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segunda época

LA FILOSOFÍA COLONIAL EN LA MODERNIDAD TEMPRANA


Introducción
Enrique Dussel

El impacto que causa la “invasión” euro- del modelo filosófico de R. Descartes o de


pea, llamada descubrimiento, y la conquista B. Spinoza en Los Países Bajos, nos encon-
posterior de América, del continente ame- traríamos en el segundo momento de la mo­
rindio, fue una espantosa destrucción que, dernidad temprana —pero no en su inicio.
por otra parte, repercutirá en la conciencia El modo filosófico de fundamentar la praxis
de la Europa latino-germana misma, cons- dominadora de los europeos, llamada “con­
tituyendo el fenómeno denominado “mo- quista”,1 aunque pertenece al “mundo an­
dernidad”. Es decir, para las civilizaciones tiguo”,2 comienza a ponerse en cuestión (se
amerindias será de profunda negatividad; habla mucho en Coimbra y Salamanca del
para la europea, de inesperadas transfor- nuevo método), y, sobre todo, el contenido
maciones, que la historiografía filosófica de la discusión filosófica es ya original: es
posterga frecuentemente hasta el siglo xvii. el inicio mismo de la filosofía moderna. La
Nos estamos refiriendo al comienzo de la filosofía que se practique en suelo america-
filosofía moderna, que se sitúa habitual- no desde la “invasión” de 1492 será enton-
mente a partir de la obra de René Descar- ces desde su origen una filosofía diferente,
tes, El discurso del método, publicado en moderna, pero colonial; en otras palabras,
Amsterdam (colonia española pocos dece- practicada desde una territorialidad perifé-
nios antes de su publicación en 1637). De- rica, poseyendo en el siglo xvi una signifi-
seamos entonces sugerir que las cosas tu- cación mundial que no ha sido suficiente-
vieron un sentido muy distinto. La filosofía mente enfatizada hasta el presente.
moderna se inicia a finales del siglo xv con la
justificación razonada argumentativamente
(filosófica) de la indicada “invasión” que im­
pacta al continente americano, en primer lu­
gar el Caribe. Se trata entonces de un des­
plazamiento en el tiempo (del siglo xiii al xv)
y en el espacio (de Amsterdam y el norte de
Europa a la región de la América Latina
tropical). Observemos entonces dicho co-
mienzo del filosofar entre europeos que de-
ben pensar desde la tradición de la filosofía
1
Recuérdese que la “conquista” es inmediatamente
anterior a la “reconquista” de España por parte del is-
islámico-latina; es decir, la escolástica (úni- lam. Granada es ocupada en los primeros días de enero
co recurso metodológico existente) los nue- de 1492 y las capitulaciones con C. Colón se firman en
vos acontecimientos geo­políticos. Tal esco- Santa Fe en abril del mismo año.
2
El “mundo antiguo”, que se extendía desde Japón
lástica, dicho sea de paso, ya no es medieval hasta Inglaterra, por nombrar las dos islas extremas del
sino moderna. Con la formulación explícita “Old World” de Adam Smith (Dussel, 2007, párr. 4).

[55]
7. EL PRIMER DEBATE FILOSÓFICO DE LA MODERNIDAD
Enrique Dussel

En el siglo xv anterior a 1492, lo que llama- (1462-1505), desde el principado de Moscú,


mos Europa occidental —latino-germánica— vence a los mongoles en 1480 y comienza su
era un mundo periférico y dependiente del desplazamiento. Iván el Terrible (1530-1584),
mundo islámico —concretamente del impe- gracias a la propuesta de Yermak en 1581,
rio otomano desde la toma de Constantinopla permitirá la expansión de Rusia hasta Siberia.
en 1453, cuya época clásica la cumplirá Soli- En 1607 el imperio llega a Yenisei, en 1632 a
mán el Magnífico (1520-1566). Europa occi- Lena, en 1640 divisan el Pacífico, y luego, al
dental nunca había sido centro de la historia. expandirse por Alaska hacia el sur americano
La Europa latina a finales del siglo xv se exten- limitarán con el virreinato de Nueva España
día desde Viena, sitiada por los turcos poco (México).
después, hasta Granada (en manos musulma- El otro territorio apto para tal expansión,
nas hasta 1492). Un territorio pequeño con por el oeste (el Finis terrae), era la península
algo más de setenta millones de habitantes (la Ibérica. Portugal ya había conquistado Ceu-
mitad de lo que China tenía en ese momento). ta, en África, en 1415, El Kasar en 1448, Arzila
Era una cultura paulatinamente aislada desde en 1471. Había descubierto las islas Madei-
el siglo vii —por la expansión árabe—, que ha- ras en 1419, las Azores en 1431, el cabo Boja-
bía fracasado en las Cruzadas (intento de salir dor en 1434, las islas del Cabo Verde en 1461.
de dicho enclaustramiento). Su débil conexión Gracias a las carabelas, desde 1441 y con ma-
con el “sistema antiguo” se extendía a través pas chinos llegados de Venecia (véase Men-
del Mediterráneo oriental —en manos de Ve- zies, G., 2003) a la escuela de Enrique el Na-
necia, Génova, Amalfi y otros puertos italia- vegante (1394-1460), los portugueses cruzan
nos—, entrando en contacto con el imperio el cabo de Buena Esperanza en 1497, desde
otomano. Las estepas, que serán rusas, esta- donde toman contacto con Madagascar, Or-
ban en manos de la Horda Dorada; la región muz, Goa, Sri Lanka, hasta China y Japón.
de Irán bajo el poder del imperio safawi; el Portugal había abierto a Europa el “Oriente”
norte de India bajo el dominio de los Mongo- por el sur del Atlántico, hacia el este.
les. Comerciantes musulmanes lle­gaban a In- Pero el Atlántico que origina la Moderni-
dochina, manejaban Malaka y conquistaban dad es el Atlántico occidental tropical, ecuato-
la isla de Mindanao en Filipinas en el siglo xiv. rial, el Atlántico español desde finales del siglo
El mundo musulmán llegaba del Atlán­tico xv, que se situaba desde Sevilla (en el río Gua-
marroquí al Pacífico; era la única cultura que dalquivir) hasta las Antillas y el golfo de Méxi-
atravesaba todo el “mundo antiguo”. El centro co. España, finalizando la última cruzada de
poblacional y comercial más denso del siste- la cristiandad en enero de 1492, en Granada,
ma, sin embargo, se encon­traba en China y en puede pensar en su expansión gracias a la osa-
Indostán. La Europa latino-germánica era da propuesta —pero la única posible, ya que
una cultura secundaria, arrinconada en el le- Portugal ha avanzado, conducido por mapas
jano Occidente. chinos (que habían llegado a América a co-
Geopolíticamente había solamente dos es- mienzos del siglo xv), en los “descubrimientos”
pacios estratégicos, aunque sumamente di­ por el Atlántico suroriental— de Cristóbal Co-
fíciles, para la posible expansión de Europa. lón (m. 1506) de navegar por el occidente ha-
Por el norte y hacia el este, Iván II el Grande cia China. En su equivocación (porque pensa-

[56]
el primer debate filosófico de la modernidad 57

ba que, según el mapa de 1489 de Henricus americana efectuada por España, se consuma
Martellus,1 América del Sur era una cuarta pe­ la destrucción del antiguo modelo y se enfren-
nínsula asiática al sur de China) llega el almi- ta la nueva problemática, ya moderna, con mé-
rante a unas islas del mar océano próximas a todo escolástico antiguo aunque con modifi-
China y a India, por lo que imagina siempre, caciones temáticas. Es decir, se trata de la
hasta su muerte, estar en Asia.2 Existencial­ primera filosofía moderna de la primera4 mo-
mente Colón nunca estuvo en América —y por dernidad temprana.
lo tanto nunca tuvo la experiencia consciente
de “descubrir” un tal continente. Tam­poco la
tuvo Americo Vespucci. la modernidad como emancipación
Desde 1507, gracias a otros descubrimien-
tos en Norteamérica y en Brasil,3 se tomó con­ La manera más directa de fundamentar la
ciencia de que se estaba ante una “cuarta par- praxis de dominación colonial transoceánica
te” de la tierra, destruyéndose así la antigua —colonialidad que es simultánea al origen
“trinidad”: Europa (al centro), Asia (al este) y mismo de la modernidad, y por ello novedad
África (al sur). Todo esto rompe de pronto la en la historia mundial— es mostrar que la
interpretación total del mundo que se tenía cultura dominante otorga a la más atrasada
desde hacía más de cinco mil años en el Medi- (“torpeza”, que Ginés llamará turditatem e I.
terráneo. Con estos “descubrimientos” —com- Kant unmündigkeit5) los beneficios de la civi-
pletados en 1522 con el regreso de Sebastián lización. Este argumento, que está debajo de
el Cano de la expedición iniciada por Magalla- toda la filosofía moderna (desde el siglo xv
nes, que demostraba empíricamente la redon- hasta el xxi) lo esgrime con gran maestría por
dez de la tierra—, caía hecha pedazos la onto- primera vez Ginés de Sepúlveda (m. 1573),
logía antigua. Bien dice C. Schmitt que, con el alumno del filósofo renacentista P. Pompona-
Tratado de Tordesillas y con la línea que se zzi (1462-1524), en el debate de Valladolid de
traza a cien millas de Portugal en medio del 1550 —que Carlos V (1500-1558) promovió, a
océano Atlántico, nace el “derecho moderno” la manera de los califas islámicos, para “tran-
(Schmitt, C., 1979). Y nace tal derecho porque quilizar su conciencia”. Era una disputa at-
antes se ha originado el “mundo moderno” y lántica (ya no mediterránea entre cristianos y
con él la “filosofía moderna”. Entre el “mundo sarracenos), en la que se trataba de entender
antiguo” —el “sistema” de los 5 000 años de A. el estatuto ontológico de los indios, “bárba-
Gunder Frank (Frank, A.G., 1990)— y la for- ros” diferentes de los de Grecia, China o el
mulación explícita del modelo filosófico mo- mundo musulmán, respecto de los cuales
derno se encuentra el siglo xvi, tiempo in­ Montaigne, con profundo sentido crítico, opi-
termedio en el que se cumple la conquista naba: “[… a esos caníbales (o caribes6)] pode-
mos llamarlos bárbaros con respecto a nues-
tras reglas de la razón” (de sus reflexiones en
1
Dussel, 1992, Conferencia 2. En el famoso mapa de “Caníbales”, en Montaigne, 1967, p. 208). Gi-
Waldseemüller de 1507 aparece todavía esta “cuarta pe-
nés escribe:
nínsula” asiática al sur de China, y América totalmente
cartografiada, con sus costas atlántica y pacífica. Es de-
cir, los venecianos o europeos confundieron los mapas Será siempre justo y conforme al derecho natu-
chinos de 1421 a 1423 y colocaron dos veces América ral que tales gentes [bárbaras] se sometan al im-
del Sur (al sur de China y en su lugar correcto). Esto perio de príncipes y naciones más cultas y huma-
movió a Colón a pensar que la Tierra era más pequeña, nas, para que por sus virtudes y la prudencia de
si América del Sur estuviera al sur de China (no existiría
entonces el océano Pacífico, que sólo sería el Sinus mag­
num, como lo llamaban). 4
La segunda modernidad temprana será la de Ams-
2
En el cuarto viaje (1502-1504) Colón cree en Pana- terdam de R. Descartes. Véase Dussel, 2007, párr. 8.
má estar a “diez jornadas de navegación del Ganges” 5
“Inmadurez” propia de los no ilustrados. Y en la
(véase Lettera rarisima, en Fernández de Navarrete, M., que consistiría lo que hemos llamado una “falacia desa­
1825, pp. 303-304). El “Mar del Sur” era para Colón, co­ rrollista”: la creencia de que Europa está en todos los
mo dije, el Sinus magnum (entre China e Indochina). aspectos más “desarrollada” —en el sentido del concep-
3
Pero no el de Americo Vespucci, cuyo “Mundus No- to “desarrollo” [Entwicklung] para Hegel— que las otras
vus” (1503-1504) fue sólo la península al sur de China, culturas. Véase Apel, K.-O. y Dussel, E., 2005, p. 107.
que era mucho mayor de lo que se pensaba, pero no to- 6
Los taínos de las Antillas no pronunciaban la “r”;
davía América. de ahí que “caribe” y “caníbal” se pronunciaran igual.
58 primera parte: periodos

sus leyes, depongan la barbarie y se reduzcan a instituciones [aztecas o incas] una prueba de la
vida más humana y al culto de la virtud (Ginés de barbarie ruda e innata servidumbre de estos
Sepúlveda, J., 1967, p. 85). hombres […] Tienen [ciertamente] un modo ins-
titucional de república, pero nadie posee cosa al-
Es una relectura de Aristóteles, el filósofo guna como propia,7 ni una casa, ni un campo de
esclavista griego del Mediterráneo oriental, que pueda disponer ni dejar en testamento a sus
ahora situado en un horizonte del océano herederos […] sujetos a la voluntad y capricho
Atlán­tico, es decir, con significación mundial: [de sus señores] que no a su libertad […] Todo
esto […] es señal ciertísima del ánimo de siervos
Y si rechazan tal imperio se les puede imponer y sumisos de estos bárbaros (ibid., pp. 110-111).
por medio de las armas, y tal guerra será justa
según el derecho natural lo declara […] En suma: Y concluye de manera cínica, indicando
es justo, conveniente y conforme a la ley natural que los europeos otorgan a los indígenas “la
que los varones probos, inteligentes, virtuosos y virtud, la humanidad y la verdadera religión
humanos dominen sobre todos los que no tienen [que] son más valiosas que el oro y que la pla-
estas cualidades (ibid., p. 87). ta” (idem) que los europeos extraían brutal-
mente de las minas americanas, siendo dicha
Este argumento tautológico, porque parte presencia de los metales preciosos (dinero) la
de la superioridad de la propia cultura simple- causa de la crisis en el resto de todo el “mundo
mente por ser la propia, se impondrá en toda antiguo” (Asia y África).
la modernidad. Se declara no humano el con- Una vez justificada filosófica y argumentati-
tenido de otras culturas por ser diferentes de vamente la justicia de la expansión europea
la propia, como cuando Aristóteles declaraba como una obra civilizadora, emancipadora de
no humanos a los asiáticos y europeos bárba- la barbarie en la que estaba sumido todo el
ros, porque “humanos” eran sólo “los vivien- resto de la humanidad no europea, quedaba
tes que habitaban las ciudades [helénicas]” igualmente probada la justicia de la conquista
(Aristóteles, Política i, 1; 1253, pp. 19-20). por la armas, la expoliación del indicado oro y
Lo más grave del argumento filosófico es plata, y declarar a los indios “humanos” en
que se justifica la guerra justa contra los indí- abstracto, pero no sus culturas. Europa podía
genas por el hecho de impedir la “conquista”, crear una organización política donde el poder
que a los ojos de Ginés es la necesaria “violen- residía en la metrópolis que dominaba a las
cia” que debía ejercerse para que los bárbaros instituciones coloniales, pudiéndoles imponer
se civilizaran, porque si fueran civilizados no una religión extranjera de manera dogmática.
habría causa de guerra: Tiempo antes, el profesor de París Juan
Cuando los paganos no son más que paganos Mayor (1469-1550), escotista escocés, había
[…] no hay justa causa para castigarlos, ni para escrito en su Comentario a las sentencias, refi-
atacarlos con las armas: de tal modo que, si se riéndose a los indios americanos: “[…] aquel
encontrase en el Nuevo Mundo alguna gente cul- pueblo vive bestialmente [bestialiter] […] por
ta, civilizada y humana, que no adorase los ído- lo que el primero que los conquiste imperará
los, sino al Dios verdadero […] sería ilícita la justamente sobre ellos, porque son por natu­
guerra (Ginés de Sepúlveda, J., 1967, p. 117). raleza esclavos [quia natura sunt servi]” (Ma-
yor, J., 1510, dist. xliv, q. iii).
De manera que las culturas de los impe- Todo el argumento se fundamentaba políti-
rios azteca o inca no eran para Ginés muestra camente, en último término, en el derecho
de alta civilización. Y, por otra parte, poder que tenía el rey de España para tal dominio
encontrar otro pueblo que adorara “al Dios colonial. En el libro i, título 1, ley 1, de la Re­
verdadero” (europeo, cristiano) era una con- copilación de las Leyes de los Reynos de las In­
dición absurda. Por ello quedaba tautológica- dias (1681), se lee: “Dios nuestro Señor por su
mente justificada la guerra de conquista. Pero infinita misericordia y bondad se ha servido de
siempre bajo el argumento que incluye la “fa- darnos sin merecimientos nuestros tan gran-
lacia desarrollista”: de parte en el Señorío de este mundo […]” (Re­

Pero mira cuánto se engañan y cuánto disiento yo 7


Adelantándose a J. Locke o a Hegel, pone la “pro-
de semejante opinión, viendo al contrario en esas piedad privada” como condición de humanidad.
el primer debate filosófico de la modernidad 59

copilación, 1943, vol. 1, p. 1). Esa concesión Los primeros franciscanos que llegaron a
otorgada por la bula Inter caetera de 1493 fir- México en 1524 formaban parte de un movi-
mada por el papa funcionaba como justifica- miento (los “espirituales”) que poseían rasgos
ción política (o religiosa), pero no filosófica. milenaristas, apocalípticos, utópicos, en la tra-
Por ello, el argumento de Ginés era necesario dición de Joaquín de Fiori (+1202) (véase Phe-
y complementario. lan, 1956; Cayota, 1990). Jerónimo de Men-
Hay un último argumento que deseo re­ dieta, en su obra Historia Eclesiástica indiana,
cordar, y es el siguiente: “La segunda causa pensaba que los aztecas habían vivido en su
es el desterrar las torpezas nefandas […] y el tiempo de paganismo e idolatría como los he-
salvar de grandes injurias a muchos inocen- breos en Egipto —en la esclavitud del demo-
tes mortales a quienes estos bárbaros inmola­ nio. Hernán Cortés, antecedido por Cristóbal
ban todos los años” (Ginés de Sepúlveda, 1967, Colón, era como el nuevo Moisés que los libe-
p. 155). Es decir, estaba justificada la guerra ró de la servidumbre, indicando el sentido
para rescatar a las víctimas humanas ofreci- emancipatorio de la modernidad. Por esta ra-
das a los dioses, como en México. Veremos la zón los franciscanos aprobaban que los indí-
sorprendente respuesta filosófica de Bartolo- genas sean objeto de una guerra justa si se
mé de Las Casas. oponen a la evangelización, partiendo del tex-
to de Lucas 14, 15-24 (que usaba igualmente
Ginés de Sepúlveda), en donde puede “compe-
la modernidad como utopía ler” a que entren en el Reino. Ginés apoyaba
loa monarquía hispana de los Habsburgos y el
Hay otra manera de interpretar el choque que sistema colonial. Mendieta en cambio critica-
significó la expansión europea que constituye ba fuertemente a Felipe II como el causante,
el origen de la modernidad. Algunos quisieron para los indios, de una “cautividad de Babilo-
salvar la empresa intentando una corrección nia”. Aplicando a América las predicciones de
del plan inicial. Ya no se trataría de trasladar Joaquín de Fiori para Europa, Mendieta opi-
a Amerindia la cultura europea, sino de partir naba que se estaba ya en tiempos próximos “al
de las originarias culturas americanas, organi- final del mundo”, porque el evangelio se esta-
zándolas políticamente (con gran autonomía ba predicando a “todos los pueblos”. Además,
de la “República de españoles”), donde se ex- la vieja Europa había traicionado al fundador
presaría el genio indígena bajo el lejano poder del cristianismo por su entera corrupción;
del rey español, y modificando el campo reli- mientras que los indios, con su simplicidad y
gioso cristianizándolo, aunque respetando las pobreza, parecieran no haber sido tocados
tradiciones y ritos ancestrales —mientras no por el “pecado original”. De ser así, se podía
se opusieran a la tradición cristiana. Es evi- fundar una iglesia ideal, como la de los “pri-
dente que ambas limitaciones (política, de su- meros tiempos del cristianismo”, antes de la
jeción al rey, y religiosa, de imposición de una Cristiandad que fundara Constantino, y en el
religión extraña) suponían elementos de trans­ que soñara Francisco de Asís. Se relacionaba
formación esenciales, que los actores de tal así el ideal primigenio del cristianismo, el de
utopía no llegaron a comprender en su signifi- Francisco y la pobreza y solidaridad comuni-
cado dominador. De todas maneras, aparecía taria de los indígenas.
como una solución mucho mejor a la total asi- El periodo de 1524 a 1564 había sido la
milación de las culturas indígenas o a su total “Edad de Oro”, de una misión franciscana
extinción o exclusión —que fue lo que de hecho mezclada entre los indígenas, conociendo su
se impuso aproximadamente desde 1564, co­ lengua, sirviéndoles sin intromisión de los es-
mo veremos.8
famosas reducciones de Paraguay. Es importante recor-
dar que esta experiencia de vida en común con propie-
8
Cabe destacarse que las “reducciones” franciscanas dad colectiva y democracia directa —aunque bajo la fi-
y jesuitas posteriores se extendieron en las regiones de gura paterna de los misioneros— será en el siglo xviii el
indígenas recolectores o plantadores (que se transfor- punto de partida y la inspiración directa del socialismo
maron así en agricultores urbanos) en muchos lugares utópico francés, y de allí de todo su desarrollo posterior.
del continente latinoamericano. Los prototipos más exi- Es decir, se trata de un capítulo inicial del socialismo
tosos se organizaron en el norte de México, en el Ori­ moderno, que no se ha escrito ni incluido en la historia
noco, entre los moxos y chiquitos en Bolivia, y en las del socialismo mundial.
60 primera parte: periodos

pañoles. Eran los tiempos de Carlos V, el Em- el primer antidiscurso filosófico


perador. Conservando las antiguas tradiciones de la modernidad (1514-1566)
—en todo lo que no se oponía al cristianis-
mo—, en especial bajo la dirección de Pedro Aunque anterior a los otros pensadores ex-
de Gante, que organizaba una nueva civi­li­za­ puestos, hemos dejado la posición filosófica
ción técnica y arquitectónica en la que los an- de Bartolomé de Las Casas (1484-1566) en úl-
tiguos pobladores pudieron expresar su maes- timo lugar, para mostrar con mayor claridad
tría, fueron respetadas tanto sus fiestas y sus la diferencia con las otras posiciones. Barto-
vestimentas como sus costumbres, autorida- lomé es el primer crítico frontal de la moderni­
des políticas, etc. El proyecto “modernizador” dad, dos decenios posteriores al tiempo mis-
partía de la incorpo­ración de la exterioridad mo de su nacimiento. Todo comienza en 1514
(que no había sido destruida por la conquis- en Cuba, en la aldea Sancti Spiritu, tres años
ta), para organizar la comunidad indígena y antes de que M. Lutero expusiera sus tesis en
cristiana fuera del contacto con los conquista- Erfurt o que Maquiavelo publicara Il Princi­
dores. Este proyecto —que como hemos indi- pe. Europa se iba despertando del choque del
cado se continuará hasta el siglo xix en las re- descubrimiento de todo un Nuevo Mundo
ducciones— era una utopía. cuando Bartolomé inicia ya su crítica de los
Juan de Torquemada, en La monarquía in­ efectos negativos de ese proceso civilizatorio.
diana (Torquemada, 1975), describe con ma- De una manera estrictamente filosófica, ar-
yor precisión este proyecto. La comunidad se gumentativa, Bartolomé a] refuta la preten-
gobernaría a sí misma, elegiría a sus autorida- sión de superioridad de la cultura occidental,
des políticas, religiosas (bajo la conducción de de la que se deduce la barbarie de las culturas
los misioneros), agrícolas, técnicas, etc. En indígenas; b] con una posición filosófica su-
efecto, el uso del hierro transformó todas las mamente creativa utiliza una clara diferencia
artes manuales, desde la fabricación de ara- entre otorgar al otro (al indio) pretensión uni-
dos, palas, picos, martillos y otros instrumen- versal de su verdad, sin dejar de afirmar la po-
tos, pasando por la domesticación y el uso de sibilidad de una pretensión universal de vali-
caballos, herraduras, arneses, hasta la escritu- dez para el cristiano honesto en su predicación
ra fonética de sus lenguas, la producción de a favor del evangelio, y c] demuestra la fal­
pergaminos, papel y tinta; la arquitectura ex- sedad de la última causa posible para fun­
tremadamente avanzada en enormes templos, damentar de la violencia de la conquista en
palacios, puentes, fuentes, y la organización cuanto a salvar a las víctimas de los sacrificios
de la seguridad urbana, la impartición de jus- humanos, por ser contrario al derecho natural
ticia, la organización de archivos, etc. Era una y desde todo punto de vista injusto. Todo es
auténtica “república de indios” bajo el poder probado argumentativamente en voluminosas
del emperador (según el proyecto, pero siem- obras escritas en medio de continuas luchas
pre había intromisión de las autoridades me- políticas, desde una praxis valiente envuelta
nores, municipales, del cabildo, de las audien- en fracasos que no doblan su voluntad de ser-
cias, de las parroquias, etc., que los misioneros vicio a los injustamente tratados recién descu-
intentaban impedir). biertos habitantes del Nuevo Mundo: el otro
En 1564, con la “Junta Magna”, Felipe II de la modernidad naciente.
destruye la autonomía de esa experiencia utó- La vida de Las Casas puede dividirse en eta-
pica, y los virreyes y otras autoridades civiles pas que permiten descubrir su desarrollo teóri­
y eclesiásticas españolas penetran en las mi- co-filosófico. Desde su llegada al Caribe hasta
siones indígenas. Es ahora, para Mendieta, el el día de la ruptura con una vida de complici-
“reino de la plata”, el “cautiverio de Babilo- dad con los conquistadores (1502-1514); de
nia”, la soberanía de Mamón, la riqueza, la joven soldado de Velázquez en Cuba, hasta sa-
avaricia, la corrupción que aporta el coloniza- cerdote (ordenado en Roma en 1510), y como
dor europeo en las costumbres indígenas cris- cura encomendero en Sancti Spiritu, en abril
tianizados. Muchos indígenas pasan a las en- de 1514, donde lee el texto del Ben Sira 34, 20-
comiendas, a las haciendas, al trabajo de las 22, en celebración litúrgica pedida por el go-
minas (en el sur la mita), la explotación. De bernador: “Es inmolar al hijo en presencia de
esta manera se volvía, para Mendieta y Tor- su padre ofrecer en sacrificio lo robado a los
quemada, a la “esclavitud de Egipto”. pobres. El pan es la vida del pobre, quien se lo
el primer debate filosófico de la modernidad 61

roba es un asesino. Es matar al prójimo sus- dentemente regidas, proveídas y con justicia
traerle su alimento; es derramar su sangre pri- prosperadas […] (Apologética historia, proemio,
varlo del salario debido” (véase mi comentario Las Casas, B. de, 1957, vol. 3, pp. 3-4).
en Dussel, 2007b, ii, 5; pp. 179-193). Y en texto
autobiográfico escribió: Todas estas universas [sic] e infinitas gentes a
todo género crió Dios las más simples, sin malda-
Comenzó a considerar la miseria y servidumbre des ni dobleces, obedientísimas y fidelísimas a
—recuerda Bartolomé— que padecían aquellas sus señores naturales, sin rencillas ni bollicios
gentes [los indios] […] Aplicando lo uno [el texto [sic], que hay en el mundo (Brevísima relación de
semita] a lo otro [la realidad del Caribe] determi- la destrucción de las Indias, Las Casas, B. de,
nó en sí mismo, convencido de la misma verdad, 1957, vol. 5, p. 136).
ser injusto y tiránico todo cuanto acerca de los
indios en estas Indias se cometía (Historia de las Prueba entonces que en muchos aspectos
Indias, libro iii, cap. 79; Las Casas, B. de, 1957, eran superiores a los europeos, y ciertamente
vol. 2, p. 356). desde un punto de vista ético. Por ello no pue-
de soportar, y estalla en inmensa cólera, al ver
Y aquel filósofo de la primera hora refiere la brutalidad con la que los modernos euro-
todavía: peos han destruido a esas “infinitas gentes”:

En confirmación de lo cual todo cuanto leía ha- Dos maneras generales y principales han tenido
llaba favorable y solía decir e afirmar, que, desde los que allá han pasado, que se llaman cristianos
la primera hora que comenzó a desechar las ti- [y no lo son en los hechos], en extirpar y raer de la
nieblas de aquella ignorancia, nunca leyó en li- faz de la tierra a aquellas miserandas naciones. La
bro de latín o razón o auctoridad [sic] para pro­ una, por injustas, crueles y sangrientas guerras, la
bar y corroborar la justicia de aquestas indianas otra, después que han muerto todo los que po-
gentes, y para condenación de las injusticias que drían anhelar o suspirar o pensar en libertad,9 o
se les han hecho y males y daños (ibid., p. 357). en salir de los tormentos que padecen, como son
todos los señores naturales y los hombres varones
De 1514 a 1523 son años de viajes a Espa- (porque comúnmente no dejan en las guerras la
ña, consejos con Cisneros (regente del reino), vida sino los mozos y las mujeres), oprimiéndoles
con el rey, de preparación para la fundación con la más dura, horrible y áspera servidumbre en
de una comunidad pacífica de campesinos es- que jamás hombres ni bestias pudieron ser pues-
pañoles que habrían de compartir la vida con tos (Brevísima relación…, p. 137).
los indios en Cumaná (el primer proyecto de
colonización pacífica), del posterior fracaso y En 1537 —un siglo antes de El discurso del
su retiro en Santo Domingo (véase Dussel, método de Descartes—,10 escribe Del único
1977, pp. 142 ss.). La nueva etapa (1523-1539) modo (Del único modo de atraer a todos los
serán largos años de estudio, el comienzo en pueblos a la verdadera religión). Con esa obra
1527 de la Historia de las Indias, libro que en mano emprendió la predicación pacífica de
debe ser leído bajo la óptica de una filosofía de los pueblos indígenas que recibirán el nombre
la historia nueva, y la monumental Apologéti­ de Vera Paz en Guatemala. Lo que más llama
ca historia, donde comienza la descripción del la atención de la parte del libro que nos ha
desarrollo ejemplar y el tipo ético de vida de llegado (sólo los capítulos quinto al séptimo)11
las civilizaciones amerindias, contra las críti- es la potencia del escritor, el entusiasmo por el
cas acerca de su barbarie. En resumen: tema, la enorme bibliografía con que debió de

Han publicado que no eran gentes de buena ra- 9


Considérese que Bartolomé está describiendo la
zón para gobernarse, carecientes de humana po- “dialéctica del señor y del esclavo”.
licía y ordenadas repúblicas […] Para demostra­ 10
Descartes fundamentará la ontología moderna en
ción de la verdad que es en contrario, se traen y el abstracto y solipsista ego cogito. Bartolomé en cambio
fundamenta la crítica ético-política de dicha ontología
copilan [sic] en este libro [innúmeros ejemplos].
desde la responsabilidad por el otro, al que debe argu-
Cuanto a la política, digo, no sólo se mostraron mentos para demostrar la propia pretensión de verdad.
ser gentes muy prudentes y de vivos y señalados 11
Que completan 478 páginas en la edición mexica-
entendimientos teniendo sus repúblicas […] pru- na de 1942.
62 primera parte: periodos

contar en la ciudad de Guatemala en ese mo- tad” (ibid., pp. 303-304), contar con la libre
mento. Es una impresionante obra intelectual. voluntad del oyente para que sin coacción
Con precisa lógica, con increíble conocimien- pueda aceptar la razones racionalmente. Es
to del texto semita, de la tradición griega y la- evidente que el temor, el castigo, el uso de las
tina de los padres de la iglesia y de la filosofía armas y la guerra son los medios más alejados
latino-medieval, con un imperturbable sentido de una tal justificación.
de las distinciones, va agotando los argumen- Bartolomé tiene claridad de que la impo­
tos con profusa cantidad de citas, que aún hoy sición de una teoría al otro por la fuerza, por
en día sería de envidiar en un prolífico y cui- las armas, era la mera expansión de “lo Mis-
dadoso escritor. Tenía Bartolomé 53 años, una mo” como “lo mismo”. Era la inclusión dia­léc­
población de conquistadores en contra, y un tica del otro en un mundo extraño y como ins­
mundo indígena maya que desconocía en con- trumento, como alienado (véase Dussel, 1983,
creto, pero que respetaba como a un igual. Es pp. 295 ss.).
un manifiesto de filosofía intercultural, de pa- Por el contrario, Las Casas se propone un
cifismo político y crítica certera de la guerra acto de reconocimiento: en el otro como otro
justa en la modernidad (desde la conquista de (porque si no se afirma la igual dignidad del
América Latina —que anticipa la de América Otro y se cree en la honestidad de su interpe-
del Norte, África y Asia— y las guerras colo- lación, no hay posibilidad de acuerdo racional
niales, hasta la guerra del Golfo o de Afganis- ético), en la pretensión de la aceptación por el
tán o Irak en nuestros días). Sería de utilidad Otro de la propuesta de una nueva doctrina, lo
que los dirigentes europeos y norteamericanos que exige por parte del Otro también un acto
releyeran esa obra cumbre del pensamiento la- de aceptación. Para ello es necesario que el
tinoamericano. otro sea libre, que acepte voluntariamente las
El argumento central es filosóficamente for­ razones que se le proponen.
mulado de la siguiente manera: Habiendo practicado en Vera Paz el méto-
do pacífico de adoctrinar a los mayas, parte
El entendimiento conoce voluntariamente cuan- después de muchas luchas a España y logra la
do aquello que conoce no se le manifiesta in­ promulgación de las Leyes nuevas de 1542, en
mediatamente como verdadero, siendo entonces las que se suprimían paulatinamente las en­
necesario un previo raciocinio para que pueda comiendas en todas las Indias. Son épocas de
aceptar que se trata en el caso de una cosa verda- muchos escritos en defensa del indio. Es nom-
dera […] procediendo de una cosa conocida a brado obispo de Chiapas, pero debe renunciar
otra desconocida por medio del discurso de la poco después ante la violencia de los conquis-
razón (Del único modo, cap. 5, 3, Las Casas, B. tadores (no sólo contra los mayas, sino igual-
de, 1942, p. 81). mente contra el obispo).
Desde 1547 se instala en España, pero atra-
Aceptar como verdadero lo que dice el otro vesará todavía varias veces el océano. Es allí
significa un acto práctico, de fe en el otro que donde redacta muchas de sus obras maduras.
me dice algo verdadero, y esto “porque el en- En 1550 se enfrenta a Ginés de Sepúlveda en
tendimiento es el principio del acto humano Valladolid, el primer debate público y central
que contiene la raíz de la libertad […] Efecti- filosófico de la modernidad. La perenne pre-
vamente, la razón toda de la libertad depende gunta va a ser: ¿Qué derecho tiene Europa de
del modo de ser del conocimiento, porque en dominar colonialmente a las Indias? Una vez
tanto quiere la voluntad en cuanto el entendi- resuelto el tema (que filosóficamente refuta
miento entiende” (ibid., p. 82). Habiéndose convincentemente Las Casas, pero que fraca-
adelantado en siglos a la ética del discurso, re- sa rotundamente en la práctica moderna de
comendó por ello “estudiar la naturaleza y las monarquías absolutas y del sistema capita-
principios de la retórica” (ibid., cap. 5; p. 94). lista articulado al colonialismo), la moderni-
Es decir, el único modo de atraer a los miem- dad nunca más se preguntará por este derecho
bros de una cultura extraña a una doctrina a la dominación de la periferia, hasta el pre-
para ellos desconocida es aplicando el arte de sente. Ese derecho a la dominación se impon-
convencer con “un modo persuasivo, por me- drá como la naturaleza de las cosas. Toda la
dio de razones en cuanto al entendimiento, y filo­sofía moderna posterior se desarrollará te-
suavemente atractivo en relación con la volun- niendo como un supuesto oculto la imposibi-
el primer debate filosófico de la modernidad 63

lidad racional de fundamentar ética y políti­ para hacer una guerra justa contra los euro-
ca­mente la expansión europea, lo que no se peos modernos invasores.
opone a que se imponga el hecho incontrover- El argumento llega al paroxismo al enfren-
tible de haber construido un sistema mundial tar la objeción más difícil que propone Ginés
sobre dicha dominación. La primera filosofía de Sepúlveda, quien justifica la guerra de los
moderna de la modernidad temprana tenía to- españoles para salvar la vida de las víctimas
davía conciencia de la injusticia cometida y inocentes de los sacrificios humanos a los dio-
refutó su legitimidad. ses aztecas. Las Casas razona de la siguiente
Queremos por ello volver sobre dos argu- manera:
mentos racionales que prueban la injusticia
de la expansión colonial de la modernidad. [Los] hombres, por derecho natural, están obliga-
Refutando que la falsedad de sus ídolos pudie- dos a honrar a Dios con los mejores medios a su
ra ser causa de guerra para exterminarlos, alcance y a ofrecerle en sacrificio las mejores co-
Bartolomé argumenta así: sas […] Ahora bien, corresponde a la ley humana
y a la legislación positiva determinar qué cosas
Dado que ellos [los indios] se complacen en man- deban ser ofrecidas a Dios; esto último se confía
tener […] que, al adorar sus ídolos, adoran al ver­ ya a la comunidad entera […] La propia naturale-
dadero Dios […] y a pesar de la suposición de que za dicta y enseña […] que a falta de una ley positi-
ellos tienen una errónea conciencia, hasta que no va que ordene lo contrario deben inmolar incluso
se les predique el verdadero Dios con mejores y víctimas humanas al Dios, verdadero o falso, con­
más creíbles y convincentes argumentos, sobre to­ siderado como verdadero, de manera que al ofre-
do con los ejemplos de su conducta cristiana, cerle la cosa más preciosa, se muestren especial-
ellos están, sin duda, obligados a defender el culto mente agradecidos por tantos beneficios recibidos
a sus dioses y a su religión y a salir con sus fuerzas (Las Casas, B. de, 1989, pp. 155-156, 157 y 160).
armadas contra todo aquel que intente privarles
de tal culto […] están así obligados a luchar con­ De nuevo puede verse, como siempre, que
tra éstos, matarlos, capturarlos y ejercer todos los al otorgar al otro la pretensión de verdad (“fal-
derechos que son corolario de una justa guerra, de so, considerado [por ellos, mientras no se prue-
acuerdo con el derecho de gentes (Las Casas, B. be lo contrario] como verdadero”), llega Bar-
de, 1989, p. 168). tolomé a lo que podríamos llamar “el máximo
de conciencia crítica posible para un europeo
Este texto muestra muchos niveles filosófi- en Indias” —que no es todavía la conciencia
cos a analizar. Lo esencial es que se otorga al crítica del indio oprimido mismo—, y es tan
indio una pretensión universal de verdad (ya original el argumento que, confiesa después:
que desde su perspectiva “adoran al verdadero “[…] tuve y probé muchas conclusiones que
Dios”), lo que no quiere decir que Las Casas antes de mí nunca hombre osó tocar o escribir,
mismo no tenga por su parte igual pretensión y una de ellas fue no ser contra la ley ni razón
(ya que Las Casas opina que es “errónea con- natural […] ofrecer hombres a Dios, falso o
ciencia”). Las Casas otorga dicha pretensión a verdadero (teniendo al falso por verda­dero) en
los indios porque no han recibido “creíbles y sacrificio” (Carta a los dominicos de Guatemala
convincentes argumentos”. Y como no los han de 1563, Las Casas, B. de, 1957, vol. 5, p. 471).
recibido, tienen todo el derecho se afirmar sus Con esto concluye que la preten­sión de Ginés
convicciones, defenderlas hasta la posibilidad de justificar la conquista para salvar la vida de
de una guerra justa.12 Es decir, se invierte la las víctimas humanas de los sacrificios no sólo
prueba. No es que su “barbarie” justifique que no prueba lo que se propone, sino que se mues-
se les haga guerra justa, sino que, por tener tra que los indígenas, al considerar dichos sa-
“dioses verdaderos” (mientras no se pruebe lo crificios como lo más digno de ofrecer, según
contrario), son ellos los que tienen motivos sus convicciones (que no han sido refutadas
con convincentes argumentos), tienen el dere-
cho, si se les impidiera por la fuerza no reali-
12
Si aplicamos tan clara doctrina al caso de la con-
zarlos, de entablar una guerra, ahora “guerra
quista de Nueva Inglaterra, y de allí en adelante hasta en
la actual Guerra de Irak podrá entenderse que los pa- justa”, contra los españoles.
triotas que defienden su tierra están justificados por el En filosofía política, además, un siglo antes
argumento lascasiano. Véase Dussel, 2007c, p. 299. que T. Hobbes o B. Spinoza, define su posición
64 primera parte: periodos

en favor del derecho del pueblo (en este caso gió al principio (Tratado de las doce dudas, primer
del pueblo indio) ante las instituciones vigen- principio; Las Casas, B. de, 1957, vol. 5, p. 492).
tes, incluso ante el rey mismo, cuando no se
cumplen las condiciones de la legitimidad ni Cuando se afirma que el pontífice romano
se respeta la libertad de los miembros de la re- o los reyes hispánicos, bajo la obligación de
pública. En ocasión de que los encomenderos “la predicación del evangelio”, se otorgaban
de Perú deseaban pagar un tributo al rey para un “derecho sobre la cosas (iure in re)” (De
prácticamente apropiarse para siempre de los thesauris, Las Casas, B. de, 1958, p. 101) —so-
servicios de los indios, Bartolomé escribió De bre los indios—, Bartolomé anota de nueva
regia potestate, que debe relacionarse a De the­ cuenta que dicho derecho sólo operaba in po­
sauris y al Tratado de las doce dudas. En la pri- tentia mientras no mediara un consenso por
mera de dichas obras nos dice: parte de los indios (como “derecho a las co-
sas” [ius ad rem]) para operar in actu, y como
Ningún rey o gobernante, por muy supremo que no ha existido tal consentimiento, la conquis-
sea, puede ordenar o mandar nada concerniente ta es ilegítima. Por lo que concluye de manera
a la república, en perjuicio o detrimento del pue- certera:
blo (populi) o de los súbditos, sin haber tenido el
consenso (consensu) de ellos, en forma lícita y Es obligado pues el rey, nuestro señor, so pena de
debida. De otra manera no valdría (valet) por de- no salvarse, a restituir aquellos reinos al rey Tito
recho […] Nadie puede legítimamente (legitime) [así era llamado un Inca todavía en vida], suce-
[…] inferir perjuicio alguno a la libertad de sus sor o heredero de Guayna Cápac y de los demás
pueblos (libertati populorum suorum); si alguien Incas, y poner en ello todas sus fuerzas y poder
decidiera en contra de la común utilidad del pue- (De Thesauris, p. 218).
blo, sin contar con el consenso del pueblo (con­
sensu populi) serían nulas dichas decisiones. La Se trata de la obra racionalmente más ar-
libertad (libertas) es lo más precioso y estimable gumentada del comienzo de la modernidad,
que un pueblo libre puede tener (De regia potesta­ de la primera filosofía moderna, que refutaba
te, párr. 8; Las Casas, B. de, 1969, pp. 47 y 49). minuciosamente las pruebas que se enuncia-
ban en favor de una justificación de la expan-
Esto atentaba contra la pretensión del rey sión colonial de la Europa moderna. Se trata,
de ejercer un poder absoluto. Las Casas tiene como hemos intentado probar, del primer an­
claro que la sede del poder reside en el pueblo, tidiscurso de la modernidad (antidiscurso él
entre los súbditos (no sólo entre los reinos que mismo filosófico y moderno), dentro de cuya
firmaban el pacto con el rey o la reina de Cas- tradición habrá siempre representantes en to­
tilla), y por ello la legitimidad de las decisio- da la historia de la filosofía latinoamericana a
nes políticas se fundaban en el previo consen- través de los cinco siglos siguientes.
so del pueblo. Estamos en el primer siglo de la El antidiscurso filosófico crítico de Las Ca-
modernidad temprana, antes de que se conso- sas será usado por los rebeldes de Los Países
lide como obvio y universal el mito de la mo- Bajos para emanciparse de España a comien-
dernidad europea como civilización que ejerce zos del siglo xvii; nuevamente será leído en la
el poder universal sobre las colonias y el globo revolución norteamericana de emancipación
(el ius gentium europeum de Carl Schmitt) de- contra Inglaterra; en la independencia de las
finitivamente fetichizado en la Filo­sofía del de­ colonias latinoamericanas de 1810, y en otros
recho de Hegel (véase Dussel, 2007, párr. 10.3, procesos de transformación profunda en el
pp. 380 ss.). Explica Bartolomé de Las Casas: continente. Derrotado políticamente su filoso-
fía irradiará hasta el presente.
Todos los infieles, de cualquier secta o religión que
fueren […] cuanto al derecho natural o divino, y el
que llaman derecho de gentes, justamente tienen nuevos desarrollos de la primera filosofía
y poseen señoría sobre sus cosas […] Y también de la modernidad
con la misma justicia poseen sus principados, rei-
nos, estados, dignidades, jurisdicciones y seño- El impacto de la invasión moderna de Améri-
ríos. El regente o gobernador no puede ser otro ca, de la expansión de Europa en el occidente
sino aquel que toda la sociedad y comunidad eli- del Atlántico, produjo una crisis en el antiguo
el primer debate filosófico de la modernidad 65

paradigma filosófico, pero todavía sin formu- los criollos (hijos de españoles nacidos en
lar de manera explícita otro enteramente nuevo América) y los pueblos originarios amerin-
—co­mo lo propondrá, partiendo de los desa- dios. Como ha probado Aníbal Quijano,14 era
rrollos del siglo xvi, René Descartes. Debe indi- el modo habitual clasificatorio social en la
carse que la producción filosófica del siglo xvi modernidad temprana. El mestizo y la raza
en España y Portugal estaba diariamente ar­ africana no tenían la misma dignidad. Por
ticulada a los acontecimientos atlánticos, con ello, en los colegios y en las haciendas jesuitas
la apertura de Europa al mundo. La Península había esclavos africanos que trabajaban para
Ibérica era el territorio europeo que vivía la lograr beneficios que se invertían en las misio-
efervescencia de los descubrimientos inespe- nes de indios.
rados. Llegaban noticias permanentemente de Josué de Acosta será un intelectual de la
las provincias de ultramar, de la América his- primera hora de los jesuitas en Perú.
pana y Filipinas, para España; de Brasil, África Por su parte, la Península Ibérica tuvo un
y Asia, para Portugal. Los profesores univer­ desarrollo simultáneo, porque en los hechos
sitarios de filosofía de Salamanca, Valladolid, la América ibérica colonial y España y Portu-
Coimbra o Braga (que desde 1581, por la uni- gal metropolitanos formaban un mundo filo-
dad de Portugal y España, funcionaban como sófico que se influía de manera continua y mu­
un solo sistema universitario) tenían alumnos tuamente. Veamos algunos de esos grandes
que provenían de esos territorios o partirían a maestros de la filosofía de la primera moder-
ellos, y los temas relacionados con esos mun- nidad temprana, que abrirán el camino a la
dos les eran inquietantes y conocidos. Ningu- segunda modernidad temprana (la del Ams-
na universidad del norte de los Pirineos tenía terdam de Descartes y Spinoza, hispano o se-
en Europa tal experiencia mundial. La llamada fardita en muchos aspectos).
segunda escolástica no era un simple repetir lo No puede dejarse de lado a Pedro de Fonse-
ya dicho en la Edad Media latina. La irrupción ca (1528-1597), que fue uno de los creadores,
en las universidades de una orden religiosa en Portugal, de la llamada escolástica barroca
completamente moderna, pero no simplemen- (1550-1660).15 De 1548 a 1551 estudió en Coim­
te por estar influida por la modernidad sino bra, donde comenzó a enseñar desde 1552.
por ser una de las causas intrínsecas de ella Los Comentarios a la Metafísica de Aristóteles
misma,13 los jesuitas, impulsa a los primeros es su obra más famosa. Sus escritos fueron pu-
pas­os de una filosofía moderna en Europa. blicados, en repetidas ediciones (hasta 36 ve-
Interesa a una historia de la filosofía lati- ces sus comentarios a la Metafísica), en Lyon,
noamericana el pensamiento filosófico de la Coimbra, Lisboa, Colonia, Venecia, Maguncia
nueva orden moderna de los jesuitas fundada o Estrasburgo. Pero aunque no fue obra perso-
en 1539, llegando a Brasil en 1549 y a Perú en nal de Fonseca, él formó el equipo de jesuitas
1566, cuando la conquista y la organización (entre los que se encontraban Marcos Jorge,
institucional colonial de las Indias se había Cipriano Soares, Pedro Gomes y Manuel de
establecido definitivamente. Ellos ya no pusie- Góis) que se pro­puso modificar completamen-
ron en cuestión el orden vigente establecido te la ex­po­­­­si­ción de la filosofía, de manera más
de dominación colonial. Se ocuparon, en cam- pedagó­­gica, incorporando los descubrimien-
bio, de las dos razas “puras” del continente: tos re­cientes, criticando los métodos antiguos
e innovando en todas las materias. El curso
comenzó a editarse en 1592; fueron ocho vo-
13
Si R. Descartes pasa por ser el filósofo moderno lúmenes que se concluyeron en 1606, bajo el
que impone un nuevo modelo o paradigma filosófico, no
título de Comentarii Colegii Conimbricensis,
debe olvidarse que fue alumno de los jesuitas en La Flè-
che y discípulo de la problemática que se discutía en tex­to imprescindible para los estudiosos de la
torno al método que se enseñaba en dicha escuela. Estu-
dió lógica desde 1610 en la llamada Lógica mexicana de
Antonio Rubio (véanse las diversas referencias a este fi- 14
Véase el capítulo 14.1 de esta obra.
lósofo en esta obra), y su primer lectura filosófica fue las 15
Véase Ferrater Mora, 1963. La segunda escolástica
Disputationes metaphysicae de Suárez. Los jesuitas rá­ en su sentido más tradicional es ya clásica en la obra de
pidamente llegan a tener casi el monopolio de la ense- Juan de Santo Tomás, Cursus philosophicum (1648),
ñanza de la filosofía en Europa latina, porque el protes- que de todas maneras tiene todavía una claridad y pro-
tantismo germano se inclinaba a dar mayor importancia fundidad excepcionales, que irán decayendo con el pa-
a la teología exclusivamente. sar de las décadas.
66 primera parte: periodos

filosofía en toda Europa (Descartes o Leibniz, nocer algo, luego yo soy) (véase Bueno, F.,
por ejemplo, alabaron su consistencia). 2005, p. 328). En el ambiente filosófico del si-
Por su parte, Francisco Suárez (1548- glo xvi un cierto escepticismo de lo antiguo
1617), de la misma orden y con el mismo im- abría las puertas al nuevo paradigma filosófi-
pulso renovador, dio remate a la obra de sus co de la modernidad del siglo xvii. En realidad
predecesores. Fue profesor en Salamanca des- todas esas expresiones de conciencia de sí (o
de 1570, y también en Coimbra y Roma. Sus autoconciencia) se referían en último término
Disputationes metaphysicae (1597) puede con- a un texto clásico de Aristóteles: la Ética a Ni­
siderarse la primera ontología moderna. Dejó cómaco, en el cual se inspirarán Agustín de
de lado el modo de exposición de los Comen­ Hipona y, posteriormente, entre otros, René
tarios a Aristóteles, y por vez primera expuso Descartes:
un libro sistemático que marcará a todas las
ontologías posteriores (la de Baumgarten, Ch. El que ve siente (aisthánetai)16 que ve, el que oye
Wolff —y, por su intermedio, Kant—, Leibniz, [siente] que oye, el que camina [siente] que cami-
A. Schopenhauer, hasta M. Heidegger o X. Zu- na, y así en las restantes cosas sentimos (aistha­
biri). Tuvo un ejemplar espíritu de indepen- nómenon) lo que operamos. Por ello podemos
dencia, usó a los grandes maestros filósofos sentir (aisthanómeth’) que sentimos (aisthanóme­
pero no se atuvo nunca a uno solo de ellos. tha) y conocer (noômen) que conocemos. Pero
Después de Aristóteles y Tomás de Aquino, fue sentimos y pensamos porque somos, porque ser
Duns Escoto el que más lo inspira. La obra (eînai) es sentir y pensar.17
tiene un orden sistemático. En las 21 prime-
ras Disputas trata la ontología. La influencia de estos autores en la Europa
Por su influencia sobre R. Descartes, y por central y en los Países Bajos fue determinante
su originalidad, habría que nombrar a Fran- al comienzo del siglo xvii. Ellos rompieron la
cisco Sánchez (1551-1623), pensador portu- estructura del antiguo paradigma (árabe-lati-
gués que escribió una obra innovadora: Quod no del medievo).
nihil scitur (Que nada se sabe), aparecida en
Lyon en 1581, reeditada en Frankfurt en 1628, bibliografía: Apel, K.-O. y Dussel, E., 2005; Bue-
de donde quizá Descartes pudo tomar algunas no, F., 2005; Cayota, M., 1990; Damasio, A., 1994;
ideas para su obra cumbre. Se proponía llegar Dussel, 1977, 1983, 1992, 2006, 2007, 2007b,
por la duda a una certeza fundamental. La 2007c; Fernández de Navarrete, M., 1825; Ferra-
ciencia fundamental es la que puede probar ter Mora, J., 1963; Frank, A.G., 1990; Ginés de
que nihil scimus (nada sabemos): “Quod ma- Sepúlveda, J., 1967; Las Casas, B. de, 1942, 1954,
gis cogito, magis dubito” (cuando más pienso, 1957, 1969, 1989; Mayor, J., 1510; Mendieta, J.
más dudo). El desarrollo posterior de una tal de, 1993; Menzies, G., 2003; Montaigne, 1967;
ciencia debía ser, primero, Methodus sciende Phelan, J., 1956; Recopilación de las Leyes de los
(el método de conocer), después: Examen re­ Reynos de las Indias, 1943; Schmitt, C., 1979; Tor­
rum (la observación de las cosas); en tercer quemada, J. de, 1975.
lugar: De essentia rerum (la esencia de las co-
sas). Por ello, aunque “scientia est rei perfecta
cognitio” (la ciencia es el conocimiento perfec­
to de la cosa), en realidad nunca se alcanza.
De la misma manera Gómez Pereira, judío
sefardita converso nacido en Medina del Cam-
po escribió una obra científico-autobiográfica
(como El discurso del método), siendo un fa-
moso médico y filósofo que estudió en Sala-
manca, que tiene el extraño título de Antonia­ 16
Es un acto de la “sensibilidad” para el Estagirita, y
na Margarita, opus nempe physicis, medicis ac hoy igualmente para A. Damasio, quien recuerda que el
theologis…, donde leemos, después de poner cogito es un “feeling” (Damasio, A., 1994).
17
EN, ix, 9; 1170a 29-34. Esta autoconciencia de los
en duda, como los nominalistas, todas las cer-
actos humanos era denominada por los estoicos synaís­
tezas, aquello de: “Nosco me aliquid noscere, thesis (Arnim, J.V., 1964, vol. 2, pp. 773-911), llamada
et quidquid noscit est, ergo ego sum” (Conoz- por Cicerón tactus interior. Es toda la cuestión de las
co que conozco algo, y el que es capaz de co- “hight self-consciousness” de Edelman.

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