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Adivinanzas

Chistes
Jaimito, el niño preguntón
Jaimito, -Si papá? -Hijo traeme un refresco por favor -Coca Cola o Pepsi? -Coca cola. -
Light o normal? -Normal. -De lata o de botella? -De botella... -Uno o dos litros? -¡Traeme
agua entonces! -¿Natural o mineral? -¡¡Mineral!! -Fría o caliente?
-Pero bueno... ¿¡Que pasa contigo!? Vete para tu cuarto!! -¿Ahora o más tarde? -Yaaaa! -
Me acompañas o me voy solo? -Te mato maldito niño! -Con cuchillo o con pistola?...

Pepito en el salón de clases y la bicicleta


En el salón de clases dice la maestra a los niños: -Niños, hagamos ejercicio dentro del
salón, acuéstense de espalda al piso, levanten las piernas y muévanlas como si fueran en
bicicleta. Se acostaron los niños y empezaron a mover sus piernas imaginando que iban en
bicicleta. Solo Pepito tenía las piernas sin moverlas.
-¡Pepito, porqué no mueves tus piernas!
-¡Porque voy de bajada maestra!

El chiste de Jaimito, la madre y el autobús


La madre de Jaimito ve un cartel en el autobús que pone: Los menores de 5 años no pagan.
En esto la madre le dice a Jaimito: -Si te pregunta el chofer, di que tienes 4 años!
En esto Jaimito entra al autobús y le dice el conductor: -¿Cuantos años tienes? -Tengo 4
chofer! -¿Y cuando cumples los 5? -Pues cuando baje del autobús!
Trabalenguas
1. Lado, ledo, lido, lodo, ludo,
decirlo al revés lo dudo.
Ludo, lodo, lido, ledo, lado,
¡Qué trabajo me ha costado!

2. La sucesión sucesiva de sucesos


sucede sucesivamente con la sucesión del tiempo.

3. Toto toma té, Tita toma mate,


y yo me tomo toda mi taza de chocolate.

Refranes
- A buen entendedor, pocas palabras bastan.
- A buen hambre, no hay pan duro.
- ! A buenas horas, mangas verdes!

Poesias
La Reina

Yo te he nombrado reina.
Hay más altas que tú, más altas.
Hay más puras que tú, más puras.
Hay más bellas que tú, hay más bellas.
Pero tú eres la reina.
Cuando vas por las calles nadie te reconoce.
Nadie ve tu corona de cristal, nadie mira
la alfombra de oro rojo
que pisas donde pasas,
la alfombra que no existe.

Y cuando asomas
suenan todos los ríos
en mi cuerpo, sacuden
el cielo las campanas,
y un himno llena el mundo.

Sólo tú y Yo,
sólo tú y yo, amor mío,
lo escuchamos.

Definiendo el amor

Es hielo abrasador, es fuego helado,


es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,


un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,


que dura hasta el postrero parasismo,
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es tu abismo:
mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo.

AL MAESTRO

Mi madre me da la vida,
mi padre me da el sustento,
y el maestro de la escuela,
cultiva mi entendimiento.

A mi maestro querido,
que me da su ciencia,
su cariño y su cuidado,
con infinita paciencia.

Le ofrezco mi gratitud
y mi cariño sin cuento,
por que llena de belleza,
a mi pobre conocimiento.

Cuentos
Cuento sobre los berrinches de los niños

Había un niño que tenía muy, pero que muy mal


carácter. Un día, su padre le dio una bolsa con clavos
y le dijo que cada vez que perdiera la calma, que él
clavase un clavo en la cerca de detrás de la casa.

El primer día, el niño clavó 37 clavos en la cerca. Al


día siguiente, menos, y así con los días posteriores.
Él niño se iba dando cuenta que era más fácil
controlar su genio y su mal carácter, que clavar los
clavos en la cerca.

Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la


calma ni una sola vez y se lo dijo a su padre que no
tenía que clavar ni un clavo en la cerca. Él había
conseguido, por fin, controlar su mal temperamento.

Su padre, muy contento y satisfecho, sugirió entonces a su hijo que por cada día que
controlase su carácter, que sacase un clavo de la cerca.

Los días se pasaron y el niño pudo finalmente decir a su padre que ya había sacado todos
los clavos de la cerca. Entonces el padre llevó a su hijo, de la mano, hasta la cerca de detrás
de la casa y le dijo:

- Mira, hijo, has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fíjate en
todos los agujeros que quedaron en la cerca. Jamás será la misma.
Lo que quiero decir es que cuando dices o haces cosas con mal genio, enfado y mal
carácter, dejas una cicatriz, como estos agujeros en la cerca. Ya no importa tanto que pidas
perdón. La herida estará siempre allí. Y una herida física es igual que una herida verbal.

Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas joyas a quienes hay que
valorar. Ellos te sonríen y te animan a mejorar. Te escuchan, comparten una palabra de
aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte.

Las palabras de su padre, así como la experiencia vivida con los clavos, hicieron con que el
niño reflexionase sobre las consecuencias de su carácter. Y colorín colorado, este cuento se
ha acabado.

El caballo y el asno

Un hombre tenía un caballo y un


asno.

Un día que ambos iban camino a la


ciudad, el asno, sintiéndose cansado,
le dijo al caballo:

- Toma una parte de mi carga si te


interesa mi vida.

El caballo haciéndose el sordo no dijo


nada y el asno cayó víctima de la
fatiga, y murió allí mismo.

Entonces el dueño echó toda la carga


encima del caballo, incluso la piel del
asno. Y el caballo, suspirando dijo:

- ¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no


haber querido cargar con un ligero
fardo ahora tengo que cargar con
todo, y hasta con la piel del asno
encima!

Cada vez que no tiendes tu mano para


ayudar a tu prójimo que honestamente te lo pide, sin que lo notes en ese momento, en
realidad te estás perjudicando a ti mismo.

Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla con nosotros y los demás
padres, estaremos encantados de recibirla.

Un conejo en la via. Educar en valores

Daniel se reía dentro del auto por las gracias que hacía su hermano menor, Carlos. Iban de
paseo con sus padres al Lago Rosado. Allí irían a nadar en sus tibias aguas y elevarían sus
nuevas cometas. Sería un día de paseo inolvidable. De pronto el coche se detuvo con un
brusco frenazo. Daniel oyó a su padre exclamar con voz ronca:

- ¡Oh, mi Dios, lo he atropellado!

- ¿A quién, a quién?, le preguntó Daniel.

- No se preocupen, respondió su padre-. No es nada.


El auto inició su marcha de nuevo y la madre de los chicos encendió la radio, empezó a
sonar una canción de moda en los altavoces.

- Cantemos esta canción, dijo mirando a los niños en el asiento de atrás. La mamá comenzó
a tararear una canción. Pero Daniel miró por la ventana trasera y vio tendido sobre la
carretera el cuerpo de un conejo.

- Para el coche papi, gritó Daniel. Por favor, detente.

- ¿Para qué?, responde su padre.

- ¡El conejo, le dice, el conejo allí en la carretera, herido!

- Dejémoslo, dice la madre, es sólo un animal.

- No, no, para, para.

- Sí papi, no sigas - añade Carlitos-. Debemos recogerlo y llevarlo al hospital de


animales. Los dos niños estaban muy preocupados y tristes.

- Bueno, está bien- dijo el padre dándose cuenta de su error. Y dando vuelta recogieron al
conejo herido.

Pero al reiniciar su viaje fueron detenidos un poco más adelante por una patrulla de la
policía, que les informó de que una gran roca había caído sobre la carretera por donde iban,
cerrando el paso. Al enterarse de la emergencia, todos ayudaron a los policías a retirar la
roca.

Gracias a la solidaridad de todos pudieron dejar el camino libre y llegar a tiempo al


veterinario, que curó la pata al conejo. Los papás de Daniel y carlos aceptaron a llevarlo a
su casa hasta que se curara

Unas semanas después toda la familia fue a dejar al conejito de nuevo en el bosque. Carlos
y Daniel le dijeron adiós con pena, pero sabiendo que sería más feliz en libertad.

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