de cosas que me dan ganas de hacer —digo mientras me siento sobre los
talones—. Ahora, ¿no estás avergonzado por cómo alguien está tan obviamente perturbado?

Baja su brazo y parpadea. —No tienes ni idea, ¿verdad?Literalmente, no tienes idea.

—¿Acerca de qué?

—Acerca de cuán increíble y malditamente sexy eres.

Envuelve un brazo alrededor de mí y me tira hacia adelante mientras extiende sus dedos por mi
mejilla y me besa, rápido y apasionado. Su boca es cálida e insistente. Reacciono haciendo más
ruido de lo que es probablemente prudente, considerando que puedo escuchar a mis compañeros
moverse fuera de la puerta del camerino.

—Sshhh —susurra mientras me tira contra él.

Estoy mareado, y agarro sus hombros mientras besa bajo mi mandíbula y en mi cuello.

—Guau —le digo, sin aliento—. Si es así como reaccionas cuando chupo tu bíceps, imagina la
diversión que vamos a tener cuando llegue a otras partes de tu anatomía.
De inmediato se congela.

Y ahí está. La reacción que siempre tiene cuando insinúo que me gustaría llevarlo a mi boca.

—Sabes —le digo, tratando de aflojar sus brazos para que pueda tirar atrás y mirarlo, la mayoría
de los hombres tienen una reacción completamente diferente cuando les ofrecen placer oral.
¿Tienes miedo de que no vaya a hacerlo bien, porque no tengo experiencia? Puedo asegurarte, he
visto el suficiente porno para conocer el camino. Quiero decir, no sé si seré capaz de llevarlo
hasta el fondo como una de esas ellos, pero estoy seguro, que con la suficiente practica podría…

—No me jodas, Kim... —Me suelta y se desploma contra el sofá—. Solo... no puedes ir por ahí
diciendo ese tipo de cosas.

—¿Por qué no?

—Porque... —frota sus ojos, luego me mira, dolido y encendido—. Estoy tratando de no dejar
que las cosas se salgan de control contigo, y si sigues diciendo esas cosas, va a ser jodidamente
imposible.

—Bien. No voy a hablar.

Empujo su camiseta y beso su estómago antes de bajar a la cintura de sus pantalones. Un largo,
torturado gemido se derrama de él.

—No puedo —dice, su voz temblorosa—. Alguien podría entrar en cualquier momento.

—¿Y? —Desengancho la hebilla de su cinturón—. Estoy seguro que no es la primera vez que
estudiantes de teatro han sido atrapados dándose placer mutuamente entre bastidores. Somos un
grupo muy caliente, o ¿no te has dado cuenta?

Lo acaricio a través de sus pantalones, y aunque su acompañado gemido suena como una
protesta, no me detiene.
—Me estás matando, Kim. Sabes eso, ¿verdad? Cada vez que me tocas, me matas un poco más.

Hay un ajetreo de pies corriendo afuera, y Jeon se levanta del sofá y asegura nuevamente sus
pantalones justo antes de que la puerta se abra de golpe, y un desnudo Park Chanyeol aparezca
en la habitación.

—¡Carrera de desnudos pre-fiesta! —Hace una vuelta rápida por la habitación y sale.

—Jesús. No necesitaba ver eso. —Jeon da zancadas hacia la puerta abierta—. ¿Por qué estas
malditas puertas no tienen cerraduras? ¡Oculta tu vergüenza, Park!

Cierra la puerta y se desploma de nuevo en el sofá.

—En realidad —digo—, el desnudo Chanyeol no tiene nada de qué avergonzarse.

¿Quién sabía que el tipo raro empacaba ese sable de luz más-grande-que-el-promedio en su ropa
interior de Star Wars?

Jeon pone los ojos en blanco, y me río cuando me siento a su lado y acaricio su nuca.

—Estuviste muy bien esta noche —le digo, pasando mis dedos por encima de su oreja.

Levanta las cejas. —¿Sí?

—Sí. Amo verte en el escenario. Eres tan... sexy. Y talentoso. De hecho, creo que eres sexy
porque tienes talento. Quiero decir, también eres ridículamente guapo, pero también lo son los
actores de telenovela, y hacen absolutamente nada para mí porque son terribles actores. Así que
sí, encuentro tu talento excitante. ¿Eso es raro? ¿Debo dejar de hablar ahora?

Sonríe y se inclina hacia adelante. —Sí.

Toma mi cara entre sus manos y me besa suavemente. Agarro sus brazos para no perder el
equilibrio mientras mi corazón golpea a toda marcha.
Me tira hacia atrás y suspira. —Eres talentoso, también. Demasiado talentoso en demasiadas
maneras.

—Entonces —le digo mientras tomo su mano y acaricio sus dedos—. ¿Has visto mi escena con
Hyungsik?

Se tensa. —Eh... sí. Lo vi entre bastidores.

Un indicio de agitación se arrastra sobre su rostro, y casi puedo oír su cerebro susurrando cosas
que no son ciertas.

—¿Y qué te pareció?

—Estuviste bien.

—Ajá. ¿Y Hyungsik?

Se encoge de hombros y se pone de pie. —Estuvo bien. Hizo algunas elecciones obvias, pero
supongo que funcionaron.

Se quita los pantalones, y me da una muy buena vista de su trasero en un bóxer gris oscuro antes
de ponerse sus pantalones vaqueros.

—Así que... ¿no quieres hablar de cualquier otra cosa que tenga que ver con la escena?

Agarra un suéter negro y lo tira sobre su cabeza. —Nop. —Sube las mangas y pasa la mano por
su pelo.

—¿No te importa que lo besé?

Se sienta en una silla frente a mí, y saca las botas y los calcetines por debajo de la mesa. —Me
importa. Es solo que no quiero hablar de ello.
—¿Por qué no?

—Porque —dice mientras se pone un calcetín—, hablarlo... incluso pensarlo, me hace irracional
y malditamente enojado.

Guauu. Está admitiendo algo. Esto es épico.

—Jeon, sabes que no tienes nada de que estar celoso, ¿verdad?

Empuja su pie en la bota y tira bruscamente de los cordones. —¿No lo hago? Te veías genial en
ese beso. Y ha sido evidente desde el primer día que Hyungsik quiere meterse en tus pantalones.

Me acerco y me paro frente a él mientras ata su otra bota. —No creo que lo haga nunca más.
Desde esa primer fiesta cuando lo detuve de besarme, creo que sabe que... bueno...

Termina con sus cordones y me mira. —¿Sabe qué?

Me concentro en la pequeña línea del ceño entre sus cejas. —Incluso en ese entonces, se había
dado cuenta que yo... ya sabes... Me gustas.

Se reclina en la silla y suspira. —Sí, bueno, eso no quiere decir que dejaste de gustarle. Solo
comenzó a ocultarlo mejor.

—Lo está ocultando bastante bien. Durante toda nuestra semana de ensayos, no hizo una sola
insinuación hacia mí.

—Aparte de todo ese tiempo que pasó chupando tu cara, por supuesto.

Parpadeo. —Eh... sí. Aparte de eso.

Se pone de pie y da un paso hacia mí. —¿Usó la lengua?


—Un poco.

—¿Cuán poco?

Tomo su nuca y tiro la cabeza hacia abajo. —Algo así como esto.

Lo beso lentamente, luego tomo su labio superior entre los míos y chupo suavemente antes de
repetir la jugada en su labio inferior.

Él hace un ruido y me aleja para mirarme. —Jesús, Taehyung, ¡¿Te besó así?!

—Eh... más o menos.

—¡¿Algo así?!

—Bueno, sí, pero... era diferente porque eran nuestros personajes, y... no eras tú. Y eso lo hizo
todo mal.

Deja caer la cabeza. No me estoy explicando bien, pero no sé qué decirle.

—Él y yo no tenemos ninguna química que tú y yo tenemos.

—Desde donde yo estaba, parecía que tenías bastante química.

—Solo estábamos actuando. ¿Has visto la escena de amor entre Miranda y Chanyeol? Eso fue
caliente como el infierno, pero no es que Miranda tuvo que negociar su tarjeta de lesbiana y
quiere lanzarse sobre Chanyeol. Simplemente se veía de esa manera.

Camina a mí alrededor y agarra una percha del perchero antes de colgar su traje y cerrarlo en un
portatrajes.

—Jungkook, vamos.
—Te creo —dice mientras lo empuja en el perchero—. Lógicamente, sé que hiciste lo que se
necesitaba para hacer el trabajo de escena. Pero...

—¿Pero qué?

Pone sus manos en los bolsillos y sopla un suspiro. —Me hizo sentir mal, ver que lo besaste.
—Me mira, y hasta ahora no parece del todo bien—. Me volvió loco, Kim, y no estoy diciendo
eso como exageración. Verdaderamente me sentí desquiciado. Como que podría haberlo molido
a palos por tocarte.

—¿Así como le hiciste con Yugyeom cuando te enteraste de él y Hyuk? —pregunto.

Se ríe amargamente y sacude su cabeza. —Jesús, ¿hay algo que mi maldita hermana no te ha
dicho?

Me acerco y pongo mis manos en su pecho, y luego lo acaricio a través de su suéter.

—Jungkook, no te engañaría con Hyungsik.

Baja la mirada, pareciendo más vulnerable de lo que lo he visto por mucho tiempo. —Eso lo sé.

—Nunca te engañaría, con nadie.

—Sí, bueno, técnicamente, no puedes engañarme, porque no soy tu novio.

Sus palabras al principio me impactan como un golpe bajo, pero tengo que recordar con quién
estoy hablando.

—Lo curioso es, que el sonido es muy parecido a mi novio. —Paso mis manos por su cuello—.
Mi extremadamente caliente, novio celoso.

Saco sus manos de sus bolsillos y las pongo alrededor de mi cintura. Su característico parpadeo
de miedo hace chispas en sus ojos, antes de sacudir su cabeza y acariciar la parte baja de mi
espalda.

—Kim, tienes un gusto apestoso. Hay chicos que serían mucho mejores novios que yo. Apostaría
a que Hyungsik sería un novio espectacular, uno de esos repugnantes idiotas que te regalan
detalles en el medio de la cafetería o que contratan una orquesta para tu cumpleaños.

—¿Me estás diciendo que debería salir con Hyungsik en vez de salir contigo?

—Él sería mejor para ti que yo.

—Oh, en ese caso, será mejor que vaya a buscarlo. —Me volteo para salir, pero solo doy tres
pasos antes de que él me gire, presione contra la puerta y me bese, todo bocas abiertas y lenguas
suaves.

Juro por mi vida que no puedo recordar de qué estábamos hablando hace treinta segundos.

Cuando él se retira, los dos estamos sin aliento.

—Entonces, no estoy seguro de si entendiste el sutil subtítulo ahí —dice—, pero realmente me
gustaría que te mangas malditamente alejado de Hyungsik. ¿Está bien?

Mi corazón está latiendo realmente rápido. —Si Hyungsik supiera que eres mi novio, sabría que
no estoy disponible. No entiendo por qué no podemos hacerlo público.

Inclina su cabeza hacia la mía. —Taehyung, he tenido relaciones de alto perfil. Cuando las cosas
van mal, solo hace que sea mucho más difícil de tratar.

—Entiendo eso, pero estamos trabajando sobre la suposición de que algo irá mal con nosotros.
Quizá no lo hará. Quizá seremos perfectamente felices y nunca pelearemos.

Él ríe. —¿Nos conoces, verdad? Peleamos todo el tiempo. —Aprieta sus brazos alrededor de mí
y me tira más firmemente contra él—. Solo quiero mantener esto entre nosotros por un poco más
de tiempo. ¿Está bien?
Asiento. —Supongo que solo… No quiero sentir que estás avergonzado de que las personas
sepan que te gusto, o lo que sea.

—No estoy avergonzado —Ahueca mi cara—. Bueno, en realidad, estoy un poco avergonzado
de mi constante erección, pero ese no es el punto. Solo no quiero que la gente esté juzgándonos y
hablando a nuestras espaldas. Preferiría que lo mantengamos en privado.

Suspiro y corro mis dedos por su mandíbula. —Está bien. Podemos mantenerlo en secreto por un
tiempo, pero ¿qué digo si alguien me pregunta directamente acerca de nosotros?

Hay un murmullo de voces en el pasillo, y él de inmediato da unos pasos de distancia y mete las
manos en sus bolsillos. —Miente.

—¿Y si pregunta Hyungsik?

Entorna los ojos. —Dile a ese hijo de puta que estamos comprometidos.

PRESENTE.
NUEVA YORK.

El vestíbulo del Teatro Majestic está lleno de artistas, productores, patrocinadores y espectadores
ávidos, todos unidos por una de las más grandes recaudaciones de fondos en el calendario de
Broadway. Cada miembro de la audiencia pagó centenas de dólares para ver fragmentos de las
mejores obras que
se presentan actualmente en la zona del teatro, con todas las ganancias dirigidas a
Variety Performers de America Benevolent Fund.

Jeon y yo realizamos un corto fragmento de nuestro espectáculo como una vista previa antes de
la apertura, y a juzgar por la reacción de la audiencia, nuestro espectáculo será un auténtico
éxito. Incluso ahora, a medida que avanzamos por el vestíbulo, la gente nos sigue deteniendo
para decirnos lo mucho que están
deseando verlo.

Diviso a Marco al otro lado de la habitación, radiante. Se siente bien saber que el efecto es
positivo. Hace un poco más soportable mi creciente ansiedad acerca de la apertura de esa noche.

Con su mano en la parte baja de mi espalda, Jeon me dirige a un rincón alejado del vestíbulo.
Alberga una mala estatua de un hombre con un pene anormalmente pequeño de mármol falso,
pero al menos es libre del ruido y el gentío del resto de la habitación.

—Siento frotarme contra ti —dice—. Fue inevitable en aquella multitud.

—Sí, eso era lo que pensé las primeras tres veces que lo hiciste. Luego fue solo innecesario.

Parece sorprendido. —Kim, ¿estás insinuando que me froté contra ti a propósito?

Él se mueve hacia adelante, hasta que mi espalda queda contra una columna. —Eso es insultante.
Nunca me rebajaría tanto. Si te quisiera acosar sexualmente, sería todo sutil al respecto, como
esto.

Hace una ridícula cara sexy y me presiona contra la pared y, aunque quiero reírme de sus
payasadas, la verdad es que, tener su cuerpo presionando contra mí, arruina mi habilidad de
hacer cualquier cosa excepto respirar.

Una carcajada cercana me trae de nuevo a la realidad y una punzada de nerviosismo corre por mi
columna vertebral cuando noto que todavía nos pueden ver.

—Bien, señor Humpsalot, acabe con esto. —Empujo su pecho hasta que él da un paso atrás—.
Hay periodistas aquí. No queremos que tengan una impresión equivocada.

—¿Que disfruto rozándome contra ti? Porque eso no es una impresión equivocada. Es un hecho
indiscutible. ¿Cómo es que aún no lo sabes?

—Lo que quiero decir es, que podrían pensar que estamos... bueno... ya sabes...

Su sonrisa disminuye un poco. —No. ¿Por qué no me lo dices?

Suspiro y lo miro fijamente. —Ellos podrían pensar que nosotros estamos… juntos. Y no lo
estamos.

Veo un destello de decepción en su cara, pero lo esconde rápidamente. Pone su mano en la


columna, detrás de mi cabeza y se inclina hacia abajo.

—Ya sabes, sería muy buena publicidad para nuestro espectáculo si estuviéramos juntos. Digo,
solo piénsalo, “Pareja real actuando de amantes”. La prensa se alimentaría de ello.

—Jungkook…

—Por supuesto, tendríamos que hacer mucha publicidad. Tendría que llevarte a los restaurantes
más importantes y asegurarme de que los paparazzi estén viendo cuando te bese... y succione tu
cuello... Y…

Me inclino más pesadamente contra el pilar.

—Si realmente quieres que nuestro espectáculo sea un éxito —dice mientras su mirada parpadea
entre mis ojos y boca—, entonces tendrías que estar de acuerdo en que te bese. Ahora. Frente a
todas estas personas.

Me mira fijamente, y lo único que puedo hacer es mirar sus labios mientras mi lujuria pelea
contra mi miedo.

—Solo di que sí, Taehyung. No lo pienses tanto.

Su boca está cerca. Casi demasiado cerca como para que yo le niegue algo.

—Jungkook…

—No, no "Jungkook”. “Sí”. O mejor aún: “Si, por favor, Dios, bésame antes de que los dos
enloquezcamos” también funcionaría para mí. “Mierda, ¡sí!” con un puño en el aire
acompañándolo sería aceptable también.

Tengo que sonreír.


Dios, lo amo.

Jadeo.

Guau.

No estoy listo para enfrentar esa realidad aún.

Él lee la expresión de pánico en mi rostro y deja caer su cabeza derrotado. —Bueno, está bien,
no hay besos, pero déjame decirte que es una oportunidad perdida. ¿Alcohol?

—Sí, por favor.

—Oh, así que ¿Puedes decir "Sí, por favor” a la bebida, pero a mí no? Lindo. Kim, si nuestro
show fracasa, sólo sé que es porque no te uniste a mi
hacerlo-con-Jungkook-tan-pronto-como-sea-posible plan de publicidad. Espero que puedas vivir
con esa decisión.

Río y le palmeo el brazo. —Un coctel de Vodka, por favor.

—Sí, lo que sea. —Él se hace el malhumorado mientras hace su camino a través de la multitud
hacia la barra y tan pronto como se va de mi lado, lo echo de menos.

Doy un paso fuera del rincón y tomo una respiración profunda.

Tan hermoso, paciente y divertido como él es, todavía hay un fragmento de algo dentro mío que
retuerce y quema sin razón o advertencia, y eso me aterroriza, porque algunas veces me hace
sentir como que el espíritu del pasado siempre estará sobre nosotros, empujándolo lejos cuando
lo quiero cerca.

Siento una mano deslizarse alrededor de mi cintura y me estremezco con sorpresa cuando me
volteo y veo una cara familiar.
—¡Hyungsik!

Oh, Dios, Hyungsik.

—Hola, Taehyung —dice y se inclina para besar mi mejilla—. ¿Cómo has estado?

—Realmente bien, ¿Y tú?

¿Qué está haciendo aquí? Vete. Por favor, vete ahora.

—Estoy genial. A punto de estrenar la nueva producción de Arcadia abajo en el Teatro Ethel
Barrymore.

—¡Lo escuché! Eso es fantástico. No puedo esperar a ir y verlo.

—Bueno, avísame cuándo quieras ir y te conseguiré asientos especiales.

—Eso sería genial.

Nunca iría a verlo. Él lo sabe. He arruinado nuestra amistad.

Soy una persona de mierda.

Seguimos en silencio y solo nos miramos por unos segundos hasta que la incomodidad se instala
entre nosotros.

—Te ves muy bien —dice y bajo mi mirada porque ya no puedo seguir mirándolo a los ojos—.
Como de costumbre.

—Hyungsik…
—¿Cómo va la obra? —pregunta, cambiando de tema—. Debe ser raro trabajar con Jungkook de
nuevo, ¿eh?

Levantó la vista y observo a Jeon esperando por ser atendido.

—Sip —Me enderezo y empujo lejos mi creciente pánico—. Raro es la palabra correcta. ¿Él
sabe que estás aquí?

Sacude la cabeza. —No. Quería verte primero. Saludarte. Yo… yo no estaba seguro de cuánto le
contaste acerca de nosotros. No quería que las cosas fueran incómodas.

Suspiro. Incómodo parece ser el lugar en donde vivo estos días. Allí mismo, en la esquina de la
avenida Locura.

—No le conté nada —digo, deseando que Hyungsik se fuera antes de que Jeon regresara—, y
realmente apreciaría que no lo mencionaras. Estrenamos en una semana y no quiero causar
drama.

—¿No me digas que volvieron juntos? —pregunta, su cara volviéndose oscura.

—No, no lo hicimos. Nosotros solo… estamos tratando de ser amigos.

Cuando subo la mirada, veo a Jeon caminando hacia nosotros y siento como que voy a tener un
derrame cerebral, mi corazón latiendo muy rápido.

Hyungsik sigue mi mirada mientras una irónica sonrisa se instala en su rostro. —Bueno, adivino
que algunas cosas nunca cambian. No puedo creer que después de lo que te hizo, sigues
completamente enamorado de él.

Lo miro rápidamente. —Eso no es cierto.

—Oh, por favor, Taehyung. Incluso cuando te decidiste a odiarlo. Estabas tan obsesionado, que
no pudiste ver otras opciones que estaban justo frente a ti.
—Hyungsik…

—Yo nunca te dañaría como él lo hizo. Pero supongo que es sólo historia ahora, ¿no?

Se encoge, pero sé cuánto daño le hice y eso me hace sentir como una mierda.

—Espero que sepas qué diablos estás haciendo, porque si él te lastima de nuevo… —sacude su
cabeza —. Mereces ser feliz, Taehyung. Eso es todo lo que estoy diciendo.

Asiento. Las cosas podrían haber sido muy diferentes si yo solo hubiera podido hacer que las
cosas funcionaran con Hyungsik. Pero no pude. Lo intenté. Los dos sabemos que realmente lo
intenté.

—Hola, Hyungsik —Jeon me entrega mi bebida y luego sacude la mano de Hyungsik. Para su
crédito, se ve realmente contento de verlo. Yo, por otro lado, estoy a punto de perder el
conocimiento—. Escuché que estás haciendo Arcadia, hombre. Felicidades. El elenco luce
asombroso.

Hyungsik fuerza una sonrisa. —Hola, Jungkook. Sí, es genial. Las reservas están yendo de
maravilla, así que espero que sea un lindo y largo camino.

Jeon sonríe y gesticula hacia el bar. —¿Puedo conseguirte una bebida? Tienen un poco de
cerveza importada decente. O si quieres vivir peligrosamente, puedo conseguirte una de esas
mounstrosidades rosas que Kim bebe, aunque estoy seguro de que está hecho solo de Vodka y
azúcar.

Hyungsik me mira y sonríe, pero hay tristeza en sus ojos. —Sí, bueno… él siempre ha tenido un
gusto cuestionable.

Algo cambia en el aire, y cuando miro hacia Jeon está mirando a Hyungsik, su sonrisa ya
inexistente. De repente creo que es realmente importante que Hyungsik se vaya.

Como si sintiera la tensión en el edificio, Hyungsik dice—: Bueno, ha sido bueno verlos, chicos,
pero tengo que volver con el resto de mi elenco. Espero que puedan ir alguna noche y ver el
espectáculo. —Nos mira mientras dice esto, pero sé que solo me lo está diciendo a mí.
—Nos vemos, Jungkook —dice él, su voz no tan amigable. Luego besa mi mejilla y susurra:
Cuídate, Taehyung. Por favor.

Él se va y a pesar de que la habitación está repleta de personas hablando y riendo, todo en lo que
puedo concentrarme es en el absoluto silencio que rodea a Jeon. Toma varios tragos de cerveza y
finge mirar algo en la habitación, pero puedo ver que sus ojos están vidriosos y desenfocados. Él
no está mirando algo a pesar de lo mucho que está tratando de no mirarme. Me retuerzo porque
sé, sin ninguna duda, qué es lo que está por decir.

—Te acostaste con él, ¿verdad? —pregunta en voz baja. No suena enojado, ni siquiera dolido.
Solo… resignado.

Cuando no respondo, me mira. Puedo ver que está intentando contener todo lo que está sintiendo.
Sus labios están presionados juntos y mi corazón está latiendo tan fuerte que no puedo escuchar
nada.

—Jungkook…

—Sólo dime, Taehyung. No voy a hacer una escena. Solo necesito saberlo.

—Ya lo sabes.

Él resopla con frustración. —Necesito escucharte decirlo.

Tomo una profunda respiración y empujo lejos las náuseas. —Sí. Dormimos juntos.

Parpadea, pero no deja de mirarme. —¿Cuándo?

—Tú sabes cuándo.

—Después de la graduación.

—Sí.
—Inmediatamente después de que me fui.

—Sí.

—¿Por cuánto tiempo?

—Tres meses.

—¡¿Tres meses?! —ríe, pero es un sonido amargo—. Tres malditos… —asiente y toma otro
trago de cerveza, su expresión intensa—. Entonces, ustedes dos estaban… ¿Qué? ¿En una
relación? ¿Saliendo?

—No. Digo… un poco. Él quería, pero yo solo… no podía. No me sentía de la misma forma
hacia él. Fue solo sexo.

Se ríe de nuevo y está mirando a todos lados menos a mí.

—Jungkook… estaba enojado y herido. Él estaba allí. Tú no.

Toma más cerveza, apretando y relajando su mandíbula.

—No puedes estar enojado por algo que sucedió después de que te fuiste. Eso no es justo.

—Lo sé —dice en voz baja—. Sé que no debería querer romper la cara de Hyungsik pero…
Jesús, Taehyung, ¡¿Tres meses?!

Toma una respiración profunda y la deja ir lentamente antes de mirarme.

—Yo sé que has estado con otros hombres desde que te dejé —dice—. Te escuché hablando con
Hyungsik de eso la noche que fui a tu apartamento. Y a pesar de que malditamente me mató oír
eso, le hice frente diciéndome que eran solo chicos sin rostro ni nombre. Chicos de una noche
que satisfacían tus necesidades. Que no significaban nada…
—Ellos no significaron nada. Nadie significó nada por el tiempo que puedo recordar.

—Hyungsik significó algo.

—No.

—Taehyung, no puedes decirme que tuviste sexo con él por tres meses sin que significara algo.
Una cosa es coger a alguien que encontraste en un bar y que no vuelves a ver. Otra es tener
relaciones sexuales con alguien que te importa. Por lo que sé, él era tu amigo, entonces tenías
que tener algunos sentimientos hacia él.

—Obviamente que lo que sea que sentí por él no fue suficiente. Nada fue lo suficiente para mí
después de ti.

Cuando me mira, puedo decir que está enojado. Pero debajo de todo su enojo hay dolor, tan
profundo y puro que no puedo mirarlo a los ojos, porque su dolor hace eco adentro mío.

—¿Piensas que no sé qué esto es mi culpa? —pregunta mientras se inclina hacia adelante—. Sé
eso, ¿bien? Y malditamente me mata. Y lo que es peor, pude haberte perdido por alguien como
Hyungsik. Alguien que nunca te hubiera tratado de la forma en que yo lo hice.

Miro hacia Hyungsik, al otro lado de la habitación. Él está mirando a mí y a Jeon con
preocupación. Él sabe que estamos peleando.

Jeon se desplaza de un pie al otro, tratando de mantener el control. No sé qué decirle. Sus celos
no tienen sentido. Nunca los tuvieron. Como si él hubiera tenido algo de lo que estar celoso.

—¿Por qué no pudiste hacerlo funcionar con él? —pregunta y coloca su botella de cerveza en el
banco al lado nuestro antes de mirar sus pies—. Dijiste que él quería más. ¿Por qué tu no?

—Me he hecho esa pregunta muchas veces, he perdido la cuenta.

—¿Y cuál es la respuesta?


Respiro. —No lo sé. Hyungsik piensa que nunca tuvo una oportunidad conmigo porque todavía
estaba enamorado de ti.

Él escanea mi rostro, luego lame sus labios antes de preguntar. —¿Y tú qué piensas?

Lucho por mantener mi voz firme. —Pienso que, probablemente, él está en lo correcto.

Me mira por un largo tiempo, su cerebro procesando mis palabras, notando que dije que “estaba”
enamorado. Sin admitir cómo me siento ahora.

Rezo para que no me pregunte, porque sé que no puedo decirlo. No aún. Eso sería como cortar
mi pecho y entregarle mi corazón otra vez, y no estoy ni cerca de estar listo para hacer eso.

—Entonces, ¿dónde nos deja eso? —pregunta, con el ceño fruncido—. A juzgar por la forma en
que Hyungsik te miraba, si le dices una palabra, él volvería contigo ahora mismo.

—¿Y lo dejarías?

Me mira fijamente durante varios segundos antes de responder. —Si eso es lo que quieres. Si
crees que él te hará más feliz de lo que yo hice.

Tomo una respiración temblorosa y pongo mi mano en su pecho, el primer contacto voluntario
que hago en días. Él parpadea con sorpresa.

—Entonces, si te digo que no te quiero, que no te amo, y que necesito a Hyungsik en mi vida en
vez de a ti, ¿dejarás de pelear por mí? Tú solo… ¿Me dejarás ir?

Aprieta su mandíbula y coloca su mano sobre la mía antes de presionarla contra su pecho. —No.

—¿Por qué no?

—Porque estarías mintiendo.


Dejé escapar un suspiro tembloroso. —Sí, lo estaría haciendo.

De repente sus manos están en mi rostro y antes de que siquiera pueda protestar porque estamos
en una habitación repleta de personas, él está besándome. Mi aliento se atasca mientras sus
labios se mueven suavemente contra los míos, y estoy tan devastado por la sensación que dejo de
preocuparme acerca de que Hyungsik, Marco y los miembros del club de prensa de Broadway
están de pie alrededor de nosotros.

Mi estómago se retuerce y voltea mientras que él inclina mi cabeza y me besa más profundo, la
respiración ruidosa y superficial mientras él casi gime en mi boca. Sus manos están en mi rostro
y cuello, acercándome y acariciándome de un modo que me hace perder la noción del tiempo y el
lugar y solo me derrito junto a él como si fuésemos dos compuestos químicos altamente
combustibles que se encienden cuando entran en contacto.

Parte de la razón por la que nunca podría superarlo es que sólo él puede hacerme reaccionar así.
Todos ellos eran como un fósforo, encendiendo cierta pasión, pero breve y sin complicaciones.
Jungkook es como un
volcán. Una serie interminable de profundas erupciones.

Me presiona contra la columna, sus manos ahuecando mi rostro y allí es cuando se convierte en
demasiado. Él es muy importante, y los sentimientos que estoy teniendo son muy grandes para
mi corazón en arreglo.

Lo empujo y agarro su camiseta, mareado e inestable.

—Lo siento —dice sin aliento—. Pero… bueno… Jesús, Taehyung, no puedes solo decir que me
quieres y esperar que no pierda mi mente por completo. Sé que no puedes darme todo de ti ahora,
pero solo necesitaba tener una pequeña parte. Una pieza que no haya sido de Hyungsik, o de
cualquier otro chico con quién hayas estado. Solo mío. Y espero que Hyungsik, y todas las
personas en este cuarto, haya visto ese espectacular beso, porque ninguno de los testigos puede
negar que estamos destinados a estar juntos, en especial no tú.

Doy un paso atrás y me apoyo en la columna, jadeando y tratando de calmarme. Él tiene razón.
Ese beso prácticamente destruyó cualquier duda que tenía acerca de quererlo en mi vida
nuevamente, pero eso no quiere decir que esté listo para estar con él en una sala llena de mis
compañeros. Estoy tan atrapado en el momento, que ni siquiera noto que muchas personas tienen
las cámaras de sus teléfonos apuntando a nosotros.
Negación.

SEIS AÑOS ATRÁS.


WESTCHESTER, NUEVA YORK.
UNIVERSIDAD GROVE.

—Kim, solo pégalo a tu boca.

—No me apresures. Nunca he hecho esto.

—Sí, bueno, la mejor manera de aprender es solo haciéndolo.

—No sé qué diablos estoy haciendo.

—Deja de intentar librarte de esto. Solo rodéalo con tus labios y chupa. No es ciencia espacial.

—Oh Dios mío, Taehyung —dice Jennie y rueda los ojos—. Hazlo o pásalo, nosotros queremos
un poco más, ¿sabes?

Me frunce el ceño mientras yo observo el porro encendido en mi mano. Estoy tentado a pasarlo,
pero no quiero parecer el chico ingenuo que en realidad soy, así que lo pongo en mis labios y
chupo con fuerza. Termino inhalando una bocanada abrasadora de humo corrosivo.

Todos ríen mientras tengo un ataque masivo de tos.

Jeon palmea gentilmente mi espalda.

—Deja tus labios un poco separados cuando inhales —dice mientras intenta no reír—, de ese
modo aspirarás un poco de aire con el humo y ardera menos.

—¿No pudiste decírmelo antes? —Chillo mientras me da su botella de agua.

Se encoje de hombros y sonríe. —¿Y dónde quedaría la diversión?


Golpeo su brazo mientras tomo la botella y bebo.

—Prueba de nuevo —dice Sehun y agita su mano hacia mí—, como Jungkook dijo y toma más
aire, luego retenlo en tus pulmones tanto como puedas. Esa es la mejor manera deǁtener un
"viaje" decente.

Lo hago como él dice, el humo aun quema, pero me las arreglo para mantenerlo dentro por unos
buenos 10 segundos antes de soltarlo.

—Bien —dice Sehun y todos me dan una ligera ronda de aplausos.

Chanyeol toma el porro. —Te convertiremos en profesional en poco tiempo.

—Impresionante —digo débilmente mientras tomo de nuevo el agua de Jeon y le doy un largo
trago.

—Aun no puedo creer que esta sea tu primera vez —dice Jennie con desdén—. ¿Qué adolescente
que se respete llega a la edad de diecinueve sin drogarse al menos una vez?

Me encojo de hombros. —¿El hijo del papa más estricto del mundo?

Jennie hace una mueca. —Taehyung, eso no es pretexto. ¿No viste Footloose? La hija del
predicador hizo de todo excepto prostituirse después de ir a la iglesia. Tener un papi
sobreprotector debió hacerte más rebelde, no menos. ¡Dios!

Por alguna razón, Sehun y Chanyeol encontraron su declaración divertidísima y se rieron. Eso
me hizo sonreír. Jennie lo nota y su cara hace una extraña mueca entre enojada y feliz.

La felicidad eventualmente gana y me sonríe abiertamente mientras Chanyeol le pasa el porro.

¡Guau! ¿La marihuana tiene una forma mágica de hacer que los enemigos mortales se caigan
bien? ¿Por qué esta cosa no es legal?
Jeon toma el porro de Jennie y entrecierra los ojos mientras inhala. Sus largos dedos se doblan y
absorbe con los labios fruncidos.

A mi lado, Jennie gime. —No me jodas, Jungkook, tienes los mejores labios.

Él le da una sonrisa con la boca cerrada mientras sostiene el humo, y yo casi me ahogo tratando
de no reírme de la expresión de lujuria en su rostro.

Ella se siente atraída por él. Sé cómo se siente.

—¡Ugh! Jeon —Se queja Chanyeol—. ¿No puedes dejar a alguien para nosotros?

Jeon le pasa el porro y se encoje de hombros. Luego se voltea y se inclina mientras sostiene mi
cabeza. Al principio, me sorprendo, porque creo que va a besarme, lo cual es raro ya que en las
últimas semanas hemos sido extremadamente cuidadosos de no dar muestras de cariño enfrente
de la clase. Pero en el último segundo, cierne su boca sobre la mía para exhalar, y me doy cuenta
que quiere que respire el humo.

Aspiro, todo mi cuerpo hormigueando mientras él sonríe pasando su pulgar súper despacio por
mi mejilla.

Guau. Fuegos artificiales bajo mi piel. Un hormigueo caliente.

Definitivamente siento la marihuana afectándome. Todo parece enfocarse e ir más despacio. Por
un largo momento, todo lo que puedo ver es la cara de Jeon frente de mí. Parpadea lentamente y
puedo oír sus pestañas tocando sus parpados. Luego se humedece sus labios, lentamente con su
lengua rosada. El ruido sordo de una canción de Barry White se pone en marcha en mi cerebro.

—Bésalo —grita Chanyeol, antes de hacer ruidos obscenos con la boca. Jeon parpadea, cuando
aparta la mirada, mi cara arde y otras partes de mí, más cercanas al sur, están incluso más
calientes.

—Entonces, ¿qué es exactamente lo que pasa entre ustedes dos? —pregunta Chanyeol con voz
tensa mientras inhala—. ¿Están follando?
Jeon le lanza una mirada fulminante antes de arrebatarle el porro y entregármelo.

—Eres tan malditamente vulgar, Park. No, no estamos de follando.

—Entonces, ¿qué están haciendo? Danos los detalles calientes.

—No estamos haciendo nada —dice Jeon—. Cambia el maldito tema.

—Me gustaría saberlo también —dice Jennie—. Después de Romeo y Julieta, todos pensamos
que estaban haciéndolo, pero casi nunca se tocan entre sí ahora que la obra terminó, así que no
estamos seguros. Aclara los rumores. Cuéntanos lo que está pasando.

Jeon suspira y sacude la cabeza. —No hay nada que decir. Kim y yo somos amigos. Nada más.

Aunque sé que está mintiendo, me siento incomodo.

—Y una mierda que solo son amigos —dice Chanyeol mientras me quita el porro—, tengo un
vago recuerdo de ustedes dos besándose en mi cama la noche de la apertura. O al menos creo que
eras tú.

Jeon se ríe antes de recargarse en el árbol con los brazos cruzados sobre su pecho. —Park,
estabas tan borracho y drogado esa noche que imaginas cosas. Durante casi una hora le hablaste
a la gente en idioma pitufo, fue pitufimolesto.

—Estás lleno de mierda, Jeon —dice Chanyeol—. ¿Tae? ¿Te importaría confirmar o negar si
estabas pitufiando con Jeon hasta dejarlo sin sentido?

Mi rubor se intensifica.

—Chanyeol, puedo decir con la mayor honestidad que definitivamente no estaba pitufiando con
Jeon, espera, ¿pitufear significa teniendo sexo, correcto?

¿Cómo diablos los pitufos saben lo que están hablando la mayor parte del tiempo? ¿Pitufo es un
sustantivo? ¿Es un verbo? Estoy tan confundido.

—Sí, Kim, estamos hablando de sexo.

—Bien, entonces, no, definitivamente no.

Desafortunadamente, pitufear se fue al carajo.

Exhalo mientras le echo un vistazo a Jeon. Una de sus manos se encuentra en el bolsillo mientras
acaricia la corteza del árbol con la otra. Estoy fascinado por sus dedos recorriendo la áspera
textura. Nunca he estado tan celoso de un árbol en toda mi vida.

—Pero te gustaría, ¿verdad? —pregunta Chanyeol con una sonrisa de complicidad—. Te gustaría
pitufear con él sin descanso, ¿eh? ¿Pitufear larga y lentamente, o tal vez rápido y duro?

Jeon mira a Chanyeol, quien rápidamente se calla.

—Sé que yo lo haría —murmura Jennie—. Pitufaria con él hasta que su jodida cabeza explotara.
—Levanta la mirada, al parecer sorprendida de haberlo dicho en voz alta—. Oh, mierda. Ustedes
escucharon eso, ¿no?

—Yo no lo hice —dice Jeon, fingiendo ignorancia.

—Oh, bueno, dije que quería follarte —dice Jennie antes de cubrir su rostro—. Oh, mierda.
Ustedes no oyeron eso, ¿verdad?

Jeon sonríe y niega con la cabeza. —No temas.

—Jennie, a mí sí puedes montarme —dice Chanyeol y señala hacia su regazo—. Móntame.


Tengo una polla de tamaño decente a tu disposición.

Jennie levanta las cejas. —¿Tamaño decente?


—Casi veinte centímetros —dice Chanyeol con orgullo.

Jennie asiente. —Un tamaño aceptable, te diré algo, Chanyeol, la próxima vez que me
emborrache perdidamente, ven a verme. Quizás pueda ser capaz de enfrentarme al trauma de
follarte si no puedo recordar al día siguiente.

—Ja ja —dice Chanyeol—. Es una lástima. Podría darte los mejores dos minutos y medio de tu
vida, princesa.

Todos nos reímos a carcajadas.

Nuestra risa es ruidosa en el tranquilo bosque, y miro a Jeon. Él está sonriendo, pero me mira de
una forma que hace que un golpe de calor me recorra. Mi risa muere mientras mis rodillas se
juntan para tratar de aliviar el dolor entre mis piernas.

Si me hubiera dado cuenta de que la hierba me pondría aún más caliente de lo normal, habría
pasado.

—Hombre, muero de hambre —dice Chanyeol a mi lado.

—Yo también —digo a la entrepierna de Jeon.

—Si nos vamos ahora, podemos pasar por la cafetería de camino a clase —dice Sehun.

Todos nos levantamos y salimos de los árboles del lado oeste de la escuela, de regreso al edificio
central. Chanyeol, Sehun y Jeon caminan delante de mí y Jennie. Cuando noto que ella está
comiéndose con la mirada a Jeon, ni siquiera me pongo celoso. Él está increíblemente bueno.
También me lo estoy comiendo con los ojos.

—Así que, ¿realmente nunca han follado? —susurra, mientras sigue mirándolo.

—No.

—Apuesto a que es increíble en la cama —susurra Jennie—. Solo imagínalo, toda la intensidad y
la pasión que tiene en su actuación siendo finalmente desatada. Sería todo un semental.

Jesús, Jennie, ¿te podrías callar? Como si yo no tuviera bastante tiempo intentando no follarlo.
Deja de hacerme desearlo más.

Arrastro mis ojos de él y veo mis pies en su lugar.

Guau. Mira la hierba. Muchas hojas. Tan bonita, tan verde. Me pregunto a qué sabe el color
verde.

—Así que —dice Jennie y me da un codazo—. ¿Quién es el mejor con el que te has acostado?

Bueno, ¿hasta ahora? Los muslos de Holt... y sus dedos. —Um...

—¿Había alguien en Washington?

No, a menos que cuentes mi vieja bicicleta, que solía frotarse contra mí de manera extraña y no
del todo desagradable. —Bueno...

—Porque he escuchado que algunos de esos pueblerinos pueden ser unos pervertidos totales.

Un chico de mi escuela secundaria se grabó a sí mismo teniendo sexo con una sandía. Y un
pepino. Simultáneamente. —Bueno, sí...

—Entonces, ¿quién era?

Miro de nuevo a Jeon mientras trato de averiguar qué decir, porque apuesto a que si me quedo
mirándolo con suficiente intensidad, los secretos del universo me serán revelados.

¿Le digo la verdad y me arriesgo al ridículo? Quiero decir, ella está siendo amable conmigo
ahora, pero ¿qué pasará cuando la hierba deje de hacer efecto?

—Vamos, Taehyung —dice, insistiéndome—. Si me dices la tuya, te diré la mía.


—Bueno, eh... —No hay nada debas saber. Simplemente inventa un nombre. Cualquier
nombre—, su nombre era...

Jennie me agarra del brazo y se queda callada. —Oh, Dios mío...

—Jennie.

—No me digas que eres virgen.

—No, no lo digas...

Se inclina y susurra—: Nunca has tenido sexo, ¿verdad? —Lo dice con una simpatía silenciosa
como si acabara de descubrir que estoy muriendo de cáncer.

Me sonrojo y aparto mi brazo de ella, para que pueda seguir caminando.

—Ay, Taehyung, no te enojes —dice después—. ¡No voy le a decir a nadie que eres virgen!

Los chicos delante de mí se detienen y se giran. Chanyeool y Sehun me miran con incredulidad.
Jeon me mira con nerviosismo antes de empujar las manos en los bolsillos y mira al suelo.

—Mierda —murmura Jennie detrás de mí—. Lo siento, fue mi culpa.

—Kim —dice Chanyeol y una amplia sonrisa se extiende por su cara—, dime que no es verdad
que nadie ha plantado su bandera en tu territorio virgen. Eso es malo.

Sehun me mira en shock genuino.

—Eso es imposible. ¿Cómo sucedió esto? ¿Has estado saliendo ciegos?

Pongo mis manos en mis caderas.


—¿Podrían dejar de tratarme como si tuviera una enfermedad rara e incurable? No soy un
leproso, por el amor de Dios.

—No, por supuesto que no —dice Chanyeol con simpatía mientras se acerca a frotar mis
hombros—. Pero, Kim, de verdad... ¿Qué diablos estás esperando? ¿Eres una de esas personas
que se están guardando para el matrimonio? Porque déjame decirte, mi mamá hizo eso y fue un
mal movimiento. Al parecer, mi papá es un amante pésimo. Es por eso que soy hijo único. Estoy
bastante seguro de que sólo lo hicieron una vez.

Me sonrojo. —No me estoy guardando para el matrimonio, ¿de acuerdo?

—Entonces, ¿por qué sigues siendo virgen? —pregunta Jennie.

—Porque... —No quiero mirar a Jeon, pero no puedo detenerme—. Supongo que simplemente
no he encontrado un chico que quiera dormir conmigo.

Con esa declaración, pierde todo interés en sus zapatos y mira directamente hacia mí, frunciendo
el ceño intensamente.

—Bien, eso es una mierda —dice Chanyeol con una sonrisa—. Porque sé que es un hecho que
hay por lo menos media docena de chicos en Grove que darían su testículo derecho por follarte,
yo incluido.

A la velocidad del rayo, Jeon le golpea brazo.

—Ay, amigo —Chanyeol se frota el brazo y le frunce ceño a Holt—. ¿Por qué demonios fue
eso?

—Ten un poco de respeto, ¿quieres?

—Cálmate de una puta vez. Tengo respeto, era un cumplido. Además, yo quiero que él sepa que
tiene opciones.
Jeon parece como si su cabeza estuviera a punto de explotar. —Follarte a ti no es una opción,
follas como Neanderthal. Sería un castigo cruel e inusual.

Chanyeol levanta las manos.

—¿Por qué demonios todo el mundo insulta mi potencia sexual? Sucede que soy un amante muy
sensible y exhaustivo, —Me mira y susurra—: ¿Estoy convenciéndote? Porque si querías saltarte
la clase de esta tarde, podría aliviar tu carga virginal, estaría más que dispuesto. Sólo digo...

Todo el mundo se ríe excepto Jeon, quien silba algo en voz baja y parece que va a golpear a
Chanyeol de nuevo.

Me muevo sutilmente entre él y Chanyeol.

—Gracias por la oferta, pero voy a pasar.

Chanyeol se encoge de hombros.

—Bueno, está bien, pero siempre estoy aquí si me necesitas. Estoy disponible las veinticuatro
horas para servicios de desfloración. Los condones son gratis.

Le lanzo una mirada a Jeon, y a juzgar por la expresión de su cara, está imaginando todas las
formas en que podía asesinar a Chanyeol y ocultar la evidencia.

—De hecho... estoy saliendo con alguien, creo que él podría ser el adecuado para hacerlo.

Guau. En serio, no quise decir eso... ¿verdad?

Bueno, estoy siendo completamente brillante o insondablemente estúpido. Por favor, Dios, que
sea brillante.

Jeon me miraba con una expresión cautelosa.


—Espera, ¿qué? —dice Jennie—. ¿Estás viendo a alguien? ¿Quién? ¿Hace cuánto tiempo? ¿Qué
aspecto tiene? Jeon, ¿sabías sobre esto?

Los ojos de Jeon se llenan de pánico por un segundo antes fingir una mirada mordaz.

—Sí, pudo haber mencionado algo sobre un chico. Suena como un idiota para mí, pero al parecer
a él le gusta. Me sorprende que cuente algo de él. Pensé que iba a mantenerlo en secreto.

—Bueno —digo—. Realmente no veo por qué no debo hablar de él. Quiero decir, me gusta. Y
no creo que él sea un idiota. Él solo es complicado...

Jeon parpadea varias veces, y su expresión se suaviza...

—Supongo que es afortunado de que lo veas de esa manera.

— Bueno, vamos, entonces —dice Sehun—. Dinos, ¿quién es el afortunado?

Jennie da un paso adelante, con los ojos brillantes y vidriosos.

—Sí, ¿lo conocemos?

De acuerdo, cerebro, sé que estás drogado, pero ayúdame. Vamos. di algo creíble.

—Lo conocí mientras estábamos haciendo Romeo y Julieta.

Bueno, bueno. No es exactamente una mentira, pero lo suficientemente vaga como para
mantenerlos alejados. Buen trabajo, cerebro.

Todo el mundo intercambia una mirada, y Jennie dice—: Ah, un admirador, ¿eh? ¿Te vio en el
escenario y tenía que tenerte?

Asiento. —Uh... sí... algo así.


—Así que, dinos más —dice Jeon, y cruza los brazos sobre su pecho—. Me dijiste el otro día
que piensa que es caliente. ¿Qué tan caliente? Se especifico.

Un rubor feroz ilumina mi cara, porque él sabe exactamente qué tan caliente creo que es.

—Por Dios, Kim, mira tu cara —Chanyeol se ríe—. Ese tipo misterioso debe saber cómo
presionar tus botones. Estas tan rojo como el culo de un mandril. ¿Y aún no folla contigo?

Respiro y sacudo la cabeza, Chanyeol se burla.

—¡Qué idiota!

—Tal vez tiene sus razones —dice Jeon en voz baja.

—¿Estás bromeando? —dice Chanyeol con incredulidad—. Tú has besado a Kim, amigo. Ya
sabes lo caliente que es. ¿En qué clase de idiota lo convierte eso?

—Se vuelve hacia mí y susurra—: Oh, espera. Es él... ya sabes... ¿un mojigato o uno de esos
tipos religiosos espeluznantes? Oh, ya entiendo, ¿quizás tiene problemas de disfunción eréctil?
¿No puede conseguir que se le pare?

—Él no tiene ningún jodido problema de erección —dice Jeon enfáticamente—. Y no es un


mojigato, por el amor de Dios.

Todo el mundo lo mira.

Se encoge de hombros.

—Supongo que Kim no saldría con alguien que es defectuoso, ¿verdad?

—Bueno, no lo sé —digo—, debe haber algo malo con él, como dijo Chanyeol, ¿qué clase de
idiota resiste esto?
Hago mi cara sexy, y todo el mundo se ríe, excepto Jeon. Él sólo me mira fijamente, sin
pestañear, y no puedo averiguar si está enojado o excitado. Es inquietante la similitud entre esas
expresiones de él.

—Una vez salí con un chico que no me follaba —dice Jennie y empezamos a caminar de
nuevo—. Me dijo que no quería que yo creyera que el sexo era todo lo que quería de mí, y que
pensaba que yo era especial. Que realmente podríamos tener algo.

Le sonrío.

—Suena dulce. ¿Qué pasó?

Ella se encoge de hombros.

—Me deshice de él. Quiero decir, tengo necesidades, ¿no? Si él no me va a dar lo que necesito,
entonces lo voy a conseguir en otro lado.

Jeon hace un ruido despectivo, pero no dice nada.

—Lo extraño es que él es —dice Jennie, mientras nos dirigimos a la cafetería—, probablemente,
el único chico con quien he salido que se ha preocupado por mí, pero no lo comprendí hasta que
él se había ido. Tal vez él era uno de esos tipos raros que no querían sexo sin amor.

Mi estómago se retuerce.

¿Es ese el problema de Jeon? El hecho de que no me ama, ¿es la razón por la cual no quiere
dormir conmigo? Eso tiene sentido. Tal vez no tiene sentimientos por mí más allá de la lujuria
animal. El pensamiento se desliza a través de mi cerebro, se levanta y enreda, haciendo que mi
cara este caliente de vergüenza e ira.

—He renunciado a tratar entender a los hombres —dice Jennie mientras examina el stand de
barras de caramelo—. Son raros.

Ella toma tres barras de chocolate y se dirige a la cajera. Sehun y Chanyeol tienen los brazos
llenos de patatas fritas y chocolate, yo opto por un helado suave que sirva para ayudar a enfriar
mi cara enrojecida.

Me dirijo fuera y me siento en una mesa con los demás, y cuando Jeon se sienta, evito mirarlo.
Concentrado en mi helado, corro mi lengua alrededor del borde del cono, capturando las gotas
antes de que puedan escurrirse demasiado.

Cierro los ojos mientras trago, casi puedo ver el frío que se desliza por mi garganta como
telarañas brillantes pasando de un cosquilleo en mi estómago hasta llegar a la superficie de mi
piel.

Siento un ligero roce contra mi pie y levanto la mirada para ver a Jeon mirándome fijamente,
viendo a mi boca mientras como helado. Me mira a los ojos, y el cosquilleo de mi cuerpo es
sustituido inmediatamente por chispas de calor naranja, ardiente y abrasador en todos los lugares
que quiero que me toque. Me retuerzo y se vuelvo incómodamente caliente, se me ocurre que tal
vez esto es todo lo que hay entre nosotros, una intensa química que no necesita de amor, ni
amistad.

Roza mi pie de nuevo, la punta de su zapato recorriendo de mi tobillo hasta mi pantorrilla, y es


ridículo que pueda sentir su toque en cada célula de mi cuerpo.

Oh, voy a arder. Me va a quemar de adentro hacia afuera.

—Me tengo que ir —murmuro mientras me levanto y tiro el resto de mi helado en la basura—.
Nos vemos en clase chicos.

—¿Kim?

Deslizo mi bolso sobre mi hombro y no miro hacia atrás mientras cruzo el patio al edificio de
drama.

Diez minutos más tarde, cuando salgo del baño del primer piso, Jeon está allí apoyado en la
pared y con el ceño fruncido.

—Oye —Mira a su alrededor antes de dar un paso adelante y tocar mi cara—. ¿Estás bien? A
veces, si es tu primera vez fumando, puede hacer que desees arrojarlo.
Parece preocupado mientras me examina, pero tan pronto como oye a alguien bajando las
escaleras, da un paso atrás y se desploma sobre una pierna, la imagen perfecta de la indiferencia.

Lo miro mientras se mueve incómodamente, esperando que pase el estudiante, y me pregunto si


me imaginé la mirada de preocupación. Tal vez toda esta no-relación nuestra me ha hecho estar
presionándolo a hacer algo que no quiere. O más bien, algo que quiere pero no lo suficiente.

—¿Kim? —Da un paso hacia adelante de nuevo—. No me respondiste. ¿Estás bien?

Parpadeo y sacudo la cabeza. —Estoy bien.

Caminamos hacia la sala de conferencias donde nuestra clase esta retenida. Hay tensión entre
nosotros, pero me resisto a apaciguarlo. Siempre he sido ese chico, el que ve que las cosas están
mal y trata de solucionarlas.

No creo que pueda arreglar esto.

—Chanyeol está invitando a algunas personas para cenar pizza esta noche—dice Jeon mientras
subimos las escaleras—. ¿Quieres ir?

¿Así puedo fingir toda la noche que sólo eres mi amigo? —No, gracias.

Dios no quiera que me pidas una cita de verdad, a un lugar donde la gente pudiera vernos
tocarnos el uno al otro.

Jeon exhala con frustración y agarra mi brazo. —De acuerdo, eso es todo. Estás siendo
demasiado tranquilo y de cierta forma no demasiada obstinado. ¿Qué pasa?

Me encojo de hombros. —Supongo que no tengo nada que decir.

—Eso es imposible.
—Tenemos clase.

—Entonces, ¿me estás diciendo que estás bien?

—¿Sería importante si no lo estuviera?

Frunce el ceño mientras comenzamos a caminar de nuevo, y sé que estoy siendo pasivo-agresivo,
pero ha tenido casi un mes para demostrarme que me quiere en su vida como algo más que una
distracción sexual, sin embargo, sigue siendo tan emocionalmente distante como siempre. Me ha
superado.

Al tomar nuestros asientos, me desplomo y cierro los ojos. Hay un dolor agudo, un vacío dentro
de mí, y aunque no lo he notado antes, supongo que ha estado allí por un tiempo. Es la parte de
mí que quiere alguien especial, alguien que me quiera lo suficiente como para ser valiente.
Alguien que quiera envolverse alrededor de mí hasta que no sea vea donde termina y empiezo.

Alguien que pensé podría ser Jeon, pero ahora no estoy tan seguro.

El resto de la charla transcurre en un borrón, y aunque tengo la sensación de que Jeon está
mirándome de vez en cuando, lo ignoro. No sé por qué el darme cuenta de que ya no estoy
contento con tener sólo una parte de él me golpeó hoy. Tal vez la marihuana ayudó a despejar mi
mente de la lujuria que me ha ensombrecido desde que empecé a tener sentimientos por él. Él me
dijo que esto era lo que iba a ser, y me gustaría más que lo que él está dispuesto a dar, pero por
alguna razón pensé estúpidamente que lo podía cambiar.

Obviamente, no.

Cuando la conferencia termina, le murmuro que le veré mañana y me dirijo hacia el patio, sin
desear nada más que tener un baño caliente. El tiempo despejado que habíamos tenido en el
almuerzo ha dado paso a fuertes lluvias, y estoy pegado al abrigo de los edificios por el mayor
tiempo posible antes de salir a la lluvia.

—¡Oye, Kim, espera!

En pocos pasos, él está a mi lado, sosteniendo su mochila sobre su cabeza mientras la lluvia se
hace más fuerte.
—¿No quieres pasar el rato esta noche?

—En realidad, no.

—¿Por qué no?

—Simplemente no quiero. ¿Es un crimen a querer tener un poco de tiempo a solas?

Un destello de dolor cruza su rostro. —No, no es un delito, es sólo que... bueno, solemos pasar
tiempo juntos los miércoles por la noche, y a juzgar por la forma en que me estuviste viendo hoy,
pensé...

—¿Pensaste qué?

—Bueno, parecía que querías tirarme y montar mi cara. Me imaginé que probablemente querrías
tontear o algo así.

Ese es el problema, Jungkook. Crees que sólo estamos tonteando.

—No, voy a pasar. Gracias por la oferta, de todas formas.

Camino más rápido mientras mis zapatos se llenan de agua. La sensación de chapoteo
desagradable me pone aún más al borde.

Él mantiene mi ritmo y cuelga su mochila sobre su hombro, renunciando a evitar la tormenta.

—Taehyung, ¿qué está pasando? ¿Estás enojado conmigo por algo?

Exhalo con frustración. —No. Estoy enojado conmigo mismo. No te preocupes por eso. Cúbrete
de la lluvia.
Me agarra del brazo y me jala hacia él. —No voy a ir a ninguna parte hasta que me digas qué
diablos está pasando.

No quiero tener esta conversación ahora, y sobre todo no quiero tenerla en medio de la lluvia con
un poco de frío, pero no me está dando una opción.

—Jungkook, solo estoy cansado de este baile que estamos haciendo. Siempre un paso adelante,
dos pasos atrás, y a pesar de que me dijiste que sería de esta manera, por alguna razón, elegí no
creerte. Estoy cansado de empujarte a hacer cosas que no quieres hacer. Así que... sí... eso es lo
que está pasando. Te veo mañana.

Me doy vuelta y camino lejos, tratando de escapar de la lluvia, que no tiene sentido, y tratando
de superarlo, lo cual es imposible.

—¡Espera, Taehyung! Habla conmigo.

Él tira de mí hacia él de nuevo, y su pelo está pegado a la cabeza mientras el agua gotea por su
nariz.

—No hay nada de qué hablar. Tú eres tú, y yo soy yo, y tenías razón cuando dijiste que no
deberíamos empezar algo. Queremos cosas totalmente diferentes, y creo que finalmente me estoy
dando cuenta de que no estoy de acuerdo con eso.

—¿Qué demonios? ¿Esto por lo que Jennie y Chanyeol dijeron?

Gruño con exasperación y resisto el impulso de empujarlo en su pecho despistado. —¡No, esto
no se trata sobre Chanyeol o Jennie, o cualquier persona!, ¡Es acerca de nosotros! Acerca de mí
esperando cosas de ti que no debería. Es acerca de mí esperando romance, citas y la intimidad
que proviene después de follar y los orgasmos, de mí con ganas de decirles a nuestros amigos
quién es el chico misterioso con quien me estoy viendo y que puede derretirme con una sola
mirada o roce eres tú. ¡Y, sobre todo, se trata de estar enojado conmigo mismo por enamorarme
de un hombre que me ha dicho muy claramente que no me enamorara de él! ¡Eso es de lo que se
trata! Y ahora es demasiado tarde, y me siento como la persona más estúpida del planeta, porque
nunca vas a darme lo que necesito, y yo debí haber sabido mejor que esperar de ti.

Me mira por un segundo, parpadeando mientras las corrientes de agua caen sobre sus pestañas.
—Pensé que me querías que lo intentáramos. Eso es lo que estoy haciendo. ¿Qué más quieres?
Quito el agua de mi cara, odiando la sensación del agua corriendo por mis mejillas. —¡Dios, eres
un idiota despistado a veces! Quiero más. Cualquier cosa. Todo. ¡Algo, por el amor de Dios! Eso
es lo que quiero de ti. ¿Me puede dar eso?

Me mira, los músculos de su mandíbula trabajando. Él no contesta.

—Eso es lo que me imaginé.

Trato de alejarme, pero él sostiene mi brazo. Su rostro se vuelve tan tormentoso como el cielo.
—¿Así que, qué? ¿Eso es todo, entonces? ¿Es todo o nada contigo? ¿Si no te entrego mis pelotas
en una caja forrada de terciopelo no podemos estar juntos? ¿De dónde carajos viene todo esto?
Pensé que disfrutabas de nuestro tiempo juntos. Que eras feliz con las cosas como estaban.

—Bueno, ¡No lo soy! Odio escabullirme como un criminal, actuando como si lo que estamos
haciendo estuviera mal. No me avergüenzo de que me gustes, Jungkook, pero parece que no
puedes decir lo mismo. La única razón por la que he pasado juntos tanto tiempo manteniéndolo
en secreto es porque pensé que sólo necesitabas tiempo para darte cuenta de que quería más, pero
parece que me equivoqué. Me das tan poco de ti mismo como es posible, todo el tiempo me estás
volviendo loco de lo mucho que te quiero.

—¿Crees que no te quiero de la misma manera? Cristo, Kim, ¿Estás jodidamente bromando?

—¡Creo que me quieres, pero no lo suficiente para realmente admitirlo ante a nadie!

—¿Por qué coño alguien más importa? ¡Tú sabes lo que quiero! ¡No es como si realmente
pudiera ocultar lo que me haces!

—¡No estoy hablando de que me quieras sexualmente, Jungkook! Estoy hablando de que quieras
estar conmigo. No tengo idea de dónde estoy contigo. No sé si tienes sentimientos reales por mí,
o si sólo soy un cuerpo dispuesto. Conveniente pero no es necesario.

—¿Crees que eres conveniente? —Me mira fijamente durante largos segundos, tan enojado que
no puede formar palabras—. ¡No eres jodidamente conveniente! ¡Conveniente habría sido salir
con alguien que no me vuelva loco! ¡Conveniente sería ser capaz de concentrarme en el curso
que me ha llevado tres malditos años entrar sin ser constantemente distraído por lo mucho que te
quiero! Puedes ser cualquier cosa, Kim, la única cosa que definitivamente no eres es
conveniente.

—Entonces, ¿qué soy yo, eh? ¡Dímelo! ¡Sólo abre tu maldita boca y dime algo que me haga
entender cómo te sientes! Creo que he sido muy honesto acerca de lo que quiero, pero lo único
que consigo a cambio es lo que no quieres.

—¿Quieres saber lo que quiero? —dice mientras lanza su mochila al suelo—. Bien. Quiero esto.

Agarra mi cara y tira de ella hacia adelante. Me toma por sorpresa mientras envuelve sus brazos
alrededor de mí y me besa como si se estuviera ahogando y yo fuera oxígeno. No hay nada
cauteloso sobre este beso, nada remotamente vago o deshonesto. Es apasionado y sorprendente, y
su desesperación está ardiendo, por lo que me quemo a pesar del frío y la lluvia. Durante largos
minutos me besa con tanta fuerza que el mundo se inclina sobre su eje, y cuando se vuelve a
alinear, todo ha vuelto a gira a su alrededor.

Besa mi cuello, su voz es áspera e intensa—. Esto es lo que quiero, Taehyung. No puedo hacer
que sea más claro. Ni siquiera tratando de negarte que no te quiero, también. ¿Por qué estás tan
empeñado en complicar las cosas?

Me besa de nuevo, y todo se convierte en algo borroso de manos, lenguas y labios. No es justo
que esta sea su explicación, porque no puedo discutir o razonar con ello. Es demasiado grande
para describir y demasiado difícil de negar, y a pesar de que no hace las cosas bien, hace que me
dan ganas de olvidar todas las cosas que están mal.

Pero eso es lo que he estado haciendo todo este tiempo. Estar cegado por mi deseo e ignorando
mi necesidad. No puedo seguir haciendo eso.

Gime mientras me alejo, y por la mirada en sus ojos, él sabe que la oferta no es suficiente.

Doy un paso atrás, y nos quedamos mirando el uno al otro, ambos sin aliento y empapados.

—No puedo fingir más que esto es suficiente para mí —digo en voz baja—. No voy a engañar a
nadie. Ni a ti, ni a nuestros amigos, y sobre todo, ni a mí mismo. Cuando estés listo para algo
real, házmelo saber.
—Taehyung...

—Nos vemos en clase, Jungkook.

Me alejo, cada paso es pesado como el plomo, mientras la bilis se agita en mi estómago.
Mientras me doy vuelta por el camino hacia mi edificio, miro hacia atrás.

Él todavía está de pie donde lo dejé, con las manos entrelazadas detrás de su cuello y su cabeza
inclinada. Tengo el impulso enfermo de volver corriendo y decirle que ignore todo lo que acabo
de decir. Que voy a aceptar cualquier parte de él que me quiera dar.

Pero no puedo hacer eso. Sólo sería otra mentira.

En cambio me estremezco mientras camino a mi apartamento y abro la puerta con las manos
temblorosas. Una vez dentro, me desvisto y entro al baño, decidido a estar bajo una ducha de
agua caliente hasta que la compulsión de volver con él se vaya.

Lamentablemente, cuando el agua caliente corre fría una eternidad después, todavía estoy
esperando.

PRESENTE.
NUEVA YORK.

Estoy de pie en el mostrador de la cafetería al otro lado de la calle del teatro cuando siento una
mano cálida en mi hombro. Me giro, esperando ver Jeon allí, pero en cambio está Marco,
sonriéndome con una mirada de complicidad.

—Sr. Kim.

—Sr. Fiori.

—¿Se la pasó bien en el evento de beneficio de anoche?


Su tono y las cejas elevadas implican que nos vio a Jeon y a mí besarnos.

Maldita sea.

—Estuvo bien.

—Estoy seguro.

—Por favor, no hagas una gran cosa de eso.

—¿Qué? ¿Mis dos protagonistas besándose en la esquina como un par de adolescentes? No


soñaría con ello.

—No fue nada.

—He visto mucho en esta vida, y déjame asegurarte que lo que tú y el señor Jeon estaban
haciendo anoche definitivamente no fue nada. Pensé que la forma en que se besaron en los
ensayos fue abrasador. Al parecer, palidece en comparación con la realidad.

—Marco...

—Está todo bien. No estoy enojado. En todo caso, estoy muy emocionado. ¿Se imaginan la
prensa tendremos después de esto?

Gimo mientras el barista me entrega mi café. —¿En serio? ¿Crees que lo vieron?

—Estoy seguro. Nuestra publicista quiere vernos antes del ensayo. Creo que todos los sitios web
y chismes de Broadway nos han escogido. Ustedes dos son la comidilla de la ciudad.

—Oh, Dios.
Se ríe y me da palmaditas en el hombro para tranquilizarme mientras me guía fuera de la
cafetería y a través de la calle. Cuando nos metemos en el estudio de ensayo, tiro mi equipo y me
dirijo al baño, tratando de calmar una oleada de náuseas.

Después de que Jeon y yo salimos de la presentación, me escoltó a casa. Cuando llegamos a mi


apartamento, solo me dio un beso de buenas noches.

Bueno, para ser honesto, fue un poco más que un beso. Era más como un cuerpo completo contra
la puerta de mi apartamento. De hecho, si el sr. Lipman que vive al otro lado del pasillo no
hubiera estornudado mientras espiaba a través de su mirilla, probablemente nos hubiéramos
graduado en un acto que es totalmente ilegal en un pasillo público.

Cuando finalmente se separó de mí, estaba más confundido que un hombre heterosexual en un
concurso de belleza transgénero. Me había prometido ir lento con Jungkook. Me refiero a tomar
las cosas con calma, sin embargo, en una noche, me las arreglé de alguna manera para besarlo
dos veces, llegar a segunda base, y tener un agarre entusiasta de su bate de béisbol a través de la
parte delantera de sus pantalones.

En ningún libro de jugadas, eso no está ni siquiera en el mismo universo que lento.

Cuando regreso a la sala de ensayo, Jeon está allí. Su rostro se ilumina cuando me ve.

Cuando me detengo frente a él, envuelve sus brazos alrededor de mí y me tira en un abrazo. No
tiene la intención de que sea íntimo, pero lo es.

Su aliento es cálido en mi oído mientras susurra—: Buenos días. Te he echado de menos. —Su
voz está llena de nuestro tiempo juntos de anoche, toda valiente y un poco petulante.

—Hola. —La mía es a propósito plana. No alentadora.

Se aparta. Su sonrisa se cae y se apaga la luz de sus ojos. —¿Taehyung?

La sala se está llenando de gente. Nuestra publicista, Mary, entra en la habitación como un
pequeño tornado, con los brazos llenos de papeles e iPads.
—Bueno, tuvieron una noche interesante. Tengo toda una campaña de mercadotecnia organizada
para conseguir que en la ciudad resuene sobre este espectáculo, pero se las arreglaron para
llevarnos a nivel viral con una sesión de besos muy publicitados. Bien hecho.

Ella pone todos sus materiales sobre la mesa. Hay varias fotos de Jungkook y yo con un
verdadero cierre de labios. Cada iPad está con un video diferente del beso.

Maldita sea, ¿cuántas personas nos estaban filmando?

—Espera a ver este —dice Mary mientras golpea una uña contra una de las pantallas—. Este
tiene un zoom muy artístico que nos permite ver atisbos reales de lengua. ¡Ahí está!

Todo el mundo se ríe. Quiero vomitar.

—Así que —dice Mary—, ya he tenido una docena de solicitudes de entrevistas esta mañana,
necesitamos establecer una estrategia. Obviamente, voy a manejar todo esto en un ángulo de "el
reencuentro de ex amantes en un sexy espectáculo", porque eso va a vender entradas. La gente
ama cuando la pasión en el escenario, es un verdadero negocio. Si estamos todos de acuerdo,
haré algunos comunicados de prensa para sacarlos esta tarde.

Su mirada se posa entre Marco, Jungkookl y yo.

Como era de esperar, Marco y Jungkook están esperando mi reacción.

Así como era previsible, mi respuesta es—: De ninguna maldita manera.

Mary comienza a fanfarronear. No me importa.

—Necesito a fumar. Vuelvo en un minuto.

Agarro mis cigarrillos y el encendedor. Cuando Jungkook frota sus dedos sobre mi brazo cuando
paso, sigo adelante.

Una vez que estoy en el callejón, intento encender mi cigarrillo, pero mi fiel encendedor escoge
ese momento para dejar de ser fiel. Giro una y otra vez elrodillo, pero el pedernal se niega a
disparar.

—¡A la mierda!

Me desplomo de espaldas contra la pared y cierro los ojos. Cuando escucho la puerta abrirse, sé
que es él sin tener que mirar.

—¿Taehyung?

Mantengo mis ojos cerrados. No verlo es más fácil.

—Por favor, mírame.

No puedo. Quiero ser fuerte, y mirarlo me hace débil. —Mírame, o voy a besarte.

Eso funciona.

Abro los ojos para verlo fruncir el ceño, con los brazos cruzados sobre el pecho.

—¿Quieres decirme qué demonios está pasando?

Lanzo mis manos. —Está en todas partes. Fotos. Videos. Publicaciones de blogs.

Me mira, confundido. —¿Y?

—Y... la gente está chismeando acerca de que nosotros estamos juntos.

—Bien. Como dijo Mary, es una gran publicidad. —Su calma es molesta.

Me tenso y trato de alejarme, pero agarra mis hombros y me sostiene.


—Taehyung, detente. ¿Por qué estás enloqueciendo? No te ofendas, pero no parecías demasiado
consternado anoche cuando casi inundamos el pasillo.

—Para empezar, lo que hicimos en mi pasillo era entre tú y yo...

—Y el Sr. Lipman.

—... ¡No publicitado en todos los tabloides de la ciudad!

Empujo su pecho, y él da un paso atrás para darme el espacio que necesito para respirar. Su
rostro todavía esta increíblemente sereno, y no me gusta que no se haya unido a mi indignación.

—¿Desde cuándo te importa lo que piensa la gente? —dice—. No hay nada que oculte nuestra
química en el escenario. ¿A quién mierda le importa si piensan que lo estamos haciendo fuera del
escenario, también? Todo lo que saben, en realidad es que te estoy empujando durante las
escenas de sexo.

Él no lo entiende, y es porque no me estoy explicando claramente.

Explicándole lo que le haría daño. Y sin embargo, una parte de mí está totalmente de acuerdo
con eso.

—Jungkook, para todos los que nos conocen... que conocen nuestra historia... Voy a parecer
como el idiota más grande en el mundo por dejarte entrar de nuevo, y el problema es que
probablemente tienen razón. Ellos saben cómo estuve devastado cuando te fuiste, ¿y ahora estoy
contigo como si nada hubiera pasado? ¿Qué tan estúpido puedo ser?

Eso lo detiene de golpe. Los músculos de su mandíbula se contraen. —Taehyung, he trabajado


muy duro para estar frente a ti e intentar arreglar las cosas contigo. Si pensara, siquiera por un
segundo, que posiblemente podría lastimarte de nuevo, no estaría aquí. ¿Puedes confiar en mí en
eso?

Niego con la cabeza. —No. Y ese es el problema aquí. No confío en ti, y no sé si alguna vez lo
haré de nuevo. En algún lugar, en el fondo de mi mente, siempre voy a estar esperando que
termine. Para que puedas poner esa mirada muerta y lejana en tus ojos y luego te marches.
¿Cómo podemos volver a estar juntos sabiendo eso?

Su mirada se vuelve inflexible. —Sabiendo lo que sentimos el uno por el otro... la forma en que
siempre nos hemos sentido el uno del otro... ¿cómo no podremos? Ni siquiera trates de decirme
que jamás has amado a alguien tanto como me amas a mí, porque tan arrogante cómo es decirlo,
es mentira. Y siento lo mismo por ti. Todo el mundo sólo va a ser el segundo mejor para
nosotros. ¿No entiendes eso?

Tomo una respiración profunda, con el corazón martilleando.

Estamos caminando por delante de un coche de cohetes, y no tengo ni idea de si vamos a


terminar en el paraíso o estrellados contra un árbol.

La historia sugeriría que en el árbol.

—Tal vez deberíamos simplemente... dar un paso atrás —digo—. Esperar a la noche de apertura,
entonces... No sé. Revalorar.

Se ríe, corto y mofándose. —Revalorar. De acuerdo. —Pasa su mano por el cabello.

—Jungkook, los periodistas pueden insinuar lo que demonios quieran, pero cuando te pregunten
si somos una pareja, voy a decirles que no, y va a ser la verdad.

Veo un destello de dolor en sus ojos, pero todavía no está enojado. Quiero gritar de frustración,
porque esa declaración debería haberlo enviado en un ataque de rabia. En cambio, está
mirándome con una intensidad que retuerce lo dedos de mis pies. Se mueve hacia mí y pone su
mano en la pared al lado de mi cabeza antes de inclinarse hacia abajo, hasta que nuestras narices
casi se tocan.

—Taehyung, acordar dar un paso atrás es totalmente diferente a aceptar darme por vencido, que
es lo que está pasando aquí. Déjame ahorrarte un gran esfuerzo, no puedes deshacerte tan
fácilmente de mí. No puedo vivir sin ti, y lo más importante, no quiero hacerlo. Así que sigue
adelante y alucina todo lo que quieras. Todavía estaré aquí cuando hayas terminado. ¿Entiendes?

Me mira fijamente hasta que asiento, reconociendo lo que ha dicho. Luego me mira durante unos
cuantos segundos más mientras pienso que decir. —Bien.
Con eso, se aleja y desaparece de nuevo en el teatro.

Más tarde ese día, hacemos una serie de entrevistas con la prensa en la que los dos negamos
tener una relación sentimental. Basada en las reacciones de los entrevistadores, está claro que
nadie nos cree.
Enfermo y cansado.

SEIS AÑOS ATRÁS.


WESTCHESTER, NUEVA YORK.
LA ARBOLEDA.

Suspiro y me volteo en la cama.

Otra vez.

Y otra vez

Y otra vez.

Miro al reloj: 1:52 a.m

Maldita sea.

Agarro mi teléfono de la mesita de noche y lo reviso.

Completamente cargado. Sin llamadas perdidas. Sin mensajes.

No sé porque estoy tan sorprendido. ¿En serio creí que mi pequeño discurso en medio de la
lluvia iba a terminar con todas sus inseguridades? Ni siquiera yo soy tan ingenuo.

Y aun así, aquí estoy a las dos en punto de la mañana, dolido porque no ha llamado, ni enviado
un mensaje.

Solo deja de pensar en él. Si aparece, aparece. Y si no lo hace...

Bueno, si no lo hace…
Pongo mis piernas contra mi pecho para intentar suprimir el dolor que está creciendo ahí.

Si no lo hace… la vida sigue.

Estaré bien.

Miento en la oscuridad repitiendo la misma frase una y otra vez, e incluso cuando finalmente el
sueño me reclama horas más tarde, todavía no lo creo.

—Guau, te ves como mierda —dice Rosé mientras entro arrastrando los pies a la cocina.

—Gracias.

—No te llamó, ¿um?

—Nop.

—Idiota.

—Sip.

Me dejo caer pesadamente en la mesa de cocina mientras Rosé pone un plato de grisáceos
huevos revueltos frente a mí.

Los miro dudosamente.

—No comiences conmigo —dice—. Incluso yo puedo cocinar huevos.

—¿En serio?

—No lo sé. Nunca lo hice antes. Aun así, estoy segura de que están deliciosos.
Vierto unas cucharadas en mi boca mientras ella abre el refrigerador. Casi me atraganto. No
estoy seguro de cómo alguien puedo echar a perder huevos tan gravemente, pero Rosé se las ha
arreglado.

—¿Buenos? —pregunta sobre su hombro.

—Increíbles —digo con la boca llena—. Deberías comer algo. —¿Por qué debería ser el único
sometido a está tortura?

—¿Vas a llamarlo? —pregunta mientras me sirve algo de jugo.

—Nop.

—Buen chico. Hiciste todo lo que podías. Déjalo venir a ti.

Trago cargadamente en torno a los huevos y mi paranoia.

—¿Y si no lo hace? Venir a mí, quiero decir.

—Lo hará.

—¿Pero y si no lo hace?

—Definitivamente lo hará.

—Rosé, maldita sea, ¿y si no lo hace?

Detiene lo que está haciendo y me mira.

—Taehyung, ese chico está tan enganchado de ti, que bien podría ser un perchero. Tal vez le
tome un poco darse cuenta de que no puede vivir sin ti, pero lo hará. Confía en mí.
Suspiro y empujo los huevos por el plato. —Entonces, ¿qué hago cuando lo vea hoy?

—Actúa guay.

—No sé cómo hacer eso.

Pone su plato en la mesa y se sienta junto a mí. —Solo…actúa educado. Se amigable, pero no
íntimo. Si saca el tema de su relación, entonces habla sobre ello. Si no, apégate a los temas
neutrales: el clima, política, equipos de deporte, cuánto quieres montar su palpitante polla dura.
Aguanta, espera. —Frunce el ceño y levanta un dedo—. Descarta la última. Él ya lo sabe.

Me río y trato de no hacer muecas de disgusto mientras como el resto de los terribles huevos.

—Sucumbirá, Tae —dice Rosé y toma un tenedor—. Confía en mí. Probablemente lloró hasta
dormir anoche y no puede esperar a verte hoy para así poder declarar su imperecedero amor. Tal
vez incluso haya una propuesta de matrimonio.

Ruedo mis ojos mientras ella mete una cucharada con huevo en su boca y se atraganta
inmediatamente.

—Oh, ¡jódeme! ¡Eso es asqueroso! ¿Por qué no me advertiste?

Uso mi expresión más inocente mientras le doy un sorbo a mi jugo.

[•••]

Tengo que admitir, me tomo un poco de cuidado extra cuando me alisto para la clase. Me aplico
maquillaje y mi ropa es más ajustada de lo usual.

Nunca pensé que sería de esas personas que usan su apariencia para hacer que su hombre se dé
cuenta de que se está perdiendo un bombón total, que aparentemente soy. Y aun así, una de las
razones por las que peleamos es porque necesitaba que quisiera más que solo mi cuerpo.
Hipocresía, tu nombre es Taehyung.

Para el momento en que tomo asiento en historia del teatro. Soy un desastre de nervios.

Resulta que mi ansiedad es injustificada. Jeon no aparece. Al principio pienso que solo llegará
tarde, pero a la hora del almuerzo tengo que aceptar que se ha tomado el día.

No puedo creerlo.

Pensé que a estas alturas había reflexionado sobre nuestra situación y que habría querido hablar,
pero de nuevo, escoge simplemente evadir el tema.

Etiquetarlo mentalmente como un bastardo no disminuye mi decepción, pero lo hago de todas


formas.

[•••]

No llama en toda la tarde y noche del jueves, y no viene a clase de nuevo el viernes. Para cuando
el sábado aparece, Rosé está harta de mí revisando mi celular y murmurando obscenidades en
voz baja cuando veo que está, de hecho, funcionando.

—Tae, ¿podrías, por favor, relajarte de una puta vez? Dale al chico algo de tiempo. Tiene más
problemas que la revista People. No puedes esperar que mágicamente este bien ajustado porque
quieras que lo esté.

—Sé eso, Rosé. Estoy siendo poco realista e irracional, ¿pero por qué no llama? —Me dejo caer
pesadamente en el sofá y pongo mi cabeza en mis manos—. Quiero decir, en serio, me estoy
volviendo loco por no hablar con él ¿Cómo puede dejar todo contacto? No entiendo.

—Él es algo bizarro.

—Es como si no significara nada para él.

—Perdería una extremidad y diría que eso no es verdad.


Me siento derecho. —Voy a llamarlo.

Rosé arrebata mi teléfono. —No, no lo harás. Iras al spa conmigo, así puedes dejar de
obsesionarte por él por unas cuantas horas. No puedo confiar en que no llames si te dejo aquí
solo.

—Lo extraño.

—Lo sé.

—Quiero saber que él también me extraña.

Ella se sienta y pone su brazo alrededor de mis hombros. —Taehyung, él te extraña. Estoy
segura de eso.

El domingo, me siento entumecido.

Bueno, la mayor parte de mí.

Ayer Rosé me convenció de hacerme un depilado Brasileño que me haría olvidar a Jeon.

No se equivocó.

En la media hora que tomó arrancar mi vello púbico de sus raíces, me olvide completamente de
Jeon y me concentre en las muchas maneras en las que podría herir a Rosé sin ser arrestado.
Finalmente surgieron veintitrés.

Ahora ella me está haciendo un masaje de espalda para compensarlo, pero todavía está en mi
lista negra.
Mi teléfono suena, y nos miramos mientras lo agarramos al mismo tiempo. Se lanza por el aire, y
ambos intentamos atraparlo como gatos hasta que ella lo atrapa y me lo da. Echo un vistazo a la
identificación de llamada y rápidamente me desinflo.

—Hola, Sana.

—¡Taehyung! ¡Gracias a Dios estas ahí! ¿Está Jungkook contigo?

Miro hacia Rosé. —Uh…no. ¿Por qué?

Rosé frunce el ceño y se acerca para poder escuchar.

—No consigo comunicarme con él, y cuando hable el jueves sonaba terrible. Ahora no responde
su teléfono. Temo que esté enfermo y no pueda conseguir ver un doctor.

—¿No estuviste en casa este fin de semana?

—No. Me estoy quedando con mamá y papá en Nueva York hasta el martes. Entonces, ¿no lo
has visto?

Corro mi mano por mi cabello.

—No. Como que… bueno, tuvimos una pelea el miércoles. No he hablado con él desde entonces.
Pensé que estaba evitándome.

Sana interrumpe. —Es posible. Eso es algo que él haría. Pero usualmente responde cuando
llamo, y no lo está haciendo. ¿Puedo pedirte un gran favor?

Mi estómago se retuerce. —¿Quieres que vaya a revisarlo?

—Sí, por favor, Taehyung.


Rosé niega con la cabeza vehementemente y articula “de ninguna jodida manera”, mientras
mueve sus manos salvajemente.

Gimo y pongo mi cabeza en mi mano. —Sana, no lo sé. La forma en que las cosas estaban
después de nuestra pelea… no creo que quiera verme justo ahora.

—Taehyung, no te lo pediría si hubiera alguien más que pudiera hacerlo. Realmente eres su
único amigo.

—¿Qué hay de Chanyeol o Sehun?

—¿Estás bromeando? Son las nueve a.m del domingo. Siguen desmayados en un jardín o cama
en algún sitio, medio borrachos. Además, si Jungkook está enfermo, ¿realmente crees que
Chanyeol o Sehun serían capaces de ayudarlo?

Ella tenía un punto. Arrugo mi cara y tomo una respiración profunda. —Entendido, bien, iré y lo
revisare. Pero si muero por una sobredosis de extrema incomodidad, pagarás mi funeral.

—Oh, ¡gracias! Eres increíble. Llámame cuando llegues y dime cómo está.

—Espera, Sana. Necesito tu dirección.

—¿No la tienes?

Suspiro. —No. Nunca he estado en tu departamento.

Prácticamente puedo escuchar su incredulidad.

—¿Estás jodidamente bromeando? Durante todo el tiempo en que han estado saliendo, ¿nunca te
llevo allí?

—Nop.
—Déjame adivinar, ¿esa es una de las cosas por las qué pelearon?

—Prácticamente.

—Mi hermano es un idiota.

Sí, pero quiero que sea mi idiota.

—Bueno —dice Sana—. Rosé sabe dónde vivo. ¿Crees que pueda llevarte?

Rosé rueda sus ojos dramáticamente y levanta sus brazos en derrota.

—Sí, creo que puedo convencerla.

—Está bien. Gracias, Taehyung. Realmente te debo está.

—En serio, me la debes.

•••

Veinte minutos después, Rosé se estaciona frente a un buen mantenido edificio de apartamentos.
Durante todo el viaje he estado orando para que Jeon esté a las puertas de la muerte, ya que esa
es la única explicación de por qué no me ha llamado y que no hace que mi pecho duela.

—El número de su departamento es cuatro —dice Rosé mientras apunta al segundo piso—.
Esperaré aquí solo en caso de que no esté enfermo y lo asesines. No puedo ir a prisión como
cómplice. Soy demasiado bonita.

Salgo y me dirijo a su departamento. El edificio no es super moderno, pero está limpio y es


elegante. El polo opuesto del mío.

Alcanzo la cima de las escaleras y encuentro el número cuatro, luego tomo una respiración
profunda antes de golpear tres veces.
Hay un silencio desde adentro.

Golpeo de nuevo, más fuerte e insistente. De nuevo no hay nada, y el pequeño grano de daño que
he llevado adentro de mí desde que peleamos florece en un dolor en toda regla.

Él ha salido.

Posiblemente con una chica o chico, no sé.

Posiblemente teniendo orgasmos sin ataduras que solía tener conmigo.

Empujo el dolor.

Estoy a punto de irme, cuando escucho un ruido en el otro lado de la puerta. Hay un amortiguado
arrastramiento, luego un golpe, seguido por un susurrado “¡Mierda!”. Cuando volteo, la puerta
abre una rendija para revelar a un Jeon despeinado y con cara de sueño, entrecerrando los ojos
hacia mí con confusión.

—¿Kim? —Su voz está ronca, y tan profunda que suena como Barry White con esteroides—.
¿Qué estás haciendo aquí?

Una enorme ola de alivio se cierne sobre mí.

—Oh, Dios, Jeon, ¡realmente estás enfermo! ¡Verdaderamente, asquerosamente enfermo!

Él frunce el ceño y se estremece mientras se apoya contra el marco de la puerta.

—¿Viniste hasta aquí para regodearte? Porque honestamente, eso es simplemente cruel.

—No, disculpa —digo, recomponiéndome mientras analizaba su cabello grasiento y cara


sudorosa—. Sana me pidió que viniera y revisara. No respondías tu teléfono, y ella estaba
preocupada.
Tose ruidosamente, causando un traqueteo que hace eco en su pecho.

—Solo hace frío —grazna mientras se apoya pesadamente contra la pared—. Estaré bien.

Pongo mi palma en su frente. Está ardiendo, y los oscuros círculos bajo sus ojos lo hacen verse
como si no hubiera dormido en días.

—No estás bien. Tienes fiebre. ¿Has tomado algo para ello?

—Se me acabo el Tylenol —dice, luego tose de nuevo—. Creo que solo necesito dormir.

Cierra sus ojos y se tambalea un poco, y me apuro a darle apoyo. Solo está usando una delgada
camisa y bóxer de algodón, y a pesar de eso, está pegajoso y caliente al tacto, está temblando.

—Vamos —digo, y lo guio dentro para sentarse en el sofá—. Siéntate un minuto.

Hay una manta en el respaldo del sofá, así que la agarro y la acomodo en sus hombros. Él la pone
a su alrededor mientras se recuesta y cierra sus ojos. Sus dientes castañean.

—¿Jungkook?

—¿Umm? —Apenas está despierto.

—Regresaré en un minuto, ¿está bien? Necesitamos suministros.

Murmura algo inelegible mientras corro por su apartamento para tomar un rápido inventario de la
cocina y el baño, antes de regresar con Rosé, quien todavía está esperando en el carro. Le doy
una lista de cosas para recoger de la farmacia y le pido que se apure. Cuando regreso al
departamento, donde lo deje, Jungkook está balbuceando y gimiendo.

Su fiebre es mala. Hasta que Rosé regresa con algo Tylenol, trato de bajar su temperatura. Una
vez cuide de mi papá cuando contrajo neumonía mientras mamá estaba fuera de la ciudad en un
retiro de yoga. Sabía los procedimientos muy bien.

—Jungkook, ¿puedes sentarte para mí?

Tose antes de luchar para llegar a una posición sentada. Su pecho no suena bien.

—Creo que tienes una infección en el pecho. Necesitas ver un doctor.

—No —dice con una voz ronca—. La cosa en mi garganta es verde. Bacteriana. El doctor solo
me prescribirá antibióticos, y tengo algunos en el bañó, en el gabinete detrás espejo.

—¿Tienes antibióticos tirados por tu casa?

—Mi papá es farmacéutico.

—Ah.

Voy al baño y consigo las pastillas. Leo las etiquetas y me dirijo de regreso a Jungkook.

—Dice que se supones que tomes estas con comida. ¿Has comido algo hoy?

Tira de la manta alrededor de él y niega con la cabeza.

—Mi estómago no se siente bien.

—Bueno, Rose traerá algo de sopa, así que mejor esperamos hasta que llegue para tomar estás.

Tiembla y asiente. Cuando presiono mi mano contra su frente, cierra sus ojos y se apoya en mi
mano. Presiono el dorso de los dedos en su mejilla sonrojada.

—¿Te sientes lo suficientemente fuerte como para tomar una ducha? Te ayudará a enfriar.
Abre sus ojos y me mira, observándome por un momento antes de susurrar—: Taehyung, no
tienes que hacer esto. —Su voz suena tan ronca que me hace lagrimear.

—Lo sé, pero quiero hacerlo.

Extiendo mis manos y lo ayudo a pararse. Él se balancea durante unos segundos antes de
envolver su brazo alrededor de mis hombros. Tiembla contra mí a medida que caminamos
lentamente hacia su baño. Lo siento en el inodoro cerrado antes de abrir la ducha y ajustar la
temperatura.

Cuando volteo hacia él, me duele el corazón por lo mal que se ve. Está inclinado sobre sus
rodillas, respirando con dificultad y agarrando la manta alrededor de sus hombros.

—Vamos. Esto te ayudará a sentirse mejor.

Le quito la manta y la dejo en el piso antes de sacar su camiseta por su cabeza.

Su pecho y hombros están enrojecidos, y cuando presiono mi mano contra él, está ardiendo.
Envuelve mis brazos a su alrededor. Su piel aguijonea con temblores mientras lo pongo de pie.

—¿Necesitas que te ayude con tu bóxer? —pregunto y froto la parte superior de sus brazos para
mantenerlo tibio.

Niega con la cabeza, y me espanta un poco que incluso cuando está enfermo como un perro, la
vista de él sin camisa todavía hace cosas locas en mí.

—Está bien, bueno, te dejaré, entonces. Estaré afuera. Si te mareas, solo siéntate y llámame.
Estaré aquí en un segundo. ¿De acuerdo?

Asiente, y le doy una pequeña sonrisa antes de cerrar la puerta detrás de mí.


Unos minutos más tarde, hay un golpe en la puerta principal. Cuando la abro, Rosé está allí con
dos bolsas de suministros. Se dirige directo a la cocina y comienza a desempacarlos.

—Conseguí varios tipos de sopa y un poco de pan, porque cuando baje la fiebre va a estar
malditamente hambriento. Hay jugo de ananá para ayudar a limpiar el moco, y también conseguí
Gatorade para la rehidratación.

—Bien pensado.

Termina de desempacar los comestibles y sigue con la bolsa de la farmacia.

—Hay Tylenol y Advil, y además un descongestivo que lo va a noquear y va a ayudarlo a


dormir.

Desde el pasillo se escucha un enorme ataque de tos, y Rosé frunce su rostro por el disgusto.
—Está bien, no lo tomes a mal, pero tengo que irme ahora. Los mocos de cualquier tipo me
hacen vomitar. Será mejor que vuelvas con tu paciente asqueroso antes de que tosa un pulmón.

Río y la acompaño hasta la puerta.

—¿Pasarás la noche aquí? —pregunta mientras sale al pasillo.

—Sí, a no ser que se recupere milagrosamente en las próximas ocho horas. ¿Está bien?

—Claro, mientras no lo molestes mientras duerme.

—Rosé, actúas como si tuviera cero autocontrol alrededor de él. —Ella me observa y frunce los
labios. La fulmino con la mirada—. Cállate.

—No dije nada.

—Me juzgaste con los ojos. Estoy diciéndoles a ellos que se callen.
—¿Vas a hacer capaz de hacerle frente a pasar la noche solo con él? —pregunta.

—Rosé, hay dos razones por las que no va a pasar nada entre nosotros. Uno, está verdaderamente
enfermo, y sí, asqueroso. —Descuido mencionar que igual lo haría totalmente—. Y dos, dibujé
una línea en lo que a nuestra relación se refiere, y hasta que no se deje llevar por sus sentimientos
hacia mí, no pretendo cruzarla. Sí tengo algo de orgullo, sabes.

—Sí, pero no tanto.

—De nuevo, cállate.

Ella me abraza, y puedo sentirla sonriendo contra mi hombro.

—¿Podrías llamar a Sana? —pregunto—. ¿Actualizarla sobre lo que está pasando.

—Claro. Hablamos mañana.

Luego de que se va, me dirijo a la habitación de Jeon. Golpeo la puerta del baño antes de abrirla
un poquito.

—Oye, ¿estás bien allí.

Hay una pausa y una tos húmeda.

—Seh. Lo que estoy tosiendo parece salido de una película de terror, pero el vapor está aflojando
mi pecho un poco. —Está quedándose sin voz, pero supongo que era de esperarse luego de toda
la tos que acaba de tener.

—¿Quieres salir.

—Pronto. Dame un minuto.

No es mi intención, pero observo a través de la puerta e inhalo fuertemente cuando veo su


espalda desnuda. Sus hombros están tensos mientras se inclina con sus antebrazos contra la
pared.

Oh, Dios.

Jeon desnudo.

Desnudo y mojado.

Dios, ayúdame.

Oh, sí, Rosé, estaré bien a solas con él durante la noche. Puedo controlarme.

Seguro.

No puedo apartar mi mirada del agua deslizándose por sus músculos. —Idiota.

Él gira su cabeza. —¿Dijiste algo?

—Nop. Estoy hablando conmigo mismo. —Mientras te como con los ojos.

Rápidamente alejo la mirada y me concentro en su cama. Las sábanas están torcidas y arrugadas,
y lucen algo húmedas.

Cierro la puerta y me pongo a sacarlas. Mientras vuelvo a hacer la cama, trato duramente de no
pensar sobre la gloria de su espalda, piernas y trasero, y cómo deben lucir extendidas en las
sábanas frescas.

Mientras trabajo, observo su habitación. Está desordenada, pero no de manera asquerosa. Hay
pilas desordenadas de libros y DVD’s en su escritorio, además de un lío de papeles y su laptop, y
hay un montón de videojuegos en el suelo cerca de la última Xbox. A parte de eso, está bastante
limpia y libre de polvo. No es la peor habitación que haya visto.
Tomo una camiseta limpia de su cómoda y estoy a la mitad de pasar demasiado tiempo en el
cajón de ropa interior cuando la ducha se apaga. Con más de un poquito de culpa, tomo el bóxer
más cercano y cierro el cajón.

Cuando escucho la puerta del baño abrirse, me giro y encuentro a Jeon vestido con sólo una
toalla, un halo de vapor emergiendo desde detrás de él.

Estoy internamente horrorizado cuando la canción de Beyonce comienza a sonar en mi cabeza y


todo se pone en cámara lenta. Las gotas de agua brillan en sus músculos, y siento mi boca caer
abierta mientras observo una gota viajar desde su clavícula hasta su ombligo.

Malditamente. Precioso.

—Hola —dice, su voz casi completamente ida.

—¡Hola! —Salgo de mi ensoñación y le tiendo las ropas limpias demasiado entusiastamente—.


Estas son para ti. ¿Cómo estuvo tu ducha?Todavía estás mojado. Deberías secarte. No con la
toalla alrededor de tu cintura, por supuesto, porque entonces estarías desnudo y… bueno, puedes
usar esa toalla si quieres. Es decir, es tu habitación, y si quieres estar desnudo, puedes. Podría
mirar… es decir, irme. Si quieres estar solo y desnudo, podría esperar en la sala de estar. O salir
a caminar. Lo que tú quieras.

El ríe, o al menos creo que lo hace, porque está tan jadeante que parece un personaje de dibujos
animados. —Kim, para de hablar.

—Claro.

—Dame mi ropa.

Se la entrego y él vuelve a entrar al baño y cierra la puerta.

Dejándome caer en la cama, pongo mi cabeza en mis manos y suspiro. Mi abrumadora atracción
por él, incluso cuando es una cornucopia virtual de bacterias productoras de moco, está más allá
de alarmante.
La puerta del baño se abre y él se acerca a mí, su cabello más seco y su cuerpo menos desnudo.

Me pongo de pie y toco su frente. —Te sientes un poco más fresco.

—¿Sí? Bien.

Me observa por un segundo, y recuerdo que si quiero mantenerme alejado de él, no debería
estarle permitido mirarme de esa forma.

—Métete a la cama —digo, mi voz más jadeante de lo que me había propuesto.

Él frunce el ceño. —Kim, me halagas, pero estoy enfermo. ¿Quizás más tarde?

—Qué gracioso. Pero de verdad, métete debajo de las sábanas. Estás temblando.

—Eso es porque hace frío.

—En realidad, no.

—Como sea. —Se mete en la cama y pone las frazadas hasta su barbilla—. Sólo voy a cerrar mis
ojos por un minuto. Ese tiempo parado en la ducha se llevó todo de mí.

—Por supuesto que sí. Eres un actor. No estás acostumbrado a trabajar tan duro. —Me fulmina
con la mirada—. Y esa es mi señal para ir a buscarte comida y medicamentos.

Un rato después, vuelvo con una bandeja cargada con caldo de pollo, un vaso de jugo de ananá,
la botella de medicina para la tos, los antibióticos, y el Tylenol.

Jeon está profundamente dormido.

—Oye, despierta.
Él gime y se da vuelta.

Dejo la bandeja en la mesita de luz y sacudo su hombro suavemente.

—Vamos, Jeon. Tu traficante de drogas llegó. Tienes que despertar.

Su cabeza se inclina a un costado, pero no se mueve.

—Oh, no —digo en voz entrecortada—, derramé sopa encima de mí en la cocina, y tuve que
quitarme mi camiseta y mi pantalón.

Él se despierta con una sacudida y observa mi cuerpo completamente vestido en confusión por
unos segundos antes de dejarse caer en las almohadas y suspirar.

—Eso fue rudo e innecesario. No puedes prometerle verte medio desnudo a un hombre
moribundo y luego no cumplir.

—No estás muriendo.

—Si estuviera muriendo, ¿me dejarías verte?

—No. Ese derecho está reservado para mi novio, y dado que tú no lo eres…

Mierda, Taehyung. No lo chantajees. Golpe bajo.

—Lo siento, eso fue.

—Está bien —dice, antes de aclararse la garganta y frotar sus ojos—. Tienes razón.

Baja la vista a sus manos, y estoy consciente de que necesitamos hablar sobre algunas cosas,
pero ahora no es el momento.
—Necesitas sentarte —digo mientras tomo dos Tylenol y el jugo—. Tómate estas. Luego come
tu sopa.

Hace lo que le digo.

Quince minutos más tarde, ha terminado la mayoría de su sopa, se ha tomado sus antibióticos y
medicina para la tos, y ha bebido todo su jugo de ananá.

Llevo la bandeja a la cocina, y cuando vuelvo, sus pestañas están cerrándose.

Subo las frazadas para cubrirlo. —¿Cómo te sientes?

—Borracho —dice antes de bostezar—. Y un poco drogado. ¿Qué demonios había en esa
medicina para la tos?

—Un vudú de sueño mágico.

—Ah. Pensé que podría haber sido un sedante de algún tipo.

—Seh. Eso también.

—Es fuerte.

—Qué bueno. Necesitas dormir.

Él bosteza de nuevo y alza la vista hacia mí, y está mal que todavía sea tan hermoso.

Antes de que pueda irme, toma mi mano en sus dedos demasiado calientes.

—Quédate —dice mientras roza su pulgar por la parte trasera de mi mano.

—Necesitas descansar.
—Lo haré. Sólo quédate conmigo. Por favor.

En su estado actual, sé que no puedo negarle nada. Me quito mis zapatos y rodeo la cama. Él se
gira hacia mí mientras me coloco encima de las mantas.

—Luego de nuestra pelea el miércoles —dice—, el último lugar en el que pensé que estarías este
fin de semana fue en mi cama.

Asiento. —Tengo que admitir que cuando pensé sobre finalmente ver tu habitación, lo imaginé
bajo circunstancias mucho más sexys y menos mocosas.

—¿Qué, mi tos y laringitis no te excitan? ¿Qué pasa contigo?

Oh, Jeon, si tan sólo supieras cuánto me excitas todavía, estarías avergonzado de mí.

Él pone su brazo debajo de su cabeza y alza la vista hacia mí. —¿Está mal que verte en mi cama
me haga querer hacer cosas contigo, incluso cuando estoy así de enfermo? —Sus palabras salen
mal articuladas, y me pregunto si habría dicho eso sin las drogas en su sistema.

—Jungkook, acordamos...

—No, no lo hicimos —dice, y toca mi muslo—. Me dijiste que teníamos que parar de tocarnos si
no éramos novios. Yo no estuve de acuerdo. Te fuiste antes de que pudiera decirte que era una
maldita mala idea.

—Si lo hubieras dicho, no hubiera cambiado las cosas.

Él baja la vista. —Lo sé. Estuve afuera de tu apartamento bajo la lluvia cerca de una hora,
tratando de pensar en cómo arreglarlo. Cuando me di cuenta de que no tenía las pelotas para
golpear a tu puerta y decirte que era un idiota, estaba tan malditamente enojado conmigo que
vine a casa y me emborraché. Luego me desmayé en el sofá, todavía empapado. Me desperté a la
mitad de la noche congelándome hasta el culo.
—Dios, Jungkook…

Él desliza su mano por la cintura de mis jeans y parpadea largo y lento antes de meter un dedo
por el dobladillo de mi camisa.

—Tu piel es tan suave —susurra mientras extiende su mano sobre mi estómago. Me hace querer
olvidarme de todos sus gérmenes y empujar su mano más abajo.

En su lugar, tomo una respiración firme y pongo mi mano encima de la de él, frenándolo.

Está enfermo y lleno de drogas. Tiene permitido cometer un error de juicio.

Yo no tengo excusa. Simplemente estoy caliente.

—Jungkook, no podemos.

—Lo sé. —Suena cansado, y sus palabras salen mezcladas—. Pero quiero. Tanto. Porque… no
tocarte es… —Hace una pausa con sus ojos cerrándose—. Es… lo odio.

Su cabeza cae, al igual que su mano, y gracias a Dios que está dormido antes de poder escuchar
mi gemido de frustración sexual.

•••

Jeon duerme de a ratos, dando vueltas mientras la fiebre y las drogas trabajan en su sistema.
Alterna entre empujarme mientras se abre de piernas y brazos, y aferrarse a mí con intensa
desesperación.

Luego de una hora, comienza a balbucear y a gemir.

—Taehyung…

Sus ojos están cerrados, pero está buscándome.


—Estoy aquí —digo mientras toco su rostro. Su frente está caliente y pegajosa por el sudor—.
Sólo voy a ir a buscarte una toallita mojada para tu cabeza, ¿está bien?

Sus ojos se abren de repente, llenos de pánico. —¿Te vas?

—Vuelvo enseguida.

—No… por favor. —Lleva mi mano a su pecho y presiona su frente contra mi brazo—. No te
vayas. Por favor, no tú.

Luce tan desesperado mientras se aferra a mí como si su vida dependiera de ello, que no estoy
completamente seguro de que esté despierto.

Continúa balbuceando—: Por favor, Taehyung. —Una y otra vez, y recién cuando lo empujó
hacia mi pecho y paso mis dedos por su cabello, se relaja.

—Está bien —digo—. No me iré. Me quedaré contigo.

Él suspira, y el aire todavía sale grueso y sibilante de sus pulmones. —Gracias.

Apoya su cabeza contra mi cuello, y estoy un poco choqueado cuando siento sus labios en mi
garganta.

—¿Jungkook?

Él gime y me besa de nuevo mientras sus brazos me aprietan más fuerte.

—Te amo —murmura, y descansa su cabeza en mi hombro—. Te amo mucho. No me dejes.

Cae de nuevo en el sueño y me deja tambaleándome.


No es hasta que siento mis pulmones quemar que me doy cuenta de que he olvidado respirar.
Apuestu segurus

Después de lu udmisión inesperudu y semi delirunte de umor de Jeon, continúu gimiendo y


murmurundo por horuss

Como eru de esperur, no lo repites

El globo de esperunzu descubelludu en mi pecho lentumente se desinflus

Cuundo me ucurruco u su ludo y truto de dormir, se envuelve u mí ulrededor como unu bou
constrictor posesivus Me huce sonreírs

Toduvíu está oscuro cuundo percibo sus dedos puseundo por mi piels Se deslizun bujo el
dobludillo de mi cumisu, cuminundo por mi estómugos

—¿Jungkook?

Acluru su gurguntus —¿Esperus u ulguien más en lu cumu u tu ludo? Porque no estoy demusiudo
enfermo puru puteurle su culos

Toduvíu suenu terrible, pero huy ulgo en el retumbunte timbre de su voz que huce que se me erice
lu piels

—¿Qué huces?

—Nudus Solo queríu sentir tu piels

Huy unu pizcu de gruñido en su voz que me preocupu, pero cuundo toco su frente, está fríus Lu
fiebre por fin se hu idos

—¿Cómo te sientes?

—Cuchondos —Mueve su muno más huciu urribu, luego lus yemus de sus dedos ucuriciun mi
costudo—s Te deseos

Se presionu contru mí, culiente y duro en mi muslo, meciendo lus cuderus en unu formu que no
deju dudus sobre exuctumente lo mucho que me deseus

—Oh, Dios… —Mi cuerpo reuccionu sin comprometer u mi cerebro, y tenso mis bruzos u su
ulrededors

—Tue…

Cumpunus de udvertenciu se encienden en mi cubezu, porque sé que si no lo detengo uhoru, lo


que está huciendo roburá todus lus ruzones por lus que no deberíu dejurlo tocurme de estu formu,
y me encontruré de regreso u donde estubu huce cuutro díus utráss

—Jungkook… tenemos que detenernoss

Se uleju y me mirus —¿Crees que no puedo decir lo mucho que me deseus? Prácticumente estás
urruncándome lu cumisus

—Ese no es el puntos

—No, el punto es que deseus que continúe, pero solo en tus términoss Como tu novios

—¿Es tun mulo que necesite suber en dónde estoy contigo?

—Demonios, Kim ¿honestumente no subes cómo me siento uhoru? Sé que soy un buen uctor,
pero más ullá de cuáles son mis sentimientos, he sido estúpidumente trunspurentes

—Necesito escuchur que lo diguss —Mi voz es upenus un susurros

—Te lo dije untess

—No creí que estuvierus despiertos


—Ahoru estoy despiertos

—Entonces, dilo de nuevos

Se inclinu y besu mi sien, después mi mejillu, luego tun cercu cómo puede llegur u mi bocu sin
tocur mis lubios en reuliduds

—Te umo, Tuehyungs No quiero hucerlo, pero lo hugos Ahoru por fuvor… —Besu de nuevo mi
cuello, sus lubios suuves y ubiertos mientrus urrustru su muno hustu el botón de mis puntulones—s
Cállute y déjume tocurtes Hu pusudo demusiudo tiempos Me estoy volviendo jodidumente locos

Cierro los ojos mientrus desubrochu el botón y buju el cierres Luego todo lo que puedo hucer es
presionur lu cubezu en lu ulmohudu, porque mete sus dedos en mis boxers, y cuulquier sentido de
reulidud se desintegru por completos Sus dedos son seguros y firmes, huciéndome urqueurme y
judeur ul tiempo que mueve como un titiritero todus lus cuerdus de mi plucer, incitundo ruidos
que son demusiudo ultos en su hubitución oscuru y silenciosus

Mueve sus dedos en círculos, su respirución culiente en mi gurguntu, mi mente giru mientrus todo
en mi interior se curvu y se tensus

Cimo, porque lo que está huciendo no es suficientes Necesito máss Todo de éls

—Por fuvor —susurro mientrus extiendo mi muno entre nosotros y lo encuentro u truvés de sus
culzoncillos, duro y lurgos

—Jesús, Kim…

Lo ugurro y lo muevo de urribu huciu ubujo lentumente, trutundo de ucercurlo máss —Jungkook,
por fuvor…

Huce un sonido bujo y envuelve sus dedos ulrededor de los míoss

—Tuehyung, detentes No subes lo que hucess


—Lo sés Te deseos Tumbién te umos

—¡¿Tú… qué?!

—Jungkook… dentro de mísss Te umos

—¡Tuehyung!

Luego, estoy siendo sucudido, y cuundo ubro mis ojos, Jeon está mirándome, con el ceño
fruncido y respirundo con dificultud mientrus lu luz solur se derrumu en lu hubitucións

Judeo mientrus mi tensión preorgásmicu se desvunece, y reflexiono sobre donde me encuentros

Unu de mis munos presionu con firmezu entre mis muslos, y lu otru…

Oh, Dioss

Lu otru se encuentru delunte de los boxers de Jeon, envueltu con fuerzu ulrededor de su erección
muy durus

—Oh, Dioss

Lo suelto, y se sientu, mientrus retiru lus sábunuss —Estubus soñundos

—Lo sientos

—Hublundo y… ugurrundome…

—Oh, Dios —Mi rostro urde con vergüenzu—s ¿Cuánto tiempo estuve…?
—Unos minutoss

—Lo siento muchísimos

Suspiru y dice—: Está biens

—No, no lo estus Te… te molestés Soy un pervertido sexuuls

Coloco mis munos por encimu de mi rostro y gimo, demusiudo mortificudo puru siquieru mirurlos

—Demonios, Kim, deju de sonrojurtes No es todu tu culpus Al principio pensé que estubus
despierto y hubíus… yu subes… cumbiudo de purecer sobre hucer lus cosuss Pero entonces
empezuste u hublur y supe que te encontrubus soñundos Pude huberte detenido, pero erus tú, y por
lo tunto estoy genéticumente progrumudo puru resistirme u remover tu muno en mi pollus

Subo mis rodillus hustu mi pecho y lo miros —Dijiste que hublubus ¿Qué dije?

Frunce el ceño y recoge lu sábunu mientrus ucluru su gurguntus —Fue un sueños No importus

—Me gusturíu subers

Tose y tomu un sorbo de uguu de lu botellu en lu mesitu de noche, sin mirurmes —Murmurubuss
Diciendo que me queríus o ulgo usís En reulidud no podíu entendertes

Mi gurguntu se cierrus Está mintiendos

Dejo cuer mi cubezu en mis bruzos y gimos

Que me huyu escuchudo diciendo lu pulubru con “A” es lo suficientemente mulo, pero lo que es
peor es suber que, en reulidud, lo decíu en serios Jumás me he sentido de estu formu con ulguien
untess Un díu, eru solo un chico que me molestudu condenudumente, y uhoru, sin ningunu
udvertenciu o permiso, es ulgo máss Alguien diferentes
Necesurio e irrempluzubles

Si eso es umor, entonces es tontos

—Subes, tumbién hublus mientrus duermes —digo, determinudo u no ser el único en el


purgutorios

Me miru con perspicucius —¿Qué dije?

Entrecierro mis ojoss —¿No lo recuerdus?

Me observu por unos lurgos segundos, y lu cuntidud de pánico que veo en sus ojos ni siquieru
vule lu penus O lo recuerdu y se urrepiente, o no lo huce y se siente uterrorizudo por huberlo
dichos De cuulquier formu, no obtengo lo que quieros

—No te preocupes por ello —digo—s Te hullubus tun inconsciente que upenus pude entendertes
Vumos u estur de ucuerdo en que ese sueño de murmullos debe ser ignorudo, ¿de ucuerdo?

Está en silencio durunte unos segundos untes de que seu invudido por un utuque de tos ugresivos
Se doblu y ugurru ulgunos puñuelitos, ul tiempo que cusi se utruguntu con lo que está expulsundo
de sus pulmoness Froto su espuldu hustu que pusu el utuques

—Deberíus tomur unu duchu —digo mientrus golpeo entre sus omóplutoss

—Sí, supongos —Suenu cunsudos

Sule de lu cumu y se dirige huciu su cómodu puru ugurrur un pur limpio de ropu interiors Me miru
untes de volver u observur dentro del cujóns —¿Volviste u… doblur mi ropu interior?

Me encojo de hombross —Purte de ellus —Solo u lus que le metí muno como un completo ruros

—Eres ruros
—Curiño, te estás yendo por lus rumuss

Cuundo lu puertu del buño se cierru, me dejo cuer de nuevo en lu cumu y exhulos No me hubíu
imugino que cuidur de un ex–no-novio enfermo seríu unu experienciu tun mortificuntes

Estoy u punto de dirigirme u lu cocinu puru prepurur el desuyuno cuundo el teléfono de Jeon
suenus El identificudor de llumudus dice “Cusu”, y pensundo que puede que seu Sunu, lo
contestos —Teléfono de Jungkook, Tuehyung hublus

Huy unu puusu, luego—: ¿Tuehyung? Soy Jeon Yooris

Mi estómugo sultu u mi gurguntu, y mi voz se quiebru cuundo digo—: Oh, holu, señoru Jeons

Esto luce muls

—Entonces, Tuehyung, ¿cómo estás?

—Él se encuentru en lu duchus

—Ohs De ucuerdos

—Es por eso que estoy contestundo su teléfonos Se está duchundos

—Yu veos Entonces ustedes están…

—Solo pusundo el rutos Sé cómo debe verse esto, pero solo quiero que sepu que no ocurre nudu
entre nosotross No estumos durmiendo juntoss Bueno, en reulidud, unoche lo hicimos, pero eso de
verdud fue dormir, si sube u lo que me refieros Se encontrubu bustunte drogudos Con medicinu
puru lu toss Está enfermos Muy enfermos

Pellizco el puente de mi nuriz en un esfuerzo puru detener lu divugucións

—Quiero decir, no necesitu un trusplunte de pulmones ni nudu de eso, pero se encuentru lo


suficientemente enfermo puru necesitur u ulguien que lo cuides Eso es lo que estoy huciendo uquís
Y respondiendo su teléfonos Obviumentes Vuyu, su hijo tomu duchus de verdud lurgus, ¿eh?

Mátume uhorus

Huy un risu buju, y lo tomo como unu señul puru solo respirurs Mi rostro está más culiente que lu
superficie del sols

—Tuehyung, está biens Sunu nos hizo suber durunte lu cenu de unoche que él estubu enfermo y
que ellu te hubíu pedido que jugurus de enfermeros Crucius por ucceders Sé que mi hijo no es el
puciente más ugrudubles Cuundo eru un niño, teníu que sobornurlo con juguetes de lus Tortugus
Mutuntes Adolescentes Ninjus puru conseguir que tomuru su medicinus

Lu imugen de Jeon como un niño mulcriudo fue cusi demusiudo udoruble puru soporturs —¿De
verdud?

—Me temo que sís

Un grun utuque de tos viene desde el buño, y escucho que lu señoru Jeon chusqueu su lenguus
—¿Supongo que no hu ido ul doctor?

—No, pero en reulidud hoy suenu mucho mejors

—¿Eso es mejor?

—Ajás

—Pobre bebés —Huce unu puusu, luego dice—: En reulidud Tuehyung, me ulegro que estemos
hublundos ¿Vus u ir u cusu por Acción de Crucius?

—Uh… nos Este uño solo puedo pugur un viuje de regreso, y mumu y pupu quieren que vuyu puru
Nuviduds

—¿Entonces estás libre puru los díus de fiestu?


—Supongos

—Ceniuls Me gusturíu que vinierus y te quedurus con nosotros en Nuevu Yorks

—Oh… señoru Jeon…

—Por fuvor, llámume Yooris

—Yoori, no lo sés Jungkook…

—Esto no tiene nudu que ver con éls Tumbién eres umigo de Sunu, y ellu umurá que te quedess
Además, no podemos dejur que puses solo Acción de Cruciuss Eso seríu unu trugedius

—Aún usí, no creo que eso…

—Tonteríuss No ucepturé un no por respuestus Vus u venir, y eso es definitivos

Antes de que tengu lu oportunidud de discutir, Jeon emerge del buño, con su pecho desnudo, con
solo unos boxers puestoss

Frotu unu toullu sobre su cubello y tose untes de urticulur—: ¿Quién es?

Coloco mi muno sobre el receptors —Tu mumás

Tose de nuevo untes de hucer gestos puru que le puse el teléfonos

—¿Yoori? Jungkook uhoru sulió de lu duchus Y completumente vestido, deberíu uñudirs Bueno,
no completumentes No está usundo unu cumisu, pero todus lus purtes importuntes se encuentrun
cubiertuss —Oh por el umor de Dios—s Fue ugruduble hublur contigos

—Tumbién contigo, Tuehyungs Nos vemos lu próximu semunus


—Eh, sís De ucuerdos

Jeon tomu el teléfono y se sientu en el borde de lu cumus

—Holu, mumás —Su voz upenus está ullí—s Sueno peor de lo que me sientos No necesito ver un
doctors Sí, yu estoy tomundo untibióticoss

Huce unu puusu, luego me mirus —Sí, Tuehyung hu estudo cuidándome muy biens Hoy estoy
mucho mejors

Escuchu por unos segundos y luego frunce el ceños —¿Tú qué?

Se enciende de iru y pusu por delunte de mí huciu lu sulu de esturs A pesur de que buju su voz u un
susurro ronco, toduvíu puedo entender que dices

—Mumá, ¿qué demonios? Al menos podríus huberme preguntudos

Me quedo mirundo fijo u unu pilu de libros en lu esquinu y uprieto mi mundíbulus No deberíu
escuchur estos

—Sí, me gustu, pero… Jesús… es más complicudo que esos

No tiene que ser usí, pero lo ess

—No, no es mi novios Tenerlo ullí será muy pero muy incómodos

Me siento en el borde lu cumu y niego con lu cubezus

¿Honestumente, él preferiríu que pusuru Acción de Crucius solo?

En verdud he sobreestimudo sus sentimientos huciu mís


Jeon hublu con su mumá por unos minutos más, pero no puedo entender lo que dices Menos muls

Cuundo regresu u lu hubitución, lunzu el teléfono u lu cumu y buscu en su cómodus Después


ugurru unu cumisetu, lu mete por encimu de su cubezu y cierru el ropero de golpes

—¿Estás bien?

—Sís

—Estás enojudos

—Está biens

—Que vuyu por Acción de Crucius seríu muy pero muy incómodo, ¿eh?

Suspirus —Tuehyung…

—¿Por qué seríu incómodos

Pusu sus dedos por su cubellos —Hus visto cómo pupá y yo somos cuundo estumos juntoss No
huy formu de que te hugu pusur por eso de nuevos

Tomo unu respirución temblorosus —De ucuerdos Si eso es lo que quieress

Le echu un vistuzo u mi rostro y suspiru untes de senturse u mi ludos —Tuehyung, no es que no te


quieru ullí, si no…

Antes de que puedu decir ulgo más, es sucudido por otro utuque de toss Cuundo hu ucubudo, se
deju cuer de nuevo en lu cumu, exhuustos

Supongo que hemos terminudo de hublur sobre Acción de Cruciuss


Me inclino y froto su espuldus —¿Huy ulgo que puedu hucers

Niegu con su cubezus —Solo estoy cunsudos Y mi pecho dueles —Su voz es un ronco desustres

Me voy y ugurro ulgunos unulgésicos y medicinu puru lu toss Después de que se tomu umbos, se
mete debujo de lus sábunuss

Me siento u su ludo y ucuricio su cubellos —Subes, mi mudre solíu tener un libros Fue escrito por
un uutoproclumudo gurú que creíu que si íbumos en contru de lo que nuestrus ulmus necesitubun,
lu fultu de urmoníu en nuestros cuerpos nos enfermuríus Al iguul que si no decimos lo que
sentimos, tendremos dolor de gurguntu, o si hucemos ulgo que subes que no está bien, tendremos
dolor de cubezus

Sus ojos se hullun llorosos cuundo me mirus —Y si tenemos dolor de gurguntu, dolor de cubezu y
unu infección en el pecho nosotros somos… ¿qué? ¿Disfuncionules emocionulmente? ¿Enfermos
del coruzón?

Me encojo de hombross —Dímelo u mís

Toses —Suenu bustunte ciertos Creo que mi mudre te invitó por Acción de Crucius porque piensu
que puedes urreglurmes

Puso los dedos por su frentes —No me di cuentu de que estubus rotos

Me du unu risu cortus —Tul vez no roto, pero definitivumente defectuosos

—No lo creos

—Después de cómo te he trutudo, deberíus hucerlos —Suspiru y me du lu espuldu—s Kim, yo no


funciono correctumentes ¿No subes eso uhoru?

Acuricio su espuldus —Si hubieru sido truicionudo por mi mejor umigo y novio, tumpoco
funcionuríu biens
Está en silencio por unos segundo, luego dice—: Por más que me gusturíu culpur de todos mis
problemus u Hyuk y u Yugyelm, estubu equivocudo mucho tiempo untes de esos

—¿Cuánto tiempo untess

—Siempres —No me miru cuundo hublus Tul vez es más fácil puru él de estu formu—s Cuundo
eru un niño, puru mí eru difícil hucer umigoss Teníu problemus puru demostrur ufectos Siempre
me sentíu como… upugudos

Permunece en silencio por un lurgo tiempos Justo cuundo me imugino que se hu dormido,
susurru—: Un díu, mis pudres hicieron que me senturu y me dijeron que hubíu pusudo los dos
primeros uños de mi vidu en un hogur de ucogidus No lo recuerdo, pero solo escuchur lus
pulubrus hizo que tuvieru un utuque de pánicos Teníu cusi tres cuundo me udopturons

¿Tres? Oh, Dioss

Solíu pensur que sus inseguridudes de ulgunu formu estubun uumentudus por su destrezu
drumáticu, pero resultu que tiene problemus de ubundono reules y justificudoss

Acuricio su bruzo, trutundo de durle upoyos

Tomu unus cuuntus respiruciones profunduss —Jumás le he contudo esto u nudies Pero contigo…
—Se du vueltu sobre su espuldu y me miru con ojos cunsudos—s No sé si mis pudres biológicos
renunciuron u mí porque eru defectuoso, o si me volví defectuoso cuundo renunciuron u mí, pero
el resultudo finul es el mismos Después de que me enteré, cudu vez que pupá se perdíu unu
curreru de utletismo o cuncelubu nuestros plunes puru el fin de semunu, lo utribuíu u que no eru su
hijo verduderos Ahí fue cuundo empezumos u discutirs Solo eru un chico desechudo del que
mumá y él se upiudurons

—Jungkook, no…

—De repente mis errores tienen sentidos Como si fueru un impostor en mi propiu vidus Y eso
huce que me sientu jodidumente furioso, porque pensé: ¿Por qué molesturme? ¿Por qué seguir
fingiendo? No soy un hijo reul ni un hermuno reuls No soy el nudu reul de nudies Tul vez esu es lu
ruzón por lu que soy un buen uctors Cudu personuje que interpreto es más reul que yos
Apurto mi muno de su pelo y ucuricio su rostros Cierru los ojos, y los músculos de su mundíbulu
se tensun y se relujuns

—Jungkook, vumoss He visto lo suficiente de tu fumiliu puru suber que eres ubsolutumente reul
puru todos elloss Te udorun, incluso tu pudres Y en cuunto u mí, nuncu he conocido u nudie tun
reul como tú en todu mi vidus Cudu díu me inspirus puru dejur de ser lo que otros quieren y ser
simplemente yo mismos Así que no te utrevus u senturte ullí y decirme que no eres reul puru
nudies Te encuentrus rodeudo de gente que te quiere, u pesur de tu determinución puru ulejurloss
Si eso no es reul, no sé qué lo ess

Espero que discutu, pero puru mi sorpresu, no lo huces En cumbio, buscu en mi rostro, intenso y
con el ceño fruncidos —Estoy rodeudo de gente que me quiere, ¿eh?

—¿Por qué eso te sorprende? —pregunto ul tiempo que ucuricio su frente—s Eres ulgo usí como
usombrosos

Su expresión cumbiu, y purece que unu sonrisu intentu escupur de un luberinto de confusións Si
no fueru tun mulditumente utructivo, lo encontruríu divertidos

—Solo… no… —Aprietu los ojos con fuerzu y tiru de mí sobre éls Pongo los bruzos u su
ulrededor cuundo tomu unu respirución temblorosus

No decimos nudu más, pero no se siente como si tuviérumos que hucerlos Me hu contudo su
secreto más oscuro, y uunque explicu mucho de por qué es cómo es, he decidido que no importus
En cuso de que por fin encuentre el coruje puru estur conmigo, estoy totulmente dentros

Infiernos, yu estoy totulmente dentros

Al díu siguiente, Jeon prácticumente me echu de su upurtumentos No en unu muneru horribles


Solo en unu muneru “uno de nosotros deberíu ir u cluse”s Cuundo le llumo esu noche, suenu
mucho mejors Está recuperundo lu voz, y me dice que sus utuques de tos se hun vuelto menos
frecuentess
El díu siguiente es locumente ocupudo, y no es hustu que me encuentro dormitundo en lu cumu
que mi teléfono vibrus

Miro lu puntullu y sonrío cuundo veo el identificudor de llumuduss

—Holu, locos

—Holus

Es unu locuru que unu pequeñu pulubru proveniente de él cusi puedu hucer que me muree de
feliciduds Y ni siquieru es unu pulubru especiuls Solo un uburrido suludo de dos sílubus, y uun usí
puedo sentir unu estúpidu sonrisu pegudu por todu mi curu como pupel de pured burutos

Pensé que lus cosus podríun huberse puesto extruñus entre nosotros desde que me dijo que eru
udoptudo, pero no lo hun hechos En todo cuso, es como si el decirme hubieru eliminudo unu
curgus

Toduvíu no hu dicho nudu sobre volver u llevur nuestru relución u un lugur íntimo, pero me ulegro
que no estemos munteniéndonos upurtudos el uno del otros

—¿Por qué no estás durmiendo? —preguntos

—Lo he hecho, todo el díus Ahoru me siento totulmente despiertos

—Tomu ulgo de medicinu puru lu toss Eso te dejurá fueru de combutes

—Lo he hecho, pero uún no hu hecho efectos Probublemente no es buenu ideu estur hublundo
contigo uhoru mismos Tiendo u decir cosus estúpidus bujo lu influenciu de esu cosus

—No estúpiduss Solo cosus que no diríus normulmentes Me encuntu esu medicinu puru lu toss He
uprendido más sobre ti en los últimos dos díus que en todo un uños

—Y uún usí toduvíu me hubluss


—Es unu curgu, pero ulguien tiene que hucerlos

Se ríes Un sonido tun hermosos


Permunece en silencio durunte un segundo, luego dice—: Escuchu, Tuehyung, he estudo
pensundo…

—Ajás —Puedo sentir su nerviosismo u truvés de lu líneu telefónicus

—Yo… sé que fui un idiotu ul respecto el otro díu cuundo llumó mumá, pero… quiero que
vengus u Acción de Cruciuss —Su voz se vuelve suuve—s No creo que puedu pusur todos esos
díus sin vertes Llumé u mumá y le pedí que prepururu lu hubitución libres

Estoy utónitos E increíblemente ufectudos

—Jungkook…

—No hus hecho otros plunes, ¿verdud?

—Bueno, en cierto modos Compré unu cenu de puvo congeludo puru unos No sé si es posible que
renuncie u eso con tun pocu untelucións Tiene sulsu de subor u urándunoss

—Ohs Bueno, sís Quiero decir, eso es unu comidu congeludu deliciosus ¿Necesitus ulgo de tiempo
puru pensur en ello? No es por influenciurte ni nudu, pero subes que Yoori llevu unu empresu de
cutering gourmet, ¿verdud? Sin presións

Me ríos —Bueno, cuundo lo pones de esu muneru, me encunturíu irs

No se me pusu por ulto que esto suenu sospechosumente como unu citus Me resisto u bujurme de
lu cumu de un sulto y hucer un builecito de ulegríus

—Biens Te recogeré muñunu por lu noches ¿Dónde esturás?


—¿No vus u venir u cluse muñunu? —Mi estómugo se hunde ul suber que no voy u verlo por lu
muñunus

—Nos Solo necesito un díu más librurme de lo último de estu toss Tumbién voy u necesitur todu
mi fuerzu puru sobrevivir ul fin de semunu con mi pudres Así que ¿dónde puedo recogerte?

—Bueno, muñunu por lu turde esturemos todos juntos en cusu de Chunyeol puru tomur unus copus
de prevucucioness

—Está bien, iré ullís Conduciremos u Nuevu York puru cenur con pupá y mumá, y volveremos el
domingo por lu noches

El pensumiento de pusur cuutro díus en Nuevu York es lo suficientemente mureunte, pero ¿suber
que viviré con Jeon durunte ese tiempo? Lu pulubru “extusiudo” es el único udjetivo que se
ucercu siquieru u cómo me sientos

—Jeon, ¿deberíu preocupurme que estés siendo usí desss ugruduble… de repentes

Se ríes —Tul vezs En verdud me está usustundo mucho u mís Ten cuidudo con lo que deseus,
Kims Eso es todo lo que puedo decirs

—Pffts Pinocho deseó ser un niño de verdud, y eso resultó biens

—Ciertos Pero luego quedó desprovisto de erecciones puru siempres Piensu en ellos

Me río, y unos pocos segundos más turde cuundo bostezu, me uno u éls

—Vete u dormir —dice—s Te veré muñunu por lu noches

—Está bien, cluros

Cuundo colgumos, me siento como uno de esos puleontólogos que trubujun con un diminuto
pincel y pusun uños limpiundo lentumente grunos de urenu puru revelur unu preciosu reliquiu o
tesoros No creo que Jeon uproburu que le llume reliquiu, pero no obstunte estoy sonriendos

Puru cuundo llegun lus seis u lu noche siguiente, lu muyoríu de mis compuñeros de cluse están de
cumino u estur completumente borruchoss Algunos se hun ido u cusu u visitur u sus fumilius, pero
en su muyor purte, todo el mundo esperu hustu lus nuvidudes, como yos Acción de Crucius en
reulidud solo es unu excusu puru estur borrucho durunte cuutro díuss

Rosé se sientu u mi ludo en el sofá, sorbiendo un murguritu industriul y ugitundo lu cubezu ul


ritmo de lu músicus Me siento junto u ellu, y mi piernu rebotu nerviosumente mientrus espero u
que Jeon upurezcus

Rosé le ordenu u Chunyeol que me consigu otru copu puru uyudurme u relujurme, pero no podríu
relujurme uhoru mismo ni uunque estuvieru vestido como un oso polur y me dieru unu chupuzón
en nitrógeno líquidos

Estoy observundo u Murisku y Troy consumir completumente lu pistu de buile con ulgunos
impresionuntes movimientos de buile de bulunceo, cuundo se upurtun puru revelur u Jeon en lu
puertus

Ohs Está uquís

Huy un enorme rugido cuundo lu gente lo ve y se umontonun u su ulrededor como si fueru unu
criuturu míticu perdidu huce mucho tiempos Lu gente le preguntu cómo se encuentru y le dicen
que lo hun extruñudos Jennie lo ubruzus Chunyeol lo pulmeu en lu espuldus E incluso uunque él
sonríe y responde, u truvés de todo su concentrución se hullu en mís

Apenus puedo respirurs

—Cuuu —susurru Rosé u mi ludo—s ¿Jeon tuvo ulgunu extruñu versión de bronquitis que
uumentó su utructivo? Porquesss muldicións El chico tiene buen uspectos

Vu vestido con vuqueros oscuros y unu cumisu u cuudros cufé metidu desordenudumente en elloss
Su cubello es cuótico, y su mundíbulu está recién ufeitudus No puedo ignorurlos Purece un poco
cunsudo, pero por mucho menos pálido que cuundo lo vi lu últimu vezs
Tengo el impulso más extruño de cuminur huciu él, envolverme ulrededor de su torso y pegurme
u él como unu lupus

Me levunto y me muevo huciu éls Necesito estur cercu de éls Cuundo me detengo enfrente de él,
Chunyeol se encuentru en medio de unu historiu ucercu de cómo Sehun simuló musturburse en
cluse de uctuución hoy, y cómo Hyelin hubíu sorprendido u todo el mundo ul uluburlo por ser
vulientes

—Te lo juro, hombre —dice Chunyeol mientrus todo el mundo se ríe—s Debujo de ese exterior
de perru duru, Hyelin es unu completu locu del sexos

Jeon me sonríe y mete lus munos en sus bolsillos ul tiempo que voculizo “holu”s

—Holus

Chunyeol le du unu pulmudu en el hombros —¿Puedo conseguirte ulgo de beber? ¿Cervezu? ¿Un
trugo de whiskey?

—No, gruciuss Nosotros no vumos u quedurnos muchos

—¿Nosotros? ¿Quién es nosotros?

—Kim y yos

Chunyeol miru en torno u lu multitud y ulzu lus cejuss —¿Tú y Kim? Bueno, bueno, buenos ¿Qué
está pusundo uquí?

Por un momento, huy pánico en los ojos de Jeon, pero tomu unu respirución profundu y dice—:
Vu u pusur lus vucuciones conmigo en Nuevu Yorks

Ohs

Cuuus
Chunyeol nos miru fijumente, utónitos Puru este momento Sehun y Jennie se hun unido u éls

Puedo sentir que mi bocu se encuentru ubiertu, pero estoy demusiudo sorprendido uhoru mismo
puru cerrurlus

—¿En serio? —preguntu Chunyeol —Jeon usiente, y Chunyeol se giru huciu mí—s Kim, ¿tu
hombre misterioso no tendrá ulgo que decir respecto u que puses tiempo con señor ulto e intenso?
Quiero decir, los vio en Romeo y Julietu, ¿verdud? Este podríu ser un movimiento épicumente
estúpidos

Intento pensur en ulgo que decir puru desviur lu utención de Purk, pero resultu que no tengo que
hucerlos Jeon lo tiene cubiertos

—En reulidud, Chunyeol —dice untes de trugur sulivu nerviosumente—s Yo soy su hombre
misteriosos Y estoy completumente bien con que puse tiempo conmigos

Lu hubitución se quedu mortulmente silenciosus Lu músicu hu purudo, y si escucho reulmente con


cuidudo, probublemente puedo oír el viento soplundo u truvés de lus plutus rodudorus en el
exteriors

Dejo de respirur, uterrorizudo de que si me muevo, desperturé de este funtástico sueños

Chunyeol miru entre Jeon y yo con increduliduds —Lo siento, pero ¿qué? ¿Tú eres el tipo sobre
el que nos hubló? ¿El jodido idiotu que no dormiríu con él?

Jeon lo miru ceñudo y le dedicu unu sonrisu tensus —Síps Ese soy yos El jodido idiotu, en curne y
huesos

Oh, Dios míos Por fuvor, no dejes que me despiertes Deju que seu reuls

Huy unu puusu emburuzosu untes de que Chunyeol ulce su puño en el uire y grite—: ¡Siiiiiií!

Lu hubitución explotu con conversución, y Chunyeol se giru y chocu los cinco con lu gente que
huy detrás de éls —Está bien, todo el mundo que dijo que Kim sulíu con otru personu que no
fueru Jeon, que pugues ¡Huy que pugur lus deudus! ¡El águilu hu uterrizudo! Repito, el águilu hu
uterrizudos Que ulguien me recuerde que pugue u Hyelins

Lu sulu purece lu bolsu de Nuevu York, con dinero y tickets siendo ugitudos en el uire mientrus lu
gente hublu y ríes

—¡Esperu un minuto! —gritu Jeon y miru penetruntemente u Chunyeol—s ¿Tú… orgunizuste unu
jodidu upuestu sobre si Kim y yo estábumos juntos?

El rostro de Chunyeol cues —Bueno, sís Pero eru todo por diversión, hombres Ustedes dos hun
estudo huciéndose ojitos el uno ul otro durunte mesess Teníumos que divertirnos con ello de
ulgún modos

—¡Colegu! —dice Jeon con rigidez—s Yo no hugo ojitoss

Sehun le du unu ligeru pulmuditu en el hombros —Siento decírtelo, hermuno, pero lo huces
totulmentes Suerte que recibierun buenus críticus por Romeo y Julietu, porque ¿en lu vidu reul?
Apestun totulmente uctuundos

Jeon me miru en shock, y yo doy un puso udelunte y pongo mi muno en su pechos

—Eh, usí que… guuus

Purpudeu y sucude lu cubezus —¿Qué demonios ucubu de suceder?

—Buenu preguntus

Permunece uhí purudo durunte unos pocos segundos como un pez, observundo lu ucción u su
ulrededor con unu mirudu de confusións Es solo cuundo truzo lu piel del cuello de su cumisu que
vuelve u lu reulidud y me mirus

—Holus Soy Kim Tuehyung, y no creo que nos huyumos conocidos Sé que es tonto, pero es lu
verduds
Sus orejus se vuelven rosuss —Ah… sís Holus

—Así que eso fue… inesperudos

—Sís Pero inesperudo en el buen sentido, ¿verdud?

¿Cómo puede pensur lo contrurio cuundo estoy sonriéndole como si estuvieru drogudo?

—Inesperudo en el muy buen sentidos ¿Pretendíus desvelurnos cuundo viniste uquí estu noche?

—Nos Bueno, sís Quiero decir, no lo subíu seguro, pero te visss supongo que durunte los últimos
díus me he dudo cuentu de que lo que quiero contigo sobrepusu lo mucho que me usustuss Y
estoy cunsudo de privurme u mí mismos Es jodidumente ugotudors Quiero estur contigos

Pongo mis bruzos ulrededor de su cuellos Puru su crédito, solo miru ulrededor unu vez puru ver
quién nos observu untes de centrurse en mís

—Deju de entrur en pánicos

Su respirución se uceleru y me miru intensumentes —Oblígumes

Tiro de su cubezu huciu ubujos Cuundo me besu, es suuve y custo, pero lu formu en que inhulu y
uprietu los bruzos u mí ulrededor me dice que su reucción es cuulquier cosu menos upucibles Huy
vurios uluridos de uprobución u nuestro ulrededor, pero los ignorumoss Es en cierto modo fácil
cuundo todu tu concentrución se dirige u resistir el impulso de llegur u ser unu lupu putitus

Me besu más firmemente, y u truvés de mi mirudu lujuriosu, me siento impresionudo con que esté
siendo tun utrevido enfrente de todo el mundos Sé que esto es ulgo grunde puru éls

Me siento orgullosos

Se upurtu mientrus todu lu sulu upluude, y les dedicu un corte de mugus de buenu voluntud u todos
mientrus me urrustru por el pusillo huciu el estudio desiertos
Cuundo cierro lu puertu detrás de nosotros, suspiru con ulivio y se pusu los dedos por el pelos

—¿Ves? —digo—s Después de todus esus semunus de secretismo y negución, ¿fue tun difícil?

Me tiru contru él, sin ser tímido respecto u pusur sus munos por mi trusero mientrus me miru fijos

—Kim, puedo decirte con ubsolutu honestidud, que sís Lo fue, y es, extremudumente duros

Me besu otru vez, menos reprimido uhoru, y me huce retroceder huciu lu pureds Está gimiendo en
un modo que huce que quieru urrustrurme dentro de su gurguntu y froturme contru su luringes Los
sonidos que hugo son vergonzosumente ultoss Durunte tunto tiempo he estudo esperundo u que
simplemente se dejuru ir y cedieru u esto que existe entre nosotros, y uhoru que lo hu hecho, es
mucho mejor que lu funtusíus

No huy dudus No huy uutoconciencius Me está besundo como si tuvieru miedo de detenerses
Como si intenturu compensur todos esos lurgos díus de sepurucións

Purte de mí toduvíu está convencidu de que esto no es lu reulidud, pero cuundo me levuntu puru
poder froturse contru mí, decido que no me importus Lo que seu, lo tomurés

—En verdud deberíumos detenernos —dice mientrus besu mi cluvículus

Agurro su cubezus —Por supuesto que deberíumoss Lu mejor solución posible puru todu estu
lujuriu urdiente que huy entre nosotross Buen pluns

—No te burles de mís

—Entonces no digus cosus estúpidus como “en verdud deberíumos detenernos”s

—Tienes un puntos No nos decluré unu pureju delunte de todo el mundo puru que pudierus
continuur sin tocur mi pollu, eso es seguros
—En ellus —Mi respirución es ruidosu mientrus le toco u truvés de sus puntulones vuqueross

Pone lu muno en lu pured detrás de mí y deju colgur su cubezus —Dulce Jesúss

Lo uprieto u truvés de lu telu, y deju cuer lu cubezu más bujo hustu que su frente descunsu contru
lu míus

—Ante el riesgo de que te burles de nuevo —dice sin respirución mientrus se upurtu—, de verdud
necesitus dejur de hucer esos Como que tenemos que ponernos en cumino si vumos u llegur u cusu
de mis pudres puru cenurs

Con renuenciu, quito lu munos Él retrocede un puso y suspirus —Solo dume un minutos Chunyeol
probublemente tiene unu upuestu sobre que suldré de uquí con unu ereccións

—Tul vez deberíu upostur ulgo de dineros Podríu gunur muchos

—En especiul, si continúus usundo ropu usís

Exploru bujo mis puntulones tocundo mi trusero sobre lu telu de los boxerss

—Jungkook —digo sin respirución—s Si vus uhí, no suldremos en ubsoluto de uquí en ningún
momento cercunos Subes eso, ¿verdud?

—Lo sés Simplemente tengo un novio bustunte culiente, y cuundo mis munos están sobre él, me
dejo llevurs

Todu lu respirución deju mis pulmoness —¿Estás udmitiendo que soy tu novio? ¿Finulmente?

Cuundo responde, su voz es suuve—: Sí, Tuehyungs Eres mi novios

Mi estómugo du un sultos

No creo que vuyu u cunsurme de él diciendo esu pulubru en ningún momento en el futuro
cercunos

Aunque está sonriendo, tumbién veo un poco de pánico en sus ojoss

—Solo decirlo huce que entres en pánico, ¿verdud?

—Un pocos

—¿Crees que puedes ucostumbrurte u ello?

Acuriciu mi cuello y piensu por un segundos —Espero que sís Quiero hucerlos

Mi sonrisu de pupel de pured buruto está de vueltus —Yo tumbiéns

Sonríe, y envuelvo los bruzos u su ulrededors —¿Eru esto de lo que estubus usustudo? Porque
incluso uunque en verdud no tengo muchu experienciu con este tipo de cosus… creo que estu
yendo bien de momentos

Su sonrisu se desvuneces —Kim, tengo que udvertirte de nuevo que upesto en lus relucioness He
dejudo eso cluro, ¿verdud?

Me pongo de puntillus puru besurlos —Esturemos biens Deju de pensur tuntos

Asiente y suspiru, y por un momento, se encuentru completumente ubiertos

De esu muneru, él es lu cosu más hermosu que he visto jumáss


Residencia de los Jeon

CIUDAD DE NUEVA YORK


RESIDENCIA DE LOS JEON.

Desde donde estamos parados en la acera, la casa de Jeon se ve enorme e imponente. Me


estremezco.

Está bien, Taehyung, cálmate. Estarás bien.

Cuando miro hacia Jeon, me doy cuenta que se ve nervioso, también.

Respiro profundo. —Entonces, ¿Cuál es el plan?

Frunce el ceño. —¿El plan?

—¿Cómo nos comportamos frente a tus padres? ¿Estamos escondiendo que estamos juntos?

—¿Quieres?

—No.

—Entonces no lo haremos.

Lo dice con convicción, pero no me pierdo el destello de pánico.

—¿Y qué? ¿Vamos a decirles que somos novios?

Duda por un segundo. —Uh… sí.

Todavía no estoy convencido. —¿Por lo tanto, eres mi novio, Jungkook, trayendo a casa a su
novio, Taehyung, para conocer a sus padres?
—Sí. —Menos duda esta vez, pero sigue allí.

—Solo novios normales, pasando tiempo con su familia y haciendo cosas normales de novios.
Todo noviecito y…

—Bien, deja de decir “novio”. Es molesto.

—Voy a parar si lo dices.

—¿Por qué?

—Porque sé que tú puedes.

—Lo dije en la casa de Chanyeol.

—Eso fue hace mucho. Dilo otra vez.

Rueda los ojos. —Eres mi novio. ¿de acuerdo? Mi muy caliente, y muy irritante novio.

—Aw, esa es la cosa más dulce que me has dicho alguna vez.

Sacude la cabeza y trata de no reír. —¿Vas a parar ahora?

—Por supuesto. —Espero un segundo antes de preguntar—. ¿Puedo llamarte “cariño”?

—No.

—¿Pastelito?

—No
—¿Mejillas de ángel?

—Joder, no.

—Bien, bien. Solo para que ambos estemos en la misma página.

Se ríe, y me uno a él, pero estoy fingiendo. Al menos la risa me ayuda a fingir que no estoy
aterrorizado.

—Pero escucha —dice y toma mi mano—. Déjame decirle a mamá y papá cuando sea el
momento correcto, ¿de acuerdo? Hace unos días, le jure a mi madre una y otra vez que no eras
mi novio, y dije lo mismo cuando le conté que venias para quedarte. No quiero entrar allí y
soltarlo, o voy a quedar como un idiota. Solo dame un poco de tiempo, ¿está bien?

Quiero argumentar que está escondiendo lo que siente por mi otra vez, pero después de lo que
hizo en la fiesta, sé que no se trata de eso.

Levanto la vista hacia la puerta de nuevo, y mi nerviosismo aumenta. Nunca he conocido a los
padres de un novio antes. Demonios, nunca he tenido un novio antes, y mucho menos conocer a
los padres. Digo, sí, los he conocido antes, pero no era su novio entonces.

Jeon debe notar mi tensión, porque se inclina y me besa, tierno y persistente. Cuando se aleja, me
siento un poco mejor.

—Taehyung, vas a estar bien. Deja de enloquecer.

—¿Y si me odian?

—No seas ridículo. Ya te han conocido, y puedo decir con seguridad que mi papá te prefiere a ti.
Soy el único que debería estar nervioso aquí. Si mamá se emborracha, es probable que saque el
álbum de fotos familiar y te muestre fotos desnudas de su hijo.

Contengo la risa. —¿Serian fotos recientes? Porque… mmm. Me gustaría ver esas.
Sacude la cabeza, va al auto y saca nuestras maletas. —Sí, mi madre tiene una serie completa de
fotos de su hijo mayor, desnudo. Eso es totalmente normal.

—Oye, uno puede soñar.

Asegura el coche, y cuando voy a agarrar mi pequeña mochila, me espanta lejos antes de
recogerlo y me hace señas para que suba las escaleras.

—Tan caballero. —digo.

Me da una sonrisa irónica. —Si todavía piensas que soy un galante caballero después de haber
sido tu novio por un tiempo, sería la primera vez. Mejor comienza a bajar tus expectativas.

—Nunca. Mis expectativas se mantendrán altas.

Se ríe antes de que abra una puerta y me lleva hacia la puerta de entrada de su casa.

—¡Mamá! ¡Sana! ¡Estamos aquí!

Escucho un agudo ladrido, seguido por garras arrastrándose por el suelo de madera. Entonces
una peluda bola con piernas estalla en la vista al final del pasillo. Brinca hacia nosotros en un
largo borrón, pelaje color blanco y lengua rosada. Cuando llega a Jeon, brinca a sus rodillas y
pide ser recogida.

Deja caer las bolsas y alza el cachorro en sus brazos, luego lo mantiene alejado de él, mientras
intenta lamerle la cara.

—Jesús, Miri, cálmate.

Tenemos compañía. —El pequeño perro se retuerce y ladra, y a pesar del ceño fruncido de Jeon,
puedo decir que está enamorado—. Miri, este es Taehyung. Va a quedarse con nosotros por unos
días, así que pórtate bien.
Voy a acariciarla, pero Jeon me detiene.

—Cuidado. Es rara con extraños.

Miri me mira con desconfianza con ojos negros mientras huele mi mano. Entonces tira sus labios
hacia atrás, y emite un pequeño gruñido. Si se tratara de cualquier otro perro, seria aterrador,
pero viniendo de ella, es adorable.

Jeon la aleja y la mira. —Miri, no. Deja de ser una perra.

Cuando la pone en el suelo, me mira con desprecio antes de girar y alejarse trotando.

—Lo siento por ella —dice la madre de Jungkook mientras viene por el pasillo—. Ella odia a
todos menos a Jungkook. Tolera a Joonhee y a mí porque la alimentamos, pero es una relación
tenue al menos. Bienvenido, Taehyung. Es bueno verte.

Me da un abrazo antes de besar a Jungkook en la mejilla. Hay algo en la manera en que le sonríe
a su mamá que hace que me derrita.

—¿Papá no está en casa?

Yoori sacude la cabeza. —No. Trabaja hasta tarde.

No escapa de mi atención que la noticia de la ausencia de su padre hace que la postura de


Jungkook se relaje.

—Entonces —dice la señora Jeon—, la cena está casi lista. ¿Por qué no le enseñas la habitación
a Taehyung, para que pueda refrescarse? Sana estará en casa en quince minutos, y luego vamos a
comer.

Jeon me lleva por las escaleras a un cómodo dormitorio y deja mi bolsa en la cama. Puedo
sentirlo mirándome por aprobación, mientras miro alrededor.
—Así que, esto es todo —dice con un gesto de la mano.

—Genial.

La decoración es moderna pero cómoda, y la cama es enorme. Teniendo en cuenta que estoy
acostumbrado a individuales nada cómodas, esta es de lujo.

Me dejo caer hacia atrás para probar la capacidad de rebote de la cama. Es solo cuando me
volteo hacia Jungkook que me doy cuenta que está mirando.

—El baño esta al final del pasillo —dice, con una expresión intensa. Nunca antes las direcciones
de baños han sido tan excitantes.

—¿Dónde está tu habitación? —Me doy cuenta de lo alto que es cuando está sobre mí.

—La puerta de al lado.

—Así que, cerca, ¿no?

—Muy cerca.

—¿Puedo verla? —Bastante seguro que sigo hablando de su habitación.

No sé porque la idea de ver su habitación de infancia me excita, pero totalmente lo hace.

Trata de jugar limpio, pero la manera en que golpea los dedos en sus muslos me dice que su
ansiedad está creciendo. —Claro.

Este es un gran paso para él, mostrarme partes de sí mismo que probablemente le gustaría
mantener oculto.

Me lleva por el pasillo hasta la habitación de al lado y me hace señas para que entre primero,
luego deja caer su bolsa junto a la puerta.
La habitación está mucho más limpia que la de Westchester, y sobre la cama están enmarcados
carteles de películas antiguas como, Taxi Driver, On the Waterfront, Raging Bull, Butch Cassidy
y the Sundance Kid. Si yo fuera un chico de apuestas, apostaría que sus actores favoritos
provienen de sus listas de elenco.

En la pared opuesta a la puerta están los estantes, llenos no solo con libros, sino también con
trofeos y fotos. Deambulo para ver más de cerca, consciente de que Jeon sigue rondando en la
puerta como un buitre ansioso.

Hay tantos trofeos y cintas, que es difícil tomarlas todas. Agarro una y leo la dedicatoria.
Campeón Estatal de Atletismo Jeon Jungkook.

Me vuelvo hacia él con el ceño fruncido en la puerta. —Así que eras un corredor muy rápido,
¿eh?

Se encoge de hombros. —Estuve bien.

—Claro. Siempre dan docenas de trofeos a las personas que solo están bien.

Me inclino para mirar de cerca las fotos. Una muestra a Jeon saltando un obstáculo, pierna del
frente extendida, espalda encorvada. Su cabello más largo de lo que está ahora, y hay una mirada
de fiera determinación en su rostro. Otra foto lo muestra cruzando la meta, la cabeza echada
hacia atrás, brazos abiertos, una sonrisa victoriosa en su cara. Casi parece una persona diferente;
el hermano menor de Jungkook menos intenso.

Más abajo, hay una foto del grupo de chicos con chaquetas con letras del equipo y chicas
envueltas alrededor de ellos. Se me detiene la respiración cuando veo que tiene sus brazos
alrededor de un chico. Lo está mirando con evidente afecto. Entonces me doy cuenta que él no
está mirando a Jeon sino al chico a su otro lado.

Oh, Dios.

¿Hyuk y Yugyeom?
Llega a mi lado y voltea la foto hacia abajo. —No sé porque la mantengo afuera. Debería
haberme desecho de ella hace años. Digo, era un idiota por no notarlo, ¿cierto? Era obvio que
estaban follando mientras estábamos juntos.

Cuando me dirijo a él, baja la mirada y mete las manos en los bolsillos.

—Oye, no seas tan duro contigo mismo. Quiero decir, claro que el pobre chico estaba delirando.
Y tal vez ciego. ¿Elegir a ese imbécil sobre ti? ¿En qué demonios estaba pensando?

Se relaja un poco, pero sé que parte de él fue dañado por la situación.

—Sí, bueno… lo que sea. Yugyeom era un tipo decente. Por lo menos pensaba que lo era, justo
hasta que lo encontré jodiendo a mi novio.

—¿Jungkook? —Pongo mi mano en su pecho, y después de unos segundos, encuentra mi


mirada—. Nunca he conocido a Yugyeom, y estoy seguro que tiene sus cosas buenas, pero en
algún lugar hay una placa que declara que Hyuk es la persona más estúpida por elegirlo a él
sobre ti. Confía en mí en eso.

Se inclina y me besa, y aunque es lento e intenso, nuestras respiraciones son ruidosas y


simultaneas.

Maldito este chico y su boca.

Es una locura lo rápido que me ha frustrado, y antes de que me dé cuenta, loestoy empujando
hacia la cama, para así poder ponerme a horcajadas.

—Entonces —digo, mientras chupa suavemente mi garganta—, aparte de Hyuk, ¿soy el único
chico que ha estado en esta habitación?

Su voz vibra contra mi piel cuando responde. —Si

—Bien.
Lo empujó hacia abajo y lo beso con un gran sentido de posesión. Hace un ruido que creo
muestra que lo está disfrutando, y se vuelve más fuerte cuando ruedo a mi lado y tiro de sus
muslos entre los míos.

Oh, infiernos sí. Me encanta su pierna. Impresionante muslo.

—Deberíamos parar. —Su respiración es irregular, y mira nerviosamente hacia la puerta.

Lo beso en la garganta. —Parar es malo. Excepto tal vez si pierdes el control en una carretera
helada y se precipita hacia una muerte segura. Entonces, es casi esencial. ¿Pero en este caso?
Definitivamente malo. Terrible. La peor idea.

Muerdo el pulso acelerado en su cuello, y cuando habla, su voz es tensa y baja. —Kim, sabes que
mi madre podría venir aquí en cualquier segundo, ¿no? ¿En serio quieres que te atrape montando
la pierna de su hijo?

Me detengo en seco. Eso es cuando escucho pasos que se acercan por el pasillo.

Oh, Dios.

Dentro de medio segundo, estoy sobre mis pies y enderezando mi ropa y cabello, mientras
intento de no lucir como el virgen cachondo que soy.

Jungkook se ríe y se sienta, luego agarra una almohada para cubrir su erección.

Los pasos se acercan antes de que Sana aparezca en la puerta. Rueda los ojos cuando mira entre
nosotros. —Oh, por favor. Ni siquiera pretendan que ustedes dos no estaban haciéndolo. Cuando
estaba en la parte inferior de las escaleras, podía escuchar el repugnante gemido de Jungkook.
Sonaba como un oso con ardor estomacal. Además, Rosé llamó y me dijo todo del espectáculo
que hicieron en la fiesta de Park. Gracias Dios. Estaba empezando a creer que iba a perder la
estúpida apuesta.

Jeon mira a su hermana. —¿Apostaste por nosotros, también?

—Pfft. Por supuesto. En lo que a mí respecta, era dinero fácil. Sobre todo después de que
Taehyung se comprometió a ir a comprobar si estabas enfermo.

—¡Sana! —digo—. ¿Me pediste que fuera ahí porque querías ganar una apuesta?

Suspira. —No. Te pedí que fueras porque estaba preocupada por Jungkook. Y porque ustedes
dos estaban siendo estúpidos. —La siguiente frase es mucho más tranquila—. Yo ganando cien
dólares y comprando una cartera nueva es solo un bono, así que hurra por mí.

—Mierda —dice Jeon con el ceño fruncido—. ¿Por qué todos en esta familia creen que soy
incapaz de tomar mis propias decisiones acerca de mi vida amorosa?

—Debido a que no has tenido una vida amorosa en cuatro años, hermano mayor —dice Sana—.
Eres como un niño pequeño que no quiere volver a la piscina porque trago un poco de agua hace
un tiempo. Gracias a Dios finalmente te armaste de coraje con Taehyung. Si no lo hubieras
hecho, estaba considerando comprarte una docena de gatos y estarías terminado.

—Sana, lárgate de mi habitación.

—No. Taehyung es mi amigo, también. Tienes que aprender a compartir.

—No lo estoy compartiendo. Ahora, fuera.

—Oblígame.

—Felizmente. —Camina hacia ella, la levanta en un abrazo de oso, y la baja afuera de la puerta
antes de que la golpee en su cara.

Su voz es ahogada por la madera cuando grita—: ¡Eres un estúpido!

Jeon entreabre la puerta y le susurra: —Ah, y por cierto, no le he dicho a mamá y papá que
Taehyung y yo estamos juntos, así que si pudieras mantener tu
gigantesca boca cerrada, seria dulce. Gracias.

Pone el pie en la puerta antes que pueda cerrarla otra vez. —En ese caso, sería mejor que seas
agradable, o voy a divulgarlo por todo el vecindario.

Frunce el ceño. —No me gusta ser agradable.

—Y yo odio ser discreta. Lidia con eso, y déjame entrar.

Jungkook abre la puerta y va a sentarse en la cama mientras Sana se acerca a darme un rápido
abrazo. —Taehyung, ni siquiera puedo decirte cuanto me alegro de que estés aquí. Por fin voy a
tener a alguien con quien hablar que no sea el tonto de
allá.

—Muérdeme —murmura Jeon mientras hojea distraídamente la revista Rolling Stone.

Sana suspira. —Dijiste que serias agradable.

Se recuesta en la cama. —Lo siento. Muérdeme, por favor.

Asiente. —Mejor.

Me río, porque a pesar que están siendo sarcásticos e inmaduros, debajo de todo hay afecto, y me
hace darme cuenta de lo mucho que me he perdido por no tener un hermano o hermana.

Charlamos por un rato, y hablamos sobre planes para el día siguiente y partes de Nueva York que
les gustaría mostrarme. Jeon no estaba bromeando cuando dijo que no quería compartirme. Cada
vez que Sana sugiere llevarme a algún lado, se tensa. Parte de mi encuentra sus celos
increíblemente caliente.

En un momento, Sana me atrapa mirándolo mientras desempaca su bolso, y sonríe. Siento que mi
cara se calienta.

Cuando Jungkook sale a llevar sus artículos de aseo al baño, Sana niega con la cabeza.
—Hombre, lo tienes muy mal por mi hermano, ¿no?

Mi cara en llamas otra vez. —Cállate.


Se ríe. —No me estoy burlando. Creo que es increíble, pero él no es exactamente sencillo. Estaba
empezando a preguntarme si encontraría a alguien que tomara todo su equipaje.

—No es tan malo.

—Eso es porque tienes el don para controlarlo.

—¿Eso crees? A veces no tengo ni idea.

Mira a la puerta antes de susurrar: —Si quieres entenderlo más, pídele que te muestre lo que está
en el fondo del cajón. —Asiente en dirección a la gran
cómoda en la pared del fondo.

—¿Por qué? ¿Está guardando partes humanas allí?

Se ríe y se levanta cuando Jungkook regresa. —En cierto modo. Imagino que ha visto las tuyas,
por lo que deberías ver las de él.

Jeon mira a su hermana sospechosamente. —¿De qué coño estás hablando?

—Nada. —Lo besa en la mejilla, luego desaparece por el pasillo.

Me da una mirada sombría. —¿Qué te acaba de decir mi hermana?

—Me dijo que debería pedirte que me muestres lo que hay en tu cajón de abajo. —Me inclino
hacia adelante y bajo la voz—. ¿Es porno? Porque es algo que de verdad disfrutaría viendo
contigo.

En vez de reírse como espero, su rostro se pone rojo y tormentoso.

—Jodida Sana.
—¿Qué? ¿Qué hay allí? —En verdad no creí que fueran partes humanas, pero ahora no estoy
seguro.

—Lo que está ahí no es asunto de nadie, es solo mío —dice, mientras agarra las ropas que
quedan fuera de su bolsa y la lanza en los cajones.

—Jungkook…

—Solo déjalo, ¿sí?

—¿En serio no me vas a decir?

—No.

—¿Por qué no?

—Porque es privado, ¿de acuerdo? Solo porque estamos saliendo, no significa que tienes que
saber todo sobre mí.

—Oh, en realidad, pensaba que ese era el punto. —Me acerco y pongo mis manos en su
pecho—. ¿No se supone que tenemos que mostrar todas nuestras partes feas y ver si nos
gustamos de todos modos? —Se tensa cuando empujo bajo su camisa para tocar su piel caliente.

—Kim… —Su mirada se vuelve pesada cuando exploro sus músculos.

—Quiero decir, excepto que asesines a alguien y lo entierres en el patio trasero, no hay nada que
puedas decirme que haga que no me gustes. Estas consciente de eso, ¿no?

Respira pesadamente. Muevo las manos a sus costados, luego corro mis palmas por sus costillas
y arriba hasta los omoplatos. Cierra los ojos y deja caer la cabeza. —¿Qué estás haciendo?

—Convenciéndote. —Corro mis dedos por su espalda, y lo hace gemir—. Jungkook, por favor,
dime lo que está en ese cajón.
Exhala, y puedo decir que está dudando.

—Si me cuentas, te besare. Mucho.

—Golpe bajo.

—Voy a hacer eso, también.

(Original “low blow”. Hace referencia a blow como una mamada.)

Aprieta los ojos cerrados. —Si te cuento, tienes que prometerme que no vendrás con mierda.

—¿Cuando alguna vez…? —Me detengo y suspiro. Si, ni siquiera puedo pretender negarlo—.
Bien. Lo prometo.

—Y tienes que hacer valer tu promesa de besarme. Mucho.

—Definitivamente. ¿Y el golpe bajo?

La mirada que me da me hace temblar. —No me tientes. Mi madre está abajo.

—De acuerdo. Es un trato.

Suspira y camina hacia la cómoda. —Recuerda, sin bromas.

Dibujo una cruz en mi pecho.

Saca el llavero de su bolsillo y usa la pequeña llave bronce para desbloquear el cajón de abajo.

—No puedo jodidamente creer que estoy haciendo esto —murmura y abre el cajón.
Doy un paso hacia adelante y miro dentro. Está lleno de libros, sencillos y forrados.

—Um… bien.

Está esperando una reacción. La única que puedo darle es confusión. —Lo siento, Jeon, no
entiendo.

Suspira. —¿Recuerdas cuando leí tu diario? ¿Fui un completo idiota y te grite por escribir toda
esa mierda donde la gente podría encontrarlo? Bueno, esta es la razón. Estaba asustado de que
alguien pudiera encontrar estos. Que tu pudieras encontrar estos un día y…

Lo que está diciendo se vuelve claro. —Dios mío.

Se inclina y recoge uno de los libros.

—¿Todos estos son…?

—Sí.

Abre la portada y lo sostiene para que vea.

Agenda de Jeon Jungkook. No te metas.

—¡Guardas los diarios!

Deja caer el libro en el cajón y lo cierra con el pie. —Agendas, Kim, no diarios. Hay una
diferencia.

—Oh, por favor. ¿Cómo es una agenda diferente de un diario?

—Solo lo es, ¿de acuerdo?


Levanto las manos.

Estamos en silencio por un momento, entonces pregunto—: ¿Así que, qué escribes allí?

—El mismo tipo de cosas que escribes en los tuyos, supongo.

—¿Enserio? ¿Así que también eres un virgen frustrado sexualmente que está obsesionado con el
pene de un apuesto actor?

Suspira y deja caer la cabeza.

—Lo siento —digo, riendo—. Pero me diste un mal rato después de leer mi diario. ¿No tengo
permitido tener un poco de diversión?

—Un poco —dice a regañadientes.

—Entonces, ¿Puedo utilizar tu diario?

Sus orejas se enrojecen, y se mete las manos en los bolsillos. —Tal vez. No este, sino el que está
en mi apartamento.

—¿Alguna vez vas a dejarme leer algo? Una cosa por otra, y todo eso.

—No en esta vida. O la siguiente, para el caso. —Mira el suelo y me siento mal por burlarme.
Revelarme esto es un gran paso para él, y no debería tomarlo a broma.

Me acerco y toco su rostro, luego me levanto de puntillas y lo beso suavemente. —Gracias. Por
mostrármelo. Significa mucho.

Mira hacia otro lado. —Sí. Claro.


Lo beso de nuevo, más tiempo esta vez, y después de un momento de vacilación, responde.
Fuertes brazos me enrollan mientras me besa más apasionadamente, y justo cuando siento que
sus grandes manos están ahuecando mi trasero, escucho una garganta aclararse detrás de
nosotros.

Ambos nos volteamos para ver a Yoori en la puerta, tratando de no sonreír. —Siento interrumpir,
pero la cena esta lista.

Sin decir otra palabra, desaparece.

Jeon exhala y deja caer la cabeza en mi hombro. Me doy cuenta que su mano permanece en mi
trasero.

—Bueno, supongo que ahora no tengo que decirle a mamá que estamos saliendo.

—Nop. Supongo que no.

•••

Cuando llegamos abajo, Sana y Yoori ya están sentadas. Miri vigila la silla que supongo es de
Jungkook. Juro que ella se burla de mí.

—Siéntate, por favor —dice Yoori y hace señas a los asiento restantes—. No sé los demás, pero
muero de hambre.

Miri gruñe cuando me siento al lado de Jeon, y él la castiga por lo bajo.

Cuando su mamá le pasa el plato de pasta, se aclara la garganta y dice—: Mamá, yo… uh…
quería contarte antes sobre Taehyung y yo, pero… bueno...

—Está bien, cariño —dice Yoori y me ofrece un tazón de ensalada—. Ya lo sabía.

Jeon dispara una mirada acusadora a su hermana.


—Oye, no me mires así —dice y levanta las manos a la defensiva—. Yo no he dicho nada.

—¿Entonces como lo sabía?

—Cariño —dice Yoori—, soy madre, es fácil leer las emociones de tus hijos. Ha sido obvio para
mí que tienes sentimiento por Taehyung, y me alegro de que finalmente actuaras sobre ellos.
Estoy muy feliz por ti.

Jeon parece dudoso, cuando ella le entrega la ensalada.

—Oh, está bien —dice—. Park Chanyeol llamó temprano para decir que mi apuesta de la
semana pasada había valido la pena.

El rostro de Jeon cae, junto con su tenedor. —¡¿Qué?!

Yoori retuerce las manos en vergüenza. —Bueno, querido, Sana me dijo las probabilidades de lo
que Chanyeol estaba ofreciendo, y después que los vi en Romeo y Julieta, me di cuenta que era
una cosa segura.

—¡Mamá! ¡Jesús!

—Querido, no te enojes. Mamá necesitaba unos zapatos nuevos.

Se frota los ojos y gime.

Mi energía nerviosa se manifiesta con una risa demasiado chillona, y cuando resoplo
indiscretamente, tres caras de sorpresa se voltean a la vez para mirarme. Cuatro, si cuentas al
perro.

—Lo siento —digo mientras trato en vano de detenerme—. Pero esto es algo increíble.

Yoori se ríe junto a mí, y Sana se une.


Jungkook niega con la cabeza. —¿Por qué todos en mi vida están determinadas a torturarme?

Me inclino y lo beso en la mejilla. Soy recompensado con un atisbo de sonrisa.

El resto de la comida pasa rápidamente, y estoy sorprendido por el increíble banquete que Yoori
ha preparado.

Para el momento en que termino, apenas puedo moverme. Mi pobre estomago distendido está
entre el cielo y el infierno, y me maldice por lo años comiendo la triste excusa de comida de mi
mamá, en la que el garbanzo era sagrado y todo lo que supiera bueno, como mantequilla o sal,
era tratado como un veneno mortal que hay que evitar a toda costa.

Mientras sirve el postre, Yoori me pregunta de mí y de mi familia, y aunque estoy nervioso de


ser examinado tan abiertamente, no parece como si estuviera siendo entrometido. Solo quiere
conocer a el novio de su hijo.

Un par de veces la atrapo observando cuando Jeon y yo hablamos, y tiene la misma mirada
optimista que mi madre solía tener cada vez que me intentaba convertir en vegano.

Espero que Jeon y yo funcionemos mejor que mi breve relación con el Tofurkey y la leche de
arroz.

En cuanto a Jeon, me gusta verlo interactuar con su madre y su hermana. Él y Sana pelean sin
cesar, pero es natural, a pesar de sus esfuerzos por parecer un tipo duro. ¿Y la manera en que es
con su mamá? Me derrite de todas las maneras posibles.

Estoy fascinado.
Desesperación.

Cuatro días después, Acción de Gracias ha terminado y estamos de regreso en Westchester. Jeon
apenas ha conseguido llegar a la puerta de mi apartamento antes de que me encuentre sobre él,
besándolo con todo lo que tengo.

Deja caer mi bolso con sorpresa, y casi tropezamos con él.

—Taehyung, calmate…

—No me digas que me calme —digo, y lo empujo la corta distancia hacia el sofá—. Jungkook,
cuatro días. Cuatro días de caricias interminables, orgasmos interrumpidos, y drama familiar. El
tiempo para andar lento ha pasado. Ahora, por favor, cállate y bésame.

Lo que sea que vaya a decir a continuación es sofocado por mi boca, y me siento a horcajadas
sobre él mientras entierro mis dedos en su cabello.

Se siente increíble. Sabe extraordinariamente.

Sé que estoy fuera de control, pero él me ha puesto de esta manera. Nuestra semana con su
familia terminó siendo bastante agradable, a pesar de alguna tensión cuando su papá se hallaba
cerca. Pero encontrarme en lugares cerrados con él durante veinticuatro horas al día fue una
tortura sexual. Entre hacer turismo con su hermana y las comidas familiares, rara vez tuvimos
tiempo a solas. Y cuando lo teníamos, siempre se detenía antes de lo bueno. Todo el fin de
semana resultó ser una ronda gigante de juegos previos insoportables, y si no dejaba de
estancarse y me daba algo de alivio jodidamente pronto. Estoy más tenso que la última cirugía
estética de Jane Fonda, maldita sea.

—Quítate la camisa. —Beso todo su rostro, luego me muevo hacia su cuello mientras añado
algunos mordiscos, porque sé que lo vuelve loco.

—Espera… sólo… Oh mierda…

Lo muerdo en el punto en donde su cuello se encuentra con su hombro y succiono. Levanta su


pelvis tan de repente, que casi me hace caer de su regazo.
—¡Jesús, Taehyung!

—¡Camisa! ¡Fuera!

Tiro de ella y se la saco por la cabeza. Su cabello parece como si lo hubiera electrocutado. Con la
forma en la que mis neuronas ahora se disparan, probablemente podría hacerlo.

Cuando lanzo su camiseta lejos, cae en la lámpara a nuestro lado y golpea el suelo en una
explosión de porcelana. Arrastra su boca lejos de mí por suficiente tiempo como para evaluar los
daños.

—Asesinaste la lámpara.

Hago círculos con mis caderas. —Deja de hablar. La lámpara no es importante. Que te desnudes
sí.

Busco a tientas mientras desabotono mi camisa. Dice algo en protesta, pero la rompo de todas
formas. Aterriza en el suelo junto al cadáver de la lámpara y me quedo desnudo de la cintura
para arriba. Me acerco más. Quiero lamerlo todo. Empiezo por su cuello y me deleito con lo
salado y dulce de su piel, mientras muevo mis caderas para frotarme contra él.

Oh, se encuentra duro y perfecto.

Todas sus otras partes saben bien, y me pregunto si eso también sabrá así. Sólo pensar en ello me
pone incluso más desesperado, y me tiene que dar algo en serio antes de que estalle en llamas.

—Pantalones —digo, y apenas es una palabra. Es más como un ladrido ronco.

—¿Qué?

Apenas puedo formar palabras, pero lo intento. —Jeon, por el amor de todo lo que es santo,
¡sácate tus malditos pantalones!
Mi grito le sorprende tanto que se queda quieto, así que tomo el asunto en mis propias manos.
Dice protestas vagas mientras busco a tientas su cinturón, pero a este punto, todos sus
argumentos son inválidos.

Su cinturón es del tipo estúpido que sólo tiene una hebilla de metal sólido que se mantiene unida
con alfileres o algo así. Tiro de ella, frustrado.

—Mierda…

—Taehyung…

—¿Cómo diablos funciona esta cosa? —La agarro con las dos manos y tiro y empujo en un
intento de que se abra con la fuerza bruta, pero no va a ceder—. Demonios, Jungkook,
¡ayúdame!

Parece como si estuviera en una película de desastres y el cinturón es el iceberg que va a hundir
el buen barco Orgasmo. Debe ser destruida.

Al menos, la hebilla cede, y hago un pequeño sonido de victoria antes de desabrochar sus
pantalones frenéticamente.

—Te deseo —digo mientras meto mis manos en sus boxers.

Oh Dios, sí. Eso, justo allí. Eso es lo que deseo.

—Ooooooh… Jesús. —Sus ojos divagan cuando cierro mi mano a su alrededor.

—Por favor, Jungkook. —Estoy tan quejoso, que casi me encuentro avergonzado—. Rosé no va
a estar en casa hasta mañana. Tenemos todo el lugar para nosotros. Por favor.

La mirada en su rostro me dice que se encuentra a punto de decir algo que no quiero escuchar,
así que lo beso para callarlo y lo acaricio lentamente. Gime y agarra mis muslos. Ninguna de
esas cosas me hace menos frenético.
Me levanto y desabrocho mis pantalones luego los dejo caer sobre mis rodillas en un tiempo
récord. Trato de pararme sobre ellos para quitármelos, pero son pantalones ajustados, y los
estúpidos no pasarán tan fácil.

—¡Demonios!

Levanto de un tirón mi pie derecho y trato de liberarlo, pero termino perdiendo el equilibrio y
termino cayendo de cara sobre la entrepierna de Jungkook. Mi barbilla golpea algo suave, y él se
dobla y se hace un ovillo.

—Mieeeeeerda.

—¡Lo siento! Oh por Dios, ¡lo siento muchísimo!

Se derrumba de lado en el sofá. Trato de levantarme, desesperado para ayudarlo en alguna forma,
pero mis pies siguen encerrados en mis pantalones, así que sólo me caigo de nuevo.

—¡Diablos!

Jeon gruñe, su rostro vuelto hacia el cojín del sofá. —Kim, si vas a destruir las bolas de tu novio,
vas a tener que empezar a usar malas palabras reales.

Me siento en el piso y tiro de mis pantalones hasta que mis pies se hallan libres, luego me
arrodillo delante de él. —Lo siento mucho. ¿Te encuentras bien?

Su voz es tensa cuando dice—: Bueno, ya no tengo el problema de venirme en tiempo récord,
eso es jodidamente seguro.

Me inclino y acaricio su cabello. —Lo siento.

—Sigue diciendo eso. No ayuda.

—No sé qué más hacer.


Mira mis pantalones a mi lado. —Eres la única persona que conozco que puede convertir el
desvestirse en un deporte extremo. ¿Por qué diablos la prisa?

—Sólo… te deseo.

—También te deseo, pero eso no significa que tengamos que tener sexo en este mismo segundo.
Ni siquiera hemos llegado a tercera base todavía.

—Sí, lo hemos hecho.

Tose. —No, no hemos llegado. Recordaría que hubieras ido ahí abajo. O ir hacia allí abajo para
ti, para el caso.

Toda la sangre que no se encuentra en estos momentos pulsando hacia el sur se apresura ahora a
mi rostro. —No lo has hecho… quiero decir… ¿Esa es tercera base? —Tengo un destello de
timidez acerca de él siendo todo amistoso allí abajo—. Yo… eh… pensé que eso era cuarta base.

Se sienta y frunce el ceño. —Taehyung, cuarta base es sexo. ¿Cuántas bases crees que hay?

No lo sé, pero quiero que me enseñe todo sobre ellas.

Me inclino para besarlo, pero se aleja. —Sólo… para, por un segundo ¿de acuerdo? ¿Qué ocurre
contigo?

—Lo siento, sólo… —Vuelvo a desplomarme sobre mis talones, sintiéndome frustrado y
tonto—. Me vuelves loco y quiero hacerte cosas y que me hagas cosas a mí, pero sigues
deteniéndote y yo… —Mi ojos pican. No puedo pretender que sus continuos rechazos no me
hacen daño.

—Ven aquí. —Me levanta hacia el sofá y yacemos lado a lado.

Suspiro cuando roza el dorso de sus dedos por mi mejilla. —Sólo tengo la sensación de que
quiero más esto que tú, y eso apesta, ¿sabes?
Me mira como si lo hubiera acusado de que le gustan las películas de Adam Sandler.

—Crees… —niega con su cabeza—. ¿Crees que no te deseo?¿Hablas jodidamente en serio?

Pasa su mano por mi costado y llega a la piel desnuda de mi muslo. —¿Cómo puedes pensar por
siquiera un segundo que yo no…? —Baja su mirada—. Joder, ¿qué usas?

Ocasionalmente me gusta usar ropa interior femenina. Hoy es uno de esos días. Estoy usando
unas braguitas negras, pero a él parece gustarle. Pasa un dedo por el borde de ellas. Es lo más
cercano que alguna vez ha llegado a ahondar bajo la tela, y mi ritmo cardiaco de inmediato va a
toda marcha.

—¿Te gusta esto?

Cierra su mano por encima de mi cadera. —Me gustas tú. Estas bragas son sólo un extra. Si
entendieras… si tuvieras idea de lo mucho que yo… —Me mira, sus ojos intensos y oscuros—.
Taehyung, te deseo, todo el tiempo. Demasiado.

Se inclina para cubrir mi boca con la suya, y la suave succión casi me distrae de la forma en la
que su mano baja hacia mi pierna para agarrar el espacio justo debajo de mi rodilla.

—Tengo que ser cuidadoso contigo —dice entre besos dulces y lentos—. Porque si jodo esto…
—Besa mi cuello, casi hablando consigo mismo—. En verdad no quiero joder esto.

—No lo harás. —Tomo su rostro con mis dos manos para hacer que me mire—. Además, qué es
lo peor que podría suceder, ¿cierto?

Roza sus dedos por encima de mi estómago. Justo cuando pienso que ya no puedo inflamarme,
mueve su mano más abajo. Y más abajo. Luego está justo allí, sobre las braguitas, al principio
tocando suavemente, luego presionando con más fuerza, haciendo que mi respiración sea
superficial. Toma control de mi placer como si tuviera un manual de instrucciones, observando
todo el tiempo mi rostro medir mi reacción.

¿Cómo es esto posible? ¿Cómo puede saber qué hacer con mi cuerpo cuando yo todavía estoy
buscando a tientas y despistado?
En sesenta segundos, me tiene más cerca del orgasmo que lo que puedo llegar en diez minutos
por mí mismo.

Inconscientemente me froto contra su mano para intentar y encontrar el punto mágico de


sensaciones que me inclinará sobre el borde.

—Esa mirada —dice, mientras presiono mi cabeza en los cojines—. Eso me pertenece. La forma
en la que tu boca se abre. Tus párpados se agitan. Esa mirada es toda mía.

Luego jadeo, porque presiona dentro de mis bragas y me envuelve en su mano. Jamás ha hecho
esto antes, y ohhhh, querido Dios.

Cierro mis ojos con fuerza mientras me toca en partes que jamás ha tocado antes.

También gime, y presiona su frente contra la mía. —Jesús… tan suave. ¿Qué demonios tratas de
hacerme?

—Rosé. —Jadeo y apenas soy coherente.

—No, soy Jungkook. Y si hay alguna historia con tu compañera de cuarto, no estoy seguro de
que me agrade. —Presiona con más fuerza.

—No —digo, apenas capaz de decir las palabras—. Rosé me obligó a depilarme. Es por eso que
estoy así. Eso duele muchísimo.

Mueve su mano más rápido, y no puedo mantener mis ojos abiertos.

—Me agrada Rosé.

Luego se siente como si estuviera besándome y tocándome por todas partes al mismo tiempo, y
todo es respiraciones fuertes y ruidos bajos. Hace que me tense y me deja en blanco, hasta que
creo que puede que me haya desmayado por la intensidad.
—Amo hacerte correr —susurra, justo antes de que suceda. Mi espalda se arquea, y todos los
nudos en mí se rompen y despliegan.

Oh Dios, oh Dios, oh Dios, oh Dios…

Murmura su aprobación al tiempo que me observa moverme a través de capas de placer y susurra
palabras de aliento hasta que estoy jadeando y débil a su lado.

Vaya.

Sólo… vaya.

Los últimos estremecimientos se desvanecen y me derrito en sus brazos, más allá de estar
relajado. Días interminables de frustración y tensión sexual desaparecen, y me encuentro tan
pero tan satisfecho, que no puedo moverme.

Gracias a Dios al menos uno de nosotros sabe cómo hacerme terminar.

Tomo respiraciones profundas, pero parece tomarle una eternidad ralentizarse a mi corazón que
late con fuerza.

Cuando abro mis ojos, lo veo mirándome con una expresión que hace que mi pulso se
descontrole de nuevo. Pero tan pronto como nuestros ojos se encuentran, algo cambia y sus
ventanas emocionales se bajan.

Acaricio su rostro en un esfuerzo por mantenerlo conmigo. —Eso fue… increíble.

—¿Sí?

—Dios, sí. Entonces me dices que eso fue… ¿qué? ¿Segunda base?

—Ajá.
—Vaya. Segunda base es lo mejor.

—¿Ahora te sientes un poco menos… frenético?

—Sí. Me siento como un perezoso con Valium. —Paso mi mano por la parte delantera de sus
pantalones y siento lo duro que todavía se encuentra—. Entonces,¿ahora puedo ayudar a que te
relajes?

Se tensa. —Estoy relajado.

—Primero que nada, casi nunca te encuentras relajado. Segundo, esta parte de ti definitivamente
se halla tensa. Supongo que le gustaría un pequeño viaje a tercera base. O tal vez incluso un
jonrón.

—Taehyung… —Se aleja y se sienta en el otro extremo del sofá—. Esta noche no vamos a tener
sexo.

—¿Por qué no?

Se gira hacia mí. —¿Cómo puedes ser tan indiferente acerca de tener relaciones sexuales por
primera vez?

—No soy indiferente, es sólo que creo que sea la gran cosa.

—Esa es la definición de displicente.

Suspiro. —De acuerdo, bien, pero creo que estoy listo. Y puedo decir que también tú lo estás, así
que no entiendo por qué sigues diciéndome que no. Quiero decir, ¿no te encuentras incómodo?
¿No deseas algo de alivio?

Me da una sonrisa irónica. —¿Crees que todos esos viajes al baño durante nuestra estadía con
mamá y papá fueron para ir a orinar? Debes pensar que tengo la vejiga más pequeña en el
mundo.
—Quieres decir, cuando ibas al baño estabas…

—Sí. —Lo dice con muy poca vergüenza.

Sólo el pensamiento de él dándose placer a sí mismo hace que mi rostro esté en llamas. —¡¿En la
casa de tus padres?!

—Crecí en esa casa. Me he masturbado allí desde que llegué a la pubertad. Además, era eso o
caminar por ahí durante toda la semana con una erección, y créeme, eso habría sido peor.

—Pero si te excito tanto, ¿por qué no te encuentras desnudo en mi cama en estos momentos?

Se acomoda y pasa su mano a través de su cabello. —Taehyung, estoy híper consciente de que
eres virgen, y además del dolor que vas a sentir la primera vez, también va a ser un hito en tu
vida. Jamás vas a llegar a tener una primera vez de nuevo, y yo… no quiero joder eso para ti.

—¿Cómo demonios podrías joder eso? No es como si no supieras lo que haces. Quiero decir, a
juzgar por lo que puedes lograr con tus dedos, tener todo tu cuerpo va a sacudir mi mundo.

—No estoy hablando de sexo real.

—Entonces ¿de qué hablas? Porque aquí estoy algo confundido.

Baja su mirada a sus manos. —¿Qué pasa si lo hacemos, y descubres que no puedo ser el novio
que necesitas y terminas odiándome? El recuerdo de tu primera vez siempre estaría contaminado.

—¿Por qué piensas siquiera eso?

Toma una respiración profunda. —Simplemente no quiero que esto llegue a ser malo para ti, ¿Lo
comprendes?

Asiento. —De acuerdo.


Sus ojos se encuentran protegidos, pero teñidos con la lujuria que antes pude ver. —¿Lo
entiendes?

—Sí. Como que creo… bueno, en realidad es bastante dulce de tu parte.

Frunce el ceño. —No me llames dulce. Llámame sexy. O increíble. O bien dotado. Los gatitos
son dulces, no yo.

Intento no reírme. —De acuerdo, bien. Eres un tipo malo, sexy, increíble y bien dotado.

Asiente. —Mejor.

Oh, dulce Madre Bendita…

—Entonces —dice mientras besa mi pantorrilla—, mi punto es puede que tenga un montón de
problemas, pero no desearte no es uno de ellos. Controlarme a tu alrededor, por otro lado…
—Mira fijamente piernas desnudas—. Eso es un problema definido. Me tienes tan excitado todo
el tiempo, me da vergüenza pensar lo breve que será mi fusible cuando finalmente cerremos el
trato.

Me muevo para sentarme a horcajadas sobre sus caderas y paso mis dedos por su cabello. —Pero
¿vamos a cerrar el trato?

Coloca sus manos sobre mis muslos y los acaricia lentamente.

—Tal vez. Si intentamos esta cosa de novios por un tiempo, y no quieres asesinarme.

—Sí, me iré por las ramas y diré que aunque quisiera asesinarte, seguiría deseando tener sexo
contigo. ¿Seguro que no quieres hacerlo esta noche? Rosé tiene como mil preservativos en su
mesita de noche. No echaría de menos uno. O cuatro.

Deja caer su cabeza hacia atrás y medio gruñe, medio se ríe mientras beso su cuello. Sé lo mucho
que le gusta cuando mordisqueo y chupo. ¿Estoy tratando de hacerlo olvidar todas las razones
nobles por las que deberíamos esperar? Tal vez. Todo lo que sé es que mientras más pase
besándolo, más hambriento me pongo. Piensa que podría terminar lamentando dormir con él. Lo
dudo. Pero lo que sí sé es que si esta noche se va sin hacerme el amor, definitivamente me
arrepentiré de eso.

Lo beso todo, tratando de romper su resistencia.

Su pecho se siente caliente, y uso labios suaves y dedos gentiles. Cuando levanto mi mirada, lo
encuentro observándome. Mientras me muevo más hacia abajo y exploro los bordes de sus
abdominales, inclina su cabeza hacia atrás y exhala.

Susurro cosas en su piel. Le digo lo hermoso que es, cuán especial, lo mucho que lo necesito.
Responde con un ceño fruncido. No creo que me crea, pero estoy determinado a obligarlo.

Cuando regreso a su boca, me deja ver más de su necesidad y me besa tan profundamente, que
me marea.

Cuando llego a la bragueta de sus pantalones, me aleja, sin aliento.

—¿Creí que habíamos acordado a no tener sexo esta noche?

—No. Tú dijiste que deberíamos esperar. Yo no estuve de acuerdo.

—Pero dijiste que entendías. Pensaste que era dulce.

—Lo entiendo, y tu preocupación es dulce. Sólo creo que es completamente innecesaria. —Paso
mis dedos sobre su pecho y miro como se transforma en piel de gallina—. Si realmente no
quieres llevar esto más lejos esta noche, no hay problema. Sólo dime que pare. —Le beso el
cuello. Pruebo su piel. Salada y cálida a pesar del frío exterior—. Voy a hacer lo que quieras.

Agarra mis caderas mientras me muevo contra él, pero no dice nada.

—¿Quieres que me detenga, Jungkook? —Le beso la clavícula, su pectoral, justo por encima de
su pezón. Aprieta sus ojos cerrados—. ¿O es que quieres que siga tocándote?
Cuando abre los ojos, hay fuego allí. Profundo y hambriento.

Envuelve el puño en mi pelo. —No crees que pueda parar, ¿verdad?

—Sé que puedes. Realmente espero que no lo vayas a hacer.

Me mira fijamente durante unos segundos antes de tirar de mí en un beso abrasador.

Labios. Lengua. Oh Dios. Su lengua.

Sabe a lujuria. Huele a eso también. Aunque puedo sentirlo tratando de resistir, conozco sus
zonas erógenas tan bien como él conoce la mías, y las uso en su contra.

Después de unos minutos de persuasión, sus manos se hallan en todas partes. Cuando lo siento
ponerse codicioso, me alejo. Su mirada calienta mi piel mientras me observa. Entonces, justo así,
ya no parece tan cauteloso. Hace un sonido, y juro que es lo último de su fuerza de voluntad
rompiéndose. Se pone de pie, llevándome con él, y es como si estuviera rodeándome. Manos,
boca, y oscuros ruidos necesitados.

Entonces, todo parece suceder en un borrón. Mi espalda se presiona contra paredes y puertas
mientras nos mueve hacia el dormitorio. Le doy un tirón en el pelo. Hundo los dientes en su
hombro. Me lleva con un brazo y usa la otra mano para arrancarse la ropa.

Los dos estamos necesitados. Manos urgentes empujan y sondean, no satisfechas con nada más
que piel descubierta. Para mí, cada capa que golpea el suelo se siente como una victoria. Cada
pequeño ruido que hace se convierte en mi nuevo himno.

Cada vez que se aplasta contra mí, puedo sentir más de él, y cuanto más lo siento, más necesito.

Cuando por fin ambos estamos desnudos en la cama, el enorme volumen de su piel contra la mía
me hace parar en seco y tomar aire.

Cuando miro hacia él, mi temor se refleja en sus ojos.


—Taehyung...

Lo detengo con un beso. —Di que me deseas.

—Sabes que lo hago, pero...

—Entonces hazme el amor.

Deja caer la cabeza y exhala. —Te mereces…

—A ti. Te merezco a ti. Deja de dudar esto y haz el amor conmigo. Dijiste que querías que mi
primera vez fuera especial. Bueno, hazla especial. Quiero que seas tú. ¿No lo entiendes? Esto es
lo más especial que puedes darme. Por favor.

Aprieta sus ojos cerrados. Su cuerpo se encuentrarígido con tensión de tantas fuentes diferentes,
no creo que pueda encontrar la manera de relajarse. Lo empujo sobre su espalda y monto a
horcajadas sus caderas antes de inclinarme. Acaricio sus brazos para tratar de aflojar sus nudos
emocionales.

—Deja de pensar —susurro, y lo beso en el cuello. Suspira cuando me muevo hacia el pecho—.
Por una noche, simplemente quédate conmigo. Sin miedo. Sin culpa. Sólo nosotros.

Me muevo hacia abajo y beso su estómago. Los músculos tiemblan bajo mis labios mientras
aprieta su mano en mi pelo.

—No es fácil simplemente apagar mi cerebro —dice, con voz tranquila.

—Entonces déjame ayudarte.

Me muevo hasta donde se encuentra duro y primero rozo con los dedos, luego los labios y la
lengua. Hace un largo ruido tenso que vibra a través de todos sus músculos.

Señor, cómo suena. Cómo se siente. Cómo cada caricia lo hace dejarse ir un poco más.
Miro hacia arriba y veo que me observa, embelesado. Por una vez, se encuentra completamente
aquí. No perdido en su cabeza en alguna parte. Su expresión es increíblemente vulnerable
mientras le doy placer.

—Dios... Taehyung...

Me acaricia la cara suavemente, la expresión de su rostro reverente. Muevo mi boca sobre él,
haciendo que cada toque diga algo.

Cuando maldice en voz baja, sé que se halla cerca. Antes de que pueda terminar, me levanta y
lejos y me empuja sobre mi espalda. Me besa y entonces se mueve hacia abajo por el resto de mi
cuerpo para explorar todas las partes que no ha visto antes.

La mirada de asombro en su rostro casi me hace reír. No me hago ilusiones de que tengo un
cuerpo perfecto o que soy la persona más hermosa en el mundo. Pero la forma en que me mira
me hace sentir que lo soy.

Arrastra los dedos sobre mis pezones y me hace temblar. Su boca sigue.

Sí.

Cada depresión y ranura de mi cuerpo es explorada. Tocada y besada. Chupada y mordisqueada.


Adora a mi piel, y hace ruidos suaves que hablan más fuerte que la mayoría de las palabras que
jamás haya dicho.

De esta manera, es mío. Completamente. Es tan claro en la forma en que me mira. Como si
estuviera buscando cada nuevo hito de placer mientras convence a todas mis terminaciones
nerviosas a bailar para él.

Estoy desesperado por preguntarle si esto es normal. Si las otras personas con las que ha estado
han llegado tan completamente deshechas por él. Pero decido creer que esto es extraordinario
para nosotros dos. Que esta extraña erupción química que provocamos en el otro es única.

Entro en una neblina mientras empuja su mano entre mis muslos. Dedos suaves. Pequeños
círculos. Lo agarro y aprieto, susurro su nombre para instarle a que continúe. Necesitando,
necesitando, necesitando.

Largos minutos se estiran y decaen. Me toca como una cuerda, suave pero determinado, y
cuando finalmente me deja correrme, grito mientras todos mis músculos tiemblan con espasmos.

Agarro sus hombros a lo largo de mi clímax y besa mi frente. Parece estar respirando casi tan
fuerte como yo. Cuando vuelvo a mis sentidos y abro los ojos, se ve confundido. Casi como si no
pudiera creer lo que acaba de presenciar.

—Nunca me voy a cansar de ver eso —dice y sacude la cabeza—. Es jodidamente ridículo cómo
el orgasmo de otra persona me puede dar tanto placer.

Se derrumba sobre su espalda, y beso su cuello, su pecho, luego presiono mis labios sobre su
corazón para sentir lo rápido que palpita. Me doy cuenta de cómo se acelera cuando me levanto
entre nosotros y lo tomo en mi mano.

—Ohhhhh, Dios...

La sensación de él me hace quererlo aún más. Como si estuviera sosteniendo la forma exacta de
mi necesidad. Me pregunto si alguna vez veré algo más magnífico que Jungkook en la agonía de
placer. Lo dudo mucho.

—Eres tan hermoso —susurro. Abre los ojos, y por un momento, creo que lo cree.

Lo beso. Su respuesta es hambrienta y desesperada, y nunca he necesitado algo más de lo que lo


necesito dentro de mí. O él también lo necesita, o por fin entiende mi determinación implacable,
porque toma sus pantalones del suelo, saca su billetera, y toma un condón.

Aunque parece que no sería un acto inherentemente sensual, ver a Jungkook hacerlo es
increíblemente excitante. Se mueve rápidamente, manos seguras y confiadas, y un escalofrío
recorre mi espina dorsal.

Vamos a tener relaciones sexuales.

Voy a perder mi virginidad.


Soy abrumado por una oleada de nervios.

Durante mucho tiempo, he pensado que mi virginidad no era más que una carga, pero mientras
Jungkook me besa y rueda entre mis piernas, la realidad de lo que se encuentra a punto de
suceder se hunde en mí.

Me tenso. Se halla tan cerca de donde lo he querido desde hace meses.

Se detiene y frunce el ceño. —¿Qué está mal?

Niego con la cabeza. —Nada. Sólo…

—Podemos parar.

Probablemente debería...

—¡No! Dios, no, por favor. —Toco su cara—. Sólo estoy... esto es una especie de gran
momento, ¿sabes? No pensé que lo sería, pero lo es. Después de esto... todo será diferente.

Su expresión se oscurece. —Voy a hacerte daño.

—Lo sé. Pero tiene que pasar, ¿verdad?

No contesta. Ya arrepintiéndose.

—Cuando llegue ese momento, sólo hazlo, ¿de acuerdo? Rápidamente. Prefiero que sea rápido y
termine a que sea interminable.

Hace una pausa mientras su miedo se construye. —Taehyung...

Envuelvo mis brazos alrededor de él y lo jalo hacia abajo. Me besa profundamente, pero el
sonido que hace casi se siente como una protesta. Como si quisiera parar pero no pudiera.

—Voy a estar bien —susurro y acaricio su rostro—. No te preocupes. —Se aprieta contra mí, y
puedo sentir lo duro y listo que se encuentra. Lo beso una vez más—. ¿Jungkook?

—¿Sí?

—Estoy muy contento de que seas tú.

Traga y asiente con la cabeza, y cuando me besa de nuevo, lo siento estirándose entre nosotros.
Aguanto la respiración. Hay presión, mucha más que con los dedos, y se incrementa mientras
empuja hacia adelante. No llega muy lejos. Gruñimos contra los labios del otro antes de
quedarnos quietos, frente a frente.

—¿Te encuentras bien?

Asiento con la cabeza. —No te detengas.

Se mueve de nuevo, y la presión empieza a arder. Cuando cierro mis ojos por el dolor, se detiene.

—No. Continua. Por favor.

—Mírame.

Abro los ojos y veo la tensión y la preocupación en su rostro. —Sólo sigue mirándome, ¿de
acuerdo? No pienses en el dolor. Quédate conmigo. —Se mueve hacia delante de nuevo hasta
que no puede ir más lejos. Gruño de frustración. Se aleja antes de empujar con más fuerza, y esta
vez, me duele mucho. Me quejo y trata de distraerme con la boca.

—Te sientes increíble —susurra contra mis labios—. Sabía que lo haría, pero... Jesús. —Empuja
de nuevo, y grito cuando un dolor agudo se dispara a través de mí. Entierro mis uñas en los
hombros.

Se detiene por un segundo, pero lo insto a que siga.


Cuando se empuja hacia adelante, me duele. Los músculos y los tejidos se estiran y duelen. Un
destello de pánico golpea cuando pienso que no va a encajar.

Dios, no. ¿Y si no encaja?

Se balancea hacia atrás y hacia adelante y se las arregla para ir un poco más profundo cada vez.
Sus cejas se fruncen por la concentración, y se alterna entre preguntar si estoy bien y besarme.

—Lamento que duela —susurra. Aprieto los dientes cuando se mueve más profundo. Nunca
quise hacerte daño. Nunca.

Otro empuje. Luego otro. Dejo escapar un largo suspiro, y lo mismo ocurre con él. Entonces sus
caderas se apoyan contra mis muslos internos, y me doy cuenta... se halla dentro de mí.

Completamente.

Su cuerpo se unió con el mío.

Finalmente.

Miro hacia él con sorpresa. El dolor ha sido reemplazado por una quemadura palpitante, pero no
detiene mi mente de explotar. Todo lo que siente se refleja en sus ojos. Alegría, shock, lujuria,
amor, arrepentimiento, euforia. De esta forma, es un libro abierto. Nada oculto o enterrado.

Sólo nosotros. Unidos de tantas formas más que sólo físicamente.

Es la cosa más increíble que he sentido.

Completo hasta rebosar con él, apenas puedo respirar. Esto es lo que he esperado. Lo que he
ansiado desde hace meses.

Entiendo por qué ha estado escondiéndose de esta sensación todo este tiempo. Es demasiado
poderosa y demasiado aterradora. Si nunca ves el paraíso, no sabes lo que te pierdes.

Pero lo vemos ahora. Ambos. Ha estado cegado de ver, y aunque quiera mirar hacia otro lado, no
puede.

Yo tampoco.

—Taehyung...

—Estoy bien.

Se mueve un poco y luego se congela. Todos sus músculos se tensan. —Dios... no puedo. Se
siente... increíble.

Deja caer su cabeza en mi cuello y apenas respira. Lo sostengo y saboreo el momento. Acaricio
su espalda. Tomo toda su rectitud.

Había pensado que no quería nada especial, pero aquí está. Su cara se presiona en mi garganta, y
puedo decir que trata de controlarse a sí mismo. Estar así con él es más que especial. Es esencial.
No puedo imaginar darle esta parte de mí a cualquier otra persona. Trato de tomar una foto
mental, porque sé que en el álbum de mi vida, este momento es insustituible.

Empuja hacia arriba sobre sus codos, y cuando se mueve, lo hace lentamente. Me observa con
una mirada de preocupada concentración. Creo que trata de ocultar lo mucho que disfruta. Como
si estuviera mal que sintiera placer mientras yo siento dolor.

No tiene que preocuparse. Con cada embestida, la quemadura disminuye, y después de un par de
minutos, estoy sin aliento y arqueándome por su profunda presencia.

Sus embestidas se vuelven más confiadas.

—Te encuentras dentro de mí —digo.

Besa mi hombro y presiona su frente contra éste. Su voz es tensa cuando dice—: Es lo justo. Tú
has estado dentro de mí durante meses. ¿Estás bien?

—Hmmm. Te sientes increíble.

Empuja profundamente y gime.

—¿Me siento increíble? ¿Bromeas? Tú te sientes... —Cierra los ojos y sacude la cabeza—.
Taehyung, no hay suficientes palabras para describir lo increíble que te sientes.

Se mantiene oscilante, y aunque ninguno de nosotros puede hablar más, los ruidos en la sala
hablan volúmenes. Respiraciones gimiendo. Suspiros rasposos. Toda clase de murmullos mientas
nos besamos y sujetamos entre sí.

Se empuja sobre sus manos, y no puedo decir si trata de sujetarse o alejarse. Su rostro es
hermoso. Cada matiz de lo que siente es mostrado en detalle intrincado. Me muestra todas las
partes de él que sabía estaban enterradas en el interior. Sin duda, el miedo sigue ahí, pero
también la fuerza, el coraje, la cruda vulnerabilidad y profunda emoción. Quiero decirle lo
impresionante que es, pero no tengo las palabras. Estoy demasiado hipnotizado para siquiera
intentar encontrarlas. Demasiado dudoso de mirar a otro lado en caso de que desaparezca.

Pronto, no puedo mantener los ojos abiertos, así que los cierro y sólo siento. Dedos se agarran.
Caderas conectan. Los músculos tiemblan y la piel se calienta. Tensión se acumula dentro de mí,
y abro los ojos para encontrarlo mirándome con la boca abierta y los párpados pesados.

—Taehyung...

Susurra mi nombre en los momentos en que su boca no se halla sobre mí. Suena como si
estuviera rogando. Por qué, no lo sé. Lo que sea que quiera, es suyo para tomarlo. Tenerlo así me
ha arruinado. ¿Cómo iba a querer a nadie más después de experimentarlo a él?

Se encuentra tan profundo en mí que se ha tatuado en cada terminación nerviosa. Placer y dolor y
perfección jadeante.

—Taehyung, no puedo. Voy a... Oh, Dios. Oh Dios.


Su rostro se desmorona. Sus embestidas se vuelven erráticas, y todas sus exhalaciones suenan
más como gemidos. Se envuelve alrededor de mí y me sostiene tan cerca que se siente como si
compartiéramos el mismo latido atronador.

La quemadura de placer dentro de mí se ha convertido en un incendio en toda regla. Es todo lo


que puedo hacer para mantener los ojos abiertos y verlo.

Un sonido gutural vibra en su pecho antes de que se detengan las estocadas. Cae hacia adelante y
murmura susurros incoherentes en mi pecho.

Suspiro por su peso, sintiéndose pesado y saciado. No puedo moverme y no quiero.

Respiramos uno contra el otro, y todavía lo puedo sentir en mi interior. Por alguna razón, las
lágrimas se derraman sobre mis mejillas.

Creo que parte de mí creía que nunca llegaríamos a este punto. Que nunca aceptaría ser parte de
este acto tan íntimo. Y sin embargo, aquí estamos, desnudos y sin aliento, después de haberle
dado al otro una parte de nosotros mismos que nadie más tiene.

Trato de contener mis emociones, pero no puedo, así que simplemente dejo que las lágrimas
caigan.

¿Es así como se siente estar enamorado? ¿Gratitud abrumadora de que la otra persona esté
contigo mientras comparten algo asombroso? ¿Sabiendo que la cosa más asombrosa que pueden
compartir es a sí mismos?

—Gracias —digo, tratando de mantener la voz firme.

Me aprieta, y me sorprende sentir la humedad en mi hombro. Trato de ver su rostro, pero lo


mantiene enterrado en mi cuello.

—¿Jungkook?

Se queda en silencio y me sostiene. Su respiración es superficial. Puedo sentir su corazón


latiendo a través de su caja torácica, y acaricio su espalda para darle un momento.
Finalmente, exhala. Es profundo y tembloroso. Levanta las caderas para retirarse lentamente, y
cuando se halla completamente fuera, un extraño vacío se expande dentro de mí. Sin querer,
aprieto mis brazos a su alrededor. Me besa antes de empujarse hacia atrás sobre sus talones y
quitarse el condón.

—Vamos —dice. Sale de la cama y sostiene su mano hacia mí—. Vamos a limpiarte.

En el baño, llena la bañera y me hace remojar durante un tiempo. Cierro los ojos mientras me
lava la espalda. Me duele, pero no más que cuando hago ejercicio porque los músculos no están
acostumbrados a ser trabajados.

Jungkook se encuentra callado, pero mantiene una mano sobre mí en todo momento. Se asegura
de que esté bien.

Cuando subimos a la cama, me acurruco en su pecho. Su latido del corazón suena raro. Como si
hubiera un eco extra en sus costillas. Pero me acaricia el brazo y pronto es sólo un rumor debajo
de mi oreja.

Cuando me duermo, sueño con él.

Sueño que Jungkook se para frente a mí y se viste. Tira capa tras capa, y cubre todas las partes
que acababan de hacerme el amor. Las partes valientes. Las partes amorosas.

Trato de detenerlo, pero se encuentra decidido. Con el tiempo, todo se oculta otra vez. Cubierto y
protegido.

No. Nos encontramos más allá de esto ahora.

Gesticula. Estudio sus labios mientras se abren y cierran.

¿Qué dice?

Por un momento, creo que me dice que me ama. Lo dice en voz tan baja que apenas puedo oírlo.
Pero entonces oigo...

—Lo siento.

Lo dice una y otra vez. Tranquilo y lamentable.

Cuando me despierto, una sensación de enfermedad se arrastra hasta invadirme al darme cuenta
que no era un sueño.
Final.

PRESENTE.
CIUDAD DE NUEVA YORK.
DIARIO DE KIM TAEHYUNG.

¡Buenas noticias! Jungkook quiere que volvamos juntos, ¡estoy mágicamente curado y estamos
listos para vivir felices por siempre!

En caso de que no lo hayas notado, lo escribí sarcásticamente.

La verdad es que, por mucho que crea que Jungkook cambió, no es suficiente.

Si tan solo pudiera volver el tiempo atrás y rogarme a mí mismo no enamorarme tanto de él. No
es que mi joven yo hubiera escuchado. Sabía que estaba dañado, pero pensé que lo que teníamos
era lo suficientemente fuerte como para suavizar todas las fisuras y grietas.

Por un tiempo, así fue, pero fue solo una ilusión, como cuando la nieve cubre gigantes pozos,
haciendo lucir al suelo perfecto y sólido.

Jeon y yo nunca hemos sido sólidos. Siempre estamos tambaleándonos en el borde de nuestras
inseguridades.

Y ahora, él pidiéndome caminar por este camino resbaladizo nuevamente, y él está tomándose
tantos cuidados conmigo, que estoy tentado a creer que es seguro.

El problema es, no importa cuán cuidadoso él es, siempre voy a recordar las otras caídas, y no
importa cuánto me diga que él es diferente, siempre voy a saber que fue a mis expensas.

Se necesitó romper mi corazón dos veces para concederle a él la revelación lo suficientemente


fuerte como para hacerlo cambiar. Malditamente bueno para él.

¿Quién va a concederme la mía?


[•••]

Estoy en el bar y disfruto mi Vodka. Es mi tercero y finalmente estoy empezando a sentir menos.
O quizá estoy sintiendo más. Es difícil de decir.

Puedo escuchar a mis compañeros en la esquina más alejada del restaurante, riendo y hablando.
Ellos están celebrando nuestro movimiento al teatro la próxima semana. Ensayo técnico.
Preestreno. Intentando hacer una presentación tan perfecta como se pueda antes de que el mundo
nos juzgue en nuestra noche de estreno.

Debería estar con ellos, pero no estoy de humor.

Marco levanta su copa hacia mí y sonríe. Muy feliz con lo que creó. En el escenario, Jungkook y
yo somos impecables. Eso hizo que esté seguro de mis habilidades.

Le devuelvo la sonrisa antes de mirar mi bebida.

Él no se da cuenta de que está confiando en alguien, cuyas emociones la están asfixiando poco a
poco.

Profundas risas retumban a través de la habitación y me volteo para ver a Jeon riendo entre
dientes mientras Marco realiza salvajes gestos. Él luce muy feliz.

Termino mi trago y pido otro. Tal vez el cuatro sea mi número de la suerte.

Un hombre se sienta en el taburete junto a mí. Me sonríe y ordena un whiskey. Él luce un poco
como Jungkook. Cabello oscuro y ojos oscuros. Atractivo. Traje caro. Corbata floja, camisa
desabrochada.

Debo estar mirándolo fijamente porque me echa un vistazo mientras el camarero le entrega su
trago. —Me ofrecería a comprarte uno, pero luce como que ese aún sigue fresco.

Parpadeo y miro hacia otro lado. —Uh… sí, estoy bien.


—¿Estás aquí solo?

Eso no es lo que él está preguntando, pero respondo de todas maneras.

—Estoy aquí con amigos —digo y gesticulo hacia la mesa ruidosa en una esquina. Jeon está
haciendo una imitación de alguien. Posiblemente de Jack Nicholson.

El extraño asiente. —Ah. ¿Tomando un descanso de la diversión?

—Algo así.

Calor sube por mi espina dorsal y me volteo para ver a Jeon, su mirada aguda y ardiente
atraviesa el cuarto. Se detuvo en medio de la improvisación. Sentí sutiles miradas de su parte
toda la noche, pero esta es diferente. Ya no estoy solo.

Lo recuerdo antes de su cambio de personalidad. Siempre tan celoso.

Me vuelvo hacia el bar e intento ignorarlo.

El desconocido se inclina y el whiskey en su aliento lo hace oler como Jungkook.

—Eres demasiado lindo para estar solo —dice—. ¿Hay algo que pueda hacer para ayudar?

He oído variaciones de esa frase incontables veces a lo largo de los años y en muchas de esas
ocasiones dejé a esos hombres ayudarme. Y cuando los follaba, lo hacía desesperadamente.
Usándolos y odiándolos por no ser Jungkook. Odiándome más por seguir queriéndolo tanto.

Odiándolo a él más que nada.

El desconocido sigue esperando por una respuesta, con la esperanza de que mi estado emocional
dé como resultado a él follando. En el pasado, probablemente hubiera sucedido.

—Solo voy a beber por un tiempo— le digo y sonrío, consciente de que Jeon está mirando cada
uno de mis movimientos—. Pero gracias por la oferta.

Toco su brazo. Comienzo en el tríceps y bajo hasta el codo. Mis palabras dicen “no” pero ese
toque dice “quiza”. No quiero decir “quiza", pero Jungkook no lo sabe y a lo mejor quiero que él
se retuerza. Tal vez soy lo suficiente malvado como para comprobar su recién-encontrada
serenidad y ver si él realmente cambió tanto como dice.

Charlo con el extraño. Le doy una tímida sonrisa.

La mirada de Jungkook me quema cada segundo que continúo. Eso me conforma


enfermizamente.

Me pregunto cuánto voy a tener que empujarlo antes de que se rompa.

Otro coctel, más conversaciones. Puedo sentir la frustración de Jungkook como una onda en el
aire, vibrando en mi contra, diciéndome que lo que estoy haciendo está mal.

Es hiriente.

Vengativo.

Después de cinco cócteles he perdido la capacidad de que me importe. El desconocido tiene su


brazo alrededor mío mientras susurra en mi oído. Me dice cuán lindo soy. Lo mucho que me
quiere.

Me río, porque no me siento lindo. Me siento como basura.

El hombre me da un suave beso en el cuello. No le digo que pare. Cuando él lo hace de nuevo,
Jeon aparece detrás de mí, sus músculos apretados y su expresión amenazante.

—Bien, Taehyung. Tiempo de irnos.

—Espera un minuto, amigo —dice el extraño y aprieta su brazo alrededor de mi cintura—. Él y


yo estamos teniendo una conversación.
Jungkook, prácticamente le gruñe. —Tu conversación está terminada, amigo. Quita tus malditas
manos de él.

Ah, el hombre de las cavernas aparece.

Es una especie de alivio que él no sea tan perfecto después de todo, hace que mis imperfecciones
luzcan menos amplias.

El extraño frunce el ceño y deja su bebida. —¿Quién diablos eres para decirme qué hacer?

Jungkook se inclina hacia su cara. —Soy el chico que va a poner tu cara de mierda esparcida en
la habitación si lo tocas por un segundo más. ¿Algo más que quieras saber?

Con un destello de miedo, el extraño me deja ir y Jeon me ayuda a levantarme. Me siento


culpable por dejar que el extraño se acerque, pero no tan culpable como lo hice cuando lo
enrosqué todo con Jungkook. No puedo siquiera mirarlo mientras me dirige al exterior.

Cuando estamos en el pavimento, me para sobre mis pies. Me resbalo con una alcantarilla y me
apoyo contra un auto aparcado mientras intento llamar a un taxi. Todo está torcido y mal, y sé
que él es el único que puede hacer que todo esté bien nuevamente, y eso me enoja malditamente
mucho.

—Taehyung ¿Qué diablos está pasando contigo esta noche?

Otro taxi pasa mientras ondeo mi mano descuidadamente y casi caigo antes de que unos fuertes
brazos se envuelven a mí alrededor y me levantan.

—Jesucristo, ¿Quieres parar? Vas a conseguir que te atropellen.

Agarro su camisa mientras mis piernas se debilitan, y todo lo que siento es el calor, y brazos, y
labios en mi frente mientras respiro su demasiado-buen olor.

—Vuelve adentro.
—Tengo que irme.

—Entonces, iré contigo.

—No, no puedo hacer esto.

—¿Qué?

—¡Esto! —Su cara está muy cerca. Boca muy tentadora—. ¡Esto! —Empujo en su pecho, mano
sobre su corazón—. ¡Tú!

Estoy agitado. Amargado acerca de las cosas que no puedo cambiar y demasiado asustado para
pensar acerca de las cosas que sí puedo.

Él me mira con furia apenas reprimida. —¿Sería más fácil si solo fuera un imbécil en un traje
que sólo quiere follarte? ¿Podrías tratar conmigo entonces?

Mis piernas se debilitan de nuevo. Tira de mí hacia él. Ahora estoy fuera de mis pies y estamos
pecho a pecho, cara a cara. Él me está matando con la cercanía.

—Eso es. Te llevaré a casa.

Sacudo mi cabeza, deseando que él pudiera entender que si yo sigo con él más tiempo, me
descocería y realmente no puedo desmoronarme ahora. La amargura es la única cosa que me
mantiene unida. Sin ella, no tengo forma.

Perdido.

Mi respiración se detiene y él disminuye su abrazo. Pone una mano en mi mejilla.

—Mierda. —Me abraza. Susurra en mi oído—. No llores. Por favor. Lo siento. Lo que sea que
esté pasando esta noche, estarás bien.
No le creo.

Me sostiene con un brazo mientras llama a un taxi que pasa. Este para y él me pone en el asiento
trasero y le da al conductor dinero e instrucciones para que me ayude con mi puerta si es
necesario. Luego su cara está al frente mío, preocupada y triste.

—Llámame cuando llegues a casa, ¿Si?

Estudio la parte posterior del asiento.

—Taehyung, lo digo en serio. Mírame.

Mi cabeza está muy pesada. Todo esto es muy difícil.

Agarra mi barbilla para ayudarme a levantarla.

Sus ojos sombríos miran dentro de los míos. —Promete que me llamarás cuando llegues a casa,
de lo contrario iré contigo.

Se queda hasta que asiento.

Un nudo se aprieta en mi garganta mientras que besa mi frente.

¿Por qué insiste en hacer que todo parezca fácil cuando claramente es imposible?

Desaparece y la puerta se cierra. Cuando el conductor se aleja y sé que él no está mirando más,
me derrumbo.

•••

Cuando me tropiezo en mi apartamento, Daniel está allí. Él me ha visto así antes y sabe qué
hacer. Me ayuda a entrar al baño y ordena la ducha. Enfría el agua. Luego me ayuda a entrar a la
cama y me susurra que todo estará bien.

Me debo haber dormido en algún momento porque cuando abro nuevamente mis ojos, él no está.
Veo en mi mesita de noche dos pastillas y algo de agua. Las tomo y trago.

Me siento seco en el interior.

Emocionalmente desolado.

Agarro mi portátil y abro los mails de Jeon, necesitando alguna parte de él. Sintiéndome muy
lleno y vacío, todo al mismo tiempo.

Me detengo sobre cada palabra. Están llenas de divagaciones de pesar, pero hay una cosa que él
nunca dijo. Una cosa que necesitaba oír mucho en ese entonces para tranquilizarme, para
asegurarme de que lo que había sentido por él no era completamente unilateral.

Esta cerca de dormirme cuando mi teléfono suena y, sin mirar a la pantalla, sé que es él.

—Hola. —Mi garganta está seca.

—Dijiste que llamarías. —Su voz es dura. Preocupada.

—Lo siento.

—Mierda, Taehyung, por lo que yo sabía, el conductor del taxi pudo haberte violado, matado y
abandonado en Central Park. ¿Qué mierda está pasando?

—No lo sé. Lo siento. —Y realmente lo hago, por muchas cosas.

Suspira. —Solo… No puedes hacerme esto. No tienes idea de cuanto yo… quiero decir, yo
quiero…
Él está callado por un segundo. —Lo siento por arruinarlo. —Suena tan cansado como yo me
siento—. Yo sólo estoy preocupado por ti. He tratado de darte tu espacio por las pasadas
semanas. Distancia, así puedes obtener una mejor perspectiva, o lo que sea. Pero dejas que ese
chico te toque y yo… mierda, tú deberías saber cómo voy a reaccionar.

—Lo sé.

—No me sentí así en un largo tiempo. Quería aniquilarlo.

—Pero no lo hiciste.

—Quería romper sus dedos. ¿Era esa reacción la que esperabas? ¿Volverme loco? ¿Herirme?

—Supongo.

—Sí, bueno, misión cumplida.

La admisión no me da consuelo. De hecho, me hace sentir como una mierda.

Estoy tan cansado de sentirme de esta manera, pero no sé qué más ser.

Hace mucho tiempo, pensé que dos personas que se preocupaban por ellas podrían manejar
cualquier problema, siempre y cuando hablen de ello, pero ahora veo que no es así de fácil.
Hablar requiere una persona que tenga el coraje de expresar qué está sintiendo y yo no lo tengo.

—¿Te habrías ido a casa con él si yo no hubiera estado allí esa noche? —pregunta.

—No.

—¿Por qué no?

—Porque…— Me cuesta encontrar las palabras—. Si yo lo hubiera llevado a casa yo…


—Suspiro, a la defensiva—. Hubiera pretendido que eras tú, de todas maneras, así que ¿Cuál es
el maldito punto?

Hay una larga pausa. Mi corazón latiendo errático mientras espero por su respuesta.

—¿Hiciste eso antes?

—Sí.

—¿Con qué frecuencia?

—Todo el tiempo. Cada vez.

Él inhala. —¿Qué significa eso?

Me está empujando, pero a pesar de mi malestar, una parte de mí quiere ser empujada. Yo no
voy a ser capaz de hacer esto sin él.

—¿Taehyung?

—Luego de que te fuiste… —Trago—. Te extrañé muchísimo, quería que ellos fueran tú,
entonces cerraba mis ojos y trataba de hacerlos tú. Todos ellos. Incluso Hyungsik. Especialmente
Hyungsik. Eso no funcionó. Ninguno de ellos inclusive llegó cerca.

Mi respiración parece exageradamente ruidosa en la habitación y el tick tack del reloj llena los
largos segundos.

—Jesús… Taehyung…

Entonces, ahora él lo sabe. Para mejor o para peor, él lo sabe.

—Yo pensé… —Se detiene—. Cuando me enteré de los hombres con los que habías estado
después de que me fui, creí que lo habías hecho para olvidarme. O dañarme.
—Eso fue una parte. Pero no la más importante.

—¿Y anoche?

—Quería empujarte. Ver si volvía tu viejo yo. Y, como dijiste, herirte.

Decirlo me hizo notar qué golpe bajo fue. Cuán bajo caí. Cuán venenoso me he vuelto.

—Lo entiendo. Sé que piensas que merezco un poco de dolor, considerando lo que hice, pero tú
no lo entiendes —Toma un respiro—. Sé que sufriste cuando me fui, pero sufrí, también. Ese
tour europeo fue el tiempo más miserable de mi vida.

Mi resentimiento aparece. —Oh, sí, estoy seguro de que viajar alrededor de todos esos lugares
exóticos con hermosas chicas adorándote fue realmente duro. Decidir con cuál ir a casa cada
noche. Debe haber sido una experiencia horrible.

—¿Es eso lo que piensas que pasó? ¿Qué pude haber hecho eso? Jesús, Taehyung, cuando
nosotros estábamos juntos, nunca vi a alguien más. ¿Crees que pude olvidarte tan fácil?

—Después de que te diste por vencido con nosotros, pensé que eras capaz de cualquier cosa.

Él ríe. —Sí, bueno, la realidad fue un poco diferente.

—¿Cuán diferente?

Desearía poder ver su cara. Pero todo lo que tengo es su voz, grave y resonante.

—En Europa, a pesar de que siempre estaba rodeado de personas, el tiempo que pasé lejos de ti
fue el más solitario en el que he estado. Al principio no podía manejarlo. Bebía mucho, a veces
durante el show. Iba a bares. Entraba a peleas. Luego, iba a casa y pensaba en ti. Te googleaba.
Soñaba contigo. Te extrañaba tanto que me enfermó. A veces consideraba traer a alguien a casa
conmigo, así podría despertar al lado de otro cuerpo. No sexo. Solo... compañía.
Siento su dolor. Tan similar al mío.

Al menos yo encontré a Daniel.

—Entonces, sí. —dice—. Otras cosas pasaron que me hicieron reconsiderar todo acerca de mí y
qué necesitaba para conseguirte de vuelta, pero esa es otra historia para otro momento. El punto
es que no estaba de fiesta mientras estaba allí. Era completamente miserable. Y solitario.

—¿Pero seguramente has tenido otras… relaciones… mientas estábamos separados?

—No.

Su respuesta me confunde. —Pero tuviste…sexo. Quiero decir, no estoy seguro de porqué te lo


estoy preguntando porque el pensamiento de ti y otra persona es… —Me estremezco—. Pero lo
hiciste, ¿cierto?

Cierro los ojos y espero su respuesta, tensándome con anticipación.

Di “cientos”. Dame fuel para mi fuego. Déjame ser fuerte. Por favor.

Él está en calmado, pero cada palabra está llena con una sinceridad pesada.

—Taehyunh, no tienes ni idea de cuantas veces quise tener sexo sin sentido, solo para poder
sacarte de mi cabeza, pero no podía hacerlo. Cada vez que lo intentaba, me sentía como si
estuviera engañándote. Finalmente, paré de buscarlo. Era jodidamente inútil. Ninguno de ellos
podía incluso acercarse a remplazarte, aunque quisiera que lo hicieran, lo cual no fue así.

No puedo creer lo que estoy escuchando. —¿Me estas diciendo que… que la última vez que
tuviste sexo fue…?

—Contigo. —Es dicho en un susurro, como si se estuviera confesando.

No.
No es posible.
—Pero eso fue…—Esa noche. La noche—. ¿La noche antes de que te fueras?

—Sí.

A mi cerebro le lleva un momento el responder. —Pero…eso es…eso es… Dios mío,


¡¿Jungkook, tres años?!

Se ríe. —Créeme, lo sé. No digo esto para hacerte sentir mal, pero, pero entre mi impuesta sequía
y el hacer este espectáculo contigo, mis pelotas son más azules que el cast entero de Avatar.

Aun no lo puedo comprender. —Increíble.

—Me estás haciendo sentir como un bicho raro.

—Lo siento, solo que no puedo entender…

—Mira, es fácil. No te tenía, y no quería a nadie más. Fin de la historia.

—Por lo tanto, si no volvemos juntos, ¿vas a continuar casto?

Hay un silencio muerto por un segundo, luego él dice—: Lo primero de todo, el no volver a estar
juntos no es incluso una posibilidad en mi mente. Y segundo, nunca fui un célibe.

—Pero dijiste que…

—Dije que no tuve sexo con nadie, pero ser celibato consiste en abstenerte de todas las formas
de placer. He tenido un pleno placer sexual, usualmente mientras tenía eróticos pensamientos de
ti.

El pensamiento de Jungkook masturbándose con imágenes mías me excita de inmediato.


—De hecho —dice—, estoy teniendo algunos pensamientos muy eróticos de ti ahora mismo.

Deja escapar un silencioso gemido, y yo tengo que acercar los pañuelos a mi pecho para lidiar
con lo mucho que ardo en deseo por él.

—¿Podemos, por favor, hablar de cualquier otra cosa más?

—Claro —dice, calmado y excitado—. Hablemos sobre algo que me distraiga de lo mucho que
necesito hacerte el amor. Por favor.

—Jungkook…

—Joder, sí, di mi nombre.

—Solo voy a seguir hablándote si sé que tus manos están a la vista.

—Puedo ver perfectamente bien mi mano. Está envuelta alrededor de mi dolorida...

—¡Jungkook!

Oigo un crujido de tela, seguido por un resignado suspiro. —Bien. Las manos están encima de
las cubiertas. Aguafiestas.

Su tono es tan petulante, que me hace reír.

—Así que —dice antes de bostezar—. ¿Estás en la cama, también?

—Sí.

—¿Haciendo algo interesante?

Su indirecta no me provoca, peor no pico el anzuelo. —En realidad, estaba leyendo algunos de
tus antiguos emails.

Hay una pausa antes de que él diga—: ¿Por qué?

—No lo sé. Supongo que estoy tratando de averiguar cómo me siento.

—¿Sobre mí?

—Sí.

Otra pausa. —¿Ayudaron?

—En realidad, no. Sigo buscando algo que no está ahí.

Se calla unos segundos antes de decir—: ¿Sabías que tengo toda una carpeta de proyectos de
e-mails? ¿Cosas de las que no era lo suficientemente valiente como para enviar?

—¿Qué clase de cosas?

Le oigo revolviendo y el golpeteo de los dedos en un teclado. —Espera. Te voy a enviar algunas
de las menos embarazosas.

Casi de inmediato mi bandeja de entrada se ilumina con dos mensajes nuevos.

De: JEONJK

Para: KTAE

Asunto: Demasiado cobarde para enviarte esto.

Fecha: 09 de febrero 1:08 am


Taehyung,

Estamos en Francia. He dejado de beber y hemos estado recibiendo ayuda durante más de seis
meses. Estoy aprendiendo a asumir la responsabilidad de mis errores. Asumo la responsabilidad
por hacerte daño. Si nunca me hubieras conocido, no estarías herido en estos momentos. Odio
haberte hecho eso.

De todas las personas de las que he jodido en mi vida, tú eres de la que más me arrepiento.

Pienso mucho en ti. Sueño contigo.

Me gustaría tener las agallas para enviarte esto, pero probablemente no lo haré. Sin embargo,
escribir me alivia. Estoy trabajando en ser abierto y honesto contigo, pero creo que aún no estoy
allí. Cuando lo esté, puedes estar seguro de que serás el primero en saberlo.

Francia es hermosa. Me puse de pie en la parte inferior de la Torre Eiffel hoy y la miré. Hay muy
pocas veces en mi vida en las que me he sentido tan pequeño. El día que me fui fue uno de ellos.

Te echo de menos.

Jungkook.

Abro el segundo e-mail.

De: JEONJK

Para: KTAE

Asunto: Te necesito.

Fecha: 09 de junio 12:38a.m.


Taehyung,
Es mi cumpleaños. No espero tener noticias de ti pero, joder, realmente te necesito.

Te quiero aquí, en mi apartamento. En mi cama. Besándote y haciéndote el amor y que digas que
me perdonas.

Lo necesito como el aire. Me estoy ahogando sin ti. Por favor.

Por favor.

Antes, estaba sentado en un banco en las orillas del Tíber, y había toda esa gente ahí de la mano
y besándose. Felices y enamorados.

Hicieron que pareciera tan fácil. Como si dar tu corazón a otra persona no fuera la cosa más
espantosa del mundo.

Todavía no lo entiendo.

¿No saben el poder que le están dando a la otra persona? ¿La absoluta formación futura de
dominación?

¿No entienden lo mucho que va a doler cuando todo vaya mal? Y seamos sinceros, el noventa
por ciento de las parejas no siguen juntos un año a partir de ahora. Incluso ni seis meses a partir
de ahora.

Y sin embargo, ahí está, abrazos y besos, completamente ajenos al dolor que viene para ellos.

Sin preocuparse y con confianza.

Eso fue siempre algo que me esforcé por ser.

Era casi imposible de apagar el reloj de cuenta atrás interno que me gritaba cada día todas las
formas en las que podías hacerme daño. Después de todo, la historia ha demostrado que con el
tiempo, todo el mundo medeja. ¿Por qué tú ibas a ser diferente?
Ahora sé que lo fuiste.

Lo eres.

La cosa es que, debajo de toda la mierda que me hizo alejarme, había partes de mí que se
aferraban a ti cuando me fui, y ahora, sin ti, lucho para funcionar.

El pensamiento que me quita el sueño es que tuve mi oportunidad de ser todo y bueno, y lo eché
a perder.

Por favor, dime que voy a tener otra oportunidad. No me digas que esto es lo que tengo que vivir
ahora.

No puedo. Estar sin ti es demasiado duro.

Te hecho tanto de menos que duele.

Jungkook.

Me siento como si me hubiera dado un puñetazo en el pecho.

Esto es exactamente lo que yo necesitaba escuchar, tantas veces.

Me doy cuenta de que estoy agarrando el teléfono hasta el punto de que duele. —Son... Dios,
Jungkook... Son hermosos. ¿Por qué no los enviaste?

Suspira. —No sé. Creí que me odiabas.

—Lo hacía, pero... si hubiera leído esos correos electrónicos, tal vez te habría odiado menos.

—Ojalá hubiera tenido el coraje de decírtelo todo en ese entonces, pero no estaba listo.
—¿Y ahora lo estás?

—Pregúntame lo que quieras, y te daré una respuesta directa.

—¿Cualquier cosa?

—Por supuesto.

Respiro y le pido la pregunta que me ha perseguido durante años.

—En todos tus correos electrónicos, ¿por qué nunca dices que me amas?

Casi puedo oír su sorpresa. —¿Qué?

—Nunca lo dijiste. En ninguno de ellos.

—Taehyung, lo dije. Todo el tiempo.

—Acabo de leerlos por enésima vez, y no lo dijiste ni una vez. Dijiste que me perdiste, que
querías que fuésemos amigos, pero no hay nada sobre el amor.

—No hay manera de que eso sea una jodida verdad. Yo... yo… —Toma una respiración
temblorosa—. Lo pensaba todo el tiempo. Parecía estar en cada palabra que te escribía, pero...
Mierda, Taehyung.

Gruñe de frustración.

—Jungkook, está bien.

—Joder, no. De todas las cosas que debería haberte dicho, eso está en lo más alto de la jodida
lista. Pero si lo dije o no en los mensajes de correo electrónico, tienes que saber que yo…
realmente…

—Jungkook, para.

—Tae…

—No, no quiero que lo digas sólo porque yo saqué el tema.

—Esa no es la razón.

—Aun así, simplemente no lo hagas, ¿de acuerdo? No esta noche.

Exhala, y por suerte, no presiona.

Tenemos una pequeña charla sobre el show durante unos minutos, pero cuando ahogo un
bostezo, él dice que me vaya a dormir. Yo no discuto.

Por la mañana, me siento como una mierda. Mi resaca no es tan mala, pero tuve terribles sueños
en los que Jeon me dejaba, una y otra vez, y cada vez, lo recuperaba, a la vez que se ponía más
enfadado conmigo cada vez que lo hacía.

Apenas me arrastro fuera de la ducha, cuando mi teléfono suena con un texto suyo.

Intrigado, abro mi laptop y encuentro un único correo electrónico. Cuando lo abro, mi pantalla
explota.

TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO,


TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO , TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO,
TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO,
TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO,
TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO,
TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO,
TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE AMO, TE
AMO.

Me desplazo por páginas y páginas, aturdido, hasta que finalmente, llego a la parte inferior.

En caso de que no entendieras lo que hacía, he escrito "TE AMO" 1.162 veces, una para cada día
que yo no estuve. Y por favor, no creas que esto era una declaración de copia y pega rapidito. He
escrito todos y cada uno en particular como penitencia por ser demasiado idiota como para que
sea muy claro lo que sentía por ti.

Sé que piensas que me fui porque no te quiero, pero te equivocas. Siempre te he amado, desde el
primer momento en que puse los ojos en ti. Yo despotricaba y arremetía sobre el amor a primera
vista, porque el concepto es jodidamente ridículo para mí. Pero el primer día que te vi en las
audiciones para Grove, ocurrió y me arruinaste sin siquiera decir una palabra. Te vi allí, tratando
desesperadamente de ser algo que no eras, justo como ellos querían, y yo quise llevarte a mis
brazos y decirte que todo iba a estar bien.

A partir de ese momento, supe que estabas destinado para mí. Pero fui losuficientemente terco
como para negarme a aceptarlo.
No tengo ni idea de cómo o por qué fuiste capaz de amarme ya que era un imbécil, tan ocupado
tratando de huir de mis sentimientos, que no me di cuenta de que eras mi regalo; el preciado
premio que había ganado de alguna manera con todo mi dolor. Me había pasado tanto tiempo
creyendo que me daban lo que merecía cuando la gente me dejaba, que no me detuve a pensar
que tenía lo que me merecía cuando te conocí. No podía comprender que si dejaba de ser un
enorme inseguro e imbécil durante cinco minutos, tal vez... sólo tal vez... podría conservarte.

Quiero conservarte, Taehyung.

Es por eso regresé. Porque tanto como yo solía pensar que estabas mejor sin mí, no lo estás. Me
necesitas tanto como yo te necesito. Los dos estamos vacíos sin el otro, y me ha llevado mucho
tiempo el darme cuenta de eso.

No seas tan terco como yo y no dejes que ganen las inseguridades. Vamos a ganar. Porque sé que
piensas que el amarme de nuevo es un juego de dados, y que tus probabilidades son sombrías,
pero déjame decirte algo, yo soy una apuesta segura. No podría dejar de amarte aunque quisiera.

¿Todavía estoy aterrorizado porque me hagas daño? Por supuesto. Probablemente de la misma
manera en la que tú estás aterrorizado de hacerme daño a mí.

Pero soy lo suficientemente valiente como para saber que absolutamente vale la pena el riesgo.

Déjame ayudarte a ser valiente.

Te amo con todo lo que soy, y lo juro por Dios, no voy a hacerte daño de nuevo.

Permítete amarme de nuevo.

Por favor.

Jungkook.

Me siento y miro la pantalla durante mucho tiempo, alternando entre la risa y el llanto.
En algún lugar allí, el fuego en mi amargura chisporrotea y muere. La sensación es extraña,
porque es lo que me mantuvo en marcha cuando nada más lo haría, y sin ello, me siento desnudo
de la peor manera. Suave y vulnerable y más frágil que el cristal.

Ayer me había preguntado qué haría falta para que mi epifanía cambiara. Supongo que el que
Jungkook desnudes su alma en un e-mail funciona.

Uno de los dichos favoritos de Daniel dice—: Sé el cambio que quieres ver. —Supongo que eso
es lo que Jeon ha hecho. Se ha hecho lo suficiente fuerte para los dos.

Mis manos tiemblan mientras le envío un mensaje.

Necesito verte.

Apenas presiono la tecla de enviar, cuando hay un golpe en la puerta.

FIN.

También podría gustarte