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La explicación

Por Paula Roich

L as secuencias textuales que mayormente circulan en el espacio


académico son las explicativas y las argumentativas. Aquí nos centraremos
en las secuencias explicativas.

Antes de abordar el tema que desarrollaremos en este capítulo debemos


trazar algunas distinciones con respecto a una expresión que, por lo
general, se vincula con el término de explicación. Nos referimos a la
exposición. ¿Se trata de dos sinónimos? ¿Es lo mismo explicar que
exponer? En principio deberíamos preguntarnos en qué se diferencian
ambos conceptos. Algunos autores sostienen que los textos expositivos,
a diferencia de las secuencias explicativas y argumentativas, no poseen
una estructura constante o prototípica. Esto se debe a que las exposiciones
incluyen una amplia variedad de géneros discursivos1, tales como la guía
telefónica, las entradas léxicas de los diccionarios, las ponencias o
conferencias pronunciadas en congresos, las descripciones sobre el
aparato psíquico, entre otros. Por otra parte, si bien ambos tipos de
secuencias tienen en común la transmisión de un conjunto de
información acerca de un tema, se diferencian con respecto a la
intencionalidad que presenta cada una. Mientras que los textos
expositivos se limitan a presentar el contenido informativo, las
explicaciones, además de brindar ese conocimiento, expresan la voluntad
de desplegar una serie de mecanismos adicionales que faciliten la
comprensión de lo que se está exponiendo. En este sentido podemos
decir que la explicación se caracteriza por la voluntad de dar a conocer
un determinado saber acerca de un objeto, hecho o relación al tiempo
que presenta un desarrollo o una expansión del tema. El acento no está
puesto sólo sobre el objeto a explicar sino que también se tiene en cuenta
al destinatario. De esta manera, dado el carácter pedagógico del discurso
explicativo, el enunciador hará uso de recursos didácticos para acercar
el saber al receptor. Por eso se dice que, implícita o explícitamente, las
explicaciones siempre parten de un problema que el desarrollo del texto
se encargará de dilucidar. Debido a que no es muy frecuente encontrar
textos expositivos “puros”, esto es, carentes de alguna variedad de
estrategia explicativa, muchos prefieren hablar de textos expositivo-
explicativos (Alvarez Angulo, 2001).

Exposición Explicación
Ofrecen información sobre un tema
Intencionalidad:
- solo presenta el contenido - facilitar la compresión.
informativo. - Desarrollo o expansión del tema.
- Se tiene en cuenta al destinatario.

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Situaciones en las que se requieren explicaciones

En ámbitos como la escuela o la universidad, cuando no se comprende


la exposición de algún tema, los alumnos solicitan una explicación
diferente o alternativa. Los docentes, a la vez, también hacen uso de
las explicaciones para exponer una teoría o al preparar previamente
sus clases. Esto último demuestra que quien explica tiene en cuenta
distintos aspectos que hacen posible acercar un determinado
conocimiento a su destinatario. En estos casos, los alumnos preguntan
a quienes consideran que están autorizados para responder. A
diferencia de lo que sucede con los individuos en la vida cotidiana, el
docente responderá desde un determinado marco teórico y justificará
sus aserciones a partir de un conocimiento avalado institucionalmente
por la comunidad científica.
Algo similar es lo que sucede en la ciencia. La actividad
científica tiene su base en un planteo constante de interrogantes que,
en la mayoría de los casos, nunca se contestan de forma completa.
Podemos decir que la curiosidad y la formulación de preguntas
constituyen el origen de la ciencia y, al mismo tiempo, las que hacen
posible que ésta perdure y se desarrolle. Esto se debe a que una
respuesta, muchas veces, genera más preguntas de las que se habían
planteado al principio. Al mismo tiempo, en el ámbito científico, cada
respuesta esbozada es tomada como una verdad parcial, que intenta
dar cuenta de un aspecto determinado desde una cierta postura teórica.
Como estudiantes universitarios, es importante que puedan reconocer
el valor relativo de las afirmaciones puesto que –como observamos–
la ciencia avanza como resultado de la puesta en práctica de una
actividad de cuestionamientos permanentes.
Las explicaciones, entonces, tienen lugar cuando no se
comprendió algo en su totalidad o si el docente prevé que determinados
tópicos podrían presentar dificultades para su comprensión. Por otra
parte, también se desarrollan cuando la respuesta que nos ofrecieron
no fue satisfactoria y eso nos generó más curiosidad o si no tenemos
conocimiento acerca de algo en particular. En todos estos casos
planteamos una serie de preguntas: ¿por qué?; ¿para qué?; ¿cómo?;
¿cuál es la diferencia entre...?; ¿qué es? Cada una de ellas permite
delimitar el tema con claridad, buscar fuentes de información y
diferenciar los aspectos constitutivos de aquello que queremos aclarar.
De este modo, podemos decir que las explicaciones siempre se inician
con una pregunta que dará lugar a la expansión de un tema para que
se comprenda mejor. Asimismo, las preguntas se formulan a quienes
consideramos que están capacitados para respondernos puesto que
tienen una “autorización social”. De todas maneras, como hemos dicho,
hay que tener en cuenta que esto no significa que quienes respondan
tienen posesión de un saber absoluto imposible de cuestionar o que
las preguntas planteadas son las últimas o definitivas.

Usos de la explicación

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Puesto que las preguntas son inherentes a la curiosidad humana, las
explicaciones tendrán lugar en cualquier contexto en el que se formule
un interrogante del tipo de los que mencionamos antes y, al mismo
tiempo, exista algo o alguien con la intención de responderlo. De esta
forma, tanto los diccionarios como las entradas enciclopédicas
constituyen un conjunto de explicaciones elaboradas para responder
preguntas. Asimismo, los medios de comunicación presentan
explicaciones constantemente. Por ejemplo, en algún programa de
investigación periodística se pueden explicar los diversos intereses
involucrados en el comercio de la venta de armas, así como en un canal
de cocina se ofrecerán explicaciones sobre cómo cocinar una torta.
También en la universidad circulan asiduamente las explicaciones de
diverso tipo. Como ya dijimos, cuando en una clase un profesor expone
oralmente una teoría científica deberá desplegar una serie de habilidades
explicativas a fin de facilitar su comprensión.

La explicación en el discurso académico

De acuerdo con todo lo que se mencionó hasta el momento, podríamos


pensar que la explicación es un procedimiento o recurso del lenguaje
bastante regular en las distintas áreas de la actividad humana. Sin
embargo, debemos establecer una diferenciación entre la noción
ordinaria del término y las características constitutivas del concepto
que manejaremos en el ámbito académico. En términos generales –y a
diferencia de las explicaciones características de los medios de
comunicación o las que circulan a diario en nuestra vida cotidiana– la
explicación en el discurso académico debe ser rigurosa y exhaustiva.
Esto es así, entre otras cosas, porque el contexto universitario constituye
un espacio de circulación, intercambio y producción de conocimientos
científicos tanto en el transcurso de la carrera como a través de las
actividades y publicaciones que generan sus miembros. Por todo esto,
las afirmaciones que se emitan en este contexto deben estar justificadas
desde alguna posición teórica, rasgo que dará lugar al despliegue de un
conjunto de operaciones explicativas para garantizar su recepción y
validar la aserción.

Situación de comunicación

La situación comunicativa en la que surgen las explicaciones puede


caracterizarse como asimétrica en la medida en que aquel a quien va
dirigida la explicación desconoce total o parcialmente aquello que se le
va a explicar. Por el contrario, el emisor de la explicación –que, en tanto
enunciador del discurso, es denominado por algunos autores
“explicador”– tiene posesión de un saber que, una vez explicitado en el
desarrollo explicativo, permitirá la transformación de ese desequilibrio
inicial en una relación de simetría. Por este motivo, se dice que el emisor
de la explicación está autorizado para cumplir ese rol.

Géneros explicativos

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En determinados géneros discursivos, propios del ámbito académico,
como las monografías, los informes de lectura y los textos científico-
teóricos que conforman la bibliografía de las distintas materias,
predominan las secuencias expositivo-explicativas y las
argumentativas. A diferencia de los textos con preponderancia de
secuencias argumentativas, que suelen orientarse hacia la creación de
nuevos saberes, aquellos en los que predominan las secuencias
expositivo-explicativas, por el contrario, presentan una tendencia a
la consolidación de saberes legitimados socialmente. En este sentido,
lo que se pretende explicar goza del estatuto de verdadero y no es
puesto en duda por el destinatario del texto. De esta manera, la figura
del explicador se construye en el discurso o en el texto como un sujeto
transparente, objetivo, que no falseará los contenidos que pretende
explicar.

Estructura textual

Desde el punto de vista de su estructura, las explicaciones se presentan


como la respuesta a un hecho que se percibe como problemático. Tal
circunstancia se plantea en el texto por medio de un interrogante,
que puede figurar en forma explícita o implícita. El desarrollo de la
explicación surge como respuesta a esa situación problemática inicial.
Es por eso que se dice que la explicación transforma el objeto inicial
en otro más accesible para el destinatario.

La secuencia explicativa no posee, como otro tipo de


secuencias, una estructura estable. Sin embargo, en su mayoría, suele
presentar una introducción del problema que se abordará más adelante
o, en algunos casos, también un marco que especifique los términos
teóricos de la disciplina desde la cual será abordado el problema. Esto
dependerá, en gran medida, de la situación comunicativa en la que
tenga lugar el desarrollo de la explicación. Por ejemplo, si se quiere
explicar a algún lector no experto qué transformaciones surgieron en
el objeto de estudio de la lingüística a partir de Saussure, habrá que
contextualizar el problema desde un punto de vista histórico, explicitar
qué tipo de estudios se privilegiaban en el ámbito de la lingüística
para analizar el lenguaje, qué metodología se utilizaba y qué diferencia
presenta esta nueva disciplina respecto de las anteriores.

En un segundo momento de la secuencia textual se plantea el


interrogante que dará lugar al desarrollo explicativo. Como ya se dijo,
esa pregunta puede estar formulada en forma explícita o presentarse
implícitamente, caso este último en que el lector deberá reponerla en
su tarea interpretativa.

Las siguientes frases constituyen ejemplos de preguntas


directas:

“¿Cuáles son las condiciones de construcción del pensamiento formal?”


“¿Qué es, en efecto, la personalidad, y por qué su elaboración final no tiene
lugar hasta la adolescencia?”

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“Ante todo ¿a qué llamaremos equilibrio en el terreno psicológico?”
(Jean Piaget, Seis estudios de psicología, Barcelona, Planeta-Agostini,
1964).

“¿Dónde comienza la filosofía? Comienza, creo, con una experiencia de


desengaño, tanto religioso como político. Esto es, se podría decir que la filosofía
comienza con dos problemas: 1) el desengaño religioso provoca el problema
del sentido, para decirlo con todas las palabras: ¿cuál es el sentido de la vida
ante la ausencia de toda creencia religiosa?; y 2) el desengaño político provoca
el problema de la justicia, más específicamente: ¿qué es la justicia y cómo
puede devenir efectiva en un mundo violentamente injusto? En este libro
enfoco el tema desde el punto de vista del desengaño religioso, el cual, de
todos modos, se vinculará con los temas éticos y políticos, pero de una manera
oblicua.”
(Simon Critchley, “Muy poco … casi nada. Muerte, filosofía, Literatura”
en Marta López Gil, Zonas Filosóficas. Un libro de fragmentos, Buenos
Aires, Biblos, 2000).

Por otra parte, un interrogante implícito puede darse de la


siguiente manera:

“La teoría cuántica, en contraste con la teoría de la relatividad, se ocupa


principalmente de las cosas más pequeñas acerca de las cuales puede haber
conocimiento, a saber, los átomos y su estructura.” (Bertrand Russell, El
conocimiento humano, Barcelona, Planeta–Agostini, 1976).

En este caso, el interrogante puede ser reconstruido como ¿cuál


es el objeto de estudio de la teoría cuántica o de qué se ocupa la teoría
cuántica?

Un tercer momento, el de la explicación propiamente dicha,


comprende todo el desarrollo explicativo que se presenta como respuesta
al problema planteado. Al finalizar el texto, el explicador puede incluir
una conclusión o evaluación de lo que se desarrolló previamente.
Cuando en la práctica universitaria los alumnos deben realizar
informes de lectura o monografías es conveniente que los pasos
recientemente mencionados se respeten en su totalidad. Un error
frecuente que cometen los estudiantes en sus primeros años consiste en
creer que quien va a leer sus textos ya conoce todo acerca del tema, por
lo que no resulta necesario confeccionar una introducción, explicitar
determinados conceptos, desarrollar los temas que se exponen y arribar,
cuando fuera necesario, a algún tipo de conclusión. En este sentido es
importante tener en cuenta que al elaborar un trabajo o un parcial, el
alumno no se dirige al docente, aunque sea éste quien los corrige, sino a
un lector virtual. Puesto que la escritura es un instrumento que no circula
sólo en el ámbito cerrado correspondiente a la interacción docente-
alumno sino que también constituye una práctica social más amplia,
resulta de suma utilidad desarrollar prácticas de escritura que respondan
a la necesidad de problematizar los distintos aspectos que se deben
desplegar a la hora de escribir.
Una manera de desarrollar la competencia de lectura y
producción de textos consiste en explicitar y tomar conciencia de los

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distintos aspectos que caracterizan los diferentes tipos de secuencias
(ver capítulo 5). Con respecto a las explicativas, conviene en primer
término respetar, como ya se dijo, la estructura completa de la
secuencia. Por lo tanto lo mejor será elaborar, antes de lo que se
denomina la escritura propiamente dicha, un plan de texto (ver
capítulo 3) que responda a esa ordenación. Dado que la explicación
consiste fundamentalmente en brindar una respuesta a una situación
considerada problemática, en el momento de elaborar su desarrollo
puede resultar útil formular una serie de preguntas para luego
comprobar si lo que se escribió constituye un conjunto de respuestas
correctas. Al mismo tiempo habrá que estar atento a las estrategias
que se utilizan para ampliar el desarrollo explicativo.

Construcción del enunciador

A diferencia de la argumentación (ver capítulo 7), en la explicación,


el enunciador se construye como un observador objetivo. Por este
motivo las secuencias expositivas se caracterizan por la ausencia de
marcas de subjetividad (ver capítulo 2). En ellas predominan, sobre
todo cuando la explicación es escrita, la tercera persona gramatical,
las construcciones impersonales2 y las nominalizaciones3. Estas últimas
son dos formas de construcción sintáctica que se caracterizan por
ocultar los agentes de los verbos y son utilizadas en la explicación
porque en este tipo de secuencia textual el énfasis no está puesto en
quién realiza la acción sino en los procesos mismos. Asimismo, es
frecuente el uso de una primera persona del plural, puesto que es un
recurso retórico que permite indicar la pertenencia del enunciador a
la comunidad académica o científica. De este modo, se crea una ilusión
de objetividad que refuerza la imagen de autoridad y sinceridad del
explicador a la vez que se marca una distancia afectiva entre el que
enuncia y el objeto de su explicación.
De todas maneras, es importante señalar que, aunque exista
un ocultamiento de las huellas del sujeto de enunciación y se
reproduzca “explicativamente” un tema, el enunciador también evalúa.
Esto es así porque el objeto a explicar está seleccionado desde un
determinado criterio y adaptado a las exigencias de la situación
comunicativa en la que se inscribe. En función de esto, el sujeto que
escribe seleccionará determinados fragmentos informativos y omitirá
otros, establecerá una reorganización jerárquica de los contenidos
escogidos, mientras que dejará una fracción a cargo del destinatario
como presupuesta. Por este motivo, algunos autores sostienen que la
explicación es “un tipo de persuasión” (Zamudio y Atorresi, 2000)
que se propone mostrar ciertos aspectos de los objetos para hacer creer
una determinada verdad sobre los mismos.

La polifonía

En los textos explicativos, como también en los argumentativos, es


muy frecuente la remisión a otras voces. Dado que este tema se
desarrollará en el capítulo “La Polifonía en el discurso académico”
(ver capítulo 9), mencionaremos aquí brevemente el uso de la inserción

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de la palabra del otro en las secuencias explicativas. Esta inclusión se
puede realizar mediante el uso de citas textuales o a través de la cita
indirecta. Las secuencias explicativas se caracterizan por mantener una
distancia nítida entre la voz del explicador y las palabras que cita. Por
otra parte, las fuentes se indican con precisión ya sea en las notas al pie
de página, por medio de la nota final o a través del sistema autor-año.
De esta manera, el destinatario de la explicación no sólo podrá identificar
al autor de la cita sino también localizar el texto en el cual figura el
fragmento mencionado. Este recurso permite, entre otros, mantener el
efecto de objetividad característico de la explicación o exposición.

“[...] Estos autores partían de una crítica frontal a la conceptualización


conductista. En sus propias palabras: “resulta muy razonable insertar entre el
estímulo y la respuesta un poco de juicio. Y para colocarlo allí, no hay necesidad
de pedir disculpas, puesto que ya estaba en ese sitio antes de que llegara la
psicología.”
(Zamudio y Atorresi, 2000).

“De manera resumida, puede decirse que Miller, Galanter y Pribram (1960),
partiendo de la noción de esquema –que toman directamente de Bartlett (1932)–
y apoyándose en buena medida en los pioneros intentos de Newell, Shaw y
Simon (1958), sin olvidar la aportación de Chomsky (1957), llegan a la formación
de algunos conceptos esenciales en nuestra disciplina que, aunque son
ampliamente conocidos, no podemos por menos de recordar [...].”
(Mario Carretero, Introducción a la Psicología Cognitiva, Buenos Aires,
Aique, 1997).

Estrategias explicativas

Para que la explicación tenga éxito y cumpla su objetivo, esto es,


transformar el objeto inicial en otro más accesible a la competencia del
destinatario, el explicador deberá desplegar una serie de estrategias. En
este apartado nos ocuparemos de algunos de los recursos explicativos o
modos de progresión textual más frecuentes en este tipo de secuencia.

-El ejemplo:

El ejemplo es un recurso explicativo que permite ilustrar un concepto


que se supone demasiado abstracto. Por ese motivo puede ser considerado
como una operación de “concreción” puesto que, al mismo tiempo que
muestra de manera más simple lo que se afirma en el concepto, también
lo singulariza al presentar un caso particular.

Suele presentarse luego de determinados conectores (ver capítulo 4),


como el clásico “por ejemplo” u otros del tipo “a saber”, “como ser”,
entre otros. También los dos puntos introducen ejemplos y, a veces,
pueden enunciarse encerrados entre paréntesis.
Por medio de su utilización, el explicador asegura que su discurso
sea comprendido correctamente por el destinatario y hace posible un
camino para el acceso a un conocimiento más abstracto.

“Conceptos genéricos. Es cierto que también puede darse una representación


individual con determinación conceptual, por ejemplo la de una personalidad

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histórica, como Bismark, o la de un hecho, como la Revolución Francesa.
Pero usualmente se designa con la expresión concepto una representación
universal, es decir, tal que su significación consiste en que expresa algo común
que comprende muchas representaciones individuales [...] El medio más
conocido de formar conceptos y el único atendido antes es el de la
consideración comparativa de varias representaciones individuales. Si se
comparan entre sí, por ejemplo, un cierto número de animales particulares,
se encuentra que difieren en un número de propiedades, llamadas notas en
lógica; por ejemplo, sexo, tamaño, figura, etcétera, pero que coinciden en
otro cierto número de notas.”
(Rudolf Lehmann, Introducción a la Filosofía, Buenos Aires, Losada,
1958).

-La definición:

La definición es otro recurso explicativo muy frecuente en los textos


académicos. Definir consiste en brindar el significado de una palabra
o expresión. Existen diversos tipos de definición pero la mayoría se
caracteriza por presentar dos términos unidos entre sí por verbos que
indican denominación. Los más frecuentes son “se denomina”, “se
llama”, “se define”, aunque a veces suele usarse el verbo “ser” en
presente atemporal, como “es” o “son”. La relación que se establece
entre ambas afirmaciones es la de equivalencia.
El explicador suele recurrir a las definiciones cuando considera
que el destinatario no posee la competencia suficiente sobre el término
en cuestión o éste no es muy accesible para la correcta comprensión
del tema. También puede utilizarse para reducir o eliminar la
ambigüedad que presentan determinados elementos léxicos. Por todo
esto se dice que la definición es una operación de ampliación:

“[...] El etnocentrismo es definido como la actitud de un grupo que consiste


en atribuirse un lugar central en relación con los otros grupos, en valorizar
positivamente sus realizaciones y particularismos, y que tiende hacia un
comportamiento proyectivo con respecto a los grupos de afuera, que son
interpretados a través del modo de pensamiento del en-grupo [...]”

“El nacionalismo es una ideología integradora cuya unidad de referencia es


la Nación constituida en Estado [...] En este sentido, el nacionalismo es un
‘estado de espíritu’ cuya primera preocupación es asegurar la independencia
y afirmar la grandeza de una Nación apoyándose sobre un sistema de valores
considerado como superior a, o al menos diferente de, el de otras naciones.”
(Dominique Perrot y Roy Preiswerk, Etnocentrismo e Historia,
México, Nueva Imagen, 1979).

-La analogía:

La analogía es otra estrategia explicativa que permite aclarar un


concepto o una idea a partir una operación de similitud entre dos
estructuras. Su fórmula más general puede enunciarse de la siguiente
manera: A es a B como C es a D. En la estructura o superficie textual
siempre debe estar presente el vocablo “como” u otro con significado
equivalente. Los elementos que se encuentran antes del “como”
conforman el tema y los que se ubican a la derecha forman parte del
foro
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(Zamudio y Atorresi, 2000).

A es a B “como” C es a D
tema foro

De forma similar al ejemplo, en la analogía se ponen en relación


dos instancias que pertenecen a esferas separadas, dado que la situación
problemática que corresponde al tema, por lo general de naturaleza más
abstracta, es aclarada mediante la semejanza que se plantea en el foro,
cuyos contenidos forman parte de la información más conocida por el
oyente y atañen al orden de lo concreto.
Otra particularidad que presenta este tipo de estrategia
explicativa consiste en el tipo de relación que se establece entre el tema
y aquello que se expresa en el foro. A diferencia de la que se presenta en
la definición, en la analogía las dos estructuras no manifiestan una
relación de equivalencia. Podemos decir que un chico se parece a su
padre pero no que el padre se parece a su hijo. En este tipo de recurso
explicativo la vinculación presente entre las dos instancias es de
semejanza:

“Me parece que no es de ninguna manera improbable que las tendencias


virtuosas se hereden, en mayor o menor grado. Pues, sin mencionar las diversas
disposiciones y hábitos que transmiten a su progenie muchos de sus animales
domésticos, he oído de casos auténticos en los que aparece con frecuencia, en
familias de las clases superiores, el deseo de robar y una tendencia a mentir.
Como el robo es un delito raro en las clases ricas, la tendencia que aparece en
dos o tres miembros de esas familias no puede explicarse por pura coincidencia.
Si las malas tendencias se transmiten, es probable que también se transmitan
las buenas.”
(Charles Darwin, El Origen del Hombre, Barcelona, Petronio, 1973).

-La metáfora:

La metáfora fue definida tradicionalmente como una figura del discurso


que consiste en la sustitución de un elemento por otro diferente. Otros
autores la caracterizan como una analogía condensada puesto que
consideran que es el resultado de la fusión de un elemento del foro con
otro que pertenece al tema. En tanto recurso explicativo, la metáfora
actúa como enlace o puente entre los conocimientos previos de los que
dispone el destinatario y aquello que forma parte de lo desconocido o
ignorado por el sujeto. Por este motivo, y de la misma forma que el
ejemplo, la metáfora permite una entrada a las operaciones más abstractas
del pensamiento.
Hay que tener en cuenta que tanto la metáfora como la analogía
no son definiciones. Como hemos visto se trata de tácticas explicativas
que el enunciador utiliza para que determinados aspectos conceptuales
se comprendan mejor. Así, cuando se emplea una metáfora, no quiere
decir que el objeto reemplazado sea aquel que se expresa mediante la
sustitución. Muchos estudiantes confunden el valor comparativo que
supone la utilización de este recurso con el significado literal de las
expresiones que lo componen.

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Para ilustrar esto veamos específicamente la interpretación
que realizó un alumno respecto de la siguiente metáfora:

“La desocupación, una endemia social”


(Juan Carlos Jiménez, “La desocupación, una endemia social” en La
Nación, 2003).

Se trata del título de un editorial del diario La Nación. Este ejemplo


no presenta una sustitución sino que los dos elementos están presentes.
En términos generales, la metáfora puede entenderse como una
comparación encubierta. Se diferencia de esta última porque, en la
superficie textual, este tipo de figura no posee el nexo comparativo
“como”. En el fragmento mencionado se presenta una equiparación
entre la desocupación y una endemia. Puesto que las endemias son
enfermedades propias de un lugar, que atacan habitualmente en ciertas
épocas, es posible inferir que la desocupación presentaría, según este
enunciador, un comportamiento similar. Con respecto a esta figura,
en un parcial, un alumno sostuvo que “La desocupación es una endemia
que enferma a toda la sociedad”. [La cursiva es nuestra].
En este caso, como ya dijimos, el error consiste en homologar
la comparación encubierta que se expresa en la metáfora con el
significado del término.

-La paráfrasis:

El uso de esta estrategia explicativa es muy habitual en el discurso


académico ya que ofrece una visión alternativa de ciertos aspectos
temáticos.
La paráfrasis es una operación de reformulación en la medida
en que implica transformar las palabras dichas por otra persona en un
enunciado diferente sin que se altere el contenido semántico original.
Esta clase de operación explicativa puede realizarse en distintos niveles.
Esto quiere decir que es posible parafrasear tanto una frase como una
oración aislada, un discurso o un texto. De esta manera, una expresión
como Sigmund Freud puede representarse como el fundador del
psicoanálisis. Aquí, ambas construcciones tienen el mismo contenido
semántico puesto que las dos significan lo mismo. Sin embargo, el
modo o la manera en la que se trasmite esa información es diferente
en cada una. Por otra parte, las paráfrasis (ver capítulo 9: “La polifonía
en el discurso académico”) también pueden ser textuales. Así, diversos
textos pueden ser una paráfrasis de otros o presentar el mismo tema
central reformulado. Conviene destacar que, en ambos casos, se deben
establecer las relaciones lógico semánticas correspondientes al sentido
del texto fuente.
Por lo general, este tipo de operación está precedida por los
que se denominan conectores parafrásticos (ver capítulo 4). Entre los
más frecuentes podemos mencionar: o sea, en otras palabras, es decir,
vale decir. Estos nexos se usan para aclarar, simplificar y desarrollar
lo que el enunciador supone que el lector del texto puede no
comprender:

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“Chomsky distingue dos tipos distintos de universales, los formales y los
sustantivos. Una teoría de los universales sustantivos afirmará que los elementos
lingüísticos de cierto tipo deben, para cualquier lengua, ser extraídos de un
conjunto fijo de tales elementos. Es decir, los universales sustantivos no son
conjuntos de elementos todos los cuales hayan de aparecer en todas las lenguas,
sino conjuntos de elementos a los cuales pertenecen los elementos de ese tipo
que aparecen en todas las lenguas. O dicho de otra forma: para cada conjunto
de elementos, si estos son efectivamente universales, no habrá lengua alguna
en la que haya elementos que no pertenezcan al conjunto, pero puede haber
elementos del conjunto que no se encuentren en algunas lenguas. Digámoslo
aún de otra manera: para todo conjunto de elementos de cierto tipo, este
conjunto es un conjunto de universales sustantivos si, para cualquier lengua,
los elementos de ese tipo que en ella aparecen constituyen un subconjunto de
aquellos.”
(José Hierro Pescador, Principios de Filosofía del Lenguaje, Madrid,
Alianza, 1980).

Como resultado de la puesta en práctica de todos los recursos


mencionados, el objeto de la explicación se transforma en otro con
características más simples, se resignifica y adquiere nuevas posibilidades
de relación con otros conocimientos. Al mismo tiempo, la competencia
del destinatario también se verá alterada. En este sentido podríamos
decir que la explicación produce una doble transformación puesto que
al tiempo que modifica el objeto explicativo también opera sobre las
estructuras cognitivas del receptor al permitir una vía a un determinado
saber que, hasta ese momento, estaba muy distante.

Modos de estructurar la información en las secuencias explicativas

En el desarrollo de una explicación, como en todo texto, el escritor ordena


la información de manera jerárquica en función del lector a quien se
dirige y del tema que tratará. De esta manera, el contenido informativo
que se desea expandir puede desplegarse de diferentes modos.
Mencionaremos aquellos que más se emplean en el discurso académico:

-La narración cronológica:

En la narración cronológica se expone la sucesión de determinados


hechos ordenados a partir de un eje temporal. Suele predominar en los
relatos históricos, aunque también es frecuente que se utilice como marco
de algún trabajo para especificar los antecedentes de lo que se va a
presentar más tarde. Asimismo, los antropólogos hacen uso de la trama
narrativa cuando relatan las características de una determinada cultura
y los psicólogos, al exponer el caso clínico del cual elaborarán un análisis.
Es importante destacar que los acontecimientos narrados deben
vincularse mediante nexos que indiquen relaciones de causa y efecto.
Por ejemplo, un enunciado como “X renunció a la candidatura; el pueblo
festejó” no presenta una cohesión textual que permita otorgarle un
sentido a la frase. Para que esta afirmación pueda ser comprendida será
necesario explicitar por qué la renuncia a la candidatura provocó que el
pueblo reaccionara positivamente (en este caso, presumiblemente, el
candidato no representaría los intereses nacionales). De todas maneras,
las relaciones causa-efecto no son simples. Esto quiere decir que pueden

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ser reduccionistas si no se presenta una complejización de los
fenómenos expuestos. Por lo general, un determinado hecho no es la
consecuencia de un único acontecimiento sino que deben tenerse en
cuenta diversos factores simultáneamente.

“El padre me informó de que tanto él como su familia habían hecho en B.


íntima amistad con un matrimonio residente allí desde varios años atrás: los
señores de K. La señora de K. le había cuidado durante su última más grave
enfermedad, adquiriendo con ello un derecho a su reconocimiento, y su
marido se había mostrado siempre muy amable con Dora, acompañándola
en sus paseos y haciéndole pequeños regalos, sin que nadie hubiera hallado
nunca el menor mal propósito en su conducta. Dora había cuidado
cariñosamente de los dos niños pequeños de aquel matrimonio, mostrándose
con ellos verdaderamente maternal. Cuando, dos años antes, el padre y la
hija vinieron a visitarme, a principios de verano, estaban de paso en Viena
y se proponían continuar su viaje para reunirse con los señores de K. en un
lugar de veraneo situado a orillas de uno de nuestros lagos alpinos. El padre
se proponía regresar al cabo de pocos días, dejando a Dora en casa de sus
amigos por unas cuantas semanas. Pero cuando se dispuso a retornar a Viena,
Dora declaró resueltamente su deseo de acompañarle, y así lo hizo. Días
después explicó su singular conducta, contando a su madre, para que esta a
su vez lo pusiese en conocimiento de padre, que el señor K. se había atrevido
a hacerle proposiciones amorosas durante un paseo que dieron a solas.”
(Sigmund Freud, “Análisis fragmentario de una histeria” en Obras
completas de Sigmund Freud, Tomo Vll, Barcelona, Losada, 1997).

-La comparación y el contraste:

En este tipo de estructura se confrontan dos o más conceptos,


características u opiniones. Hay que destacar que cada una de las
instancias que se comparen deben vincularse de alguna manera. No
será admisible un escrito que exponga, por ejemplo, dos posturas
contrapuestas sin que se indique explícitamente en qué consisten las
similitudes y las diferencias entre ambas. La comparación y el contraste
constituyen un mecanismo explicativo muy frecuente en los géneros
académicos puesto que al mismo tiempo que se presentan los diversos
conceptos se precisan y esclarecen las particularidades de cada uno.

“Sin embargo, el racismo es, en este sentido, un fenómeno mucho más


complejo que el etnocentrismo. Desempeña una mayor variedad de
funciones, tales como el mantenimiento de privilegios en el empleo y de
salarios bajos, el acaparamiento de tierras y de recursos naturales, etc.
Hay, sin duda, un lazo de parentesco entre el etnocentrismo y el racismo.
Se puede comprobar, en principio, un isomorfismo de los comportamientos
etnocéntricos y racistas. Pasando de los más inofensivos a los más agresivos,
los dos tipos de actitudes pueden efectivamente manifestarse en los siguientes
comportamientos: conocimiento del grupo de afuera; segregación física del
grupo de afuera; persecución y exterminio. La discriminación cultural o
etnocéntrica consiste en cerrarse sistemáticamente a la influencia del sistema
de valores de un grupo de afuera, mientras que la discriminación racial trata
de evitar los casamientos mixtos, compartir la vivienda, el trabajo en común,
etc. Asimismo, ‘el exterminio cultural’, o etnocidio, consiste en quitarle a
un grupo todas sus características culturales sin aniquilar al grupo mismo,
mientras que el exterminio racial, que es una forma de genocidio, es nada
menos que la eliminación física del grupo.”

62
(Dominique Perrot y Roy Preiswerk, Etnocentrismo e Historia, México,
Nueva Imagen, 1979).

-La escritura analítica:

La escritura analítica se caracteriza por abordar un tema con profundidad


y explicitar cada una de las partes que lo componen. En este sentido
implica la elaboración de una serie de preguntas que permitan la
ampliación y la profundización del objeto analizado. Puesto que el
análisis supone la expansión de ese objeto, este tipo de escritura es una
herramienta explicativa que ofrece un saber adicional basado en
operaciones de justificación, crítica e imaginación. Por ejemplo, un
estudiante de crítica literaria no puede limitarse a declarar que una
determinada novela es “linda” o “es interesante”, puesto que eso implica
una valoración personal, sino que deberá establecer alguna hipótesis de
lectura –que surgirá como consecuencia de su lectura crítica– para luego
respaldarla mediante justificaciones. Es importante tener en cuenta que
esta fundamentación debe realizarse desde el saber académico y no a
partir del punto de vista personal. Esto no significa que en el ámbito
universitario los juicios individuales carezcan de valor sino que, para
ser legitimados, deben integrarse en un sistema conceptual más amplio.

“Mi tema es ‘el delito’. Pero no uso la palabra solamente en sentido jurídico
sino entre comillas, en sentido metafórico y en todos los sentidos del término,
porque mi campo es la ficción, ‘los cuentos de delitos’ sexuales, sociales,
nacionales, raciales, políticos, económicos, religiosos, de profesionales, oficios
y estados. El delito en la ficción puede afectar al conjunto de diferencias porque
en realidad funciona como un instrumento (teórico, si se quiere) que sirve
para trazar límites, diferenciar y excluir: una línea de demarcación que cambia
el estatus simbólico de un objeto, una posición o una figura. Si está de un lado
del límite la figura puede ser sublime; si está del otro, cae y se degrada.” [...]

“En el vasto mundo de los cuentos de delitos, desde fin del siglo XlX hasta
hoy, aparece un caso específico de relación entre crimen y género femenino
en la literatura argentina. Es el ‘cuento’ de las mujeres que matan hombres
para ejercer una justicia que está por encima del estado, y que parece condensar
todas las justicias, y me gustaría titularlo ‘Para una historia popular de algunas
criminales latinoamericanas’.
‘Mujeres que matan’: no solo indica una acción femenina en delito, sino que
es sobre todo una expresión que se refiere a un tipo de mujer que produce en
los hombres una muerte figurada porque tiene algo, armas. La metáfora está
inscripta en la lengua: una matahombres, una killer woman. Ciertas
formaciones lingüísticas con marcas de delito constituyen relatos e historias,
y también constituyen ‘la realidad’ misma: el derecho, la medicina, la vida
cotidiana, el erotismo. Un tipo de ‘delito’ femenino inscripto en la lengua,
puesto en relato, en cadena, y en una red de correlaciones: es lo que trataremos
de recorrer con ‘el cuento’.
Las mujeres que matan hombres aparecen a fin de siglo XlX en la literatura
argentina, junto con las prostitutas y las adúlteras. Aparecen en el primer año
de vida de Caras y Caretas y en el tono festivo del Buenos Aires de entonces
[...]”.
(Josefina Ludmer, El cuerpo del delito. Un manual, Buenos Aires, Perfil,
1999).

63
-La descripción:

En la descripción se presentan las características de las diferentes


partes que componen un determinado concepto, objeto, hecho o
individuo. Lo que se describe puede pertenecer tanto al mundo
objetivo y al orden de lo fenomenológico como a aspectos mucho
más abstractos. De esta manera, las descripciones sobre el proceso de
erosión de las rocas pertenecerán al primer grupo mientras que una
esquematización de las representaciones psíquicas de los significados
lingüísticos corresponderá al segundo aspecto mencionado.

“Los argot o hablas especiales son de varios tipos. El primer grupo que
podemos llamar dialectos subregionales o regionales se prestan para
comunicación en los mercados y como un medio de comunicación entre
los grupos. Se asemejan a los idiomas mercantiles de áreas de tribus en
cuanto muestran poca codificación y no son de gran prestigio. [...] El segundo
grupo de argot es el empleado por ciertos grupos sociales o profesionales al
cumplir con sus actividades especiales. Aquí podemos incluir el habla
especial de ciertos grupos de comerciantes, el argot de los ladrones y los
estilos literarios y de recitación propios de los narradores de cuentos
populares. La función social parece ser la de mantener exclusividad de grupo.
[...] La tercera categoría incluye los códigos sagrados y administrativos, los
cuales se distribuyen en regiones más vastas y geográfica y socialmente
más diversas que las del grupo anterior. Así, en Europa medieval, el latín se
usaba como idioma administrativo y sagrado en áreas de habla germánica,
romance y eslava [...].”
(Joshua Fishman, “Conservación y desplazamiento del idioma como
campo de investigación. (Reexamen)” en Paul Garvin y Yolanda Lastra
de Suárez, Antología de estudios de etnolingüística y sociolingüística,
México, UNAM, 1984).

Para simplificar la exposición hemos mencionado en forma aislada


diferentes modos de organizar la información en el discurso
académico. Sin embargo debemos señalar que un escrito no presenta
únicamente una sola de esas ordenaciones. Por el contrario, la trama
informativa de los textos universitarios se conforma a partir de la
coexistencia de diversas organizaciones estructurales. Puede ocurrir
que predomine una de ellas sobre todas las demás o que se distribuyan
de acuerdo con los requerimientos de las diferentes secciones en la
que se organice el trabajo.

A modo de síntesis presentamos un cuadro con los conceptos más


importantes del capítulo:

La explicación en el discurso académico


Situación comunicativa
* Momento inicial: asimétrica:
-Emisor: posee un saber. Autoridad.
-Destinatario: desconoce total o parcialmente el tema.
* Momento final: simetría. TRANSFORMACIÓN

64
Géneros discursivos: Monografías, informes de lectura, textos
científicos.
Estructura:
-Introducción.
-Planteo del interrogante (implícito o explícito).
-Desarrollo (respuesta al interrogante inicial). Incluye un
conjunto de estrategias explicativas: ejemplo, definición, analogía,
metáfora, paráfrasis.
-Conclusión.
Enunciador:
-Imagen de transparencia, sinceridad, autoridad.
-Ausencia de marcas de subjetividad: nominalizaciones,
oraciones impersonales, 3° persona gramatical, 1° persona del plural,
verbos en presente, pretérito perfecto compuesto y futuro imperfecto.
-Distancia afectiva entre el enunciador y el objeto de
explicación.
Polifonía:
-Uso de citas textuales y cita indirecta.
-Distancia nítida entre discurso citante y discurso citado.
-Indicación precisa de las fuentes.
Modos de organizar la información:
- La narración.
- La comparación y el contraste.
- El análisis.
- La descripción.

-Leer el siguiente texto:

Equidad con impuestos, no arancel

Por Juan Carlos Pugliese (h) *

“Vivimos un mundo gobernado por el valor del conocimiento en el


que se están estableciendo reglas a escala global que impactan sobre
los sistemas educativos y particularmente sobre la educación superior.
Junto con esto, la población reclama cambios en las universidades y,
al mismo tiempo que aumenta la demanda de mayor y mejor
educación para todos, se observa que el Estado cong ela su
participación en el financiamiento y que la oferta educativa se ha
distanciado del mundo del trabajo regido por las nuevas tecnologías
y condiciones laborales. Esto, además, se verificó en el marco del
empobrecimiento de grandes sectores de la población que, a la vez
que ven ahondarse la brecha económica, encuentran muy reducidas
sus oportunidades educativas, lo que refuerza las posibilidades de
consolidar situaciones de exclusión social y económica irreversibles.
La Argentina ha tenido ventajas relativas con respecto a otras naciones

65
de América Latina en materia educativa y universitaria. La ley 1420,
por ejemplo y por supuesto, la reforma universitaria de 1918, que
produjo cambios de vastos alcances regionales, reconocidos por la
UNESCO en 1998.
El problema crucial en toda sociedad democrática es el de la
igualdad de oportunidades para que los ciudadanos puedan
realizarse como individuos útiles más allá de sus fortunas personales
y familiares. En los países del llamado “Primer Mundo”, las
universidades, más allá de su condición estatal o privada, dependen
para su financiamiento primero de sustanciales subsidios y
secundariamente del arancelamiento. Con esos subsidios, el Estado
y las empresas impulsan a las universidades en su producción
científica y tecnológica para promover y afianzar la modernización,
las transformaciones socioculturales y la prosperidad material. Los
aranceles no son significativos en el conjunto de sus presupuestos
totales, valga como ejemplo el caso de la Universidad de Harvard
(EE.UU.) donde el ingreso por aranceles no excede el 4 por ciento
del presupuesto tota l. Por ello el recurren te tema del
arancelamiento en el debate universitario argentino desvía el foco
de atención de la cuestión sustancial: la del financiamiento que el
Estado y la sociedad están dispuestos a comprometer para garantizar
el normal funcionamiento y adecuado crecimiento de las
instituciones universitarias que deben comprometerse con
programas de reformas para mejorar su calidad y adecuar la
pertinencia de sus carreras a las demandas sociales. En tal sentido,
es obvio que los recursos destinados a las universidades estatales
deberán provenir, como ocurre hasta ahora, del presupuesto
nacional y la recaudación impositiva. Ese es el tema que debería
ocupar un lugar destacado en la agenda política y social del país.
En el futuro inmediato la sociedad deberá decidir cuánto de la carga
impositiva que grava sus patrimonios y consumos está dispuesta a
destinar a la educación en general y en la educación superior en
particular y para ello tendrá que tomar en consideración que Brasil,
nuestro principal socio del MERCOSUR, invierte anualmente solo
en una universidad –la de San Pablo– el equivalente al 90 por ciento
de todo el presupuesto universitario argentino que atiende a 41
instituciones universitarias repartidas por todo el territorio
nacional. Semejante desproporción evidencia el retraso
presupuestario de nuestra educación superior y la suicida actitud
de desentendernos del problema. Para que las universidades
cambien en la dirección que reclama el momento histórico se

66
necesita una sociedad civil que intervenga activamente en la
redefinición del papel del Estado y su relación con el mercado,
evitando que la lógica económica subordine y desvirtúe los fines
específicamente culturales y científicos que le dan contenido
académico a la educación superior. Este es el desafío del debate
necesario y urgente que incluye a todos los actores e instituciones
sociales con capacidad de intervención”.

(Juan Carlos Pugliese, “Equidad con impuestos, no arancel” en Página


12, Buenos Aires, febrero de 2003, p.15).

*Secretario de Políticas Universitarias. Ministerio de Educación.

-Elaborar la macroestructura del texto.

-Señalar las estrategias explicativas presentes en el texto (ejemplo,


definición, paráfrasis, etc.). Indicar en cada caso los conectores que las
introducen.

-Mencionar los tipos de estructuras textuales que posee el texto. Justificar.

-El siguiente texto es un resumen presentado por un alumno:

“El autor Juan Carlos Pugliese comienza realizando la actualización del


problema a plantear, el cual se basa en la mención de que vivimos en un
mundo gobernado por el valor del conocimiento, junto al hecho de que
la población reclama cambios en las universidades demandando mayor
y mejor educación para todos. Por otra parte J.C. Pugliese asevera que el
estado ha congelado su participación en el financiamiento educativo y
que la oferta educativa se ha distanciado del mundo del trabajo.
Luego de esta actualización. J.C. Pugliese plantea su tesis la cual se basa
en su visión de obviedad frente al hecho de que los recursos para sustentar
a la universidad estatal deben provenir del Estado, es decir, del
presupuesto nacional y la recaudación impositiva.
Para argumentar su tesis el autor menciona que en las universidades del
“Primer Mundo”, más allá de sus condiciones de estatales o privadas,
dependen para su financiamiento, primero de sustanciales subsidios y
en forma secundaria de aranceles dando como ejemplo la Universidad
de Harvard (EE.UU.) donde la recaudación arancelaria no supera al 4%
de presupuesto total.
Como solución, éste plantea la necesidad de una sociedad civil que
intervenga activamente en la redefinición del papel del estado y así
también la relación del mismo en cuanto al mercado. Asimismo también
propone un debate urgente y necesario que incluya todos los actores e
instituciones sociales con capacidad de intervenir.”

67
-Teniendo en cuenta que este género discursivo debe ser una
reformulación de un texto fuente, que implique una exposición y
una explicación del mismo, señalar las dificultades que presenta este
trabajo. Para esto, considere:

* El manejo de la polifonía en los textos expositivo-explicativos.


* La utilización de recursos o estrategias explicativas.
* El uso de la puntuación.
* Cohesión y coherencia.
* La estructura de las explicaciones.

Notas
1. Los géneros discursivos son variedades relativamente estables de enunciados que tienen en común
tanto características concernientes a aspectos temáticos, como aquellas vinculadas con lo estilístico y lo
estructural. Así, existen diversas clases, a saber, las recetas de cocina, las sentencias judiciales, el editorial
de un diario, una monografía, las entrevistas laborales, etc.
2. Las construcciones impersonales fueron caracterizadas por la tradición gramatical española como
oraciones sin sujeto (ni predicado). Las estructuras más frecuentes son aquellas que incluyen el verbo
haber y hacer en tercera persona del singular; las llamadas impersonales con se; y las que contienen
verbos referidos a fenómenos atmosféricos. Los verbos haber y hacer en tercera persona del singular,
pueden ser utilizados en construcciones impersonales:

Habrá elecciones.
n od

Hay un hombre en la esquina.


n od cl

Hace mucho frío.


n od

Las impersonales con se son construcciones en las que está ausente el sujeto nocional e incluyen
el elemento se antepuesto al verbo principal:

Se comió mucho en la cena.


v cc cl

Estas estructuras deben distinguirse de la pasiva con se, puesto que esta última también contiene
el elemento se en posición pre-verbal:

Se venden lechones.
v Suj.

Ambas construcciones se diferencian, fundamentalmente, porque en la pasiva con se es posible


transformar la oración en una construcción pasiva perifrástica, es decir, en una voz pasiva compuesta
por el verbo ser más un participio, por ejemplo: Lechones son vendidos. Como puede observarse, el
sujeto nocional lechones se mantiene tanto en la pasiva con se como en la perifrástica. Esto indica que
se trata de un sujeto y no de un objeto. Por el contrario, en las construcciones impersonales, el
complemento del verbo nunca es el sujeto. Por otra parte, resulta imposible parafrasear la oración por
su correspondiente oración pasiva perifrástica: * Fue comido mucho en la cena. Existe, además, una
distinción formal entre las pasivas con se y las impersonales, que tiene su base sobre la presencia de
concordancia o no-concordancia:
Se bailó mucho en la fiesta. (impersonal)

Se trataron las leyes en el congreso. (pasiva)

Como se ilustra en los ejemplos, en las oraciones pasivas existe una concordancia en número y
persona entre el verbo y el núcleo del sujeto, mientras que en las impersonales el giro concertado está
ausente.
Los verbos que indican fenómenos de la naturaleza, por su significado, no se refieren a ningún
sujeto. Por este motivo, son considerados por las gramáticas tradicionales como impersonales:

Llueve en Buenos Aires.


n cl

Nieva en la montaña.
n cl
3. Se denomina nominalización al proceso de conversión sintáctica que consiste en la transformación de
una palabra en un sintagma nominal, es decir, en una construcción cuyo núcleo es un sustantivo que
puede o no tener modificadores (artículos, adjetivos y sintagmas preposicionales). Por ejemplo, una oración
como El estado reprimió puede parafrasearse por medio de la nominalización (en este caso, del verbo).
Da como resultado: La represión del estado.

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